El Hotel María Cristina - y su arquitectura
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El Hotel María Cristina y su arquitectura Pedro Navascués Palacio r. Una iniciativa donostiarra la ubicación de tres grupos sociales de distin- El crecimiento urbano de San Sebastián y to carácter: «El primer grupo, destinado a la su definición arquitectónica durante los pri- clase más rica y acomodada del vecindario, se meros veinte años de nuestro siglo, resulta ser halla situado en el centro de la población... un fenómeno al que todavía no hemos pres- El segundo grupo, o sea el de la población tado la atención debida como caso singular flotante y de bañistas, se halla situado frente dentro del panorama español. Por tópico que a la bahía con vistas a la playa... El tercer gru- ello resulte no cabe sino repetir una vez más po, destinado a la clase artesana y obrera, tie- que la «invención» del veraneo transformó ne su asiento en la parte baja de San Martín radicalmente el carácter, usos y ocupaciones y en toda la zona meridional de la nueva po- de aquel pequeño núcleo urbano que vivía blación»!. encerrado dentro de sus murallas en la Parte El derribo de las murallas a partir de 1863, Vieja. la inauguración del ferrocarril en 1864, la fe- El Ensanche de San Sebastián, cuyo con- bril actividad constructiva que se desarrolla curso data de 1862, ya consideraba la posibi- en los años siguientes consolidando las pri- lidad de convertir la ciudad en una suerte de meras manzanas del Ensanche, en fin, todo capital veraniega. Así, el arquitecto Antonio lo que supone la nueva ciudad del siglo XIX, Cortázar y Gorría, autor del proyecto que cuenta entre sus objetivos inmediatos el de bajo el profético lema de «Porvenir» había impulsar aSan Sebastián como ciudad balnea- obtenido el primer premio en el citado con- 1 Recogido por 1. Larr-añaga, "Histor-ia de linos rio y capital estival. curso de proyectos, recogía en la memoria ensanches", Boletín de Información Municipal de San Hay, sin embargo, en este proceso dos eta- que acompañaba a su propuesta de Ensanche, Sebastíán, 1963, niÍm. 17, pp. 38-55. pas iniciales, a mi juicio, muy claras. Una que
Vista aérea del hotel María Cristina desde su fachada sur. correspondería a la segunda mitad del si- de los paradores, fondas y hoteles del pasado las ciudades españolas. Madrid, Barcelona, glo XIX y otra coincidente con los primeros siglo, con la de aquéllos que se levantan apar- Bilbao, etc., conoccrí:1n una arquitcnur:1 años del siglo xx. En la primera veríamos a tir de 1900. Entre el desaparecido Hotel Cur- hotelera de relieve y salvando excepciones, un grupo entusiasta de esforzados pioneros saal (sic) en la Concha y el actual Hotel de hasta adentrarnos en el siglo XX, habitual- que han hecho el trabajo más duro de trazar Londres y de Inglaterra, levantado sobre el mente impulsada por inversiones de capital y construir una nueva ciudad. Su arquitectu- solar del anterior, hay una diferencia abismal, extranjero. Por este procedimiento, aquí y ra resultaba de corto vuelo, dentro de un tono la misma que puede existir entre una sencilla fuera de nuestro país, se fue gestando una ex- menor, moderadamente burguesa y desenfa- y anodina casa de vecinos de cuatro plantas, presión arquitectónica propia del «hotel» de dada, de discreto interés, y por desgracia de cualquier ciudad, y un hotel de lujo con viajeros de uso multinacional, que lo hace fá- reemplazada por otra agresivamente torpe y todos los atributos que caracterizan enfática- cilmente identificable. especuladora. El hecho es que aquel San Se- mente estos establecimientos en una gran ca- Franceses e ingleses fueron, sin duda, los bastián del siglo XIX, con una arquitectura pitaF. Algo análogo sucedería al comparar el principales impulsores de este tipo de esta- doméstica muy sencilla, entre la que sobresa- Parador de Isabel, la Fonda de Berdejo o el blecimientos que conoce en torno a 1900 no lían las actuaciones singulares como la plaza Hotel Ezcurra, todos ellos de gran fama en sólo una época dorada 3, sino también una de Guipúzcoa, el Casino y el Buen Pastor, San Sebastián, con el Hotel du Palais -ya de- etapa particularmente característica como por ejemplo, conoce en un segundo momen- saparecido, en la Avenida-, con el Hispano- tantas veces recogió la literatura contempo- to un nuevo impulso que introduce en la ar- Americano y, muy especialmente con el Ma- ránea. Sería difícil entender parte de la mo- quitectura de la ciudad una escala diferente, ría Cristina. La propia denominación de los derna historia y cultura europea y norteame- al tiempo que se expresa con un lenguaje más establecimientos es un índice de su distinto ricana si no hubieran existido los balnearios internacional y cosmopolita. carácter. Esto no debe entenderse como una ni los grandes hoteles de lujo. Ahora la Eu- Ello se entenderá mejor, sin salir del tema circunstancia particular de San Sebastián, sino ropa de las capitales no es sólo la de los gran- que nos ocupa, si se compara la arquitectura como situación común que afecta al resto de des monumentos históricos tradicionales, Q
