PREGÓN DE LA SEMANA SANTA DE LUQUE - AÑO 2010

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ANTONIO LÓPEZ JIMÉNEZ

            PREGÓN
             DE LA
         SEMANA SANTA
               DE
             LUQUE

                            AÑO 2010
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ANTONIO LÓPEZ JIMÉNEZ

1.- INTROITO

Subiré al altar de Dios
para pregonar el Misterio
de la Pasión, de la Muerte
y de la Resurrección de Cristo.
Me acercaré, también, al altar del Dios
para reflexionar sobre
la soledad consentida,
la libertad conquistada,
y la felicidad deseada.

2.- SALUDOS Y AGRADECIMIENTOS

   Autoridades eclesiásticas y civiles: Sr. Cura Párroco y Sr .Alcalde. Sr.
Presidente y Junta Directiva de la Agrupación de Hermandades y Cofradías,
representantes de las mismas, hermanos, hermanas y pueblo en general que hoy
me acompañáis.
   Agradezco a la Junta Directiva de la Agrupación de Hermandades y Cofradías
la propuesta que en su día hizo para que yo fuera el pregonero de la Semana
Santa de mi pueblo, propuesta que me comunicó su Presidente y que, en
principio, supuso para mí una cierta perplejidad. Después de pensarlo unos días
no podía negarme a la invitación que los representantes de un gran número de
luqueños me hacían. Espero estar a la altura de las circunstancias, y expreso mi
recuerdo a los pregoneros que me precedieron en tan grato como difícil
cometido.
   También agradezco las generosas palabras que mi presentadora ha hecho de
mí.

3.- DEDICATORIAS

   Permitidme que mi intervención de esta tarde-noche la dedique a mi esposa, a
mis tres hijos, a mis padres y hermana y a mis padrinos de boda.
   Permitidme, también que, in memoriam, tenga presentes a mi abuela Rosario
y a mi suegra Carmen.
   Por último, sirva también esta dedicatoria a todos mis familiares, amigos y
luqueños (presentes y ausentes).
   Con todos ellos, La noche oscura del alma se hace más llevadera.

4.- PREGÓN

   El pregón que desarrollaré consta de dos partes:
   La primera la dedicaré a la exaltación de la Semana Santa de nuestro pueblo,
con especial detenimiento en dos imágenes de emotivos recuerdos personales
para mí: la del Cristo de la Vera Cruz y la de María Magdalena. En este

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ANTONIO LÓPEZ JIMÉNEZ

último caso con la venia de las imágenes de la Virgen y especialmente de la
titular de la parroquia en la que nos encontramos, Nuestra Señora de la Asunción.
    La segunda parte la dedicaré a reflexionar sobre tres valores esenciales en el
devenir de cualquier ser humano: la soledad consentida, la libertad conquistada y
la felicidad deseada.

PRIMERA PARTE: EXALTACIÓN DE LA SEMANA SANTA DE LUQUE

      DOMINGO DE RAMOS: ENTRADA TRIUNFANTE DE JESÚS EN
                         JERUSALÉN

   “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que son
enviados! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina reúne
a sus pollos bajo las alas, y no habéis querido! Pues bien, se os va a dejar
desierta vuestra casa. Pues os digo que ya no me volveréis a ver hasta que
digáis: ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”(1)

   La Semana Santa se inicia con gozo, con alegría. Jesús, después de haberse
preparado para su vida pública, entra en Jerusalén como un caudillo que es
aclamado por el pueblo y que lo vitorean y ensalzan como el esperado, el
deseado. Los hebreos, con ramas de palmas y olivos, lo aclaman y lo agasajan.
Todos claman “¡Hosanna al hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del
Señor! ¡Hosanna en la alturas!”(2). Es el preludio gozoso de unos
acontecimientos próximos llenos de angustia, dolor y muerte.
   La Hermandad de Ntro. Padre Jesús en su entrada triunfal a Jerusalén, “La
Borriquita”, se fundó en el año 1999. Desde entonces en nuestro pueblo también
se inicia la Semana Grande con esta procesión. En el siguiente poema, de Julio
Mariscal Montes,(3) se expresa el contraste que vive Jesús cuando entra en
Jerusalén.

Hosanna

¡Jerusalén! ¡Jerusalén...! Ardía,
traca de «hosannas», viva, la mañana,
cizañando la esquina y la ventana
con un último ramo de alegría.
Marceaban los campos; se sentía
orondear la espiga y la manzana,
y esa sangre podrida que engalana
un ramalazo oscuro de agonía.
Jesús cruzaba entre los ramos: era
raya en el mar, luna de abril subiendo
calles de un mundo tornadizo y loco.
Se espesaba de azul la primavera,
y entre «hosanna» y «hosanna» iba sintiendo

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que empezaba a morir poquito a poco.

          MARTES SANTO: HERMANDAD DE LAS TRES CAÍDAS

    De mi infancia y juventud no recuerdo que el martes noche se procesionara el
“Cristo de las tres caídas” acompañado de sus penitentes. Hojeando
información reciente, compruebo que son los judíos penitentes quienes salen de
la Parroquia de Ntra. Sra. de la Asunción con la imagen del Cristo mencionada
desde el año 2001. No cabe duda de que este Vía Crucis realza nuestra Semana
Santa. Es el recuerdo de cómo Cristo antes de llegar al Gólgota tuvo que superar
tres grandes dificultades: las tres caídas. Intentemos recodarlas y reflexionemos
sobre su significado.

