HISTORIAS FANFICTION POR NARU - 1ª Edicion

Página creada Claudia Tarín
 
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HISTORIAS FANFICTION POR NARU - 1ª Edicion
HISTORIAS FANFICTION

      POR NARU

     1ª Edicion
HISTORIAS FANFICTION POR NARU - 1ª Edicion
Indice

Prólogo y ficha técnica                                                              3

Bajo la luz de la luna                                                               7

Arena ardiente y secretos compartidos (+18 )                                         8

Corazón de arena                                                                     14

Un amor insaciable (+18 )                                                            26

Lágrimas del desierto                                                                35

Encuentros nocturnos (+18 )                                                          38

Pensamientos de hermanos                                                             46

El arma definitiva                                                                   51

El nombramiento                                                                      60

La bella y la bestia                                                                 65

El perdón de Gaara                                                                   76

El regreso a la Arena                                                                79

Una misión de clase super A: derrotar al malvado Arubaato (el terror de las obras)   82

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PROLOGO Y FICHA TÉCNICA

En esta 1ª edición he reunido todos los fanfic que he escrito hasta ahora. Todas las historias
están basadas en los personajes de la serie Naruto, por lo que dichos personajes pertenecen a
su creador, Masashi Kishimoto.

Los protagonistas de mis historias son principalmente Gaara del Desierto y sus dos hermanos,
Kankuro y Temari. Los tres viven en Sunagakure, aldea perteneciente al País del Viento. El
resto de personajes que se mencionan en las historias (Naruto, Sakura, Hinata, Ino, Rock
Lee…) pertenecen a Konoha, aldea situada en el País del Fuego.
Esta explicación es necesaria que la realice ya que estas historias las puede leer gente que no
conozca bien la serie Naruto (mis pobres compañeros/amigos de trabajo, por ejemplo XDD)

Y para un mayor entendimiento, aquí os pongo la ficha del que sin duda es el protagonista de
todas las historias:

Sabaku no Gaara (Gaara del Desierto) por Masashi Kishimoto

Primera aparición: Naruto Vol.4 (manga). Capítulo 20 (anime)

-   Edad: 12 al comienzo, ahora 15 años
-   Color de ojos: Verde claro
-   Color de pelo: Rojo
-   Estatura: 148,1 cm.
-   Peso: 40,2 Kg.
-   Cumpleaños: 19 de Enero
-   Tipo de sangre: AB
-   Rango: Genin al comienzo, ahora Kazekage
-   Aldea: Sunagakure (Aldea oculta de la arena)
-   Equipo original: Equipo de Baki (Baki, Temari, Kankurō, Gaara)

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Familiares:
- Cuarto Kazekage (padre, fallecido)
- Karura (madre, fallecida)
- Temari (hermana)
- Kankurō (hermano)
- Yashamaru (tío, fallecido)

Objetivos:
Vivir una vida cuya existencia sea recordada por los demás.

Frases célebres:
“Solo lucho por mí y solo me amo a mí mismo “, “La soledad es más fuerte que la razón”

Comida:
De acuerdo con el libro oficial su comida favorita es Gizzard (estómagos de pájaro, lombrices
u otros animales) y lengua salteada.
Lo que menos le gusta es el Yokan (gominolas dulces de judía) y marron glacé (castañas
confitadas).

Resumen historia:
Gaara es el más joven de los hijos del Cuarto Kazekage, siendo Temari y Kankuro sus
hermanos mayores. El Cuarto Kazekage ordenó a Chiyo, una de las ancianas de la Aldea de la
Arena, que empleara con él una técnica de posesión para encerrar al bijū Shukaku en su
interior, con la esperanza de que así Gaara se transformara en una poderosa arma que bastara
para proteger a la debilitada Aldea de la Arena de sus enemigos. A causa de esta posesión, sin
embargo, Karura, la madre de Gaara, falleció al dar a luz, maldiciendo la Aldea antes de morir
con la intención de que andando el tiempo Gaara la vengara.

Gaara fue entrenado por su padre, pero fue criado por su tío Yashamaru. Durante sus seis
primeros años Gaara fue objeto del temor de su familia y de toda la Aldea, creyendo que sólo
su tío Yashamaru lo quería. Sin embargo, cuando cumplió seis años, su padre, el Kazekage,
ordenó a Yashamaru que lo matara. Para su padre, Gaara no era más que un experimento
fallido y demasiado peligroso como para mantenerlo con vida. No obstante, Gaara consiguió
matar a su oponente antes de descubrir de quién se trataba.

Antes de morir, Yashamaru le reveló a Gaara que nunca le quiso ya que le consideraba
responsable de la muerte de su querida hermana Karura. También le explicó el significado del
nombre ‘Gaara’: Ware wo ai suru shura, la “masacre que sólo siente amor por sí misma”. La
madre de Gaara odiaba a la Aldea de la Arena por haberles condenado a su hijo y a ella por
conseguir un arma y esperaba que Gaara se lo hiciera pagar. Comprendiendo entonces que
nadie le amaba, Gaara empleó su arena para tatuarse en la frente el signo “amor” como señal
de que él sería en lo sucesivo el “demonio que sólo se ama a sí mismo”.

Durante los seis años siguientes, Gaara sería objeto de continuos intentos de asesinato
ordenados por su padre.

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Al igual que Naruto, Gaara es un jinchūriki, el portador de un bijū. Toda la Aldea le temía y le
odiaba por el terrible poder del demonio que albergaba en su interior y hasta su propio padre
le quería muerto. A consecuencia de ello, Gaara se volvió retraído, silencioso y consumido por
el odio que sentía hacia todo el mundo. Aprendió a disfrutar aniquilando a los asesinos que
mandaban contra él y, por ende, a cualquiera que amenazara su existencia (cualquiera que no
fuera él mismo), hasta el punto de que ésta se convirtió en su razón de vivir. El insomnio que
padecía para evitar que durante el sueño el bijū se hiciera con el control contribuyó a hacer
que su personalidad se volviera aún más inestable.

De hecho, la situación de Gaara es prácticamente idéntica a la de Naruto, solo que más
desgraciada. La soledad y el deseo de ser queridos y aceptados sin prejuicios —que se les
juzgue por quienes son ellos, no por los demonios que les obligaron a albergar— les lleva a
ambos a la desesperación. Pero, mientras que Naruto recurre a las gamberradas para lograr la
atención de los demás, Gaara concluye que la manera de afirmarse entre los demás como
individuo es exterminar a quienquiera que le desafíe. Gaara compensa la falta de
reconocimiento de los demás negando valor a nadie que no sea él mismo, en una forma extrema
de narcisismo.

Previamente, siendo pequeños, ambos intentaron conseguir reconocimiento mostrándose
amables y atentos, pero fracasaron. En cierta ocasión, Gaara empleó sus poderes para
recuperar el balón de unos niños y los hirió sin querer con su arena cuando huyeron de él.
Entonces, corrió a llevarle una medicina a la chica que había salido peor parada, pero ésta le
cerró la puerta en las narices, llamándole “bakemono” (monstruo).

