SMART POWER. RELACIÓN CON UNA ESTRATE
←
→
Transcripción del contenido de la página
Si su navegador no muestra la página correctamente, lea el contenido de la página a continuación
SMART POWER. RELACIÓN CON UNA ESTRATE- GIA NACIONAL DE SEGURIDAD. ARTURO GARCÍA-VAQUERO PRADAL. MADOC (EJÉRCITO DE TIERRA. MINISTERIO DE DEFENSA) avaquero@et.mde.es RESUMEN: Toda nación, todo estado dispone o necesita una estrategia para progresar, que determine un rumbo vital coherente acorde con sus objetivos y con sus recursos. Las relaciones de poder se desarrollan en el marco de las relaciones internacionales para lograr los fines perseguidos por la estrategia y se pueden basar en la cooperación o en la confrontación, a grandes rasgos. Smart Power es una manera de explicar las relaciones de poder y una posi- bilidad de afrontarlas en el marco internacional para cualquier país. El concepto se remonta a 2004 y es desarrollado, entre otros autores, por Nye (The Future of Power, 2011); el poder inteligente se ejerce según dos componentes activos, suplementarios y complementarios, el poder blando (soft) y el duro (hard ). El objeto de este trabajo es mostrar que la aplicación del smart power en el marco de una “gran estrategia” nacional puede establecer un marco de reflexión y de análisis fructífero. La aproximación a la cuestión estratégica desde el smart power puede proporcionar unas líneas de actuación realistas. Como ejercicio, se analiza la Estrategia Nacional de Seguridad (2013) con el enfoque del smart power. Arturo García-Vaquero es General de División del ET y ha trabajado en las áreas de Planes y de Operaciones, particularmente en el ámbito de las Relaciones Internacionales. Posee experiencia como mando de unidades y en operaciones en el exterior (Kurdistán iraquí, exYugoslavia y Afganistán). Es el Director de Investigación Doctrina Orgánica y Materiales del MADOC. Palabras clave: Smart power, poder blando, poder duro, Gran Estrategia, Estrategia Nacional de Seguridad. SMART POWER. RELACIÓN CON UNA ESTRATEGIA NACIONAL DE SEGURIDAD.(TEXTO) 1. INTRODUCCIÓN. UNA GRAN ESTRATEGIA NACIONAL. 1
¿ES NECESARIA? Toda nación tiene unos objetivos y unos intereses nacionales. Toda nación, todo estado necesita y debe seguir una estrategia para progresar. Una estrategia que relacione medios con fines y que establezca los objetivos (los resultados deseados). Una “Gran Estrategia” permite marcar y seguir un rumbo vital coherente que determine un futuro deseable acorde con sus objetivos, con sus recursos y con sus capacidades.. Por otro lado, las relaciones de poder se desarrollan en el marco de las rela- ciones internacionales para lograr los fines perseguidos por la estrategia. Se pueden basar en la confrontación o en la cooperación, en la imposición o en la negociación, a grandes rasgos, en la combinación ad hoc de estas herramientas. La lectura del libro de Joseph S. Nye, The Future of Power, un pensamiento desde el más puro realismo en torno a la posición de los EEUU, me ha hecho reflexionar no sólo sobre la necesidad –evidente- de una estrategia nacional clara (¿Qué es lo que quiero? Objetivos. ¿Dónde voy? Finalidad) sino sobre las relaciones de poder en el marco internacional en el día de hoy. Smart Power es para Nye una manera de explicar las relaciones de poder en el ámbito internacional y una posibilidad de encararlas para un país que de- see establecer su posición en el mundo. El concepto se remonta a 2004 y el poder inteligente se ejerce mediante dos componentes activos, suplementarios y complementarios, el poder blando (soft) y el duro (hard ). En esta breve comunicación se expone una parte de las ideas de Nye en torno al ejercicio del poder inteligente, y después se examina bajo este prisma nuestra Estrategia Nacional de Seguridad (ESN 2013). La ESN 2013 no es una “Gran Estrategia” pero si contiene suficientes elementos de interés como para poder ser empleada a efectos de este análisis. 2. QUE ES SMART POWER. ¿Cómo se puede definir un “poder” en los asuntos internacionales? ¿Cómo clasi- ficamos una potencia? ¿Cómo actúan los estados en el concierto internacional? ¿Cómo usan su potencial para satisfacer sus intereses? El ejercicio del “poder”. Básicamente “poder” es la facultad o potencia de hacer algo (RAE); la capacidad de producir cambios o de resistirlos; o bien la ca- pacidad de obtener lo que se quiere o desea. Se puede determinar el poder de un estado partiendo de la base de sus recursos o de sus resultados como consecuencia de sus actuaciones o comportamientos en diversos ámbitos. Cuando asociamos “poder” a los recursos disponibles, lo que hacemos es es- tablecer si un estado o una nación son fuertes o no en función de su población, 2
