La Primera Guerra Mundial - Historia Abierta
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Historia Abierta 14 Junio 2014 En septiembre de 1914, tras la invasión alemana de Bélgica, las críticas internacionales llovieron sobre el editorial II Reich, provocando, entre otros hechos, la aparición de un escrito firmado por la élite cultural y científica alemana, que fue llamado el Manifiesto de los 93. Finalizaba haciendo una llamada al lector «¡Ten fe en nosotros! Creemos que vamos a llevar a cabo esta guerra hasta el final como nación civilizada, a quien el legado de un Goethe, un Beethoven, y un Kant es tan sagrado como nuestros hogares. En ello empeñamos nuestro nombre y nuestro honor». Aún hoy estremece y admira la lista de Premios Nobel, literatos, físicos, químicos, matemáticos, ingenieros, Consejo Asesor políticos, historiadores... que lo firmaron, haciendo realidad la extensión de la Guerra no solo al ámbito Luis Suárez Fernández meramente militar sino al de toda la sociedad de la Real Academia de la Historia europea, cuya punta de diamante constituía su elite Martín Almagro-Gorbea científica y cultural. de la Real Academia de la Historia Las consecuencias fueron inmediatas: un grupo de Alfonso Bullón de Mendoza historiadores británicos de Oxford firmaron un contra Universidad San Pablo-CEU manifiesto, en forma de libro, Why we are at war. En octubre, 22 rectores de las universidades alemanas Emilio de Diego firmaron otro denunciando las acusaciones realizadas Universidad Complutense contra Alemania. Otro manifiesto posterior fue firmado por 3.016 profesores de universidad y de José Andrés-Gallego escuelas superiores. En noviembre, la Academia Consejo Superior de Investigaciones Francesa criticaba el supuesto monopolio germano Científicas del saber y exaltaba la aportación latina a la cultura. El 20 de junio de 1915, 352 profesores de enseñanza Director superior francesa firmaron la Petition des intellectuels, a favor de la lucha nacional. Antonio Manuel Moral Roncal Y es que a nosotros, miembros de la comunidad educativa española, no debe olvidársenos que la Editor locura de 1914 –que creyó encontrar la solución a todos los problemas europeos en la guerra– encontró Luis Valiente apoyo sociales tan importantes como el mundo de la enseñanza y el saber. Por ello, quizá será mejor Consejo de Redacción reflexionar adecuadamente sobre la Primera Guerra Mundial, de la mano de los siguientes autores de este Antonio Cañellas Mas número de Historia Abierta, que nos hablarán sobre Beatriz Campderá Gutiérrez las causas del conflicto, el impacto que provocó en las armas y estrategias, y el protagonismo del papado Ana Rosa Domínguez Santamaría durante esos azarosos años, en los que el papel de los nacionalismos contrajo una clara responsabilidad en José Francisco Forniés Casals el desencadenamiento y, sobre todo, mantenimiento José Luis Martínez Sanz de la Gran Guerra. Una lección que no debemos olvidar los europeos y, muy especialmente, los Ricardo Colmenero Martínez españoles de 2014. Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y Ciencias
Junio 2014 15 Historia Abierta Entre lo antiguo y lo moderno: la Gran Guerra desde una consideración militar José Mª García Núñez Universidad de Alcalá Para bien o para mal, lo cierto es que la Guerra del como la ametralladora (destacada protagonista en la 14 trastornó la sociedad mundial en todos los aspec- posterior guerra de trincheras, al igual que la granada tos, desde el terreno político (desmoronamiento de los de mano; la más famosa es la Stielhandgranate alema- principales Imperios europeos), económico (pérdida de na) y el fusil semiautomático de cerrojo (destacando el la hegemonía económica del Viejo Continente) y cultu- Lebel francés, el Lee Enfield británico, el ruso Mo- ral, hasta el –evidentemente– militar. Sin minusvalorar sin-Nagant, el americano 1903 Springfield y el celebé- los otros factores que se vieron profundamente altera- rrimo Mauser Gewehr 98 alemán), muchos de los cua- dos por el paso de la guerra, lo cierto es que centrare- les –con pequeñas modificaciones– se utilizarían de mos toda nuestra atención en valorar el shock, la in- nuevo entre 1939 y 1945. La precisión de estos nuevos fluencia de la Gran Guerra, en el ámbito militar. fusiles, su mayor alcance efectivo, junto a la estabiliza- Podríamos limitarnos a enumerar el conjunto de in- ción del frente, hizo que surgiese la figura moderna del novaciones que la Primera Guerra Mundial trajo consi- francotirador. Debido a esto, nació la necesidad de po- go, como la aparición de nuevas armas más eficaces en tenciar cada vez más la mimetización del soldado res- el arte de matar y la posterior aplicación de las mismas pecto al terreno en el que se combatía, por lo que, a sobre la táctica y estrategia militar de los distintos con- partir de 1916, comienza a introducirse a gran escala el tendientes. Este hecho es absolutamente innegable. uso del camuflaje entre la infantería. Por tanto, sería conveniente analizar de forma somera En cuanto a la artillería, aparecieron piezas de una lo nuevo, lo moderno, que aportó al mundo bélico la enorme variedad de calibres que han pasado a la pos- Gran Guerra. De esta forma, se introdujo por vez pri- teridad –como el mítico Gran Bertha y el mortero de mera en la historia planetaria el empleo de armas quí- micas, que son, junto a las armas nucleares (desarrolla- da en la Segunda Guerra Mundial), las que, a día de hoy, más terror despiertan a la humanidad, precisa- mente por las consecuencias aciagas que para esta, de su uso, puede sustraerse. Siguiendo esta línea, armas como el lanzallamas, el carro de combate o el uso del arma aérea con funciones específicamente de combate serían las que, a la postre, introdujesen el hecho bélico predominante en el siglo XX, basado en una total des- humanización de la guerra, en gran parte provocada por los avances tecnológicos. Y es que la infantería combatiente contó con el de- sarrollo de una industria bélica sin parangón, en com- paración con las guerras precedentes. Como conse- cuencia de esto, en primer lugar, se consolidaron y per- Modelo alemán Fokker DR1. La aviación se desarrolló feccionaron armas ya existentes antes del conflicto, extraordinariamente durante el conflicto Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y Ciencias
