LAS PINTURAS RUPESTRES DE COVA REMIGIA
←
→
Transcripción del contenido de la página
Si su navegador no muestra la página correctamente, lea el contenido de la página a continuación
LVCENTVM, VII-VIII, 1988-89 LAS PINTURAS RUPESTRES DE COVA REMIGIA (Ares del Maestre, Castellón) ELISA SARRIA BOSCOVICH Universidad de Barcelona A la memoria de Juan Porcar Abstract of the research activities carried out at "Cova Remigia", in Ares del Maestre (Castellón). The review is based on the use of a datábase, codifying each element and charac- teristics of the pictographs: tipology, conservation, technique, size, colour and other items which have allowed the observation of six different execution times of the panel. Síntesis de las investigaciones llevadas a cabo en "Cova Remigia", Ares del Maestre (Cas- tellón). Se ha realizado una revisión a partir de una base de datos, codificando los diferentes elementos y características de los pictogramas: tipología, conservación, técnica, tamaño y co- lor, etc., que han permitido la identificación de seis momentos diferentes en la realización del panel. El presente artículo viene a resumir algunos ca- Porcar en el año 1935 y publicado por la Junta Su- pítulos de la Tesis de Licenciatura que con el título perior de Excavaciones. Nuestro trabajo de investi- «Las pinturas rupestres de Cova Remigia (Ares del gación se basó en una ficha descriptiva de las figu- Maestre, Castellón) (1), presenté en octubre 1989, ras de cada abrigo, obtención de datos estadísti- en el Depto. de Prehistoria, H. a Antigua y Arqueo- cos (2), sobre las características técnicas y temáticas, logía de la Facultad de Geografía e Historia de la estudio de la estratigrafía cromática, repintes y su- Universidad de Barcelona. perposiciones, con los cuales hemos podido obte- El objetivo principal de la Tesis de Licenciatu- ner las líneas generales del proceso evolutivo que sus- ra fue la revisión del estudio de este conjunto ru- cita a todos aquellos interesados en el estudio de es- pestre, realizado por H. Breuil, H. Obermaier y J. tas manifestaciones. (2) Para la obtención y manipulación de los datos se ha utili- (1) La tesis de licenciatura está dividida en 7 capítulos: Histo- zado el método de trabajo de Ramón Viñas, publicado re- riografía, El conjunto de pinturas rupestres de la Cova Re- cientemente en la revista «Caesaraugusta», n.° 65-1988, pp. migia, Datos estadísticos, Estratigrafía cromática, Contexto 111-147 con el título «Programa y codificación de una base arqueológico, Conclusiones, Bibliografía y la reproducción de datos para la documentación e investigación del arte post- de los dibujos o murales de las seis cavidades. paleolítico». 7
INTRODUCCIÓN Las conclusiones de este trabajo consisten en un ensayo sobre la cronología relativa de las diver- En 1935 una excelente publicación, de carác- sas fases pictográficas y de una serie de reflexiones ter monográfico y modélica en su tiempo, dio a co- sobre las mismas, las cuales parten de las superpo- nocer uno de los conjuntos con pinturas rupestres siciones que van marcando la estratigrafía cromáti- prehistóricas más singulares de nuestro Prelitoral ca. Esperamos que un futuro no muy lejano, pue- Mediterráneo: La Cova Remigia, al norte de la pro- dan establecerse conexiones, con los niveles arqueo- vincia de Castellón. En opinión de sus autores Joan lógicos de Cova Fosca con los cuales creemos existe Bta. Porcar, Hugo Obermaier y Henri Breuil, se tra- una estrecha relación. taba de: «...el sitio más importante que hasta la fe- Uno de los resultados de la revisión de este fri- cha se ha estudiado...», ya que para estos investi- so ha sido el hallazgo de 285 figuras inéditas, las cua- gadores, este tipo de representaciones de estilo na- les sumadas a las ya conocidas alcanzan el total de turalista constituían: «El descubrimiento más 759 elementos pictográficos, convirtiéndose en uno importante que haya registrado en los últimos años de los conjuntos numéricamente más importante de la investigación científica acerca del hombre cuater- su estilo. nario en España...» (Porcar, Obermaier, Breuil Por último, quisiera agradecer a todas aquellas 1935:5). personas que de un modo u otro me han ayudado Hoy después de medio siglo, este mural, sigue a lo largo de mi estudio y han hecho posible la rea- ocupando un lugar importante entre los centros ca- lización del mismo. En especial a Federico Barre- pitales de su estilo, característico por sus vivas y na- da, guarda del conjunto rupestre, por su ayuda du- rrativas escenas que han sido comúnmente divulga- rante todo el trabajo de campo; a Ramón Viñas por das con el nombre de «Arte Levantino». De todos su archivo fotográfico y acceso a su método de es- modos y a pesar de su valor documental arqueoló- tudio; a la Dra. M. a Lluisa Pericot quien dirigió los gico no se volvió a llevar a cabo ningún otro estu- primeros pasos de este trabajo; a mi director Dr. Jo- dio de conjunto, a excepción de la serie de trabajos sé M. a Fullola por aceptar con agrado la dirección temáticos sobre la iconografía de este lugar que rea- de este estudio, y a la Conselleria de Cultura Edu- lizó Juan Bta. Porcar y de algunos artículos en don- cado i Ciencia de la Generalitat Valenciana, por fa- de se ha tratado, de forma muy parcial, su temática. cilitarme el permiso para la comprobación de los úl- En 1978, y durante el transcurso de una cam- timos detalles. paña de estudio, de las estaciones con arte rupestre prehistórico de la zona del Maestrazgo, organizada por R. Viñas, tuve la oportunidad de participar en la revisión de la primera y única copia existente hasta ANTECEDENTES el momento de la Cova Remigia, ejecutada por J. Bta. Porcar. En este primer trabajo se comprobó Las pinturas rupestres de la Cova Remigia, fue- la presencia de otros detalles y figuras inéditas, así ron descubiertas o conocidas por el masovero del como otras en parte destruidas o desaparecidas. De «Mas de Remigia o Modesto» M. Fabregat, el cual todas estas observaciones surgió la idea de llevar a nunca les había atribuido ninguna importancia. Fue cabo una nueva reproducción del mural, con el fin Gonzalo G. Espresati en 1934, con motivo de una de obtener un estado actualizado del conjunto. cacería, visitó las pinturas y reconoció la semejan- La finalidad de este trabajo de investigación ha za con las del Barranco de La Valltorta (Tírig- sido por una parte la realización de una copia ac- Albocásser) y pocos días después invitó a J. Porcar tualizada del conjunto, integrada por 6 cavidades, y a E. Codina, haciéndose cargo de los primeros tra- y por otra el estudio del proceso evolutivo a partir bajos. En septiembre de aquel mismo año, J. Por- de las superposiciones cromáticas (3). car se comunicó con H. Obermaier para que cola- borara en el estudio científico de la Cova Remigia y otras actividades. (3) La copia ha sido realizada a tamaño natural, partiendo de El 26 de octubre de 1934, H. Obermaier y H. un archivo fotográfico de unas 1.000 transparencias y eje- Breuil visitan la cavidad y con ayuda financiera de cutado sobre soporte cartulina (120 gramos), y que han ocu- la Junta Superior del Tesoro Artístico, se inician los pado unos 40 m. (en hojas de 70 x 100 mm.). trabajos de documentación y estudio de las pinturas. 8
