Historia del conocimiento ictiológico del mar de Galicia History of the ichthyological knowledge of the Galician sea
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Bol. R. Soc. Esp. Hist. Nat., 115, 2021: 153-173 Historia del conocimiento ictiológico del mar de Galicia History of the ichthyological knowledge of the Galician sea Rafael Bañón & Toño Maño Grupo de Estudos do Medio Mariño (GEMM) Puerto deportivo s/n 15960 Ribeira, A Coruña, España. anoplogaster@yahoo.es; jaws.pf@gmail.com Recibido: 24 de febrero de 2021. Aceptado: 21 de abril de 2021 Publicado electrónicamente: 5 de mayo de 2021 Palabras clave: Ictiología, Peces, Nomenclatura,Taxonomía, Galicia, España. Keywords: Ichthyology, Fishes, Nomenclature,Taxonomy, Galicia, Spain. Resumen En el presente trabajo se analiza la evolución del conocimiento ictiológico del mar de Galicia a lo largo de la historia mediante un enfoque interdisciplinario que integra información documentada procedente de fuentes de diversa naturaleza. El conocimiento ictiológico ha ido evolucionando con el modo de relacionarse del ser humano con el mundo natural. El estudio de las actividades relacionadas con los peces marinos como recurso alimentario y económico constituye la principal fuente de conocimiento a lo largo de la historia. A partir del siglo XVIII, la invención de la nomenclatura binomial da un nuevo impulso al interés científico, que trae consigo una aceleración del conocimiento ictiológico. Desde finales del siglo XX los progresos tecnológicos, tanto exploratorios como analíticos (taxonomía molecular), han permitido un mayor conocimiento de la ictiofauna de zonas profundas y la aplicación de la taxonomía integrativa, con el descubrimiento de nuevas relaciones taxonómicas. Numerosos ictiólogos nacionales y gallegos han contribuido a este conocimiento, con una importante aportación de los investigadores extranjeros, sobre todo franceses. Abstract This paper analyses the historical knowledge of marine ichthyology in Galicia through an interdisciplinary approach that integrates information from diverse sources of documented information. The history of ichthyology has evolved with the way humans relate to the natural world. The study of activities related to marine fish as an important source of food has been the main source of knowledge throughout history. From the 18th century onwards, with the invention of the binomial nomenclature, scientific interest and an acceleration of ichthyological knowledge arose. Since the end of the 20th century, technological progress, both exploratory and analytical (molecular taxonomy), has led to a greater knowledge of the deep ichthyofauna and the application of integrative taxonomy, with the discovery of new taxonomic relationships. Numerous national and Galician ichthyologists have contributed to this knowledge, with an important contribution from foreign researchers, especially from France. I. Introducción La ictiología marina es la parte de la zoología que trata de los peces de mar. La práctica de la ictiología está estrechamente emparentada con otras disciplinas como la biología marina, la limnología y la oceanografía. A su vez, la ictiología incluye otras subdisciplinas como la taxonomía, la anatomía o morfología, la etología, la ecología y la fisiología. El término peces, englobado tradicionalmente en la categoría taxonómica de superclase, se considera actualmente una clasificación tipológica, pero no filogenética, que engloba las clases Cephalaspidomorphi, Elasmobranchii, Holocephali y Actinopteri. Se conocen actualmente unas 32 500 especies de peces (Nelson et al., 2016), de las cuales alrededor de 20 000 se consideran especies marinas. doi: 10.29077/bol.115.e05.banon ISSN: 2659-2703 -155-
R. Bañón & T. Maño La evolución del conocimiento ictiológico, como ocurre con otras disciplinas científicas, está ligada al progreso del ser humano en su modo de relacionarse con el mundo natural. Las primeras descripciones científicas sobre peces se atribuyen a Aristóteles (343 a. C.), cuya Historia animalium o Investigación sobre los animales constituye el primer intento de ordenar y clasificar el mundo natural con arreglo a criterios científicos. Además de la descripción de un buen número de especies, en esta obra se establece por primera vez la distinción entre peces óseos y cartilaginosos, describiendo con sorprendente precisión sus diferentes modos reproductivos. Casi 2000 años después, con el renacer de los estudios clásicos, aparecen los primeros autores de la ictiología moderna, Rondelet, Salviani y Belon, quienes emprendieron el estudio y la clasificación de las especies acuáticas sobre la base de la observación directa y los estudios anatómicos, que plasmaron en textos ilustrados con notable rigor, si bien no del todo exentos de la presencia de elementos fantásticos de corte medieval. La obra más importante fue sin duda el Libri de piscibus marinis (Rondelet, 1554), con 244 especies descritas, que se convirtió en una suerte de manual de referencia para los grandes autores posteriores. Un siglo después aparece la gran obra de Willughby (1686), Historia Piscium, donde se describen unas 420 especies, 178 de las cuales eran nuevas para la ciencia. Sin embargo, va a ser el sueco Peter Artedi, pese a su corta vida, el que es considerado como el “padre de la ictiología” tanto por el rigor y exactitud de sus observaciones, como por la caracterización de las especies dentro de un sistema de clasificación zoológico que introduce los conceptos de género, familia, orden y clase basándose exclusivamente en caracteres morfológicos. Sus trabajos fueron publicados póstumamente por Linneo en la obra conocida como Ichthyologia, sive Opera Omnia de Piscibus (Artedi, 1738). En ella identifica cuatro órdenes (incluyendo erróneamente el de los cetáceos), 47 géneros y 230 especies. Fue sin embargo Linneo en su Systema Naturae (Linnaeus, 1758) quien propuso por primera vez el sistema taxonómico binomial de género y especie para nombrar peces. La comunidad autónoma de Galicia está situada en el noroeste de la península Ibérica, con una longitud de costa de 1498 km, comprendida entre las desembocaduras de los ríos Miño y Eo. El litoral presenta un perfil irregular, predominantemente rocoso y abrupto, pero con numerosas playas, ensenadas, estuarios y rías. La plataforma continental es relativamente estrecha (30 km). Su borde se sitúa a partir de los 150 m de profundidad y el talud continental se extiende hasta más allá de los 2500 m de profundidad. La gran productividad primaria de las aguas gallegas, que determina su riqueza, tiene su origen en el afloramiento costero, junto con la circulación estuárica positiva, que acumula estos nutrientes dentro de las rías. El estudio de los peces tiene su origen en el deseo primario del ser humano de alimentarse, vestirse y equiparse con utensilios útiles. El conocimiento originario de los peces que habitan una región va a estar por tanto relacionado con su nivel de explotación, en función de su abundancia, interés comercial y accesibilidad. Este conocimiento ecológico tradicional influye en la forma de percibir las especies de peces de cada país o región (Fischer, 2013), de manera que van a ser las especies explotadas tradicionalmente las primeras en conocerse a nivel histórico. Existe una actividad pesquera habitual y continuada al menos desde el Mesolítico, hace unos 12 000 años, con vestigios arqueológicos desde la Edad del Hierro (ss V-I a.C) (González Gómez de Agüero, 2013). El desarrollo y mejora de la actividad pesquera a lo largo del tiempo han ido incrementando la importancia del pescado en la dieta alimenticia en Galicia, como así lo atestiguan los restos arqueológicos. Los valores medios de la contribución de los restos de pescado aumentan del 4% en la Edad de Hierro, al 28% en la época romana y al 71% en la época medieval (González Gómez de Agüero et al., 2019). 