Aborto: democracia o dictadura
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DOSSIER Aborto: democracia o dictadura Carlos Castillo Peraza Introducción Abordar el tema del aborto en tanto que problema social, podría conducir- nos a tratar el tema desde un punto de vista ya bastante trillado y caer fá- cilmente en posiciones de tipo mora- lista y sentimental; en cifras y fotos y gráficas más encaminadas a mover el sentimiento que la razón. Por eso pre- ferimos abordarlo desde un punto de vista quizá menos analizado y tal vez más sugerente: las consecuencias que tiene la aceptación del aborto en una comunidad que aspira a una vida común decidida corresponsablemen- te, es decir, en una sociedad cuyos miembros aspiran a participar en la toma de decisiones que son relevan- tes para todos, en una sociedad que aspira a la democracia, que es comu- nidad de justicia y libertad, basada en el respeto mutuo. sociedad mundial en la que se yuxtapo- racionalismo que hizo creer al hombre Es evidente que la práctica del nen miseria y riqueza, indigencia y derro- que podía explicarlo todo, y por el ro- aborto está ligada al contexto social y che, dependencia y dominación. manticismo que postuló la quimera de económico de muchas y muy diferen- que el hombre podía crearlo todo. Ya tes formas, que van desde la extre- Por esta razón, nos referimos al sabemos –y con qué dolorosas expe- ma pobreza –que ve una nueva boca tema desde un punto de vista que va riencias lo hemos comprobado– que como algo imposible de alimentar- –o quiere ir– más allá de la afirmación esta exaltación del individuo conduce hasta la extrema riqueza –que no tiene y la exaltación de eso que ha sido a las peores aberraciones: lo intuyó hijos por la misma razón por la que si llamado “el individuo adulto”, entidad Goya, el pintor enloquecido, cuando tiene un automóvil último modelo, es que, a falta de definición precisa, aca- afirmó que “el sueño de la razón pro- decir, porque puede pagar. Visto así, ba por afirmarse como voluntad ab- duce monstruos” sin necesidad de ver el aborto es la cúspide visible de un solutamente autónoma o, para expli- los campos de concentración, ni las gigantesco témpano de hielo, y toda carlo en términos más comprensibles, bombas nucleares. Lo había avizora- la sociedad en la que la injusticia reine es aquél que hace lo que le viene en do antes ese gran matemático que fue es una sociedad abortista. El proble- gana y no se somete más que a su Pascal, quien nos avisó que todos los ma se inscribe pues en el marco de la propio juicio, sin importarle a veces ni actos de conocimiento sumados no Artículo publicado originalmente en la revista Palabra la búsqueda de una norma objetiva se aproximan siquiera a un solo acto número 15, enero-marzo 1991. de conducta. Es el yo exaltado por el de amor. 47
DOSSIER Carlos Castillo Peraza Libertad y certeza validez del yerro. Es respetable “porque El problema del aborto, por su presupone que el hombre está hecho naturaleza, supera a los particulares para la verdad, incluso si el camino que y no puede reducirse a un problema lleva a ella es difícil y está sembrado de conciencia personal. Aquí es pre- de escollos. Si todo no fuera más que ciso hacer notar que, en la actuali- opinable, lo serio del destino humano dad, existe la tendencia a considerar y de la vida política estarían arruinados que ciertos dominios son exclusiva- desde su base: no serían más que un mente de orden privado y, por lo tan- juego vano” (Cottier). to, no están regidos más que por la conciencia individual. Esta concien- En fin, para cerrar esta reflexión cia, en el caso, se entiende como digamos que la afirmación de una un juicio puramente subjetivo, sin re- libertad puramente formal, teórica; ferencia a criterios éticos objetivos. de una libertad para todo; abstracta, “La lógica de esta tendencia seguida desprovista de contenido y que no hasta el final, lleva a considerar que reconoce “una responsabilidad hacia tales ámbitos de la conciencia hu- los derechos del hombre y del ciuda- mana son objeto de la pura