Moisei Samuilovič Al'peróvič* - La dictadura del Dr. Francia en la historiografía del siglo XX.
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Estudios Latinoamericanos 5 (1979), pp. 86-96 Moisei Samuilovič Al’peróvič* La dictadura del Dr. Francia en la historiografía del siglo XX. Durante un siglo y medio, la evaluación histórica de la dictadura de J. G. Rodríguez de Francia (1814 – 1840) en Paraguay es objeto de exacerbada polémica, en el curso de la cual pueden escucharse opiniones sumamente contradictorias, a veces diametralmente opuestas. Casi hasta finales de la década del 30 del siglo pasado predominaba en la historiografía un punto de vista más o menos «neutral», condicionado por la aspiración de sopesar todos los «pro» y «contra» y equilibrar los aspectos positivos y negativos de ese régimen. A partir de la segunda mitad de los años cuarenta del siglo pasado, en las publicaciones comenzaron a predominar los juicios negativos y unilaterales hostiles al «Supremo Dictador». Sin embargo, a lo largo del siglo XIX, una u otra dilucidación de la dictadura paraguaya no implicaba, por regla general, una investigación científica o un análisis de los documentos, sino se basaba en distintas interpretaciones del mismo reducido cúmulo de fuentes, en la repetición, sin fundamento crítico, de opiniones expresadas anteriormente, ya tradicionales, o bien obedecía a veces a motivos políticos, emocionales, personales, etc. En la historiografía arraigó algo así como una «leyenda negra» sobre Francia, a la cual se oponía la no menos tendenciosa «leyenda blanca», puesta en uso por Carlyle y apoyada por algunos otros autores. Semejante situación se explicaba principalmente por que los materiales de archivos durante mucho tiempo se encontraban, prácticamente, al margen del campo visual de los científicos. Sólo una considerable ampliación de la base de estudios de las fuentes, y en primer término el interés de los investigadores por los archivos, * Traducido por Nina Mijailovna Goldguber
así como la publicación de varios documentos importantes, crearon en el siglo XX premisas para un enfoque nuevo, más objetivo, asentado en el estudio multifacético y el análisis profundo del conjunto de hechos históricos. En este sentido, a los historiadores paraguayos les pertenece, sin duda alguna, un mérito especial. Quizá Blas Garay fuera el primero en enfocar dicho problema sin ideas preconcebidas, sino con el deseo de llegar a comprenderlo imparcialmente ahondando en fuentes ya conocidas y utilizando nuevos materiales de archivos. En 1896 publicó un compendio sobre la historia del Paraguay y dedicó un apartado especial a la época de Francia. El autor hace una exposición superficial, pero exacta, de los principales acontecimientos de aquel período, reconoce la severidad de los métodos aplicados por el dictador, subrayando, no obstante, que con semejantes métodos fueron alcanzados resultatlos positivos. «Y que nadie puede discutir – escribió – es que la nacionalidad paraguaya y su autonomía son obra de Francia», quien manifestó «el acendrado patriotismo que en él tuvo todos los caracteres de un culto fanático», la honradez íntegra y el desinterés1. En 1897 vió la luz la monografía de Garay sobre las premisas y el curso de la «revolución de mayo» de 1811 en Paraguay. Partiendo de las fuentes analizadas, el autor fundamentó la tesis sobre el papel decisivo de Francia en esa revolución y en los acontecimientos ulteriores. Señalando la inadmisibilidad del difundido enfoque tendencioso, subrayó: «Tantos anatemas han ido acumulándose en el transcurso del tiempo sobre el nombre del Dictador celebérrimo, que ya no rigen con él las reglas de la crítica: todo lo malo que se le achaque lo creemos a pie juntillas ; lo bueno que de él quiera decirse há menester de ir bien documentado, para que no lo neguemos sin examen»2. La continuación cronológica de esta obra fue una investigación – publicada dos años más tarde – de la actividad de Francia como cónsul de la República del Paraguay (1813 – 1814)3. Cecilio Báez respondió antes que otros a la exhortación de Garay de manifestar objetividad científica. Positivista y continuador de 1 B. Garay: Compendio elemental de historia del Paraguay, IV ed., Asunción 1929, pp. 184-185. 2 B. Garay: La revolución de la independencia del Paraguay, Madrid 1897, p. 174. 3 B. Garay: El primer Consulado, «Revista del Instituto Paraguayo», año II, 1899, nos 15, 17
