"ASAMBLEA CONSTITUYENTE": LO QUE ESTÁ DETRÁS DE UN ESLOGAN - Squarespace
←
→
Transcripción del contenido de la página
Si su navegador no muestra la página correctamente, lea el contenido de la página a continuación
“ASAMBLEA CONSTITUYENTE”: LO QUE ESTÁ DETRÁS DE UN ESLOGAN Las movilizaciones actuales tienen como característica central el no contar con una orgánica ni con una inspiración ideológica. Sin embargo, la izquierda ideológica sigue queriendo ser lo que no es y se ha autoproclamado como la intérprete de las demandas sociales y, ante los heterogéneos deseos de la multitud, ha ofrecido una solución que por su simpleza y vaguedad debería despertar sospe- cha: una Asamblea Constituyente. En la presente Minuta Republicana hablaremos sobre el eslogan político de “Asamblea Constituyen- te” y la enorme distancia que guarda el uso retórico de este eslogan con la realidad práctica de crear una nueva Constitución a través de una asamblea; veremos también la errática relación de la izquier- da con la carta fundamental y reafirmaremos una premisa básica: las constituciones no son mágicas. I. LA IZQUIERDA, NUEVAMENTE QUERIENDO SER LO QUE NO ES El día viernes 25 de octubre se realizó una marcha a la que asistieron más de un millón de personas, en ella se congregaron una gran cantidad de pretensiones y deseos. Lo cierto es que dicha marcha fue tan masiva como heterogénea. «No hay orgánica que los con- duzca, ni orientación ideológica que los inspire», afirmó el rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña.1 Sin embargo, la evidente diversidad y falta de orgánica de esta movilización masiva no ha sido impedimento para la izquierda en su ya clásica pretensión de creerse los intér- pretes de “la voz de la calle”. Esta semana, han procesado la inconmensurabilidad de los deseos y rabias de los chilenos en una solución: una Asamblea Constituyente. Con esta solución, la izquierda ideológica reduce este movimiento a su conveniencia, como si la multitud que se concentró el viernes y la parte de la población que simpatizó con ellos fuera «una totalidad sin fisuras».2 1 Peña, Carlos (2019): “El nuevo arcoíris”, en El Mercurio, 27 de octubre de 2019. Disponible en: http://www.elmercurio.com/blogs/2019/10/27/73482/El-nuevo-arcoiris.aspx 2 Rojas, Gonzalo (2019): “¿Despertó y cambió Chile?”, en El Mercurio, 30 de octubre de 2019. Disponible en: http://www.elmercurio.com/blogs/2019/10/30/73586/Desperto-y-cambio-Chile.aspx 1
Con todo, la izquierda no solo falla en su pobre e interesado diagnóstico, hace lo propio con la solución que propone: una Asamblea Constituyente no deja de ser un eslogan incapaz de solucionar los problemas de la ciudadanía. II. LA IZQUIERDA Y LA CONSTITUCIÓN En vistas de su trayectoria histórica, la izquierda chilena ha pasado de legitimar y hacer suyo el actual texto constitucional a señalarlo como el principal culpable de todos los ma- les ciudadanos. De hecho, la Constitución Política de Chile presenta la firma de Ricardo Lagos Escobar, quien, el día 17 de septiembre de 2005 pronunció las siguientes palabras: «Este es un día muy grande para Chile. Tenemos razones para celebrar. Tenemos hoy por fin una Constitución democrática, acorde con el espíritu de Chile, del alma per- manente de Chile; es nuestro mejor homenaje a la independencia, a las glorias patrias, a la gloria y a la fuerza de nuestro entendimiento nacional» Solo diez años duró este discurso al interior de la izquierda. Muestra de lo anterior son las declaraciones, en tiempos del segundo gobierno de Michelle Bachelet, de quienes también fueron ministros de Ricardo Lagos, Mario Fernández y Nicolás Eyzaguirre. Mario Fernández dijo que “casi todos los problemas que se viven diariamente tienen que ver con la Constitución”, mientras que Eyzaguirre señalaba que: “el tipo de pan, de techo y de abrigo y a quien le llega, depende del marco constitucional”. Frente a este cambio de discurso, el profesor Sebastián Soto afirmaba lo siguiente: «Me niego a creer que ambos ministros crean de verdad lo que están diciendo. La historia y el sentido común muestran que los problemas de pan, techo y abrigo se solucionan por medio de políticas públicas acertadas. La Constitución poco aporta en todo eso. Pero el que lo hayan dicho coordinadamente muestra que ese será el discurso oficial». Soto, Sebastián (2017): “Constitución de Aladino” en La Tercera, 11 de abril de 2017. Disponible en: https://lyd.org/opinion/2017/04/columna-sebastian-soto-la-tercera-constitucion-aladino/ 2
