EL CLIMA DEL TÉRMINO MUNICIPAL DE ZARAGOZA EN EL CONTEXTO DEL CAMBIO GLOBAL - José M. Cuadrat, Miguel Ángel Saz, Roberto Serrano, Ernesto Tejedor ...
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EL CLIMA DEL TÉRMINO MUNICIPAL DE ZARAGOZA EN EL CONTEXTO DEL CAMBIO GLOBAL José M. Cuadrat, Miguel Ángel Saz, Roberto Serrano, Ernesto Tejedor Departamento de Geografía. Universidad de Zaragoza Marzo, 2014
ÍNDICE 1. Introducción ……………………………………………………………………. 2 2. Fuentes y metodología ……………………………………………………… 3 2.1. La base de datos climática ..………………………………………….... 3 2.2. Análisis de homogeneidad y reconstrucción de la serie climática ….. 5 3. Características del clima de Zaragoza ……………………………………… 6 4. Evolución y tendencia del clima de Zaragoza …………………………….. 7 4. 1. Evolución de las temperaturas ……………………………………….. 7 4. 2. Tendencias de las temperaturas ……………………………………… 11 4.3. Extremos de temperatura …………………………………………….... 16 4.3.1. Noches tropicales y extremos de calor ……………………….. 18 5. Conclusiones …………………………………………………………………. 22 6. Bibliografía …………………………………………………………………… 24 ANEXOS Anexo 1. Indicadores climáticos ……………………………………………… 26 Anexo 2. Control de calidad de los datos climáticos ……………………….. 54 Anexo 3. Base de datos: serie térmica de Zaragoza ………………………. 57 1
1. INTRODUCCIÓN En los procesos de urbanización regidos por el planeamiento se propone la conveniencia de que se consideren no sólo las variables económicas y sociales, sino también las cuestiones medioambientales, y en particular el conocimiento del clima de las ciudades, como horizonte para lograr la sostenibilidad en los modelos de desarrollo urbanos. El propio Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente señala de manera específica que para una eficaz planificación del medio ambiente en entorno urbano es necesario preparar estudios detallados del clima como recurso y como riesgo del municipio. Y así se recoge en el Plan Estratégico de la ciudad de Zaragoza y en la Agenda 21 Local sobre Protección de la Atmósfera. En el actual contexto del cambio global, las ciudades están en el centro de la problemática ligada al cambio climático. Por una parte, contribuyen ampliamente al calentamiento general observado, porque concentran buena parte de las actividades humanas responsables de las mayores emisiones de gases de efecto invernadero; y por otra, acentúan localmente el incremento térmico por el fenómeno de isla de calor que origina la propia ciudad. Las consecuencias de este doble proceso son numerosas y variadas, en términos de gestión de infraestructuras, recursos de agua, contaminación, confort y salud pública, demanda de energía, etc. Por estas razones, para poder preparar las ciudades a este cambio, es necesario evaluar su vulnerabilidad con el fin de elaborar las estrategias adecuadas de adaptación. Desde estos principios, en el presente informe se realiza un estudio detallado del clima térmico de Zaragoza y de su evolución reciente, y se elaboran los indicadores necesarios para la incorporación de consideraciones de cambio climático en la gestión y planificación ambiental de la ciudad y su entorno. Se profundiza además en otro aspecto destacado desde el punto de vista bioclimático como es la detección de fenómenos térmicos extremos, debidos en parte al proceso de urbanización, como son las noches tropicales, los días de helada o las anomalías respecto a los valores normales. Por otra parte, por la especial ubicación del término municipal de Zaragoza en el sector central de la Depresión del Ebro, en un contexto climático mediterráneo semiárido, con predominio de las formaciones de matorral y herbazales de bajo porte, se analizan los datos dendroclimáticos que nos aportan las especies forestales de Pinus halepensis, de particular valor ambiental para la ciudad de Zaragoza, tanto desde el punto de vista paisajístico, como el social desde la perspectiva del ocio y tiempo libre. 2
2. FUENTES Y METODOLOGÍA 2.1. La base de datos climática El problema principal en todo análisis de la evolución del clima es la disponibilidad de información de calidad y larga extensión temporal. Hasta mediados del siglo XIX la información instrumental en España es prácticamente inexistente, quedando reducida a las series barométricas y termométricas iniciadas en Madrid en 1732 y a otras observaciones regulares desarrolladas en Barcelona y Gibraltar. A mediados del siglo XIX comienzan a realizarse registros sistemáticos de temperaturas y precipitaciones en diferentes capitales provinciales, entre las cuales se encuentra Zaragoza. En la capital aragonesa las primeras mediciones meteorológicas se inician el año 1858, en el observatorio de Zaragoza-Instituto, donde se recogen datos sobre precipitación. Años más tarde, en 1869, empiezan a registrarse también datos sobre temperatura en ese mismo observatorio. Con el tiempo, la estación meteorológica inicial sufrió varios cambios de emplazamiento hasta su ubicación definitiva en el aeropuerto de la ciudad; y a la vez, otros observatorios se instalaron en Zaragoza, con duración y calidad muy variables. Código Denominación ________ _________________________ 9434 Zaragoza Aeropuerto 9434E Zaragoza Pikolín 9434M Zaragoza Rey Ardid 9434N Zaragoza Ranillas 9434P Zaragoza Valdespartera 9434V Zaragoza Instituto 9443D Zaragoza Facultad de Ciencias 9443E Zaragoza Observatorio 9443U Zaragoza 9443V Zaragoza Canal 9444 Zaragoza Granja 9498G Zaragoza El Zorongo 9499 Zaragoza Aula Dei 9500 Zaragoza Cogullada Cuadro 1. Relación de observatorios meteorológicos de Zaragoza La recopilación de esta información, y el previo control de calidad y homogeneización, es la que ha hecho posible el análisis secular de las 3
