Libros y más libros al alcance de la mano - Entrar al mundo de la cultura escrita
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Ministerio de Educación de Chile Libros y más libros al alcance de la mano Entrar al mundo de la cultura escrita Biblioteca de aula 1 y 2o Nivel de Transición o
“Libros y más libros al alcance de la mano. Entrar al mundo de la cultura escrita” Unidad de Educación Parvularia División de Educación General Ministerio de Educación ISBN: 978-956-292-175-6 Alameda 1371, Santiago de Chile Elaborado por: Alejandra Medina M. Contraparte Técnica: Equipo Unidad de Educación Parvularia Imprenta: Marmor Diseño: Francisca Yáñez / Txomin Arrieta Marzo, 2008
ÍNDICE PRESENTACIÓN 7 INTRODUCCIÓN 9 PRIMERA PARTE: FUNDAMENTACIÓN 11 I - ¿Por qué libros en la educación inicial? 13 1. Porque leer en el siglo XXI es leer libros y una diversidad de textos. 13 2. Porque el aprendizaje de la lectura y la escritura requiere que los 13 adultos modelen los actos de leer y escribir frente a los niños y niñas. 3. Porque aprender a leer y escribir significa aprender a construir 14 y comunicar significados desde los primeros encuentros con el lenguaje escrito. 4. Porque aprender a leer y escribir significa aprender la complejidad 14 del lenguaje escrito desde los primeros encuentros con los textos. SEGUNDA PARTE: ORIENTACIONES GENERALES 15 I - Generar una dinámica cultural: un ambiente estimulante para aprender a 17 leer y escribir 1. Oportunidades para utilizar y enriquecer el lenguaje oral y escrito. 17 2. Construir referentes culturales comunes: enriquecer el lenguaje oral. 17 3. Cultura del material impreso y conciencia de las marcas del lenguaje 17 escrito. 4. “Leer en redes”. 18 5. Escribir en redes. 18 6. Realizar disertaciones. 18 7. Realizar exposiciones. 19 8. Dotar a los espacios educativos de libros y otros textos de manera 19 masiva. II - “La zona de libros” 20 1. Disposición y clasificación. 20 2. Contenido de la zona de libros 20 • Álbumes. 21 • Cuentos y leyendas. 21 • Libros de información o documentales. 22 • Juegos lingüísticos. 22 • Poesía. 22 3. La zona de libros: un recurso que puede ser enriquecido. 23 4. La huella de lo leído en los muros de la sala. 23 III - Encuentro diario con los libros 24 IV - Lectura diaria de cuentos y otros textos 25 1. Preparación. 26 2. Lectura en voz alta: la magia de la lectura. 26 3. Construir referentes culturales. 27 4. Aprender a comprender. 27
5. Leer en redes. 27 6. Lectura pública. 27 V - Lectura estratégica interactiva 28 1. Actividades de procesamiento o construcción del significado antes 29 de la lectura. 2. Lectura y actividades de procesamiento o construcción del 29 significado durante la lectura. 3. Actividades de procesamiento o construcción del significado 30 después de la lectura. 4. Lectura compartida. 31 5. Minilección 31 VI - Producción diaria y sistemática de variados textos a partir de lo leído 31 1. Escritura en voz alta. 32 2. Escritura compartida. 32 3. Escritura con andamiaje. 32 4. Escritura independiente. 32 VII - Leer, escribir y jugar con el lenguaje para desarrollar la conciencia 33 fonológica y las destrezas para la decodificación VIII. Leer con la familia 33 1. Invitar a la familia a compartir actividades de lectura en la sala. 33 2. Préstamos domiciliarios. 33 TERCERA PARTE: ¡VAMOS A LEER! 35 SUGERENCIAS PARA LA BUENA LECTURA A - CUENTOS Y LEYENDAS 37 1. El Flautista de Hamelin, Hermanos Grimm; Editorial Santillana, 39 Santiago, 2005. 2. La creación del mundo, anónimo; Editorial Santillana, Santiago, 51 2005. 3. Pedrito y el lobo, Anónimo; Editorial Santillana, Santiago, 2005. 55 4. El torito de Caliboro, Anónimo; Editorial Santillana, Santiago, 59 2005. 5. El lobo y las siete cabritas, Hermanos Grimm; Editorial Cuarto 63 Propio, Santiago, 2005. 6. Camille y los girasoles, Laurence Anholt; Editorial Serres, 75 Barcelona, 2004. 7. Mateo de paseo por el Prado, Marina García; Editorial Serres, 79 Barcelona, 2002. 8. La pequeña Rosa Rosalía, Víctor Carvajal; Editorial Sol y Luna, 83 Santiago, 2005. 9. La cebra Camila, Marisa Núñez; Editorial Kalandraka, Pontevedra, 87 2004. 10. Agapito y Enolfa maravillados con el arte, Víctor Carvajal; Editorial 95 Sol y luna, Santiago, 2005. 11. Vaya rabieta, Mireille d’Allarcié; Editorial Corimbo, Barcelona, 99 2004.
12. Capitán Calabrote, Alberto Sebastián; Editorial Kalandraka, 103 Pontevedra, 2002. 13. El mar dijo basta, Agustín Comotto; Editorial La Galera, Barcelona, 107 2006. 14. Croniñón, Michel Gay; Editorial Corimbo, París, 2001 111 15. Carlota y los dinosaurios, James Mayhew; Editorial Serres, 115 Londres, 2004. 16. Mi mamá es preciosa, Carmen García Iglesias; Editorial Everest, 119 León, 2005. 17. Sentir el silencio, Jordi Vilalta; Editorial La Galera, Barcelona, 123 2001 18. Un arco iris en la oscuridad, Jan Coates; Editorial La Galera, 127 Barcelona, 2005. 19. Cuentos con algo de mermelada, Cecilia Beuchat; Editorial 131 Universitaria, Santiago, 2006. 20. Cuentos de perros, gatos y canarios, Cecilia Beuchat; Editorial 132 Universitaria, Santiago, 2006. B - LIBROS INFORMATIVOS O DOCUMENTALES 135 1. Mi primer Atlas, José Cruz Rodríguez (Coord.); Editorial Everest, 137 León, 2006. 2. Mi diccionario ilustrado, Leonardo Vilches (Coord); Editorial 139 Arrayán, Santiago, 2005. 3. Árboles y flores, María Aurora Aguilar (Coord); Ediciones Time 141 Life, México, 2004. 4. El gran libro de los animales, Daniela Materna (Coord.); Editorial 143 San Pablo, Madrid, 2004. 5. Experimentos Básicos, Joaquín Gasca (Direc.); Ediciones Time 145 Life, México, 2004. 6. Niños del mundo, Nuria Roca; Editorial Edebé, Barcelona, 2005. 147 C - JUEGOS LINGÜÍSTICOS 149 1. Juguemos a leer, Mabel Condemarín; Editorial SM, Santiago, 151 2005. D - LIBROS DE POESÍA 153 1. Antología de poesía infantil, Dorys Zeballos; Editorial Arrayán, 155 Santiago, 2005. 2. Todos somos especiales, Arlene Maguire; Editorial Everest, León, 159 2005. ANEXOS 163
Agradecemos a todas las editoriales de los libros presentados en “Libros y más libros al alcance de la mano”, ellos representan un gran aporte al aprendizaje para los niños de 1er y 2o Nivel de Transición de las escuelas municipales y particular subvencionadas de nuestro país.