Primera caída: Calle Alta, puerta del Hospital de Jesús de Nazareno.

    Jesús, agotadas las fuerzas por la sangre que había perdido en la flagelación y
debilitado por los sufrimientos físicos y morales que le habían infligido, en
ayunas y sin haber dormido, apenas pudo dar algunos pasos y pronto cayó bajo el
peso de la cruz. Se sucedieron los golpes e imprecaciones de los soldados, las
risas y la expectación del público. Jesús, con toda la fuerza de su voluntad, logró
levantarse para seguir su camino. Ya lo había profetizado Isaías: “Eran nuestras
dolencias las que él llevaba y nuestros dolores los que soportaba” (4).
    El peso de la cruz nos hace tomar conciencia del peso de nuestros pecados,
infidelidades, ingratitudes..., de todo lo que simboliza el madero de la cruz. Por
otra parte, Jesús nos invita a cargar con nuestra cruz y a seguirle. Nos enseña que
también nosotros podemos caer, y que hemos de comprender a los que caen.
Ninguno debe quedar postrado: todos hemos de levantarnos con humildad y
confiar en nuestras posibilidades.

Segunda caída: Patín del Convento, puerta de la iglesia de San Nicolás de
Tolentino.

    Jesús había tomado de nuevo la cruz y con ella a cuestas llegó a la cima de la
empinada calle que daba a una de las puertas de la ciudad. Allí, extenuado, sin
fuerzas, cayó por segunda vez bajo el peso de la cruz. Faltaba poco para llegar al
sitio en que tenía que ser crucificado, y, empeñado en llevar a cabo hasta la meta
los planes de Dios, logró reunir fuerzas, levantarse y proseguir su camino.
    Para Él no es tan grave el hecho de que caigamos como el de no levantarnos.
Pensemos en cuántas son las personas que se sienten derrotadas y sin
reemprender las dificultades que el día a día les presenta, y que necesitan de la
ayuda de una mano amiga para sacarlas de su postración.

Tercera caída: Calle Carrera, puerta de la iglesia de La Aurora.

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   Una vez llegado al Calvario, en la cercanía inmediata del punto en que iba a
ser crucificado Jesús cayó por tercera vez, exhausto y sin fuerzas ya para
levantarse. Las condiciones en que venía y la continua subida lo habían dejado
sin aliento. Jesús agota sus facultades físicas y psíquicas en el cumplimiento de la
voluntad del Padre, hasta llegar a la meta y desplomarse.
   Los creyentes debemos aprender que todas las dificultades que se nos
presenten en vida son caídas que debemos superar. Hemos de seguir con la cruz a
cuestas hasta entregarnos las manos del Padre, vacíos de nosotros mismos y
dispuestos a beber en el mismo cáliz.

MIÉRCOLES SANTO: HERMANDAD DEL SEÑOR DE LA HUMILDAD
         Y MARÍA SANTÍSIMA DE LA COMPASIÓN

    Ser humilde es “andar en verdad”, así entendía el concepto de humildad Santa
Teresa de Jesús y así lo observamos en la imagen del Señor sentado en la piedra,
como popularmente se denomina a este trono.
    La turba, después de haber prendido al hijo de Dios hecho hombre, se ríe de
su confesada condición de rey. Desnudo y sentado en un trono lo presentan al
populacho para demostrarles que un rey no puede presentarse así ante sus
súbditos. ¡Qué lección de humildad podemos extraer los creyentes de este hecho!
    Recuerdo cómo vivía de joven esta procesión: era el pórtico de la Semana
Santa. Hasta la tarde del miércoles no empezaba realmente la Semana Santa.
Todas las actividades se realizaban con normalidad este día, y en nuestro pueblo
se trabajaba hasta el atardecer del miércoles. Los santeros llegaban de sus labores
y sacaban la procesión sin haber tenido tiempo para prepararse -recuérdese cómo
se denominaba popularmente a esta procesión la del cuello sucio, justamente por
ello-.

JUEVES SANTO: ARCHICOFRADÍA DEL SANTÍSIMO CRISTO DE LA
     VERA CRUZ Y MARÍA SANTÍSIMA DE LOS DOLORES

La exaltación de estas imágenes la voy a iniciar con la lectura de un soneto que el
poeta cordobés Luis de Góngora dedica a Cristo en la Cruz:

A CRISTO EN LA CRUZ

Pender de un leño, traspasado el pecho
y de espinas clavadas ambas sienes;
dar tus mortales penas en rehenes
de nuestra gloria, bien fue heroico hecho.
Pero más fue nacer en tanto estrecho
donde, para mostrar en nuestros bienes
adónde bajas y de dónde vienes,
no quiere un portadillo tener techo.
No fue ésta más hazaña, ¡oh gran Dios mío!,

