V DAV DAa tu vida - MATERIALES COMPLEMENTARIOS - pastoral juvenil yucatan

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V DAV DAa tu vida - MATERIALES COMPLEMENTARIOS - pastoral juvenil yucatan
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     V DA  a tu vida

MATERIALES
COMPLEMENTARIOS
6 AL 10
6
        NTRO
      UE

                        LA AVENTURA DE
  C
EN

                         SER LEVADURA
               Objetivo: Conocer los elementos que constituyen el misterio de la voca-
               ción laical, con la finalidad de favorecer nuestro discernimiento y opción voca-
               cional

               Oramos juntos
               Para este momento de oración, te sugerimos que dispongas un lugar adecua-
               do para la reflexión de los jóvenes en el cual prepares un pequeño altar, con
               una cruz, una Biblia grande y dos velas que la custodien. Además, deberás
               tener lista una imagen grande de Jesús o de la Iglesia cortada en pedazos.

               Puedes iniciar con el siguiente canto:
                            Tocaste mis manos

                                    https://www.youtube.com/watch?v=rhx20naNjxE&index=2&list=
                                    PLJUE31rFqCLchivCk4LNzfEzn9LBBY0-k

               Posterior al canto inicial, se le pide a un joven participante que proclame el
               texto bíblico Rm 13, 3-8, inmediatamente se les dará un breve momento de
               silencio. Después se les pedirá que compartan una algún otro joven las
               siguientes preguntas:

                     ¿Qué significa para mí ser parte del Cuerpo de Cristo?
                     ¿Qué puedo ofrecer para ayudar a este Cuerpo?
                     ¿Cuál creo que sea mi misión dentro de la Iglesia?

               Al término de compartir por parejas, se les repartirá a los jóvenes las partes de
               la imagen de Jesús o de la Iglesia. Se les pedirá que en ese pedazo de papel
               coloquen su nombre y una petición a Dios en la cual le expresen su deseo de
               encontrar su propia vocación, luego, entre todos los participantes, deberán
               formar la imagen con todos los pedazos. Se termina el momento con la
               siguiente oración
AYÚDAME A ENCONTRAR MI LUGAR EN EL MUNDO

       Señor, busco mi lugar en el mundo y a veces no lo encuentro.
  Me has dado todo: ojos para ver y gozar, oídos para escuchar y entender,
     un corazón para amar y sentir, un cerebro para aprender y pensar,
          manos para trabajar y acariciar, pies para comer y bailar…
   ¡Tengo tanto!… y, sin embargo, con frecuencia no sé cómo usarlo bien.
 Tú me regalaste la vida y quiero corresponderte haciendo algo bueno con
                                        ella.
          Permíteme descubrir tus dones, mis talentos y carismas,
            para servirte con ellos en mi familia y mi comunidad.
  Puedo poner la habilidad de mis manos al servicio de quien lo necesita
  Puedo usar mi capacidad de hablar para ayudar y hablar siempre con la
                                       verdad
Puedo estar disponible para aquellos que necesiten de mi tiempo y atención
Puedo utilizar mi experiencia y reflexión para guiar a aquellos que te quieren
                                      conocer
     Puedo… (dejar un tiempo para que cada joven ofrezca sus talentos)
                        ¡Señor, gracias por darme poder
                    para ayudar a mi familia y mi comunidad!
               ¡Ilumíname para que sepa cómo usar mis dones
                   y cómo quieres que colabore en tu misión!
                            ¡A ti gloria por los siglos!

                                    Amén

Vemos nuestra realidad
Para este momento, te proponemos que les recuerdes a los jóvenes lo que ya
se ha reflexionado en el encuentro anterior acerca de la vocación laical. Para
esto puedes crear una representación, un sketch o si lo prefieres puedes
reproducirles a los jóvenes el siguiente video en el que se muestra las caracte-
rísticas de esta vocación.

                    https://www.youtube.com/watch?v=ZuEsogwsFxY

Pensamos
Te sugerimos que en este siguiente momento del encuentro tomes en
cuenta la actividad que en el libro se propone para el “vemos la realidad”.
Puedes invitar a uno o dos matrimonios, a un laico que viva la soltería e inclu-
so a una persona que tenga por estado de vida la viudez.

Esta actividad podrías titularla “Coffee world” ya que se pretende que los
jóvenes interactúen con los invitados en un ambiente de convivencia y frater-
nidad y no como meros receptores de lo que los panelistas o invitados
puedan decir. Divide a los jóvenes en grupos de acuerdo al número de invita-
dos que hayan asistido. A cada invitado (en el matrimonio son ambos en un
mismo lugar) le asignarás un pequeño espacio con una mesita y sillas para
que los jóvenes se sienten alrededor de ellos, también se te sugiere preparar
unos pequeños snacks o botanas y refrescos para cada espacio. Se le dará
un determinado tiempo para que los jóvenes del equipo charlen y convivan
con el laico invitado. A cada uno de los invitados se le pueden dar las
siguientes preguntas guías para que puedan iniciar la plática; cabe recalcar
que lo importante es que los jóvenes se interesen en el testimonio y puedan
preguntar sus dudas e inquietudes.

    1 ¿Por qué eligieron ser laicos?
    2 ¿Qué los motivo a vivir este estado de vida (soltería, matrimonio o
      viudez)?
    3 ¿Qué dificultades han encontrado en la respuesta de su camino voca
      cional a lo largo de su vida?
    4 ¿Cuál creen que sea su misión en el mundo y en la Iglesia?

Actuamos
Para este momento se les pedirá a los jóvenes que después de todo lo
reflexionado en el encuentro, ellos puedan comprometerse a hacer oración
por las vocaciones laicales, teniendo en cuenta la importancia de este camino
por si Dios los llama a vivir esta vocación. Se les repartirá a los jóvenes una hoja
en blanco y un bolígrafo, en la hoja, a modo de acróstico, deberán escribir una
oración en la que pidan a Dios por las vocaciones a la vida laical y se compro-
meterán a realizarla diariamente hasta la fecha del siguiente encuentro.

Celebramos
Se reúnen todos ante el altar de la oración inicial y se intercambian los acrósti-
cos que escribieron, cada quien leerá la oración de alguno de sus compañe-
ros. Después de leer todos los acrósticos, se les invita a rezar la siguiente ora-
ción.
Amadísimo y generoso Dios,
        Eres Tú quien nos llama
         por nuestro nombre y
       nos pides que te sigamos.

     Ayúdanos a crecer en el amor
    y en el servicio a nuestra Iglesia.

          Danos el entusiasmo
       y la energía de tu Espíritu
        para preparar su futuro.

      Danos líderes llenos de fe
    que abracen la misión de Cristo
         en amor y en justicia.

      Bendice la Iglesia de _______
    con líderes de nuestras familias
        que dediquen sus vidas
        al servicio de su pueblo
     como sacerdotes, religiosos,
      diáconos y ministros laicos.

    Inspíranos a conocerte mejor y
       abre nuestros corazones
          para oír tu llamada.

                 Amén.

.
7
        NTRO

                                   LA AVENTURA
  C   UE
EN

                                    DE SER LUZ
               Objetivo: conocer los elementos que constituyen el misterio de la voca-
               ción a la vida consagrada, con la finalidad de favorecer nuestro discernimiento
               y opción vocacional.