2. materiales y métodos Las principales fuentes de información sobre las especies que habitaron y habitan las costas gallegas y su importancia son i) los estudios arqueozoológicos; ii) descripciones de las actividades de pesca, artes empleadas, especies capturadas y su comercialización; iii) tratados ictiológicos de carácter científico o divulgativo. Cuando se nombra una especie por su nombre científico se omiten el autor y año, con el fin de no incrementar la extensión del texto. Los nombres comunes se -156- Estudios
Historia del conocimiento ictiológico del mar de Galicia corresponden con el nombre común comercial normativizado excepto cuando hacen referencia a una cita bibliográfica, en cuyo caso aparecen los nombres originales. 3. Resultados 3.1. Época Prerromana El noroeste peninsular anterior a la llegada de Roma apenas está presente en los textos clásicos y tampoco se han encontrado hasta el momento representaciones de peces marinos en pinturas o grabados rupestres, salvo unos difusos motivos en cerámicas estampilladas de las Rías Baixas (Blaszczk, 2009), de modo que los primeros vestigios de la ictiofauna marina de Galicia provienen exclusivamente de los restos arqueozoológicos. En el estudio de los concheros de la cultura castreña se pudieron identificar 20 especies distintas de peces de consumo local (González Gómez de Agüero, 2013). Las más importantes son el besugo Pagellus bogaraveo, la faneca Trisopterus luscus y la maragota Labrus bergylta (Tabla I). El primer análisis de ictiofauna en un yacimiento gallego se llevó a cabo en el marco de un estudio del conchero del castro de As Hortas, en las islas Cíes, donde se identifica un hueso faringobranquial de maragota datado entre los siglos IV y II a C. (Vázquez Varela, 1975). En este mismo yacimiento se encontraron restos de merluza, faneca, jurel, sargo, aligote, pargo, maragota y caballa (Ferré et al., 1995). El conjunto de especies de esta época está constituido tanto por peces de sustrato rocoso como arenoso, capturados desde la costa o con embarcaciones. Las artes de pesca empleadas serían principalmente diferentes modalidades de pesca con anzuelo, aunque no se descarta la utilización de redes para la pesca de la sardina Sardina pilchardus, la caballa Scomber scombrus o el jurel Trachurus trachurus. Los lábridos, como la maragota y la porredana Symphodus melops, son especies demersales, sedentarias y territoriales, lo que supone un recurso estable y fácil de conseguir, mientras que las especies pelágicas y migradoras como la caballa o el estornino Scomber colias desempeñarían un papel secundario. La composición de especies también varía según la situación del castro, hacia el interior de las rías (especies de carácter estuarino) o hacia el exterior (especies oceánicas). Por grupos taxonómicos, la familia de los espáridos (besugos y afines) es la mejor representada, quizás también por contar con un gran número de especies en nuestras aguas. 3.2 Época Romana En la época romana (s. I a. C.-V d. C.) se produce una intensificación de la explotación del medio marino, lo cual se refleja, por ejemplo, en la aparición de las industrias salazoneras y la incorporación de redes para la captura de especies pelágicas como la sardina, el jurel, el estornino y la caballa. La explotación del mar supera ya en muchos casos la mera satisfacción de las necesidades locales de las poblaciones costeras para convertirse en una actividad que abastece de productos frescos, o ya elaborados, a otras zonas donde pudiese haber ya grupos sociales con mayor poder adquisitivo (Suárez Piñeiro, 2003). Los romanos fueron grandes degustadores de pescado, tanto marino como fluvial, así como de mariscos y crustáceos bajo multitud de preparaciones. Las fuentes históricas documentan túnidos, morena, lenguado y rodaballo en las mesas de los ricos y cocina cortesana y anchoa y sardina en la de los pobres (Suárez Piñeiro, 2003). En un epigrama del poeta hispano latino Marcial se ensalza la cantidad, calidad y variedad de los mariscos y peces del Océano Galaico contraponiéndolos a las miserias de Mediterráneo. Marcial hace referencia a la práctica de la pesca con redes, a su abundancia e incluso alude al buen tamaño de los salmonetes, lo que demuestra la fama que tenía esta actividad en la Galicia del siglo I d. C. (Vallejo Pousada, 2003). Los restos arqueozoológicos recogen la presencia de 20 especies, siendo la sardina la que presenta un mayor número de restos. Aparecen por primera vez especies como la cherna Polyprion americanus, el dentón Dentex dentex, el pez de San Pedro Zeus faber y el boquerón Engraulis encrasicolus (Tabla I). Bol. R. Soc. Esp. Hist. Nat., 115, 2021 -157-
R. Bañón & T. Maño Tabla I. Composición de la ictiofauna de Galicia (P=presencia) por períodos históricos según los restos aqueozoológicos (González Gómez de Agüero, 2013; Morales Muñiz et al., 2017). Familia Especie s.II-I a.C. s. I-V s.V-XV s. XV-XVIII Ammodytidae Ammodytidae sp. P – P – Anguillidae Anguilla anguilla – – P – Carangidae Trachurus trachurus P P P – Clupeidae Sardina pilchardus P P P P Congridae Conger conger P – P – Engraulidae Engraulis encrasicolus – P – – Gadidae Pollachius pollachius P P P P Gadidae Trisopterus luscus P P P – Labridae Labrus bergylta P P P P Labridae Symphodus melops P – P P Merluccidae Merluccius merluccius P P P P Moronidae Dicentrarchus labrax P P P P Mugilidae Mugilidae sp. – – P – Polyprionidae Polyprion americanus – P P – Rajidae Raja sp. – – P – Salmonidae Salmo sp. P P – – Sciaenidae Argyrosomus regius – – P – Scombridae Scomber scombrus P P P P Scombridae Scomber japonicus P P P P Scombridae Thunnus thynnus – – – P Scophthalmidae Scophthalmidae sp. – – P – Sparidae Sparus aurata P P P P Sparidae Pagrus pagrus P P P P Sparidae Diplodus sp. P – – – Sparidae Diplodus sargus P P P – Sparidae Dentex dentex – P – – Sparidae Diplodus vulgaris P – P – Sparidae Pagellus sp P P – – Sparidae Pagellus acarne P P P – Sparidae Pagellus bogaraveo P P P – Sparidae Trygla lyra – – P – Zeidae Zeus faber – P P P 3.3. Época Medieval El marco socioeconómico medieval (ss. V-XV d. C) está íntimamente ligado al control que ejercen los grandes cenobios y las sedes arzobispales. En los restos arqueozoológicos de los yacimientos medievales se han podido documentar 26 especies, siendo la merluza la predominante (Tabla I). Aparecen por primera vez registros nuevos de especies como las rayas Raja sp., el garneo Trygla lyra y la corvina Argyrosomus regius. Con el inicio del desarrollo urbano en el medievo, se detecta una importante actividad pesquera y de comercio de pescado fresco hacia el interior, formado principalmente por lubina Dicentrarchus labrax, jurel, maragota, besugo y abadejo Pollachius pollachius. El pescado era un alimento bastante común que se consumía en -158- Estudios