Técnicas y habilidades:
Gaara tiene el poder de controlar la arena y gracias al Shukaku la arena le protege
automáticamente por medio del Escudo de Arena. Sin embargo, esto imposibilita a Gaara para
emplear Taijutsu. Gaara lleva siempre una calabaza a su espalda que, en lugar de agua, está
llena de arena mezclada con la sangre de sus enemigos y potenciada con chakra. Aunque Gaara
puede controlar cualquier arena e incluso crear arena a partir de los minerales del suelo,
controla con mayor facilidad la arena de su calabaza. Con esta arena sus ataques son más
rápidos y potentes.

Todas las técnicas de Gaara se basan en la arena y, aunque la mayoría son de defensa y
ataque, tienen también otras habilidades, como flotar en el aire o espiar. En combate, Gaara
suele combinar el Ataúd del Desierto seguido del Funeral del Desierto, que encierra y
presiona al enemigo hasta matarlo. Si bien la mayoría de sus ataques son de alcance limitado,
Gaara es capaz de hacer estragos con su Avalancha del Desierto.

La principal defensa de Gaara es el Escudo de Arena. Este escudo le protege de cualquier
contingencia, incluso contra su voluntad, pero se le puede vencer combinando velocidad con
fuerza. Si su Escudo de Arena le falla, aún puede recurrir a su Armadura de Arena, que
consiste en una capa de arena muy compacta que envuelve su cuerpo, pero esta técnica
requiere el empleo de una gran cantidad de chakra.

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Jutsu:
- Sabaku Kyū (Sarcófago de arena)
- Sabaku Sōsō (Funeral del Desierto)
- Sabakurō (Prisión del Desierto)
- Saikou Zettai Bougyo: Shukaku no Tate (Máxima Defensa: Escudo de Shukaku)
- Tanuki Neiri no Jutsu (Técnica del sueño instantáneo)
- Gokusamaisō (Prison Sand Burial)
- Ryuusa Bakuryu (Avalancha del Desierto)
- Suna no Yoroi (Armadura de arena)
- Suna Bunshin (Duplicación de arena)
- Suna Shigure (Lluvia de arena)
- Suna no Tate (Escudo de arena)
- Suna Shuriken (Shuriken de arena)
- Daisan no Me (Tercer ojo)
- Fūton: Mugen Sajin Daitoppa (Tormenta de viento infinita: Tormenta de arena destructora)
- Shunshin no Jutsu (Body Flicker Technique)
- Sabaku Tayso (Requiem del Desierto)
- Sabaku Fuyū (Desert Suspension)
- Suna Raishin (Dios del trueno de la Arena)

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BAJO LA LUZ DE LA LUNA

Aquella noche todo era silencio; él era silencio. Una sombra entre las sombras. Con
extremada agilidad se posó encima del tejado de un viejo edificio. La luna llena iluminó
entonces su menudo cuerpo, no llegaba al metro y medio de estatura. Cruzó sus brazos y
entornó los ojos mirando un momento hacia la luna, aquella noche se sentía excitado y la
llamada de la sangre era cada vez más fuerte.

Su mirada era vacía y transparente, marcada por la falta de sueño y carente de cualquier
sentimiento salvo el más profundo odio. No existe el dolor, no existe el amor, tan sólo una
terrible y vacía soledad. Una soledad que le va comiendo poco a poco la razón, consumiéndola,
borrando de su mente cualquier rastro de emoción humana y convirtiéndole en lo que es ahora.

Aquel extraño ser se introdujo en el interior del edificio...
Observó a su presa; su corazón se agitó, inflándose de odio dentro de su pecho. De nuevo un
oscuro pasado le taladró la cabeza. Cada mal recuerdo era como una aguja clavándose en su
cerebro, y un intenso dolor se apoderó de él, atormentándole, hiriéndole, haciéndole sufrir de
nuevo.
Alzó un brazo tan pálido como su rostro y de sus labios emergieron unas extrañas palabras.
Enseguida se pudo oír un grito desgarrador, un grito que enseguida fue ahogado en un baño de
sangre.
No hubo dolor, pues no tuvo tiempo de sentirlo. Aquel ser observó a su presa ya inerte sobre
el suelo y salió despacio del edificio. Dio unos vacilantes pasos por la acera y se detuvo a la luz
de una farola. Se apoyó en ella y cerró a la vez sus ojos con fuerza.

“Nadie te quiere, nadie quiere estar contigo, nadie se preocupa por ti, nadie te echará de
menos, comenzó a gritar aquel demonio en su alma. No eres nada, no eres nadie, no tienes
objetivos, sin mi no eres nada...”

¡Basta!

Abrió sus ojos transparentes y observó sus manos, ahora teñidas de sangre, y la emoción de
sentirse vivo de nuevo afloró desde su pecho, extendiéndose hacia cada poro de su piel.
Sonrió. Se lamió la mano ensangrentada con fervor, aquella noche ya no tendría miedo a la
muerte, pues de nuevo encontró la paz consigo mismo y pudo acallar a su excitado demonio.

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Arena ardiente y secretos compartidos (+18)

Un mes después del combate contra Kimimaro, en Sunagakure:

En principio, aquella iba a ser otra noche cualquiera, una noche más. De nuevo Gaara del
Desierto se dirigió al tejado de su casa para pasar la noche a la luz de la luna, solo de nuevo,
sin nadie que le hiciese compañía. Una noche más en vela, una noche más de soledad.

Unos instantes antes, se había encontrado a su hermano Kankuro por uno de los pasillos
acompañado de Hinata, la kunoichi de la Hoja con la que el marionetista estaba saliendo.
Gaara no sabría decir si lo que sentía era envidia… no sabía lo que era estar con una chica y
estaba dispuesto a averiguarlo, pues estaba convencido de que ahí residía la felicidad y el
amor, lo veía en el rostro de su hermano. Necesitaba saber, necesitaba desesperadamente
ser amado.

Gaara se sentó en el borde del tejado, como era su costumbre, y sin pensarlo dos veces
realizó la técnica del “Daisan no me” (tercer ojo), para espiar a su hermano.
Sabía que lo encontraría en su habitación y deslizó el ojo hasta la ventana de la misma,
observando lo que ocurría en el interior.

Su hermano se encontraba cara a la ventana besando a Hinata, la cual se encontraba de
espaldas, y este enseguida se percató de la presencia de la técnica de su hermano. Pero no
dijo nada y siguió con lo suyo.

Al día siguiente, Kankuro se dirigió a la habitación de su hermano y habló sin titubeos.

- ¿Por qué nos espías, Gaara?

- ……………………. No se de qué me estas hablando.

Hablar con Gaara resultaba difícil, pero Kankuro tenía paciencia, sabía que su hermano estaba
cambiando y quizás era el momento adecuado para echarle un cable. Con calma, se sentó en el
borde la cama al lado de él y puso gesto serio.

- Gaara, se por lo que estás pasando y… en fin, puedes confiar en mi. Se que antes te daba de
lado por lo que ya sabes, pero ahora creo que juntos podemos superar cualquier cosa, por
favor, déjame ayudarte.

