MOTIVOS BORGEANOS EN UN CUENTO DE RAMOS OTERO
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MOTIVOS BORGEANOS EN UN CUENTO DE RAMOS OTERO Mariela Escobar Universidad de Buenos Aires Nadie escribe desde la nada, todo escritor deja correr en sus palabras, las palabras de los otros. En este sentido, el concepto de intertextualidad resulta productivo para el análisis de cualquier texto. Este concepto, a la vez, obliga a correr la mirada del texto puntual y deslizarla hacia los otros textos que se dejan oír en el primero. Cotejar esos otros textos deviene en comparar literaturas. ¿Qué ha leído un escritor? ¿Qué elementos rescata y reescribe en su literatura? Es el propósito de este trabajo desentrañar vinculaciones entre la textualidad de un escritor como Manuel Ramos Otero y la literatura de Jorge Luis Borges. Si bien la situación sociocultural no es similar, sí resulta comparable: Ramos Otero se inserta en el campo intelectual puertorriqueño dominado por una literatura de temática criolla y formas conservadoras en los años 60 (Borges, en la década del 30 enfrenta un panorama similar desde la revista Sur). En el caso de Ramos Otero hay que sumar la cuestión política que acelera, por sus formas represivas, la emigración de muchos intelectuales (y no intelectuales) desde la Isla a Estados Unidos en busca de libertades o de una mejor forma de vida. En este contexto, el escritor hará producir en su literatura, aspectos que pudieron leerse en la literatura borgeana. El planteo parte de la lectura del cuento que abre el libro Página en blanco y stacatto, “La otra isla de Puerto Rico”. El cuento relata la historia de dos hermanos y, con ella, la historia de Puerto Rico relacionada con la vida del escritor. Esta frase que intenta sintetizar el cuento no hace otra cosa que obturarlo ya que cada una de las categorías que en ella se enuncian - historia, hermanos, Puerto Rico y escritor- son problematizadas en el cuento. La tensión entre estas cuestiones se convierte en el principio constructivo del relato. El texto se divide en cuatro partes o apartados separados por un espacio en blanco. En el primero se relata un hecho: la muerte de José Usbaldo Olmo Olmo, en Atenas, a la edad de 84 años, en agosto de 1977. Es el punto de partida del relato y la parte más breve. La segunda parte se abre con una reflexión acerca de la escritura y su vinculación con la historia: “Es muy fácil suponer que todo lo que aconteció en Atenas, frente a la muerte de José Usbaldo Olmo Olmo, es producto de la imaginación de un escritor enfrentado a un tema inefable y tal vez lo sea” (Ramos Otero.10). En la cita se lee la duda: ¿son hechos ciertos o es pura imaginación? La tercera persona que relata las circunstancias que rodearon la muerte del personaje deviene en primera en esta ocasión; el relato se corta y aparece la reflexión y con ella, la primera persona. No es esta la primera persona del protagonista, es…la de Ramos Otero.
