JOVELLANOS 'A ESCENA RAMON GARCIA-AVELLO 2011 - Iniciar sesión | Portal del ...
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. Esperando a Jovellanos 7 II. Jovellanos a orillas de la musica 15 MI. Pan y toros: la tonadilla idealizada OF be) IV. Sinopsis argumental de Pan y toros 43
JOVELLANOS A ESCENA FAEI ON Comentaba el ameno historiador Manuel Fernindez Alvarez! el contraste gue se da en Jovellanos entre su trascendencia en la his- toria y la cultura espanola, y el poco conocimiento popular, mas alla de su tierra natal, de su figura. Junto con Goya, el poligrafo gijonés fue el personaje mas importante de la segunda mitad del siglo xvm en Espana, sin embargo, parece como si su personali- dad guedase alejada del gran publico. El nombre de Jovellanos se encuentra en buena parte de los callejeros de las ciudades en las gue vivi6 o visité. Por citar algunas, Alcald de Henares, Salamanca, Sevilla, Madrid, Mallorca y, por supuesto, las principales ciudades asturianas. Pese a ello, sus peripecias vitales, incluso muchos as- pectos de su intimidad, guedan un tanto velados cuando no en- vueltos en una capa de frialdad. En esta imagen de un Jovellanos olvidado, hay, por supuesto, va- rias excepciones y una de ellas es la zarzuela Pan y toros, de Fran- cisco Asenjo Barbieri con libro de José Picén Garcia, estrenada en el madrileno Teatro de la Zarzuela el 9292 de diciembre de 1864. Barbieri y Picén presentan bajo un manto histérico en el gue se entremezclan realidad histêrica e imaginacién, una estampa pin- torescay castiza gue corresponde a una de las formas tipicas y en nada superficiales de lo espanol. Con Pan y toros se abre la puerta a lo gue se llamara “lo goyesco”, gue llega a su cima con Grana- dos, en donde lo popular se refina e idealiza. Pero ademas, en la zarzuela hay un trasfondo politico gue no pasê desapercibido al publico de la época y en el gue la personalidad de Jovellanos adguiere un claro significado ético y politico. Jovellanos simboliza en la zarzuela la integridad y honradez personal, junto con la idea de esperanza y la salvacién de Espana. 'FernAndez Alvarez, Manuel: Jovellanos, el Patriota. Madrid, Espasa Calpe, 2002.
L ESPERANDO A JOVELLANOS Jovellanos es un protagonista muy especial de la zarzuela Pan y to- 10. Su presencia en la escena es escasa. En los tres actos de la obra, s6lo aparece en el uitimo. Por otra parte, aungue la obra es teatro ` lirico, es decir musical, Jovellanos no canta. José Picén escribië unos versos finales de tono patriético gue podrian acomodarse a una especie de romanza o de himno heroico, pero Barbieri prefi- ri6 dejarlos en un solemne recitado. Pues bien, pese a lo reducido del tempo de actuacién en escena, la figura de Jovellanos planea sobre toda la obra. Es como un protagonista en la sombra, al gue se alude, se critica, se desea, se espera y, al final, llega. Veamos algunas de esas referencias a Jovellanos entresacadas del libro de la zarzuela.2 En la escena segunda del acto primero, ha- blan frente a la casa de Goya, Pepita Tudé y el Corregidor sobre las reacciones de la camarilla de Godoy, el dugue de Alcudia, a las criticas politicas. Dice dona Pepita: ... el Monarca ha firmado su destierro —se refiere a Aranda— al castillo de La Alhambra Jovellanos en Asturias y preso Floridablanca, vamos a dejar la corte mas tranguila gue una balsa. (L, 2) A lo largo de esta conversacién, el corregidor se hace eco del optsculo Pan y toros, en nueva referencia a Jovellanos: Somos perdidos si de una vez no se acaba con esta fatal mania de pensar gue hay en Espana. 2 Para el texto de la zarzuela, seguimos la edicién del Instituto Complutense de Cien- cias Musicales: Francisco A. Barbieri: Pan y toros, Madrid, ICCMU, ed. de Emilio Casares y Xavier de Paz, 2001.
