Leopoldo Alas "Clarín" y los regeneracionistas

Página creada Alejandro Monich
 
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INMACULADA SOLÍS

                                          Università dell'Aquila

                     Leopoldo Alas "Clarín" y los regeneracionistas

              Clarín, a finales del siglo XIX, era una de las firmas periodísticas más
        prestigiosas en el panorama de la intelectualidad española1. Desde 1875 hasta
        1901, año de su muerte, publicó unos 2.000 artículos2 en la prensa madrileña
        y barcelonesa. La "política" en sentido lato ha estado siempre presente en sus
        artículos3. Uno de los argumentos más tratados fue el de la crisis española de

              1
                  Acerca de la importancia de su profesión como periodista cfr. Yvan Lissorgues, Clarín
        político, II, Barcelona, Editorial Lumen, 1989, p. 35: Y de misé decir, que cuando se me pregun-
        ta qué soy, respondo: principalmente periodista {El Español, 28-X-1899).
                2
                  Su obra periodística ha sido recopilada por Yvan Lissorgues {La producción periodística
        de Leopoldo Alas (Clarín). Índices (índice analítico-cronológico, índice temático, etc.), Toulou-
        se, Université de Toulouse-Le Mirail, 1981), el cual ha publicado una selección de 93 artículos
        de carácter político en dos tomos, a la que haremos referencia (Yvan Lissorgues, Clarín político,
        op. cit. A partir de ahora abreviaremos la cita bibliográfica del primer volumen como Lissor-
        gues 1989a y del segundo como 1989b). En la recopilación de escritos periodísticos de crítica
        literaria le han precedido el editor del volumen postumo Galdós en 1912 (en Obras Completas,
        I, Ediciones Renacimiento, 1912), Marino Gómez Santos {Leopoldo Alas "Clarín". Ensayo bio-
        bibliográfico, Oviedo, IDEA, 1952), Sergio Beser y Laureano Bonet {índice de las colaboracio-
        nes de Leopoldo Alas en la prensa de Barcelona, in "Archivum" (Oviedo), XVI, 1966, pp.
        157-211), Sergio Beser {Leopoldo Alas: Teoría y crítica de la novela española, Barcelona, Edito-
        rial Laia, 1972), Jean Francois Botrel {Preludios de Clarín, Oviedo, Instituto de Estudios Astu-
        rianos, 1972), Antonio Ramos-Gascón {"Clarín". Obra olvidada. Artículos de crítica, Madrid,
        Ed. Júcar, 1973) y José María Martínez-Cachero (Leopoldo Alas Clarín Palique, ed. de José
        M. Martínez Cachero, Barcelona, Ed. Labor, 1973).
                3
                  Lissorgues ha observado que su ñrma no se encuentra en ninguno de los periódicos
        que apoyan al Partido Conservador de Cánovas o de Silvela, y que, sin embargo, no rehuye co-
        laborar en publicaciones que se declaran abiertamente monárquicas como La Diana o que son
        órganos de fracciones afines al Partido Liberal y que aceptan desempeñar un papel más o me-
        nos activo en el juego constitucional monárquico como El Impaniai, el Heraldo, El Día, La

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        fin de siglo, que para Leopoldo Alas no empezó en 1898 con el "desastre" de
        Cuba, sino varios años antes4.
                Uno de los mayores estudiosos del pensamiento político de Clarín, Yvan
        Lissorgues, ha examinado su postura ante la tendencia regeneracionista finise-
        cular, teniendo en cuenta principalmente su crítica al regeneracionismo "hi-
        dráulico" 5. Creemos que si éste fue el resultado final, y el más evidente, de la
        reacción de Clarín ante el regeneracionismo de Costa, el examen cronológico
        del proceso que condujo a tal resultado, motivado por la oportunidad de res-
        petar la organicidad y las secuencias del desarrollo del discurso periodístico,
        nos podría iluminar acerca de las circunstancias históricas y personales que
        condicionaron el pensamiento de Clarín al respecto6.
                En su larga carrera periodística Clarín maduró una línea de pensamiento
        crítico hacia el sistema de la Restauración compartida por los regeneracionis-
        tas 7 . Desde sus primeros escritos periodísticos planteó el problema del caci-
        quismo y la necesidad de reforma del sistema parlamentario. En los artículos

