EFICIENCIAS ENERGÉTICAS: ILUSIÓN O REALIDAD? CONSEJO MUNDIAL DE LA ENERGÍA DECLARACIÓN 2006

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EFICIENCIAS ENERGÉTICAS: ¿ILUSIÓN O
             REALIDAD?

 CONSEJO MUNDIAL DE LA ENERGÍA

        DECLARACIÓN 2006

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La eficiencia energética se refiere a la relación entre la energía saliente (servicios
tales como electricidad, calor y movilidad) y la energía entrante (energía primaria).
Hay muchas fuentes de eficiencia energética a lo largo de la cadena energética,
tales como:

   •   Exploración y producción de energías primarias, como petróleo, gas y
       carbón.
   •   Transmisión y almacenamiento de energía primaria.
   •   Generación y transmisión de electricidad.
   •   Distribución de energía y provisión de servicios en actividades industriales,
       comerciales y residenciales.

Las eficiencias energéticas pueden lograrse en cualquier país mediante una
combinación de acciones gubernamentales, industriales e individuales, pero el
potencial de ganancias difiere de país en país, dependiendo de los modelos de uso
de la energía, el nivel de desarrollo, y la fortaleza de las regulaciones e instituciones
nacionales. Los países en desarrollo pueden tener más posibilidades de lograr
dichas eficiencias mediante el cambio institucional, el uso de las tecnologías más
modernas si son asequibles y si están disponibles, la introducción de las mejores
prácticas a partir de la experiencia en otros países, y profundos cambios en el
comportamiento individual (por ejemplo, en el uso de sistemas de calefacción y
cocción modernos). Sin embargo, la intensidad energética en estos países,
medida en cuanto a la cantidad de energía requerida para producir una unidad de
PBI, es elevada (mayor a uno) y probablemente aumente, al menos inicialmente,
aún si se logran las eficiencias energéticas. Es una anomalía que los precios más
elevados de la energía puedan tener serios efectos sobre el acceso económico en
los países en desarrollo (y, por lo tanto, sobre el uso eficiente de la energía), pero
su impacto a menudo está amortiguado para los consumidores finales mediante
subsidios y otras prácticas.

Por lo tanto, aún están por lograrse las mayores ganancias inmediatas en
eficiencias energéticas en los países desarrollados y en transición con el consumo
de servicios energéticos per capita más elevado. La anomalía aquí es que el
impacto de los precios de la energía más elevados a menudo es pequeño ya sea
por el tipo de servicio o por el sistema de pago (calefacción urbana en Europa
Central, por ejemplo) o por el nivel de prosperidad del país (movilidad en los
EE. UU., por ejemplo). Se ha observado en estos países que la tasa de consumo
de energía se separa con el tiempo de la tasa de crecimiento del PBI y la
intensidad energética ha caído a menos de uno. A medida que las tecnologías y
prácticas de ahorro de energía baratas avanzan en el mercado, disminuyendo
inicialmente el uso de la energía, el costo de la energía más bajo resultante puede
llevar a un rebote de la demanda energética de hasta 30% (los ahorros de dichas
tecnologías podrían hacer que los consumidores usen más energía en modos
diferentes). Sin embargo, aún en los países desarrollados, la intensidad energética
de un sector de la economía puede aumentar aunque se hayan logrado eficiencias
energéticas.

Esta Declaración del CME aborda el alcance de las eficiencias energéticas en
todos los países, cualquiera sea su fase de desarrollo. Subraya que, si bien los
programas de eficiencia energética son necesarios para un desarrollo energético
sustentable, no son suficientes por sí mismos para abordar todos los objetivos de
accesibilidad, disponibilidad y aceptabilidad de la energía. Los instrumentos de
eficiencia energética y las inversiones deberían considerarse como un elemento del
mayor desafío del sistema energético mundial.

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1.    ¿CUÁL ES LA ESCALA DE PARTICIPACIÓN EN LOS BENEFICIOS DE
LA EFICIENCIA ENERGÉTICA?

¡Es notable cómo los precios de la energía más elevados atraen mayor atención!

