La Campaña De Los Andes Del General José De San Martín

Página creada Iñigo Garibay
 
SEGUIR LEYENDO
La Campaña De Los Andes Del General José
De San Martín
                                                                               Diego Alejandro Soria

El General San Martín

       El general José de San Martín, héroe nacional argentino, es uno de los grandes libertadores de
la América Española. Nacido en 1778 en territorio de las antiguas misiones jesuíticas de guaraníes,
de padres españoles, ellos lo llevaron a la Madre Patria, donde a los 11 años de edad se incorporó al
Ejército del Rey.
       En él sirvió durante 22 años, adquiriendo una amplia experiencia de guerra en los más
variados teatros de operaciones. A diferencia de los otros libertadores del continente, que fueron
generales improvisados y guerreros intuitivos, José de San Martín fue militar de escuela por
vocación.
       En 1811, al enterarse que había estallado la revolución en América del Sur, renunció a su
                                                                                                           1
carrera y a un futuro promisorio para regresar a su tierra natal a ofrecerle sus servicios en una guerra
de resultado incierto. En 1812 comenzó su actuación en el ejército de su patria creando el
Regimiento de Granaderos a Caballo, llamado a desempeñar un destacado papel en la guerra de la
independencia en territorio de seis naciones del continente. En 1814 ejerció el comando del Ejército
del Norte y en él concibió su Plan Estratégico Continental.

Plan Estratégico Continental

       Hasta entonces, los ejércitos patriotas procuraban recuperar el territorio del antiguo virreinato
del Río de la Plata, por lo cual se combatía en dos teatros de operaciones, la Banda Oriental (actual
Uruguay) y el Alto Perú (actual Bolivia). San Martín estaba convencido que los pueblos de la
América Española serían todos independientes o ninguno llegaría a serlo. Sostenía que el objetivo
debía ser el Perú, centro del poder realista en América del Sur, y que el camino para llegar a Lima
era por Chile.
       Cuando San Martín concibió su plan, Chile se había emancipado de la Corona, pero a fines de
ese año fue reconquistado por las fuerzas del virrey del Perú, lo que impuso un nuevo desafío. El
plan preveía cruzar la imponente cordillera de los Andes y derrotar al ejército realista de Chile y
continuar con una expedición anfibia al Perú. Una vez que su ejército hubiera desembarcado en las
costas peruanas, el Ejército del Norte debía efectuar desde territorio argentino una ofensiva a través
del Alto Perú para tomar a las fuerzas del virrey en un movimiento de pinzas.
       Para poder llevar a cabo su plan, San Martín logró ser nombrado gobernador de la provincia
de Cuyo, vecina a Chile, cargo que asumió en septiembre de 1814. Allí, sin descuidar el gobierno,
que fue muy positivo por el desarrollo de la producción agropecuaria y minera y por el mejoramiento
de la educación y la salud pública, dedicó sus principales esfuerzos a la creación del instrumento
para ejecutar su plan: el Ejército de los Andes.
       Una preocupación de San Martín era que su ejército no fuera una fuerza subversiva, sino que
perteneciera a una nación soberana, pero las Provincias Unidas del Río de la Plata no habían
declarado todavía su independencia. Por eso, a través de los diputados de su provincia, influyó en el
Congreso de Tucumán, que finalmente el 9 de julio de 1816 la proclamó solemnemente.