extensión, recursos naturales, recursos económicos y estabilidad social. Es una forma de establecer el poder nacional de una manera concreta, mensurable y predecible, de acuerdo con sus “elementos de poder”. Muchos analistas rechazan este enfoque de evaluación de los “elementos de poder nacional” porque desorienta. Consideran más apropiada la aproximación basada en los “comportamientos o conductas de poder”. Nye, en cambio, la prefiere. Los recursos nacionales, los elementos –teóricos- de poder son solo los vehículos o ma- teriales tangibles e intangibles que subyacen bajo las relaciones de poder. Con- seguir los resultados deseados depende más de la conducta o comportamiento, es decir, de las actuaciones en un ámbito o contexto concretos que de la mera posesión o disponibilidad de una serie de recursos. En la práctica, hay que reconocer que las reflexiones sobre relaciones de poder incluyen ambas definiciones o conceptos: muchos de los términos usados diaria- mente, como “poder militar” o “poder económico” combinan ambos, recursos y comportamientos. Pero “poder” significa también la capacidad de conseguir los resultados deseados. De aquí se deduce que la importancia del power conver- sion, es decir, la capacidad de transformar los recursos en posibilidades reales o poder, se convierte en un agente variable crucial: tener recursos no garantiza que vayas a conseguir siempre lo que quieres aunque, desde luego, el tenerlos ayuda mucho ... (y se depende menos de una buena estrategia). En definitiva, si bien es discutible establecer unos estándares de medida que puedan recoger todas las relaciones y sus ámbitos y aunque tratamos de un concepto, el de poder, controvertido, se puede proponer que el poder consiste en la capacidad de convertir o transformar nuestros recursos en una fuerza o poder de hecho, que es capaz de obtener los resultados deseados. Obviamente, este proceso requiere también de una estrategia y de un liderazgo. Una estrategia que establezca la relación entre los medios y los fines a alcanzar y además la forma de llevarlo a cabo; un liderazgo que tome las decisiones oportunas y conduzca adecuadamente. ¿Cómo se ejerce el poder o cómo actúa cualquier potencia? Además de distinguir entre estas dos aproximaciones al examen de las relaciones de poder (recursos y comportamientos), Nye dice que en las relaciones internacionales conviene distinguir tres formas o aspectos de las actuaciones o conductas de poder para conseguir objetivos: obligar (mandar, forzar) a los demás a cambiar, controlar las agendas o establecer y determinar sus preferencias. La capacidad de forzar a otros estados a que modifiquen su postura en contra de sus preferencias es una faceta relevante para unas relaciones de poder pero no es la única. Otra faceta es la capacidad de afectar las preferencias de terceros de manera que quieran 3
lo que tú también quieres sin necesidad de obligarles a cambiar de postura u opinión. Este poder “co-optivo” -que busca integrar, la colaboración de los demás- complementa las posturas de fuerza y ejerce un contraste. Smart Power. Transformar o utilizar los recursos disponibles en poder real para obtener los resultados deseados requiere unas estrategias correctamente diseñadas y un liderazgo eficaz. Las estrategias que mejor relacionan medios con fines y aquellas que combinan mejor los recursos del hard power y del soft power en distintos ámbitos y coyunturas son la clave para ejercer un smart power. El poder inteligente es, básicamente, la combinación en proporción adecuada de poder blando y de poder duro. El uso de la fuerza, las represalias, las sanciones y las agendas obligadas definen el hard power. El poder militar y el poder económico, principales instrumentos del poder duro, pueden también ejercer poder blando o una mezcla de hard y soft. El poder militar. La guerra y el uso de la fuerza son endémicos y recurrentes en la historia de la humanidad: el deseo de dominio, la ambición y la codicia, los fanatismos religiosos y la voluntad de expansión en épocas pretéritas, los nacionalismos en el siglo XIX, el terrorismo, los graves desequilibrios y los esta- dos fallidos en la actualidad, son