LOS ANTROPÓNIMOS ESPAÑOLES CON ESPECIAL ATENCIÓN A LOS NOMBRES DE PILA
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Masarykova univerzita Filozofická fakulta Ústav románských jazyků a literatur Španělský jazyk a literatura Hana Kohoutková LOS ANTROPÓNIMOS ESPAÑOLES CON ESPECIAL ATENCIÓN A LOS NOMBRES DE PILA Bakalářská diplomová práce Vedoucí práce: Mgr. Ivo Buzek, Ph.D. 2009 1
Prohlašuji, že jsem bakalářskou diplomovou práci vypracovala samostatně s využitím uvedených pramenů a literatury. ………………………………………………… 2
Ráda bych poděkovala Mgr. Ivo Buzkovi, Ph.D., za ochotu, vstřícnost a cenné rady při vedení mé práce, a panu Emiliu Nietu Ballesterovi za odbornou pomoc z oblasti toponymie a onomastiky. 3
Índice 1. Introducción ........................................................................................................................................ 5 2. Onomástica y su objeto de estudio ...................................................................................................... 7 2.1. La historia de onomástica ......................................................................................................... 7 2.2. La onomástica como ciencia .................................................................................................... 8 2.2.1. Los topónimos ....................................................................................................................... 9 3. Antroponimia .................................................................................................................................... 11 3.1. Los nombres de pila ............................................................................................................... 13 3.1.1. El significado de los nombres de pila .................................................................................. 15 3.1.2. La elección de los nombres de pila...................................................................................... 18 3.1.3. Las tendencias actuales – los nombres extranjeros ............................................................. 21 3.1.4. Hipocorísticos ...................................................................................................................... 22 3.2. Los apellidos .......................................................................................................................... 23 3.2.1. La historia de los apellidos .................................................................................................. 25 3.2.2. Clasificación de los apellidos .............................................................................................. 27 3.2.2.1. Los apellidos patronímicos ............................................................................................... 28 4. Las lenguas incluidas en la antroponimia española ........................................................................... 31 4.1. Característica general de las lenguas ...................................................................................... 32 4.1.1. Culturas prerromanas .......................................................................................................... 33 4.1.2. Los romanos ........................................................................................................................ 34 4.1.2.1. Nombres judeo-cristianos ................................................................................................. 35 4.1.3. Nombres germánicos ........................................................................................................... 35 4.1.4. Nombres árabes ................................................................................................................... 37 5. Los antropónimos según el origen – parte práctica ........................................................................... 38 5.1. Primera parte práctica ............................................................................................................. 39 5.1.1. Nombres masculinos ........................................................................................................... 39 5.1.2. Nombres femeninos ............................................................................................................. 42 5.2. Segunda parte práctica............................................................................................................ 45 5.2.1. Los nacidos en los años veinte ............................................................................................ 46 5.2.2. Nombres de los recién nacidos después del año 2000 ......................................................... 53 6. Conclusión ......................................................................................................................................... 61 Bibliografía consultada.......................................................................................................................... 63 Apéndices .............................................................................................................................................. 65 Anejo 1 – los nombres más frecuentes en el año 2007.......................................................................... 65 Anejo 2 – los nombres de los recién nacidos en el año 2007 ................................................................ 66 Anejo 3 – los apellidos más frecuentes ................................................................................................. 67 Anejo 4 – el origen de los nombres de pila más frecuentes .................................................................. 68 4