JOVELLANOS V ESGENA Y la receta infalible gue emplear nos hace falta, el profundo Jovellanos (con ironia) nos la da precisa y clara en ese infame libelo, gue sus amigos ensalzan. iPan y toros, pan Y toros! a pueblo y aristocracia, y en vez de universidades, escuelas de tauromaguia. (1, 2) En el siglo Xix se atribuia el texto de Pan y toros, publicado anéni- mamente en 1793, 1796 y a principios del siglo XIX, con el titulo Oraciën apologëtica en defensa del estado floreciente de Espana, a Jovella- nos. En 1969, el hispanista francés Francois Lépez demostré feha- cientemente gue el autor de Pan y toros fue el ilustrado y escritor satirico de la Iustracién espanola Le6n de Arroyal. Una interesante alusién a Jovellanos la volvemos a encontrar en la escena tercera del acto segundo de la zarzuela. Hablan Goya, la princesa de Luzan y el capitan Penaranda. FI capitdn, desespera- do, dlama y se pregunta desesperadamente por una persona gue frene el envilecimiento de Espana y salve a la patria: Un gran hombre, solo uno fue para intentarlo audaz sguien de seguirle es capaz? Ningun espanol, ninguno. A lo gue responde la princesa: No busgue usted Gortesanos! Mas si uno ha habido, habra dos; gue aun vive gracias a Dios Don Gaspar de Jovellanos. 3 Para el tema del escrito “Pan y toros” véase A. Elorza: Pan y toros y otros papeles sediciosos de fines del siglo xvu, Madrid, ed. Ayuso, 1971.
Li. ESPERANDO V JOVELLANOS 9 FRANCISCO DE GOYA Autorretrato, 1815 Museo del Prado Francisco de Goya interviene: dY olvidard sus injurias, su destierro a Salamanca? Nadie senora le arranca de su destierro de Asturias. La conversacién continta sobre Jovellanos y el capitan se com- promete a ir a buscarlo a Asturias. La princesa le desea gue tenga éxito en su misién y gue: iDios haga gue Don Gaspar sea el dngel tutelar de Espana y de Carlos IV! (IT, 8) En la escena cuarta del segundo acto, se habla de la cogida del torero Pepe-Hillo, al gue “le echaron un toro castellano”, en otras palabras, un corntipeto ya toreado gue se las debia saber todas. La camarilla de Pepita Tudé y Godoy culpa a Jovellanos, contrario a las corridas de toros, de instigar el cambio del toro para provocar la muerte de Pepe-Hillo. El abate Ciruela, del circulo de Goya, advierte a la princesa de Luzan:
JOVELLANOS A ESCENA , VICENTE LOPEZ Pepita Tudé Colecciën particular La nombran a usted como de ese crimen principal instigadora, de acuerdo con Jovellanos con la idea tenebrosa de matar la tauromaguia... Y a Jovellanos embajador se le nombra en Rusia, para alejarle con la orden perentoria de embarcarse en La Coruna, sin plazo, excusa, ni prorroga. (TT 4)
f- ESPERANDO V JOVELLANOS FRANCISCO DE GOYA Pepe-Hillo haciendo un recorte al toro Serie Tauromaguia, 1816 De nuevo, en la escena guinta del segundo acto, la princesa de Luzan le pide al capitin Peharanda gue deje los complots inme- diatos en Madrid y gue vaya a buscar a Jovellanos: Los males gue a Espana afligen tienen hondo el manantial: :Oué hard usted matando el mal, si no destruye el origen? Tefirse en sangre las manos! Su patriotismo le ofusca. Lo primero es ir en busca de Don Gaspar de Jovellanos. (IT, 5) Cuando en la escena siete de este segundo acto se descubre el complot, la princesa intenta convencer al capitin para gue huya, se salve y busgue de nuevo a Jovellanos: Gomo usted no guede libre a la Corte no vendra Don Gaspar de Jovellanos, esperanza unica ya. E| valor alcanza mucho la prudencia mucho mis: no pensemos en nosotros en Espania hay gue pensar. (IT, 7)
JOVELLANOS FRANCISCO DE GOYA La muerte dei picador, 1793 British Rail Pension Trustee Co., Londres