algunas de las causas de los conflictos armados (antes guerras). Hoy hay más “guerras” dentro que entre estados; se han incrementado los con- flictos irregulares intraestatales y los combatientes rara vez visten uniformes. Las nuevas tecnologías han puesto en manos de actores no estatales un gran poder destructivo y han hecho surgir el ciberespacio como nueva dimensión o escenario para el conflicto. Los estados mantienen, claro está, la posibilidad del uso de la fuerza militar pero su papel ha cambiado. En el cambio de siglo, la utilidad del empleo de la fuerza ha decaído sobre todo, por los costes, inasumibles en términos de desproporción por los daños producidos (armas nucleares), por el desgaste que supone un despliegue militar (desgaste económico y bajas), así como por el condicionante de unas opiniones públicas nacionales contrarias (riesgo político). Finalmente, está asumido que no todos los problemas requieren una solución militar. Todo lo cual no significa en absoluto que el poder militar ya no sea útil: sigue siendo un instrumento importante en la política internacional. La disuasión o la legitimidad del uso de la fuerza bajo los auspicios del CSNU permiten mantener el equilibrio y la estabilidad de una paz mundial, no exenta sin embargo de conflictos y de violencia. Es otra realidad. El empleo gradual de la fuerza militar permite explicar su aplicación como poder 4
duro o blando. La graduación de su empleo se establece en cuatro niveles: el uso clásico de la violencia física; la amenaza de ejercerla (coacción, diplomacia coercitiva); la protección (establecimiento de alianzas, operaciones de manten- imiento de paz); y la ayuda militar (formación de fuerzas militares, cesión de material, cooperación, ayuda humanitaria en desastres). Así pues, conviene destacar que la fuerza militar puede aplicarse también como poder blando. Los recursos militares pueden ser utilizados para proporcionar protección a los aliados, así como asistencia y apoyo a los amigos. De hecho, el combatir en lugar o en nombre de tus aliados o con ellos es una forma de poder blando. La fuerza militar no coactiva (y benigna) impulsa y ayuda a establecer agendas y proyectos o a persuadir y atraer estableciendo alianzas. Muchas relaciones bilaterales y multilaterales se basan hoy en los intercambios militares; las medidas de confianza mutua y de transparencia han sido establecidas sobre la base del poder militar. Como ejemplo de la combinación de poder duro y blando. La doctrina de contrainsurgencia, redescubierta a principios de este siglo, reduce la importancia de las acciones ofensivas y enfatiza la batalla para ganar “corazones y mentes” para conseguir a la población civil local. El poder duro sirve para neutralizar a los insurgentes y controlar un área. El poder blando hace carreteras, construye escuelas y hospitales, da seguridad y facilita la gobernabilidad. La prioridad no es destruir al contrario sino proteger a la población local. En resumen, los recursos militares pueden generar ambos poderes, el blando y el duro, todo depende del modo como se emplean. Es lo importante señalar que el poder blando -que surge de la legitimidad, la confianza, la competencia y la profesionalidad- refuerza y atempera al mismo tiempo el clásico poder duro de la fuerza militar. El poder económico. Algunos analistas, al final de la guerra fría, afirmaron que la “geoeconomía” reemplazaría a la geopolítica y que la economía sería la medida del éxito en la política mundial. Las zanahorias se volvían más importantes que los palos. La interdependencia creciente de finanzas y comercio haría obsoleta a la guerra. Está por ver. Se ha discutido mucho sobre la preminencia de ambos poderes, económico y militar. Es innegable que sin una economía boyante, no es posible tener fuerza militar. El libre comercio del siglo XIX descansaba en el predominio naval británico. Los recursos naturales y, particularmente, los recursos energéticos (gas y petróleo) son una fuente de poder muy importante sin ser preciso dar muchos ejemplos. Constituyen por sí unos poderes complementarios. La fuerza económica puede ser utilizada para dominar y controlar las relaciones de poder: la capacidad de castigar o premiar a otra nación con las tarifas; las 5