temperaturas de Zaragoza, conocer su evolución y la tendencia hasta la actualidad, y ha permitido también caracterizar el comportamiento temporal de los valores extremos y observar los días de calor y frio extremo, en los que sin duda tiene una influencia notable la acción urbana. En total son 14 estaciones de observación meteorológica, de las cuales 10 tienen información térmica disponible. Su denominación y código de clasificación se indican en el cuadro 1. Figura 1. Localización de los observatorios meteorológicos de Zaragoza Aunque el número de observatorios es elevado, desafortunadamente la longitud de los registros es muy dispar (véase la figura 2), y además están afectadas con frecuencia por circunstancias ajenas al comportamiento del clima, tales como variaciones de emplazamiento, cambios de instrumentación, alteración del entorno de los observatorios, etc.; por este motivo, para la obtención de una base de datos única y de calidad, las series climáticas deben someterse a un proceso de control de calidad y análisis de homogeneidad para que cualquier cambio o tendencia registrada sea respuesta directa de la evolución del clima y no de aspectos externos no climáticos. Para abordar este problema se han desarrollado diversos métodos que intentan discriminar la señal propiamente climática del ruido producido por los factores mencionados. En nuestro caso, se ha seguido la metodología implementada por la Organización Meteorológica Mundial, en la acción COST 4
ESO601 HOME, generadora del método HOMER para la homogeneización de series mensuales y anuales de temperatura. La explicación de la metodología de análisis y los pasos seguidos para la confección de la base de datos se detalla en el Anexo 2. Y en el apartado bibliográfico se indican también las principales fuentes de información empleadas. Figura 2. Longitud y lagunas de los observatorios meteorológicos de Zaragoza 2.2. Análisis de homogeneidad y reconstrucción de la serie climática El proceso de homogeneización supone la eliminación de valores atípicos, la detección por pares y la selección de punto de ruptura de las series. El trabajo consiste básicamente en una sucesión de ciclos: un ciclo de detección, seguido de un ciclo de corrección o de ajuste, y por último un nuevo ciclo de detección y corrección, para llegar a la serie climática final. Con el apoyo de los metadatos disponibles, se ha realizado una aproximación estadística para detectar las discontinuidades en las series mensuales e identificar de manera más fiable la naturaleza de la discontinuidad. En todas las metodologías que intentan detectar los puntos de discontinuidad/ruptura, el principal reto es determinar si ese punto lo es realmente y no es fruto del azar o de un artificio estadístico. Este método asume que cada uno de los valores de las series que forman el conjunto a homogeneizar puede ser descompuesto en un efecto climático, común a todas ellas, y un efecto de estación, constante en caso de serie homogénea, y variable en el tiempo en caso de ser inhomogénea. 5
Este procedimiento añade la posibilidad de realizar la detección simultánea en el conjunto de series y permite la sistematización y automatización del proceso de análisis de homogeneidad. A partir de las distintas fuentes disponibles, la creación de una serie de datos única, depurada y de calidad, permite disponer de una fuente final válida para el análisis de la evolución del clima y sus tendencias. 3. CARACTERÍSTICAS DEL CLIMA DE ZARAGOZA El clima de Zaragoza es mediterráneo, con marcada influencia continental, caracterizado por escasas precipitaciones (320 mm anuales) y temperaturas en promedio moderadas (15,3 ºC). La continentalidad se manifiesta en la notable diferencia entre un invierno frio, con temperaturas medias en enero de 6,6 ºC, y un verano cálido, en el que los valores del mes de julio se sitúan en 24,9 ºC. Pero además, estos datos promedio enmascaran una realidad que es aún más contrastada, pues en invierno no son extraños los días de helada o momentos en los que el termómetro se aproxima a los 0 ºC; y en el extremo contrario, el calor puede ser agobiante en julio y agosto, con cifras absolutas que alcanzan con cierta frecuencia los 35 ºC y llegan a los 40 ºC. E F M A My Ju Jl A S O N D Año TºC Media 6,6 8,7 11,3 13,4 17,6 21,7 24,9 24,7 21,0 15,8 10,3 7,3 15,3 TºC Max 10,5 13,5 16,9 19,1 23,6 28,3 31,9 31,4 27,1 21,0 14,6 10,9 20,7 TºC Min 2,8 3,9 5,6 7,7 11,5 15,1 17,8 17,9 14,9 10,5 6,0 3,8 9,8 Cuadro 2. Temperatura media, media de las máximas y media de las mínimas, mensuales y anual, de Zaragoza. Periodo 1971-2010 El viento tiene gran significación por la frecuencia y por la intensidad que en ocasiones alcanza, superior algunas veces a 100 km/h, consecuencia de un claro efecto orográfico por el que los diferentes flujos de aire de cualquier procedencia se canalizan en el corredor abierto entre el Pirineo al Norte y el Sistema Ibérico al Sur, y adquiere dos claras componentes: Noroeste, el denominado cierzo, y Sureste, el bochorno. Ambos modifican notablemente las condiciones térmicas de la ciudad, y en particular el estado de confort, de tal modo que en invierno, el efecto refrigerante del viento cierzo acentúa la sensación de frio que marcan los termómetros; y en verano, suaviza los rigores 6
del agobio estival. En sentido opuesto, el bochorno, origina fuertes descensos de la humedad atmosférica y, sobre todo en verano, ocasiona un ambiente reseco de difícil respiración, coincidiendo con las altas temperaturas de este momento. A todo ello se suman las propias condiciones atmosféricas que crea la ciudad y la acción del hombre, que tienen su mayor representación en la formación de la llamada isla de calor urbana, donde las temperaturas son superiores a las que se dan en su entorno rural inmediato. En el caso de Zaragoza, según el informe elaborado por la Oficina de la Agenda 21 Local del Ayuntamiento de Zaragoza, las temperaturas mínimas anuales son 1,1° más altas en la ciudad que en el aeropuerto, y en invierno llegan a ser entre 1,2 y 1,4° superiores. Dentro de la propia urbe, las variadas características morfológicas crean diferencias todavía más significativas: el Casco Viejo y la Zona Centro, de alta ocupación del espacio, son las áreas más cálidas, en ocasiones hasta 5° más elevadas que en las zonas rurales circundantes. Al alejarnos de este núcleo las temperaturas disminuyen paulatinamente, ajustándose al área edificada, con prolongación hacia los barrios rurales y las zonas industriales. 4. EVOLUCIÓN Y TENDENCIA DEL CLIMA DE ZARAGOZA 4. 