Historia Abierta 16 Junio 2014 trinchera Minenwerfer alemán o el soixante-quinze misma, se puede tener la tentación de caer en la mera francés–, los relatos posteriores de los soldados que exaltación de las novedades y cambios –en nuestro hubieron de enfrentarse a la locura que suponía ser caso, centrados en el mundo bélico– sin tener en cuen- bombardeado por estos cañones nos permite aproxi- ta otros factores, tales como la mentalidad y la visión marnos someramente a las vivencias de estos; de hacer la guerra presentes en el momento en que estalló el conflicto, los cuales, sin duda alguna, enlaza- «Minuto a minuto, en nuestra trinchera, el dilu- rían la Guerra del 14 con otros conflictos armados del vio de fuego aumenta. Los árboles son arranca- siglo anterior, incidiendo la experiencia extraída de es- dos, la tierra vuela hacia todas partes. Un humo tos, a la hora de encarar las operaciones militares. Tal y agrio nos agarra la garganta. Con cada ráfaga como defiende, el general Felipe Quero Rodiles en su que pasa el cuerpo se encoge, los nervios se con- obra Historia Militar de la Primera Guerra Mundial (Ed. traen y la respiración se hace más corta, más agi- Sílex), «la afirmación, de que es un error persistente ini- tada […]». ciar la próxima guerra con las teorías y técnicas de la anterior, es rotundamente falsa». En cuanto a la guerra naval, el Pre-Dreadnought y su Debido a esto, sí tenemos en cuenta lo expuesto an- versión más desarrollada –el Dreadnought– se erigie- teriormente, la PGM podría considerarse mutatis mu- ron como el principal buque de la guerra; sin embargo, tandis como el último gran canto del cisne del modelo serían desplazados por una nueva modalidad de gue- y el arte de hacer la guerra del siglo XIX. rra, la submarina. A pesar de que el submarino no fue Estas influencias decimonónicas pueden apreciarse desarrollado durante este conflicto –algunos prototi- en varios aspectos fundamentales, a saber: pos primitivos fueron utilizados en la Guerra de Sece- sión Americana–, no sería hasta el estallido de la Gran • Mentalidad de los Estados Mayores. Los distin- Guerra cuando la concepción de guerra submarina tos oficiales que conformaban los Estados Mayo- como tal surgiese. Sirva de ejemplo el caso de los míti- res de los ejércitos contendientes, tenían una vi- cos U-Boat alemanes, los cuales llevaron a cabo una sión completamente distorsionada de lo que sería amplia campaña de guerra submarina a lo largo de la guerra, así como de la correcta forma de proce- todo el globo, con decisivos resultados –unión de EEUU der ante la misma. En primer lugar, consideraban a las potencias de la Entente–. Debido al elevado nú- que la guerra sería de una duración muy corta, a lo mero de navíos hundidos por los submarinos alema- sumo meses. Por otro lado, a pesar de la distancia nes, los aliados comenzaron a desarrollar armas defen- temporal, el propio Napoleón hubiese podido re- sivas contra estos, tales como las llamadas «cargas de conocer en el campo de batalla los uniformes de profundidad» o las minas submarinas. las unidades y las tácticas que estas empleaban, ya Por último, las innovaciones y mejoras introducidas que, durante los primeros impases de la guerra en la práctica militar no solo se centraron en el desarro- –hasta bien entrado el año 1916–, la infantería llo de nuevas armas, sino también en otras actividades avanzaba sobre las posiciones enemigas totalmen- fundamentales para el mantenimiento de los ejércitos te al descubierto, casi en formación y con la bayo- combatientes, pero tradicionalmente consideradas neta calada. Incluso, tal y como relataba Georges como secundarias por el gran público. Estamos hablan- Blond en su libro La Batalla de Verdún (Inédita Edi- do de la logística y el desarrollo de la medicina de cam- tores 2008), los soldados –en este caso alemanes– paña (reconocimiento de enfermedades neuróticas cargaban contra sus enemigos entonando himnos asociadas al combate, introducción de las transfusio- y marchas militares. Esto explica la enorme canti- nes sanguíneas) los cuales y como no podía ser menos, dad de bajas existentes desde los mismos comien- fueron alcanzando un amplio nivel de organización y zos de la guerra. Estas tácticas anticuadas facilita- desarrollo que permitiría poner en marcha una máqui- ban dichas masacres, ya que los soldados, cuando na militar monstruosa, como es un ejército moderno. salían al descubierto, eran presas fáciles del fuego enemigo. En cuanto a la uniformidad, esta bebía directamente de las influencias del siglo anterior. El El siglo XIX en la Gran Guerra ejemplo más claro es el colorido uniforme francés del principio de la guerra, el cual hacía que sus Como hemos visto, la Primera Guerra Mundial sirvió hombres fuesen literalmente cazados por los fran- para abrir el camino de las características propias de la cotiradores alemanes, ya que no les permitían en- guerra moderna, cuyos ecos aún perduran a día de mascararse con el terreno. Asimismo, el mítico hoy. Debido a esto, cuando se procede al estudio de la Kepi francés –confeccionado en tela– y el Pickel- Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y Ciencias