opinión” dano, se vuelve contra sí misma… (Cottier), y que caen dentro de lo la libertad de conciencia no significa que puede aceptarse o rechazarse que la conciencia pueda dispensarse sin mayor conflicto. de un orden de valores…” (Cottier). A este respecto cabe hacer al- Aborto y comunidad gunas precisiones. Es un hecho que Trataremos de explicar ahora en existen en el mundo discrepancias qué concierne el aborto a la comuni- en cuanto a temas filosóficos fun- dad política en cuanto tal, teniendo damentales. Es un hecho asimismo en cuenta “una visión de conjunto que el reconocimiento leal de estas de la sociedad humana, que aspira a divisiones y divergencias es esencial una mayor integración y a una mejor para el buen funcionamiento de una organización”. Preguntémonos que democracia pluralista. Este reconoci- implica la “liberalización” del aborto miento reposa sobre una convicción: en lo que respecta a la concepción la del valor de una libertad de cada que tenemos de las relaciones inter- persona en su búsqueda de la ver- humanas, en el seno de una comu- dad. Tal convicción es una conquista nidad política. preciosa y definitiva de la civilización. Podemos expresarlo así: “la única Aquí es necesario aclarar que manera verdadera y auténtica en que cuando se habla de “liberalización”, un ser espiritual puede acceder a la no se aborda el problema puramente verdad es el esfuerzo libre y respon- jurídico de la existencia de una ley sable de su espíritu” (Cottier). Pero que permite –en cualquier término decir que la persona debe adquirir o plazo que fuese- la práctica del libremente sus certezas no equivale aborto sin pena legal. “Liberalización a negar un orden de valores sobre el significa en este caso la aceptación cual se fundan tales certidumbres. de que la interrupción voluntaria del “Pretender que la libertad del indi- embarazo no es en sí algo malo, viduo implica reducir las certezas a que es decisión del orden privado o opiniones, por respetables que éstas que depende de lo que cada quién sean, es fundar el valor de la libertad piense al respecto. En una palabra, sobre arenas movedizas”. la aceptación del principio de que al- guien puede decidir si otro es o no Por supuesto que aceptar lo an- es humano, cuando ya lo es, y cuan- terior, la libre búsqueda de la verdad, do –porque nadie le ha otorgado implica aceptar el riesgo del error. Pero la característica de humano–, se le el respeto que inspira quien asume una puede privar de la vida sin cometer posición errónea no está motivado por un crimen. respeto al error, ni por una supuesta 48
Carlos Castillo Peraza DOSSIER Países ricos y pobres fuerza crea derecho. El dominio eco- El problema puede presentar face- nómico y técnico produce al hombre tas diferentes según el tipo de país en la impresión de que es su propio amo que se viva. En el país rico, desarrolla- y, por ende, que puede ser amo de do, libre de los constreñimientos de la los demás. Traducido a términos po- penuria, la sociedad se somete a los líticos, los países ricos le “recetan” imperativos de la abundancia. Curiosa a los pobres la solución por elimina- liberación por medio de la ciencia y ción de “competidores”, propagan de la técnica. Ambigua, sobre todo. un modelo de felicidad basada en la Las maravillas del progreso científico, dimensión restringida de la familia y técnico y tecnológico permiten la ex- condicionan los créditos necesarios pansión de la creatividad, pero, al mis- para los pueblos subdesarrollados mo tiempo, ejercen una fascinación económicamente, a la implantación prometeica: el hombre llega a creer de rígidos métodos de control natal que puede dominarlo todo y despla- –aborto y mutilaciones incluidos–que zar toda referencia trascendente (sea garanticen tasas reducidas de creci- como un algo superfluo, puesto que miento demográfico. las cosas van tan bien que a Dios se le considera “de más”; sea como ad- En esta política –a veces velada, versario de una liberación puramen- en ocasiones abierta– el médico del te terrestre). Olvida que el hermoso país pobre