En definitiva, la izquierda ideológica ha querido culpar a la Constitución Política de su incapacidad de permitir un mayor bienestar a la sociedad chilena. Es elocuente, en este senti- do, el resultado de una encuesta realizada en diciembre de 2015 en la que, entre otras cosas, aparece que un 67% de los encuestados cree que “una nueva Constitución permitirá su- perar los problemas que hoy tiene el país en temas como educación, seguridad y salud”.3 Es una verdadera ilusión que se alimenta de promesas irres- ponsables, porque ciertamente es una irresponsabilidad atri- buirle a un texto el poder para superar los problemas que tiene en Chile en áreas como la educación, la seguridad y la salud. El cambio constitucional aparece como la excusa perfecta para justificar sus incapacida- des anteriores y prometer un futuro distinto. Lo cierto es que cada vez que se le pregunta a un miembro de la izquierda ideológica “¿qué cambiarías de la Constitución?” pocas veces plantean un cambio concreto en la carta fundamental, lo que confirma la sospe- cha de que un cambio constitucional se trataría más de un eslogan que de una medida concreta. III. EL ESLOGAN DE LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE Un eslogan se define como una frase breve, expresiva y fácil de recordar, que se utiliza en publicidad comercial, propaganda política, etc. con el fin de orientar una conducta. Esta parece ser una forma correcta para identificar al término “Asamblea Constituyente”, la cual ya se ha transformado en un lugar común para todo aquel que desee hablar de los problemas de Chile sin proponer una solución concreta. Con todo, la solución de una Asamblea Constituyente como mecanismo para crear una Constitución no parece ser tan fácil como lo es usarlo como eslogan: Por una parte, la Asamblea Constituyente como mecanismo de ingeniería constitucio- nal no cuenta con precedentes históricos positivos, como bien señala José Francisco García: «La generación de nuevas Constituciones han sido, por regla general, un fenó- meno asociado a situaciones de post guerra externa o interna, o desde el tránsito de un 3 Cadem (2015): “Track semanal de Opinión Pública”, Estudio N° 102, 28 de diciembre de 2015. Disponible en: https://plazapublica.cl/encuestas/plaza-publica-cadem-estudio-n-102/ 3
régimen autoritario a uno democrático. Ello es lo que ha pa- sado en África y en Asia. Ello contrasta con lo que ha sucedi- do en Latinoamérica, donde los casos de Venezuela, Ecuador y Bolivia muestran que el proceso constituyente está puesto más bien al servicio de modificar el estado de cosas exis- tente, y rearmar el escenario político para buscar favorecer a grupos políticos específicos o darles mayor poder del que ya tienen».4 El mérito de un eventual apoyo popular a la Asamblea Constituyente está en la forta- leza de su eslogan y no en la pertinencia del uso del mecanismo. «La gran mayoría de los chilenos quiere una nueva Constitución porque, en realidad, nos han vendido que ésta será la “Constitución de Aladino”, esa que hace realidad todos tus sueños. Y mien- tras todo siga al nivel de las frases simples, como las de los ministros, la adhesión por una nueva Constitución no bajará».5 A su vez: «La población suele ser proclive a aceptar nuevas variantes constitucionales que, al menos en apariencia, la empoderan ante el Go- bierno (por medio de la mención de nuevos derechos) pero que, en la práctica, pueden acabar potenciando más bien al poder ejecutivo».6 Una Asamblea