EL CRISTIANO Y LA POLÍTICA - CARDENAL JORGE MEDINA ESTÉVEZ

Página creada Nicolás Kaspárov
 
SEGUIR LEYENDO
El Cristiano y la Política – Cardenal Jorge Medina Estévez

EL CRISTIANO Y LA POLÍTICA
CARDENAL JORGE MEDINA ESTÉVEZ
 Prólogo de Monseñor Felipe Bacarreza Rodríguez.

          Edición de José Antonio Rosas Amor.

       Escuela Nacional de Líderes Católicos
               Santiago, Chile 2014
            www.escuelasdelideres.cl

                           -1-
El Cristiano y la Política – Cardenal Jorge Medina Estévez

Primera edición (1.000 ejemplares): agosto 2014

© Este libro fue publicado por Instituto de Líderes Católicos
‘Robert Schuman’ Escuela Nacional de Líderes Católicos
www.escuelasdelideres.cl

© Editor: José Antonio Rosas A.
© Diseño de cubierta y diagramación: Yuri Berrios.

Impreso en Chile –Printed in Chile

Queremos agradecer a la Fundación AngelicvM por el apoyo
entregado para la publicación de este valioso libro.
Aprovechamos también de hacer un reconocimiento especial a
su fundador Gerardo Rocha Vera (QEPD), la persona que nos
respaldó en la primera Escuela de Líderes Católicos que
dictamos en el año 2005 en la Universidad Santo Tomas.

DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN: YURI BERRIOS – W W W . M O U S E C O L O R S . C L

                                    -2-
El Cristiano y la Política – Cardenal Jorge Medina Estévez

ÍNDICE.
PRÓLOGO:
por Monseñor Felipe Bacarreza Rodríguez,
Obispo de Santa María de los Ángeles.                             4

LA SANTIDAD                                                       7

EL CRISTIANO Y LA POLÍTICA                                        26

AMAR LA VERDAD                                                    37

LA VIDA                                                           42

LA FAMILIA                                                        49

LOS BIENES MATERIALES                                             57

LA TOLERANCIA                                                     81

CHILE                                                             85

LA ESPERANZA                                                      92

PERFIL DEL CARDENAL MEDINA                                        116

SOBRE LA ESCUELA NACIONAL DE LÍDERES CATÓLICOS                    118

                                  -3-
El Cristiano y la Política – Cardenal Jorge Medina Estévez

PRÓLOGO
Conozco al Cardenal Jorge Medina Estévez, autor de estos
artículos, desde antes de ser yo seminarista. Entonces él era el
Pbro. Jorge Medina, profesor de la Facultad de Teología de la
Universidad Católica de Chile. En mi formación sacerdotal fui
su alumno en varios cursos de teología. Reconozco que debo a
él el sentido teológico, que ha sido fundamental para mí en el
estudio de la Sagrada Escritura y sigue siendo fundamental
para la docencia de la Sagrada Escritura y para los comentarios
al Evangelio del domingo que, desde hace 23 años escribo y se
publican en varios medios.

Siempre fue una nota característica de sus cursos la clara
orientación pastoral, que sabía imprimir a su docencia. La nota
«pastoral» no significa menor rigor científico, como suele
malentenderse, sino todo lo contrario. Lo pastoral definió la
actividad del mismo Jesús, el buen Pastor, y confiere a la
teología su verdadero sentido. Lo pastoral es el celo por el
anuncio de Cristo como único salvador y el anhelo de que
todos, por medio de él, se salven. Una teología que no fuera
pastoral sería un mero ejercicio intelectual, sin sentido. Los
grandes teólogos han sido grandes pastores.

Gracias a su sólida formación teológica y a su sentido pastoral,
el Cardenal Medina fue elegido como miembro del Comité de
redacción del Catecismo de la Iglesia Católica, que fue
promulgado por al Papa Santo Juan Pablo II y dado a la Iglesia
como «un instrumento válido y legítimo al servicio de la
comunión eclesial, y una regla segura para la enseñanza de la
fe… un texto de referencia seguro y auténtico para la
enseñanza de la doctrina católica» (Fidei depositum, N. 4, 11
oct 1992).

Con ese mismo sentido pastoral y catequético, expone al
Cardenal Medina en esta serie de artículos diversos aspectos
esenciales de la vida cristiana como son la santidad, a la cual
                                 -4-
El Cristiano y la Política – Cardenal Jorge Medina Estévez

todos estamos llamados por Dios en Cristo desde antes de la
creación del mundo, el amor a la verdad, la vida, la familia, los
bienes materiales, la tolerancia. Otros dos artículos: «El
cristiano y la política» y «Chile» revelan su amor a la patria y su
constante preocupación por su engrandecimiento.

