LAS MIGRACIONES INTERNACIONALES EN LAS AMÉRICAS - CONFEDERACIÓN SINDICAL DE TRABAJADORES Y TRABAJADORAS DE LAS AMÉRICAS
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LAS MIGRACIONES INTERNACIONALES EN LAS AMÉRICAS LAS MIGRACIONES INTERNACIONALES EN LAS AMÉRICAS CONFEDERACIÓN SINDICAL DE TRABAJADORES Y TRABAJADORAS DE LAS AMÉRICAS Capa.indd 5 16.01.09 11:59:38
CONFEDERACIÓN SINDICAL DE TRABAJADORES Y TRABAJADORAS DE LAS AMÉRICAS LAS MIGRACIONES INTERNACIONALES EN LAS AMÉRICAS Marcia Anita Sprandel* Rossana Rocha Reis Wilson Fusco Octubre de 2008 * Marcia Anita Sprandel es Antropóloga, Integrante del Grupo de Trabajo de Migraciones Internacionales de la Asociación Brasileña de Antropologia, Rossana Rocha Reis es profesora del Departamento de Ciencia Política de la Universidade de São Paulo e investigadora del CEDEC (Centro de Estudios de Cultura Contemporánea), Wilson Fusco es investigador de la Dirección de Investigaciones Sociales de la Fundación Joaquim Nabuco.
Confederación Sindical de Equipo del Proyecto “Fortalecimiento Trabajadores y Trabajadoras de de organizaciones de trabajadores, las Américas – CSA promoviendo la formación sindical y facilitando su intervención en el Secretariado mercado de trabajo y en los procesos de codesarrollo. Se destinará a políticas Presidenta laborales de equidad de género al Linda Chávez-Thompson menos 30% del convênio (07-co1-58)” Estados Unidos Secretario de Política Económica y Presidente Adjunto Desarrollo Sostenible Julio Roberto Gómez Esguerra Rafael Freire Neto Colombia rafael.freire@csa-csi.org Secretario General Responsable del Proyecto Migrantes Víctor Báez Mosqueira Táli Pires Paraguay tali.pires@csa-csi.org Secretario de Política Económica y Coordinadora de Cooperación Desarrollo Sostenible Sindical para el Desarrollo Rafael Freire Neto Martha Ayala Brasil martha.ayala@csa-csi.org Secretaria de Política Sindical y Coordinador Político Educación Iván González Amanda Villatoro ivan.gonzalez@csa-csi.org El Salvador Traducción Secretario de Política Social Celina Lagrutta Laerte Teixeira da Costa Brasil Capa y proyecto grafico Caco Bisol Diagramación Márcia Helena Ramos Sede CSA – Brasil Rua Formosa, 367, 4º andar, Cjto. 450 Centro – São Paulo – SP – Brasil CEP 01049-000 Tel.: + 55 11 2104 0750 Fax: + 55 11 2104 0751 Email: sede@csa-csi.org Oficina Centro América – Costa Rica Sabana Norte Del Restaurante El Chicote, 100 mts norte y 75 mts oeste San José – Costa Rica Apto. Postal 1577 - 2050 Tel.: + 506 2291-7900 / + 506 2291-7901 Fax: + 506 2291-7898 Email: csacen@csa-csi.org www.csa-csi.org
PRESENTACIÓN
PRESENTACIÓN En su congreso fundador en marzo de 2008, la Confederación Sindical de Trabajadores y Trabajadores de las Américas, definió en su Programa de Acción como uno de sus ejes de trabajo el desarrollo de una política profunda en relación a la dimensión migratoria, y colocan- do el tema como un asunto central del sindicalismo. La presente publicación es parte de esa tarea y de las actuaciones para el Fortalecimiento de las Organizaciones de Trabajadores que a tra- vés del Convenio Sindical financiado por la Agencia Española de Coopera- ción Internacional para el Desarrollo (AECID) impulsa la cooperación del Instituto Sindical de Cooperación al Desarrollo (ISCOD-UGT, España). Con satisfacción presentamos el trabajo realizado por los consulto- res Marcia Anita Sprandel, Rossana Rocha Reis y Wilson Fusco. La pro- puesta del estudio es la creación de un instrumento que ofrezca elemen- tos el movimiento sindical de las Américas para elaborar una propuesta de acción conjunta en los marcos de la CSA frente a la creciente realidad del proceso migratorio de trabajadores y trabajadoras. Los contenidos de la publicación también tendrán su divulgación en una página web, que sevirá como una herramienta de divulgación de informaciones, datos, experiencias e intercambio de los sindicatos en la temática migratoria. Para la CSA, el tratamiento de la cuestión migratoria debe estar en el 5 ámbito de la lucha por derechos y trabajo decente, y de que la obligación de los gobiernos es el desarrollo de políticas y acuerdos que garanticen el derecho a no migrar de los trabajadores y trabajadoras. La defensa de la libre circulación de personas es basada en la realidad de que el deseo de migrar sea una opción, y no una necesidad debido a las circunstancias de miseria y desempleo. Las propuestas de tratamiento de las migraciones como un asunto de seguridad y policial no inhiben la inmigración, sino que ponen a los trabajadores en una situación de mayor explotación, víctimas del prejuicio, racismo y xenofobia. El gran número de remesas enviadas a nuestra región revela la vincu- lación permanente de los trabajadores con sus países de origen, tenemos la preocupación de que la región venga a tornarse dependiente de ese tipo de