Herbert Spencer, Báez pertenecía a la corriente liberal en la historiografía paraguaya. En el libro Ensayo sobre el doctor Francia y la dictadura en Sudamérica, se oponía decididamente a las tentativas de los autores unitarios argentinos de falsificar la política de Francia. En la interpretación de Báez parecía ser continuador de Rousseau, partidario de las ideas de la revolución americana y republicano persuadido, inspirador de la revolución y fundador de la república en Paraguay, estadista de espíritu patriótico, penetrante y perspicaz, que plasmaba los anhelos nacionales. Desde el punto de vista de Báez, la carencia de libertades, de democracia y de garantías a los derechos humanos en los años de su gobierno, el aislamiento del mundo circundante y las medidas duras contra sus adversarios políticos, obedecían a la aspiración de fortalecer la independencia ante la amenaza exterior. El dictador sacrificó su nombre, reputación y prestigio, para conservar la república creada por él, dice Báez4. En los trabajos posteriores reafirmó su definición de Francia5. La nueva actitud adoptada en las obras de Garay y Báez resonó con mayor claridad todavía en la monografía de Justo Pastor Benítez, basada principalmente en materiales inéditos de la colección de Rio Branco, del Archivo Nacional de Asunción, etc. Desarrollando la tesis de que la dictadura de Francia era una necesidad histórica, el autor estima completamente legítima su llegada al poder y propone considerarlo tomando en cuenta las circunstancias de lugar y de tiempo, insertándolo «dentro del marco de la época en que le tocó actuar»6. Para Benítez, Francia era un revolucionario que, apoyándose, en lo esencial, en el pueblo y gozando de su confianza y respeto, trabajaba para el bien del mismo, pero quería alcanzar ese objetivo con sus propias fuerzas, sin la participación directa de las masas. Al determinar el papel histórico de Francia, subraya: «Sería un error atribuirle en exclusividad la creación del Paraguay y pintado como a un santo, de impoluta memoria. Su obra está llena de sombras y de resplandores [...] Los factores que permitieron la 4 C. Báez: Ensayo sobre el doctor Francia y la dictadura en Sudamérica, Asunción 1910, p. 121. 5 Véase C. Báez: Historia colonial del Paraguay y Río de la Plata, Asunción 1926, pp. 163 -193; idem: Historia diplomática del Paraguay, t. I, Asunción 1931, pp. 169 -170. 6 J. P. Benitez: La vida solitaria del Dr. José Gaspar de Francia, Dictador del Paraguay, Buenos Aires 1937, p. 69.
creación de la nacionalidad ya existían latentes cuando apareció este político cuyo mérito fundamental consistió en comprender, desde el primer momento el sentido de la Revolución Americana»7. Benítez dedicó un apartado especial a comparar a su héroe con Robespierre. No era la primera tentativa, ni mucho menos, de hacer este paralelo histórico. Algunas acciones de Francia ya provocaron entre sus contemporáneos analogía con el célebre revolucionario francés, opinión que se expresó también más tarde en las publicaciones. A principios de la década de 1930, René Bouvier, historiador francés, publicó un ensayo sobre Francia titulado Le Robespierre du Paraguay8. Señalando cierta similitud en los conceptos del líder de los jacobinos y del Dr. Francia, Benítez indicó que sus actividades se desplegaban en condiciones completamente diferentes, se realizaban con métodos distintos y no perseguían iguales objetivos. Según este autor, Francia propendía a crear un Estado totalitario independiente, que pondría bajo su control todas las esferas de la vida de la sociedad. Continuador de Rousseau por su concepción del mundo, Francia consideraba, al mismo tiempo, que para sustituir el régimen social caduco por otro más justo, basado en las ideas del igualitarismo, en las condiciones americanas era necesario establecer una dictadura ilustrada y beneficiar al pueblo desde arriba, solicitade apoyo, y que no hacían falta las instituciones y las libertades democráticas9. Casi simultáneamente con el libro de Benítez, el historiador paraguayo Julio César Chaves publicó, en 1938, un trabajo demostrando que la política de autoaislamiento, identificada con el nombre del Dr. Francia, había sido una réplica forzosa del Paraguaya las tentativas de Buenos Aires de imponer su hegemonía10. En 1942 publicó la investigación histórico-biográfica El Supremo Dictador, reconocida unánimemente como la obra mejor y más fundamental 7 Ibidem, pp. 234.235. 8 Véase R. Bouvier: Albuquerque. Le lancement d’une affaire coloniale au grand siècle. Le Robespierre du Paraguay, Paris 1932, pp. 109 – 150. 9 J. P. Benitez: op. cit. pp. 85 – 86. 10 J. C. Chaves: Historia de las relaciones entre Buenos-Ayres y el Paraguay 1810 – 1813, 2-da ed., Asunción – Buenos Aires 1959.
