Manual de Oraciones del miembro - del ECYD
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Manual de Oraciones del miembro del ECYD Manual de Oraciones del miembro del ECYD portECYD.indd 1 1/4/08 09:16:31
Manual de oraciones del miembro del ECYD
Manual de oraciones del miembro del ECYD Primera edición, marzo de 2008 © Asociación Cultural Carrasco, S.C. © Editorial El Arca, S.A. de C.V. Paseo de las Palmas núm. 1025 Col. Lomas de Chapultepec C.P. 11000 Deleg. Miguel Hidalgo Tel. 5202 7198 www.misionmultimedia.com ISBN:978-970-820-055-4 Diseño: Endora ediciones Impreso en México Printed in Mexico Ninguna parte de esta publicación incluida la cubierta, puede ser reproducida total o parcialmente, sin la autorización escrita de los editores.
ÍNDICE Presentación. ................................................................ 5 I. Oraciones de la mañana............................................. 7 Invocación ....................................................................... 7 Padre Nuestro .................................................................. 7 Ave María . ....................................................................... 8 Gloria al Padre ................................................................. 8 Oración del ecyd ............................................................ 8 II. Celebración Eucarística .......................................... 9 Explicación ...................................................................... 9 III. Acción de gracias después de la comunión.............. 9 Oración a Jesús crucificado . ........................................... 10 Alma de Cristo ............................................................... 10 Oración por el Papa ....................................................... 11 Oración por el director general del ecyd ....................... 11 IV. Visita Eucarística................................................... 12 Comunión espiritual ...................................................... 12 V. Oraciones para iniciar y terminar algunos actos.... 13 Ante el Santísimo Sacramento ........................................ 13 Antes y después de comer ............................................... 14 Invocación al Espíritu Santo . ......................................... 15 VI. Oraciones de la noche. ......................................... 17 Padre Nuestro ................................................................ 17 Ave María . ..................................................................... 17 Gloria al Padre ............................................................... 18 Oración por todos los miembros del ecyd extendidos en el mundo ................................................. 18 El balance . ..................................................................... 19
Acto de contrición . ........................................................ 20 VII. Reflexión evangélica............................................ 20 VIII. El Rosario.......................................................... 21 Oración inicial ............................................................... 22 Misterios ........................................................................ 23 Salve Regina ................................................................... 24 Letanías a la Santísima Virgen María .............................. 25 Ángelus .......................................................................... 28 Oración al Ángel de la Guarda ....................................... 29 IX. Sacramento de la Reconciliación.......................... 29 Examen de conciencia .................................................... 30 Rito de la penitencia ...................................................... 35 X. Vía Crucis............................................................... 37 XI. Apéndice................................................................ 42 Un miembro del ecyd ama . .......................................... 42 Oración por las vocaciones ............................................. 42 Consagración a la Santísima Virgen . .............................. 43 Oración por los enfermos ............................................... 44 Oración por los que sufren ............................................. 44 Oración antes de un viaje ............................................... 45 Oraciones de acción de gracias ....................................... 45 Bendita sea tu pureza . .................................................... 46 Bajo tu protección .......................................................... 46 Invocación de los miembros del ecyd y jaculatoria mariana ......................................................... 47
PRESENTACIÓN Los amigos necesitan comunicarse, hablarse, escuchar- se. Si no se comunican, ¿cómo se conocerán? ¿Cómo se van a ayudar? ¿Cómo apoyarse cuando haga falta? Los amigos han de tener tiempo el uno con el otro para escuchar y hablar de lo que hablan los amigos. Cristo es tu amigo y necesitas comunicarte con Él. La oración es el mejor medio para conocerlo más y poder ser como ���������� É��������� l. En el ecyd aprendes a hacer oración para crecer en la amistad con Cristo que te hará plenamente feliz. La oración debe ser como una atmósfera que envuel- va toda tu vida personal, familiar y social y todo lo que constituye tus problemas cotidianos: el alimen- to, el amor, el estudio, la salud, la amistad, el dolor. El ecyd presenta a sus miembros este manual de oraciones como una ayuda para su oración y como un medio de comunión entre todos los miembros esparcidos por el mundo. En él se encuentran las oraciones propias del ECYD y otras oraciones que la tradición de la Iglesia ha recogido a lo largo de los siglos. Ojalá que sea un estímulo para la oración personal y familiar, para la oración en equipo y para el enriqueci- miento espiritual de todos los miembros del ECYD.
I. ORACIONES DE LA MAÑANA Como miembro del ECYD, al levantarte, ofrece con gozo a Dios el nuevo día, y pídele que te conceda amar más a Cristo, te dé fuerzas para ser fiel a tus compromisos cristia- nos y para vencer las tentaciones. Invocación ¡Cristo, Rey Nuestro! ¡Venga tu Reino! En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Padre Nuestro Para miembros de todas las etapas Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu Reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén.
