Muebles baratos para el bolsillo, caros para el medioambiente

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Muebles baratos para el bolsillo, caros para el medioambiente
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Muebles baratos para el bolsillo, caros para
el medioambiente
El mobiliario que ofrecen grandes cadenas son asequibles y rápidos de
fabricar, pero, precisamente por eso, se estropean y cambian con frecuencia.
Como la moda rápida, la fast furniture tiene un coste en el ecosistema.

Lucía Caballero              5/6/2021 08:00 CEST

Estanterías que se comban bajo el peso de demasiados libros, mesas que se
rayan y dejan ver sus entrañas de conglomerado o somieres que comienzan
a tambalearse antes de tiempo. El mobiliario low cost no es quizás tan
duradero o resistente como el más caro, pero ofrece un precio asequible y
una calidad aceptable. Además, si uno de estos artículos se estropea,
podemos cambiarlo por uno exactamente igual sin que nuestro bolsillo sufra
demasiado.

La tendencia conocida en inglés como fast furniture (algo así como
mobiliario rápido) ha conquistado la industria del mueble. El aumento de la
demanda de este tipo de artículos, junto con el crecimiento de la fabricación
en países emergentes y las facilidades para el transporte y el comercio
internacional han allanado el camino.

                  Cada año, particulares y empresas europeas
Muebles baratos para el bolsillo, caros para el medioambiente
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               desechan cerca de 10 millones de toneladas de
                muebles, según la Oficina Europea del Medio
                 Ambiente. Estos residuos suelen acabar en
                          vertederos o incinerados

Un problema de esta forma de consumo masivo son sus repercusiones
ambientales. Cada año, los particulares y empresas europeas desechan
alrededor de 10 millones de toneladas de muebles , según datos de la
Oficina Europea del Medio Ambiente (EEB por sus siglas en inglés). Estos
residuos, compuestos por materiales como madera, metal, espuma, plástico
y cristal, suelen acabar, en su mayoría, depositados en vertederos o
incinerados.

La EEB identifica en un reciente informe sobre oportunidades para aplicar la
economía circular al sector algunos de las variables que sustentan este
patrón de compra y generación de residuos, donde el reciclaje es poco
común y la reutilización está restringida a la pequeña escala, a nivel
particular o con fines sociales.

Algunos de esos factores son la insuficiente información y facilidades para
que los consumidores puedan reparar o alargar la vida de los productos.
Además, la demanda de muebles de segunda mano y de productos
reciclados es escasa, así como la inversión de las empresas en la gestión y
recogida de artículos usados.

Asequibles e idénticos
Ana María Fernández, de la Universidad de Oviedo, nos da más detalles
sobre los motivos que han hecho de este tipo de mobiliario la norma. “Tiene
mucho que ver con los cambios de cultura de consumo que se producen con
los milenials”, aclara a SINC. Según la catedrática de Historia del Arte, la
aversión por el estilo decorativo las casas de sus padres y abuelos (muebles
de maderas talladas, adornos y porcelanas rococós…) ha llevado a los más
jóvenes a decantarse por un diseño mucho más limpio.

Las preferencias de las nuevas generaciones de jóvenes,
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 junto con una capacidad económica limitada, explican
    por qué se han dejado seducir por los muebles de
                   cadenas como Ikea

Sus preferencias, junto con una capacidad económica limitada, explican por
qué las nuevas generaciones se han dejado seducir por los productos de
cadenas como Ikea, con un precio muy asequible. “Van dirigidos a un sector
de la población muy concreto: una juventud urbana que comienza a formar
un hogar”, describe Fernández.

Además, ha ocurrido lo que “siempre ha sucedido a lo largo de la historia,
cuando las clases aristocráticas, los burgueses o los reyes se copiaban unos
a otros”, dice la experta. Las personas se identifican con los mismos gustos
de su edad y clase. Así es como Ikea ha logrado colarse en las casas de
medio mundo, homogeneizándolas.