PRESENTACIÓN Construir un sistema educativo que asegure igualdad de oportunidades para toda niña, niño y joven de nuestro país es una de las principales prioridades del Gobierno de la Presidenta Bachelet. Para ello el impulso de diversas iniciativas que permitan la asignación de mayores recursos han sido fundamentales, especialmente para toda la primera infancia. El compromiso actual con la educación inicial es continuar el aumento de la cobertura para el Primer Nivel de Transición, favoreciendo el acceso a la escuela a partir de los 4 años, mejorando la calidad de los aprendizajes en educación parvularia y enriqueciendo sus ambientes educativos. Durante estos años, en el contexto de la Reforma Curricular de la Educación parvularia, se han promovido prácticas innovadoras centradas en el desarrollo y aprendizaje de niñas y niños entre 4 y 6 años, mediante el perfeccionamiento de las educadoras y los educadores de párvulos y la elaboración de textos que orientan el trabajo pedagógico. La Guía “Libros y más libros al alcance de la mano”, ofrece un importante marco pedagógico de experiencias de aprendizajes, centradas en competencias lingüísticas propias del proceso de desarrollo curricular del 2º ciclo de educación parvularia. Los espacios y la diversidad de textos en el entorno, junto a educadores mediadores que modelen su uso, facilitan el acercamiento de los niños al lenguaje escrito. Fomentar la lectura en esta etapa, es aprender a escuchar activamente, jugar a leer, reconocer las claves de la lectura, construir significados, crear y producir textos y por sobre todo, entretenerse con el uso y las funciones del lenguaje. La División de Educación General, a través de la Unidad de Educación Parvularia pone a disposición de todos los y las Educadores de Párvulos y de los y las Profesoras de Educación básica esta guía, para promover instancias educativas que acerquen a los niños a la cultura oral y escrita. Los invito a compartir, estudiar, analizar e implementar en el aula este material, para propiciar aprendizajes de calidad para todos nuestros niños y niñas. Yasna Provoste Campillay Ministra de Educación 7
INTRODUCCIÓN El Ministerio de Educación ha focalizado sus esfuerzos en fortalecer la adquisición temprana de la lectura y la escritura, proporcionando libros y facilitando medios, para el proceso de enseñanza-aprendizaje de niños y niñas de los Niveles de Transición, lo que significa un hecho de gran relevancia, que contribuye al desarrollo infantil. Diversos estudios señalan la incidencia decisiva que ejerce la inmersión temprana en la cultura escrita de niños y niñas, sobre su desarrollo y aprendizaje, es decir, el contacto temprano y cotidiano con los libros y la interacción con los adultos alrededor de ellos, beneficia el conocimiento de las características del material impreso, vivenciar sus usos, enten- der sus funciones como objetos culturales pero, sobre todo, acceder al amplio mundo que se abre detrás de la portada de cada libro, para aprender y disfrutar de la belleza de saber, de la belleza de pensar, de la belleza de imaginar. La interacción de los adultos con los niños y niñas alrededor de los li- bros, es una de las situaciones de aprendizaje y desarrollo más ricas que puede generarse, siempre que ella no se encierre en la idea de leer y comentar ligeramente la historia que éstos cuentan, sino que apunte a que los niños y niñas, a través de la lectura de cada libro, aprenden a leer el mundo. Libros y más libros al alcance de la mano, ofrece a las educadoras, un apoyo para acompañar a los niños y niñas en esta entrada a la cultura escrita. Está organizado en tres partes: la primera, fundamenta breve- mente por qué es necesario que los niños accedan tempranamente a los libros; la segunda, ofrece algunas orientaciones generales de trabajo, especialmente, invitando a generar una dinámica de aprendizajes cul- turales, en donde la lectura, la producción de textos y la construcción de referentes culturales comunes, adquieren especial centralidad; y la tercera, “¡Vamos a leer!”, ofrece una ficha para cada libro, con informa- ciones, tanto acerca de sus autores, ilustradores y circunstancias de edi- ción, como del tipo de libro, sus contenidos y algunos aspectos que per- miten a los niños “leer en redes”; es decir, establecer relaciones entre las lecturas realizadas, presenta asimismo algunas orientaciones para enriquecer el trabajo de los niños y niñas con cada uno de los libros. Fi- nalmente, Libros y más libros al alcance de la mano, incluye un conjunto de Anexos, consistentes en hojas de trabajo para los niños y niñas, que pueden ser reproducidos para ser trabajados individualmente. 9
1ª parte Fundamentación
I - ¿POR QUÉ LIBROS EN LA EDUCACIÓN INICIAL? 1. Porque leer en el siglo XXI es leer libros y una diversidad de textos. La lectura y la escritura constituyen prácticas culturales, es decir, actividades realizadas por grupos huma- nos, con propósitos determinados por las necesidades propias de sus contextos específicos. Esto explica que en las distintas épocas, los conceptos sobre lo que significa leer y escribir hayan ido variando, así como los propósitos por los cuales se lee y se escribe, las formas de hacerlo y, por cierto, las formas de enseñarlo. 1 De acuerdo a este planteamiento, en el contexto actual, saber leer y aprender a leer, incluso en la educación inicial, es leer libros y una diversidad de textos complejos: Documentos, espacios virtuales, prensa, diccio- narios y muchos otros, todos los cuales forman parte del paisaje cotidiano de la ciudad y de las necesida- des de las personas –también de los niños y niñas– para actuar en sus vidas cotidianas. Asimismo, saber escribir y aprender a escribir es producir textos en situaciones reales de comunicación, las cuales ocurren numerosas veces cada día y con variados propósitos. Actualmente, la lectura y la escritura son actividades intelectuales y culturales de alto nivel, cuyo principal objetivo es la comprensión y la producción de senti- dos, y no son únicamente habilidades preparatorias para adquirir nuevos conocimientos. Lograr que los niños y niñas asuman las actitudes lectoras que exige el mundo moderno, es uno de los principales objetivos del nuevo paso adelante que requiere dar la educación chilena. Para ello, la presencia de libros, al alcance de la mano de los niños/as y la lectura mediada por un adulto, son requisitos indispen- sables. 