Ave María Para miembros de segunda, tercera y cuarta etapas Dios te salve, María, llena eres de gracia. El Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. Gloria al Padre Para miembros de segunda, tercera y cuarta etapas Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén. Oración del ecyd Para miembros de todas las etapas Señor Jesús: Te entrego mis manos para hacer tu trabajo. Te entrego mis pies para seguir tu camino.
Te entrego mis ojos para ver como tú ves. Te entrego mi lengua para hablar tus palabras. Te entrego mi mente para que tú pienses en mí. Te entrego mi espíritu para que tú ores en mí. Sobre todo te entrego mi corazón para que en mí ames a tu Padre y a todos los hombres. Te entrego todo mi ser para que crezcas tú en mí, para que seas tú, Cristo, quien viva, trabaje y ore en mí. II. CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA Participa en la celebración eucarística con respeto, atención y recogimiento. Es el momento más importante del día porque en ella escuchamos la palabra de Cristo, celebramos el memorial de su pasión y recibimos su Cuerpo. Acércate a la comunión con el alma limpia, sin pecado, y con un gran deseo de unirte a Cristo y de ser su amigo. Los domingos y días festivos, procura acudir a la celebración eucarística de tu propia parroquia. III. ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE LA COMUNIÓN A través de las siguientes oraciones da gracias al Señor por los beneficios recibidos.
Oración a Jesús crucificado Mírame, oh mi amado y buen Jesús, postrado a los pies de tu divina presencia. Te ruego y suplico con grande fervor de mi alma, te dignes grabar en mi corazón sentimientos vivísimos de fe, esperanza y caridad, arrepentimiento sincero de mis pecados y propósito firme de nunca más ofenderte. Mientras yo, con todo el amor y dolor de que soy capaz, considero y medito tus cinco llagas, teniendo en cuenta aquello que dijo de ti, oh mi Dios, el santo profeta David: «Han taladrado mis manos y mis pies, y se pueden contar todos mis huesos». Alma de Cristo Alma de Cristo, santifícame. Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre de Cristo, embriágame. Agua del costado de Cristo, lávame. Pasión de Cristo, confórtame. Oh buen Jesús, óyeme. Dentro de tus llagas, escóndeme. No permitas que me separe de ti. Del enemigo malo, defiéndeme. En la hora de mi muerte, llámame. Y mándame ir a ti, para que con tus santos te alabe y te bendiga por los siglos de los siglos. Amén. 10
Oración por el Papa Oh Jesús, Rey y Señor de la Iglesia: renuevo en tu presencia mi adhesión incondicional a tu Vicario en la tierra, el Papa. En él tú has querido mostrar- nos el camino seguro y cierto que debemos seguir en medio de la desorientación, la inquietud y el desasosiego. Creo firmemente que por medio de él tú nos gobiernas, enseñas y santificas, y bajo su cayado formamos la verdadera Iglesia: una, santa, católica y apostólica. Concédeme la gracia de amar, vivir y propagar como hijo fiel sus ense- ñanzas. Cuida su vida, ilumina su inteligencia, fortalece su espíritu, defiéndelo de las calumnias y de la maldad. Aplaca los vientos erosivos de la infidelidad y la desobediencia, y concédenos que, en torno a él, tu Iglesia se conserve unida, firme en el creer y en el obrar, y sea así el instru- mento de tu redención. Así sea. Oración por el director general del ECYD Jesucristo, Rey supremo de la Legión, del ECYD y del Regnum Christi, dígnate infundir en el corazón de nuestro director general todas aquellas virtudes propias de tu divino Corazón, princi- palmente la prudencia, la fortaleza y la caridad; y llénalo de tu luz para que pueda regirlos y gobernarlos de la manera que más convenga para 11
la salvación de las almas y el triunfo de tu Reino. Así sea. IV. VISITA EUCARÍSTICA Para miembros de tercera y cuarta etapas. Recomendado para los miembros de etapas inferiores. Cristo se ha quedado en el Sagrario para ser alimento de nuestras almas, y para estar cerca de nuestras luchas y alegrías. No ha querido dejarnos solos. Por eso, como miembro del ECYD y amigo suyo, visítalo con frecuencia. Al entrar en la iglesia o capilla, actúa tu fe en la presencia real de Cristo en el Sagrario, haz la genuflexión y habla con Él como a tu Dios y amigo. De estos breves contactos con Jesucristo en el Sagrario deben brotar la gratitud, la alegría de estar con Él, y el deseo de imitar su obediencia a la voluntad del Padre, y su entrega a la salvación de las almas. Comunión Espiritual Si algún día no tienes oportunidad de recibir a Jesucristo en la comunión puedes hacer una comunión espiritual diciéndole cuánto deseas tenerlo dentro de ti. Puedes hacerlo con tus palabras o servirte de esta oración: 12
