NOTICIAS DEL RESUMEN DE PRENSA - Sepla

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NOTICIAS DEL RESUMEN
                                                       DE PRENSA

UN DOBLE ATENTADO TORPEDEA LA EVACUACIÓN EN EL
AEROPUERTO DE KABUL
27/08/2021
                                   Un afgano que quería llegar a España narra las explosiones que
                                  han causado la muerte de más de 70 civiles y 13 soldados
                                  estadounidenses

                                  LA VANGUARDIA

“Si me hubiera quedado en la Abbey Gate posiblemente estaría muerto”, escribía H en un mensaje
en WhatsApp. Minutos antes había estado en ese punto, la puerta de acceso al aeropuerto de Kabul
donde se produjo la primera de las dos mortíferas explosiones que dejaron por los menos 72 y más
de 150 heridos. Hasta otras tres explosiones habrían seguido, pocas horas más tarde. Entre las
víctimas mortales hay 13 marines y un médico de la Armada estadounidense.

Imágenes grabadas con un móvil mostraban cuerpos amontonados en una acequia seca que
discurre junto al muro del aeropuerto en la que se concentraba una multitud estos días.

H estaba haciendo ayer un último intento por encontrar a las tropas españolas en el aeropuerto,
una misión que se le había hecho imposible desde la madrugada del martes, cuando salió de casa
con un salvoconducto que lo autorizaba a ser evacuado con destino final en la base de Torrejón. Su
carrera como periodista y colaborador de medios extranjeros, incluida La Vanguardia , sumado a
amenazas que había sufrido en el pasado, le habían hecho merecedor a la autorización. Dos
camisetas, una roja y una amarilla, amarradas en su muñeca como si fueran una bandera, eran el
distintivo con el que buscaba hacerse notar desde el otro lado de la barrera. Al acercase a uno de
los puntos gritando “¡España, España!”, dos soldados estadounidenses le gritaron que los
españoles no estaban allí, que se dirigiera a la puerta cercana al hotel Baron, que allí los
encontraría.

Al menos 72 afganos y 13 militares de EE.UU., entre los fallecidos en dos ataques suicidas
Caminaba hacia ese lugar cuando sucedieron las explosiones, la segunda mucho más cerca de
donde él se encontraba en este momento. “Fue muy fuerte, todo se movió y luego la gente empezó
a correr. Habían muchos ensangrentados”, explicó. Después empezaron a pasar las ambulancias
con los muertos y heridos.

“Había mucha gente allí, todo el mundo busca autorización para entrar al aeropuerto”, seguía
contando H. Él sabia del peligro que corría para llegar hasta ese lugar. Dos horas antes había
enviado un pantallazo de un mensaje que circulaba en redes de mensajería en el que se leía:
“Aléjese de Abbey Gate. Váyase inmediatamente. Vuelva a casa y permanezca seguro”. Desde la
noche anterior la inteligencia estadounidense y la británica venían advirtiendo de un posible
atentado del Estado Islámico de Jorasán, el brazo afgano del EI, enemigo de los talibanes. Anoche,
la agencia del EI, Amaq, asumía la autoría pero hablaba de un solo terrorista suicida, que habría
llegado a menos “de cinco metros de los norteamericanos”, causando 160 víctimas.

Pero muchos como H no tenían otra opción que seguir intentándolo. Él sabía que esta era la última
oportunidad. Todo lo vivido en las últimas 52 horas había estado marcado por la esperanza, la
decepción, pero especialmente la tristeza. Para empezar había dejado a su esposa, con la que se
casó hace poco, porque ella no podía viajar por problemas familiares y de salud. Habían decidido
que lo más seguro era que él lo hiciera, que luego encontrarían la manera de reunirse.

El EI asume la autoría pero habla de un solo suicida que “llegó a cinco metros de los
norteamericanos”

“Llegué a las 4 de la mañana del martes, camino del hotel Baron. La escena fue horrible. Había
mucho miedo y preocupación en la cara de todos. Los niños lloraban. Los talibanes que eran
responsables de esa situación estaban tratando de manejar a la gente golpeándola”. Había tanta
gente, cuenta, que parecía que
los 36 millones de afganos estuvieran allí. “Vi gente del antiguo régimen que no pude ver en meses
de visitas oficiales, como el comandante en jefe de las fuerzas armadas”. A la una de la tarde
algunos alcanzaron los retenes de las fuerzas extranjeras, pero todo se complicó. “De repente, más
de diez milicianos talibanes empezaron a disparar sin decir nada para que la gente se dispersara...
Las mujeres fueron pisoteadas, los niños quedaron heridos. Horrible”.