Demasiado a menudo, especialmente en los países de la OCDE, se da por sentado
que los beneficios de un estilo de vida moderno sólo pueden alcanzarse con
servicios energéticos confiables y asequibles:

   Calefacción y refrigeración para mantener las temperaturas interiores a niveles
    confortables.
   Movilidad y comercio (local, regional y mundial) ofrecidos por el transporte
    carretero, ferroviario, aéreo y marítimo.
   Beneficios sociales (mejor educación y cuidado de la salud que dan como
    resultado una mayor esperanza de vida y menores tasas de mortalidad infantil).
   Productividad creciente (equipo eléctrico y electrodomésticos que no sólo
    facilitan en gran medida el cumplimiento de tareas industriales y domésticas,
    sino que también ayudan a lograr considerables ahorros en materia prima y
    reducción del derroche).
   Tecnologías de comunicaciones e información avanzadas, que dependen de
    suministros de electricidad confiable y asequible, y también los promueven.

Una mayor eficiencia energética parece ser una atractiva opción de “ganar-ganar”.
En muchas partes del mundo, los gobiernos ahora están buscando concentrarse en
programas de eficiencia energética considerados como capaces de proveer
importantes y amplios beneficios con relación a los objetivos claves del CME de
accesibilidad, disponibilidad y aceptabilidad de la energía. Éstos son:

•   Proveer beneficio económico mediante el uso más eficiente de la energía como
    un importante factor de producción. Y esto no debería pensarse simplemente en
    cuanto a beneficios para el “mundo rico”. También es crucial para la provisión de
    un monto mínimo de energía asequible para todos los hogares del mundo; el
    objetivo vital de la Accesibilidad;
•   Atenuar el equilibrio entre la oferta y la demanda de energía promoviendo así la
    Disponibilidad o la confiabilidad y la seguridad de la oferta y la demanda.
    Especialmente a medida que empieza a aumentar la demanda energética en los
    países en desarrollo con rápido crecimiento, la influencia moderadora de una
    mayor eficiencia de uso final de la energía deja tiempo para la puesta al día de
    las inversiones, necesaria para expandir tanto las reservas (el tanque) como los
    sistemas de entrega en el mercado (el grifo); y
•   Reducir el uso de combustible, o al menos maximizar el rendimiento del
    combustible que se utiliza, contribuyendo así a cumplir con los objetivos de la
    Aceptabilidad con relación a las emisiones locales o mundiales pero también a
    las actitudes públicas.

En los países industrializados, con acceso universal a la electricidad, los gobiernos
consideran los programas de eficiencia energética como un medio de mantener su
competitividad y las industrias con intensidad de energética, extendiendo el
suministro a lo largo de un período más prolongado, y evitando las emisiones de
gases de efecto invernadero (GEI). Las mejoras en la eficiencia energética también
apoyan los objetivos del CME de accesibilidad, disponibilidad y aceptabilidad (las
tres A, por sus siglas en inglés). Las fuerzas motrices son algo diferentes en los
países en desarrollo. Aunque la reducción de la contaminación local tiene cada vez

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más importancia en muchos países en desarrollo, la necesidad de reducir las
emisiones de GEI generalmente no es tan prioritaria. En los países en desarrollo, a
menudo se le da más importancia a la reducción de los requisitos de inversión en
energía y al mejor uso de los suministros existentes, para mejorar la accesibilidad a
la energía.

En muchos países, la eficiencia energética ha mejorado considerablemente en los
últimos treinta años, por ejemplo, en la exploración, producción y entrega de
combustibles primarios a mercados distantes, haciendo reducir así los costos para
compensar la presión ascendente sobre los precios de la energía primaria debido a
la comercialización y otros factores. El consumo promedio de una heladera o de un
lavarropas ha sido reducido a la mitad, y el promedio de eficiencia de combustible de
los automóviles ha mejorado casi del mismo modo; pero, en la mayoría de los
países, el consumo total de los servicios de electricidad y de movilidad ha seguido
aumentando. El impacto de mejores códigos de construcción ha sido compensado
por inversión en hogares más grandes, con el resultado de que, a pesar de esos
códigos, hay una tendencia ascendente en el uso de la energía en este sector en los
países de la OCDE. En dos palabras, las mejoras en la eficiencia energética parecen
haber sido 'captadas' por los consumidores para aumentar su bienestar utilizando la
energía de modos nuevos, manteniendo sus presupuestos energéticos como una
proporción constante del gasto, sin importar el precio final de la energía.