Se puede decir que el hilo conductor de todos estos artículos
es la antropología cristiana, es decir, el concepto del ser
humano que está revelado en Cristo, que constituye la meta a
la cual debemos tender y que, con la gracia de Dios, podemos
alcanzar. Esa trama de fondo está expresada magistralmente
en el Concilio Vaticano II: «En realidad, el misterio del hombre
sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado… Cristo, el
nuevo Adán, en la misma revelación del misterio del Padre y de
su amor, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y
le descubre la sublimidad de su vocación» (GS, N. 22). En ese
mismo lugar el Concilio asegura que la razón de la Encarnación
es conceder al ser humano el don de la filiación divina y que
esta es la única sublime vocación de todo hombre y mujer: «La
vocación suprema del hombre, en realidad, es una sola, y ésta,
divina… Este es el gran misterio del hombre que la Revelación
cristiana esclarece a los fieles» (Ibid.).

Este misterio del ser humano, que la Revelación divina
esclarece es el que deben tener presente en todo momento los
que se dedican a la actividad política. Su misión es favorecer y
aprobar todas aquellas decisiones políticas que faciliten a los
ciudadanos la respuesta a esa vocación divina que todos tienen
–la de ser hijos de Dios–, y rechazar todas las leyes que
dificulten u obstaculicen ese objetivo supremo. «Difícil tarea y
no menos difícil vocación… a veces heroica… muchas veces
incomprendida» es, según el Cardenal Medina, la de un político
cristiano. Y las virtudes que, según él, debe poseer un político
cristiano son muchas: debe ser un hombre de fe, lleno de
esperanza, lleno de amor al prójimo, manso y humilde de
corazón, sincero y amante de la verdad, perseverante,
constante y sufrido, desprendido y libre de ambiciones de
                                  -5-
El Cristiano y la Política – Cardenal Jorge Medina Estévez

poder y de ventajas económicas, que esté dispuesto a servir y
no a ser servido… La mayor tentación a que se ve expuesto un
político cristiano es pensar que puede hacer un mayor bien
siendo elegido como representante del pueblo, aunque para
obtenerlo tenga que transar valores intransables, como son la
inviolabilidad de la vida humana en todas sus etapas, desde la
concepción hasta su fin natural, la definición del matrimonio
como unión indisoluble entre un hombre y una mujer que
están abiertos a formar una familia, la libertad religiosa, la
libertad de los padres para educar a sus hijos, la igual dignidad
de todos los seres humanos como creados por Dios a su
imagen y semejanza, etc. Para rechazar esa tentación baste el
ejemplo de Santo Tomás Moro que ha sido declarado patrono
de todos los políticos cristianos. Si él hubiera transado y
hubiera aprobado el divorcio del Rey Enrique VIII, ciertamente
habría conservado su cargo de Canciller del reino; pero hoy día
nadie lo conocería o, a lo sumo, sería recordado como un
claudicador de sus convicciones cristianas, y el bien que habría
podido hacer como Canciller habría quedado anulado; habría
hecho, en realidad, daño. En cambio, manteniendo sus valores
cristianos y su adhesión a la verdad hasta el martirio ha hecho
a toda la humanidad un bien perdurable y sigue inspirando a
todos los cristianos que se dedican a la noble tarea política. Ha
confirmado así la sentencia de Jesús: «Si el grano caído en
tierra muere, produce mucho fruto» (Jn 12,24).

Estoy seguro que todos los que lean estas hermosas
reflexiones del Cardenal Medina obtendrán mucho provecho
para su vida personal y contribuirán el bien de sus familias y de
toda la sociedad.

                +Felipe Bacarreza Rodríguez
            Obispo de Santa María de Los Ángeles
                 Los Ángeles, 9 agosto 2014

                                 -6-
El Cristiano y la Política – Cardenal Jorge Medina Estévez

CAPÍTULO OCTAVO:
      CHILE
   APUNTES PERSONALES
  15 DE OCTUBRE DE 2010.