se encuentra en la zona Prometeo, rival de los dioses, es al fin más expuesta. Es él quien a diario y al cabo Prometeo encadenado. topa con la miseria. Es él quien reci- be el mayor impacto del “mensaje” En el contexto del espíritu de lucro contra la vida. Su posición es difícil: y del imperativo de expansión econó- testigo privilegiado del dolor y objeto mica indefinida, el ámbito de la liber- privilegiado de la propaganda. Una tad se reduce día con día. La publici- propaganda que no duda en utilizar un dad justifica la agresividad: todo para argumento al que el profesional de la el vencedor. El vencido debe some- medicina es particularmente sensible: terse; el débil aceptar las condiciones aliviar la desgracia. Una propaganda del fuerte; la naturaleza, los dictados que insiste en la “autoridad moral” del del hombre. El hombre-productor- médico para tratar sutilmente de con- consumidor olvida que el día en que vencerlo de que puede ser “señor de la selva del Amazonas se volviera una la vida y de la muerte” (Schooyans). pampa de concreto, el último pulmón del planeta estaría muerto; por otra Desmesura y complicidad parte, cegado por el apetito del con- Tal prerrogativa exorbitante, des- sumo, el rico va a la guerra en nombre quiciada, haría del médico –del razo- del derecho de cada quien al máximo nable y prestigioso profesional– un goce individual posible y sin condicio- brujo arcaico en el mejor de los casos. nes. Para justificar esto se fabrican En el peor de ellos, lo convierte en ideologías. Se encuentra razonable mercenario de la sociedad de consu- que para vivir haya que matar. Y na- mo, o de la política del capital finan- cen las instituciones justificadoras: ciero internacional. Hay países en los este sistema de muerte tiene sus ju- que, como ya existe el derecho irres- ristas, sus políticos, sus médicos, sus tricto al aborto, el médico que trabaja economistas, sus maestros y hasta para hospitales públicos o privados no sus teólogos. puede negarse a producir abortos, si desea conservar su puesto. No se les El país rico –y el rico en general, reconoce siquiera el derecho a la “ob- cuando ya lo único que le importa es jeción de conciencia” en nombre de consumir– postula limitar el número de la cual otros evitan el servicio militar o los que participan de los bienes terres- declarar en ciertos juicios. tres disponibles. En realidad, lo que le interesa es proteger los intereses de ¿Sería ocioso recordar al respec- quienes ya gozan de esos bienes. La to cierta medicina cómplice de los 49
DOSSIER Carlos Castillo Peraza crímenes nazis o de las atrocidades Aquí se parte de lo que señalá- y torturas que hoy se cometen contra bamos al principio: el problema del miles de seres humanos en los países aborto se aborda como un simple sometidos a dictaduras? Son estos tópico o como sujeto a la simple opi- casos una advertencia al cuerpo mé- nión. Habrá “liberalización” del aborto dico, que puede allí comprobar hasta –si el país es democrático– cuando dónde es posible andar por el camino la mayoría así lo pida. La ley quedará de la sumisión a una línea política. Es reducida a un acuerdo convencional el caso, pues, de recordar el honor que puede ser impuesto por la mitad de la medicina a los propios galenos. más uno de los votantes. La justicia Esto sin hablar del aborto como pro- quedará definida por aquella parte de ducto de lujo, o como recurso para la sociedad que sea capaz de ejercer guardar una apariencia, o –de mane- mayor presión. Se irá de la superficia- ra mucho más prosaica– como fuen- lidad estadística a la norma legal. En te de utilidades económicas. el fondo, se entronizará un derecho a partir de un hecho. Estatuto el verdugo “Antes, el verdugo era mantenido En los países no democráticos la aparte. Le producía mala conciencia al decisión dependerá del capricho del pueblo y a sus dirigentes. Pero tenía tirano o del juego de presiones entre su estatuto, su casa y sus vacaciones. las sectas del grupo dominante. Si se Esos desórdenes que son la tortura y trata además de un país dependiente, la