Trucos prácticos y bricolaje - Para que el mosquetón del espinaquer no se abra por su cuenta

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Trucos prácticos y bricolaje - Para que el mosquetón del espinaquer no se abra por su cuenta
Trucos prácticos y bricolaje

Para que el mosquetón del espinaquer no se abra por su cuenta

Un problemilla que nadie explica de los calcetines de
espinaquer es su perversa tendencia a tirar ellos
solitos del cabito del seguro del mosquetón de driza
por el propio roce de su tejido al ‘arremangarse’ arriba
del palo. La cara de tonto que te queda cuando ves
que el espi se te viene encima en cubierta con la driza
arriba del mástil es antológica.
A mi me sucedió un par de veces y asumí el problema
como algo personal (responsabilizando y castigando al
mosquetón con una jubilación anticipada), hasta que
un día coincidí en la cubierta de un Bavaria de
pruebas con un Pro de regatas alemán. Antes de izar
el asimétrico con calcetín, en un gesto la mar de
natural, lo veo sacar del bolsillo un rollo de cinta
plástica adhesiva (la de electricista) y darle un par de
vueltas al mosquetón antes de subir la driza. “En mi
país, casi todos los ‘proa’ de regatas utilizamos este
sistema en las izadas de cualquier vela con mosquetón
rápido. –me explicó al ver mi interés por su sencillo
truco- Pierdes un segundo afianzando el mosquetón,
infinitamente menos de lo que pierdes si la vela te
viene encima. Y con los calcetines ni te cuento; es casi
obligatorio. Todos los mosquetones están sujetos a
este inconveniente, incluidos –en menor medida- los
de apertura con punzón y gatillo”.
Lo dicho, el truco para quienes han sufrido alguna vez
este problema con los calcetines es un rollo de cinta
adhesiva en el bolsillo y una o dos vueltas al
mosquetón en cada izada.
Una alternativa a este sistema que instalé a plena
satisfacción en el mosquetón de la driza de espinaquer
es sustituir la cinta adhesiva por un el bucle de velcro
que sale en las fotos. Lo llevo fijado con un cabito al
tirador del mosquetón y permite afianzarlo con un
sencillo gesto de quita y pon. Estos bucles se
encuentran con normalidad en ferreterías y
mayoristas de bricolaje.
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Recuperando un clásico sistema de aferrar las velas en proa

Me hizo ilusión ver que toda una leyenda de la vela
como Sir Robin Knox-Johnston seguía aferrando las
velas de proa de su barco en la Ruta del Ron 2014
con unos elásticos trenzados entre la regala y el
guardamancebos. Este sistema (con sus variantes)
era el más utilizado cuando no existían los
enrolladores de génova. Recientemente, numerosos
navegantes faltos de tripulación lo hemos recuperado
para estibar la trinqueta de garruchos cuando no está
en uso. Este método permite aferrar la vela con
seguridad, manteniéndola envergada en el estay
volante, mientras se navega con el génova enrollable.
También permite apartarla por completo a una banda
para que no moleste, pero quedando a mano para
volver a ser izada en caso de necesidad.
El material a utilizar apenas sube 10 euros y la
instalación del elástico con un doble zigzag y unos
ganchos plásticos es cosa de 10 minutos, aunque se
habrá de rehacer cada 2 a 4 temporadas por el efecto
del sol en la goma.
Cuando no se utilizan, los elásticos no molestan en
absoluto en el día a día de las maniobras en cubierta.

Fotos (de arriba abajo)
1 – El ‘Grey Power’ de Sir Robin Knox-Johnston en la
Route du Rhum 2014 con sus velas de proa aferradas
con elásticos

2 – Dos zigzag asimétricos de elástico, uno de ellos
con ganchos plásticos, es todo lo que necesita este
sencillo y fiable sistema de estiba.

3 – Con una toalla en vz de la vela se ve mejor el
contraste de tonos y la operativa de las gomas.

