PRESENCIA FEMENINA EN LA REAL SOCIEDAD ECONÓMICA DE AMIGOS DEL PAÍS

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              Capítulo IX.
    PRESENCIA FEMENINA EN LA REAL
SOCIEDAD ECONÓMICA DE AMIGOS DEL PAÍS

1. EL PROTAGONISMO DEL SIGLO DE LAS LUCES: TRABAJO Y
PREMIOS.
     En la historia de la Económica, como en todos los procesos históricos,
la presencia de la mujer es una realidad que no podemos olvidar a la hora
de reconstruir el pasado histórico porque los sujetos que han protagonizado
la historia han sido tanto hombres como mujeres. Sin embargo, es sabido
que éstas han sido silenciadas; pero si rastreamos en las fuentes históricas
podremos comprobar que en ellas no faltan las huellas que dejaron las
mujeres, solo hay que buscarlas e interpretarlas. De esa forma, los procesos
históricos estarán más llenos de contenido, pues con la participación de la
mitad del género humano, es evidente que la historia está sesgada. Da
igual el ámbito en que se desenvuelva la actividad del sujeto que
protagoniza la historia, si tradicionalmente para el hombre ha sido el
espacio público y para la mujer el privado, pues valga el privado, porque
ese es el papel que le tocó, pero conozcámoslo. En la conjunción de ambos
espacios, el mundo reservado a los hombres y el reservado a las mujeres
está la auténtica construcción de la historia.
     Por tanto, no se trata de aislar la participación de la mujer sino de
integrarla en el conjunto de la sociedad y hacerla participe con lo que fue
su realidad. Por el mismo motivo, tampoco se trata de resaltar su papel
relegado o marginal, no, solo es cuestión de analizar cómo y cual fue su
participación. Rescatándolas así del olvido y permitiendo que traspasen
los umbrales del silencio. Porque esa es ahora nuestra labor, extraer de las

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                                                                           SÁNCHEZ LOZANO
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                  fuentes su participación en la construcción de la sociedad, sacarlas del
                  anonimato y en el mundo actual hacerlas protagonistas con el fin de que
                  pueda ser conocida su auténtica realidad y en consecuencia valorada.
                       El movimiento ilustrado partía de una consideración hacia la mujer,
                  en términos muy avanzados para el momento. Tengamos en cuenta que
                  por entonces, lo mismo que después, se consideraba natural que la mujer
                  se dedicara al ámbito privado, procurando el bienestar de la familia en el
                  espacio cerrado del hogar.
                        Para hacernos una idea del universo femenino de entonces veamos
                  algunas ideas que sobre él se vertían. Ya habían pasado los tiempos de
                  Fray Luis de León y la concepción de la mujer ya no pertenecía a los
                  esquemas que él trazara en su Perfecta Casada, obra en la que la mujer no
                  queda muy bien parada, pues predominan las descalificaciones; no
                  obstante, durante mucho tiempo, aún en el siglo XX, fue un preciado regalo
                  de bodas. Este fraile agustino, no tenía inconveniente en decir lo siguiente:
                  «no ay cabeça peor, que la cabeça de la culebra, ni ira, que iguale, a la de la mujer
                  enojada. Vivir con leones y con dragones más es passadero, que hacer vida con la
                  mujer que es malvada». Las diferencias que separaban a la mujer del hombre
                  él las tenía muy claras, consideraba que no estaba dotada como el hombre
                  de entendimiento y razón, por tanto solo en la honestidad se podría hallar
                  su mejor virtud y de no ser así, ya no sería mujer «sino alevosa ramera, y
                  vilísimo cieno, y basura la más hedionda de todas». Cuando decide ensalzarla
                  comienza por decir: «la primera alabança de la buena mujer, decir, que es
                  dificultosa de hallar», y continúa «que unas ay cerriles y libres como caballos y
                  otras resabidas como raposas, otras labradoras, otras mudables a todos colores,
                  otras pesadas, como hechas de tierra, y por esto la que entre tantas diferencias de
                  mal, acierta a ser buena, merece ser alabada mucho».
                       En el siglo XVII, el hecho de que no pudieran acceder a los mismos
                  puestos de trabajo y ni siquiera al mismo tipo de educación, fue denunciado
                  por las propias mujeres, culpando de ello a los hombres «porque las almas
                  ni son hombres ni son mujeres, ¿qué razón hay para que ellos sean sabios y
                  presuman que nosotros no podemos serlo?. Esto no tiene a mi parecer, más respuesta
                  que su impiedad o tiranía en encerrarnos y no darnos maestros... como nos ponen
                  el cambray en las almohadillas y los dibujos en el bastidor, nos dieran libros y

     MARÍA JOSÉ
SÁNCHEZ LOZANO
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preceptos, fuéramos tan aptas para los puestos y para las cátedras como los
hombres». La frase es de María de Zayas y Sotomayor, escritora que vivió
en el siglo XVII.
     Cabría citar más mujeres que destacaron en el mundo de la cultura.
Beatriz Galindo, mujer que vivió en el siglo XV y que fue conocida por su
conocimiento de la lengua como la «Latina», es un caso. Y es que mujeres
que destacaron y sobresalieron en el campo de la literatura, la política y
las artes, las hubo, pero fueron la excepción. Por citar un dignísimo ejemplo,
me quedo con Teresa de Jesús, mujer que, utilizando las palabras de Adela
Tarifa1, «esconde una clara estrategia del feminismo precoz que reclama el derecho
de la mujer a poseer una vida espiritual tan intensamente vivida como la del
varón». Ella ya se quejaba de que no había virtud en la mujer que los
hombres no tuvieran por sospechosa.
      Pero repito, esos tiempos habían pasado y ahora, en el siglo XVIII,
asistimos a un momento histórico en el que surgen defensores de la mujer.
Leandro Fernández de Moratín o el padre Feijoo se ocupaban de demostrar
que el universo femenino no era tan despreciable como algunos creían. Al
respecto, Feijoo decía: «aquellos que ponen tan bajo el entendimiento de las
mujeres ..., son indignos de admitirse en la disputa... Estos discursos contra las
mujeres son de hombres superficiales. Ven que por lo común no saben sino aquellos
oficios caseros a que están destinadas y de aquí infieren... que no son capaces de
otra cosa...que las mujeres no sepan más no se infiere que no tengan talento para
más»2.
     Tales eran los vuelos que daban los ilustrados que hasta las mujeres
se atrevían a rebelarse y denunciar el pensamiento que sobre ellas había.
Es verdad que esas actuaciones eran excepcionales, pero se dieron. Valga
el caso de Josefa Amar y Borbón, la primera mujer que ingresó como socia
en la Real Sociedad Económica de Aragón. Era hija del médico de Cámara

      1
        TARIFA FERNÁNDEZ, A. «Poder y marginación en España. La mujer entre el Antiguo
y Nuevo Régimen». Conferencia inaugural del Curso Académico 2000-2001. I.E.G. Jaén, 2000.
En el texto de su conferencia expone testimonios de otras mujeres que tampoco «utilizaron
la vía de callar y obedecer».
      2
        Cit. por BEL BRAVO, Mª A. La historia de las mujeres desde los textos. Ariel Practicum.
Barcelona, 2000, p. 68.