        Correspondencia y El Español. Sobre la producción periodística de Clarín cfr. Lissorgues 1989a,
        pp. 20-28.
               4
                  Para Clarín las guerras coloniales habían puesto de relieve los vicios latentes de una so-
        ciedad cuyo sistema político y social estaba corrompido. Cfr. Yvan Lissorgues España ante la
        guerra colonial de 1895-1898; Leopoldo Alas (Clarín), periodista y el problema cubano, en Actas
        del Coloquio Internacional sobre Cuba, Université de Toulouse-Le Mirail 1979, pp. 46-76 y
        Laureano Bonet Clarín ante la crisis de 1898, en "Revista de Occidente" (Madrid), XXV,
        1969, pp. 100-119. Su actitud crítica frente al sistema de la Restauración se encuentra desde
        sus primeros escritos periodísticos.
               5
                  Cfr. Lissorgues 1989: 79-85 et passim.
               6
                  No pretendemos poner en discusión las documentadas conclusiones de Yvan Lissor-
        gues, sino matizarlas. Creemos posible deducir, en la selección de artículos periodísticos reco-
        pilada por el estudioso francés, dos valoraciones por parte de Clarín frente al movimiento rege-
        neracionista: un primer momento en el que comparte los postulados reformistas y manifiesta
        su esperanza en su actuación política y un segundo momento en el que el intelectual asturiano
        se aleja de estas posiciones y profundiza su crítica a los fundamentos positivistas y determinis-
        tas del regeneracionismo "hidráulico" que producen, a su entender, un falso utilitarismo.
               7
                  La crítica al sistema de la Restauración por corrupto y no representativo no era un ar-
        gumento novedoso. Como dice Raymond Carr (España: de la Restauración a la democracia,
        1875-1980, Barcelona, Ariel, 19985, p. 77): el desastre hizo simplemente subir el tono al tiempo
        que los críticos, buscando una audiencia más amplia, asumían el grandilocuente título de regenera-
        cionistas. "La Regeneradora — escribía un satírico — tonificante para países debilitados. Recomenda-
        da por los mejores doctores, apóstoles y salvadores".

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         que dedica explícitamente al tema de la regeneración de España - cuyo capítu-
         lo abre, según Yvan Lissorgues, la Revista Mínima del 20 de abril de 1898 -
         presenta las posibles reformas en términos concordantes con los del regenera-
         cionismo que más tarde había de motejar irónicamente como "hidráulico".

              Jovellanos [...] al cruzar las anchuras de Castilla [...] pensaba en futuros días de
              trabajo honrado, asiduo y eficaz que diese a las áridas llanuras el riego y los caminos
              que pudieran traer consigo la riqueza... De entonces acá, Castilla, y lo demás de
              España que se le parece, poco ha cambiado; hemos seguido perdiendo las rique-
              zas advenedizas, el botín, que nos tenía orgullosos y daban pretexto a la holgan-
              za; y no hemos hecho los canales ni las roturaciones y plantíos que hubieran produci-
              do las Indias en casa8.

               Siempre en este artículo insiste sobre la importancia de las reformas agrí-
         colas para superar la crisis y la necesidad de una sensibilización de la opinión
         pública acerca de este problema y manifiesta su esperanza en la movilización
         de las fuerzas vivas de la sociedad en este sentido:

              Las colonias exigen que tengamos medios de contentar a los que las cultiven
              [...]; exigen que tengamos presupuestos que puedan sin desproporción absurda
              con los demás gastos, dedicar a la Marina y a la guerra grandes cantidades... y
              para esto hay que empezar por la reforma interior, por convertir el suelo propio, el
              patricio, no el colonial, en rico, próspero, capaz de permitirnos el lujo de tener la
              bandera española clavada en islas remotas [...] Por todo lo cual, hablar de lo que
              pueda ser síntoma de mejora interior, de arreglo futuro de desórdenes peninsulares,
              no es importuna salida de pie de banco, como chascarrillo verde en visita de duelo3.

               Como ha de notarse, la valoración del movimiento regeneracionista en
         este artículo es de tipo positivo. Nota Clarín también el interés en este movi-
         miento de la opinión "neutra":

              Muy buen síntoma es el movimiento prudentísimo, desinteresado, patriótico,
              de los republicanos en general; otro análogo y en colaboración con ése cabe esperar,
              y acaso sea aún más fácil, de la opinión neutra, de los no políticos10.

              8
                 La Publicidad, 20-IV-1898 en Lissorgues 1989a: 443. El cursivo es nuestro.
              9
                  Ibidem.
              10
                 Ibidem.