                               « El cristiano no puede
                        permanecer indiferente ante
                     las vicisitudes de la lucha entre
                       las fuerzas del mal y las de la
                                               verdad»

                  -7-
El Cristiano y la Política – Cardenal Jorge Medina Estévez

Quienes vivimos en Chile tenemos una deuda muy grande con
Dios por todo lo que nos ha concedido a través de esta
hermosa realidad que es nuestra patria. Somos herederos de
una cultura que hunde sus raíces en lo que fuera la Europa
cristiana. Como provenimos, en alta proporción de España,
hemos recibido el legado de muchas razas que han sido
beneficiarias de variadas culturas y cada una de ellas ha
significado un aporte enriquecedor.

En nuestra tierra se han plasmado figuras egregias en la
ciencia, en las artes, en la gran política, en el servicio de las
Fuerzas Armadas, en los pastores de la grey cristiana, y sin
olvidar a tantas personas cuyos nombres ignoramos, pero que
han contribuido en la medida que sólo Dios conoce, a
configurar lo mejor de la chilenidad. Nuestro orgullo de ser
chilenos no nos permite una mirada despectiva hacia otras
realidades, sino que nos alienta a valorar lo propio, a hacer una
evaluación de nuestro acervo, a rescatar lo mejor y a luchar
denodadamente para impedir que factores negativos se
enseñoreen de nuestra realidad.

Chile es un mundo, un mundo pequeño, pero inserto en la
vasta trama de la humanidad y sometido, ineludiblemente, a
variadas influencias. Al emplear la palabra “mundo” no puedo
dejar de reflexionar acerca de lo que contiene esa breve
palabra, y para hacerlo me parece oportuno repasar qué es lo
que significa ese vocablo en las Sagradas Escrituras. Los
expertos, al analizar los textos bíblicos, descubren cinco
acepciones de la palabra “mundo”.

El primer sentido de la realidad global de la creación, obra de
Dios, y especialmente referida a lo que es accesible a los
sentidos: lo que se ve, lo que se oye, lo que se puede palpar.
Pero sin dejar de entrever que más allá de la materialidad hay
realidades espirituales que escapan a la experiencia directa de
los sentidos. Así, en la Sagrada Escritura se lee que hay
realidades anteriores a la creación del mundo (Jn 17, 5). Este
                                 -8-
El Cristiano y la Política – Cardenal Jorge Medina Estévez

primer sentido de la palabra “mundo” es una invitación a
reconocer la interdependencia de todas las realidades que nos
rodean, a resistir a la tentación de aislarnos, y a percibir los
signos positivos de un entorno que, en virtud de la velocidad y
la amplitud de las comunicaciones, nos hace casi de inmediato
presentes los unos a los otros.

Una segunda acepción de la palabra “mundo” apunta a la
realidad circundante como el “teatro” en el que se desarrolla la
actividad de los hombres, su historia, sus logros y sus
conflictos. Es la realidad, pero no total, sino en la medida en
que está relacionada con el quehacer y el devenir de la
humanidad. Esta acepción es vecina a la anterior, pero se
diferencia de ella en que la creación se mira en la perspectiva
de la actividad humana y en relación con ella. No es posible
huir de la realidad y por eso Jesús no pide al Padre que saque
del mundo a sus discípulos sino que los preserve del mal (Jn 17,
13).

Un tercer significado de la palabra “mundo”, frecuente en el
Nuevo Testamento, tiene una connotación fuertemente
negativa y se refiere a la realidad histórica en la medida en que
sufre la influencia de Satanás, cuya acción tiende a distorsionar
la obra de Dios y a lograr, en una forma u otra y en medida
variable, que los hombres no respondan a la finalidad que Dios
les asignó y cuya consecución constituye su plenitud y su
felicidad. En este sentido Jesús afirma que sus discípulos “no
son del mundo” (Jn 17, 16), de ese mundo del cual Satanás es
“príncipe” y “Dios”. Ese “mundo” está en radical enemistad
contra Dios y el cristiano no puede pactar con él ni amoldarse a
sus principios ni transigir con sus valores. Ese “mundo”
merece, cristianamente hablando, desprecio y de él hay que
huir, pero no es una dimensión geográfica sino moral y
valórica. Ese “mundo” sufre la impronta del demonio que es el
“padre de la mentira”, como lo llama Jesús (Jn 8, 44) y está en
las antípodas de la verdad. Todos los desajustes morales que
permean el “mundo” en esta tercera acepción, peyorativa y
                                 -9-
El Cristiano y la Política – Cardenal Jorge Medina Estévez

negativa, nacen de rehusar la verdad de los seres humanos y
pretender construir su plenitud en lo aparente y engañoso, a
expensas de ignorar e incluso de rechazar la verdad. Por lo
mismo, conduce a la falta de verdadera libertad y a diversas
formas de esclavitud, desoyendo la afirmación de Jesús de que
sólo “la verdad nos hace libres” (Jn 8, 32).