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                  de Carlos III; mujer de gran cultura, traducía y hablaba latín, griego, inglés,
                  francés e italiano, entró como socia en 1790 y ya entonces decía: «por una
                  parte los hombres buscan su aprobación, les rinden...obsequios...; no las permiten
                  el mando en lo público..., las niegan la instrucción, y después se quejan de que no
                  la tienen...Por otra parte las atribuyen casi todos los daños que suceden...No
                  contentos los hombres con haberse reservado, los empleos, las obras, las
                  utilidades...ha despojado a las mugeres hasta la complacencia que resulta de tener
                  un pensamiento ilustrado. Nacen y se crían en la ignorancia absoluta: aquellos
                  las desprecian por esta causa, ellas llegan a persuadirse que no son capaces de otra
                  cosa, y como si tuvieran el talento en las manos, no cultivan otras habilidades que
                  las que pueden desempeñar con estas...El tiempo y la necesidad las había
                  acostumbrado, a la esclavitud que sufren en una parte del mundo, y a la dependencia
                  a que se sujetan en la otra restante...Pero no por eso se han de mostrar insensibles
                  a todos los desaires que quieran hacerlas...»3
                       En medio de esas concepciones, Jovellanos, dentro del seno de las
                  Reales Sociedades entendía su participación en plena igualdad desde el
                  momento que consideraba «que las señoras deben ser admitidas con las mismas
                  formalidades y derechos que los demás individuos; que no debe formarse en ellas
                  clase separada»4.
                       Los ilustrados giennenses también concibieron el sentido aperturista
                  de las «luces» en el campo femenino. Cuando mandaron a la Matritense
                  los estatutos fundacionales para su aprobación, requisito que era
                  imprescindible, en ellos iba incluida una propuesta de participación
                  femenina: una Junta de Damas integrada por 14 señoras. No iban a trabajar
                  en el seno de la Sociedad pero sí dependiendo de ella. Su propuesta fue
                  rechazada5.
                      La Junta de Damas fue una institución femenina típica de las
                  Sociedades Económicas. A través de ellas la mujer se incorporaba al espacio

                         3
                           ROYO SINUÉS, J.M y GIL DE MURO , J. « Historia y actualidad de la Real Sociedad
                  Económica Aragonesa de Amigos del País». En «Congreso de Reales Sociedades Económicas
                  de Amigos del País». Santiago de Compostela, 1995, pp. 67-70.
                         4
                           Memoria leída en la Sociedad Económica de Madrid, sobre si debían o no admitir en
                  ella a las señoras. B.A.E. T. L, 56b. Cit. por I. Arias Saavedra, p. 199.
                         5
                           ARIAS SAAVEDRA, I. Op., cit., p. 199.

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público. En la Matritense constituía una sección autónoma denominada
«Junta de Damas y Honor y Mérito». En 1787 tenía su propio reglamento.
El peso que tuvo esta Junta en la sociedad es digno de tener en cuenta.
Crearon escuelas patrióticas y academias y gozaban del apoyo real,
llegando las infantas Mª Victoria y Mª Josefa a participar como socias6. La
Sociedad de Badajoz también contó con la Junta de Damas desde 1836, lo
que permitía a las mujeres promover escuelas públicas de niñas, obras de
beneficencia como la Casa Cuna, o la Tienda Asilo que ya vimos en su
capítulo correspondiente, así como participar en el Jurado de los
certámenes convocados por la Sociedad7.
     De todas formas, a pesar de la negativa de constitución de la Junta de
Damas, educando a la mujer la Económica giennense inició su andadura.
Fueron niñas las primeras alumnas que en su seno aprendieron a leer y
escribir al mismo tiempo que primorosamente hilaban el lino. Lo hacían
en la Casa de Labor Piedad e Industria que vimos en su momento.
     Juan Nepomuceno, el primer Secretario, insistía en la consideración
que sobre la mujer tenían en los Amigos del País cuando leyó su discurso
el 4 de noviembre de 1787. Bajo el lema que él mismo puso a la Sociedad,
especificado en el título XII de los estatutos «Benéfica para todos», dio
cumplida cuenta que realmente era para todos: «Qué Asamblea más útil y
agradable que aquella donde las maestras, a quienes está confiada la educación de
las niñas, han visto a la primera clase de personas de esta capital esmerarse en
acariciar a las disciplinas, infundiendo en ellas la gloriosa emulación de que son
capaces en aquellos tiernos años, que conservan en bronce lo que ahora se les
imprime como en cera. Si por desgracia llega a extinguirse este Cuerpo Patriótico
harán, cuando sean ancianas, a sus amadas hijas tristes recuerdos de los felices
días en que concurrieron con lo más distinguido del pueblo que las premiaba y
animaba a la perfección de sus manufacturas e instrucción en la Doctrina
Cristiana»8.

      6
        RÍOS IZQUIERDO, P. y RUEDA RONCAL, A. «Análisis de las normas jurídicas de la
Junta de Damas». En Torre de los Lujanes. B.R.S.E.M.A.P. (1989). Nº 13, pp. 151-161.
      7
        GUILLÉN CUMPLIDO, I. Op, cit.
      8
        A.S.E.J. Leg. 1423A. Actas de la Real Sociedad. Sesión de 3 de noviembre de 1787,
pp.28 y 29.

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                      Después, en la redacción de los estatutos, el Secretario volvía a dejar
                  constancia de su interés por el mundo femenino y ello lo dejó plasmado
                  exhortando a los socios a mantener escuelas gratuitas para niñas pobres9.
                       La puesta en práctica del modelo previsto para fomentar el desarrollo
                  económico y social, ya vimos en el capítulo I que iba articulado en torno a
                  unos premios que reconocían y estimulaban la producción. Analizando
                  su desarrollo me ha llamado la atención el mimo y cuidado que prestaron
                  a la mujer. En realidad son mujeres anónimas que destacaron en un mundo
                  con elevadísimos índices de analfabetismo para los hombres, cuanto más
                  para las mujeres. Veámoslo con detalle.
                       En la primera convocatoria se anunciaron un total de 28 premios, de
                  ellos, 5 iban destinados a mujeres y niñas en la siguiente forma: la mujer
                  pobre que demostrara haber hilado más lino o cáñamo, en cantidad
                  superior a 40 libras, recibiría 150 reales. La mejor pieza de lino que tuviera
                  más de 300 varas, también iba dotada con otros 150 reales si su tejedor era
                  asimismo mujer pobre. Con 100 reales se premiaría a la maestra o Amiga
                  del País que presentara más jóvenes adelantadas en manufacturas e
                  instruidas en la Doctrina Cristiana con inteligencia. Además, 20 reales
                  obtendría la que sobresaliera en esa instrucción. Otro premio consistía en
                  siete vestidos. El requisito para aspirar a ellos era no tener más de siete
                  años, ser pobre, estar bien instruido en la Doctrina Cristiana y ser natural y
                  vecino de Jaén. En este premio daban prioridad a las niñas. A ellas les
                  concedían cuatro vestidos y a los niños tres10.
                       Llegada la hora de la concesión de los premios la afluencia de trabajos
                  presentados por mujeres amplió las expectativas previstas. La totalidad
                  de los premios se redujo a 14, sin embargo los de las mujeres aumentaron;
                  11 en total obtuvieron reconocimiento por sus trabajos.
                     El premio por haber tejido mayor porción de lino fue para María de
                  Mesa, mujer de Alonso López. Ana María Roxas, de 80 años, y Teresa del
                  Águila, alumna de la escuela que tenía 16 años, se repartieron los 150 reales