pena de muerte –comenta irónica- no habrá que olvidar tomar en cuenta mente Michel Schooyans– estaban los mandatos del país hegemónico o reglamentados como mal menor. El las condiciones neomalthusianas –pu- precedente resulta sugestivo. Si, en blicas o secretas– que se imponen a la efecto, el aborto debiera liberalizar- concesión de créditos internacionales. se, habría una manera de conciliar la asepsia y el honor de la medicina: dis- Problemas fundamentales tinguir claramente entre el cuerpo mé- En cualquier caso, más allá de dico a quienes se especializan en mu- las posibilidades circunstanciales, tilaciones y muertes. Estos tendrían el están en juego problemas funda- monopolio –estrictamente controlado- mentales relativos a la persona y a la de los ‘quehaceres bajos’: esteriliza- sociedad. Helos aquí planteados en ciones, abortos y eutanasias. Podrían forma de preguntas: operar a partir del momento en que el enfermo fuera declarado incura- ¿Soy yo quien construye al otro ble… e incluso si el Estado-Leviatán como sujeto? lo exigiera, podrían encargarse de las ejecuciones capitales. ¿Ficción? De ¿La existencia del otro está su- ninguna manera. La vanguardia de bordinada a mi consentimiento y esta corporación fúnebre existe en depende del reconocimiento que le los países en los que los médicos ya otorgo o que le niego? se dejaron prostituir por la dictadura. Hay algunos de los que vigilan el ca- ¿Puedo negarme a reconocer su rácter científico de la tortura. Quizá existencia? realizan la labor de pioneros”. La disyuntiva está planteada: o Legisladores sobre pedido actuamos como “reconocedores” de Bien, pues así como la socie- la existencia de quien es distinto a no- dad de consumo –y los repetidores sotros, lo acogemos y recibimos con tercermundistas del modelo de so- simpatía; o cada quien erige su “yo” ciedad glotona, opulenta y derro- en instancia soberana “a la que com- chadora, injusta y clasista– se da su pete decidir quien será amigo, quien medicina y quiere darse sus médi- enemigo”, y “soy libre” de aceptar o cos, también desea contar con sus de rechazar a quien es distinto. En juristas y sus legisladores. una palabra: la existencia de quien es 50
Carlos Castillo Peraza DOSSIER “otro que yo” ¿depende de que yo la entredicho un principio fundamental reconozca o no? Allí está la diferencia de toda institución democrática: la lu- –vamos a verlo inmediatamente– en- cha contra la arbitrariedad de uno o de tre democracia y totalitarismo. unos cuantos, con el objeto de susti- tuirla por una razón común. Liberalizar La gran disyuntiva el aborto porque hay abortos ilegales La primera, es un esfuerzo por es algo mucho más grave que un introducir algo de racionalidad en las simple absurdo jurídico: es poner a la relaciones interhumanas y sustraerlas democracia –donde existe- en peligro del dominio de la arbitrariedad y de los de muerte; es cerrarle el camino allí caprichos individuales. Es el respeto en donde aun es realidad muy defi- incondicional a la subjetividad del otro. ciente o es impedirle hacerse real allí Él es independientemente de que yo donde todavía no o es. Tratemos de lo reconozca o no; él tiene derechos ver por qué. por sí mismo, por el hecho de ser, sin importar que yo quiera o no quiera Legislación positiva conferírselos. En esta perspectiva, es Comencemos por decir que, de bueno pensar si el niño recién conce- manera espontánea, admitimos que bido es un ser humano o no lo es. La una ley puede ser injusta. Esto equivale tradición jurídica democrática ha dado a decir que no basta el hecho de que a esta interrogante una respuesta afir- algo sea legal para que sea automá- mativa, que comparten no pocos ex- ticamente justo: la legalidad no agota pertos en biología y medicina. las exigencias de la justicia. Toda ley es relativa a algo que le es superior y que Aunque partidarios a veces del permite juzgarla y perfeccionarla. aborto, los científicos, en su mayo- ría, no dudan del carácter humano Eso sí, toda ley tiene o debe tener del niño recién concebido. “El debate como intención