1. Evolución de las temperaturas Las temperaturas manifiestan un claro incremento, paralelo al observado en el conjunto de la región aragonesa y otras regiones de España, acentuado por la modificación antrópica, responsable de la isla de calor, común a todos los procesos de urbanización. Globalmente, el valor medio anual ha sufrido un aumento a lo largo de la serie analizada, calculado en torno a 0,2º C por década (figura 4). El ascenso es más importante en las temperaturas máximas que en el promedio de las mínimas, y estacionalmente el incremento mayor se ha producido en las máximas estivales. Estos resultados son coincidentes con otros estudios similares de regiones vecinas y con la tendencia general del clima en Europa occidental. Siguiendo con detalle el comportamiento secular de las temperaturas anuales, se observa como el siglo XIX termina con un cierto descenso térmico, que se mantiene en parte hasta bien entrado el siglo XX. En las décadas siguientes, y hasta los años cincuenta, los valores se recuperan: según el ajuste lineal realizado para el intervalo 1920-1950, esta tendencia es de +0,3 ºC/década, destacando en ese periodo la anomalía de carácter cálido que se detecta en la década de los cuarenta. Tras ese episodio la tendencia positiva se invierte, 7
culminando en la crisis fría de los años siguientes, que se configura como la más prolongada del periodo analizado, con una tendencia negativa evaluada de –0,3 ºC/década para el intervalo 1950-1975. Se asiste a partir de entonces a un nuevo cambio de tendencia, mostrando la serie de las temperaturas medias anuales de nuevo una marcada orientación positiva que se mantiene en la actualidad. Figura 3. Evolución de la temperatura media anual de Zaragoza desde 1892, en color rojo, y media móvil de once años, en color negro La cronología de los intervalos cálidos y fríos más acentuados que pueden identificarse en el periodo analizado se presenta en el cuadro 3. Intervalos cálidos Intervalos fríos ______________ ____________ 1869-1878 1884-1992 1895-1908 1909-1925 1943-1950 1969-1980 1981-2012 Cuadro 3. Principales periodos cálidos y fríos identificados en Zaragoza en la base de datos analizada. El paso siguiente, y en parte lógico en el estudio temporal de la serie térmica, es su análisis decadal para sintetizar la información y facilitar la comparación de esta evolución con la observada en otros ámbitos climáticos. Los resultados se 8
han representado en la figura 4, en este caso, como anomalía de cada década con respecto a un periodo de referencia, que para este estudio ha sido el treintenio 1971-2000, de amplio empleo en los trabajos de climatología Figura 4. Temperatura media decadal, expresada como anomalía con respecto al periodo 1971-2000, y tendencia de las temperaturas, expresada por la línea de puntos. El gráfico de nuevo muestra con nitidez el prolongado periodo de bajas temperaturas de comienzos del siglo XX, más acentuado en la primera década, y en progresiva suavización en las etapas posteriores. Pero, sobre todo, dibuja el momento frío de los años setenta, mucho más acusado que ninguna otra etapa fría anterior, donde las temperaturas fueron casi medio grado más bajas que la media del periodo 1971-2000. En medio de ambos ciclos, una larga y suave fase cálida, con anomalías muy débiles con respecto al periodo de referencia. Es a partir de la década de los años ochenta cuando las temperaturas evolucionan muy positivamente y alcanzan en la primera década del siglo XXI valores nunca observados en la serie instrumental analizada, como prueba la anomalía positiva de 0,5 ºC de ese momento. Esta evolución térmica se ajusta plenamente a patrones climáticos generalizables al territorio español y que con matices se repiten en el conjunto del hemisferio norte, según la información de la Organización Meteorológica Mundial: dos episodios de anomalías negativas hasta los años ochenta, separados por un intervalo cálido de anomalías poco destacables respecto al periodo 1971-2000, y una larga etapa desde los años ochenta de anomalías positivas crecientes. Y al mismo tiempo, aunque en cada momento se destacan tendencias parciales, dos negativas y dos positivas, en su conjunto puede 9
contemplarse una tendencia general positiva provocada en buena medida por los elevados valores de los últimos años. El detalle de la información a escala estacional aporta nuevos matices al análisis de la evolución de las temperaturas y permite comprobar variaciones con respecto al modelo anual, además de notables diferencias entre invierno y verano tal como puede observarse en las figuras 5 y 6. Figura 5. Evolución de la temperatura media de verano de Zaragoza desde 1892, en color rojo, y media móvil de once años, en color negro Figura 6. Evolución de la temperatura media de invierno de Zaragoza desde 1892, en color rojo, y media móvil de once años, en color negro 10
La evolución de la temperatura media de los meses estivales, junio, julio y agosto, es la más cercana al modelo anual descrito de tres fases: descenso térmico al concluir el siglo XIX, suave recuperación a continuación hasta mediados del siglo XX, momento en el que se inicia un descenso significativo, que alcanza su mayor expresión en el año 1977, y ascenso continuado posterior hasta el presente, con la sucesión de veranos muy cálidos en los que destaca particularmente por su intensidad el del año 2003. En la estación invernal, diciembre, enero y febrero, el comportamiento global es más homogéneo y no se identifican con claridad variaciones fuertes en el comportamiento térmico, salvo condiciones más frías en la primera mitad de la serie y más próximas al promedio de la serie a partir de los años setenta. Probablemente es consecuencia del incremento de la variabilidad de las temperaturas, con la existencia de diferentes años con valores muy extremos, como son los inviernos de 1896, 1956, 1964 y 2005, que enmascaran la evolución general. 4. 2. Tendencias de las temperaturas Las temperaturas en Zaragoza muestran con claridad una tendencia al ascenso, especialmente acentuado en los últimos años. Para su estudio se ha relacionado la serie 1891-2010 con el promedio de las temperaturas del periodo 1971-2000, siguiendo los criterios recomendados por la Organización Meteorológica Mundial; y al mismo tiempo se han hecho subdivisiones en periodos internacionales de treinta años, para conocer las tendencias parciales. Los resultados se recogen en el cuadro 4. Tendencia Tendencia Parcial Total 1901-1930 1931-1960 1961-1990 1991-2010 ANUAL 0,005 0,014 0,006 0,014 0,029 Invierno 0,003 0,019 0,016 0,019 -0,033 Primavera 0,004 0,004 0,022 -0,009 0,023 Verano 0,004 0,010 -0,027 0,014 0,064 Otoño 0,007 0,022 0,013 0,034 0,060 Cuadro 4. Tendencia anual y estacional de la temperatura. Tendencia total, periodo 1892-2010 y tendencias parciales, expresadas en ºC por año 11
