Miss Universo, Agitación femenina y la representación de la mujer en el Museo Nacional de Colombia

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Miss Universo, Agitación femenina y la representación
   de la mujer en el Museo Nacional de Colombia
                                                                                    Diana Catalina Vallejo Pedraza1

   Resumen: Mi propósito en este ensayo es analizar cómo se articulan dos
formas de representar la mujer en la exposición virtual del Museo Nacional de
Colombia: Miss Museo, Mujer, nación, identidad y ciudadanía; un espacio dedi-
cado a recordar cómo las mujeres adquirieron los derechos civiles y políticos.
Parto de la idea de que los museos son espacios de la memoria hegemónica
que tienen un significado ideológico relacionado con las actividades y valores
de grupos específicos. En este caso busco centrarme en las representaciones
femeninas que pone en circulación la exposición de la Sala sobre el aporte de
las mujeres a la construcción de la nación moderna. Inicio ubicando al lector en
el contexto de la exposición, argumentando porqué decidí concentrarme en las
representaciones de Miss Museo y Agitación I y II, que en principio podrían en-
tenderse como opuestas. Estas dos posturas de las que hago mención son: por
una parte, la de la mujer como objeto de la representación en Miss Museo; y por
otra, la de la mujer como sujeto de la representación en Agitación. Una vez pre-
sento esta introducción, me concentro en desarrollar el problema de la ponen-

                                                                                                                                       1379
cia en tres partes. Primero, examino la representación de la mujer construida
y puesta en circulación en el espacio dedicado a la ex Miss Universo Luz Marina
Zuluaga. Analizando el papel de los reinados en la fijación de un tipo de belleza
como mecanismo que consolida la superioridad de un grupo social sobre otro. A
continuación, abordo la representación femenina expuesta en Agitación I y II,
examinando quiénes son los personajes que para el Museo simbolizan las luchas
y logros políticos de las mujeres en el cincuenta. Por último, le doy respuesta a
la hipótesis de este ensayo, que apunta a que estas dos posturas -mujer sujeto
y mujer objeto- al parecer lejanas, tanto por sus protagonistas como por sus
temáticas, se articulan alrededor de una visión de la nación íntimamente rela-
cionada con el reconocimiento de las élites como grupo hegemónico. En donde
el género está relacionado con la clase y la raza.

    Palabras claves: construcción de nación, género, poder, cultura.

1    Socióloga Universidad Nacional de Colombia. Magister en Estudios Culturales Universidad de los Andes. Docente cátedra Universi-
    dad del Rosario, Escuela de Ciencias Humanas. Joven Investigadora Universidad del Rosario, Escuela de Ciencias Humanas. Email:
    catalinakt87@hotmail.com, vallejop.diana@ur.educo. Telefono: 1-8149324, Celular: 3006779656. Dirección: Calle 23ª No 60-35, To-
    rre 4-402, Bogotá.
Miss Universo, Agitación femenina y la representación
           de la mujer en el Museo Nacional de Colombia
          Mi propósito en esta ponencia es presentar el debate sobre dos formas de re-
       presentar la participación política de las mujeres en la construcción de la nación,
       a la luz de la exposición virtual del Museo Nacional de Colombia: Miss Museo,
       Mujer, nación, identidad y ciudadanía. En el texto analizo dos formas de repre-
       sentar la participación política de las mujeres en la década del cincuenta, para
       comprender cómo se articulan dos posturas en apariencia lejanas, en un espacio
       dedicado a recordar “cómo las mujeres adquirieron los derechos civiles y polí-
       ticos en el país y cuál ha sido su contribución a la construcción de la nación”2.
       Estas dos posturas de las que hago mención son: por una parte, la de la mujer
       como objeto de la representación en el espacio dedicada a Miss Universo y Luz
       Marina Zuluaga; y por otra, la de la mujer como sujeto de la representación en
       el caso de las secciones Agitación Femenina I y II, donde se representan las con-
       quistas políticas de las mujeres en la década del cincuenta, entre las que está el
       voto femenino.
          Comienzo por ubicar al lector en el contexto de la exposición y el Museo Na-
       cional, argumentando por qué elegí dos de las tres formas de representación de
       la sala, y porqué parto de la idea de que son disímiles. Después de esta breve
       introducción me concentro en desarrollar el problema del ensayo, el cual he
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       dividido en tres partes. En la primera, presento el sentido de mujer puesto en
       escena al rememorar el triunfo de luz Marina Zuluaga en Miss Universo, mos-
       trando cómo los concursos de belleza tienen el poder de construir categorías
       culturales sobre ciertos grupos sociales (Ballerino, Wilk, Stoeltje; 1996: 6). En
       un segundo momento, abordo el significado de mujer recreado en Agitación I y
       II, analizando quiénes son aquellas mujeres encargadas de representar las lu-
       chas políticas femeninas de la década del cincuenta. Por último, muestro cómo
       estas dos posturas (mujer sujeto y mujer objeto) al parecer lejanas, tanto por
       sus protagonistas como por sus temáticas, se articulan alrededor de una visión
       de la nación íntimamente relacionada con el reconocimiento de las élites como
       grupo hegemónico.