2. Porque el aprendizaje de la lectura y la escritura requiere que los adultos “modelen” los actos de leer y escribir frente a los niños y niñas. Los estudios revelan que aquellos niños y niñas que en sus hogares cuentan con la presencia de diversos textos y familias con mayores niveles de escolaridad, que utilizan el lenguaje escrito de manera cotidiana, y con distintos propósitos, tienen mayores posibilidades de lograr mejores aprendizajes. Por el contrario, aquellos niños de sectores desfavorecidos, cuyas familias no poseen libros y otros materiales letrados, y por lo tanto, no poseen modelos familiares para su utilización, se encuentran en franca desventaja respecto a sus competencias lingüísticas. Esta constatación, lleva a pensar, que, en sectores desfavorecidos, la pre- sencia de libros y otros textos en las salas de clases y los modelos de utilización por parte de los adultos, son necesidades primordiales2. Jardín Infantil Los Peques, Maipú 1 Hébrard, J. en Chauveau, 1997 ; Anderson & Teale, 1986. 2 Chartier et al, 1997 13
3. Porque aprender a leer y escribir significa aprender a construir y comunicar significados desde los prime- ros encuentros con el lenguaje escrito. Una tercera idea que fundamenta la necesidad de dotar los espacios educativos con variados libros, desde temprana edad, se refiere a que actualmente se sabe que la lectura no consiste sólo en “sonorizar signos”; la lectura es fundamentalmente un acto durante el cual el lector moviliza su inteligencia con el fin de cons- truir los sentidos de un texto. Durante la lectura, el lector, a partir de las claves del contexto y del texto, activa sus conocimientos y experiencias para aportarlos al proceso lector; establece relaciones, anticipa el contenido del texto, formula hipótesis, realiza inferencias, se plantea interrogantes, elabora y re elabora respuestas3 (operaciones intelectuales). Entrar al lenguaje escrito es mucho más que aprender las letras y reconocer palabras; es aprender a construir los sentidos de un texto, a apreciarlos, criticarlos o recrearlos; es entrar a un mundo infinito de conocimientos, aprender a percibir una situación comunicativa, a descubrir las sutilezas del lenguaje, a detectar cómo las marcas específicas de los textos permiten comunicar signifi- cados. Entrar al lenguaje escrito, aunque aún no se sepa decodificar, es aprender a seguir y comprender las huellas que va dejando el ser humano a través de sus experiencias, de sus creaciones, de sus reflexiones. 4. Porque aprender a leer y escribir significa aprender a enfrentar la complejidad del lenguaje escrito desde los primeros encuentros con los textos. Los niños pondrán en juego estas operaciones intelectuales que se mencionan anteriormente, siempre que las experiencias vividas, desde la sala cuna, los hayan llevado a comprender que el desafío del acto lector es la construcción de significados. Por el contrario, si los primeros contactos con el lenguaje escrito o la enseñanza inicial de la lectura y la escritura, se focalizan sobre el “mecanismo de la lectura y la escritura de palabras”, los niños no tienen ocasión de enfrentar la complejidad del acto lector, ni de construir las competencias mencionadas. Construir una competencia compleja es enfrentar todos los elementos que forman parte de dicha com- plejidad. Por ello, para que un niño o niña aprenda a comprender y adopte una actitud lectora adecuada, es esencial que siempre lo que le lea un adulto, posea un nivel de complejidad que lo desafíe a construir significados, enfrentando, desde el inicio, textos simbólicamente ricos, que le generen conflictos de inter- pretación4. Cuando la educadora, lee libros u otros materiales impresos a los niños y niñas, los enfrenta permanentemente al desafío de construir significados de textos complejos, esta actitud es gradualmente interiorizada por el niño, como comportamiento activo frente a la lectura, lo contrario ocurre cuando los textos son precarios o faltos de sentidos complejos e interesantes; en este caso, los niños y niñas adquie- ren comportamientos pasivos y encuentran gradualmente mayores dificultades para inferir y anticipar el contenido del texto. 3 Condemarín, 1991; Condemarín & Medina, 2005. 4 Boussion et al., 1996. 14
2ª parte Orientaciones generales
I - Generar una dinámica cultural: un ambiente estimulante para aprender a leer y escribir Coherentemente con los conceptos sobre lectura y escritura planteados, la entrada de los niños y niñas al lenguaje escrito, desde la sala cuna, requiere establecer una dinámica cultural en la sala de actividades5. Esto implica que ellos vivan la lectura y la escritura en un ambiente culturalmente estimulante, donde per- ciban múltiples invitaciones, de parte de sus educadoras, que los lleven a tomar contacto con el lenguaje escrito, a utilizarlo con variados propósitos (proyectos, textos diversos, salidas, investigaciones, exposi- ciones, lecturas diversas) y a experimentar los desafíos que plantea el lenguaje cuando es utilizado en situaciones reales. Establecer en la sala de actividades una dinámica de aprendizajes culturales o una dinámica cultural, im- plica crear algunas condiciones, tales como las que se explican brevemente en los párrafos que siguen: 1) Ofrecer a los niños y niñas oportunidades para utilizar y enriquecer el lenguaje oral y escrito; 2) Construir referentes culturales comunes al conjunto de los niños y niñas del curso; 3) Lograr que los niños y niñas construyan una cultura del material impreso y que tomen conciencia de las marcas del lenguaje escrito; 4) Enseñarles a leer en redes, 5) Enseñarles a escribir en redes; 6) Realizar disertaciones; 7) Realizar exposicio- nes; 8) Dotar el espacio educativo de libros y otros textos, de manera masiva. 1. Oportunidades para utilizar y enriquecer el lenguaje oral y escrito En esta perspectiva cultural, la vida cotidiana de la clase ofrece oportunidades a cada niño y niña para utili- zar el lenguaje con diferentes funciones: exponer, informar, debatir, conversar, dar instrucciones, narrar. Por ejemplo, durante la realización de proyectos, los niños toman la palabra en contextos reales para organizar las actividades, regularlas, evaluar las producciones, intercambiar con los otros las formas diversas de rea- lizarlas. También, ellos toman la palabra en contextos imaginarios; por ejemplo, para comentar los cuentos, crear historias y diálogos de los personajes. Del mismo modo, el trabajo en proyectos o investigaciones, abre espacios para que los niños y niñas lean y escriban con variados propósitos, también en contextos reales e imaginarios. 