    Oportunidades claves para las eficiencias energéticas en la cadena de valor
                                    energética

•     Producción primaria: la cantidad de energía primaria por unidad de
      energía requerida para producirla;
•     Generación de electricidad: los kilovatios-horas generados por unidad de
      entrada de combustible;
•     Transporte de energía primaria (transporte, transmisión y distribución de
      combustible): pérdidas por unidad de distancia o unidad de producto
      refinado, proceso o licuado;
•     Almacenamiento de electricidad, por ejemplo, almacenamiento de gas
      natural;
•     Uso final estacionario de los combustibles fósiles para fines industriales y
      de calefacción;
•     Transmisión y distribución de electricidad: pérdidas técnicas y no técnicas
      como proporción de los kilovatios horas introducidos en el sistema;
•     Uso en movilidad: consumo de combustible por kilómetro de distancia
      recorrida o toneladas de producto transportado;
•     Otros usos: calor para procesos industriales, costos de calefacción y
      refrigeración o de iluminación como proporción de los costos de
      construcción por metro cuadrado, consumo en computadoras y artefactos
      en el hogar.

Los cálculos de las ganancias que pueden realmente obtenerse varían
enormemente. Por ejemplo, cuando se publicó en 2003 el Libro Blanco sobre
Energía del Reino Unido, el objetivo número uno era una reducción del 60% en las
emisiones de CO2 y se sostenía que un 25-40% de las futuras necesidades
energéticas del Reino Unido podrían ser satisfechas mediante mejoras en la
eficiencia energética. Por otra parte, durante las recientes deliberaciones del
Equipo de Trabajo sobre Energía de los EE. UU., algunos sostuvieron que la
eficiencia y la conservación de la energía no tendrían un rol muy importante en la
reducción de la dependencia de los EE. UU. de las importaciones de petróleo. En

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contraste, una reciente publicación de la Agencia Internacional de Energía halló que,
si bien el avance en la eficiencia energética en los países de la OCDE ha disminuido
enormemente desde finales de la década de los noventa, para el año 2030, las
eficiencias del uso final por sí solas podrían representar una reducción de 3,5
gigatoneladas en las emisiones de dióxido de carbono. ¿Cómo? ¿Dónde? En
particular, ¿qué significa todo esto para las grandes economías en desarrollo, que
representarán un porcentaje tan alto de aumento de la demanda de energía
esperado para los próximos años?

El Consejo Mundial de la Energía (CME) ha venido trabajando sobre aspectos
específicos de la eficiencia en la generación, gestión de red y uso final que pueden
tener beneficios inmediatos y que pueden tener impactos en todos los países. Las
siguientes secciones se centran en estas áreas de análisis directo del CME, pero es
importante reconocer que también hay otras áreas con grandes oportunidades de
eficiencia, por ejemplo, extracción y procesamiento de recursos, que no son tratadas
aquí en detalle.

2. OPORTUNIDADES DE EFICIENCIA A LO LARGO DE LA CADENA DE VALOR

a)     Generación de energía

Las eficiencias energéticas en la generación de energía pueden lograrse mejorando
la disponibilidad de las centrales existentes o remplazando la flota de centrales
energéticas existentes (con una eficiencia mundial promedio de aproximadamente
30%) por la tecnología de vanguardia que actualmente logra un 45% de eficiencia.
Estas acciones reducirían las emisiones mundiales de CO2 en aproximadamente mil
millones de toneladas por año, o alrededor del 4% anual del total de las fuentes
mundiales antropogénicas de CO2. Como ejemplo más específico, en la década de
los cincuenta en Europa se necesitaban 700g de carbón para producir un kWh de
electricidad, mientras que en la actualidad se necesitan sólo 300g, lo cual representa
una verdadera mejora en eficiencia, pero también un resultado muy positivo para el
rendimiento medioambiental. Con tecnologías de combustibles fósiles más limpias y
el uso de calor residual en centrales de producción combinada de calor y
electricidad, la reducción de las emisiones podría ser aún mayor. Las centrales de
energía nuclear también han mejorado significativamente la eficiencia total mediante
una mayor combustión de combustible, reciclado y mejores procedimientos
operativos que dan como resultado mayores disponibilidades.