Una cuarta acepción de la palabra “mundo” apunta a la
realidad humana en cuanto posee una capacidad de acoger la
palabra y los designios de Dios: “tanto amó Dios al mundo, que
le dio su hijo unigénito” (Jn 3, 16). Si bien ha habido hombres
que han rehusado recibirlo, otros lo han acogido y han llegado
a ser hijos de Dios (Jn 1, 12). El “mundo”, aun sufriendo el
embate del “poder de las tinieblas” (Lc 22, 53), no pierde su
capacidad de acoger la verdad, de rechazar la obra del maligno
y de ser rescatado de la influencia homicida (Jn 8, 44) del gran
enemigo. Por eso la vida cristiana es “apostólica”, en cuanto
que todos los hijos de la Luz están comprometidos en una
lucha (Apc 12, 17) que ha de concluir con la derrota final del
“príncipe de este mundo” (Jn 12, 31) y con el advenimiento
definitivo del Reino de Dios. Ningún cristiano puede ser un
mero “espectador” de este drama: todos estamos
comprometidos, todos tenemos que tomar partido, todos
somos parte activa y nadie puede ser neutral o asumir una
postura cómodamente pasiva. Esa lucha tiene lugar en el
interior de cada hombre, pero no sólo allí, sino también en las
realidades temporales en la media en que son fruto de
opciones negativas y perversas de las personas. El cristiano no
puede desentenderse de la situación de sus hermanos y no
puede permanecer indiferente ante las vicisitudes de la lucha
entre las fuerzas del mal y las de la luz y de la verdad.

Un quinto y último sentido de la palabra “mundo” se refiere a
la realidad final de la creación, fruto de la redención, de la
gracia y de la salvación que nos mereció Cristo, y que consistirá
en la feliz realidad que describe el libro del Apocalipsis (Apc 21-
22), cuando “Dios sea todo en todas las cosas” (1Cor 15, 28), es
                                 - 10 -
El Cristiano y la Política – Cardenal Jorge Medina Estévez

decir cuando todo corresponda a su perfecta verdad, cuando
haya desaparecido hasta el último vestigio de la mentira que
en tantas formas ha reinado en la historia y ha envenenado la
vida de los hombres y la convivencia entre los humanos. Hacia
allá vamos, pero en un peregrinar azaroso, esforzado y atento
a resistir al enemigo que “ronda como león rugiente, buscando
a quien devorar” (1Ped 5, 8).

Lo que las Escrituras nos dicen del mundo, se aplica con toda
verdad a nuestro Chile, tan querido, del que nos sentimos
legítimamente orgullosos, pero acerca del cual tenemos
razones para estar profundamente preocupados. El reciente
episodio de los mineros sepultados a centenares de metros en
el fondo de un yacimiento cuprífero y rescatados a través del
accionar inteligente, coordinado y eficiente de tantos
compatriotas a todo nivel, desde las más altas autoridades de
la nación, hasta los más modestos servidores y trabajadores,
ha sido una ocasión providencial para destacar valores que
deben ser siempre parte de nuestra identidad nacional. La
solidaridad con los que sufren o están en peligro; la
disponibilidad inmediata de las autoridades para dejar a un
lado compromisos menos urgentes y volcarse a atender lo
impostergable; la eficiencia profesional de todos los que
podían y debían hacer un aporte técnico, médico y espiritual;
la noble capacidad de posponer intereses o ventajas
personales en aras de atender a quienes pudieran
experimentar necesidades más urgentes; la unidad de
sentimientos y de esfuerzos, ante la cual debe desaparecer
cualquier mezquindad; la paciencia y entereza ante la
adversidad; la capacidad de asumir situaciones sacrificadas y
prolongadas; la generosidad para acudir en ayuda de quienes
lo necesitan; la humildad para no atribuirse los logros y para
evitar protagonismo egoístas y para valorar el aporte de los
demás. Tantas cosas hermosas, tantas lecciones que deben ser
recogidas e imitadas. Y lo más importante, la fe puesta en Dios,
en la santísima Virgen María y en los Santos del cielo. Un
reconocimiento público de que nuestras vidas están en las
                                - 11 -
El Cristiano y la Política – Cardenal Jorge Medina Estévez