LAS MIGRACIONES INTERNACIONALES EN LAS AMÉRICAS recursos. Sabemos que las remesas no son alternativa de desarrollo, sino la inversión en lo que los países tienen de más valor que es su capital humano. La presencia de las mujeres en el fenómeno migratorio trae la reflexión de cuál es su papel en el fenómeno de la globalización y en la distribución del trabajo que es considerado productivo, reproductivo y las tareas ligadas al cuidado. Parte de ese trabajo está en el sector informal, donde hay menos regulación y protección de sus derechos. Frente a esa realidad, el debate sobre las migraciones no debe estar despegado de los proyectos de desarrollo social y económico de los países. Esperamos que la investigación sirva de instrumento para conocer los pro- cesos de salida y entrada en los países de trabajadores en edad productiva y las discusiones de políticas en el ámbito de los Estados. A nosotros nos queda la tarea de reflexionar aun más cómo vamos plantear los derechos de los migrantes en los procesos de integración regio- nal, cómo hacer de nuestra lucha y de nuestros sindicatos la voz de trabaja- dores y trabajadores que muchas veces no tienen nuestra misma naciona- lidad, o son compatriotas lejos de sus hogares, pero son también parte de una misma clase trabajadora y viven bajo los mismos procesos históricos y económicos de un sistema excluyente. Rafael Freire Neto Secretario de Política Económica y Desarrollo Sostenible CSA 6
ÍNDICE 11 INTRODUCCIÓN CAPÍTULO 1 19 LA POLÍTICA DE LAS MIGRACIONES 22 LAS NORMATIVAS INTERNACIONALES 26 ACUERDOS REGIONALES 26 AMÉRICA DEL NORTE 27 ESTADOS UNIDOS 30 CANADÁ 31 MÉXICO 32 AMÉRICA CENTRAL Y EL CARIBE 34 AMÉRICA DEL SUR 35 VENEZUELA 36 ARGENTINA Y BRASIL 37 OTROS LUGARES DE DESTINO DE LATINOAMERICANOS 37 JAPÓN 38 UNIÓN EUROPEA (ESPAÑA, INGLATERRA Y PORTUGAL) CAPÍTULO 2 43 VOLÚMENES, VECTORES Y CARACTERÍSTICAS SOCIODEMOGRÁFICAS DE LOS FLUJOS MIGRATORIOS 45 INMIGRACIONES DE ULTRAMAR: DISMINUCIÓN INEVITABLE 46 MIGRACIÓN DE CAPITAL HUMANO 47 MIGRACIONES INTRARREGIONALES Y MAYOR PARTICIPACIÓN DE LAS MUJERES
49 FLUJOS MIGRATORIOS: PRINCIPALES DESTINOS Y PERFIL DE LOS INMIGRANTES 50 DESTAQUE PARA ALGUNOS PAÍSES DE DESTINO 50 ESTADOS UNIDOS 52 CANADÁ 53 ARGENTINA 54 COSTA RICA 56 MIGRACIONES DE RETORNO A LA REGIÓN CAPÍTULO 3 61 LAS MIGRACIONES FEMENINAS CAPÍTULO 4 71 EL BINOMIO MIGRACIONES & DESARROLLO Y EL PAPEL DE LAS REMESAS 83 CONCLUSIONES 91 BIBLIOGRAFÍA 95 SIGLAS UTILIZADAS
INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN Las migraciones internacionales constituyen una parte importante de la identidad americana. Desde que los primeros europeos arribaron al continente, la historia de América ha sido signada por la llegada de individuos, ya sea a la búsqueda de mejores condiciones de vida y trabajo, ya sea huyendo de perse- cuciones políticas y religiosas, o bien para trabajar como esclavos, traídos a la fuerza. El continente americano, tal como lo conocemos hoy, es fruto de ese flujo casi continuo de población, aunque con intensidad y características distin- tas a lo largo del tiempo. En los días actuales, la migración internacional sigue siendo un rasgo importante de la vida social, política, cultural y económica de los países ameri- canos. Son muchos los países involucrados en los flujos internacionales, ya sea como punto de partida, como lugar de tránsito o como destinación final, y, a veces, todo eso al mismo tiempo, como es el caso de México, por ejemplo. De hecho, si observamos las migraciones internacionales en el mundo contemporáneo, y no sólo en las Américas, vamos a encontrar un cuadro mu- cho más complejo y diversificado que en el pasado, compuesto por una gran variedad de flujos, de lugares, de personas que migran en contextos y bajo condiciones muy diversas. “La movilidad humana no sólo está creciendo en alcance y escala, sino que también se está volviendo más compleja en su naturaleza. Los migrantes internacionales constituyen un grupo muy diverso de personas. Además del aumento del número de migrantes, ha aumentado asimismo el número de cate- gorías administrativas y legales en las cuales son enmarcados por los gobiernos y organizaciones internacionales” (CGMI, 7) 11 De acuerdo con las Naciones Unidas, en 2005, existían 200 millones de migrantes en el mundo, más que el doble del número de inmigrantes en 1980. En los últimos 30 años, la inmigración hacia países considerados desarrollados ha disminuido. Aún así, el 60% de los inmigrantes sigue estando en países desarrollados, contra un 40% en países en desarrollo. Los latinoamericanos y caribeños representan un 13% de ese total, o sea, 25 millones de personas. Los Estados Unidos siguen siendo el mayor país receptor del mundo, con 28,4 millones de inmigrantes, según datos del Censo de 2000. Encontrar una explicación que dé cuenta de la diversidad de situaciones migratorias en el mundo contemporáneo, o en América en particular, no es una tarea sencilla. Sin embargo, considerando la importancia que atribuyen al
LAS MIGRACIONES INTERNACIONALES EN LAS AMÉRICAS tema las distintas sociedades en los días de hoy, tratar de comprender mejor la dinámica de las migraciones y qué es lo que está en juego en ese proceso resulta, sin lugar a dudas, fundamental. Tradicionalmente, se hace una primera distinción entre aquellos que migran por razones económicas y aquellos que se ven forzados a migrar en función de persecuciones políticas, religiosas o raciales. Generalmente, cuando usamos el término inmigrante nos referimos al primer grupo, mien- tras que el término refugiado es más utilizado en el segundo sentido. En principio, la idea es que el inmigrante hace una elección y el refugiado, en cambio, es coaccionado a salir de su país de origen. En este texto, trataremos de los inmigrantes en ese sentido más es- tricto del término, pese a que la diferencia entre refugiado e inmigrante en el panorama actual no siempre es muy evidente. Por una parte, el deterioro de las condiciones económicas en el país de origen del inmigrante es tan acentuada que parece ingenuo considerar a la inmigración como una elec- ción; tanto es así