4 – El sistema más utilizado para estibar las velas de
proa en cubierta en navegación cuando no existían los
enrolladores.
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Arreglar la quemadura de una colilla sobre la madera

Es un clásico en barcos
con fumadores y
pasaremos de largo
todo comentario sobre
peligrosidad o la
salubridad de fumar.
Centrados en el
bricolaje y enfrentados
a una de las feas
manchas de
quemadura, el consejo
de mi carpintero y
ebanista de confianza es que hay dos soluciones. La primera es rehacer al completo el chapado
afectado, que normalmente será el de la mesa principal o un panel del suelo. Las reparaciones
parciales siempre quedan ostensibles y son incluso más complejas de puesta en escena que la
sustitución total.
La segunda solución (podríamos llamarla apaño presupuestario) recomendada por el carpintero es
pintar la zona afectada con esmalte monocomponente lijando apenas la superficie. Hay que mezclar
tonos marrón, amarillo, rojo, blanco y negro hasta dar con el exacto color del chapado de la madera.
Es una solución barata, rápida y más sencilla de lo que parece, pues se necesitan cantidades ínfimas
de pintura que se pueden ir mezclando gota a gota con un mondadientes mojado en el pote. Una vez
conseguido el color, se enmascara la zona con cinta y se dan un par de manos. El resultado en la foto
de abajo.

PD: El recuadro pintado que se intuye en el centro de la foto es mayor de lo que correspondería a la
quemadura. La razón es que –antes de consultar con el carpintero- intentamos reparar la mancha
lijando lo quemado, que es mucho más profundo de lo que parece, y luego enmasillando con pastas
para madera buscando igualar los tonos del chapado. Como luego me confirmó el carpintero, esta vía
es imposible, ya que los tonos nunca se equiparan y siempre queda el problema del barniz.
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Dame un punto de apoyo y . . .

El bricolaje a bordo requiere a
menudo cortar o lijar pequeñas
piezas que uno nunca sabe
donde apoyar. Para estos casos,
un pequeño torno de quita y pon
–de venta en cualquier
ferretería- puede sacarnos de
más de un apuro. Este tipo de
tornos no suelen ser de hierro,
sino de aleaciones de aluminio,
más ligeras y también más
frágiles. Como ventaja, decir
que son baratos y que no se
oxidan incluso tras largo tiempo
en el fondo de un cofre.
El que yo uso lo puedo hacer
firme en la barra de escota de
mayor y también en un
mamparo vertical en el interior
del barco (posición de invierno).
Para su perfecto ajuste utilizo
dos maderitas que están
siempre en la caja del torno.
Cada barco será distinto en sus
posibilidades de ubicar este
práctico accesorio. En algunos
casos, la mejor opción será el
soporte del FB, pero allí siempre
hay riesgo de que piezas y
herramientas vayan al agua. En
otros casos se podrá optar por
el montante vertical de algún
cobre abierto de la bañera y
también suele ser posible
arraigar el torno en la abertura
de unan escotilla vertical.
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Una caja de conexiones fácil de intervenir

Quienes se han enfrentado alguna vez con los conexionados de electrónica multifilar protegidos en
caja ya saben que conectar en sus regletas estos diminutos cables, con las manos y el destornillador
metidos en el interior de las cajas de registro, es una intervención a menudo cercana a la
neurocirugía, sobre todo en el –habitual- caso de
que la caja solo puede instalarse en un lateral
inaccesible tras el panel de instrumentos.
Un truco que soluciona el problema de estos
“nidos de culebrillas” es hacer unas discretas
aberturas con la tenaza de corte en los laterales
de la caja de registro, de manera que se puede
intervenir en las regletas con sus cables fuera de
la caja. Una vez ultimado el conexionado, cables
y regletas se meten ordenadamente en la caja,
que desde fuera tiene un aspecto “normal”. Un
corte en la goma pasacables protectora incluso
permite que ésta conserve su función.
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El cubo que se llena automáticamente de agua