Ejército De Los Andes

       Pero el objetivo principal de sus desvelos era la formación del ejército y para lograrlo empleó
todos los recursos humanos y materiales de la provincia desde su llegada a ella. No dejó nada librado
                                                                                                          2
al azar al organizar sus fuerzas y prepararlas para la muy difícil misión a cumplir: la campaña de los
Andes. Por ello se ocupó detalladamente de los campos que hoy llamamos Personal, Inteligencia y
Logística, que estaban muy descuidados en las guerras de la independencia hispanoamericana.
       En el campo de Personal, San Martín contaba inicialmente con una sola unidad de línea: el
Batallón de Auxiliares Argentinos, que el gobierno había enviado a Chile en apoyo a su lucha por la
independencia y que, tras el triunfo realista, se replegó a Cuyo protegiendo la marcha al exilio de los
patriotas chilenos que procuraban escapar a las persecuciones de los vencedores.
       Por otra parte, las milicias existentes eran débiles, por lo cual San Martín estableció una
especie de servicio militar obligatorio, disponiendo un enrolamiento general. Ello le permitió contar
con suficientes milicias para dar seguridad a la provincia y para remontar los escasos cuerpos de
línea, que recibió del gobierno central.
       Así pudo formar un ejército integrado por 4 batallones de infantería, 5 escuadrones de
caballería y un batallón de artillería, con un total de 4.000 efectivos. A ellos hay que sumar 1.400
auxiliares pertenecientes a los servicios.
       San Martín prestó especial atención a la inteligencia y la acción psicológica, a través de la
que llamó “guerra de zapa”. Organizó un grupo de espías chilenos para recoger información de su
país y ejecutar tareas de captación de la población y para desprestigiar a las autoridades realistas.
También desarrolló un eficiente contraespionaje que le permitió neutralizar a muchos de los agentes
enemigos y obligarlos a transmitir la información que él les proporcionaba.
        Efectuó una reunión con los indígenas, a quienes pidió permiso para cruzar con su ejército
por su territorio (que en realidad no utilizaría), sabiendo que ellos informarían esto al comando
enemigo. También envió a Chile al jefe de sus ingenieros militares con una comunicación al
gobernador realista para que pudiera reconocer los caminos de marcha.
        El campo de la Logística fue uno de los pilares del éxito del cruce de la cordillera con su
ejército. Formó el primer servicio de intendencia que funcionó en el Ejército Argentino con criterio
moderno y en forma eficiente. Previó el abastecimiento de víveres para 5.400 hombres, llevando
ganado en pie, abundantes provisiones y hasta raciones de combate. Organizó servicios de
retaguardia para el abastecimiento de alimentos y también de forraje para los 1.600 caballos y 9.200
mulas que formaban parte del ejército. Todas las tropas, incluso la infantería, marcharon montadas
en mulas. Se instalaron depósitos adelantados y hasta se previeron otros por la ruta más corta para el
caso de una retirada.
        También en Cuyo se confeccionó el vestuario, abrigos y equipos para el ejército.
        En el campo de Arsenales, se fabricó munición y los elementos necesarios para transportar el
material pesado a través de la cordillera y se reparó el armamento. El ejército disponía de 18 piezas
                                                                                                         3
de artillería.
        San Martín organizó también un eficiente servicio sanitario. En Mendoza funcionaba un
hospital militar para evacuación y llevó en la columna principal un hospital móvil.
        Además instituyó un código de justicia militar y un servicio religioso con capellanes en los
cuerpos de tropa.
        El Ejército de los Andes quedó constituido con una adecuada proporción entre las distintas
armas y con más del 25% de sus efectivos correspondientes a los servicios logísticos, lo que le
aseguró el apoyo necesario. Estuvo dotado del armamento y equipos precisos para emprender la
campaña. Hasta entonces, ningún ejército de los que luchaban por la independencia
hispanoamericana había tenido un equipamiento tan completo en medios de combate y apoyo.