Vista aérea del hotel María Cristina desde su fachada al paseo de la República Argentina; a la derecha la estatua de Oquendo. sino también la Europa de las imponentes es- gares de recreo para distraer y mantener una taciones de ferrocarril y de los no menos mo- clientela el mayor tiempo posible, porque es numentales hoteles, a veces en interesante ésta la base principal de su economía. Sim- simbiosis como el antiguo Midland Gran Ho- plemente con recordar lo que supone en la tel en la estación de Sto Pancras, de Londres. costa atlántica de Francia, los nombres de La En ésta y otras ciudades como París, Viena, Baule, Royan y Biarritz, se entenderá cuanto Roma, Venecia, Madrid y un largo etcétera, queremos decir. Es cierto que San Sebastián aparecerán los nombres de grandes cadenas será algo más, v que su estructura urbana, en- hoteleras llevando los nombres de Ritz, Pa- torno económico y perfil social acabarán dis- lace, Hilton, Carlton, Waldorf, Savoy, Me- tanciándola de Biarritz o Royan, pero hubo trap 01, Victoria... Ellas crearon un mundo de un tiempo, entre 1900 y los «años 20», que lujo internacional, levantando suntuosos edi- San Sebastián se incluía entre las ciudades más ficios de porte palaciego y ocupando los lu- característicamente balnearias de Europa, y gares privilegiados de la ciudad. los libros de registro de los hoteles donostia- 2 A estos efectos son muy ilustrativas las fotografías Junto a esta Europa de las capitales que antiguas ¡'eproducidas por Juan María Pe/la en rras darían fe de ello. ahora ostenta los nuevos signos externos que Recuerdos del Hotel de Londres y de Inglaterra, San Antes de referirme en concreto al Hotel conlleva el viaje de lujo, hay otra Europa es- Sebastián, 1987. María Cristina, querría recordar que durante tival y veraniega que lleva a la costa y sobre este tiempo la ciudad de San Sebastián se ve 3 D. Taylor y D. Bush, The Golden Age of British el mar aquel confort del hotel de invierno. solicitada por particulares y sociedades que Hotels, Noorthwood, 1974. Sobre el Mediterráneo, el Adriático o el Ca- se ofrecen para construir casinos, Kursales, nal de la Mancha se multiplicaron las «ciuda- 4 j. M. Sada y T. Hemández, Historia de los casinos hoteles, circos, salas de conciertos, jardines, des de verano», acompañadas de casinos y lu- de San Sebastián, siglos XIX y XX, San Sebastián, 1987. teatros, funiculares, hipódromos, plazas de q
LA CONCHA toros, y un sin fin de cosas más, en el ánimo pone la vista en Gros. Pero no será hasta 1910 Mr. Journeau, presidente del Hotel María de incrementar el atractivo de la ciudad, la cuando cristalice definitivamente este proyec- Cristina y del Grand Hotel de Biarritz, am- cual parece haber encontrado una fructífera to que, en todos los casos, había recogido por bos en San Sebastián. industria en lo que hoy llamaríamos turismo. igual censuras y aplausos, repitiéndose aque- Si hemos recordado todos estos datos ha Un reciente y loable trabajo sobre los ca- lla división de opiniones que en su día pro- sido con la intención de llevar al ánimo del sinos de San Sebastián 4 pone de manifiesto, vocó el famoso «Boulevard». lector dos cuestiones que considero impor- y sólo sobre uno de los temas enunciados, la En efecto, en 1910, Lean Malleville, Cons- tantes. Por un lado la envergadura de los pro- importancia y amplitud de las proposiciones. tant Guillet y M. Oger d'Elbose,· de París, yectos acometidos en estos años y, por otra El que conocimos como Kursaal en Gros era, propusieron no sólo un Kursaal sino un pro- parte, las concesiones hechas al capital ex- solamente, el eslabón final de un proceso que yecto más ambicioso de «barrio aristocráti- tranjero' cuyas iniciativas contribuyeron a comienza, en 1890, con la propuesta al Ayun- co» en Gros, ganando al mar los terrenos edi- modelar la ciudad en sus zonas más caracte- tamiento por parte de E. Dupouy, en nom- ficables. En 1911 se constituyó la «Sociedad rísticas. Fue, sin duda, la proximidad con la bre de 1. Schomberg, para levantar un Pala- Inmobiliaria del Gran Kursaal Marítimo de frontera la causa que favoreció la presencia cio de Cristal, con paseo cubierto, sala de San Sebastián», y cinco años más tarde se en San Sebastián de hombres de negocios y conciertos, restaurant y baños, que en hierro convocaba un ~oncurso internacional que empresarios franceses como lo fue, por ejem- y cristal se construiría en la Concha. Pocos ganó el arquitecto francés Augusto Bluysen plo, Eduard Dupouy Montagne, a quien de- años más tarde, en 1908, el arquitecto Repu- con un proyecto que, más tarde, hubo de in- bemos no sólo el Hotel de Londres sino otras llés y el ingeniero Rivera, proponían un Kur- corporar algunos aspectos del segundo pre- iniciativas tan importantes como fue la cons- saal Marítimo en la Concha, con una sólida miado, H. Monestel, que era igualmente titución de la sociedad que pondría en explo- estructura de hormigón armado. Al año si- francés. En aquel jurado que premió a Bluy- tación el Monte Igueldo con su funicular y guiente, 1909, es A. L. Vagel, de Londres, sen se encontraban, entre otros, E. Bartissol, casino. Si Francia estaba de moda entonces quien insistiendo en el Kursaal Marítimo presidente de la «Sociedad Inmobiliaria» y con carácter general, su incidencia resulta
Planos de San Sebastián de los años 1900 y 1920. Puede verse la implatación del hotel en el paseo de la Zurriola.
