Trucos prácticos y bricolaje - Para que el mosquetón del espinaquer no se abra por su cuenta
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Trucos prácticos y bricolaje Para que el mosquetón del espinaquer no se abra por su cuenta Un problemilla que nadie explica de los calcetines de espinaquer es su perversa tendencia a tirar ellos solitos del cabito del seguro del mosquetón de driza por el propio roce de su tejido al ‘arremangarse’ arriba del palo. La cara de tonto que te queda cuando ves que el espi se te viene encima en cubierta con la driza arriba del mástil es antológica. A mi me sucedió un par de veces y asumí el problema como algo personal (responsabilizando y castigando al mosquetón con una jubilación anticipada), hasta que un día coincidí en la cubierta de un Bavaria de pruebas con un Pro de regatas alemán. Antes de izar el asimétrico con calcetín, en un gesto la mar de natural, lo veo sacar del bolsillo un rollo de cinta plástica adhesiva (la de electricista) y darle un par de vueltas al mosquetón antes de subir la driza. “En mi país, casi todos los ‘proa’ de regatas utilizamos este sistema en las izadas de cualquier vela con mosquetón rápido. –me explicó al ver mi interés por su sencillo truco- Pierdes un segundo afianzando el mosquetón, infinitamente menos de lo que pierdes si la vela te viene encima. Y con los calcetines ni te cuento; es casi obligatorio. Todos los mosquetones están sujetos a este inconveniente, incluidos –en menor medida- los de apertura con punzón y gatillo”. Lo dicho, el truco para quienes han sufrido alguna vez este problema con los calcetines es un rollo de cinta adhesiva en el bolsillo y una o dos vueltas al mosquetón en cada izada. Una alternativa a este sistema que instalé a plena satisfacción en el mosquetón de la driza de espinaquer es sustituir la cinta adhesiva por un el bucle de velcro que sale en las fotos. Lo llevo fijado con un cabito al tirador del mosquetón y permite afianzarlo con un sencillo gesto de quita y pon. Estos bucles se encuentran con normalidad en ferreterías y mayoristas de bricolaje.
Recuperando un clásico sistema de aferrar las velas en proa Me hizo ilusión ver que toda una leyenda de la vela como Sir Robin Knox-Johnston seguía aferrando las velas de proa de su barco en la Ruta del Ron 2014 con unos elásticos trenzados entre la regala y el guardamancebos. Este sistema (con sus variantes) era el más utilizado cuando no existían los enrolladores de génova. Recientemente, numerosos navegantes faltos de tripulación lo hemos recuperado para estibar la trinqueta de garruchos cuando no está en uso. Este método permite aferrar la vela con seguridad, manteniéndola envergada en el estay volante, mientras se navega con el génova enrollable. También permite apartarla por completo a una banda para que no moleste, pero quedando a mano para volver a ser izada en caso de necesidad. El material a utilizar apenas sube 10 euros y la instalación del elástico con un doble zigzag y unos ganchos plásticos es cosa de 10 minutos, aunque se habrá de rehacer cada 2 a 4 temporadas por el efecto del sol en la goma. Cuando no se utilizan, los elásticos no molestan en absoluto en el día a día de las maniobras en cubierta. Fotos (de arriba abajo) 1 – El ‘Grey Power’ de Sir Robin Knox-Johnston en la Route du Rhum 2014 con sus velas de proa aferradas con elásticos 2 – Dos zigzag asimétricos de elástico, uno de ellos con ganchos plásticos, es todo lo que necesita este sencillo y fiable sistema de estiba. 3 – Con una toalla en vz de la vela se ve mejor el contraste de tonos y la operativa de las gomas. 4 – El sistema más utilizado para estibar las velas de proa en cubierta en navegación cuando no existían los enrolladores.
