CÓMO ENSEÑAR Y APRENDER LOS SIGNIFICADOS DEL TIEMPO GEOLÓGICO: ALGUNOS EJEMPLOS.
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CÓMO ENSEÑAR Y APRENDER LOS SIGNIFICADOS DEL TIEMPO GEOLÓGICO: ALGUNOS EJEMPLOS. Leandro Sequeiros (*) Emilio Pedrinaci (**) Pedro Berjillos (*) RESUMEN En este trabajo se sintetiza el taller realizado en el IX Simposio sobre Enseñanza de la Geología (Logro- ño, 1996), trabajando desde una perspectiva práctica la enseñanza del concepto de tiempo geológico. Se parte de su consideración como concepto complejo integrado por los de cambio geológico, facies, suce- sión causal, duración y cronología. Se sugiere la necesidad de realizar una gama variada de actividades y se muestran algunos ejemplos. ABSTRACT The workshop developped during the IXth Geology Teaching Symposium (Logroño, 1996) about the Geo- logical Time from a practical approach is shown here. The point of departure concerned the complex concept of Time integrated by Geological Change, Facies, Causal Sucession, Duration and Chronology. A diversal activities set are suggested and some significative exemples was described. Palabras clave: Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, Tiempo geológico, selección de contenidos, cambio conceptual, Educación Secundaria. Keywords: Earth Sciences Teaching, Geological Time, contents selection, conceptual change, Secondary School. INTRODUCCIÓN Martinand (1986) indica que la importancia de algunos obstáculos epistemológicos existentes El aprendizaje de la geología en los niveles no en el aprendizaje de la física es suficiente para universitarios encierra un conjunto de dificultades que su superación deba constituirse en objetivos relacionadas, en unos casos, con lo que suelen de- explícitos, convirtiéndose así en principios or- nominarse concepciones o ideas de los alumnos, ganizadores de la enseñanza. Es lo que denomi- en otros con complejidades intrínsecas al propio na “objetivo-obstáculo”. Astolfi (1993) conside- objeto de conocimiento que se pretende enseñar y, ra que también para la biología y la geología en la mayoría, con ambos. Conocer dichas dificul- resulta de gran utilidad esta noción de objetivo- tades u obstáculos y analizar sus posibles causas obstáculo y sugiere que su concreción didáctica son pasos necesarios para realizar de manera fun- puede realizarse en tres niveles: construir un damentada una propuesta de enseñanza que favo- programa en torno a él, organizar “baterías” de rezca su aprendizaje. El análisis histórico y epis- actividades o “tenerlo en la cabeza” a lo largo temológico (Gagliardi y Giordan, 1986) de todo el año. constituye probablemente una fuente insustituible ¿Es el concepto de tiempo geológico lo sufi- en esta tarea. cientemente importante y difícil como para justifi- Existe un amplio consenso en destacar el con- car que se estructure el programa en torno a él?. cepto de tiempo geológico como uno de los, a un Probablemente sí, lo que ocurre es que, como se ha tiempo, más importantes y más difíciles (Ault, indicado (Pedrinaci y Berjillos, 1994), “se trata de 1982, Sequeiros, 1991). Su construcción a lo largo un concepto complejo que no parece adquirirse de de la historia del conocimiento ha debido franquear una sola vez ni siguiendo un proceso lineal, sino diversos obstáculos epistemológicos (Pedrinaci, más bien gracias a adquisiciones parciales que van 1993), algunos de los cuales parecen funcionar co- relacionándose e integrándose”. Un aprendizaje sig- mo tales aún en los estudiantes. nificativo de este concepto demanda su desarrollo a Sin embargo, el convencimiento de la rele- lo largo de los diversos cursos de la Educación Se- vancia que tiene el concepto de tiempo geológi- cundaria. Por ello la segunda opción sugerida por co para el aprendizaje de esta disciplina y de su Astolfi (organizar baterías de actividades en diver- dificultad de conceptualización no suele tradu- sos momentos) puede resultar más adecuada. En es- cirse en una propuesta organizada de activida- te trabajo se presenta un breve muestrario de algu- des que vaya contribuyendo a su construcción. nas de esas actividades. (*) Centro de Enseñanzas Propias. Apartado 5003. Universidad. 14080 Córdoba (**) I.B. de Gines E. Granados, s/n. 41960 Gines. Sevilla Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 1996. (4.2), 113-119 113 I.S.S.N.: 1132-9157
