AMOR Y MUNDO DE JOAQUÍN XIRAU - Miguel García Jaramillo

Página creada Nicolás Jiménez
 
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                                       NOTAS

                                                                          AMOR Y MUNDO DE JOAQUÍN XIRAU
                                                                                     Miguel García Jaramillo*

                                       En enero de 1937 Joaquín Xirau                   cartes, Kant, Nietzsche, Bergson,
                                       impartió en la Sorbona una confe-                Freud, Scheler, etc. Sin embargo,
                                       rencia con motivo de una reunión                 nunca había visto la centralidad del
                                       conjunta de las sociedades france-               concepto del amor a través de la his-
                                       sas de Psicología y de Filosofía. El             toria de la filosofía, ni me había per-
                                       contenido de ese acto fue publicado              catado de las diferencias que ha
                                       bajo el título L’amor i la percepció             sufrido a través de su evolución, ni
                                       dels valors. Esto, sumado al queha-              menos aún hubiera podido utilizar
                              132      cer intelectual llevado a cabo en las            un lenguaje tan apasionante, sencillo
                                       reuniones filosóficas del Seminario              y claro, lleno de imágenes y metá-
                                       de Pedagogía de la Universidad de                foras, que no desdicen en absoluto
                                       Barcelona, dio lugar a una obra real-            –sino todo lo contrario– su profundi-
                                       mente sabia –sin deseo de adulación              dad intelectual. Como decía Ortega
                                       ni de utilizar demasiados adjetivos–:            y Gasset, “la claridad es la cortesía
                                       Amor y mundo. Si se me permite una               del filósofo”.
                                       confesión personal, por más de dos                  Aunque Joaquín Xirau pretendía
                                       décadas me he dedicado a la filoso-              con Amor y mundo hacer una presen-
                                       fía. He podido reconocer en muy                  tación de “algunas dificultades des-
                                       buena parte los textos aludidos por              criptivas” previas a toda discusión
                                       Xirau, que constituyen una fuente                ontológica de las mismas,1 es claro
                                       común de ambos: Platón, Aristó-                  que el autor desbordó con esa obra
                                       teles, los Padres de la Iglesia, Des-              1
                                                                                           Joaquín Xirau, Amor y mundo, 1998,
                                        * Departamento Académico de Estu-               Madrid, Fundación Caja Madrid y An-
                                       dios Generales, ITAM.                            tropos Editorial, prefacio, p. 135.
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                                                                                                                             NOTAS

                                       sus expectativas originales. Si bien             dos que se entrecruzan,2 aunque re-
                                       es cierto que no da solución a algu-             conocemos que en buena parte la nota
                                       nos de los problemas metafísicos que             dominante se encuentra en la síntesis
                                       el concepto del amor plantea en la               presentada por él.
                                       actualidad, también es verdad que
                                       expone las diferentes respuestas
                                       metafísicas –y refuta otras– dadas a             1. El amor en el mundo griego
                                       través del tiempo y que nos deja no
                                       ya en el umbral de las respuestas,               El mundo griego en general, sea en
                                       sino en la antesala.                             su versión mítica, platónica o aristo-
                                          La obra que reseñamos puede                   télica, “reduce el amor a la pasión”.3
                                       dividirse en dos partes. Somos cons-             Para las concepciones religiosas
                                       cientes que ambas no resultan de-                orientales antiguas, visiones del
                                       partamentos estancos y que ambos                 mundo que “resuenan todavía de un
                                       aspectos se encuentran entrecruza-               modo claro en la doctrina de Platón”,
                                       dos. Sin embargo, es claro que en la             el alma humana, aunque de natura-
                                       primera, que comprendería los capí-              leza divina, “se halla prisionera del
                                       tulos I-IV, encontramos un mayor                 cuerpo y de las formas tenebrosas de
                                       acento en una historia o evolución               la materia. La caída del alma en el
                                       del concepto del amor; y en la se-               mundo lleva forzosamente consigo
                                       gunda –capítulos V-VII– vemos una                un anhelo de liberación (...). La con-
                                                                                        cupiscencia, el amor carnal, el apeti-       133
                                       exposición del pensamiento propio
                                       del autor.                                       to de las cosas terrenas, se interpone
                                                                                        constantemente entre el afán y su
                                                                                        término, y mantiene al alma en una
                                       I. Evolución histórica del                       lucha que provoca el dolor y la an-
                                          concepto de amor                              gustia (...). Sólo la muerte es capaz
                                                                                        de redimirnos del ‘pecado de haber
                                       Joaquín Xirau distingue cuatro eta-              nacido’ (...). El auténtico amor recha-
                                       pas históricas del concepto del amor.            za toda concupiscencia terrestre y
                                       La antigüedad griega, su evolución               nos elevan (...) por la muerte progre-
                                       a través del cristianismo, el Renaci-              2
                                                                                           El mismo autor manifiesta que “no
                                       miento, y la idea actual, dominada               aspira a una precisión de carácter etno-
                                       en buena parte por el pensamiento                gráfico e histórico” y que más bien aten-
                                       positivista. Igual que en la división            derá a “la atmósfera espiritual”. Joaquín
                                       del libro, vemos que Xirau ha margi-             Xirau, op. cit., p. 137.
                                                                                         3
                                       nado algunos elementos subordina-                   Ibid., p. 138.
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                                       NOTAS