Una pequeña complicidad con
la ley de gravedad permite que
cualquier cubo se llene de
agua de forma automática
mediante un brico la mar de
sencillo.
Se acabaron los virtuosismos
tirando el cubo del revés para
forzar su llenado. Solo es
cuestión de lastrar ligeramente
uno de sus lados con un
tornillo pasante en lo alto del
cubo. El resto lo hace la
gravedad.
Para que el brico sea efectivo
se ha de contar con un peso
mínimo de unos 50 gr. Lo ideal
está sobre los 60 gr. y se
puede subir hasta los 70 gr.
Menos es insuficiente y más de 70 gramos acelerará el vuelco, pero puede llegar a incomodar el día a
día con el cubo.
Un tornillo métrico D10 con doble arandela y tuerca ciega ronda el peso ideal. Las tuercas ciegas
tienen la ventaja de pesar algo más que las normales, no se enganchan y además . . . son más
bonitas. Cualquier otra combinación de tornillo(s) es posible y tampoco es mala idea poner una tira de
plomo adhesivo (habituales en tiendas de tenis o golf y en establecimientos de ruedas de
coches/motos), aunque tienden a despegarse con el sol, la sal y los trajines del cubo.
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Escoba y recogedor recortados
Es un truco tan tonto como práctico. Recortar los mangos de las escobas y recogedores del barco
apenas limita su función, pero permite manejarlos y estibarlos a bordo sin problemas.
La altura estándar de las escobas está proporcionalmente diseñada para las viviendas urbanas, donde
pasillos, estancias y alturas de techo son generosos. Llevadas a bordo, estas escobas domésticas
siempre van dando golpes en el techo, en las puertas, se traban debajo de la mesa y no hay manera
de manejarlas barriendo por unos pasillos de apenas 50 cm. de ancho y por las habituales esquinas y
recovecos del barco.
El segundo problema es qué hacer con la escoba y el recogedor al terminar de barrer. Normalmente
solo caben en el cofre de la bañera, donde siempre acaban sepultados bajo sacos de velas, las
defensas, las aletas de bucear y la manguera.
Cortando los mangos solucionamos ambos problemas. La medida ideal de la escoba “náutica” está
sobre los 50/60 cm. Acabar de ajustar esta altura dependerá de la talla del “barredor(a)” oficial y
también de las medidas de la taquilla donde esté previsto estibarla. El recogedor puede ser incluso
más corto. Con 30/40 cm. hay suficiente.
Los mangos recortados son más prácticos también que los cepillos sin mango y recogedores tipo pala,
que obligan a trabajar casi a gatas e incomodan mucho barrer por los bajos de la mesa o en los
rincones más alejados.
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Ordenar mangueras y cables 220 v.
Aparte de los clásicos sandows y cabitos, veamos otras tres
alternativas para “domesticar” mangueras y cables.

1 - El Cable Wraptor es una mordaza ajustable realizada en
composites de alta resistencia. Tiene su eje de inox y
aguanta hasta 68 kg. Es un rápido sistema para mantener
sujeta la manguera o los cables de la corriente 220v. Su
asa en “T” facilita la ergonomía de transporte y el mismo
asidero tiene un agujero central para colgar el Cable
Wraptor dentro del cofre o dos pequeños orificios integrados
para sujetar el asidero de forma fija en un mamparo o
pared. Existe en tres tallas con precios sobre los 5 a 7
euros.

2 - Esta goma está originalmente diseñada para
mantener los arbustos jóvenes unidos a una
estaca (tutor) para que crezcan verticales. La
encontré hace años por el suelo en un garden
cerca de casa, el encargado me la dio y desde
entonces la utilizo para sujetar la manguera del
barco. La goma no tiene troquel de fabricante,
pero he visto que empresa Castillo Arnedo la
tiene en su catálogo. No ha de ser complicada
de encontrar en centros de jardinería.
 La goma tiene cierta elasticidad y está
 especialmente tratada UV. Llevo unos 4 años
 con ella, pasa largas temporadas al sol y se
 mantiene como el primer día. Si alguien de una
 náutica lee este truco, le aconsejo que compre
 unas cuantas. No conozco un sistema más práctico y eficaz para sujetar la manguera.