sobre la dictadura de Francia. Luego de analizar una profusión de fuentes publicadas e inéditas, así como gran número de publicaciones, Chaves delineó la imagen compleja y contradictoria de un dictador ambicioso, vengativo, cruel, receloso, desequilibrado, que en su fuero interno despreciaba a sus compatriotas, que convirtió «al Paraguay en un gran cuartel», inclusive en una cárcel, pero consiguió conservar la independencia y la soberanía, garantizar la paz, el orden y la seguridad. Centró considerable atención en la evolución ideológica de Francia que le hizo llegar, con el tiempo, a deducir que los principios revolucionarios profesados por él eran inaplicables en las condiciones de Paraguay de aquellos tiempos11. R. Antonio Ramos dedica su interesante monografía, publicada en 1943, a la política de Brasil respecto de Paraguay en los años de la dictadura de Francia. Al analizar la posición del gobierno paraguayo, el autor concluyó que la determinaban los intereses del fortalecimiento de la independencia nacional. Por cuanto el Imperio del Brasil reconoció de facto a la República del Paraguay, el Dr. Francia mantenía relaciones con los brasileños, pero no consentía en modo alguno a una alianza con ellos12. Efraím Cardozo dedíca considerable atención a la revolución paraguaya y a la dictadura de Francia. Este autor considera que la política del Dr. Francia llevó a nivelar por completo la sociedad paraguaya y a establecer la igualdad de clases13. La mayoría aplastante de los otros autores paraguayos del siglo XX también subrayan, en primer término, los aspectos positivos de la dictadura de Francia14. Según José Antonio Vázquez, quien publicó una recopilación de opiniones de los contemporáneos sobre el «Supremo Dictador», gracias al apoyo constante de las amplias masas Francia no sólo logró asegurar la independencia, el progreso 11 J. C. Chaves: El Supremo Dictador, 3-ra ed., Buenos Aires 1958. 12 R. A. Ramos: La política del Brasil en el Paraguay bajo la dictadura del Dr. Francia, 2-da ed., Buenos Aires – Asunción 1959 13 E. Cardozo: Paraguay independiente, Barcelona, etc. 1949, P, 75. 14 L. Baliarda Bigaire: José Gaspar Rodríquez de Francia, primer dictador perpetuo Sud Americano, Buenos Aires 1942; A. Ibarra: José Gaspar de Francia. El Supremo Defensor del Paraguay, Asunción 1961; A. Irala Burgos: La ideología del doctor Francia, Asunción 1975.