El escritor trabaja la autofiguración no sólo en este texto sino en muchos otros, ya sea con la aparición de su nombre, Manuel, como narrador protagonista o como testigo, ya sea a través de su imagen en las portadas de sus libros, la figura del escritor se despliega en su literatura convirtiendo su imagen en un motivo ficcional híbrido ya que esa autoficción legitima, quizá la cuestión que estamos tratando. El personaje tiene un referente real pero esa realidad deviene ficcional. En el caso de este cuento, su aparición en la segunda parte va a continuar hasta el final del texto de una manera bastante compleja y gradual. El escritor-narrador se emparenta con la trama misma del relato a partir de “vínculos amistosos entre mi familia y la suya” (Ramos Otero.11). Más tarde, en el corazón de la historia aparecerá la “Panadería Ramos de Manatí” y su abuelo. Finalmente, el escritor volverá a su isla natal sin antes confundirse con el otro escritor protagonista, José Usbaldo Olmo Olmo. El procedimiento de autoficción aparece también en los cuentos de Borges, en mayor o menor medida. Quien escucha atentamente la historia de la cicatriz del Inglés de la Colorada y relata las circunstancias de la anécdota, en “La forma de la espada” se devela, al final con el nombre de Borges. En “Tlon, Uqbar, Orbis Tertius”, si bien no aparece el nombre del narrador en primera persona, si se nombra a su amigo Bioy Casares y a muchos de los colaboradores de la revista Sur, amigos o conocidos del autor real Jorge Luis Borges. Estos son sólo dos ejemplos de un procedimiento que se repite en otros tantos cuentos. Es decir que la tensión entre realidad y ficción que plantea el escritor-narrador de Ramos Otero y el narrador Borges es, por un lado, un recurso del texto y, por otro, trasmuta en la relación Historia y Literatura ya que el propio narrador se encuentra en el límite entre la realidad y la ficción. Volviendo a la duda que se planteaba en “La otra isla de Puerto Rico”, el narrador- escritor toma una postura determinada que, de ninguna manera, soluciona el conflicto, más bien lo complica aún más. Lo que prosigue, quisiera ser un examen riguroso de un carácter porfiado y empecinado en la duda histórica. Intento ser el portavoz del muerto, de la misma manera que tantas espiritistas puertorriqueñas, discípulas innegables de Allan Kardec y fieles creyentes de potencias yoruba (Ramos Otero. 11) El escritor revela el propósito del texto, mostrar el pensamiento del personaje que demuestra la duda histórica y apela, para su ilustración a las tradiciones ancestrales que creen fervientemente en cuestiones relacionadas con la fe y no con la razón. Se produce así un movimiento aparentemente contradictorio entre lo racional cifrado en los libros, las experiencias propias como testigo y los documentos, por un lado y, por el otro, lo que está más allá de la razón. Expresiones tales como: “He tratado de ser fiel a la verdad y quiero intentar ser objetivo”, “garantizarme una perspectiva distanciada”, “Hasta mis manos han llegado los documentos
necesarios para ir atando cabos” sumadas a la mención de personajes históricos de diferentes épocas y de hechos comprobables de la historia de Puerto Rico, demuestran la intención del escritor historiador que pretende dar a conocer una verdad. Sin embargo, al mismo tiempo, aparecen cuestiones de dudosa comprobación ligadas no solamente a la cuestión espiritista sino, más profundamente al manejo de las fuentes. A la lectura del tomo IV de las Memorias de José Usbaldo se suman las versiones orales de dos personajes fundamentales, Liboria Olmo Olmo y Doña Pancha Tejada, versiones contradictorias que crean la imposibilidad de develar una verdad. El ejemplo más claro es el caso de la vida de Marié Cafolé que se fragmenta en dos episodios que se narran desde diferentes puntos de vista, es decir, se desmigajan en tres versiones que, obviamente se contradicen. El nombre aparece, por primera vez, en la segunda versión que se da del nacimiento de los hermanos Olmo Olmo en la voz de Doña Pancha Tejada quien declara que ella es la verdadera madre de Liboria y la califica como “corteja de puertorriqueños insurrectos”. Esto es “desmentido” por el narrador-escritor que apela al poeta Palés Matos quien la nombra en dos poemas, que se citan en nota al pie, como “corteja de corte”. Otra versión va a contradecir a la anterior que es la del abuelo del narrador-escritor, Lillio Ramos quien la incluye en el bando de las fuerzas insurrectas que, en 1898 estaban peleando contra los españoles y que, al mismo tiempo, rechazaban a los norteamericanos. Esta última versión, que había comenzado en la segunda parte, se continúa en la tercera; se explica la participación de Madame Cafolé y el propio abuelo del escritor-narrador en el levantamiento de Ciales. A esta versión heroica se va a contraponer la visión de Doña Pancha, que reconoce en esa participación una cuestión de “negocios” por parte de la nombrada mujer a la que acusa de haberse ido con los norteamericanos convirtiéndose en “corteja de gringos”. A través de un documento, el escritor-narrador la reconoce como vecina de Ciales “según el censo poblacional realizado en Ciales en 1897 por Cayetano Coll y Toste, hay sólo un francés (y es mujer)”. Finalmente, aparece la versión de Liboria que la recuerda como colaboradora de su padre en las luchas contra los españoles. Vemos cómo proliferan las versiones que dan lugar a la construcción de personajes que conforman hechos históricos. El límite entre lo real y lo ficcional se desdibuja y la historia se metamorfosea en literatura. De este modo, la posibilidad de acceder a la verdad, a una verdad se convierte en una imposibilidad. No hay manera de reconocer o de saber quién era realmente el personaje, qué aspectos del relato son pura ficción y cuáles puros hechos históricos. Esta cuestión también se encuentra en los cuentos del argentino Jorge Luis Borges. La relación entre la ficción y la realidad, entre Historia y Literatura es una de las constantes en la literatura borgeana. En “El jardín de senderos que se bifurcan” se conjugan varios motivos y, dentro de una trama policial, puede leerse el planteo en cuestión.
