Clave de Lectura - El portero de hockey EDUCACIÓN SECUNDARIA OBLIGATORIA

Página creada Guillermo Haristoy
 
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El portero de hockey
                       EDUCACIÓN SECUNDARIA OBLIGATORIA
                       Rodrigo Muñoz Avia

Lectores juveniles

                     Clave de   Lectura
Argumento
Estamos ante un libro de argumento sencillo en extremo, contado además con cierto desenfado y humor: el protagonista es Ber-
nardo, un chico de once años, portero del equipo de hockey del colegio de S. Vicente. El mismo día que tienen que jugar la final,
Bernardo cae enfermo. Su padre es un apasionado seguidor del equipo. Al padre y al hijo se les plantea el siguiente dilema: jugar
el partido a pesar de la fiebre (y arriesgarse a empeorar de salud) o no jugar, y por tanto poner en peligro la victoria del equipo (ya
que Bernardo es una pieza clave). Sensatamente, por influencia de la madre, acuden al ambulatorio en lugar de ir a jugar; sin em-
bargo, al volver hacia casa, el padre se detiene a comprar unas medicinas mientras Bernardo espera en el coche; cuando vuelve de
la farmacia, Bernardo ha desaparecido; ¿qué ha podido pasar? Carlos cree que su hijo se ha escapado para jugar el decisivo partido,
pero no es así. Al final, la situación se aclara y todos celebran la victoria del equipo.

   Personajes
La historia se centra en el personaje narrador: Carlos, padre de Bernardo. Los demás personajes están en función de este primer
personaje:
• Carlos:
Como ya hemos adelantado, es un padre ilusionado con su papel de padre, hasta tal punto que recuerda, con auténtica emoción
y como si hubiera sido ayer, el día en que Rita, su mujer, le dijo que estaba embarazada. Para él la llegada de Bernardo fue una
auténtica fiesta y al cabo de once años apenas ha cambiado de idea. La adoración que siente por Bernardo es también exagerada
(a veces, casi grotesca). Piensa que es el mejor chico del mundo: afectuoso, prudente, listo, buen jugador, buen compañero. Su
devoción le impide en muchos casos pensar, ver la realidad objetivamente y parece más niño aún que Bernardo.
Los rasgos más notables de su personalidad son: alegría y optimismo, extroversión, sentido del humor, idealismo y apasionamien-
to. Estos dos últimos, por ejemplo se pueden ver muy bien en el tema central: la decisión de no jugar el partido. Podríamos decir,
incluso, que tiene una idea de la virilidad muy semejante a los héroes de aventuras caballerescas: el hombre generoso y valiente
ha de entregarse por completo al ideal, ponerlo todo por el bien del equipo a pesar, incluso, de su salud. Su sentido del humor es
también un hilo conductor del relato:
“El número solicitado no existe, el número solicitado no existe, el número solicitado no existe…
—Lo que me faltaba era esto, lo que me faltaba era esto, lo que me faltaba era esto —he dicho en voz baja, repitiendo el mismo soniquete
que acababa de oír por el teléfono.” (pág. 29)
• Bernardo:
Tiene once años y “es un portero extraordinario”. Poco más podemos saber de él pues solo tenemos la imagen adorada que nos
quiere dar el narrador. Lo que se puede afirmar con claridad es que, si el protagonista del relato es Carlos, el protagonista de la
vida de Carlos es Bernardo. Es, lo mismo que Carlos, un apasionado del hockey y muy sensible y emotivo, por eso el inconve-
niente de su enfermedad le cuesta alguna lágrima. Es inteligente, como su padre nos dice una y otra vez, aunque tal vez, más que
inteligencia habría que llamarlo “conocimiento” o agudeza psicológica.
Entre él y su padre existe una corriente recíproca de simpatía y sinceridad, aunque en un momento determinado se corta (cuando
se marcha a casa sin avisar). Se trata de un momento decisivo en la vida de Bernardo, un paso pequeño pero significativo hacia
su propia autonomía. El momento clave en el proceso de madurez de Bernardo es cuando es capaz de actuar por cuenta propia y
cuando luego es capaz de contárselo a su padre, sin tener que acudir a las mentiras.