Junio 2014 17 Historia Abierta haube alemán –elaborado en cuero– no ofrecían, tre «masas humanas», incitando por tanto a los ni de lejos, la protección necesaria a sus soldados generales a buscar cuanto antes la batalla, la ofen- ante los frecuentes (y mortales) impactos en la ca- siva, sin tener en cuenta si las circunstancias eran beza, que recibían ora de la metralla, ora de una propicias –estratégicamente hablando– o no. bala enemiga. A parte de Von Clausewitz, los mandos militares • Importancia de la Caballería. La Primera Guerra de aquella época estaban tremendamente influi- Mundial fue un conflicto principalmente hipomó- dos todavía por las Guerras Napoleónicas. No se- vil. El papel del caballo, en cuanto al transporte de ría hasta el desastre del Somme, cuando com- heridos, municiones y demás enseres, se demos- prendiesen que las cargas frontales de infantería traría vital. Las enormes cotas de mortalidad entre sobre posiciones enemigas estaban abocadas al los equinos –entre 4 y 8 millones– son un ejemplo más absoluto de los fracasos, y solamente se con- de la desprotección a la que estos animales se seguía a umentar las listas de bajas. Y es que la veían sometidos. No sólo la artillería o las armas de ofensiva era la única actitud estratégica plausible fuego provocaban bajas entre ellos, sino que tam- de cara a la guerra. Cualquier general que decidie- bién el empleo de gases tóxicos –tuvieron que de- se adoptar otras alternativas, como un plantea- sarrollarse máscaras antigás especiales para ellos– miento más defensivo, corría el riesgo de ser des- se convertirían, en una de las principales causas de prestigiado y sustituido por otros oficiales más defunción. agresivos –tal y como le sucedió al mismísimo Pé- Inicialmente, la caballería estaba llamada a jugar tain en Verdún. un papel fundamental dentro del planteamiento • Visión de la Guerra. Cuando estalló la Primera ofensivo de ambos bandos –Entente y Triple Alian- Guerra Mundial, la población de los distintos paí- za–. Asimismo, en 1914, aún poseía un gran espí- ses implicados se volcó –quizás con la ligera ex- ritu elitista, de prestigio social, dada su dilatada cepción del Imperio Ruso– en el esfuerzo bélico de tradición militar. Sin embargo, nada de esto servi- sus naciones. Miles de hombres se presentaron ría ante la vulnerabilidad de las unidades de caba- como voluntarios para «cazar unos boches» o llería frente a las nuevas armas desplegadas por las quizás unos «tommies», dependiendo de su lugar unidades de infantería enemigas que, junto con la de procedencia. Muchos de estos hombres no aparición, en última instancia, del carro de comba- eran más que adolescentes, los cuales, con el con- te, permitirían la caída en desgracia de este mile- sentimiento de sus padres y el beneplácito implíci- nario cuerpo. Pero no por ello –como ya dijimos– el to de las autoridades, falsearon su edad para mar- empleo del caballo dejó de jugar un rol muy impor- char a la guerra. Muchos de estos voluntarios se tante durante la guerra. Sería tras la conclusión de enrolaron por muy diversos motivos. Había quien esta cuando progresivamente, los regimientos de verdaderamente creía en la propaganda oficial, la caballería fueran siendo sustituidos por regimien- cual propagaba la idea del carácter defensivo del tos mecanizados, y dieron paso así a la «caballe- conflicto, y era este una lucha a vida o muerte en ría» del siglo XX. Por otro lado, dentro de la ver- la que se jugaba, por tanto, la supervivencia de la tiente humana de la guerra, los soldados queda- propia nación. Otros tantos decidieron enrolarse ban muy ligados a sus caballos, en un intento de con el objetivo de no ser tachados de cobardes escapar de la realidad aterradora a la que se en- por vecinos y familiares –en Inglaterra, aún las frentaban. Como ejemplo de esta relación de mujeres entregaban plumas blancas a los hom- amistad que se daba entre caballo y jinete, sirva el bres que actuaban con cobardía–, y algunos vie- libro escrito por el General canadiense Jack Seely ron en la guerra simplemente, la posibilidad de vi- sobre sus peripecias en la guerra a lomos de su ca- vir aventuras. El inicio del conflicto provocó que ballo «Warrior» (Guerrero). en muchas capitales europeas se viviese un éxtasis • Énfasis en la Ofensiva. Si algo caracterizaría la nacionalista, y se llegó casi al paroxismo, con miles actitud general de los mandos militares de aquella de personas alegres porque por fin iban a resolver época, era su creencia ciega en la ofensiva. Esta se sus diferencias nacionales por medio de la guerra. basaba en una interpretación errónea de las ense- Precisamente esta concepción del hecho bélico, ñanzas de Von Clausewitz, de tal forma que, se- como único medio de resolución de conflictos en- gún Liddel Hart, Clausewitz, al mostrar la batalla tre países, era una visión que brotó en el siglo XIX como única actividad de la guerra, había eliminado y que explica, junto con otros factores, por qué la la importancia de la estrategia, reduciendo así el guerra gozó de tanto apoyo popular –al menos en arte de la guerra al mero exterminio, al choque en- un principio. Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y Ciencias
Historia Abierta 18 Junio 2014 En conclusión Bibliografía Evidentemente, la Primera Guerra Mundial no pue- Astorri, Antonella; Salvadori, Patrizia (2002): Atlas Ilus- de ser considerada como una mera prolongación del trado de la Primera Guerra Mundial, Madrid, Susaeta. arte de hacer la guerra presente en el siglo XIX. Sin em- Blond, Georges (2008): La Batalla de Verdún, Barcelo- bargo, tampoco puede ser excluida la influencia e im- na, Inédita. portancia que sobre esta tendría. Podemos decir que la Gilbert, Martin (2003): Atlas Akal de la Primera Guerra Gran Guerra fue un gran conflicto bisagra entre dos Mundial, la Historia Completa, Torrejón de Ardoz, Akal. mundos totalmente diversos –siglo XIX y XX–, pero de- Quero Rodiles, Felipe (2009): Historia Militar de la Prime- masiado cercanos para ser incompatibles entre sí. Así, y ra Guerra Mundial: De la Trinchera al Carro de Com- solo de esta forma, una de las guerras más devastado- bate, Madrid, Sílex Ediciones. ras de la humanidad puede ser mejor comprendida a De Vergara, Evergisto: «La Naturaleza, la Conducta y el cien años de su comienzo. Propósito de la Guerra» IEEBA p.13. Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y Ciencias