limitaciones de acceso a su mercado con sanciones económicas, con la manip- ulación de los valores de cambio, con la creación de monopolios de recursos naturales –cárteles-, con diplomacia de talonario de cheques, o con ayuda al desarrollo entre otros. El poder duro económico consiste también en ejercer el monopolio de venta o de compra, o en estructurar el mercado de acuerdo con sus criterios y sus intereses. No ser dependiente de un recurso o del comercio ex- terior supone poder para un estado; manipular asimetrías entre varios estados, también. Las sanciones económicas son el principal y más visible instrumento del poder económico y las podemos dividir entre positivas y negativas, pero todas son un ejercicio de poder; todas tienen en común la manipulación de transacciones económicas con fines políticos. Entre las sanciones comerciales negativas se encuentran los embargos y el cierre de mercados; la congelación de cuentas y de créditos; las tasas negativas y desfavorables y la negación de asistencia o ayuda económica. Las sanciones positivas contemplan las reducciones de tarifas comerciales, el acceso favorable a los mercados internos (acuerdos de libre comercio) la ayuda económica directa (concesión de créditos blandos) o las inversiones garantizadas, entre otras medidas. Podemos decir, entonces, que los recursos económicos producen tanto poder duro como blando (un modelo económico floreciente obtiene recursos militares y atrae a otros a emular su ejemplo). El poder blando de la UE reposa en su capacidad económica –como el de China- y ejerce una atracción importante favorable a sus relaciones de poder. El poder blando. El poder blando es un concepto académico nacido en los titu- lares de los periódicos, cuyo mal uso generalizado lo ha convertido en sinónimo de todo aquello que no es poder militar y que es considerado, por tanto, como alternativa a la política pura de poder por los académicos y los políticos puris- tas. Otros analistas malinterpretan el soft power como un sinónimo de cultura o de marca comercial nacional, menospreciando su importancia. Pero el poder blando es un concepto más bien descriptivo que normativo y, como cualquier forma de poder, puede ser ejercido de forma correcta o incorrecta. Y no es nada nuevo. Es una forma de poder que consigue resultados manejando las opiniones las interpretaciones y los sentimientos, sin usar la coacción, sin obligar, por influencia y por convencimiento. El poder blando está al alcance de cualquier estado (y de cualquier actor no estatal). El poder blando se basa en la atracción positiva (las cualidades percibidas) y en la persuasión (influir sin amenazas ni promesas, en definitiva, la seducción), todo ello en el marco de las relaciones de poder y en las relaciones internacionales. 6
Las agendas establecidas legítimamente (según el punto de vista de la audiencia objetivo), la atracción positiva y la persuasión son parte de las conductas que se pueden deducir como propias del soft power. Los procedimientos son muy variados; las relaciones personales entre líderes, la diplomacia pública, los inter- cambios de todo tipo (de estudiantes, de turistas), las emisiones de programas de radio de televisión y el cine, la difusión de la lengua y la cultura. Se trata de crear un entorno favorable a las posibles propuestas de una nación. El poder blando reposa en la confianza y en la credibilidad y resulta muy difícil de incorporar o integrar en las estrategias de los gobiernos; si se percibe que los gobiernos manipulan la información y hacen propaganda, pierden toda su credibilidad. Tampoco es una panacea que resuelve todas las situaciones, hay conflictos que son imposibles de resolver (como la disputa con Corea del Norte sobre las armas nucleares). El poder blando de una nación se basa en tres recursos básicos: su cultura y forma de vida (allí dónde es atrayente), sus valores políticos (cuando concuerdan interna y externamente) y su acción exterior (cuando los demás aprecian su legitimidad y le conceden autoridad moral). Representa, en parte, su prestigio. La atracción que ejerce una nación está determinada por su influencia a través de esos tres factores y lo realmente importante es cómo opina la audiencia objetivo. Los hechos, los mensajes y los símbolos o señales tienen que coincidir o ser coherentes con las realidades internas de la nación. La atracción y la persuasión que ejerce una nación se estructuran socialmente, en todos los niveles, en el resto de naciones (el poder blando es un baile con pareja). El deseo de acceder a la UE es un indicio o un resultado del poder blando de la UE, por