           Miss Museo: Mujer, nación, identidad y ciudadanía en
           la década de 1950
          En septiembre de 2005 el Museo Nacional inauguró la exposición temporal
       Miss Museo: Mujer, nación, identidad y ciudadanía en la década de 1950 en la
       Sala de Adquisiciones Recientes. El objetivo de la muestra era proponer una
       representación de las mujeres diferente a los modelos seculares y religiosos de
       la exposición permanente, donde se resignificara la presencia femenina en la
       construcción de la nación moderna (Restrepo, 2006: 103). Esta exposición duró
       2   http://www.museonacional.gov.co/Sala19/exposicions19.html
tres meses en la sala, para ser reabierta en julio de 2008 en la sala diecinueve
del Museo, la sala virtual. La cual alberga exposiciones relacionadas con los pro-
cesos culturales y la cultura de masas del siglo XX, buscando incorporar nuevas
tecnologías y nuevos públicos al espacio museal.
       El periodo de 1950 representaba para el departamento de curaduría un
momento crucial en la lucha por los derechos civiles de las mujeres, por dos ra-
zones: por una parte, porque durante esta década las mujeres lograron la aper-
tura de espacios donde tradicionalmente habían sido excluidas, como el espacio
político, el económico y el educativo; y por otra, porque el triunfo de Luz Marina
Zuluaga en Miss Universo (1959), “proyectó internacionalmente la imagen de
las colombianas […] y reafirmó el Concurso Nacional de la Belleza como escena-
rio identitario de rango, poder y prestigio”3. La exposición está dividida alrededor
de tres temas Miss Museo, Agitación femenina I y II, y Género y Humor.
       Como lo mencioné al inicio, en este caso quiero enfocarme en las dos pri-
meras temáticas, ya que considero que los temas abordados por las caricaturas
de Hernando Trujillo sobre la mujer colombiana en Género y Humor, si bien son
también representaciones de la mujer, corresponden a décadas posteriores a la
abordada en la sala. Sin embargo, la principal razón para haber elegido las otras
dos secciones de la exposición es que el presupuesto del que parto en este en-
sayo, es que las representaciones de mujer de Miss Museo y Agitación Femenina
I y II son en apariencia lejanas, en la medida en que en la primera la mujer es

                                                                                       1381
objeto de la representación y en la segunda es sujeto de la misma. Con esto no
quiero decir que lo representado en Miss Museo sea banal o trivial y lo de Agita-
ción Femenina sea lo realmente importante. Por el contrario, considero que en
los dos espacios se están simbolizando dos formas de representación colectiva
de la nación igualmente válidas, pues, la identificación colectiva nacional puede
darse tanto por vías tradicionales, como la participación política, como por ca-
minos menos formales o populares como lo son los reinados de belleza (Bolívar,
Arias, Vásquez; 2001: 46).