El primer artículo aparecido se debe a J. Por- Gasulla y Valltorta» en los que recoge aspectos te- car «Pinturas rupestres del Barranc de Gasulla» máticos de ambos conjuntos (Porcar 1945-75). (Porcar 1934), realizando las primeras descripcio- Después de los trabajos de J. Porcar, la Cova nes de las pinturas, dibujos y fotografías de E. Co- Remigia ha sido reseñada en diversas publicaciones dina. Un año después, el mismo autor, da a cono- como en el «Arte Rupestre Levantino» (Beltrán cer otras cavidades situadas en los alrededores del 1968); «Los tocados de plumas en el Arte Rupestre barranco de la Gasulla «Noves pintures rupestres en Levantino» (Jordá 1970-71), en donde se plantea el el terme d'Ares» (Porcar 1935). origen oriental de estos adornos. Este mismo autor Paralelamente H. Obermaier, publicaría algu- utiliza iconografía del conjunto en sus artículos so- nos artículos de carácter divulgativo «Nuevas pin- bre «Formas de vida económica en el Arte Rupes- turas cuaternarias en la región de Castellón de la Pla- tre Levantino» y «La sociedad en el Arte Rupestre na», apoyando la edad Peleolítica de las mismas Levantino» (Jordá 1974), aportando formas de vi- (Obermaier 1935) y «Las pinturas rupestres del Ba- da protohistóricas, con prácticas de una agricultu- rranco de Gasulla» (Obermaier 1936). En 1935 J. ra primitiva. Poco después publica «Las puntas de Porcar, H. Obermaier H. Breuil dan a conocer su ñecha en el Arte Levantino», observando la presen- estudio sobre la Cova Remigia «Excavaciones en la cia de cuatro tipos de flechas (Jordá 1975). Cova Remigia (Castellón)» (Porcar, Obermaier, Otro autor F. Esteve Gálvez analizaría algunas Breuil 1935), constituyendo el mejor estudio del con- de las representaciones del Maestrazgo «Probable junto realizado sobre el mural de la Cova Remigia, significado de unas pinturas rupestres del Maestraz- tratando puntos importantes como: consideraciones go» indicando la posible utilización de bolsas para generales de la zona, la cueva y sus pinturas, la cro- contener veneno para las flechas (F. Esteve Gálvez nología, significación, impresiones de carácter téc- 1975). nico sobre la composición de las escenas y otras con- En 1978, coincidiendo con una campaña de es- sideraciones acerca del arte levantino. tudio que R. Viñas estaba realizando en la zona, ela- En 1942, F. Álvarez-Ossorio publica en el Bo- boramos un trabajo sobre «Las representacioines letín de la Real Academia de la Historia un artículo faunísticas del término de Ares del Maestre», con- «Covacho con pinturas rupestres en el Barranco de tabilizando el total de representaciones de cada es- la Gasulla, en Ares del Maestre (Castellón de la Pla- pecie, así como su posición y actitud en cada esce- na)», en el que propone que se declare monumento na. Este análisis puso de manifiesto una clara dife- histórico-artístico, a los abrigos con pinturas y que rencia temática en los dos conjuntos de Cova se proceda y logre la conservación de tan interesan- Remigia y El Cingle de la Mola Remigia, observán- tes obras pictográficas (Álvarez-Ossorio 1942). dose una clara representación de caza en el prime- Años más tarde J. Porcar reanuda en solitario ro, mientras que en el segundo se observa una te- los estudios sobre Cova Remigia y los abrigos pró- mática más variada. (Viñas y Sarria 1978). ximos, dentro del término de Ares del Maestre, pu- Un año más tarde y en colaboración con F. blicando en esta segunda fase un gran número de Monzonís y R. Viñas preparamos otro artículo artículos como: «Sobre las pinturas rupestres de «Nuevas manifestaciones de arte rupestre en el Ares del Maestre» (Porcar 1943), analizando los Maestrazgo (Castellón)» (Monzonís, Viñas y Sarria utensilios de caza representados; «El trazo por im- 1979). presión directa y el trazo caligráfico en el arte ru- Posteriormente M. Mesado Oliver, expone en pestre en Ares del Maestre» (Porcar 1943), obser- su artículo «La Cova del Mas d'en Llorenc y el Ar- vando dos momentos en la ejecución del conjunto te prehistórico del Barranco de la Gasulla», la po- de Cova Remigia; «El valor expresivo de las obli- sible relación existente entre las cerámicas neolíti- cuas en el arte rupestre del Maestrazgo», tratando cas de la Cova del Mas d'en Llorenc o Fosca y al- sobre la práctica de las líneas oblicuas y el aprove- gunas representaciones de Cova Remigia y en El chamiento del relieve rocoso (Porcar 1944); «Pin- Cingle (Mesado 1981). turas rupestres arrancadas de Cova Remigia», po- En los últimos años C. Olaria y F. Gusi han niendo de manifiesto la destrucción de alguna de las relacionado en distintos artículos abrigos pintados pinturas (Porcar 1944). con el entorno arqueológico, publicando un «Avan- A partir de 1945, J. Porcar inicia una serie de ce preliminar del yacimiento Neolítico Antiguo de trabajos bajo el título «Iconografía rupestre de la Cova Fosca (Castellón)» (Olaria y Gusi 1981); «Es- 9
tudio del territorio para la comprensión del habitat prehistórico. Un ejemplo del Neolítico Antiguo» (Olaria y Gusi 1984). Recientemente cabe señalar la monografía que sobre la Cova Fosca «Un asentamiento meso- neolítico de cazadores y pastores en la serranía en el Alto Maestrazgo» ha publicado C. Olaria. En este estudio la autora se remite de nuevo a la probable relación de los abrigos pintados y su entorno arqueo- lógico, aunque en su opinión «...sólo queremos re- marcar la evidencia de la utilizaciión de estos abri- gos pintados por los grupos que vivieron u ocupa- ron Cova Fosca» (Olaria 1988:379). Por último cabe mencionar el interés por parte de organismos como el Instituí Ghety Conservation que durante su curso sobre conservación de arte ru- Fig. 1.— Situación de la Cova Remigia y otros conjuntos ru- pestre celebrado en Castellón, visitó el conjunto de pestres (según E. Ripoll). Cova Remigia, para conocer su estado (Ghety C. 1987), así como la BBC de Londres, que utilizó las escenas de esta cueva, para documentar una serie televisiva sobre el antiguo habitat en el Mediterrá- Todo este conjunto así como los vecinos abri- neo (BBC Londres 1987). gos del Cingle de la Mola Remigia, son propiedad de la Diputación de Castellón y se hallan cerrados, por un muro, para la protección física de las pintu- SITUACIÓN Y DESCRIPCIÓN ras. Es por lo tanto necesario en caso de visita, ir DE LA COVA REMIGIA acompañado del guía que reside en el caserío de la Montalbana. Estos dos conjuntos rupestres se lo- La Cova Remigia, se halla situada en el térmi- calizan a pocos metros de distancia y en el mismo no municipal de Ares del Maestre (1.194 m. s.n.m.) farallón rocoso, convirtiéndose en el núcleo más ri- en la comarca del Alt Maestrat, provincia de Cas- co y complejo, de este género pictográfico, no tan tellón. Esta cavidad se abre en la parte alta del ba- sólo de la provincia de Castellón sino de nuestra área rranco de Gasulla y en la base de los escarpes de la mediterránea. Mola Remigia. Para su localización es aconsejable partir de la Sus coordenadas son 30TYK443785, de la ho- carretera de Albocásser a Vilafranca del Cid y des- ja n.