• Rita:
Es un personaje secundario pero esencial para crear la imagen que nos hacemos de los anteriores personajes, su marido y su hijo.
Es el apoyo sólido de ambos. Cuando se presenta el problema de la enfermedad de Bernardo, dos horas antes del partido, ella
tiene muy claro qué es lo que hay que hacer.
Con Bernardo es maternal y acogedora y, frente al apasionado y bromista Carlos, se muestra como persona sensata y prudente,
que se ríe de las bromas y excesos de Carlos aunque no siempre está dispuesta a secundarle.
• Otros personajes:
Intervienen en la historia, además de los citados, los compañeros de Bernardo, con los cuales establece una relación de cama-
radería y confraternidad, y el entrenador del equipo, el “míster”, que se comporta según el estereotipo social de este personaje:
furibundo defensor del equipo y enemigo del árbitro en el campo de juego; como consejero y animador paternal del equipo des-
pués en la celebración de la victoria. Este personaje contribuye con el personaje principal (el narrador) para crear la atmósfera
de combatividad y competencia deportiva.
Merece destacarse también, de entre todos los compañeros, a Paquito, el portero suplente del equipo. Es la contrafigura de Ber-
nardo: feo, desmañado y torpón. Estas características personales tan distintas de las de su hijo no impiden que le confunda con
su propio hijo, en el momento decisivo del partido, lo cual demuestra lo que ya dijimos del narrador; es decir, que su apasiona-
miento por su hijo es de tal magnitud que le impide ver la realidad con un mínimo de objetividad.
Comentario de orientación
Tema
El libro sondea uno de los episodios más humanos y entrañables de nuestra vida: el hecho de ser padre. El padre, arrastrado por
el cariño, llega a identificarse por completo con su hijo. Podríamos decir que estamos ante un libro sobre el crecimiento y el
proceso de madurez de las personas. Quizá lo más peculiar sea que, a diferencia de otros relatos sobre adolescentes, este refleja
más un proceso de madurez del padre (paternidad) que del niño (principio de la adolescencia y primeras decisiones autónomas).
Análisis del espacio y del tiempo
Toda historia debe ser situada en un espacio y un tiempo concretos. En el caso presente, el tiempo tiene mucha más importancia
que el espacio. Empecemos por este último. Existe un espacio global y general que enmarca la acción: Madrid. Se citan algunos
detalles, los imprescindibles para que la historia tenga una ubicación: Carlos va al trabajo andando, necesitan coger el coche
para ir al ambulatorio de Bravo Murillo (el nombre de una calle famosa de Madrid, que tiene boca de metro), pero no está de-
masiado lejos de casa pues Bernardo vuelve andando, el colegio donde estudia Bernardo, el S. Vicente Ferrer, está también a una
distancia corta, por la misma razón…
Aparte de este escenario global podría haber dado datos más concretos: el bar donde Rita le comunicó el embarazo, el campo
de hockey, la sala de espera y la consulta del ambulatorio, la casa de los protagonistas… Pero no lo ha hecho, y son referencias
puramente esquemáticas para que el lector se imagine los espacios como él quiera.