                        9
                            Real Cédula...Op., Cit., Título XIV. De las Escuelas Patrióticas. Art. VII, p. 90.
                        10
                            A.S.E.J. Leg. 1423A. Actas de la Real Sociedad. Sesión de 17 de abril de 1787, pp. 18-
                  20.

     MARÍA JOSÉ
SÁNCHEZ LOZANO
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con que estaba premiado el tejido de lino y cáñamo que sobrepasara las 40
libras. Vicenta de Almagro y Mariana González «por tener el mismo mérito»
se repartieron el premio de 10 pesos que iba destinado a la mejor
manufactura de tejidos de seda o lino. El torno de hilar, que no iba
expresamente destinado a mujeres, lo consiguió Teresa del Águila, con lo
que ya acumulaba dos premios. Al de 100 reales ofrecido a la maestra que
presentara a las mejores niñas y por tanto las más premiadas, se
presentaron Josefa de Guzmán, María de Valenzuela y Rosa Rodríguez
que fue la ganadora. El de la niña más destacada fue para Isidra López
que solo tenía seis años, pero lo cedió a una «pobre benemérita» y así se
dieron los cuatro vestidos a Ana Manjón, Ursula de Alcázar, María de
Hermoso y Josepha Marín11.
     Al año siguiente, de las 68 distinciones previstas, 17 eran para mujeres:
9 medallas, 5 premios y 3 tornos. Para los alumnos muchos más, 26
medallas y 3 premios. Llegado el día de la entrega fueron 19 las mujeres y
niñas premiadas, los niños en cambio recogieron 24 condecoraciones12. El
resto, básicamente iba destinado a premiar los adelantos de la agricultura.
Las tres medallas de plata para las mejores en manufacturas fueron para
Teresa López, Januaria Molina y Petronila Rodríguez. Por el mismo
concepto se añadieron dos premios extraordinarios para Ursula de Alcázar
y Ania Segovia. A la mujer se la distinguía, no cabe duda, pero las
diferencias a su posición social se tenían en cuenta. Se premiaron a las
niñas más versadas en Doctrina Cristiana, pero se hicieron dos grupos. Por
un lado las pobres y por otro las acomodadas. Y la diferencia no solo estaba
en la forma de convocarlas, la cuantía de los premios era también distinta.
Las primeras, María Gutiérrez de cinco años y María del Salto, recibieron
premios de 25 reales; las segundas, María Puche, María Esquirós y
Gertruidis León, obtuvieron medallas de plata. Juana Prieto consiguió un
premio extraordinario por los mismos méritos.
     Ese año se promocionó otro aprendizaje: lectura y escritura; María de
los Dolores Cevallos hija del Vizconde de los Villares, Francisca Serrano e

    11
         Ibídem. Sesión de 3 de noviembre de 1787, pp.37-40.
    12
         Ibídem, pp. 43-44. Sesión de 5 de diciembre e 1788, pp. 136 y ss.

                                                                               MARÍA JOSÉ
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                  Isidra López, recogieron sus correspondientes medallas por haber
                  sobresalido en tales rudimentos. Las maestras se seguían premiando. Josefa
                  Guzmán repetía premio y María de Gámez llegaba nueva a recoger su
                  condecoración.
                       Francisca de Medina obtuvo un premio por ser la que mejor se
                  defendía ante las azarjas, aquellos instrumentos que rudimentariamente
                  manipulaban la seda. Isabel de Zafra y María Montes consiguieron sendos
                  tornos de hilar13. Feliciana del Castillo y Ana García recibieron 150 reales
                  de vellón cada una por la singular aplicación y esmero con que tejieron
                  una considerable porción de lino. Francisca Salido se permitió presentar
                  el resultado de su experimentación con los gusanos de seda. Mostró una
                  porción de seda que procedía de la segunda hoja del moral, inútil para
                  otros usos. Los maestros la examinaron y aseguraron que era de la misma
                  calidad que la de la primera cosecha. Tal experimento decidieron
                  fomentarlo pero solo le dieron las gracias por su aportación.
                        Una niña, Antonia de Arcos y Ecija, consciente de sus derechos, desde
                  pequeña, solo tenía doce años, aprendía a formular reivindicaciones; como
                  ya había pasado el examen de lectura y no se había enterado reclamó sus
                  derechos alegando que a ella no había llegado la noticia de tal examen, y
                  lo justificaba porque «era una infeliz retirada en su casa ...donde ayudaba a su
                  madre viuda y enferma con el trabajo de sus manos... y por su aplicación había
                  conseguido de una vecina le diese algunas lecciones». Después de escucharla
                  se le permitió leer con la consiguiente sorpresa para todos, porque Antonia
                  leía con perfecto sentido y «sin resabio alguno». A título personal, Andrés
                  de Biedma, segundo Director, le costeó un maestro y los resultados que
                  obtuvo, a los ojos de los que lo vieron, resultaron «casi increíbles»14. Al año
                  siguiente, el Deán Mazas le concedió mensualmente una cantidad de dinero
                  para su manutención con el fin de que pudiera aprender a dibujar,
                  disciplina que marcaba un hito en el aprendizaje femenino. Ya para los
                  hombres era novedosa en el reducido ámbito provincial. Los progresos de
                  Antonia en el arte también fueron fascinantes. Ante el «pasmo de su maestro»

                      13
                           Ibídem.
                      14
                           Ibídem. Sesión de 4 de noviembre de 1788, p. 142.