3 - Última foto para el clásico elástico con gancho. La variante es el recorrido del elástico, que abraza
el cable para que no se pierda y deja el gancho suelto en su extremo para que sea más fácil pillar la
gaza al recoger el cable.
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Dos trucos con bridas plásticas

1-   Los patosos con la mecánica nos liamos

coordinando la correcta posición de las aspas del
rodete de la bomba de agua, al tiempo que se nos
escapa de las manos por la grasa o vaselina.
Una simple brida plástica –un poco ancha para que
no haya riesgo de cizallar la goma- permite hacer
esta operación a priori y facilita mucho encarar el
impulsor. Al colocar el rodete en la bomba, la propia
carcasa irá empujando la brida, que acabará en
nuestras manos. Antes de poner la brida, hay que
aplicar abundante vaselina o grasa al rodete para que
entre mejor y no gire ni un segundo en seco (en la
foto hay trampa con este paso previo).

2-   Una pequeña brida plástica es también un viejo y conocido recurso para asegurar los grilletes

que intervienen en el fondeo, en la amura del génova enrollable o en algunas drizas.
                                                      El problema de las bridas es que, al cortar el
                                                      sobrante, el plástico se convierte en una cuchilla y
                                                      hace unas heridas tremendas en las manos al
                                                      menor descuido.
                                                      El truquillo, como se puede intuir en la foto, es
                                                      montar la brida del revés, con las estrías por
                                                      fuera. El sobrante y los restos cortantes quedan
                                                      así en el interior del bucle, sin riesgo de cortarnos
                                                      en las manos.
                                                      Usando bridas en la intemperie, mejor evitar las
                                                      de primer precio, que rinden el alma bajo los UV
                                                      en apenas una temporada.
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Una segunda vida para los
                                                 envases
                                                 Al cabo del año, por nuestras manos pasan cientos
                                                 de envases plásticos que van al contenedor de
                                                 desechos. Algunos de ellos pueden tener una
                                                 segunda vida a bordo.
                                                 Con un simple corte, un bote plástico pasa a ser un
                                                 embudo o un práctico balde. Los pequeños bidones
                                                 de 5 o 10 l. se convierten en prácticos contenedores
                                                 de diversas formas que pueden echar una mano para
                                                 guardar todo tipo de objetos, como recipientes de
                                                 aceites, otros desechos o usarse como cubetas de
                                                 limpieza.
                                                 Añadiendo un cabo a modo de asa (o respetando con
                                                 el corte el asa original) se facilita mucho el
                                                 transporte y la estiba de estos contenedores de los
fondos de cofres y taquillas. Los envases con tapa permiten guardar todo tipo de pequeños objetos en
el pañol o en el taller.
Para guardar utillajes de pintura, nada mejor que un viejo pote vacío. Y como cubeta de un solo uso
para la limpieza de pinceles o contenedor temporal de pinturas, los tarros de vidrio de boca ancha y
tapón hermético (mermelada, conservas, etc.) son perfectos.
Tuneando la madera de
cortar

Mi madera para cortar el salchichón o
poner cazos calientes es la estándar de
cualquier tienda de menaje, pero lleva 4
tacos plásticos atornillados; los clásicos
que se ponen (ponían?) como tope en las
puertas (unos céntimos en cualquier
ferretería, preferiblemente de barrio).
De esta manera consigo tres ventajas:
- La madera es antideslizante cuando sirvo
un aperitivo en cubierta, dejándola sobre
la mesa, los bancos de la bañera o en el
comedor interior.
- Los tacos no están puestos de cualquier
manera, sino a la medida del fregadero.
Así puedo encajar la madera en la cubeta,
consiguiendo una superficie estable para
cortar y/o preparar las comidas.
- La ligera sobreelevación de la madera
facilita cogerla con una sola mano, algo
muy importante en el barco, donde no
siempre puedes dedicar las dos manos a la
vajilla.
Grillete con arraigo para la trinqueta