Historia del conocimiento ictiológico del mar de Galicia fresco, ahumado, en escabeche o en salazón, sobre todo en época de cuaresma, en la que no estaba permitido comer carne en los días de vigilia. En esta época aparecen nuevos tipos de embarcaciones y artes de pesca de fondo y de arrastre que permitieron pescar a mayores profundidades. Del pescado que se desembarcaba en los puertos, una parte se vendía directamente para el consumo inmediato, pero otra parte se elaboraba para ser exportada, o conservada para su consumo a más largo plazo. Este era el pescado que se salaba, ahumaba o secaba y del cual los mareantes pagaban el diezmo (Martínez Crespo, 2000). La documentación medieval gallega hace alusión a litigios, diezmos o costumbres. En ella se recogen diferentes términos que aluden a las distintas especies marinas y fluviales: besugo, boga, congrio, mero, mújol, pescadilla, anguila, salmón y sardina (Carrillo, 1999). En una sentencia de 1494 del obispo Don Pedro Beltrán sobre el diezmo eclesiástico de los vecinos de Redondela se mencionan varias especies de peces (Martínez Crespo, 2000): […] sardinas, vesugos, sardas, burases, melcas, bodios, melloas, ollos moles, cabras, tainas […] al que se añade todo outro qualquer pescado viñer. El uso de nombres comunes en los textos medievales plantea dudas sobre la identidad de algunas especies. En las citas anteriores podemos reconocer algunas especies dado que aparecen con nombres conocidos, como la boga (Boops boops), el congrio (Conger conger), la anguila (Anguilla anguilla), el salmón (Salmo salar), las sardas (caballa S. scombrus) o melcas (mielga Squalus acanthias). Sin embargo, otras presentan dudas, como por ejemplo los bodios (algún lábrido, probablemente la maragota), las cabras (tal vez alguna especie del género Scorpaena) y las tainas (probablemente alguna especie de la familia Mugilidae). En cambio, no hemos encontrado ninguna especie a la que se pueda atribuir la voz “melloas”. Con el nombre de mero, otra de las especies citadas en los textos medievales, se denomina en Galicia a dos especies diferentes, la cherna, cherla o mero de altura P. americanus y el mero o mero de costa Epinephelus marginatus (a menudo nombrado con su sinónimo Epinephelus guaza), por lo que en muchos textos antiguos no sabemos cuál de las dos especies se está nombrando. Algo similar ocurre con los términos besugo y ollomol. En la actualidad besugo y ollomol son sinónimos y nombran a la misma especie P. bogaraveo en castellano (besugo) y en gallego (ollomol), pero antiguamente parece que esto no era así. En sus notas Sarmiento (1762-1766) observa que: El pagrus es el besugo de Madrid, o el ollomol y el erythrinus es el pajel, besuguete y el besugo gallego o serafín Esto parece indicar que antes utilizaban ambos nombres para nombrar dos especies similares que serían ollomol, para P. bogaraveo y besugo para otra especie, probablemente Pagellus acarne o breca Pagellus erythrinus. La sardina, el congrio y la merluza forman el trío de especies más importantes durante la época medieval (González Gómez de Agüero, 2013). Unas costumbres de Santiago de Compostela de 1133 recogidas en la Historia Compostelana muestran la existencia de un próspero mercado de pescado en el que era posible encontrar congrios, sardinas y merluzas (Ferreira, 1998). Las tres especies figuran como parte de los pagos o diezmos que los habitantes de las poblaciones costeras hacían a los monasterios del interior (Fidalgo, 1998), y los procesos de conservación como el salado, el ahumado o el secado, permitieron su exportación a numerosas localidades por toda España (Juega Puig, 2012). 3.4. Edad Moderna En la Edad moderna (siglos XV-XVIII), los cambios que se venían produciendo en los diferentes ámbitos de la sociedad de la Baja Edad Media alumbraron el surgimiento de una nueva mentalidad que transformó definitivamente la posición del hombre en el mundo, así como su visión de la realidad. El humanismo renacentista alentaba el cuestionamiento crítico de las verdades medievales, desafiando el criterio de autoridad sobre el que se sustentaban, y propició la investigación empírica de la naturaleza. La consolidación de la burguesía como clase social con poder económico, político y, por tanto cultural, constituye uno de los pilares de estos cambios. Otro factor decisivo fue la invención de la imprenta de tipos móviles a mediados del siglo XV, que trajo consigo la globalización y democratización del conocimiento y la extensión del público lector. El abaratamiento de los costes de producción hizo posible la multiplicación del número de libros en circulación y facilitó extraordinariamente el intercambio de ideas. Es este Bol. R. Soc. Esp. Hist. Nat., 115, 2021 -159-
R. Bañón & T. Maño contexto el que propicia las primeras aproximaciones de carácter científico al estudio de los peces, gracias a figuras como las ya mencionadas de Rondelet, Salviani y Bellon. Los restos arqueozoológicos de esta época son más escasos que en las anteriores. Sólo se han encontrado restos de 12 especies, pero ninguna de nueva aparición (Tabla I). En los textos referentes a los diezmos o derechos señoriales que gravaban o controlaban el aprovechamiento y comercio de los productos de la pesca apenas se mencionan unas cuantas especies, principalmente la sardina y la merluza, que eran las más abundantes y suponían por tanto la parte principal del pago, y en menor medida otras especies como abadejo, congrio, rodaballo y besugo (Vázquez Lijó, 1999). Los estudios de la pesca en Galicia en el siglo XVII registran especies como la merluza, el cazón, las mielgas, abadejos, lenguados, rayas. y escachos (especies de la familia Triglidae) capturados con rascos y volantas (Canoura, 2007). En el siglo siguiente, en las mesas de la élite hidalga gallega se encuentran especies como la anguila, el bacalao, el besugo, la faneca, merluza, robaliza, rodaballo y sardina (Presedo Garazo, 2012). El siglo XVIII merece una mención aparte, pues marca un