Si el gas natural venteado actualmente en África se utilizara para generar
energía, podría producir 200 Terawatt horas (TWh) de electricidad por año, o
alrededor del 50% del consumo actual de energía del continente africano y
más del doble del nivel de consumo de energía en África Subsahariana
(excluyendo Sudáfrica).

Al abordar la mejora de la disponibilidad de las centrales energéticas actualmente en
funcionamiento, el análisis de sus datos de rendimiento presentados en el trabajo del
CME Rendimiento de las Centrales de Generación: Nuevas Realidades, Nuevas
Necesidades, publicado en 2004, muestra una brecha considerable entre el
rendimiento de la disponibilidad de la central energética promedio y aquél logrado
por las centrales con mejor rendimiento. La eliminación de esa brecha daría como
resultado ahorros de US$ 80 000 millones por año. Dado que las centrales
existentes podrían funcionar con una mayor disponibilidad, podría postergarse la
necesidad de construir y hacer funcionar capacidad adicional. Dichas mejoras

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podrían implementarse a una tasa de relación costo beneficio promedio de 4:1, y
sólo se necesitarían leves mejoras tecnológicas y modernización de equipos. La
mayor parte de la mejora vendrá como resultado de abordar ciertos asuntos de
gestión. De hecho, si no se mejora esa área, las nuevas tecnologías no podrán
lograr su potencial de rendimiento superior inherente.

Es importante señalar que se han hecho grandes progresos en la producción de
electricidad con gas natural. La eficiencia energética total de las centrales
energéticas de producción combinada de calor y electricidad en gas natural o carbón
pueden alcanzar una eficiencia del 85-90%, en comparación con el 40% de las
centrales energéticas convencionales.

b)     Transmisión y distribución

Ni siquiera los sistemas de transmisión y distribución de electricidad mejor
manejados pueden funcionar sin pérdidas. Estas pérdidas pueden ser técnicas,
como aquéllas que tienen lugar durante la transmisión a larga distancia o fallas en la
red, o pueden ser no técnicas, por ejemplo debidas a conexiones ilegales a la red de
distribución o falta de pago por la electricidad consumida. Aunque las pérdidas
promedio en transmisión y distribución en todo el mundo están en el rango del 10%,
en algunos países en desarrollo las pérdidas no técnicas pueden representar hasta
el 50% de del total de la electricidad transmitida por la red, según lo mostró en 2001
el trabajo del CME Fijación de Precios de la Energía en los Países en Desarrollo.
Las pérdidas técnicas usualmente pueden disminuirse por la introducción de
tecnologías modernas y mejores prácticas de gestión, pero la falta de una medición
completa y los sistemas de pago ineficientes son los que llevan a las pérdidas no
técnicas elevadas.

A un nivel más fundamental que el de las pérdidas de transmisión y distribución,
potencialmente se encuentren enormes eficiencias de alto nivel en la integración
regional del diseño del sistema. Esto está sucediendo cada vez más cruzando las
fronteras nacionales, tal como sucede con la construcción de los mercados europeos
únicos de gas y electricidad, y con el desarrollo de interconexiones de gas y
electricidad en América latina. Respaldados por los análisis realizados por el CME,
África y otras regiones también están evaluando las eficiencias que se obtendrían
con la planificación integrada transfronteriza de la infraestructura energética, donde
la elección de un tercero y el comercio de los servicios energéticos no sólo es más
eficiente sino que también protege contra el poder de mercado de las grandes
compañías. África y otras regiones en desarrollo están bien ubicadas para lograr
este potencial, dado que su infraestructura sigue estando en una etapa temprana de
desarrollo.

c)     Usos finales

La eficiencia energética de los usos finales no es sólo un asunto técnico; también es
un asunto de servicios eficientes y de un uso adecuado de la energía: la oferta
minorista de los electrodomésticos más modernos eficientes desde el punto de vista
ecológico, hacer una llamada telefónica en lugar de una visita física, el reciclado, la
reducción del calor durante la noche, el uso de materiales de construcción y
aislamiento modernos, todos dan como resultado un menor consumo energético
para servicios idénticos o muy similares.