Junio 2014 19 Historia Abierta La Primera Guerra Mundial: el debate historiográfico 100 años después José Enrique Colombo Universidad de Alcalá El 3 de agosto de 1914 estallaba de nuevo una gue- lugar a un largo debate que posteriormente tras la se- rra en Europa. Lo que parecería que sería una más de gunda contienda mundial, se intensificó, y que conti- las constantes contiendas europeas acabó convirtién- núa en nuestros días. dose en una guerra mundial que se prolongó más de 4 años y que dejó millones de fallecidos, mutilados o El debate historiográfico desaparecidos. Se la denominó en su momento la Gran Guerra pues se creía que haría imposible todos los pos- Desde el comienzo, el mundo de la investigación teriores conflictos bélicos; sin embargo, con lo único estuvo muy marcado por lo que ocurrió. Durante el que acabó fue con Europa y con su posición dominante en el mundo, en detrimento de otras naciones como Estados Unidos. La Primera Guerra Mundial fue el acontecimiento histórico más importante desde que en 1789 tuviese lugar la Revolución Francesa, puesto que no solo pro- dujo mutaciones militares sino un gran cambio en las mentalidades, al potenciar los nacionalismos y dar lu- gar a procesos revolucionarios, como el ruso. También allanó el camino para que, posteriormente, con la Se- gunda Guerra Mundial, se produjese la desaparición definitiva de los viejos imperios y de la descolonización, lo que abrió una nueva época tanto política como so- cial. Por último, hemos de mencionar que en esta con- tienda mundial tuvo lugar el primero de los grandes genocidios del siglo XX, el armenio. Cerca de cumplirse el centenario de esta emblemática fecha, nos encon- tramos todavía con un problema sin resolver, ¿de quién fue la principal responsabilidad? El debate historiográ- fico es inmenso y muy complejo de analizar. Para comprenderlo hemos de saber cuáles son las principales líneas historiográficas que han generado una numerosa bibliografía acerca del comienzo de di- cha contienda. Encontramos numerosas posiciones a destacar, pero las principales serian dos: la tesis de la responsabilidad compartida y la tesis de la culpabilidad única. Estas han sido las dos primordiales líneas de Propaganda rusa durante la guerra. La responsabilidad de Rusia y Francia en el inicio del conflicto debe ser analizada estudio sobre el inicio de la Gran Guerra, y han dado junto a la de los Imperios centrales Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y Ciencias
Historia Abierta 20 Junio 2014 guerra franco-prusiana– im- pactó en la formación de un nacionalismo restaurador y en un resentimiento social. Algu- nos historiadores se pregunta- ron si estos sentimientos de revancha de Rusia y Francia condujeron a la guerra, hasta qué punto nublaron la vista de los dirigentes y aumentaron su militarismo y un ultrapatrio- tismo que no midió las conse- cuencias de un enfrentamien- to. Por otro lado, encontramos a historiadores que defendie- ron la tesis de responsabilidad Mapa de Europa tras las paces de 1919-1920 colectiva o culpabilidad com- partida: la mayoría de los go- biernos participaron en la res- periodo de entreguerras (1919-1939) los historiado- ponsabilidad principal de esta guerra y cada uno hizo res franceses compartieron la opinión de su Gobierno su peculiar aportación para llegar a ella. Sería el caso señalando que la potencia culpable de la guerra ha- de Wilson, el presidente norteamericano en aquellos bía sido Alemania. Un claro ejemplo de esta ideología momentos, que afirmó que la diplomacia secreta y la seria la obra de C. Bloch y P. Renouvin. Estos historia- codicia de las potencias condujeron principalmente dores defendieron que Alemania impulsó su panger- al conflicto. Lloyd George, el entonces primer minis- manismo, la imposición de su cultura y forma de vida tro británico, argumentó que las naciones se desliza- y, para lograrlo, el único método lógico era la guerra, ron hacia la guerra sin prever sus consecuencias, aun- por lo que afirmó que la política, la sociedad, la cien- que no existió una clara voluntad bélica en ninguna cia y la defensa alemanas estaban orientadas hacia la de las partes, y concluía, en síntesis, que la situación conflicto inevitablemente. No obstante, debe tenerse se fue de las manos a las naciones y que sus Gobier- en cuenta el precedente de la Guerra Franco-Prusia- nos perdieron el control, animados por un optimismo na de 1870-71 y cómo esta marcó profundamente el militar excesivo. carácter patriótico francés. Conforme avanzó el siglo XX, esta tesis de la cul- Otros historiadores –H. Barnes y E. Brandenburg– pabilidad compartida fue cobrando fuerza. Por ejem- comenzaron a analizar no solo a los alemanes, sino el plo, el historiador alemán Gerhard Ritter habló del papel jugado por otras potencias, como Rusia y Fran- «curso inevitable de las declaraciones de guerra», e cia. En el caso del Imperio de los zares, subrayaron la indicaba que los orígenes de la contienda se encon- rápida movilización de su ejército, además del impac- traban en una peligrosa combinación formada por to político que, en 1905, había producido su derrota un manejo deficiente de las crisis políticas, una carre- en la guerra ruso-japonesa, humillante para un Impe- ra armamentística y unos planes militares a largo pla- rio como el ruso el cual en el pasado había ostentado zo de todas las potencias europeas. Ritter argumentó un gran poder y deseaba recuperar aquella gloria. Su que los líderes civiles fueron fuertemente influidos y participación en la Gran Guerra, además, tuvo unas manipulados por los militares, y concluía que no ha- graves consecuencias políticas, como fueron la revo- bía razón para creer que los alemanes no deseasen la lución de 1917, la guerra civil (1918-1920) y la apari- paz. Décadas más tarde, Hobsbawm, perteneciente a ción de la URSS. Por ello, un nutrido grupo de histo- la escuela marxista, planteó que «El origen del con- riadores defendieron la tesis de la coresponsabilidad flicto se halla en el carácter de una situación interna- rusa, ya que Moscú necesitaba una victoria gloriosa cional cada vez más deteriorada, que fue escapando para lograr la unión de su pueblo y restaurar el senti- progresivamente al control de los gobiernos». Por miento patriótico prozarista. En el caso de Francia, el ello, prácticamente hasta nuestros días, estas serian peso del gran trauma nacional –Alsacia y Lorena las las dos tesis fundamentales sobre los orígenes de la cuales se integraron desde 1871 en Alemania tras la Gran Guerra. Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y Ciencias