cambio radical en la orientación filosófica, científica y teológica de las Ciencias de la Naturaleza (Liñán, 2010). La invención de la nomenclatura científica binomial supone un antes y un después en la ictiología y la culminación del camino emprendido casi dos siglos atrás. Entre las tareas más importantes para los científicos posteriores, además de tratar de unificar la nomenclatura utilizada por las diversas autoridades, fue determinar a qué nombre científico correspondía cada una de las especies hasta entonces conocidas solo por sus nombres comunes. A esta compleja labor se dedicaron en Galicia, con diversa fortuna y acierto, dos naturalistas pioneros de la ictiología, fray Martín Sarmiento (Figura 1a) y José Cornide (Figura 1b), en obras de muy diferente naturaleza. Fray Martín Sarmiento está considerado como el más destacado polígrafo del siglo XVIII en Galicia. Como buen ilustrado, defendía la necesidad de combatir la superstición y la ignorancia en la que estaba sumido el país y de elevar nuestro nivel cultural y científico mediante la educación y la investigación para acercarlo a las naciones más avanzadas de Europa. A lo largo de sus extensos viajes por Galicia recogió innumerables noticias sobre las cuestiones más diversas, desde su geografía física y humana hasta su lengua y su cultura, que nos legó en centenares de páginas manuscritas. Él mismo recopiló todos sus escritos sobre cuestiones referidas a la historia natural en la conocida como Obra llamada de 660 pliegos que trata de historia natural y de todo género de erudición (Sarmiento, 1762-1766), en la que dedica un número importante de páginas al grupo de los peces, gratamente admirado por la extraordinaria riqueza de nuestro mar: Nunca pensé extenderme tanto sobre los pescados, pero hay tanta abundancia de ellos en España, hablando generalmente, y hablando particularmente en Galicia, que andaría muy corto en esta materia si no diese alguna noticia de los pescados y mariscos […] que sirven y podrían servir para el comercio. Estos escritos se centran fundamentalmente en cuestiones léxicas y en el análisis del origen y significado de los nombres vulgares de los peces que iba encontrando o de los que recibía noticias en cada parada de sus viajes, si bien en un cierto número de casos buscando correspondencias con las especies descritas por los científicos que él toma de referencia, particularmente Rondelet (1554) y Artedi (1738). Por los nombres y las descripciones que hace, sabemos de la presencia en esa época de numerosas especies como el trancho o espadín Sprattus sprattus, la sardina, merluza, mielga, lubina, salmonete, reo, pargo, besugo, rodaballo y solla Platichthys flesus, entre otras. La obra de Cornide, por su parte, responde a unos planteamientos bien distintos. Surge de una encomienda del gobierno realizada a través de la Real Sociedad Económica de Santiago, fundada en 1784 con el objetivo de fomentar las artes y la industria sobre la base del conocimiento científico y técnico, como todas las sociedades económicas surgidas a lo largo y ancho del país durante la segunda mitad del XVIII bajo el impulso reformista ilustrado de Carlos III. En el prólogo de su obra Fauna mastológica de Galicia (López Seoane, 1863) relata al respecto: […] Establecida ya [la Real Sociedad], el ministerio de la Marina le recomendó muy especialmente que se ocupase de estudiar los medios más convenientes para fomentar la pesca en Galicia, para lo cual se esforzó en facilitar datos al ilustre gallego Sr. Cornide, individuo de su seno. Este Sr. siguiendo las huellas trazadas por su distinguido paisano Sarmiento, no se contentó con escribir una razonada memoria referente al objeto, sino que para hacerla más completa y de mayor -160- Estudios
Historia del conocimiento ictiológico del mar de Galicia Figura 1. Algunos ictiólogos e investigadores que han contribuido al conocimiento de la ictiología marina de Galicia. a) Fray Martín Sarmiento (1695-1772); b) José Cornide (1734-1803); c) Víctor López Seoane (1832-1900); d) Mariano de la Paz Graells (1809-1898); e) Odón de Buen y del Cos (1863-1945); f) Luís Lozano Rey (1879-1958). importancia, ordenó metódicamente los peces observados hasta entonces, incluyendo los cetáceos y otras producciones marinas José Cornide fue el primer científico en España en utilizar la nomenclatura científica moderna para nombrar los peces, y el resultado de su admirable esfuerzo, el Ensayo de una historia de los peces (Cornide, 1788) (Figura 2a), está con toda justicia considerado como el texto fundacional de la ictiología española, junto con la obra de Antonio Sáñez Reguart (Piñeiro, 2019), exquisitamente ilustrada por Miguel Cros. Sarmiento y Cornide emprendieron con ilusión pero con importantes carencias el intrincado camino de ordenar el amplio caudal de voces comunes referidas a los peces, particularmente rico y extenso en un espacio geográfico tan fragmentado como la costa gallega, con la dificultad añadida de una casuística igualmente amplia: algunas de estas voces eran variantes geográficas referidas a una sola especie; otras nombraban diferentes estadios de crecimiento de una misma especie, y en algunos casos no distinguían entre especies similares morfológicamente. Y lo hicieron, además, en notable desventaja con respecto a otras regiones de Europa. Por un lado estaban sus propias limitaciones en el campo de la ictiología —particularmente en el caso del benedictino, más versado en cuestiones de botánica— de las que ellos mismos eran conscientes; por el otro, el atraso cultural y científico de España, que se traducía en una descorazonadora falta de especialistas. Lo explica perfectamente el propio Sarmiento cuando relata su búsqueda, en las obras de los grandes autores europeos, de referencias Bol. R. Soc. Esp. Hist. Nat., 115, 2021 -161-
R. Bañón & T. Maño Figura 2. Portada de algunas de las obras de referencia de la ictiología marina de Galicia. a) Ensayo de una historia de los peces (Cornide, 1788); b) Reseña de la historia natural de Galicia (López Seoane, 1866); c) Guía dos peixes de Galicia (Solórzano et al.,1983); d) Inventario dos peixes do litoral galego (Solórzano et al.,1988); e) Peixes do mar de Galicia (Rodríguez Villanueva & Vázquez, 1994); f) Acción piloto de pesca experimental en el talud de la plataforma gallega (Piñeiro et al., 1996). sobre las especies de tiburón —de “mielgas o galeos”— que había encontrado en sus viajes por Galicia: A cada especie [Artedi y Brisson] agregan todos los nombres synonymos de varias naciones y los que se hallan en diferentes autores antiguos y modernos. En esa letanía de autores y de nombres vulgares no hace papel España, no por falta de pescados, no por falta de nombres vulgares, pero si por falta de escritores que los sepan y que los comuniquen a otras naciones. El caso es que hay pescados que, según la dibersidad de las costas marítimas de España, tienen dibersos nombres vulgares. Todos se debían recoger y formar una Ychthyologia polyglota de toda España. Para completar este desolador panorama, nuestros autores lamentaban que tampoco los grandes nombres europeos de la ciencia habían prestado atención a una región con una riqueza faunística tan extraordinaria como la nuestra.Tal y como apunta Cornide (1788): -162- Estudios
