LA PUERTA DE SAN VICENTE Y SUS ANTIGUAS IMÁGENES

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Papeletas de Ávila 2

        LA PUERTA DE SAN VICENTE Y SUS ANTIGUAS IMÁGENES
                                                                                  José Luis Gutiérrez Robledo

Puerta de San Vicente. Imagen actual.                                    Planta, alzado y sección. Jesús Gascón/Santiago Herráez.

Dos son las grandes puertas con torreones asociados que configuran el modelo más depurado de las puertas
de la muralla: la del alcázar y la de san Vicente. Otras dos también tienen torreones asociados: la del Adaja y
la del Rastro. De las últimas la primera carece del puente en lo alto que une a ambos torreones, la segunda
transformó ese puente en galería en las reformas de mediado el siglo XVI (en la misma época se reformó
también la puerta de la Santa, que tiene dos torreones de planta cuadrada y escaso saliente). Son las dos
citadas al principio las más potentes defensas de los muros, y se enclavan las dos en el frente este de la
muralla, el que no está protegido por desniveles o por el rio, en el que la defensa se reforzaba con el alcázar,
el cimorro catedralicio y la puerta del obispo, el palacio episcopal y un foso y barrera.
Ambas recuerdan lejanamente la estructura de los weswerk torreados carolingios, con torres a ambos lados y
entre ellas un espacio abovedado, un puente con un medio cañón como nártex abierto (como las fachadas
occidentales de la iglesia de San Vicente y de la catedral). La puerta se abre en pasadizo recto con cuatro
arcos semicirculares, y en el tramo delantero «ofrece arcos en torno, circunscribiendo un espacio descubierto,
según uso romano que atestiguaba Vegecio, para echar desde allí agua en caso de que intentaran quemar la
puerta los asaltantes, pues a más del rastrillo el primer arco se cerraba con puertas de madera» (Gómez-
Moreno). Vegecio, el tratadista romano, dice que «la parte del muro que queda sobre la puerta debe
acondicionarse de forma que esté provista de huecos por los que se pueda echar agua desde arriba para
apagar el fuego». Arquitectónicamente destacan el puente superior que une los dos torreones y arranca de
grandes mensulones que soportaron la cimbra de madera con la que se volteó y las defensas que se suceden
en el pasadizo de entrada: puertas, galerías altas, tronera, restrillo y patio de armas.

Verraco tallado en la roca madre bajo la torre sur (torreón 8).   Verraco removido junto a la base de la torre norte (torreón 9).
La historia constructiva de esta puerta, ha sido confirmada y reescrita a partir de mayo de 1999 por los
arqueólogos Martínez-Lillo y Murillo Fragero, que bajo uno de los torreones de la puerta de San Vicente (el
meridional o nº 8) encontraron un verraco tallado en la roca madre con las características zoomorfas de un
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cerdo, que fechan en la segunda mitad del siglo I de nuestra era. Es ejemplar bien conservado, sobre él está
construido el tramo curvo y parte del tramo recto del torreón. Sus pezuñas marcan el nivel del pavimento
correspondiente a una puerta romana, y su lomo marca otro nivel de pavimento de un acceso posterior. Es
necesario recordar que estamos tratando de una población indígena romanizada. Anótese además que entre la
puerta romana y el verraco han aparecido los primeros sillares de un pequeño torreón embutido en los muros
al que hasta ahora solía atribuírsele un origen romano (el maestro Gómez-Moreno fue el primero que anotó su
existencia y su carácter romano, y tras él fuimos todos, pero no siempre señalando que el hallazgo era suyo).
Torreón, que –por invadir los niveles romanos y tener marcas de cantería medievales– los arqueólogos citados
defienden que corresponda con una pequeña muralla medieval que denominan muralla castellana – el término
es algo impreciso– y fechan a comienzos del siglo XII. La existencia de otro torreón similar embutido en el
torreón frontero del arco (nº 9) permitía esperar, con cierto fundamento, el hallazgo de otro verraco que fuera
pareja del descubierto, organizando una puerta única en los mundos celtas, romano y medieval. Así fue en
parte, ya que a finales de noviembre de 2007 apareció un nuevo verraco que no estaba tallado en la roca
madre, por lo que no se construyó sobre él. Estaba removido y tumbado, mas puede aventurarse un
emplazamiento similar al del otro torreón (ya se apunta el que tal vez al construir en las primeras décadas del
XIX nuevas defensas ante las nuevas amenazas que conoció la ciudad, fuera descubierto por primera vez, y
no concediendo al hallazgo valor arqueológico fuera removido desde su primer emplazamiento a otro en el
que reforzaba la cimentación de las defensas de los muros que aparecen en la acuarela de Vicente Carderera
que se reproduce más adelante). Esas torres cuadradas podrán ser castellanas, pero por incorporar material
romano y asociarse con una puerta romana, son piezas que confirman el fundamento romano de parte de los
muros. Tras el descubrimiento tiene nuevo sentido la afirmación del tan denostado Ariz diciendo que las
murallas medievales se construyeron «no sobre los cimientos de las primeras [las romanas], si no en más alto
[elevado] lugar», y se confirma la existencia de un amurallamiento que aquí mezclaba lo autóctono y lo
romano (que también pudo incorporar elementos visigodos), y que vino a confirmar la continuidad del
trazado romano y del trazado medieval. Resulta incomprensible que en una ciudad en la que se abren unos
hornos medievales (cerrados) o se deja al descubierto unos restos arqueológicos no tan sugerentes como los
del jardín de Prisciliano (al costado del torreón nº 8) se entierre un descubrimiento de tal importancia histórica
y artística, que ofrece una imagen que iguala a la muralla con las antiguas puertas mesopotámicas.