1. Introducción El presente trabajo trata sobre la antroponimia española, centrándose en los nombres propios de personas. El objetivo principal es acercar al posible lector el origen de los nombres de pila más usados en la España actual e informarle básicamente sobre la función1 de ellos. Al inicio de este trabajo se hallaba la siguiente pregunta: ¿Cómo han influido todas las culturas que ocupaban España durante siglos en su onomástica? La primera parte se dedica a la onomástica en general, a su división en antroponimia, toponimia y en otras subdivisiones. Después se entra en detalles en la antroponimia y se presentan las lenguas habladas en España durante su historia con sus rasgos típicos que podrían influir en los nombres propios. Un capítulo aparte versa sobre los apellidos y su clasificación e historia pero la mayor atención de ese capítulo la obtienen los apellidos que están formados por los nombres de pila o sin cambios —Martín, Esteban, Pascual— o formados con sufijos, como por ejemplo Martínez (de nombre propio Martín), González (de Gonzálo) o Fernández (de Fernando). La parte práctica consta de dos partes: en la primera se dividen según el origen cien nombres más usados en España de hombres y cien de mujeres según los datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE). Para la segunda parte se han elegido nueve provincias de toda España —tres del sur, tres del centro y tres del norte— y se confrontan los nombres entre sí según el origen. En concreto, se confrontan los nombres de pila de los recién nacidos en los años veinte y los de los nacidos después del año 2000. El objetivo de la segunda parte práctica es apoyar o rechazar los resultados de la primera parte y observar si cambió el empleo de algunas lenguas durante unos ochenta años. Para un análisis de los antropónimos, como para cada análisis que se dedica a la onomástica, hay que estudiar varias disciplinas científicas empezando por lingüística histórica, fonética, lexicología y dialectología, y terminando con etimología, o hasta la heráldica. La situación se complica también con la presencia de varias lenguas habladas en España, tanto hoy en día, como en su historia. No solo las lenguas indoeuropeas sino también las del origen desconocido como el ibérico, hablado en la Península Ibérica en la época del imperio romano, o la lengua vasca, influyeron la onomástica en España. Es evidente que el 1 Función apelativa, identificativa y social. Para más información sobre las funciones en cuestión, véase el capítulo tres dedicado a la “Antroponimia”. 5
presente trabajo no puede abarcar todos los factores mencionados porque éstos exigen una investigación mucho más profunda y detallada. En este lugar hay que decir que en general, en el tema de la onomástica española no se trabaja tanto como uno esperaría, y sobre todo en el área de los nombres propios de personas. Ha sido muy difícil conseguir literatura adecuada pero el trabajo se escribe a causa del gran interés que le despiertan los nombres de pila a la autora de estas líneas y también por motivos de que probablemente nadie en la historia del departamento había abordado el tema antes. Es cierto que después de analizar los doscientos nombres más frecuentes no se puede dar una imagen completa de los nombres de pila en España pero al otro lado, el presente análisis podría servir como el documento básico para el que esté interesado en este tema tan atractivo, porque como se sabe, cada nombre no tiene solo el origen sino también su propio significado e historia. Como el incentivo de este trabajo sirvieron clases en el departamento de la Filología Checa sobre la antroponimia checa. El análisis básico de los nombres de pila se apoya en el libro de Miloslava Knappová Jak se bude vaše dítě jmenovat?2 (Knappová 2006), porque esta autora presenta allí los nombres de pila de muchas lenguas extranjeras incluyendo, por supuesto, el español. De los autores españoles, el que se más ocupa de los nombres de pila, es Luis Tomás Melgar Valero. Se ha consultado su obra El libro de los nombres (Melgar Valero 2006). 2 En español se puede traducir como: «¿Cómo se va a llamar su niño?», la traducción es nuestra. 6
2. Onomástica y su objeto de estudio El sustantivo onomástica está definido por el diccionario de RAE3 como: «Ciencia que trata de la catalogación y estudio de los nombres propios» pero también como: «Conjunto de nombres propios de un lugar o de un país [...]». En el presente trabajo, y concretamente en este capítulo, se presenta la onomástica como ciencia, pero el objetivo de este trabajo se basa en su segunda acepción, es decir, en los nombres propios —nombres de pila— de España. 2.1. La historia de onomástica4 Aunque el término onomástica fue, según Topónimos en apellidos hispanos de Grace de Jesús Álvarez, (1968: 17), usado por primera vez en el año 1600, en España no tiene una tradición muy larga y los científicos no le dedican tanta atención como uno esperaría. Las bases de la investigación de la onomástica europea las sentaron los autores alemanes, franceses, italianos o ingleses. En el libro de Grace de Jesús Álvarez se puede encontrar que las obras más destacadas en este campo han sido Las Antiquitates Italicae medievaeli de Ludovico Antonio Muratori (1740) donde escribió sobre «De cognominum origine»; en 1824 publica Donato Salveti en París Essai historique et philosophique sur les noms propres, y en Zurich publican dos autores alemanes —Adolf Tobler y Wilhelm Meyer-Lübke— la obra Deutsche Familiennamen con la que, como presenta Grace de Jesús Álvarez, (1968: 18): «llegamos al perfeccionamiento de esta ciencia onomatológica». No podemos decir que en España no había nadie a quien le interesaban los estudios onomásticos, pero el mayor impulso lo ofreció la Real Academia en 1871. La Academia llegó a ofrecer dos premios que se otorgaron a los españoles para promover los estudios de la onomástica española. Antes de esta fecha el nombre más destacado en el campo de investigaciones de onomástica fue el Fray Martín Sarmiento5, quien «hizo una gran 3 En adelante citado como DRAE; en línea: http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=onom%C3%A1stica; consultado el 3 de abril de 2009. 4 Como base de este capítulo sirvió el Capítulo I de Topónimos en apellidos hispanos de Grace de Jesús Álvarez (1968). 5 De sus obras onomásticas se pueden mencionar Onomástico etimológico de la lengua gallega, 1758-1769 o Sobre el origen del nombre Samanos, 1761. 7