Pero Gaara no respondió inmediatamente, miró hacia el suelo y con las manos se aferró
fuertemente la tela de sus pantalones a la altura casi de las rodillas. Aunque se mantenía
serio, Kankuro notó a través de los ojos de su hermano un poco de vergüenza.

-……… yo no pretendía…… yo solo busco eso que tú has encontrado, Kankuro, nada más.

- Comprendo, no tienes por qué decir nada – Kankuro se levantó y puso su mano en el hombro
de Gaara, este le miró.

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- Esta noche, te enseñaré como.

Y antes de salir de la habitación, Kankuro vio como su hermano asentía con la cabeza.

De nuevo cayó la noche en el país del Viento y nuevamente se oyeron risas en la habitación de
Kankuro. Este de nuevo comenzó a besar a Hinata apasionadamente y la llevó a la cama en
brazos, observó lo hermosa que era y se desnudó delante de ella.

- Kankuro, esta noche te veo más feliz de lo habitual… yo… - dijo la tímida y dulce Hinata –
¿crees que es buena idea que estemos aquí haciendo esto? Alguien podría enterarse y…

- Sssh, ahora no hables – la susurró Kankuro al oído mientras se sentaba detrás de ella en la
cama, de forma que ambos quedaban mirando frente a la ventana abierta.

El marionetista desabrochó la camisa de la kunoichi con sumo cuidado, y mientras lamía el
lóbulo de su oreja, acarició con ambas manos sus senos de piel aterciopelada. Enseguida
Hinata se ruborizó y notó el calor en sus mejillas. Se dejó acariciar por aquellas manos rudas
y sintió al cabo de poco rato como una de ellas se dirigía a su entrepierna. Kankuro la obligó a
que separase un poco las piernas y hundió sus dedos en ella, haciéndola gemir de placer.
Ahora Kankuro besaba y mordisqueaba el cuello de la kunoichi, pero de vez en cuando su
mirada se desviaba hacia la ventana. Ya no podía esperar más, estaba demasiado excitado y
obligó a Hinata a que se pusiera a cuatro patas. Agarró su miembro y se lo introdujo por
detrás con cuidado, luego con más fuerza. Hinata gritó y Kankuro miró de nuevo hacia la
ventana… “perfecto” pensó. Cogió a Hinata por las caderas y comenzó a embestirla primero
suavemente y luego cada vez más rápido.

Mientras tanto, en la azotea, Gaara del Desierto observaba todo lo que en aquella habitación
estaba ocurriendo y… comenzó a sentirse extraño. Vio el gesto de Hinata, sus pechos
moviéndose al vaivén de las embestidas de su hermano, la piel sudorosa… y por primera vez, se
sintió excitado, aunque era una excitación que no comprendía del todo.
Enseguida notó como su miembro se endurecía y tuvo la necesidad inmediata de querer
acariciarlo, por lo que muy despacio, introdujo la mano que tenía libre (pues con la otra estaba
manteniendo el sello) por debajo de sus pantalones hasta alcanzarlo y acariciarlo suavemente.
Cerró por un momento los ojos, era una sensación agradable.
Pero a pesar de tenerlos cerrados, continuaba viendo a Hinata gemir de placer a manos de su
hermano.
Aún no tenía suficiente y agarró su miembro aún con más fuerza, acariciándolo de arriba
abajo, cada vez más deprisa. Realmente no sabía por qué lo hacía, pero aquello cada vez le
gustaba más y le resultaba terriblemente placentero.
Llegó un punto que incluso dejó que la arena actuase por él y darse así cuenta de lo que era
capaz de hacer. Se puso de rodillas y se apoyó con la mano en el suelo, dejando que fuese su
arena la que le siguiera proporcionando aquel placer desmesurado. Esta ejercía la presión
necesaria para ejecutar los mismos movimientos que hasta hace escasos segundos hacía él con
la mano. Y sin darse a penas cuenta, unos leves y graves gemidos salieron a través de sus
labios y su frente se perló de sudor.

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Hizo que la arena fuese aún más rápida en sus movimientos, ya no veía a Hinata, ni a su
hermano, no pudo mantener por más tiempo la técnica, tan sólo quería que aquel placer no se
acabase nunca.
Cada vez su respiración era más entrecortada y gemía gravemente sin poder evitarlo, hasta
que… finalmente lo sintió, sintió aquel estallido de placer en su cuerpo y notó como algo
caliente salía de su miembro. Gaara tocó aquel líquido con su mano y se manchó con el los
dedos, para posteriormente, desaparecer en un torbellino de arena.

En la habitación, Kankuro seguía penetrando a Hinata y deslizó una de sus manos por debajo
para acariciar la parte superior de sus genitales, estaba totalmente húmeda. Al notar el flujo
caliente entre sus dedos, Kankuro se excitó aún más y justo a tiempo se separó de Hinata para
correrse en su espalda, manchándola de semen.
Justo en ese instante se levantó un extraño viento en la habitación y los dos se quedaron
estupefactos al ver como Gaara aparecía delante de ellos con los brazos cruzados y su
habitual semblante serio.
Se acercó a Kankuro y le mostró su mano manchada de semen.

- ¿Qué… qué es esta cosa templada?

El marionetista se quedó sorprendido y luego se echó a reír. Gaara miró de reojo a Hinata la
cual se tapó inmediatamente con la sábana, esta quiso decir algo pero no se atrevió a abrir la
boca.

- Vaya, vaya, hermanito… veo que no has podido aguantarte, jajajaja!

Gaara le miró sin entender y se acercó directamente a Hinata, subiéndose encima de la cama y
acorralándola contra la pared. Acercó sus dedos de forma que el líquido casi rozó los labios
de esta.

- Gaa… ¿Gaara qué haces? – preguntó Hinata totalmente cortada y mirando a Kankuro de reojo
- ¿Qué… qué quieres?

- Dime que es – fue lo único que dijo el pelirrojo.

- Hinata, espero que no te moleste, pero quería dar a mi hermano una lección esta noche – dijo
tranquilamente Kankuro sentándose en el borde de la cama, al lado de ellos. Y refiriéndose a
Gaara continuó. – Es semen, algo normal que verás a partir de ahora, y además a Hinata la
encanta… ¿verdad?

- Yo… yo…

Pero Hinata no pudo decir nada más, Gaara aprovechó para deslizar sus dedos en la boca de la
kunoichi para que esta le lamiese el líquido. Esto hizo que Hinata de nuevo se ruborizase,
sintiendo muchísima vergüenza, y lo peor de todo es que Kankuro parecía permitirlo.
El pelirrojo la miró intensamente y hundió más sus dedos en la boca de la kunoichi. Esta
intentó agarrar el brazo de Gaara para que dejase de hacer aquello, pero la arena se lo impidió
y esta misma fue la que apresó las muñecas de Hinata casi en el acto, echándola los brazos

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hacia atrás, momento en que Gaara sacó los dedos y tiró de la sábana para que el cuerpo
desnudo de Hinata quedase al descubierto. Esta emitió un leve grito y zarandeó su cuerpo en
vano.
Enseguida Kankuro se colocó detrás de ella y la acarició el pelo para calmarla, susurrándola
después al oído:

- Tranquila Hinata… él solo quiere aprender… démosle una oportunidad. Además, a este juego,
podemos jugar dos ¿no crees?