° 30-22 (570) del Servicio Geográfico del Ejér- viarse en el km. 16 por una pista que remonta, des- cito. Orientada al S.E. y a una altura de unos 920 de el mismo caserío de la Montalbana, por la ver- m. s.n.m. (Fig. 1). tiente derecha del barranco de Gasulla (afluente de La Cova Remigia es un gran abrigo de unos 20 la Rambla Carbonera, la cual confluye con el nom- m. de longitud, 9 de profundidad y 7 de altura. Es- bre de Rambla de la Viuda al río Mijares). Después tá integrado por 6 concavidades que fueron deno- minadas por J. Porcar, H. Obermaier y H. Breuil, como cavidad I, II, III, IV, V y Pared Derecha, no- menclatura que hemos conservado a excepción de la Pared Derecha que describiremos como cavidad n VI (Fig. 2). Las cavidades varían entre los 2 y los 5 m. de ancho; 1,5 y 9 m. de profundidad y una altura que oscila entre 1,5 y 7 m. de altura. Ninguna de estas oquedades presenta sedimento y las paredes están formadas por una superficie muy irregular, quebra- da y formada por pequeños bloques. Fig. 2.— Topografía de la Cova Remigia. 10
1. Vista general del conjunto rupestre de Cova Remigia. 2. Vista general de la cavidad IV, V y VI (Pared Derecha). de 2 km. la pista finaliza y hay que seguir por el pie estudio del arte rupestre «naturalista estilizado» del escarpe unos 500 m. hasta llegar a alcanzar la postpaleolítico. cavidad. Cabe observar la presencia de otros conjuntos de pinturas rupestres, situados en los barrancos li- TEMÁTICA mítrofes, como el deis Cirerals, Racó Molero, Ra- có Gasparo, Les Dogues y el Mas del Cingle, los cua- A partir de las distintas asociaciones, existen- les a través de la Cova Centelles en el término de tes entre las figuras, hemos podido establecer 23 te- Albocásser conectan con el conjunto de La Valltor- mas de los cuales 9 corresponden a composiciones ta. También hay que reseñar por su interés arqueo- relacionadas con la caza, y que representan el 58% lógico, los yacimientos tanto en abrigos como en de la temática de esta cueva. Entre estos temas pre- cuevas, entre los que destaca la Cova del Mas d'en domina la caza de cápridos, seguida de los suidos Llorens o Cova Fosca a unos 300 m., al norte del y en menor cantidad, bóvidos y ciervos. Señalemos conjunto que tratamos, convirtiendo todo este en- que a pesar de que los ciervos y toros están menos clave en una de las zonas más interesantes para el representados, dentro de las escenas de caza, por lo contrario representan algunos de ellos, los ejempla- res de mayor tamaño y concretamente el ciervo que ocupa la parte central o más profunda de la cavi- dad, confiriéndole un lugar preferente y central, so- bre las anteriores escenas de caza. (Fig. 3). Dentro de las escenas de caza, también hay que incluir, las huellas, rastros y pistas, repartidas en- tre improntas humanas y de animales; las humanas son de mayor tamaño, mientras que las de los ani- males, muestran la pezuña bisulca y de pequeño ta- maño. También encontramos en este grupo de re- presentaciones formas alargadas y circulares que po- drían corresponder a manchas de sangre dejadas por los animales o bien otros tipos de señales (Fig. 7). El resto de la temática queda repartida entre animales y figuras humanas, un 25%. Las figuras humanas aparecen con arco y sin arco y muchos de ellos podrían incluirse en los temas de caza, por la falta de flechas en los animales y la difícil relación Fig. 3.— Escena de caza de ciervo. Cavidad V. de éstas con las humanas, deja a este núcleo sepa- 11
Fig. 4.— Escena de caza de jabalíes. Cavidad V. rado de la temática estrictamente cazadora. Por úl- timo, queda un 18% que aparece dividido, de for- ma muy diversa entre: una escena de recolección; siete composiciones con cestos y objetos; tres pane- les o colmenas; dos escenas de apariencia cotidia- na; un grupo de hombres, tal vez guerreros; una es- cena de danza ritual, o ceremonia de carácter míti- co; cinco personajes ejecutados, tres con pelotón y 2 sin; cuatro grupos de guerreros o pelotones de eje- cución; tres posibles mujeres; una escena de acopla- miento; tres composiciones faunísticas y cinco es- cenas indeterminadas (Fig. 9, 10 y 11). Entre la temática no cazadora, destaquemos las escenas de ejecución y personajes flechados o sacri- ficados que ya hemos mencionado y de los cuales existen cinco ejemplos, discerniendo entre escenas con y sin pelotón. Las figuras flechadas, sin pelo- tón pertenecen a las figuras estilizadas más natura- listas, mientras que las figuras flechadas con pelo- tón, son de pequeño tamaño y ofrecen característi- Fig. 5.— Escena de caza de toros o bóvidos. 1 y 2 cavidad II. cas esquemáticas o semi-esquemáticas. Cabe observar que en el vecino conjunto del Cingle de la Mola Remigia, faltan por completo este tipo de es- rritorio de la caza. En opinión de Viñas y Rubio se cenas, y la temática cazadora ocupa un segundo pla- trata de ejecuciones simbólicas que «podrían corres- no de su temática (Viñas y Sarria 1978), este hecho ponder a dos tipos de sacrificios: muertes por apli- nos hace suponer que estas escenas de sacrificio, tan cación de reglas jurídicas o políticas; o bien muer- escasas dentro de este estilo, deben estar de algún tes por ritual estrictamente religioso». (Viñas y Ru- modo relacionadas con normas jurídicas sobre el te- bio, en prensa) (Fig. 11). 12
Nv \' # J* 1 1 2 ^fr^ -íz- * 3 -¿0 n * P^ * 4 Fig. 6.— Escena de caza de cápridos. 1. Cavidad II; 2. Cavidad III; 3-4. Cavidad IV. 13
1 2 -*- i1 i V 3 V ¡i, \\ " * < * Fig. 7.— Escena de ojeo o rastreo. 1. Cavidad II; 2. Cavidad V; 3. Cavidad IV. 14
Fig. 8.— Escena de animales aislados y composición faunística de Cova Remigia. 1-2. Composición faunística; 3. Animales ais- lados. 15
1 2 V ¡; t 4 3 Fig. 9.— Representaciones de nidos o colmenas junto a insectos. 1-2. Cavidad IV; 3. Cavidad V. 16
