La Primera Guerra Mundial - Historia Abierta

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La Primera Guerra Mundial - Historia Abierta
H  istoria   A
                bierta

La Primera Guerra Mundial
La Primera Guerra Mundial - Historia Abierta
Historia Abierta                                          14                                        Junio 2014

                                                   En septiembre de 1914, tras la invasión alemana de
                                                   Bélgica, las críticas internacionales llovieron sobre el
         editorial                                 II Reich, provocando, entre otros hechos, la aparición
                                                   de un escrito firmado por la élite cultural y científica
                                                   alemana, que fue llamado el Manifiesto de los 93.
                                                   Finalizaba haciendo una llamada al lector «¡Ten fe en
                                                   nosotros! Creemos que vamos a llevar a cabo esta
                                                   guerra hasta el final como nación civilizada, a quien
                                                   el legado de un Goethe, un Beethoven, y un Kant es
                                                   tan sagrado como nuestros hogares. En ello
                                                   empeñamos nuestro nombre y nuestro honor». Aún
                                                   hoy estremece y admira la lista de Premios Nobel,
                                                   literatos, físicos, químicos, matemáticos, ingenieros,
Consejo Asesor                                     políticos, historiadores... que lo firmaron, haciendo
                                                   realidad la extensión de la Guerra no solo al ámbito
Luis Suárez Fernández                              meramente militar sino al de toda la sociedad
de la Real Academia de la Historia                 europea, cuya punta de diamante constituía su elite
Martín Almagro-Gorbea                              científica y cultural.
de la Real Academia de la Historia                 Las consecuencias fueron inmediatas: un grupo de
Alfonso Bullón de Mendoza                          historiadores británicos de Oxford firmaron un contra
Universidad San Pablo-CEU                          manifiesto, en forma de libro, Why we are at war. En
                                                   octubre, 22 rectores de las universidades alemanas
Emilio de Diego                                    firmaron otro denunciando las acusaciones realizadas
Universidad Complutense                            contra Alemania. Otro manifiesto posterior fue
                                                   firmado por 3.016 profesores de universidad y de
José Andrés-Gallego
                                                   escuelas superiores. En noviembre, la Academia
Consejo Superior de Investigaciones                Francesa criticaba el supuesto monopolio germano
Científicas                                        del saber y exaltaba la aportación latina a la cultura.
                                                   El 20 de junio de 1915, 352 profesores de enseñanza
Director                                           superior francesa firmaron la Petition des intellectuels,
                                                   a favor de la lucha nacional.
Antonio Manuel Moral Roncal
                                                   Y es que a nosotros, miembros de la comunidad
                                                   educativa española, no debe olvidársenos que la
Editor                                             locura de 1914 –que creyó encontrar la solución a
                                                   todos los problemas europeos en la guerra– encontró
Luis Valiente
                                                   apoyo sociales tan importantes como el mundo de la
                                                   enseñanza y el saber. Por ello, quizá será mejor
Consejo de Redacción                               reflexionar adecuadamente sobre la Primera Guerra
                                                   Mundial, de la mano de los siguientes autores de este
Antonio Cañellas Mas
                                                   número de Historia Abierta, que nos hablarán sobre
Beatriz Campderá Gutiérrez                         las causas del conflicto, el impacto que provocó en las
                                                   armas y estrategias, y el protagonismo del papado
Ana Rosa Domínguez Santamaría                      durante esos azarosos años, en los que el papel de los
                                                   nacionalismos contrajo una clara responsabilidad en
José Francisco Forniés Casals
                                                   el desencadenamiento y, sobre todo, mantenimiento
José Luis Martínez Sanz                            de la Gran Guerra. Una lección que no debemos
                                                   olvidar los europeos y, muy especialmente, los
Ricardo Colmenero Martínez
                                                   españoles de 2014.

                       Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y Ciencias
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Junio 2014                                                       15                                        Historia Abierta

Entre lo antiguo y lo moderno:
la Gran Guerra desde una
consideración militar
                                                                                              José Mª García Núñez
                                                                                               Universidad de Alcalá

   Para bien o para mal, lo cierto es que la Guerra del               como la ametralladora (destacada protagonista en la
14 trastornó la sociedad mundial en todos los aspec-                  posterior guerra de trincheras, al igual que la granada
tos, desde el terreno político (desmoronamiento de los                de mano; la más famosa es la Stielhandgranate alema-
principales Imperios europeos), económico (pérdida de                 na) y el fusil semiautomático de cerrojo (destacando el
la hegemonía económica del Viejo Continente) y cultu-                 Lebel francés, el Lee Enfield británico, el ruso Mo-
ral, hasta el –evidentemente– militar. Sin minusvalorar               sin-Nagant, el americano 1903 Springfield y el celebé-
los otros factores que se vieron profundamente altera-                rrimo Mauser Gewehr 98 alemán), muchos de los cua-
dos por el paso de la guerra, lo cierto es que centrare-              les –con pequeñas modificaciones– se utilizarían de
mos toda nuestra atención en valorar el shock, la in-                 nuevo entre 1939 y 1945. La precisión de estos nuevos
fluencia de la Gran Guerra, en el ámbito militar.                     fusiles, su mayor alcance efectivo, junto a la estabiliza-
   Podríamos limitarnos a enumerar el conjunto de in-                 ción del frente, hizo que surgiese la figura moderna del
novaciones que la Primera Guerra Mundial trajo consi-                 francotirador. Debido a esto, nació la necesidad de po-
go, como la aparición de nuevas armas más eficaces en                 tenciar cada vez más la mimetización del soldado res-
el arte de matar y la posterior aplicación de las mismas              pecto al terreno en el que se combatía, por lo que, a
sobre la táctica y estrategia militar de los distintos con-           partir de 1916, comienza a introducirse a gran escala el
tendientes. Este hecho es absolutamente innegable.                    uso del camuflaje entre la infantería.
Por tanto, sería conveniente analizar de forma somera                    En cuanto a la artillería, aparecieron piezas de una
lo nuevo, lo moderno, que aportó al mundo bélico la                   enorme variedad de calibres que han pasado a la pos-
Gran Guerra. De esta forma, se introdujo por vez pri-                 teridad –como el mítico Gran Bertha y el mortero de
mera en la historia planetaria el empleo de armas quí-
micas, que son, junto a las armas nucleares (desarrolla-
da en la Segunda Guerra Mundial), las que, a día de
hoy, más terror despiertan a la humanidad, precisa-
mente por las consecuencias aciagas que para esta, de
su uso, puede sustraerse. Siguiendo esta línea, armas
como el lanzallamas, el carro de combate o el uso del
arma aérea con funciones específicamente de combate
serían las que, a la postre, introdujesen el hecho bélico
predominante en el siglo XX, basado en una total des-
humanización de la guerra, en gran parte provocada
por los avances tecnológicos.
   Y es que la infantería combatiente contó con el de-
sarrollo de una industria bélica sin parangón, en com-
paración con las guerras precedentes. Como conse-
cuencia de esto, en primer lugar, se consolidaron y per-              Modelo alemán Fokker DR1. La aviación se desarrolló
feccionaron armas ya existentes antes del conflicto,                  extraordinariamente durante el conflicto