ejemplo. Cultura, valores y políticas no son los únicos productores de poder blando; el poder militar y el económico también son una fuente de poder blando, como se ha explicado más atrás. Por ejemplo, unas fuerzas armadas profesionales eficaces y competentes pueden ejercer atracción, al igual que la cooperación militar, las actividades bilaterales o los planes de ayuda militar y de formación. Por el contrario la legitimidad del poder blando de las fuerzas militares se destruye con indicios de corrupción, de ineficacia, de no respeto de los derechos humanos (malos tratos a prisioneros), de incumplimiento de las leyes internacionales y del derecho internacional de conflictos. El poder blando no es fácil de ejercer, particularmente hoy, en la era del ciberespacio. Como ejemplo, España tiene un “buen” potencial para el poder blando. Su capacidad consiste en su lengua, su atractivo o atracción cultural y su estilo de vida. Su posición geográfica facilita la posibilidad de mantener un vín- culo transatlántico y además servir de nexo entre el océano Atlántico y el mar Mediterráneo. ¿Cómo nos ven los demás? ¿Por qué rasgos o aspectos nos conocen? El fútbol, 7
el flamenco y los toros, Rafa Nadal, la crisis económica, el paro y el riesgo de rescate, las retiradas de Kosovo y de Irak, la corrupción, los casos catalán y vasco ... La respuesta de un estado a una coyuntura, sus actuaciones, los com- portamientos sociales o políticos, los éxitos y los escándalos pueden aumentar o disminuir su poder blando. El poder inteligente. Smart power consiste o se puede definir como la combi- nación del hard power (coacción y represalias) y del soft power (persuasión y atracción). En definitiva el poder inteligente trata de combinar ambas formas de ejercer el poder y diseña estrategias acertadas que permitan alcanzar los objetivos deseados. Nye define el smart power como la habilidad de combinar los recursos del poder blando y del poder duro en estrategias eficaces y advierte que no se deben confundir los recursos de poder que pueden producir o favorecer determinadas actuaciones (conductas) y en consecuencia, unos resultados, con las actuaciones en sí. En palabras del Departamento de Estado de los EEUU., el concepto de poder inteligente comprende la integración eficaz y la actuación en red de la diplomacia, la defensa y otros instrumentos de los poderes duro y blando. Hay que tener en cuenta los contextos o el ámbito y las coyunturas a la hora de definir las actuaciones o respuestas de una nación. Las etapas previas para un smart power y unas estrategias de power conversion eficaces suponen primero comprender bien toda la gama de recursos del poder, después reconocer los problemas para combinarlos con eficacia en distintos con- textos y ámbitos. Poder blando y duro se refuerzan en algunas ocasiones y en otras pueden con- trarrestarse entre sí por lo que es importante entender bien cada contexto de actuación para distinguir cómo pueden interactuar en coyunturas distintas. Un ejemplo de ámbito de actuación: la UE y un contexto: la respuesta a la crisis de Ucrania. El discurso de la aplicación del poder inteligente en el siglo XXI no trata de establecer una hegemonía o de mantenerla, se trata de buscar la manera de conseguir una posición mejor en cada ámbito empleando mejor los recursos de poder en un marco (el contexto actual) conformado por unas relaciones de poder difusas y distribuidas así como por el surgir de unos estados emergentes. 3. LA ESN 2013 Y LA APLICACIÓN DEL SMART POWER. Una vez descrita la “idea de poder inteligente” como forma de interpretar una 8
relación de poder de una nación, vamos a analizar su validez o su aplicación a una estrategia nacional, como es la Estrategia Nacional de Seguridad 2013 española. Antes de hacerlo, es preciso aclarar que la ESN no es una “gran” estrategia si no una estrategia sectorial, ya que se circunscribe sólo a la seguridad nacional. Una gran estrategia, en teoría, busca alcanzar las finalidades y los objetivos de la nación utilizando todos los recursos o elementos de su poder (políticos económicos socio-sicológicos y militares) de acuerdo con las directrices políticas para obtener unos efectos que le permitan proteger o favorecer los intereses nacionales en relación a otras naciones, actores o circunstancias. La ESN no dice cómo España quiere conseguir que sus intereses nacionales prevalezcan, sino simplemente cómo protegerlos. Sin