que algunos autores han pasado incluso a usar el término “refugiado económico”. Por otra parte, muchas veces, los candidatos al refu- gio terminan por engrosar el flujo de migrantes internacionales, puesto que es cada vez más difícil obtener el reconocimiento oficial como refugiado, y encontrar países dispuestos a ofrecer cobijo. Del lado de los países receptores, es común establecer una correla- ción entre el surgimiento y el mantenimiento de los flujos migratorios y el crecimiento económico. Así, el alto nivel de migración hacia Venezuela entre las décadas de 1960 y 1970, por ejemplo, estaría asociado al crecimiento impulsado por la explosión de los precios del petróleo en el país. Los migran- tes vendrían, de esta forma, a ofrecer la fuerza de trabajo necesaria para la economía del país receptor. En esta perspectiva tradicional, el anhelo de una vida mejor por parte del inmigrante vendría al encuentro de la necesidad de trabajadores en el país de destino, alimentando entonces los flujos migratorios internacionales. No obstante, en la práctica, esta relación casi nunca es tan sencilla como aparenta. Primero, porque no siempre los que migran son los trabajadores CSA más necesitados, o de países más pobres; segundo, porque no siempre los países receptores están atravesando un período de crecimiento económico. 12 Finalmente, porque incluso cuando estas dos condiciones se satisfacen, la forma de los flujos migratorios y su dinámica no siempre obedecen a la lógi- ca de la economía clásica. Los estudios más recientes en el área de inmigración han enfatizado la importancia de los factores histórico-estructurales en las migraciones in- ternacionales contemporáneas. Desde esta perspectiva, las desigualdades socioeconómicas nacionales y globales son la clave para la comprensión del fenómeno. En este caso, el incremento de las migraciones internacionales al que estamos asistiendo en los últimos años, por ejemplo, estaría relacionado a la profundización de las desigualdades internacionales. Como los países más prósperos tienen tan sólo el 20% de la fuerza de trabajo del mundo, es comprensible que cobijen al 60% de los migrantes del mundo, y más aun
INTRODUCCIÓN considerando que muchas veces los inmigrantes cobran veinte o treinta ve- ces más en el país de destino que lo que cobrarían en el país de origen. De cualquier forma, si tomamos la cuestión de la desigualdad al pie de la letra, lo más sorprendente sobre las migraciones internacionales contem- poráneas es que ellas movilizan tan sólo un 3% de la población mundial. Si tomamos, por ejemplo, la desigualdad de oportunidades de desarrollo indi- vidual que separa a los nacidos al sur de aquellas de los nacidos al norte de la frontera entre Estados Unidos y México, lo que causa espanto es que los mexicanos no migren en mayor número. Los esfuerzos más recientes para comprender las migraciones interna- cionales en el mundo contemporáneo han puesto de relieve el hecho de que la desigualdad económica global y las elecciones individuales son importan- tes, pero no suficientes para entender la dinámica actual. Parece cada vez más evidente que los individuos migran dentro de redes. En otras palabras, los individuos no migran solos, sino dentro de un proceso social que se de- sarrolla más allá de ellos mismos. Las unidades efectivas de inmigración no son, por lo tanto, los individuos, sino las poblaciones vinculadas por el cono- cimiento, el parentesco, la experiencia profesional, y que en algún momento incorporan la emigración como destino, entre las distintas posibilidades de movilidad para sus propias vidas. Los inmigrantes, al decidir partir, tienen en cuenta sus conocimientos previos, de modo que la decisión de migrar no se hace en el vacío, o teniendo en cuenta todos los lugares del mundo. La existencia de relaciones anteriores entre los países también des- empeña un papel importante en la formación de las redes. Como observa el sociólogo Alejandro Portes, los actuales flujos migratorios tienden a re- producir con precisión las hegemonías políticas del pasado. Un historial de intervención, guerras o dominación colonial, muchas veces está en el origen de flujos importantes, como aquellos que conectan a muchos países latinoa- mericanos a Portugal o a España. Finalmente, la acción de los Estados Unidos no puede ser despreciada, Ya en 1979, el sociólogo Michael Piore argumentaba que el flujo migratorio que asolaba a Europa Occidental y a los Estados Unidos era una consecuen- cia directa de las políticas oficiales de atracción de fuerza de trabajo realiza- das por los países del Primer Mundo en los años 1950 y 1960 y del desarrollo mismo de la economía en los países ricos, impulsada por el aparecimiento 13 de nuevas tecnologías. Los flujos migratorios no partieron de los propios in- migrantes, sino que fueron el resultado de políticas deliberadas de los países receptores, como son los casos del Programa Bracero (Bracero Program) en los EEUU y del Programa del Trabajador Invitado (Guest Workers Program) en Europa, en el período de posguerra. Para concluir, lo importante es destacar que, ya sea por la persistencia de las desigualdades, por la existencia de redes, por la dinámica del capi- talismo global o por la acción conjunta de estos factores, la existencia de un número considerable y creciente de migrantes en el mundo hoy es una característica ineludible del sistema internacional, lo que por sí sólo ya justi- ficaría una reflexión sobre el asunto.