Comencemos con el párrafo introductorio. En él aparece otro de sus motivos constantes que es el libro, del que nos ocuparemos más adelante ya que también aparece en el cuento de Ramos Otero, y uno de sus temas predilectos que es la Historia. Nombra un libro de historia, La historia de la guerra europea de Liddell Hart, más bien nombra una página, la 22, en la que se relata un hecho nimio, el retraso de una ofensiva británica de cinco días (del 24 de julio de 1916 hasta el 29). Las causas anotadas por el historiador serán discutidas por un documento que “aparece” transcripto por el narrador: la declaración de YuTsun. Es interesante detenerse en la construcción de este personaje “catedrático de inglés en la Hochschule de Tsingtao” (Borges. 101), esta frase escueta permite naturalizar al extraño personaje que declara ya que, en esa caracterización, se ve la apropiación de las tres lenguas que maneja YuTsun y con ellas puede vislumbrarse la extraña relación que establece con las tres culturas que se encuentran en el relato, el personaje habla chino, por origen; inglés, por su trabajo y alemán, por su lugar de empleo. La declaración, que luego se aclarará entre paréntesis, es realizada por YuTsun antes de ser colgado, ejecutado por lo que relata y, supuestamente, echará luz sobre ese detalle destacado en el libro de Hart. Se pone en juego aquí también un cuestionamiento sobre la historia, se muestra una nueva versión de un hecho relatado por un discurso histórico a través de un supuesto documento. No se dan datos acerca del hallazgo, no se da cita bibliográfica del libro de historia, lo único que arma la ficción desde lo referencial es el discurso histórico y la fecha que ubica los hechos en el transcurso de la primera guerra mundial, además de los bandos en conflicto: ingleses y alemanes, en el medio, un espía amarillo. El primer narrador le dará la voz al segundo narrador con una aclaración que realza el verosímil cultural; el hecho de que falten las primeras páginas de un documento que se ha conservado en condiciones de guerra hace más creíble ese hallazgo. En el cuento de Borges, después de las comillas demarcatorias de la voz del otro y una frase incompleta, que comienza con un conector aditivo, comienza para el lector el relato. La primera frase permite deducir la presencia de otra voz del otro lado del teléfono, la segunda caracteriza esa presencia a través de la lengua, el alemán y, en la siguiente, el nombre Richard Madden. A partir de este momento se introduce en la trama histórica la trama que devendrá en policial ya que el narrador protagonista pergeñará un plan desconocido para el lector cuyo enigma se develará al final del relato. Antes de abandonar la trama histórica, el lector puede detenerse en la nota al pie que aparece en el cuento en la que el editor le discute a YuTsun su versión del asesinato de Runenberg a manos de Madden: aparece aquí otra versión que desvía al propio documento y propone una nueva voz que no responde a ninguna de las versiones del cuento: Múltiples versiones descolocan la relación entre texto y verdad. En el caso de Borges, la confrontación de la información del libro con la que se halla en el documento y con la de la nota al pie pone en duda la Historia y aleja al lector de la verdad