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              Es importante observar en este artículo que Clarín abre las puertas a una
        colaboración entre republicanos y "clases neutras" " para la regeneración del
        país. Creemos poder decir que mientras Clarín esperó en esta colaboración,
        manifestó en su postura regeneracionista una concordancia de postulados con
        el regeneracionismo "hidráulico"12.
              En julio seguía proponiendo como solución la reconquista agrícola e in-
        dustrial de la península:

              ¿No podemos conquistar el mundo, ni mucho menos? Pues vamos a conquistar
              a Castilla... Andalucía... Guerra de la reconquista... agricola e industrial. Ahora
              no echaremos a los moros, echaremos a los holgazanes, a los vagos, a los rutina-
              rios, a los que ocultan riqueza, territorio... todo es guerra [...] ¡A la siembra, a la
              siembra!B.

              En octubre escribió un artículo en el que compartía la idea de una mano
        dura que llevara a cabo las reformas "desde arriba":

              No sería un dictador; sería un hombre de fe. De fe en el progreso, en la vida
              moderna... en el ministerio de Fomento [...]. Cogería el presupuesto y lo adju-
              dicaría casi entero a lo que hoy llamamos Fomento. Agricultura... un dineral.

              11
                   Comparar este pasaje con el artículo del 27-V-1899 citado en la página 242 en el que
        manifiesta su desilusión posterior.
               12
                   Por lo que respecta a la relación directa entre Joaquín Costa y Clarín hay que notar
        que Alas en estos primeros artículos no lo cita nunca. Clarín conocía a Costa pues fueron con-
        discípulos de Giner en las aulas de la Universidad Central. Sin embargo es posible demostrar
        que entre Costa y el grupo de intelectuales krausistas de Oviedo, particularmente con Rafael
        Altamira, amigo de Clarín, existían contactos. En noviembre de 1897, Costa había escrito a
        Rafael Altamira, ya catedrático de la Universidad de Oviedo, proponiéndole la idea de formar
        un partido de estilo regenerador. Costa afirmaba sobre la constitución de ese partido que " Gi-
        ner, parece, lo considera obligado en conciencia" pero que él veía muy difícil el triunfo; sin em-
        bargo no le concretó su pensamiento hasta el año siguiente, cuando el desastre urgió la peren-
        toria necesidad de reorganizar el país. En una nueva carta fechada el 6 de agosto de 1898, Cos-
        ta insistió a Altamira sobre la oportunidad de crear una agrupación política impulsada por el
        núcleo intelectual ovetense y por los hombres de la Institución Libre de Enseñanza que de esta
        manera "naturalmente, sin dar la cara como tal [institución], cobraría nueva vida, hallaría nuevo
        objetivo, que ya le va faltando" AHN. Sección Diversos, Títulos y Familias, leg. 103. En José
        Andrés Gallego, La política religiosa en España 1889-1913, Madrid, Editora Nacional 1975, p.
        119.
               13
                   Madrid Cómico, 16-VII-1898 en Lissorgues 1989a: 446.

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             Obras Públicas... un dineral. Industria... un dineral. Instrucción pública, dos dine-
             rales. [...] España necesita cultivar su tierra, aplicarse a la industria, tenemos que
             reducir los gastos de lo superfluo, para aumentar los gastos reproductivos14".

             Llegó incluso a proponer provocadoramente el cierre del Parlamento en
        el mismo artículo: No se abrirían las Cortes hasta que juera un hecho de concien-
        cia pública que habían sido elegidas con la seriedad que reclama el derecho del su-
       fragio 15.
             En este periodo, como ya hemos notado, Clarín no manifestaba un com-
       portamiento crítico frente a las ideas y a la figura de Costa; al contrario, pare-
       cía querer resaltar aquellos puntos en común que lo acercaban a las doctrinas
       regeneracionistas en voga. En sus artículos de opinión acerca del estado del
       país, Alas veía la necesidad de un líder fuerte que guiara las reformas16.
             En noviembre publicó, proyectándolo al año siguiente, el discurso parla-
       mentario de un supuesto presidente del consejo de ministros en unas Cortes
       elegidas con un verdadero sufragio universal, en el cual nos da su visión acerca
       del propio proyecto de regeneración. Sin embargo, en este artículo, el tono
       empieza a mostrarse menos conciliador y Clarín parece oponer una objeción
       contra el utilitarismo "hidráulico" que define provecho material y grosero del
       egoísmo, incompatible con su concepción armónica de la sociedad:

             Hemos acertado a empeñar al pueblo mismo inmediatamente en la obra reden-
             tora de su regeneración, planteando en cada aldea, en cada concejo, en cada vi-
             lla, en cada ciudad, en cada provincia, en cada región, el problema particular
             práctico que más le interesaba; hemos acertado poniendo a cada grupo, a cada clase
             a trabajar en lo que más provecho real le producía, no provecho material y grosero
             del egoísmo, sino desinteresado, aunque positivo17.