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del tiempo, por haber la helada ofensa
vencido en flaca edad, con pecho fuerte
—que más fue sudar sangre que haber frío—,
sino porque hay distancia más inmensa
de Dios a hombre que de hombre a muerte.(5)

   El Cristo de la Vera Cruz es para mí algo especial y lo es porque su ermita se
encuentra en el barrio donde nací y me crié. ¡Cuántos recuerdos de mi infancia
me sugieren el patín de la ermita, la calle Algarrobo, la travesía que une San
Bartolomé y la calle la Tercia!
   Voy a recordar la historia de esta cofradía (6). Después haré una breve
mención a la situación actual de la misma.
   La cofradía de la Vera Cruz de Luque se funda en la década de los años
sesenta del siglo XVI. Es la primera cofradía penitencial, según la información
que aportan Juan Aranda Doncel y nuestro paisano, que en paz descanse, Vicente
Estrada Carrillo, en su libro sobre La Semana Santa de Luque.
   La imagen más emblemática de esta cofradía es el Santo Cristo de la Vera
Cruz, que recibe culto en un altar de la ermita de San Bartolomé, conjuntamente
con otras imágenes conocidas de todos los luqueños, entre ellas se encuentra la
de nuestro patrón, que le da nombre a la ermita.
   El acto cultural y religioso más importante de la archicofradía a lo largo del
año es la procesión de disciplinantes en la noche del Jueves Santo, que recorre las
principales calles de la población. El cortejo parte de la ermita de San Bartolomé.
Los denominados hermanos de luz, que portan cirios encendidos, realizan
estación de penitencia e intercalados entre ellos se colocaban los hermanos de
sangre, que recibían ese nombre porque durante el itinerario iban azotándose con
disciplinas.
   Las imágenes que procesionan son el Cristo de la Vera Cruz, y una Virgen,
bajo la advocación de Nuestra Señora de las Angustias, sustituida en 1792 por la
de los Dolores. Encabezaba la comitiva el guión de la cofradía en la que aparecía
pintada la imagen titular, y cerraba la procesión la cruz parroquial y el
acompañamiento de clérigos, quienes recibían una cantidad en metálico, en
calidad de limosna por su asistencia.
   Durante la etapa barroca, se incorporan al desfile las imágenes de Santa María
Magdalena y San Bartolomé, con el fin de dar una mayor vistosidad al desfile.
   A partir del año 1686, la cofradía de la Vera Cruz empezó a celebrar el 25 de
abril la fiesta de San Marcos. El origen de esta obligación está en la donación
hecha de tres censos y una limosna en metálico de 100 reales por un grupo de
vecinos que tenía el proyecto de fundar una hermandad en honor del mencionado
Santo. La iniciativa no cuaja y deciden agregar los escasos recursos que
consiguen a la cofradía de la Vera Cruz, con la condición de sufragar los gastos
de la función religiosa dedicada a San Marcos.
   La hermandad de la Vera Cruz carecía de bienes propios en el siglo XVI. Las
limosnas que recibían, tanto en metálico como en especie, eran su principal
fuente de riqueza.

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   El mandato del hermano mayor tenía una duración de un año. Su primer
hermano mayor fue D. Pedro López. La hermandad estaba abierta a personas de
ambos sexos, aunque en el siglo XVI, la estación de penitencia se reducía
exclusivamente a los varones.
   A lo largo del primer cuarto del siglo XX, la cofradía se encuentra en un
estado de decadencia, hecho que afecta también a toda la Semana Santa. Durante
el mencionado tiempo, la cofradía mantiene una débil actividad, que se explica
por la falta de respaldo popular: un elevado porcentaje de la población de los
estratos más bajos deja de pertenecer a la cofradía, por lo que sus efectivos
humanos sufren una drástica reducción. En 1914 se contabilizan 70 personas.
   La precariedad de recursos constituye la nota característica en el plano
económico: la cofradía carece de bienes patrimoniales y los hermanos de la
misma no pagan cuota anual. Los gastos ordinarios más costosos son los
entierros y misas en sufragio de los cofrades difuntos y los actos religiosos que
celebran a lo largo del año. La iglesia de San Bartolomé sirve de escenario a los
actos de culto en honor de las imágenes de la cofradía.
   Durante la dictadura de Primo de Rivera, la Semana Santa conoce una etapa
de auge, la cofradía de la Vera Cruz cobra un fuerte dinamismo gracias a la
activa labor de Vicente Arrebola Carrillo. Durante su mandato se realizan
importantes obras de conservación en la ermita de San Bartolomé. La procesión
del Jueves Santo recupera el esplendor de antaño con el aumento del número de
penitentes que acompañan a las cuatro imágenes que participan en el desfile: el
Santísimo Cristo de la Vera Cruz, María Santísima de los Dolores, la Magdalena
y San Bartolomé. El incremento de la cifra de hermanos ratifica de manera
elocuente la vitalidad que recobra la hermandad.
   Tras la guerra civil, la archicofradía vuelve a organizarse bajo la dirección del
antiguo hermano mayor Antonio Marzo Ruiz. En el primer cabildo que celebran
sus miembros se toma el acuerdo de restaurar la ermita de San Bartolomé.
Posteriormente, la archicofradía entra en una fase de postración y con el fin de
impulsarla se designa a Matilde Fernández Alférez como hermana mayor.
Durante su mandato se consigue una clara potenciación de la archicofradía:
además del realce de la procesión, se realizan las andas del Santísimo Cristo de la
Vera Cruz y María Santísima de los Dolores. Su mandato finaliza en mayo de
1954.
   En 1955 se estrenan los hábitos penitenciales actuales: túnica roja, capa
blanca y cubrerostro de raso negro. Al año siguiente se incorpora en el cortejo
procesional del Jueves Santo una escuadra de gastadores romanos y la imagen
del Cristo empieza a lucir como actualmente la conocemos.
   De todos es conocida la situación en la que actualmente se encuentra la ermita
de San Bartolomé. La historia de la misma se repite de nuevo en los momentos
actuales: la falta de recursos económicos impide que los tronos que debían salir
de ella no lo hagan porque su situación material es ruinosa. Deseamos que pronto
puedan volver a su casa los tronos que de allí salen y que lo hagan con todas las
garantías para que los luqueños podemos contemplar la salida y la entrada de