Lo que sí destaca es la aparición de un escenario no realista, el sueño: el autor trata en forma de sueño un tema importante, el de
su identificación total con Bernardo; en un caso se trata de un auténtico sueño, y en el otro, de un “sueño despierto”:
“He soñado con el partido. Por supuesto era un partido raro, porque a veces era de fútbol y a veces era de hockey […] Yo era el portero,
claro, y todo el mundo me aplaudía mucho […] Pero luego, de repente, en el campo había niebla y atacaban los cuatro jugadores […] Yo no
sabía dónde estaba la pelota, hasta que oí que mucha gente gritaba y vi que la pelota estaba dentro de la portería, y entonces vi a Bernardo,
que estaba en la grada con todo el público, y que me miraba riéndose, como si no le importara nada que me hubieran metido el gol.” (pág. 8)
“Lo que ha ocurrido es… difícil de explicar con palabras. Lo que ha ocurrido es, por muy extraño que parezca, que yo he estado a la vez
en dos sitios. Por una parte era Carlos, el padre de Bernardo, y estaba en la esquina, profundamente emocionado. Pero por otra parte no
era Carlos […] De pronto tengo once años y estoy entre los chicos.” (pág. 99)
Es mucho más importante la utilización del tiempo. De hecho, es el ingrediente básico para producir la impresión de rapidez e
intensidad. Los hechos narrados ocurren en el presente del narrador. La acción transcurre en un día, o mejor dicho, en unas horas
y las anotaciones son precisas y exactas. El narrador nos hace sentir cómo van pasando los minutos y las horas para una persona
que está nerviosa y que espera un hecho importante en su vida:
“Estoy nerviosísimo. Hoy jugamos la final. Me encanta el hockey… Yo voy a estar allí, en el patio del colegio, desde las diez y media,
esperando impacientemente a que el partido comience.” (pág. 5)
“Falta una hora y cuarenta y cinco minutos para que comience el partido… Dentro de media hora, es decir a las 9.45 despertaré a Ber-
nardo. Desayunaremos juntos y a las 10.15 saldremos para el colegio. Dentro de dos horas y tres cuartos sabremos quién ha ganado. Ayer
prometí a Bernardo que…” (pág. 9)
Por último, encontramos unas pocas referencias al pasado, cuando reconstruye la breve historia de Bernardo: el momento de su
concepción y su ingreso en el equipo de hockey. Pocas referencias pero muy significativas pues están relacionadas directamente
con el tema principal: identificación exagerada de Carlos con su hijo.
“Era el día del cumpleaños de Rita. El 15 de noviembre. Estábamos cenando en un restaurante libanés. Entre los dos, entre nuestras
caras, entre nuestras miradas había una vela encendida…” (pág. 11)
“Bernardo lleva tres años jugando al hockey. Empezó muy pequeño, pero es que en su colegio…”(pág. 13)
Punto de vista del narrador
Se trata de un relato escrito en primera persona. De ese modo, uno de los protagonistas nos trasmite directamente sus emocio-
nes: el nerviosismo y la impaciencia, las dudas antes de decidir, la aceptación sosegada de los hechos inevitables, el orgullo, la
admiración, un tanto infantil, hacia su hijo, la exaltación y excitación ante lo imprevisto (el partido, enfermedad y desaparición
de Bernardo).
En definitiva, el autor ha acertado plenamente al elegir la primera persona; es la mejor manera de abordar el tema (el sentimien-
to de la paternidad). El principio del relato, por ejemplo, está delineado con mano maestra: cuando nos enteramos de que su hijo
es quien juega realmente y no él, nos choca y hace sonreír esa identificación tan sincera e infantil con su hijo:
“No juego al hockey. No lo hago por dos razones muy fáciles: la primera, porque no tengo ni idea de jugar al hockey (en toda mi vida he
cogido dos veces un “stick”, y ninguna de las dos veces he conseguido atinar …; y la segunda, porque tengo 41 años, y hace mucho que
no voy al colegio, y si ahora me importa el hockey es porque Bernardo, mi hijo, juega de portero en el S. Vicente Ferrer, su colegio, que
hoy, a las once, juega contra los agustinos.” (pág. 6)
Organización del relato
• Estructura externa: el libro está dividido en veintitrés capítulos de muy corta extensión. Podemos reagruparlos en grupos, de
acuerdo con las acciones o pasos importantes que se van dando en el argumento general:
1. Capítulos 1-6: situación inicial. En ella se hace la presentación del narrador y del protagonista; se trazan las relaciones entre
ambos, las circunstancias que rodean a la acción principal, y se prepara la expectación que provoca el partido.
Esta parte admite otra subdivisión. Los capítulos 4-5-6 sirven para dar un poco de profundidad temporal a una historia tan
inmediata: el narrador evoca la velada íntima en que su mujer le comunicó su embarazo (cap. 4), la corta historia de Bernardo
como portero de hockey (cap. 5) y la expectación creada el día antes del partido delante de sus compañeros de trabajo (cap. 6).
2. Capítulos 7-13: obstáculo y alteración de esa situación inicial: la enfermedad de Bernardo hace imposible el transcurso pre-
visible de los hechos.