             14
                 El Globo, 12-X-1898 en Lissorgues 1989a: 469.
             15
                 Ibidem.
              16
                 Desde luego Clarín piensa que se podría polarizar la protesta en torno a Castelar. La
       ideología reformista de Clarín en lo fundamental resulta conciliable con el reformismo conser-
       vador de aquél. Cfr. Yvan Lissorgues, La penséephilosophique et religieuse de Leopoldo Alas (Cla-
       rín), Toulouse, Editions du CNRS, 1983 [trad. esp. El pensamientofilosóficoy religioso de Leo-
       poldo Alas, Clarín, Oviedo, Grupo Editorial Asturiano, 1996 p. 187 y ss.], a partir de ahora
       Lissorgues 1996. Sobre la relación entre Castelar y Clarín cfr. Lissorgues 1989a: 79-85 y
       182-188.
              17
                 La Publicidad6-XI-1898 en Lissorgues 1989a: 159.

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               En enero de 1899 los ataques de Clarín contra el regeneracionismo "hi-
         dráulico" se hicieron explícitos e incluso feroces. ¿Qué ha sucedido entre sep-
         tiembre y enero que ha provocado esta reacción en el intelectual asturiano?
         Quizás nos sirva de ayuda para aclarar esta evolución presentar un cuadro del
         panorama político del regeneracionismo de estos momentos.
               Aunque había documentos anteriores a este periodo que llevaban la im-
         pronta crítica de la literatura regeneracionista y que, de un modo u otro, apor-
         taban solucionesl8, la mayoría de las fórmulas regeneradoras se escribieron en-
         tre septiembre y noviembre de 1898. Son, por orden cronológico, el manifiesto
         del general Camilo Polavieja (1838-1914), su carta de concesiones al regiona-
         lismo y los manifiestos de la Unió Catalanista, del Partido Integrista, de la Cá-
         mara Agrícola del Alto Aragón (en práctica, Joaquín Costa) y de la Asamblea
         de Zaragoza de las Cámaras de Comercio. En el movimiento, si se repasan los
         nombres de las personas físicas o jurídicas que los respaldan, se advierte la au-
         sencia de la izquierda, basculando entre la derecha y las posiciones de centro.
               En estos meses se estaba formando un nuevo gobierno, cuyo requisito in-
         dispensable era el de estar integrado por hombres "nuevos" desvinculados de
         los partidos políticos tradicionales y en crisis. Se hablaba de una dictadura del
         general Polavieja19, el cual pretendía que todas las fuerzas vivas de la nación se
         agruparan y organizaran para llevar al terreno de la práctica la idea de la rege-
         neración. El general, que participaba del resentimiento del ejército contra los
         políticos que habían permitido el desastre de Cuba, expuso su programa rege-
         neracionista el 1 de septiembre de 1898 con el llamamiento a los "elementos
         de opinión neutrales" contra los viejos partidos corruptos. A pesar de que aspi-
         raba a un gobierno personal, Polavieja tuvo que aceptar las condiciones de
         Francisco Silvela (1845-1905), dirigente del "nuevo conservadurismo", pues
         la reina regente María Cristina de Habsburgo (1858-1929) quería salvar el sis-

               18
                   Nos referimos al Acta de Loredán de los carlistas de enero de 1897 y al manifiesto de
         fundación de la Unión Conservadora de enero de 1898. Cfr. José Andrés Gallego, La moderni-
         zación política en el cambio de siglo, en Religión y Literatura en el Modernismo Español,
         1902-1914 (Luis de Llera coord.) Madrid, Actas, 1994 p. 29.
                19
                   En una carta de otoño de 1898 Silvela escribe a Polavieja: "[Al partido Liberal-
         Fusionista] sólo le puede reemplazar con una de estas dos soluciones: o con un gobierno personal y
         dictatorial de VfstedJ que por una serie de decretos diera satisfacción al país en lo más esencial de las
         reformas que pide, o un gobierno que ajustándose a la Constitución, ponga la proa en ese mismo
         rumbo", en José Andrés Gallego 1994: 36.