     MARÍA JOSÉ
SÁNCHEZ LOZANO
PRESENCIA FEMENINA EN LA REAL SOCIEDAD ECONÓMICA       259

la niña conseguía excelentes avances, y como además no se vencía ante las
dificultades consiguió la protección del Obispo para que la mantuviera en
Baeza, en donde al parecer se había trasladado con su anciana madre. Allí,
bajo la dirección del pintor Soria, realizaba bustos de complicados escorzos
que después presentaba a la Económica, aunque ésta no pudiera premiarlos
porque no estaba contemplado en las bases.
     La convocatoria de premios para 1789 anunciaba 18 medallas, cinco
premios y tres tornos. El día del reparto, 23 mujeres recogían sus premios.
Teresa Beato, Gertrudis León, María Puche, María Díaz, María Estrella y
Teresa López, consiguieron sus correspondientes medallas porque fueron
las que presentaron mejores manufacturas15. Otras seis medallas, las
destinadas a las niñas más sobresalientes en preceptos cristianos, fueron
para María Luque, María de Mora, Francisca Carvajal, Ana Rincón, María
del Mármol y Rafaela Mírez. Por el mismo concepto, pero aplicado a las
niñas pobres, Manuela de Ábalos y María de Llera recogían sus 25 reales.
María de la Concepción Cevallos, hija del Vizconde de los Villares, Antonia
de Arcos y María Serrano ostentaban sus medallas demostrando que eran
las que mejor dominaban las técnicas de Lecto-escritura.
     Con respecto a las maestras, a Josefa Guzmán, de nuevo se le
reconocían sus méritos, las maestras, Florencia María e Hipólita López se
repartían el segundo premio ya que empataron en cuanto al número de
niñas sobresalientes que educaban. María de Gámez, este año no había
conseguido que sus alumnas fueran las mejores, no obstante, un premio
de 5 cinco reales pudo conseguir. Los de sus compañeras eran de 70.
    Por último, los dos tornos para aquellas que habían hilado mayor y
mejor porción de lino, se adjudicaron a María de Montes y María de Sierra16.
     En ese año todos los premios fueron para mujeres excepto uno de
cien reales para la mejor manufactura, otros dos, de mil reales cada uno,
para promocionar la agricultura y la producción de seda respectivamente
y otro de 150 reales para socorrer a un maestro de pasamanería.

    15
         Ibídem. Sesión de 4 de noviembre de 1789, p. 153.
    16
         Ibídem. Sesión de 4 de noviembre de 1789, pp. 152-154.

                                                                           MARÍA JOSÉ
                                                                           SÁNCHEZ LOZANO
260               LA REAL SOCIEDAD ECONÓMICA DE AMIGOS DEL PAÍS DE JAÉN

                       En la oferta para 1790 ya no establecían diferencias con las pobres17,
                  en la anterior tampoco pero sí se tuvo en cuenta en el reparto, ahora en
                  ninguna ocasión se mencionan. En este año, las medallas de plata por
                  manufacturas fueron para Eufrasia Carrillo, Andrea de Molina, María
                  Aguilar, María de Ábalos, María Moreno y María Godoy. Por la instrucción
                  en Primeras Letras, Bonifacia de Rozas, María de Contreras, Juana Prieto,
                  Juana Quivante y María de Linde. Las que mejor dominaban la Doctrina
                  Cristiana, Francisca Cortés, Rosa Gámez, María Serrano, Teresa de Mora,
                  María Ximénez y Juana Romero. Por su destreza en hilar al torno y saber
                  manejar con perfección «esta útil máquina» fueron premiadas Juana de
                  Herrera, Francisca de Ortuño, Juana López, Manuela de Llera, Isabel García
                  y Antonia López.
                       Josefa Guzmán continuó con su premio. Otro, también de 70 reales
                  fue para María Ximénez. Este año había una novedad para las maestras y
                  es que el premio se elevaba nada menos que a 300 reales para la que en su
                  sala instruyera más niñas en Doctrina Cristiana y en varias clases de
                  manufacturas. María de Gámez, que en ediciones anteriores la vimos
                  recoger su premio ahora conseguía esta estimulante cantidad18.
                       En la convocatoria para 179119, los premios para los alumnos de las
                  clases de Latinidad y Primeras Letras se suspendieron. En total se convocaron
                  21 medallas, 18 premios en metálico y un torno, de ellos, para las niñas
                  fueron 18 medallas, seis para cada uno de los tres grupos que se premiaban,
                  Manufacturas, Doctrina Cristiana y Lecto-escritura. Asimismo, se
                  mantuvieron los dos premios para las maestras y el torno de hilar.
                       Como en el año anterior, también se introdujeron novedades. En
                  primer lugar a las niñas se les comenzó a premiar por sus conocimientos
                  en la Letanía Lauretana. Al mismo tiempo se las preparaba para ser buenas
                  criadas. Sesenta reales podía conseguir la joven que, mejor y con más
                  prontitud, peinara a su señora. A los muchachos también se les adiestraba

                      17
                         Ibídem. Sesión de 5 de diciembre de 1789, p. 157 y ss.
                      18
                         Ibídem. Sesión de 4 de noviembre de 1790, pp. 167-168.
                      19
                         Ibídem. Sesión de 7 de enero de 1791, p. 186.

     MARÍA JOSÉ
SÁNCHEZ LOZANO
PRESENCIA FEMENINA EN LA REAL SOCIEDAD ECONÓMICA                        261

para el mismo menester de criado, pero con una diferencia: se premiarían
los dos criados de librea que en sus horas desocupadas se aplicaran a una
manufactura útil.
     Reconocidas estas concesiones pioneras –con sus evidentes
limitaciones– en el mundo femenino, pasemos a analizar los niveles de
exigencias en la instrucción con respecto a los hombres.
     A las niñas, hemos visto que se les exigía saber leer y escribir, estar
instruidas en Doctrina Cristiana y demostrar sus destrezas en manufacturas,
especialmente las hiladas al torno. Por el contrario el programa de los
varones comprendía: leer con prefecto sentido, escribir con perfecta
ortografía, contar según las cinco reglas, más las asignaturas de Gramática
Latina, Arte de la Métrica, Poética y Retórica; además aprendían la Letanía
Lauretana y ayudaban en misa. Aunque en esta convocatoria se incluyó la
Letanía Lauretana para las niñas, no se debió poner especial esmero porque
no consiguieron ser premiadas por ello. El modelo educacional, si duda
potenciaba la preparación cultural del hombre. Pero se trataba de
diferencias que debemos valorarlas teniendo en cuenta el momento
histórico. Era la centuria del setecientos y en realidad, la Económica no
hacía sino acogerse a la legalidad vigente. Una Real Cédula de Carlos III
daba posibilidades a las mujeres y niñas de acceder a la enseñanza: «La
educación de la juventud no se debe limitar a los varones, por necesitar las niñas
también de enseñanza» y añadía que la mujer había que instruirla en los
«principios y obligaciones de la vida civil y cristiana, y enseñándolas las habilidades
propias del sexo»20.
     De cualquier manera, los Amigos del País demostraron sobradamente
su preocupación por el mundo femenino. Dejaron constancia expresa de
ese interés en varias ocasiones y su actuación fue determinante a la hora
de deslegitimar el papel asignado a la mujer. Veamos un ejemplo. Cuando
trabajaban por conseguir el triunfo de Antonia de Ecija, no dudaron en

       20
          Novísima Recopilación de las leyes de España...mandada formar por el señor Don
Carlos IV. Madrid, 1805. Real Cédula de 14 de agosto de 1768. «Establecimiento de casas
para la educación de niños; y de las de enseñanza para niñas». Libro VII. Título Primero. Ley
IX, p. 9.