material y la realización de reformas sociales, sino también plasmar los principíos de la democracia y la soberanía popular15. Las nuevas tendencias, típicas en el siglo XX para dilucidar el problema, se dejaron sentir también más alla de las fronteras del Paraguay, si bien hasta comienzos de la década del 60 no se habían publicado investigaciones especiales sobre el tema. Autores europeos y americanos habían abordado reiteradas veces el tema durante ese período, pero preferentemente, para interpretar las viejas fuentes ya incorporadas al uso científico y los conceptos de científicos paraguayos. William Spence Robertson, conocido latinoamericanista, publicó en 1918 una recopilación de biografías de los jefes de la Guerra de Independencia de las colonias españolas, y dedicó también atención al Dr. Francia. Absteniéndose a hacer una evaluación univalente de la dictadura paraguaya, trató de equilibrar todos sus pro y contra. Robertson catalogó a Francia entre los líderes revolucionarios de América del Sur que no deseaban establecer un régimen verdaderamente republicano. «So pretexto de la república, Francia creó un Estado autocrático en Paraguay» – escribió Robertson16. Según sus palabras, el dictador gobernó como un déspota, creó una amplia red de espionaje, se encarcelaba, torturaba y ejecutaba a las personas sospechosas para él. El país estaba aislado casi por completo del mundo exterior. Al mismo tiempo – subrayaba Robertson – este hombre nada común, sumamente instruido y de grandes capacidades, estimuló el desarrollo de la agricultura, la ganadería, la producción artesanal, elevó el país a un nivel bastante alto de prosperidad económica y logró el aumento de los beneficios del fisco, fue fundador de la nación paraguaya, que le debe en gran medida su independencia. Dejando la cuestión pendiente, Robertson permitía que el propio lector comprendiera y evaluara la dictadura de Francia; en cambio, los historiadores que se refirieron a este problema en los decenios posteriores adoptaron una posición incomparablemente más definida, 15 J. A. Vázquez: El doctor Francia, visto y oído por sus contemporáneos, Asunción 1961, pp. 20-26, 63 – 65. 16 W. S. Robertson: Rise of the Spanish-American Republics. As told in the Lives of their Liberators, 3rd e., New York 1961, p. 169
pronunciándose sin equívocos a favor del régimen dictatorial que había garantizado la solución exitosa de importantes tareas estatales de carácter político, económico y social. Por ejemplo, Lewis W. Bealer en su ensayo Francia, Supremo Dictador del Paraguay, aprobó la política interior y exterior del último, señalando que había aspirado a la paz y la amistad con todos los países y seguido invariablemente el principio de no ingerencia en los asuntos de los Estados vecinos. El aislamiento de Paraguay había sido una medida forzosa, provocada por la amenaza exterior. Bealer definió positivamente los alcances del régimen de Francia en el desarrollo de la agricultura, la reconstrucción de la capital, el mantenimiento del orden interior y el adiestramiento del ejército. Confesando que el dictador solia llegar a los extremos, Bealer recordaba que tales actos no se diferenciaban mucho de los que se practicaban en aquella época en los otros países del Plata. En general, justificaba la gestión de Francia, subrayando que el poder no era para él un fin en sí, sino solamente un medio para asegurar el bienestar de los paraguayos17. Desde el punto de vista de Harris G. Warren, las premisas ideológicas del movimiento libertador paraguayo no se remontan a la Revolución de Mayo de 1810 en Buenos Aires, sino a las concepciones de Rousseau y de otros ilustradores franceses del siglo XVIII. Consideraba al Dr. Francia como a un líder revolucionario que trató de aplicar las ideas de la Ilustración y la Gran Revolución Francesa en Paraguay de la primera mitad del siglo XIX. Pero, siendo republicano y demócrata por sus convicciones, ajustándose a los principios de la soberanía de los pueblos, la libertad y la igualdad de las personas, de los sagrados derechos humanos, Francia creía, al mismo tiempo, según Warren, que la mayoría de sus compatriotas no estaban todavía políticamente preparados para concebirdas. Por cuanto los enemigos interiores y exteriores amenazaban la independencia de la república, no veía otra salida que implantar una dictadura ilimitada, reprimir despiadadamente a los conspiradores y aislar casi por completo el país. La política que practicaba eximió a 17 Véase A. C. Wilgus (ed.): South American Dictators during the First Century of Independence, Washington .1937, pp. 58 – 77.
Paraguay de las guerras civiles, las discordias y los desórdenes que desgarraban a los Estados vecinos, permitió conservar la independencia nacional y garantizó sensibles logros económicos18. En las décadas del 60 y el 70, en Europa y América comenzaron a aparecer obras científicas originales, que investigaban los problemas de la revolución paraguaya y de la dictadura de Francia utilizando nuevos materiales de archivos. Günter Kahle centró considerable atención en estos temas en su valiosa monografía Premisas y surgimiento de la conciencia nacional en Paraguay19, dos capítulos de la cual se dedícan al período que media entre 1810 y 1840. El autor atribuye a la política del Dr. Francia el papel decisivo en la culminación del proceso de formación de la nación paraguaya. Confrontándolo con otros dictadores latinoamericanos, Kahle le da, en general, una alta apreciación: subraya su patriotismo, honradez personal, justicia, desinterés, modestia, sentido del deber, etc. Rechazando las acusaciones de que Francia habia implantado una política de terror, este autor destaca que el número de condenados a la pena capital por motivos políticos durante su gobierno había sido insignificante en comparación con las innumerables víctimas de los constantes choques armados entre agrupaciones enemigas en los Estados vecinos. El autor estima que si bien la formación de la nación paraguaya, la creación del Estado y el establecimiento de la independencia no pueden vincularse solamente con la personalidad del «Supremo Dictador», éste fue, en el momento crítico, el defensor más celoso de las últimas. Las medidas tomadas por el gobierno de Francia para limitar la influencia de los extranjeros, someter la Iglesia al Estado y aislar política y económicamente el país respecto del mundo exterior coadyuvaron, según opina Kahle, al crecimiento de la autoconciencia nacional del pueblo paraguayo. A diferencia de la mayoría de historiadores contemporáneos, que sopesan minuciosamente las ventajas y los defectos del gobierno del Dr. Francia, Atilio García Mellid, científico argentino, expone un 18 H. G. Warren: Paraguay. An Informal History, Norman 1949, pp. 146 – 177. 19 G. Kahle: Grundlagen und Anfange des paraguayischen Nationalbewusstseins, Köln 1962. Análisis circunstanciado del libro véase en A. Abadie-Aicardi: Acerca de los orígenes históricos de la conciencia nacional paraguaya, «Revista Interamericana de Bibliografía», 1968, no 1, pp..47 – 57.