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Historia Abierta                                                16                                                  Junio 2014

trinchera Minenwerfer alemán o el soixante-quinze                    misma, se puede tener la tentación de caer en la mera
francés–, los relatos posteriores de los soldados que                exaltación de las novedades y cambios –en nuestro
hubieron de enfrentarse a la locura que suponía ser                  caso, centrados en el mundo bélico– sin tener en cuen-
bombardeado por estos cañones nos permite aproxi-                    ta otros factores, tales como la mentalidad y la visión
marnos someramente a las vivencias de estos;                         de hacer la guerra presentes en el momento en que
                                                                     estalló el conflicto, los cuales, sin duda alguna, enlaza-
        «Minuto a minuto, en nuestra trinchera, el dilu-             rían la Guerra del 14 con otros conflictos armados del
     vio de fuego aumenta. Los árboles son arranca-                  siglo anterior, incidiendo la experiencia extraída de es-
     dos, la tierra vuela hacia todas partes. Un humo                tos, a la hora de encarar las operaciones militares. Tal y
     agrio nos agarra la garganta. Con cada ráfaga                   como defiende, el general Felipe Quero Rodiles en su
     que pasa el cuerpo se encoge, los nervios se con-               obra Historia Militar de la Primera Guerra Mundial (Ed.
     traen y la respiración se hace más corta, más agi-              Sílex), «la afirmación, de que es un error persistente ini-
     tada […]».                                                      ciar la próxima guerra con las teorías y técnicas de la
                                                                     anterior, es rotundamente falsa».
   En cuanto a la guerra naval, el Pre-Dreadnought y su                 Debido a esto, sí tenemos en cuenta lo expuesto an-
versión más desarrollada –el Dreadnought– se erigie-                 teriormente, la PGM podría considerarse mutatis mu-
ron como el principal buque de la guerra; sin embargo,               tandis como el último gran canto del cisne del modelo
serían desplazados por una nueva modalidad de gue-                   y el arte de hacer la guerra del siglo XIX.
rra, la submarina. A pesar de que el submarino no fue                   Estas influencias decimonónicas pueden apreciarse
desarrollado durante este conflicto –algunos prototi-                en varios aspectos fundamentales, a saber:
pos primitivos fueron utilizados en la Guerra de Sece-
sión Americana–, no sería hasta el estallido de la Gran                • Mentalidad de los Estados Mayores. Los distin-
Guerra cuando la concepción de guerra submarina                           tos oficiales que conformaban los Estados Mayo-
como tal surgiese. Sirva de ejemplo el caso de los míti-                  res de los ejércitos contendientes, tenían una vi-
cos U-Boat alemanes, los cuales llevaron a cabo una                       sión completamente distorsionada de lo que sería
amplia campaña de guerra submarina a lo largo de                          la guerra, así como de la correcta forma de proce-
todo el globo, con decisivos resultados –unión de EEUU                    der ante la misma. En primer lugar, consideraban
a las potencias de la Entente–. Debido al elevado nú-                     que la guerra sería de una duración muy corta, a lo
mero de navíos hundidos por los submarinos alema-                         sumo meses. Por otro lado, a pesar de la distancia
nes, los aliados comenzaron a desarrollar armas defen-                    temporal, el propio Napoleón hubiese podido re-
sivas contra estos, tales como las llamadas «cargas de                    conocer en el campo de batalla los uniformes de
profundidad» o las minas submarinas.                                      las unidades y las tácticas que estas empleaban, ya
   Por último, las innovaciones y mejoras introducidas                    que, durante los primeros impases de la guerra
en la práctica militar no solo se centraron en el desarro-                –hasta bien entrado el año 1916–, la infantería
llo de nuevas armas, sino también en otras actividades                    avanzaba sobre las posiciones enemigas totalmen-
fundamentales para el mantenimiento de los ejércitos                      te al descubierto, casi en formación y con la bayo-
combatientes, pero tradicionalmente consideradas                          neta calada. Incluso, tal y como relataba Georges
como secundarias por el gran público. Estamos hablan-                     Blond en su libro La Batalla de Verdún (Inédita Edi-
do de la logística y el desarrollo de la medicina de cam-                 tores 2008), los soldados –en este caso alemanes–
paña (reconocimiento de enfermedades neuróticas                           cargaban contra sus enemigos entonando himnos
asociadas al combate, introducción de las transfusio-                     y marchas militares. Esto explica la enorme canti-
nes sanguíneas) los cuales y como no podía ser menos,                     dad de bajas existentes desde los mismos comien-
fueron alcanzando un amplio nivel de organización y                       zos de la guerra. Estas tácticas anticuadas facilita-
desarrollo que permitiría poner en marcha una máqui-                      ban dichas masacres, ya que los soldados, cuando
na militar monstruosa, como es un ejército moderno.                       salían al descubierto, eran presas fáciles del fuego
                                                                          enemigo. En cuanto a la uniformidad, esta bebía
                                                                          directamente de las influencias del siglo anterior. El
El siglo XIX en la Gran Guerra                                            ejemplo más claro es el colorido uniforme francés
                                                                          del principio de la guerra, el cual hacía que sus
  Como hemos visto, la Primera Guerra Mundial sirvió                      hombres fuesen literalmente cazados por los fran-
para abrir el camino de las características propias de la                 cotiradores alemanes, ya que no les permitían en-
guerra moderna, cuyos ecos aún perduran a día de                          mascararse con el terreno. Asimismo, el mítico
hoy. Debido a esto, cuando se procede al estudio de la                    Kepi francés –confeccionado en tela– y el Pickel-