contribución a los estudios onomásticos» (Grace de Jesús Álvarez, 1968: 19). Los premios los recibieron José Godoy Alcántara por su Ensayo histórico etimológico filológico sobre los apellidos castellanos (1871) y Ángel de los Ríos y Ríos por Ensayo histórico y etimológico de los apellidos castellanos (1870). Para el siglo XX, es imprescindible mencionar a Joan Coromines, investigador catalán tanto de toponimia como de antroponimia. Sus obras más conocidas son Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico (1980-1991) y Onomasticon cataloniae. Els noms de lloc i noms de persona de totes les terres (1989-1997), obra de nueve volúmenes. Otro español interesado en la onomástica fue Ramón Menéndez Pidal6. De los autores hispanoamericanos se puede nombrar al mejicano Gutierre Tibón, porque su obra también sirvió de base para este trabajo7. En la investigación de la onomástica española participaron algunos extranjeros como ya nombrado Wilhelm Meyer-Lübke, Georg Sachs o Johannes Jungfer. Hoy en día, los estudios de antroponimia están comercializados, porque a mucha gente le interesa el origen de su nombre o apellido y hasta hay aficionados que publican libros sobre los nombres de pila o sobre los apellidos. Pero estos libros no versan sobre los detalles y si se comparan con los libros lingüísticos se pueden claramente ver las diferencias. En comparación con filología, la ciencia onomástica fue menospreciada durante muchos años, pero hoy en día se le presta mayor atención. Se pueden nombrar varios españoles contemporáneos que se dedican a onomástica como por ejemplo: Consuelo García Gallarín, Javier Terrado Pablo y Emilio Nieto Ballester. 2.2. La onomástica como ciencia La onomástica pertenece a lingüística general y se distinguen varias subdisciplinas de esta disciplina. Si se toma en cuenta que ónoma significa «nombre» en griego, no es tan difícil averiguar sobre qué versan las disciplinas en las cuales se divide la onomástica. Las dos básicas son antroponimia —estudia el origen y el significado de los nombres de pila8— y toponimia que se dedica al origen y significado de los nombres geográficos. Sus 6 Como ejemplo de su obra onomástica se puede mencionar Toponimia prerrománica hispana, 1953. 7 Se ha consultado su obra Diccionario etimológico comparado de nombres propios de persona, 2002. 8 Aunque existen otras variantes para el nombre de personas (como el nombre de bautismo o el nombre propio de persona), en este trabajo se prefiere la denomicación el nombre de pila. 8
subdisciplinas se dedican por ejemplo a los nombres de ríos, arroyos o lagos (hidronimia), o a los nombres de montañas, colinas o cordilleras (oronimia). Antes de proseguir a subsiguiente división es imprescindible definir los nombres propios en general según la Gramática de la lengua española de Emilio Alarcos Llorach (1999: 83): En la realidad, designan objetos únicos: únicos en absoluto, como el Sol o la Luna, o únicos en la situación de habla, es decir, en el universo de preocupaciones y saberes comunes al hablante y al oyente, como Juan, Fernández, etc. Frente a los sustantivos comunes o apelativos, que clasifican los objetos de la realidad física o mental como pertenecientes a una determinada clase, los nombres propios identifican con su etiqueta a un objeto dado, que resulta inconfundible para los interlocutores. Aparte de esta división de los nombres propios podemos hacer otra en la que la onomástica se divide en biónimos y abiónimos. Los biónimos son nombres de los seres vivos, es decir, de personas, naciones, tribus, animales, plantas o de los seres sobrenaturales y fantásticos. Los abiónimos son nombres de los objetos inanimados como los cuerpos celestes, los fenómenos geográficos o las creaciones del hombre, como los estados, instituciones, regiones administrativas, etc. 2.2.1. Los topónimos Como la división de los antropónimos se hará un poco más adelante, se presenta aquí la de los topónimos para ofrecer una imagen completa. Los topónimos son los nombres de los objetos o fenómenos inanimados naturales como estrellas o planetas9, montañas, aguas, islas o bosques, y de los objetos creados por el hombre que están firmemente fijados en el paisaje como ciudades, aldeas o comunicaciones10. Los topónimos se pueden clasificar en función de varios criterios. El criterio más usado es según la lengua de origen. En España se pueden encontrar estos tipos de topónimos: • topónimos prerromanos: Salamanca, Málaga, Barcelona 9 En este caso hablamos de cosmónimos. 10 De los objetos que no están firmemente fijados en el paisaje, es decir, los nombres de festivales, de las instituciones, u objetos de un ser humano, trata otra subdisciplina de onomástica, que en checo se llama chrématonymie. No hemos logrado dar con el término correspondiente en la tradición hispana. 9
• topónimos latinos: Mérida (de Emerita Augusta), Zaragoza (de Caesar Augusta) • topónimos árabes: Guadalajara, Alicante, Benalmádena • topónimos de otras lenguas: como topónimos vascos o germanos11 Los topónimos se también pueden clasificar por su contenido semántico, es decir: hagiotopónimos (contienen nombre de un santo), antrotopónimos, fitónimos (nombres de árboles, plantas) o hidrónimos (relacionados con agua o fuente). La toponimia está estrechamente relacionada con los antropónimos, porque según se dice en la introducción del libro Breve diccionario de topónimos españoles de Emilio Nieto Ballester (1997: 11): En lo fundamental puede creerse que los topónimos tienen dos orígenes: (a) o bien se trata de antiguos nombres propios de persona (antropónimos) o de términos derivados de ellos, (b) o bien se trata de antiguos nombres comunes (también llamados apelativos) [...]