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También debería tenerse presente que las consideraciones para los usuarios finales
individuales típicamente serán diferentes de las consideraciones de la industria y los
negocios. El beneficio final de la sustitución de equipo de capital más eficiente
probablemente sea transparente y bien analizado para los últimos, mientras que
para los individuos tanto la información subyacente como el impacto sobre los
gastos personales puede ser mucho menos claro. Posiblemente también haya
diferencias significativas en la vida útil esperada del equipo de que se trata.

Sin embargo, finalmente, las opciones de uso final para servicios de electricidad,
calefacción y movilidad son un asunto de comportamiento individual y la respuesta a
los precios finales de la energía, al igual que la conciencia medioambiental y otros
factores. Eliminar el consumo innecesario de energía o elegir el equipo más
apropiado para reducir el costo de la energía contribuye a disminuir el consumo
individual de energía para los mismos servicios energéticos.

La toma de dichas decisiones es ciertamente un asunto de comportamiento
individual, pero a menudo también es un asunto de disponibilidad del equipo
apropiado: la regulación térmica de la temperatura ambiente o el control de la
iluminación de un ambiente son buenos ejemplos de cómo el equipo puede ayudar a
influir en el comportamiento individual. Aislar una casa la hace mucho más eficiente
desde el punto de vista energético: se consume menos energía para el mismo
confort. Se pueden sacar conclusiones similares de las experiencias industriales:
cada fábrica individualmente puede disminuir su consumo de energía por unidad de
producción con tecnologías más eficientes desde el punto de vista energético.

Si bien los costos de extracción y distribución de petróleo y gas natural, del
procesamiento de líquidos a partir de gas y carbón, y de electricidad han permitido
que los combustibles de transporte –carretero, ferroviario, aéreo y marítimo-
permanezcan relativamente bajos, la experiencia de las políticas y medidas de
eficiencia energética para demanda de vehículos y movilidad se han mezclado. Al
mismo tiempo, la creciente congestión y deterioro de la calidad el aire en las
ciudades de rápido crecimiento es un fuerte argumento para el desarrollo de nuevas
tecnologías y políticas. Actualmente, la tecnología sólo puede proveer una solución
eficiente y movilidad sustentable con cambios en la infraestructura básica apoyados
por una política energética clara.

Tanto para los vehículos como para los aviones la promesa inmediata se
encuentra en lograr una mayor eficiencia en el uso de los combustibles
existentes. Como se señaló anteriormente, la eficiencia promedio del combustible
de los automóviles casi se ha duplicado en los últimos treinta años. El tiempo
necesario para que las opciones totalmente nuevas penetren en el mercado es
considerable, dado el lapso para la comercialización de nuevas tecnologías y la
extensión de la actual masa de capital de vehículos, pero la infraestructura de
suministro de combustible también es crítica. Por lo tanto, probablemente los
próximos pasos sean una creciente variedad de opciones híbridas, con una base
de combustible totalmente nueva aún a unas décadas de distancia. De todas
maneras, casi todos los países de la OCDE y un número creciente de países
fuera de la OCDE están implementando medidas de eficiencia de usos finales,
nuevas o revisadas, adaptadas a sus circunstancias nacionales.

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La colaboración entre el CME y ADEME en Eficiencia Energética: Visión Mundial,
completado en 2004, se centra en la evaluación de las políticas de eficiencia
energética y mide sus resultados en diferentes entornos operativos y de
regulación en todo el mundo. La investigación halló que los instrumentos de
mercado (ej. acuerdos voluntarios, etiquetas, divulgación de información,
auditorías y diagnósticos), las medidas y los estándares de regulación son
efectivos cuando el mercado no provee las señales de precio adecuadas para
favorecer a los edificios con buen aislamiento o a los electrodomésticos
respetuosos del medio ambiente.