A pesar de las oscilaciones observadas en la evolución de los valores térmicos, la tendencia general es positiva, tanto en el conjunto de los años considerados como en cada una de las estaciones: otoño es el periodo con un cambio mayor (aumento de 0,005 ºC por año), mientras el resto de las estaciones presentan escasas diferencias entre ellas (incrementos de 0,003 y 0,004 ºC por año). La tendencia parcial por treintenios permite hacer mayores matizaciones y aproximarse a los detalles. Aunque la tendencia dominante en los diferentes periodos es el calentamiento, las fases frías y cálidas observadas en la evolución térmica se reflejan también en cada uno de los periodos considerados y recogen la propia variabilidad del comportamiento climático: por ejemplo, 1900-1930 coincide con la etapa fría inicial del siglo XX, pero muestra un progresivo aumento en todas las estaciones, en particular en otoño; la etapa posterior, 1931-1960, es más uniforme, muestra ascensos muy moderados y al mismo tiempo presenta una clara tendencia negativa en verano; en 1961-1990 la situación es de nuevo ascendente, con un pequeño retroceso en primavera, consecuencia de varios años frescos entre 1969 y 1980. Pero sin duda, el dato más significativo es la fuerte tendencia al incremento que se observa entre 1991 y 2010, muy superior al registrado en cualquier otro momento, desde que se tienen datos instrumentales de la temperatura de la ciudad: 0,029 ºC por año; y particularmente llamativo es el ascenso que se comprueba en la estación estival y otoñal, con incrementos anuales de 0,064 y 0,060 respectivamente. Coinciden estos últimos veinte últimos años con el duro invierno de 2005, en el que Zaragoza registró valores inferiores a 0 ºC y los promedios de las mínimas de enero y febrero se situaron en torno a 1 ºC. En consecuencia, la tendencia invernal fue negativa, suavizando la marcha general ascendente de la serie. Para precisar este comportamiento se han contemplado las anomalías anuales de las temperaturas medias, temperaturas máximas y temperaturas mínimas. Para ello se ha calculado el valor de la anomalía de cada año respecto al valor medio del periodo de referencia 1971-2000, y se han representado en las figuras 7, 8 y 9. En todos los casos quedan reflejadas las anomalías frías de comienzo del siglo XX y los años setenta, y el calentamiento sostenido a partir de los años ochenta, con el resultado final de una tendencia ascendente para el global de la serie. Las anomalías de la temperatura media (figura 7) son un buen resumen de la trayectoria térmica de la capital aragonesa al plasmar las distintas etapas registradas desde 1900 y poner en evidencia el momento cálido actual, pero ocultan en parte el diferente comportamiento que han seguido las temperaturas máximas y las mínimas, como se percibe en una sencilla aproximación al análisis de las figuras 8 y 9. 12
Figura 7. Anomalía de la Temperatura Media. Diferencia entre la media de las medias respecto a la media de las medias en el periodo 1971-2000 En efecto, las temperaturas máximas son las que mayor cambio han experimentado, con anomalías cercanas a los 2 ºC por debajo de la media del periodo 1971-2010 en los primeros decenios del siglo XX, hasta alcanzar los 2 ºC positivos en el siglo XXI. La recta que dibuja la tendencia de toda la serie es bien expresiva de este cambio (figura 8). Figura 8. Anomalía de la Temperatura Máxima. Diferencia entre la media de las máximas respecto a la media de las máximas en el periodo 1971-2000 La misma tendencia siguen las temperaturas mínimas, pero las anomalías son mucho más suaves. Aunque el siglo XX empieza con valores muy fríos y la diferencia de las mínimas respecto al periodo de referencia se acercan a los 3 13
ºC, a partir de ese momento las anomalías cambian paulatinamente desde valores negativos a positivos (figura 9). Figura 9. Anomalía de la Temperatura Mínima. Diferencia entre la media de las mínimas respecto a la media de las mínimas en el periodo 1971-2000 Este hecho queda muy bien reflejado al comparar en el mismo gráfico la evolución de las temperaturas máximas y temperaturas mínimas, y el cálculo de su tendencia (figura 10). Figura 10. Temperatura media anual de las máximas y temperatura media de las mínimas desde 1950, con indicación de su tendencia 14
En ambos casos se muestra el progresivo ascenso de los valores térmicos, pero con las diferencias antes señaladas: el ritmo de aumento de las temperaturas es significativamente mayor en las máximas comparado con las mínimas, +0,17 ºC por década frente a +0,10 ºC, respectivamente. Los cálculos se han hecho a partir del año 1950, para simplificar el análisis. Inicialmente hay pocas variaciones en la evolución de ambos valores, al coincidir con la etapa fría y la menor variabilidad de los años sesenta y setenta, pero a partir de los años noventa el incremento de las temperaturas máximas se ha acelerado y es muy superior al seguido por las temperaturas mínimas. Esta tendencia guarda plena simetría con la trayectoria seguida por las temperaturas en otras ciudades españolas: estudios recientes sobre Madrid (Flores y López, 2010), Barcelona (Serra et al, 2011) o del ámbito peninsular (Guijarro, 2013) identifican los mismos patrones de comportamiento y muestran el ascenso significativamente más rápido de las máximas frente a las temperaturas mínimas, siendo éste un sesgo que se repite de igual modo en el conjunto de Europa (Vautard, 2014). AÑO TEMPERATURA MEDIA, ºC ______ _____________ 2011 16,6 2009 16,4 2006 16,3 2012 16,2 2003 16,2 1937 16,1 1949 16,1 1994 16,1 1958 16,1 1961 16,1 1995 16,1 1989 16,0 Cuadro 5. Los doce años más cálidos de la serie En todos los casos, además, se aprecia un hecho destacable, los tres últimos decenios son sistemáticamente más cálidos que todos los precedentes desde que existen datos registrados. En Zaragoza, si ordenamos de mayor a menor las temperaturas anuales de toda la serie, comprobamos que los valores más altos se concentran sobre todo en esta última década: la cifra más alta se alcanzó el 15