Creo, Jesús mío, que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo ardientemente recibirte dentro de mi alma; pero, no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Quédate conmigo y no permitas que me separe de ti. Amén. V. ORACIONES PARA INICIAR Y TERMINAR ALGUNOS ACTOS Ante el Santísimo Sacramento Al iniciar En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Oh Dios, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión, te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados miste- rios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimen- temos constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. 13
Al terminar Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. ¡Cristo, Rey nuestro! ¡Venga tu Reino! ¡Madre purísima! ¡Ruega por nosotros! En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Antes y después de comer Al iniciar En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu Reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; 14
no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Bendícenos, Señor, y bendice estos alimentos que dados por tu bondad vamos a tomar. Por Cristo nuestro Señor. Amén. Al terminar Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Las almas de los difuntos por la misericordia de Dios descansen en paz. Así sea. Al iniciar y terminar otras actividades Invocación al Espíritu Santo En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles, y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía tu Espíritu Creador. Y renueva la faz de la tierra. 15
Oremos: Oh Dios, que has iluminado los corazones de tus hijos con la luz del Espíritu Santo; haznos dóciles a sus inspiraciones para gustar siempre del bien y gozar de su consuelo. Por Cristo nuestro Señor. Amén. Dios te salve, María, llena eres de gracia. El Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Cristo, Rey nuestro! ¡Venga tu Reino! ¡Madre purísima! ¡Ruega por nosotros! En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. 16
VI. ORACIONES DE LA NOCHE Como miembro del ECYD, da gracias a Dios cada noche por el don de la vida, de la fe y de la perseverancia, y pídele perdón por los pecados y faltas cometidas. Padre Nuestro Para miembros de segunda, tercera y cuarta etapas Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu Reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén Ave María Para miembros de todas las etapas Dios te salve, María, llena eres de gracia. El Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. 17
Gloria al Padre Para miembros de segunda, tercera y cuarta etapas Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén. Oración por todos los miembros del ECYD extendidos en el mundo Para miembros de todas las etapas Señor, que nos has dado la gracia de pertenecer a tu Iglesia y de participar en ella de tu misión de salvar a los hombres, ayúdanos a conocerte mejor y a seguirte más de cerca y a darte a conocer a todos los hombres. Inspíranos valor y entusiasmo, para hacernos amigos de todos aquellos con quienes nos encontremos para poderlos acercar a Ti. Nunca permitas que te ofendamos en palabras o acciones. Mantennos siempre cerca de Ti y haz que seamos vigorosos miembros de la Iglesia. Fortalece y acrecienta tu vida en nosotros, para que, cuanto hagamos sea hecho contigo y para Ti. Amén. 18
El balance Para miembros de tercera y cuarta etapas El balance es un momento para ponerte en la presencia de Cristo, revisar los aspectos positivos y negativos de tu comportamiento como cristiano y miembro del ECYD, y para compararlos con lo mucho que te ama Jesucristo. Al hacerlo puedes usar como guía tu hoja de compromisos de miembro del ECYD. Las partes del balance son: • Actúa tu fe en la presencia de Dios y dale gracias por los beneficios recibidos en el día. • Repasa ante Jesucristo cómo has respondido a su amor: Los momentos en que le has sido fiel. Los momentos en que le hayas fallado con algunas de tus palabras, obras y acciones… • Agradécele los actos buenos que hayas realiza- do en este día. • Pídele perdón por tus faltas y por los deberes que dejaste de realizar por olvido, desgana o pereza. • Haz un sincero propósito de enmienda. 19
Acto de Contrición Para miembros de segunda, tercera y cuarta etapas Termina el balance pidiendo a Cristo perdón y renován- dole tu amor, como amigo. Señor mío, Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador y Redentor mío, por ser tú quien eres, y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberte ofendido. Quiero y propongo firmemente confesarme a su tiempo. Ofrezco mi vida, obras y trabajos en satisfacción de mis pecados. Y confío en tu bondad y misericordia infinita que me los perdonarás y me darás la gracia para no volver a ofenderte. Amén. VII. REFLEXIÓN EVANGÉLICA Se recomienda a los miembros de segunda, tercera y cuarta etapas. Para los miembros de primera etapa se recomienda la lectura de vidas de santos. 20