Arreglar la quemadura de una colilla sobre la madera Es un clásico en barcos con fumadores y pasaremos de largo todo comentario sobre peligrosidad o la salubridad de fumar. Centrados en el bricolaje y enfrentados a una de las feas manchas de quemadura, el consejo de mi carpintero y ebanista de confianza es que hay dos soluciones. La primera es rehacer al completo el chapado afectado, que normalmente será el de la mesa principal o un panel del suelo. Las reparaciones parciales siempre quedan ostensibles y son incluso más complejas de puesta en escena que la sustitución total. La segunda solución (podríamos llamarla apaño presupuestario) recomendada por el carpintero es pintar la zona afectada con esmalte monocomponente lijando apenas la superficie. Hay que mezclar tonos marrón, amarillo, rojo, blanco y negro hasta dar con el exacto color del chapado de la madera. Es una solución barata, rápida y más sencilla de lo que parece, pues se necesitan cantidades ínfimas de pintura que se pueden ir mezclando gota a gota con un mondadientes mojado en el pote. Una vez conseguido el color, se enmascara la zona con cinta y se dan un par de manos. El resultado en la foto de abajo. PD: El recuadro pintado que se intuye en el centro de la foto es mayor de lo que correspondería a la quemadura. La razón es que –antes de consultar con el carpintero- intentamos reparar la mancha lijando lo quemado, que es mucho más profundo de lo que parece, y luego enmasillando con pastas para madera buscando igualar los tonos del chapado. Como luego me confirmó el carpintero, esta vía es imposible, ya que los tonos nunca se equiparan y siempre queda el problema del barniz.
Dame un punto de apoyo y . . . El bricolaje a bordo requiere a menudo cortar o lijar pequeñas piezas que uno nunca sabe donde apoyar. Para estos casos, un pequeño torno de quita y pon –de venta en cualquier ferretería- puede sacarnos de más de un apuro. Este tipo de tornos no suelen ser de hierro, sino de aleaciones de aluminio, más ligeras y también más frágiles. Como ventaja, decir que son baratos y que no se oxidan incluso tras largo tiempo en el fondo de un cofre. El que yo uso lo puedo hacer firme en la barra de escota de mayor y también en un mamparo vertical en el interior del barco (posición de invierno). Para su perfecto ajuste utilizo dos maderitas que están siempre en la caja del torno. Cada barco será distinto en sus posibilidades de ubicar este práctico accesorio. En algunos casos, la mejor opción será el soporte del FB, pero allí siempre hay riesgo de que piezas y herramientas vayan al agua. En otros casos se podrá optar por el montante vertical de algún cobre abierto de la bañera y también suele ser posible arraigar el torno en la abertura de unan escotilla vertical.
Una caja de conexiones fácil de intervenir Quienes se han enfrentado alguna vez con los conexionados de electrónica multifilar protegidos en caja ya saben que conectar en sus regletas estos diminutos cables, con las manos y el destornillador metidos en el interior de las cajas de registro, es una intervención a menudo cercana a la neurocirugía, sobre todo en el –habitual- caso de que la caja solo puede instalarse en un lateral inaccesible tras el panel de instrumentos. Un truco que soluciona el problema de estos “nidos de culebrillas” es hacer unas discretas aberturas con la tenaza de corte en los laterales de la caja de registro, de manera que se puede intervenir en las regletas con sus cables fuera de la caja. Una vez ultimado el conexionado, cables y regletas se meten ordenadamente en la caja, que desde fuera tiene un aspecto “normal”. Un corte en la goma pasacables protectora incluso permite que ésta conserve su función.
El cubo que se llena automáticamente de agua Una pequeña complicidad con la ley de gravedad permite que cualquier cubo se llene de agua de forma automática mediante un brico la mar de sencillo. Se acabaron los virtuosismos tirando el cubo del revés para forzar su llenado. Solo es cuestión de lastrar ligeramente uno de sus lados con un tornillo pasante en lo alto del cubo. El resto lo hace la gravedad. Para que el brico sea efectivo se ha de contar con un peso mínimo de unos 50 gr. Lo ideal está sobre los 60 gr. y se puede subir hasta los 70 gr. Menos es insuficiente y más de 70 gramos acelerará el vuelco, pero puede llegar a incomodar el día a día con el cubo. Un tornillo métrico D10 con doble arandela y tuerca ciega ronda el peso ideal. Las tuercas ciegas tienen la ventaja de pesar algo más que las normales, no se enganchan y además . . . son más bonitas. Cualquier otra combinación de tornillo(s) es posible y tampoco es mala idea poner una tira de plomo adhesivo (habituales en tiendas de tenis o golf y en establecimientos de ruedas de coches/motos), aunque tienden a despegarse con el sol, la sal y los trajines del cubo.