El informe del CME Tecnologías de Uso Final de la Energía para el Siglo XXI,
publicado en 2004, calcula ahorros de energía mundiales potenciales de hasta 25%
para el año 2020 y de más de 40% para el 2050. Hay más oportunidades de mejora
en los países en desarrollo, y esto no es estático ya que están muy emparentadas
con los precios finales de los servicios energéticos y el desarrollo tecnológico. Por
otra parte, los países en desarrollo pueden “saltar por encima” del mundo
desarrollado, instalando inmediatamente las tecnologías más modernas (tales como
las bombas de calor de agua), sin tener que remplazar infraestructura muy
arraigada. Esto puede lograrse ayudando a los países en desarrollo a transferir,
adquirir y mantener las tecnologías apropiadas.

3.     LA CAJA DE HERRAMIENTAS DE EFICIENCIA ENERGÉTICA

a)     El motor de precio

Visto históricamente, el interés en la eficiencia energética ha seguido en gran parte
las fluctuaciones del precio del petróleo y de otras energías primarias: cuanto más
alto es el precio del petróleo, mayor es el interés en la eficiencia energética.
Después de un período de bajos precios del petróleo a fines del siglo XX, en que se
prestaba poca atención a la eficiencia energética, los precios más altos de la energía
han propulsado nuevamente la eficiencia energética hasta el primer puesto en las
agendas políticas y públicas. Por lo tanto, es esencial que las señales de precio
lleguen a los consumidores, mediante precios que reflejen los costos.

Para que los precios finales de la energía impulsen elevados niveles de eficiencia,
sería ideal que reflejaran todos los costos a largo plazo, lo que significa que
finalmente sería necesario eliminar los subsidios que puedan haber ayudado a la
tecnología a penetrar en el mercado e incluir las externalidades identificadas. Los
precios de la energía y de los productos energéticos a menudo reflejan sólo una
parte de los costos totales, la parte que está ligada al costo inmediato de los
suministros primarios o a la generación de energía. Rara vez incluyen costos
medioambientales a largo plazo o los costos marginales de desarrollo a largo plazo y
los subsidios cruzados entre consumidores. Para lograr precios de mercado con una
buena relación entre costo y beneficio, los gobiernos necesitan introducir una
legislación sólida y regulaciones favorables a los inversores.

Si los precios finales de la energía no reflejan costos verdaderos, las decisiones que
tomen los consumidores finales al comprar equipos o hacer una inversión en
eficiencia energética (ej. modificando una vivienda) a menudo no reforzarán el
impulso hacia una optimización económica mundial. Existirá una brecha entre los
logros reales en eficiencia energética y lo que podría resultar si la política del
gobierno, apoyada por regulaciones claras, requiriera un sistema de precios
adecuado que justifique todos los costos involucrados.

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Si se sienten las señales de precio, entonces al menos deben realizarse algunos
pagos para los servicios energéticos. Por lo tanto, es esencial contar con un sistema
de medición y de pagos de la energía factible, para promover una mayor eficiencia
energética. Asimismo, es necesario reconocer la realidad política práctica de que la
eliminación abrupta y total de los subsidios puede no ser posible, particularmente
para las poblaciones rurales remotas pobres y para los crecientes números de
pobres que se están agolpando en las áreas urbanas y periurbanas de los países en
desarrollo. Sin embargo, donde se mantienen los créditos fiscales o los subsidios,
éstos deberían ser transparentes, bien dirigidos y limitados en el tiempo. En los
países en desarrollo, actualmente se roban importantes cantidades de electricidad
mediante conexiones ilegales –este es el peor “diseño de subsidio” posible y la
experiencia demuestra que incluso la gente muy pobre preferiría pagar algo y como
resultado utilizar la electricidad en forma más cuidadosa.