1 2 Á 3 4 V 6 •••i" '- & ¿I; Fig. 10.— Cuadro con diferentes representaciones escénicas de Cova Remigia: 1. Recolección (cavidad III); 2. Danza (cavidad IV); 3. Acoplamiento (cavidad V); 4. Mujer (?) (cavidad V); 5-6. Cestos y otros objetos (cavidad II y IV). Un tema relevante, principalmente por su es- Entre las 759 figuras que comprenden este con- casez es el representado por una pareja, al parecer junto, solamente un motivo ofrece ciertas dudas en ataviados con colas de animal (?), similares en cier- cuanto a su clasificación dentro del estilo ta forma con otra pareja existente en el Cingle de «naturalista-estilizado», pues tipológicamente bien la Mola Remigia (Fig. 10, n.° 2, cavidad IV, n.° 59 podría incluirse en el ámbito de las representacio- y 60) (Viñas y Sarria 1978). Estas dos figuras po- nes «esquemático-abstractas». Se trata de la figura drían estar representando una danza ritual o «cere- n.° 87, de la cavidad V, formada por una serie de monia». Relativamente cerca de éstas, en la cavi- círculos concéntricos similares a los tipos de «pe- dad V, encontramos otra pareja de figuras huma- troglifos o espirales», de la denominada pintura es- nas que por su posición creemos que podrían estar quemática. Pero la proximidad de un pequeño mo- escenificando un acoplamiento (Fig. 10 n.° 3, cavi- tivo, tal vez un insecto o un ave, nos hace pensar dad V, n.° 139 y 140). Este tema es prácticamente que podría tratarse, con todas las reservas, de un desconocido de la pintura «naturalista-estilizada» posible nido o colmena. Sobre este motivo J. Por- de nuestra área mediterránea. car comunicó que «En la part mes alta hi ha un sig- 17
1 2 3 S Vi .1?. :- . i • 4 5 * Fig. 11.— Escena de Ejecución o «sacrificio». 1-4. Cavidad III; 2-3. Cavidad V; 5. Cavidad 1. 18
ne de corbes concentriques en espiral (una serp?) que tas diferencias temáticas, entre los dos conjuntos te un roig viu i sembla pertanyar a Pesquemátic» más importantes de esta área, pone de relieve la dis- (Porcar 1934). Más tarde en su monografía sobre tinta funcionalidad de cada uno de estos abrigos ru- Cova Remigia y en colaboración con H. Obermaier pestres, posiblemente coetáneos en el tiempo. y H. Breuil, se describió como «Conjunto con cur- vas concéntricas de color rojo claro. Para interpre- tar este dibujo, de cinco centímetros de diámetro, REPINTES Y SUPERPOSICIONES se tropieza con grandes dificultades. Se puede pen- sar en el esquema de una trampa para animales, de Tanto en las descripciones como en las fichas, un panel o de una tela de araña...» (Porcar, Ober- hemos ido anotando una serie de observaciones so- maier y Breuil 1935). De ser erróneas todas estas ob- bre repintes y superposiciones que constituyen la ba- servaciones, sería el único ejemplo de un motivo se de nuestra estratigrafía cromática y las cuales nos «esquemático-abstracto» de todo el conjunto rupes- ayudan a esclarecer, sólo en parte, el proceso evo- tre (Fig. 9, n.° 3). lutivo o cronología relativa a las distintas fases de De los datos de la temática se desprende que este conjunto. el mural de la Cova Remigia, está representado por Las superposiciones, no simpre son claras y será escenas basadas principalmente en la caza y por lo preciso revisar con más tiempo y medios los distin- tanto un «santuario» dedicado a este tema o activi- tos ejemplos que expondremos a continuación. En dad económica. Estas características temáticas, lo cuanto a los repintes son a menudo simples bocetos separan del vecino conjunto de la Mola Remigia, sobre los cuales se aplicó el diseño definitivo, aun- El Cingle, que con la presencia de toros de gran ta- que en otros casos los repintes parecen haber sido maño y una reducción de las escenas de caza, se si- realizados en un momento posterior, pues no siguen túa en un «santuario» dedicado a otros temas. ES- la imagen primigenia e incluso se practicaron en otro color, siempre para aumentar o resaltar el tono de las figuras. C U A D R O DE LAS REPRESENTACIONES ESCÉNICAS DE COVA REMIGIA A continuación pasamos a relacionar, mediante ESCENAS C-I C-II c-m C-IV C-v C-VI TOTAL ,0 dos cuadros las figuras con repintes y superposicio- 1 i 1 2 0,9 nes: Caza de ciervo/s 5 Caza de cabras I 2 3 1,4 6 Caza de cápridos 1 2 3 1.4 10 Caza de jabalíes 2 3 5 2,3 RELACIÓN DE LAS FIGURAS CON REPINTES: 11 Caza de to ro/s 1 1 2 0,9 14 Caza de animales indeterminados 2 13 15 7,1 15 Relación con escenas d e caza 4 3 3 14 1 25 11,9 16 R a s t r e o , o j e o , etc. 1 3 14 18 8,6 CAVIDAD II 17 E s c e n a d e recolección 1 1 0,5 22 E s c e n a s r e l a c i o n a d a c o n cestos y o t r o s o b j e t o s 4 3 7 3,3 Composición de paneles, colmenas, nidos, 23 insectos o a v e s 2 1 3 1,4 24 Escena d e apariencia cotidiana 2 2 0,9 27 Figuras de hombres 1 1 0,5 28 Escena de danza 1 1 0,5 CAVIDAD IV 2 424 30 E s c e n a d e ejecución o «sacrificio» 1 2 5 2,3 424 31 G r u p o de arqueros o guerreros 1 3 4 1,9 40 F i g u r a d e h o m b r e aislada con a r c o y sin a r c o 1 4 4 5 8 1 23 10,9 41 F i g u r a d e m u j e r aislada (?) ! 1 1 3 1,4 43 Acoplamiento (?) 1 1 0,5 44 Otras composiciones 5 5 2,3 A Composición/es de caza, animales heridos, etc. 4 10 4 28 2 48 23 E C o m p o s i c i ó n faunística 1 1 1 3 1,4 CAVIDAD VI F Animales aislados 3 8 6 12 1 30 14,3 26 27/28 TOTAL 3 22 36 30 111 8 210 100 19
RELACIÓN DE LAS SUPERPOSICIONES: 0 N Figura Caita N.° Figura Color C A V I D A D III I. 12! 153 120 425 C A V I D A D IV II. 6 * (173) 180 8/10 424-425 III. 23 i SO 21 425 IV. 99 180 98 497 CAVIDAD V V. 70 491 74 188 VI. 79 188 81 174 VIL 108 491 109 484 VIII. 129 180 132/133 174-472 IX. 142 180 141 504 X. 131 180 (?) 130 167 (?) XI. 147 194 149 180 XII. !Ó2 164 490 XIII. 243 4:•& 9! 241 484 XIV. 254 181 253 180 XV, 302 200 303 426 XVI. 309 180 308 426 XVII. 371 194-425 (?) 354 425-187 (?) 3. Detalle de la superposición de la figura del gran arquero co- XVIII. XIX. 381 387 424 180 (?) 382 388 174 (?) 426 rrespondiente a la cavidad V, la cual se superpone a la de XX. 372 174 372 42 otro arquero de tamaño más reducido. 5 (*) Corresponde a una capa de pigmento de preparado] De estas superposiciones se desprende la siguiente estratigrafía cromática: ESQUEMA DE LAS SUPERPOSICIONES (-111 (-IV C-V I II 111 iV V VI Vil VIH IX X XI XII XIII XIV XV XVil XVII XVIII XIX XX 200(?) 425 491 194 491 181 173 180 180 491 484 180 180 180 180 180 484 180 180 180 180 74 504 174-472 426 425 426 426 426 425 425 425 PROCESO EVOLUTIVO DEL CONJUNTO Fase I Según los registros obtenidos en el color, repin- En el momento más antiguo del friso se distin- tes y superposiciones, se han podido obtener en Co- gue algunas figuras, la mayoría de ellas, en color va Remigia 7 momentos o fases de ejecución, que negro, que corresponden por una parte a animales pasamos a describir. «proporcionados-naturalistas», entre los que figu- 20