. Como se puede ver, una parte de los topónimos procede de los antropónimos. Los más frecuentes son por ejemplo los nombres de los santos12 (hagiónimos), que dieron su nombre a las ciudades u otros topónimos. Pero la tendencia se ve también al revés, es decir, una categoría de los apellidos son los que están derivados de los topónimos, aunque no son tan frecuentes entre los españoles (por ejemplo Alarcón, Alcalá, Badajoz, Barcelona o Madrid13). Este capítulo ha introducido el estudio de la onomástica como una disciplina lingüística que, a su vez, se puede dividir en varias subdisciplinas. En primer lugar se ha explicado el término onomástica y se planteó la historia de esta disciplina con sus mayores representantes. Después se han presentado dos tipos de divisiones. La básica, y la más conocida, es la de antropónimos y topónimos, y la segunda es de biónimos y abiónimos. Otro apartado ha versado sobre la toponimia y su relación con la antroponimia y los apellidos trayendo a colación algunos ejemplos para ilustrar lo expuesto. 11 Los topónimos germanos no son muy abundantes. 12 Entre los santos cuyo nombre se usa también como topónimo se pueden mencionar San Nicolás, San Sebastián o San Ildefonso. 13 Estos apellidos se mencionan en el libro Topónimos en apellidos hispanos de Grace de Jesús Álvarez. 10
3. Antroponimia Este capítulo se divide en varios subcapítulos. En primer lugar se define la antroponimia en general y se presentan las funciones de antropónimos. Después se ven los tipos de nombres de individuos y de los nombres de grupos. A continuación, dos grandes subcapítulos se dedican a los nombres de pila —su función en la vida de la gente, su significado, las razones de la elección de los nombres de pila, las tendencias actuales en denominar a un niño, o los hipocorísticos— y a los apellidos: se presenta la historia de apellidos y su clasificación, pero la mayor atención la obtienen los apellidos patronímicos. La división de los antropónimos se hace según la terminología checa pero se supone que será la misma como en la tradición hispánica. En casi todas las culturas que se conocen se diferencian los seres humanos por los nombres. En algunas no existen los apellidos y la sociedad da abastos con los nombres de pila. Pero la ciencia que se dedica a los nombres, la antroponomástica, es muy importante para cada cultura. Le ofrece una imagen de la historia de sus nombres, los nombres antiguos, las razones para algunos nombres —como protección o deseo— y le ayuda conocer la historia del país. Un antropónimo14 se compone de uno o varios nombres de pila —según las costumbres del país o, mejor dicho el idioma en cuestión— y de uno o varios apellidos. Su primera función es distinguir a una persona de otra —función apelativa e identificativa—. Para cumplir esta función básica se empezaron a formar los apellidos porque cuando muchas personas tenían el mismo nombre de pila no podían ser identificados con facilidad por ejemplo en algunos hechos administrativos. Pero los antropónimos tuvieron en la historia una función no menos importante: función social, que estriba en colocar a una persona en una categoría social. En la jerarquía social los linajes nobles también tenían nombres específicos que se componían de una preposición de y un nombre de lugar o filiación, aunque en España «[...] su uso nunca se restringió a clase alguna, ni alcanzó jamás el significado e importancia que tuvo en Francia», como presenta Roberto Faure (2002: XLII). En el caso de los nombres de pila se solían usar dos nombres de pila entre los nobles —como María-Ana o José- 14 «Nombre propio de persona», DRAE, consultado el 3 de abril de 2009. 11
Francisco— ya que los nombres de las clases bajas se solían componer solo de un nombre de pila. Al presentar las funciones de los antropónimos se nos ofrece la división de los antropónimos. Como ya se ha dicho, los dos antropónimos básicos son el nombre de pila y el apellido. Pero los antropónimos no son solo los nombres de un individuo sino también los nombres de un grupo. Por eso se dividen los antropónimos en nombres de individuos y en nombres de grupos. En nombres de individuos pertenecen: • nombres de pila • apellidos • hipocorísticos: se usan en el ambiente informal, como en familia o entre amigos, se trata de un tipo de deformación del nombre de pila, como apócope15, aféresis16 o diminutivo17. Como se trata de una modificación de los nombres de pila se estudiará más detalladamente en el capítulo dedicado a los nombres de pila. • seudónimos: «Nombre utilizado por un artista en sus actividades, en vez del suyo propio»18. Para citar algunos escritores españoles con seudónimo, aquí está Leopoldo Alas, conocido por el seudónimo Clarín. Hoy en día un seudónimo tiene una función especial: su propietario lo usa en las comunicaciones mediante el Internet. • apodos: «Nombre que suele darse a una persona, tomado de sus defectos corporales o de alguna otra circunstancia»19. A diferencia de los seudónimos, el apodo (o sobrenombre) no lo elige una persona por sí misma, sino lo elige su alrededor por las características típicas que uno tiene (tanto psíquicas como físicas). Los motivos más usados son por ejemplo características físicas —descriptivas, metafóricas o metonímicas —, características psíquicas, inspiradas en el nivel de inteligencia, temperamento o afición, y otros motivos como profesión o similaridad con un personaje famoso. En los nombres de grupos, la siguiente categoría de los antropónimos, pertenecen estas subcategorías: • genticilios: nombres de naciones o tribus • nombres de habitantes: madrileño, granadino 15 Desaparición de una o varias sílabas al final de una palabra: Felipe→Feli. 16 Desaparición de una o varias sílabas al comienzo de una palabra: Roberto→Berto. 17 Se postpone un sufijo diminutivo: Luisa→Luisita. 18 DRAE, consultado el 6 de abril de 2009. 19 DRAE, consultado el 6 de abril de 2009. 12