               Oramos juntos
               Para la oración inicial de este encuentro, se te propone que los jóvenes
               reflexionen acerca de las Bienaventuranzas. Por ello, será necesario colocar
               un pequeño altar y alrededor de éste, poner las nueve bienaventuranzas que
               marca el texto bíblico de Mt 5, 1-12.

               Para iniciar la reflexión te sugerimos leer en voz alta la siguiente meditación,
               haciendo una pausa breve en los puntos suspensivos y una pausa más larga al
               final de cada párrafo.

               Recojan en su mente sus preocupaciones para no distraerse con ellas. Pónganlas en manos de
               Dios para que los libere de ellas, mientras realizan la meditación de esta reflexión.

               Siéntanse acogidos por Dios. Él guardó sus preocupaciones en su corazón, y ahora los toma en
               su regazo y los mira con infinita ternura.

               Busquen el rostro de Dios, imagínenlo como padre bondadoso y comprensivo…, mírenlo con
               intención de iniciar un diálogo con él, conscientes de que son hombres y mujeres, creados a su
               imagen y semejanza…, con capacidad de recibir su amor y proyectarlo a los demás. Llénense de
               este sentimiento de felicidad y plenitud, y gocen por unos momentos de él

               Piensen en una o dos veces en que, queriendo hacer el bien, no han tenido la fuerza de voluntad
               para llevar a cabo la acción que se propusieron…, en alguna persona a quien aman

               de verdad y, sin embargo, la han herido con sus palabras o gestos… No cabe duda que las limita-
               ciones y debilidades propias de la naturaleza humana también pesan en nuestro ser, y nos
               evitan ser y actuar como quisiéramos.

               Ahora, visualicen a Jesús haciéndoles compañía en el regazo del Padre. Es su Hijo, a quien envió
               a la tierra para compartir nuestra historia, para mostrarnos cómo viven los hijos de Dios y liberar-
               nos del pecado y la muerte… Déjense inundar de un sentimiento de admiración y gratitud ante
               este don del Padre.

               Sientan la cercanía de Jesús; es su maestro y amigo. Jesús se levanta y los guía con sus ojos
               para que hagan lo mismo. Les señala un camino que recorrerán juntos; tiene un letrero que dice
               “Juntos construiremos la Civilización del Amor”.
Después de la lectura, inmediatamente se proclamará el pasaje evangélico de
las bienaventuranzas. Luego se les pedirá que cada uno de ellos elija una de
las bienaventuranzas, de modo que se formen nueve equipos. En esos grupos
se les pedirá que compartan el por qué eligieron tal bienaventuranza y como
la viven o la desean llevar a cabo en sus vidas. Para terminar se les exhortará a
que tomen conciencia del llamado que Dios les hace y que en el presente
encuentro se profundizará acerca de una vocación única en la Iglesia. Se
termina con la oración en canto de San Francisco “Hazme un instrumento de
tu paz”.

Para contemplar
A continuación, te anexamos algunos fragmentos del Magisterio de la Iglesia
que tratan sobre la vocación a la vida religiosa.

“La vida consagrada nace y renace del encuentro con Jesús tal como es:
pobre, casto y obediente. Se mueve por una doble vía: por un lado, la iniciativa
amorosa de Dios, de la que todo comienza y a la que siempre debemos regre-
sar; por otro lado, nuestra respuesta, que es de amor verdadero cuando se da
sin peros ni excusas, y cuando imita a Jesús pobre, casto y obediente”.

                  Papa Francisco, XXII Jornada Mundial de la Vida Consagrada

                         Artículos
               138, 145, 258, 339, 374, 440

Los consagrados y las consagradas hoy tienen la tarea de ser testigos de la
transfigurante presencia de Dios en un mundo cada vez más desorientado y
confuso

                               Papa Benedicto XVI Discurso, 22 de mayo 2006

Vemos nuestra realidad
Para iniciar este momento del encuentro, podrías presentarles como primera
actividad el video “Mi Vida: #MensajeDirecto”de la Campaña vocacional Sale-
siana 2017 en el cual se motiva a los jóvenes a reflexionar acerca del sentido
que le dan a sus vidas y la llamada que Dios le hace a cada persona.
https://www.youtube.com/watch?time_continue=50&v=pOSarWFUsVo

Posteriormente, a través de una dinámica de formación de equipos, que te
dejamos a tu creatividad, dividirás a los jóvenes en pequeños grupos para la
siguiente actividad.

A cada equipo de jóvenes, le asignarán el nombre de un santo religioso junto
con una pequeña biografía de la vida de dicho santo. En el anexo 1 te agrega-
mos la biografía de algunos santos religiosos, si gustas puedes investigar la
vida de otros.

Los jóvenes deberán leer la biografía y posteriormente se les pedirá que pre-
senten aspectos relevantes de su vida de un modo creativo, pueden hacerlo a
través de una breve representación dramatizada, un monólogo, un dibujo, una
canción, un poema, un acróstico, una porra, etc. Incluso puedes rifar entre los
equipos cada uno de los modos antes mencionados para que haya diversidad
en la presentación de la vida de los santos.

Pensamos
En este momento se te sugiere que los jóvenes conozcan el testimonio vivo de
lo que significa la vocación a la vida consagrada. Para ello te proponemos que
puedas llevar a tus jóvenes a alguna casa o comunidad religiosa y que puedan
convivir con las hermanas y hermanos consagrados, incluso que puedan cola-
borar en lo que ellos realizan en sus comunidades, para después tener un mo-
mento de diálogo en el que los jóvenes resuelvan sus inquietudes acerca de
esta bella vocación.

Si no les es posible llevar a los jóvenes a alguna comunidad o congregación
religiosa, pueden invitar a algún consagrado o consagrada para que comparta
su testimonio de vida tal y como lo pide el libro. O en su defecto puedes pro-
yectarles alguna película que trate de la vida de algún santo religioso.

Te sugerimos algunas películas:

                    MADRE TERESA DE CALCUTA, LA PELÍCULA

                    Dirección: Fabrizio Costa.
                    País: Italia.
                    Año: 2003.
                    Duración: 168 min.
                    Género: Drama biográfico
Sinopsis: La India a finales de los 40. El dominio británico llega a su fin, pero el
nuevo país vive momentos de agitación. Los enfrentamientos y las matanzas
se suceden en Calcuta al tiempo que crece la desesperación de los débiles,
los enfermos y los desheredados. En medio de todo este sufrimiento surge
una monja que se dedica en cuerpo y alma a ayudar a los pobres, a curar a los
leprosos que mueren en las calles y a cuidar a los huérfanos y niños abando-
nados: es Teresa de Calcuta. Los problemas que su abnegación le acarrea la
obligan a desafiar a las autoridades, incluyendo las de su propia iglesia.

                    ANTONIO GUERRERO DE DIOS

                    Año: 2006
                    Duración: 110 min.
                    País: Italia
                    Director: Antonello Belluco

Sinopsis: Esta película relata la historia de San Antonio de Padua, figura
extraordinaria y carismática del año 1200 hasta su muerte. Tras sobrevivir de
un naufragio, se convierte en sospechoso de ser el portador de un tesoro que
garantiza la riqueza y la felicidad perpetua. Una vida apasionante y llena de
aventuras, aunque siempre en pro de la defensa de los oprimidos, combatien-
do la usura y el abuso de poder.