- Kan… Kankuro! – replicó la kunoichi.

Hinata estaba aterrada pero no pudo decir nada mas, vio como los brazos de Kankuro, por
detrás de ella, la obligaba a separar las piernas, y para más seguridad, Gaara sujetó sus
tobillos con unas manos de arena para que no se pudiese mover. La kunoichi estaba
absolutamente a merced de los dos hermanos, todo había sido planeado de antemano.

- ¿Qué… qué vais a hacer? ¡Soltadme, por favor!

De nuevo Kankuro susurró en el oído de Hinata.

- No te preocupes, Hinata… verás como no te arrepientes. Por favor, hazlo por mí.

Y antes de que pudiese reaccionar, Gaara se acercó cada vez más a la entrepierna de la
kunoichi, con gran interés.

- Ya sabes lo que tienes que hacer, Gaara – dijo Kankuro maliciosamente mientras acariciaba
los suaves pechos de Hinata.

Entonces, guiado por sus instintos, Gaara del Desierto separó aún más los muslos de Hinata y
acercó su cara para comenzar a lamerlos. Vio el flujo templado que salía de la entrepierna de
la kunoichi y comenzó a lamerlo con fervor. Hinata gimió y se zarandeó, pero fue en vano.
Gaara prosiguió lamiendo cada centímetro y hundió su lengua en ella, haciéndola explotar de
placer. Vio lo que aquello provocaba en el rostro de Hinata, la miró por un instante levantando
su mirada verde pálido y prosiguió, ahora sus ojos estaban hambrientos, hambrientos de aquel
flujo templado, hambrientos de amor.
A su vez, Kankuro comenzó a lamer y mordisquear los senos de Hinata, primero suavemente,
luego con más fuerza.

- Aaaaah… aaaaah… kan-kuro, gaa-ra… basta, por favor – susurró débilmente la kunoichi.

Pero los dos hermanos continuaron lamiendo su cuerpo, cada vez más profundo, cada vez más
intensamente, hasta que el placer rozase lo inaguantable.

El pelirrojo prosiguió con más interés, lamiendo de arriba abajo, de lado a lado, muy
lentamente y luego más deprisa. Las mejillas de Hinata estaban encendidas y su pulso
acelerado, era demasiado bueno, demasiado bueno para ser real aunque no quisiera
reconocerlo. Gaara levantaba la mirada de vez en cuando y veía el rostro de la kunoichi

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gimiendo de placer, veía las manos de su hermano acariciando y lamiendo aquellos senos de
terciopelo, y… de nuevo lo sintió. Sintió como su miembro volvía a endurecerse, excitándose
de nuevo. Muy despacio se llevó la mano al mismo, pero cuando comenzó a acariciárselo,
Kankuro le detuvo.

- Detente, Gaara.

Este le miró con gesto serio pero no dijo nada. Kankuro mostró el rostro sudoroso de Hinata,
la cual respiraba aún entrecortadamente, y señaló su boca.

- Que lo haga ella.

A Gaara no hizo falta que se lo dijeran dos veces. Se incorporó muy despacio, se acercó más a
Hinata con el miembro en la mano y antes de que esta pudiese replicar, se lo introdujo en la
boca para que se lo lamiese.

- Mmmmmh mmmmmh

El marionetista la habló de nuevo al oído.

- Será mejor que te portes bien con mi hermano, no quiero hacerle enfadar ¿lo comprendes
verdad? Él desea esto y puede que no tenga otra oportunidad… dale lo que él quiere.

Entonces, muy sumisa, Hinata cogió el miembro de Gaara y comenzó a lamerlo intensamente.
Mientras tanto, Kankuro la obligó a ponerse de rodillas y de nuevo la embistió por detrás, lo
que provocó que el marionetista gimiese también de placer.
Al cabo de unos minutos, el pulso de Gaara se aceleró considerablemente, su respiración era
muy fuerte y grave, sudaba. Era la misma sensación de antes, pero ahora mucho más fuerte.
Agarró del pelo a Hinata con fuerza y la hundió aún más el miembro en su boca hasta que ya no
pudo aguantar más, gritó y se separó mientras el rostro de Hinata se cubría con su semen.
A los pocos segundos, Kankuro arqueó la espalda y eyaculó en su interior, lo que provocó una
nueva excitación tanto en su rostro como en el de Hinata.
Gaara miró a ambos mientras se separaba un poco y les miraba, pero justo cuando se iba a
marchar, sintió como la mano de Hinata se aferraba a su muñeca. La kunoichi parecía muy
avergonzada, a pesar de haberle detenido, pero miró a Gaara finalmente con interés y
decisión.

- Yo… yo…

Pero Gaara no la dejó hablar, se acercó a ella y la besó en los labios mientras se fundían en un
cálido abrazo. “Amor”, pensó. Aquello que había anhelado tanto, le fue concedido. Su hermano
sonreía, aquello realmente le pareció gracioso.

- En fin, supongo que ahora Hinata no querrá que te marches, dijo mientras cogía a esta por la
cintura – ahora los tres se fundieron en un abrazo.

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Se acostaron juntos, Hinata estaba en medio, recibiendo el calor de los dos hermanos. Su
mente estaba confusa, y cuando recibió ambos besos de buenas noches, su corazón se dividió
para los dos.

Fin.

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CORAZÓN DE ARENA

- AAAA..... AAAAA...... AAAATCHOOOOO!!!!

Todo en la mesa retumbó y varios papeles y rollos salieron disparados a causa del fuerte
estornudo. Enseguida alguien golpeó en la puerta del despacho.

- Te encuentras bien Gaa.... ¡ay madre!

Un preocupado Kankuro se dirigió de inmediato hacia la mesa del Kazekage, el cual tenía la
cabeza apoyada sobre la mesa y mostraba los ojos colorados como tomates. Una voz grave y
rasposa salió de los labios de Gaara.

- Kan... kuro, no me encuentro nada bien, vete.

- De eso nada, ¿a ver? – Kankuro le puso la mano en la frente – Joder, ¡si estás ardiendo! ¿qué
demonios haces trabajando? Ahora mismo te vienes conmigo y...

- No... debo terminar esto.

Su hermano no le hizo caso y le ayudó a que se levantara para llevárselo. A consecuencia de
eso, la arena intentó impedírselo, pero fue un vago intento, la arena cayó al suelo.

- (Vaya... si que está débil) – pensó Kankuro preocupado, jamás había visto a su hermano en
semejante estado febril.

Apoyado sobre Kankuro, ambos se dirigieron hacia el dormitorio de Gaara y su hermano le
tumbó en la cama.

- Estoy bien... no te molestes – insistía Gaara mientras que su cara decía lo contrario.

- Estás enfermo, necesitas descanso – indicaba muy serio Kankuro mientras buscaba mantas
en un armario.