• nombres de familias o linajes: Habsburgo, Casa de Borbón • apodos de un grupo En la denominación checa se encuentra también el término antropónimos falsos, que hace referencia a nombres de personajes de fábula, por ejemplo Blancanieve, o nombres mitológicos, a donde pertenecen teónimos —nombres de dioses—, o nombres como Pegas o Jimera. A continuación se presentan más detalladamente los nombres de pila. 3.1. Los nombres de pila Nuestros nombres formulan nuestra vida y nuestra personalidad desde nacimiento. Por eso deberíamos prestarles mayor atención y buscar las raíces de este tesoro que nos dejaron las naciones antiguas. En este capítulo se presentarán los tipos de nombres de pila en España, se planteará su origen (sobre las lenguas de las que proceden los nombres versará el capítulo 4, es decir, «Las lenguas incluidas en la antroponimia española»), se ofrecerán varios motivos de elección de los nombres de pila desde la historia hasta hoy en día y se mencionarán las tendencias actuales de los españoles al nombrar sus descendientes. También se hablará sobre una forma específica de los nombres de pila: de los hipocorísticos. Como dice Luis T.Melgar Valero en su obra El libro de los nombres (2006: 3): «Las palabras tienen algo de magia. [...] Y si hay una palabra especialmente poderosa, ésa es el nombre propio». Por ejemplo si vemos el nombre de Dios en la historia, las culturas tenían otro nombre para él, para no pronunciar el verdadero. Esta tendencia sobrevive en algunas culturas hasta la actualidad. En el libro mencionado más arriba de Luis T.Melgar Valero, se nos aclara que: «No son pocas las culturas en las cuales cada ser humano tiene dos nombres, uno que cumple la función social y otro secreto, místico y mágico, y que nadie más que el interesado debe saber» (2006: 3). A primera vista es de presumir que las civilizaciones modernas no dan tanta importancia a la elección de los nombres ni a sus significados. En España el día de celebración de onomástica no tiene tanta importancia como por ejemplo en la República Checa, pero la importancia que se da, en ese país católico, al bautismo, es también muy grande. Los nombres de pila se también emplean en la denominación de los objetos inanimados o colectivos como barcos, empresas, tiendas o grupos musicales. 13
El sistema antroponomástico consta de dos miembros: de nombre de pila y de apellido. Cada miembro puede ser representado por uno o varios constituyentes. Según este punto de vista se distinguen los nombres de pila simples y los nombres de pila compuestos20 y 21. Se distinguen nombres masculinos (Fernando, José, Sancho, Joaquín, Esteban, Benito, etc.) y nombres femeninos (María, Carmen, Beatriz, Cristina, Raquel, etc.). En la tradición hispánica no existen nombres con los cuales se podrían llamar tanto los hombres como las mujeres, como por ejemplo los nombres René o Saša en checo. Pero durante la historia se ha formulado en España un grupo especial de los nombres femeninos, como se verá a continuación. Si se consultan los documentos accesibles de los siglos XIII y XIV, como por ejemplo los documentos municipales, testamentos o listas de impuestos, figuran allí casi únicamente los nombres masculinos como los cabezas de familias. Pero no hay casi ningún nombre femenino: En efecto, las mujeres se designan frecuentemente en relación a un nombre de su familia, su marido o su padre casi siempre, pero también a veces su hermano, su hijo o hasta su yerno o se contentan con denominarlas como esposa, viuda, madre, hija, hermana o suegra de... sin indicar su nombre ni apellido (Menjot, 1981: 14). Precisamente en ésta época se empezaron a formular los nombres femeninos que: «[...] no son más que formas feminizadas de nombres masculinos: Sancha, Francisca, Juana, Berenguela, Ramona» (Menjot, 1981: 15). Estos nombres forman un gran grupo también en los nombres actuales22. Salvo los ya mencionados, se pueden formular por ejemplo las siguientes parejas: José-Josefa, Antonio-Antonia, Manuel-Manuela, Luis-Luisa, Ángel-Ángela, Emilio-Emilia, Julio-Julia, Cristian-Cristina o de catalán Esteve-Esteva. Además de esas parejas de las cuales ambos elementos se utilizan con casi la misma frecuencia existen otras, de las cuales se conservó solo el elemento femenino, o el masculino se ha creado a base de femenino pero no se usa tanto. Entre este grupo pertenecen por ejemplo nombres de pila Susano, Teresio o Minervo23. Sobre estos nombres informa Gutierre Tibón (2002: 223-229), en caso de Minervo 20 Los nombres femeninos compuestos más usados son por ejemplo María Carmen o María Dolores, y los masculinos José Antonio y José Luis. Para otros, véase el anejo con los nombres de pila más frecuentes. 21 Para los apellidos compuestos véase el capítulo 3.2. 22 Véase el anejo con los nombres femeninos más frecuentes. 23 Como Gutierre Tibón es un autor mejicano es posible que estos nombres se usan solo en el ambiente hispanoamericano. 14
en la página 170, donde también aclara que Minervo es: «forma masculinizada del nombre de la diosa Minerva». Como se verá en el capítulo cuatro, otra clasificación para los nombres de pila en el territorio español será según las lenguas. Según los hechos históricos sucedidos en la Península Ibérica no sorprende que hay nombres de origen hebreo tanto judíos —Abraham, Jacob, Samuel, Joseph, David o Josefina— como cristianos —Daniel, Marcos, Lucas, Mateo o Magdalena—, nombres germánicos —Ricardo, Roberto, Federico, Luisa, Matilde o Elvira—, nombres latinos como Domingo, Benito, Cesar, Clara, Gloria o Lucía, o nombres árabes de los cuales el más usado es Mohamed que figura en el sexagésimo séptimo lugar entre los nombres más frecuentes24 y 25 . El nombre femenino árabe más usado es Fátima. Lo que no se puede olvidar es también la presencia de otras lenguas además del castellano en la España actual, como vasco o catalán. Por eso hasta hoy día, y no solo en los territorios respectivos, son populares algunos nombres vascos —Iker, Aitor, Unai, Nuria o Ainara— o más los catalanes como Pere, Jaume, Ramón, Joan o Montserrat26. 3.1.1. El significado de los nombres de pila En el presente trabajo no se explica el significado de los nombres de pila27 ni apellidos pero hay que acordar que cada nombre tiene su propio origen y significado. Como nos aclara Roberto Faure (2001: XIV-XV): [...] un apellido, un nombre de pila o un nombre de lugar (también llamado topónimo: Zamora, Tarragona, Madrid, Duero, etc.) fueron, no lo olvidemos, palabras comunes con un significado concreto en alguna lengua, aunque hoy ya no entendamos su significado. A modo de ejemplo, hay nombres de bautismo, apellidos y topónimos cuyo significado todavía podemos entender o intuir porque siguen siendo palabras comunes en castellano; es obvio el significado de nombres como Cándido, Buenaventura, Bienvenida, etc., pero la inmensa mayoría de los nombres de bautismo pertenecen a otras lenguas (hebreo, latín, germánico, etc.), de forma que ya no tienen un significado claro para nosotros [...]. 24 Véase el anejo con los nombres masculinos más frecuentes. 25 Los nombres árabes probablemente figuran en las estadísticas gracias a los inmigrantes de Magreb. 26 Véase el capítulo 3.1.4. «Las tendencias actuales – los nombres extranjeros». 27 Véase el anejo con la explicación del significado de los nombres más frecuentes en España. 15
