ESTRATEGIAS DE VALORACIÓN DEL INDIVIDUO EN EL CURIOSO IMPERTINENTE: CUÁNTO VALE CAMILA?
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ESTRATEGIAS DE VALORACIÓN DEL INDIVIDUO EN EL CURIOSO IMPERTINENTE: ¿CUÁNTO VALE CAMILA? Steven Hutchinson University of Wisconsin-Madison Como es bien sabido, los escritores de la llamada «Escuela de Salamanca» fueron teólogos que se ocuparon además de la teoría económica. Esta escuela, que tuvo su vigencia desde mediados del siglo XVI hasta principios del XVII, y que contó con figuras tales como Diego de Covarrubias, Domingo de Soto, Martín de Azpilcueta Navarro, Francisco García y Pedro de Valencia, desarrolló importantes teorías econó- micas cuya contribución consiste en parte en su conceptualización de la noción del valor. «El valor de una cosa -dice Diego de Covarrubias- no depende de su naturaleza esencial sino de la estimación de los hombres, aun cuando esa estimación sea necia»1. De modo parecido, Francisco García (1583) escribe que el filósofo y el político juzgan de manera muy diferente el valor de las cosas, ya que el filósofo estima el valor de una cosa según su naturaleza intrínseca mientras que el político se basa en factores extrín- secos; así, para el filósofo el ratón vale más que una medida de maíz2. Al asignar el precio justo de una cosa, arguye Covarrubias, no debemos considerar ni cuánto costó originalmente ni tampoco el trabajo que su adquisición costó al vende- dor, sino sólo el valor habitual del mercado en el lugar donde se vende. Los precios caen cuando son pocos los compradores y muchos los bienes y vendedores, y suben 1 Marjorie Grice-Hutchinson, The School of Salamanca: Readings in Spanish Monetary Theory 1544- 1605, Londres, Oxford University Press, 1952, p. 48. La traducción es mía. 2 Grice-Hutchinson, The School of Salamanca, p. 103. AISO. Actas IV (1996). Steven HUTCHINSON. Estrategias de valoración del individu...
820 STEVENHUTCHINSON cuando prevalecen las condiciones contrarias. De hecho, todos los escritores están de acuerdo en que el factor más importante del precio es la estimación en que se tiene la cosa, y que dicha estimación se determina primariamente basándose en las fuerzas de oferta y demanda, utilidad, escasez, etc. Para estos autores, el dinero mismo se consi- dera no como la medida del valor de las mercancías sino más bien como una mercancía más, sujeto, por tanto, a los mismos factores de valoración; así, el valor de una moneda depende no tanto de su valor intrínseco como de la estimación en que se tiene tal moneda en el mercado. Podríamos decir que la falta de criterios objetivos de valoración afectaba no sólo al ámbito mercantil sino a todos los dominios, a todos los campos de práctica -como diría Pierre Bourdieu-, entre ellos la producción literaria. Quiero invocar aquí el modelo de Bourdieu, quien ve el mundo social como un espacio multidimensional diferenciado por campos relativamente autónomos. En cualquier sociedad y momento histórico, sostiene Bourdieu, es muy probable que haya correspondencias en términos de cómo se articulan las relaciones internas, lo que Bourdieu llama «homologías»3. Ahora bien, me parece, en efecto, que existe tal homología entre la teoría económica de los Siglos de Oro y la producción literaria no sólo por lo que se refiere a la obsesión plasmada en los textos hacia las cuestiones de valor sino también por la particular manera de abor- dar esta problemática desde la ficción. Utilizo el modelo de Bourdieu porque en este caso no creo que se pueda hablar de influencias en un sentido convencional que impli- que mecanismos de causa y efecto. Cervantes, en particular, explora una y otra vez la noción del valor aplicado nada menos que al ser humano, sobre todo en textos como La Gitanilla, El amante liberal, La española inglesa, El coloquio de los perros, el argumento principal del Quijote, la Historia del cautivo y la Novela del curioso impertinente -y en cada texto la cuestión del valor humano se propone de manera diferente. En este trabajo me limitaré a esbozar algunos aspectos de esta problemática tal como se plantea en el Curioso impertinente. Dado que en esta novela se desarrolla de manera sumamente compleja el tema de la estimación y del valor del ser humano, creo oportuno trazar a grandes rasgos las principales manifestaciones de la dinámica de valoración personal que se dan en el texto sin entrar en un desarrollo prolijo. Como todo el mundo recordará, gran parte de la novela gira en torno al problema de lo que vale Camila, y, por extensión, de lo que valen los demás personajes que al principio se sitúan como observadores, como asesores del valor de Camila, pero que luego se verán ellos mismos involucrados necesariamente en el mismo sistema de valo- ración. Dada la situación básica del triángulo de personajes, no sería necesario que surgiera el problema del valor de uno u otro personaje. En otras palabras, se podría narrar todo lo que hacen y sienten los personajes en esta novela de amor, temor, deseo, emoción, amistad, prueba, seducción, engaño, etc., sin plantear explícitamente la cues- tión de lo que valen en sentido literal los propios personajes. 3 Pierre Bourdieu, Language andSymbolic Power, ed. John B. Thompson, Cambridge [Massachusetts], Harvard University Press, 1991, p. 29. AISO. Actas IV (1996). Steven HUTCHINSON. Estrategias de valoración del individu...