enfoque sumamente apologético en el espíritu de Carlyle. Considera que el régimen de la dictadura y el orden de cosas existente en aquella época correspondían a la voluntad y los deseos del pueblo paraguayo. A su juicio, Francia – fiel hasta el fanatismo a la idea de la independencia – logró colocarla sobre una sólida base económica, sentó los cimientos de la nación paraguaya y forjó su unidad, defendió los principios de la libertad y la independencia e hizo profundas trasformaciones sociales a favor de las capas bajas de la sociedad, en las que se apoyaba invariablemente. Al examinar la actividad de Francia a través del prisma de los conceptos y las representaciones de esa época, García Mellid supone que aun cometiendo a veces arbitrariedades, sus acciones solían ser, por regla general, lógicas y convenientes20. Las interesantes obras de John H. Williams, profesor de la Universidad de Indiana, quien a lo largo de varios años estudia con atención la dictadura de Francia, ocupa un lugar destacado en la historiografía del problema. En el curso de este gran trabajo, preparó en 1969 la tesis para el doctorado, titulada El Dr. Francia y la formación de la República del Paraguay (1810 – 1814). En la primera mitad de la década del 70, Williams publicó una serie de artículos consagrados a importantes aspectos del problema. Estas publicaciones de volumen relativamente pequeño se diferencian sustancialmente de todo lo publicado sobre dicho tenia en EE. UU. durante un siglo y medio. Se trata de investigaciones especiales, las primeras en la historiografía norteamericana referentes a la revolución paraguaya y a la política del Dr. Francia, basadas en el análisis crítico de los distintos materiales que dispone la ciencia contemporánea: fuentes publicadas, profusas publicaciones, numerosos documentos que se conservan en los archivos de Asunción, Buenos Aires, Rio de Janeiro, Montevideo, Madrid, etc. Una de estas investigaciones está dedicada a la cuestión sobre la realidad de ámenaza de una confabulación entre las autoridades españolas coloniales y los portugueses contra la revolución paraguaya que se avecinaba. En otro artículo dilucida un episodio particular, aunque sumamente curioso: la fundación de la colonia 20 A. García Mellid: Proceso a los falsificadores de la historia del Paraguay, t. I, Buenos Aires 1963.