año 2011, con 16,6 ºC; y a éste le siguen otros cuatro años, todos ellos dentro del siglo XXI, lo que pone en evidencia el calentamiento que registra la ciudad y que la tendencia al alza es pronunciada y rápida. El fenómeno es común al observado en el Planeta, según los trabajos del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático, IPCC. En su último informe, de 2013, señala que cada uno de los tres últimos decenios ha sido sucesivamente más cálido en la superficie de la Tierra que cualquier decenio anterior desde 1850. Y tanto el ritmo de ascenso, como la relación de años más cálidos, guardan bastante coincidencia con lo observado en Zaragoza. 4.3. Extremos de temperatura Para completar el análisis se examinan los valores extremos de temperatura porque permiten una aproximación mayor al conocimiento de la evolución térmica seguida por la ciudad, y por la incidencia directa que tienen sobre el medio ambiente y el confort de la población. Se han considerado para ello los días de helada que se producen a lo largo del año, con independencia del mes en el que se han registrado; en el lado opuesto, se han tenido en cuenta las temperaturas de julio, por ser el mes más cálido del año; y finalmente, se hace una valoración de las noches tropicales por ser las que mayor alteración provocan del ritmo térmico normal y sus manifiestos efectos negativos, tales como fuerte contaminación, mayor consumo de energía o desarrollo de patologías específicas. Consecuencia lógica de la tendencia ascendente contemplada en los datos de las temperaturas mínimas, es el continuo descenso de los días de helada (figura 11). No es Zaragoza una ciudad que padezca heladas frecuentes (74 días se han contabilizado en el total de la serie), pero lo cierto es que cada vez el frio es menos acusado, y las jornadas con temperaturas por debajo de 0 ºC se han reducido a la mitad si comparamos las cifras del treintenio 1931-1960 con las actuales (véase el cuadro 4). Es cierto que recientemente varias oleadas de aire frio han hecho descender la temperatura hasta los 0 ºC y han provocado heladas, como ocurrió en diciembre de 2001 y 2005, pero su frecuencia ha disminuido y su intensidad queda lejos de las fuertes y rigurosas heladas que sufrió Zaragoza los años 1901, 1946 o 1956. Responden estas olas de frio a invasiones de aire polar asociadas a los grandes anticiclones fríos y secos del norte de Europa y a la presencia de bajas presiones en el Mediterráneo occidental que voltean masas de aire heladas, de naturaleza y propiedades distintas según la posición relativa de estos anticiclones. Estudios recientes señalan el desplazamiento de la circulación templada hacia latitudes más altas y el progresivo dominio del 16
cinturón anticiclónico, lo que explicaría un cierto cambio en el modelo de circulación general y el descenso en la advecciones polares. Figura 11. Días de helada. Número anual de días en los que la temperatura mínima está por debajo de 0 ºC Total 1901-1930 1931-1960 1961-1990 1991-2010 ANUAL 74 16 26 19 13 Invierno 74 16 26 19 13 Verano 0 0 0 0 0 Cuadro 4. Número de días de helada (días en los que la temperatura mínima está por debajo de 0 ºC) La situación es bien distinta en el caso de las temperaturas máximas, tanto por la frecuencia como en ocasiones por la persistencia. Como muestran las figuras 12 y 13 los valores de las temperaturas máximas y mínimas del mes de julio tienen una clara tendencia al alza, más acentuada en los últimos años y con un incremento significativo de la variabilidad. Las mínimas de julio con dificultad descienden por debajo de los 10 ºC, sobre todo en los años recientes; pero las máximas están con frecuencia por encima de los 35-36 ºC, y no son extraños valores superiores en algunas ocasiones, como se indica a continuación en las referencias a las llamadas noches tropicales y a las jornadas afectadas por olas de calor. 17
Figura 12. Evolución de la temperatura máxima del mes de julio Figura 13. Evolución de la temperatura mínima del mes de julio 4.3.1. Evolución del número de noches tropicales y extremos de calor Las situaciones de calor extremo responden a un repentino e intenso incremento de las temperaturas provocado por la invasión de una masa de aire cálido que afecta a superficies más o menos extensas de la península Ibérica durante varios días. En Zaragoza tienen su origen en la llegada de aire tropical, cálido y seco, procedente del desierto del Sahara, razón por la cual es frecuente la expresión “invasión sahariana” para aludir a las jornadas de calor agobiante que puede afectar a amplias zonas de España. Por lo general, su duración es breve, puesto que no suelen exceder los 3-5 días y las altas temperaturas se acompañan de un descenso brusco de la humedad relativa. 18
Advecciones intensas de aire norteafricano pueden presentarse en cualquier momento del año, pero los meses de mayor riesgo son julio y agosto. Tampoco son desconocidas en junio y septiembre, sin embargo en ambos casos sus efectos no son los mismos pues la superficie del Sahara y la masa de aire en contacto con ella están menos calientes y las temperaturas sufren un ascenso menor. Cuando aparecen en pleno verano, las temperaturas máximas diarias sobrepasan generalmente los 35° C y alcanzan registros mucho más altos; al mismo tiempo, las temperaturas mínimas nocturnas descienden con dificultad por debajo de 20° C (el considerado “umbral del sueño”, o lo que se denomina también “noches tropicales”), lo que contribuye a incrementar el ambiente sofocante. Durante estas jornadas, desde media mañana el calor es fuerte; a partir de mediodía, bochornoso; por la noche tarda en refrescar; y sólo en la madrugada las temperaturas son agradables. Siguiendo el patrón general de calentamiento térmico, también la frecuencia de las noches tropicales ha experimentado un claro incremento en las últimas décadas, y en especial en los años más recientes, y una buena prueba es la representación de los datos en la figura 14 y la información del cuadro 5. Al contabilizar el número de días en los que la temperatura mínima está por encima de los 20 ºC se observa el cambio tan llamativo desde los 89 días del periodo 1901-1930 a los 386 días de 1991-2010. Figura 14. Noches tropicales. Número anual de días en los que la temperatura mínima está por encima de 20ºC Posiblemente responda este cambio a la misma explicación dada para justificar el descenso de las olas de frío. En este caso, el reforzamiento del 19