l. ESPERANDO En el acto tercero, Jovellanos aparece en la escena, acompanado A JOVELLANOS por Goya. El pintor le recrimina gue llega tarde, gue todo est perdido, a lo gue Jovellanos le responde gue atin se est4 a tiem- po, ya gue trae las pruebas irrefutables de la traiciéën a Espana de Godoy y su camarilla. Jovellanos se entrevista con la princesa de Luzan y luego se oculta en el tocador de la princesa. En la escena ultima, Goya llega con La Gaceta en la gue se lee la noticia de gue Carlos IV ha cambiado el Gobierno y nombrado ministros a Jove- lanos en Gracia y Justicia, y a Saavedra en Hacienda. Jovellanos cierra la obra con un solemne recitado, sin duda uno de los versos mas inspirados de Picén: Hijos mios, de entre escombros la Patria hay gue levantar; todos me habéis de ayudar, igue son débiles mis hombros! iNo basta un ilustre nombre ni el poder de la palabra con la voluntad de un hombre! Guando el mal de un vasto imperio es tan grave y tan profundo, s6lo hay remedio fecundo con el dolor del cauterio. iEFspana respira apenas! dSabéis como se levanta? Lavando ignominia tanta con la sangre de sus venas... Y termina con estas palabras: Oué ya es la distancia corta, vertiendo sangre y tesoros, del pueblo de pan y toros a la Espana del No importa. (MI, 8) Esta es la imagen gue Barbieri y Picén proyectan de Jovellanos. Una imagen a la gue no es ajena el especial carino gue Barbieri, en su calidad de musicélogo, tenia a Don Gaspar. Barbieri no sola- mente ley6 sino trabajé sobre textos de Jovellanos, fundamentales para sus estudios sobre el origen de la zarzuela.
JOVELLANOS A ESGENA FRANCISCO DE GOVA Retrato de Jovellanos con el arenal de San Lorenzo al fondo, 1784 Museo de Bellas Artes de Asturias, Oviedo
I.J OVELLANOS A ORILLAS DE LA MUSICA Aparentemente, el interés de Jovellanos por la muisica y las ma- nifestaciones del arte sonoro esta alejado de las preocupaciones estéticas del ilustrado. Frente a la importancia gue Jovellanos con- s| cede al dibujo, a los estudios de historia del arte y la argueologia, la musica —salvo en los aspectos normativos del teatro musical—, permanece en un segundo plano. Sin embargo, se pueden espigar varias referencias gue corroboran el gusto, la aficién y el interéês del ilustrado gijonés por este arte. Jovellanos no elaboré un pensamiento musical sistemdtico ni ori- ginal, aungue la problematica y la estética musical del siglo xvm estan presentes en varios de sus escritos. Hijo de su tHiempo, en- contramos en las obras de Jovellanos reflexiones sobre la relaciën de la musica y la poesia: el problema de las reglas y la bisgueda de un arte musical normativo, la relacién con la naturaleza, la reva- lorizacién de la musica en funcién del sentimiento y, finalmente, la muisica como deleite del oido y su influencia en el 4nimo. Indu- dablemente, hay una coincidencia en muchos puntos con Feijoo, con guien comparte una comuin aficién a la guitarra.* Jovellanos no sélo era un buen aficionado a la musica, sino gue poseia conocimientos de guitarra y solfeo. El ambiente familiar no era ajeno a estas aficiones artisticas. Segtin Cean Bermudez, Francisco Gregorio, el padre de Jovellanos “versificaba con gracia y agudeza”. Esta aficién poëtica la heredaron varios de sus hijos, ` Josefa, Francisco de Paula, el propio Gaspar y Alonso. Este altimo, ademas de matematico y navegante, era un excelente violinista, “se distinguia entre los primeros violines de su tiempo”, recuer- da Gean.*” E1 propio Jovellanos tenia buen oido y compartié esta * Las ideas musicales de Feijoo y la IHustracién en Espafia estên rigurosamente estu- diadas por Antonio Martin Moreno: E/ padre Feijoo y las ideologias musicales del xvin en Espafia, Orense, Instituto de Estudios Orensanos, 1976. * Cean Bermudez, Juan Agustin: Memorias para la vida del Excmo. Sr. D. Gaspar Melchor de Jovellanos, y noticias analiticas de sus obras, Gén, ed. Javier Barén Thaidigsmann, Silverio Caftada, 1989.