Tevegó, en la orilla oriental del río Paraguay, destinada a servir de barrera contra las invasiones de las tribus salvajes del Chaco al Paraguay Oriental. Especial significación tiene el trabajo El aislamiento del Paraguay bajo el Dr. Francia: una revaluación, en el que se intenta revisar las representaciones tradicionales sobre uno de los principales elementos de la política del Dr. Francia. Como resultado del estudio de los documentos de archivo y otros, el autor dedujo que no está argumentada la opinión divulgada en las publicaciones históricas sobre el aislamiento casi absoluto de la República del Paraguay en la época de la dictadura. En el artículo Woodbine Parish y el "descubrimiento" del Paraguay examina las tentativas de establecer las relaciones anglo-paraguayas en 1824 – 1825. La investigación de la situación de la Iglesia bajo el régimen de Francia representa sustancial interés. Williams analiza también el papel de las estancias del Estado en la vida económica del Paraguay21. En nuestro siglo, la condenación categórica de la dictadura del Dr. Francia es un fenómeno bastante raro. Entre los trabajos consagrados especialmente a este tema, sólo dos obras de historiadores argentinos sostienen este criterio. En un breve ensayo biográfico de Julio Llanos, Francia fue definido como enemigo de la libertad y el progreso, como intrigante habil poseído de desmesurada ambición y la vanidad malsana, como egoísta inhumano indiferente a los destinos de la patria y el pueblo22. La única investigación francamente hostil a Francia, basada en fuentes publicadas y de archivo, pertenece a la pluma de Guillermo Cabanellas. El autor reconoce ciertos resultados a la actividad del dictador paraguayo, pero considera que el balance general de la misma en modo alguno es a su favor. Según Cabanellas, Francia, predicando 21 J. H. Williams: Governor Velasco, the Portuguese and the Paraguayan Revolution of 1811: a New Look, «The Americas», Vol. XXVIII, April 1972, n° 4, pp. 441 – 449; idem: Tevegó on the Paraguayan Frontier: a Chapter in the Black History of the Americas, «Journal of Negro History», 1971, n° 4, pp. 272 – 283; idem: Paraguayan Isolation under Dr. Francia: a Re-evaluation, «The Hispanic American Historical Review», 1972, n° 1, pp. 102 -122; idem: Woodbine Parish and the «Opening» of Paraguay, «Proceedings of American Philosophical Society», Vol. 116, August 1972 n° 4, pp. 343 – 349; idem: El Dr. Francia ante la Iglesia paraguaya, «Estudios Paraguayos», Vol. II, junio 1974, n° 1, pp. 139 – 154; idem: Paraguays Nineteenth-Century "Estancias de la República", «Agricultural History», Vol. XLVII, July 1973, no 3, pp. 206-215. 22 J. Llanos: El Dr. Francia, Buenos Aires 1907.
demagógicamente los principios revolucionarios, en la práctica aplastaba la libértad, abolía instituciones representativas y cometía ejecuciones en masa, confiscaba los bienes de. los patriotas y tomaba otras medidas punitivas. Declara que la política del «Supremo Dictador», lejos de contribuir a formar la nación paraguaya, aniquiló, por el contrario, algunas de sus bases23. En los últimos decenios creció considerablemente el interés de los investigadores por esclarecer la esencia social, la base clasista y la estructura política de la dictadura paraguaya. Ya se ha señalado que E. Cardozo, A. García Mellid y J. A. Vázquez abordan, en cierta medida, estos problemas. Idealizando el régimen vigente en Paraguay entre 1814 y 1840, algunos autores lo definen como «revolucionario» y «democrático» y presentan al mismo Francia como líder popular. En algunos casos, semejante enfoque emanaba de motivos puramente políticos o del deseo de ajustar dicho fenómeno a un determinado esquema del proceso histórico. A fines de los años 1920, la Universidad de Illinois editó la tesis de Pelham Horton Box, historiador inglés, El origen de la Guerra del Paraguay. El libro abarcó, fundamentalmente, las décadas del 50 y del 60 del siglo pasado y, a pesar de que dedica menos de diez páginas al período que media entre 1810 y 1840, el autor expuso algunas consideraciones originales, aunque sumamente discutibles con motivo de la revolución paraguaya y la dictadura de Francia, que más tarde tuvieron repercusión en publicaciones históricas24. Box subrayó que en Paraguay «la revolución social y la nacional se entrelazan». Según su opinión, el yugo español fue derrocado por la «burguesía criolla» de Asunción, desplazada a su vez del escenario político gracias a los esfuerzos del Dr. Francia, quien aprovechó el odio de los indios hacia los españoles y los criollos. Valiéndose del apoyo de los campesinos guaraníes, el gobierno de Francia libró, según Box, una lucha contra la aristocracia y la burguesía (española y autóctona) y habría sometido por completo la iniciativa privada al 23 G. Cabanellas: El Dictador del Paraguay Dr. Francia, Buenos Aires 1946. 24 Entre otros, G. Phelps (Tragedy of Paraguay, London – Tonbridge ,1975, pp. 27 – 28), compatriota de Box, comparte su concepción en lo esencial.