Fachada norte del hote!, con e! monumento a Oquendo. particularmente fuerte en San Sebastián. Des- cuenta la idea hasta que, finalmente, Guiller- de los jardines de la plaza de Guipúzcoa, que mo Brunet y en nombre de la Sociedad lo años atrás diseñara Pierre Ducasse, hasta el presentó en el Ayuntamiento. Kursaal del mencionado Bluysen, pasando 5 S. Múgica, Las calles de San Sebastián, San por la moda decorativa entre ecléctica y «Art Sebastián, 1916, pp. 170-171 (reed.1965). Nouveau» que introdujeron las casas france- 6 T. Anabitarte, Gestión municipal de San Sebastián n. El paseo de la Zurriola sas de Jules Maumejean, Blancard y Laureau, en los últimos años de! siglo XIX, San Sebastián, 1901 todo respira en estos años un carácter francés. (existe una 2:' ed., San Sebasti án, 1974. Véase p. 90). Tal y como había quedado ultimada la ini- Francés sería igualmente el autor del Ho- ciativa de Fomento, se trataba de construir 7 La Constancia, 20-VIl-1908. tel María Cristina, Charles Mewes, si bien en un hotel, un teatro y un palmarium. Hasta esta ocasión la iniciativa resultaba ser donos- 8 La Constancia, 21- VIl-1908. aquí no había problema alguno pero sí al pre- tiarra. Me refiero a la creación de la «Socie- tender hacerlo sobre suelo público, pues Fo- dad Anónima Fomento de San Sebastián» 9 La Constancia, 8-VIIl-1908. mento deseaba levantar estas construcciones (1902), surgida en el seno del Club Cantábri- en el paseo de la Zurriola. Este contaba por 10 La Constancia, 9-IX-1908. co a raíz de la formación de la empresa de la entonces con unos sencillos jardines, en tor- Nueva Plaza de Toros. Con ésta se intentó 11 La Constancia, 19-XI-1908. no al monumento de Oquendo, y con un abordar un ambicioso proyecto para cons- plantío de árboles ya muy crecido, «honra de truir un circo taurino, un hotel y un teatro, 12 La Constancia, 25-XI-1908. Para otras CIIestiones San Sebastián y envidia de los forasteros» referentes a la tramitación del proyecto véase M." del pero no llegando a un acuerdo, Fomento, que como recogía la prensa local. Carmen Rodríguez Sorondo, Arquitectura pública de la tenía ya sus oficinas en el entresuelo de la ca- ciudad de San Sebastián (1813-1922), San Sebastián, La corporación municipal estudió el pro- lle Príncipe, número uno fue madurando por su 1985, pp. 160-162. yecto y en la sesión del 6 de mayo de 1908, 17
tras oír los dictámenes de las distintas comi- ficios públicos estar suficientemente aislados esto es «La Constancia», para seguir las vici- siones, se limitó a solicitar de Fomento los y precedidos de grandes espacios, porque son situdes del proyecto desde una óptica hiper- planos de los edificios a construir, lo cual po- el ornamento y el orgullo de los pueblos. Y crítica que sólo veía daño para la ciudad sin dría interpretarse como una aprobación im- es evidente que a pesar de los muchos edifi- aceptar el beneficio que a ésta podían supo- plícita de la ubicación en el paseo menciona- cios de este carácter que se han levantado por ner las condiciones de tal concesión. El pri- do, como lo denunciaba la prensa conserva- el Ayuntamiento, se hace sentir la necesidad mer problema surgió cuando Fomento inten- dora y los enemigos del proyecto que encon- de elevar otros: tales son por ejemplo la Casa tó y consiguió eludir el compromiso contraí- traron en «La Constancia», diario integrista, Consistorial, un Teatro, un Palacio de Justi- do de hacer un Palmarium que, sin duda, era su más crítico portavoz. cia, etc. Estudiando el asunto con la debida la parte del proyecto que más inmediato be- Sin embargo, para entender bien el alcance atención, y examinados los planos de ensan- neficio suponía para San Sebastián. El Ayun- de este proyecto y, muy especialmente, el ca- che, se ve en ellos que fuera del paseo de la tamiento aceptó esta modificación e inmedia- rácter del lugar elegido para el hotel y el tea- Zurriola no hay espacios bastantes para rea- tamente arreciaron las críticas para las que la tro, es necesario hacer algunas consideracio- lizar en las debidas condiciones tales obras. Sociedad Fomento «logrará cuando pida y es nes. En primer término hay que señalar que El paseo de la Zurriola tiene exageradas di- raro que no solicite todo el paseo de la Zu- la zona donde se levantan el hotel y el teatro mensiones y para disimularlas se han cons- rriola, para venderlo en parcelas... ,/. era un terreno sin definir en el proyecto del truido en él unos jardinillos, que no son de Para parte de la opinión pública el Ayun- Ensanche, y que sólo a raíz del llamado En- utilidad alguna para el público, puesto que no tamiento se mostraba especialmente sensible sanche oriental, esto es, el grupo de las cua- se permite penetrar en