UN CONCEPTO CARGADO DE SIGNIFICA- SUPERAR EL OBSTÁCULO FIJISTA DOS En diversos trabajos anteriores hemos llamado la La propuesta de intervención que se realice para atención sobre la dificultad e importancia que tiene pa- el aprendizaje del tiempo geológico dependerá del ra el aprendizaje de la geología en general y del con- significado que se le dé a este concepto. De ahí la cepto de tiempo geológico en particular, superar la vi- necesidad de analizar su contenido. sión estática y fijista frecuente en el alumnado para ir adoptando otra dinámica y movilista (Pedrinaci 1987, ¿Qué queremos indicar cuando señalamos Sequeiros y Pedrinaci 1992, Pedrinaci y Berjillos que un estudiante no tiene construido el con- 1994). Recientemente Monchamp y Sauvageot (1995) cepto de tiempo geológico?. La respuesta a hacían referencia a esta perspectiva de los estudiantes y este interrogante puede ser más variada de lo subrayaban la magnitud del obstáculo que debe fran- que con frecuencia se espera. En efecto, po- quear un alumno para transformar su visión estática y demos estar refiriéndonos a: actual de un objeto geológico (por ejemplo una roca) en una cadena organizada de sucesos imaginados - Que no conoce la edad de la Tierra o la (cuando se le pide que nos diga el origen de esa roca). cronología aproximada de los principales pe- ríodos geológicos. En efecto, conseguir reconstruir una historia a partir de la observación de un objeto inanimado, sea - Que desconoce la división en Eones, cual fuere, encierra siempre dificultades de diverso Eras y períodos. tipo, pero éstas se incrementan cuando se trata de - Que desconoce los principales pasajes una roca. Quizá debamos preguntarnos qué es lo de la historia del Planeta. que hace mayor el obstáculo en el caso que nos ocu- pa. La figura 1 puede ayudarnos en esta reflexión: - Que no tiene una noción de la duración aproximada que puede requerir un proceso geológico (la formación de una cordillera, apertura de un océano o formación de un karst). - Que carece de referencias para ubicar las magnitudes temporales usuales en geolo- gía (le da igual un millón de años que mil mi- llones de años). - Que no tiene la noción del, frecuente- mente cansino, “ritmo geológico”. - Que no valora el efecto acumulativo de cambios geológicos que a escala humana re- sultan pequeños. - Que no ve los cambios geológicos como procesos y, por tanto, o suceden como conse- cuencia de catástrofes instantáneas o no ocu- rren. - Que no sabe diferenciar procesos dia- crónicos de sincrónicos. - Que no sabe establecer una secuencia causal. - O que, como consecuencia de lo ante- rior, no sabe cómo reconstruir una historia geológica. Figura. 1. Dibuijo de Quino publicado en EL PAIS En ella, entre otros registros que aportan una El tiempo como magnitud es una abstracción, variada información, aparece un músico que llega “no tiene cosas dentro”, el tiempo geológico sí. Im- de noche a casa (demasiado de noche). La mujer plica acontecimientos, sucesión e historia, y enten- “escamada” busca en el estuche de la trompeta y der esto resulta básico para formular una propuesta descubre el arco de un violín. A partir de ahí re- que facilite su aprendizaje. Desde nuestra perspecti- construye una historia que la enfurece, llenando de va (Pedrinaci, 1993) estaría integrado por los con- confusión, y quizá de terror, al marido. ceptos de cambio geológico, facies, sucesión cau- Entre este estuche de música y una roca existen sal, duración y cronología. Cada uno de los cuales elementos comunes (¡quién lo diría!): son objetos ina- demanda una atención tanto individual como inte- nimados, que han sido “testigos” de una serie de acon- rrelacionada. tecimientos y que guardan, o pueden guardar, indicios que nos ayuden a descubrir algo de lo sucedido. Un de- 114 Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 1996 (4.2)