embargo, consideramos válido el ejemplo de la ESN para este análisis porque plantea una visión integral y general; tiene en cuenta cómo el entorno estratégico y las transformaciones globales repercuten en el Estado y en la vida diaria del ciudadano; da cierta visión de la situación final deseable para España. La ESN plantea la seguridad nacional como “la acción del Estado dirigida a proteger la libertad y el bienestar de sus ciudadanos, a garantizar la defensa de España y sus principios y valores constitucionales, así como a contribuir junto a nuestros socios y aliados a la seguridad internacional en el cumplimiento de los compromisos asumidos”. Seguridad Nacional que define de manera muy amplia y comprensiva y cuya estrategia tiene como objetivo primordial la defensa de nuestros intereses vitales y estratégicos en el mundo. La ESN 2013 conforma una política de Estado y da las directrices para reasig- nar eficientemente todos los recursos disponibles para preservar la seguridad nacional. Dispone un conjunto de actuaciones suficientemente global para que este análisis sea aceptablemente válido. La ESN exhorta claramente a España a ser un actor internacional más influyente y plantea conseguirlo en términos del más puro instrumentalismo del compor- tamiento del poder, con objetivos como: impulsar reformas en las organizaciones internacionales para que sean más eficaces, reforzar nuestra influencia en foros e iniciativas multilaterales, o fortalecer las relaciones bilaterales, es decir, con- seguir que las agendas, los asuntos a tratar en los foros internacionales estén en línea con los intereses españoles. Volviendo a la aplicación de la “idea de poder inteligente”, podemos reconocer en la ESN las herramientas para ejercer un poder blando o un poder duro y cada ámbito de aplicación. Los elementos de poder duro que se encuentran en la ESN 2013, aquellos el- ementos que permiten obligar mediante coacción o represalias pueden ser los 9
siguientes: Ψ Con respecto al poder militar, las Fuerzas Armadas (capacidad para actuar en autónomo o en multilateral en conflictos armados, defensa antimisil o seguridad marítima), el sistema de seguridad pública, la Guardia Civil y las Policías (en su actividad contra el terrorismo y para mantener la seguridad ciudadana); Ψ Con respecto al poder económico: las sanciones negativas (acción multilateral en el marco de los foros económicos). Los elementos de poder blando, que permiten influir persuadir y atraer (presti- gio): Ψ Las actuaciones del poder militar: las misiones de las FAS en Malí y Somalia, las relaciones bilaterales en general y los puestos de responsabilidad en opera- ciones de paz en África (Guinea-Bissau y Liberia) así como la participación en Operaciones de Paz (Líbano). Ψ Las acciones del poder económico: las ayudas al desarrollo y los acuerdos de libre comercio y de aranceles con naciones favorecidas. Ψ Otros elementos intangibles: nuestra posición geográfica, los valores que representan nuestro sistema político (estado de derecho, respeto a derechos y valores democráticos), la voluntad de actuar en cooperación multilateral, nuestra cultura nuestro patrimonio y nuestra forma de vida. Ψ La lengua como vehículo de cultura y de civilización (capacidad de comuni- cación). No se trata de evaluar el valor que se asigna a unos elementos de poder. Nuestra capacidad de poder blando (de influencia) depende de la idea que tienen de nosotros en cada coyuntura, de la misma manera que nuestra capacidad de poder duro depende además de tenerlo, de la voluntad de ejercerlo por parte del gobierno y de los ciudadanos. Nye analiza una estrategia “inteligente” según la respuesta a cinco preguntas. ¿Cuáles son los objetivos o resultados deseados? La ESN 2013 plantea los objetivos generales de la seguridad nacional en su capítulo 2: defender los intereses vitales y estratégicos en un entorno cam- biante, aprovechar las oportunidades que brinden estos cambios en el entorno estratégico, proyectarse al exterior con un perfil propio y definido desde nuestra posición geográfica y orientarse al logro de la estabilidad paz y seguridad inter- nacionales. Posteriormente, la ESN marca estos objetivos, asigna prioridades, y determina resultados en relación a unas zonas geográficas (la UE y el Mediter- ráneo, América Latina, los EE.UU., África y Asia) y respecto a organizaciones internacionales y foros e iniciativas multilaterales (ONU, OTAN). La ESN no olvida precisar que la capacidad de abordar determinadas amenazas de forma autónoma sigue siendo una prioridad estratégica. En el Capítulo 4, la ESN establece doce objetivos particulares y sus ámbitos de actuación relacionados con los riesgos y amenazas del capítulo 3. Los resulta- 10