3. Capítulos 14-20: estamos ante la parte culminante. Desaparición de Bernardo. Ocurre ahora lo que en los argumentos de
enredo suele llamarse “nudo” o complicación de la trama: Bernardo se va a casa sin avisar y su padre se va al partido creyendo
que al final Bernardo se ha inclinado más hacia el “pundonor” que hacia la “sensatez”.
4. Capítulos 21- 23: comunicación entre padre e hijo y aceptación de la realidad por parte de ambos: el padre comprende que
no todo puede ser planeado al milímetro, aunque sea el cariño quien planifique, que ha de distanciarse un poco más de su hijo
para dar paso a su autonomía y a otros afectos legítimos (los compañeros…); el hijo comprende lo razonable de la decisión de no
jugar el partido y que hay que ser sincero con los demás y consigo mismo.
• Estructura interna: los hechos están contados siguiendo el orden en que sucedieron. Lo más llamativo está relacionado con
la duración real (un día) y con el tiempo empleado para contar los hechos (el presente y el pretérito perfecto); el narrador ha
intentado transmitir la información casi a la vez que está sucediendo; nos ha “transportado” directamente al escenario de los
hechos, como los periodistas que retransmiten partidos (de fútbol, de baloncesto o… de hockey).
En un argumento tan sencillo como este es prácticamente imposible la dispersión; sin embargo, hay dos detalles que refuerzan
el carácter cerrado del relato, su unidad (la alusión a la paella de “fideua”, muy coherente con el tono de broma que predomina
en todo el relato) y el párrafo final del libro, verdadero broche optimista, en el cual se subraya la alegría de vivir que domina en
todo el libro después de haber superado el pequeño bache de la enfermedad de Bernardo y después de que el equipo haya ganado
el partido de hockey.
“Está bien, está bien —he dicho yo. Y me he acercado a Paquito—. Era una broma, hombre, en realidad la fideua no se hace con fideos
—y me he puesto a reír abiertamente, y los chicos también lo han hecho, e incluso el pobre Paquito también ha reído.
—Sí se hace con fideos —ha dicho Rita—. Los he comprado antes. Lo que pasa es que son unos fideos especiales.
—Bueno, eso —he dicho, y he decidido volverme a reír, más que nada porque he notado que los demás también se estaban riendo, y que
yo también podía reír, pues todo era para reír.
Y así ha transcurrido el día, entre vasos de gaseosa, y fideos, y risas y chistes e historias y aventuras. Y ahora es ahora, me voy a acostar,
Bernardo ya está durmiendo, mañana no existe, siempre es ahora, tengo sueño, puedo recordar, puedo imaginar, siempre es ahora, la
cabeza tumbado” (pág. 101)
La lengua en la narración
Este apartado complementa un poco lo que hemos dicho a propósito del punto de vista narrativo. El escritor ha elegido un punto
de vista, estilo y tono adecuado para convencer al lector de que verdaderamente está hablando un hombre normal (de mediana
edad, empleado de banco, extrovertido, etc). Podríamos decir que se trata de una lengua sencilla, coloquial, la que se suele em-
plear en la intimidad o con la familia. He aquí algunas características propias de este registro coloquial:
–La sencillez y esquematismo de la sintaxis.
–La utilización de afirmaciones o exageraciones categóricas, sin matizar o poner en duda; son frases en las que se expresa el tem-
peramento individual de cada interlocutor.
–Interjecciones que dan viveza y espontaneidad al diálogo.
–Uso de muletillas que interrumpen la frase para hacerla más creíble al oyente, o que un hablante repite por hábito y las hace
representativas de su personalidad.
–Comparaciones expresivas o pintorescas. Alguna metáfora, muy fácil de entender, pero muy significativa y utilizadas en un
momento de máxima intensidad narrativa:
“Estaba muy nervioso, como si un cable muy tenso me recorriera las piernas y me atravesara la espalda hasta la nuca.” (pág. 28)
“Con la misma paciencia que el santo Job he vuelto a marcar…” (pág. 32)
“Yo sonrío, y haciendo un movimiento del brazo, como quien se quita una mosca de delante de la cara le digo: —No tiene importancia,
hombre.” (pág. 78)
–Utilización constante del diálogo y ausencia de descripción. El libro está lleno de fragmentos dialogados, todos naturales y
vivísimos.