profunda, en su lugar –señala Michel Schooyans– no es en y en su tiempo, garantizar “las con- torno a este punto”. diciones indispensables para que los hombres puedan existir como sujetos Casi todas las legislaciones demo- de derechos”. La ley es un intento de cráticas expresan el respeto al recién hacer viables algunos valores que concebido: lo reconocen como sujeto se ha dado en llamar “derechos del de derechos, puede heredar, es sujeto hombre”. Esto quiere decir que tales (en Australia, por ejemplo) de daños y derechos son anteriores a toda ley, perjuicios en caso de accidente a la superiores a ella y, para emplear una madre. El derecho positivo trasciende expresión kantiana, “condición de a los miembros de la comunidad polí- posibilidad” de la ley. Los “derechos tica existente, y por eso –en democra- del hombre” son independientes de cia– asegura la continuidad de la co- la ley y de la sanción del legislador. munidad política. Legislar es elaborar Pueden ser proclamados, descubier- un proyecto y reconocer, aun para los tos, reconocidos. Pero no pueden futuros ciudadanos, que son sujetos ser atribuidos por nadie, cedidos por de derechos y deberes. nadie, ni concedidos por nadie. Son imprescriptibles e inalienables. Así lo El legislador puede tomar en han comprendido los hombres que cuenta las costumbres, pero los he- han hecho posibles los grandes mo- chos no son necesariamente norma vimientos revolucionarios de la histo- jurídica. Las infracciones a la ley no ria. Los “derechos del hombre” a lo prueban nada contra la ley, a menos largo de los siglos, son objeto de una que se postule una infeliz confusión progresiva toma de conciencia. entre el hecho y el derecho. Por su- puesto que tal confusión, bien ali- Existe pues una distinción entre mentada, es medio fértil para las más “derechos del hombre” y legislación absurdas demagogias. Pero es asi- positiva. Los regímenes totalitarios mismo algo peor: significa poner en suprimen esa distinción. Para ellos 51
DOSSIER Carlos Castillo Peraza la justicia la define únicamente la del Legislativo o del Ejecutivo. La ley; lo legal es lo justo. No hay dis- distinción entre derechos del hom- cusión de las leyes, que se imponen bre y ley positiva permite además por cualquiera de las modalidades limitar al legislador y prevenir sus de la fuerza. posibles arbitrariedades. Este emi- te leyes generales que deben res- ¿Qué sucede si se da una ley que petar los derechos del hombre. No “liberalice” el aborto? Primero: el le- le compete vigilar su cumplimiento. gislador se arroga la prerrogativa de Los jueces ponderan la responsabili- constituir a los sujetos de derecho. dad subjetiva en las fallas objetivas. Lo serán quienes reúnan determina- das características, incluso el caba- Así que una ley liberalizadora del llo de Calígula, no lo serán quienes aborto da inicio a un proceso que carezcan de ellas, por ejemplo los conduce a negar la separación de que no sean rubios, los negros, los los poderes y la aparición de un indígenas. Segundo: se arroga la fun- Estado opresor que pretende ser ción de definir los derechos de esos el creador de los sujetos de dere- sujetos y de quienes no lo sean (has- chos. Desde el momento en el que ta el de decidir su muerte, es decir, el Poder Legislativo renuncia a to- negarle derecho a la vida). mar en consideración derechos an- teriores a la ley, la fuerza comienza Todos los poderes dictatoriales han a aparecer como fuente del dere- soñado con reunir en sí tales prerroga- cho, de la legitimidad y de la moral. tivas exorbitantes, desmesuradas. Hobbes y su Estado voraz, los so- fistas y su justicia igual a la fuerza, La distinción entre persona y ciu- no soñaron con algo distinto. Sus dadano, entre derecho del hombre y herederos están a la vista. Sólo el ley positiva, es sin duda una de las Estado hipertrofiado se atreve a os- adquisiciones más importantes de la tentar la prerrogativa de determinar humanidad. Es la base misma de la quién es sujeto de derecho y cuales democracia, que es un sistema po- los derechos de tal sujeto. lítico