dominio anticiclónico sería el responsable de las invasiones saharianas y el aumento de las olas de calor. Cuando dominan estas situaciones de entrada de aire tropical continental, el calor se deja sentir con fuerza en el interior peninsular, pero en particular en el valle del Ebro, donde Zaragoza en diferentes ocasiones ha sobrepasado los 40° C, llegando a superar los 43 ºC, como ocurrió en julio de 2009. Total 1901-1930 1931-1960 1961-1990 1991-2010 ANUAL 917 89 207 235 386 Invierno 0 0 0 0 0 Verano 877 87 197 229 364 Cuadro 5. Número de noches tropicales (días en los que la temperatura mínima está por encima de 20ºC En función de su intensidad y permanencia, los efectos de estos extremos de calor pueden ser catastróficos sobre el bienestar de la población. Por fortuna, valores superiores a los 40 ºC son excepcionales, pero son frecuentes temperaturas por encima de los 35 ºC y también con tendencia a incrementarse (véase la figura 15). Figura 15. Número de días con temperatura superior a 35 ºC 20
Desde que se efectúan observaciones sistemáticas, Zaragoza ha registrado buen número de olas de calor, algunas de ellas de intensidad e impacto excepcionales. Hay constancia de episodios cálidos notables en diferentes momentos de la serie, pero los más intensos se concentran en las últimas décadas, destacando los años recientes de 1982, 1995, 2003, 2009 y 2012; y seguirán aumentando según predicen los modelos climáticos, con los consiguientes efectos negativos que la canícula causa al organismo humano y el medio natural. Figura 16. Valores medios de las diferencias térmicas diarias entre el centro de la ciudad (Paraninfo) y el aeropuerto de Zaragoza a las 00 h y a las 13 h TMG Este riesgo se agrava si consideramos la influencia que la propia ciudad sobre el clima y la creación de la isla de calor, que en el caso de Zaragoza llega a alcanzar diferencias de 5 ºC al comparar el centro de la ciudad con su periferia. Sin entrar a detalles de los contrastes térmicos urbanos y de los factores que los condicionan (véase en este sentido el informe sobre la isla de calor elaborado 21
por la Agenda Local 21, Ayuntamiento de Zaragoza, en Celma et al. 2005), constituye una buena expresión de lo comentado, considerar un aspecto relevante como es la persistencia del calor en el interior de la ciudad durante bastantes horas, que empeora el confort y el bienestar durante las noches de verano en situaciones de olas de calor. Un ejemplo es la comparación entre dos estaciones meteorológicas ubicadas en el centro de la ciudad, una de ellas (Paraninfo), y en el entorno inmediato, la otra (Aeropuerto). El seguimiento horario permite observar (véase la figura 16) que durante las horas centrales del día las temperaturas alcanzan una gran uniformidad y que las diferencias centro-periferia son muy débiles, apenas 0,5 ºC; por el contrario, por la noche, la inercia térmica de la ciudad conserva el calor y mientras en el aeropuerto la temperatura desciende paulatinamente, en el Paraninfo los valores pueden mantenerse 3 y 4 ºC más altas. Lógicamente, el creciente interés y preocupación por el calentamiento y la adaptación a los impactos locales enfatizan la necesidad de que estos hechos estén en el centro de la planificación de las ciudades. 5. CONCLUSIONES SOBRE EL CLIMA DE ZARAGOZA EN EL CONTEXTO DEL CAMBIO GLOBAL El Panel Intergubernamental para el Cambio Climático, IPCC, en su último informe de 2013 señala como escenario global para los próximos años el creciente aumento de las temperaturas, agravado en las ciudades por el efecto urbano de la isla de calor; y sugiere la necesidad de poner el estudio del clima urbano en el centro de la discusión para anticipar los cambios y definir estrategias de adaptación. En este contexto, la Agencia de Medio Ambiente y Sostenibilidad del Ayuntamiento de Zaragoza ha elaborado este trabajo con el objetivo de disponer de un informe sobre el comportamiento y las tendencias de la temperatura en la ciudad, que proporcione una visión de las consecuencias que puede tener la actual evolución del clima. Los resultados son los siguientes: 1. El estudio ha recogido toda la información instrumental térmica registrada en Zaragoza. En total diez observatorios, de características y longitud temporal muy diferentes, que han sido utilizados para reconstruir una serie única, desde 1892 hasta hoy, que puede considerarse una de las más largas de España. 2. La serie obtenida ha sido sometida a un proceso de control de calidad y análisis de homogeneidad para que cualquier cambio o tendencia registrada sea respuesta directa de la evolución del clima y no de causas externas diferentes a las climáticas. Para ello se ha empleado el método HOMER, impulsado por la 22
Unión Europea, que incorpora los últimos métodos y técnicas de gestión de datos. 3. La evolución de la temperatura ha mostrado un comportamiento variable desde finales del siglo XIX hasta la actualidad, similar a lo sucedido en otras zonas de España; y desde los años ochenta se observa un claro calentamiento que se mantiene en el momento presente, de modo que la última década ha sido la más cálida desde el inicio de los registros instrumentales. La tendencia media de incremento de toda la serie ha sido de +0,07 oC/década; el incremento total +1,6oC. 4. El incremento mayor se ha observado en las temperaturas máximas, frente a las mínimas. Expresado como anomalía anual, es decir, la diferencia entre la temperatura de cada año y la temperatura respecto a la media del periodo de referencia 1971-2000, se comprueba que los valores máximos son los que más han aumentado, y de manera muy particular en los últimos años: hasta cerca de 2oC los años 2009, 2011 y 2012. En el caso de las mínimas también se ha registrado incremento, aunque ha sido bastante menor. 