Junio 2014 21 Historia Abierta Reflexión en plena reconstrucción europea rra como demostró la elaboración del plan Schlieffen, con lo que se creó una red de condiciones que estalla- En el periodo que trascurre entre 1950 y 1970 se ron en aquel verano. produjo un cierto cambio en la mentalidad europea, Para I. Geiss, la Weltpolitik (política mundial) resultó que afectó a su reflexión sobre el pasado. En 1951 tuvo clave para entender los acontecimientos que llevaron a lugar un encuentro franco-germano de historiadores la Gran Guerra. Esta política germana acabó con el sobre la Primera Guerra Mundial, cuyas conclusiones plan de Bismarck de conceder la hegemonía naval y co- aceptaron que no hubo un deseo, una voluntad pre- lonial a Gran Bretaña, mientras Alemania construía su meditada por parte de los gobiernos europeos de 1914 preponderancia continental. La ruptura de este equili- hacia la guerra. Hemos de tener en cuenta el momento brio, a partir de 1890, se produjo por las ansias de ex- que vivían, acabada la Segunda Guerra Mundial, arra- pansión del emperador y de la nueva clase política ger- sada Europa y en medio de la Guerra Fría; momento en mana, que reclamó una posición mundial al nivel de las el que surgieron instituciones europeas de colabora- grandes potencias. Por su parte, los estudios de J. Koc- ción entre naciones que, en el pasado, habían sido ka, A. Meyer y S. van Evera analizaron el papel de las enemigas, como la Comunidad Económica del Carbón élites alemanas que fomentaron políticas agresivas y el Acero (CECA). Esos tiempos de acercamiento pací- para contener reformas sociales e impedir el ascenso fico facilitaron una cierta revisión de las tesis sobre la de los socialdemócratas al poder. Apuntaron en sus es- Gran Guerra. Sin embargo, conforme se construían las tudios que la clase dirigente de Austria-Hungría hizo lo dos Alemanias –RFA y RDA–, se procedió a una revisión mismo para frenar la destrucción interna del imperio, de la identidad histórica germana, en la que se encua- pues en 1914 ese mosaico de culturas era un polvorín dra la obra un historiador alemán, Fischer, que señaló político con numerosas regiones y nacionalidades que nuevamente la culpabilidad del Gobierno alemán, jus- solicitaban mayor autonomía. No obstante, la entrada tificando la división de Alemania en la posguerra, la de Viena en el conflicto hubiera resultado imposible sin «protección» por parte de otras potencias y la tutela «el cheque en blanco» de Berlín en aquel verano. permanente de estas. Fischer apoyó sus tesis en la clara Todas estas teorías consolidaron la causa única ale- voluntad de dominación europea por parte de Alema- mana, ya sea por política externa, interna, militarmen- nia en 1914, en su deseo de lograrla a través de la gue- te, políticamente, etc. En oposición a la misma pode- Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y Ciencias
Historia Abierta 22 Junio 2014 rra Mundial y el papel de las po- tencias centrales. Hasta ese mo- mento, los historiadores creyeron encontrar las respuestas a sus preguntas en el estudio de la polí- tica y la economía, pero, a partir de entonces, comenzaron a des- tacar la importancia de la cultura y de su influencia en los aconteci- mientos previos a 1914. Empeza- ron a analizarse las corrientes in- telectuales de la época que favo- recieron la creación de un am- biente prebélico, tan importante que, en el caso de Gran Bretaña, al comienzo de la guerra el ejérci- to se nutrió solo con voluntarios y en Rusia se aceptó la guerra como una catarsis políticocultu- ral. ¿Hasta qué punto tuvo res- ponsabilidad el darwinismo polí- La Gran Guerra (I Guerra Mundial) es también conocida como la guerra de trincheras tico, donde los más fuertes han de imponerse a los más débiles para lograr la supervivencia/su- mos mencionar a otros autores, como R. Evans o premacía? Para algunos historiadores, esta mentalidad D. Blackbour, que valoraron el cálculo equivocado bri- estuvo en relación con las políticas de prestigio, de tánico en política exterior, que afianzó la guerra como fuerza, que desembocaron en el imperialismo y en la respuesta a la decadencia descolonizadora y al eclipse guerra. También resulta importante analizar el papel de económico. Para A. Taylor, Alemania creía que Gran los diversos nacionalismos europeos y las políticas esta- Bretaña no iría a la guerra y que sería neutral, puesto tales para movilizar a la sociedad a través de la propa- que sabía de sus crisis internas y sus dudas ante la si- ganda, tanto para animar a la guerra como para man- tuación europea. La última experiencia bélica de Ingla- tener la moral en la victoria, una vez transcurridos va- terra había sido la guerra de los bóers en la que los rios años. Por todo ello, encontramos cómo, a día de británicos sufrieron derrotas, aunque ganaron el con- hoy, el debate estaría más enfocado hacia una repon- flicto, y fueron conscientes del final de la gloriosa épo- sabilidad compartida y con múltiples factores que a ca victoriana. Muchos observadores extranjeros pre- una culpabilidad basada