Historia del conocimiento ictiológico del mar de Galicia […] la costa de Galicia no es inferior á las mas abundantes de la Península, y que si la brevedad que me he propuesto me lo permitiese, podría hacer ver á los sabios extrangeros, que si carecen de la noticia de los peces de nuestros mares, no es por que efectivamente falten en ellos, sino porque considerándolos con la misma indiferencia con que tratan todas nuestras cosas, no han aplicado sus luces á averiguar las riquezas de sus senos, contentándose con copiarse los unos á los otros, publicando las superficiales noticias que sus viageros recogen sin eleccion entre gentes, las mas veces ignorantes, aun de los productos de su propio Pais. Con estas y otras dificultades, Cornide (1788) logra recoger 83 especies de peces marinos, 80 de ellas con nombre científico, siguiendo la nomenclatura de Linneo según la segunda edición de su Systema Naturae (Linnaeus, 1766). Entre sus principales logros, cabe destacar que Cornide fue el primero en ponerle nombre científico a la sardina, como Arengus minor, aunque finalmente, atendiendo a que “sardina” era el nombre más popularmente utilizado en muchas lenguas, que “pilchardus” había intervenido en las regulaciones aduaneras y en la judicatura de varios países y que Walbaum hizo la primera descripción inequívoca de la especie, la Comisión Internacional de la Nomenclatura Zoológica adoptó en 1965 el nombre científico de Sardina pilchardus para la sardina europea (González Garcés et al., 2011). Cornide incluye en la entrada de cada especie una breve descripción o comentario, así como algunos de sus nombres comunes, lo cual en muchos casos nos permite, o bien confirmar que está correctamente identificada, o bien nos ayuda a vislumbrar cuál es la especie a la que en realidad se está refiriendo. Así lo refleja Pérez Arcas (1921- 1923): […] mediante estas descripciones, aun cuando a veces con muchísimo trabajo y sin lisonjearme de haber siempre acertado, he podido reconocer algunas especies que estos autores [Cornide y de Asso] no encontraban descritas y que en efecto no lo estaban en su tiempo. Un ejemplo interesante lo encontramos en la descripción de Squalus spinax, sinónimo de Etmopterus spinax: […] por todo su cuerpo está guarnecido de espinas ó clavos, que es la razón porque en gallego se llama Crabudo del nombre crabo, que vale clabo en castellano. Esto nos revela que lo que en realidad Cornide está describiendo es Echinorhinus brucus, otra especie de tiburón hoy desaparecida de nuestras aguas que posee unos característicos dentículos dérmicos de gran tamaño dispersos por todo el cuerpo, de donde procede el nombre común de cravudo.Aunque en este caso existen discrepancias entre los científicos. Mientras Pérez Arcas (1921-1923) considera acertadamente que Cornide describe E. brucus, Solórzano et al. (1988), ajustándose exclusivamente a la sinonimia, lo identifican de manera errónea como E. spinax. Pero el listado de Cornide contiene también numerosos errores de identificación, de falta de correspondencia entre el nombre científico y la descripción de la especie, que no tardaron en ser advertidos por ictiólogos posteriores. A los pocos años de su publicación, Cuvier & Valenciennes (1830), por ejemplo, ya cuestionan su identificación de la breca P. erythrinus como Sparus erythrinus Le poisson auquel Cornide (p. 40) applique le nom de Sparus erythrinus n’est pas le pagel commun, mais bien le rousseau ou Pagellus centrodontus, et il n’est pas facile de déterminer s’il a connu le vrai pagel. Es decir, Cornide nombra el besugo con el nombre científico de la breca. Erróneamente, ha seguido de forma acrítica la descripción, no muy clara, según admiten los insignes ictiólogos franceses, que Linneo a su vez había tomado de Artedi. A juzgar por sus referencias a Rondelet, no parece aventurado concluir que en parte la confusión de Cornide procede de la utilización del término erythrinus (del griego erythrós ‘rojo’) en sentido quizá más descriptivo que taxonómico para nombrar un espárido de coloración rojiza. Significativamente, nuestro autor vuelve a citar más adelante P. erythrinus, esta vez en sentido no linneano, para referirse a otra especie que casi con toda seguridad sí se corresponde con la breca. Graells (1870) también identifica otro error cuando Cornide nombra el reo, la fase marina de la trucha Salmo trutta, como Salmo hucho, que nombra al salmón del Danubio Hucho hucho. Las inexactitudes y desaciertos en las descripciones de algunas especies hacen que varios autores lleguen a interpretar su identidad de manera bien distinta. Así, por ejemplo, las citas de Cornide de Scomber hipos, Callionymus dracunculus y Sciaena lepisma, son identificadas como especies válidas de Caranx hippos, Trachinus draco y Sciaena Bol. R. Soc. Esp. Hist. Nat., 115, 2021 -163-
R. Bañón & T. Maño umbra por Pérez Arcas (1921-1923), mientras que Solórzano et al. (1988) consideran que pertenecen a S. scombrus, Callionymus lyra y Umbrina cirrosa, respectivamente. En ocasiones lo que ocurre es que, sencillamente, la descripción es tan poco detallada que no nos permite precisar la especie. Tal es el caso, por ejemplo, de Sparus hurta; Cornide puede estar describiendo en realidad cualquier otra especie similar, probablemente Pagrus caeruleostictus. El final de siglo trae consigo el brusco final de uno de los proyectos más prometedores de las ciencias naturales en este país: la edición de un catálogo de los peces de las costas españolas basado en el trabajo de campo a cargo del marino Antonio Sáñez Reguart y que iba a contar con las extraordinarias ilustraciones del pintor alemán Miguel Cros, la Colección de producciones de los mares de España. En julio de 1795, con el argumento de los achaques por su edad y la poca dedicación a esta obra, Sáñez Reguart fue oficialmente cesado del proyecto por el nuevo rey Carlos IV, si bien pudo dejar concluida la primera parte (Sáñez-Reguart, 1796), que permaneció inédita hasta casi dos siglos después (Vázquez Lijó, 2008). En esta obra habla de los peces en general y nombra algunas especies para Galicia con su nombre común: congrio, morena o murena, lamprea (Petromyzon marinus) y payro, sable o espada (Lepidopus caudatus), en algunos casos aportando notas sobre su pesca y comercialización, como las capturas de congrio y su secado para su exportación […] a Madrid, y otros parages del Reyno, de que resulta un lucro considerable […] es sumamente copiosa [la pesca del congrio] en los Puertos de Cangas, Aldán, Canto de la Area, Groves [sic], etc., pero con singularidad en Puerto Marín de donde se surten los Monasterios de Religiosos de las Ordenes de San Bernardo y San Benito y otros muchos de aquel reyno. El mismo autor, en su magna obra Diccionario histórico de los artes de la pesca nacional, menciona algunas de las especies que se capturaban en Galicia, como los escachos, mielgas, melgachos y rayas (Sáñez Reguart, 1791-1795). 