Fase III Esta fase la hemos subdividido en tres momen- tos (A-B-C), por la distinta anatomía de las figuras humanas. En un primer momento (III-A), incluimos una serie de figuras que por su situación aparecen infrapuestas a tipos de mayor tamaño y estilos dis- tintos. La tipología de estas figuras corresponde a cuerpos de tronco recto y piernas gruesas y algunos animales que siguen la línea naturalista, observan- do en este momento la figura de un posible jabalí muerto con técnica de silueteado, en colores casta- ños y castaño claro. En el momento (III-B), las figuras presentan un en castaño-rojizo (Pantone 167); segundo en castaño-rojizo oscuro (Pantone 498) y un último momento en negruzco mayor realismo con cuerpos más proporcionados (Pantone 425) (Cavidad V). con la presencia de algún tipo de adorno: colgantes sobre las rodillas; colgante entre las piernas; posi- bles plumas dobladas sobre la cabeza y posibles pro- tectores en piernas. Los animales también presen- ran cápridos, en mayor número, y algún suido y cér- tan al igual que las figuras humanas formas muy na- vidos. Estos animales están emparentados con figu- turalistas y proporcionadas. Indiquemos que en este ras de pequeño tamaño de trazo muy simple y la ma- momento las figuras fueron realizadas en colores yoría de ellas semi-esquemáticas, a excepción de una más densos castaños y rojos. Por el estilo también sola figura posiblemente femenina a la que han in- cabe incluir en este momento una pequeña figura dicado el diseño de las caderas. humana y un cáprido con el que forma escena en color negro. En el momento (III-C), las figuras se estilizan Fase II presentando troncos delgados con indicación del tó- rax y piernas con adornos o protectores muy simi- La existencia de trazos en color rojo y prepa- lares a las anteriores figuras. En toda esta fase III, raciones rojizas que cubren en parte las figuras de predominan las figuras en actitudes muy dinámicas, la primera fase, nos obliga a situar en un segundo aunque cabe señalar que estas posiciones ya apare- momento o fase, figuras muy similares a las ante- cen en los primeros momentos del mural. En cuan- riores que aparecen a su vez bajo figuras naturalis- to a los animales parecen predominar los cápridos tas de mayor tamaño. Los animales presentan for- y los cérvidos aunque continúan apareciendo los bó- mas naturalistas que como veremos proseguirán du- vidos y los jabalíes. Cabe señalar que en esta fase rante todo el proceso pictográfico y que sólo es aparecen representados el jabalí y el cáprido de ma- posible agrupar en este momento gracias a la pre- yor tamaño ocupando zonas distintas del mural con- sencia o relación con figuras humanas con las que centrándose las escenas de suidos en una parte y cá- forman escena. Las especies representadas muestran pridos en otras. una cierta diversidad, diseñando cápridos, cérvidos Los colores predominantes en esta fase son el y algunos bóvidos, entre los que cabe señalar la po- rojo y el castaño, con algunas pocas figuras en ne- lémica figura supuesta como alce por H. Breuil (3) gro. Observemos que entre ellas destacan tonos su- y algún suido. Las figuras al igual que en la ante- mamente densos y oscuros. rior fase son simples esquemas de trazos rectos sin ningún tipo de musculatura y solamente hacia la fase III se percibirá el modelado del relieve muscular. To- Fase IV das estas figuras corresponden a la gama del rojo- castaño. Cabe observar que ya desde la primera fa- Por el estilo de la fase III-C, debería correspon- se se percibe un gran movimiento tanto en las figu- der las formas de la fase V, que parecen represen- ras humanas como en los animales. tar el máximo exponente de la citada fase, pero la 21
'fr f >íí:~ •jK. % 1:: f¿- 4^\ ^ $ ? C \ '• / ^ *c / 5 # . ' 1 l£*~ %*\ • s. - (^? * *feí' /fe c ~-
?•£-• í/ L_- iM *é> - \ K- U- e*í~/- '«sSKSl» r gs»*^ #' i • - #£^? fí'&'.i > kí »¡¿. •A "\ 23
24
•fe' *5c. •TT; riT' M¿-«>*»*>!' t &**,*£ l --!^ 04^^. 25
existencia de una figura de pequeño tamaño por de- precedentes, existentes ya en la fase IV, y que al pa- bajo de la pierna del gran arquero n.° 129, así co- recer fueron añadidas, sumándose a antiguas esce- mo otros detalles, como el jabalí n.° 74, que apare- nas. ce entre las piernas de la figura del gran arquero n.° Las figuras humanas representan formas semi- 70, apuntan hacia un nuevo momento de figuras hu- esquemáticas de pequeño tamaño, simples y auste- manas semi-esquemáticas. ras, en sus detalles que por la simplicidad de sus for- Esta fase se puede subdividir en dos momen- mas recuerdan a las figuras de las primeras fases. tos A y B, debido a la distinta anatomía de las figu- Los pocos animales de este momento son de mayor ras humanas. En el primer momento estarían las re- tamaño presentando formas de diseño simple. presentaciones humanas de tipo semi-esquemático Los colores utilizados corresponden a las ga- con piernas rectas y delgadas, indicación de los pies, mas del rojo-castaño. con el tronco recto más ancho, percibiéndose el di- seño en una gran mayoría de ellas del falo, ya visi- ble en alguna de las figuras de la fase III. En el se- Fase VII gundo momento, las formas son muy diversas pre- dominando troncos delgados con indicación algunos Aunque no tenemos ningún tipo de superposi- de ellos, del tórax. ción que indique su situación estratigráfica, todo ha- En cuanto a los animales, a pesar de la exis- ce pensar por la ubicación que ocupan al final de tencia de cápridos predominan los jabalíes, algunos la cavidad IV y entre el gran conjunto de caza de de ellos con el pelo erizado. También aquí se detec- cápridos y suidos que se escogió una zona sin pin- ta la presencia de un carnívoro (cánido?). Anote- turas para representar una escena particular, de lo mos que entre las representaciones faunísticas se de- contrario creemos que las figuras se hallarían rodea- tecta una cierta estilización produciendo formas lon- das de otras representaciones. gilíneas y cierta simplicidad en los detalles. Las figuras humanas presentan diseños esque- Resaltemos que la fase IV-A, corresponde al mo- máticos de trazos rectos y con cierto relieve, desta- mento con mayor número de ejemplares de jaba- cando una posible figura femenina con falda, sos- líes. Los colores utilizados son rojizos, castaños- teniendo un bastón o atributo y grupo de figuras que rojizos y negros. muestran unos adornos colgantes en la parte supe- rior del brazo y que cuelgan hasta la cintura. Los colores utilizados son los rojizos y castaño- Fase V rojizos. En este momento cabe situar las dos figuras hu- manas una de ellas de mayor tamaño, del conjunto CONTEXTO ARQUEOLÓGICO y por su proximidad tanto estilística como escénica el gran cérvido aparentemente muerto n.° 123 y el En las proximidades de la Cova Remigia son gran bóvido n.° 26 de la cavidad VI. conocidos desde antiguo diversos yacimientos ar- Las figuras humanas constituyen la máxima es- queológicos pertenecientes a distintas épocas, seña- tilización del tronco conservando las piernas com- lemos como más cercano el situado a unos 100 m. pletamente naturalistas, tipo iniciado ya, en la fase y en el mismo farallón, el denominado Mas de Mo- III. Destaca su cabeza en forma elipsoidal que lo desto en donde Joan Porcar, señala «Petita zona encuadra con otras representaciones de esta área del d'estelles de sílex i enterrament d'on el masover Mo- Maestrazgo y sur de Tarragona. desto ha extret les sagetes i destral que guarda en Los colores utilizados son los rojizos y castaño- son poder» (Porcar 1934). Este lugar constituye un rojizos. pequeño abrigo de escasa profundidad y cuya vise- ra se desplomó sobre el yacimiento. En la actuali- dad todavía aparecen restos de talla por debajo de Fase VI un bloque que sería de interés levantar y proceder a la excavación de la pequeña zona de unos 2 m. Esta fase parece representar un último momen- por 1 m. con una profundidad de unos 50 cm. apro- to que vendría a suponer la pervivencia de formas ximadamente. En nuestras visitas hemos podido re- 26