JOVELLANOS A ESGENA aficiën por la musica. Poseia buen oido, buena voz y buen gesto. Ramon Su amigo Carlos Gonzalez de Posada cuenta gue tocaba la guita- (areia-Avello rra desde su mocedad con “una voz sonora, clara y entonada con las gue cantaba las arias y seguidillas de Maria Ladvenant, cono- 16 cida como La Lavedana”. Esta actriz cantante gue se cita —Maria Ladvenant y @uirante (1741-1767)— fue primera dama de los teatros de Madrid en canto y declamacién. Emilio Cotarelo Mori recoge en su biografja sobre la cantante el comienzo de una de estas seguidillas gue podria haber cantado Jovellanos: Es en glorias pasadas el pensamiento unas veces verdugo y otras consuelo.” Cean Bermudez destaca también la voz de Jovellanos, al gue descri- be en sus anos de Sevilla como buen conversador y de trato ficil con las mujeres, a las gue complacia cantando y tocando la guitarra. “Su voz, agradable y modulada, era calida y persuasiva, e inducia irresis- tiblemente al trato familiar tanto ahombres como a mujeres”. Entre los objetos de Jovellanos en el castillo de Bellver habia dos guitarras. Una la tocaba su secretario y amanuense Manuel Martinez Marina, y la otra, presumiblemente, era del propio Jovellanos. En los Diarios de Jovellanos se encuentran varias referencias musi- cales relacionadas con la ensenanza. E1 27 y 928 de agosto de 1791, visita el Golegio Seminario de Vergara, uno de los grandes logros educativos de la Sociedad Vascongada de Amigos del Pais. En el Daario, Jovellanos escribe: “Asistimos al concierto —de los alum- nos del Seminario de Vergara— gue tiene lugar todos los dias festivos, de cuatro a cinco en el verano y de siete a ocho en el invierno. Se tocaron unas sonatas de Pleyel; hay un buen fagot; tocaban seis seminaristas con los maestros”.7 $ Cotarelo y Mori: Maria Ladvenant y Ouirante. Primera dama de los teatros de Madrid, Madrid, 1896. ” Jovellanos, “Diario”, Obras completas, tomo VI, Ayuntamiento de Gijén / IFES XVII, 1994, p. 209.