Del mismo modo, en los lugares donde las realidades políticas incluyen los
impuestos a la energía (por ejemplo, para cubrir los costos de las externalidades en
los precios para el uso final), debería aplicarse el principio de transparencia
relacionado con los objetivos y el nivel de impuestos. A menudo, los impuestos a la
energía en sí mismos son una fuente de seria distorsión en los modos en que se
utiliza la energía.

Las políticas de eficiencia energética que utilizan mecanismos de precio directos o
indirectos (ej. eliminación de subsidios, incorporación de externalidades mediante
mecanismos basados en el mercado) son las más efectivas para reducir las
tendencias de consumo de energía. Sin embargo, aún sin cambiar la totalidad del
entorno de precios, deberían buscarse políticas de eficiencia energética para
corregir las fallas del mercado, tales como la falta de información para los pequeños
consumidores acerca de las mejoras en el hogar o los costos totales de
funcionamiento de los electrodomésticos, el interés del propietario/inquilino en el
rendimiento térmico del edificio, y el acceso a financiación para mejoras
tecnológicas. Nuevamente, los estándares legales, las etiquetas y la divulgación de
la información, junto con un adecuado sistema de pagos para la energía son
esenciales para los objetivos de eficiencia energética.

El análisis del ciclo de vida es por lo tanto una herramienta esencial para lograr
precios que reflejen los costos. Éste es un análisis “de la cuna a la tumba” de los
impactos y costos de una fuente de energía dada, ya sea biomasa, solar, nuclear,
combustibles fósiles convencionales o cualquier otra opción de combustible. La
Evaluación del Ciclo de Vida ha sido aplicada, por ejemplo, para la evaluación
comparativa de los combustibles alternativos para los automóviles y de las
tecnologías que se espera estén disponibles en el futuro cercano. El trabajo del CME
Comparación de los Sistemas Energéticos Utilizando Evaluación del Ciclo de Vida,
publicado en 2004, tiene más detalles sobre este tema.

Algunos de estos costos ya están reflejados en los precios finales, pero hay
importantes omisiones, que incluyen típicamente los impactos sobre la salud y el
medio ambiente geográficamente distantes. Por supuesto, los programas de
comercio de emisiones como el que está funcionando actualmente en la Unión
Europea tienen el efecto de incluir el costo de la mitigación del carbono en los
precios de la energía.

b) Planes de acción voluntarios del sector

En Japón, el Plan de Acción Voluntario de Nippon Keidanren se basa en planes de
acción individuales del sector y ha sido implementado en forma eficaz para reducir

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las emisiones de gases de efecto invernadero. Uno de sus principales componentes
es lograr mejoras cuantificables en la eficiencia energética de los procesos
industriales, los edificios y otras actividades de las compañías. Los acuerdos
industriales en Suecia para proveer y utilizar calor residual merecen la pena. Del
mismo modo, tal como se mencionó anteriormente, la cooperación de los
generadores de electricidad para compartir información con el CME sobre mejores
prácticas para mejorar la eficiencia operativa y el mantenimiento de todo tipo de
central energética da resultados tanto con respecto a la capacidad como con
respecto a las emisiones. Las medidas voluntarias reflejan claramente las
circunstancias especiales de cada país o región; las medidas dictadas por los líderes
de las ciudades y otros, por ejemplo, para abordar la congestión deben reflejar
actitudes históricas y culturales específicas del público.

c)     Estándares, etiquetado, códigos e información

Los estándares y códigos de construcción implementados en los países de la OCDE
en los últimos treinta años han dado como resultado una drástica reducción del
consumo energético de las nuevas viviendas (una mejora de hasta cuatro veces).
Los estándares para los nuevos productos deberían encajar dentro de los
estándares de rendimiento existentes o de estándares más estrictos para productos
existentes similares en líneas generales, o deberían introducirse rápidamente
estándares de rendimiento adecuados. Las etiquetas son importantes para canalizar
las tecnologías en el mercado para asegurar que se tome en cuenta la eficiencia
energética. Las auditorías y los diagnósticos para hogares y pequeños negocios
proveen información útil para reducir los costos de la energía.

