CONTAR CHISTES DE "CACHIQUE" - Amerindia Paraguay
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CONTAR CHISTES DE "CACHIQUE" José Manuel Silvero Arévalos1 ¿Causa risa ver, cómo quemamos sus casas? No hace mucho tiempo, en un programa mañanero de un conocido canal paraguayo, escuché a un señor muy famoso reírse de manera desinhibida. El “ejemplar” compañero contó un chiste relacionado a Cachique. Y es que, en el Paraguay, hace tiempo se ha instalado una dinámica profundamente estúpida en relación a los aborígenes. La persecución, exclusión y abandono al cual hemos sometido a los más de 100.000 aborígenes de los casi veinte pueblos, es harto conocida. La promoción de la “mofa estigmatizadora” esa que humilla, denigra y aparta a los “otros” desde una supuesta superioridad cultural, está presente en canales, programas de radios, vídeos en Internet, libros y en cualquier soporte que sirva para vehiculizar el humor discriminativo. Helio Vera considera que los chistes de "Cachique" atacan a un pueblo al que hemos castigado, postergado, saqueado, asesinado, despojado de sus tierras, de sus bienes y de su cultura. Lo aplastamos, lo humillamos, y vemos con indiferencia que sus mujeres y 1 Docente Investigador de la Universidad Nacional de Asunción (UNA) y de la Universidad Nacional del Este (UNE). Doctorado en filosofía por la Universidad de Oviedo, España, y estancias posdoctorales en la Universidad de Lisboa, Portugal y en la Universidad Nacional Autónoma de México. Tiene investigaciones en filosofía cultural, bioética y antropología. Escribió los libros: "Nambrena", "Historia del pensamiento paraguayo", "Lecturas para una filosofía de la educación", "Cecilio Báez" y "Suciedad, cuerpo y civilización", "Adiós a las humanidades y otros escritos".
niños, sucios y enfermos, mendiguen en las calles, negándoles siquiera una moneda para que coman ese día. Encima los convertimos en blanco de nuestras pullas (Vera, 2006) Estimo que muchos de nuestros periodistas, tanto de TV como de radios- incluso aquellos que dicen estar arropados de una cierta “sensibilidad social”-, saben que los chistes, dependiendo de su contenido, contienen y trasmiten estereotipos y prejuicios y desencadenan actitudes discriminatorias, aunque sean discursivas y simbólicas (Fernández Poncela, 2011) Contar historias pequeñas historias con intención de hacer reí a quien escucha o lee es catalogado como chiste. Algunos son producto del ingenio, otros son benignos o ingenuos. Sin embargo, abundan los tendenciosos, denigratorios y humillantes con el afán de agraviar a los “distintos”. ¿Por qué nos reímos de los aborígenes? La explicación sociologista afirma que el chiste es la expresión más emblemática del humor, el "castigo colectivo" de la sociedad contra un individuo que trata de salirse del redil, de sus códigos de conducta habitual. Esto es aplicable a la sátira, al humor mordaz y a la burla (Calvo Martínez, 2000). El filósofo francés Bergson, dice Calvo Martínez, presupone un elemento psicológico de agresividad que enlaza con la explicación fisio-psicológica que, diversamente formulada, es aceptada universalmente. En efecto, parece demostrado, que nuestras glándulas producen una cantidad de adrenalina que es normal para una sociedad primitiva y muy superior, en cambio, a la que sería adecuada para una sociedad como la nuestra. Esta adrenalina, que, en una sociedad primitiva, se descarga en forma de agresividad real o de movimientos violentos de ataque y huida, encuentra en nuestras sociedades civilizadas cauces de descarga más blandos y suaves a través de gestos y reflejos que constituyen una forma vicaria y sustitutiva. Uno de los más importantes es la risa (Calvo Martínez, 2000). Entonces, el humor y la risa, serían una manera “refinada” de liberar emociones e impulsos que la sociedad reprime como el miedo, el sadismo, etc. Pero en nuestro caso, el chiste donde el Cachique asume el papel de “subalterno” ridículo e ignorante, vicioso y deshonesto, es el humor agresivo que abre un cauce para ejercer una “venganza” impune contra quienes consideramos inferiores a nosotros. Por medio del chiste los matamos simbólicamente a los indígenas de este país. Les hacemos llegar el mensaje sublimado de