                                       siva y deliberada de todo afán y todo            son las ideas platónicas, paradigmas
                                       deseo particular, a la esfera lumino-            de las realidades cambiantes de este
                                       sa en la cual, mediante la renuncia a            mundo. “Las cosas del mundo ad-
                                       toda felicidad terrena, alcanzamos la            quieren su realidad y su valor porque
                                       verdadera y auténtica beatitud”.4                aspiran eternamente a ser, sin alcan-
                                          “¿Cuál es el origen de la insa-               zarlo nunca, aquella que las ideas
                                       tisfacción eterna del hombre sobre               eternamente son (...). Este anhelo que
                                       la tierra y del anhelo infinito que lo           (...) se funda (...) en la aspiración
                                       lleva más allá de sí mismo y de la               constante de lo fugaz a lo eterno, es
                                       realidad que lo circunda?”5 Según                lo que Platón denomina amor.” 8 En
                                       Joaquín Xirau para el mundo anti-                el Banquete, Platón afirma que “el
                                       guo “nada es en sí y por sí. Todo anda           amor no es un dios como suponen
                                       fuera de sí. Todo es fugaz, transito-            los interlocutores. Hijo de la rique-
                                       rio, pasajero, evanescente (...). Don-           za y de la pobreza, no es un dios o
                                       dequiera que intente fijar los pies,             un hombre (...). [Si fuera totalmente
                                       se desmorona el suelo. Si buscamos               rico], ya no aspiraría a nada, ni es
                                       en la vida algo que la aliente y me-             enteramente pobre porque la perfec-
                                       rezca una consagración entera y                  ta indigencia es la perfecta infecun-
                                       confiada no la hallamos en este                  didad (...). El amor no se halla ni en
                                       mundo”.6                                         la perfecta eternidad ni en la perfecta
                                          No obstante, para Platón, las per-            movilidad. Es justamente la movili-
                              134
                                       sonas y las cosas de este mundo                  dad que aspira a la eternidad. No es
                                       “ofrecen en su misma transitoriedad              un dios ni es un hombre. Es un demo-
                                       signos de plenitud (...). Si no fuera            nio –un mensajero– que pone a los
                                       posible entrever algo permanente a               hombres en contacto con Dios”.9
                                       través de la fulguración transitoria, ni             Joaquín Xirau finaliza su exposi-
                                       tan siquiera tendría sentido pronun-             ción de Platón diciendo: “El término
                                       ciar palabras y atribuirles una signi-           del amor no es, por tanto, la persona
                                       ficación (...). Puesto que hablamos              [la cual] es todavía un grado inter-
                                       y nos entendemos y coincidimos en                mediario. No es un fin en sí misma.
                                       la unidad de una significación (...)             Es un medio para llegar a un fin. La
                                       es evidente que en la palabra va im-             belleza pura, en su realidad imper-
                                       plícita la luz” 7 o estabilidad. Estas           sonal e inmóvil, es el último térmi-
                                        4
                                          Ibid.                                         no de todo afán. A partir de la fuerza
                                        5
                                          Ibid., p. 139
                                        6                                                 8
                                          Ibid., p. 140.                                      Ibid., p. 141.
                                        7                                                 9
                                          Ibid.                                               Ibid., p. 142.
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                                                                                                                             NOTAS