única. El mismo procedimiento es llevado a cabo por Ramos Otero pero éste hace estallar las versiones: las multiplica, las rescata de diversas fuentes, contrapone testimonios orales, escritos, documentos. Al mismo tiempo abre el período histórico ya que convoca anécdotas que van desde antes de la colonización, a través del nombre que le dieron a la Isla los indios caribes, Oubao-moin, hasta cuestiones de los años setenta. Si bien el grueso del relato se centra en los hechos de 1898, en tanto recuerdos, y en 1977, fecha de las muertes de José Usbaldo y Liboria y, se supone de las reflexiones del escritor, se recorren las décadas del 40 y del 50 a través de personajes que continuaron peleando contra los EEUU como Albizu Campos, José Antonio Correjter, Soto Vélez y Lolita Leblón. Es decir, el procedimiento se extiende y prolifera. Volviendo a la trama del cuento de Borges, el plan del narrador protagonista implicará un viaje en tren para escapar de la muerte y para cumplir su objetivo y el encuentro con una persona que lo llevará a otro viaje y a otro encuentro, un viaje al pasado y un encuentro con el más enigmático de sus antepasados, Ts’ui Pen. Encontrarse con su antepasado es encontrarse con una concepción laberíntica del tiempo en el que cada bifurcación no propone opción para elegir sino que se dan todas, pensando así en diferentes tiempos paralelos posibles. Esta concepción de un tiempo en que se piensan todos los caminos posibles puede pensarse como procedimiento literario que señalaría las proliferaciones de versiones en tanto el hilo narrativo de la historia desaparecería en múltiples historias que ocurrirían al mismo tiempo. Es decir, la versión de Liboria puede ser tan cierta como la de Doña Pancha Tejada como la del propio narrador y, al mismo tiempo, la multiplicidad desestabiliza esa certeza. En este caso, por lo tanto puede leerse la concepción de un cuento como forma procedimental del otro. Además de este motivo, hay otras cuestiones de la literatura borgeana que emergen en el cuento de Ramos Otero. El libro, como objeto, es uno de ellos. Ya vimos como “El jardín de senderos que se bifurcan” parte de un libro; un libro será también el punto de partida de “Tlon, Uqbar, Orbis Tertius”. Basten como ejemplo ya que la lista podría ser interminable. En “La otra isla de Puerto Rico”, las Memorias de José Usbaldo, precisamente el tomo IV, son testigo de la muerte de su autor, a la vez, testimonio de su última voluntad (cumplida, inocentemente por la dueña de la pensión griega) y, también testimonio de la historia del protagonista, su familia y Puerto Rico. Funcionan permanentemente como germen del cuento en tanto lo que se describe de ellas es lo que el cuento hace: relatar la historia de los hermanos, la de Puerto Rico y la del propio narrador-escritor cuya familia participa de esa historia a través del abuelo. Casualidad o no, también el abuelo de Borges participa de la historia argentina en las luchas del siglo XIX y es tematizado en sus cuentos, baste como ejemplo “Historia del guerrero y la cautiva”. La biblioteca es otro de los motivos que se repiten en ambos escritores. En el caso de Ramos Otero, la biblioteca de José Usbaldo es un espacio físico que se describe dos veces: la primera, en la segunda parte, como un recuerdo que permite caracterizar al personaje en cuanto a su relación con los libros; la segunda, en la tercera parte, cuando el narrador-escritor visita la
casa de Liboria y tiene acceso a ella. La descripción de este espacio contradice la visión clásica de la biblioteca como lugar ordenado desde una geometría rectilínea propia de la forma del objeto libro. Se describe como un desorden sinuoso, los libros y la propia biblioteca se adjetivan con la palabra que el narrador-escritor justificará: “amasada”. La justificación se basa en el trabajo del lector y, al mismo tiempo, permite desdibujar la forma fija del objeto. “La geometría no tiene suficientes figuras para describir los montones de libros y sus sombras, anaquelados en un desorden visionario de flechas rebeldes y curvas precolombinas, desafiando la gravedad del piso apolillado de la casa” (Ramos Otero. 