Campaña De Los Andes

        El plan de campaña contemplaba el cruce de la cordillera con una columna principal
constituida por el comando, 3 batallones, 5 escuadrones y 3 piezas de artillería por la ruta de Los
Patos, y la columna secundaria integrada por un batallón, una sección de caballería y 2 piezas de
artillería por la ruta de Uspallata. Ambas debían desembocar coordinadamente y reunirse en el valle
de Aconcagua. El grueso de la artillería y el material más pesado marcharían detrás de la columna
secundaria (por ser el pasaje más accesible). Además, 4 columnas menores cruzarían la cordillera al
norte y al sur de las dos mayores para engañar al enemigo sobre el lugar de ataque y obligarlo a
dispersar sus fuerzas.
       La columna principal del Ejército de los Andes debía recorrer 420 km a través de dos
cordones montañosos paralelos, escarpados y carentes de vegetación. No había caminos, solamente
tortuosas sendas que en muchos sectores bordeaban profundos precipicios. La ruta por la que
marchaban las tropas alcanzaba los 4.500 m sobre el nivel del mar. Los valles son áridos, sin ningún
producto y en esa época no había ningún tipo de población. Los cursos de agua son escasos y
correntosos. La temperatura en verano oscila entre los 30º C y -5º C, las nevadas son frecuentes y
abundantes en las alturas y los vientos llegan a alcanzar los 200 km/h.
       Ése era el obstáculo que debía vencer el general San Martín con su ejército; por eso antes de
la campaña había escrito a un amigo: “Lo que no me deja dormir, no es la oposición que puedan
hacerme los enemigos, sino el atravesar estos inmensos montes”.
       El 18 de enero de 1817 el ejército inició la marcha y las diferentes columnas sólo debieron
vencer débiles resistencias. Debido a la eficaz acción de inteligencia, el comando enemigo que
contaba con más de 5.000 combatientes, dispersó sus fuerzas en un frente muy amplio.
                                                                                                        4
       San Martín se había propuesto que todas las columnas del Ejército de los Andes
desembocaran en territorio chileno entre el 6 y el 8 de febrero, y que las dos columnas principales
efectuaran en esa oportunidad su reunión, con intención de buscar una batalla decisiva entre el valle
de Aconcagua y Santiago, a fin de tomar la capital.
       Esto se logró plenamente. El 8 de febrero las dos columnas principales se reunían en San
Felipe, culminando con toda precisión la invasión al territorio trasandino, realizada en un frente de
800 km en 20 días, franqueando una de las cordilleras más altas del mundo. Las previsiones tomadas
por el general San Martín permitieron lograr esta hazaña a un costo ínfimo: alrededor de 300 bajas.
       El capitán general de Chile, general Casimiro Marcó del Pont, recién el 10 de febrero
comprendió que la masa del ejército patriota se encontraba en el valle de Aconcagua y ordenó la
concentración de sus fuerzas, pero sólo pudo reunir 2.500 hombres que, a órdenes del brigadier
Rafael Maroto, ocuparon una posición en la cuesta de Chacabuco el 11 al atardecer.
       San Martín decidió atacar de inmediato, sin aguardar la llegada del grueso de su artillería,
antes que el enemigo recibiera los refuerzos que se acercaban. Tras rechazar esa noche la seguridad
que Maroto había adelantado, planeó el ataque en dos divisiones. La de la izquierda del general
Bernardo O´Higgins, debía efectuar un ataque frontal para fijar al enemigo en sus posiciones,
mientras la columna de la derecha del general Miguel Soler, ejecutaba el ataque principal sobre el
flanco y retaguardia de los realistas.
           Cuando O´Higgins enfrentó la posición enemiga en la mañana del 12, llevado por su valentía
y entusiasmo, no cumplió el plan que le imponía aferrar al enemigo y buscó lograr la decisión con
su sola división. La infantería realista, que ocupaba una fuerte posición, rechazó su ataque. Ello
produjo un momento de crisis que fue solucionado por San Martín, quien ordenó a Soler que
acelerara el avance de su columna. Tras eso, San Martín se puso a la cabeza de la caballería y cargó
al enemigo, al tiempo que la división de la derecha iniciaba el ataque al flanco. Esto definió la
batalla.
           El 14 de febrero el Ejército de los Andes entró en la capital chilena, donde se convocó una
asamblea para elegir al jefe del Estado.
           La elección recayó por aclamación en el general San Martín, pero él rechazó la designación y
propuso para el cargo a un chileno, su colaborador y amigo, el general O´Higgins quien, en su
primera proclama como gobernante expresó: “Nuestros amigos, los hijos de las Provincias Unidas
del Río de la Plata, de esa nación que ha proclamado su independencia como el fruto precioso de su
constancia y patriotismo, acaba de recuperarnos la libertad usurpada por los tiranos”. Y al dirigirse a
las otras naciones, les decía: “Ha sido restaurado el hermoso reino de Chile por las armas de las
                                                                                                          5
Provincias Unidas del Río de la Plata bajo las órdenes del general San Martín”.

Continuación De Las Operaciones

           Pero la victoria de Chacabuco no había terminado con el ejército realista de Chile. Los que
pudieron escapar del campo de la acción y las tropas que no llegaron a combatir en la batalla, se
refugiaron en el sur del territorio y reforzaron con milicias provinciales, impulsados por un jefe
enérgico y capacitado, el coronel José Ordóñez.
           En Santiago se formó un ejército chileno para ser empleado conjuntamente con el de los
Andes. Las fuerzas combinadas argentino-chilenas destacaron una división para operar en el sur de
Chile a órdenes del general O´Higgins, la que tras varios éxitos parciales, obligó a los realistas a
encerrarse en la fortaleza de Talcahuano.
           Pero como la escuadra realista dominaba el Océano Pacífico, el virrey del Perú envió
sucesivos refuerzos que permitieron que su nuevo comandante, el brigadier Mariano Osorio, quien
ya había reconquistado Chile en 1814, tomara la ofensiva a comienzos de 1818. San Martín, que
ejercía el comando de las fuerzas patriotas, ordenó a O´Higgins retirarse hacia el norte, mientras él
marchaba con la masa del ejército para reunírsele en el camino. Cuando la reunión se efectuó, los
realistas comenzaron a replegarse hacia el Sur, perseguidos por los patriotas, que buscaban la batalla.
       En la noche del 19 de marzo de 1818, mientras el Ejército Unido efectuaba un cambio de
emplazamiento fue sorprendido en Cancha Rayada por un audaz ataque comandado por el brigadier
Ordóñez, provocando su dispersión parcial y la pérdida de la mitad de su artillería. El general
O´Higgins resultó herido en la acción.
       San Martín se replegó a Santiago, donde desplegó una asombrosa actividad para reorganizar
el ejército e inculcarle la confianza y seguridad que habrían de llevarlo a la victoria.