Dos horas más tarde recibió una llamada de la embajada española para confirmar que tenía vuelo
esa noche. Lo citaron en un complejo residencial donde lo recogería un autobús, junto con otras
120 personas. “Cuando nos acercamos a la carretera del aeropuerto había muchos otros autos
esperando para entrar.

Las mujeres y los niños peque-ños lloraban. Las puertas se abrieron unos momentos para que
entrara aire fresco, pero tuvieron que cerrarlas para que no entrara más gente”.

Solo a las 4 de la madrugada los vehículos se movieron y lograron llegar a la puerta del aeropuerto.
“Entonces los talibanes dijeron que no teníamos autorización, que regresáramos. Todo esto a pesar
de que las autoridades españolas les explicaban la situación. Los funcionarios de la embajada
insistían en que tenían que entrar, que la información había sido compartida con las autoridades
del aeropuerto –es decir, el control de los estadounidenses–.

La espera se hacía más dura y no entendíamos qué pasaba mientras los autobuses de la embajada
estadounidense accedían sin problemas”.

“Los milicianos dispararon para que la gente se dispersara; los niños fueron heridos, las mujeres
pisoteadas”

Así transcurrió el resto del miércoles. Hasta que, a las siete de la tarde, los talibanes ordenaron a
todos los autobuses que esperaban, entre ellos alemanes, franceses y polacos, que se movieran de
allí. Ya la amenaza de un ataque era evidente. Fue así como el autobús buscó otro lugar mientras
las autoridades españolas seguían haciendo todos los esfuerzos para buscar la autorización que les
permitiera el acceso. Sin ningún éxito.

“Tuvimos la oportunidad de entrar cuatro veces, los talibanes nos dejaban pasar, pero algo lo
impidió”, dice H. Para él, la explicación no es otra que los esta-dounidenses estaban operando esta
evacuación con extremo egoísmo.

“Vi muchos heridos, no pude evitar llorar y supe que era el fin”
“Volví a mi casa a las 5 de la mañana después de dos noches sin dormir. Estaba deshidratado,
exhausto y desmoralizado. Nunca entendí cómo los estadounidenses podían pasar y los autobuses
de otros países, no”, contó. Después de dormir unas horas y comer bien, a las tres de la tarde había
decidido regresar en busca de las tropas españolas como última opción para tomar uno de los
últimos vuelos. Era su última oportunidad. Pero en esas estaba cuando sobrevino la explosión.

“Tuvimos ocasión de entrar cuatro veces, los talibanes nos dejaban”, pero el control de EE.UU. lo
impedía

“Vi muchos heridos ante el hotel Baron. No pude evitar llorar –escribió–. Supe que era el fin”. Esto
último lo escribía ya de regreso en su casa. Sabía que posiblemente ya no tendría otra oportunidad.
Su esperanza ahora está en poder obtener un visado iraní en el futuro y, una vez en Teherán, pedir
un visado español, pero eso todavía se ve lejano.

“Todo lo que ha pasado estos días es indescriptible”, escribe H, que no deja de agradecer todo el
esfuerzo que hicieron las autoridades españolas. Pero no hubo suerte para él.

Funcionarios de Washington dijeron poco después de las dos primeras explosiones que creían
“firmemente” en la autoría de Estado Islámico-Jorasán, la rama afgana de la organización. Jorasán
alude para ellos a Afganistán, Pakistán (punto de origen de esta rama), toda Asia Central y el
subcontinente indio. Según fuentes de EE.UU., se trató de dos ataques suicidas seguidos de tiroteos.

Los talibanes, a través de su portavoz para la prensa internacional, condenaron “enérgicamente” el
ataque a civiles, “que tuvo lugar en una zona donde las fuerzas estadounidenses son responsables
de la seguridad”. “Haremos todo lo posible por llevar a los culpables ante la justicia”.

Los talibanes condenan el ataque a civiles, mientras Biden asegura que los terroristas “lo pagarán”
Más contundente fue Joe Biden, quien anoche lanzó una clara advertencia al Estado Islámico: “Os
cazaremos y os haremos pagar” por los atentados. Una amenaza que, en todo caso, no afectará a
la retirada de las tropas de suelo afgano, aunque no descartó el envío de más tropas para evitar
nuevos altercados.

El presidente de EE.UU. hizo estas declaraciones durante una rueda de prensa donde descartó
cualquier vínculo entre los terroristas y los talibanes, y reconoció que su país había intercambiado
información con los nuevos dueños del país para facilitar la evacuación de estadounidenses.
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