2. Construir referentes culturales comunes Esta dinámica cultural, necesaria para el aprendizaje de la lectura y la escritura, apunta a la construcción colectiva de referentes culturales comunes, con los niños y niñas, los cuales refuerzan su capacidad de observación en la medida que enriquecen las distinciones que les permiten “ver”, nombrar y comprender el mundo de manera cada vez más rica y compleja. De este modo, los niños desarrollan conocimientos pre- cisos sobre el cuerpo humano, animales y plantas, el cosmos, las máquinas, la ciudad y otros ámbitos del entorno natural y social; todo lo cual impacta positivamente en el enriquecimiento de su corpus lingüístico y de manera relevante en su comprensión lectora. Por otra parte, cabe destacar que las ocasiones de comunicar sus aprendizajes sobre el mundo provocan mucho placer en los niños y niñas, constituyendo un excelente vínculo con la familia, dado que, al revelar sus avances cotidianamente, provocan en los padres sorpresa y satisfacción y los llevan a descubrir la im- portancia de favorecer estas nuevas inquietudes de sus hijos fuera de la escuela. 3. Cultura del material impreso y conciencia de las marcas del lenguaje escrito La distinción de entrar al lenguaje escrito a través de una dinámica cultural, apunta a que los niños y niñas muy tempranamente, posean una cultura del material impreso. Esto significa que ellos aprenden a dife- renciar los tipos de textos y sus funciones, a través de sus marcas externas. Por ejemplo, que distingan un cuento de un libro de información; reconozcan autores, colecciones, editoriales; un diccionario como un texto para buscar el significado de las palabras o un libro documental para obtener información sobre algún tema específico. La cultura del material impreso también le permite a los niños y niñas enfrentar y comprender gradualmen- te, el sentido de la diagramación de los textos, su estructura, la identidad ortográfica de las palabras, la puntuación, entre otros. Por el contrario, si los niños y niñas sólo toman contacto con textos simplificados, elaborados especialmente para efectos de enseñanza, ellos no asignan importancia a dichas marcas lingüís- ticas y no desarrollan una percepción conciente de su variedad y complejidad y del real funcionamiento del lenguaje, enfrentando serias dificultades para su comprensión cuando cursan niveles superiores. 5 Boussion et al.,1998; Chauveau, 1997, 2000, 2001; Devanne, 1997, 2001, 2006 ; Laparra, 2001. 17
4. “Leer en redes” De acuerdo a esta perspectiva cultural, algunos autores proponen que los niños y niñas aprendan a “leer en redes”6. Esto implica llevarlos a establecer relaciones entre el texto que se les está leyendo y otros an- teriormente leídos, depositados en la memoria cultural del lector; por ejemplo, establecer relaciones entre los autores, las ilustraciones, las colecciones, los tipos de textos, los temas abordados, los conocimientos aprendidos, los tipos de personajes, las formas en que los personajes son nombrados, las formas de narrar las historias, los tiempos en que la historia ocurre, las opciones de enunciación; y también, establecer rela- ciones entre lo que ocurre en la narración y las propias experiencias de vida. Estas actitudes en los niños y niñas, como: Establecer relaciones, comparar, y criticar, constituyen los pila- res de las competencias lectoras, movilizan su inteligencia y superan la literalidad de los textos para tejer los sentidos, y construir los significados. Al mismo tiempo, el ejercicio deliberado y sistemático de estable- cer todo tipo de relaciones entre textos, entre los textos y las experiencias personales del lector, facilita la construcción de una “memoria literaria estructurada”7, constituida por el conjunto de libros leídos y por su procesamiento colectivo e individual, los cuales son un referente que ayuda a la comprensión de los textos en profundidad. 5. Escribir en redes Escribir en redes significa utilizar los conceptos, palabras, expresiones o estructuras observados en los libros leídos, para producir los propios textos. Por ejemplo, los niños y niñas escriben la ficha de un ani- mal, utilizando las categorías observadas en lecturas previas: características físicas, hábitat, alimentación y reproducción. O bien, consultan un libro sobre animales, leído con anterioridad8, para buscar el nombre de un determinado animal que necesitan mencionar en un texto; o consultan una parte ya conocida de un atlas, para buscar el nombre de un país o de una ciudad que quieren mencionar en un texto que se encuen- tran escribiendo. También, los niños pueden escribir un cuento, utilizando la estructura de otro cuento ya leído con anterioridad; o bien, escribir una frase, utilizando el modelo aparecido en un libro ya leído, pero cambiando algunos elementos. 6. Realizar disertaciones La realización de disertaciones, utilizando los libros leídos como fuente de información sobre un tema determinado, es una ocasión generadora de múltiples aprendizajes. Los niños y niñas aprenden a buscar información a organizarla, a comunicar sus hallazgos y aprendizajes de manera comprensible y atractiva para los otros. Para ello, es conveniente apoyar al niño en la búsqueda de la información, además de ofrecer modelos o estructuras para organizar la disertación y presentarla. Estas disertaciones pueden versar, tanto sobre temas variados tales como animales, plantas, conocimien- tos biológicos, físicos, geográficos, biografías de personajes, como sobre cuentos leídos, su historia, sus personajes. 6 Devanne, 1997, 2001, 2006 ; Jordi, 1998 ; Mazel, 2003 ; Pasa et al., 2006; Tauveron, 2002. 7 Tauveron, 2002. P. 42. 8 Ejemplos de esto pueden verse en la Segunda parte de esta Guía, en relación a la utilización específica de los libros. 18