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dichas imágenes por uno de los lugares que le dan a nuestro pueblo un cierto
encanto.

      VIERNES SANTO: HERMANDAD DEL SANTO CRISTO DEL
                SILENCIO Y DE LA EXPIRACIÓN

   Hermandad fundada en los años sesenta. El día, la hora, los hermanos y todo
el entorno que la rodea hacen honor al nombre de la misma. Acompañarla en su
recorrido es una invitación al recogimiento, a la reflexión y al reconocimiento de
cómo se ha mantenido, desde su fundación hasta la actualidad, con sus mismas
señas de identidad.

  VIERNES SANTO: HERMANDAD DE JESÚS NAZARENO Y MARÍA
                SANTÍSIMA DE LA SOLEDAD

   El viernes santo de madrugada se procesiona una de las imágenes más
queridas y veneradas de nuestro pueblo. Es Jesús de Nazareno con la cruz a
cuestas. Creo que es la procesión más popular de Luque. Si algún luqueño viene
a su pueblo en Semana Santa casi con seguridad que acompaña a Jesús, a María
Santísima de la Soledad, a la Verónica, a San Juan y también a María Magdalena.
   Voy, como he anunciado anteriormente, a detenerme en la Magdalena.
Recuerdo que de joven, cuando los tronos nadie quería llevarlos, los jóvenes
teníamos una predilección por esta imagen, hasta el punto de quedarnos toda la
noche pendientes para poder conseguir un turno bajo sus andas en su recorrido.

¿Quién fue María Magdalena? (7)

   Los datos que nos ofrecen los evangelios son escuetos. San Lucas nos informa
de que entre las mujeres que seguían a Jesús y le asistían con sus bienes estaba
María Magdalena, es decir, una mujer llamada María, que era oriunda de
Magdala, una pequeña población junto al lago de Galilea. De ella Jesús había
expulsado siete demonios, según San Lucas y San Marcos. La expresión puede
entenderse como una posesión diabólica, pero también como una enfermedad del
cuerpo o del espíritu.
   Los evangelios sinópticos, concretamente los de San Mateo y San Marcos, la
mencionan como la primera de un grupo de mujeres que contemplaron de lejos la
crucifixión de Jesús y que se quedaron sentadas frente al sepulcro mientras lo
enterraban. Señalan que, en la madrugada del día después del sábado, María
Magdalena y otras mujeres volvieron al sepulcro a ungir el cuerpo con los
aromas que habían comprado. Entonces un ángel les comunica que Jesús ha
resucitado y les encarga que vayan a comunicarlo a los discípulos.
   San Juan presenta los mismos datos con pequeñas variantes. María Magdalena
está junto a la Virgen María al pie de la cruz. Después del sábado, cuando
todavía era de noche se acerca al sepulcro, ve la losa quitada y avisa a Pedro,
pensando que alguien había robado su cuerpo. De vuelta al sepulcro se queda