ESTRATEGIAS DE VALORACIÓN DEL INDIVIDUO EN EL CURIOSO IMPERTINENTE... 821 Lo sorprendente es el grado en que se recurre a una terminología económica para hablar de relaciones interpersonales, hasta tal punto que el proceso de estimación o valorización se convertirá nada más y nada menos que en el eje temático de la obra. El narrador, sin duda, prepara el terreno desde las primeras frases casi formulaicas al calificar a los caracteres de atributos axiológicamente cargados; así, Anselmo y Lotario son «caballeros ricos y principales», y Camila es «una doncella principal y hermosa». Asimismo, el narrador se referirá a la relación matrimonial como «posesión» de la mujer por parte del marido; declarará la «bondad y valor» de Camila; y, sobre todo, aludirá de forma explícita al hecho de que Lotario no quisiera poner en tela de juicio ni el «crédito» de Camila ni el de Anselmo (I,33,399-400)4. Ya desde el principio, enton- ces, se irán sugiriendo nociones tales como la reificación de relaciones humanas en términos de posesión, la casi equivalencia entre bondad y valor, y la interdependencia del valor de esposa y esposo. Pero es Anselmo quien formula su deseo en términos de valor económico, su deseo de saber lo que vale Camila -y cito el conocido pasaje donde Anselmo le dice a su amigo Lotario: el deseo que me fatiga es pensar si Camila, mi esposa, es tan buena y tan perfeta como yo pienso, y no puedo enterarme en esta verdad, si no es probándola de manera que la prueba manifieste los quilates de su bondad, como el fuego muestra los del oro. Porque yo tengo para mí, ¡ oh amigo!, que no es una mujer más buena de cuanto es o no es solicitada, y que aquella sola es fuerte que no se dobla a las promesas, a las dádivas, a las lágrimas y a las continuas importunidades de los solícitos amantes. Porque, ¿qué hay qusagradecer [...] que una mujer sea buena,si nadie le dice que sea mala! [...] Ansí que la que es buena por temor, o por falta de lugar, yo no la quiero tener en aquella estima en que tendré a la solicitada y perseguida, que salió con la corona del vencimien- to. De modo que por estas razones, y por otras muchas que te pudiera decir para acredi- tar y fortalecer la opinión que tengo, deseo que Camila, mi esposa, pase por estas difi- cultades, y se acrisole y quilate en el fuego de verse requerida y solicitada, y de quien tenga valor para poner en ella sus deseos [...] Antes de considerar la respuesta de Lotario, quiero señalar lo siguiente. Primero, aunque toda esta supuesta voluntad de saber por parte de Anselmo bien puede enmas- carar otros motivos indecibles, el hecho de que Anselmo defina la situación en térmi- nos del valor de Camila desencadena todo un desarrollo de este mismo problema a lo largo de la novela. Segundo, Anselmo en efecto rechaza la noción del valor como estimación, como cálculo, como opinión, ateniéndose más bien a la noción de valor intrínseco probado; dice que quiere saber lo que Camila vale de por sí. Y cabe añadir aquí que a pesar del uso del sustantivo quilates y el verbo quilatar, que suponen grados de pureza en sustancias como el oro, sólo quedan dos opciones opuestas, todo o nada: Camila o vale o no vale, o es estimable en su pureza o menospreciable en su impureza. Tercero, desde el punto de vista de Anselmo, para que Camila tenga valor es impres- 4 En este ensayo citaré la edición del Quijote de Luis Andrés Murillo, Madrid, Castalia, 1987. AISO. Actas IV (1996). Steven HUTCHINSON. Estrategias de valoración del individu...