Escoba y recogedor recortados Es un truco tan tonto como práctico. Recortar los mangos de las escobas y recogedores del barco apenas limita su función, pero permite manejarlos y estibarlos a bordo sin problemas. La altura estándar de las escobas está proporcionalmente diseñada para las viviendas urbanas, donde pasillos, estancias y alturas de techo son generosos. Llevadas a bordo, estas escobas domésticas siempre van dando golpes en el techo, en las puertas, se traban debajo de la mesa y no hay manera de manejarlas barriendo por unos pasillos de apenas 50 cm. de ancho y por las habituales esquinas y recovecos del barco. El segundo problema es qué hacer con la escoba y el recogedor al terminar de barrer. Normalmente solo caben en el cofre de la bañera, donde siempre acaban sepultados bajo sacos de velas, las defensas, las aletas de bucear y la manguera. Cortando los mangos solucionamos ambos problemas. La medida ideal de la escoba “náutica” está sobre los 50/60 cm. Acabar de ajustar esta altura dependerá de la talla del “barredor(a)” oficial y también de las medidas de la taquilla donde esté previsto estibarla. El recogedor puede ser incluso más corto. Con 30/40 cm. hay suficiente. Los mangos recortados son más prácticos también que los cepillos sin mango y recogedores tipo pala, que obligan a trabajar casi a gatas e incomodan mucho barrer por los bajos de la mesa o en los rincones más alejados.
Ordenar mangueras y cables 220 v. Aparte de los clásicos sandows y cabitos, veamos otras tres alternativas para “domesticar” mangueras y cables. 1 - El Cable Wraptor es una mordaza ajustable realizada en composites de alta resistencia. Tiene su eje de inox y aguanta hasta 68 kg. Es un rápido sistema para mantener sujeta la manguera o los cables de la corriente 220v. Su asa en “T” facilita la ergonomía de transporte y el mismo asidero tiene un agujero central para colgar el Cable Wraptor dentro del cofre o dos pequeños orificios integrados para sujetar el asidero de forma fija en un mamparo o pared. Existe en tres tallas con precios sobre los 5 a 7 euros. 2 - Esta goma está originalmente diseñada para mantener los arbustos jóvenes unidos a una estaca (tutor) para que crezcan verticales. La encontré hace años por el suelo en un garden cerca de casa, el encargado me la dio y desde entonces la utilizo para sujetar la manguera del barco. La goma no tiene troquel de fabricante, pero he visto que empresa Castillo Arnedo la tiene en su catálogo. No ha de ser complicada de encontrar en centros de jardinería. La goma tiene cierta elasticidad y está especialmente tratada UV. Llevo unos 4 años con ella, pasa largas temporadas al sol y se mantiene como el primer día. Si alguien de una náutica lee este truco, le aconsejo que compre unas cuantas. No conozco un sistema más práctico y eficaz para sujetar la manguera. 3 - Última foto para el clásico elástico con gancho. La variante es el recorrido del elástico, que abraza el cable para que no se pierda y deja el gancho suelto en su extremo para que sea más fácil pillar la gaza al recoger el cable.