LAS MIGRACIONES INTERNACIONALES EN LAS AMÉRICAS Se suma es esto el hecho de que el tema ha ocupado una posición cada vez más central en el debate público y en la vida política de los países involu- crados por los flujos migratorios. Asimismo, se está volviendo una presencia obligatoria en foros y organizaciones internacionales, preocupados por el impacto de la movilidad humana sobre el sistema internacional. ¿Cuál es el impacto de las migraciones en la sociedad receptora? ¿Cómo afectan los inmigrantes el mercado de trabajo en el país receptor? ¿Cuáles son los efectos de las migraciones sobre los países emisores? ¿De qué forma afecta a los flujos la acción de los Estados Unidos? ¿Cómo afectan las migraciones las relaciones entre los Estados? ¿Cómo es, o cómo debe ser la relación entre los inmigrantes y los ciudadanos de los países de destino? ¿Cómo manejar ese movimiento? ¿Cuál es la relación entre migración y de- sarrollo económico? - son algunas de las cuestiones que atraviesan el debate contemporáneo, y que orientan este informe. La forma como los individuos, los Estados y las organizaciones res- ponden a cada una de estas preguntas tiene un impacto importante en la distribución de riquezas y oportunidades entre inmigrantes y nacionales, lo que por sí solo ya hace bastante sensible el tema de la inmigración. Además, las migraciones, a menudo, ponen en contacto cotidiano a personas que pertenecen a distintas culturas, hablan distintos idiomas y rezan a distintos dioses, lo que contribuye a ampliar las controversias relativas al tema, en tanto se relaciona con cuestiones más amplias que atañen a la forma como es vivida la diferencia dentro de cada sociedad. El objetivo de este trabajo es proveer elementos que permitan, en al- guna medida, traer claridad a las organizaciones sindicales frente al debate contemporáneo sobre las migraciones internacionales en las Américas, más allá de que la neutralidad no sea posible. En el primer capítulo, presentaremos un panorama general de las políticas de inmigración en los países de las Américas y en los principales países de recepción. En el segundo capítulo, se presentará el perfil so- cioeconómico de la migración en las Américas. En el tercer capítulo, trata- remos con más detalles del proceso de “feminización de las migraciones” CSA internacionales en el continente, y el cuarto estará dedicado a la cuestión de las remesas internacionales. Finalmente, en la conclusión, trataremos 14 de discutir, a partir de los datos ofrecidos en los capítulos anteriores, al- gunos desafíos, impasses y dilemas que la cuestión de la inmigración nos plantea en este momento.
INTRODUCCIÓN ALGUNAS DEFINICIONES IMPORTANTES1 Emigración: acto de salir de un Estado con el propósito de asentar- se en otro. Las normas internacionales de derechos humanos establecen el derecho de cualquier persona a salir de cualquier país, incluyendo el suyo propio. Solamente en determinadas circunstancias el Estado puede imponer restricciones a ese derecho. Las prohibiciones de salida del país descansan, en general, en mandatos judiciales (p. 23). Extranjero: persona que no es nacional de un determinado Estado. El término debería abarcar al apátrida, al exiliado, al refugiado y al trabajador migrante (p. 26). Inmigración: proceso mediante el cual personas no nacionales ingre- san a un país con el fin de establecerse (p. 32). Migración: movimiento de población hacia el territorio de otro Estado o dentro del mismo que abarca todo movimiento de personas, sea cual fuere su tamaño, su composición o sus causas; incluye la migración de refugiados, personas desplazadas, personas desarraigadas, migrantes económicos (p. 38). Migrante: a nivel internacional no hay una definición universalmente aceptada del término “migrante”. Este término, generalmente, abarca to- dos los casos en los que la decisión de migrar es tomada libremente por la persona imbuida de razones de conveniencia personal y sin la intervención de factores externos que la obliguen. De esta manera, el término se aplica a las personas y a sus familiares que se van a otro país o región buscando mejorar sus condiciones sociales y materiales, sus perspectivas y las de sus familiares (p. 41). 15 1. Vocabulario extraído de Conceptos básicos de migración según la Organización Internacional para las Migraciones – OIM. El documento es una traducción libre hecha por el equipo del CSEM de algunos términos del Glosario sobre migración. Derecho Internacional sobre migración, n. 7. Ginebra: OIM, 2006. En cada término se encuentra la página correspondiente en el volumen original.
CAPÍTULO 1 LA POLÍTICA DE LAS MIGRACIONES
LA POLÍTICA DE LAS MIGRACIONES La política de migración presenta dos dimensiones distintas: la emi- gración y la inmigración. La política de emigración se refiere a la salida de población e implica básicamente el reconocimiento por parte del Estado de la libertad de movimiento del individuo; en otras palabras, el derecho de de- jar el país en el que se es ciudadano, sea cual fuere la razón. Incluye también acciones en el sentido de apoyar a la población emigrada en el extranjero, a través del servicio consular, facilitando el mantenimiento de lazos económi- cos, políticos y sociales de los emigrantes con el país de origen. La política de inmigración, por su parte, se subdivide en dos conjuntos diferentes de decisiones: las que se relacionan a criterios y condiciones de entrada y establecimiento de residencia de extranjeros en el país receptor (quién puede entrar, por cuánto tiempo se puede quedar, si la inmigración va a ser incentivada, combatida, tolerada); y las que hacen referencia a de- rechos y deberes de los inmigrantes en la sociedad receptora (si tienen los mismos derechos, económicos, políticos y sociales que los nacionales, si van a ser atendidos por políticas específicas de inclusión, como las que ayudan a aprender el idioma, el reconocimiento de la doble ciudadanía, la facilitación de la naturalización). Llamaremos aquí políticas de inmigración al primer conjunto y políticas para los inmigrantes al segundo conjunto. Finalmente, la política de nacionalidad también está profundamente vinculada a la cuestión migratoria. En el caso de los países americanos el modelo de concesión de nacionalidad que prevalece es aquel que se da en función del país de nacimiento (en oposición a la tradición de los países 19 europeos, en donde, por lo general, la nacionalidad es atribuida en función de la nacionalidad de los padres). En general, se considera que la tradición americana permite una integración más rápida de los inmigrantes. Por otro lado, con el aumento de la migración de latinoamericanos hacia Europa, y en función de los distintos criterios de nacionalidad adoptados en las dos regio- nes, se multiplican los casos en donde los recién nacidos no tienen derecho a ninguna nacionalidad, lo que pone a los hijos de los inmigrantes en una situación de vulnerabilidad jurídica considerable. La elección de caminos en lo que se refiere a todas estas políticas está condicionada a consideraciones e intereses contradictorios, no sólo entre países, sino entre distintos grupos dentro de los países involucrados.