ellos. El emplazamien- a las solicitudes de determinadas empresas y tro grandes manzanas que existen entre la ca- to por ellos ocupado, próximamente es el que «cuando el Gran Casino, la empresa del Tea- lle Aldamar y el paseo de Salamanca, se hi- podría dedicarse a los edificios públicos arri- tro y el Fomento piden algo, nuestros ediles cieron allí unos jardines. Por otra parte este ba citados u otros análogos... »6 . se vuelven melaza pura» 8• Análogas contro- Ensanche de Salamanca, llamado así por ser Siendo esta la visión del arquitecto muni- versias produjeron la construcción del Hotel su promotor el sobrino del célebre marqués cipal y habiendo tenido la idea buena acogi- y del Teatro, entre otras razones porque no de Salamanca, sólo pudo iniciarse en 1882 tras da en la corporación, puede decirse que es- se sujetaban «al plano del Ayuntamiento la construcción del muro de la Zurriola, vie- taba abonado el terreno para recibir la pro- como ha tenido que hacer todo el que ha edi- jo nombre que procedente de una de las ca- puesta de Fomento. De este modo las pala- ficado hasta la fecha»9. lles de la Parte ViejaS iba a terminar bauti- bras de Goicoa fueron proféticas en cuanto a Ahora bien, lo que más suspicacias desper- zando un paseo y unos jardines, contribuyen- que en el paseo de la Zurriola surigirían un tó fue la construcción del hotel, pues además do así a la ordenación definitiva de la margen Hotel y un Teatro, concebidos ambos como de las razones ya apuntadas había otras cen- izquierda del río Urumea. edificios aislados y con una escala monumen- suras de carácter particular e interesadas, que En septiembre de 1894 se había inaugura- tal que presta una envidiable fachada a la ciu- hablaban de perjuicio económico a los esta- do el monumento a Oquendo en estos jardi- dad en su costado oriental. Este ámbito se blecimientos hoteleros de la ciudad. Juicios nes y muy pronto, empezando por el propio abría entonces al mar, ya que todavía no ha- como el de «Hay quien asegura que las obras arquitecto municipal, se planteó la posibili- bía surgido el nuevo núcleo urbano de Gros estarán en cimientos muchos años. Nada ten- dad de sacar mayor partido para la ciudad de que cerró parte del limpio horizonte sobre el drá de particular porque es muy raro que este terreno que se juzgaba excesivo para mar. haya quien coloque su dinero con ánimo de unos jardines. Baldomero Anabitarte, en su Sin embargo, la cesión de los terrenos de dedicarlo a una industria muy explotada en crónica de la gestión municipal de San Sebas- la Zurriola a la Sociedad Fomento de San Se- nuestra población» la o bien aquel de que con tián en el período 1894-1900, recoge una in- bastián, hecho que tuvo lugar el 29 de mayo la construcción del hotel «se perjudica nota- tervención de José Goicoa, arquitecto muni- de 1908, no fue bien vista con buenos ojos blemente a una clase industrial de la locali- cipal, en la que se justifican las modificacio- por todos los donostiarras y durante los me- dad y que por este lado el Ayuntamiento co- nes producidas en el Ensanche según lo han ses siguientes se pudieron leer críticas muy metió una falta garrafal...»ll, se reprodujeron ido exigiendo las circunstancias, al tiempo duras en la prensa. Hemos escogido el que se con frecuencia durante aquel año. Sin embar- que afirmaba que «a poder ser, deben los edi- decía a sí mismo «Diario íntegro fuerista», go, el Ayuntamiento estaba decidido a llevar
Charles F. Mewes: primer proyecto (no construido) para el hotel María Cristina. 1908. ')1" }~i' ~~:§~~~~~. :l=~¡;~;JJ~( adelante la propuesta de Fomento a pesar de dio cita en los salones del Hotel María Cris- la insistente oposición: «El teatro no va a ser tina. La reina, que ya contaba con una calle tal teatro, sino un bazar, y para tener un ba- en la ciudad, había dado recientemente el zar más no hacía falta regalar un paseo, el ho- JJ Estas son las fechas aportadas por L. Hautecoeur nombre al magnífico puente (1905) de la es- tel va a tener un emplazamiento muy perju- (Histoire de l'Architecture classique en France, tación, sobre el Urumea, que pone de mani- dicial para la perspectiva, el palmarium se su- vol. VIII, París, 1957, p. 454), mientras que Hltchcock fiesto el reconocimiento de la ciudad hacia su prime... No se ve por ningún lado el interés (Arquitectura de los siglos XIX y XX, Madrid, 1981, persona y aún habría de erigírsele el sencillo de San Sebastián y sí los intereses particula- p. 672) fija las de 1858-1947, y A. Servlce señala otras dísúntas: 1860-1914 (Edwardian architecture, Londres, pero interesantísimo monumento de la plaza res del Fomento..Y. Ciñéndonos ya exclusi- 1977, p. 205). del Centenario. vamente al hotel diremos que la Sociedad Fo- mento de San Sebastián presentó definitiva- 14 H. Montgomery-Masslnberg y D. \Vatkln, The mente sus planos en enero de 1909, con un London Ritz, Londres, 1980. III. Mewes y los proyectos para presupuesto de millón y medio de pesetas, 15 Además de las obras citadas en la nota 13, véase el Hotel María Cristina anunciando que dicho hotel llevaría el nom- P. Bonlface, Hotels and Restaurants 1830 to present day, bre de la reina madre María Cristina, quien Londres, 1981 La Sociedad Fomento de San Sebastián de- desde hacía ya muchos años (1887) había fi- seaba un magnífico hotel digno de la ciudad, jado su residencia veraniega en esta ciudad. 