Dos trucos con bridas plásticas 1- Los patosos con la mecánica nos liamos coordinando la correcta posición de las aspas del rodete de la bomba de agua, al tiempo que se nos escapa de las manos por la grasa o vaselina. Una simple brida plástica –un poco ancha para que no haya riesgo de cizallar la goma- permite hacer esta operación a priori y facilita mucho encarar el impulsor. Al colocar el rodete en la bomba, la propia carcasa irá empujando la brida, que acabará en nuestras manos. Antes de poner la brida, hay que aplicar abundante vaselina o grasa al rodete para que entre mejor y no gire ni un segundo en seco (en la foto hay trampa con este paso previo). 2- Una pequeña brida plástica es también un viejo y conocido recurso para asegurar los grilletes que intervienen en el fondeo, en la amura del génova enrollable o en algunas drizas. El problema de las bridas es que, al cortar el sobrante, el plástico se convierte en una cuchilla y hace unas heridas tremendas en las manos al menor descuido. El truquillo, como se puede intuir en la foto, es montar la brida del revés, con las estrías por fuera. El sobrante y los restos cortantes quedan así en el interior del bucle, sin riesgo de cortarnos en las manos. Usando bridas en la intemperie, mejor evitar las de primer precio, que rinden el alma bajo los UV en apenas una temporada.
Una segunda vida para los envases Al cabo del año, por nuestras manos pasan cientos de envases plásticos que van al contenedor de desechos. Algunos de ellos pueden tener una segunda vida a bordo. Con un simple corte, un bote plástico pasa a ser un embudo o un práctico balde. Los pequeños bidones de 5 o 10 l. se convierten en prácticos contenedores de diversas formas que pueden echar una mano para guardar todo tipo de objetos, como recipientes de aceites, otros desechos o usarse como cubetas de limpieza. Añadiendo un cabo a modo de asa (o respetando con el corte el asa original) se facilita mucho el transporte y la estiba de estos contenedores de los fondos de cofres y taquillas. Los envases con tapa permiten guardar todo tipo de pequeños objetos en el pañol o en el taller. Para guardar utillajes de pintura, nada mejor que un viejo pote vacío. Y como cubeta de un solo uso para la limpieza de pinceles o contenedor temporal de pinturas, los tarros de vidrio de boca ancha y tapón hermético (mermelada, conservas, etc.) son perfectos.
Tuneando la madera de cortar Mi madera para cortar el salchichón o poner cazos calientes es la estándar de cualquier tienda de menaje, pero lleva 4 tacos plásticos atornillados; los clásicos que se ponen (ponían?) como tope en las puertas (unos céntimos en cualquier ferretería, preferiblemente de barrio). De esta manera consigo tres ventajas: - La madera es antideslizante cuando sirvo un aperitivo en cubierta, dejándola sobre la mesa, los bancos de la bañera o en el comedor interior. - Los tacos no están puestos de cualquier manera, sino a la medida del fregadero. Así puedo encajar la madera en la cubeta, consiguiendo una superficie estable para cortar y/o preparar las comidas. - La ligera sobreelevación de la madera facilita cogerla con una sola mano, algo muy importante en el barco, donde no siempre puedes dedicar las dos manos a la vajilla.
Grillete con arraigo para la trinqueta Un clásico problema con los stays volantes de trinqueta –cuando hay un único cáncamo en cubierta- son los “embotellamientos” entre el arraigo del tensor y el puño de amura de la vela. Esta ingeniosa solución del grillete/con/arraigo la vi un velero norteamericano que amarró el año pasado a mi lado. Desde entonces, este grillete “tuneado” me ha facilitado mucho el montaje de la trinqueta pues, aparte de su utilidad como arraigo, la gran anilla facilita mucho montar y desmontar el stay. Para hacer el grillete hay varios caminos. El más simple es poner directamente un cáncamo con espárrago sustituyendo el pasador del grillete. Al acabar solo se ha de cortar el sobrante, pero el eje tendrá el fileteado a la vista, lo que es feo y puede marcar algunas piezas. Las mejores soluciones pasan por soldar una anilla del mismo diámetro que el grillete, ya sea en el propio pasador original o en un tornillo métrico de medidas apropiadas. Para optimizar la operativa final, al apretar, la anilla ha de quedar alineada con el grillete. Aparte de su utilidad en trinquetas, este grillete también puede utilizarse en algunas maniobras de cunningham de mayor y en aparejos textiles de back stay. El cáncamo adicional sólo funciona correctamente cuando el grillete está en tensión.