3.5. Edad Contemporánea En la Edad contemporánea (siglo XIX-Actualidad) se consolida el uso de la nomenclatura científica frente a los nombres comunes, se crean varios centros de investigación marina y se produce un gran desarrollo científico y técnico que va a permitir la exploración de las aguas gallegas más allá de la plataforma continental marina. En el siglo XIX se produce un progreso considerable del conocimiento de los peces de Galicia. López y Nobal (1820) cita 91 especies para la ría de Ferrol, aunque solo 23 con nombre científico. La nomenclatura que utiliza apenas difiere de la de Cornide (1788), pero aporta nombres nuevos, algunos de los cuales nombran los estadios juveniles de las especies, algo característico en Galicia, como por ejemplo macareu para la caballa pequeña o parrocha para la sardina pequeña. López Seoane, en su Reseña de la historia natural de Galicia (López Seoane, 1866) (Figura 2b), registra 96 especies de peces marinos para Galicia con su nombre científico, 31 de ellas nuevas, no citadas anteriormente por Cornide. Los listados de ambos no difieren en exceso en cuanto al número de especies, pero si, en cambio, en el grado de acierto en la asignación de nombres científicos. Mientras que Cornide nombra incorrectamente un 42% de las especies, en López Seoane el acierto se presupone mucho mayor, aunque es difícil saberlo con exactitud, puesto que no incluye descripción alguna que permita validar sus identificaciones. López Seoane (Figura 1c) posee una formación científica de la que Cornide carecía, con numerosos trabajos en otros campos de la zoología como la ornitología, la herpetología, la entomología y los mamíferos, y una trayectoria que incluía el descubrimiento de varias especies nuevas, a la que hay que añadir su relación con eminentes científicos de la época. Alguna de las especies citadas por López Seoane (1866), como por ejemplo Ophisurus serpens, no volvió a ser mencionada en los listados posteriores, lo que hacía dudar de su validez; sin embargo, Bañón et al. (2011a) la citan nuevamente en Galicia en 2010, 144 años más tarde, lo que da credibilidad a la cita original. En cambio, otra especie como Zoarces viviparus no ha vuelto a ser registrada, y Galicia no se encuentra dentro de su área de distribución habitual, por lo que podría tratarse de un error de identificación o de un registro aislado. Otro error lo encontramos cuando nombra el abadejo como Gadus morhua, nombre científico del bacalao. Quizás este error pueda deberse a que -164- Estudios
Historia del conocimiento ictiológico del mar de Galicia tras la denominación de “abadejo” entraban a veces las carnes procesadas de especies como la merluza y el bacalao. Graells (Figura 1d) en su Exploración científica de las costas del departamento marítimo de Ferrol (Graells, 1870) comenta que, aunque el objetivo de su viaje por el norte de España era recoger utensilios de pesca y ejemplares de especies para el futuro museo pesquero nacional a instalar en Madrid: En su acuerdo, la Comisión comprendió lo útil que sería conocer racionalmente todos estos productos y la conveniencia que había en reunirlos y exponerlos metódicamente con su clasificación científica, con su nomenclatura técnica y sinonimia vulgar, y hasta la necesidad de describirlos de un modo sencillo, claro y en lenguaje inteligible a los más rudos pescadores, para que así vayan convenciéndose que hay más que conocer que el besugo y la merluza, el atún y la sardina, ostras y calamares, y tantos otros peces y mariscos como diariamente tienen entre sus manos. […] Así es que la colección ictiológica que he reunido se compone de 99 especies determinadas, representadas por 369 individuos, la mayor parte conservados en espíritu de vino, por ser el medio más fácil de preservarlos de la putrefacción, y el que facilita después su estudio, quedando todas sus partes con la flexibilidad necesaria para ser reconocidas. El estudio de Graells abarca el departamento marítimo de Ferrol, cuyos límites según las Ordenanzas de 1793 se extienden por toda la costa septentrional y occidental de España, desde la desembocadura del río Bidasoa hasta la del Miño. La dificultad surge entonces al querer delimitar cuáles son las especies que este autor observa en Galicia, para lo cual los únicos elementos de juicio de que disponemos son sus referencias explícitas a su presencia en nuestras aguas, o bien cuando aporta los nombres comunes con los que aquí se conocen. Siguiendo estos criterios, Graells (1870) cita 45 especies para Galicia, cuatro citadas por vez primera a nivel científico: Myliobatis aquila, Raja undulata, Lepidopus caudatus (como Lepidopus ensiformis) y Gaidropsarus vulgaris (como Motella tricirrata). El siglo XX es el de mayor producción de literatura y descubrimientos ictiológicos en Galicia, en parte debido a la creación del Instituto Español de Oceanografía en Vigo en 1917 y del Instituto de Investigaciones Marinas-CSIC también en Vigo en 1951. A principios de este siglo, Adolphe Cligny registra varias especies capturadas por el vapor Boulogne que faena entre el cabo Ortegal y el cabo Finisterre, por fuera del límite de las aguas territoriales españolas, entre 75 y 150 brazas de profundidad. Cligny cita 14 especies, la mayoría por vez primera, como el alfonsino Beryx splendens, la palometa roja Beryx decadactylus, Callanthias ruber (como Callanthias peloritanus), el tomás Epigonus telescopus, Pterycombus brama, el lirio Micromesistius poutassou (como Gadus poutassou) (Cligny, 1903), el reloj mediterráneo Hoplostethus mediterraneus y Acantholabrus palloni (Cligny, 1905). El listado de especies se amplía poco después con la descripción de dos tiburones primitivos aún raros hoy en día, la cañabota Hexanchus griseus (Figura 3a) y el tiburón anguila Chlamydoselachus anguineus (Figura 3b) (Bolívar, 1907). La información sobre ambos ejemplares procedía del ingeniero industrial francés Etienne Bertrand, que en aquellos años residía en A Coruña y que, entre otras actividades, se dedicaba a estudiar los especímenes raros que traían a puerto los vapores de altura con el propósito de compartir muestras y datos con el Museo de Historia Natural de Madrid. La cañabota era una hembra de 482 cm de longitud total, que portaba 42 crías, había sido capturada el 26 de octubre de 1906 a 30 millas al NW de cabo Vilán a una profundidad de unos 385 m. No hay datos concretos sobre la captura del ejemplar de tiburón anguila, excepto que se produjo en “La Coruña” en algún momento del verano de 1906 y que medía 114 cm. Las observaciones de Bolívar reflejan el asombro de contemplar un pez tan singular: Cuando se pescó este ejemplar [...] llamó poderosamente la atención por su extraña forma, que á primera vista es la de una salamandra gigantesca; su cabeza recuerda la del gallipato por lo ancha y deprimida y sus mandíbulas, cuando se cierran, forman entre las dos el borde límite de la cabeza, disposición contraria, como es sabido, á la de los tiburones, en los que la cabeza se prolonga en hocico saliente abriéndose la boca en el plano inferior y á cierta distancia de aquel borde Colomina (1910) cita un ejemplar de pez luna Mola mola (como Orthagoriscus oblongus, sinónimo de Ranzania laevis) de 2 m de longitud, capturado en la ría de Pontevedra (Figura 3c). El cónsul de Francia en Vigo Xavier Ducloux fue un gran estudioso de la fauna ictiológica y la industria pesquera de Galicia. Tras su muerte, Odón de Buen (Figura Bol. R. Soc. Esp. Hist. Nat., 115, 2021 -165-