coger diversos restos de talla, laminitas, algunos Joan Porcar, al citar la Cova Gran (Cova Fos- núcleos, varios raspadores, laminitas de dorso re- ca) señala «un llit inmens de jaciments del neolitic bajado, y pequeños restos óseos, que podrían en- i eneolític» (Porcar 1934). marcarse posiblemente en un neolítico y bronce (4). En 1977, J. Aparicio Pérez y J. San Valero El mismo Porcar en el citado trabajo comenta Aparici, publican un trabajo sobre «La Cova Fos- también otros 4 lugares, como el del Mas del Cire- ca (Ares del Maestre, Castellón) y el Neolítico Va- rals o Cireres, Cova Gran, Roqueta de la Trona y lenciano» en la serie arqueológica que publica la Mas Nou (Porcar 1934). En distancia el segundo Universidad de Valencia. En este trabajo se comen- conjunto más cercano a la Cova Remigia sería la Co- ta, según los autores la «existencia de una segunda va del Mas deis Cirerals o Cirerers a unos 200 m. fase neolítica entre el Antiguo Neolítico con cerá- y en el margen izquierdo del barranco deis Cirerals, mica cardial...» (J. Aparicio y S. Valero 1977). Es- es decir en frente de la Cova Remigia. En este yaci- ta fase ya había sido observada por Fletcher en las miento, Porcar señala «sagetes rojes... Aquesta cova estratigrafías de los yacimientos valencianos Or, en es interessant perqué mira cara al Nort i conté un Pardo, fase que situaba durante el IV milenio y V Hit de jaciment amb mobiliari neolitic i fa pensar como simple continuidad del Neolítico I Cardial (J. que les capes profundes estiguen baix, nivell de Hit Aparicio y S. Valero 1977). del barranc». (Porcar 1934). Este abrigo, de unos En 1981, M. Mesado publica un artículo sobre 20 m. de largo, 3 de profundidad y unos 2 de altu- la «Cova del Mas d'en Llorens y el arte prehistóri- ra, fue utilizado antiguamente como redil, y en el co del barranco de la Gasulla». En este artículo el piso no existe actualmente sedimento alguno. Cabe autor describe una serie de materiales, que les fue la posibilidad de que el posible sedimento fuera eli- entregado por Isidro Salvador del Mas Nou, el cual minado de la cavidad y depositado en la ladera que los había recogido de los bancales del «planell» y cae sobre el pequeño barranco. Actualmente toda que procedían del yacimiento de la cueva utilizados esta zona está cubierta de vegetación y no se obser- como fertilizantes. Este autor describe estos mate- va en superficie ningún resto, por lo que sería de riales situándolos en el Neolítico (Mesado 1981). El interés proceder a una excavación del lugar. Por en- autor más adelante establece la posible relación de cima de este yacimiento y en la cumbre del lugar de- la cova del Mas d'en Llorens con las pinturas de la nominado La Trona, Porcar señala «despoblat ar- Gasulla y señala que «En las pinturas del Barranc gárico en planta» (Porcar 1934). En este lugar exis- de la Gasulla, destacan Cova Remigia y el Abrigo ten restos de estructuras y un pequeño túmulo que del Cingle de la Mola Remigia, que con Racó de Mo- fue excavado según información, por González lero, son a nuestro entender, manifestación directa Prats, desconociendo los resultados del mismo. En del habitat de la Cova del Mas d'en Llorens» (Me- la actualidad el poblado está arrasado por la ero- sado 1981). Más adelante M. Mesado señala que «ya sión y se encuentran pequeños fragmentos muy ro- que en la monografía de esta cueva (se refiere al es- dados de cerámicas a mano. tudio de Porcar, Obermaier y Breuil 1935) no se ha Por detrás de La Trona y en el barranco Mole- hecho relación a esta problemática (cronología del ro, en una zona de bosque al pie del cantil, Porcar arte rupestre), volvemos sobre las fases estilísticas señala el yacimiento del Mas Nou, diciendo «petita de Cova Remigia, pues los diversos estilos son allí zona on pareix quantitat d'estelles de sílex acusant bien claros» (Mesado 1981). Sobre esta cuestión tra- un taller a Taire lliure» (Porcar 1934). Este lugar ha taremos más adelante. sido objeto de estudio por Francisco Gusi y Carmen Poco después, Carmen Olaria publica sus tra- Olaria los cuales han llevado a cabo una excavación bajos realizados en Cova Fosca estableciendo 3 fa- del yacimiento cuyos resultados todavía no han si- ses de ocupación: Fosca I, II y III. Fosca I paraleli- do publicados. Al parecer este yacimiento arqueo- zable con la industria lítica del complejo geométri- lógico fue descubierto al rebajar una parte del ca- co de Cocina (Cocina III) (5.260 - 70 B C ) . Fosca mino que conduce al Mas Nou, apareciendo peque- II, representa un momento inicial de transición en- ñas hojas de sílex y cerámicas, posiblemente incisa. tre el viejo sustrato epipaleolítico final de Fosca III y las primeras manifestaciones de Fosca I, neolíti- co con una débil intrusión de piezas geométricas, (4) Materiales pertenecientes al Neolítico y Bronce, según revi- tipo Cocina (Cocina III). Fosca III, parece repre- sión realizada por el Dr. Josep M.a Fullola i Pericot. sentar una etapa posterior de la fase A, del comple- 27
jo geométrico del Filador, es decir paralelizable con nísticas cuaternarias de tipo frío, propuso una fi- los niveles II y I superficial de Filador con ausencia liación mesolítica para las pinturas (Almagro 1944). de geométricos (7.510 ± 160 B.C.). Este autor se basó en el contexto arqueológico de Todos estos datos comprenden el contexto ar- estos yacimientos rupestres, cronología que conti- queológico más próximo a Cova Remigia y con los nuó defendiendo en la monografía dedicada al co- cuales se deberá contar a la hora de establecer cual- vacho de Cogul, lamentando además la postura de quier interpretación crono-cultural. H. Breuil, que desprestigió los trabajos de anterio- res estudiosos que proponían para Cogul una cro- nología neolítica (Almagro 1952). A la nueva idea mesolítica, se sumaron diver- PROBLEMÁTICA CRONO-CULTURAL sos autores, entre ellos E. Ripoll y A. Beltrán, que en la década de los años 60 establecen 4 fases para Desde el descubrimiento, a principios de este todo el proceso de este arte rupestre de la Penínsu- siglo, del arte «naturalista-estilizado» al aire libre, la Ibérica (Ripóll 