7. Realizar exposiciones La producción de textos, maquetas, dibujos de los niños, tiene sentido en la medida que sean comunicados a alguien. Es así, como la exposición de las producciones de los niños cumple un rol fundamental en su motivación para realizarlas y, al mismo tiempo, son una instancia de evaluación y de toma de conciencia de los factores que permitirían avanzar en su calidad. Las exposiciones pueden ser muy sencillas, como poner en muros de afichaje en la sala de actividades, algunas producciones de los niños relacionadas con las actividades realizadas; o bien, pueden ser más complejas y formar parte de proyectos que implican socializar los aprendizajes y productos con otros niños de la escuela, con las familias o la comunidad. 8. Dotar a los espacios educativos de libros y otros textos de manera masiva. El Observatorio Nacional de la Lectura de Francia, recomienda con mucha fuerza que los niños y niñas, desde la educación inicial, tengan contacto con libros variados en la sala de actividades, dado que el en- cuentro renovado con las historias que esos libros cuentan y con el mundo que ellos evocan, jugaría un rol determinante para abrir, anticipar y acompañar los aprendizajes sistemáticos de la lectura, la escritura y construcción de toda clase de aprendizajes9. La presencia de libros en la sala de clases es especialmente decisiva en el caso de niños que no tienen esa oportunidad en sus ambientes familiares y comunitarios, tanto para la construcción de su identidad psíquica, como para su entrada a la cultura. La lectura cotidiana de cuentos y otros textos a los niños y niñas en la educación inicial, ejerce un impacto tan importante en sus aprendizajes y en el desarrollo del placer de leer, que algunos autores dan cuenta de experiencias de alfabetización inicial, mencionando que los primeros 15 días de clases, la educadora ya ha leído 30 libros a los niños de 3 y 4 años10. A su vez, se menciona la lectura de 128 textos en un año, entre cuentos y textos informativos11, agregando que durante la 1a semana del año, los niños y niñas leyeron 7 cuentos, 5 textos de información, algunas definiciones de diccionario y varios poemas; en tanto que durante la 2a semana, leyeron 5 libros de cuento (álbumes12), dos informaciones de enciclopedia sobre animales, algunas noticias de diccionario, varios poemas y un cuento más largo13. Esto revela la importancia de mul- tiplicar las experiencias de lectura, debido a que el impacto sobre los aprendizajes ocurre, cuando las expe- riencias de lectura y las interacciones alrededor de los textos leídos, son numerosos y cotidianos. 9 Javerzat et al., 2003. 10 Corbenois, 2006. 11 Clases de 1er año de enseñanza básica en escuelas pertenecientes al Grupo Lectura-Escritura de l’Orne, Francia. 12 Un álbum es un libro para niños, en el cual predomina ampliamente la ilustración por sobre el texto escrito. 13 Devanne, 2001. 19
II - La “zona de libros” La “zona de libros” en el aula, es un sector instalado de manera permanente, especialmente estructurado para el encuentro con libros de los más variados tipos que sea posible. Es importante que este espacio tenga un lugar preferencial en la sala, como una señal, para los niños y sus familias, de la importancia que la educadora y el establecimiento educativo le asignan a los libros. Para ello, pueden disponerse las mesas más juntas, en la parte media y posterior de la sala, dejando un mayor espacio libre para la “zona de libros”, como se aprecia en la fotografía. 1. Disposición y clasificación Escuela La Fontaine, Alençon, Francia Idealmente, este espacio debería estar en el sector delantero de la sala de clases, rodeando al pizarrón, de manera que éste se pueda utilizar cuando sea necesario durante las actividades relacionadas con la lectura. Si el espacio lo permite, es interesante disponer algunas “graderías o tarimas de madera” de dos o tres escalones, de manera que los niños y niñas puedan sentarse alrededor de la educadora y de los libros. Los libros pueden ordenarse en contenedores, en repisas y, preferentemente, en presentadores que permitan visualizar aquellos libros relacionados con las actividades que se están realizando o los referentes culturales que están en vías de construirse. Esta exposición que se renueva periódicamente, según las circunstancias, desarrolla actitudes positivas de lectura en los niños, y los induce a colaborar con su ordenamiento flexible y razonado. Respecto a la clasificación de los libros en los presentadores o contenedores, ésta debe ser flexible y deci- dida en conjunto con los niños. Por ejemplo, los libros pueden separarse en cuentos, libros de información, poesía; pero también, pueden separarse en cuentos cuyo personaje principal es un niño o niña, un animal, un ser maravilloso o mágico; o bien, aquéllos que ocurren en contextos actuales o pasados; etc. Lo impor- tante es involucrar a los niños y niñas en esta clasificación e invitarlos a mantener ese orden durante el tiempo que sea pertinente. Es interesante además, que cuando un niño o niña guarda un libro en determi- nado lugar de la zona de libros, éste pueda justificar su decisión. 2. Contenido de la zona de libros Es importante que la cantidad de libros sea apreciable, con el fin de multiplicar y diversificar las experiencias de los niños y niñas con los libros. El Ministerio de Educación ha distribuido en esta oportunidad 28 libros; sin embargo, las educadoras y escuelas pueden emprender otras iniciativas para aumentar este número. Respecto a la selección de los ejemplares, cabe destacar que éstos no han sido seleccionados de entre aquéllos que poseen estructuras simples e informaciones precarias, “adaptadas a los niños y niñas”. Por el contrario, los libros que integran la biblioteca de aula distribuida por el Ministerio de Educación, poseen distintas funciones, temas y estructuras de niveles apreciables de complejidad. Es así como se incluye cuen- 20
tos cortos ilustrados, cuentos más largos, poesía, libros de información o documentales, diccionario, atlas y libros para jugar con el lenguaje. Dentro de los libros distribuidos por el Ministerio de Educación para formar parte de la “Zona de libros”, se pueden distinguir los siguientes tipos de libros: Álbumes Los álbumes son libros en los que predominan las ilustraciones y poseen poco texto, apuntando a las pri- meras lecturas de los niños y niñas. Ellos pueden ser narrativos, como “Pedrito y el lobo”, de información o también, pueden ser de narrativa pero incluyendo información sobre algún tema; por ejemplo, “Camille y los girasoles”, que incluye información sobre el pintor Vincent van Gogh. Cuentos y leyendas Dentro de los libros de narrativa, es interesante que haya diversos tipos de cuentos: • Cuentos tradicionales, como “El lobo y las siete cabritas” y “Pedrito y el lobo”; • Leyendas, como “La creación del mundo” o “El torito de Caliboro”; • Cuentos maravillosos como “El Flautista de Hamelin”; • Cuentos fantásticos, como “Carlota y los dinosaurios” o “Mateo de paseo por el Museo del Prado”; • Cuentos de orígenes, como “La creación del mundo” o “El mar dijo basta”. • Cuentos realistas, como “El problema de Lorena” o “Carboncillo”; • Cuentos biográficos, como “Camille y los girasoles”; • Cuentos en contextos actuales, como “Agapito y Enolfa maravillados con el arte”, “Un arco iris en la oscuridad”; • Cuentos en contextos de pueblos originarios, como “La Pequeña Rosa Rosalía” o “La creación del mundo”; • Cuentos en contextos históricos, como “Croniñón” o “Mateo de paseo por el Museo del Prado”; 21