16 La Voz de Guipúzcoa, 14-II-1909: "Concurso de «con todos los adelantos modernos a la altu- Ello, sin duda, contribuyó a fortalecer el pa- Obras». ra de los mejores del extranjero», y para ello pel de capital estival de San Sebastián, a don- 17 La Constancia, 8-III-1909. se puso en contacto con el arquitecto francés de la Reina Regente arrastraba tras de sí a los Charles F. Mewes (1858-1928)13. La elección miembros del Gobierno, además de verse se- 18 La cifra la recoge M. C. Sotondo, ob. cit., p. 169, no podía ser más acertada pues este hombre guida por la aristocracia que tantas veces se nota 221. encarna por unos años el gusto cosmopolita
por excelencia, a base de conjugar con liber- bos iniciaron una serie de obras que pronto yectadas desde París y es más que probable tad soluciones eclécticas de tradición france- alcanzarían fama internacional apartir del en- que el arquitecto ni siquiera se trasladara a sa. Para dar una idea de la significación de cargo que les hiciera César Ritz para su ca- España, especialmente en un momento en el Mewes recordaremos que se formó en París dena hotelera «Ritz Development». Mewes que la actividad de su estudio es abrumado- con Pascal, esto es, uno de los seguidores de ya había intervenido en el Hotel Ritz de Pa- ra. Solamente en Londres, Mewes está ha- Labrouste y Gilbert, y el autor de la amplia- rís (1898), pero ahora se trataba de un traba- ciendo con Davis, el palaciego Royale Auto- ción de la Biblioteca Nacional de París, don- jo más ambicioso, el Hotel Ritz de Londres mobile Club, en Pall Mall, justamente entre de tuvo ocasión de resucitar parte de la his- (1903-1906), en Picadilly, una de las prime- 1908 y 1911, fechas que vienen a coincidir toria de la arquitectura francesa. Mewes per- ras grandes estructuras de acero que se levan- con el pueblo constructivo del Hotel María tenece a una generación algo posterior a Pas- taron en Londres. No obstante, en su exte- Cristina. cal, pero heredó aquel gusto decorativo y rior deja ver las pétreas fachadas tradiciona- El Hotel Ritz de Madrid debió de proyec- amable de la arquitectura francesa que no im- les, con cadenetas llagueadas, empinadas tarse a comienzos de 1908, pero como el ar- pedirá, sin embargo, la incorporación de las mansardas, chimeneas, etc., dejando ver la quitecto francés no podía firmar los planos a más recientes novedades tecnológicas como, formación de sus autores en la tradición de efectos de solicitud de licencia de obra, éstos por ejemplo, la estructura de acero. Esta, no l'Ecole des Beaux-Arts, la cual no sólo se ex- iban con la rúbrica del «arquitecto-director» obstante, quedará oculta tras una fachada de tendió por el continente sino que llegó a la Luis Landecho, al igual que los del María piedra que ofrecerá todo el modelado tradi- Inglaterra de Eduardo VIr4. Cristina los firmaría Francisco Urcola. Lan- cional, con frecuencia basado en una genero- La obra conjunta de estos dos arquitectos decho firma el 23 de julio de 1908, el de Ma- sa mezcla del estilo de los distintos «Luises» es amplia l 5, pero nos interesa especialmente drid, y Urcola el 7 de enero de 1909, el de de Francia. la de Mewes y en relación con los hoteles. En San Sebastián, sin embargo, el proyecto del Que Mewes era un arquitecto notable en este punto las pocas y breves referencias que Hotel María Cristina ya estaba dibujado por el París de fin de siglo nos lo muestra el que pueden encontrarse sobre el arquitecto fran- Mewes desde septiembre de 1908, es decir, se le encargara uno de los pabellones oficia- cés silencian las dos obras que proyecta para muy próximo al de Madrid y todo ello no les más importantes de la gran Exposición España, documentalmente probadas, el Ho- debe ser casual. Universal de París de 1900. Para ella hizo el tel Ritz de Madrid y el Hotel María Cristina Ahora bien, más que del proyecto, en sin- «Palais des Congrés», al que se le calificaba de San Sebastián. Ello sin mencionar el Ho- gular, de Mewes para el María Cristina, ha- de estilo Luis XVI, el más moderado de los tel Ritz de