control del Estado; en consecuencia, en Paraguay se habría constituido un sistema de «socialismo estatal» sui generis25. El historiador paraguayo Hipólito Sánchez Quell26 reiteró más tarde que tal sistema existió con Francia. Philip Raine (EE. UU.) publicó a mediados de la década del 50 un trabajo panorámico sobre Paraguay y también descubrió en la sociedad paraguaya de la primera mitad del siglo XIX huellas del «socialismo primitivo de Estado», bajo el cual las masas populares no pasaban hambre y podían contar con la protección de la ley. Bajo el gobierno de Francia el país se convirtió, según Raine, en un Estado igualitario, habiéndose logrado la igualdad desplazando a la población hispano- criolla, estimulando a los mestizos y a los indios y bajando sensiblemente el nivel cultural y de vida del pueblo27. Como contrapeso a las concepciones de Box y de otros historiadores, John Lynch rechaza la tesis sobre el carácter social de las trasformaciones que tuvieron lugar en Paraguay a lo largo de los decenios que examinamos y niega cualquier cambio de estructura social, inclusive de la situación de las capas bajas, especialmente de los campesinos guaraníes. Al presentar la «dictadura pseudopopular» de Francia como fenómeno supraclasista, afirma que «este sistema absurdo» no gozaba del apoyo de ninguna clase de la sociedad28. El autor de la teoría del «cesarismo democrático», Laureano Vallenilla Lanz consideraba a Paraguay de la época del «Supremo Dictador» y de sus sucesores como ejemplo evidente y la mejor demostración de que «un gobierno fuerte, un poder personal y despótico es la primera necesidad de existencia en pueblos que luchan por constituírse. El doctor Francia y los dos López respondieron a esa necesidad»29. Desarrollando en nuestros días esta idea expresada ya en 1919, el chileno Ariel Peralta Pizarro declara 25 P. H. Box: The Origins of the Paraguayan War, part I, Urbana 1929, pp. 11 -12. 26 H. Sánchez Quell: La diplomacia paraguaya de Mayo a Cerro-Corá, 3-ra ed., Buenos Aires 1957. pp. 239 – 240 (I-ra ed., 1935). 27 P. Raine: Paraguay, New Brunswick 1956, pp. 16,79,93, 102 – 103. Cabe observar, a propósito que la idea sobre Francia como destacado reformador social se reflejó también en la novela histórica de A. Roa Bastos: Yo el Supremo (Buenos Aires 1974). 28 J. Lynch: The Spanish American Revolutions 1808 -1826, London 1973, pp. 105, 111 – 112, 116 – 117. 29 L. Vallenilla Lanz: Cesarismo democrático, 4-a ed., Caracas 1961, p. 157.
que sólo la política del «César Democrático» Francia permitió a Paraguay, a diferencia de otros países hispanoamericanos, evitar la anarquía y fortalecer la independencia nacional30. El escritor paraguayo Emilio Saguier Aceval, partidario de los métodos duros de gobierno, quien dedicó su libro a Stroessner, actual dictador del Paraguay, también escribe al respecto y, por lo visto, quiere presentar a Francia como a uno de sus predecesores. Por eso el autor atribuye a Francia el mérito de fortalecer la independencia estatal, conservar la paz y el orden, etc., y subraya con insistencia que esos éxitos fueron alcanzados exclusivamente por haber implantado el poder unipersonal y fueron el resultado de que el «Supremo Dictador» frenara la revolución31. Durante muchos años, en las publicaciones soviéticas el único trabajo dedicado directamente al problema que examinamos fue el artículo de V. M. Miroševskij, quien definió al Dr. Francia como jefe de la «democracia revolucionaria paraguaya», que durante cinco lustros encabezó «el gobierno democrático-revolucionario que se apoyaba en el campesinado y en la pequeña burguesía urbana»32. N. R. Matvéeva, en su tesis dedicada. a un período posterior de la historia del Paraguay, expresó una opinión análoga y calificó el régimen de Francia como «dictadura democrático-revolucionaria» que gozaba del apoyo de las capas bajas populares. Comparando al dictador paraguayo y a sus correligionarios con los jacobinos franceses33, la autora ve en ellos a «demócratas burgueses», representantes de la burguesía revolucionaria que democratizaron el régimen social, el sistema educacional e hicieron otras trasformaciones34. Este punto de vista se criticó en el artículo 30 A. Peralta Pizarro: El cesarismo en América Latina, Santiago de Chile 1966, pp. 110-114. 31 Véase E. Saguier Aceval: El Supremo, Asunción 1970. 35. Véase «Voprosy istorii», 1956, n° 11, pp. 69 – 70. 36. Narody Ameriki, vol. II, Moskva 1959, pp. 576 – 577. 32 V. Miroševskij: José-Gaspar Francia – vozd’ paragvajskoj revoljucionnoj demokratii (1814 -1840),. «Voprosy istorii», 1946, n° 4, pp. 68 – 69. 33 Varios argumentos como prueba del matiz jacobino de la actividad de Francia aduce M. Kossok, quien dedicó a este problema algunas páginas de su nuevo trabajo Das Salz der Revolution, Jakobinismus in Lateinamerika, in: Universalhistorische Aspekte und Dimensionen des Jakobinismus, Berlin 1976, pp. 148 – 152 34 N. R. Matvéeva: Paragvaj i Paragvajskaja vojna 1864 -1870 i politika inostrannych der.zav na La- Plate (tesis), Moskva 1951, pp. 20-21, 25, 30, 36, 44-46, etc.