T JOVELLANOS VORILLAS DE LA MUSICA FRANCISCO DE GOYA Juan Agustin Cein Bermidez, 1792-93 Colecciën particular
JOVELLANOS ESCENA La mvisica acompanaba la solemnidad de las aperturas de curso y Ramos entrega de premios en el Instituto de Jovellanos. Una observacién . muy Curiosa de Jovellanos es la gue hace sobre Manuela Ponte, Ad, 2 % #% (sareia-/divelia de la gue dice gue tocaba muy bien la espineta “pero en estilo 18 antiguo”. Le sorprende la sonoridad del pianoforte gue poseia el marguës de Montehermoso, en Vitoria. Y siempre utiliza con propiedad expresiones téchicas del lenguaje musical, por lo gue se deduce gue la teoria musical no era, para él, un libro sellado. Musica popular: emocién y naturaleza Se considera la Octava carta a Ponz, de Jovellanos, como la primera monografia sobre las romerias asturianas y, al mismo tiëmpo, una de las primeras reflexiones sobre las fiestas populares en Espana. Las Cartas del Viaje de Asturias, como las denominaba José Maria Caso Gonzalez!, se escribieron para integrarse como un nuevo volumen —seria el XIX— en el Viaje de Espaxia de Antonio Ponz. | . Fallecido este en 1792, Jovellanos las publica como Cartas a don Antonio Ponz. “No hay un medio md4s seguro de conocer bien los pueblos y provincias de un reino gue el de ir a los lugares mismos y aplicar la observaci6n a los objetos notables gue se presentan”. Y eso es lo gue hizo Jovellanos en todas las cartas y, en especial, la octava, en la gue centra su perspicacia observadora sobre las ` romerias en Asturias. ' Las romerias “son unas peguenias peregrinaciones due en dias de- terminados y festivos hace el pueblo a los santuarios de la comar- ca, con motivo de la solemnidad del santo titular gue se celebra en ella”, precisa Jovellanos. En su descripcién, comienza con la . velada-de la noche anterior al dia festivo, gue se pasa “en baile ' y gresca, a orillas de una gran lumbrada gue hace encender el mayordomo de la fiesta, resonando por todas partes el tambor, la gaita, los cantos y gritos de algazara y bullicio”. Con la luz del dia comienza la fiesta, cuyas fases va detallando Jovellanos: la llegada * Jovellanos, “Escritos asturianos”, Obras completas, tomo IX, Ayuntamiento de Gi- jén / IFES.X VIII / KRK Ediciones, 2005.
JOVELLANOS ala ermita, la feria o el mercado en el campo o la campa préxima N ORILLAS a la ermita, la procesiën, la comida, la siesta y, al atardecer, las DE LA danzas “gue sirven de ocupacién al resto de la tarde”. MUSICA 19 Todas las danzas, sean de hombres con sus palos o de mujeres, se parecen en “unirse todos los danzantes en rueda, asidos de la mano y girar en derredor con un movimiento lento y compasa- do, al son del canto, sin perder e interrumpir el sitio y la forma”. Se danza al son de un romance de ocho silabas y a cada copla o cuarteto del romance responde todo el coro con una especie de estrambote gue consta de dos versos o media copla. Entre las dan- zas, Jovellanos describe —sin citar el término prima— la Danza Prima llamandola “danza de estavillar”, guizds por el primer verso “Hay un galan de esta villa”. De todas maneras, la denominacién de Danza Prima como danza circular caracteristica de Asturias se recoge en el Diccionario de Musica de Antonio Palatin, editado en Sevilla en 1818.* Sobre el origen de estas danzas, Jovellanos destaca cierto sabor litirgico, por lo gue sugiere con precaucién “gue pudieron ser traidas aca por los romeros gue en ellas venian a peregrinar al pais”. Musicalmente “los tonos son siempre tiernos y patéticos y cCompuestos sobre la tercera menor”. Probablemente a finales del siglo xv esto era asi y, de hecho, la danza “Hay un galan de esta villa” gue recoge Torner esta en tono menor; sin embargo, las danzas primas como la de Gijén o la de Norena estin en tono mayor. E] sentido antifonal lo describe de esta manera: Llevan la voz de ordinario tres o cuatro mozas de la mas gallarda voz y figura, colocadas a la frente del coro y las otras van repitien- do ya la mitad de la copla, ya el estribillo, a cuyo compas giran todas sin interrupci6én sobre un mismo circulo, pero con lentos, uniformes y bien acordados pasos. Entretanto resuena en torno una dulce armonia gue penetrando por aguellos opacos y silen- ciosos bosgues, no puede oirse sin emocién ni entusiasmo. * Palatin, Fernando: Diccionario de Musica, Universidad de Oviedo, ed. de Angel Medina, 1990.