que nuestro desprecio es grande y que nunca formarán parte de nuestro horizonte vital por más artículos que nuestra constitución contenga. Por medio de esos chistes les hacemos saber que serán expulsados una y otra vez de las ciudades, que las murallas impedirán que caguen en nuestras plazas y la risa hará posible que nuestros hijos “jamás” les reconozcan dignidad alguna. Los burlados están condenados a ser los “otros”. Las balas, el garrote, las motosierras y ahora el chiste, todo, todo lo que podamos, usaremos una y otra vez para que perpetuamente sean ridiculizados y denigrados. Por eso contamos chistes todos los días. Vera considera que aquellos que lo hacen, deberían sentir vergüenza, ruborizarse y pedir perdón por contar estos "chistes" espantosos que no son otra cosa que una tenaz grosería. En vez de hacer reír, debieran hacer llorar. Lo más paradójico de estas pullas malévolas es que son contadas en guaraní por sujetos cuyos rasgos mestizos no se diferencian mucho de quienes son objeto de sus burlas. Un plagueo final. Olvidamos lo que nos dejaron los guaraníes, que no es poco: una lengua, una medicina herbolaria, un vasto saber sobre la naturaleza, una serie de hermosos mitos y una colección, lamentablemente reducida al mínimo, de relatos de su folclore, y tal vez, quién sabe, hasta una manera de ver la vida y la muerte. Lo menos que podemos hacer a quienes somos, de un modo u otro, sus descendientes es tratarlos con respeto. No es mucho pedir. (Vera, 2006) Reírse de los aborígenes es rentable Una breve excursión por la Internet arrojó una cantidad considerable de elementos que constatan lo expresado más arriba. Todos los canales de televisión, periódicos, humoristas, editoriales, locutores y periodistas y sociedad en general, todos estamos inmersos en hacer verdad esta dolorosa y tremenda práctica de estigmatizar a los más débiles. Y lo más llamativo es la indignación colectiva que causa- y sigue causando- los chistes de los humoristas brasileros cuando se refieren a los paraguayos como poco honestos y falsos y, ¿acaso no hacemos lo mismo con nuestros aborígenes? Ojalá las autoridades competentes hagan su trabajo y prohíban que, en nombre del show, el humor y la risa, nuestros aborígenes sigan siendo golpeados simbólica y materialmente todos los días.
Portada del vergonzoso material de la Editorial El Saber Humor Paraguayo es sinónimo de "burla" Otra "producción" a costa de los aborígenes
El locutor Cabezón Ortega celebrado chistes de Cachique Otro blog denigrante La empresa Talismán S.A. promocionando su producto con Pato Villafranca y Cachique incluído
El ridículo humorista Maidana El dúo humorista Tarave ha Pakova burlándose de los aborígenes El Show de Cachique de EL Conejo-Canal 4. Publicitado en Clasipar Tomás Domínguez y Manuel Bernardes. Sin palabras
La Lupa- Canal 4. El periodista Carlos Báez y sus compañeros propiciando la estigmatización a través de la mofa y la ridiculización Ante la presentación de su libro Sonría por favor (ABC), Mario Ferreiro señaló que sus chistes son universales. "El mismo chiste de gallegos en Argentina es el mismo chiste de polacos en New York, y aquí son los de Cachique, y yo también los fui adaptando a las circunstancias nuestras. Algunos chistes pícaros los iba suavizando para contarlos al aire, pero también todo depende de la situación. Uno iba metiendo hasta donde podía"
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