que cree en la perfectibilidad de la ley. Es el motor del progreso Moralistas a destajo institucional de una comunidad ha- Pero eso no es todo. La de- cia formas más justas y más libres gradación política que significa la y más participativas. No es raro que simple aceptación en principio del tal distinción sea al mismo tiempo aborto no sólo cuenta con sus mé- la más amenazada pues ella “pene- dicos y sus legisladores. También tra todas las instituciones políticas tiene sus moralistas, que se agaza- de los Estados democráticos mo- pan en dos actitudes: el silencio y la dernos, que encuentran en ella el justificación. Con las dos persiguen principio de la separación del Poder idéntico objetivo: ofrecer el tranqui- Legislativo del Poder Judicial, así lizante de una moral a la carta. Es como el principio de la limitación del “lógico”, en algunos casos, pues poder estatal” (Schooyans). una vez que se ha aceptado que la sexualidad es una simple nece- Si la ley positiva y derechos del sidad del “Yo” –desprovista de toda hombre fueran la misma cosa de dimensión personal, de comunica- nada serviría el Poder Judicial. La ción, de intercambio– ¿qué trabajo moralidad quedaría definida por la puede dar recetar el aborto como observancia de la ley, sin recurso a solución a eventuales fallas de la agravantes o a atenuantes. El juez anticoncepción? se transforma en agente de tránsi- to: sólo le compete constatar si la Las justificaciones se producen conducta se alejó de la disposición. en torno a dos temas: el del “niño Pero esto equivale a decir que la deseado” y el de la distinción entre función Judicial se vuelva apéndice “humano” y “humanizado”. 52
Carlos Castillo Peraza DOSSIER Supuestos argumentos propios. En resumen, se trata de la En el primer caso, la suerte del vieja querella contra los sofistas: ¿es ser concebido depende de si alguien el hombre la medida de todas las co- lo considera valioso o no, al grado de sas? Si lo es, bien puede ser él quien desearlo. No importa que ya exista. decida si el “otro” es o no humano, si El derecho de seguir existiendo, de es o no sujeto de derechos y qué de- crecer, de llegar a ser, no lo tiene él, rechos le corresponden. sino que lo recibe de sus padres o de algún otro adulto. Si ese “otro” lo De la respuesta a aquella pregun- reconoce como un valor, como algo ta depende el llegar a concepciones deseable, podrá permanecer en la radicalmente diferentes acerca de la vida. Todo depende de si es un valor sociedad. Si el “Yo” es medida univer- por y para otro. Este “otro”, normal- sal, ese yo es el juez último de todos mente adulto y, por tanto, más fuerte, los valores y el árbitro definitivo del ser se arroga el derecho de decidir, de de los otros. Decidirá si la justicia es manera unilateral, si el niño en gesta- fuerza; si el indio, el negro, el judío, el ción merece existir. Se constituye en ignorante o el disidente son humanos árbitro del ser, en señor de la vida. El y si merecen vivir; si Dios ha muerto y poderoso tiene así en sus manos el si el yo es su propio creador y aniquila- ser mismo del débil y podrá consti- dor. Prometeo, en una palabra. tuirse cuantas veces quiera en “lobo del hombre”. Sólo podrá continuar El hombre del miedo siendo quién él –el adulto– califique Pero este “Yo” exacerbado es de valioso, de deseable. el hombre del miedo, porque teme a la arbitrariedad de los otros, que En el segundo caso, el de la dis- son tan libres como él y le aparecen tinción humano-humanizado, se ra- como amenazantes. Es el yo del que zona de la siguiente manera: se su- hablaba León Felipe cuando escribió: pone que la distinción entre lo que es “Aquí no hay más que átomos, áto- humano y lo que ya ha sido humani- mos que se muerden”. Este hombre zado es clara. Se parte de la hipótesis pedirá gobiernos fuertes que garanti- de que la existencia humana está mar- cen su seguridad frente a los demás cada por una división esencial. Pero egos prometeicos. Buscará la elimi- ¿lo está? De ninguna manera. Se trata nación del enemigo o su reducción a de un paso indebido