    Miss Museo y Miss Universo
   El Museo Nacional es uno de los espacios donde la memoria ¨habita¨, es un
mecanismo de remembranza, que si bien no determina la existencia de todos los
colombianos, ha sido legitimado como el guardián de los objetos representativos
de la memoria nacional, lo que le da un poder de representación de lo que es o
no parte del pasado de la nación. La memoria en este sentido se convierte en
un espacio de lucha política por el poder de representación, ya que el modo en
cómo recordamos y vivimos nuestro pasado influye en la construcción de iden-
tidades, en el delineamiento de un nosotros y un ellos. Por lo tanto, considero
que si bien el Museo no es representativo para todas las personas y que incluso
3   http://www.museonacional.gov.co/Sala19/exposicions19.html
para aquellas para las que sí lo es no es la única representación hegemónica es
       un espacio a través del cual “se difunden versiones nacionalizadas de historias
       y geografías oficiales con las cuales la gente entra en contacto a lo largo de su
       vida” (Radcliffe, Westwood, 1999: 33), lo que le da un poder especial de cons-
       truir comunidad.
              En esta medida, si el Museo es un espacio donde circulan versiones oficia-
       les y hegemónicas del pasado para dar lugar a un tipo de comunidad y de iden-
       tidad nacional particular, qué implica que el único triunfo de Colombia en Miss
       Universo sea incluido en una narración sobre la historia de los derechos civiles
       de las mujeres en el cincuenta. Para responder esta pregunta es necesario ana-
       lizar qué tipo de mujer o mujeres se significa en el espacio de Miss Museo.
              La exposición virtual de Miss Museo está dedicada en su totalidad a la
       figura de Luz Marina Zuluaga; las piezas que la conforman son: la foto de la
       coronación de Zuluaga como Miss Universo, una copia de los sellos postales he-
       chos en su honor, la portada de la programación de Miss Universo 1959 y una
       reproducción digital de la banda y el trofeo recibidos por la participante, donados
       al Museo Nacional por ella en 2005. Es interesante que a pesar de la variedad
       de reinas y reinados que tiene Colombia, la única a la que se le abre un espacio
       en la institución museal sea aquella que logró ganar Miss Universo. En las fichas
       que acompañan la exposición de Miss Museo, se puede ver cómo la institución
       categoriza el triunfo de Zuluaga como un hecho histórico, porque proyectó a las
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       mujeres colombianas en el ámbito internacional, redefiniendo su papel en la so-
       ciedad4. Lo cual implica que el Museo asume que la situación social y política de
       la mujer del cincuenta cambió por el reconocimiento internacional a la belleza
       colombiana.
              Ahora bien, qué significa que sea la belleza de Luz Marina y no la de otra
       mujer la que sea reconocida y qué sentido tiene que haya sido un reconocimien-
       to en un reinado de belleza y no en otro espacio cultural. Planteo estas dos cues-
       tiones, porque el reflexionar sobre ellas implica hacerlo sobre el tipo de mujer
       que representa Miss Museo.
              Con respecto al primer punto, es necesario pensar si el estereotipo de
       belleza que impone Luz Marina Zuluaga al ser coronada como Miss Universo
       tiene un significado político que contribuye a redefinir el papel de la mujer en la
       sociedad. Teniendo presente que un cambio en los roles femeninos no implica
       necesariamente mayor empoderamiento. Es claro que el hecho que una mujer
       pueda exhibir su cuerpo en público como algo “positivo” es ya un cambio en la
       forma en cómo se percibe a la mujer y en cómo ella hace uso de su cuerpo. No
       obstante, esto no garantiza un acceso de ésta a espacios, políticos, económicos
       y educativos. La belleza de las mujeres no es reconocida socialmente como una
       cualidad que les permita participar políticamente, por el contrario, las cualidades
       que se le reconocen a la reina para llamarla bella, son todas parte de su indivi-
       4   http://www.museonacional.gov.co/Sala19/sala19alta/Sala19alta.html
dualidad no de su condición social y política de mujer. La esencia de la belleza
moderna está en los atributos corporales, “es por medio de las construcción del
cuerpo que se transforman, se refuerzan y se posibilitan las cualidades y calida-
des personales” (Bolívar, Arias, Vásquez; 2001: 53).
       En este sentido es que considero pertinente hablar de la mujer como ob-
jeto de la representación en Miss Museo. La belleza de Luz Marina Zuluaga en la
medida en que pasa a ser símbolo de la mujer, está determinando un deber ser
en el resto de las mujeres. No es ella como individuo quien se convierte en un
símbolo, sino que ella posee las características de un tipo de belleza hegemóni-
ca. Ahora bien, la pregunta pertinente en este punto del análisis, es de dónde
viene ese modelo hegemónico al que hago referencia y qué implica que sea
puesto en escena en un reinado de belleza.
       De acuerdo a Ballerino y Wilk (1996) “los reinados de belleza son espa-
cios donde se producen, consumen y rechazan significados culturales” (8); en el
caso de Colombia el Reinado Nacional de Belleza se ha convertido en un espacio
donde se ponen en circulación valores y significados sobre la nación. Lo que ex-
plica que sea la ganadora de este concurso la autorizada para representar al país
en Miss Universo. En esta medida, si se está haciendo referencia a significados
culturales, la belleza sería uno de ellos pero no el más importante; lo bello y las
mujeres son una ¨excusa¨ para afianzar visiones hegemónicas de la nación.
       En el caso de Colombia, como se puede ver en el amplio análisis que hace