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        tema consolidado a través de la normal administración de la corona. El primer
        ensayo de regeneracionismo conservador llegó con el gabinete Polavieja-
        Silvela formado en marzo de 1899.
              Los reformistas del bando liberal intentaban reorganizar el partido por
        medio de un programa democrático; como uno de los puntos fundamentales
        de este programa era el ataque a los privilegios de la Iglesia, los regeneracionis-
        tas liberales se vieron motejados como agitadores de masas que intentaban de-
        sesperadamente inyectar savia nueva en un partido moribundo más que esfor-
        zarse por modernizar España20.
              En enero de 1898 Clarín, quizás desilusionado por la perspectiva de un
        gobierno dictatorial de Polavieja y por los contactos entre las fuerzas vivas y el
        partido conservador, tras haber perdido la esperanza de colaboración entre és-
        tas y el republicanismo, emprendió una campaña crítica hacia el regeneracio-
        nismo "hidráulico". Publicó en La vida literaria como almanaque para 1899 el
        cuento "El Regenerador", un retrato satírico del tipo "regeneracionista" y un
        artículo en La Publicidad del 15 de enero de tenor crítico contra los regenera-
        dores de "mostrador" y dictadura, contra el general Polavieja y Basilio Paraíso.
        En este último artículo las objeciones de Clarín se centran en dos aspectos
        principalmente: el carácter restrictivo de las reformas propuestas por estos
        "dictadores", provechosas solamente para ciertas clases, cuyos "postulados
        prácticos" son para Clarín "una tiranía de mostrador disfrazada de medidas
        prácticas para la prosperidad económica'21, pues no tienen en cuenta "la llama-
        da cuestión social, particularmente la cuestión obrera" 22; y la tendencia derechis-
        ta de los promulgadores de estas reformas: " [En] esos que no quieren política,
        bien clara está la predisposición reaccionaria [...]. Silvela proclama una política
        claramente retrógrada" 23.
             En un artículo del 23 de febrero de 1899 24 , Clarín hace un llamamiento
        a todos los republicanos para que se alien con Castelar 25 contra un posible go-

              20
                 Cfr.Carr 1998: 76-116.
              21
                 La Publicidad, 15-1-1899 en Lissorgues 1989a: 475.
              22
                  Ibidem.
              23
                  Ibidem.
              24
                 La Asamblea de Cámaras se reunió del 15 al 19 de febrero de 1899.
              25
                 La Publicidad, 23-11-1899 en Lissorgues 1989a: 182-6. Castelar da la voz de alerta,
        contra regionalismos que son otros tantos saltos atrás, y contra anacrónicos gremios con pretensiones
        de usurpadores de la legítima soberanía [...] La tendencia que lleva a la masa democrática a recono-

AISPI. Leopoldo Alas «Clarín» y los regeneracionistas.
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         bierno Silvela-Polavieja. Clarín sigue pensando en la necesidad de un guía que
         saque al sistema liberal del marasmo en que se encuentra a finales de siglo.
               El distanciamiento del movimiento regeneracionista respecto a las posi-
         ciones políticas de Clarín parece provocar en éste una reacción crítica, que en
         este primer momento es de matiz político en los artículos periodísticos e ideo-
         lógico en el cuento "El regenerador".

               A todos los que hablan de salvar a España con caminos y canales y roturando te-
               rreno, hay que advertirles que esto está muy puesto en razón. Pero lo primero es
               abrir una gran zanja para enterrar en ella toda esa podredumbre de donde bro-
               tan los microbios reaccionarios, capaces de comerse todas las opimas cosechas,
               que seguramente han de venir detrás de las reformas agrarias26.