5. El calentamiento actual ha ido acompañado de cambios en los fenómenos climáticos extremos: días y noches más cálidos, y más frecuentemente muy cálidos, y menos frecuencia de días fríos. Los días de calor extremo se intensifican desde los años ochenta, siendo cada vez más frecuentes las noches tropicales: el número de noches en las que la temperatura mínima no ha descendido de los 20oC ha pasado de 89 en el periodo 1900-1930 a sumar 386 entre los años 1991 y 2010. Y son cada vez más frecuentes los años en los que la temperatura diaria de Zaragoza supera los 35oC. 6. Este cambio tiene también su reflejo en el número de días fríos: la tendencia en el número anual de días en los que la temperatura mínima está por debajo de 0ºC es descendente y se contabilizan muy escasas olas de frio. 7. La tendencia observada de las temperaturas probablemente seguirá en los próximos años, lo cual supondrá una disminución de la demanda de energía para calefacción, aumento de la demanda de refrigeración y disminución de la calidad de las ciudades; por esta razón, como propone el IPCC, los desafíos del cambio climático deben ser reconocidos como elementos fundamentales en la planificación territorial de los núcleos urbanos para reducir riesgos y a la vez promover bienestar; y como instrumento para minimizar la vulnerabilidad e identificar formas de maximizar oportunidades. 23
6. BIBLIOGRAFÍA Aguilar E, Auer I, Brunet M, Peterson TC, Wieringa J (2003): Guidelines on climate metadata and homogenization. World Meteorological Organization TD- 1186. WMO, Geneva, 52 pp. Celma, J.; López, N. y Aladrén, M. (Cords) (2005). Clima urbano y calidad ambiental de la ciudad de Zaragoza. Agenda Local 21, Ayuntamiento de Zaragoza. Zaragoza, 24 p. Cuadrat, J.M. (1989). Oscilaciones climáticas recientes en Zaragoza (1865- 1984). Geographicalia, 26: 53-61. Zaragoza. Cuadrat, J.M.; De la Riva, J.; López, F. y Marti, A. (1993). El medio ambiente urbano en Zaragoza. Observaciones sobre la isla de calor. Anales Univ. Complut. Madrid, 13: 127-138. Madrid. Cuadrat, J.M.; Saz, M.A. y Vicente, S. (2003). Surface wind direction influence on spatial patterns of urban heat island in Zaragoza (Spain). Geophysical Research Abstracts, 5: 02592. European Geophysical Society. Domonkos P (2011): Adapted Caussinus-Mestre Algorithm for homogenising Networks of Temperature series (ACMANT), Int. J. Geosci., 2. 293-309. DOI:10.4236/ijg.2011.23032. Fernández, F.; Galán, E. Y Cañada, R. (Coord.) (1998). Clima y ambiente urbano en ciudades ibéricas e iberoamericanas. Editorial Parteluz. Madrid. Flores Herráez, C. y López Díaz, J.A., (2010). “Extremos de temperatura”. Calendario Meteorológico 2010, 266-278. Guijarro JA (2011): User’s guide to CLIMATOL. http://www.meteobal. com/climatol/climatol-guide.pdf Guijarro, J.A. (2013). Tendencias de la temperatura en España. En García Legaz, C. y Valero, C. (Coords). Fenómenos meteorológicos adversos en España. AEMET y CCS. Madrid López Gómez, A. (1993). El clima de las ciudades españolas. Edit. Cátedra. Madrid, 269 pág. López Martín, F.(2002). El medio ambiente urbano de la ciudad de Zaragoza. Universidad de Zaragoza. Tesis Doctoral (inédita). Saz, M.A.; Vicente, S. y Cuadrat, J.M. (2003). Spatial patterns estimation of urban heat island of Zaragoza (Spain) using GIS. Fifth International Conference on Urban Climate. Lodz (Poland). Serra, C., Burgueño, A. and Lana, X. (2001). Analysis of maximum and minimum daily temperatures recorded at Fabra Observatory (Barcelona, NE Spain) in the period 1917-1998. Int. J. Climatol., 21(5), 617-636. Toreti A, Kuglisch FG, Xoplaki E and Luterbacher, J (2012): A novel approach for the detection of inhomogeneities affecting climate time series. J. Appl. Meteor. Climatol., 51, 317-326, DOI: 10.1175/JAMC-D-10-05033.1. Vautard, R. (2014).The European climate under a 2 °C global warming. Environmental Research. London. 24
Venema V, Mestre O, Aguilar E, Auer I, Guijarro JA, Domonkos P, Vertacnik G, Stepanek P, Zahradnicek P, Viarre J, Müller-Westermeier G, Szentimrey T, Lakatos M, Williams CN, Menne M, Lindau R, Rasol D, Rustemeier E, Kolokythas K, Marinova T, Andresen L, Acquaotta F, Fratianni S, Cheval S, Klancar M, Brunetti M, Gruber C, Prohom Duran M, Likso T, Esteban P and Brandsma T (2012): Benchmarking homogenization algorithms for monthly data. Clim. Past Discuss., 8, 89-115. Vicente, S.; Cuadrat, J.M. y Saz, M.A. (2003). Topography and vegetation cover influence on urban heat island of Zaragoza (Spain). Fifth International Conference on Urban Climate. Lodz (Poland). 25
ANEXOS Anexo 1. Indicadores climáticos. Índices térmicos de la Organización Meteorológica Mundial, OMM Los indicadores climáticos utilizados son los recomendados por la Organización Meteorológica Mundial para el análisis de la evolución del clima y sus tendencias. La ventaja que presenta este tipo de indicadores radica en la posibilidad de comparar los resultados de distintos periodos y diferentes territorios por la homogeneidad existente para su cálculo. Son los siguientes: 1. FD. Número de días de helada (Frost Days). 2. SD. Número de días de verano (Summer Days). 3. ID. Número de días muy fríos (Icing Days). 4. TR. Noches Tropicales (Tropical Nights). 5. TXene. Temperatura máxima absoluta del mes más frío. (Monthly maximum value of daily maximum temperature in coldest month) 6. TXjul. Temperatura máxima absoluta del mes más cálido. (Monthly maximum value of daily maximum temperature in warmest month) 7. TNene. Temperatura mínima absoluta del mes más frío. (Monthly minimum value of daily maximum temperature in coldest month) 8. TNjul. Temperatura mínima absoluta del mes más cálido. (Monthly mínimum value of daily maximum temperature in warmest month) 9. ATR. Amplitud térmica anual. (Annual temperature range) 10. TXA. Anomalía de la temperatura media de las máximas. (Maximum temperature anomaly) 11. TNA. Anomalía de la temperatura media de las mínimas. (Minimum temperature anomaly) 12. TMA. Anomalía de la temperatura media anual. (Mean temperature anomaly) En las páginas siguientes se muestra una ficha de cada uno de estos indicadores y la gráfica de su evolución desde comienzos del siglo XX. 26