Lo mismo también recuerda Grace de Jesús Álvarez (1968: 17): «No existe apellido, nombre propio o individual que no haya comenzado por ser vocablo común significativo. Si la historia ha oscurecido las huellas de su etimología, no por eso ha dejado de tenerla y hay siempre la probabilidad de encontrarla.» Nuestros antepasados eligieron el nombre de su bebé después de haber contemplado muchos factores28 y uno de ellos podría ser también el significado. Si decidieron llamar a su niño con un nombre de un santo, contaron con la protección al niño por ese santo, aunque como presenta Gutierre Tibón (2002: 162): «Durante muchos siglos el nombre de la Virgen María se consideró demasiado sagrado para usarlo como nombre de pila. En España se emplearon en sustitución nombres de sus advocaciones o atributos, como Pilar, Socorro, Concepción, Refugio, Amparo, Dolores, Soledad, etc.» Solo para demostrar qué pueden significar los nombres de pila se presentan a continuación los nombres de pila más frecuentes en España con su explicación29: José: nombre hebreo, de Yosef, significa «Él (Dios) añadirá» o «Él (Dios) aumenta (la familia)» Antonio: nombre latino de origen etrusco, cuyo significado no ha llegado hasta nosotros Juan: nombre hebreo, «Dios es misericordia» o también «Dios es misericordioso» Manuel: hebreo, «con nosotros (está) Dios» Francisco: nombre romance, antiguo italiano de Francesco «francés» Luis: deriva del germánico hlod-wig, «glorioso en la batalla» Miguel: del hebreo mi-ka-El, «¿Quién como Dios?» Javier: del euskera etche-berri, «casa nueva» Ángel: Del griego aggelos, «mensajero». En la tradición cristiana, es el nombre que se le da a los espíritus servidores de Dios. Carlos: de origen germánico, deriva de karl, «viril, dotado de gran inteligencia» María: proviene del hebreo maryam, «altura, eminencia» Carmen: variante de nombre hebreo Carmela que proviene de karm-El, «jardín de Dios», nombre Carmen se utiliza en honor de la Virgen del Carmen. Ana: deriva del hebreo Hannah, que significa «gracia, compasión» Isabel: nombre hebreo que significa «Baal da la salud» Dolores: nombre místico, alusivo a los siete dolores de la Virgen María (Viernes de Dolores) 28 Véase el capítulo 3.1.2. «La elección de los nombres de pila». 29 Para las explicaciones se consultaron los libros de Gutierre Tibón (2002) y de Luis T. Melgar Valero (2006). 16
Pilar: nombre cristiano en honor de la Virgen del Pilar Josefa: femenino de José, nombre hebreo, de Yosef, significa «Él (Dios) añadirá» o «Él (Dios) aumenta (la familia) Teresa: varios significados, probablemente de latín Therasia, Terasia, Teresia, o del origen griego «cosechar, segar», por lo cual Teresa sería «la cosechadora, la segadora», o también de la isla de Tera Rosa: nombre de flor de origen latino Antonia: nombre latino de origen etrusco, cuyo significado no ha llegado hasta nosotros Según el significado se pueden dividir los nombres en compuestos, simples u oracionales. Los nombres latinos son siempre simples, es decir, la palabra que designa el nombre actual originó como un vocablo común, por ejemplo Félix procede del latín felix, que significa «feliz», Pedro es del latín petrus, «firme como la piedra», Vicente deriva del latín vicens, «vencedor», Clara del latín clarus, «claro, ilustre» o Marina del latín marinus, «del mar». Los nombres latinos se derivaron de una característica de alguien y después se empezó a llamar a esta persona con esta característica que luego se transformó en nombre. Los nombres hebreos son en mayoría compuestos, cuando una parte de ellos significa Dios y la segunda alguna especificación, como en Gabriel que es del grb-El y significa «fuerza de Dios», en Rafael que es del rapha-El y significa «Dios sana», en Magdalena — migda-El, significa «torre de Dios»— o Elisa que se compone de El-yasa y significa «Dios ha ayudado». Los nombres hebreos pueden ser tanto religiosos como profanos: Ana, significa «gracia», Raquel es «oveja» y Diego significa «segundogénito». En los nombres germánicos se puede registrar el significado bélico, por ejemplo, el nombre Federico proviene del fridu-reiks que significa «rey de la paz», Gonzalo, del gund- all-vus, significa «totalmente preparado para el combate». Lo interesante es que también algunos nombres femeninos tienen este significado bélico como por ejemplo Matilde, del math-hild, significa «guerrero fuerte», o Elvira del athal-wina, significa «noble guardiana». Entre los nombres oracionales se incluye por ejemplo nombre Miguel, que proviene del hebreo mi-ka-El y se explica como «¿Quién como Dios?». Algunos nombres tienen significado claro para los hablantes hasta hoy día. Esos nombres se pueden encontrar en el libro de Gutierre Tibón, Diccionario etimológico comparado de nombres propios de personas, 2002. Hay, por lo menos, tres grandes grupos en los cuales existen más de tres ejemplos: el primer grupo pueden representar los nombres de 17