1964 y 1966, y Beltrán 1968). Pa- el tema de su filiación crono-cultural no ha dejado ra E. Ripoll este arte rupestre habría que situarlo, de preocupar a los estudiosos de este campo. Hoy, su inicio, hacia el 8000/7500 a. C , es decir un ori- a pesar de los avances registrados en la investiga- gen mesolítico entroncado con el Perigordiense. Con ción arqueológica, el aspecto crono-cultural sigue esta datación inicial comienza, en su opinión, todo sin resolverse al menos por lo que respecta a su ori- el proceso pictográfico: gen, desarrollo y desaparición de cada una de las a) Fase naturalista, con un primer período de áreas geográficas en donde se ubica este tipo de ma- figuras del tipo de los toros de Albarracín, y un se- nifestaciones. gundo período con pinturas de los ciervos de Cala- Si repasamos el curso de las investigaciones so- patá. bre este arte rupestre, comprobaremos que los es- b) Fase estilizada-estática. tudios se han ido basando en la propia temática, la c) Fase estilizada-dinámica. fauna representada, la superposición de estilos y co- d) Fase de transición a la pintura esquemática. lor, y por último el contexto arqueológico cercano Mientras que en la primera fase, de Ripoll, só- a los abrigos pintados. De este modo encontramos lo encontramos representaciones faunísticas de me- a H. Breuil y H. Obermaier como principales de- diano y gran tamaño, en la segunda y tercera se in- fensores de una filiación crono-cultural paleolítica, corpora la figura humana conservándose el natura- aunque de forma paralela y ya desde su inicio tam- lismo de los animales, pero de tamaño más reducido, bién surgen los que proponen, por el contexto ar- y culminando con las abigarradas escenas del Maes- queológico, una cronología neo-eneolítica. Entre es- trazgo y del Bajo Aragón en la fase c) estilizada- tos últimos tenemos a Duran i Sampere, Matías Pa- dinámica. Estas dos fases habrían coincidido con la llares, Bosch Gimpera y otros estudiosos que inician llegada de los primeros neolíticos. Su última fase de los trabajos arqueológicos en el conjunto de La Vall- transición correspondería a la neolitización con fuer- torta, señalando «...el material recullit en aquests tes penetraciones en el sudeste y en Andalucía, con camps oberts i el que pogué esser extret de les coves abundancia de signos esquemáticos y con tenden- forma un conjunt d'alguns centenars d'objectes ti- cia a la esquematización. pies de la industria lítica neolítica i eneolítica...» (M. En cambio A. Beltrán, basándose esencialmen- Pallares 1920). te en las fases de Ripoll, propone un marco crono- Obermaier que también trabajó con P. Wernert lógico, también con 4 fases que se enmarcarían des- en el estudio de las pinturas de La Valltorta las con- pués del 7000 hasta el 1200/1000 a. C , mostrando sideró paleolíticas, mientras que el equipo de B. pequeñas modificaciones, respecto al anterior. Su Gimpera las consideró neo-eneolíticas. Así desde el I fase, contemporánea del Epipaleolítico sería de tra- inicio de estas investigaciones tenemos presentes las dición auriñaco-perigordiense, sugeriendo en esta fa- dos teorías que de un modo u otro han ido rigiendo se, la existencia de signos geométricos y figuras de los estudios hasta nuestros días. aire esquemático. En su II fase, plena, encontramos Años después, M. Almagro, recoge las ideas abundancia de ciervos y cabras, desaparición pro- propuestas por H. Pacheco y Santa-Olalla sobre la gresiva de los toros y la aparición de la figura hu- cronología mesolítica y rechazando las especies fau- mana escasamente naturalista, datándola a partir del 28
4000, señalando que uno de los núcleos más claros estas últimas «...en su mayoría corresponden a un estaría representado en el panel central de las gran- Neolítico y al Bronce» (Fortea 1974). des figuras de Cueva Remigia. Su fase III, de desa- El descubrimiento de un nuevo tipo de mani- rrollo, que coincide con la c) de Ripoll, la sitúa en- festaciones en la provincia de Alicante denomina- tre el 3500 al 2000 a. C , contemporáneo del Neolí- do como «macroesquemático» y ya conocido bajo tico de los llanos litorales. Aquí encontramos a la los ciervos de la cueva de la Sarga, que en opinión figura humana, lanzada a la carrera y con gran mo- de Beltrán, representarían su fase pre-levantina, epi- vimiento de los animales. Para A. Beltrán la fase paleolítica, han puesto de relieve la relación con las final, estaría señalada por una vuelta al estatismo decoraciones de la cerámica cardial de la Cova de y a la tendencia esquematizante, introduce la agri- POr, y demostrando que los ciervos naturalistas exis- cultura con palos de cavar y la domesticación de los tentes en la Sarga, de mediano tamaño, serían pos- animales, la cual debe datarse en su opinión después teriores o coetáneos al Neolítico Antiguo (Martí y del 2000 hasta el 1200 a. C , es decir, una fase com- Cabanillas 1987). prendida entre el Eneolítico y el Bronce I. Posterior- A pesar de todos estos nuevos hallazgos y de mente este autor ha ampliado su cuadro cronológi- la polémica que han suscitado, continúan todavía co, con una fase que denomina pre-levantina, an- los defensores de una cronología paleolítica, para tes del 6000 a. C. y en donde incluye antropomorfos, las manifestaciones naturalistas, señalemos a Lya signos fantásticos, temas geométricos y esquemáti- Dams que para todo este proceso establece cuatro cos, que como veremos más adelante, otros auto- fases que engloba entre el 11000/10000 y el 4000 a. res han propuesto su correlación con el Neolítio An- C. (Dams 1984). De forma similar, pero retrocedien- tiguo (Beltrán 1968 y 1986). do todo el proceso 1.000 años, encontramos la cro- También cabe señalar los trabajos de otros nología de J. Aparicio y otros (Aparicio, Meseguer autores como los de L. Pericot, que aceptando un y Rubio 1982). entronque con el Paleolítico y un desarrollo hasta Por el contrario otros trabajos más recientes ba- el Neolítico, propusieron estudiar la relación de es- sados en el análisis etnográfico, han situado estas te arte con el del sudeste de Francia, el italiano y manifestaciones en la transición del Neolítico y el el africano, y en especial las posibles influencias afri- Eneolítico. Este estudio centra la filiación crono- canas en España o viceversa, para explicar la apari- cultural, en las puntas de flechas que divide en va- ción de la figura humana en el arte rupestre (Peri- rios tipos, señalando que en Cueva Remigia, existe cot 1964). el astil recto, la flecha foliácea, con tendencia rom- Sincrónicamente a los trabajos de E. Ripoll y boidal y la flecha con forma triangular. En nuestra A. Beltrán, aparecen los de F. Jordá, que apunta opinión, la autora de este trabajo F. Galiana con- una cronología más moderna para todo este proce- funde en la mayoría de los casos, la punta de la fle- so pictográfico, considerando