Batalla De Maipú

       Tras el éxito en Cancha Rayada, el ejército realista avanzó lentamente hacia Santiago. El 5 de
abril, San Martín desplegó el Ejército Unido argentino-chileno en el llano de Maipú con su infantería
organizada en 2 divisiones en primera línea y una de reserva y la caballería en los flancos. Los
efectivos de ambos ejércitos eran similares, más de 5.000 hombres cada uno.
       Osorio esperó el ataque también con 3 divisiones en primera línea, pero sin constituir una
reserva. El ataque del Ejército Unido progresó de acuerdo a lo planeado, pero un contraataque que
                                                                                                          6
lanzó el valiente Ordóñez con su división, frenó a la izquierda patriota. Entonces San Martín empleó
oportunamente su reserva y esta acción definió la batalla. El ejército realista fue prácticamente
aniquilado.
       Al terminar la lucha, el general O´Higgins, convaleciente de su herida, llegó al campo de la
acción y abrazó a San Martín diciéndole: “Gloria al salvador de Chile”.

Consideraciones

       La campaña de los Andes culminada en la victoria de Chacabuco, cambió el panorama de la
guerra de la emancipación sudamericana. Consolidó la independencia argentina y frenó la amenaza
realista del Alto Perú al eliminar al enemigo que amenazaba su flanco occidental. Le dio la
independencia a Chile y se convirtió en el primer paso del derrumbe realista en el continente.
       Con esta campaña se puso punto final a la improvisación bélica y comenzó un período de
guerra regular, sistemática, en base a ejércitos dotados de una adecuada organización, instrucción y
disciplina.
       Fue la primera manifestación de la Revolución Argentina de Mayo a nivel continental y se
constituyó en la primera batalla americana con amplias proyecciones históricas.
En el nivel estratégico, en esta campaña se puso en ejecución un plan metódico que permitió
vencer un inmenso obstáculo natural, cual era la cordillera de los Andes y llevar a la batalla decisiva
sus fuerzas reunidas para enfrentar a un enemigo que, habiendo dispersado las suyas, se encontró en
inferioridad numérica, lo que aumentó las posibilidades de éxito.
       En cuanto a Maipú, fue la batalla determinante de nuestra guerra de la independencia. Ella
marca el punto de inflexión de la contienda. El Perú, que había sido el centro de irradiación de la
conquista de esta parte del Nuevo Mundo, lo era también del poder realista, cuya supremacía
disputaban, al norte, Venezuela y Nueva Granada, y al sur, las Provincias Unidas Y Chile.
       A partir de Maipú, el Virrey de Lima perdió la iniciativa y debió pasar a la defensiva
estratégica. El Perú se volvió vulnerable. San Martín quedó en condiciones de llevar adelante la
segunda parte de su plan, la expedición libertadora al Perú.
       Venezolanos y granadinos cobraron fuerza. Boyacá, Carabobo, Pichincha y finalmente Junín
y Ayacucho se hicieron posible. Desde ese 5 de abril de 1818, los días del poder realista en América
estaban contados.

Bibliografía

                                                                                                          7
COMANDO EN JEFE DEL EJÉRCITO: “Reseña Histórica y Orgánica del Ejército Argentino”.
Buenos Aires. Círculo Militar, 1971.
ESPEJO, Jerónimo: “El paso de los Andes”. Buenos Aires, Guillermo Kraft Ltda., 1953.
INSTITUTO NACIONAL SANMARTINIANO: “Documentos para la historia del Libertador San
Martín”. Tomos II, III y IV. Buenos Aires, 1954.
MITRE, Bartolomé: “Historia de San Martín y la emancipación sudamericana”. Buenos Aires.
Eudeba, 1977.
ORNSTEIN, Leopoldo: “La campaña de los Andes a la luz de las doctrinas modernas”. Buenos
Aires. Círculo Militar, 1931.
       -   “Las campañas libertadoras del General San Martín”. Buenos Aires. Ágape,
           1958.
OTERO, José Pacífico: “Historia del Libertador D. José de San Martín”. Buenos Aires. Círculo
Militar, 1978.
PUNZI, Orlando Mario: “San Martín. El primer montañés de América”. Mendoza. Ed. Culturales de
Mendoza, 1994.
SENADO DE LA NACIÓN: “Biblioteca de Mayo. Guerra de la Independencia”. Buenos Aires.
Edición especial en homenaje al 150 aniversario de la Revolución de Mayo de 1810, 1963.
SORIA, Diego Alejandro: “Campañas militares del General San Martín”. Rosario. Instituto Nacional
Sanmartiniano – Fundación Mater Dei, 2004.

                                                                                                   8
También puede leer