Gabriela Mistral POEMAS ILUSTRADOS - Selección de Cristóbal Joannon
←
→
Transcripción del contenido de la página
Si su navegador no muestra la página correctamente, lea el contenido de la página a continuación
a MistDrOSal GabriePOlEM AS ILUSTRA Selección de Cristóbal Joannon Ilustraciones de Bernardita Ojeda
Gabriela Mistral Poemas ilustrados Ilustraciones de Bernardita Ojeda Selección de Cristóbal Joannon editorial amanuta COLECCIÓN POESÍA ILUSTRADA
Índice Dos ángeles 4 El aire 30 Canto que amabas 6 La gracia 32 Fruta 8 Todas íbamos a ser reinas 34 Amanecer 10 Palabras serenas 38 Montañas 12 La Tierra 40 Jugadores 14 Todo es ronda 42 Balada de mi nombre 16 Pan 44 Nubes blancas 18 Carro del cielo 46 Agua 20 Cosas 48 Canción del maizal Tres árboles 52 22 Miedo 54 Balada 24 Hallazgo del palmar 56 26 Duerme, duerme, niño cristiano Biografía de Gabriela Mistral 58 Herramientas 28
Dos ángeles No tengo solo un Ángel con ala estremecida: me mecen como al mar mecen las dos orillas el Ángel que da el gozo y el que da la agonía, el de alas tremolantes y el de las alas fijas. Yo sé, cuando amanece, cuál va a regirme el día, si el de color de llama o el color de ceniza, y me les doy como alga a la ola, contrita. Solo una vez volaron con las alas unidas: el día del amor, el de la Epifanía. ¡Se juntaron en una sus alas enemigas y anudaron el nudo de la muerte y la vida! 6 7
Canto que amabas Yo canto lo que tú amabas, vida mía, por si te acercas y escuchas, vida mía, por si te acuerdas del mundo que viviste, al atardecer yo canto, sombra mía. Yo no quiero enmudecer, vida mía. ¿Cómo sin mi grito fiel me hallarías? ¿Cuál señal, cuál me declara, vida mía? Soy la misma que fue tuya, vida mía. Ni lenta ni trascordada ni perdida. Acude al anochecer, vida mía; ven recordando un canto, vida mía, si la canción reconoces de aprendida y si mi nombre recuerdas todavía. Te espero sin plazo y sin tiempo. No temas noche, neblina ni aguacero. Ven igual con sendero o sin sendero. Llámame adonde tú eres, alma mía, y marcha recto hacia mí, compañero. 8 9
Fruta En el pasto blanco de sol, suelto la fruta derramada. De los Brasiles viene el oro, en prietos mimbres donde canta de los Brasiles, niño mío, mandan la siesta arracimada. Extiendo el rollo de la gloria; rueda el color con la fragancia. Gateando sigues las frutas, como niñas que se desbandan, y son los nísperos fundidos y las duras piñas tatuadas… Y todo huele a los Brasiles pecho del mundo que lo amamanta, que, a no tener el agua atlántica, rebosaría de su falda… Tócalas, bésalas, voltéalas y les aprendes todas sus caras. Soñarás, hijo, que tu madre tiene facciones abrasadas, que es la noche canasto negro y que es frutal la Vía Láctea… 10 11
Amanecer Hincho mi corazón para que entre como cascada ardiente el Universo. El nuevo día llega y su llegada me deja sin aliento. Canto como la gruta que es colmada canto mi día nuevo. Por la gracia perdida y recobrada humilde soy sin dar y recibiendo hasta que la Gorgona de la noche va, derrotada, huyendo. 12 13
Montañas No hay fidelidad más grande como el cuerpo de la América, como la que dan los Andes a tierra y gentes chilenas. Parece marcha de hermanos y manso diálogo eterno en dichas y desventuras o callado juramento. Caminan mano a la mano de dormidos, de despiertos, con la mirada violeta y callando su misterio. La blanca, la amoratada, cela al hijo que le dieron y el Valle al atardecer cuando es como un hombre atento sube en trapos de neblina a acurrucarse en sus miembros y entonces ya nada habemos, pero somos solo sueños. 14 15
Jugadores Jugamos nuestra vida Otros jugaban dados, No nos guardan la cara, y bien se nos perdió. otros colmado arcón; la marcha ni la voz; Era robusta y ancha nosotros los frenéticos, ni nos hagan fantasma como montaña al sol. jugamos lo mejor. ni nos vuelvan canción. Y se parece al bosque Fue más fuerte que vino Ni nombre ni semblante raído, y al dragón y que agua de turbión guarden del jugador. cortado, y al mar seco, ser en la mesa el dado ¡Volveremos tan nuevos y a ruta sin veedor. y ser el jugador. como ciervo y alción! La jugamos por nuestra Creímos en azares Si otra vez asomamos, como sangre y sudor, en el sí y en el no. si hay segunda ración, y era para la dicha Jugábamos, jugando, traer, no traeremos y la Resurrección. infierno y salvación. cuerpo de jugador. 16 17