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     haube alemán –elaborado en cuero– no ofrecían,                      tre «masas humanas», incitando por tanto a los
     ni de lejos, la protección necesaria a sus soldados                 generales a buscar cuanto antes la batalla, la ofen-
     ante los frecuentes (y mortales) impactos en la ca-                 siva, sin tener en cuenta si las circunstancias eran
     beza, que recibían ora de la metralla, ora de una                   propicias –estratégicamente hablando– o no.
     bala enemiga.                                                          A parte de Von Clausewitz, los mandos militares
  • Importancia de la Caballería. La Primera Guerra                     de aquella época estaban tremendamente influi-
     Mundial fue un conflicto principalmente hipomó-                     dos todavía por las Guerras Napoleónicas. No se-
     vil. El papel del caballo, en cuanto al transporte de               ría hasta el desastre del Somme, cuando com-
     heridos, municiones y demás enseres, se demos-                      prendiesen que las cargas frontales de infantería
     traría vital. Las enormes cotas de mortalidad entre                 sobre posiciones enemigas estaban abocadas al
     los equinos –entre 4 y 8 millones– son un ejemplo                   más absoluto de los fracasos, y solamente se con-
     de la desprotección a la que estos animales se                      seguía a­ umentar las listas de bajas. Y es que la
     veían sometidos. No sólo la artillería o las armas de               ofensiva era la única actitud estratégica plausible
     fuego provocaban bajas entre ellos, sino que tam-                   de cara a la guerra. Cualquier general que decidie-
     bién el empleo de gases tóxicos –tuvieron que de-                   se adoptar otras alternativas, como un plantea-
     sarrollarse máscaras antigás especiales para ellos–                 miento más defensivo, corría el riesgo de ser des-
     se convertirían, en una de las principales causas de                prestigiado y sustituido por otros oficiales más
     defunción.                                                          agresivos –tal y como le sucedió al mismísimo Pé-
        Inicialmente, la caballería estaba llamada a jugar               tain en Verdún.
     un papel fundamental dentro del planteamiento                     • Visión de la Guerra. Cuando estalló la Primera
     ofensivo de ambos bandos –Entente y Triple Alian-                    Guerra Mundial, la población de los distintos paí-
     za–. Asimismo, en 1914, aún poseía un gran espí-                     ses implicados se volcó –quizás con la ligera ex-
     ritu elitista, de prestigio social, dada su dilatada                 cepción del Imperio Ruso– en el esfuerzo bélico de
     tradición militar. Sin embargo, nada de esto servi-                  sus naciones. Miles de hombres se presentaron
     ría ante la vulnerabilidad de las unidades de caba-                  como voluntarios para «cazar unos boches» o
     llería frente a las nuevas armas desplegadas por las                 quizás unos «tommies», dependiendo de su lugar
     unidades de infantería enemigas que, junto con la                    de procedencia. Muchos de estos hombres no
     aparición, en última instancia, del carro de comba-                  eran más que adolescentes, los cuales, con el con-
     te, permitirían la caída en desgracia de este mile-                  sentimiento de sus padres y el beneplácito implíci-
     nario cuerpo. Pero no por ello –como ya dijimos– el                  to de las autoridades, falsearon su edad para mar-
     empleo del caballo dejó de jugar un rol muy impor-                   char a la guerra. Muchos de estos voluntarios se
     tante durante la guerra. Sería tras la conclusión de                 enrolaron por muy diversos motivos. Había quien
     esta cuando progresivamente, los regimientos de                      verdaderamente creía en la propaganda oficial, la
     caballería fueran siendo sustituidos por regimien-                   cual propagaba la idea del carácter defensivo del
     tos mecanizados, y dieron paso así a la «caballe-                    conflicto, y era este una lucha a vida o muerte en
     ría» del siglo XX. Por otro lado, dentro de la ver-                  la que se jugaba, por tanto, la supervivencia de la
     tiente humana de la guerra, los soldados queda-                      propia nación. Otros tantos decidieron enrolarse
     ban muy ligados a sus caballos, en un intento de                     con el objetivo de no ser tachados de cobardes
     escapar de la realidad aterradora a la que se en-                    por vecinos y familiares –en Inglaterra, aún las
     frentaban. Como ejemplo de esta relación de                          mujeres entregaban plumas blancas a los hom-
     amistad que se daba entre caballo y jinete, sirva el                 bres que actuaban con cobardía–, y algunos vie-
     libro escrito por el General canadiense Jack Seely                   ron en la guerra simplemente, la posibilidad de vi-
     sobre sus peripecias en la guerra a lomos de su ca-                  vir aventuras. El inicio del conflicto provocó que
     ballo «Warrior» (Guerrero).                                          en muchas capitales ­europeas se viviese un éxtasis
  • Énfasis en la Ofensiva. Si algo caracterizaría la                    nacionalista, y se llegó casi al paroxismo, con miles
     actitud general de los mandos militares de aquella                   de personas alegres porque por fin iban a resolver
     época, era su creencia ciega en la ofensiva. Esta se                 sus diferencias nacionales por medio de la guerra.
     basaba en una interpretación errónea de las ense-                    Precisamente esta concepción del hecho bélico,
     ñanzas de Von Clausewitz, de tal forma que, se-                      como único medio de resolución de conflictos en-
     gún Liddel Hart, Clausewitz, al mostrar la batalla                   tre países, era una visión que brotó en el siglo XIX
     como única actividad de la guerra, había eliminado                   y que explica, junto con otros factores, por qué la
     la importancia de la estrategia, reduciendo así el                   guerra gozó de tanto apoyo popular –al menos en
     arte de la guerra al mero exterminio, al choque en-                  un principio.

                             Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y Ciencias
La Primera Guerra Mundial - Historia Abierta
Historia Abierta                                                18                                                  Junio 2014

En conclusión                                                        Bibliografía

   Evidentemente, la Primera Guerra Mundial no pue-                  Astorri, Antonella; Salvadori, Patrizia (2002): Atlas Ilus-
de ser considerada como una mera prolongación del                       trado de la Primera Guerra Mundial, Madrid, Susaeta.
arte de hacer la guerra presente en el siglo XIX. Sin em-            Blond, Georges (2008): La Batalla de Verdún, Barcelo-
bargo, tampoco puede ser excluida la influencia e im-                   na, Inédita.
portancia que sobre esta tendría. Podemos decir que la               Gilbert, Martin (2003): Atlas Akal de la Primera Guerra
Gran Guerra fue un gran conflicto bisagra entre dos                     Mundial, la Historia Completa, Torrejón de Ardoz, Akal.
mundos totalmente diversos –siglo XIX y XX–, pero de-                Quero Rodiles, Felipe (2009): Historia Militar de la Prime-
masiado cercanos para ser incompatibles entre sí. Así, y                ra Guerra Mundial: De la Trinchera al Carro de Com-
solo de esta forma, una de las guerras más devastado-                   bate, Madrid, Sílex Ediciones.
ras de la humanidad puede ser mejor comprendida a                    De Vergara, Evergisto: «La Naturaleza, la Conducta y el
cien años de su comienzo.                                               Propósito de la Guerra» IEEBA p.13.