El cable 220 v. “en volandas” sobre cubierta Los navegantes hispanos solemos amarrar de punta, con el cable 220 v. recorriendo toda la cubierta hasta el conector en popa o en la bañera. Para evitar que el cable marque el gelcoat, estanque suciedad, moleste en los baldeos o sea causa de tropezones, un sencillo truco es colgarlo con ganchos a lo largo de los guardamancebos. El truquillo, como se ve en la foto, es pasar el cable directamente por el agujero de los ganchos, ahorrando velcros, gazas o ligadas para poner o quitar el cable. Los ganchos plásticos se encuentran en todas las náuticas por unos céntimos y el montaje inicial apenas requiere desmontar uno de los enchufes (OJO: NO hacerlo con el cable conectado). Un gancho por candelero (y uno más) suele ser suficiente y se puede poner otro gancho con gaza elástica para recoger el cable enrollado. Amarra de super-tender Viendo la maniobra del tender de un superyate, me sorprendió cómo el marinero amarraba en dos milisegundos y ya estaba ayudando a las señoras a desembarcar. Me fijé en su amarra y vi que utilizaba un sistema como el de la foto y que llevo encantado desde hace tres o cuatro años. Una primera opción es pillar el mosquetón en cualquier lugar del barco o el muelle que se preste a ello. Si no lo hay, se pasa el chicote y se cierra bucle de forma instantánea con el mosquetón. Otra ventaja de este sistema es que lo pueden utilizar niños y tripulantes poco expertos en nudos, quienes precisamente suelen ocupar la proa del chinchorro.
Drizas limpias sobre cubierta Para evitar que la suciedad que baja con la lluvia -sobre todo cerca de grandes ciudades- e incluso el moho creado por la humedad y la falta de ventilación ensucien las drizas que quedan sobre la cabina, un truco es separarlas ligeramente del casco con un simple tubo de PVC cuando el barco está en puerto. Sistema cien por cien efectivo, sencillo y barato. Caja de conexiones extraíble Para evitar el engorro de fijar y, sobre todo, tener que trabajar en las conexiones de cajas de registro instaladas en lugares de difícil acceso, como fondos de armarios o cofres, un sencillo truco es fijar las cajas mediante un sandow entre dos cáncamos. Los cáncamos (los venden de inox) se instalan siempre más fácil que los tornillos internos de la caja y el elástico permite desmontarla con un simple gesto para trabajar con comodidad en sus conexionados.
Cortar tornillos a bordo ¿Quién no ha tenido que serrar un tornillo en el barco y se las ha visto y deseado para sujetarlo sin otra ayuda que las manos o unas tenazas?. Un sistema simple y efectivo es utilizar cualquier tablón de desecho. Allí se atornilla el tornillo (valga la redundancia) a la medida deseada y se corta sin mayor complicación. El sistema sirve para tornillos rosca chapa y métricos, pudiendo cortarse el tornillo por el cuerpo (como en la foto) o por la punta (dejando que traspase por la madera). Salida de cables Actualizando la mesa de cartas del barco (reposicionar instrumentos, añadir un plotter, AIS, . . . . ) quise también solucionar los feos agujeros que los anteriores propietarios de mi barco habían taladrado en el panel para pasar los cables de los instrumentos. El aspecto era nefasto y la mejor solución que encontré para disimularlo fue un tirador tipo concha de latón (10,- €). Así pude unificar y agrandar mucho el agujero, permitiendo el libre paso de los grandes conectores VGA y USB. No es perfecto, pero me parece bastante más elegante que un cable saliendo a la brava por el panel.
Para que las drizas no golpeen el palo Es la melodía de fondo más característica de los puertos: las drizas golpeando los mástiles por poco que el viento suba. El ruido se hace molesto -ya sea en el barco propio o en un barco vecino- sobre todo cuando se vive a bordo. La clásica manera de evitarlo es separar las drizas mediante cabos cogidos a los obenques. La solución que proponemos es sencilla, efectiva y seguramente más elegante. Se trata de intercalar una defensa de las que venden para proteger las proas entre el palo y las drizas. evitando que hagan ruido. Un único cabo inmoviliza la defensa contra el palo. Sujetapuertas silencioso Uno de los ruidos que más me molesta durmiendo a bordo es el de las puertas, sujetas por el habitual gancho metálico, que van dando golpecitos (clack - - - clack - - - clack) en cada mínimo movimiento del barco en fondeo o incluso en puerto. Para solucionarlo le pongo al gancho una funda plástica de tubo transparente. Para que la goma entre bien se ha de calentar, ya sea con pistola, con un buen secador de pelo o metiendo el tubo en agua caliente. También se ha de repasar el agujero hembra.