Balada de mi nombre El nombre mío que he perdido, ¿dónde vive, dónde prospera? Nombre de infancia, gota de leche, rama de mirto tan ligera. De no llevarme iba dichoso o de llevar mi adolescencia y con él ya no camino por campos y por praderas. Llanto mío no conoce y no lo quemó mi salmuera; cabellos blancos no me ha visto, ni mi boca con acidia, y no me habla si me encuentra. Pero me cuentan que camina por las quiebras de mi montaña tarde a la tarde silencioso y sin mi cuerpo y vuelto mi alma. 18 19
Nubes blancas Ovejas blancas, dulces ovejas de vellones que subieron del mar, asomáis en mujeres los gestos preguntones antes de remontar. Se diría que el cielo o el tiempo consultaseis con ingenuo temor, o que, para avanzar un mandato esperaseis. ¿Es que tenéis pastor? –Sí que tenemos un pastor: el viento errante es él. Y una vez los vellones nos trata con amor, y con furia otra vez. Y ya nos manda al Norte o ya nos manda al Sur. Él manda y hay que ir… Pero por las praderas del infinito azur, él sabe conducir. –Ovejas del vellón nevado, ¿tenéis dueño y señor? Y si me confiara un día su ganado, ¿me tomaríais por pastor? Claro es que la manada bella su dueño tiene como allá. Detrás del último aire y la última estrella, pastor, dicen que está. Párate en los pastales, no corras por tu daño, Abel pastoreador. ¡Se mueren tus ovejas, te quedas sin rebaño, Pastor loco, Pastor! 20 21
Agua Hay países que yo recuerdo Quiero volver a tierras niñas; como recuerdo mis infancias. llévenme a un blando país de aguas. Son países de mar o río, En grandes pastos envejezca de pastales, de vegas y aguas. y haga al río fábula y fábula. Aldea mía sobre el Ródano, Tenga una fuente por mi madre rendida en río y en cigarras; y en la siesta salga a buscarla, Antilla en palmas verdinegras y en jarras baje de una peña que a medio mar está y me llama; un agua dulce, aguda y áspera. ¡roca lígure de Portofino: mar italiana, mar italiana! Me venza y pare los alientos el agua acérrima y helada. Me han traído a país sin río, ¡Rompa mi vaso y al beberla tierras-Agar, tierras sin agua; me vuelva niñas las entrañas! Saras blancas y Saras rojas, donde pecaron otras razas, de pecado rojo de atridas que cuentan gredas tajeadas; que no nacieron como un niño con unas carnazones grasas, cuando las oigo, sin un silbo, cuando las cruzo, sin mirada. 22 23
Canción del maizal I III El maizal canta en el viento Las mazorcas del maíz verde, verde de esperanza. a niñitas se parecen: Ha crecido en treinta días: diez semanas en los tallos su rumor es alabanza. bien prendidas que se mecen. Llega, llega al horizonte, Tienen un vellito de oro sobre la meseta afable, como de recién nacido y en el viento ríe entero y unas hojas maternales con su risa innumerable. que les celan el rocío. II Y debajo de la vaina, El maizal gime en el viento como niños escondidos, para trojes ya maduro; con sus dos mil dientes de oro se quemaron sus cabellos ríen, ríen sin sentido... y se abrió su estuche duro. Las mazorcas del maíz Y su pobre manto seco a niñitas se parecen: se le llena de gemidos: en las cañas maternales el maizal gime en el viento bien prendidas que se mecen. con su manto desceñido. Él descansa en cada troje con silencio de dormido; va sonando, va soñando un maizal recién nacido. 24 25
Balada Él pasó con otra; Él va amando a otra Él besó a la otra Él irá con otra yo le vi pasar. por la tierra en flor. a orillas del mar; por la eternidad. Siempre dulce el viento Ha abierto el espino; resbaló en las olas Habrá cielos dulces. y el camino en paz. pasa una canción. la luna de azahar. (Dios quiera callar). ¡Y estos ojos míseros ¡Y él va amando a otra ¡Y no untó mi sangre ¡Y él irá con otra le vieron pasar! por la tierra en flor! la extensión del mar! por la eternidad! 26 27
Duerme, duerme, niño cristiano Duerme, duerme, Duerme, duerme, Duerme escuchando Sueña lo alto niño cristiano. niño gitano, rumor lejano y lo lejano. Pasó el día que cruzaste de ángel o arcángel, Duerme lo mismo como el vilano montaña y llano. niño cristiano. que trigo en grano, ebrio de luz La dulce noche ciego y mecido y canto llano no toma en vano Duerme celado por lenta mano. y el adamita la Conca d’oro de los humanos Duerme tu mar, no vivió en vano. entre sus manos. y recobrado niño cristiano. de lo arcano. Duerme oprimiendo en mano y mano tu Isla dorada, niño italiano. 28 29
También puede leer