                                                                                            MARÍA JOSÉ
                                                                                            SÁNCHEZ LOZANO
262                     LA REAL SOCIEDAD ECONÓMICA DE AMIGOS DEL PAÍS DE JAÉN

                  costearle su preparación, ya lo hemos visto, y lo hacían, pensando, no solo
                  en la promoción a título individual de la niña, además querían demostrar
                  «que el bello sexo es capaz de destinos más útiles y sobresalientes que aquellos en
                  los que hasta ahora se ha ocupado».

                  2. LOS SALONES DE LAS NOBLES.
                        Aunque en los estatutos fundacionales no se consiguió formar la Junta
                  de Damas, la participación de la mujer en la gestión de la Sociedad seguía
                  en la mente de aquellos ilustrados y así lo reconocían en 1789: «Continuando
                  este real establecimiento en la segura máxima de que las señoras deben examinar
                  el mérito de las manufacturas de las niñas hizo especial convite a las señoras»21.
                       La Marquesa de Acapulco, Vizcondesa de los Villares y Damiana del
                  Prado, fueron las primeras señoras encargadas de evaluar los méritos de
                  las niñas. Al año siguiente hicieron su «graduación» Christovalina Caicedo,
                  esposa del Director y Marquesa de Acapulco. Estas «sesiones de
                  evaluación» presididas por mujeres no se realizaban en la Económica. Las
                  casas del segundo Secretario y del Director, respectivamente, fueron las
                  sedes de tales actos. Sus mujeres eran las anfitrionas y constituían el jurado
                  para la concesión de premios a las niñas. Estas reuniones, en las que las
                  mujeres utilizaban su estatus privilegiado en beneficio y provecho de la
                  cultura, mejoran sin duda la imagen de la mujer noble e inculta, porque
                  no se limitaron a ser anfitrionas dando fiestas en sus casas. Bien podrían
                  ser la versión giennense de los salones literarios regentados por mujeres
                  que entonces manifestaban su apogeo en Francia y en España. En Madrid,
                  la «Academia del Buen Gusto», estaba abierta a femeninas tertulianas que
                  demostraban así tener habilidades y modos de conducta distintos a los
                  que la tradición se encargaba de reforzar. Lo mismo que las nobles de Jaén
                  en sus particulares salones, la Marquesa de Sarriá o la Condesa de Lemos,
                  eran el alma de esta Academia.

                         21
                              A.S.E.J. Leg. 1423A. Actas de la Real Sociedad. Sesión de 5 de diciembre de 1789, p.
                  153.

     MARÍA JOSÉ
SÁNCHEZ LOZANO
PRESENCIA FEMENINA EN LA REAL SOCIEDAD ECONÓMICA                       263

    En la Matritense las condesas de Benavente y Torrepalma o las
marquesas de Someruelos y Altamira, también dedicaban su tiempo al
fomento de la industria desde el almacén de modas que tenían instalado
para fomentar los géneros nacionales22.
     Otras sociedades también contaron desde los primeros momentos con
la participación femenina. Por supuesto la de Aragón con Josefa Amar,
Institución que además instaló para la mujer, una escuela de hilados, otra
de flores y un Almacén de Modas Nacionales23, lo mismo que hemos visto
en la Matritense. Y aún fue más lejos. Con la Reforma de los Gremios, en
1779, pretendió que la mujer fuera incorporada a la legislación laboral
concediéndole el derecho a aprender, a ejercer una profesión y a percibir
salarios24. En la Real Sociedad de La Laguna, en Tenerife, por los mismos
años también se dedicaron a la enseñanza femenina25. Y en la Bascongada,
el mismo año que inicia su andadura la Sociedad de Jaén, crearon un
«Seminario de Señoritas»26.

3. SU INCLUSIÓN EN LAS LISTAS DE SOCIOS.
     La participación de la mujer en la Económica es evidente que existió
desde los primeros momentos de la fundación, pero su inclusión en las
listas de socios será más tardía. En pleno trienio liberal, con la constitución
de 1812 restablecida, aquella que por primera vez reconocía la existencia
del ciudadano frente al vasallo, desde la propia Institución se alzaron voces
en defensa de la mujer, lo hacía el fraile de la Orden de la Merced, Fray
Jose Antonio García de Ortigosa. Decía lo siguiente:

       22
          GÓMEZ RODRIGO, C. «La Junta de Damas de la Matritense y las Manufacturas
textiles a fines del siglo XVIII». En B.R.S.E.M. A.P.(1988).Nº 10-11, pp. 57-65.
       23
          ROYO SINUÉS, J.M y GIL DE MURO , J. Op., cit., p. 67.
       24
          GARRIDO SANCHO, J. Op., cit., p. 232.
       25
          NEGRÍN FAJARDO, J. «La labor educativa de la Real Sociedad de Amigos del País
de Tenerife en el siglo XVIII (1777-1790). En «Primera Asamblea...Islas Canarias. Op., cit.,
pp. 105-111.
       26
          SÁNCHEZ ERAUSKIN, M. «Plan y ordenanzas de un seminario o casa de educación
de señoritas. El proyecto de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País». En I
Seminario de historia de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País. San Sebastián,
1986, pp. 325-348.

                                                                                           MARÍA JOSÉ
                                                                                           SÁNCHEZ LOZANO
264                LA REAL SOCIEDAD ECONÓMICA DE AMIGOS DEL PAÍS DE JAÉN

                        «Vemos desmentida la ridícula y perniciosa opinión que condena al bello
                  sexo a una infamia perpetua..¡Qué horror!. ¿Es posible que por tanto tiempo haya
                  reinado en una nación culta y religiosa un error tan intolerable?. ¿Acaso las mujeres
                  vienen al mundo para vivir entregadas al ocio y a la sensualidad? ¿No son unos
                  mismos los deberes sagrados que ejecutan los individuos de uno y otro sexo?...¡Qué
                  desgracia! Estamos viendo que la educación del sexo destinada a formar buenas
                  esposas y buenas madres está enteramente abandonada a un criminal olvido: el
                  baile, la música, y tal vez la aguja es ordinariamente toda la ciencia que se enseña
                  a las jóvenes que algún día han de gobernar familias...no haya el menor descuido
                  en instruirla con toda la aplicación de la fuerza humana en el cumplimiento de los
                  deberes religiosos y sociales, que de este modo lograréis que vuestras alumnas
                  sean esposas virtuosas, madres activas, celosas y económicas, mujeres de estado
                  dignas del amor a la patria»27.
                       El discurso, sin duda, preparaba los ánimos para la integración de las
                  mujeres en la Económica, pero es sabido que con la llegada de Fernando
                  VII los alegatos progresistas quedaron aparcados. Tras su muerte, con el
                  inicio de la Regencia de María Cristina, la primera socia se inscribía como
                  tal. El honor recayó en María Dolores de Velasco, miembro de la Real
                  Academia de San Fernando. Con su ingreso el 10 de octubre de 1833 se
                  convertía en la primera mujer que ingresaba en la Sociedad, pero su ejemplo
                  no cundió28 y tendrá que pasar casi un siglo para que se produzca la llegada
                  de nuevas socias.
                       En 1861, con motivo de la organización de la sección de Ciencias y
                  Letras, y más concretamente a colación con el apartado del reglamento
                  por el que había de regirse el reciente Centro Literario, cuando se trató de
                  abrir la participación a la sociedad en general sin necesidad de ser socio,
                  alguien debió proponer que las mujeres también podían incorporarse, pero
                  un socio, Coronado, tomó la palabra y dijo que sobre la propuesta de
                  «asistencia del bello sexo, se adoptase una determinación negativa», a lo que la
                  asamblea añadió que lo aceptaba y tomaba como suya tal afirmación29. Ya
                  habían inaugurado las listas de socios pero debió olvidarse. En cualquier