Como cristiano y miembro del ECYD, busca leer cada día un pasaje del Evangelio para conocer cómo pensaba Cristo: qué decía, cómo se entregaba a la voluntad de su Padre y al bien de cuantos lo necesitaban. Lee aten- tamente el pasaje y reflexiona preguntándote: • ¿Qué me quiere decir Jesucristo con este pasaje? • ¿Qué es lo que más me llama la atención de sus palabras o acciones? • ¿Me identifico con alguno de los personajes? • ¿Estoy dispuesto a vivir como Cristo me pide en este pasaje? No termines la lectura y reflexión evangélica sin dar gracias a Cristo por las luces recibidas. VIII. EL ROSARIO El rosario es una oración en que contemplamos los prin- cipales momentos de la vida de Cristo y de su Madre, la Santísima Virgen. Por ello el miembro del ECYD, como buen cristiano, reza un misterio diario o semanal, depen- diendo de la etapa en la que esté. La forma completa de rezar el rosario es la siguiente. 21
Se recomienda a los miembros de primera etapa el rezo de al menos una decena del rosario cada sábado. Para los miembros de segunda, tercera y cuarta etapas, se recomien- da rezar al menos una decena del rosario cada día. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Oración inicial Señor mío, Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador y Redentor mío, por ser tú quien eres, y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberte ofendido. Quiero y propongo firmemente confesarme a su tiempo. Ofrezco mi vida, obras y trabajos en satisfacción de mis pecados. Y confío en tu bondad y misericordia infinita que me los perdonarás y me darás la gracia para no volverte a ofender. Amén. Lee los misterios para la contemplación y pide por alguna intención personal. En cada misterio se reza un padrenuestro, diez avemarías y un gloria. Cuando reces el rosario en equipo, cada uno de los misterios es 22
dirigido por uno de los participantes. Cualquiera de los que participen puede ofrecer el misterio por una intención particular. Misterios de Gozo (lunes y sábados) 1. La encarnación del Hijo de Dios 2. La visitación de nuestra Señora a santa Isabel 3. El nacimiento de nuestro Señor Jesucristo 4. La presentación del Señor en el templo 5. El Niño perdido y hallado en el templo Misterios de dolor (martes y viernes) 1. La oración de Jesús en el huerto 2. La flagelación de nuestro Señor Jesucristo 3. La coronación de espinas 4. Jesús carga con la cruz 5. Jesús es crucificado Misterios de gloria (miércoles y domingos) 1. La gloriosa resurrección del Señor 2. La admirable ascensión del Señor a los cielos 3. La venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles 4. La asunción de la Santísima Virgen a los cielos 5. La coronación de nuestra Señora, Madre de la Iglesia 23
Misterios de Luz (jueves) 1. El bautismo de Jesús en el Jordán 2. La autorrevelación de Jesús en las bodas de Caná 3. Jesús anuncia la llegada del Reino de Dios y llama a la conversión 4. La transfiguración de Jesús 5. La institución de la Eucaristía Terminando el quinto misterio reza un padrenuestro, tres avemarías y un gloria por las intenciones del Papa. Después recita la salve. Salve Regina Dios te salve, reina y Madre de misericordia. Vida, dulzura y esperanza nuestra. Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva. A ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora abogada nuestra. Vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y des- pués de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María! A continuación reza con atención las letanías. Cada una de las invocaciones es una muestra de cariño especial a nuestra Madre del Cielo. 24
Letanías a la Santísima Virgen María Señor, ten piedad de nosotros. Cristo, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros. Cristo, óyenos. Cristo, escúchanos. Dios Padre celestial. Ten piedad de nosotros. Dios Hijo redentor del mundo. Dios Espíritu Santo. Santísima Trinidad, que eres un solo Dios. Santa María.��������������������� Ruega por nosotros Santa Madre de Dios. Santa Virgen de las vírgenes. Madre de Cristo. Madre de la Iglesia. Madre de la divina gracia. Madre purísima. Madre castísima. Madre virginal. Madre inmaculada. Made amable. Madre admirable. Madre del buen consejo. Madre del Creador. Madre del Salvador. Madre del ECYD. Virgen prudentísima. Virgen digna de veneración. Virgen digna de alabanza. 25