822 STEVEN HUTCHINSON cindible que sea deseada por otros; así el valor se cotiza implícitamente según el deseo de otro que no sea su marido, y como corolario, parece también imprescindible que ella como sujeto rechace los deseos del otro. Y cuarto, Anselmo se erige como juez del valor de Camila, sin que se vea muy afectado por el resultado. El que ha de realizar el experimento es el gran amigo, el único que reúne las características necesarias de ser un seductor a la vez digno y fiable. Como bien sabemos, Lotario no tarda en descifrar las ingenuidades, por no decir la locura, de Anselmo, quien disminuiría el valor (la honra) de Lotario y correría el riesgo de perder el valor de Camila -un valor basado en la estimación de su virtud- sin la posibilidad de añadirle nada. Varias páginas se dedican exclusivamente a la cuestión del valor de Camila. Aquí tenemos una serie de cinco analogías donde se compara a la buena mujer en general y a Camila en particular con un diamante puesto en el yunque, el armiño que no se quiere enlodar, el espejo que no debe tocarse, la reliquia que debe ser adorada pero no tocada, y el bello jardín que huele bien pero donde nadie debe entrar excepto el jardinero. En esta serie de comparaciones, Anselmo resalta sobre todo la naturaleza rara, delicada, y vulnerable del objeto en sí, y la mujer por consi- guiente se convierte en cosa, animal o lugar cuyo valor se basa en la estimación o buena opinión, sí, pero una estimación muy enfocada en las cualidades intrínsecas de la cosa. Pero Lotario en seguida replantea la cuestión del valor en términos de interdependencia, de modo que la honra -léase valor- de cada uno de los tres persona- jes depende de la de los demás, según el código de la honra y la especificidad del tipo de relaciones entre ellos. Cito a Lotario: Tú me tienes por amigo, y quieres quitarme la honra, cosa que es contra toda amis- tad [...] De que quieres que te la quite a ti no hay duda, porque viendo Camila que yo la solicito, ha de pensar que yo he visto en ella alguna liviandad que me dio atrevimiento a descubrirle mi mal deseo, y teniéndose por deshonrada, te toca a ti, como a cosa suya, su mesma deshonra. (1,33,403) Lotario desarrolla más este concepto interrelacional o mutuo del valor, destacando la degradación del cornudo y la idea de la unidad carnal entre esposa y esposo. El marido en particular ya no se queda fuera del experimento como observador, sino que se ve profundamente afectado por el proceso y el resultado. Nos encontramos dentro de un sistema en el que si la conducta de la mujer determina en gran parte la honra de la pareja o familia, la conducta del marido no obstante desempeña un papel significati- vo que necesariamente afecta al balance de honra. Hay que añadir que el narrador de la novela evidentemente se suscribe a esta noción, ya que no se cansa de subrayar la deshonra de Lotario, desde mucho antes de que éste sepa la verdad de su condición de cornudo, y mucho antes de que se sepa públicamente; basta que sea de hecho cornudo, lo que supone un criterio objetivo; en otro sentido basta que lo sepan su amigo, su mujer y su criada Leonela, y que lo sepa el narrador y su público. Por su parte, los nuevos amantes tienen que abandonar los criterios del valor basa- dos en el código de la honra, al mismo tiempo que mantienen la ficción de la apariencia de su honradez. El foco del debate sobre el valor se traslada a Camila como sujeto en AISO. Actas IV (1996). Steven HUTCHINSON. Estrategias de valoración del individu...
ESTRATEGIAS DE VALORACIÓN DEL INDIVIDUO EN EL CURIOSO IMPERTINENTE... 823 crisis, quien, con la ayuda de Leonela, logra redifinir el valor según los criterios del amor. Le dice Leonela: Lotario te estima como tú le estimas a él, y vive con contento y satisfación de que ya que caíste en el lazo amoroso, es el que te aprieta de valor y de estima. (1,34,424) El valor de cada uno de los amantes dependerá ahora de la estima del otro. En efecto, la cuestión del valor se ha reorientado radicalmente pero de la manera más precaria imaginable, ya que la pareja de amantes corre peligros tanto internos como externos. Pensando que el amante de Leonela es en realidad un nuevo amante de Camila, Lotario llega a creer que Camila se ha entregado a otro con la misma facilidad con que se entregó a él. Por razones que no voy a explicar aquí, se observa en estas páginas una transferen- cia de Leonela a Camila de modo que la señora queda contagiada por la deshonra de su criada, y el mismo Lotario lo pone todo en peligro. Como bien sabemos, Camila monta un espectáculo admirable cuando amenaza con vengarse de Lotario y sacrificarse a sí misma -estrategia que funciona durante un tiempo, porque redime su honra perdida, su valor perdido, ante los ojos de su marido. Pero también sabemos muy bien que esta ficción no puede sostenerse durante mucho tiempo, de modo que los tres personajes principales acaban sin honra, sin amor y sin valor alguno, ya que carecen de bases para cualquier tipo de estimación, y la deshonra de cada uno conlleva la deshonra de los otros dos. Al final, todo por un deseo impertinente, nadie valdrá nada. Tal, por lo menos, parece ser la conclusión a la que estaríamos obligados a llegar si aceptáramos los criterios de los personajes o del narrador con respecto al valor del ser humano. Pero el texto dista mucho de ser un tratado nihilista; tampoco se contenta con ofrecernos un exemplum de lo que se ha de evitar. A los oyentes de la venta les da mucho gusto, pese al reparo un tanto miope que le pone el cura. Pero es el cura quien alude a la calidad artística de la novela. Se nos ofrece un relato con profundidad psico- lógica, de personajes demasiado humanos que ceden a la intensidad de sus propios deseos a la vez que saben que sus transgresiones los pueden conducir a la tragedia, perso- najes que ignoran que los estamos observando con enorme interés tras otra cortina. Concluyendo, hemos visto cómo Cervantes, de una forma un poco despiadada, nos pone ante un análisis ético de las relaciones interpersonales basado en una lógica y en una dinámica cuyas raíces arrancan de nociones estrictamente económicas, las que, a su vez, coincidirán con aspectos esenciales de la «teoría del valor» desarrollada en su época. AISO. Actas IV (1996). Steven HUTCHINSON. Estrategias de valoración del individu...
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