Mientras que Kankuro ayudaba a Gaara a desvestirse y meterse en la cama, este último le
aferró del brazo antes de que se marchara.

- Que venga ella, ella podrá...

- ¿Pero qué dices? Aquí tenemos buenos ninjas médicos y...

- No. La quiero a ella, es una orden.

A pesar de mostrarse con mala cara, el semblante serio del Kazekage no daba lugar a opción.
Pasaron unos tensos segundos hasta que Kankuro se resignó y sonrió con malicia.

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- Está bien, será como tú dices, ella vendrá, te lo prometo, aunque tenga que ir yo solo a
Konoha y traerla a rastras, todo sea por verte feliz.

El Kazekage mostró una débil sonrisa y se metió entre las sábanas. Kankuro le puso unas
mantas por encima y se marchó. Al poco rato Gaara cayó en un profundo sueño.

..............

Un águila atravesó el claro cielo de Konoha y se adentró en el edificio de la 5ª Hokage. El
aviso llegó inmediatamente a Tsunade, la cual hizo llamar a dos kunoichis a su despacho.
Ambas se presentaron de inmediato ante ella y vieron a una Tsunade muy seria, tenía los
dedos entrelazados y los codos apoyados en su escritorio, siempre adoptaba esa postura
cuando se trataba de algo extremadamente importante.
Shizune también se encontraba allí, con gesto preocupado.

- Hinata, Sakura, os he hecho venir para encomendaros una misión – respiró hondo – requerirá
de los conocimientos médicos que has aprendido, Sakura – dijo mirándola directamente a ella.

- Oh, vaya...

La Hokage prosiguió.

- Nos ha llegado un aviso urgente de Sunagakure, al parecer el Kazekage se encuentra
gravemente enfermo. Por los síntomas que me han descrito se cuál es el remedio y ya lo he
preparado para ti. - Entonces Tsunade mostró un maletín con todas las medicinas e
instrumental necesario.

- ¿No tienen ninjas médico allí? – preguntó vacilante Hinata.

- Sí, pero no con nuestros conocimientos, además fue orden expresa del Kazekage el solicitar
ayuda a Konoha, el aviso fue muy explícito en ese tema.

- (Gaara...) – pensó Sakura extrañada.

- Hinata, tú la acompañarás y ambas iréis a someterle a este tratamiento que os pongo por
escrito – indicó la Hokage desplegando un rollo. – Ahora partid de inmediato.

..............

Por el camino, ambas kunoichis se desplazaban saltando de rama en rama, para ir lo más
deprisa posible. Apenas hablaban entre ellas, Sakura parecía preocupada, sumida en sus
pensamientos, hasta que Hinata se decidió finalmente a preguntarla.
- Sakura... ¿te ocurre algo?

La kunoichi tardó un rato en responder, tenía los labios apretados y semblante serio, golpeó
fuertemente con el pie una de las ramas, haciéndola crujir.

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- ¿Por qué precisamente él? ¿Y por qué me mandan precisamente a mí? Hinata, vamos a
andarnos con cuidado, esto no me huele bien...
(Sakura auténtica: ¡shanaroooo! ¡Por qué me toca a mí siempre salvar el culo a los de la Arena!)

Mientras tanto, en el despacho de la Hokage...

- Tsunade sama, ¿por qué no las has indicado la información completa del mensaje? Sakura se
preguntará que por qué ella...

- Son jóvenes – interrumpió Tsunade apoyándose sobre el respaldo de su asiento – Así será
más divertido, ¿no crees Shizune?

Ton-ton gruñó en los brazos de Shizune y esta asintió con la cabeza, sonriente.

.......................

Al llegar a Sunagakure, dejaron que Sakura reconociese al Kazekage. Ambos se encontraban
solos en la habitación y Sakura se quedó sin habla al verle. No se esperaba aquello, toda
imagen pasada de resentimiento hacia Gaara del Desierto pareció esfumarse en un instante.
Le vio tendido en la cama, con los ojos cerrados, débil y sudoroso, indefenso... por lo que en
vez de guardar más rencor, se compadeció de él, al fin y al cabo ahora sabía que era del todo
humano, que aquel demonio que dormitaba en su interior ya no existía.
Vacilante, Sakura se acercó a él y le puso la mano en la frente, estaba ardiendo. Utilizó su
chakra para enfriarle un poco. De repente Gaara abrió los ojos y en un acto reflejo se aferró
al brazo de Sakura, la cual dio un respingo.

- Estás... aquí. Has... venido...

- Pues claro que he venido, me lo ordenó nuestra Hokage. ¿Quién te ha puesto todas estas
mantas encima? No las necesitas – dijo Sakura mientras las apartaba para intentar enfriar un
poco el cuerpo del ninja.

Al intentar incorporarse, Gaara se destapó por completo, al parecer se había quitado la parte
de arriba de su pijama por exceso de calor. Sakura le miró de reojo y sintió un leve
punzamiento en el pecho. Ahora, Gaara tenía un cuerpo más musculado y unas gotas de sudor
recorrían su pálida piel. La mirada nerviosa de Sakura no pasó desapercibida a ojos del
Kazekage.
Inmediatamente la kunoichi fue a por el maletín proporcionado por Tsunade y se puso manos a
la obra. Mientras, Gaara se sentó en el borde de la cama mientras se llevaba una mano a la
cabeza.

- ¿Te duele?

El Kazekage asintió. Sakura buscó entonces en el maletín y le dio una pastilla para que se la
tomase con un poco de agua. Mientras lo hacía Sakura buscó una pequeña linterna y
posteriormente le miró los ojos, oídos y garganta.

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- Esto si que es extraño... creo que sólo tienes una gripe, nada más. Tienes que procurar
descansar más y dormir un poco, se nota que apenas duermes.

- Hasta hace bien poco no podía... pero ahora ya duermo algo. Me cuesta adaptarme al sueño.

- En fin, ¿tienes algún síntoma más o sientes dolor en algún sitio?

- ¿Dolor?

Al decir esto, Gaara apartó la mirada y agachó la cabeza cerrando los ojos, pensativo. Inspiró
hondo y aún sin abrir los ojos cogió la mano de Sakura y se la llevó a su pecho desnudo, al
corazón. La kunoichi pudo notar en la palma de su mano los rítmicos latidos del ninja.

- Siempre me duele aquí... Haruno Sakura. – susurró Gaara, ahora la miraba directamente a los
ojos.

La kunoichi no supo qué responder, se quedó petrificada, no se esperaba una respuesta como
aquella y menos de él... algo se revolvió en sus tripas.

- Pero mucho me temo que entre esas medicinas que has traído no encontremos la cura.

- ¿La cura?

- Yo necesito... desesperadamente, esa cura. La única que puede sanar las heridas del corazón,
la única cura... que tú me puedes dar.

Pasaron unos tensos segundos y ambos se miraron fijamente, Sakura no supo qué decir, el
mensaje fue claro, directo, y una mirada verde y vidriosa le estaba taladrando, haciendo que
su corazón aumentase el ritmo.
Pero antes de que pudiese reaccionar alguien llamó a la puerta y entró. Era Hinata y llevaba
una bandeja donde descansaba una enorme jeringuilla, la aguja era tan larga que se salía de la
propia bandeja.