Barcelona que, a mi juicio, tiene bría que referirse a los proyectos, en plural, «Luises», pero que sin embargo, era de una todos los rasgos del arquitecto francés. que el arquitecto francés preparó y que, al sobriedad y modernidad sorprendente, en es- El Ritz de Madrid, perteneciente a la cita- menos por lo que he llegado a conocer, fue- pecial si se le compara con el concierto «es- da cadena del empresario suizo, se anticipa ron tres. Hubo un primer proyecto firmado tilístico» de los pabellones historicistas de en unos meses al proyecto del María Cristina en París en el mes de septiembre de 1908, di- cada país -tal y como exigían las condicio- y las analogías entre ambos es tal que indu- bujado con mucha gracia y abundantes deta- nes de la Exposición- y con los tímidos es- cen a pensar en una relación entre sí. No re- lles a mano alzada, donde se configura lo que carceos del «Art Nouveau» en aquel certa- sulta aventurado considerar que a raíz del en- será el futuro Hotel María Cristina, muy a men. Tanto el volumen del Palacio de Con- cargo del Ritz para Madrid, alguien se pusie- tono con una arquitectura costero-veraniega, gresos como la amplitud y perfil del genero- ra en contacto con Mewes y que inmediata- con amplias terrazas, balcones y una pinto- so ventanaje, dejan ver el talento y «moder- mente se le ofreciera el proyecto del María resca solución de cubiertas. Bien pudiera ser na» actitud de Mewes quien, finalmente, hace Cristina. Lo que si resulta indiscutible, como este un anteproyecto sobre el que se debió de una concesión decorativa a base de guirnal- luego se verá al comentar los distintos pro- pronunciar la Junta Directiva de Fomento, das que no empaña el interés de la obra. yectos, es que la primera idea para el María solicitando de Mewes un proyecto de mayor Poco después de la Exposición de 1900, Cristina estaba muy lejos de lo que llegó a empaque. Así lo debió de entender el arqui- Mewes montó un estudio con Arthur Joseph ser y en ello intervino decididamente la ima- tecto al enviar un segundo proyecto más ela- Davis (1878-1951), a quien ya conocía desde gen del Ritz de Madrid. borado y sobrio, introduciendo un profundo los años pasados en el taller de Pascal. Am- Tanto uno como otro hotel son obras pro- llagueado horizontal en toda la planta baja y
Charles F. Mewes: segunda propuesta (no construida) para el hotel María Cristina. Planta tipo y planta baja. retirando algunos excesos ornamentales, pero sin resolver adecuadamente las cubiertas. De cualquier forma este fue e! proyecto que la Sociedad presentó e! 7 de enero de 1909 en e! Ayuntamiento. Este lo estudió y aprobó en la sesión de 29 de enero de! mismo año, lo cual permitió iniciar las obras de cimenta- ción cuya pública subasta se anuncia e! 14 de febrero 16 y la valla para e! comienzo de la ex- cavación estaba colocada en e! mes de mar- zo, ante la congoja de los asiduos a los jardi- nes de la Zurriola l7 . Aque! segundo proyecto tampoco sería e! definitivo y aún hubo de remitir Mewes un tercero al que se ajustaría e! edificio que hoy vemos, mejor definido y de mayor carácter que los anteriores, e indiscutiblemente en es- trecho parentesco con e! Ritz de Madrid. Sus alzados se simplificaron notablemente, la de- coración quedó reducida a la mínima expre- sión, aparece la solución cupuliforme sobre la rotonda de esquina, mansardas de pizarra y, en fin, todos los rasgos externos caracte- rísticos de un gran hotel. Por este último pro- yecto es por e! que Mewes recibiría 33.366 francos, que resulta ser una cantidad muy es- timable en estos años 18 . Nada hemos dicho hasta ahora de la plan- ta y distribución de! edificio, de las que sólo conozco las correspondientes al segundo pro- yecto que sufriría también pequeñas modifi- caciones. La planta general tiene forma de «L», con fachada y entrada principal por la calle de Oquendo, como nuevamente se ha considerado en la reciente rehabilitación de! edificio. La disposición de! hotel en dos alas formando un ángulo buscaba, creo, aprove- char al máximo las vistas sobre e! mar, pues no puede olvidarse que por entonces ellími- te de Gros estaba en e! Paseo de Colón, no se habían hecho las obras en la margen dere- cha de! Urumea, no existía por tanto e! puen- te de! Kursaal, ni el Casino, ni el barrio. En una palabra, al concluirse e! Hote! María
Charles F. Mewes: segunda propuesta. Alzados a paseo de la Zurriola (hoy República Argentina) y a Oquendo. ------------- - ---------~------- -- -- - -~---~-~------ -,----,....----------------l>'-" - ~r::.LJ....~ .....,,,,," O.o-l..,A _ ,./;:.~~.;.v«/ -~