–Narración ágil y dinámica, mediante el presente de indicativo y el pretérito perfecto compuesto; excepto las narraciones en
pasado absoluto (los sueños, los capítulos 3, 4, 5) todo está contado con un “tempo” rapidísimo, como algo que sucede a la vez
que está siendo contado. He aquí algún ejemplo de esta lengua sencilla y natural:
“No sé cómo explicar todo lo que entonces pasó por mi cabeza. De verdad, hay veces que parece mentira que puedan pasar tantas cosas
por la cabeza en un solo instante.” (pág. 11)
“[…] A mí me gustaría ayudar mucho para que nuestro equipo gane […] El problema es que no puedo ayudar […] Esta es la verdad: yo
no juego al hockey […]” (pág. 5)
“Es un portero extraordinario […] Hace paradas dificilísimas […] En todo el campeonato solo le han metido seis goles.” (pág. 7)
“No he podido siquiera terminar la frase. La señora del pelo abombado, al parecer muy ofendida […] Bernardo roto de risa y con mejor
cara […] Y yo también alegre, la verdad, porque, me gustaba ver a Bernardo…” (pág. 5)
“Menuda pandilla de cenutrios […] ¡Tanta historia para esto!” (pág. 31)
“Yo, desde luego no voy a perder mi turno. Llevo ya más de media hora en este antro.” (pág. 45)
“Creo que llevo toda la mañana haciendo el bobo.” (pág. 74)
Autor
Rodrigo Muñoz Avia, escritor, que hace unos años abandonó la docencia de la filosofía, presentó El Portero de Hockey al Premio
nacional de narrativa infantil y juvenil Leer es Vivir 1997 del Grupo Everest, logrando ser finalista en la sección juvenil del
mismo. Desde hace unos años se dedica exclusivamente a escribir. Fue el ganador de la edición pasada del premio Jaén con la
novela Lo que no sabemos. Actualmente prepara una nueva obra.

      Propuestas de actividades por competencias
Taller de lectura activa
• El narrador parece, a primera vista, un jugador ¿a qué se debe esta falsa impresión? ¿Qué tono proporciona este recurso?
• Se dice que los sueños tienen un cierto sentido, pueden interpretarse; trata de buscar un significado al sueño del capítulo dos (nos
puede decir algo sobre la personalidad de Carlos).
• Rita y Carlos están en un restaurante libanés; ella le comunica que está embarazada. ¿Cómo calificarías el ambiente que les rodea?
• Bernardo está enfermo. ¿Cuáles son los síntomas externos? ¿Cómo reacciona Carlos? ¿Y Rita? ¿Quién de los dos te parece más
razonable? ¿Por qué?
• El humor del libro aparece con toda evidencia en el capítulo diez. Cuando Carlos marca el número por segunda vez nos dice “he
esperado y he escuchado este maravilloso mensaje: …” Cuando usamos las palabras en un sentido contrario al habitual estamos
utilizando una figura retórica, (de las llamadas “figuras de pensamiento”) ¿qué nombre recibe esta figura, concretamente?
• El capítulo once continúa el mismo tono humorístico: es un diálogo rapidísimo y lleno de sobreentendidos: los personajes piensan
cosas que no aparecen del todo en la conversación ¿sabrías señalar y completar estos sobreentendidos?
• Aparecen nuevas personas: los pacientes en la sala de espera, la enfermera y el médico. ¿Con qué rasgos físicos están caracte-
rizados? Se trata de una descripción muy esquemática y subjetiva: reflejan ante todo un estado interior del narrador ¿qué estado
emocional reflejan?
• Mezclado con el humor, aparecen también apuntes sobre el infantilismo de Carlos, la sensación de que es más infantil el padre
que el sensato y razonable hijo ¿en qué detalle se percibe esto?
• ¿Cómo interpretas la siguiente frase del narrador:
“Es una de esas conversaciones en las que el hijo busca al padre, y el padre, en lugar de buscar al hijo, busca también al padre, o sea, al padre
buscado por el hijo.” (pág. 54)
• Empieza una parte bastante cómica: Carlos anima y jalea al equipo de Bernardo, creyendo que el portero es su propio hijo. Cuan-
do se rompe el equívoco pierde todo el interés por el partido y lo que antes era blanco ahora se convierte en negro: enumera los
episodios o detalles que demuestran el apasionamiento ciego de Carlos.