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llorando y se encuentra con Jesús resucitado, quien le encarga anunciar a los
discípulos su vuelta al Padre. Esa es su gloria. Por eso, la tradición de la Iglesia la
ha llamado en Oriente “isapóstolos” (igual que un apóstol) y en Occidente
“apostola apostolorum” (apóstol de apóstoles). En Oriente hay una tradición que
dice que fue enterrada en Éfeso y que sus reliquias fueron llevadas a
Constantinopla en el siglo IX.
    María Magdalena ha sido identificada a menudo con otras mujeres que
aparecen en los evangelios. A partir de los siglos VI y VII, en la Iglesia Latina se
tendió a identificar a María Magdalena con la mujer pecadora que, en Galilea, en
casa de Simón el fariseo, ungió los pies de Jesús con sus lágrimas, según San
Lucas. Por otra parte, algunos Padres y escritores eclesiásticos habían
identificado a esta mujer pecadora con María, la hermana de Lázaro, que, en
Betania, unge con un perfume la cabeza de Jesús, según San Juan. San Mateo y
San Marcos, en el pasaje paralelo no dan el nombre de María, sino que dicen que
fue una mujer y que la unción ocurrió en casa de Simón el leproso.
    Como consecuencia, debido en buena parte a San Gregorio Magno, en
Occidente se extendió la idea de que las tres mujeres eran la misma persona. Sin
embargo, los datos evangélicos no sugieren que haya que identificar a María
Magdalena con María, la que le unge a Jesús en Betania, pues parece que ésta es
la hermana de Lázaro. Tampoco permiten deducir que sea la misma que la
pecadora que según San Lucas ungió a Jesús, aunque la identificación es
comprensible por el hecho de que San Lucas, inmediatamente después del relato
en que Jesús perdona a esta mujer, señala que le asistían algunas mujeres, entre
ellas María Magdalena, de la que había expulsado siete demonios. Además, Jesús
alaba el amor de la mujer pecadora: “Le son perdonados sus muchos pecados,
porque ha amado mucho”, según San Lucas, y también se descubre un gran amor
en el encuentro de María con Jesús después de la resurrección, según San Juan.
En todo caso, aun cuando se tratara de la misma mujer, su pasado pecador no es
un desdoro. Pedro fue infiel a Jesús y Pablo un perseguidor de los cristianos. Su
grandeza no está en su impecabilidad sino en su amor.
    Por su papel de relieve en el evangelio fue una figura que recibió especial
atención en algunos grupos marginales de la primitiva Iglesia. Son
fundamentalmente sectas gnósticas, cuyos escritos recogen revelaciones secretas
de Jesús después de la resurrección y recurren a la figura de María para trasmitir
sus ideas. Son relatos que no tienen fundamento histórico. Padres de la Iglesia,
escritores eclesiásticos y otras obras destacan el papel de María Magdalena como
discípula del Señor y proclamadora del Evangelio. A partir del siglo X surgieron
narraciones ficticias que ensalzaban su persona y que se difundieron sobre todo
por Francia. Allí nace la leyenda, que no tiene ningún fundamento histórico, de
que la Magdalena, Lázaro y algunos más, cuando se inició la persecución contra
los cristianos, fueron de Jerusalén a Marsella y evangelizaron la Provenza.
Conforme a esta leyenda, María murió en el sur de Francia.
    María Magdalena fue, por tanto, una mujer que acompañó a Jesús antes,
durante, y después de la crucifixión.

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   Como vemos las referencias a la Magdalena en los Evangelios son confusas.
También las interpretaciones de las distintas religiones no se ponen de acuerdo
sobre la identidad de esta mujer que aparece muy cerca de Jesús y en muchas
ocasiones. Lo que sí está claro es que Jesús se fijó en ella y que ella fue también
seducida por la dulce mirada de él. Es, por tanto, un ejemplo de cómo los
seguidores de Cristo no sólo eran hombres. También entre los escogidos había
mujeres. Por eso me he fijado en este personaje que tanta polémica ha suscitado
en la tradición cristiana y que, si analizamos su trayectoria en las Sagradas
Escrituras, fue una mujer muy progresista para su época. El siguiente poema, de
Manuel Amezcua, nos presenta una semblanza de la Magdalena, que se ajusta
bastante a la exposición que hemos hecho.

Poema a Santa María Magdalena.

Es muy poco lo que de ti sabemos,
excepto que a los hombres te vendiste
y en tu venta a todos ofreciste
la ocasión de juzgar como solemos.
Mas tu amor fue tan grande y verdadero
que, al implorar de Dios misericordia,
tu derrota se transformó en victoria
de Cristo perdonando por entero.
Sus pies bañaste con tu limpio llanto,
derramando el olor más perfumado
del piropo de Dios por amar tanto,
y la primera fuiste en oír la prueba
del rumor de Jesús resucitado,
siendo testigo de su vida nueva.

      VIERNES SANTO: COFRADÍA DEL SANTO SEPULCRO (8)

   La procesión del Santo Entierro o del Santo Sepulcro forma parte de la
Semana Santa luqueña desde el siglo XVI a cargo de los religiosos de nuestro
pueblo. Hasta el primer tercio del siglo XVII no se funda la Cofradía del Santo
Sepulcro. Esta Cofradía reside en la Parroquia, lugar en la que se conserva su
imagen titular. En siglos pasados, hubo momentos en que la procesión del Santo
Entierro se consideraba como la procesión oficial. Cuando estuvieron prohibidas
todas las procesiones, ésta no lo estuvo. La organización y solemnidad de esta
hermandad la hacen una de las más vistosas de nuestra localidad, hecho que se
realza porque también la acompaña la Banda de Música Municipal Es la única
hermandad que cuenta con dos cuadrillas de hermanos de andas para relevarse
durante el recorrido procesional.

SÁBADO SANTO: HERMANDAD DE NUESTRA SEÑORA DEL MAYOR
                      DOLOR

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   El nacimiento de la Hermandad de Ntra. Sra. del Mayor Dolor responde a la
revitalización de la Semana Santa luqueña en los últimos lustros. Su fundación
tiene lugar en 1994 por iniciativa de un nutrido grupo de mujeres y a pesar de su
corta trayectoria goza de una gran vitalidad, según la gran cantidad de mujeres
que están inscritas en la misma. Esta Hermandad realiza Estación de Penitencia
en la tarde del Sábado Santo. La fundación de la misma supuso la recuperación
para la Semana Santa luqueña de una imagen barroca de la Dolorosa. Leeré un
poema de Vicente Huidobro que hace honor a esta imagen.