              En abril de 1899 Clarín, paradójicamente, en polémica con el postulado
         regeneracionista de escuela y despensa, llega a dudar de los resultados de una
         enseñanza difusa, en abierto contraste con sus propias ideas reformadoras27:

               "¡Hace falta mucha instrucción!" Se grita. "Hace falta mucho maestro de escue-
               la!" "Que aprendan a leer los millones de españoles que no saben..." ¿Para qué?
               ¿Para que hagan como los otros millones que saben leer... pero que no leen li-
               bros?28

               En este mismo artículo Clarín distingue dentro de la tendencia regenera-

         cer una y otra vez en Castelar su natural guia, el hombre que necesita, no en el sentido de único,
         sino en eldeprimus Ínter pares, sefunda en la conciencia [...] de la consistencia con que Castelar es
         liberaly demócrata, p. 185.
                26
                   Ibidem.
                27
                   Sobre la función de la educación en la reforma de la sociedad cfr. Lissorgues 1989b:
         43-125- Esta misma exasperación crítica la encontramos respecto a la europeización de Espa-
         ña. Clarín, que siempre estuvo abierto al movimiento cultural europeo y que declara que la re-
         generación cultural de España exige que se asimilen " los productos extranjeros, aprovechándolos,
         dándoles el sello de nuestra nacionalidad" {ElMundo Moderno, 30-IV-1881) así como manifies-
         ta la necesidad de becas de estudio en el extranjero para nuestros estudiantes, llega a decir, refi-
         riéndose al programa de Costa "Reconstitución y europeización de España": "No creo en estos re-
         constituyentes; y la emulsión Paraíso-Costa la juzgo muy inferior a la de Scott. España no necesita
         que la europeicen (vaya un terminacho) porque ya está europeizada, y en todo caso no se curan las
         heridas nacionales, que todavía echan sangre, con palabras sexquipedales... que no se pueden pro-
         nunciar" {Madrid Cómico, 31-III-1900) en Lissorgues 1989a: 490.
                28
                   La Publicidad, 9-IV-1899 en Lissorgues 1989b: 37.

AISPI. Leopoldo Alas «Clarín» y los regeneracionistas.
Leopoldo Alas "Clarín" y los           regeneracionistas            241

       cionista los que él llama "arbitristas superficiales" que se identifican con los re-
       generacionistas "hidráulicos" y los autores de serios estudios sobre la crisis es-
       pañola 29:

             De mayor o menor mérito, se han publicado varios trabajos extensos, volúme-
             nes, tratando de las causas de nuestras pérdidas nacionales y del camino que se
             debe seguir para regenerar el país. Pues siendo éste el tema que está sobando
             ahora la actualidad, que parece una jaqueca, los miles de arbitristas que se dedi-
             can a salvar a España en pocas líneas, no prueban haber consultado esas obras en
             que se trata detenidamente de tan interesante materia. Los señores que, como
             Macías Picavea, Alzóla, Martínez Royo, etc., etc., tienen todavía bastante fe pa-
             ra creer que el público ha de leer más de cien páginas acerca de un solo asunto,
             son envidiables. Pero no extrañen que sus estudios de regeneración y su crítica
             de nuestros desaciertos no produzcan el merecido efecto.... No es que el público
             opine en contra... Es que no lee libros30.

             Es posible poner en relación esta distinción entre regeneracionistas serios
       y arbitristas con el análisis que Clarín hace de la filosofía positivista y de su
       método 31 y con la separación del naturalismo como método literario del de-
       terminismo que lo sustenta32. Creemos poder afirmar que en la distinción
       efectuada por Clarín entre arbitristas y regeneracionistas serios actúa esta valo-
       ración negativa de la filosofía positivista (los arbitristas son positivistas utilita-
       rísticos33) frente al valor positivo de su método 34 (los regeneracionistas serios
             29
                Además de los citados, Damián Isern le merece un juicio positivo {Madrid Cómico,
      31 -III-1900) : El conocido y muy ilustrado y un poco neo, publicista D. Damián Isern, nos ofrece
      un libro titulado: Del desastre nacional, escrito a conciencia con muchos datos y criterio bastante
      imparcial. El Sr. Isern persigue ideales muy diferentes de los míos, pero no por eso he de desconocer
      su simpática tendencia a la imparcialidad en la tolerancia y al estudio documentado y extenso, que
      no da por sabido y condenado cuanto se dice y escribe en el nefando campo liberal.
             30
                 La Publicidad Aá 9-IV-1899 en Lissorgues 1989b: 38.
             31
                 Clarín rechazó desde 1876 la filosofía positivista: Yo combatía con toda la fuerza de mi
      convicción, las teorías capitales delpositivismo, sin negar sus méritos, sus servicios, sus verdades par-
      ticulares (en Lissorgues 1996: 190). Sin embargo aceptaba lo mejor del positivismo moderno:
      " el método analítico, escrupuloso" (en Lissorgues 1996: 161).
             32
                 Lissorgues 1989b: 149-170.
             33
                 La Publicidad At\ 18-VIII-1899 en Lissorgues 1898a: 487: Estamos en presencia de un
      prurito de actividad irreflexiva, sin más fundamento racionaly científico que plagios, y reminiscen-
      cias de mal digeridas lecciones que se pretenden haber recogido de la moderna vida europea.
             34
                 Lissorgues 1996: 189: El positivismo, considerando que la ciencia es la única forma legí-
      tima de conocimiento humano, pone toda su atención en ella y valoriza los métodos y los medios de