LAS MIGRACIONES INTERNACIONALES EN LAS AMÉRICAS Desde una perspectiva económica, la inmigración trae ganancias y pérdidas, que son distribuidas de diferente forma entre los diferentes grupos y clases dentro de los Estados de origen y destino. En los países receptores desarrollados, la dependencia en relación al trabajo inmigrante para mante- ner la productividad y sostener los sistemas de seguridad social es un tema cada vez más fundamental. Además, determinados sectores de la economía son altamente dependientes de la mano de obra inmigrante, y casi siempre se posicionan a favor de políticas más abiertas en lo concerniente a la inmi- gración. Finalmente, la atracción de mano de obra altamente calificada se viene considerando como estratégica por parte de los países desarrollados como una forma de mejorar su competitividad internacional, de forma tal que muchos sectores de la economía presionan a favor de la adopción de una política de migración altamente selectiva, y capaz de atraer a los mejo- res cuadros. Aunque las principales centrales sindicales internacionales, como el Consejo de las Federaciones Sindicales Internacionales2 y la CSA, defienden la eliminación de las restricciones que impiden la libre circulación de perso- nas, para que se garantice a los trabajadores que migran con sus familiares, cualquiera sea su situación migratoria, el piso de derechos asegurados por el Convenio Internacional sobre la Protección de Todos los Derechos de los Trabajadores Migrantes, persiste en algunos sectores de la sociedad la visión equivocada de que la venida de trabajadores extranjeros tendría un impacto negativo sobre los sueldos y sobre la organización sindical de los trabajado- res locales, sobre todo de los menos calificados y mal remunerados. En la misma línea, la opinión pública tiende a asociar dificultades eco- nómicas y aumento del desempleo a la existencia de la inmigración. Exis- ten también aquellos que consideran que la entrada de trabajadores poco calificados y en condiciones precarias de subsistencia resulta en demasiada presión sobre los mecanismos de bienestar de los Estados receptores, y en este sentido la inmigración debería ser firmemente combatida. Muchos también consideran que la diversidad inducida por el aumen- to de la migraciones puede llevar a que se deshagan los lazos de solidaridad CSA que sostienen las sociedades receptoras, y amenazar el funcionamiento de sus instituciones, de su democracia y de su integridad cultural. Este cuadro 20 favorece una versión restrictiva de las políticas migratorias, que tiene en cuenta la cultura como criterio de selección y admisión de inmigrantes. Del otro lado están los que argumentan que la globalización está vol- viendo a las sociedades cada vez más plurales, y que lo más adecuado sería que las instituciones se adaptaran a esa diversidad de hecho. Para éstos, la solución a la cuestión de la inmigración pasa por el reconocimiento cada vez más amplio de los derechos de los inmigrantes y por políticas que favorez- can su incorporación al país receptor. 2. Compuesta por organizaciones sindicales internacionales que trabajan juntas y que pertenecen a la misma “familia sindical”. La Confederación Sindical Internacional (CSI) y la Comisión Sindical Consultiva ante la OCDE (TUAC-CSC) afilian a las centrales sindicales nacionales integradas por sindicatos de diversos sectores. Las once Federaciones Sindicales Internacionales agrupan a los sindicatos nacionales en función del sector u ocupación que cubren.
LA POLÍTICA DE LAS MIGRACIONES Desde el punto de vista de los países emisores, muchas iniciativas han sido tomadas por los Estados para reforzar los lazos de los emigrantes con el país de origen. Ahora bien, aunque ello ayuda a garantizar la continuidad de las remesas, ésta no es la única razón del desarrollo de tales políticas. Organizaciones de emigrantes que reclaman a sus Estados de origen accio- nes políticas orientadas a sus intereses también han desempeñado un papel importante. Las demandas son bastante variadas: van desde el reconoci- miento de sus derechos en el país de origen hasta el apoyo en situaciones de discriminación y privación de derechos (con las cuales muchas veces se encuentran en el exterior). A lo largo de los últimos treinta años, podemos observar una ten- dencia entre los inmigrantes y los grupos que actúan en su defensa, en el sentido de enfatizar la importancia del reconocimiento y del respeto de sus derechos humanos, anclados en gran medida en el incremento de la legis- lación internacional, de la cual trataremos en el próximo ítem. Esta movili- zación fue responsable de grandes avances, sobre todo en el ámbito de las políticas de inmigración. Por otra parte, en este mismo período, también se fortaleció, sobre todo entre los países receptores, una visión de la inmigración como una amenaza a la integridad física, económica y cultural de los países de des- tino. Este proceso quedó conocido como la “securitización” de la cuestión migratoria. No sólo la inmigración pasó a ser casa vez más identificada con el aumento del desempleo y de la criminalidad, como el acto de migrar en sí mismo pasó a ser criminalizado. La migración antes dicha informal, es ahora considerada ilegal, y es cada vez más asociada a otros problemas de orden transnacional, tales como el narcotráfico, el terrorismo o el crimen organizado. La política referente a la migración y a los inmigrantes va a ser el resul- tado, no siempre muy coherente, de la disputa de estos intereses y visiones de mundo divergentes. A la vez que más derechos son reconocidos, los crite- rios para la admisión de inmigrantes son cada vez más rígidos. La combina- ción de estas dos dinámicas ha producido dos resultados importantes: hizo que en los últimos años, la mayor puerta de entrada legal de inmigrantes haya sido por medio de las políticas de reunificación familiar; y llevó a un gran aumento de la inmigración irregular. 21 Las políticas de reunificación familiar son aquellas a través de las cua- les el permiso de permanencia está condicionado a la existencia de lazos de parentesco con ciudadanos o inmigrantes legalizados en el país de des- tino. Éstas siempre constituyeron una parte considerable de las políticas de migración de importantes países receptores, como los Estados Unidos, por ejemplo, pero se han vuelto aun más relevantes a medida que se fue ponien- do más difícil obtener visas de permanencia relacionadas al trabajo. La irregularidad migratoria, a su vez, ha florecido donde ya existían re- des de migración consolidadas, que conectaban la demanda de trabajo mal remunerado y flexible de un lado y la oferta de personas sin perspectivas de vida mejor del otro. La persistencia de esta irregularidad migratoria solucio-