Excavación de los jardines de Prisciliano.                    Puertas de Jorshabad, en el momento de la excavación.

Imágenes de finales del siglo XV y del siglo XVIII
Esas puertas del alcázar y de san Vicente son, en mi opinión, las que inspiran la entrada de la ciudad ideal
que Pedro Berruguete (†1503) pintó entre 1493 y 1499 al fondo de la tabla La muerte de san Pedro de
Verona, pieza central del retablo que a la vida del santo dedicó en el convento de Santo Tomás de Ávila y que
hoy está en el museo del Prado. Esa puerta o de la del alcázar, ambas conocidas por el pintor en sus largas
estancias en Ávila, se reflejan en la tabla y especialmente en un dibujo preparatorio que subyace bajo la
pintura. Sería la imagen más antigua de la ciudad.
Berruguete hizo en Ávila buena parte de su última obra para las iglesias de santo Tomas y San Pedro, además
de comenzar el retablo mayor de la catedral que contrató en 1499. Por distintos caminos llegaron al Museo del
Prado cuatro sargas italianizantes de San Pedro y nueve tablas de Santo Tomás que antes estuvieron en el
museo de la Trinidad, formaban parte de los retablos dedicados a San Pedro de Verona y Santo Domingo de
Guzmán (cinco del primero y cuatro del segundo).
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Pedro Berruguete. Martirio de San Pedro de Verona. Tabla, detalle de la ciudad y puente y dibujo subyacente.

En el interior de la iglesia de San Vicente (actualmente en la cripta de la Soterraña) se guarda una Procesión
ante la iglesia de San Vicente como una rogativa a la Soterraña, óleo costumbrista del siglo XVIII de no muy
buena factura, muy craquelado y con muchos repintes, que recoge el pórtico de la iglesia con la torre sur
antes de la restauración decimonónica, la casa de sillería que hoy es un restaurante y las murallas y la puerta
de san Vicente como fondo.

Rogativa a la Soterraña delante de la iglesia de San Vicente. Conjunto y detalle.