                             Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y Ciencias
La Primera Guerra Mundial - Historia Abierta
Junio 2014                                                      19                                        Historia Abierta

La Primera Guerra Mundial:
el debate historiográfico
100 años después
                                                                                           José Enrique Colombo
                                                                                             Universidad de Alcalá

   El 3 de agosto de 1914 estallaba de nuevo una gue-                lugar a un largo debate que posteriormente tras la se-
rra en Europa. Lo que parecería que sería una más de                 gunda contienda mundial, se intensificó, y que conti-
las constantes contiendas europeas acabó convirtién-                 núa en nuestros días.
dose en una guerra mundial que se prolongó más de 4
años y que dejó millones de fallecidos, mutilados o                  El debate historiográfico
desaparecidos. Se la denominó en su momento la Gran
Guerra pues se creía que haría imposible todos los pos-                Desde el comienzo, el mundo de la investigación
teriores conflictos bélicos; sin embargo, con lo único               estuvo muy marcado por lo que ocurrió. Durante el
que acabó fue con Europa y con su posición dominante
en el mundo, en detrimento de otras naciones como
Estados Unidos.
   La Primera Guerra Mundial fue el acontecimiento
histórico más importante desde que en 1789 tuviese
lugar la Revolución Francesa, puesto que no solo pro-
dujo mutaciones militares sino un gran cambio en las
mentalidades, al potenciar los nacionalismos y dar lu-
gar a procesos revolucionarios, como el ruso. También
allanó el camino para que, posteriormente, con la Se-
gunda Guerra Mundial, se produjese la desaparición
definitiva de los viejos imperios y de la descolonización,
lo que abrió una nueva época tanto política como so-
cial. Por último, hemos de mencionar que en esta con-
tienda mundial tuvo lugar el primero de los grandes
genocidios del siglo XX, el armenio. Cerca de cumplirse
el centenario de esta emblemática fecha, nos encon-
tramos todavía con un problema sin resolver, ¿de quién
fue la principal responsabilidad? El debate historiográ-
fico es inmenso y muy complejo de analizar.
   Para comprenderlo hemos de saber cuáles son las
principales líneas historiográficas que han generado
una numerosa bibliografía acerca del comienzo de di-
cha contienda. Encontramos numerosas posiciones a
destacar, pero las principales serian dos: la tesis de la
responsabilidad compartida y la tesis de la culpabilidad
única. Estas han sido las dos primordiales líneas de                 Propaganda rusa durante la guerra. La responsabilidad de
                                                                     Rusia y Francia en el inicio del conflicto debe ser analizada
estudio sobre el inicio de la Gran Guerra, y han dado                junto a la de los Imperios centrales

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La Primera Guerra Mundial - Historia Abierta
Historia Abierta                                                20                                                 Junio 2014

                                                                                              guerra franco-prusiana– im-
                                                                                              pactó en la formación de un
                                                                                              nacionalismo restaurador y en
                                                                                              un resentimiento social. Algu-
                                                                                              nos historiadores se pregunta-
                                                                                              ron si estos sentimientos de
                                                                                              revancha de Rusia y Francia
                                                                                              condujeron a la guerra, hasta
                                                                                              qué punto nublaron la vista de
                                                                                              los dirigentes y aumentaron
                                                                                              su militarismo y un ultrapatrio-
                                                                                              tismo que no midió las conse-
                                                                                              cuencias de un enfrentamien-
                                                                                              to.
                                                                                                 Por otro lado, encontramos
                                                                                              a historiadores que defendie-
                                                                                              ron la tesis de responsabilidad
Mapa de Europa tras las paces de 1919-1920
                                                                                              colectiva o culpabilidad com-
                                                                                              partida: la mayoría de los go-
                                                                                              biernos participaron en la res-
periodo de entreguerras (1919-1939) los historiado-                  ponsabilidad principal de esta guerra y cada uno hizo
res franceses compartieron la opinión de su Gobierno                 su peculiar aportación para llegar a ella. Sería el caso
señalando que la potencia culpable de la guerra ha-                  de Wilson, el presidente norteamericano en aquellos
bía sido Alemania. Un claro ejemplo de esta ideología                momentos, que afirmó que la diplomacia secreta y la
seria la obra de C. Bloch y P. Renouvin. Estos historia-             codicia de las potencias condujeron principalmente
dores defendieron que Alemania impulsó su panger-                    al conflicto. Lloyd George, el entonces primer minis-
manismo, la imposición de su cultura y forma de vida                 tro británico, argumentó que las naciones se desliza-
y, para lograrlo, el único método lógico era la guerra,              ron hacia la guerra sin prever sus consecuencias, aun-
por lo que afirmó que la política, la sociedad, la cien-             que no existió una clara voluntad bélica en ninguna
cia y la defensa alemanas estaban orientadas hacia la                de las partes, y concluía, en síntesis, que la situación
conflicto inevitablemente. No obstante, debe tenerse                 se fue de las manos a las naciones y que sus Gobier-
en cuenta el precedente de la Guerra Franco-Prusia-                  nos perdieron el control, animados por un optimismo
na de 1870-71 y cómo esta marcó profundamente el                     militar excesivo.
carácter patriótico francés.                                             Conforme avanzó el siglo XX, esta tesis de la cul-
   Otros historiadores –H. Barnes y E. Brandenburg–                  pabilidad compartida fue cobrando fuerza. Por ejem-
comenzaron a analizar no solo a los alemanes, sino el                plo, el historiador alemán Gerhard Ritter habló del
papel jugado por otras potencias, como Rusia y Fran-                 «curso inevitable de las declaraciones de guerra», e
cia. En el caso del Imperio de los zares, subrayaron la              indicaba que los orígenes de la contienda se encon-
rápida movilización de su ejército, además del impac-                traban en una peligrosa combinación formada por
to político que, en 1905, había producido su derrota                 un manejo deficiente de las crisis políticas, una carre-
en la guerra ruso-japonesa, humillante para un Impe-                 ra armamentística y unos planes militares a largo pla-
rio como el ruso el cual en el pasado había ostentado                zo de todas las potencias europeas. Ritter argumentó
un gran poder y deseaba recuperar aquella gloria. Su                 que los líderes civiles fueron fuertemente influidos y
participación en la Gran Guerra, además, tuvo unas                   manipulados por los militares, y concluía que no ha-
graves consecuencias políticas, como fueron la revo-                 bía razón para creer que los alemanes no deseasen la
lución de 1917, la guerra civil (1918-1920) y la apari-              paz. Décadas más tarde, Hobsbawm, perteneciente a
ción de la URSS. Por ello, un nutrido grupo de histo-                la escuela marxista, planteó que «El origen del con-
riadores defendieron la tesis de la coresponsabilidad                flicto se halla en el carácter de una situación interna-
rusa, ya que Moscú necesitaba una victoria gloriosa                  cional cada vez más deteriorada, que fue escapando
para lograr la unión de su pueblo y restaurar el senti-              progresivamente al control de los gobiernos». Por
miento patriótico prozarista. En el caso de Francia, el              ello, prácticamente hasta nuestros días, estas serian
peso del gran trauma nacional –Alsacia y Lorena las                  las dos tesis fundamentales sobre los orígenes de la
cuales se integraron desde 1871 en Alemania tras la                  Gran Guerra.