LAS MIGRACIONES INTERNACIONALES EN LAS AMÉRICAS nó los problemas de carencia de mano de obra en la sociedad receptora y disminuyó la presión social de los países emisores (que también siguieron beneficiándose con las remesas), pero, en compensación, puso en una situa- ción de precariedad a cientos de miles de trabajadores en América. Además, el crecimiento de la indocumentación ha servido como com- bustible para un tipo de discurso político que la considera una evidencia de que los Estados han perdido el control sobre sus fronteras y que los países del Norte rico están siendo invadidos por los migrantes pobres del Sur. En este sentido, como bien lo expresa la posición de la Comisión Global sobre Migraciones Internacionales (CGMI) 3: “Una pregunta clave para los próximos diez años es si será posible encon- trar un equilibrio responsable en la oferta y la búsqueda de trabajadores migrantes. En términos de búsqueda, en qué medida y en qué condiciones los Estados más prósperos del mundo estarán preparados pera contratar a trabajadores migrantes de otras partes del mundo. Y, con respecto a la demanda, qué se puede hacer para proveer a los ciudadanos de los países en vías de desarrollo mejores empleos y niveles más altos de seguridad hu- mana en sus países para que no se vean obligados a migrar.” (CGMI, 12) LAS NORMATIVAS INTERNACIONALES4 El desarrollo del régimen internacional de los derechos humanos en la segunda mitad del siglo XX tuvo un efecto importante en la relación de los Estados con los inmigrantes. La idea de que cada individuo es portador de derechos civiles, políticos, sociales, económicos y culturales independiente- mente de su nacionalidad, raza, sexo o religión fue, de a poco, consolidán- dose en la legislación internacional. Este proceso tuvo un impacto bastante positivo sobre las demandas de los trabajadores migrantes con relación a los países de destino. Sin embargo, nunca está demás recordar que la migración no es reconocida como un derecho por la legislación internacional, y que CSA cada Estado detiene el derecho de fijar los criterios para entrada y perma- nencia en su territorio, y de definir quién puede o no volverse nacional5. 22 Antes de la Segunda Guerra Mundial, la creación de la Liga de las Naciones y de la Organización Internacional del Trabajo, además de la exis- tencia de un derecho internacional de guerra, ya revelaban un preocupa- ción internacional con el individuo. Pero recién después de la Segunda Guerra Mundial será creado un régimen internacional de derechos huma- 3. Hablaremos sobre la CGMI más adelante. 4. Este apartado es una versión del capítulo del libro Políticas de inmigración en los Estados Unidos y en Francia, de Rossana Rocha Reis, publicado en 2007, por la editorial Hucitec. 5. La única excepción es la legislación internacional sobre refugiados, a través de la cual los Estados se comprometen a no mandar de vuelta al país de origen a aquellos individuos que afirmen estar sufriendo persecuciones, la llamada regla del non-refoulement. La legislación también exige que los derechos humanos de aquellos que han sido aceptados como refugiados sean garantizados por el país de destino. Con todo, ningún Estado está obligado a aceptar refugiados, y los mecanismos de verificación de la regla de non-refoulement son muy frágiles.
LA POLÍTICA DE LAS MIGRACIONES nos, a partir de la instalación del Tribunal de Nuremberg para juzgar a los criminales de guerra (entre 1945 y 1946) y de la adopción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en 1948, por parte de la Organización de las Naciones Unidas. La Declaración Universal de los Derechos Humanos no tiene, empero, fuerza jurídica vinculante. Es decir, no existen en ella mecanismos que obli- guen a los Estados a seguir sus determinaciones. No obstante, es importante a medida que estimuló y aún estimula el surgimiento de convenios, tratados, organizaciones gubernamentales o no gubernamentales preocupadas por la cuestión de los derechos humanos. En el ámbito de la inmigración propiamente dicho, cabe destacar que la Declaración garantiza a los individuos, en su artículo 15, el derecho a tener derechos, esto es, el derecho a tener una nacionalidad, a no perderla y a poder cambiar de nacionalidad; en el artículo 14, el derecho de buscar asilo en casos de persecución; y en el artículo 13, parágrafo 2, el derecho de salir, es decir, el derecho de dejar el país de origen, y de volver cuando quiera. Los avances en este sentido no representan, sin embargo, una ruptura con el paradigma anterior. La autonomía decisoria del Estado con respecto a quién puede entrar o residir en su territorio permanece asegurada. El mismo artí- culo 13, en su parágrafo 1, deja claro que la libertad de movimiento y de re- sidencia está limitada al “interior de las fronteras de cada Estado”. No existe nada como un “derecho a entrar” que pueda ser equiparado al derecho de salir. El artículo 14 garantiza a todos los individuos “víctimas de persecución (...) el derecho de buscar y gozar de asilo en otros países”, pero ningún país está obligado a aceptar a los asilados. La Declaración Universal de los Derechos Humanos, en su interpreta- ción más tradicional, serviría para regular sólo la relación entre los Estados y sus ciudadanos. Con el creciente reconocimiento del individuo en el campo internacional, y con el aumento del número de inmigrantes en el mundo, se hizo cada vez más frecuente su utilización como un parámetro para regular las relaciones entre los Estados receptores y los inmigrantes. Por ejemplo, el su artículo 16, parágrafo 3, afirma que “la familia es el núcleo natural y fundamental de la sociedad y tiene el derecho a la protección de la sociedad y del Estado”. Una interpretación más liberal de ese artículo da margen a una política de inmigración que prevé la concesión de visas a miembros 23 extranjeros de las familias de sus ciudadanos e inmigrantes legales, incluso cuando no es de interés del Estado recibir más migrantes. Sin embargo, la mayor parte de los países receptores, incluso aquellos que mantienen una política de reunificación familiar, se muestra reluctante a aceptar ese tipo de interpretación y a reconocer la existencia formal de un derecho como este. Además, persiste la cuestión de determinar cuáles son las personas que per- tenecen a la familia, o sea, qué tipo de lazos familiares justifican la inclusión en un programa de reunificación familiar. Frente a situaciones como ésta, se formó la conciencia de que la Decla- ración Universal de los Derechos Humanos no era suficiente para lidiar con problemas surgidos en la relación de los Estados con individuos extranjeros.