Virgen poderosa. Virgen clemente. Virgen fiel. Espejo de justicia. Trono de sabiduría. Causa de nuestra alegría. Vaso espiritual. Vaso digno de honor. Vaso insigne de devoción. Rosa mística. Torre de David. Torre de marfil. Casa de oro. Arca de la alianza. Puerta del cielo. Estrella de la mañana. Salud de los enfermos. Refugio de los pecadores. Consuelo de los afligidos. Auxilio de los cristianos. Reina de los ángeles. Reina de los patriarcas. Reina de los profetas. Reina de los apóstoles. Reina de los mártires. Reina de los confesores. Reina de las vírgenes. Reina de todos los santos. Reina concebida sin pecado original. Reina elevada al cielo. 26
Reina del santísimo rosario. Reina de la familia. Reina de la paz. Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Perdónanos, Señor. Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Escúchanos, Señor. Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Ten piedad de nosotros. Ruega por nosotros, santa Madre de Dios, para que seamos dignos de las promesas de Cristo. Oremos: Oh Dios cuyo Hijo Unigénito nos alcanzó el premio de la salvación eterna con su vida, muerte y resurrección, te pedimos nos concedas que al venerar los misterios del rosario de la bienaven- turada Virgen María vivamos sus enseñanzas y alcancemos las promesas que en ellos se contie- nen. Por Cristo nuestro Señor. Amén. Si rezas el rosario en la tarde, puedes terminarlo con el Ángelus. El Ángelus recuerda el saludo que el ángel dirigió a María al anunciarle que sería la Madre de Jesucristo, el Salvador. 27
El Ángelus El ángel del Señor anunció a María. Y concibió del Espíritu Santo. Dios te salve, María, llena eres de gracia. El Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra. Dios te salve, María... Santa María… Y el Verbo se hizo carne. Y habitó entre nosotros. Dios te salve, María... Santa María… Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, Para que seamos dignos de las promesas de Cristo. Oremos: Te pedimos, Señor, infundas tu gracia en nuestras mentes, para que los que hemos conocido por 28
el mensaje del ángel el misterio de la encarnación de tu Hijo, seamos conducidos a la gloria de la resurrección, por los méritos de su cruz y pasión. Por el mismo Cristo nuestro Señor. Amén. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. (Tres veces) Oración al Ángel de la guarda Ángel del Señor, que eres mi custodio: puesto que la providencia soberana me encomendó a ti, ilu- míname, guárdame, rígeme y gobiérname en este día. Amén. IX. SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN La confesión es el sacramento en el que el cristiano, arre- pentido de sus pecados, recibe por medio del sacerdote el perdón de Dios. Por tanto, el miembro del ECYD se acerca a este sacramento con confianza, con un verdadero arrepentimiento y con el firme propósito de ser más fiel al amor de Cristo y a los compromisos de vida cristiana. Procura recibirlo, por lo menos, cada quince días, pues la confesión frecuente te ayudará a desarraigar las malas cos- tumbres, a renovar tu amor a Cristo después de las caídas, y a crecer en la delicadeza de conciencia. 29
Para una buena confesión prepárate con un buen examen de conciencia, piensa que vas a reconciliarte con el mejor Amigo de tu alma, y no olvides que es necesario decir todos los pecados graves al confesor y cumplir la penitencia que él te imponga. Puedes ayudarte de estos puntos: Examen de conciencia «Gracias al amor y a la misericordia de Dios, no hay pecado, por grande que sea, que no pueda ser perdonado; no hay pecador que sea rechazado. Toda persona que se arrepiente será recibida por Jesucristo con perdón y amor.» (Juan Pablo II) Se puede iniciar con la oración de petición de ayuda: Señor y Dios mío, que conoces el corazón de cada hombre, dame la gracia de examinar sinceramente y conocer verdaderamente el mío, de manera que des- cubra todos mis pecados, a fin de que, confesándome bien, y enmendándome de ellos, merezca tu perdón y gracia en la tierra y la vida eterna en el cielo. Amén. A continuación se proponen algunas preguntas que te pueden ayudar a hacer el examen de conciencia. ¿Cuánto tiempo hace que no me confieso? Mis confesiones anteriores, ¿estuvieron bien hechas? ¿Cumplí la penitencia anterior? 30
1° Amar a Dios sobre todas las cosas ¿Me he olvidado de rezar a Dios todos los días? ¿He admitido en serio alguna duda contra la fe que la Iglesia me enseña? ¿He llegado a negar esas verdades en mi pensamiento o delante de los demás? ¿He desconfiado de la misericordia de Dios al ver mis pecados o he abusado de su mise- ricordia diciendo que no importa pecar porque, al fin y al cabo, Él siempre perdona? ¿Me he rebelado interna o externamente contra el Señor cuando me ha sucedido alguna desgracia? ¿Creo en amuletos y supersticiones? ¿Creo en la magia y en adivinaciones? 2° No usarás el nombre de Dios en vano ¿He blasfemado? (Hablar mal de Dios, de la Virgen o de los santos). ¿He pronunciado el nombre de Dios sin respeto, con enojo, burla o de manera poco respetuosa? ¿He jurado por Dios sin necesidad? ¿He jurado hacer algún mal? ¿He hecho bromas irrespetuosas de las oraciones, de los sacramentos o cosas de la Iglesia? 3° Santificar las fiestas ¿He faltado por mi culpa a Misa, los domingos u otros días en que era obligatoria? 31