Nombre del indicador: FD. Frost days. Número de días de helada Descripción del indicador: El indicador cuantifica el numero de días al año en el que la temperatura mínima es inferior a los 0 ºC. Aspecto/parámetro analizado: Variabilidad, tendencias recientes y detección de valores extremos de la temperatura Ámbito geográfico de referencia: Zaragoza (observatorio AEMET 9434 Zaragoza Aeropuerto. Cálculo del indicador: Número de días al año en los que TN (temperatura mínima diaria) < 0 ºC. Siendo TNij la temperatura mínima diaria del día i en el periodo j. Se contabiliza el número de días en los que TNij < 0 ºC Unidades: número de días Periodicidad del cálculo: Anual Formato de presentación de resultados: El indicador se presenta mediante una gráfica que muestra su evolución desde 1908 hasta 2012 así como su tendencia lineal para todo el periodo. La serie de datos diarios necesaria para el cálculo del indicador se generó a partir de las series de las 14 estaciones AEMT que en algún momento han tomado datos en el TM de Zaragoza, centrando la reconstrucción en la de Zaragoza Aeropuerto 9434. Fuentes de información: Datos originales del Banco Nacional de Datos Climáticos de la Agencia Estatal de Meteorología. Disponibilidad de la información: Anual. Datos para la actualización del indicador: Datos diarios de la estación 9434 Zaragoza- Aeropuerto procedentes del Banco Nacional de Datos Climáticos de la Agencia Estatal de Meteorología. Evolución del indicador: Si bien el indicador ofrece une elevado grado de variabilidad interanual con años en los que prácticamente se roza los 50 días de helada frente a otros en los que es inferior a 5, la tendencia general de la serie muestra un descenso paulatino en este parámetro, desde una media en torno a los 28 días de helada al comienzo de la serie a 22 en la actualidad. 27
FD. Número de días de helada (Frost Days). Número anual de días en los que la temperatura mínima es inferior a 0 ºC. Ámbito de referencia: Zaragoza, estación AEMET 9434 Zaragoza Aeropuerto 28
Nombre del indicador: SU. Summer Days. Número de días de verano Descripción del indicador: El indicador cuantifica el numero de días al año en el que la temperatura máxima supera los 25 ºC. Aspecto/parámetro analizado: Variabilidad, tendencias recientes y detección de valores extremos de la temperatura. Ámbito geográfico de referencia: Zaragoza (observatorio AEMET 9434 Zaragoza Aeropuerto. Cálculo del indicador: Número de días al año en los que TX (temperatura máxima diaria) > 25 ºC. Siendo TXij la temperatura máxima diaria del día i en el periodo j. Se contabiliza el número de días en los que TXij > 25 ºC Unidades: número de días Periodicidad del cálculo: Anual Formato de presentación de resultados: El indicador se presenta mediante una gráfica que muestra su evolución desde 1908 hasta 2012 así como su tendencia lineal para todo el periodo. La serie de datos diarios necesaria para el cálculo del indicador se generó a partir de las series de las 14 estaciones AEMT que en algún momento han tomado datos en el TM de Zaragoza, centrando la reconstrucción en la de Zaragoza Aeropuerto 9434. Fuentes de información: Datos originales del Banco Nacional de Datos Climáticos de la Agencia Estatal de Meteorología. Disponibilidad de la información: Anual. Datos para la actualización del indicador: Datos diarios de la estación 9434 Zaragoza- Aeropuerto procedentes del Banco Nacional de Datos Climáticos de la Agencia Estatal de Meteorología. Evolución del indicador: Desde el comienzo de la serie a la actualidad se observa un incremento progresivo en el número medio de días en los que la temperatura máxima supera los 25 ºC, desde una media en torno a los 103 a comienzos de siglo a los más de 125 de la actualidad, según señala la recta de tendencia. El de 2011 es el año con un mayor número de días por encima de ese umbral térmico, con 153, localizándose en la última década hasta 5 de los 10 años con más días de verano, según la terminología del indicador, de toda la serie. 29
SD. Número de días de verano (Summer Days). Número anual de días en los que la temperatura máxima es superior a 25 ºC. Ámbito de referencia: Zaragoza, estación AEMET 9434 Zaragoza Aeropuerto SU 30
Nombre del indicador: ID. Icing Days. Número de días muy fríos Descripción del indicador: El indicador cuantifica el numero de días al año en el que la temperatura máxima supera no llega a rebasar los 0 ºC. Aspecto/parámetro analizado: Variabilidad, tendencias recientes y detección de valores extremos de la temperatura. Ámbito geográfico de referencia: Zaragoza (observatorio AEMET 9434 Zaragoza Aeropuerto. Cálculo del indicador: Número de días al año en los que TX (temperatura máxima diaria) < 0 ºC. Siendo TXij la temperatura máxima diaria del día i en el periodo j. Se contabiliza el número de días en los que TXij < 0 ºC Unidades: número de días Periodicidad del cálculo: Anual Formato de presentación de resultados: El indicador se presenta mediante una gráfica que muestra su evolución desde 1908 hasta 2012 así como su tendencia lineal para todo el periodo. La serie de datos diarios necesaria para el cálculo del indicador se generó a partir de las series de las 14 estaciones AEMT que en algún momento han tomado datos en el TM de Zaragoza, centrando la reconstrucción en la de Zaragoza Aeropuerto 9434. Fuentes de información: Datos originales del Banco Nacional de Datos Climáticos de la Agencia Estatal de Meteorología. Disponibilidad de la información: Anual. Datos para la actualización del indicador: Datos diarios de la estación 9434 Zaragoza- Aeropuerto procedentes del Banco Nacional de Datos Climáticos de la Agencia Estatal de Meteorología. Evolución del indicador: Las características del clima regional hacen que no sea muy habitual la presencia de días en los que la temperatura máxima registrada no llega a superar los 0 ºC. La figura que muestra la evolución temporal de este indicador no parece presentar una tendencia significativa. El máximo se localiza en el año 1925, donde en 7 días no se alcanzó ese umbral térmico mínimo, seguido de los 6 días de 1942. Destacan además los 5 días de 2005. Conviene no obstante señalar que la serie a partir de la que se han calculado los datos del indicador pertenece a la de Zaragoza-Aeropuerto, observatorio que a menudo queda fuera de la zona de inversión térmica que en el sector central del valle del Ebro puede llevar a situaciones de niebla y mínimas diarias muy bajas, lo que hace que pierda parte de su representatividad como indicador del clima local. 31
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