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Ingrid Bolívar en su texto Estetizar la política: lo nacional de la belleza y la geo-
grafía del turismo, 1947-1970 (2001), el Reinado Nacional de Belleza, de donde
salió Luz Marina Zuluaga, no va a ser televisado hasta 1970. Es decir, hasta la
década del setenta se convierte en un producto de la cultura de masas, lo mis-
mo que Miss Universo, por lo que los colombianos sólo se enteraban de quién
era la ganadora por medio de la prensa escrita. El Reinado era para la época
en que Luz Marina es coronada un espacio de encuentro entre élites regionales
para producir formas de distinción social y diferenciación regional, “centrales
en el proceso de constitución de una elite o grupo ¨dominante¨” (Bolívar, Arias,
Vásquez, 2001: 81).
       Zuluaga salió elegida reina en el club social de su ciudad de origen (Ma-
nizales), lo cual demuestra que sólo se puede ser reina si se es parte de un
grupo social dominante. Aquella elegida como la mujer más bella de Colombia
está significando: por un lado, una concepción de belleza hegemónica (ella es
bella en tanto cumple con él canon), y por otro, una élite regional que triun-
fa al enfrentarse a sus pares. La mujer que significa Luz Marina Zuluaga, Miss
Universo 1958, al ser la única mujer representada en el espacio de Miss Museo,
corresponde a una visión hegemónica tanto por el rol que asume de objeto y no
de sujeto, como por la posición social que ocupa. Ella no está representando al
grueso de la población femenina, pues éstas no tienen la posibilidad de ser rei-
nas de belleza, sino que está representando a unas pocas mujeres de la élite.
¿Mujeres encargadas de la agitación o movimientos
           agitadores?
          Si bien la única Miss Universo colombiana fue elegida en un contexto de cons-
       titución de un grupo dominante y representa a un grupo reducido de mujeres,
       es innegable que con el paso del tiempo se ha convertido en un símbolo de la
       cultura popular nacional. Por lo que me parece pertinente plantear la relación
       desarrollada por Gilbert Joseph y Daniel Nugent en Aspectos cotidianos de la
       formación del estado (2002), entre el estado y la cultura popular. Sobre todo
       para poder hablar del proceso de adquisición de derechos civiles del cincuenta
       y poder analizar si lo que se representa en el espacio de Agitación I y II es a un
       grupo de agitadoras o a un movimiento social.
              La lucha por los derechos civiles de las mujeres inicia en las tres primeras
       décadas del siglo XX, siendo su primer triunfo la promulgación de la ley 28 de
       1932, donde se les reconocía la condición de ciudadanas, lo que les permitió ac-
       ceder a la educación media y superior. Para 1944 se fundan la Unión Femenina
       de Colombia y la Alianza Femenina de Colombia y se gradúa la primera mujer
       abogada del país de la Universidad Nacional. No obstante, será hasta 1954 que
       las mujeres logran el derecho al voto, para elegir y ser elegidas; derecho que
       pusieron en práctica en 1957 con el plebiscito del Frente Nacional5.
              El Museo representa este periodo a través de una serie de fotografías en