                                       dionisíaca nos hemos elevado a la                el conocimiento. El conocimiento
                                       serenidad de Apolo. La eternidad a               resulta del afán erótico y se apodera,
                                       la cual se aspira no se halla ni en las          mediante la ascensión dialéctica, de
                                       cosas del mundo ni en el ser anhe-               las esencias que estructuran la reali-
                                       lante de las personas, sino en el cua-           dad. Pero, en el orden ontológico,
                                       dro inmutable de las ideas.” 10                  lógos ocupa el primer lugar. El deli-
                                          Como dice José Luis Abellán, “la              rio erótico es eterna insatisfacción”.15
                                       función ontológica del amor se ma-               Así, “el amor queda excluido de
                                       nifiesta [en la cultura griega] más              Dios (...). Puesto que todo lo tiene,
                                       que en el Timeo, en la culminación               no puede aspirar a nada. No es posi-
                                       de la Metafísica de Aristóteles”.11              ble afirmar que el mundo es obra del
                                       Para el Estagirita, Dios, en tanto cau-          amor de Dios (...). El amor, así conce-
                                       sa final de todo, “mueve en cuanto               bido, excluye, por definición, la mi-
                                       es amada”.12 Pero ¿qué es el movi-               sericordia, la compasión, la simpatía
                                       miento para Aristóteles? Por un lado,            (...). El mundo siempre anhelante,
                                       “el apetito que lleva a las cosas mun-           nunca satisfecho (...) es en sí mismo
                                       danas a la persecución de su lugar               (...) movido. No es activo, sino pasi-
                                       natural”;13 pero por otro, y más pro-            vo (...). Es el reino de las pasiones
                                       fundo, este apetito “es un reflejo del           (...). El motor inmóvil, libre de toda
                                       reino de lo sobrenatural gobernado               pasión, es pura actividad”.16
                                       por la razón”,14 por el lógos. Dios,               15
                                                                                            Ibid., p. 147.                           135
                                       intelección de intelección (noesis                 16
                                                                                            Ibid., p. 147. Aunque sin duda la ex-
                                       noeseos) es motor en cuanto que es               posición de Xirau es fiel al pensamiento
                                       objeto del deseo; pero su perfección             de Aristóteles, también es cierto que el
                                       le impide aspirar a nada. Así, “Eros             filósofo griego sugiere que Dios conoce
                                       y lógos –prosigue Joaquín Xirau–                 al mundo, cuando en De anima afirma:
                                       son dos aspectos correlativos de la              “A la doctrina de Empédocles, por su
                                       misma realidad. El amor promueve                 parte, le ocurre además que Dios resulta
                                                                                        ser el más ignorante: sólo él, desde lue-
                                                                                        go, desconoce uno de los elementos –el
                                        10
                                            Ibid., p. 144.                              Odio– mientras que los seres mortales
                                        11
                                           José Luis Abellán, El exilio filosófi-       conocen todos, por estar constituidos de
                                       co en América. Los transterrados de              todos ellos” (I, 1, 410b 5-7.) Asimismo,
                                       1939, 1998, México, FCE, p. 50.                  Hegel también considera que la provi-
                                        12
                                           Met. 1072b 3, cfr. Joaquín Xirau, op.        dencia –entendida en términos hegelia-
                                       cit., p. 144.                                    nos, no católicos– es una consecuencia
                                        13
                                            Cfr. Joaquín Xirau, op. cit., p. 146.       de los textos aristotélicos. Su punto de
                                        14
                                            Ibid.                                       partida es igualmente la Metafísica (I, 2,
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                                       NOTAS