Imágenes decimonónicas
La citada vista de la puerta por Valentín Carderera y Solano (1796-1880) que se conserva en el Museo de la
Fundación Lázaro Galdiano de Madrid y que publiqué hace cuatro años en mi libro sobre las murallas, es la
más antigua imagen cierta del monumento. Como la mayor parte de los dibujos de Carderera está realizado a
lápiz con aguada de tinta y es de pequeñas dimensiones, 199 x 283 mm, y buen ejemplo - como las otras
muchas obras del autor que se conservan en el Museo de Huesca, en la Biblioteca Nacional y en la Real
Academia de Bellas Artes- de la facilidad y calidad de su dibujos de arquitectura monumental, obras de un
hombre que era a la vez un buen pintor, un apreciado retratista, y un brillante estudioso del arte y la
arquitectura española, y que como romántico sentía una espacial inclinación hacia lo medieval. Es un apunte
que creo puede fecharse antes de 1840, ya que recoge las últimas obras de fortificación que en la muralla se
hicieron en el siglo XIX y que ya no aparecen en el dibujo de Van-Halen de 1847. Son obras realizadas unas
por el ejército francés durante su permanencia en Ávila (1809 a 1812), otras por la amenaza de partidas
armadas absolutistas (1822 a 1823), y las últimas y más consistentes ante la amenaza de las partidas carlistas
(1836 a 1841). Considero que a las obras realizadas bajo la dirección del gobernador francés de la ciudad, el
general Hugo, pueden corresponder el rastrillo adelantado ante la puerta y las dos galerías curvas que rodean
las bases de los torreones y recuerdan las corachas de castillos como el de Mombeltrán, galerías en las que se
abren estrechas fusileras (conozco fuentes que indican que en 1812 se procedió a desmantelar esas
fortificaciones, pero me consta que esos desmantelamientos muchas veces no pasaron de una inutilización
parcial de las reformas). Otras fusileras se marcan en los edificios adosados de la izquierda, el más grande de
los cuales llegó a ser sede del Museo Provincial de Ávila.
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Valentín Carderera, h. 1840. Fundación Lázaro Galdiano. nºC. 9569
Casi sin solución de continuidad puede fecharse (La España pintoresca y artística se publica entre 1844 y
1847) el más depurado de los muchos dibujos de la ciudad que firmó Francisco de Paula Van-Halen y Maffei
(1814-87), un aceptable pintor de historias y un ilustrador prolífico pero algo torpe, que a mediados de esa
década también recoge la puerta de san Vicente como telón de fondo de dibujos esquemáticos, meros
apuntes no muy logradas, de las iglesias de San Francisco y San Vicente (xilografía y litografía). Se conocen
muchos dibujos suyos de Ávila en las revistas de la época, que deben observarse con muchos reparos, ya que
el rigor en la composición, proporciones y detalles de Carderera, no aparecen en sus obras en las que los
volúmenes y proporciones están alterados e incluye múltiples invenciones (buena parte de sus obras fueron
utilizadas por Manuel Rios Lagos para ilustrar Los liberales en Ávila, 1867, y pueden verse en la página web
avilas.es).

Francisco de Paula Van-Halen. Puerta de San Vicente (1847). Dos versiones de San Francisco, San Vicente y las murallas. H. 1844-45
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Puerta de San Vicente y murallas por G. E. Street, 1861-63. Puerta de San Vicente.           Dibujo de C. Pizarro hacia 1860.

El capitulo anterior a la fotografía se cierra con el dibujo que el arquitecto inglés G. E. Street realizó
para su estudio Some Account of Gothic Architecture in Spain (Londres, 1965), que debe fecharse en
los años de sus viajes a España (1861 a 1863). Street que escribe que las murallas presentan un
«aspecto asaz severo, salvaje y adusto», hace un dibujo un tanto esquemático de la zona de San
Vicente, dando a los muros un carácter muy parecido al que se conoce como aparejo toledano, ya
que las hiladas de ripio de su fábrica casi semejan verdugadas de ladrillo. La imagen del conjunto de
murallas, construcciones bajas y arbolado es similar a la de las estampas anteriores y a las de las
primeras fotografías de la zona. Coetáneo de él es el dibujo que Cecilio Pizarro gravó al aguafuerte
de la puerta h. 1870, que en lo alto del torreón meridional tiene el mismo cuerpo que aparece en las
obras de Carderera y de Van-Halen.
Fotografías decimonónicas
La basílica y la puerta de san Vicente son recogidas en imágenes similares a las anteriores en las
fotografías de la segunda mitad del siglo XIX. En la de Disderí, que se guarda en el fondo fotográfico
de la universidad de navarra, realizada a la altura del humilladero de la Vera Cruz, la puerta es un
mero telón de fondo, en la de Laurent aparecen aún restos del cuerpo de remate visto en las obras
de Carderera, Van-Halen y Pizarro.

Basílica de San Vicente. André Adolphe Eugène Disdéri. h.1860-5. (Univ. Navarra)       Puerta de San Vicente , h. 1870. Laurent.
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Interior de la puerta h.1900.   Tunel de la puerta en 1900, con una de las hojas de madera. Proyecto restauración 1900.

A principio del pasado siglo la puerta mostraba un penoso estado de conservación, como se ve en la imagen
del interior, en la que los castilletes están arruinados y en el detalle del túnel de entrada que acompaña al
proyecto de restauración de Repulles y Vargas de 1900, que además de mostrar los sillares rozadísimos, aun
tiene su puerta de madera (al menos se ve una de sus hojas).