                    HERMANO SOL Y HERMANA LUNA
                    Doblaje original de su estreno en España.
                    Título original del film: Fratello Sole, sorella Luna (Brother Sun, sister
                    Moon)
                    Protagonizada por Graham Faulkner (en el papel de Francisco), Judi
                    Bowker (santa Clara de Asís), Valentina Cortese (madre de Francisco)
                    y Alec Guinness (Papa Inocencio III).

Sinopsis: Siglo XIII. Francesco, hijo del rico comerciante italiano Pietro Bernar-
done y su mujer francesa Pica Bourlemont, es un joven jovial y despreocupado
que sólo busca divertirse. Participa orgulloso en la guerra de su ciudad natal,
Assisi, contra la vecina Perugia (en la región italiana de La Umbría), pero aban-
dona y regresa prematuramente, enfermo y con un comportamiento que
extraña a todos. Será el comienzo de un nuevo Francisco, que afectará a la
juventud de su ciudad y del mundo entero, a lo largo de los siglos venideros.
Actuamos
Al llegar a este momento, los jóvenes ya deberán tener una visión un poco
más amplia de lo que significa la vocación religiosa y su importancia en medio
de nuestra Iglesia. Los consagrados viven de un modo especial y único tres
realidades fundamentales a las que invita Jesús, es decir, los consejos evan-
gélicos de pobreza, castidad y obediencia.

Sin embargo, aun cuando en las comunidades religiosas se viven de modo
prioritario estos consejos evangélicos, cada cristiano, está llamado a asumirlos
en su día a día. También los jóvenes están llamados a ser pobres, castos y obe-
dientes.

Ahora bien, ¿cómo se pueden vivir estos consejos desde la propia juventud?
Para motivarlos a un compromiso, se les pedirá a los jóvenes que, en un cartel,
manifiesten la respuesta a las siguientes preguntas:

      ¿Cómo puedo vivir el consejo evangélico de la pobreza en mi juventud?
      ¿Qué entiendo por llevar una vida casta?
      ¿Estoy viviendo castamente?
      ¿cómo puedo crecer en la vivencia de la castidad?
      ¿Qué significa para mí ser obediente en mi vida diaria?
      ¿con quienes me invita Jesús a ser obediente?

Para terminar, se les puede reproducir el video ¡Alégrate! Vida consagrada,
haciendo referencia a que la característica principal de la vida religiosa es la
alegría con la que los consagrados y consagradas dan testimonio de su fe.
Alegría que no es para unos cuantos, sino para todo quien desea ser fiel discí-
pulo de Cristo.

         https://www.youtube.com/watch?v=rDRtY-ax2sE

Celebramos
Para terminar, como momento celebrativo se te sugiere reunir a todos los
jóvenes en el mismo lugar donde inició el encuentro. Ahí, a cada joven se les
dará a escoger un papelito en el que se encontrará el nombre de una congre-
gación o comunidad religiosa de todas las que colaboran en nuestra Arquidió-
cesis. Se les mencionará que Dios ha querido que ellos oren por tal congrega-
ción religiosa y que su compromiso será pedir por aquellas personas consa-
gradas, para que Dios los bendiga y les ayude a seguir dando testimonio fiel
Listado de comunidades religiosas de la Arquidiócesis de Yucatán:

      Adoratrices Perpetuas del Santísimo Sacramento
      Clarisas Contemplativas de Izamal
      Compañía de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
      Compañía de Santa Teresa de Jesús
      Congregación de Jesús María
      Congregación de las Hermanas Trinitarias
      Consagradas del Regnum Christi
      Discípulas de Jesús Buen Pastor
      Dominicas de Santa Catalina de Siena
      Hermanas Concepcionistas al Servicio de los Pobres
      Hermanas de San Carlos Borromeo
      Hermanas de San Juan Bautista
      Hijas del Espíritu Santo
      Hermanas Evangelizadoras Eucarísticas de los Pobres
      Hermanas inmaculatinas de Alejandría
      Hermanas Josefinas de México
      Hermanas Mercedarias del Santísimo Sacramento
      Hermanas Misioneras de la Caridad
      Hermanas Servidoras de la Palabra
      Hermanitas de los Ancianos Desamparados
      Hijas de María Inmaculada de Guadalupe
      Hijas de San José
      Hijas de la Divina Providencia
      Hijas de María Trono de la Sabiduría
      Hijas del Corazón de María
      Hijas Mínimas de María Inmaculada
      Misioneras de la Madre de Dios
      Misioneras Guadalupanas del Espíritu Santo
      Misioneras de Cristo Resucitado
      Misioneras de la Caridad de María Inmaculada
      Misioneras de María Inmaculada
      Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús de Xalapa
      Misioneras Hijas de la Madre Santísima de la Luz
      Monasterio de Clarisas Capuchinas
      Monjas Dominicas del Señor de la Divina Misericordia
      Oblatas de Jesús Sacerdote
      Orden del Verbo Encarnado y del Santísimo Sacramento
      Religiosas de la Cruz del Sagrado Corazón de Jesús
      Religiosas de Santa Martha
      Religiosas Franciscanas de Nuestra Señora del Refugio
      Santa María del Monte Carmelo
      Servidoras Franciscanas de la Cruz
Siervas de Jesús Sacramentado
      Siervas de María Ministras de los Enfermos
      Siervas del Sagrado Corazón de Jesús y de los Pobres
      Clérigos Regulares de San Pablo Barnabitas
      Compañía de Jesús
      Congregación del Oratorio de San Felipe Neri
      Hijos de Santa María Inmaculada
      Hermanos Maristas
      Hijos de la Inmaculada Concepción
      Instituto del Verbo Encarnado
      Legionarios de Cristo
      Misioneros del Espíritu Santo
      Misioneros Servidores de la Palabra
      Monjes Adoradores Perpetuos del Santísimo Sacramento
      Orden de Frailes Menores
      Orden de la Merced (Mercedarios)
      Salesianos de San Juan Bosco
      Sociedad de San Pablo
      Sociedad de San Sulpicio y Misioneros de la Madre de Dios

Después de haber recibido el nombre de la congregación por la cual rezarán,
se recita con los jóvenes la siguiente oración y se termina con el canto de
“Alma Misionera”.

                ¡Ven, Espíritu Creador, con tu multiforme gracia
                      ilumina, vivifica y santifica a tu Iglesia!
                         Unida en alabanza te da gracias
          por el don de la Vida Consagrada, otorgado y confirmado
           en la novedad de los carismas a lo largo de los siglos.
                 Guiados por tu luz y arraigados en el bautismo,
           hombres y mujeres, atentos a tus signos en la historia,
                            han enriquecido la Iglesia,
          viviendo el Evangelio mediante el seguimiento de Cristo
                  casto y pobre, obediente, orante y misionero.
            ¡Ven Espíritu Santo, amor eterno del Padre y del Hijo!
                            Te pedimos que renueves
                         la fidelidad de los consagrados.
            Vivan la primacía de Dios en las vicisitudes humanas,
                   la comunión y el servicio entre las gentes,
              la santidad en el espíritu de las bienaventuranzas.
        ¡Ven, Espíritu Paráclito, fortaleza y consolación de tu pueblo!
              Infunde en ellos la bienaventuranza de los pobres
                     para que caminen por la vía del Reino.
                       Dales un corazón capaz de consolar
                     para secar las lágrimas de los últimos.
Enséñales la fuerza de la mansedumbre
     para que resplandezca en ellos el Señorío de Cristo.
            Enciende en ellos la profecía evangélica
                para abrir sendas de solidaridad
                   y saciar la sed de justicia.
           Derrama en sus corazones tu misericordia
        para que sean ministros de perdón y de ternura.
                      Revístelos de tu paz
    para que puedan narrar, en las encrucijadas del mundo,
            la bienaventuranza de los hijos de Dios.