STABAT MATER

Allí junto a la cruz, allí está Ella,
devorando sus lágrimas callada,
más que la aurora, más hermosa y bella,
¡Virgen bendita! ¡Virgen adorada!
El alma destrozada y abatida,
llorando de dolor, cual nadie viera;
contempla en una Cruz morir la vida,
la vida que en su seno floreciera.
¡Oh qué grande aflicción y qué tristeza
no sentida jamás por criatura!
Marchita de su rostro la belleza,
marchita de sus labios la frescura.
¿Quién ante tal dolor no se conmueve?
¿Quién puede haber que a tal sufrir resista?
Nadie más, ¡Oh María!, te renueve
el enorme pesar que te contrista.
Ella, la Madre amante, sollozando,
junto al madero donde su Hijo muere.
Pidámosle perdón, perdón llorando,
a ella tan pura, que el pecado hiere.(9)

                      DOMINGO DE RESURRECCIÓN

    Con el Domingo de Resurrección finaliza la Semana Grande del año litúrgico.
En este día se suelen celebrar los cultos que exaltan la importancia que para los
cristianos tiene la Resurrección. También las cofradías suelen celebrar en sus
distintas ermitas actos de hermanamiento que se caracterizan ya más por su
carácter festivo que religioso. Ha finalizado la Semana Santa y Cristo ha
triunfado sobre la muerte. Es el momento de celebrarlo como creyentes.
    No quiero finalizar la primera parte de mi pregón sin hacer un reconocimiento
público a la importancia que en los desfiles procesionales tienen la Centuria
Romana de tambores y trompetas, la abnegada labor que realizan los santeros y
las saetas, que cantadas por luqueños y luqueñas (sobre todo), le dan una realce y

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una emoción al recorrido que las imágenes hacen por nuestro pueblo. Tampoco
he hecho alusiones explícitas a las hermandades de San Juan, de los Judíos de la
Cola Negra, a las representaciones escénicas de la Biblia, que conocemos como
“Los pasos”. Todo armonizado y organizado por las distintas Hermandades y
Cofradías y con el acompañamiento de la gente del pueblo, que alumbra con las
velas los itinerarios de las distintas Hermandades, engrandece, sin duda, el valor
de nuestra Semana Santa, ya que posibilita que nuestros sentidos puedan percibir
la grandeza de la misma.

SEGUNDA PARTE: REFLEXIÓN SOBRE TRES VALORES

1.- Getsemaní: La soledad consentida.

   Permitidme que en el inicio de la Semana de Pasión recuerde y reivindique el
derecho a la soledad. Es cierto que necesitamos de los demás, pero también lo es
que los momentos más trascendentes de nuestra vida son auténticos actos de
soledad. Así lo vivió Jesús cuando sabía que tenía que asumir el compromiso de
morir, de cargar con todas nuestras culpas para que su conciencia de hombre se
quedara satisfecha. Para ello, tuvo que pasar la terrible noche de huerto de
Getsemaní: soledad consentida, aunque amarga. Se tenían que cumplir los
vaticinios de las Sagradas Escrituras. Es la situación por la que tenemos que
pasar en muchas ocasiones de nuestra vida nosotros para tomar decisiones
trascendentes. Es la noche oscura del alma que de forma tan sublime expresó San
Juan de la Cruz, cuando estaba encarcelado en Toledo por desavenencias con sus
superiores. Es la soledad del que se encuentra muy desamparado y ni siquiera sus
seres más queridos lo escuchan. Así lo expresa, en el siguiente soneto, Blas de
Otero.

Hombre

Luchando, cuerpo a cuerpo, con la muerte,
al borde del abismo, estoy clamando
a Dios. Y su silencio, retumbando,
ahoga mi voz en el vacío inerte.
Oh Dios. Si he de morir, quiero tenerte
despierto. Y noche a noche, no sé cuándo
oirás mi voz. Oh Dios. Estoy hablando
solo. Arañando sombras para verte.
Alzo la voz, y tú me la cercenas.
Abro los ojos: me los sajas vivos.
Sed tengo, y sal se vuelven tus arenas.
Esto es ser hombre: horror a manos llenas.
Ser -y no ser- eternos fugitivos.
Ángel con grandes alas de cadenas. (10)

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ANTONIO LÓPEZ JIMÉNEZ

2.- Gólgota: la libertad conquistada.