Constituyente requiere de un tiempo y un gasto de energías que no se condicen con la facilidad con la cual se repite el eslogan de “Asamblea Constituyente”, como bien lo señala la investigadora del IES Mariana Canales: «[L]a AC supondría un período de tiempo largo para diseñar e implementar un procedimiento me- diante el cual ésta se lleve a cabo, para discutir a nivel ciudadano las propuestas para una nueva Constitución, y finalmente para interpretarlas y elaborar un proyecto de carta fundamental (cosa que, por lo demás, ya se hizo en el gobierno anterior). Todo esto supone un gasto de energía y tiempo que bien puede ser dedicado a avanzar en las necesidades más urgentes de las personas. De ahí que llame la atención la liviandad con la que algunos políticos han promovido la iniciativa». Canales, Mariana (2016): “Asamblea Constituyente: ¿En qué está la izquierda?” en El Líbero, 29 de octubre de 2019. Disponible en: https://ellibero.cl/opinion/mariana-canales-asamblea-constituyente-en-que-esta-la-izquierda/ El gasto de energía de un proceso constituyente ya lo vivimos durante el segundo man- dato de la presidenta Bachelet. Todo el gasto público perdido en dicho proceso —Solo la canción del proceso constituyente costó 24 millones de pesos7—, las ingentes can- tidades de recursos invertidos en propaganda, organización de cabildos, plataformas 4 García, José Francisco (2013): “5 mitos sobre la Asamblea Constituyente”, en Libertad y Desarrollo, 24 de abril de 2013. Disponible en: https://lyd.org/centro-de-prensa/noticias/2013/04/5-mitos-sobre-la-asamblea-constituyente/ 5 Soto, Sebastián (2017): “Constitución de Aladino” en La Tercera, 11 de abril de 2017. Disponible en: https://lyd.org/opinion/2017/04/columna-sebastian-soto-la-tercera-constitucion-aladino/ Ferguson, Niall y Lansberg-Rodríguez, Daniel (2017). Constituciones desechables, Fundación para el Progreso. 4 6 Disponible en: http://fppchile.org/wp-content/uploads/2017/11/Constituciones-desechables-niall-ferguson-2017-fpp-fundacion-para-el-progreso.pdf 7 https://www.cooperativa.cl/noticias/pais/politica/reformas-constitucionales/cancion-del-proceso-constituyente-costo-24-millones-de-pesos/2016-08-24/161344.html
electrónicas, y todo ¿para qué? Para un documento que pro- bablemente se guardó en un cajón de la presidencia. ¿Y por qué se guardó? Porque, en buenas cuentas, no servía para nada. Las Constituciones no nacen así nomás de la suma de preferencias. ¿Cuántas expectativas frustradas? ¿Cuánto tiem- po perdido? Creo que no hay mejor experiencia para un chileno, para entender lo que implica hacer una nueva constitución. Los problemas de Chile no se solucionarán agregando más derechos constitucionales en la carta fundamental, «las Constituciones no son mágicas, escribir derechos en ellas no significa que estos se harán realidad si no existen las instituciones adecuadas para promover los factores que explican el progreso de los países».8 Así, la constitución vene- zolana cuenta con el doble de derechos constitucionales que su par chilena y no hace falta decir que en Chile se respetan los derechos fundamentales de mejor manera que en Venezuela. Ante el reclamo impetuoso del eslogan “Asamblea Constituyente” es necesario respon- der con la responsabilidad que la institucionalidad exige.9 Tal como lo plantea Arturo Squella: «Parte del descontento se explica por el hecho de creer vivir en un país desarro- llado sin serlo todavía. Habrá que ver con el paso de los días, si seguiremos tropezando con la trampa propia de países de ingreso medio, o abordaremos las urgencias, teniendo el cuidado de no cometer los mismos errores de hace algunas décadas en Venezuela».10 Las soluciones mágicas no existen y es mucho lo que podemos perder como sociedad si nos echamos a los brazos de propuestas populistas. IV. A MODO DE CONCLUSIÓN: LO QUE ESTÁ DETRÁS DEL ESLOGAN La promesa que explica el poder de atracción del eslogan “Asamblea Constituyente” -una mejora de las condiciones de vida de los