- Bueno, hora del pinchacito – anunció Sakura sonriente al ver que Hinata se acercaba a ellos.
El Kazekage miró fijamente la bandeja y sonrió maliciosamente, pensando, “menuda pérdida de
tiempo”, aunque en el fondo no pudo disimular una pequeña angustia sobre lo que se le
avecinaba. Mirando hacia otro lado Gaara extendió el brazo. Sakura fue a clavarle la inmensa
aguja y.... “poc”.

- Uy, que raro, no puedo pincharte... que rara tienes la piel, parece una coraza... ¡espera un
momento! – Sakura retrocedió sosteniendo la aguja en alto – ¡estás utilizando esa técnica tuya!
¿a que sí? – comenzó a decir enfadada.
(Sakura auténtica: ¡Que fuerte es! A pesar de que está enfermo ¡¡aún es capaz de hacer algo
así!! ¡Tsugoooiiiii!!!!)

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- ¿Acaso me estabas subestimando? – Gaara sonreía satisfecho, alardeando de su gran
habilidad para defenderse.

Entonces, Hinata se acercó a Sakura y la habló al oído, ambas se retiraron un momento para
hablar en susurros. Tenían que seguir estrictamente con el procedimiento impuesto por
Tsunade y algo tenían que hacer si el Kazekage no se doblegaba al tratamiento. Tomaron una
decisión y asintieron con la cabeza. Esta vez Hinata sostenía en alto la jeringuilla y Sakura
estaba a su lado, ambas se acercaron al Kazekage lentamente... el cual cambió la expresión de
su cara y abrió mucho los ojos.

- ¿Qué... qué vais a hacer?

Con la mano que tenía libre, Hinata realizó un sencillo sello... “¡Byakugan!” Gaara sintió que le
estaba estudiando detenidamente con esa mirada e instintivamente se tapó un poco más con la
sábana, tenía la sensación de que Hinata podía ver a través de su cuerpo. Se sintió muy
molesto pero estaba demasiado débil como para querer replicar, por lo que mantuvo silencio.
De nuevo Hinata habló a Sakura al oído. Por el movimiento de sus labios sólo pudo decir dos
palabras, y de pronto Gaara vio como Sakura asentía con la cabeza.
Entonces, Sakura hizo un gesto con la mano a Hinata para que se detuviese y esperase, para
posteriormente acercarse a Gaara y dirigirse lentamente hasta su oreja, el ninja no se movió.

- Yo... respecto a lo que me estabas diciendo antes... yo... yo... ¡¡¡¡¡¡ AHORAAAAAAA !!!!!!!!

Aquel alarido dentro de su oído hizo que Gaara bajase por un instante la guardia. A la
velocidad de un rayo, Hinata se abalanzó sobre él, la arena no pudo protegerle, la kunoichi le
bajó los pantalones del pijama y le clavó la aguja directamente en la rabadilla.
Fue la primera vez que la aldea de Sunagakure oía un grito tan bestia proveniente de su
Kazekage, estaba claro que Gaara no estaba acostumbrado a sentir dolor o ser herido y mucho
menos enfrentarse a un pinchazo de semejante calibre. Si no estuviese tan débil podría haber
sido capaz de asesinar a las kunoichis en aquel momento.

- ¿Como... habéis podido? – susurró Gaara tirado en la cama boca abajo y sujetándose las
nalgas. – Nunca había sentido un dolor tan horrible... ya me imaginaba que con esa técnica tuya
localizarías mi punto débil, argh...

- Espero que ahora no nos odies por ello – dijo Sakura satisfecha y con una amplia sonrisa en la
cara. (Sakura auténtica: Shanaaaaroooooooooo, que culito tiene el niñooooooooo!!)

Mientras Gaara intentaba subirse de nuevo los pantalones boca abajo en la cama, Sakura y
Hinata se dirigieron hacia la puerta, ambas muy sonrientes, dispuestas a marcharse.

- Dejemos descansar al Kazekage, Hinata, que aquí ya hemos visto lo que teníamos que ver –
dijo Sakura con retintín y alzando bien la voz en las últimas palabras.
El Kazekage las miró resoplando sobre la almohada, sus ojos destellaban con verdadero odio.

Pasaron unos días y a Gaara por fin le bajó la fiebre, por lo que ya se levantaba de la cama.
Eso sí, nadie permitía que trabajase aunque él se empeñaba en lo contrario. Kankuro y él

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discutían a menudo por ese motivo, pues su hermano mayor quería que guardase reposo hasta
que estuviese curado del todo, cosa que el Kazekage no aceptaba. El sentimiento de ver a su
aldea “desprotegida” le atormentaba.

Una mañana, Kankuro fue a buscarle y no le encontró en su cuarto, seguro que se había
encerrado en el despacho y estaba trabajando, para no variar. Y una vez más Kankuro apretó
los dientes y fue a buscarle para decirle de nuevo que guardase reposo. Llamó al despacho.
Nadie contestó. Abrió la puerta y no había nadie. Que extraño... se dijo para sí. Ya más
despreocupado se dirigió a la cocina.

Encontró allí a Gaara en pijama y tardó un poco en asimilar lo que estaba haciendo. En un
principio creyó que estaba entrenando, pues el Kazekage estaba utilizando la arena para algo.
De repente Kankuro observó atónito como con la arena reventaba una naranja que estaba
suspendida en el aire. Había más naranjas dispuestas en la mesa, al parecer, para sufrir el
mismo destino.

- Hola, ¿qué haces? ¿para qué revientas naranjas?

-.....................

El Kazekage puso cara de “¿acaso no es obvio?”, pero no contestó. Justo cuando otra naranja
“explotó”, rápidamente Gaara puso un vaso debajo, por lo que el zumo cayó al mismo.

- ¿Acaso no tienes otro sistema para hacer zumo? – preguntó Kankuro con sorna.

- No – se limitó a decir Gaara sin mirarle.

- Veo que has recuperado las fuerzas...

- Idiota, hacer esto es muy fácil, apenas si requiere chakra.

El gesto sonriente de Kankuro se convirtió en fastidio, esa actitud de Gaara le cabreaba, pero
por otro lado podía más la admiración que sentía hacia él, así que evitó contestarle. Kankuro
prosiguió hablando.

- Mira, ahora que estas mejor – dijo bajando un poco más la voz – podemos seguir con el plan,
ya sabes...

El Kazekage reventó otra naranja, recogió el zumo, y ya miró a su hermano directamente.

- De acuerdo, pero antes... tengo que rematar un asunto.

- ¿Todavía te duele lo del pinchazo, eh? – a Kankuro aquello le parecía gracioso.