R. Bañón & T. Maño Figura 3. Fotografías originales de algunos de los peces de Galicia registrados en el siglo XX. a) Hexanchus griseus, de la publicación de Bolívar (1907) (foto de José Sellier erróneamente atribuida en el original a E. Bernard); b) Chlamydoselachus anguineus, de la misma publicación de Bolívar (1907) (foto de José Sellier); c) Ejemplar de Mola mola identificado erróneamente como Orthagoriscus oblongus (sinónimo de Ranzania laevis) (Colomina, 1910). 1e) reproduce un estudio sobre la pesca de la sardina en Vigo y Villagarcía y una lista de las especies de la costa de Galicia, que Ducloux había publicado en Francia en 1901 (Buen, O. 1919). El listado incluye 93 especies divididas en ciclóstomos, elasmobranquios y teleósteos, clasificación que ya sigue las reglas modernas de la taxonomía de peces. Ducloux aporta 26 especies que son citadas por vez primera en Galicia a nivel científico, como Ammodytes tobianus, Lichia amia, Helicolenus dactylopterus, Symphodus cinereus (como Crenilabrus griseus), Parablennius gattorugine (como Blennius gattorugine), Gobius niger (como Gobius jozo), Gobius paganellus (como Gobius capito) o Solea senegalensis (como Solea melanochira), entre otras. Cornide (1788) clamaba contra la indiferencia de los extranjeros hacia nuestras cosas para justificar el desconocimiento que tenían de la diversidad ictiofaunística de Galicia. Pues bien, después de Cornide, los autores extranjeros no tardaron en abordar el estudio de nuestra ictiofauna mientras el país, salvo notables excepciones, permanecía sumido en un profundo letargo científico del que no comenzó a despertarse, si bien tímidamente, hasta bien entrado el siglo XX. Como apunta Lozano Rey (1919) haciendo referencia al ictiólogo austriaco Franz Steindachner y sus estudios de la ictiofauna española: Como el punto de partida de toda enmienda es el previo reconocimiento de la falta, conviene poner en evidencia el contraste ofrecido en este caso entre un país [España] que no estudia sus propias producciones y otro [Austria] que, conocidas las suyas, pone en el caso a algunos de sus elementos cultos de buscar campos de investigación ajenos, donde seguir nuevos filones científicos. En efecto, una parte importante de los peces de Galicia fueron documentados por primera vez por naturalistas o investigadores extranjeros. Buen, F. (1935); Buen, O. 1935; 1936) y Lozano Rey (1947, 1952a, 1952b, 1960) ya recogen numerosas citas de especies capturadas frente a Galicia por investigadores foráneos como Cligny, Legendre, -166- Estudios
Historia del conocimiento ictiológico del mar de Galicia Roule, Ducloux, Vaillant, Steindachner y Zugmayer, a los cuales añadimos Jean-Claude Quéro, ya más recientemente. La mayoría de ellos son franceses, dada la relativa cercanía de nuestras costas a Francia y a que este país cuenta con una tradición ictiológica mucho mayor que la de España. Además, antes de la extensión a 200 millas de la zona económica exclusiva, los barcos franceses, tanto comerciales como de investigación, faenaban frecuentemente frente a nuestras costas, capturando especies que luego eran estudiadas y publicadas en aquel país. A lo largo de la primera mitad del siglo XX se publican varios trabajos recopilatorios de la ictiofauna de la península ibérica en los que aparecen citadas de una u otra manera especies de Galicia. Luís Lozano Rey (Figura 1f) publica un catálogo específico sobre la Colección de Ictiología del Museo Nacional de Ciencias Naturales: Los peces de la Fauna Ibérica en la Colección del Museo en 1 de enero de 1919 (Lozano Rey, 1919). Según Dorda & Ambrosio (1997), en esta obra se citan 6100 ejemplares pertenecientes a 310 especies. Lozano Rey (1919) cita el origen de los ejemplares conservados, por lo que sabemos que ejemplares de 43 especies diferentes provienen de Galicia, cuatro de las cuales son primeras citas para la región: Malacocephalus laevis, Molva macrophthalma (como Molva byrkelange macrophthalma), rape negro Lophius budegassa y rapeta Zeugopterus punctatus. Pérez Arcas (1921-1923) publica Ictiología Ibérica, o sea Catálogo de los peces marinos y de agua dulce que habitan o frecuentan las costas de la Península ibérica. Las especies citadas para Galicia en esta obra provienen en su totalidad de Cornide (1788), por lo que no hay ninguna nueva aportación. Fernando de Buen Lozano, hijo de Odón de Buen, publica la serie Fauna Ictiológica en tres partes (Buen, F. 1935, Buen, O. 1935, 1936), poco antes de su exilio en Hispanoamérica por la guerra civil española. En esta obra, De Buen divide la península ibérica y Baleares en ocho “regiones, zonas de costa o mares donde, a ser posible, se mantengan con cierta constancia las faunas” (Buen, F. 1935). La región 2 “Región gallega”, incluye las actuales fronteras de Galicia. De Buen cita 178 especies en Galicia, de las cuales al menos 54 son primeros registros, teniendo en cuenta la bibliografía manejada. Estas citas (Buen, F. , 1935, Buen, O. 1935) suponen un fuerte impulso al conocimiento de la ictiofauna de Galicia, añadiendo un gran número de especies que por su carácter no comercial, pequeño tamaño, rareza y hábitat eran desconocidas hasta el momento. El listado de nuevas citas abarca desde especies litorales de aguas someras como Diplecogaster bimaculata (como Mirbelia bimaculata), Pomatoschistus microps, Gobiusculus flavenscens (como Chaparrudo flavescens), Entelurus aequoreus, hasta especies de aguas profundas como Etmopterus pusillus, Centroscymnus coelolepis, Halosauropsis macrochir (como Aldrovandia macrochir), Eurypharynx pelecanoides, Sternoptyx diaphana, Stomias boa o Sudis hialina, entre otras. En la segunda mitad del siglo XX es cuando se produce el mayor número de publicaciones ictiológicas. Luis Lozano Rey publica la serie “Peces ganoideos y fisóstomos” (Lozano Rey, 1947) y “Peces fisoclistos, Subserie torácicos” (Lozano Rey, 1952a, 1952b, 1960) que aparecieron