chilenos- es un espejismo, como ya se ha visto más arriba. Pero, aparte de la mentira que se esconde detrás del eslogan y la consi- guiente frustración social que se produciría en Chile si nos embarcáramos en tal aventura, hay un elemento aún más pernicioso para la convivencia política. Este elemento consiste en “saltarse” los mecanismos democráticos para refundar las bases políticas de nuestra organización. Es propio de todos quienes respaldan una Asamblea Constituyente un gra- 8 Larroulet, Cristian (2016): “¿Nueva constitución? Hablemos en serio” en El Mostrador, 20 de mayo de 2016. Disponible en: https://lyd.org/opinion/2016/05/columna-cristian-larroulet-mostrador-nueva-constitucion-hablemos-serio/ 9 Fundación Jaime Guzmán (2013): “¿Es necesaria una asamblea constituyente en Chile?”, Ideas&Propuestas, n° 126. Disponible en: https://www.fjguzman.cl/wp-content/uploads/2018/05/I-y-P-n%C2%BA126-web.pdf 10 Squella, Arturo (2019): “Responsabilidad y estado de derecho”, en La Tercera, 26 de octubre de 2019. Disponible en: https://www.latercera.com/opinion/noticia/responsabilidad-estado-derecho/879334/ 5
do muy alto de impaciencia con el “timing” de la democracia, que es lento. Hacer leyes es lento, porque poner de acuerdo a quienes piensan distintos, toma tiempo. Pero en esto con- siste la democracia: en respetar las opiniones e intereses de las personas y transformarlos en fórmulas que puedan orga- nizar de manera general nuestra convivencia. La Asamblea Constituyente esconde, en el fondo, una intolerancia al ritmo de la demo- cracia. Lo considera demasiado lento. Los partidarios de la AC quieren cambios aquí y ahora, por eso no pueden ajustarse al ritmo de la democracia. Pero hay más. La demo- cracia, precisamente porque intenta coordinar los múltiples intereses de los ciudadanos, encauza la voluntad de cambio de manera gradual e incremental; normalmente, no hay cambios radicales en democracia, porque siempre hay intereses opuestos que es pre- ciso equilibrar. Quienes quieren cambios inmediatos y radicales, no pueden aguantar el ritmo de la democracia. De hecho, desde el punto de vista de la inmediatez y radicalidad de los cambios, es mucho más eficaz una dictadura que una democracia. En fin, se puede decir que los partidarios de una AC son enemigos de la democracia, aunque no lo digan; aunque no se atrevan a decirlo. 6
FORMACIÓN REPUBLICANA Todo republicano tiene el deber de formarse al mayor nivel posible. Si le dedicaras 1 hora de estudio al día a este tema (leyendo una página cada 5 minutos) en 7 días podrías tener una muy buena formación en torno a este tema. Te recomendamos la lectura de los siguientes escritos: Larroulet, Cristian (2016): “¿Nueva constitución? Hablemos en serio” en El Mostrador, 20 de mayo de 2016. Día 1 Disponible en: https://lyd.org/opinion/2016/05/columna-cristian-larroulet-mostrador-nueva-constitucion-hablemos-serio/ Fundación Jaime Guzmán (2013): “¿Es necesaria una asamblea constituyente en Chile?”, Ideas&Propuestas, n° 126. Día 2 Disponible en: https://www.fjguzman.cl/wp-content/uploads/2018/05/I-y-P-n%C2%BA126-web.pdf Soto, Sebastián (2015): “La trampa de la Asamblea Constituyente”. Disponible en: Día 3 http://derecho.uc.cl/es/noticias/derecho-uc-en-los-medios/15731-profesor-sebastian-soto-la-trampa-de-la-asamblea-constituyente Ferguson, Niall y Lansberg-Rodríguez, Daniel (2017). Constituciones desechables, Fundación para el Pro- Día 4 greso. Disponible en: Día 5 http://fppchile.org/wp-content/uploads/2017/11/Constituciones-desechables-niall-ferguson-2017-fpp-fundacion-para-el-progreso.pdf Soto, Sebastián (2017): “Constitución de Aladino” en La Tercera, 11 de abril de 2017. Disponible en: Día 6 https://lyd.org/opinion/2017/04/columna-sebastian-soto-la-tercera-constitucion-aladino/ Día 7 Squella, Arturo (2019): “Responsabilidad y estado de derecho”, en La Tercera, 26 de octubre de 2019. Disponible en: https://www.latercera.com/opinion/noticia/responsabilidad-estado-derecho/879334/ 7
También puede leer