• Cuentos de encuentros sucesivos o con estructuras repetitivas, como “La Cebra Camila” o “La pequeña Rosa Rosalía”; • Cuentos de falta y castigo, como “El Flautista de Hamelin” o “Pedrito y el lobo”; • Cuentos de heroísmo y recompensa, como “Croniñón”; • Cuentos de relato dentro del relato, como “Mateo de paseo por el Museo del Prado”, “Carlota y los dino- saurios” o “Vaya rabieta”. Libros de información o documentales La presencia de libros de información o documentales (sobre el espacio, sobre cocina, sobre herramientas, sobre arte, enciclo- pedias, atlas, etc.), permite la búsqueda de información cada vez que se plantea una pregunta relacionada con el entorno de los niños o con sus vidas cotidianas, llevándolos a construir estos referentes culturales comunes que enriquecen las con- versaciones, las actividades y los proyectos de los niños. En tal sentido es interesante que existan diccionarios, como “Mi pri- mer diccionario”; libros documentales sobre temas diversos, tales como “Árboles y flores” o “El gran libro de los animales”; libros que proporcionen informaciones geográficas, políticas y económicas, como “Mi primer Atlas”. Juegos lingüísticos En el nivel de Transición mayor, el trabajo de desarrollo de la conciencia fonológica constituye un objetivo preferencial; por ello, los libros centrados sobre el lenguaje, tal como “Jugue- mos a leer”, son interesantes, dado que llevan a los niños a profundizar sobre los sonidos del habla, las rimas, las alitera- ciones, los ritmos. Asimismo, este tipo de libros llevan a los niños a aprender diversas manifestaciones de la cultura oral, tales como las adivinanzas, canciones, trabalenguas y juegos lingüísticos. Poesía La Antología poética elegida, evita reducir la selección a aque- llos poemas que se consideren comprensibles por los niños o que se consideren como un “pequeño texto simpático”; esto impediría que los ellos accedan al mundo de la poesía, con su lenguaje divergente, sus metáforas, sus estructuras diversas; y también revelaría un menosprecio a las capacidades de los niños y niñas de emocionarse o sorprenderse en el encuentro con palabras inesperadas, sonoridades, ritmos o textos extra- ños que pueden gatillar posteriormente sus propias produc- ciones creativas14. Por ello, dentro de la “Antología de poesía infantil” que se incluye, hay poemas cortos y más extensos, hay poemas con y sin rima, poemas muy simples, pero otros más abstractos y difíciles de interpretar. 14 Devanne, 1997: 24. 22
3. La zona de libros, un recurso que puede ser enriquecido La zona de libros puede ser enriquecida por la educadora, con el apoyo de los niños y niñas, de las familias o de la comuni- dad. Es así como pueden integrarse a este espacio: los libros producidos por los niños, libros proporcionados temporal o permanentemente por la familia o donaciones de la comu- nidad. Especial mención merecen los llamados textos autén- ticos; es decir, aquellos textos del entorno de los niños, tales como diarios y revistas, folletos, catálogos, la Guía de teléfo- nos, guías turísticas, afiches, videos y discos compactos, entre otros. 4. La huella de lo leído en los muros de la sala Es interesante que en los muros de la sala se ubiquen “canteras” o recursos que apoyen la posibilidad de retomar los textos leídos, profundizar en los aprendizajes, apoyarse para leer y escribir. Por ejemplo, Portadas de los libros leídos Instalar en el muro fotocopias de las portadas de los libros leídos, así como un listado de los títulos, permite que los niños los recuerden y apelen a ellos con distintos propósitos. La profesora Angélica González de la Escuela Siria de Ñuñoa, en el mes de abril ya ha leído estos cuentos con sus alumnos de 1er año. Canteras para hablar, leer y escribir Las canteras15 son “bancos de recursos” elaborados por la educadora, con ayuda de los niños y niñas, que proporcionan palabras, expresiones u otros componentes de un texto. Por ejemplo, algunas canteras pueden ser: “palabras para crear poemas”, “palabras para hablar y escribir sobre aves”. En el caso de la lectura de cuentos, las canteras pueden ser: “pala- bras para describir al Flautista de Hamelin”, “palabras para nombrar al lobo”, etc. Estas canteras, pueden ser enriquecidas por los niños y niñas en la medida que van realizando nuevos descubrimientos. Los alumnos de la profesora Miryam Lemus de la Escuela Guillermo Zañartu, Ñuñoa utilizan esta cantera de conecto- res para producir cuentos. 15 Condemarín, Galdames, Medina, 2005. 23
Producciones de los niños y niñas El lenguaje tiene sentido en la medida que permite comunicarse con otros. En tal sentido, los productos elaborados por los niños y niñas a partir de sus lecturas, constituyen un recurso poderoso para estimular sus producciones, así como para retomar los temas abordados en los libros a los cuales estas aluden. Co- herentemente, los niños pueden escribir textos que se integren a la biblioteca; por ejemplo, libros sobre los oficios de los padres, sobre los sueños, sobre determinado tipo de animales, “El libro de los cantares”, con las canciones aprendidas; el “libro de la vida”, escrito con sus propias experiencias; el libro de cartas a personajes de los cuentos, etc17. III - Encuentro diario con los libros Duración: alredor de 10 minutos Frecuencia: una o dos vez al día En este encuentro matinal con los libros, es importante que la educadora modele su propia “necesidad de leer” mostrando a los niños que lee por placer, que vuelve a leer un episodio de un cuento, que necesita consultar un diccionario, verificar el nom- bre de un autor, verificar en el índice de un libro si éste contiene la información que necesita, mirar en el diario el aviso de una película o de una exposición, etc. Es necesario amar la lectura, para enseñar a amarla. Instalar el hábito de un encuentro matinal de lectura libre e indi- vidual, lleva a que los niños y niñas lleguen diariamente a este espacio en la mañana y hojeen los libros libremente, comenten entre ellos, pregunten a la educadora acerca de sus inquietudes e interrogantes, le pidan que les lea y relea un determinado li- bro, una noticia, una información sobre algo que les interesa en ese momento o que les interesó ayer. También, el modelo de la educadora, lleva a que los niños y niñas aprendan a referirse a los libros en diversas circunstancias. 17 Ver Condemarín, Galdames, Medina, 2005: 202. 24