Tercer y definitivo proyecto para el hotel María Cristina. Estas plantas recogen las aportaciones de Urcola. .IA.%It1"K. (;) 11(.., o o ~i'A"" o Cristina en 1912, puede decirse que miraba al así como la posibilidad de comunicar las ha- sentó en el Ayuntamiento en la mencionada mar de una forma inmediata, como puede bitaciones a través de puertas que pueden fecha de 7 de enero de 1909. Pero creo que comprobarse en cualquier plano de la ciudad condenarse a voluntad, creando apartamen- ya entonces la Sociedad Fomento de San Se- en estos años, sin obstáculos próximos ni le- tos más o menos amplios, sin que aparezca la bastián había pensado en modificar el proyec- ¡anos. «suite» propiamente dicha en el proyecto de to, y no es imposible que ya hubieran dese- En estas dos fachadas al mar se distribui- Mewes, recibía entonces el nombre de «dis- chado el mencionado pintoresquismo de sus rían las piezas y habitaciones principales. En posición americana»19. Cada una de las plan- cubiertas que, además, se habían concebido la planta baja éstas eran, según Mewes, la Sala tas de habitaciones, contaba con tres salones: con teja esmaltada de color 20 , y que luego se- de billar, Sala de lectura, Salón de damas, uno principal y de uso común en la rotonda rían sustituidas por las más graves mansardas «Glacier et Patisserie» en la rotonda, Gran de esquina, a modo de soberbio mirador, y de pizarra. comedor y pequeños salones privados. Na- dos que permitían vincularse a las habitacio- Con ello quiero decir que existen en la obra turalmente en la planta baja se encuentra el nes inmediatas y, por lo tanto, de uso priva- actual muchos detalles que delatan la existen- «Hall» en relación con la entrada principal, do. cia de un tercer proyecto definitivo, sobre el recepción, «grand escalien> y el cuerpo de as- que incluso, se debieron introducir modifica- censores. Las cuatro plantas superiores, bajo ciones a última hora por el propio Urcola. la de mansardas, repiten la misma distribu- IV. Construcción e inaguración Sirva de ejemplo el empleo de la cerámica vi- ción de habitaciones dobles con cuarto de driada, según cartones y modelos de Daniel baño completo las que miran al mar, mien- La descripción hecha del Hotel María Cris- Zuloaga, como en otro lugar se estudia. La tras que son individuales y en ocasiones sin tina responde al segundo proyecto de Mewes, colaboración entre Urcola y Zuloaga databa servicio las que se sitúan en las crujías que mi- cuya elemental memoria redactada o firmada de años atrás, en el Chofre (1903), Yahora el ran a la ciudad. La distribución de las habi- por el arquitecto director de la obra, Francis- arquitecto debió de pedirle unas notas de co- taciones a un lado y a otro de largos pasillos, co de Urcola y Lazcanotegui, es la que se pre- lor para animar la parte alta de la fachada bajo
la cornisa, como había apuntado Mewes, aun- nia alzó por vez primera el telón, con «En es uno de los aciertos más sólidos de todo el que sin especificar si se trataba de un juego Flandes se ha puesto el soL> de Marquina, proyecto. Esta terraza ya no pudo acompa- moldurado en relieve o de un toque de color once días más tarde. ñar la ampliación proyectada por Manuel Ur- que no utiliza habitualmente en sus proyec- Fueron en realidad tres años de intenso tra- cola en 1948, en la que con mucho respeto tos. Las piezas cerámicas debieron llegar a bajo en los que no sólo hubo que atender a añadió un ala con fachada a la calle Camino, San Sebastián a finales de 1909 pues en enero la construcción sino también a la cuidadísi- alterándose allí tan sólo el ritmo de huecos y del año siguiente hace Urcola los primeros ma decoración interior, incluyendo el mobi- machones e introduciendo levísimas diferen- comentarios sobre la obra recibida. liario y todo cuanto necesitaba el hotel para cias de molduración y algunos detalles nue- El inicio de las obras del hotel tuvo lugar empezar a funcionar desde el mismo día de vos en la planta baja en su encuentro con la en la primavera de 1909 y con ellas, así como apertura efectuada en plena temporada. Ur- calle. Todo ello hecho con dignidad y acierto con la construcción del inmediato Teatro que cola dirigió la obra con esmero y alteró lige- como era de esperar de quien heredó apelli- llevaría el nombre de la mujer de Alfon- ramente la distribución de Mewes en la plan- do, profesión y obra. so XIII, esto es, Victoria Eugenia, teatro que ta baja. Así, el antiguo salón de billar pasó a El Hotel María Cristina se inauguró bajo había proyectado y dirigía al mismo tiempo ser salón de fiestas, el «Íumoir» se llamó bar una general expectación y bien fundado op- el propio Urcola, se esperaba paliar «en par- alterando ligeramente su espacio, desapareció timismo. El diario republicano «La Voz de te la gran crisis de edificación que por estos el salón de lectura como