Isidro Benito, h. 1900.             Unión Postal . h.1905.                         Museo Provincial, hacia 1930
Las fotografias del arquitecto Isidro Benito Domínguez y de una tarjeta postal de Unión Postal recogen el
estado del coso de san Vicente hacia 1900, aún con los edificios que aparecen en el dibujo de Carderera (el
que luego fue Museo Provincial sin cubierta). La última de las tres recoge la tercera sede del ya centenario
Museo provincial de Ávila, con una serie de verracos guardando las puertas, y ya sin los edificios que cerraban
el coso en las anteriores imágenes.

                                                              Como última imagen de la puerta de San Vicente, y
                                                              recordando todas las anteriores imágenes en las que
                                                              se han podido rastrear los restos de las distintas
                                                              operaciones de refuerzo de las defensa de la torre,
                                                              traigo aquí una fotografía del Archivo Mayoral que ya
                                                              publiqué en la que las defensas son de lo más
                                                              rudimentario. Son los años de la guerra civil de
                                                              1936, la ciudad estaba en el territorio de los rebeldes
                                                              a la Republica, se temía la llegada de las fuerzas
                                                              republicanas y por ello se montan parapetos de
                                                              piedra, tras los que hacen guardia unos civiles
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La huella de la Puerta de San Vicente fuera de Ávila

Chicago. Exposición Universal 1892   Pueblo español de Barcelona (Exposición Universal de 1929). Túnel de Somosierra 1933.

Esta puerta y la del alcázar son el modelo de muchas recreaciones de la muralla en la misma ciudad
y la provincia, son también las reproducidas en maquetas y recortables de todo tipo, e incluso
inspiraron el logotipo de la tristemente casi desaparecida Caja de Ávila. Fuera de Ávila, a modo de
arquitectura efímera, una de esas puertas de la muralla es la entrada a la Spanish village de la
Exposición Universal de Chicago de 1893. Idéntica función tiene esa puerta de San Vicente en el
Pueblo español levantado con ocasión de la Exposición Universal de Barcelona en 1929. Finalmente
la puerta sirvió de modelo para el túnel de Guadarrama en 1933, ampliando lógicamente la entrada.

       Para saber más:
                - ÁVILA, A.: «Espacio y arquitectura en Pedro de Berruguete (“¿Quién hubiera podido pintar en Castilla
                algo similar en los años ochenta? Seguramente nadie”)». En Simposium internacional, Actas. Palencia,
                2004.
                -BORDEJÉ GARCES, F.: Las murallas de Ávila, Madrid, 1935.
                -ESTEBAN CHAPAPRÍA, J. E.: «Emilio Moya Lledós, arquitecto conservador de monumentos (1929-1936)».
                En «Roma y la tradición de lo nuevo. Diez artistas en el Gianicolo», Catálogo de la Exposición en la
                Academia de España, Roma, diciembre 2003-febrero 2004 y en Residencia de Estudiantes, Madrid,
                marzo-abril 2004, pp. 118-129.
                -GÓMEZ MORENO, M.: Catálogo monumental de la provincia de Ávila, 3 vols., Ávila, 1983. 2ª edición,
                2001.
                -GUTIÉRREZ ROBLEDO, J.L.: Las murallas de Ávila. Arquitectura e Historia. Ávila, 2008.
                -GUTIÉRREZ ROBLEDO, J.L.: Enciclopedia del románico de Castilla y León. Ávila. Tomo VII. Salamanca,
                2002,
                -GUTIÉRREZ ROBLEDO, J.L.: Los dibujos de arquitectura medieval española de G. E. Street. Ávila., 2006.
                - MADRAZO, P. de.: Necrología a Valentín Carderera, recogida en el "Boletín de la Real Academia de la
                Historia", números I y II del tomo II, páginas 5-12.
                -MARIÁTEGUI, E.: «Arquitectura militar de la Edad Media en España: Ávila de los Caballeros». El Arte en
                España., Revista Mensual del Arte y de su Historia, V (1866), pp. 25-39 y 53-61.
                -MUSEO DE ÁVILA.: Cien piezas del museo de Ávila, Ávila, 2011.
                -STREET, G. E. La arquitectura gótica en España, Madrid, 1926.
                -VEREDAS RODRÍGUEZ, A.: Ávila de los Caballeros, Ávila, 1935.
                -VV. AA.: La muralla de Ávila, Madrid, 2003.
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