.

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ANEXO

                                Vidas de santos religiosos

                                     San Benito Abad

Padre del monasticismo occidental, decidió abandonar Roma y el mundo para evitar la vida
licenciosa de dicha ciudad. Vivió como ermitaño por muchos años en una región rocosa y
agreste de Italia. En Vicovaro, en Tívoli y en Subiaco, sobre la cumbre de un farallón que
domina Anio, residía por aquél tiempo, una comunidad de monjes, cuyo abad había muerto.
Decidieron pedirle a San Benito que ocupara su lugar. Al principio se negó, pero luego
cedió ante la insistencia. Pronto se puso en evidencia que las estrictas nociones de discipli-
na monástica que San Benito observaba, no se ajustaban a ellos, porque quería que todos
vivieran en celdas horadadas en las rocas. El mismo día retornó a Subiaco, no para seguir
llevando una vida de retiro, sino con el propósito de empezar la gran obra para la que Dios
lo había preparado durante esos tres años de vida oculta. No tardaron en reunirse a su alre-
dedor los discípulos atraídos por su santidad y por sus poderes milagrosos.

San Benito se encontró entonces, en posición de empezar aquél gran plan de "reunir en
aquél lugar a muchas y diferentes familias de santos monjes dispersos en varios monaste-
rios y regiones, a fin de hacer de ellos un sólo rebaño según su propio corazón, para unirlos
en una casa de Dios bajo una observancia regular y en permanente alabanza al nombre de
Dios" Por lo tanto, colocó a todos los que deseaban obedecerle en los 12 monasterios de
madera, cada uno con su prior. Él tenía la suprema dirección sobre todos y vivía con algu-
nos escogidos, a los que deseaba formar con especial cuidado.

A causa de algunos problemas con el sacerdote Florencio, se trasladó a Monte Cassino. En
esta región, sobre las ruinas del templo de Apolo, - al que los habitantes de este lugar ren-
dían culto antes de su llegada - construyó dos capillas y la abadía de Monte Cassino, alre-
dedor del año 530. De aquí partió la influencia que iba a jugar un papel tan importante en la
cristianización y civilización de la Europa post-romana. Fue tal vez durante este periodo que
empezó a concretizar su "Regla", la que está dirigida a todos aquellos que, renunciando a
su propia voluntad, tomen sobre sí "la fuerte y brillante armadura de la obediencia para
luchar bajo las banderas de Cristo, nuestro verdadero Rey". Prescribe una vida de oración
litúrgica, estudio, y trabajo, llevado socialmente, en una comunidad y con un padre común.

San Benito vaticinó el día de su muerte; el último día recibió el Cuerpo y la Sangre del Señor.
Fue enterrado junto a santa Escolástica, su hermana, en el sitio donde antes se levantaba el
altar de Apolo que él mismo destruyó, en Monte Cassino.
San Martín de Porres

Martín es bautizado en la iglesia de San Sebastián, donde años más tarde Santa Rosa de
Lima también lo fuera. Son misteriosos los caminos del Señor: no fue sino un santo quien lo
confirmó en la fe de sus padres. Fue Santo Toribio de Mogrovejo, primer arzobispo de Lima,
quien hizo descender el Espíritu sobre su moreno corazón, corazón que el Señor fue
haciendo manso y humilde como el de su Madre.
A los doce Martín entró de aprendiz de peluquero, y asistente de un dentista. La fama de su
santidad corre de boca en boca por la ciudad de Lima. Martín conoció al Fraile Juan de
Lorenzana, famoso dominico como teólogo y hombre de virtudes, quien lo invita a entrar en
el Convento de Nuestra Señora del Rosario.
Las leyes de aquel entonces le impedían ser religioso por el color y por la raza, por lo que
Martín de Porres ingresó como Donado, pero él se entrega a Dios y su vida está presidida
por el servicio, la humildad, la obediencia y un amor sin medida. San Martín tiene un sueño
que Dios le desbarata: "Pasar desapercibido y ser el último". Su anhelo más profundo siem-
pre es de seguir a Jesús. Se le confía la limpieza de la casa; por lo que la escoba será, con
la cruz, la gran compañera de su vida.
Sirve y atiende a todos, pero no es comprendido por todos. Un día cortaba el pelo a un estu-
diante: éste molesto ante la mejor sonrisa de Fray Martín, no duda en insultarlo: ¡Perro
mulato! ¡Hipócrita! La respuesta fue una generosa sonrisa.
San Martín llevaba ya dos años en el convento, y hacía seis que no veía a su padre, éste lo
visita y… después de dialogar con el P. Provincial, éste y el Consejo Conventual deciden que
Fray Martín se convierta en hermano cooperador.
El 2 de junio de 1603 se consagra a Dios por su profesión religiosa. El P. Fernando Aragonés
testificará: "Se ejercitaba en la caridad día y noche, curando enfermos, dando limosna a
españoles, indios y negros, a todos quería, amaba y curaba con singular amor". La portería
del convento es un reguero de soldados humildes, indios, mulatos, y negros; él solía repetir:
"No hay gusto mayor que dar a los pobres".
Su hermana Juana tenía buena posición social, por lo que, en una finca de ella, daba cobijo
a enfermos y pobres. Y en su patio acoge a perros, gatos y ratones.

Pronto la virtud del moreno dejó de ser un secreto. Su servicio como enfermero se extendía
desde sus hermanos dominicos hasta las personas más abandonadas que podía encontrar
en la calle. Su humildad fue probada en el dolor de la injuria, incluso de parte de algunos
religiosos dominicos. Incomprensión y envidias: camino de contradicciones que fue ase-
mejando al mulato a su Reconciliador.
Los religiosos de la Ciudad Virreinal van de sorpresa en sorpresa, por lo que el Superior le
prohíbe realizar nada extraordinario sin su consentimiento. Un día, cuando regresaba al
Convento, un albañil le grita al caer del andamio; el Santo le hace señas y corre a pedir per-
miso al superior, éste y el interesado quedan cautivados por su docilidad.
Cuando vio que se acercaba el momento feliz de ir a gozar de la presencia de Dios, pidió a
los religiosos que le rodeaban que entonasen el Credo. Mientras lo cantaban, entregó su
alma a Dios. Era el 3 de noviembre de 1639.
Su muerte causó profunda conmoción en la ciudad. Había sido el hermano y enfermero de
todos, singularmente de los más pobres. Todos se disputaban por conseguir alguna reli-
quia. Toda la ciudad le dio el último adiós.
Su culto se ha extendido prodigiosamente. Gregorio XVI lo declaró Beato en 1837. Fue
canonizado por Juan XXIII en 1962. Recordaba el Papa, en la homilía de la canonización, las
devociones en que se había distinguido el nuevo Santo: su profunda humildad que le hacía
considerar a todos superiores a él, su celo apostólico, y sus continuos desvelos por atender
a enfermos y necesitados, lo que le valió, por parte de todo el pueblo, el hermoso apelativo
de "Martín de la caridad".