Pero, ¿Cómo consigue la multinacional sueca que sus muebles sean tan
baratos? El secreto está en utilizar materiales de bajo coste, fabricarlos en
serie y de forma masiva y reducir gastos de embalaje, transporte y
almacenaje. Los muebles desmontados necesitan menos envoltorios, se
pueden apilar mejor en camiones o barcos y guardar fácilmente porque
ocupan menos espacio.
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El secreto para vender muebles a precios tan baratos como lo hace Ikea está en utilizar
materiales de bajo coste, fabricarlos en serie y de forma masiva y reducir gastos de embalaje,
transporte y almacenaje. / Vladimir Mokry / Unsplash

El verdadero impacto de la ‘fast furniture’
La evaluación del ciclo de vida permite evaluar el impacto ambiental de un
producto desde la obtención de las materias primas para su fabricación
hasta su desecho o reciclado. La producción de madera emplea alrededor de
1,2 GJ/m3 de energía y emite unos -838 Kg de carbono por metro cúbico. Por
su parte, un tablero de aglomerado necesita unos 3,8 GJ/m3 de energía y
emite -334 kilogramos de carbono por metro cúbico.

“La madera es uno de los reservorios en los que el árbol almacena el carbono
que obtiene a través del CO2 absorbido en la fotosíntesis”, explica a SINC
Rafael Calama, del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria.
Cualquier producto derivado de este material mantiene ese depósito, de ahí
que los valores de emisiones sean muy bajos, o incluso negativos,
comparados con otros materiales.

  Muchas grandes empresas del sector del mueble han
        transferido fábricas y obtienen materiales de
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  explotaciones madereras de países con legislaciones
       ambientales más laxas y precios más bajos.

Pero el transporte de materias primas y muebles, y la fabricación de estos
últimos, también tiene un impacto ambiental. Si bien el hecho de que se
necesiten menos vehículos para transportar una mercancía que ocupa poco
volumen supone menos emisiones, estas aumentan con la distancia
recorrida. Muchas grandes empresas del sector del mueble han transferido
fábricas y obtienen materiales de explotaciones madereras de países con
legislaciones ambientales más laxas y precios más bajos.

Además de la Unión Europea y Estados Unidos, economías emergentes
como India y China se han convertido en grandes exportadoras de madera y
muebles. Desde Ikea aseguran que obtienen sus productos de Europa (57
%), Asia Pacífico (40 %) y América (3 %). Sus mayores proveedores son
China (28 %), Polonia (19 %) e Italia (8 %). Su estrategia, indican a SINC, “es
que los proveedores obtengan las materias primas tan cerca de las fábricas
como sea posible”.

La huella ambiental de los artículos también se incrementa cuando nos
deshacemos pronto de ellos y terminan incinerados o abandonados en
vertederos. Materiales como espumas y plásticos son muy contaminantes.
En el caso de la madera, el carbono que almacenan los muebles vuelve al
medio ambiente al quemarla. “Como sumidero de carbono, interesa que se
transforme en productos de vida útil lo más larga posible”, advierte Calama.

Además, un mayor consumo conlleva una mayor necesidad de árboles. La
producción mundial anual de madera es de unos 4.000 millones de metros
cúbicos e Ikea utiliza un 1 %. La empresa emplea unas 600 toneladas de
tableros aglomerado a diario para producir solo uno de sus productos: la
famosa estantería Billy .

Iniciativas para la sostenibilidad
Una de las medidas que existen para fomentar la sostenibilidad de las
explotaciones forestales son las certificaciones. El 35 % de los bosques
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certificados del mundo (casi 87 millones de hectáreas) están en Europa. Los
principales sistemas internacionales de certificación forestal son los del
Consejo de Administración Forestal (FSC, por sus siglas en inglés) y el PEFC.
Ambas son organizaciones que abogan por la gestión forestal sostenible y
responsable.