¿Me he distraído voluntariamente en la Misa o he llegado tarde (después del Evangelio)? ¿Me he acercado a comulgar con la conciencia de estar en pecado mortal? ¿He guardado el ayuno una hora antes del momento de comulgar? ¿Me he callado en la confesión algún pecado grave por ��������������� vergüenza��? ¿Cumplí la penitencia de la última confesión? 4° Honrarás a tu padre y a tu madre ¿He desobedecido a mis padres? ¿El orgullo y el desordenado afán de independencia me llevan a recibir mal las indicaciones de mis padres? ¿Los he entristecido con mi conducta? ¿Los he amenazado o maltratado de palabra o de obra, o les he deseado algún mal grave o leve? ¿He estudiado con responsabilidad o me he dejado llevar por la pereza y flojera? ¿Sacrifico mis gustos, caprichos, diversiones... para cumplir con mi deber de ayudar y cooperar en las necesidades de la familia? ¿Cómo trato a mis hermanos? 5° No matarás ¿Tengo enemistad, odio o rencor contra alguien? ¿Me he dejado llevar por la ira? 32
¿He dejado de hablar con alguien por enojo, y me niego a reconciliarme con él? ¿He deseado alguna desgracia al prójimo? ¿Me he alegrado de los males que le han ocurrido? ¿Me he peleado con los demás y los he golpeado? ¿He dado escándalo a los demás con mi mala conducta? ¿He puesto en peligro mi vida o la de los demás al conducir? ¿Me he burlado de otros o los he ridiculizado? ¿Pido las cosas con malos modales faltando a la caridad? ¿Soy egoísta con las cosas que tengo y me duele dejarlas a los demás? ¿He perjudicado mi salud abusando de bebidas alcohólicas, consumiendo drogas o descuidando mi alimentación con dietas excesivas? 6° y 9° No consentirás actos ni deseos impuros ¿He aceptado recuerdos o pensamientos impuros? ¿He tenido conversaciones impuras con mis amigos? ¿Las he comenzado yo? ¿Me he entretenido con miradas impuras (televisión, internet, películas, revistas o carteles de la calle)? ¿He asistido a diversiones que me ponían en ocasión próxima de pecar (ciertos bailes, cines o espectáculos inmorales, malas lecturas o compañías)? 33
¿He hecho acciones impuras? ¿Me dejo llevar por la curiosidad y caigo en ver pornografía (revistas, cine, internet, etc.)? ¿Tengo amistades que son ocasión habitual de pecado? ¿Estoy dispuesto a dejarlas? 7° y 10° No robarás ni desearás los bienes ajenos ¿He robado algún objeto o alguna cantidad de dinero? ¿He cooperado con otros en algún robo? ¿He restituido lo robado pudiendo hacerlo? ¿He perjudicado los bienes de los demás con mis malos tratos, o con engaños y trampas? Al ver las cualidades y los bienes materiales que tienen los demás, ¿me he dejado llevar por la envidia? ¿Aprovecho bien mis talentos, los dones y las cualidades que Dios me ha dado? 8° No dirás falso testimonio ni mentirás ¿He dicho mentiras? ¿He reparado el daño que haya causado con mis mentiras? ¿He criticado a los demás dando a conocer sus defectos? ¿He dejado de defender al prójimo difamado o criticado injustamente? ¿He hecho juicios temerarios contra el prójimo (pensar mal de ellos, y además sin causa suficiente)? ¿He revelado secretos de otros, sin causa justa? 34
¿He hablado mal de otros? ¿He copiado en exámenes o hecho trampa en tareas o deberes? Rito de la penitencia La confesión de los pecados debes hacerla en forma clara, concisa y completa. Es obligatorio mencionar el número de pecados graves y las circunstancias especiales que hubie- ra en cada caso (ej.: invitar a otros a pecar también, dar mal ejemplo, si crees que fue en contra de tu voluntad, etcétera). El sacerdote y el penitente dicen juntos: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Dios que ha iluminado nuestros corazones con la luz del Espíritu Santo, te conceda un verdadero conocimiento de tus pecados y de su misericordia. Amén. A continuación se hace la confesión, seguida de algunas recomendaciones del sacerdote y de la imposición de la penitencia. El penitente reza el acto de contrición (puede usarse esta fórmula u otra semejante): 35
Acto de contrición Señor mío, Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador y Redentor mío; por ser tú quien eres y porque te amo sobre todas las cosas, me arrepiento de todo corazón de todo lo malo que he hecho y de todo lo bueno que he dejado de hacer, porque pecando te he ofendido a ti, que eres el sumo bien y digno de ser amado sobre todas las cosas. Ofrezco mi vida, obras y trabajos en satisfacción de mis pecados. Propongo firmemente con la ayuda de tu gracia, hacer penitencia, no volver a pecar y huir de las ocasiones de peca- do. Señor, por los méritos de tu pasión y muerte, apiádate de mí, y dame tu gracia para nunca más volverte a ofen- der. Amén Absolución Dios, Padre misericordioso, que reconcilió consi- go al mundo por la muerte y resurrección de su Hijo, y derramó al Espíritu Santo para la remisión de los pecados, te conceda, por el ministerio de la 36