manos de Dios y que vivimos, por así decirlo, “sumergidos” en
Él. Casi nos habíamos acostumbrado a que no se nombrara a
Dios en las grandes ocasiones, pero ahora el alma de Chile se
ha puesto de rodillas delante de Dios, para implorar el rescate,
primero y para agradecérselo, cuando felizmente se realizó. Si
el campamento a la salida de la mina llevó el nombre de
“Esperanza”, las hermosas actitudes de que hemos sido
testigos nos confirman en que hay motivos para tener grandes
esperanzas. Pero nuestro Chile, tan querido y promisor, -como
decíamos- nos ofrece también motivos de inquietud y de
profunda preocupación. Son muchos los chilenos que no
encuentran       el    tiempo    apropiado      para   dedicarlo
exclusivamente a Dios. Sólo un 5% de los católicos participan
en la Misa dominical. La familia ha sufrido duros golpes: el
número de quienes contraen matrimonio ha decrecido
verticalmente y son numerosos los chilenos que conviven
maritalmente sin contraer matrimonio, tal vez motivados por
la funesta ley de divorcio introducida con el voto favorable de
un número importante de senadores que dicen ser católicos.
Últimamente el número de divorcios realizados cada año ha
superado al de matrimonios. Se oye hablar de proyectos de ley
que concederían ventajas jurídicas, patrimoniales y
asistenciales a personas que conviven sin estar casadas y que
incluso extenderían dicho beneficio a personas que cohabitan
maritalmente siendo del mismo sexo, todo ello en flagrante
menosprecio de la naturaleza y de la ley de Dios. Antes tales
iniciativas las reacciones han sido tibias, cuando no ambiguas,
invocando una cierta mal llamada “tolerancia”. El número de
los padres que solicitan el sacramento del bautismo para sus
hijos también ha decrecido, y se advierte detrás de ese
desinterés un relativismo según el cual practicar cualquier
religión da lo mismo, lo que entraña una adhesión muy frágil a
la verdad católica. En la juventud, y no solo en ella, hay un
grave desconocimiento del valor de la castidad, y se habla de
“derechos sexuales” prescindiendo del sentido humano del
ejercicio de la genitalidad cuyo lugar propio y natural es el
matrimonio con todos los compromisos y responsabilidades
                                - 12 -
El Cristiano y la Política – Cardenal Jorge Medina Estévez

que conlleva, expresiones de lo que constituye el verdadero
amor. Así se favorece un exacerbado egoísmo en el que las
otras personas son vistas como objeto de placer, ajeno y
disociado del verdadero amor. En las relaciones
interpersonales, sociales y laborales, se prescinde de la norma
evangélica que pide tratar al otro tal como uno mismo desea
ser tratado (Mt 7, 12), y sin recordar que lo que hacemos a
otro, para bien o para mal, es como si lo hiciéramos al propio
Jesucristo (Mt 25, 40. 45). Se emplea con frecuencia una doble
medida: amplia y generosa para los intereses propios, y
ajustada, mezquina y hasta miserable cuando se trata de los
demás. En muchos ámbitos la mentira, la falsedad y el engaño
parecen enseñorearse y adquirir patente de aceptabilidad. De
ahí las diversas formas de corrupción, la falta de cumplimiento
de la palabra empeñada, las variadas especies de fraude, las
licencias médicas falsas, todos ellos modos de comportarse
ajenos a la verdad y, por lo mismo, al respeto debido a las
otras personas y a la sociedad. Detrás de todo ello existe un
pavoroso olvido de que no sólo corremos el riesgo de caer en
las manos de la justicia humana, sino, lo que es mucho más
grave, tener que responder ante la justicia de Dios, a la que no
se puede engañar ni esquivar con subterfugios, influencias,
recomendaciones u otras artimañas; no hay un santo temor a
la “hora de la verdad”.

Todos queremos un futuro promisor para nuestro país. Todos
deseamos la superación de la miseria material. Todos
queremos un Chile grande y desarrollado. Pero el verdadero
desarrollo no es sólo material y circunscrito al ámbito del
bienestar, sino que incluye imprescindiblemente el crecimiento
moral y el respeto amoroso a la ley de Dios. Un desarrollo
puramente material desemboca en egoísmos individuales y
colectivos, radicalmente reñidos con una verdadera
“civilización del amor”.

¡Hagamos de Chile un “mundo” grande, y hagámoslo con Dios
y para Dios: así será también verdaderamente humano!.
                                - 13 -
También puede leer