flores, que se usan como nombres de pila: Amapola, Begonia, Camelia, Dalia, Gardenia, Jacaranda, Lilia, Magnolia, Rosa o Violeta. El segundo grupo podrían ser los nombres de piedras preciosas como Diamante, Esmeralda, Gemma, Perla o Rubí y el tercer grupo lo forman los nombres de países o continentes que para algunos padres también sirven de inspiración en nombrar a su niño: África30, Albión, América, España, Europa, Helvecia, Irlanda, Israel o Italia. Aunque entre los presentados veinte nombres más frecuentes en España la mayoría procede del hebreo, no es así entre los doscientos disponibles del INE, donde la mayor frecuencia la ocupan los nombre latinos31. Pero de los primeros puestos ocupados se puede presumir que los españoles dan cierta importancia a su religión y creen que su niño será mejor protegido con un nombre de Biblia, o, por lo menos, siguen las ideas de sus antepasados que se verán en el capítulo que sigue. 3.1.2. La elección de los nombres de pila La elección de un nombre de pila a un hijo o hija no es una cosa fácil y entre los padres existen varios motivos, como se presenta en el artículo de Denis Menjot (1981: 11): En efecto, el nombre propio de cada individuo le ha sido impuesto por sus padres debido a diferentes causas difíciles de separar: deuoción [sic] a cierto santo considerado eficaz para proteger a su hijo, influencia de la moda, [...] o razones psicológicas (indiferencia, falta de imaginación, respeto a la tradición, intención especial...). En la historia, en la elección del nombre influyeron varios factores. El más marcador fue el Concilio de Trento a mediados del siglo XVI, donde se recomendó a los fieles nombrar sus niños según los santos. Desde aquel tiempo se puede observar la repetición de algunos nombres de pila como José, Marcos, Pedro o María, Asunción o Rosario. Antes del Concilio la gente tenía libertad en estas cosas, aunque la cristianización de España32 inspiró a los habitantes para llamar sus hijos según los nombres de la Biblia, hasta los de los mártires, muchos siglos antes del Concilio. 30 El nombre feminino África figura en el lugar ochenta y cinco en la estadística de los recién nacidos. 31 Véase la parte práctica del presente trabajo. 32 A partir de los siglos IV y V. 18
Los nombres de nuestros antepasados se pueden dividir en dos grupos: nombres propiciatorios y nombres protectores33. La gente creía que si alguien sabía el nombre real de su niño tenía el poder sobre su destino y por eso le daban otro nombre falso. Los nombres protectores deberían proteger a su portador contra las fuerzas del mal o demonios. Para alejar los demonios de los niños se les pusieron nombres con características ficticias negativas que significaban estupidez, locura, fealdad, fingiendo que los niños no eran queridos o que eran adoptivos. Para afirmar la longevidad se utilizaron nombres de abuelos. El objeto de los nombres propiciatorios era asegurar al portador la salud, la fuerza, el destino próspero o cualidades positivas. Hasta la Edad Media se creyó que el nombre predestinaba la vida del niño, y muchas veces casi nadie sabía el nombre real pero solo ese nombre falso. Algunos de los nombres falsos se transformaron en apellidos y se ven hasta hoy día34 como Gallardo, Guerrero o Bravo, aunque estos nombres se también podrían formular durante la vida y emplearse por cierta característica que uno tenía. Durante el proceso de elección de nombre tiene cierto valor el hecho de si existe en la familia un nombre de pila heredado, como conmemora Denis Menjot (1981: 12): «[...] observamos con frecuencia en los medios dirigentes, cuyas estructuras familiares son más conocidas, que el hijo primogénito lleva el mismo nombre que su padre, nombre familiar que se transmite de generación en generación». Como este tipo de denominación podría causar problemas, porque el nombre pierde su función identificativa, Menjot aclara que «se añadiría en los documentos oficiales el apelativo “el viejo” despues [sic] del nombre del padre y “el moço” despues [sic] del filial». Otro motivo eran los hechos históricos, o más bien los personajes de ellos, por ejemplo Alfonso en el territorio castellano y Jaime en Cataluña. Otro motivo relacionado con los personajes históricos nos lo presenta Gutierre Tibón, (2002: 185), sobre el empleo del nombre Óscar: «Óscar es llamado por el poeta escocés Macpherson, el hijo del bardo Ossian; y Napoleón, por su afición a los poemas osiánicos, impone a su ahijado, hijo de Bernadotte, el nombre de Óscar. Éste sucederá a su padre en el trono de Suecia como el rey Óscar I, y será la causa de la nueva difusión de Óscar como nombre de pila». También los personajes literarios pueden inspirar a la gente, como Isolda: «En la Edad Media, Isolda se usó como nombre de pila por la popularidad de la novela Tristán e Isolda [...]» (Gutierre Tibón, 2002: 135). 33 La traducción es nuestra de los términos checos jména přací y jména ochranná. 34 Véase el capítulo 3.2. dedicado a los apellidos. 19
Algunos motivos que hoy en día pueden parecer raros se empleaban mucho, como aclara Luis Melgar Valero (2006: 61) para el caso del nombre Bienvenido: «Bienvenido – nombre medieval cuyo origen se encuentra en la expresión latina bene-venutus, “bienvenido”. En un principio se aplicaba a los hijos muy deseados», o Gutierre Tibón (2002: 174) sobre el nombre Natal: «Natal – nombre de pila que se da a los niños nacidos el 25 de diciembre». Para cada individuo es muy importante el nombre de pila que tiene, porque le acompaña durante toda su vida. Los padres deberían prestar a la elección la mayor atención. Hay varios criterios que se deberían respetar. Los niños no se nombran con hipocorísticos, o nombres que designan un objeto (sustantivos). También es importante la forma gráfica correcta del nombre. Otro elemento que deberían tener en cuenta los padres es cómo suena el nombre de pila con el apellido como conjunto. No se recomienda nombrar a un niño con nombre que termina en misma letra como empieza el apellido (David Diez, Manuel López, Carmen Navarro o Miriam Moreno) o hasta la misma sílaba: Alvaro Romero, Fernando Domínguez, Verónica Carmona o Laura Ramos. Otro problema para el portador del nombre puede causar si su nombre se rima con su apellido como Laura Saura, Marcos Campos, Pilar Aguilar o Fernando Velasco. Y el último criterio es no tener el mismo nombre y el mismo apellido: Esteban Esteban, Martín Martín, Vicente Vicente o Santiago Santiago; o si el apellido se también usa como el nombre de pila, no se debería combinar con un nombre de pila que se puede usar como apellido: Martín Vicente o Santiago Esteban. Aunque ninguna ley prohíbe llamar a los niños de esta manera, hay que pensar en su futuro, como se dice en El libro de los nombres (2006: 6): La decisión de la familia de otorgarle al recién nacido un nombre más o menos sonoro, ligado o alejado de la tradición familiar o de una etimología más o menos cercana al mundo occidental, será muy importante para el portador durante toda su vida, porque habrá aspectos de su personalidad[...]