del orden racio- alguien idéntico a él, por medio de la nal al orden real, de una distinción que sumisión a la fuerza absoluta –cár- se realiza a partir de un proceso que cel, campo de concentración, tortu- es único y porque no hay fundamen- ra, asilo psiquiátrico, muerte– única tos antropológicos para sostenerla. Se garantía de seguridad individual. confunde una distinción de razón con una división de hecho. En la evolución Esta mentalidad tiene tal vez su del ser humano es imposible fijar el expresión más cínica y más fría en la momento en que se pasa de lo huma- liberalización del aborto. Con ella, es no a lo humanizado porque lo que es posible considerar al niño no nacido humano siempre está humanizándose. como enfermedad a curar, como pa- rásito a eliminar o enemigo a liquidar. Problema de otro orden No importa que esté inerme, mudo, Como puede verse, el debate so- indefenso. En el límite, lo mismo da bre el aborto nos conduce –por el lado que sea niño, enfermo incurable, que lo veamos– a problemas serios débil mental, anciano improductivo, de orden filosófico. El más grave de extranjero, de raza diferente. El bien éstos es el de saber si el pensamiento y el mal se definen según las conven- humano crea con su actividad los ob- ciones dominantes. El valor del que jetos que piensa o debe someterse a es “otro que yo” queda en suspenso la realidad; a una realidad que no es el hasta que mi yo resuelva. Está por de- hombre quien la constituye, sino que, más añadir que en este universo no por si misma, tiene existencia y valor hay sitio para el amor. El subjetivismo 53
DOSSIER Carlos Castillo Peraza del conocimiento conduce así hacia capitalista. Esto le resulta particu- aborto a voluntad hace de la mujer un la sociedad de la violencia. larmente fácil, dado que, a ojos del objeto wash and wear y desechable, marxismo, el sujeto de los derechos como tantos otros productos efíme- Implacables serán las ciencias y las es el género humano y nunca la per- ros de la sociedad de consumo. técnicas de tal universo: quedarán con- sona individual. vertidas en instrumentos de la voluntad Fidelidad a lo real de poderío, del egoísmo, del hedonismo En ningún caso se trata de saber Del todo diferente es la comunidad de la oportunidad. cuál es la verdad. En todos se persi- política que forman quienes son fieles gue la conservación o la obtención del a lo real. El hombre realista reconoce Feminismo aberrante poder. Liberación sería, en todo caso, que el ser distinto de él tiene valor y Y aquí cabe hacer referencia a defender el derecho a ser plenamente consistencia independientemente del la mujer. Ciertos movimientos lla- de quien es dependiente, porque el he- reconocimiento del que pueda ser mados de liberación femenina pare- cho que un hombre dependa de otro objeto. En el caso de los seres huma- cen repetir las terribles palabras del no significa que éste pueda disponer nos diferentes al yo que los conoce, Marqués de Sade: “Imaginar que no a su antojo de él. Este es el caso del estos son sujetos de derecho por sí se puede destruir, si así se necesita, niño por nacer. No es su madre quien mismos y más allá del legislador, del un poco de materia fecundada, es lo constituye en sujeto de derecho, él juez y de quien fuere. Los bienes ma- llevar demasiado lejos el respeto por lo es por sí mismo. Ser dependiente teriales no están sometidos al imperio ella”. En nombre de esa “liberación”, de ella para vivir no equivale a deberle del poderoso: son patrimonio común se olvida que los países dominantes absolutamente el ser, al grado que ella a disposición de todos. El hombre es gastan mucho dinero en propagan- pueda negárselo. El “niño de probeta” reconocido como tal y toda domina- da para convencer a la madre de prueba lo contrario. ción egoísta, toda injusticia, es vista que puede disponer de su hijo como como inmoral. Ningún ser humano si fuera una verruga de su propio Lo peor del caso es que las abor- tiene allí función de medio. Nadie es cuerpo. Lo hace el imperialismo nor- tistas ven al niño como dicen ser vis- visto