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       las que se aborda el tema de la participación política de las mujeres y el del
       acceso a la educación. En todas las fotografías a excepción de una, aparecen
       mujeres sui generis para la época, en términos de que habían tenido acceso a
       la vida pública, a la educación y a cargos políticos importantes; estas mujeres
       son: Bertha Hernández Fernández, Esmeralda Arboleda, Josefina Valencia, Maria
       Currea de Aya y Gabriela Peláez.
              Una de las reflexiones que se han hecho en los últimos años para dimen-
       sionar el alcance político del reconocimiento de los derechos civiles a las mu-
       jeres, es en qué proporción ha aumentado su participación política desde ese
       entonces y qué tipo de mujeres son las que logran llegar al poder. Maria Emma
       Wills (2005) concluye en su investigación sobre la inserción femenina en la polí-
       tica entre 1957-2002, que la adquisición del voto no significó mayor empodera-
       miento para las mujeres, pues en cincuenta años de historia sólo se incremento
       un diez por ciento en el senado y un ocho por ciento en la cámara de represen-
       tantes (Wills, 2005: 239). Estas cifras son importantes porque son un indicador
       de que el movimiento de mujeres del que se habla no tuvo la dimensión “necesa-
       ria” para convertirse en un proceso de masas que diera lugar a cambios sociales
       estructurales, no sólo políticos, donde la mujer tuviera mayor empoderamiento.
              Mi objetivo no es negar el avance que significó el acceso de las mujeres al
       voto, sino que lo que buscó es delimitar los alcances reales de un movimiento,
       5   http://www.museonacional.gov.co/Sala19/exposicions19.html
que si bien le dio a las mujeres colombianas el derecho de elegir a sus líderes y
representantes, no les dio mayores oportunidades a ellas de ser elegidas; fue un
cambio político mas no un cambio cultural y social. Sin un reconocimiento por
parte de la sociedad de la mujer cómo dirigente, difícilmente habrá un mayor
número de mujeres en los cargos políticos, pues no hay quién vote por ellas. En
este punto me gustaría volver a la discusión planteada por Joseph y Nugent so-
bre cómo el ejercicio del poder es un proceso intermitente de negociación entre
los sectores populares y los espacios oficiales del estado (Joseph, Nugent, 2002:
38, 39). Porque lo que está representado en la exposición de Agitación I y II,
más que un proceso de negociación entre el poder y los sectores populares, lo
que se presenta es una relación de las mujeres de la élite con los hombres del
mismo grupo.
       En lo que concierne a la exposición, no hay alusión a los sectores popula-
res de mujeres como participantes del proceso de adquisición de derechos civi-
les. La única mujer del común que aparece en la presentación no tiene nombre;
es decir no es sujeto. Las verdaderas protagonistas de la sala son un grupo de
mujeres, que si bien tuvieron la intensión de procurar y promover cambios en la
condición de las mujeres, no tuvieron mayor eco en los espacios políticos donde
se movían, “las principales corrientes partidistas, aun cuando hacen gestos ¨po-
líticamente correctos¨ hacia sus afiliadas, no emprenden en la práctica políticas
de género” (Wills, 2005: 248).