                             Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y Ciencias
La Primera Guerra Mundial - Historia Abierta
Junio 2014                                                      21                                        Historia Abierta

Reflexión en plena reconstrucción europea                            rra como demostró la elaboración del plan Schlieffen,
                                                                     con lo que se creó una red de condiciones que estalla-
    En el periodo que trascurre entre 1950 y 1970 se                 ron en aquel verano.
produjo un cierto cambio en la mentalidad europea,                      Para I. Geiss, la Weltpolitik (política mundial) resultó
que afectó a su reflexión sobre el pasado. En 1951 tuvo              clave para entender los acontecimientos que llevaron a
lugar un encuentro franco-germano de historiadores                   la Gran Guerra. Esta política germana acabó con el
sobre la Primera Guerra Mundial, cuyas conclusiones                  plan de Bismarck de conceder la hegemonía naval y co-
aceptaron que no hubo un deseo, una voluntad pre-                    lonial a Gran Bretaña, mientras Alemania construía su
meditada por parte de los gobiernos europeos de 1914                 preponderancia continental. La ruptura de este equili-
hacia la guerra. Hemos de tener en cuenta el momento                 brio, a partir de 1890, se produjo por las ansias de ex-
que vivían, acabada la Segunda Guerra Mundial, arra-                 pansión del emperador y de la nueva clase política ger-
sada Europa y en medio de la Guerra Fría; momento en                 mana, que reclamó una posición mundial al nivel de las
el que surgieron instituciones europeas de colabora-                 grandes potencias. Por su parte, los estudios de J. Koc-
ción entre naciones que, en el pasado, habían sido                   ka, A. Meyer y S. van Evera analizaron el papel de las
enemigas, como la Comunidad Económica del Carbón                     élites alemanas que fomentaron políticas agresivas
y el Acero (CECA). Esos tiempos de acercamiento pací-                para contener reformas sociales e impedir el ascenso
fico facilitaron una cierta revisión de las tesis sobre la           de los socialdemócratas al poder. Apuntaron en sus es-
Gran Guerra. Sin embargo, conforme se construían las                 tudios que la clase dirigente de Austria-Hungría hizo lo
dos Alemanias –RFA y RDA–, se procedió a una revisión                mismo para frenar la destrucción interna del imperio,
de la identidad histórica germana, en la que se encua-               pues en 1914 ese mosaico de culturas era un polvorín
dra la obra un historiador alemán, Fischer, que señaló               político con numerosas regiones y nacionalidades que
nuevamente la culpabilidad del Gobierno alemán, jus-                 solicitaban mayor autonomía. No obstante, la entrada
tificando la división de Alemania en la posguerra, la                de Viena en el conflicto hubiera resultado imposible sin
«protección» por parte de otras potencias y la tutela                «el cheque en blanco» de Berlín en aquel verano.
permanente de estas. Fischer apoyó sus tesis en la clara                Todas estas teorías consolidaron la causa única ale-
voluntad de dominación europea por parte de Alema-                   mana, ya sea por política externa, interna, militarmen-
nia en 1914, en su deseo de lograrla a través de la gue-             te, políticamente, etc. En oposición a la misma pode-

                             Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y Ciencias
La Primera Guerra Mundial - Historia Abierta
Historia Abierta                                                 22                                           Junio 2014

                                                                                       rra Mundial y el papel de las po-
                                                                                       tencias centrales. Hasta ese mo-
                                                                                       mento, los historiadores creyeron
                                                                                       encontrar las respuestas a sus
                                                                                       preguntas en el estudio de la polí-
                                                                                       tica y la economía, pero, a partir
                                                                                       de entonces, comenzaron a des-
                                                                                       tacar la importancia de la cultura
                                                                                       y de su influencia en los aconteci-
                                                                                       mientos previos a 1914. Empeza-
                                                                                       ron a analizarse las corrientes in-
                                                                                       telectuales de la época que favo-
                                                                                       recieron la creación de un am-
                                                                                       biente prebélico, tan importante
                                                                                       que, en el caso de Gran Bretaña,
                                                                                       al comienzo de la guerra el ejérci-
                                                                                       to se nutrió solo con voluntarios y
                                                                                       en Rusia se aceptó la guerra
                                                                                       como una catarsis políticocultu-
                                                                                       ral. ¿Hasta qué punto tuvo res-
                                                                                       ponsabilidad el darwinismo polí-
La Gran Guerra (I Guerra Mundial) es también conocida como la guerra de trincheras     tico, donde los más fuertes han
                                                                                       de imponerse a los más débiles
                                                                                       para lograr la supervivencia/su-
mos mencionar a otros autores, como R. Evans o premacía? Para algunos historiadores, esta mentalidad
D. Blackbour, que valoraron el cálculo equivocado bri- estuvo en relación con las políticas de prestigio, de
tánico en política exterior, que afianzó la guerra como fuerza, que desembocaron en el imperialismo y en la
respuesta a la decadencia descolonizadora y al eclipse guerra. También resulta importante analizar el papel de
económico. Para A. Taylor, Alemania creía que Gran los diversos nacionalismos europeos y las políticas esta-
Bretaña no iría a la guerra y que sería neutral, puesto tales para movilizar a la sociedad a través de la propa-
que sabía de sus crisis internas y sus dudas ante la si- ganda, tanto para animar a la guerra como para man-
tuación europea. La última experiencia bélica de Ingla- tener la moral en la victoria, una vez transcurridos va-
terra había sido la guerra de los bóers en la que los rios años. Por todo ello, encontramos cómo, a día de
británicos sufrieron derrotas, aunque ganaron el con- hoy, el debate estaría más enfocado hacia una repon-
flicto, y fueron conscientes del final de la gloriosa épo- sabilidad compartida y con múltiples factores que a
ca victoriana. Muchos observadores extranjeros pre- una culpabilidad basada en una única nación o en una
sentes en dicho conflicto comenzaron a observar única causa.
los cambios y problemas del ejército británico, por lo
que los alemanes confiaron en que Inglaterra no esta-
ba preparada para la guerra. Sin embargo, la política Bibliografía
exterior británica confió en frenar la decadencia me-
diante el recurso bélico, al derrotar a un enemigo exte- Bosemberg, Luis: «Las Guerras Mundiales: problemas y
rior para fomentar el sentimiento patriótico y la uni-             controversias en torno a los orígenes», Anuario co-
dad social.                                                        lombiano de historia social y cultura, 2006, nº33,
                                                                   pp. 289–309.
                                                               Sesé Alegre, José María: «La Primera Guerra Mundial»,
Últimas aportaciones del siglo XX                                  en PAREDES, Francisco J., Historia Universal Con-
                                                                   temporánea, Barcelona, Ariel, 2010.
    Desde la década de los 90 hasta la actualidad el de- Renouvin, Pierre: La Primera Guerra Mundial, Barcelona,
bate ha cambiado, condicionado por hechos como la                  Oikos Tau, 1989.
caída del Muro de Berlín, el proceso de unificación de         G ilbert, Martin: La Primera Guerra Mundial, Madrid, La
Alemania y la desaparición de la URSS; hechos que fa-              Esfera, 2010.
cilitaron el revisionismo histórico sobre la Primera Gue- Becker, Jean J.: La Gran Guerra, Madrid, Davinci, 2007.