publicados en las “Memorias de la Academia”.Teniendo en cuenta el origen geográfico de las capturas de las especies descritas, Lozano Rey menciona 77 especies para Galicia, pero solo dos de ellas, Pomatoschistus minutus y Trichiurus lepturus, son primeras citas. Arté (1952a 1952b) publica 13 especies de peces raros de los grandes fondos gallegos, nueve de los cuales –Alepisaurus ferox, Lampadena nitida, Trachipterus arcticus, Cyttopsis rosea (como Cittus roseus), Chiasmodon niger, Taractichthys longipinnis, Scombrolabrax heterolepis, Nesiarchus nasutus y Ruvettus pretiosus–son primeras citas para Galicia. Con el auge de la actividad de los centros de investigación marina de Galicia, se realizan numerosas campañas de investigación pesquera y se publican listados faunísticos que confirman la presencia de especies ya citadas anteriormente y algunas de nueva aparición. Cabe señalar entre estos trabajos los de Fernández et al. (1978, 1981) con 99 y 38 especies respectivamente, Chesney & Iglesias (1979) con 28 especies, Iglesias (1981) con 73 especies y Fariña et al. (1985) con 95 especies, como los más relevantes. Entre las especies de nueva aparición que estos autores registran están Holtbyrnia macrops (como Holtbyrnia problematica), Lepidotrigla cavillone, Carapus acus, Echiodon dentatus, Liparis montagui, Lesueurigobius suerii, Pontinus kuhlii o Echiichthys vipera (como Trachinus vipera). Hacia finales del siglo XX, tras la constitución de la Xunta de Galicia en 1981, se publica la primera guía moderna de peces de Galicia, con claves de identificación, breves descripciones, dibujos y fotos (Solórzano et al., 1983) (Figura 2c). En esta guía se describen 244 especies de peces y se nombran otras 21 de presencia probable. Sin Bol. R. Soc. Esp. Hist. Nat., 115, 2021 -167-
R. Bañón & T. Maño embargo, dado que la principal fuente de información para su elaboración fue la visita a lonjas y mercados, la mayoría de las especies descritas son especies litorales capturadas por la flota gallega que faena en la plataforma continental, hasta poco más de 200 m de profundidad. Más tarde, la combinación de este listado con la información proveniente de las campañas de investigación pesquera da lugar al Inventario dos peixes do litoral galego (Solórzano et al., 1988) (Figura 2d), que amplía el número de especies hasta las 296. Basándose en este inventario, Rodríguez Villanueva & Vázquez (1994, 1995) (Figura 2e) publican otra guía de peces de Galicia con 311 especies, que incluye una descripción detallada de cada una de ellas y una amplia recopilación bibliográfica. En la última década de este siglo se producen varios acontecimientos destacables. Por un lado, la participación del Instituto Español de Oceanografía de Vigo en un proyecto internacional de especies de aguas profundas, que viven habitualmente a más de 400 m de profundidad. En el marco de este proyecto (Deep water Fisheries FAIR CT 95-655) se realizan campañas exploratorias a lo largo del talud continental de la plataforma gallega, hasta 1200 m de profundidad, que dan como resultado un listado de 75 especies de aguas profundas (Piñeiro et al., 1996) (Figura 2f), 23 de ellas citadas por primera vez. Algunos de estos nuevos registros son Halosaurus ovenii, Nettastoma melanura, Serrivomer beanii, Alepocephalus bairdii, Alepocephalus rostratus, Gonostoma elongatum, Polymetme corythaeola, Cetonurus globiceps y Neoscopelus macrolepidotus. El cambio climático es ya un hecho constatado. Como consecuencia del calentamiento progresivo de los océanos se produce un desplazamiento de las especies de carácter tropical hacia el norte, ocupando zonas templadas que antes estaban fuera de su rango óptimo. Las primeras especies detectadas en aguas gallegas atribuibles a este fenómeno fueron el jurelo azul Caranx crysos (Bañón & Casas, 1997) (Figura 4a) y el jurelo dentón Pseudocaranx dentex (Fernández-Cordeiro & Bañón, 1997). En el siglo XXI los principales avances en el conocimiento ictiológico se producen con la incorporación de nuevas especies de carácter tropical, el estudio de la ictiofauna del monte submarino del banco de Galicia y la aplicación de análisis moleculares en los estudios ictiológicos. El fenómeno de tropicalización se intensifica en este período, lo cual supone el establecimiento de nuevos límites de distribución para varias especies en el Atlántico oriental. Pertenecen a esta categoría Pisodonophis semicinctus (Bañón et al., 2002), Kyphosus sectatrix y Lepidotrigla dieuzeidei (Bañón, 2004), Fistularia petimba (Bañón & Sande, 2008), Seriola fasciata (Bañón & Mucientes, 2009), Lagocephalus laevigatus (Bañón & Santás, 2011) (Figura 4b), Pagrus auriga y Pomadasys incisus (Bañón et al., 2014), Ephippion guttifer (Bañón et al., 2018) (Figura 4c), Dactylopterus volitans y Desmodema polystictum (Bañón et al., 2020a) y Epinephelus aeneus (Bañón et al., 2020b) (Figura 4d). La montaña submarina del banco de Galicia, con su cima a 625 m de profundidad, constituye un hábitat profundo situado a 180 km de las costas gallegas y con unas características singulares. Si bien las primeras campañas exploratorias en el banco se hicieron ya en los años 80 y 90 del siglo anterior, estos estudios iniciales son completados entre los años 2009 y 2011 con el objeto de su declaración como Área Marina Protegida. Las 117 especies catalogadas en el banco de Galicia (Bañón et al., 2016a) incluyen nuevas especies de aguas profundas para Galicia, tanto de elasmobranquios: Apristurus aphyodes, Apristurus melanoasper y Apristurus profundorum (Rodríguez Cabello et al., 2014), como de teleósteos: Pseudophichthys splendens (Bañón et al. 2011b), Gadomus dispar (Figura 4e) y Bathygadus melanobranchus (Bañón et al., 2013). La taxonomía integrativa, combinando el análisis morfológico y molecular, asegura la correcta identificación de las especies y permite encontrar divergencias geográficas que en ocasiones indican relaciones taxonómicas no detectadas anteriormente (sinonimias, especies criptogénicas, especies nuevas). La taxonomía molecular mediante el análisis de un marcador mitocondrial, el citocromo oxidasa I (COI), se conoce como código de barras de ADN y se aplicó por primera vez en peces de Galicia para la identificación de una especie de tiburón Deania profundorum (Sanjuán et al., 2012). Posteriormente, el uso de esta técnica o de análisis filogenéticos se ha aplicado a estudios de los géneros Lepidion (Barros García et al., 2020) y Gaidropsarus (Barros García et al., 2018) y del orden Notacanthiformes (Bañón et al., 2016b; Barros García et al., 2016). Actualmente es utilizada de manera rutinaria por estos autores en todos sus análisis ictiológicos. Otras especies de nueva aparición fueron Cynoscion regalis (Bañón et al., 2017) (Figura 4f), especie exótica originaria del Atlántico estadounidense, introducida en -168- Estudios
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