tective profesional buscaría huellas dactilares, partícu- La figura 2 recoge distintas fases de la erupción las de polvo, restos de tejidos, etc. Pero sin duda, entre de 1980 del St. Helens. La primera muestra la protu- ambos objetos, o en la “forma de mirarlos”, hay tam- berancia que, desde un mes antes de la erupción, fue bién elementos diferentes y estos serán los que hagan originándose en la cara norte del cono volcánico. El más asequibles interpretaciones de supuestos como és- 18 de mayo un terremoto fracturó y desprendió esa te (hay referencias a experiencias personales, a un protuberancia. La segunda foto fue tomada 5 segun- mundo con claves que conoce, no hay que retroceder dos después y ya pueden apreciarse las primeras ex- demasiado en el tiempo, etc.). Existe además un ele- plosiones y el comienzo de corrimientos de tierras. mento básico inicial que lo condiciona todo y que 10 segundos más tarde la situación había cambiado constituye el marco interpretativo general: en el caso notablemente (3ª imagen), se producen fuertes explo- del dibujo, el investigador, tanto si se trata de la esposa siones y los materiales magmáticos son expulsados como si es un detective profesional, parte de una pers- con violencia. La 4ª foto está tomada otros 10 segun- pectiva dinámica (en la vida están permanentemente dos más tarde, sólo han pasado 25 segundos desde la sucediendo cosas), del convencimiento de que está 1ª, en ella las nubes de ceniza impiden ver el estado viendo un objeto que, aunque no tiene vida, “ha vivi- en que se encuentra el edificio volcánico. Cuando ce- do” una determina experiencia (posee una historia) ha só la erupción, un día después, el volcán St. Helens sido testigo de ella y esa historia puede que haya deja- tenía un cráter de 2 km de ancho por 4 km de largo. do algunas huellas en él. Descubrirlas e interpretarlas será lo que permitirá su reconstrucción pero es el mar- co interpretativo de partida el que hace que se inicie la búsqueda y el que da sentido a la investigación. No cabe duda de que saber buscar e interpretar las huellas que los procesos geológicos han ido dejando en las rocas requiere un largo aprendizaje, en eso con- siste la geología, y resultaría pretencioso que pudiera hacerlo con cierta profundidad un estudiante de educa- ción secundaria. Sin embargo sí que puede y debe sa- ber que esas “huellas” existen y que algunas de ellas puede descifrarlas. Del mismo modo que, continuando con la metáfora del detective, saber buscar e interpre- tar las huellas del crimen exige una preparación profe- sional, disponer de las técnicas e instrumentos apro- piados, etc. y eso impide que un no experto alcance conclusiones en un caso de cierta complejidad, pero no es obstáculo para que se interese, indague e incluso resuelva ciertos casos menos complejos. Se trata, en consecuencia, de un cambio de acti- tud surgido de la consideración de las rocas como “archivos históricos que contienen información so- bre las condiciones en que se formaron y las altera- ciones posteriores que han experimentado” (Sequei- ros y Pedrinaci, 1992). Ello debe invitarle a ir conociendo las teorías, principios y métodos de tra- bajo que le ayudarán en ese largo e interesante ca- mino que supone aprender a interpretar los registros geológicos y reconstruir su historia. CATÁSTROFES NATURALES: UN BUEN RE- CURSO. Una perspectiva dinámica del planeta debe lle- var a los alumnos a entender que los cambios geo- lógicos son producidos tanto por procesos lentos y continuos como por otros esporádicos e intensos. Las actividades que se propongan deberán incluir unos y otros. La dificultad de percepción de los cambios lentos hace de las catástrofes naturales un buen recurso para comenzar a movilizar las ideas estáticas del alumnado. Las relativamente frecuen- tes riadas que inundan poblaciones, deslizamientos de ladera que cortan vías de comunicación o las tempestades que dejan sin arena una playa, son Figura. 