Iglesia, el perdón y la paz. Y yo te absuelvo de tus pecados, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. Dad gracias al Señor porque es bueno. Porque es eterna su misericordia. Vete en paz y anuncia a los hombres las maravillas de Dios que te ha salvado. X. VÍA CRUCIS En el Vía Crucis recorremos los momentos más inten- sos de la pasión de Jesucristo. En ellos vemos cuánto nos ha amado Cristo que, para salvarnos del pecado y reconciliarnos con su Padre, ha querido sufrir tanto por nosotros. Primera estación: Jesús es condenado a muerte. Viendo entonces Pilato que nada conseguía sino que el tumulto crecía cada vez más, tomó agua y se lavó las manos delante de la muchedumbre, diciendo: «Yo soy inocente de esta sangre, allá vosotros». Y todo el pueblo contestó diciéndole: «Caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos». Entonces se lo entregó para que lo crucifi- casen. (Mt 27, 24-26) 37
Segunda estación: Jesús es cargado con la cruz. Tomaron pues a Jesús, que llevando su cruz, salió hacia el sitio llamado Calvario, que en hebreo se dice «Gólgota». (Jn 19,17) Tercera estación: Jesús cae por primera vez. Venid a mí todos los que estáis fatigados y carga- dos y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí que soy manso y humilde de corazón. (Mt 11, 28-29) Cuarta estación: Jesús encuentra a su madre. María guardaba todos estos acontecimientos y los meditaba en su corazón. (Lc 2, 19) Quinta estación: Jesús es ayudado por el Cireneo a llevar la cruz. Tomaron a Jesús y lo llevaron fuera para crucifi- carlo. Mientras salían, encontraron a un transeún- te, un cierto Simón de Cirene, y le obligaron a tomar la cruz detrás de Jesús. (Mc 15, 20-21) 38
Sexta estación: La Verónica enjuga el rostro de Jesús. Y todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, os aseguro que no perderá su recompensa. (Mt 10, 42) Séptima estación: Jesús cae por segunda vez. El que ama su vida, la pierde; pero el que aborrece su alma en este mundo la guardará para la vida eterna. (Jn 12, 25) Octava estación: Jesús consuela a las santas mujeres. Le seguían una gran muchedumbre del pueblo y de mujeres que lloraban y se dolían por Él. (Lc 23, 27) Novena estación: Jesús cae por tercera vez. En verdad, en verdad os digo que, si el grano de trigo no cae en tierra y muere, quedará solo; pero si muere, llevará mucho fruto. El que ama su vida la pierde, pero el que aborrece su vida en este mundo la guardará para la vida eterna. (Jn 12, 24-25). 39
Vía Crucis Décima estación: Jesús es despojado de sus vestiduras. Llegando al sitio llamado Gólgota, que quiere decir lugar de la calavera, diéronle a beber vino mezclado con hiel, mas en cuanto lo gustó no quiso beberlo. Después, los soldados se dividieron los vestidos echándolos a suertes, y sentados, hacían allí la guardia. (Mt 27, 33-36) Décimoprimera estación: Jesús es clavado en la cruz. Tomaron pues a Jesús y le crucificaron, y con Él a otros dos, uno a cada lado y a Jesús en medio. Escribió Pilato un título y lo puso sobre la cruz. Estaba escrito: Jesús Nazareno, Rey de los judíos. Muchos de los judíos leyeron este título porque esta- ba cerca de la ciudad el sitio donde fue crucificado Jesús, y estaba escrito en hebreo, en latín y en griego. (Jn 19, 18-20) Décimosegunda estación: Jesús muere en la cruz. Uno de los malhechores crucificados le insultaba diciendo: «¿No eres tú el Mesías? Sálvate pues, a ti mismo y a nosotros». Pero el otro le increpaba: «¿Ni tú, que estás sufriendo el mismo suplicio temes a Dios? En nosotros se cumple la justicia pues somos dignos de castigo, pero éste nada malo ha hecho». Y decía: «Acuérdate de mí, 40
Señor, cuando llegues a tu Reino». Él le dijo: «Hoy estarás conmigo en el Paraíso». Después, dando una gran voz, gritó: «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu». Y habiendo dicho esto, inclinó la cabeza y expiró. (Lc 23, 39-43.46) Décimotercera estación: Jesús es bajado de la cruz. Llegada la tarde, vino un hombre rico de Arimatea, de nombre José, que era discípulo de Jesús. Se presentó a Pilato y le pidió su cuerpo. Pilato entonces ordenó que le fuese entregado. (Mt 27, 57-58) Décimocuarta estación: Jesús es colocado en el sepulcro. Lo envolvieron en una sábana y lo depositaron en un monumento, cavado en la roca, donde ninguno había sido aún sepultado. Volvieron la piedra sobre la entrada del monumento. Era el día de la Parasceve y estaba para comenzar el sábado. María Magdalena y María la de José, miraban dónde se le ponía. (Lc 23, 53-54; Mc 15, 46-47) 41