colectivo Sobre la guerra libertadora de las colonias españolas en América. Los autores reconocen el carácter históricamente progresista de la dictadura del Dr. Francia, mas al mismo tiempo afirman que «se apoyaba en las capas privilegiadas de la sociedad: terratenientes, comerciantes, el clero, militares y funcionarios, o sea, prácticamente fue una dictadura de la minoría blanca de la población sobre la población de color»35. Lo mismo se dice en el volumen Los pueblos de América editado por el Instituto de Etnografía de la Academia de Ciencias de la URSS36. La Enciclopedia Soviética de Historia define el régimen de Paraguay en el período que examinamos como un «régimen burocrático autoritario que expresaba los intereses de los terratenientes pequeños y medios y de la naciente burguesía nacional»37. E. L. Nitoburg opina que el gobierno de Francia fue una «dictadura revolucionaria. nacional» y se destacó por haber hecho varias «importantes trasformaciones de carácter democrático»38. V. A. Haritónov califica el gobierno paraguayo de aquella época como «democrático-reformista nacionalista» y supone que «se apoyaba en los campesinos, los artesanos y los intelectuales, y se pronunciaba contra el latifundismo, el gran capital y la Iglesia»39. La concepción del autor del presente resumen parte de que el régimen del Dr. Francia fue un fenómeno complejo y contradictorio imposible de evaluarse en forma univalente. La política del Supremo Dictador» coadyuvó a consolidar el Estado paraguayo, estimuló en cierta medida el crecimiento de las fuerzas productivas, algunas ramas de la economía y las relaciones capitalistas. En este sentido, los procesos que tuvieron lugar por entonces en Paraguay pueden considerarse como una peculiar «revolución desde arriba» no acabada y llamada a asegurar la abolición del orden feudal y a realizar transformaciones burguesas. Sin embargo, el autoaislamiento de la república, la centralización y reglamentación, la ausencia de libertades e instituciones democráticas frenaron este proceso. La idea 35 Véase «Voprosy istorii», 1956, n° 11, pp. 69 – 70. 36 Narody Ameriki, vol. II, Moskva 1959, pp. 576 – 577 37 Sovetskaja istoričeskaja enciklopedija, vol. 10, Moskva 1967, p. 814. 38 E. L Nitoburg: Paragvaj. Ekonomiko-geografičeskij očerk, Moskva 1964, p. 26, 39 V. Haritónov: Paragvaj, Moskva 1976, pp. 17 -18.
de construir una sociedad igualitaria con métodos exclusivamente «volitivos» en un país atrasado, evitando toda una etapa del desarrollo social, fue útopica y estaba condenada al fracaso. La ingerencia del Estado en la vida económica no minó en modo alguno la institución de la propiedad privada ni eliminó las contradicciones clasistas y la explotación, sino fue una manifestación de la tendencia estatista sui generis40. 40 M. S. Alperóvič: Revolucija i diktatura v Paragvae (1810 -1840) Moskva 1975. Las tesis principales de este trabajo fueron formuladas brevemente también en el artículo: M. S. Alperóvič: «Revolution von oben» in Paraguay? (Zur Frage der historischen Wertung der Diktatur Francias), in: Rolle und Formen der Volksbewegung im bürgerlichen Revolutionszyklus, hrsg. von M. Kossok, Berlin 1976, pp. 101 – 121.
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