                       27
                          A.S.E.J. Leg. 2721B.
                       28
                          A.S.E.J. Leg. 1639A a 1644A.
                       29
                          A.S.E.J. Leg. 1453A. Actas de la Real Sociedad. Sesión de 21 de noviembre de 1861.

     MARÍA JOSÉ
SÁNCHEZ LOZANO
PRESENCIA FEMENINA EN LA REAL SOCIEDAD ECONÓMICA                       265

caso, la sola posibilidad de su incorporación ya introducía unos matices
dignos de consideración, porque entonces la participación de las mujeres
en la vida pública aún era restringida y excepcional. Por otro lado, la
negativa del acceso al Centro Literario, significaba un retroceso con respecto
a épocas anteriores. No olvidemos que en el siglo de las luces ingresó la
primera mujer produciéndose un primer acercamiento entre hombres y
mujeres en lo que a derechos se refiere. Mientras, la combativa Concepción
Arenal, mujer que en 1842, había tenido que disfrazarse de hombre para
poder acudir como alumna a la Universidad Complutense, accedía a la
presidencia del Ateneo de Señoras fundado por Francisco de Castro.
     Si en el siglo XVIII la Económica giennense estuvo en la línea de otras
Sociedades, incluso delante, en cuanto al interés por hacer partícipes a las
mujeres en la construcción de la sociedad, a la hora de incluirlas en sus
listas de socios fue más reticente. Comparándola con la Bascongada, que
como veremos enseguida fue la primera en admitir a las mujeres, fue mucho
más tardía. Son muchos los años de diferencia entre las inscripciones de Mª
Isidra Quintina de Guzmán y María Dolores de Velasco y entre ambas fechas
fueron varias las Sociedades que permitieron la participación femenina. La
Matritense, desde el momento de su fundación, estableció la igualdad en el
tipo de socios de ambos sexos. La cuestión salió adelante después de
debatirse extensamente llegando a mantener por ello bruscas discusiones.
La postura aperturista triunfó y en febrero de 1786 ingresaba Mª Isidra
Quintina de Guzmán y la Cerda. Su inclusión en las listas de socios de la
Matritense era la primera; sin embargo, ella misma ya había sido admitida
un año antes, en julio, en la Real Sociedad Bascongada, con lo que se convertía
en la primera mujer que en España ingresaba en una Real Sociedad. Cinco
meses después llegaba una nueva mujer a la Matritense: María Josefa
Alfonso de Pimentel Téllez Girón, Condesa de Benavente y Duquesa de
Osuna. Mª Isidra, no solo fue pionera en ese aspecto; llegó a muchos ámbitos
hasta entonces reservados para los varones. Fue la primera que se doctoró
en Filosofía y Letras y la primera a la que se le abrieron las puertas de la
Real Academia de la Historia30.

      30
         RUEDA RONCAL, A. RÍOS IZQUIERDO, P. y ZÁBALO ROJAS, Mª. E. «Carlos III y
la Junta de Damas». En Torre de los Lujanes. B.R.S.E.M.A.P. (1989). Nº 12, pp. 113-125. Con

                                                                                              MARÍA JOSÉ
                                                                                              SÁNCHEZ LOZANO
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                        A comienzos del siglo XIX, en 1818, la Real Sociedad de Tenerife incluía
                  a la primera socia de Mérito y en 1829 a la primera socia Numeraria. Pero
                  en la centuria anterior ya se habían planteado la posibilidad de su ingreso.
                  Fue el socio Van den Heede el que expuso a la Asamblea la siguiente
                  pregunta: ¿Será conveniente, indiferente o prejudicial que la Sociedad se
                  componga también de individuos del bello sexo?. No obstante, a pesar de
                  estos antecedentes, mucho después, más de un siglo, la mentalidad había
                  retrocedido. En pleno siglo XX, en 1960 el Director pretendió dar acceso a
                  las mujeres pero no lo consiguió. Hasta 1975 no llegaron las primeras mujeres
                  a la institución Canaria31.
                       De otra forma, aunque con el mismo carácter protector del siglo
                  anterior, en la Económica de Jaén se seguía integrando a la mujer. En 1862
                  los actos culturales que, como todos los años, se celebraban para la
                  onomástica del Rey, también iban destinados a mujeres. Se convocaron
                  doce premios dotados con mil reales cada uno. Las destinatarias eran ocho
                  «doncellas huérfanas y pobres», tres asiladas del Hospicio, y una novicia.
                  Con los mil reales aportados por José María de Palacios, se ampliaron los
                  premios a once vecinas de Jaén. La empresa del Ferrocarril, suscrita por
                  José María de Palacio, Sabater y Candalija, donó dos mil reales con destino
                  a las doncellas huérfanas. Las agraciadas fueron las siguientes:
                       Vecinas de Jaén: María Antonia de Campos, Antonia Abolafia,
                  Francisca Aragón, Pilar Cubero, María Manuela Quiles, Dolores Espósita,
                  Magdalena Quiles, Rosario Quesada, Vicenta García, María Antonia Puerta,
                  Lucía Pascuala Rincón. Expósitas: Trinidad Expósita, Rosario Magdalena
                  Expósita, y Francisca Expósita. La novicia, que ingresaba en el convento
                  de la Concepción se llamaba María Mercedes Barranco32.
                       Más adelante, en 1878, cuando tuvo lugar la Exposición Provincial33,
                  la Económica no olvidó la participación femenina. El jurado calificador

                  motivo del centenario de la muerte de Mª Isidra se celebraron en Córdoba unas Jornadas
                  dedicadas a la contribución de las mujeres al patrimonio histórico. En ellas presenté una
                  ponencia en la que recojo algunas consideraciones sobre la realidad social de la mujer en la
                  Edad Moderna. Actualmente las actas están en prensa.
                       31
                          ROMÉU PALAZUELOS, E. «Las dos primeras socias de la Real Sociedad Económica
                  de Amigos del País de Tenerife». En «Primera Asamblea...Islas Canarias». Op., cit., pp. 93-98.
                       32
                          A.S.E.J. Leg. 1458A. Actas de la Real Sociedad. Sesión de 4 de octubre de 1862.
                       33
                          A.S.E.J. Legs. 106B a 2389B.