Algunas recomendaciones: • Establezca un momento diario en que los niños y niñas, luego de llegar a la sala, se encuentren libremente con los libros. Para ello, éstos deben estar dispuestos en los presentadores o en algún sistema que los haga visibles y atractivos. • Durante los primeros días, deje los libros sin un orden especí- fico. Más adelante, ordénelos con los niños, preguntándoles a ellos con qué criterios se podrían ordenar. Deje que ellos pro- pongan soluciones y pregunte siempre por qué los ordenarían de un modo u otro. • Mientras ellos leen, lea usted también algún libro, haga co- mentarios sobre algo que le llame la atención de lo que está leyendo y manténgase disponible para responder a sus inte- rrogantes. IV - Lectura diaria de cuentos y otros textos Duración: alrededor de 15 minutos Frecuencia: Todos los días o dos veces al día Tradicionalmente en la educación parvularia, no ha existido la suficiente conciencia de la necesidad de que los niños y niñas se familiaricen con los distintos textos, con sus características, con sus formas de utilización en diversas situaciones comuni- cativas y contextos. Actualmente, múltiples autores promueven la lectura diaria y sistemática a los niños y niñas, de libros de narrativa, poesía o información. La lectura de cuentos, es uno de los momentos más intensos que puede darse en la escue- la, puesto que constituye la mejor estrategia para favorecer la imaginación de los niños. Al principio del año, a primera hora de la mañana, la educadora organiza sus lecturas de manera de dar a conocer los distintos tipos de textos que se encuentran Jardín Vallecito, Lautaro en la “zona de libros”: cuentos, poemas, libros de información o documentales, álbumes narrativos, álbumes de información, revistas, etc. La educadora lee uno o varios libros a los niños o les relee alguno que ya leyó, pero que los niños quieren escu- char otra vez. Leer a los niños, un libro u otro material impreso, requiere esta- blecer una interacción específica y reiterada, que se irá enrique- ciendo en la medida que los niños y niñas adquieran nuevos conceptos y palabras. Esta interacción y las actitudes de los ni- ños, forman parte de un continuo de aprendizaje de la lectura, centrada, no en las imágenes o en los textos evidentes, sino en la invitación a comprometerse en una actividad de movilización de su propio pensamiento, que el adulto estimula y le refleja18, contribuyendo a la construcción de significados y referentes culturales comunes. 18 Javerzat et al., 2003: 43 25
Algunas sugerencias: 1. Preparación • Escoja con anticipación un cuento. Léalo varias veces, en silencio y en voz alta; escuche la historia que na- rra, escuche las palabras que utiliza, su ritmo, el ambiente que se genera. Fórmese imágenes mentales de las escenas que describe. Observe las ilustraciones. Aprecie qué informaciones aportan las ilustraciones en relación al texto. • Sitúe la historia en su contexto: dónde ocurre, en qué época. Trate de recordar la secuencia de hechos: qué hecho gatilla la historia, qué intentos de solución ocurren, cómo se resuelve. Piense en cada personaje, el rol que éste cumple en la historia. • Pregúntese sobre el significado último de la historia, sobre lo que ha querido decir el autor. Relacione este significado con sus propias experiencias. Relacione el significado con otros libros leídos anteriormente a los niños o con alguno leído por usted. • Observe la tapa y todos los elementos que en ella aparecen, así como en los créditos. Lea la ficha del cuento que se presenta en esta Guía (Tercera parte). Colegio Villa El Sol, El Bosque • Prepare algunas preguntas de distintos niveles de complejidad. Por ejemplo, preguntas que apunten a: - Recordar detalles. - Recordar secuencias. - Caracterizar personajes. - Recordar o imaginar ambientes. - Inferir situaciones, sentimientos, causas, efectos. - Establecer relaciones entre elementos del texto. - Establecer relaciones con otros textos leídos. - Establecer relaciones con experiencias o situaciones conocidas o vividas. 2. Lectura en voz alta: la magia de la lectura • Invite a los niños y niñas a sentarse, idealmente, en la “zona de libros”, alrededor suyo. • Lea en voz alta a los niños y niñas, con un volumen de voz normal que genere un ambiente de intimidad, imprimiendo inflexiones a la voz, que acompañen el significado de lo que se está leyendo. También puede cambiarse ligeramente el timbre de voz o la dicción, para caracterizar a distintos personajes. Se trata de no contaminar la historia con una excesiva dramatización. • Lea mostrando, en todo momento, el texto y las ilustraciones a los niños y niñas. 26
3. Construir referentes culturales • Lea el título del cuento, muestre a los niños y niñas la tapa y las informaciones que aparecen: el autor, el ilustrador, la editorial. Cuénteles en ese momento o después –si parece pertinente– dónde fue publicado, en qué idioma, en qué año; comente con ellos algunos aspectos respecto al autor o autora, al ilustrador(a), o a otros temas que le parezcan interesantes. Estos comentarios no requieren ser hechos cada vez que se lea un libro, ni tampoco requieren ser hechos siempre antes de leerlo; más bien hay que actuar con flexibilidad y buscar el momento propicio; por ejemplo, cuando los niños y niñas soliciten que se les lea de nuevo el mismo cuento, o cuando surjan comentarios sobre él por alguna razón, o una vez que termina la lectura y los comentarios sobre lo leído. • Retome, en otros momentos, estos conocimientos surgidos de la lectura del cuento; ellos constituyen los referentes culturales comunes de su grupo. Estos referentes culturales se refieren, por una parte, a la me- moria literaria, pero también, a las palabras, conceptos, expresiones, temas diversos, a las características de los textos, etc. 4. Aprender