• Carlos vuelve a casa y sigue pensando en la responsabilidad de su hijo ¿qué le lleva a atribuir a Bernardo este rasgo?
• Carlos habla con su hijo, en cama. Cuenta todo lo que ha de hacer Carlos para arrancar una sonrisa a su hijo enfermo ¿qué im-
presión podemos sacar los lectores de estas acciones de Carlos? Hay un pasaje, en el relato, en que parece que los papeles se han
invertido (Carlos es el hijo y Bernardo es el padre): señálalo y coméntalo.
• Al fin, Bernardo confiesa a su padre algo que ha hecho mal, ¿de qué se trata? ¿cómo reacciona el padre? Bernardo acusa a su padre
¿de qué le acusa? ¿Tiene razón o solo es para defenderse de los reproches? Justifica bien la respuesta que des; se trata de un momento
culminante. Al final, es Carlos quien dice la última palabra, ¿asume la crítica? ¿qué valor se exalta por encima de todo?
• El último capítulo lo podríamos llamar de recapitulación y celebración. Se recuerda lo que ha sido y significado el día. Hay una
frase del narrador que merece un comentario:
“Tenía calculado lo que ocurriría en cada minuto, y sin embargo, luego no ha ocurrido nada de lo que yo tenía calculado en cada minuto.
Pero estoy contento…” (pág. 92)
• Cuando celebran la victoria cantando, el narrador dice una frase curiosa:
“[…] incluso me ha gustado ver al tal Paco cantando.” (pág. 96)
Hay en ella un ligero toque despectivo, ¿en qué palabras se aprecia? ¿qué imagen nos había dado antes de este compañero de Bernardo?
• Carlos experimenta una especie de trance psíquico; está en dos sitios a la vez y es dos personas a la vez. Descríbelo y comenta la re-
lación que esto tiene con el tema del libro. ¿Qué otro episodio “irreal” hemos encontrado en el libro? ¿Tienen algo que ver uno y otro?
• El libro termina al revés de como ha empezado: el narrador, relajado y tranquilo, entra en el sueño. Sin embargo no alude a ello
de una forma directa, ¿de qué manera nos está sugiriendo que está empezando a dormirse?

Taller de escritura
• El narrador nos ha trazado unos mini-retratos de alguno de los personajes: el médico, los pacientes de la sala de espera, Paquito
y su padre… (Recuerda qué rasgos dice de cada uno). Ahora tenemos la oportunidad de hacerle nosotros un retrato literario a
partir de los datos que han aparecido sobre él.
• En el capítulo cuarto hay una mínima descripción de ambiente: la intención del escritor es resaltar el contraste entre este
ambiente exótico y raro con el episodio absolutamente personal, íntimo y tierno: el embarazo de Rita. El trabajo consiste en
describir un ambiente con la intención de recrear una atmósfera interior distinta a lo cotidiano y diario.
• Apoyándonos en la crítica que hace de la Telefónica o de la Seguridad Social, trataremos de escribir un nuevo capítulo del
libro, en el cual se critique a otra institución social. Se trata de ampliar un poco el argumento, haciendo pasar a nuestro protago-
nista o protagonistas por algún otro servicio o institución: la policía, los transportes públicos, la justicia, los bancos, etc.
• Tomemos como punto de partida el episodio cómico en el que Bernardo desaparece del coche y su padre va a buscarlo al campo
de hockey. Trataremos de reescribirlo, pero ahora desde un punto de vista dramático:
–Cambiaremos el narrador: no lo cuenta el protagonista sino una tercera persona.
–Abreviaremos drásticamente el tiempo durante el cual Carlos asiste al partido.
–Nos centraremos en el momento culminante en que descubre que el portero no es Bernardo.
–Inventaremos una causa dramática (Bernardo ha desaparecido. ¿Qué ha pasado? ¿Dónde puede estar?) Y un desenlace distinto
del que nos presenta el libro, es decir, distinto de esa celebración final, en casa de Bernardo. El tono del relato se habrá desviado,
así, hacia lo melodramático.