El Gólgota, el lugar de la Calavera, es la expresión plástica de la libertad
conquistada por parte de Jesús, ¿por qué lo afirmo? Intentaré contestar a ello
haciendo una valoración de lo que entiendo por libertad.
   Actualmente vivimos en una sociedad caracterizada por el predominio de los
derechos. Después de haber pasado por una época autoritaria muy fuerte, en la
que solo existían deberes, hemos caído en el extremo contrario: somos víctimas
de un exceso de permisividad, es decir, estamos viviendo en una sociedad en la
que somos sujetos de derechos y nos hemos olvidado de los deberes. Urge, por
tanto, equilibrar derechos y deberes. Así lo entendió Jesús cuando asumió el
deber que le impuso su inteligencia libre, de ser clavado en la cruz, porque ese
era su proyecto de vida.
   Entiendo que la libertad es la capacidad de autocontrol, de autodirección, que
los humanos debemos aprender como un elemento más de nuestra cultura. Por
tanto, se trata de una conquista personal.
   Debe elaborarse una pedagogía de la libertad que incluya una pedagogía del
deber, del deber como componente de la inteligencia libre.
   Desde el punto de vista antropológico, el deber surge como un mecanismo
para dominar los impulsos. Si prescindimos de él, no aumentamos la libertad,
sino que la entregamos en manos del deseo. Nos convertimos en inteligencias
deseantes y no en deseos inteligentes, como diría Aristóteles.
   Sugiero que reflexionemos sobre cuatro destrezas que debemos aprender para
que nuestra voluntad pueda ejercitarse en el comportamiento libre. Las cuatro
destrezas, que deben ser aprendidas, las analiza de forma exhaustiva el pensador
José Antonio Marina en su reciente libro La recuperación de la autoridad (11).
Son las siguientes: 1ª) inhibir el estímulo, 2ª) deliberar, 3ª) tomar decisiones y 4ª)
soportar el esfuerzo.
   Si realmente deseamos la libertad, debemos conquistarla ejercitando nuestra
voluntad en la consecución de las mismas.
   La preparación de Jesús para su vida pública es un ejemplo de aprendizaje de
la libertad. Las tentaciones a las que fue sometido suponen un modelo de
aprendizaje en el control para superar los deseos inmediatos porque tenía que
llevar a buen término el destino para el que se estaba preparando. La crucifixión
es el último esfuerzo que tiene que soportar para que la conquista de la libertad se
manifieste.

3.- El sepulcro está vacío: la felicidad deseada.

    Como expreso en el epígrafe, la felicidad creo que debemos entenderla como
un deseo. No se trata, por tanto de un estado permanente, al menos en la vida
terrenal. Para los creyentes, la muerte supone el tránsito hacia la eternidad. Esa
situación sí podríamos denominarla felicidad lograda: la que consigue Jesús con
la Resurrección. La que le da sentido a la Semana de Pasión. Pero y nosotros
¿cómo podemos conseguir la felicidad que anhelamos? Difícil y ardua tarea que

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ANTONIO LÓPEZ JIMÉNEZ

intentaremos responder, de forma muy breve, sugiriendo algunas ideas que
selecciono del libro de Sebastián Serrano, Los secretos de la felicidad.(12)
    Darwin, en su libro La expresión de las emociones en el hombre y en los
animales, comenta que un día preguntó a un niño de unos cinco años qué
significaba para él ser feliz, y el niño le respondió, sin pensarlo dos veces:
“Hablar, reír y dar besos”
    Adentrados ya en el siglo XXI, en el tercer milenio, vivimos en la sociedad de
la incertidumbre, sociedad que se caracteriza porque todo va muy deprisa, todo
cambia continuamente y vivimos de una manera muy acelerada; a veces
demasiado. Cambios tecnológicos que nos posibilitan todo tipo de comodidades;
cambios en la organización de las instituciones, de la familia, de la empresa, de
los centros de salud o de enseñanza, y cambios sociales como nunca se habían
visto hasta hace unas cuantas décadas.
    Estamos viviendo un cambio de civilización, quizás el cambio más
espectacular experimentado en el último cuarto de millón de años. Esta nueva
civilización ya tiene un nombre: civilización del conocimiento, que se
corresponde con la sociedad en la que existe exceso de información, pero poca
comunicación.
    ¿Qué consecuencias tiene esta situación para nuestras vidas y, por tanto, para
que seamos más felices. La mayor parte de las cuestiones importantes que nos
afectan tienen su respuesta en el cerebro. Durante los últimos quince años hemos
asistido a una verdadera eclosión de descubrimientos científicos sobre el cerebro
que nos deben llevar a reconsiderar lo que pensamos sobre nosotros mismos,
sobre nuestras relaciones con los demás, con el medio ambiente, con nuestros
hijos; en definitiva, preguntarnos por nuestra identidad. Hoy, pensamos que uno
de los motivos de felicidad radica en el hecho de que la ciencia puede empezar a
dirigir su mirada hacia las preguntas más antiguas que, con toda seguridad, se
debieron hacer nuestros antepasados, entre las que hay unas cuantas relacionadas
con el bienestar y con la felicidad.
    Sabemos que al principio el cerebro emotivo tiñó de todos los colores las
relaciones con el fin de cohesionar, proporcionar estabilidad, formar grupos
sociales y, así, empujar la evolución. Ahora parece que las relaciones, en casa, en
el trabajo, en la calle, se están reconfigurando, y se habla de transformaciones
importantes en la vida laboral y en la familiar. El largo plazo ya es muy corto, y
las reglas que gobiernan la proximidad o la intimidad se están agrietando.
    Costó miles y miles de generaciones tejer la estabilidad de relaciones que hoy
vemos cómo se están deshilachando. Ciertamente, la desazón, el desasosiego, la
ansiedad o la angustia están cada vez más presentes en la vida de las personas de
hoy. Además, su incidencia en la infancia y en la juventud es realmente
inquietante; cada vez mayor. El consumo de ansiolíticos y antidepresivos se ha
disparado en nuestras sociedades occidentales, y las distintas instituciones
internacionales relacionadas con la salud nos presentan las enfermedades
mentales -especialmente las depresiones- como una verdadera epidemia en el
horizonte cada vez más cercano del año 2020. En los colectivos de profesionales
de servicios de sanidad, sociales y educativos se han encendido todas las alarmas