en una única nación o en una sentes en dicho conflicto comenzaron a observar única causa. los cambios y problemas del ejército británico, por lo que los alemanes confiaron en que Inglaterra no esta- ba preparada para la guerra. Sin embargo, la política Bibliografía exterior británica confió en frenar la decadencia me- diante el recurso bélico, al derrotar a un enemigo exte- Bosemberg, Luis: «Las Guerras Mundiales: problemas y rior para fomentar el sentimiento patriótico y la uni- controversias en torno a los orígenes», Anuario co- dad social. lombiano de historia social y cultura, 2006, nº33, pp. 289–309. Sesé Alegre, José María: «La Primera Guerra Mundial», Últimas aportaciones del siglo XX en PAREDES, Francisco J., Historia Universal Con- temporánea, Barcelona, Ariel, 2010. Desde la década de los 90 hasta la actualidad el de- Renouvin, Pierre: La Primera Guerra Mundial, Barcelona, bate ha cambiado, condicionado por hechos como la Oikos Tau, 1989. caída del Muro de Berlín, el proceso de unificación de G ilbert, Martin: La Primera Guerra Mundial, Madrid, La Alemania y la desaparición de la URSS; hechos que fa- Esfera, 2010. cilitaron el revisionismo histórico sobre la Primera Gue- Becker, Jean J.: La Gran Guerra, Madrid, Davinci, 2007. Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y Ciencias
Junio 2014 23 Historia Abierta El papado ante la Gran Guerra David Romero Navas Universidad de Alcalá La labor de Benedicto XV ron las quejas de católicos franceses y belgas, total- mente convencidos de que el juicio moral del papa se- Con la muerte de Pío X en pleno inicio de la contien- ría a su favor y que el pontífice no podría ignorar la da, el nuevo pontífice elegido resultó ser el cardenal violación de la neutralidad belga por parte del Segun- italiano Giacomo Della Chiesa, cuyo papado se inició el do Reich alemán. A pesar de estas presiones y de los 6 se septiembre de 1914 con el nombre de Benedic- fracasos de sus pretensiones de paz, el papa no quiso to XV. El nuevo papa supo desde un primer momento tomar partido a favor de nadie (o mejor dicho, en con- que su postura respecto al conflicto sería clave para su tra de nadie) porque, de ocurrir tal cosa, su condición mandato, debido a que las potencias iban a buscar el de árbitro y pastor se vería seriamente cuestionada. apoyo de la Santa Sede como un estímulo muy apeteci- Además, había sido costumbre, en anteriores conflic- ble, ya que no solo iban a contar los recursos militares, tos entre potencias católicas, el mantenimiento de una sino también los ideológicos, sociales, etc. No obstan- estricta neutralidad por parte de Roma, mientras orga- te, a la Santa Sede no le interesaba la victoria aplastan- nizaba la asistencia religiosa en ambos bandos. te de ningún beligerante, ya que Austria-Hungría había Una de las mayores problemáticas surgidas en estos pasado a ser la última gran monarquía católica tras la difíciles años al pontífice fue la entrada de Italia en la ruptura de la republicana Francia con Roma en 1904, y su posición geográfica suponía una barrera al eslavis- mo ortodoxo y al protestantismo alemán. Sin embar- go, Austria-Hungría era aliada de Alemania, la cual –pese a la existencia de grandes estados católicos como Baviera– había invadido, sin previa declaración de guerra, el estado católico de Bélgica, e igualmente tampoco resultaba oportuna una victoria de la Rusia cismática. Por tanto, Benedicto XV decidió adoptar una postu- ra neutral y de arbitraje, actitud representada en su en- cíclica del 1 de noviembre Ad Beatissimi, en la cual, sin tomar partido por ningún beligerante y asegurando actuar por el bien de los pueblos –y nunca en beneficio personal–, el papa solicitó el fin de las hostilidades, y abogó en favor de otros mecanismos que regulasen las relaciones humanas, como el derecho. Las reacciones a la encíclica de los países beligerantes no fueron las es- peradas en la Santa Sede, al rechazar cualquier preten- sión que no fuera acorde a sus propios intereses. Idén- tica situación se repetiría con las proclamas por la paz pronunciadas por el pontífice durante el año 1915. Sectores católicos de múltiples países no querían una neutralidad papal, y solicitaron que Benedicto XV se pronunciara por un bando; deseaban que utilizase en público su juicio moral para pedir responsabilidades y que condenase actos como la matanza de civiles o los actos de barbarie. Especialmente apremiantes resulta- Benedicto XV Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y Ciencias
Historia Abierta 24 Junio 2014 te (con medidas como la abso- lución de los pecados de los soldados que participarían en el frente sin necesidad de confe- sión previa, agilizando el proce- so al haber tantos combatien- tes y tantas muertes) e iban su- cediéndose, sin éxito, los inten- tos del papa por llegar a la paz. El más famoso sería la propues- ta de cese de hostilidades for- mulada el 1 de agosto de 1917, en la cual proponía, entre otras medidas, la libre navegación en todo el globo, el arbitraje obli- gatorio y el desarme para deci- Cartel homenaje a los caídos por Francia durante la I Guerra Mundial dir conflictos entre estados, la devolución de territorios ocu- pados o la regulación de la si- guerra, pues allí se produjo un duelo dialéctico entre tuación en territorios como Alsacia y Lorena (codicia- partidarios de la intervención militar en la guerra y neu- dos por Alemania y Francia) o en Trieste y el Trentino tralistas. Benedicto XV estuvo muy pendiente de dichas (reclamados por Austria-Hungría e Italia). La propues- disputas por una sencilla razón: se pondría seriamente ta, al igual que las anteriores, fue criticada por los beli- en duda el papel del papa como timonel del catolicis- gerantes tachándola de «derrotista», especialmente mo universal con una Italia beligerante. Los riesgos por los gobiernos de la Entente. eran evidentes, los diplomáticos de las potencias cen- Al finalizar