                                         San Charbel

Youssef (José) nació el 8 de mayo de 1828 en un pequeño poblado del Líbano llamado
Biqa-Kafra. Era el quinto hijo de Antonio Makhlouf y Brígida Choudiac, sencillos campesinos
llenos de fe. Dos de sus tíos maternos eran monjes en el monasterio de Quzhaya que dista-
ba una hora de camino desde Biqa-Kafra. José los visitaba con frecuencia y se quedaba
con ellos ayudando en los oficios divinos, participando en sus oraciones y cantos y escu-
chando sus sabios consejos.
Tenía veintitrés años cuando dejó casa y familia para entrar al monasterio de Nuestra
Señora de Mayfouk de la orden maronita libanesa. Al recibir el hábito de novicio cambió su
nombre por el de Chárbel, nombre de un mártir de la iglesia de Antioquía que murió en el
año 107 bajo el imperio de Trajano. Cuando su madre y su tío se enteraron de su decisión,
se dirigieron inmediatamente a buscarlo al monasterio tratando de convencerlo de que
regresara. Finalmente, Brígida, también convencida de la vocación de su hijo, le dijo: Si no
fueras a ser buen religioso te diría: ¡Regresa a casa! Pero ahora sé que el Señor te quiere a
su servicio. Y en mi dolor al estar separada de tí, le digo resignada: ¡Que Dios te bendiga, hijo
mío, y que haga de ti un santo...!
Desde joven había desarrollado una intensa vida interior y de oración que durante sus años
de monje había madurado. Pronto se despertó en él la vocación por la vida eremítica que,
de acuerdo con la tradición cristiana, se debe hacer viviendo en soledad. Se retiró a la
ermita de San Pedro y San Pablo en Gebel an Nour (Montaña de la Luz) que tenía sólo dos
habitaciones pequeñísimas y un oratorio también estrechísimo. Comenzó esta vida más
austera en el año 1875 y la llevó durante veintitrés años. Se ejercitaba en diversas mortifica-
ciones y en la oración continua; dormía sobre el suelo y comía una sola vez al día. Ordinaria-
mente oficiaba la misa hacia el mediodía de tal forma que pasaba la mañana preparándose
para el Santo Sacrificio y la tarde dando gracias a Dios. Vivía en el más absoluto retiro, del
que sólo salía para atender alguna necesidad pastoral.
El 16 de diciembre de 1898 estaba celebrando la misa hacia las once de la mañana, cuando
le sobrevino un ataque de parálisis en el momento de la consagración. Murió el 24 de
diciembre y sus restos reposan en el monasterio de San Maron, actual meta de peregrina-
ciones y milagros incesantes. Fue canonizado el 9 de octubre de 1977 por el papa Pablo VI.
Santa Clara

Nació en Asís el año 1193. Fue conciudadana, contemporánea y discípula de San Francisco
y quiso seguir el camino de austeridad señalado por él a pesar de la durísima oposición
familiar.
Si retrocedemos en la historia, vemos a la puerta de la iglesia de Santa María de los Ángeles
(llamada también de la Porciúncula), distante un kilómetro y medio de la ciudad de Asís, a
Clara Favarone, joven de dieciocho años, perteneciente a la familia del opulento conde de
Sasso Rosso.
En la noche del domingo de ramos, Clara había abandonado su casa, el palacio de sus
padres, y estaba allí, en la iglesia de Santa María de los Ángeles. La aguardaban san Fran-
cisco y varios sacerdotes, con cirios encendidos, entonando el Veni Creátor Spíritus.
Dentro del templo, Clara cambia su ropa de terciopelo y brocado por el hábito que recibe
de las manos de Francisco, que corta sus hermosas trenzas rubias y cubre la cabeza de la
joven con un velo negro. A la mañana siguiente, familiares y amigos invaden el templo.
Ruegan y amenazan. Piensan que la joven debería regresar a la casa paterna. Grita y se
lamenta el padre. La madre llora y exclama: "Está embrujada". Era el 18 de marzo de 1212.
Cuando Francisco de Asís abandonó la casa de su padre, el rico comerciante Bernardone,
Clara era una niña de once años. Siguió paso a paso esa vida de renunciamiento y amor al
prójimo. Y con esa admiración fue creciendo el deseo de imitarlo.
Clara despertó la vocación de su hermana Inés y, con otras dieciséis jóvenes parientas, se
dispuso a fundar una comunidad.
La hija de Favarone, caballero feudal de Asís, daba el ejemplo en todo. Cuidaba a los enfer-
mos en los hospitales; dentro del convento realizaba los más humildes quehaceres. Pedía
limosnas, pues esa era una de las normas de la institución. Las monjas debían vivir depen-
dientes de la providencia divina: la limosna y el trabajo.
Corrieron los años. En el estío de 1253, en la iglesia de San Damián de Asís, el papa Inocen-
cio IV la visitó en su lecho de muerte. Unidas las manos, tuvo fuerzas para pedirle su bendi-
ción, con la indulgencia plenaria. El Papa contestó, sollozando: "Quiera Dios, hija mía, que no
necesite yo más que tú de la misericordia divina".

Lloran las monjas la agonía de Clara. Todo es silencio. Sólo un murmullo brota de los labios
de la santa.
- Oh Señor, te alabo, te glorifico, por haberme creado.
Una de las monjas le preguntó:
- ¿Con quién hablas?
Ella contestó recitando el salmo.
- Preciosa es en presencia del Señor la muerte de sus santos.

Y expiró. Era el 11 de agosto de 1253. Fue canonizada dos años más tarde, el 15 de agosto
de 1255, por el papa Alejandro IV, quien en la bula correspondiente declaró que ella "fue
alto candelabro de santidad", a cuya luz "acudieron y acuden muchas vírgenes para encen-
der sus lámparas".
Santa Clara fundó la Orden de Damas Pobres de San Damián (hoy llamada Orden de las
hermanas pobres de Santa Clara), llamadas normalmente Clarisas, rama femenina de los
franciscanos, a la que gobernó con fidelidad exquisita al espíritu franciscano hasta su
muerte y desde hace siete siglos reposa en la iglesia de las clarisas de Asís.
Santa Rita de Casia

Santa Rita de Casia no tuvo una vida fácil, fue una hija obediente y esposa fiel, pero era mal-
tratada por su esposo y vio morir a sus hijos; sin embargo, gracias a su amor a Jesús logró
la conversión del marido y ahora es conocida como la “santa de lo imposible” y Patrona de
los necesitados. Su fiesta se celebra el 22 de mayo.
Santa Rita nació en 1381 en Italia en una época de conquistas, rebeliones y corrupción. Ella
y sus padres fueron analfabetos, pero Dios le concedió a la Santa la gracia de leer. Quiso ser
religiosa, pero sus padres le escogieron un esposo y ella aceptó obediente. Su esposo tenía
malas juntas, era bebedor, mujeriego y la golpeaba, pero Santa Rita se mantuvo fiel y en
oración. Tuvieron dos gemelos que tenían el mismo temperamento del papá. Tras 20 años
de casados el esposo se convirtió, Rita lo perdonó y juntos se acercaron más a la vida de fe.
Un día él no llegó a casa y lo encontraron asesinado.
Los hijos juraron vengar la muerte de su padre y la pena de Santa Rita aumentó más. Ni sus
súplicas los hacían desistir. La afligida mamá rogó al Señor que salvara a sus hijos y que
tomara sus vidas antes de que se condenaran con un pecado mortal. Así ambos padecieron
una terrible enfermedad y antes de morir perdonaron a los asesinos.
Más adelante, Santa Rita quiso ingresar con las hermanas agustinas pero no fue fácil
porque había estado casada y por la sombría muerte de su esposo. Ella se puso en oración
y cierta noche oyó que la llamaban tres veces por su nombre. Abrió la puerta y se encontró
con San Agustín, San Nicolás de Tolentino y San Juan el Bautista, de quien ella era muy
devota. Ellos le pidieron que los siga y después de recorrer las calles sintió que la elevaban
en el aire y la empujaban suavemente hacia Casia hasta encontrarse arriba del Monasterio
de Santa María Magdalena. Allí cayó en éxtasis y cuando volvió en sí estaba dentro del Mo-
nasterio y las monjas agustinas no pudieron negarle más el ingreso a la comunidad.