     MARÍA JOSÉ
SÁNCHEZ LOZANO
PRESENCIA FEMENINA EN LA REAL SOCIEDAD ECONÓMICA                        267

estaba integrado por 43 personas y de ellas 9 eran mujeres. Sin duda que
el gesto hay que tenerlo en cuenta pero no podemos dejar pasar que fueron
llamadas para «presenciar» los exámenes de las escuelas de niñas, lo que
realmente tenían que juzgar se limitaba a los bordados.
     Formar parte de los jurados era una práctica iniciada en los primeros
momentos de la fundación y se fue alargando en el tiempo. En el Certamen
Literario de 1890, el tribunal de honor que se encargó de adjudicar los
premios a los poetas y escritores estaba compuesto por Isabel Herrador,
Isabel Álvarez y Feliciana Ávila34. Se les concedió el honor por la brillante
actuación que unos días antes habían tenido en el desarrollo de una velada
literaria. De modo, repito, que tal reconocimiento fue debido a sus propios
méritos. Isabel Álvarez tocó al piano «Lluvia de estrellas», de Talexi. Las
interpretaciones al piano de Feliciana Avila, hija del organista y sochantre
de Valdepeñas de Jaén, fue la más celebrada. Sus magnificas dotes al piano
fueron reconocidas y valoradas por la Económica que actuó de mecenas
con ella ayudándole en su carrera artística. Uno de los conciertos ofrecidos
se destinó para costear sus estudios. De la Diputación Provincial también
recibió ayuda. Como reconocía Artiaga, la música era parte de las únicas
ciencias que se enseñaban a las mujeres, por tanto no es extraño que
destacaran en ese campo.
    En el certamen anterior, Almendros Aguilar propuso que se ampliara
la nómina de mujeres. La propuesta no fue aceptada, pero al menos se
estableció un debate al respecto y a la hora de pronunciarse se procedió a
una estricta votación y además en secreto. Estaba claro que no había deseo
de que fuese reconocida la postura que negara más amplia participación
de mujeres35.
     En la década de los años ochenta, en 1883, se constituyó en el seno de
la Económica una Sociedad Literaria. Antonio Almendros Aguilar formaba
parte de ella como Vice-director. Eran otros miembros, Ruiz Jiménez, López
Pagué, Ruiz Raichs, Piqueras Castro y una mujer, Clemencia Larra36.

    34
       A.S.E.J. Leg. 1466A. Actas de la Real Sociedad. Sesión de 30 de mayo de 1890, p. 90.
    35
       Ibídem.
    36
       SANCHO SÁEZ, A. Op., cit., p. 137.

                                                                                              MARÍA JOSÉ
                                                                                              SÁNCHEZ LOZANO
268                     LA REAL SOCIEDAD ECONÓMICA DE AMIGOS DEL PAÍS DE JAÉN

                       A comienzos de siglo, en las sesiones solemnes conmemorativas del
                  día de San Carlos, el salón de actos se llenaba con una buena representación
                  de mujeres, tanto entre el público como actuando. En 1903, Luz Claver
                  Poyatos, interpretó al piano fragmentos de la ópera «Juana de Arco», y
                  Concepción Masó entonó otros de «Caballería Rusticana», acompañada por
                  T. Fernández Montes al piano37. En años sucesivos, Luz Claver repetía y a
                  ella se sumaban Eloisa Moya (1905) Marina Jiménez, Carmen Fe (1906),
                  Rafaela Santa María, Marisa Ximénez, Vicenta Salcedo, Encarnación y
                  Catalina García de Vargas (1908).Cándida Berro Aguilera (1909), Ana Moya
                  Cobo, María Ximénez y Rosa Coello (1911). Como en el siglo XVIII las
                  niñas también tuvieron su sitio. Elena Bonilla y Moya, y Dolores Torres y
                  Rodríguez de Gálvez, cantaban el preludio y aria del segundo acto dela
                  ópera «Los Hugonotes» (1914).
                       Por los años veinte, cuando ya había pasado casi un siglo del ingreso
                  de María Dolores Velasco, su presencia en la Sociedad era desconocida,
                  por eso cuando ingresaron Victoria Montiel Vargas y Josefa Segovia Morón,
                  se las consideró como las primeras socias. Lo eran, pero del siglo XX, y lo
                  mismo que su antecesora habían destacado por sus propios méritos. La
                  malagueña V. Montiel era por entonces Directora de la Escuela Normal de
                  Maestras. La escuela fue inaugurada el 19 de marzo de 184338, y ya desde
                  la centuria anterior, la Económica mostró interés por su creación, para lo
                  que llegó a realizar gestiones ante el Ministerio de Instrucción Pública,
                  «con el fin de abrir nuevos horizontes a las hijas de esta provincia»39. Con ello
                  apostaba por la incorporación de la mujer al mundo laboral.
                       J. Segovia, gran colaboradora del Padre Poveda Castroverde, fundador
                  de la Institución Teresiana, era Inspectora provincial de Primera Enseñanza.
                  Estas nuevas socias el mismo día de su ingreso manifestaron que «deseando
                  marcar con un acto de tributo al talento de la mujer española su presencia en la
                  Sociedad pedían que se declarase socio de Mérito a la Excma. Sra. Dª Patrocinio
                  de Biedma, verdadero prestigio de la literatura, reconocida como tal en Europa y

                         37
                              A.S.E.J. Leg. 1475A. Actas de la Real Sociedad. Sesión de 4 de noviembre de 1903, p.
                  127.
                         38
                              SANCHO RODRÍGUEZ. Mª I. Op., cit., p. 175.
                         39
                              A.S.E.J. Leg. 1466A. Actas de la Real Sociedad. Sesión de 24 de abril de 1891, p. 151.

     MARÍA JOSÉ
SÁNCHEZ LOZANO
PRESENCIA FEMENINA EN LA REAL SOCIEDAD ECONÓMICA                            269

América». La Sociedad así lo acordó convirtiéndose de este modo la poetisa
giennense, en la primera mujer que obtuvo en títuo de Socio de Mértio.
Biedma era natural de Begijar (Jaén) y ha sido considerada como «la figura
femenina más brillante que en el campo de la literatura ha dado el Santo Reino de
antaño»40.
     La siguiente mujer tardó diez años en entrar. Se inscribió el 10 de
abril de 1930, y se llamaba Manuela Suárez Guarzo. A partir del año
siguiente la incorporación, en ningún caso masiva, se produjo con más
regularidad. Encarnación Romero Palomino, Dolores Pérez Tello, Rosalía
Alcalde Caballero y Carmen Calvache, viuda de Ruiz, se inscribían en
1931, cuando ya estaba promulgada la Constitución de ese mismo año.
Tras ellas, en el período republicano y hasta después de la guerra civil
ingresaron 40 mujeres más41. Los amplios derechos que concedió a la mujer,
como la capacidad de expresar su voluntad en las urnas, entre otras muchas
libertades, se hacía notar en otras esferas cotidianas. Por entonces, Victoria
Kent fue elegida diputada por Jaén. Esta malagueña fue la primera española
que consiguió ser abogada y la primera del mundo en actuar ante un
Tribunal Supremo.