la guerra en 1918, la Santa Sede, como trales abandonarían Roma a pesar de que el Vaticano había quedado establecido en el acuerdo firmado por no les pediría su marcha, y Benedicto se negaba en ro- Italia con Gran Bretaña, no participó en las conversa- tundo a establecer la sede papal fuera de Italia, a pesar ciones de paz. En su lugar, trató de ser un mediador en de la problemática que causaría esta sede en una Italia las nuevas relaciones entre Estados y de convertirse en en guerra. Otras amenazas igual de graves en una Italia una institución supranacional con capacidad para im- beligerante eran que la posibilidad de una derrota de partir consejos. Igualmente, la Santa Sede tuvo que este país abriera la puerta a una revolución izquierdista adaptarse al nuevo mapa político europeo, donde con que amenazara a la Santa Sede, e igualmente (parecía la desaparición del Imperio Austrohúngaro habían sur- claro que, en caso de entrada en guerra, Italia se en- gido países como Checoslovaquia, las menguadas frentaría a Austria-Hungría) una derrota de la dinastía Austria y Hungría, reaparecido otros como Polonia, de los Habsburgo supondría el fin de la última gran mientras las católicas Croacia y Eslovenia eran obliga- monarquía católica. Era, por tanto, totalmente aconse- das a formar parte de la ortodoxa Yugoslavia. No obs- jable que Italia fuera neutral. Finalmente, en contra de tante, con las potencias vencedoras hubo un nuevo los deseos de la Santa Sede, Italia entró en guerra el acercamiento del Vaticano a Francia –tras la crisis de 26 de mayo de 1915 y dio lugar a un triple empeora- comienzos del siglo XX– y con Italia volvieron los diálo- miento de la situación: la extensión del conflicto origi- gos para intentar poner solución a la «cuestión roma- nó menores posibilidades de llegar a la paz; provocó el na» (no solucionada totalmente hasta los Pactos de aislamiento diplomático de la Santa Sede (los embaja- Letrán, en 1929). dores de las potencias beligerantes, finalmente, aban- donaron Roma) y por una cláusula secreta, firmada en Londres, Italia aceptaba unirse a la guerra con la Enten- El mundo católico ante la Gran Guerra te, a cambio de que esta rechazara cualquier proposi- ción de paz procedente del papado e impidiera a la Mientras que desde el Vaticano se apostaba por la Santa Sede que tuviese representación en unas futuras neutralidad y por llegar a un acuerdo hacia la paz, el conferencias de paz. resto del mundo católico europeo, en su mayoría, aso- Según transcurría el conflicto, El Vaticano fue apo- ció su fe a un ardor patriótico ante la campaña que yando cada vez más la labor de los capellanes del fren- acabó transformando en estos años una religión uni- Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y Ciencias
Junio 2014 25 Historia Abierta versal en una religión nacionalista, según algunos his- toriadores. Algunas razones de ello pudieron ser el dis- tanciamiento con grupos antibelicistas, muchas veces antirreligiosos (como los socialistas), o un intento de paliar el anticlericalismo imperante en países como Francia en esa época. La III República francesa fue un ejemplo de política anticlerical a fnales del siglo XIX y a principios del XX (incluso rompiendo relaciones con el Vaticano en 1904). Fue a partir del caso Dreyffus cuando los católi- cos empezaron a demostrar su afán patriótico y quisie- ron hacer ver que los enemigos de la religión estaban en el mismo bando que los enemigos de Francia y los amigos de Alemania. Los años precedentes al estallido supusieron un cúmulo de acciones católicas proclives al nacionalismo francés y a la guerra, como el rechazo ecuánime de los círculos católicos a la propuesta del ministro Cailloux de ceder una pequeña parte del im- perio colonial francés a Alemania para rebajar la ten- sión en 1911. Con todos estos precedentes y la amena- za alemana transformada ya en guerra abierta en vera- no de 1914, el gobierno francés comprendió que la Iglesia católica en ese momento no era precisamente el enemigo al que debían temer, estrechando unos cier- tos lazos entre ambas partes que serían impensables años atrás. De esta forma hubo una cierta cooperación recíproca y se estableció la Unión Sagrada: católicos y Benedicto XV fue elegido Papa el 3 de septiembre de 1914 anticlericales franceses unidos en la lucha contra el enemigo exterior. El anticlericalismo estuvo oculto du- rante la guerra pero no inactivo, y el catolicismo toda- mento los católicos pacifistas a ser minoría. A diferen- vía le resultaba sospechoso, y más con la neutralidad y cia de lo ocurrido en Francia, donde a medida que pa- las iniciativas de paz promovidas por el papa, vistas en saban los años de guerra el catolicismo fue aceptado Francia como acciones proclives a las potencias centra- como compañero de viaje en la construcción nacional, les. Los católicos franceses tuvieron que demostrar que en Italia el conflicto no supuso una especial renovación no estaban de acuerdo con la cabeza visible de su Igle- de la fe, pero sí que –al igual que en Francia– abrió a los sia, en este aspecto, y que no estaban dispuestos a per- católicos las puertas de la sobremesa política, una vez mitir una paz que no favoreciese en todo a Francia, por finalizado este. Por tanto, el conflicto europeo otorgó lo que intentaron distanciarse del Vaticano. Ello, unido un gran impulso a la presencia política de los católicos a la camaradería que muchos hombres en el frente ex- en numerosos países, incluso en la Alemania de pos- perimentaron con sus compañeros católicos o sacerdo- guerra, donde los mismos se tuvieron que organizar tes, dejaron una huella en Francia, y la situación anti- durante la República de Weimar. clerical extrema del siglo XIX se relajó. En el caso de Italia, el afán nacionalista y patriótico de los católicos italianos apenas era audible a inicios Bibliografía del siglo XX, habida cuenta también del peso que tenía la cuestión romana y la tensión generada de ello entre Jedin, Hubert: Manual de Historia de la Iglesia. Barcelo- Iglesia y Estado. En las disputas entre intervencionistas na. Ed: Herder. 1978. y neutralistas la mayoría de los obispos se declaró neu- Jedin, Hubert. Repged, Konrad: Manual de Historia de la tralista, aunque una minoría se mostraba proclive a la Iglesia IX. Barcelona. Ed: Biblioteca. 1984. intervención. No obstante, tras la declaración de gue- Paredes Alonso, Francisco Javier: Diccionario de los pa- rra a los imperios centrales el 24 de mayo, católicos y pas y concilios. Barcelona. Ed: Ariel. 2005. altos cargos eclesiásticos abrazaron con ferviente ilu- Renouvin, Pierre: La crisis europea y la 1.ª Guerra Mun- sión la intervención militar, pasando desde ese mo- dial. Madrid. Ed: Akal. 1990. Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y Ciencias