. Actualmente existen varios otros motivos para llamar a un recién nacido con cierto nombre: si el nombre es popular entre la gente, si a los padres les gusta algún personaje famoso (actor, actriz, cantante, político) o también si el nombre ya está o no en la familia. Los motivos no se pueden detectar con exactitud, pero es probable que se repiten los de la historia: afirmar la protección a los niños, y desear a ellos el mismo destino como tienen actuales portadores del nombre. Los padres también quieren cierta originalidad para su recién nacido y 20
eligen nombres exóticos con el deseo de distinguirle a los demás. Más posibilidades se presentan en el capítulo siguiente. 3.1.3. Las tendencias actuales – los nombres extranjeros La popularidad de algunos nombres en la historia demuestra el hecho de que algunos nombres de pila se transformaron en apellidos35 —Fernández, Rodríguez, Domínguez, Sánchez, Vicente, Ramírez—, pero no hay ningunos materiales completos o representativos de los nombres de pila de la historia española. Por otro lado, en nuestra época —con la ayuda de técnica— se crean muchas estadísticas sobre los antropónimos en general, que nos ofrecen una imagen de la sociedad actual, porque como se ha comentado en el capítulo anterior, sobre la sociedad influyen varios impactos. Si se comparan los nombres de pila de los recién nacidos en el año 2007 con nombres más populares en los años veinte36, las diferencias se notan a primera vista. Los nombres que hoy figuran en los primeros lugares no aparecieron entre los primeros cincuenta o no eran tan frecuentes; por ejemplo, el nombre femenino Lucía, que es el primero entre las recién nacidas, no figura en la estadística de la época de los veinte, y primeramente aparece en los años ochenta. La popularidad de María es obvia ya desde hace muchos años, pero Paula, en tercer lugar actualmente tampoco figuró en los años veinte. Los primeros lugares en las estadísticas de los nombres masculinos los ocupaban por muchos años José, Antonio y Manuel, acompañados desde los años setenta por David. Pero las estadísticas del año 2007 muestran que los españoles van abandonando los nombres clásicos y —como se presenta en el capítulo anterior— prefieren nombres exóticos o modernos. Los primeros cinco nombres masculinos más populares entre los padres son: Daniel, Alejandro, Pablo, David y Adrian, seguidos por nombres Alvaro y Hugo. Pero el término «moderno» no es muy adecuado porque los nombres que no aparecieron en las últimas décadas son solo un tipo de resurrección de los nombres usados ya en Edad Media37 o de nombres que no se usaron tanto en los últimos años. Lo que puede atraer la atención en la estadística de los nombres de los recién nacidos es el hecho que aparecen entre ellos los nombres extranjeros. Como informa Rosario Roldán Sánchez (1998: 276), esta tendencia es propia de las últimas décadas del siglo XX, cuando en 35 Más informaciones sobre los apellidos en el anejo «Apellidos más frecuentes» o en capítulo dedicado a ellos. 36 Véase la segunda parte práctica. 37 Véase Denis Menjot (1981: 17), donde se pueden encontrar nombres Alvaro, Hugo o David. 21
1977 «se modificaron el artículo [sic] 54 de la Ley del Registro Civil y el Artículo 192 del Reglamento de la misma Ley, que obligaba al uso del nombre en español». Actualmente se ven niños llamados Kevin, Aaron, Christian, Iván, Bruno o Jan y niñas con nombres Sheila, Luna, África, Lorena, Elsa o Jana. La influencia anglosajona es marcadora, pero lo que puede sorprender es la aplicación del nombre ruso Ivan, que figura en el decimotercio lugar entre los nombres masculinos más usados para los recién nacidos. Los nombres de pila que probablemente se harán más populares en el futuro podrían ser Felipe, Sebastian o Benito y Catalina, Emilia o Vicenta, porque esos nombres no se empleaban durante muchos años y podrían cumplir la condición de los padres que quieren un nombre no muy frecuente, tal como empezaron los nombres que encabezan las estadísticas hoy en día. 3.1.4. Hipocorísticos Como se mencionó en el capítulo tres sobre los antropónimos, un grupo nutrido de ellos lo forman los hipocorísticos: nombres que se usan en el ambiente extraoficial. El DRAE explica la palabra hipocorístico en su valor adjetivo como: «Dicho de un nombre: Que, en forma diminutiva, abreviada o infantil, se usa como designación cariñosa, familiar o eufemística; p. ej., Pepe, Charo». Además de las funciones básicas de otros antropónimos, los hipocorísticos cumplen la función expresiva. Los hipocorísticos pueden tener el tono positivo y el tono negativo. Los primeros se llaman meliorativos y los segundos peyorativos. Es interesante que los peyorativos no se usan solo para insultar a alguien pero también entre los adolescentes para crear la impresión de que ya son adultos. Se han elegido varios hipocorísticos del libro de Gutierre Tibón para ver cómo se pueden formar los hipocorísticos y qué diferentes formas pueden adoptar. Además de esos, los hipocorísticos se pueden crear de la repetición de la primera sílaba como de Diana → Didi. Se pueden dividir en varios grupos: - hipocorísticos que se forman con aféresis (desaparición de una sílaba en el comienzo): Vicente→Chente; Roberto→Beto; Agustín→Tin; Enriqueta→Queta (que ya se usa como nombre de pila); Eleonara/Leonora→Nora (también usado como nombre de pila) - hipocorísticos que se forman con apócope (desaparición de sílabas al final de la palabra): 22
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