sincrónico el proce- cha por la emplumadura. Este detalle, ya fue seña- so del arte naturalista, con el esquemático abstrac- lado por H. Obermaier y P. Wernert al estudiar las to. Para este autor ambos estilos tienen sus raíces pinturas de La Valltorta, los cuales remarcaron que en las culturas agrícolas ganaderas de los pueblos esta forma lanceolada, o romboidal correspondía a del Mediterráneo oriental, los cuales habrían llega- la emplumadura y no a la flecha (Obermaier y Wer- do a las costas levantinas en dos oleadas. La prime- nert 1915). ra con la cerámica cardial y la agricultura de gra- Por lo que respecta a la Cova Remigia, debe- míneas, que se instalaría preferentemente en todo mos remitirnos en primer lugar, a la monografía rea- nuestro Levante y la segunda, con cerámica sin de- lizada por Porcar, Obermaier y Breuil, que plantea- corar se dirigiría hacia el sur (Jordá 1966). ron para este friso una cronología paleolítica prin- Años después, J. Fortea amparándose en las cipalmente por la presencia, en su opinión, de un observaciones de A. Beltrán sobre la existencia de alce y un uro (Porcar.Obermaier y Breuil 1935). Ca- antiguas figuras geométricas y esquemáticas por de- be decir, que estos ejemplares ya fueron en parte des- bajo de representaciones naturalistas, desarrolla una mentidos por M. Almagro y como hemos podido nueva teoría sobre la existencia de un arte-lineal geo- comprobar en nuestra revisión, se trata en el primer métrico relacionado con las placas de la Cueva de caso de un posible bóvido repintado sobre otra fi- la Cocina de edad Epipaleolítica. Esta fase anterior gura, tal vez un ciervo muy deteriorado y por lo tan- a las formas naturalistas, le llevaría a considerar a to dudoso y polémico; en el segundo caso, el uro, 29
representa un cérvido cuyas orejas fueron confun- vemos sobre las fases estilísticas sobre Cova didas con los_ cuerpos de un bóvido. Por lo tanto, Remigia, pues los diversos estilos son bien claros». estos dos ejemplares quedan excluidos de la fauna Este autor establece tres fases que compara con las cuaternaria. de E. Ripoll y A. Beltrán, la fase I, estática (se co- J. Porcar, dedicó diversos trabajos a estas pin- rresponde con la c) de Ripoll y la II) de Beltrán. turas y estableció dos fases: la primera caracteriza- Creemos que el autor se confunde al compararlas da por «conjunto preciosista estátil, realista, arte con la c) de Ripol, pues se trata de su fase estilizada- imitativo animalista. Cada figura ha sido concebi- dinámica. Su fase II, dinámica (se corresponde con da dentro de un contorno y perfil de trazo fino...» la fase d) de Ripoll y III) de Beltrán) y por último mientras que la segunda fase corresponde a «...es- su fase III, de microfiguras que corresponde a la fase tilos varios que tienden a un reducido tamaño de mi- IV de Beltrán. Según este autor, esta fase «Se gene- niatura, predominando sobre la fauna la represen- raliza una nueva iconografía: «trepadores», «arbo- tación de la figura humana, todo un torbellino de riformes», «brujos», «panoplias» «tocados bicor- escenas...» (Porcar 1943). Esta segunda fase es de- nes», etc. M. Mesado basa su cronología en la com- nominada por Porcar como impresionista de con- paración de los denominados «envases», al parecer cepto descriptivo, trazo caligráfico y de impresión un cesto redondo con asas y algunas bolsas, con- directa. cretamente, la del cazador n.° 56, de la cavidad V, En las anotaciones cronológicas que dio E. Ri- que en su opinión corresponden a cerámicas, posi- poll sobre el vecino conjunto del Cingle de la Mola blemente recubiertas con piel, con las que establece Remigia, encontramos como capa más antigua, la un paralelismo con las neolíticas de la Cova de l'Or fase de los grandes bóvidos aislados y estáticos se- de Beniarrés (Mesado 1981). Este autor, propone guidos de otra fase de bóvidos más pequeños aso- una cronología mesolítica en sus inicios,con un auge ciados a figuras humanas de gran tamaño, todavía en el Neolítico, situando a las figuras cestosomáti- no estilizadas. A éstos le sigue otra fase estilizada cas, es decir,la figura del gran arquero, en el hori- naturalista de gran tamaño, cuyos mejores ejemplos, zonte neolítico de las cerámicas incisas de la Cova señala los de la Cova Remigia; posteriormente a és- Fosca. Desconocemos si algún pueblo de cazadores- tos sitúa los arqueros dinámicos estilizados que en recolectores ha utilizado recipientes cerámicos, co- su opinión caracterizan el «Arte Levantino» clási- mo bolsas colgantes durante las cacerías, pues aun- co, señalando como ejemplos la escena de jabalíes que la similitud entre bolsas y cerámicas, acostum- de la cavidad V, en donde observa la doble escena bra a ser evidente, esto no presupone que lo que integrada por dos grupos, la primera formada por transportan los cazadores sean recipientes cerámi- figuras orientadas hacia la izquierda, con un realis- cos, nada prácticos en este tipo de actividades. mo dinámico, se entremezclan con otra escena rea- Desde 1984 Carmen Olaria y Francesc Gusi han lizada posteriormente con figuras más esquemáti- intentado establecer una relación entre la Cova Re- cas y de trazo suelto. Con este esquema, observa- migia y el resto de abrigos con arte rupestre con el mos como E. Ripoll sitúa a la figura del gran yacimiento de Cova Fosca, pues en su opinión no arquero de la cavidad V, en su fase b) los arqueros puede considerarse como casual la proximidad de de realismo dinámico en la fase c) y por último a todos estos yacimientos. Las evidencias arqueoló- los arqueros más esquemáticos de trazo suelto a los gicas encontradas en Cova Fosca, demuestran que comienzos de la fase d). Por lo tanto la secuencia los habitantes de esta cueva se dedicaron a la caza de Cueva Remigia, se iniciaría en su fase b) contem- de ciervos, corzos, jabalíes y otros animales que apa- poránea del Neolítico hasta la fase d) de transición recen en sus tres fases ubicadas dentro de un perío- hacia el esquematismo, anotando la ausencia de la do meso-eneolítico y al que sitúan la ejecución de fase a) sólo existente en el Cingle de la Mola Remi- los frisos. Según las dataciones obtenidas en este ya- gia (Ripoll 1963). cimiento el período estaría comprendido entre el En 1981, M. Mesado realiza un trabajo sobre VIII milenio y la primera mitad del VI a. C. (Ola- algunos materiales arqueológicos de la Cova del Mas ria y Gusi 1984). Esta cronología ha sido defendida d'en Llorenc y aprovecha la ocasión para dar a co- nuevamente en la tesis de licenciatura de C. Olaria nocer su opinión sobre las fases del conjunto de Co- sobre Cova Fosca (Olaria 1988). va Remigia «Ya que en la monografía de esta cue- No cabe la menor duda de que entre los nive- va no se ha hecho relación a esta problemática vol- les de Cova Fosca y las fases pictográficas de Cova 30
También puede leer