como amenaza. teamericano a través de sus firmas tas por el hombre dominador: como químico-farmacéuticas y sus centros cosa. Y, en el frenesí de las reivindica- La conquista de estos principios es de investigación y planeación. Lo ciones absurdas, no ven que el aborto resultado de la batalla de la humanidad hace el soviético al apoyar, en nom- a discreción las deja más que nunca contra lo arbitrario. Y no es irreversible. bre del socialismo, la reivindicación a la merced del macho irresponsable, Siempre se puede retroceder y por menos humanista de la burguesía gran beneficiario de la liberación. El eso es necesario no desmayar en la 54
Carlos Castillo Peraza DOSSIER vigilancia y en el avance. Allí donde se relaciones con los demás, “el hombre ¿Liberalizar el aborto? Si, si el hom- ponen en tela de juicio los derechos puede dejar a un lado todo sentido bre, si el “Yo”, es medida de todo. No, del hombre –el derecho a la vida, ante de su propia responsabilidad, es de- si toda existencia diferente a la propia, todo– la regresión ha comenzado y cir, mutilar la relación humana en una merece respeto por sí misma. No hay se inicia el retorno a la jungla, a la ley de sus características esenciales: la alternativa. Aceptar el aborto es lanzar del más fuerte. La “liberalización” del reciprocidad” (Schooyans). a la comunidad política hacia la razón aborto abre el camino a una sociedad del más fuerte. En los países democrá- en la que no privará la razón. Todo ¿Qué opción queremos para ticos, el riesgo es retroceder a formas ser considerado como un peligro po- México? Escoger el aborto hoy, es ya superadas de barbarie. En los paí- drá ser eliminado –aséptica y legal- poner las bases para el totalitarismo ses dependientes, aun en camino ha- mente– comenzando por el no na- definitivo mañana. No importa el co- cia la democracia, es poner el pasado cido. El ser nuevo será considerado lor de Leviatán. Lo grave es que en como meta. El aborto es un problema enemigo. El peligro no estará ya en una sociedad sea necesario matar que atañe a la sociedad y a su futuro. el complejo de Edipo, sino en el del para vivir. Esto conduce a una re- Es un problema político que nos pone padre de Edipo, como lo ha hecho flexión simultánea: si en México exis- ante las dos posibles opciones comu- notar un médico colombiano que ha ten hoy injusticias tales que dejan a nitarias: o justicia, libertad y participa- llamado “Complejo de Layo” a esta miles de mexicanos sin derechos ción, es decir, democracia; o capricho, tendencia, a la que identifica como reales, o que empujan hacia el abor- injusticia, arbitrariedad e imperio de la el temor a que el nuevo ser quite el to, nuestro país, con ley o sin ella, fuerza, es decir, dictadura. “La libertad puesto al viejo. es una Nación abortista. Por eso –escribió Rosa Luxemburgo– es fun- no basta decir a donde nos llevaría damentalmente la de quien es diferente Proyecto político profundamen- la legalización de este crimen, sino a mí”. te reaccionario, la liberalización del además decidirnos a evitar cualquier aborto oculta mecanismos de do- tipo de atentado contra la vida en Bibliografía minación de diversa índole. Los en- nuestra patria. Si el ser humano es • Cottier, Georges, Problemes de l´euthaasie, Nova et mascara con el sueño del bienestar: tal desde la concepción, toda vícti- Vetera, Friburgo, 1975. la ilusión de la Disneylandia del con- ma de la miseria o de la penuria es • Schooyans, Michel, L´avortment, probleme politique, Nouvelle Revue Théologique, Bruselas, 1978. sumo que no es más que el campo un ser abortado. He aquí una razón • ______, Maitrise de la vie, domination des hommes, de concentración del espíritu, según de más para abordar este problema Lethielleux, París, 1986. • Blázquez, Niceto, El Aborto, BAC-bolsillo, Madrid, frase feliz de un escritor mexicano. desde el punto de vista político. 1978. El aborto legal significa que, en sus • Grisez, Germain, El Aborto: mitos, realidades y argumentos, Sígueme, México, 1972. 55
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