               Una de las medidas que existen para fomentar la
             sostenibilidad de las explotaciones forestales son
                  las certificaciones. El 35 % de los bosques
                   certificados del mundo están en Europa

Otra clave es la economía circular. “Diseñamos nuestros productos para ser
circulares desde el principio, para que puedan ser reparados, reutilizados,
revendidos o reciclados, generando el mínimo de residuos posible”, aseguran
desde Ikea. Con la madera es fácil. “La industria del tablero de aglomerado
se abastece de residuos procedentes del reciclado de muebles, palés, etc.”,
comenta Calama. Es más difícil reintroducir el plástico, el papel y los textiles
en la cadena de fabricación. Aún así, la firma sueca quiere ser 100 % circular
en 2030.

Es cierto que han puesto en marcha algunas iniciativas, como ofrecer piezas
de repuesto para alargar la vida de algunos de sus muebles. El año pasado,
la empresa abrió su primera tienda de segunda mano en Eskilstuna (Suecia).
También ofrece la posibilidad de revender algunos artículos, pero la lista y
condiciones son limitadas.

Aún le queda un buen trecho por recorrer. Las cómodas de Ikea que se
desmontan y se vuelven a montar difícilmente vuelven a ser las mismas.
Retiran los muebles, sofás y colchones, pero solo si se han comprado unos
nuevos previamente y pagando un coste que los consumidores pueden no
estar dispuestos a abonar por productos baratos, como estanterías y
mesas.

Con la edad, cambian nuestras preferencias: “Tendemos
a querer diferenciarnos de nuestros congéneres, amigos
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  y colegas. Sustituimos la estantería Billy por otra más
            sólida”, dice Ana María Fernández

Claro que todos estos puntos flacos están presentes en muchas otras
tiendas y también hay una parte de responsabilidad por parte de los
compradores. Pero es difícil decidirse por otras opciones de mayor calidad
cuando el presupuesto es limitado y la vivienda no sea probablemente un
hogar definitivo.

Afortunadamente, según Fernández, con la edad y el aumento del poder
adquisitivo cambian nuestras preferencias: “Tendemos a querer
diferenciarnos de nuestros congéneres, amigos y colegas de trabajo.
Sustituimos la estantería Billy por otra más sólida. Las cadenas como Ikea
seguirán existiendo, pero, lo mismo que en otros sectores como el de la
moda, la sostenibilidad se va imponiendo poco a poco”, concluye.

   Madera de laboratorio
   Si bien la sostenibilidad comienza a colarse en la industria de la
   madera, la deforestación y la explotación incontrolada (o incluso
   ilegal) siguen siendo habituales. Por eso, la ciencia busca alternativas
   que eviten la tala indiscriminada de árboles o el empleo de especies
   amenazadas, como las del género Dalbergia, muy cotizadas por su
   color oscuro y veteado.

   En el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) han desarrollado
   un mecanismo para cultivar en el laboratorio tejidos formados por
   células vegetales como la madera y la fibra que recogen en un estudio
   publicado recientemente en el Journal of Cleaner Production. Aunque
   aún están lejos de fabricar muebles, el trabajo supone un punto de
   partida para la producción de biomateriales que liberen presión de los
   bosques y la agricultura.

   Los investigadores no han necesitado suelo ni luz solar. Han
   empleado células de la planta zinnia en un proceso muy parecido al de
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   la impresión 3D. Tras aportarles los nutrientes necesarios para que se
   multiplicasen, utilizaron dos hormonas (auxina y citoquinina) para
   promover la producción de lignina, el polímero que otorga rigidez a la
   madera.

   La composición y la estructura del producto final se puede controlar
   utilizando un microscopio de fluorescencia. Además, usaron un gel
   que actuaba como matriz para guiar el crecimiento del tejido. “La idea
   es no solo adaptar las propiedades del material, sino también su
   forma desde el inicio”, explica Luis Fernando Velásquez-García , uno de
   sus creadores.

   Aunque los muebles de laboratorio están aún lejos de ser una realidad,
   esta iniciativa refleja el papel de la innovación en la búsqueda de
   alternativas más sostenibles a la extracción de materias primas y
   sistemas productivos más agresivos con el medioambiente.

Fuente: SINC

Derechos: Creative Commons

          ECONOMÍA CIRCULAR        SOSTENIBILIDAD      MEDIOAMBIENTE          MUEBLES
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