de ot ss Emocion y entusiasmo. Dos conceptos prerromdanticos traidos por Ek Jovellanos al hilo de la musica popular. 20 La musica teatral En 1786, el Consejo de Castilla encargé a la Real Academia de la Historia un informe técnico sobre las diversiones en Espana. La Academia traslado el encargo a Jovellanos guien escribié la Memo- nia para el arreglo de la policia de los espectdculos y diverstones Publicas, y sobre su origen en Espatia, publicada en 1812 como Memoria sobre las diversiones publicas. Jovellanos escribié esta obra en 1790 y volvi6 sobre ella seis anos mds tarde, en 1796. La memoria se articula en dos partes, la primera histérica y la segunda normativa u orienta- tiva del gusto. Algunos aspectos de la Memoria son muy peculiares. Como por ejemplo, la divisién del pueblo en dos clases: el pueblo gue traba- jay el gue no trabaja. E1 pueblo gue trabaja necesita diversiones, pero no espectaculos. No ha menester gue el gobierno le divierta pero si gue le deje divertirse. En los pocos dias, en las breves horas gue pueda destinar a su solaz y recreo, el buscard, el inventard sus entretenimientos; basta gue le de libertad y proteccién para dis- frutarlos”. Los pueblos de Espana son tristes porgue se recela, por parte de la autoridad, de las diversiones populares. Sin embargo, el estado de libertad es una situacién de paz y alegria. Frente a eso, el de sujecién, de agitacién y de disgusto. “No basta congue los pueblos estén guietos; es preciso gue estén contentos”. Y mas adelante anade “Un pueblo libre y alegre sera precisamente activo y laborioso y siéëndolo, ser tambiëén morigerado y obediente a la justicia”. ' $e han realizado varias ediciones criticas de esta obra. Una de las més instructivas y didacticas es la de la Catedra Jovellanos: Espectdculos y diversiones publicas / Infor- me sobre la Ley Agraria, ed. de Guillermo Carnero, Catedra, col. Letras Hispdnicas, 1998. Tambiën se puede consultar en Jovellanos, “Escritos sobre literatura”, Obras completas, tomo XII, Ayuntamiento de Gijén / IFES.X VIII / KRK Ediciones, 2009.
I. JOVELLANOS A ORILLAS DE LA MUSICA 21 Portada de la Memoria sobre diversiones publicas de Madrid, Sancha, 1812 Respecto al pueblo gue no trabaja, es decir la nobleza, Jovellanos dice gue sobre todo en las grandes ciudades, dificilmente puede pasarse sin espectaculos. Y entre los espectdculos “el teatro es el primero y mas recomendado de todos ellos; el gue ofrece una diversién mas general, mds racional, mas provechosa y por lo mis- mo, el mas digno de atencién de todos los gobiernos... F1 teatro no debe considerarse como una diversién piblica, sino como un espectaculo capaz de instruir o extraviar el espiritu y de perfeccio- nar o corromper el corazén de los ciudadanos”. Aungue Jovellanos no pretende hacer una historia de teatro lirico, traza un original y preciso esbozo histérico de la zarzuela hasta el reinado de Carlos IV, bien conocido por Barbieri medio siglo des- pués. Algunos datos los extrae de José Antonio de Armona y Murga en Memorias cronol6gicas sobre el teatro en Espatia, un texto manuscrito utilizado también por Barbieri, Mitjana y Emilio Cotarelo.