2. Erupción del volcan St. Helens. Tomado ejemplos que pueden utilizarse. de “Los volcanes”. Time-Life Books. Ed. Planeta. Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 1996. (4.2) 115
En función de la edad del alumnado y del mo- más redondeadas y grandes serían huellas de las pa- mento en que se proponga esta actividad puede ha- tas posteriores de dinosaurios herbívoros cuadrúpe- cerse un uso u otro. Así pueden presentarse las foto- dos y las más pequeñas serían producidas por las grafías y sus esquemas desordenados y solicitar que patas anteriores de éstos. los secuencien indicando los criterios que se han utilizado para ello, o describir los cambios produci- El estudio de los distintos tipos de marcha de dos entre cada situación y la siguiente, indicar qué diversos vertebrados actuales nos permite supo- permanece entre la primera situación y la última o ner (utilizando el principio del actualismo) que realizar un dibujo que pronostique cómo puede que- las huellas poco marcadas y próximas indican dar el volcán tras la erupción. marcha pausada, mientras que las marcas más pronunciadas y separadas indicarán carrera. La SUCESIÓN CAUSAL existencia de algunas marcas que se superpo- nen a otras nos ayuda (utilizando el principio La noción de roca como archivo histórico y el de sucesión de acontecimientos) a establecer la uso de algunos principios geológicos básicos para secuencia. el establecimiento de una secuencia de aconteci- El estudio de las huellas que aparecen en el mientos deben ejercitarse con una gama variada de gráfico debe permitirle al estudiante responder actividades. Entre ellas la reconstrucción de histo- a las preguntas que a continuación se formulan rias a partir de huellas dejadas por fósiles resultan y realizar las actividades que se indican: especialmente atractivas para los alumnos. Como - ¿Cómo pueden interpretarse las series de ejemplo mostramos la siguiente “historia de dino- marcas paralelas? saurios”. - Señala con un trazo el itinerario seguido ¿Quién se comió el dinosaurio?. por cada dinosaurio. Planteamiento de la actividad: - ¿Cuántos herbívoros y cuántos carnívoros En la superficie de unas rocas hemos encontra- han dejado sus huellas?. do unas sospechosas marcas (fig. 3), probablemente - ¿Qué les hace correr a unos y otros?. dejadas hace 100 millones de años por dinosaurios al desplazarse sobre unos sedimentos blandos hoy - Reconstruye la secuencia de aconteci- transformados en esas rocas. Las marcas parecidas mientos y averigua quién se comió al di- a pisadas de aves se interpretan como huellas de di- nosaurio. nosaurios carnívoros de marcha bípeda. Las marcas Figura 3. ¿quién se comió el dinosaurio. 116 Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 1996 (4.2)
LA EDAD DE LA TIERRA neamente a lo largo de toda su extensión indentada; Como se ha indicado en otro lugar (Pedrinaci y y debemos recordar que casi todos los estratos con- Berjillos, 1994) antes de ofrecer respuestas cronoló- tienen capas o nódulos más puros que, a fuerza de gicas precisas acerca de la edad de la Tierra convie- resistir el desgaste durante largo tiempo, forman en ne formular el problema y reflexionar sobre la posi- la base un rompeolas. bilidad de disponer de métodos que permitan De ahí que, en circuns-tancias ordinarias, consi- ofrecer algunas respuestas. Muchos de los intentos dero que para un acantilado de 160 metros de altu- realizados a lo largo del siglo XIX poseen una gran ra, una erosión de unos centímetros por siglo en