Hizo su profesión religiosa ese mismo año (1417) y fue puesta a prueba con duras pruebas
por las superioras. Santa Rita recibió los estigmas y las marcas de la corona de espinas en
la cabeza. A diferencia de otros santos con este don, las llagas en ella olían a podrido y tuvo
que vivir aislada durante muchos años. Después de una grave y dolorosa enfermedad
partió a la Casa del Padre en 1457. La herida de espina en su frente desapareció y en su
lugar quedó una mancha roja como un rubí que tenía deliciosa fragancia. Su cuerpo perma-
nece incorrupto.

                                 Santa Teresa de Calcuta

“De sangre soy albanesa. De ciudadanía, India. En lo referente a la fe, soy una monja católi-
ca. Por mi vocación, pertenezco al mundo. En lo que se refiere a mi corazón, pertenezco
totalmente al Corazón de Jesús”, decía la Madre Teresa.
La Madre Teresa nació un 26 de agosto de 1910 en Skopje. Fue la menor de los hijos de
Nikola y Drane Bojaxhiu. La bautizaron con el nombre de Gonxha Agnes. Recibió la primera
Comunión a los cinco años y medio; y la Confirmación la recibió en 1916.
A los ocho años muere su padre y su familia pasa por una gran estrechez económica.
Cuando llegó a los 18 años deja la casa para ingresar al Instituto de la Bienaventurada
Virgen María, conocido como las Hermanas de Loreto, en Irlanda. Allí tomó el nombre de
Hermana María Teresa por Santa Teresa de Lisieux. Llega a Calcuta el 6 de enero de 1929.
Después de hacer sus primeros votos en mayo de 1931, es destinada a la comunidad de
Loreto Entally en esa ciudad de la India donde fue docente de las alumnas del colegio St.
Mary.
El 24 de mayo de 1937, la Hermana Teresa hizo su profesión perpetua y llegó a convertirse
en directora del mencionado colegio en 1944. Sin embargo, un 10 de septiembre de 1946,
durante un viaje de Calcuta a Darjeeling para realizar su retiro anual, Madre Teresa recibió
lo que ella llamó la “inspiración”, su “llamada dentro de la llamada”. Aquel día la sed de
amor y de almas se apoderó de su corazón. En las siguientes semanas, mediante locucio-
nes interiores y visiones, el mismo Jesús le reveló su deseo de encontrar “víctimas de amor”
que “irradiasen a las almas su amor”. “Ven y sé mi luz”, le dijo el Señor.
Del mismo modo, le pidió que fundara una congregación religiosa al servicio de los más
pobres entre los pobres. Es así que después de muchas dificultades, el 17 de agosto de
1948 se visitó por primera vez con el sari blanco orlado de azul y salió del convento de
Loreto para introducirse en el mundo de los pobres. Recorrió los barrios pobres, visitó fami-
lias, lavó las heridas de los niños y ayudó a los olvidados. Todos los días recibía la Eucaristía
y salía de casa con el rosario en la mano. Luego de algunos meses, se le unieron algunas
de sus antiguas alumnas.

En 1950 se establece oficialmente la Congregación de las Misioneras de la Caridad. Tiempo
después envió a sus hermanas a otras partes de la India y abre otras casas en Venezuela,
Roma, Tanzania y en los cinco continentes. Con el tiempo funda también a los Hermanos
Misioneros de la Caridad, la rama contemplativa de las Hermanas, los Hermanos Contem-
plativos y los Padres Misioneros de la Caridad. Así como a los Colaboradores de Madre
Teresa y a los Colaboradores Enfermos y Sufrientes. Lo que inspiró a los Misioneros de la
caridad laicos y al movimiento Sacerdotal Corpus Christi.

En 1979 se le otorgó el Premio Nobel de la Paz y los medios de comunicación empezaron
a seguir con más atención sus obras que daban testimonio de la alegría de amar y de la
grandeza y dignidad de cada persona humana. Al final de su vida y a pesar de sus proble-
mas de salud, Madre Teresa continuó sirviendo a los pobres. Después de encontrarse por
última vez con San Juan Pablo II, retorna a Calcuta y el 5 de septiembre de 1997 volvió a la
Casa del Padre.
8
       ENTRO

                         LA AVENTURA DE
  C   U
EN

                            SER PASTOR
               Objetivo: Conocer los elementos que constituyen el misterio de la voca-
               ción al ministerio ordenado, con la finalidad de favorecer nuestro discerni-
               miento y opción vocacional.

               Oramos juntos
               Para este momento se te propone que prepares un espacio destinado para
               orar, en él deberás colocar los ornamentos propios del sacerdote (casulla,
               estola, caliz, cíngulo, alba), con una imagen de Jesús Buen Pastor al centro.
               Te sugerimos iniciar con el Canto Ven y Sígueme de Jésed, para que posterior-
               mente realices la actividad que está marcada en el libro debajo del título “sím-
               bolos” en la pág. 64. Posteriormente es importante proclamar la Palabra de
               Dios a los jóvenes, para esto puedes leer el pasaje de Jeremías que contiene
               el libro o alguno de los siguientes:

                                     Salmo 23
                                     Jn 10, 11-16
                                     Jn 21, 15-19
                                     Mc 3, 13-19

               Después de leer la cita bíblica que elijas, se les dará a jóvenes una serie de
               preguntas que deberán reflexionar en tercias.

                  1) ¿Soy consciente de importancia de la vocación sacerdotal dentro de la
                      Iglesia?
                  2) ¿He orado por el aumento de vocaciones sacerdotales en mi diócesis?
                  3) ¿Cómo promuevo la vocación sacerdotal en mis entornos particulares?
                  4) ¿He pensado si Dios me llama a la vocación sacerdotal (varones)?

               Después del diálogo en tercias, se pide la intercesión de nuestra Madre del
               Cielo con un Avemaría y posteriormente se termina con el canto Servirte para
               Siempre.
Para Contemplar
Aquí te anexamos algunos artículos y videos relacionados con la vocación
sacerdotal, los cuales te pueden servir como apoyo al momento de tratar este
tema con los jóvenes.