                                                                                    1385
       Entonces, considero que lo que se representa en la sala como parte de la
memoria de la lucha de las mujeres por los derechos civiles, corresponde a un
grupo de agitadoras y no a un movimiento de agitación. Con esto no quiero decir
que no lo haya sido, sino que una representación de las mujeres como las que
hace el Museo en Agitación I y II, si bien está dándole voz a las mujeres, pues
son actoras activas de la historia (sujetos no objetos), es limitada en términos
de que su representación está construida a partir de la imagen de un grupo
reducido de mujeres de la élite. Ellas son líderes en términos no sólo políticos
sino también sociales y culturales pues rompen con los esquemas sociales de
la época, irrumpiendo en espacios de la vida pública vetados a las mujeres. Sin
embargo, lo que muestra está exposición es una parte limitada de la historia.
La mujer significada en la presentación es una mujer de clase alta, educada y
perteneciente a círculos políticos muy poderosos. Por ejemplo:

  Berta Hernández de Ospina [es la] esposa de un dirigente conservador de alto
  rango, ocupó la presidencia de la oficina de la mujer del Partido Conservador;
  Josefina Valencia de Hubach, [es] hija del poeta Guillermo Valencia y hermana
  del ex-presidente Guillermo León Valencia, es nombrada primero gobernadora del
  Cauca y luego ministra de educación durante el gobierno de Rojas; [y] Esmeralda
  Arboleda, [es] una de las primeras mujeres elegidas al Senado, nombrada en 1961
  como ministra de Comunicaciones pertenece a una de las familias más poderosas
  y prestantes del Cauca (Wills, 2005: 246).
Los rostros de la agitación y la belleza
          Teniendo en cuenta que las dos formas de representar a las mujeres desa-
       rrolladas anteriormente hacen parte de la historia de Colombia, me arriesgo a
       pensar que para la década del cincuenta era más importante ser bella que ser
       políticamente activa. La Revista Cromos, dedicado por muchísimos años a docu-
       mentar los reinados de belleza, publicó en una de sus ediciones de 1964: “Toda
       mujer puede ser bella hoy. No hay excusa para que una mujer no sea hoy atrac-
       tiva […] esa es a nuestro parecer una conquista más trascendental que la con-
       quista del voto femenino” (Cromos XIII en Bolívar, Arias, Vásquez, 2001: 57).
          Es interesante que hoy, debido a cambios y luchas que han dado las mujeres
       en diferentes ámbitos de la vida social, sea mucho más importante reflexionar
       sobre los derechos civiles de las mujeres que sobre los reinados de belleza6. Con
       esto quiero mostrar cómo lo que se considera digno de recordar varía en el tiem-
       po, la memoria social está en constante cambio porque es un espacio de lucha
       por el poder de representación. Entonces, qué está significando una exposición
       que considera pertinente recordar a Miss Universo y a las primeras mujeres en
       participar activamente de la vida política. Como lo he resaltado desde el principio
       del texto, una exposición sobre los derechos civiles de las mujeres, que coloca
       a la mujer como objeto de la representación y como sujeto de la misma, es en
       un principio confusa. Pues, en la primera representación la mujer es el medio a
1386

       través del cual se reafirman características de un grupo hegemónico, y en la se-
       gunda, la mujer es quien pone en circulación nuevos valores sobre la feminidad.
       Por lo tanto: ¿cómo se articula la mujer objeto con la mujer sujeto?
          Mi respuesta a esta pregunta ha venido siendo esbozada a lo largo del ensayo
       al identificar los dos tipos de mujer que se significan en las dos presentaciones.
       Luz Marina Zuluaga en la década del cincuenta no es todavía parte de la cultura
       de masas, ya que el reinado de belleza era para la época un espacio cerrado de
       encuentro entre las élites regionales; ella es la representación de la elite cal-
       dense y de un sentido de belleza hegemónico. Las mujeres con nombre de la
       exposición de Agitación I y II si bien tuvieron un interés por generar cambios es-
       tructurales en las condiciones sociales de la mujer, lograron llegar a los espacios
       educativos, económicos y políticos porque pertenecían a las elites políticas más
       poderosas del país. Lo que quiero mostrar con esto es que todas estas mujeres
       tienen en común que hacen parte de las élites del país. Es su condición social lo
       que articula la presencia de estos dos grupos de mujeres en la sala diecinueve;
       sólo aquellas que vienen de grupos dominantes pueden ser reinas de belleza y
       ocupar un carpo político en la década del cincuenta e incluso hoy en día.
          La exposición Miss Museo, Mujer, nación, identidad y ciudadanía no está ha-
       blando sólo de procesos sociales, está haciendo alusión a un grupo de mujeres
       que tenía un poder limitado a la clase política y económica dominante. Lo que
       6   Éstos han sido estudiados muy poco, desconociendo su poder de construir significados culturales sobre la nación u otras comunida-
           des.
se está recordando en la presentación es el rostro de un grupo de mujeres, no
cambios estructurales en el grueso de la población femenina. Sigue siendo una
narración clásica en términos de que se recuerda una historia de vencedores y
rara vez de vencidos, las dos representaciones de mujer se articulan alrededor
de una visión de la nación íntimamente relacionada con el reconocimiento de
las élites como grupo hegemónico. El resto de mujeres continúa ausente de la
memoria nacional.

  Bibliografía:
Ballerino, Colleen; Wilk, Richard; Stoeltje, Beverly. Beauty Queens on the Global
     Stage: Gender, Contests, and Power. Routlegde. Londres. 1996.
Bolívar, Ingrid; Arias, Julio; Vásquez, María de la Luz. Estetizar la política: lo
     nacional de la belleza y la geografía del turismo, 1947-1970 en Belleza,
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     Ministerio de Cultura. Bogotá. 2001.
Enloe, Cynthia. Bananas, beaches and bases. University of California press Ber-
    keley. Los Angeles. 1990.
Joseph, Gilbert; Nugent, Daniel. Cultura popular y formación del estado en el
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