                                                                                         es amor”. El lógos y el Eros –o Cha-
                                       2. El amor en la espiritualidad                   ritas– ya no se contraponen. Para el
                                          cristiana                                      cristianismo, “no es posible ya que
                                                                                         el amor sea hijo de la pobreza y de
                                       Para Joaquín Xirau, igual que para                la riqueza [como pretende Platón en
                                       Nietzsche, el cristianismo representa             el Banquete]. Nada tiene que ver con
                                       una trasmutación de los valores, aun-             la pobreza ni con el espíritu de ga-
                                       que de significación positiva, a dife-            nancia. Es plena riqueza, la única
                                       rencia de este pensador alemán. En                verdadera y auténtica riqueza. Hijo
                                       cuanto al tema que nos ocupa, Xirau               exclusivo de la plenitud y de la abun-
                                       reúne dos tesis que constituyen la di-            dancia, se identifica con la plenitud
                                       ferencia específica del cristianismo:             suprema. No es un demonio. Es la
                                       “En el principio era el Verbo” y “Dios            esencia de Dios”.17
                                                                                            Por lo que respecta al amor a las
                                       983a 1-3), que parafrasea: “Si el nombre          criaturas, la persona “no es un caso
                                       de Dios no ha de ser vano, debemos reco-          particular ni un ejemplo, sino una
                                       nocer que Dios es bondadoso, o sea, que           calidad original e irreductible; un
                                       se comunica. En las antiguas represen-            tesoro intransferible, válido por sí
                                       taciones de los griegos, Dios es pensado          mismo. La virtud no se halla en limi-
                                       como envidioso y se habla de la envidia           tarse, sino en enriquecerse. No se
                                       de los dioses y de que la divinidad es            enaltece la vida por su consagración
                              136      hostil a lo grande y de que las sentencias
                                                                                         a los valores impersonales, sino por
                                       de los dioses rebajan las cosas grandes.
                                       Aristóteles dice que los poetas mienten
                                                                                         la entrega incondicional a las per-
                                       mucho; que no se puede atribuir envidia           sonas. No es la persona reflejo de
                                       a Dios. Si afirmásemos, pues, que Dios no         entidad alguna sobrepersonal, ni el
                                       se comunica, esto sería atribuir a Dios           individuo de la comunidad. No hay
                                       envidia. Dios no puede perder por comu-           más hombre que el hombre indivi-
                                       nicación, como una luz no pierde porque           dual. La persona es la jerarquía su-
                                       se encienda otra en ella” (Lecciones              prema”.18
                                       sobre la filosofía de la historia universal,         Xirau añade: “nada más erróneo
                                       1953, Madrid, Revista de Occidente. La            que atribuir al cristianismo el origen
                                       misma idea está desarrollada en Leccio-
                                                                                         de la actitud ascética que para afirmar
                                       nes sobre la historia de la filosofía, p. 255).
                                       Con estos argumentos se podría probar
                                                                                         la vida en otro mundo huye de éste y
                                       un conocimiento divino del mundo según            lo niega. Esta salvación por la fuga
                                       Aristóteles, pero queda pendiente si ese
                                                                                          17
                                       Dios ama el mundo, lo cual no encontra-                 p. 155.
                                                                                          18
                                       mos en este filósofo.                                   Joaquín Xirau, op. cit., p. 151.
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                                                                                                                             NOTAS