a comprender • Pregúnteles de qué creen que se trata el cuento, después de haber visto las ilustraciones de la tapa y es- cuchado el título. Pregunte “por qué” cada vez que un niño o niña formule su propia hipótesis, favorezca el intercambio de opiniones entre ellos. Escuche sus reacciones acerca de las ilustraciones. No corrija lo que dicen, sino que deje que los niños y niñas digan sus puntos de vista. • Comience a leer. Muestre las ilustraciones de cada página, escuchando brevemente sus reacciones, incen- tivándolos a formular hipótesis sobre lo que va a ocurrir, a inferir las razones por las cuales determinado hecho ocurre, o las razones de las actitudes de los personajes. Comente usted algunos aspectos que le parezca necesario aclarar, pregúnteles su parecer. No cierre nunca esos intercambios diciendo su propia verdad, deje que ella se vaya construyendo colectivamente. • Lea todo el libro. Escuche sus reacciones y puntos de vista respecto a los personajes, a sus comportamien- tos, a sus sentimientos, a la secuencia de hechos, a sus impresiones sobre el final de la historia. • Retome el libro, en ese momento o más tarde, mostrando las ilustraciones; abra espacios para que ellos las comenten –las vestimentas, los lugares, las actitudes y expresiones– y solicíteles que vayan diciendo a qué parte de la historia corresponden. 5. Leer en redes • Invítelos a comparar la historia o los personajes o las ilustraciones, ya sea con otros libros leídos o con sus propias experiencias. Modele Ud. este tipo de comentarios. • Deje la fotocopia de la tapa del libro en un lugar donde vayan quedando todos los libros leídos de manera que permitan recordarlos, apelar a ellos para referirse a los temas que abordan, etc. • Mantenga en el muro de la sala un listado con los nombres de los libros y textos leídos y la fecha. 6. Lectura pública La lectura pública consiste en que el niño o niña “lee” en voz alta a sus compañeros un cuento u otro texto, mostrando las ilustraciones, tal como lo hace la educadora, dado que, a fuerza de escuchar su lectura reite- rada, lo sabe de memoria –lo que Mabel Condemarín llamó “jugar a leer”–. Este momento tiene un positivo impacto sobre la imagen que los niños y niñas se construyen de sí mismos y sobre los aprendizajes en jue- go19, por ello, es interesante que la lectura pública, se constituya en un momento sistemático en la clase y los niños y niñas “se inscriban” para leer al grupo, un álbum escogido por ellos. En una primera instancia, esta actividad permite que el niño y la niña reformulen la historia con sus propias palabras en una situación de comunicación que tiene sentido para él y ella; y, gradualmente, comiencen a reutilizar textualmente el vocabulario y las construcciones gramaticales y sintácticas de los libros, las cuales no pertenecen al len- guaje oral corriente (y menos aún al lenguaje oral que los niños practican), sino que “a la lengua propia del lenguaje escrito”. 19 Devanne, 2006. 27
Al final de Transición mayor y en los niveles posteriores, la “lectura pública” es la lectura de un texto o de una parte de un texto, que ha sido preparada por el niño y la niña con su familia, para lo cual él se ha inscrito en la clase con anterioridad. Este hecho tiene una singular importancia para el éxito escolar, puesto que los estudios revelan que uno de los factores que influye en las dificultades escolares de los niños de sectores desfavorecidos, reside en que sus formulaciones orales no son transferibles al lenguaje escrito20. Antes de leer y escribir, los niños y niñas deben poder producir formulaciones verbales transferibles al lenguaje escrito, para lo cual requieren interlocutores capaces de modelarlas. Los niños y niñas cuyos padres o adultos significativos utilizan estas formulaciones de manera natural, “entran en convivencia” con sus educadoras y profesores desde el pri- mer día, accediendo con mucha facilidad a las actividades escolares21. Lo contrario ocurre con los niños y niñas cuyos padres utilizan otras variantes del lenguaje, diferentes al lenguaje utilizado en la escuela. Las experiencias de lectura, que se realizan sistemática y regularmente, deben contar con tiempos defini- dos. Idealmente, deberían ocurrir dos veces al día, marcando el inicio, tanto de la jornada de la mañana como de la tarde, ofreciendo de este modo, una gran cantidad y variedad de situaciones que responden así, a las diversas necesidades de aprendizaje e intereses de los niños y niñas, y también a sus estilos de aprendizaje. Es la abundancia de situaciones como estas, la que hace posible transferir a los niños y niñas, las actitudes y comportamientos más adecuados para utilizar el lenguaje escrito. V - Lectura estratégica interactiva Duración: alredor de 30 minutos Frecuencia: diaria o varias veces por semana Adicionalmente a leerles diariamente a los niños y niñas con el fin de desarrollar el placer de leer, es necesario desarrollar estrategias para enseñarles a procesar los textos y construir sus significados. En este sentido, la Lectura estratégica Interactiva22es una estrategia basada fundamentalmente en la interacción, que apunta a enseñar a los ni- ños y niñas, a partir de alrededor de 4 años, a procesar la información de los textos. A diferencia de la lectura diaria de distintos cuentos y otros textos durante alrededor de 15 minutos, esta estrategia propo- ne trabajar un mismo texto durante varios días para centrarse en el aprendizaje de estrategias para la comprensión. Para ello, la educadora puede seleccionar algunos textos que va a trabajar con los niños y ni- ñas durante períodos más largos –alrededor de 30 minutos diarios– y durante varios días –por ejemplo 1 semana o 15 días–. Estos textos deben copiarse en gran formato (cartulina). La Lectura Estratégica Interactiva consiste en un espacio de duración acotada, en el cual la educadora propone actividades que realiza con los niños y niñas, antes, durante y después de la lectura, durante las cuales ellos interactúan muy activamente, para procesar la informa- ción del texto, para conceptualizar y para construir colectivamente sus significados, en un ambiente grato, de confianza y, especialmente, de real escucha y acogida a la expresión de los pensamientos, sentimien- tos, experiencias y puntos de vista de todos los niños y niñas. 20 Fiquet, 2002 21 Chevillard, 2006 22 Medina, 2003, 2005 28
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