           Un clásico problema con los stays volantes de
           trinqueta –cuando hay un único cáncamo en
           cubierta- son los “embotellamientos” entre el
           arraigo del tensor y el puño de amura de la vela.
           Esta ingeniosa solución del grillete/con/arraigo la vi
           un velero norteamericano que amarró el año
           pasado a mi lado. Desde entonces, este grillete
           “tuneado” me ha facilitado mucho el montaje de la
           trinqueta pues, aparte de su utilidad como arraigo,
           la gran anilla facilita mucho montar y desmontar el
           stay.
           Para hacer el grillete hay varios caminos. El más
           simple es poner directamente un cáncamo con
           espárrago sustituyendo el pasador del grillete. Al
           acabar solo se ha de cortar el sobrante, pero el eje
           tendrá el fileteado a la vista, lo que es feo y puede
           marcar algunas piezas. Las mejores soluciones
           pasan por soldar una anilla del mismo diámetro que
           el grillete, ya sea en el propio pasador original o en
           un tornillo métrico de medidas apropiadas. Para
           optimizar la operativa final, al apretar, la anilla ha
           de quedar alineada con el grillete.
           Aparte de su utilidad en trinquetas, este grillete
           también puede utilizarse en algunas maniobras de
           cunningham de mayor y en aparejos textiles de
           back stay. El cáncamo adicional sólo funciona
           correctamente cuando el grillete está en tensión.
El cable 220 v. “en volandas” sobre cubierta

                                                   Los navegantes hispanos solemos amarrar de
                                                   punta, con el cable 220 v. recorriendo toda la
                                                   cubierta hasta el conector en popa o en la bañera.
                                                   Para evitar que el cable marque el gelcoat,
                                                   estanque suciedad, moleste en los baldeos o sea
                                                   causa de tropezones, un sencillo truco es colgarlo
                                                   con ganchos a lo largo de los guardamancebos. El
                                                   truquillo, como se ve en la foto, es pasar el cable
                                                   directamente por el agujero de los ganchos,

                                                   ahorrando velcros, gazas o ligadas para poner o
                                                   quitar el cable.
                                                   Los ganchos plásticos se encuentran en todas las
                                                   náuticas por unos céntimos y el montaje inicial
                                                   apenas requiere desmontar uno de los enchufes
                                                   (OJO: NO hacerlo con el cable conectado).
                                                   Un gancho por candelero (y uno más) suele ser
                                                   suficiente y se puede poner otro gancho con gaza
                                                   elástica para recoger el cable enrollado.

                                                  Amarra de super-tender
                                          Viendo la maniobra del tender de un superyate, me
                                          sorprendió cómo el marinero amarraba en dos
                                          milisegundos y ya estaba ayudando a las señoras a
                                          desembarcar. Me fijé en su amarra y vi que utilizaba un
                                          sistema como el de la foto y que llevo encantado desde
                                          hace tres o cuatro años.
                                          Una primera opción es pillar el mosquetón en cualquier
                                          lugar del barco o el muelle que se preste a ello. Si no lo
                                          hay, se pasa el chicote y se cierra bucle de forma
instantánea con el mosquetón. Otra ventaja de este sistema es que lo pueden utilizar niños y
tripulantes poco expertos en nudos, quienes precisamente suelen ocupar la proa del chinchorro.
Drizas limpias sobre cubierta

                                                         Para evitar que la suciedad que baja con la
                                                         lluvia -sobre todo cerca de grandes ciudades-
                                                         e incluso el moho creado por la humedad y la
                                                         falta de ventilación ensucien las drizas que
                                                         quedan sobre la cabina, un truco es separarlas
                                                         ligeramente del casco con un simple tubo de
                                                         PVC cuando el barco está en puerto. Sistema
                                                         cien por cien efectivo, sencillo y barato.