                                       (...) tiene su fuente en las concepcio-          dignidad de las viejas tradiciones
                                       nes dualistas del día y la noche propia          metafísicas y religiosas”;21 bastará un
                                       de las religiones primitivas (...). En           paso más para que se pierda todo con
                                       la tradición cristiana, por la inclina-          el surgimiento de las nuevas ciencias
                                       ción amorosa de Dios sobre el mun-               positivas.
                                       do y por su presencia personal en él,
                                       la salvación se hace posible ya en este
                                       mundo (...). Todo merece amor por                4. El concepto del amor para
                                       el solo hecho de existir. Símbolo de                las ciencias positivas
                                       esta actitud es ‘el hermano lobo’ de san
                                       Francisco y la infantil alegría de toda          Para las ciencias positivas “se exige
                                       la vida franciscana”.19                          que lo complejo se explique por lo
                                                                                        simple, lo grande por lo pequeño,
                                                                                        lo superior por lo inferior”.22 Con-
                                       3. El concepto renacentista del                  trasta esta postura con la tradición
                                          amor                                          greco-cristiana, para quienes lo “in-
                                                                                        ferior recibía su sentido y su ser por
                                       Pero esta visión del amor, del mundo,            su referencia a lo superior”.23
                                       del hombre y la divinidad, que Joa-                 Sin duda alguna el principio que
                                       quín Xirau goza ejemplificando con               nos dice: en las explicaciones no hay
                                       san Agustín, san Francisco, santo                que multiplicar los entes sin nece-          137
                                       Tomás y Dante, se disuelve con el ra-            sidad obedece a un criterio de eco-
                                       cionalismo. En el siglo XVII, para filó-         nomía difícil de refutar, y se puede
                                       sofos como Malebranche, Spinoza y                encontrar ya en Aristóteles o Tomás
                                       Leibniz, “el mundo es el cálculo de              de Aquino. Sin embargo, se ha apli-
                                       Dios. Dios es el matemático supremo.             cado abusivamente cuando sí hay
                                       Tal como dios lo calculó, así es el              necesidad de ir más allá de las expli-
                                       mundo. El mundo no es obra del amor              caciones sencillas, desembocando
                                       de Dios, sino cálculo de la mente di-            así en la historia del pensamiento en
                                       vina”.20 Nuevamente encontramos la               simplificaciones exageradas, que
                                       escisión entre lógos y Charitas. Sin             violan muchas veces la experiencia
                                       embargo, “el mundo que se revela en              y en otras ocasiones algunos princi-
                                       los grandes sistemas racionalistas,              pios más fundamentales, amputando
                                       conserva todavía el esplendor y la
                                                                                          21
                                                                                             Ibid.
                                        19                                                22
                                           Ibid., p. 157.                                    Ibid., p. 176.
                                        20                                                23
                                           Ibid., p. 171.                                    Ibid.
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                                       NOTAS

                                       entidades, potencias o dinamismos                te como una prurito liberado por la
                                       cuando son requeridos.                           descarga, y en sus formas más eleva-
                                          Aunque los orígenes de esta vi-               das (como en el caso de la amistad
                                       sión puedan remontarse a ‘la navaja              que surge entre los novios o esposos,
                                       de Ockham’, el antecedente próximo               lo cual no tiene siempre ni necesaria-
                                       mencionado por Xirau es Darwin,                  mente su satisfacción en lo sexual)
                                       “quien destituye al hombre de su                 como una tendencia entorpecida o,
                                       centro espiritual”.24 Pero sin duda              en el mejor de los casos, como subli-
                                       esta visión es más representativa en             mación del instinto sexual. “El natu-
                                       los casos de Nietzsche y Freud.                  ralismo –dirá Joaquín Xirau– en
                                          Joaquín Xirau hace ver que para               todas sus formas, desde Spinoza
                                       los susodichos autores “en lo que                hasta Freud (...) no ha consistido en
                                       respecta al amor, no sólo los fenó-              otra cosa que en la amputación de
                                       menos de la vida intersexual (...) sino          una de las aspiraciones fundamen-
                                       también aquellos que dan lugar a las             tales de la vida, la reducción de la
                                       más altas manifestaciones de la vida             segunda aspiración a la primera, del
                                       de la cultura –el amor a la ciencia,             valer al ser, de toda cosa a cualquier
                                       el amor al arte, la adoración religio-           cosa y la consiguiente supresión de
                                       sa o el éxtasis místico–, no son sino            la realidad autónoma del movimien-
                                       el resultado de una serie de meca-               to amoroso.”26
                                       nismos mediante los cuales, los im-
                              138
                                       pulsos poderosos que dominan las
                                       zonas profundas de nuestro ser lle-              II. La propuesta de Joaquín
                                       gan, a través de una serie de etapas                 Xirau
                                       de represión y sublimación, a la pro-
                                       ducción de una luminosidad radian-               No podemos dejar de observar un
                                       te, pero superficial e inoperante”.25            dejo de frustración en las palabras
                                       En efecto, ya en Más allá del bien y             de Xirau cuando concluye el trata-
                                       del mal Nietzsche criticó la versión             miento de ese momento histórico
                                       cartesiana de lo que llama ‘voluntad             que constituye el positivismo en sus
                                       de verdad’, sometiéndola a la ‘volun-            diversas modalidades, pero que pre-
                                       tad de poder’ y como una variación               paran la revancha para el próximo
                                       suya; pero por su parte, también                 capítulo. Personalmente para Joa-
                                       Freud presenta al amor esencialmen-              quín Xirau, “frente a las realidades
                                                                                        de la experiencia es posible adoptar
                                        24
                                             Ibid.
                                        25                                                26
                                             Ibid., p. 175.                                    Joaquín Xirau, op. cit, p. 182.
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                                                                                                                             NOTAS