tal, en lugar del Guipúzcoa» lleno de júbilo escribía unos días momentos atraviesa la capitaL> 21. Fomento «glaccier et patisserie» surgió en la rotonda antes: «Terminado el mejor hotel de España, calculaba terminar ambos edificios en el ve- un hermoso comedor, etc. Todas estas piezas terminado el magnífico teatro, terminado el rano de 1911, si bien este plazo se retrasaría se seguirían abriendo y comunicando con mejor balneario de playa de Europa, la Con- un año más, de tal forma que el Hotel María unas amplias y cómodas terrazas que compo- cha con el voladizo completo... »22. El acto Cristina celebró su ceremonia inaugural el 9 nen una suerte de basamento general, muy inaugural revistió una especial solemnidad de julio de 1912, y el Teatro Victoria Euge- grato, a todo el edificio y que, a mi parecer, por la presencia de la reina madre, doña Ma-
Alzado al paseo de la República Argentina del proyecto definitivo del hotel; El dibujo corresponde al proyecto de rehabilitación de J. M. Martín Herrera. 1985. ría Cristina de Habsburgo Lorena, si bien zona de servicios en el sótano, donde pudo dentro de un tono discreto y sobrio que to- admirar la gran cocina, la «chambre froid», davía recordaba el dolor de la reciente pérdi- sala de calderas y, en fin, todo cuanto hacía da de sus dos hijas 23 . La reina llegó al hotel posible el confort de las plantas superiores. que lleva su nombre a las cinco de la tarde, Terminada la visita se sirvió un té, felicitó la acompañada de una de sus damas (la Srta. Sil- 20 Así consta en la mencíonada memoria de Urcola, reina a la Sociedad Fomento de San Sebastián va, según las cronistas del acontecimiento) y que aquí se adjunta, donde el lector podrá encontrar y elogió al arquitecto Francisco Urcola, des- del marqués de Aguilar de Campóo. Allí le otros datos de interés sobre el edificío en re/acíón con la pidiéndose a continuación camino de su pa- esperaba el Gobernador Civil de Guipúzcoa, superficíe construida, materiales empleados e lacio de Miramar. instalacíones. Aquel té regio iba a ser el primero de una García Bajo, y la Directiva de la Sociedad Fo- mento de San Sebastián. La orquesta del ho- serie al que inmediatamente siguió el que 19 Sobre la importancía del hote/norteamericano en la tel, dirigida por Gallini, interpretó entonces ofrecía Ferreiros, el empresario del Teatro configuracíón tipológica de/ hotel moderno véase la marcha real, al tiempo que sobre la cúpula N. Pevsner, Historia de las tipologías arquitectónicas, Victoria Eugenia, o el que organizado por la del torreón de esquina «ondeaba un gallarde- Barcelona, 1979, p. 203 Y siguientes. empresa arrendataria del hotel se ofreció «a te morado, color del pendón de Castilla y de la buena Sociedad donostiarra»25. La curiosi- 21 La Voz de Guipúzcoa, 9-1-1909. la Casa Reab 24 . dad general fue grande y no sólo durante el A continuación, Brunet, uno de los más ac- 22 La Voz de Guipúzcoa, 5- VIl-1912. día sino por las noches, dada
Alzados norte y oeste del hotel, según el proyecto de rehabilitación de 1985, que conservan en su integridad el proyecto original, con la excepción del cambio de situación del acceso principal a la calle Oquendo
Proyecto de rehabilitación: plantas y alzado sur. Il 1 ~-=:-L- :L.... . " "'. ~==~=. c= 1--_· I I
hay en mobiliario, decoración, etc.»26. No que sí cabe asegurar es que e! Hotel María cabe abordar aquí e! interesante capítulo de Cristina cumplió, desde el principio aquella los enseres con los que se decoró e! interior, triple condición que, en 1909, exigía el perio- pero si queremos recoger e! dato de que fue dista y crítico Joseph Lux al hotel moderno. la casa Mape! de Bilbao la que suministró e! Este debía funcionar «como una máquina, soberbio mobiliario de! hote!27. Fue toda esta como un aparato perfectamente construido; decoración interior lo que hizo pasar e! cos- debe superar a los coches-camas de los tre- to total de! hotel de! millón y medio de pe- nes, y por lo que respecta a la higiene y lim- setas presupuestado, al millón setecientas pieza debe colmar las necesarias de una clí- ochenta mil pesetas, según datos facilitados nica», es decir, «una síntesis de hospital, co- por Fomento a la prensa. che-cama y maquinaria»29. El Hote! María Cristina, «suntuosa mani- festación de la pujanza de San Sebastián»28, 26 La Voz de Guipúzcoa, 5-VIl-1912. iniciaría así su particular historia como esce- 27 El Correo del Norte, 10-VIl-1912. nario en e! que se han dado cita, casual o de- 28 El Pueblo Vasco, 10- VIl-1912. liberadamente, vidas muy distintas que con- figuran una crónica aún por hacer. Pero lo 29 Citado por Pevsner, ob. cit., p. 230. Pedro Navascués Palacio
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