AISPI. Leopoldo Alas «Clarín» y los regeneracionistas.
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         son aquellos que se dedican al estudio documentado y extenso, con muchos
         datos y criterio imparcial, pero sin entregarse por completo a la filosofía positi-
         vista imperante).
               En mayo de 1899 Clarín manifiesta abiertamente su desilusión en la mo-
         vilización de las "clases neutras":

               Algo fue ya la tendencia a buscar ayuda, para la regeneración del país, en fuerzas
               vivas, ajenas al puro formalismo de la política al uso; pero, por culpa de mu-
               chos, y también por falta de experiencia, se malograron, en parte, esas buenas
               intenciones; y se adulteró, por algunos, el generoso impulso, al convertirlo en
               amenaza de imposición, y al oponer a la supuesta corrupción genérica de los po-
               líticos una pureza sistemática, y no probada, de determinadas clases35.

               Clarín profundizó su crítica ideológica del regeneracionismo "hidráuli-
         co" en la importante Revista mínima del 18 de julio de 1899, rebatiendo los
         lugares comunes sobre los que se sustentaba36. Relativizó la importancia de las
         pérdidas coloniales, pues la crisis ya estaba en acto desde hacía tiempo y com-
         batió la idea de que la decadencia de la patria se debiera al carácter idealista de
         la raza:

         aprehensión de la realidad. Desde este punto de vista el positivismo constituye, para Clarín, una
         aportación interesante en el campo del conocimiento, y se puede decir que si en España hubo in-
        fluencia real e incluso profunda, ésta hay que buscarla en el método.
                35
                   La Publicidad, 27-V-1899 en Lissorgues 1989a: 495-496.
                36
                   Clarín se refiere al famoso eslogan que Costa escribió en el Mensaje-Programa de la
         Cámara Agrícola del Alto Aragón (en el que convocaba a todos los organismos de igual índole
         a una Asamblea, que se celebró junto con las Cámaras de Comercio de Zaragoza en los días 15
         al 19 de febrero de 1899), "'Doble llave al sepulcro del Cid". Esta interpretación anti-idealista
         del eslogan fue compartida también por Azorín en El Progreso del 22 de abril de 1900: "Costa
         quería proscribir la abnegación, el heroísmo, la generosidad la nobleza, todo lo que hay de grande y
         sincero en nuestro pueblo". A estas críticas Costa matiza su posición diciendo que el sepulcro era
         para el Cid guerrero, imperialista, no para el Cid propulsor de valores espirituales (cfr. la me-
         moria de Joaquín Costa en el informe Oligarquía y caciquismo, Madrid, Ediciones de la Revista
         de Trabajo, 1975); incluso manifiesta su amargura por esta interpretación utilizando las mis-
         mas palabras de Azorín: [...] entendiendo que elpensamiento era hacer tabla rasa delpasado, de la
         tradición, del arte, de la historia, de la leyenda; borrar del corazón y déla memoria de los españoles
         las figuras del Campeador y de Don Quijote, para levantar a tales alturas a un tenedor de libros;
        proscribir la abnegación, el heroísmo, la generosidad, la nobleza, todo lo que hay de grande y de sin-
         cero en nuestro pueble. ¡Y me lo decían a mil.

AISPI. Leopoldo Alas «Clarín» y los regeneracionistas.
Leopoldo Alas "Clarín" y los                    regeneracionistas         243

               ¿Tan idealistas son los generales, oficiales y paisanos que medraron a costa de los
               gastos de la guerra, que especularon con ella? [...] ¿Pecaron de idealistas? Fueron
               sí, todos ellos, picaros llenos del utilitarismo más seguro y más lógico, que es el
               egoísta. Gente sin ideal, gente práctica [...]. Los culpables de tales fechorías ¿fue-
               ron hombres que perdieron el seso leyendo el romancero del Cid...? A pesar de
               lo absurdo de la idea, así parecen entenderlo la multitud de políticos, arbitristas,
               periodistas, rentistas y tenderos que piden a voz en cuello que nos dejemos de
               mirar a las estrellas y atendamos a la tierra; que cerremos universidades y abra-
               mos escuelas de artes y oficios y granjas modelos; que suprimamos doctores y
               hagamos industriales37.