to- potencialidad didáctica. Uno de los cálculos más da su extensión, sería una estimación holgada. A polémicos (Hallam 1983) fue el que Darwin, sin este ritmo, según los datos precedentes, la erosión grandes pretensiones de precisión, incluyó en la pri- del Weald debió haber requerido 306.662.400 años; mera edición del “Origen de las especies” y que a la o, digamos, 300 millones de años. vista de los conflictos que le generó consideró con- La acción del agua dulce sobre el distrito de veniente retirarlo de las siguientes ediciones de esta Wealden, de suave declive, cuando era tierra firme, obra. El texto de Darwin, que a continuación se re- difícilmente pudo haber sido grande, pero en cierto seña, ofrece una buena oportunidad de plantear este modo reduciría el cálculo precedente. Por otra par- problema: te, durante las oscilaciones de nivel que sabemos que hubo en esta área, la superficie pudo haber existido por millones de años como tierra firme y “Siento la tentación de dar aún otro caso, el haber escapado así a la erosión del mar; cuando es- tan conocido de la erosión del Weald. Aunque tuvo profundamente sumergida durante períodos es preciso admitir que la erosión del Weald quizá tan prolongados, del mismo modo, habría evi- no ha sido más que una bagatela en compara- tado la acción de las olas costeras. De modo que es ción con la que ha arrastrado masas de nues- muy probable que haya transcurrido un período mu- tros estratos paleozoicos, a veces hasta 3.000 cho mayor que 300 millones de años desde finales metros de profundidad, como lo muestra el del Período Secundario. magnífico informe del profesor Ramsay sobre el tema. No obstante erguirse en los Downs He hecho estas pocas observaciones porque es del Norte y contemplar los distantes Downs muy importante para nosotros obtener cierta no- del Sur constituye una admirable lección; ción, aunque imperfecta, del transcurso de los años. pues al tener en cuenta que una distancia no Durante cada uno de ellos, en todo el mundo, la tie- muy grande hacia el oeste, los acantilados del rra y el agua han estado pobladas por hordas de for- norte y del sur se unen y se cierran, es posible mas vivientes. ¡Qué número infinito de generacio- imaginar sin dificultades la gran bóveda de nes, inconcebible para la imaginación, ha tenido roca que debió cubrir el Weald en un período que haberse sucedido en el discurrir interminable de tan limitado como la última parte de la for- las eras! Volvamos la vista ahora a nuestros museos mación cretácica. La distancia que va desde geológicos más ricos y ¡qué exiguas colecciones los Downs del norte a los del sur es de unos vemos!.” 40 km, y el espesor de las varias formaciones es de un promedio de 360 m, según me infor- Tras leer atentamente el texto, pueden plante- ma el profesor Ramsay. (...) arse cuestiones como las que siguen: ¿Qué pretende demostrar Darwin? ¿Cuál es la intención básica? Entonces, si conociéramos el ritmo con que el mar desgasta comúnmente una línea de acantilado ¿Cuál es su marco teórico? de cualquier altura dada, podríamos medir el tiempo ¿Cuál es su hipótesis de trabajo? requerido para que erosionara el Weald. Esto, por ¿Cuál es su diseño de la investigación? supuesto, no es posible; pero, con el fin de obtener alguna rudimentaria noción acerca del tema, podría- ¿Crees que lo que está midiendo Darwin es mos suponer que el mar carcome acantilados de la edad de la Tierra? unos 160 m de altura a un ritmo de unos 2,5 cm por ¿Le pondríamos hoy algunas objeciones a siglo. Esto parecerá al principio una estimación de- la propuesta que hace Darwin? masiado reducida; pero es lo mismo que si calculá- ramos que un acantilado de un metro de altura fuese erosionado a todo lo largo de la línea de la costa a un ritmo de un metro cada, aproximadamente, 22 UN MODELO SENCILLO DE DATACIÓN años. Dudo de que cualquier roca, incluso tan blan- RADIOMÉTRICA da como la greda, ceda a