LAS MIGRACIONES INTERNACIONALES EN LAS AMÉRICAS El primer organismo internacional en producir una legislación especí- fica sobre migraciones fue la Organización Internacional del Trabajo (OIT). En 1949, la OIT produjo el “Convenio sobre los Trabajadores Migrantes” (n. 97), y después, en 1975, el “Convenio sobre los Trabajadores Migrantes (disposiciones complementarias)” (n. 143). Los dos convenios recomenda- ban un esfuerzo de los Estados en el sentido de divulgar informaciones que pudieran facilitar el proceso de inmigración y trataban de garantizar que los inmigrantes recibieran el mismo tratamiento y tuvieran los mismos de- rechos que los trabajadores nacionales, independientemente de su nacio- nalidad, raza, religión o sexo. La gran diferencia del segundo convenio con relación al primero es la inclusión de artículos relacionados a la cuestión de la inmigración irregular y del tráfico de personas, y de parágrafos relativos a derechos culturales. Los derechos culturales son uno de los puntos más polémicos de los nuevos convenios sobre los derechos de inmigrantes y de minorías, tan- to en términos de la legislación internacional como de la doméstica. En la definición mínima de derechos culturales, son concebidos como aquellos que facilitan “la integración de los trabajadores migrantes y sus familias al ambiente social de los Estados receptores sin la pérdida de su identidad cul- tural” (ONU, 1990, 6). Estos derechos normalmente implican políticas que apuntan a la preservación del idioma, de la religión, y de otros elementos de la cultura de los grupos inmigrantes. A partir de los años sesenta, y con el fortalecimiento de la ideología del multiculturalismo, la preocupación con los derechos culturales no sólo de los inmigrantes, sino de otras minorías autóctonas, también creció. La discusión sobre los derechos culturales ocupa cada vez más espacio en los debates internacionales y domésticos, pues lidia con aspectos bastante controvertidos, tales como cultura nacional y derecho a la diferencia, entre otros. Los dos convenios de la OIT tienen una baja tasa de ratificación, prin- cipalmente el segundo (47 países el primero y 23 países el segundo). En los dos casos, grandes países receptores de inmigrantes están ausentes, como Australia, Estados Unidos y Francia. CSA En 1985, el Consejo Económico y Social de la ONU aprobó una decla- ración en la cual reconocía la necesidad de mayor regulación internacional 24 sobre el tema. En 1990, tras un largo período de negociaciones, fue aproba- do el Convenio Internacional sobre la protección de los Derechos de todos los Trabajadores Migrantes y de los Miembros de sus Familias (18/12/1990) en la Asamblea General de la organización. En 1993, el Convenio alcanzó el nú- mero mínimo de ratificaciones necesarias para entrar en vigor. Sin embargo, importantes países involucrados en los flujos migratorios contemporáneos no son signatarios del Convenio. El Convenio exige que los migrantes legales sean tratados en el tra- bajo de la misma forma que los nacionales, que sean informados sobre sus derechos en un idioma que ellos entiendan, que tengan derecho a recurrir al poder judicial en caso de deportación, y también establece reglas para el reclutamiento de extranjeros. Uno de los puntos más controvertidos es el que
LA POLÍTICA DE LAS MIGRACIONES exige que los trabajadores inmigrantes tengan sus derechos respetados, in- dependientemente de su situación legal. Importantes tópicos, como la migra- ción familiar, fueron hechos a un lado por el convenio, por falta de consenso. La creciente importancia de las migraciones internacionales en el es- cenario internacional también puede ser medida a través de la proliferación de reuniones y organismos que tienen la migración como tema principal (Global Commission on International Migration/Comisión Mundial sobre las Migraciones Internacionales, establecida por el secretario general de la ONU en 2003; Diálogo de Alto Nivel sobre Migración Internacional y Desa- rrollo de las Naciones Unidas, 2006; Cumbre Iberoamericana, 2006, entre otros) y también por su papel de destaque en conferencias más amplias, como las relacionadas a la población, trabajo y combate al racismo (Con- ferencia Mundial de Derechos Humanos, parte 2, parágrafos 33-35; Con- ferencia Internacional sobre Población y Desarrollo, capítulo 10; Cumbre Mundial de Desarrollo Social, cap. 3 y 4 y Cuarta Conferencia Internacional de la Mujer, cap. IV. D). Además de la cuestión de refugiados y de los problemas implicados por la reunificación familiar, uno de los principales puntos de choque entre la soberanía del Estado y los derechos individuales en el campo de las mi- graciones internacionales concierne al tratamiento dado a los inmigrantes indocumentados. Existe mucha controversia sobre cuáles son las obligacio- nes de los Estados para con los individuos que se encuentran en situación irregular dentro de su territorio. En términos más abstractos, se trata de saber cuáles son los derechos individuales que deben ser garantizados incluso a los individuos que están “fuera de la ley”. Muchos Estados temen que una política que conceda mu- chos derechos a los indocumentados pueda servir como un estímulo para que más personas migren de forma irregular. Los convenios internaciona- les han recomendado que los Estados actúen, sobre todo, cohibiendo el empleo de inmigrantes y las redes internacionales de tráfico de personas, y no a los inmigrantes en sí. En noviembre de 2000, la ONU aprobó dos protocolos referentes al tráfico de seres humanos. El protocolo contra el tráfico de personas (especialmente mujeres y niños), y el protocolo contra el contrabando de inmigrantes por tierra, mar o aire.6 La inclusión de la temática migratoria en los foros multilaterales, así 25 como el desarrollo de parámetros normativos internacionales, han servido como importante herramienta en la lucha política de los inmigrantes por mejores condiciones de vida en diversos países del mundo. Dicho esfuerzo es tanto más importante en la medida que las migraciones internaciona- les son percibidas en muchos países receptores como una amenaza a la integridad cultural, a la seguridad y al bienestar económico. Esto lleva a la adopción de políticas restrictivas que no sólo hieren los derechos de los inmigrantes sino que fallan a la hora de reconocer la importancia de las migraciones para los países de destino. 6. La diferencia entre tráfico y contrabando es que el tráfico se refiere a un proceso de inmigración que implica coerción y el contrabando se refiere a facilitar el movimiento irregularlegal de personas por las fronteras.