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ANTONIO LÓPEZ JIMÉNEZ

frente al síndrome de agotamiento profesional, manifestación de lo que en
términos generales llamamos “estrés profesional”.
    Hablamos continuamente de los peligros del tabaco, de la obesidad en los
niños e, incluso, de regular sus sillas y su cinturón de seguridad en los coches,
¡pero qué poco oímos hablar de la estabilidad y la cantidad de afecto que reciben
en su vida diaria!
    Una de las soluciones que proponemos para salir de la incertidumbre en la que
nos encontramos permanentemente es la que algunos estudiosos de este tema han
llamado la dieta comunicativa.(13) Nuestro cerebro está especialmente preparado
para la relación, está hambriento de relación y no hay nada mejor que ofrecerle
que una buena conversación. Nuestro componente emocional anhela escuchar y
ser escuchado, emitir y recibir afecto. La mayor parte de los problemas que nos
afectan son gritos desesperados del cuerpo, que desde las ventanas interiores del
cerebro, ve cómo los niveles del afecto, del amor, de la compasión o de la
curiosidad se encuentran bajo mínimos. Urge, por tanto, si queremos que la
ilusión por conseguir la felicidad no nos abandone, equilibrar en su
funcionamiento los dos componentes fundamentales de nuestro ser como
personas: la inteligencia racional y la inteligencia emocional (14). Es un buen
momento para que empecemos a reflexionar sobre todas estas sugerencias.

DESPEDIDA

   Quiero manifestar públicamente las gracias a todos los presentes por la
atención (y la paciencia) que han tenido para escuchar mis palabras. He dicho.

   Muchas gracias y buenas noches.

- 1. Evangelio según San Mateo. Apóstrofe a Jerusalén, página 1336. Biblia de
Jerusalén. Editorial Española Desclée de Brouwer. Salamanca, 1966 (en lo
sucesivo op. ct. Utilizaré esta Biblia para las citas)
- 2. Evangelio según San Mateo. Entrada mesiánica en Jerusalén, página 1332,
op. cit.
- 3. MARISCAL MONTES, Julio, en [J.L. Ortiz de Lanzagorta (ed.)] El Dios del
mediodía. Fe y creación poética en Andalucía, Madrid 1997.
- 4. Isaías. Cuarto canto del siervo de Yahvéd. Op. ct. página 1054.
- 5. El texto está tomado de Literatura del ciclo de la Pasión: prosa y poesía, del
Dr. Carlos Mata Induráin. Universidad de Navarra.
- 6. La fuente que consulto para esta información es el libro de Aranda Doncel,
Juan y Estrada Carrillo, Vicente: Historia de la Semana Santa de Luque.
También el corresponsal del Diario Córdoba en Luque, José de la Rosa, escribió
para dicho Diario en el año 1990 una Síntesis histórica de nuestra Semana Santa.
El interesado en conocer más datos puede acudir a las dos fuentes mencionadas.

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ANTONIO LÓPEZ JIMÉNEZ

- 7. Las fuentes que nos informan sobre María Magdalena son confusas. La
información que expongo, extraída de Internet, es de un artículo de abril de 2006,
publicado por Juan Chapas.
- 8. La información sobre esta procesión y también las de las hermandades que
quedan por exponer está tomada del Pregón de nuestra Semana Santa del año
2007. En el mismo, su pregonero, D. Miguel Ángel Martínez Moreno, expone,
con conocimiento de causa, la historia de todas las Hermandades de nuestra
localidad. También enriquece su exposición la información que nos da las
características artísticas de las distintas imágenes.
- 9. HUIDOBRO, Vicente, “en Hombre y Dios”. Cien años de poesía
hispanoamericana II, BAC, Madrid 1996.
- 10. OTERO, Blas de: Ángel fieramente humano. Losada.
- 11. MARINA, José Antonio: La recuperación de la autoridad, Ed. Versátil.
Barcelona, 2009. Se trata de un libro que lleva como subtítulo Crítica de la
educación permisiva y de la educación autoritaria. En el mismo se analizan las
causas de la pérdida del sentido del deber y se aportan soluciones para intentar
recuperarlo.
- 12. SERRANO, Sabastiá: Los secretos de la felicidad (El maravilloso poder de
la conversación). Alienta Editorial. Barcelona, 2008.
- 13. Hago alusión a la obra ya mencionada de Sebastián Serrano: Los secretos de
la felicidad.
- 14. Para profundizar sobre este tema existe una abundante bibliografía. La más
conocida es la del autor Daniel Goleman. Sus trabajos sobre la inteligencia
emocional y social han sido de gran éxito.

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