este ritmo, salvo en las El aprendizaje de la geología demanda con fre- costas más expuestas; aunque sin duda la degrada- cuencia la utilización de modelos que simplifiquen ción de un acantilado elevado sería más rápida por la realidad y permitan al alumnado aproximarse a la el desprendimiento de los fragmentos caídos. Por comprensión de determinados procesos que de otra otra parte, no creo que ningún litoral, de 18 o 36 km forma carecen de significado (Ritger y Cummins, de longitud, sufra alguna vez degradación simultá- 1991). Así, la datación radiométrica resulta inabor- Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 1996. (4.2) 117
dable para estudiantes con escasa formación en fí- SÍNTESIS FINAL: ALGO MÁS QUE LA sica o para aquellos que la simple visión de la fór- EDAD DE LA TIERRA mula usada en la determinación de la edad radiomé- trica de una roca le produce un bloqueo (t = 1/ x En relación con el tiempo geológico se ha indi- Logn (1+ H/P). Para estos casos, entre los que se cado que se trata de un concepto difícil, complejo, encuentran la mayor parte de los alumnos de secun- ubicuo y básico para el aprendizaje de la geología daria, la actividad que sigue ofrece un modelo com- que demanda el planteamiento de actividades acer- prensible de referencia: ca de cada uno de los subconceptos que lo integran Tomaremos dos cartulinas, una de color suave y y de las relaciones entre ellos. Su percepción impli- otra muy intenso. Las pegaremos de manera que se- ca disponer de “imágenes mentales” de aconteci- an el haz y el envés y las partimos por la mitad. mientos geológicos, y su aprendizaje no responde a Uno de los trozos volvemos a dividirlo por la mitad, la ley del “todo o nada” sino que, afortunadamente, continuando este proceso hasta tener un conjunto de permite diversos niveles de aproximación fragmentos como el de la figura 4. Prigogine y Stengers (1988) en un estudio sobre Para simular la desintegración radiactiva ajus- el tiempo comentan que “toda historia contiene la taremos todos los trozos como en un rompecabe- irreversibilidad, el suceso y la posibilidad de que zas, con el color intenso hacia arriba (será el isó- algunos sucesos, en ciertas circunstancias, adquie- topo radiactivo). Se pedirá que cada intervalo de ran una significación y sean punto de partida de tiempo, por ejemplo 1 minuto, los alumnos den la nuevas coherencias. Comprender una historia no es vuelta a un trozo de cartulina (siempre el mayor reducirla a regularidades subyacentes ni a un caos de los que queden con color intenso). Cuando se de sucesos arbitrarios; es comprender a la vez co- considere oportuno se interrumpe la actividad y herencias y sucesos: las coherencias en tanto que se cuentan los trozos que hay de cada color. Da- pueden resistir a los sucesos y condenarlos a la in- do que el período de inversión se conoce, 1 mi- significancia o, por el contrario, ser destruidas o nuto, podrá saberse cuánto tiempo llevamos reali- transformadas por algunos de ellos; los sucesos en zando este proceso. Después, partiendo de la tanto que pueden o no hacer surgir nuevas posibili- posición inicial y siguiendo el mismo procedi- dades de historia.” Parece una reflexión pensada miento, cada grupo de alumnos deberá darle la para la geología, siempre a la búsqueda de regulari- vuelta al número de fragmentos de cartulina que dades y principios generales pero siempre obligada considere conveniente. Se las intercambiarán co- a trabajar con sucesos singulares, algunos de los municándose el período de semidesintegración cuales resultarán determinantes de lo que ocurrirá que han utilizado, debiendo cada grupo calcular después. Y, en toda esta historia, ¿qué puede com- la “edad” de la roca que le han pasado. prenderse al margen del tiempo?. Figura 4. Datación radiométrica 118 Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 1996 (4.2)
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