                      193,249
                    251,257, 259                           276,283, 295

             EL VLOG SEMIS
             https://www.youtube.com/watch?v=PoQ_-1kZc6w

             ¿POR QUÉ NO SER SACERDOTE?
             https://www.youtube.com/watch?v=bYLIWWtqPx8

Vemos nuestra realidad
El objetivo de este momento es que los jóvenes tengan un acercamiento al
testimonio real de la vocación sacerdotal. Para ello, puedes seguir la actividad
que se te propone en el libro, la cual se trata de realizar una mesa panel con el
sacerdote de tu parroquia o comunidad. Es importante que, si vas a realizar
esta actividad, tengas en cuenta que debes crear un clima de confianza y cer-
canía entre el sacerdote y los jóvenes, quizás puedas organizar una cena o una
visita a la casa cural para que los chavos conozcan otros momentos de la vida
del ministro ordenado.
Algunas preguntas guías para este diálogo con el sacerdote pueden ser:

   1) ¿Cómo se dio cuenta que Dios lo llamaba a esta vocación?
   2) ¿Cuáles fueron los obstáculos que vivió en el caminar vocacional?
   3) ¿Cuáles han sido los momentos más felices que ha vivido como sacer
       dote?
   5) ¿Qué dificultades vive el sacerdote en su vida diaria?
   6) ¿Qué mensaje les da a los jóvenes con respecto a la búsqueda de su
       vocación?
Si es imposible realizar un diálogo o charla con algún sacerdote, te sugerimos
proyectarles a los jóvenes alguna película que testimonie la vocación al minis-
terio ordenado. O en su defecto realizar una representación dramatizada de la
vida de un sacerdote.

Algunas películas que te proponemos son:

                   ROMERO

                   Año: 1989
                   País: Estados Unidos
                   Director: John Duigan
                   Reparto: Raul Julia, Richard Jordan, Ana
                   Alicia, Eddie Vélez, Alejandro Bracho, Tony
                   Plana

Sinopsis: Narra la historia del arzobispo salvadoreño Oscar Romero, que
desde su importante cargo eclesiástico se dedicó sin temor a criticar la des-
igualdad social y la represión del gobierno de El Salvador, y que murió asesi-
nado en el año 1980, en los comienzos de lo que sería la Guerra Civil Salvado-
reña.

                   MOLOKAI, LA ISLA MALDITA

                   Año: 1959
                   País: España
                   Director: Luis Lucía
                   Intérpretes: Javier Escrivá, Roberto Camardiel, Gerard
                   Tichy, Marcela Yurfa, Nani Fernández, Ángel Aranda, María
                   Arellano

Sinopsis: Magnífica película que describe la biografía de San Damián de Mo-
lokai, muy bien interpretado por Javier Escrivá. El Padre Damián llega a la isla
de Molokai en 1873 para ocuparse de los leprosos obligados a vivir en esta isla
del archipiélago de Hawaii. Después de muchos años al cuidado religioso y
médico de los leprosos, logra llamar la atención de las autoridades y consigue
mejorar las condiciones de vida de estos enfermos. La película describe muy
bien la entrega del sacerdote, el sacrificio y duro trabajo que lleva en la isla
hasta entregar su propia vida, ya que se contagia finalmente de lepra.
LA ÚLTIMA CIMA

                   Año de producción: 2010
                   Género: Documental
                   Clasificación: Todos los públicos
                   Director: Juan Manuel Cotelo

Sinopsis: El sacerdote madrileño Pablo Domínguez murió a los 42 años en un
accidente cuando descendía del Moncayo. Era La última cima española de
más de 2000 metros que le faltaba por coronar, pero su vida no fue la de un
montañero al uso. Sus misas y conferencias estaban llenas de gente que
deseaban oír sus palabras, incluso sus fieles le pedían que predicara allá
donde viajaba. Éste es el retrato de un hombre alegre, humilde y generoso
que, según dicen los que le conocieron, sabía que iba a morir joven.

Pensamos

Después de haber contemplado las vivencias de algún testimonio sacerdotal,
es momento de conocer todos los elementos que comprenden la vocación al
ministerio ordenado, es decir, las características, la teología que se hace de
este camino vocacional, el estilo de vida que los sacerdotes asumen, los
grados del orden sacerdotal entre otros. Para esto, se te sugiere que algún
seminarista pueda compartir una breve charla explicativa de lo que significa
ser sacerdote en la Iglesia Católica, incluso pueden explicar el significado de
los ornamentos sacerdotales.

Actuamos
Se te sugiere realices la actividad tal y como se tiene propuesto en el libro 4 en
la página 72.
Celebramos
Para cerrar el encuentro, te puedes guiar del esquema que propone el libro, si
gustas puedes diseñar uno donde den gracias a Dios por las vocaciones que
existen en el mundo. Te anexamos una oración de ofrecimiento.

Señor, no tienes manos, tienes sólo nuestras manos para construir un mundo
nuevo donde habite la justicia. Concédenos, Señor, fortaleza y entrega. Señor,
no tienes pies, tienes sólo nuestros pies para poner en marcha a los hombres
por el camino de la libertad. Concédenos, Señor, comprensión y estima. Señor,
no tienes labios, tienes sólo nuestros labios para proclamar al mundo la Buena
Noticia de tu Evangelio. Concédenos, Señor, sabiduría y consejo. Señor, no
tienes medios, tienes sólo nuestra acción para lograr que todos los hombres
sean hermanos. Concédenos, Señor, ser testigos de tu Evangelio. Amén.

Para este momento, se te propone un tiempo de adoración al Santísimo de
modo que sea un espacio de oración y reflexión por las vocaciones sacerdota-
les.

EXPOSICIÓN AL SANTÍSIMO

CANTO VOCACIONAL

ORACIÓN AL SANTÍSIMO AL INICIAR LA HORA SANTA

No me mueve, mi Dios, para quererte
El cielo que me tienes prometido;
Ni me mueve el infierno tan temido
Para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
Clavado en una cruz y escarnecido;
Muéveme el ver tu cuerpo tan herido;
Muéveme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, de tal manera,
Que, aunque no hubiera cielo yo te amara
Y aunque no hubiera infierno te temiera.
No me tienes que dar por que te quiera;
Pues, aunque lo que espero no esperará,
Lo mismo que te quiero te quisiera.
LECTURA BÍBLICA (Heb 5,1-10)

“Todo sumo sacerdote, es elegido entre los hombres y nombrados su repre-
sentante ante Dios, para ofrecer dones y sacrificios por los pecados. Puede ser
indulgente con ignorantes y extraviados, porque también él está sujeto a la
debilidad humana, y a causa de ella tiene que ofrecer sacrificios por sus propios
pecados, lo mismo que por los del pueblo. Y nadie puede tomar tal dignidad
para sí mismo si no es llamado por Dios, como Aarón. Del mismo modo Cristo
no se atribuyó el honor de ser sumo sacerdote, sino que lo recibió del que le
dijo: Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy; y en otro pasaje: Tú eres sacer-
dote para siempre, según el orden de Melquisedec. Durante su vida mortal
dirigió peticiones y súplicas, con clamores y lágrimas, al que podía libarlo de la
muerte, y por esa cautela fue escuchado. Y aunque era Hijo de Dios, aprendió
sufriendo lo que es obedecer, así alcanzó la perfección y llegó a ser para cuan-
tos le obedecen causa de Salvación Eterna , y Dios lo proclamó sumo sacerdo-
te según el orden de Melquisedec.”