XI. APÉNDICE Un miembro del ecyd ama: A Cristo como su mejor amigo. A la Santísima Virgen con un amor tierno y filial. A la Iglesia con un amor generoso y entregado. Al Papa con un amor firme, defendiéndolo siempre. Al ecyd siendo fiel a los compromisos adquiridos y dándolo a conocer entre los amigos. A todos los hombres buscando su salvación. La vida de gracia viviéndola con gran alegría por amor a Cristo. La vida de fe buscando siempre la voluntad de Dios. La obediencia viviéndola a imitación de Cristo en todo momento. La sinceridad no pactando nunca con la mentira. La pureza comportándose ante las tentaciones con valentía. El espíritu de lucha rechazando la pereza. El sacrificio como medio para ayudar a salvar a los hombres. La perseverancia para alcanzar el triunfo definitivo. Oración por las vocaciones ¡Oh Jesús, Pastor eterno de las almas! Dígnate mirar con ojos de misericordia a esta porción de tu grey amada. 42
Señor, gemimos en la orfandad. Danos vocaciones. Danos sacerdotes, religiosos y almas consagradas santos. Te lo pedimos por la inmaculada Virgen María de Guadalupe, tu dulce y Santa Madre. ¡Oh Jesús danos sacerdotes y almas consagradas, según tu corazón! Amén. Versión para fuera de México ¡Oh Jesús, Pastor eterno de las almas! Dígnate mirar con ojos de misericordia a esta porción de tu grey amada. Señor, gemimos en la orfandad. Danos vocaciones. Danos sacerdotes, religiosos y almas consagradas santos. Te lo pedimos por la inmaculada Virgen María, tu dulce y Santa Madre. ¡Oh Jesús danos sacerdotes, religiosos y almas consagradas, según tu corazón! Amén. Consagración a la Santísima Virgen ¡Oh Señora mía! ¡Oh Madre mía! Yo me ofrezco todo a ti; y en prueba de mi filial afecto te consagro en esta noche mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo tuyo, Madre de bondad, guárdame y defiéndeme como cosa y posesión 43
tuya. Así sea. Por tu inmaculada concepción, ¡Oh, María! Purifica mi cuerpo y santifica mi alma (3 veces) Oración por los enfermos Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia; escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos, y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu Hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Oración por los que sufren Oh Dios, refugio providente de los que sufren; escucha la oración que te dirigimos por ellos. Serena y conforta a los enfermos, a los ancianos y a los moribundos. Da a los que les cuidan sabiduría y paciencia, tacto y compasión. Inspírales los gestos que dan alivio, las palabras que iluminan y el amor que conforta. Te encomendamos los corazones 44
desalentados, en rebeldía, desgarrados por la tentación, atormentados por la pasión, heridos o profanados por la maldad de los hombres. Por dentro de nosotros, Señor, tu Espíritu de amor, de comprensión, de sacrificio para que llevemos ayuda eficaz a todos aquellos que encontramos en nuestro camino sufriendo. Ayúdanos a responder a su llamada: es la tuya. Amén. Oración antes de un viaje Señor, que llenas todo lugar con tu presencia: acompáñame en este viaje, para que llegue a mi destino y vuelva a casa sano y salvo. Que mi viaje sea un anuncio de alegría a todos los que encuentre, un mensaje de esperanza, un testi- monio de vida cristiana. Amén. Oraciones de acción de gracias I Oh Dios, Padre de todos los dones, de quien viene cuanto somos y tenemos, enséñanos a reconocer los beneficios de tu amor y a amarte con todas las fuerzas de nuestro corazón. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén. 45
II Oh Dios, fuente de todo bien, principio de nuestro existir y de nuestro obrar; recibe nuestro humilde agradecimiento por todos tus beneficios, y haz que al don de tu benevolencia corresponda el generoso empeño de nuestra vida al servicio de tu Reino. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén. Bendita sea tu pureza Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, «Pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza.» A ti celestial princesa, virgen Sagrada María, Yo te ofrezco en este día: mi alma, vida y corazón. Mírame con compasión. No me dejes, Madre mía, sin darme tu bendición. Amén. Bajo tu protección Bajo tu protección nos acogemos, Santa Madre de Dios; no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades; antes bien, líbranos de todo peligro, ¡oh Virgen gloriosa y bendita! El auxilio divino permanezca siempre con nosotros. Amén. A nosotros y a todos los miembros del ecyd Nos bendiga la Virgen María. 46
Invocación de los miembros del ecyd y jaculatoria mariana ¡Cristo, Rey nuestro! ¡Venga tu Reino! ¡Madre purísima! ¡Ruega por nosotros! 47
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