                                       dos actitudes cardinales y polar-                superior se pone al servicio de lo
                                       mente opuestas: la actitud amorosa               inferior y por este mero hecho queda
                                       [vale decir de la tradición greco-cris-          aniquilado”.28
                                       tiana] y la actitud rencorosa, la acti-             Contra Nietzsche, Joaquín Xirau
                                       tud afirmativa y la actitud negativa,            afirma que “el amor supone abun-
                                       la que todo lo salva y la que todo lo            dancia de vida interior (...). El amor,
                                       aniquila”.27                                     en su fuente cristiana más auténtica,
                                          La tradición greco-cristiana “desta-          es (...) una virtud de fuertes”.29
                                       ca en el mundo los valores positivos,               Para Nietzsche, “toda actitud
                                       los ordena y coordina poniéndolos                amorosa (...) deriva (...) de una ten-
                                       al servicio de algo y en una conspira-           dencia que arranca de la compasión
                                       ción de servicios, al servicio de algo           y de la piedad”. La glorificación cris-
                                       que tiene consistencia y valor por sí.           tiana “de los mansos y humildes, de
                                       Interpretado con amor todo adquie-               los pobres, miserables y hambrien-
                                       re realce. El mundo se incorpora y               tos (...) y en general de los débiles,
                                       se pone de pie. Incluso lo insignifi-            representaría una inversión radical
                                       cante adquiere valor al servicio de              de los valores que lleva fatalmente
                                       lo valioso y aun lo repugnante y re-             a una concepción decadente de la
                                       pelente –el estiércol al servicio de             vida y la sumisión de lo superior a
                                       la flor y el fruto, las secreciones al           lo inferior”.30
                                       servicio de una persona, de sus em-                 Para Xirau, “el amor es una reali-
                                                                                                                                     139
                                       presas e ideales–. Considerado con               dad específica e irreductible”,31 aun-
                                       amor todo se dignifica –el placer y              que siempre se encuentre mezclado
                                       los órganos corporales y, en lo que              con apetitos, impulsos, tendencias,
                                       respecta al amor sexual, los órganos             emociones, pasiones, simpatías e in-
                                       y las actividades sexuales y sus fun-            cluso con la compasión. Pero en sí
                                       ciones más desagradables (...). Claro            mismo “nada más distinto del amor
                                       que es posible interpretar las flores            que las tendencias biológicas de sim-
                                       y los frutos y el jardín por los excre-          patía o compasión (...). Aunque en
                                       mentos que les prestan savia y [claro            ocasiones se compliquen y se confa-
                                       que es posible interpretar] la mirada            bulen con el amor, no se confunden
                                       amorosa por los mecanismos de las                con él, y en una cierta medida se le
                                       secreciones internas. Esto es lo pro-
                                       pio de la mirada rencorosa. Ante la                28
                                                                                             Ibid., p. 209.
                                       mirada rencorosa o indiferente, lo                 29
                                                                                             Ibid., p. 199.
                                                                                          30
                                                                                             Ibid., p. 200.
                                        27                                                31
                                             Ibid., p. 208.                                  Ibid., p. 199.
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                                       NOTAS