Imaginad que sois Bernardo, pero cuando se ha hecho mayor. Metéos en la piel de este personaje y escribid una carta a Carlos,
vuestro padre (un jubilado que vive retirado en una residencia en el campo).

Taller de literatura
Volvamos al momento en que Carlos descubre un rostro extraño tras el casco protector; quien habla aquí es la propia voz del
desengaño y del desencanto:
“Pero entonces, así son las cosas, esta es la realidad, triste y patética realidad, Bernardo empieza a quitarse el casco protector, y cuando
termina de quitárselo aparece una cara extraña, achatada, de mentón prominente y nariz aplastada, una cara que puede ser de cualquier
persona menos de Bernardo, una cara un tanto basta, la vedad, fea, desagradable, al menos desde mi punto de vista, y, sin duda, más
parecida a la propia careta paragolpes que al delicado rostro de un niño.” (pág. 72)
Vamos a comparar este pasaje con uno del Quijote:
“Sonaron los tambores, llenó el aire el son de las trompetas, temblaba debajo de los pies la tierra; estaban suspensos los corazones de la
mirante turba, temiendo unos y esperando otros el bueno o el mal suceso de aquel caso. Finalmente, Don Quijote, encomendándose de
todo corazón a Dios…estaba aguardando que se le diese señal precisa de arremetida; empero nuestro lacayo tenía diferentes pensamientos:
no pensaba él sino en lo que ahora diré. Parece ser que cuando estuvo mirando a su enemiga (la hija de Doña Rodríguez), le pareció la más
hermosa mujer que había visto en toda su vida […] Y aunque Tosilos vio venir contra sí a Don Quijote, no se movió un paso de su puesto,
antes con grandes voces llamó al maese de campo: —Señor, ¿esta batalla no se hace porque yo me case o no me case con aquella señora?.
—Así es— le fue respondido. —Pues yo, —dijo el lacayo— […] me doy por vencido y quiero casarme luego con aquella señora. […]
En tanto que esto pasaba, Tosilos llegó adonde Doña Rodríguez estaba, y dijo a grandes voces: —Yo, señora, quiero casarme con vuestra
hija, y no quiero alcanzar por pleitos lo que puede alcanzar por paz […] Íbase Tosilos desenlazando la celada (el casco de la armadura),
y rogaba que apriesa le ayudasen, porque le iban faltando los espíritus del aliento, y no podía verse encerrado tanto tiempo en la estrechez
de aquel aposento. Quitáronsela aprisa, y quedó descubierto y patente su rostro de lacayo. Viendo lo cual doña Rodíguez y su hija, dando
grandes voces, dijeron: —Este es engaño; engaño es este; a Tosilos el lacayo del Duque nos han puesto en lugar de mi verdadero esposo
[…] —No vos acuitéis (no os preocupéis) —dijo Don Quijote—, que ni esta es malicia, ni es bellaquería; y si lo es, no ha sido por causa
del Duque, sino los malos encantadores que me persiguen, los cuales, envidiosos de que yo alcanzase la gloria deste vencimiento, han
convertido el rostro de vuestro esposo en el deste que decís…”
El trabajo consiste en:
• Destacar las semejanzas de ambos textos: semejanzas de situación, semejanzas entre los personajes.
–¿Quién podría ser Tosilos en el relato moderno?
–¿A quién se parece Carlos: a Don Quijote o a la Dueña?
–¿Con quién podríamos comparar a los “envidiosos encantadores” de Don Quijote?
• Aunque el fondo del asunto es idéntico, ambos textos son muy diferentes en estilo. Reescribe el episodio de El portero de hockey
desde una perspectiva arcaizante, imitando el estilo de Cervantes.

   Temáticas                                                                Materias
Derechos humanos.                                                                                 ENTORNO SOCIAL.
                                                                       Contenidos y propuestas elaborados por Francisco Javier Dioslado Moras
                                                                       Esta Ficha, en su totalidad, es material reproducible por cualquier medio técnico, para su
                                                                       uso por parte del profesorado en la realización de actividades con sus alumnos, exclusiva-
                                                                       mente en el ámbito del aula, por autorización expresa del
                                                                       Grupo Editorial Everest.
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