                               Caja de conexiones extraíble
Para evitar el engorro de fijar y, sobre todo, tener que trabajar en las conexiones de cajas de registro
instaladas en lugares de difícil acceso, como fondos de armarios o cofres, un sencillo truco es fijar las
cajas mediante un sandow entre dos cáncamos.
                                                            Los cáncamos (los venden de inox) se
                                                            instalan siempre más fácil que los tornillos
                                                            internos de la caja y el elástico permite
                                                            desmontarla con un simple gesto para
                                                            trabajar con comodidad en sus
                                                            conexionados.
Cortar tornillos a bordo

                                                        ¿Quién no ha tenido que serrar un tornillo en
                                                        el barco y se las ha visto y deseado para
                                                        sujetarlo sin otra ayuda que las manos o unas
                                                        tenazas?.
                                                        Un sistema simple y efectivo es utilizar
                                                        cualquier tablón de desecho. Allí se atornilla el
                                                        tornillo (valga la redundancia) a la medida
                                                        deseada y se corta sin mayor complicación. El
sistema sirve para tornillos rosca chapa y métricos, pudiendo cortarse el tornillo por el cuerpo (como
en la foto) o por la punta (dejando que traspase por la madera).

                                                      Salida de cables
                                                      Actualizando la mesa de cartas del barco
                                                      (reposicionar instrumentos, añadir un plotter,
                                                      AIS, . . . . ) quise también solucionar los feos
                                                      agujeros que los anteriores propietarios de mi
                                                      barco habían taladrado en el panel para pasar los
                                                      cables de los instrumentos.
                                                      El aspecto era nefasto y la mejor solución que
encontré para disimularlo fue un tirador tipo concha de latón (10,- €). Así pude unificar y agrandar
mucho el agujero, permitiendo el libre paso de los grandes conectores VGA y USB. No es perfecto,
pero me parece bastante más elegante que un cable saliendo a la brava por el panel.
Para que las drizas no golpeen
                                                      el palo
                                                      Es la melodía de fondo más característica de los
                                                      puertos: las drizas golpeando los mástiles por
                                                      poco que el viento suba. El ruido se hace molesto
                                                      -ya sea en el barco propio o en un barco vecino-
                                                      sobre todo cuando se vive a bordo.
La clásica manera de evitarlo es separar las drizas mediante cabos cogidos a los obenques. La
solución que proponemos es sencilla, efectiva y seguramente más elegante. Se trata de intercalar una
defensa de las que venden para proteger las proas entre el palo y las drizas. evitando que hagan
ruido. Un único cabo inmoviliza la defensa contra el palo.