dos deseados se deducen en cada una de las líneas de acción estratégicas y se traducen en acciones, entre otras: fomentar, fortalecer, mantener compromisos, intensificar, disminuir vulnerabilidades, etc. También figuran los resultados de- seados en la exposición de los objetivos generales del capítulo 2: una solución justa y definitiva del problema de Chipre; la consolidación de las estructuras asiáticas de seguridad; o el avance en la integración política de la UE. ¿Cuáles son los recursos disponibles y su ámbito de actuación o aplicación? La ESN relaciona los objetivos particulares de la seguridad nacional enlazán- dolos directamente con los riesgos y amenazas mediante unas líneas de acción estratégicas que determinan unas “actuaciones concretas necesarias”. Se en- tiende que se dispone de todos los recursos disponibles; los recursos –todos los disponibles- se sobreentienden en la mayoría de las líneas de acción. En algunas de ellas se deducen, concretamente las Fuerzas Armadas, en el ámbito de la defensa; o los órganos judiciales y la Fiscalía, en el de la lucha contra el crimen organizado. ¿Cuáles son las posturas y preferencias de los agentes de influencia? La ESN adelanta generalidades sobre las características de las “fuerzas de oposi- ción” a los intereses nacionales, generalidades que se deducen de la exposición de la situación y características del entorno global. Por ejemplo, algunas “fuerzas de oposición” a nuestros intereses son la inestabilidad política y la ausencia de per- spectivas económicas de la población de gran parte de los países del Mediterráneo sur. La voluntad fanática de imposición de su visión por parte del terrorismo yihadista, constituye otro buen ejemplo. ¿Qué formas de relación de poder tienen más posibilidades de éxito? La ESN establece que la respuesta nacional se debe basar en la cooperación en los planos nacional y multilateral, desde un enfoque multidisciplinar y de acción conjunta. ¿Cuál es la probabilidad de éxito? Se puede entender que dependerá de la aplicación de la ESN y de su respuesta a cada coyuntura. El hecho de haber establecido un sistema de seguridad na- cional y haberlo dotado de una estructura permanente (a desarrollar por ley orgánica), con un consejo y unos comités especializados, permite aventurar que la posibilidad existe y se configura como herramienta del éxito si se conjugan los diferentes elementos de poder para cada coyuntura en los ámbitos precisos en el marco de un sistema de seguridad nacional, claramente interministerial. Del examen de estas cinco preguntas, se deduce que la ESN es capaz de responder a los postulados de Nye en su formulación de una estrategia “inteligente” y que se puede interpretar en estas claves. 11
Desde otro punto de vista, si el poder inteligente combina el poder duro (la coac- ción y las represalias) y el poder blando (la persuasión y la atracción), queda claro que las líneas de acción dispuestas por la ESN cumplen con estos postula- dos. En efecto, cada uno de los objetivos particulares de la ESN (Capitulo 4) se desglosa en líneas de acción estratégicas que se pueden entender, más o menos, como actuaciones de poder blando y duro. Sirva de ejemplo el de la seguridad económica y financiera (objetivo) que supone al menos tres líneas de acción, asociables al poder duro: el refuerzo de los mecanismos de regulación y supervisión (4), las medidas de vigilancia de los paraísos fiscales (5) y el desarrollo de un sistema de inteligencia económica como herramienta de apoyo. Cómo conclusión final de este ligero análisis, se propone que la ESN 2013 se puede interpretar en clave de una estrategia que se adecúa al concepto del poder inteligente o al revés, que el poder inteligente es un componente o concepto activo de esta ESN. La ESN, efectivamente, combina de hecho ambos poderes pudiendo dar lugar a una relación de poder inteligente. 