MOMENTO DE SILENCIO

CANTO VOCACIONAL

ALABANZAS A DIOS PADRE POR EL DON DEL SACERDOCIO

LECTOR
Padre Santo, te agradecemos el don de la vida y de la fe que nos has concedi-
do.
TODOS
Bendito seas por siempre Señor

Padre Santo, te agradecemos tu infinito amor al enviamos a tu Hijo Jesucristo,
que se hizo hombre como nosotros, murió y resucitó para salvamos.
Bendito seas por siempre Señor
Padre Santo, gracias porque por medio de tu Hijo instituiste la Santa Eucaristía
y el Sagrado Mandamiento del Amor.
Bendito seas por siempre Señor
Padre Santo, gracias por entregamos en tu Hijo Jesucristo Sumo y Eterno
Sacerdote, el Sagrado Orden del Sacerdocio
Bendito seas por siempre Señor
Gracias Padre porque enviaste a tu Hijo y sigues enviando a tus sacerdotes
para que den fruto abundante que permanezca
Bendito seas por siempre Señor
 Gracias Jesús por haber instituido la Iglesia, fundada en las rocas de los após-
toles.
 Bendito seas por siempre Señor
Gracias Jesús por ofrecer el Don del Sacerdocio a los hombres pecadores,
para que sea ofrecido al pueblo de Dios.
Bendito seas por siempre Señor
 Gracias Jesús porque has llamado a los que tú has querido para que sean
sacerdotes y los has convertido en «OTROS CRISTOS».
Bendito seas por siempre Señor
Gracias Jesús, porque el sacerdote ministro es signo del buen pastor que par-
ticipa de modo especial de tu ser sacerdotal
Bendito seas por siempre Señor
Gracias Jesús, porque el sacerdote prolonga tu obra de salvación con la predi-
cación del Evangelio, con la celebración de los sacramentos y con sus actitu-
des de bondad y servicio
Bendito seas por siempre Señor
Gracias Espíritu Santo, por consagrar con tu poder a los sacerdotes el día de la
ordenación, cuando el Obispo impone las manos sobre los ministros
Bendito seas por siempre Señor
Gracias Espíritu Santo, porque siempre estás en comunión con el sacerdote
cuando celebra la liturgia, sobre todo en la Eucaristía y en los demás sacra-
mentos.
Bendito seas por siempre Señor
Gracias Espíritu Santo, porque con tu gracia el sacerdote puede guiar a la
comunidad cristiana que se le ha encomendado.
Bendito seas por siempre Señor
Gracias Espíritu Santo, porque ayudas y sostienes al sacerdote en su conver-
sión diaria, para que pueda servir mejor a sus hermanos
Bendito seas por siempre Señor
Gracias Espíritu Santo, porque impulsas a los sacerdotes a vivir el amor, para
que se vayan configurando con Cristo Buen Pastor.
Bendito seas por siempre Señor

CANTO VOCACIONAL

ORACIÓN POR LOS SACERDOTES

Señor Jesús, presente en el Santísimo Sacramento, que quisiste perpetuarte
entre nosotros por medio de tus Sacerdotes, haz que sus palabras sean sólo
las tuyas, que sus gestos sean los tuyos, que su vida sea fiel reflejo de la tuya.
Que ellos sean los hombres que hablen a Dios de los hombres y hablen a los
hombres de Dios. Que no tengan miedo al servicio, sirviendo a la Iglesia como
Ella quiere ser servida. Que sean hombres, testigos del eterno en nuestro
tiempo, caminando por las sendas de la historia con tu mismo paso y haciendo
el bien a todos. Que sean fieles a sus compromisos, celosos de su vocación y
de su entrega, claros espejos de la propia identidad y que vivan con la alegría
del don recibido. Te lo pido por tu Madre Santa María: Ella que estuvo presente
en tu vida estará siempre presente en la vida de tus sacerdotes. Amén
RESERVA DEL SANTÍSIMO

Te agregamos la lista de los sacerdotes de nuestra diócesis; puedes dividirlos
entre los jóvenes participantes para que ellos oren por su ministerio sacerdo-
tal.

    LISTADO DE SACERDOTES DIOCESANOS DE LA ARQUIDIÓCESIS DE
                           YUCATÁN

 Acosta Verez José Alejandro                             Ceballos loeza Atilano
 Aguayo Escalante Alejandro Adolfo               Ceballos Solís Jesús Abelardo
 Aguayo Escalante Manlio Wuarfé                        Ceballos Uc Justo David
 Aguilar Pech Manuel Alfredo de Jesús                         Centeno Ek Óscar
 Aké Pech Felipe                                  Cervantes Chan Vidal Antonio
 Andrade Gutiérrez Cristian Rolando                    Cervantes Pech Eudaldo
 Andrade Gutiérrez Cristian Rolando              Cervera Ancona Mario Alberto
 Atoche Enseñat Ricardo Alberto               Cervera Canto Francisco de Borja
 Álvarez Gallegos Alejandro de Jesús                     Cervera Chuc Baltazar
 Avilés Aguilar Luis Alberto                      Cervera Domani Jorge Carlos
 Ávila Cervera Alberto José                               Cetina Góngora Lucio
 Azcorra Alejos Gaspar                               Cetina Vega Óscar Manuel
 Baquedano Pech Teodoro                             Chan Cauich Gelmi Germán
 Balam Xix Jorge Gabriel                                  Chan Chan José Juan
 Basto Aguilar José Francisco                        Chan Che Pablo de la Cruz
 Beltrán Aguilar Jorge Manuel                            Ché Chí Saúl Abraham
 Beltrán Pereira Edwin Ricardo                             Chi Chan Jorge Elías
 Buenfil Palma Carlos Higinio                    Chicmul Castro Juan de la Cruz
 Burgos Chalé Daniel Jesús                       Chuc Canté Manuel Leobardo
 Burgos Sabido Gabriel                               Cirerol Ojeda Alfredo José
 Caamal Zi Carlos Ismael                               Coba Collí José Bernabé
 Caballero Encalada Jesús de Atocha                            Collí Moo Rafael
 Cáceres Solís Cristhian                         Cohuo Arcique Luis Humberto
 Campos Estrada Miguel Ángel                     Cruz Araujo Rigoberto Alfonso
 Cárdenas Angulo Héctor Augusto                         Cuellar Portillo Roberto
 Cardos Fernández Raúl Francisco                   Cuytún Canché José Ricardo
 Carrillo Gómez César Amilcar                   De León Ojeda Felipe de Jesús
 Carrillo Lugo Álvaro Ernesto                Dominguez Castillo Edwin ARmín
 Carvajal López Avelino                                Dzib Cauich Aarón Jesús
 Casellas Castro Héctor Alberto                   Echeverría Lopez Pedro José
 Castillo Castillo Miguel Ángel          Escalante Pantoja José Ramón Antonio
 Castillo Dominguez Javier Jesús               Escalante Suárez Alfredo Gabriel
 Castillo Galera Gerardo de Jesús                Espínola Echeverría Luis Angel
 Castillo Pereyra Fausto Guadalupe             Ferraez Vázquez Juan Francisco
 Castilla Segura Roger Martín                      Flores Cervera José Antonio
 Castillo Tun Rolando Cenobio                      Galáz Várguez Eduardo José
 Castillo y Aguilar Santiago Alberto          Gamboa Crespo Gabriel Arcángel
 Castro Lara Juan                                          García Aguilar Álvaro
 Castro Lara Sebastián                                  García López Francisco
 Ceballos García Carlos Dolores                Góngora Góngora Luis Fernando
 Ceballos García Manuel Jesús                       Gonzalez Aguilar José Yvan
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