11). La cita demuestra que las formas son irregulares y que el desorden forma parte de la visión del dueño. Por otro lado, hay otra característica que llama la atención: el sonido del agua. En la primera descripción el agua es mar y “debajo de ella y del caserón, un oleaje se desliza para pedirle peras al Olmo” (Ramos Otero 11). Más allá del exquisito sentido del humor que se advierte en el juego de palabras entre el apellido del protagonista y el dicho popular, el agua en la que descansan el caserón y su biblioteca los convierte en una isla. En la segunda descripción, el agua reaparece pero de otra forma: (…) dejándome solo escuchando el paso de un río por intrínsecas cavernas debajo de la tierra. Como si la isla, el caserón y la biblioteca flotaran sobre pilotes de pino, a su vez enterrados en archipiélagos de arena, tejidos por hilos de agua dulce y corrientes de agua salada, para que la posición de esa otra isla constantemente se alterara a sí mismo su cielo (Ramos Otero.15) El mar se mezcla con el agua dulce del río, estas corrientes son subterráneas y convierten el espacio todo, la isla incluida, en extraño e increíble. Esta descripción que deshace la concepción de espacio tradicional permite prolongar y modificar el otro espacio, la otra isla que recorre desde el título, todo el texto. No sólo la historia y, con ella, la categoría tiempo se desdibuja en la ruptura de la cronología y la multiplicidad de versiones sino que, también, la categoría espacio se altera a partir de la descripción de la biblioteca que da lugar al desdoblamiento de la isla manteniendo, de alguna manera, a través del lazo informe del agua, continuidades. A propósito de este lugar doble que se presenta desde el título del cuento, Ramos Otero desarrolla, en su forma particular ese otro motivo que recorre la literatura de Borges. El tema del doble como reflejo especular o como metamorfosis de uno en otro aparece en cuentos como “Tema del traidor y del héroe”, “La forma de la espada”, “El fin” y tantos otros. En “El jardín de senderos que se bifurcan”, puede leerse la cuestión de lo doble desde otra perspectiva. Ya vimos que el personaje YuTsun manejaba las tres lenguas que se ponen en juego en la trama del texto pero no nos detuvimos en cómo esto permite leer la construcción del personaje. Un espía de Alemania de origen oriental en contra de Inglaterra, un personaje que desdeña la cultura que “defiende” desde su puesto y que reflexiona acerca de esto:
Se entiende que en YuTsun hay un conflicto cultural y racial que lo sitúa en una posición incómoda y que lo devela como su propio doble. Oriente y Occidente confluyen en él: el primero, por origen, por sus antepasados, por su raza; el segundo, por cuestiones políticas. El personaje se muestra oriental y piensa como oriental pero la situación lo obliga a actuar como occidental. Su manejo de las lenguas se devela como obligación por su condición de colonizado por la Alemania bárbara. Esta condición lo coloca, en esta trama, en una bifurcación en la que ganará la metrópoli ya que elige la muerte de Albert aunque sea quien le permite el encuentro con su antepasado y su laberinto de tiempos paralelos. Como detalle para esta visión del personaje como doble se hace notar la escena en la que, antes de abandonar la habitación que lo cobijara cuando Madden, el personaje que lo persigue, no conocía su paradero, se despide de su imagen ante el espejo. Al mismo tiempo, Madden quien finalmente lo detendrá y lo llevará a la muerte, también es leído por YuTsun como un colonizado: “…estaba obligado a ser implacable. Irlandés a las órdenes de Inglaterra, hombre acusado de tibieza y tal vez de traición”. Ambos personajes, enemigos en el tiempo que les toca vivir, plantean el mismo conflicto, ser dos: el que son, culturalmente y el que actúan políticamente. En “La otra isla de Puerto Rico”, el tema del doble