              Entre agosto y septiembre de 1899 dedica una serie de artículos al Con-
        greso Católico celebrado en Burgos del que comenta que la Iglesia quiere de-
        mostrar que no está desligada de los intereses de la nación: "¡Recomiendan no
        desatender... la agricultura?38. La Iglesia apoya el "regeneracionismo agrícola",
         "de modo que vamos a tener también catolicismo... hidráulico^".
              En esta misma época duda de la posibilidad de un progreso del espíritu
        nacional40.
              Clarín escribe meses después41, en abril de 1900, un artículo de análisis
        sobre el partido recién formado de la Unión Nacional42. Nota con inquietud
        que el equilibrio social se encuentra amenazado por las reivindicaciones utili-
        tarias y materialistas de los burgueses43. El regeneracionismo de las Cámaras
        de Comercio representa para el intelectual asturiano una ruptura del orden so-
        cial progresista44.
              Las ideas reformistas del Clarín de estos últimos años derivaron hacia

               37
                    La Publicidad,   1 8 - V H - 1 8 9 9 e n Lissorgues 1989a: 4 8 3 - 4 8 9 .
               38
                   La vida literaria, 11-VIH-1899 en Lissorgues 1996: 61-62.
                39
                   Ibidem.
                40
                   Heraldo, 1 1 - V I I I - 1 8 9 9 e n Lissorgues 1989a: 2 8 7 : El separatismo literario, que existe
        [...] es una lamentable calamidad; pero yo no sé cómo puede remediarse. Algo contribuiría a su ate-
        nuación, por lo menos, una regeneración española en sentido liberal... casi diré europeo; pero preci-
        samente este progreso del espíritu nacional es lo que yo veo más difícil.
                41
                   La Publicidad, 16-IV-1900 en Lissorgues 1989a: 491-495.
                42
                   La Unión Nacional nació en la Asamblea de Cámaras de Comercio e Industria reuni-
        da en Valladolid el 14 de enero de 1900; Basilio Paraíso fue elegido presidente y Santiago
        Alba, secretario. Costa entró en el Directorio sólo el I o de marzo.
                43
                   Así como de los obreros y del socialismo marxista.
                44
                   Lissorgues 1989a: 449.

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        una concepción reformadora de tipo individual. El progreso, que antes se con-
        jugaba con la fe en el desarrollo de la historia, cada vez más estriba en la idea
        de la mejora del ser. La reforma moral de la sociedad que producirá el progre-
        so será una consecuencia de la reforma individual en la que primarán los valo-
        res espirituales. Esta solución al problema está en consonancia con la reacción
        espiritualista del final de su vida45: el único regeneracionismo posible para el
        escritor asturiano será el individual.

               45
                   Todo el prólogo a la traducción española de Resurrección de Tolstoi da muestra de es-
         ta necesidad de reforma interior; citamos uno de los pasajes más significativos: Los reformadores
         sociales, los de buena fe, los que por real amor a la humanidad aspiran a cambiar la vida pública,
         corrigiendo sus defectos, buscando en nuevos procedimientos e ideales elprogreso de la sociedad, pue-
         den seguir dos caminos. O dedicarse directa, inmediatamente a procurar en la sociedad misma que
         los rodea ese cambio, esa reforma, sin empezar por examinarse a sí propios y prepararse a su aposto-
         lado con la reforma, con elperfeccionamiento de si mismos; o abstenerse de reformar a los demás, de
         influir en el medio social, hasta encontrarse dignos de la magna obra, mediante reforma interior,
         austera educación del alma, para ponerla en estado de poder servir de veras a la mejora social, mer-
         ced a obras y acciones que supongan equilibrio moral, lucidez y serenidad de espíritu, fundadas en
         la virtud sólida, en el dominio enérgico de las propias pasiones. El primer camino es el que suelen se-
         guir la inmensa mayoría de los reformistas; se puede decir que Cristo fue quien enseñó a la humani-
         dad a seguir el segundo. (David Torres, Los prólogos de Leopoldo Alas, Madrid, Nova scholar,
         1984, p. 244).

AISPI. Leopoldo Alas «Clarín» y los regeneracionistas.
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