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Junio 2014                                                      23                                        Historia Abierta

El papado ante la Gran Guerra
                                                                                               David Romero Navas
                                                                                               Universidad de Alcalá

La labor de Benedicto XV                                             ron las quejas de católicos franceses y belgas, total-
                                                                     mente convencidos de que el juicio moral del papa se-
   Con la muerte de Pío X en pleno inicio de la contien-             ría a su favor y que el pontífice no podría ignorar la
da, el nuevo pontífice elegido resultó ser el cardenal               violación de la neutralidad belga por parte del Segun-
italiano Giacomo Della Chiesa, cuyo papado se inició el              do Reich alemán. A pesar de estas presiones y de los
6 se septiembre de 1914 con el nombre de Benedic-                    fracasos de sus pretensiones de paz, el papa no quiso
to XV. El nuevo papa supo desde un primer momento                    tomar partido a favor de nadie (o mejor dicho, en con-
que su postura respecto al conflicto sería clave para su             tra de nadie) porque, de ocurrir tal cosa, su condición
mandato, debido a que las potencias iban a buscar el                 de árbitro y pastor se vería seriamente cuestionada.
apoyo de la Santa Sede como un estímulo muy apeteci-                 Además, había sido costumbre, en anteriores conflic-
ble, ya que no solo iban a contar los recursos militares,            tos entre potencias católicas, el mantenimiento de una
sino también los ideológicos, sociales, etc. No obstan-              estricta neutralidad por parte de Roma, mientras orga-
te, a la Santa Sede no le interesaba la victoria aplastan-           nizaba la asistencia religiosa en ambos bandos.
te de ningún beligerante, ya que Austria-Hungría había                  Una de las mayores problemáticas surgidas en estos
pasado a ser la última gran monarquía católica tras la               difíciles años al pontífice fue la entrada de Italia en la
ruptura de la republicana Francia con Roma en 1904, y
su posición geográfica suponía una barrera al eslavis-
mo ortodoxo y al protestantismo alemán. Sin embar-
go, Austria-Hungría era aliada de Alemania, la cual
–­pese a la existencia de grandes estados católicos
como Baviera– había invadido, sin previa declaración
de guerra, el estado católico de Bélgica, e igualmente
tampoco resultaba oportuna una victoria de la Rusia
cismática.
   Por tanto, Benedicto XV decidió adoptar una postu-
ra neutral y de arbitraje, actitud representada en su en-
cíclica del 1 de noviembre Ad Beatissimi, en la cual, sin
tomar partido por ningún beligerante y asegurando
actuar por el bien de los pueblos –y nunca en beneficio
personal–, el papa solicitó el fin de las hostilidades, y
abogó en favor de otros mecanismos que regulasen las
relaciones humanas, como el derecho. Las reacciones a
la encíclica de los países beligerantes no fueron las es-
peradas en la Santa Sede, al rechazar cualquier preten-
sión que no fuera acorde a sus propios intereses. Idén-
tica situación se repetiría con las proclamas por la paz
pronunciadas por el pontífice durante el año 1915.
Sectores católicos de múltiples países no querían una
neutralidad papal, y solicitaron que Benedicto XV se
pronunciara por un bando; deseaban que utilizase en
público su juicio moral para pedir responsabilidades y
que condenase actos como la matanza de civiles o los
actos de barbarie. Especialmente apremiantes resulta-                Benedicto XV

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Historia Abierta                                                 24                                             Junio 2014