LAS MIGRACIONES INTERNACIONALES EN LAS AMÉRICAS Acuerdos regionales Además de las convenciones internacionales, existen también conve- nios regionales y tratados bilaterales que regulan situaciones específicas. La Organización de los Estados Africanos tiene convenios propios para la situación de los refugiados, así como los países de Medio Oriente, la Organi- zación de los Estados Americanos, el Consejo de Europa y la Unión Europea. Esta última, de hecho, posee el único mecanismo internacional de carácter vinculante que es la Declaración Europea de Derechos Humanos. Además, los países miembros están trabajando en la adopción de una política de in- migración común. En el ámbito de las Américas, es importante señalar el marco ofrecido por el Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos, for- mado por la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre (1948) y por la Convención Americana sobre Derechos Humanos o Pacto de San José (1969). El tema de las migraciones también se ha destacado en distintas reu- niones regionales, entre las cuales el Grupo de Rio, el grupo de diálogo Rio- Unión Europea, la Cumbre Iberoamericana y la Cumbre de las Américas. En términos multilaterales, dos iniciativas se ponen de relieve: 1) En 1996, México tuvo la iniciativa de crear un Foro regional con países de América Central y del Norte, el llamado Proceso Puebla, orientado a discutir distintos aspectos de la política de inmigración, los derechos de los inmigrantes y la cuestión del desarrollo. Forman parte del grupo: Belice, Canadá, Costa Rica, República Dominicana, El Salvador, Guatemala, Hon- duras, México, Nicaragua, Panamá y Estados Unidos. Argentina, Colombia, Ecuador, Jamaica y Perú tienen estatus de observadores. El grupo se reúne una vez al año. La última reunión fue en mayo de 2008, en Honduras. La iniciativa no posee, sin embargo, el objetivo de de crear una legislación su- pranacional, y su impacto en las legislaciones nacionales hasta ahora ha sido bastante limitado. 2) La Conferencia Sudamericana de Migraciones, que se reúne des- CSA de 1999, cuenta con la participación de Argentina, Bolivia, Brasil, Colom- bia, Chile, Ecuador, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela7. Existen también 26 acuerdos multilaterales importantes en el ámbito del MERCOSUR y de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), que serán tratados en detalles más adelante. AMÉRICA DEL NORTE Para los tres países de América del Norte, la inmigración es un tema de suma importancia. Los Estados Unidos son hoy el mayor país receptor de inmigrantes del mundo. Canadá es también un gran receptor y uno de los pocos países desarrollados que mantienen una política de atracción de 7. En la última reunión, en Montevideo, en septiembre de 2008, Surinám también estuvo presente y firmó el documento final.
LA POLÍTICA DE LAS MIGRACIONES trabajadores. México es un gran país exportador de población hacia los Esta- dos Unidos, además de un importante país de tránsito para inmigrantes de América Central y del Sur hacia los Estados Unidos. Es también destino de refugiados y trabajadores venidos de países de América Central. América del Norte tiene una característica que hace de la inmigración un tema particularmente sensible: Estados Unidos y México comparten la mayor zona de contacto entre un país rico y un país pobre en todo el mun- do. La extensa frontera entre los dos países hace que la presión migratoria sea un factor presente e importante en su relación, en distintos aspectos, y objeto de importantes acuerdos bilaterales. Estados Unidos Según datos del Censo de 2000, había 28.4 millones de inmigrantes en los Estados Unidos, de los cuales un 51% venía de América Latina, el Caribe y México (7.8 millones de México, 2 millones de América Central, 2.8 mi- llones del Caribe, 1.9 millones de América del Sur). Contando a los ilegales, se estima que la población inmigrante llega a 35 millones, casi el 11% de la población. Solamente en 2002, 1.063.000 personas llegaron a los Estados Unidos como residentes legales permanentes, venidos sobre todo de México, India, China, Filipinas y Vietnam. El país tiene una larga tradición de inmigración. Entre fines del siglo XIX y principios del siglo XX, millones de inmigrantes, la mayoría pro- veniente de Europa occidental, se instalaron en los Estados Unidos. La mezcla de personas de orígenes variados ha contribuido para una auto- representación del país como una tierra de inmigrantes, un meltig-pot, donde distintos pueblos se mezclaron para formar la América. En reali- dad, el país siempre ha seleccionado e impuesto restricciones a la entrada de inmigrantes, de acuerdo a distintos criterios, que tenían que ver con intereses económicos y demográficos. Hasta mediados del siglo XX, la legislación incluía la discriminación por raza, lo que afectaba principal- mente a negros y asiáticos. En 1965, en respuesta a la presión interna del movimiento de los de- rechos civiles y a las exigencias de la política externa, a través de la cual el país buscaba proyectarse como el líder del mundo libre, por primera vez la 27 raza dejó de ser criterio para la inmigración. Sin embargo, hoy el país adop- ta el mecanismo de cuotas para distribuir visas entre países y regiones del mundo. La legislación también consagra la reunificación familiar como la vía legal más importante de entrada de inmigrantes al país. De hecho, la reunificación familiar siempre ha sido una parte impor- tante de la política de inmigración norteamericana e incluye a abuelos e hijos adultos entre las categorías contempladas. Sin embargo, la obtención de una visa, dependiendo de la categoría en cuestión, puede llevar hasta una déca- da, lo cual hace que muchos individuos opten por la inmigración irregular. Los cambios legislativos subsiguientes en la legislación norteamericana no alteran en nada el criterio de distribución de visas que, privilegia a la familia,
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