se despliega desde diferentes ángulos. Además del espacio, aparecen los hermanos Olmo Olmo, cuyas muertes abren y cierran el relato y acaecen el mismo mes y el mismo año con lo que la historia y los encuentros del escritor-narrador con Liboria y la llegada del paquete con las pertenencias de José Usbaldo se convierten en un relato de “aparecidos”, palabra que forma parte de la construcción del texto. Cuando el paquete de Grecia llega “La única alma que habitaba el caserón no estaba”(Ramos Otero.12). Recordemos la voluntad del narrador de actuar cual “espiritista”. Se enlaza en este punto el otro aspecto que desdoblaba a YuTsun, la confluencia de los antepasados y la visión del colonizado. Puerto Rico, una de las islas y sus habitantes, personajes del cuento, cuentan con una cultura propia que tiene sus raíces indias que se mezclan con las blancas y negras, todas representadas en el texto. Pero, justamente, los relatos de las anécdotas históricas se refieren a la emancipación, a la voluntad de dejar de ser colonia. Esa voluntad no alcanzará su fin y como solución aparecerá el exilio, el viaje a la otra isla, New York. En el caso de José Usbaldo, el exilio se multiplicará ya que su ida se relata como un largo viaje y, de hecho, muere frente a un mar más lejano. Por otro lado, el narrador escritor también aparece desdoblado en José Usbaldo. El cierre del texto, la última parte, comienza señalando la otra isla y un departamento en la otra isla que pertenece a un escritor y en la que el narrador-escritor nos muestra a los lectores y esto es literal dado que nos hace ver a la derecha y a la izquierda, realiza un recorrido espacial en el que incorpora como testigo presencial a los lectores nombrados con el “ustedes”, a los hermanos Olmo Olmo. El departamento está decorado con retratos de José Usbaldo, en realidad son autorretratos por lo tanto el efecto de lectura es que el escritor que allí vive en José Usbaldo.
Ahora bien, luego de un relato de los recuerdos de Liboria, después de un punto y seguido, aparece un escritor marcado por las comillas. El efecto es que ese escritor sigue siendo el mismo pero no, es el narrador, ahora escritor que viajará a Puerto Rico, conocerá a una de las fuentes de los relatos Doña Pancha Tejeda y visitará la tumba de Liboria. Este escritor ya no es narrador, se relata este último fragmento desdoblándolo del narrador. Por lo tanto, aparece un desdoblamiento doble: se separa al “escritor” de José Usbaldo y, al mismo tiempo se lo separa del narrador. Los motivos borgeanos que toma Manuel Ramos Otero se complejizan y se funden con procedimientos propios que conllevan la separación de su literatura de la literatura de naturaleza regional. Los temas propios de sus condiciones de producción, los temas relacionados con Puerto Rico y su historia son redefinidos desde una óptica que hace proliferar recursos y planteos que pueden leerse en la literatura de Borges pero que aparecen estallados, fragmentados y resemantizados conformando una literatura exuberante y prolífica. La lectura de una literatura en otra que se crea en un contexto diferente y que, sin embargo, plantea cuestiones que funcionan como vasos comunicantes permite leer la productividad de ambas. Bibliografía Fuentes Borges, Jorge Luis: “El jardín de senderos que se bifurcan” En: Ficciones. Madrid. Alianza. 1971. Ramos Otero, Manuel: “La otra isla de Puerto Rico” En: Página en blanco y staccato. Madrid. Playor. 1988. Bibliografía Gelpí, Juan, “La escritura transeúnte de Manuel Ramos Otero” En: Escritura y paternalismo en Puerto Rico, Universidad de Puerto Rico, 2005. Martínez Fernandez, José Enrique, La intertextualidad literaria, Madrid, Catedra, 2001. (Capítulos 3 y 4).
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