Pero Gaara le miró entonces frunciendo el entrecejo todo lo que pudo, lanzándole una mirada
terriblemente asesina. Kankuro había tocado un tema tabú. Y es que la historia del pinchazo
corría de boca en boca por toda la aldea y la idea de que dos kunoichis de inferior rango

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hubiesen sido capaces de tal hazaña era algo que el Kazekage no podía asimilar. Aquello era el
gran cotilleo y ya estaba cansado de las bromas y tonterías que tenía que escuchar a lo largo
del día. Pero ahora sería su turno y con “rematar el asunto” se refería claramente a
“venganza”. Kankuro sabía muy bien que las cosas no iban a quedar tal cual y sabía que Gaara
tomaría venganza, pero también sabía que no se iba a pasar con ella, al fin y al cabo era
Sakura. La única chica por la que el Kazekage sentía algo.
Cuando Gaara llenó el vaso de zumo, volvió a mirar a su hermano muy seriamente y susurró:

- Ya conoces el plan, será mejor que no falles, baka.
Dicho esto, Gaara se marchó con su zumo y cerró la puerta de la cocina. Kankuro miró la
puerta un instante y enseguida comenzó con su burla particular imitando la voz de su hermano.

- “Será mejor que no falles, baka”... tsk, en fin, al menos ya no me amenaza con matarme...

- Te he oído – se pudo escuchar al otro lado de la puerta. A Kankuro le dio un escalofrío.

..........................................................................................

Al cabo de unas horas, Kankuro se dirigió al cuarto de Hinata. Pero la kunoichi no se
encontraba allí. Fue a buscarla por todo el edificio y finalmente la vio a través de una
ventana, estaba sola, abajo, en el patio.
A toda prisa Kankuro bajó y se detuvo a pocos metros. Iba a hablar con ella cuando se quedó
paralizado.
Hinata estaba entrenando. Su cuerpo se movía con agilidad y soltura, ejecutando los
movimientos propios de su clan. A corta distancia, Kankuro la observó detenidamente, jamás
había visto a alguien moverse de esa manera. A los pocos segundos sonrió para si y se dirigió a
ella.

- Eh... perdona, Hinata.

La kunoichi dio un respingo y juntó los dedos, asustada.

- ¿Qué... qué quieres? ¿se encuentra mal el Kazekage?

- Ah, no te preocupes, jeje, no, Gaara está bien. Yo te buscaba precisamente para decirte que
se está recuperando muy bien gracias a vosotras y... en fin, para poder recompensaros se nos
ha ocurrido que podéis disfrutar cuando queráis de los baños termales privados que tenemos
aquí y... bueno es cortesía de la casa. Debes saber que es todo un privilegio, el Kazekage
siempre es muy receloso con los baños y no permite que nadie ajeno los utilice, y en fin, para
vosotras ha hecho una excepción.

- Oh, vaya, es muy amable de su parte, gracias, yo... se lo diré a Sakura.

- Esta noche no hará viento y estará despejado, sería la ocasión ideal para darse un baño al
aire libre – dijo ya Kankuro alejándose y levantando el brazo para despedirse.

- Gracias. – dijo de nuevo Hinata.

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Al doblar la esquina Kankuro se apoyó contra la pared y resopló. Bien, el plan ya estaba en
marcha, perfecto, se dijo para si. Se volvió de nuevo para ver a Hinata, aquellos movimientos
le estaban volviendo loco y sintió como su ritmo cardiaco se aceleraba.

- (Menuda suerte tienen en Konoha, las tías están mucho más buenas allí...)

De repente una voz le sacó de su ensimismamiento.

- ¿Qué demonios miras?

El marionetista se llevó una mano al pecho de la impresión y vio como su hermana Temari le
fulminaba con la mirada.

- Ah, eres tú... menudo susto me has dado.

- Se que tú y Gaara estáis tramando algo... será mejor que os andéis con cuidado – dijo
levantando un dedo amenazador.

- Tsk, danos un respiro Temari, ¿quieres? Estás molesta porque no ha venido Shikamaru, así
que será mejor que no la pagues con nosotros – y dicho esto dejó a Temari allí plantada. Esta
miró a Hinata y luego miró a Kankuro alejarse. “Hombres”, pensó.

Llegó la hora de comer y las dos invitadas se sentaron a la misma mesa junto con los tres
hermanos de la Arena. Todos se mostraban muy ufanos a excepción del Kazekage, que no
levantaba la vista de su plato. Este se encontraba comiendo mollejas cocidas con vinagre
mientras el resto saboreaba unas suculentas hamburguesas. Kankuro no hacía más que mirar a
su hermano poniendo gesto de asco absoluto.

- Joder Gaara, no se como puedes comer eso, en serio.

En lugar de contestar, Gaara se limitó a levantar la vista y mirar fijamente a su hermano, el
cual estaba enfrente, pero no levantó la cabeza, lo que le dio un aspecto aún más serio y
temible. Kankuro miró su hamburguesa y se escurrió un poco más en su asiento; mejor
callarse, no estaba el horno para bollos.
Fue entonces cuando Kankuro se dirigió, esta vez, a Sakura y Hinata.

- Bueno chicas, jejeje, entonces ¿quedamos en que esta noche bañito a la luz de la luna?

Enseguida Kankuro notó como, por debajo de la mesa, la arena de Gaara se aferró a su tobillo,
estrujándolo con fuerza, estaba siendo demasiado directo y podía echar abajo los planes.
Kankuro, al notarlo, casi se ahoga del susto y comenzó a disimular, nervioso.

- Conmigo no contéis, yo tengo una misión – dijo muy seria Temari.

- (Eso estaba previsto, baka) – pensó Kankuro para si.

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- Sois muy amables – dijo de pronto Sakura, por lo que Gaara automáticamente dejó de mirar
su plato para verla – será un placer acompañaros, no podemos rechazar una invitación de
Kazekage-sama, verdad ¿Hinata? – prosiguió con tono altanero.

- Sí, claro...

El Kazekage se limitó a mostrar una débil sonrisa y Kankuro se sintió aliviado. Menos mal, todo
estaba saliendo según lo planeado.

De repente, en mitad de la comida, Sakura comenzó a rascarse por el cuerpo, de forma
discreta, pero sintió como un tremendo picor iba cada vez a más... algo la estaba molestando y
no sabía que era, la picaba todo el cuerpo, cada vez más y más y más, hasta que ya no pudo
disimularlo y comenzó a rascarse de forma compulsiva. Notaba algo en su piel y no sabía que
era, pero fuera lo que fuera, la estaba produciendo esos picores tan horribles. Comenzó a
ponerse nerviosa.

- Vaya... no se que me pasa, jejeje, ¡es que me pica todo!

- ¿Te encuentras bien Sakura? – se interesó Temari – Te van a salir ronchas como sigas
rascándote de esa forma.