                                                      Sujetapuertas silencioso

                                                    Uno de los ruidos que más me molesta durmiendo
                                                    a bordo es el de las puertas, sujetas por el
                                                    habitual gancho metálico, que van dando
                                                    golpecitos (clack - - - clack - - - clack) en cada
                                                    mínimo movimiento del barco en fondeo o incluso
                                                    en puerto.
                                                    Para solucionarlo le pongo al gancho una funda
                                                    plástica de tubo transparente. Para que la goma
entre bien se ha de calentar, ya sea con pistola, con un buen secador de pelo o metiendo el tubo en
agua caliente. También se ha de repasar el agujero hembra.
No estropear los chapados al taladrar
                                                               Haciendo agujeros en los paneles de
                                                               contrachapado con todo tipo de brocas o
                                                               la sierra de cazoleta es fácil deslaminar
                                                               los chapados en el orificio de salida. La
                                                               solución clásica es poner un mártir de
                                                               madera al otro lado de la pieza, pero en
                                                               según qué tipo de trabajos -como en el
                                                               gran panel que vemos en la foto- no es
                                                               sencillo actuar así.
                                                               Un truco bien simple es empezar el
agujero por un lado y acabar por el otro. Con los taladros tipo metal, el “sub-truco” es empezar con
una broca fina que marca la posición del agujero por ambos costados. Luego se marca el taladro por
uno de los lados con la broca adecuada y finalmente se completa el agujero desde el otro lado.
Con las brocas para madera, yendo con cuidado se intuye la salida de la fina punta de la broca. Tal y
como sale esta punta, se acaba al agujero por el otro lado.
Con las sierras de cazoleta es más sencillo. Se empieza el agujero por un lado hasta que la broca
central aparece por el otro lado de la pieza. En ese momento se acaba de hacer el agujero desde el
otro lado.
En todos los casos, los agujeros quedan impecables y los chapados no se astillan. En cortes rectilíneos
con la sierra de calar, el truco para que el chapado no se astille es encintar la línea de corte con cinta
de pintor.

Un palet para marcar la cadena de fondeo

                                                                 Marcar distancias en la cadena de
                                                                 fondeo es un clásico del bricolage de
                                                                 pretemporada. Para facilitar la labor,
                                                                 un truquillo es utilizar un palet como
                                                                 soporte de la cadena, fijando con
                                                                 clavos cada tramo a pintar en los
                                                                 travesaños.
                                                                 El sistema evita ensuciar el suelo o el
                                                                 engorro de protegerlo con papeles de
                                                                 periódico que salen volando al primer
soplo o se enganchan a la pintura fresca. El palet permite trabajar de una forma cómoda, limpia y
efectiva, pues la cadena se va girando como un pollo asado sin ensuciar las manos del pintor. Nunca
es complicado encontrar un palet en los aledaños de un varadero. Para poder aprovechar de un año
para otro los potes de pintura, un buen sistema es guardarlos boca abajo.
De caja de vino a caja de herramientas
                                                              Las cajas de herramientas de los
                                                              carpinteros de ribera siempre han sido de
                                                              madera, aunque hoy en día se hayan
                                                              vuelto imposibles de encontrar en las
                                                              tiendas. En este camino, mi caja de
                                                              herramientas de “primeros auxilios” a
                                                              bordo la hice a partir de una caja de
                                                              botellas de vino. Tras reforzar un poco los
                                                              paneles con un par de pequeños tornillos,
                                                              puse dos listones de madera en los
                                                              laterales: Uno perforado para los
                                                              destornilladores (ya lo sé, llevo
                                                              demasiados) y otro, a 3 cm. del lateral,
para distintos tipos de herramientas (alicates, pinzas, tenazas, tijeras, . . ). Un cabo hace de asa y así
no molesta cuando la caja está en uso. La ventaja de esta caja es que todas las herramientas quedan
a la vista mientras trabajas. Al terminar, se guarda tal cual en una taquilla.
La madera no raya el suelo, los muebles ni la cubierta. También le puse unos tacos de goma por
abajo para que no resbale por la cubierta (gran problema de las cajas de plástico).
Como herramientas, aparte de las habituales, llevo un formón artesanal de metacrilato. Me sirve para
rascar la madera o el gelcoat sin dejar marca. Otro truco bien tonto es guardar las llaves fijas y
destornilladores más pequeños en el viejo tapper que se ve en la foto. Así, cuando los necesitas, no
has de buscarlos por el fondo de la caja.

                                                       Aplique LED exterior
                                                       Aprovechando un aplique de techo que corría por
                                                       el garaje de casa sin destino fijo monté esta luz
                                                       de bañera de quita y pon. El cable llega hasta la
                                                       toma 12 v. tipo mechero de la mesa de cartas y
                                                       también cambié la bombilla por una con LED.
                                                       Lleva varios años de servicio y estamos
                                                       encantados.

                                                       .

   Por: Enric Roselló
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