4. HACIA UNA MEJORA DEL MUNDO LABORAL FEMENINO
    La enseñanza ha sido una profesión en la que tradicionalmente la
mujer ha sido su principal destinataria. Hemos visto que las maestras
recogían sus premios en el siglo XVIII. En la centuria siguiente, el
protagonismo docente femenino continuó. De ello dejé constancia en su
apartado correspondiente, tanto durante la guerra de la Independencia
como después.
     En octubre de 1861, el período anterior fue de crisis para la Sociedad,
se recibieron varias instancias de distintas profesoras de instrucción
primaria para cubrir la plaza de maestra que habría de dirigir una Escuela

     40
        Ibídem. Leg. 1476A. Sesión de 8 de mayo de 1920, p. 238. CABALLERO VÉNZALA,
M. Diccionario..., Op., cit., T. I, p. 253.
     41
        4 en 1931, 3 en 1932, 11 en 1933, 10 en 1934, 3 en 1935, 2 en 1936, 5 en 1937 y 2 en 1938.
Después 9 hasta 1948. Veáse el Apéndice nº I.

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                                                                                                     SÁNCHEZ LOZANO
270                 LA REAL SOCIEDAD ECONÓMICA DE AMIGOS DEL PAÍS DE JAÉN

                  de Niñas en los locales de la Sociedad. María de los Ángeles Viegas
                  consiguió el puesto42.
                       En el verano siguiente, con la visita de Isabel II, en el Romancero que
                  le fue entregado por varios socios de la Sociedad, de los treinta romances
                  que contenía, tres eran de mujeres. Isabel Camps, Capilla Romero de Solís
                  y María Josefa de Peña, sus romances respectivamente eran: «Nuestra Señora
                  de la Cabeza», «Conquista de Alcalá la Real» y «La Virgen de la Coronada».
                      Terminando la centuria, estaba previsto la creación de una Escuela de
                  Dibujo diurno para señoritas. No llegó a prosperar la idea. Realmente el
                  momento económico no era el mejor, ya dejé constancia de ello. En el mismo
                  año se celebró una exposición provincial de labores de la mujer. Para cubrir
                  gastos, todavía al año siguiente, se pedía ayuda al Ministerio de Fomento43.
                       En el siglo XX las mujeres aún no habían llegado a ser socias, pero su
                  presencia en la Sociedad era cotidiana entre el profesorado; sin embargo,
                  a determinados actos aún no podía asistir. Cuando en 1926 se organizó
                  una conferencia a cargo de Yangüas, entonces Ministro de Estado, el socio,
                  B. Esparza preguntó si al acto podían asistir las señoras. La respuesta fue
                  negativa y no se dio ninguna explicación44.
                       Antes del ingreso de las primeras mujeres, en 1914, cuando se recibió
                  el legado Figueroa y ya estaba en la mente de todos el nuevo edificio,
                  desde el primer momento se pensó en atender la enseñanza femenina.
                  Con la nueva sede se estableció un paralelismo respecto a la fundación. Si
                  en el siglo XVIII se comenzó atendiendo a la mujer, ahora, con el flamante
                  edificio de la Carrera, en las nuevas actividades no iban a dejar relegado
                  al sexo femenino.
                      Comenzaba 1921 y nuevas asignaturas iban destinadas expresamente
                  para ellas. Labores Útiles y Artísticas de la Mujer, Música, Mecanografía, Francés,
                  Contabilidad y una Escuela de Adultas abría sus puestas para enseñar a
                  aquellas mujeres tan necesitadas de aprender.

                       42
                         A.S.E.J. Leg. 1452A. Actas de la Real Sociedad. Sesión de 24 de octubre de 1861.
                       43
                         A.S.E.J. Leg. 15278A. Actas de la Junta de Oficiales. Sesiones de 29 de enero y 16 de
                  mayo de 1890, pp. 13 y 17 respectivamente.
                      44
                         A.S.E.J. Leg. 1476A. Actas de la Real Sociedad. Sesión de 10 de octubre de 1926, p. 426.

     MARÍA JOSÉ
SÁNCHEZ LOZANO
PRESENCIA FEMENINA EN LA REAL SOCIEDAD ECONÓMICA                        271

    Con la introducción de estas asignaturas, se apostaba por la
incorporación de la mujer al trabajo remunerado, desde el momento que
colaboraba en la formación de futuras modistas y secretarias, profesiones
que por entonces eran las más comunes, aparte las que no precisaban
preparación como el servicio doméstico o las fábricas.
     Para la primera asignatura se nombraron dos profesoras, Rosa Casado
Díaz y Heliodora Cruz Artiaga. La primera era de Linares y allí se trasladó
en 1927 para ejercer su profesión de Maestra. La segunda había nacido en
Cervera del Llano ( Cuenca) en 1893. Con 26 años daba clase de Labores en
la Escuela Normal de Maestras de Jaén. Después pasaría unos años al frente
de la secretaría. De nuevo volvió a las aulas para impartir Labores y Economía
Doméstica. Fue asimismo Vocal del Consejo Provincial de Enseñanza desde
su creación y Secretaria de la Comisión Mixta de sustitución de la
enseñanza dada por religiosos45. Las dos estaban en posesión del título de
Maestras de Primera Enseñanza y daban clase en la Normal de Maestras
de Jaén. En la Económica compartían asignatura y salario. Como la
gratificación asignada a la asignatura era de 500 pesetas, cada una cobraba
la mitad. En 1923, Casado dejó la Económica y Cruz impartía sola la
asignatura. Cuando en plena guerra civil se suspendió la asignatura por
falta de alumnas pasó a dar clase de Gramática. En los años cuarenta del
siglo XX continuaba dando clases en la Económica46.
    Catalina García de Vargas se encargó de las clases de Música destinadas
en exclusiva a las niñas. Fue la primera mujer que entró a formar parte del
claustro de profesores de la Escuela Normal de Maestras de Jaén, como
profesora provisional de Música ingresó el 7 de septiembre de 191347.
    El idioma elegido fue el Francés, Rosario Mesa Rivilla, que como las
anteriores, poseía el título de Maestra de Primera Enseñanza y formaba
parte del cuadro de profesores de la Normal, era la encargada de dar esta
asignatura que expresamente se creaba para las mujeres48. Cobraba la

     45
      SANCHO RODRÍGUEZ, Mª. I. Op., cit., pp. 869 y 870.
     46
      A.S.E.J. Leg. 4440A.
   47
      Ibídem y SANCHO RODRÍGUEZ, Mª. I. Op., cit., p. 802, 852.
   48
      A.S.E.J. Leg. 1476A. Actas de la Real Sociedad. Sesión de 9 de abril de 1921, p. 267, y
SANCHO RODRÍGUEZ, Mª. I. Op., cit., p. 880.

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                                                                                            SÁNCHEZ LOZANO
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