- No, no debe ser nada, jejeje – continuó Sakura mientras se rascaba frenéticamente la tripa
y el costado.
De repente el picor se dirigió a las axilas, era como si se desplazase de un sitio a otro y
Sakura esta vez no pudo reprimirse, comenzó a rascarse y a reírse, pues aquel picor la
producía unas cosquillas inaguantables. Todos comenzaron a preocuparse por ella a excepción
del Kazekage, que no levantaba la vista de sus adoradas mollejas.
Sakura se tiró al suelo, se retorcía y se reía de forma compulsiva, se restregaba y se rascaba
sin ningún tipo de pudor.
Entonces de pronto Kankuro se percató de algo y miró a Gaara, el cual seguía impasible,
comiendo, como si nada sucediese. Pero observó que una de sus manos la tenía debajo de la
mesa, por lo que se inclinó y miró. El Kazekage estaba manteniendo un sello con la mano que
tenía libre. Kankuro volvió a incorporarse y vio como su hermano le miraba de forma
amenazadora, queriendo decir claramente “di algo y te vas a enterar”. Gaara estaba utilizando
su arena para “torturar” a Sakura, su venganza había comenzado...

Tal y como había predicho Kankuro, aquella noche no hacía viento, y las dos kunoichis
decidieron ir a disfrutar de su baño a la luz de la luna. Tanto Sakura como Hinata iban
tapadas con toallas y se introdujeron lentamente en el agua caliente. Antes les pareció
entender que Kankuro también se apuntaría al baño, pero allí estaban las dos solas y no sabían
si los baños eran mixtos o no.
Pero al cabo de pocos minutos sus sospechas fueron confirmadas, la puerta corredera se
deslizó y pudieron ver a Kankuro y a ¿Gaara? dispuestos a meterse en el agua con ellas.
Ambos llevaban una minúscula toalla que les tapaban “las partes nobles”. Hinata se ruborizó y
se tapó con los brazos a pesar de que sabía que llevaba la toalla puesta. Sakura puso gesto de
sorpresa y no pudo reprimirse.

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- ¿Vaya, vaya? Hinata, creo que todo esto no era más que una artimaña... Creía que estaríamos
solas aquí esta noche.

Kankuro sonrió maliciosamente.

- La invitación también incluía nuestra presencia, jejejeje. Vamos Gaara.

Ambos hermanos se dirigieron al borde y primero entró Kankuro, sentándose y entrando
suavemente en el agua calentita. Mientras lo hacía, Gaara, sin inmutarse y como si allí no
hubiese absolutamente nadie, se despojó de la toalla antes de entrar y la dejó caer al suelo,
dejando ver lo que muy poca gente había visto de él. En ese momento el tiempo pareció
detenerse, y tanto Sakura como Hinata pusieron ojos blancos como platos y gritaron.

- ¡La toalla! ¡La toalla! ¡La toallaaaa!

- ¿Qué ocurre? – dijo Kankuro dándose la vuelta ya en el agua – Joder, Gaara ¡por una vez
podrías haber evitado esa costumbre! Pues si tú te la quitas, yo no voy a ser menos.

En ese momento Gaara se dirigió a Hinata y habló directamente con ella.

- Si mi hermano se quita la toalla, te aconsejo que utilices tu Byakugan, a lo mejor así
consigues ver algo.

- ¿Naniiiii? – Kankuro se puso rojo de ira.

- Eso ha sido cruel – dijo Sakura por lo bajini a Hinata. Mientras decía esto no pudo evitar
mirar disimuladamente las partes bajas del Kazekage mientras este se introducía lentamente
en el agua.

Algo la impulsaba a no perderle de vista y su pulso se aceleró considerablemente, Gaara se
dirigía hacia ella para colocarse a su lado. Sin decir nada, el Kazekage hundió la cabeza bajo el
agua y emergió de nuevo al lado de Sakura, la cual pudo ver como ahora su pelo rojizo caía
mojado sobre sus hombros y su pálida piel estaba ahora completamente húmeda, lo que hizo
que a Sakura se le encogiese aún más el pecho. Sus nervios ya no daban más de sí.

Mientras tanto, Kankuro hizo lo mismo, imitó a su hermano y se puso al lado de Hinata,
apoyando ambos brazos por fuera encima del borde. La kunoichi parecía un tomate de lo
colorada que estaba, y no era a causa del agua caliente. Poco a poco notó como el marionetista
se acercaba más a ella, hasta que la kunoichi pudo notar en el muslo el roce de su piel.

- Esta tarde vi como entrenabas. Esos movimientos que realizas son... – Kankuro se acercó aún
más al rostro de Hinata, el cual estaba lívido de espanto. Era la primera vez que veía al ninja
sin su habitual pintura en la cara, y la verdad era que ganaba bastante. Hinata estaba
paralizada y parecía presa del terror. Kankuro no terminó la frase y la kunoichi dejó que este
sellará sus temblorosos labios con un beso. El marionetista sonrió y continuó besándola

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mientras la agarraba de la cintura por debajo del agua. Hinata tenía totalmente la carne de
gallina y la pareció estar viviendo dentro de un sueño.

En el otro lado (ya las dos parejas se habían distanciado un poco de forma que quedaban unos
frente a los otros), Gaara miraba de reojo a su hermano, el cual ya estaba enfrascado en su
apasionado beso, y miró entonces a Sakura, clavando su mirada verde pálido en ella. Pasaron
unos tensos segundos y el Kazekage no decía nada, de vez en cuando miraba de reojo a
Kankuro. Sakura cada vez estaba más nerviosa y tampoco se atrevía a decir nada. De pronto,
Gaara sacó el brazo del agua y lo dirigió hacia la kunoichi, ¿intentaría imitar a su hermano?
Pero antes de que Sakura pudiese reaccionar, Gaara la agarró de la cabeza y se la metió con
fuerza debajo del agua, haciéndola lo que vulgarmente se conoce como una “aguadilla”. La
soltó y Sakura emergió de nuevo respirando entrecortadamente.

- ¿¡¡Pero se puede saber que haces!!?

Pero Gaara no contestó, se limitó a salir del agua y recoger la toalla, pero en lugar de taparse
con ella, se la echó al hombro. Se quedó de brazos cruzados delante de Sakura y preguntó muy
serio.

- ¿Piensas quedarte ahí o vas a venir conmigo? Será mejor que dejemos a estos dos a solas... –
dijo esto último mirando a su hermano y a Hinata, los cuales parecían ya pegados con cola.

La kunoichi vaciló un momento y de repente vio como Gaara se acercaba al borde y la tendía
una mano para ayudarla a salir, su mirada era diferente... Le agarró la mano y salió. El
Kazekage la condujo a otro baño que estaba al lado, separado por una pared hecha con cañas
de bambú. Ahora estarían solos.
Sakura se metió rápido en el agua, estaba muerta de frío. Sin embargo, Gaara fue más
despacio y de nuevo tiró la toalla antes de entrar en el agua caliente.

- ¿Siempre haces eso?

- Qué.

- Bañarte... en fin, desnudo.

- ....... sí.

A pesar de estar ya dentro del agua, Sakura temblaba, ya no sabía si por frío o por nervios.
Gaara se percató de ello y la miró, se quedó un rato pensativo y titubeó al hablar.

- ¿Tienes... frío?

La kunoichi asintió con la cabeza y el Kazekage, un poco más torpemente que su hermano, se
acercó a ella y la cogió por la cintura. Sakura sintió un repentino calor al instante.

- Siento mucho lo del pinchazo... era necesario y yo... bueno en fin...

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