Dada la baja renovación de los edificios existentes y la dificultad de mejorar la
eficiencia una vez que el edificio ha sido terminado, los gobiernos tienen un papel
importante en la definición de códigos de edificación óptimos que incluyan
estándares de aislamiento, doble acristalamiento, y estándares de eficiencia para
iluminación, refrigeración, sistemas de calefacción y aire acondicionado central. Del
mismo modo, es importante que los vehículos estén cubiertos por criterios de
eficiencia coherentes, de modo que la elección no esté distorsionada.

Para asegurar un funcionamiento eficiente de los sistemas de transmisión y
distribución, las autoridades de regulación deberían adoptar un enfoque favorable a
la inversión con respecto a la regulación y asegurar una mejor gestión de la totalidad
de las redes de transporte, introduciendo incentivos y castigos pertinentes para
lograr un servicio confiable.

d) Sociedades conjuntas entre el gobierno y la industria para ID+D

El reciente trabajo del CME demuestra que una fuerte investigación y desarrollo
seguida de demostraciones de nuevas tecnologías de uso final potencialmente
puede ahorrar al menos 110 EJ/año para 2020 y más de 300 EJ/año para 2050. El
éxito de dicho trabajo depende de las inversiones de alrededor de US$ 4000
millones por año y de las decisiones que se tomen en la actualidad. Dado que es
casi seguro que ninguna tecnología en sí misma, o incluso un pequeño conjunto de
tecnologías, sea dominante para satisfacer todas las necesidades del mundo en un
marco temporal previsible, se requieren nuevas sociedades entre el gobierno y la
industria para reducir los riesgos con incentivos y políticas que puedan ayudar a
hacer que las tecnologías de uso final que están en el laboratorio o en el banco de
pruebas pasen al mercado. En el mundo actual, a menudo es más fácil, hasta cierto
punto, satisfacer nuevos requisitos de capacidad en la cadena energética mediante

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inversiones en eficiencia energética y no tanto la instalación y construcción de
nuevas centrales.

4.      PRÓXIMOS PASOS Y CONCLUSIONES

El Consejo Mundial de la Energía está preparado para contribuir a realizar el
potencial de las oportunidades de eficiencia energética disponibles para todos los
países. En particular:

•    Se convertirá en un “líder de pensamiento” para crear conciencia en el público y
     en el sector en todo el mundo sobre el “uso inteligente de la energía”, trabajando
     con socios activos en el sector y en el gobierno según sea conveniente, para
     promover el consenso regional y mundial sobre I+D al igual que sobre
     demostración de nuevas tecnologías y nuevos materiales;

•    Divulgará, mediante sus miembros en casi 100 países, los importantes
     hallazgos de su trabajo relacionado con la eficiencia energética sobre integración
     regional de los sistemas energéticos, fijación de precios de la energía, análisis
     del ciclo de vida, rendimiento de las centrales de generación, políticas e
     indicadores de eficiencia energética, y tecnologías de uso final de la energía;

•    Apoyará las iniciativas de eficiencia energética y ahorro de energía a medida
     que vayan surgiendo, tales como el llamado de la Unión Europa a que los
     estados miembros desarrollen “planes de acción de ahorro de energía” en el
     próximo período de nueve años; y,

•    Promoverá la transferencia de tecnología energética eficiente, y el know-how
     sobre instalación y mantenimiento en los países en desarrollo.

Por lo tanto, el Consejo Mundial de la Energía cree que las oportunidades para
mejores eficiencias energéticas en todo el mundo son una realidad, y no una ilusión.
Ya se han logrado importantes ganancias en eficiencias, pero aún queda mucho por
hacer con las herramientas que tenemos a nuestra disposición. Sin embargo, señala
que las ganancias adicionales no serán obtenidas fácilmente y que variarán en los
diferentes países y componentes de la cadena de valor energética. Aunque el
mayor potencial para una mejor eficiencia se encuentra en los usos finales de la
energía, incluyendo la planificación y el transporte urbanos, la participación en los
beneficios más inmediatamente realizable se encuentra “aguas arriba” de los usos
finales.

BIBLIOGRAFÍA:

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para el Siglo XXI), 2004
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Estos informes están disponibles para ser bajados del sitio web del Consejo Mundial
de la Energía www.worldenergy.org.

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