                                       oponen incluso lo niegan. No se fun-             que el amor requiere vigor, fuerza,
                                       da el amor en la compasión. Por el               salud, abundancia”.34
                                       contrario, la compasión y la piedad
                                       sólo adquieren sentido y dignidad en
                                       una conciencia previamente impreg-               III. Conclusión
                                       nada de amor. La bienaventuranza de
                                       los que lloran no es una invitación al           La importancia en general de la obra
                                       llanto universal. Es más bien todo lo            de Joaquín Xirau y del tema del amor
                                       contrario: la aptitud de la vida amo-            en especial, rebasa por mucho los in-
                                       rosa para hallar, incluso en el llanto,          tereses especulativos y académicos,
                                       la ventura y la alegría”.32                      para adquirir particular relevancia no
                                          El punto fundamental de la crítica            sólo en los temas psicológicos y
                                       a Nietzsche se encuentra, pues, en               existenciales, sino también en los
                                       la visión diametralmente opuesta del             sociales. Él mismo ya afirmaba,
                                       amor interpretado como pasión por                “Nos hallamos en plena barbarie. El
                                       el filósofo alemán. Ahora bien, para             hombre actual posee medios pode-
                                       Xirau “el amor no es pasión, sino                rosísimos. Carece de fines claros, de
                                       acción”.33 Las inclinaciones, los im-            ideales capaces de exigir la sumisión
                                       pulsos simpáticos o las pasiones “de-            incondicional de la vida. Grave error
                                       penden de un influjo y un contagio.              es hablar de decadencia. ¿Decaden-
                                       No salen de nosotros mismos. Nos sen-            cia de qué? Difícilmente en ningún
                              140
                                       timos arrastrados por ellos. Nos su-             momento de la historia se ha mani-
                                       jetan, nos mueven nos inclinan. De               festado una vitalidad más vigorosa.
                                       ahí el nombre de inclinaciones. No               Podemos hacerlo casi todo. No sabe-
                                       somos en ellas activos, sino pasivos.            mos, empero, qué hacer.”
                                       [Las inclinaciones y los impulsos sim-              Con estos términos, Joaquín Xirau
                                       páticos] pertenecen al régimen de las            manifiesta la nota de los grandes
                                       pasiones. El amor no es pasión, sino             hombres: su preocupación por lo so-
                                       acción. No depende inicialmente de               cial. Esa preocupación que manifes-
                                       las circunstancias ni de las inclina-            taba Ortega ya en sus Meditaciones
                                       ciones de los demás. Es iniciativa y             del Quijote: “yo soy yo y mi circuns-
                                       espontaneidad, entrega gratuita y sin            tancia, y si no la salvo a ella no la
                                       intención ni esperanza de recompen-              salvo yo”. Es decir, conciencia de que
                                       sa ni aun de correspondencia. De ahí             el hombre sólo dota de sentido a su
                                                                                        existencia en la medida en que se la
                                        32
                                             Ibid., p. 200.
                                        33                                                34
                                             Ibid.                                             Ibid., p. 200-201.
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                                                                                                                             NOTAS

                                       dota a su circunstancia, a su familia,
                                       a su barrio, a su ciudad, a su pueblo, a
                                       sus alumnos. En su vida práctica,
                                       Joaquín fue testimonio claro de esta
                                       persuasión. Esto se manifiesta aca-
                                       démicamente por sus conferencias
                                       por toda Europa; por sus magisterios
                                       en Salamanca (1927), Zaragoza
                                       (1928), Barcelona (1928), Inglaterra
                                       (1929) y en México (1940); como
                                       Presidente del Patronato Escolar de
                                       Barcelona y del Consejo de Segun-
                                       da Enseñanza de Cataluña (1933),
                                       Miembro del Consejo de Cultura de
                                       la Generalidad (1933). Pero también
                                       se manifiesta en lo político, al fundar
                                       con su hermano Josep la Unió Socia-
                                       lista de Ctalunya. Como pionero de
                                       instituciones culturales destaca por
                                       el Instituto Francés para América
                                       Latina (IFAL), del que es miembro
                                                                                                                                     141
                                       fundador en México. Su relevancia
                                       como filósofo también se ve en el
                                       círculo de alumnos que lo iban a visi-
                                       tar, en cierto modo sus discípulos.
                                          ¿Decadencia de qué?, inquiría
                                       Joaquín Xirau. Difícilmente se podrá
                                       responder sin considerar al amor,
                                       que dota de sentido a la existencia,
                                       como acción.
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