No estropear los chapados al taladrar Haciendo agujeros en los paneles de contrachapado con todo tipo de brocas o la sierra de cazoleta es fácil deslaminar los chapados en el orificio de salida. La solución clásica es poner un mártir de madera al otro lado de la pieza, pero en según qué tipo de trabajos -como en el gran panel que vemos en la foto- no es sencillo actuar así. Un truco bien simple es empezar el agujero por un lado y acabar por el otro. Con los taladros tipo metal, el “sub-truco” es empezar con una broca fina que marca la posición del agujero por ambos costados. Luego se marca el taladro por uno de los lados con la broca adecuada y finalmente se completa el agujero desde el otro lado. Con las brocas para madera, yendo con cuidado se intuye la salida de la fina punta de la broca. Tal y como sale esta punta, se acaba al agujero por el otro lado. Con las sierras de cazoleta es más sencillo. Se empieza el agujero por un lado hasta que la broca central aparece por el otro lado de la pieza. En ese momento se acaba de hacer el agujero desde el otro lado. En todos los casos, los agujeros quedan impecables y los chapados no se astillan. En cortes rectilíneos con la sierra de calar, el truco para que el chapado no se astille es encintar la línea de corte con cinta de pintor. Un palet para marcar la cadena de fondeo Marcar distancias en la cadena de fondeo es un clásico del bricolage de pretemporada. Para facilitar la labor, un truquillo es utilizar un palet como soporte de la cadena, fijando con clavos cada tramo a pintar en los travesaños. El sistema evita ensuciar el suelo o el engorro de protegerlo con papeles de periódico que salen volando al primer soplo o se enganchan a la pintura fresca. El palet permite trabajar de una forma cómoda, limpia y efectiva, pues la cadena se va girando como un pollo asado sin ensuciar las manos del pintor. Nunca es complicado encontrar un palet en los aledaños de un varadero. Para poder aprovechar de un año para otro los potes de pintura, un buen sistema es guardarlos boca abajo.
De caja de vino a caja de herramientas Las cajas de herramientas de los carpinteros de ribera siempre han sido de madera, aunque hoy en día se hayan vuelto imposibles de encontrar en las tiendas. En este camino, mi caja de herramientas de “primeros auxilios” a bordo la hice a partir de una caja de botellas de vino. Tras reforzar un poco los paneles con un par de pequeños tornillos, puse dos listones de madera en los laterales: Uno perforado para los destornilladores (ya lo sé, llevo demasiados) y otro, a 3 cm. del lateral, para distintos tipos de herramientas (alicates, pinzas, tenazas, tijeras, . . ). Un cabo hace de asa y así no molesta cuando la caja está en uso. La ventaja de esta caja es que todas las herramientas quedan a la vista mientras trabajas. Al terminar, se guarda tal cual en una taquilla. La madera no raya el suelo, los muebles ni la cubierta. También le puse unos tacos de goma por abajo para que no resbale por la cubierta (gran problema de las cajas de plástico). Como herramientas, aparte de las habituales, llevo un formón artesanal de metacrilato. Me sirve para rascar la madera o el gelcoat sin dejar marca. Otro truco bien tonto es guardar las llaves fijas y destornilladores más pequeños en el viejo tapper que se ve en la foto. Así, cuando los necesitas, no has de buscarlos por el fondo de la caja. Aplique LED exterior Aprovechando un aplique de techo que corría por el garaje de casa sin destino fijo monté esta luz de bañera de quita y pon. El cable llega hasta la toma 12 v. tipo mechero de la mesa de cartas y también cambié la bombilla por una con LED. Lleva varios años de servicio y estamos encantados. . Por: Enric Roselló
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