                                                                                           te (con medidas como la abso-
                                                                                           lución de los pecados de los
                                                                                           soldados que participarían en el
                                                                                           frente sin necesidad de confe-
                                                                                           sión previa, agilizando el proce-
                                                                                           so al haber tantos combatien-
                                                                                           tes y tantas muertes) e iban su-
                                                                                           cediéndose, sin éxito, los inten-
                                                                                           tos del papa por llegar a la paz.
                                                                                           El más famoso sería la propues-
                                                                                           ta de cese de hostilidades for-
                                                                                           mulada el 1 de agosto de 1917,
                                                                                           en la cual proponía, entre otras
                                                                                           medidas, la libre navegación en
                                                                                           todo el globo, el arbitraje obli-
                                                                                           gatorio y el desarme para deci-
Cartel homenaje a los caídos por Francia durante la I Guerra Mundial                       dir conflictos entre estados, la
                                                                                           devolución de territorios ocu-
                                                                                           pados o la regulación de la si-
guerra, pues allí se produjo un duelo dialéctico entre tuación en territorios como Alsacia y Lorena (codicia-
partidarios de la intervención militar en la guerra y neu- dos por Alemania y Francia) o en Trieste y el Trentino
tralistas. Benedicto XV estuvo muy pendiente de dichas (reclamados por Austria-Hungría e Italia). La propues-
disputas por una sencilla razón: se pondría seriamente ta, al igual que las anteriores, fue criticada por los beli-
en duda el papel del papa como timonel del catolicis- gerantes tachándola de «derrotista», especialmente
mo universal con una Italia beligerante. Los riesgos por los gobiernos de la Entente.
eran evidentes, los diplomáticos de las potencias cen-               Al finalizar la guerra en 1918, la Santa Sede, como
trales abandonarían Roma a pesar de que el Vaticano había quedado establecido en el acuerdo firmado por
no les pediría su marcha, y Benedicto se negaba en ro- Italia con Gran Bretaña, no participó en las conversa-
tundo a establecer la sede papal fuera de Italia, a pesar ciones de paz. En su lugar, trató de ser un mediador en
de la problemática que causaría esta sede en una Italia las nuevas relaciones entre Estados y de convertirse en
en guerra. Otras amenazas igual de graves en una Italia una institución supranacional con capacidad para im-
beligerante eran que la posibilidad de una derrota de partir consejos. Igualmente, la Santa Sede tuvo que
este país abriera la puerta a una revolución izquierdista adaptarse al nuevo mapa político europeo, donde con
que amenazara a la Santa Sede, e igualmente (parecía la desaparición del Imperio Austrohúngaro habían sur-
claro que, en caso de entrada en guerra, Italia se en- gido países como Checoslovaquia, las menguadas
frentaría a Austria-Hungría) una derrota de la dinastía Austria y Hungría, reaparecido otros como Polonia,
de los Habsburgo supondría el fin de la última gran mientras las católicas Croacia y Eslovenia eran obliga-
monarquía católica. Era, por tanto, totalmente aconse- das a formar parte de la ortodoxa Yugoslavia. No obs-
jable que Italia fuera neutral. Finalmente, en contra de tante, con las potencias vencedoras hubo un nuevo
los deseos de la Santa Sede, Italia entró en guerra el acercamiento del Vaticano a Francia –tras la crisis de
26 de mayo de 1915 y dio lugar a un triple empeora- comienzos del siglo XX– y con Italia volvieron los diálo-
miento de la situación: la extensión del conflicto origi- gos para intentar poner solución a la «cuestión roma-
nó menores posibilidades de llegar a la paz; provocó el na» (no solucionada totalmente hasta los Pactos de
aislamiento diplomático de la Santa Sede (los embaja- Letrán, en 1929).
dores de las potencias beligerantes, finalmente, aban-
donaron Roma) y por una cláusula secreta, firmada en
Londres, Italia aceptaba unirse a la guerra con la Enten- El mundo católico ante la Gran Guerra
te, a cambio de que esta rechazara cualquier proposi-
ción de paz procedente del papado e impidiera a la                   Mientras que desde el Vaticano se apostaba por la
Santa Sede que tuviese representación en unas futuras neutralidad y por llegar a un acuerdo hacia la paz, el
conferencias de paz.                                             resto del mundo católico europeo, en su mayoría, aso-
   Según transcurría el conflicto, El Vaticano fue apo- ció su fe a un ardor patriótico ante la campaña que
yando cada vez más la labor de los capellanes del fren- acabó transformando en estos años una religión uni-

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versal en una religión nacionalista, según algunos his-
toriadores. Algunas razones de ello pudieron ser el dis-
tanciamiento con grupos antibelicistas, muchas veces
antirreligiosos (como los socialistas), o un intento de
paliar el anticlericalismo imperante en países como
Francia en esa época.
   La III República francesa fue un ejemplo de política
anticlerical a fnales del siglo XIX y a principios del XX
(incluso rompiendo relaciones con el Vaticano en
1904). Fue a partir del caso Dreyffus cuando los católi-
cos empezaron a demostrar su afán patriótico y quisie-
ron hacer ver que los enemigos de la religión estaban
en el mismo bando que los enemigos de Francia y los
amigos de Alemania. Los años precedentes al estallido
supusieron un cúmulo de acciones católicas proclives al
nacionalismo francés y a la guerra, como el rechazo
ecuánime de los círculos católicos a la propuesta del
ministro Cailloux de ceder una pequeña parte del im-
perio colonial francés a Alemania para rebajar la ten-
sión en 1911. Con todos estos precedentes y la amena-
za alemana transformada ya en guerra abierta en vera-
no de 1914, el gobierno francés comprendió que la
Iglesia católica en ese momento no era precisamente el
enemigo al que debían temer, estrechando unos cier-
tos lazos entre ambas partes que serían impensables
años atrás. De esta forma hubo una cierta cooperación
recíproca y se estableció la Unión Sagrada: católicos y              Benedicto XV fue elegido Papa el 3 de septiembre de 1914
anticlericales franceses unidos en la lucha contra el
enemigo exterior. El anticlericalismo estuvo oculto du-
rante la guerra pero no inactivo, y el catolicismo toda-             mento los católicos pacifistas a ser minoría. A diferen-
vía le resultaba sospechoso, y más con la neutralidad y              cia de lo ocurrido en Francia, donde a medida que pa-
las iniciativas de paz promovidas por el papa, vistas en             saban los años de guerra el catolicismo fue aceptado
Francia como acciones proclives a las potencias centra-              como compañero de viaje en la construcción nacional,
les. Los católicos franceses tuvieron que demostrar que              en Italia el conflicto no supuso una especial renovación
no estaban de acuerdo con la cabeza visible de su Igle-              de la fe, pero sí que –al igual que en Francia– abrió a los
sia, en este aspecto, y que no estaban dispuestos a per-             católicos las puertas de la sobremesa política, una vez
mitir una paz que no favoreciese en todo a Francia, por              finalizado este. Por tanto, el conflicto europeo otorgó
lo que intentaron distanciarse del Vaticano. Ello, unido             un gran impulso a la presencia política de los católicos
a la camaradería que muchos hombres en el frente ex-                 en numerosos países, incluso en la Alemania de pos-
perimentaron con sus compañeros católicos o sacerdo-                 guerra, donde los mismos se tuvieron que organizar
tes, dejaron una huella en Francia, y la situación anti-             durante la República de Weimar.
clerical extrema del siglo XIX se relajó.
   En el caso de Italia, el afán nacionalista y patriótico
de los católicos italianos apenas era audible a inicios              Bibliografía
del siglo XX, habida cuenta también del peso que tenía
la cuestión romana y la tensión generada de ello entre               Jedin, Hubert: Manual de Historia de la Iglesia. Barcelo-
Iglesia y Estado. En las disputas entre intervencionistas               na. Ed: Herder. 1978.
y neutralistas la mayoría de los obispos se declaró neu-             Jedin, Hubert. Repged, Konrad: Manual de Historia de la
tralista, aunque una minoría se mostraba proclive a la                  Iglesia IX. Barcelona. Ed: Biblioteca. 1984.
intervención. No obstante, tras la declaración de gue-               Paredes Alonso, Francisco Javier: Diccionario de los pa-
rra a los imperios centrales el 24 de mayo, católicos y                 pas y concilios. Barcelona. Ed: Ariel. 2005.
altos cargos eclesiásticos abrazaron con ferviente ilu-              Renouvin, Pierre: La crisis europea y la 1.ª Guerra Mun-
sión la intervención militar, pasando desde ese mo-                     dial. Madrid. Ed: Akal. 1990.