4. LAS CONCLUSIONES. La “idea del poder inteligente” es una forma de explicar cómo un estado puede aplicar su potencial para establecer su posición –su voluntad de progresar, su futuro- en el marco global. Definir una relación de poder sobre la base de una combinación de “poder fuerte” y “poder blando” es algo simplista e incluso ingenuo. Sin embargo, es cierto que la realidad de las relaciones internacionales consiste en el ejercicio del poder de la fuerza o de la negociación. Cuando las posibilidades de negociación terminan, se comienza a pensar en la utilización de la fuerza para resolver una situación o defender unos intereses; también es cierto que para emprender una negociación, hay que partir de una postura sólida o posición de fuerza. Una nación necesita, en beneficio de sus intereses, disponer y poner en juego todas sus capacidades y todos sus resortes. En el siglo XXI sigue siendo relevante disponer de una capacidad militar y de un poder económico para poder tener, en un mundo interrelacionado y globalizado, cierta autonomía y capacidad de actuar en solitario. Una nación fuerte es llamada a participar en los foros internacionales. Una nación es fuerte cuando cuenta con elementos de poder y demuestra en sus actuaciones que los utiliza o que está dispuesta a usarlos para conseguir sus intereses. Al mismo tiempo, creo que es un grave error, en el escenario actual, pensar en términos de “ejercicio de poder” –la habilidad de afectar a otros para conseguir los resultados deseados- como “poder sobre” en lugar de “poder con”. La co- 12
operación, que no la imposición, es la herramienta preferida y preferible en las relaciones de poder actuales. La evolución actual del mundo demanda un excelente conocimiento de la situación, una conciencia situacional y una voluntad de entendimiento de colaboración y de cooperación en la aplicación de los intereses nacionales. En la lucha por estos intereses hay que buscar y conseguir que los intereses comunes incluyan el máximo de los nacionales. Pero hay que ser fuertes y tener voluntad de serlo, en caso preciso, y mostrarlo en todos los contextos. Aquí radica, en mi opinión, el factor clave y el interés principal que aporta el enfoque de la “idea del poder inteligente”, la combinación adecuada a cada coyuntura y en los ámbitos oportunos de los mecanismos de “poder fuerte” y de ”poder blando”. La ESN 2013 es una buena muestra, en materia de seguridad, de esta forma de actuación, al designar los objetivos y exponer, en definitiva, los intereses nacionales (vitales y estratégicos), así como la forma de preservarlos mediante unas acciones que pueden contemplar el juego de los recursos del poder blando y del poder duro. La ESN 2013 llega incluso a proponer cómo conseguir avanzar en la consecución de los intereses nacionales. El poder blando de una nación, de un estado, lo constituye su prestigio en el ámbito internacional, su fiabilidad, cómo es percibido en el concierto de las naciones, qué idea se tiene de su fuerza y de su potencial, el reflejo que traslada de su cohesión interna y de su vida diaria. Lo manifiesta en todo momento a través de su respuesta a crisis en el marco multinacional, en el progreso de su vida social y en la normalidad de su vida política y social. Las relaciones de poder deben ejercerse de forma inteligente, basándose en la combinación de la imposición y de la influencia y, procurando al mismo tiempo, incrementar en lo posible el potencial tanto del poder blando como del duro. Para asegurar con firmeza los intereses nacionales y tener éxito en cualquier coyuntura (o conflicto), es preciso disponer de estrategias coherentes que se diseñen a partir de la situación final deseada y a partir de ahí, definir las formas de conseguirlo y los medios precisos: éstos a su vez imponen limitar el nivel de ambición y comprometer los medios adecuados a los objetivos establecidos para cada ámbito. BIBLIOGRAFÍA. 13
JOSEPH S. NYE Jr . The Future Of Power. (2011). HARRY R. YARGER. Strategic Theory for the 21st Century: The Little Book On The Big Strategy. (Feb 2006). Strategic Studies Institute. DoD USA. MARCA ESPAÑA España en el Mundo 2033. Cuatro Escenarios para Actuar Ahora. PRICEWA- TERHOUSE COOPERS SL. PwC Abril 2014. ÁNGEL TAFALLA. La Credibilidad de la Fuerza La Razón (06MAY14). Conferencia del Presidente de Gobierno de España, Mariano Rajoy Brey en el CESEDEN (24JUN14). MARIO LABORIÉ IGLESIAS. La Estrategia de Seguridad Nacional. Un Proyecto Compartido. (Junio 2014). Documento de Análisis 34/13 Instituto Español de Estudios Estratégicos. AMADOR ENSEÑAT Y BEREA. A que responden las estrategias de seguridad nacional. (Abril 2012). Documento de Opinión 1/12 IEEE. 14
También puede leer