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Junio 2014 27 Historia Abierta CINE E HISTORIA Feliz Navidad Otra visión de la Primera Guerra Mundial A lo largo de estos 119 años de cine, los creadores han busca- do formas distintas de presentar a los espectadores episodios relevantes de la historia del hombre. Consecuentemente, en el fondo de esas páginas llenas de política, sistemas económicos y cambios socioculturales, el séptimo arte ha ido más allá, inda- gando también en aquellos momentos menos conocidos. Feliz Navidad es esa clase de producción que recoge un hecho tan especial como actos de amistad y camaradería en un conflic- to bélico de gran magnitud. Concretamente la película hace refe- rencia a la Tregua del día de Navidad, el alto el fuego que tropas escocesas, alemanas y francesas realizaron en la Nochebuena de 1914 y que terminaría por extenderse a múltiples puntos de las trincheras. La repercusión fue de tal magnitud que obligaría a los altos mandos al intercambio de unas tropas que no pudieron volver a atacar al contrario, con el que había confraternizado y al que ya ponía un nombre. Desde un punto de vista formal, la estructura de este largome- traje de 2005 propone una visión tripartita del evento. Es decir, desde los ojos de los alemanes, los franceses y los escoceses. Asimismo, dentro de cada una de las tropas destacaran algunos soldados y sus historias personales, como la del sacerdote esco- cés en el frente o la del actor alemán que busca reunirse con su pareja, también artista. Este aspecto permite al espectador una humanización de la contienda, concepto que entra en conflicto con el mando militar y la conse- cución de objetivos. Es en este punto cuando se puede observar que Feliz Navidad bebe de otras historias de guerra: la antítesis entre lo violento y lo humano. No es extraño que el visionado aluda a un clásico del cine fran- cés como La gran ilusión, pues en la huida de los oficiales capturados por los alemanes en la obra de Jean Re- noir se manifiestan exactamente los mismos sentimientos que los de los soldados de Feliz Navidad, así como la compasión en algunos miembros del bando alemán. Por otra parte, cabe citar la acertada actuación del reparto protagonista, especialmente la del sacerdote esco- cés encarnado por Gary Lewis. En torno a su figura se descompone esa desconocida faceta para el gran públi- co, la de los presbíteros que se enrolaron en el frente para atender en los cuerpos de camilleros y proporcionar ayuda espiritual a los soldados. Recapitulando, se puede decir de Feliz Navidad es una visión original y ciertamente edulcorada de la Primera Guerra Mundial. Es un género donde se ha avanzado mucho en técnica y efectos, pero en términos argumenta- les suele usar unas pautas fijas, por lo que los esfuerzos por ofrecer una guerra diferente siempre son positivos para aportar riqueza a los estudios histórico-cinematográficos. Ricardo Colmenero Martínez Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y Ciencias
Historia Abierta 28 Junio 2014 LIBROS Adam Hochschild, Para acabar con todas las guerras. Una historia de lealtad y rebelión, 1914-1918. Barcelona, Península Atalaya, 2013. 615 páginas. Este libro nos presenta el impacto de la Gran Guerra en la vida de numerosas personas, sobre todo del Imperio británico, cuyas tra- yectorias vitales representan respuestas muy diferentes a las opcio- nes que tuvieron quienes vivieron en una época en la que el mundo convulsionaba de manera general. Así nos acercamos a las biogra- fías de generales, activistas sindicales, feministas, agents provoca- teurs, escritores propagandistas, revolucionarios, ministros, perio- distas obreros, soldados y víctimas del sovietismo... cuyas vidas pue- den parecer novelescas, pero lo trágico es que fueron reales, porque la historia siempre descubre a personas, sucesos y dilemas morales más reveladores que los que pudieran inventar los mejores novelis- tas. En definitiva, un acercamiento al conflicto y al trauma social que generó en los europeos. José Ruiz Giani Stuparich, Guerra del 15. Barcelona, Ediciones Minúscula, 2013.195 págs. Publicado en 1931, este volumen recoge los apuntes que su autor (1891-1961) tomó durante los dos primeros meses de la guerra en el frente del Norte de Italia, cuando participó en las sangrientas ba- tallas del Isonzo. Se ofrece así la visión de un intelectual italiano que, junto a su hermano Carlo, formaron parte de esa juventud que se presentó voluntaria para imitar, en la Primera Guerra Mundial, las gestas narradas por el Risorgimento y el proceso de unidad italiano en el siglo XIX. Sin embargo, el texto conserva las reacciones psico- lógicas de un joven soldado que se enfrentó a la realidad brutal de la guerra frente a la retórica belicista y ultranacionalista. Una visión de la guerra, en un frente olvidado frente al franco-alemán o al ruso, escrita por uno de sus testigos. Ramón Bernaldo González Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y Ciencias
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