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Historia Abierta                                      26                                        Junio 2014

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Junio 2014                                                     27                                        Historia Abierta

                            CINE E HISTORIA
                                       Feliz Navidad
                         Otra visión de la Primera Guerra Mundial

                                                    A lo largo de estos 119 años de cine, los creadores han busca-
                                                 do formas distintas de presentar a los espectadores episodios
                                                 relevantes de la historia del hombre. Consecuentemente, en el
                                                 fondo de esas páginas llenas de política, sistemas económicos y
                                                 cambios socioculturales, el séptimo arte ha ido más allá, inda-
                                                 gando también en aquellos momentos menos conocidos.
                                                    Feliz Navidad es esa clase de producción que recoge un hecho
                                                 tan especial como actos de amistad y camaradería en un conflic-
                                                 to bélico de gran magnitud. Concretamente la película hace refe-
                                                 rencia a la Tregua del día de Navidad, el alto el fuego que tropas
                                                 escocesas, alemanas y francesas realizaron en la Nochebuena
                                                 de 1914 y que terminaría por extenderse a múltiples puntos de
                                                 las trincheras. La repercusión fue de tal magnitud que obligaría a
                                                 los altos mandos al intercambio de unas tropas que no pudieron
                                                 volver a atacar al contrario, con el que había confraternizado y al
                                                 que ya ponía un nombre.
                                                    Desde un punto de vista formal, la estructura de este largome-
                                                 traje de 2005 propone una visión tripartita del evento. Es decir,
                                                 desde los ojos de los alemanes, los franceses y los escoceses.
                                                 Asimismo, dentro de cada una de las tropas destacaran algunos
                                                 soldados y sus historias personales, como la del sacerdote esco-
cés en el frente o la del actor alemán que busca reunirse con su pareja, también artista. Este aspecto permite al
espectador una humanización de la contienda, concepto que entra en conflicto con el mando militar y la conse-
cución de objetivos. Es en este punto cuando se puede observar que Feliz Navidad bebe de otras historias de
guerra: la antítesis entre lo violento y lo humano. No es extraño que el visionado aluda a un clásico del cine fran-
cés como La gran ilusión, pues en la huida de los oficiales capturados por los alemanes en la obra de Jean Re-
noir se manifiestan exactamente los mismos sentimientos que los de los soldados de Feliz Navidad, así como la
compasión en algunos miembros del bando alemán.
   Por otra parte, cabe citar la acertada actuación del reparto protagonista, especialmente la del sacerdote esco-
cés encarnado por Gary Lewis. En torno a su figura se descompone esa desconocida faceta para el gran públi-
co, la de los presbíteros que se enrolaron en el frente para atender en los cuerpos de camilleros y proporcionar
ayuda espiritual a los soldados.
   Recapitulando, se puede decir de Feliz Navidad es una visión original y ciertamente edulcorada de la Primera
Guerra Mundial. Es un género donde se ha avanzado mucho en técnica y efectos, pero en términos argumenta-
les suele usar unas pautas fijas, por lo que los esfuerzos por ofrecer una guerra diferente siempre son positivos
para aportar riqueza a los estudios histórico-cinematográficos.

                                                                                                 Ricardo Colmenero Martínez

                            Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y Ciencias
Historia Abierta                                      28                                                 Junio 2014

                                       LIBROS

                                         Adam Hochschild, Para acabar con todas las guerras.
                                         Una historia de lealtad y rebelión, 1914-1918. Barcelona,
                                         Península Atalaya, 2013. 615 páginas.

                                         Este libro nos presenta el impacto de la Gran Guerra en la vida de
                                         numerosas personas, sobre todo del Imperio británico, cuyas tra-
                                         yectorias vitales representan respuestas muy diferentes a las opcio-
                                         nes que tuvieron quienes vivieron en una época en la que el mundo
                                         convulsionaba de manera general. Así nos acercamos a las biogra-
                                         fías de generales, activistas sindicales, feministas, agents provoca-
                                         teurs, escritores propagandistas, revolucionarios, ministros, perio-
                                         distas obreros, soldados y víctimas del sovietismo... cuyas vidas pue-
                                         den parecer novelescas, pero lo trágico es que fueron reales, porque
                                         la historia siempre descubre a personas, sucesos y dilemas morales
                                         más reveladores que los que pudieran inventar los mejores novelis-
                                         tas. En definitiva, un acercamiento al conflicto y al trauma social
                                         que generó en los europeos.

                                                                                                          José Ruiz

                                         Giani Stuparich, Guerra del 15. Barcelona, Ediciones
                                         Minúscula, 2013.195 págs.

                                         Publicado en 1931, este volumen recoge los apuntes que su autor
                                         (1891-1961) tomó durante los dos primeros meses de la guerra en
                                         el frente del Norte de Italia, cuando participó en las sangrientas ba-
                                         tallas del Isonzo. Se ofrece así la visión de un intelectual italiano que,
                                         junto a su hermano Carlo, formaron parte de esa juventud que se
                                         presentó voluntaria para imitar, en la Primera Guerra Mundial, las
                                         gestas narradas por el Risorgimento y el proceso de unidad italiano
                                         en el siglo XIX. Sin embargo, el texto conserva las reacciones psico-
                                         lógicas de un joven soldado que se enfrentó a la realidad brutal de
                                         la guerra frente a la retórica belicista y ultranacionalista. Una visión
                                         de la guerra, en un frente olvidado frente al franco-alemán o al
                                         ruso, escrita por uno de sus testigos.

                                                                                           Ramón Bernaldo González

                   Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y Ciencias
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