DE F1 origen del teatro lirico lo sitia Jovellanos durante el reinado AMOR de Felipe IV. Contaba Madrid con dos teatros principales, el Ca- Wello sén del Buen Retiro y el Teatro del Real Sitio de la Zarzuela, en donde se representé El jardin de Falerima de Calderén de la Bar- 22 ca, origen de la zarzuela. En este teatro se produjo lo gue luego se denominara una “convergencia de las artes”, gue Jovellanos explica asi: La musica, reducida primero a la guitarra y al canto de algunas jAcaras entonadas por ciegos, admitié ya el artificio de la armonia, cantandose a tres y a cuatro voces, y el encanto de la modulacién aplicado ala representacién de algunos dramas gue del lugar en el gue mas frecuentemente se oian tomaron el nombre de zarzuelas. La danza anadié con sus movimientos medidos y locuaces nuevos estimulos a la ilusiën y al gusto de los ojos. La pintura multiplicé los objetos de esta misma ilusién, dando formas significantes y graciosas a las mdguinas y tramoyas inventadas por la mecdnica y animandolo y vivificandolo todo con la magia de los colores. Y la poesia, ayudada de sus hermanas, desenvolvié sus fuerzas, desple- go sus alas, y vagando por todos los tiempos y regiones no hubo en la historia ni en la fabula, en la naturaleza y en la politica, acciones y acaecimientos, vicios o virtudes, fortunas o desgracias gue no se atreviese a imitar o presentar sobre la escena."' Bajo el reinado de Carlos IT “la historia de ingenios enmudece”, salvo excepciones como Bances Céndamo. Con la entronizacién de los borbones, el italianismo perjudicard al teatro lirico espa- hol: “Fuele —a la zarzuela— muy funesta la generosidad con gue Fernando VI protegié y llevé a mayor pompa la escena italiana”. En el reinado de Carlos IN “gané mucho la musica y algo la de- coraci6n”. Jovellanos menciona prudentemente los intentos de reforma del teatro protagonizados entonces por Olavide, Aranda, Iriarte y é] mismo. “ Jovellanos: OP. cit. pp. 170-171.
El segundo aspecto de la Memoria, de cardcter normativo, se cen- JOVELLANOS A ORILLAS tra en los medios para lograr la reforma del teatro “el primero y DE LA mds recomendable de todos los espect4dculos, el gue ofrece una MUSICA diversién mds general, mas racional, mas provechosa y por lo mis- 23 mo el mas digno de atencién y desvelos del gobierno”. El teatro, y por extensién la zarzuela o la 6pera, es un espectdculo “capaz de instruir o extraviar el espiritu”. Por eso es importante su refor- ma, gue se asentard sobre los siguientes aspectos: refundicién y arreglo, cuando no prohibicién, de los dramas del Siglo de Oro; el teatro no puede ser ejemplo de malas costumbres, sino gue deberd4 “deleitar e instruir”, y fomento del buen teatro median- te concursos dirigidos por la Academia de Bellas Artes. En estos concursos se incluirdn tragedias, comedias y también entremeses, sainetes y musica de tonadillas. Para la mejora de la representacién, Jovellanos propone la crea- cién de escuelas de actores en las Academias Dramadticas gue formen a los intérpretes y fortalezcan el gusto. Respecto a la de- coraci6n y la escena, Don Gaspar cdama contra el mal gusto, los excesos “riberescos” o barrocos y un generalizado mal gusto: El teatro es el domicilio propio de todas las artes. En el todo debe ser bello, elegante, noble, decoroso y, en cierto sentido, magni- fico, no sélo porgue asi lo pidan los objetos gue presenta a los ojos, sino también para dar empleo y fomento a las artes del lujo y comodidad, y propagar por su medio el buen gusto a toda la naci6n. Tambiën se ocupa de la reforma en la musica y el baile. Critica la mvisica como un conjunto de incoherentes imitaciones sin ori- ginalidad y, por otra parte, el cardcter plebeyo. “Otras naciones traen a danzar sobre las tablas a los dioses y a las ninfas; nosotros a los manolos y las verduleras. Sin embargo, la musica y la danza no sélo pueden formar el mejor ornamento de la escena, sino son también su principal objeto”. Indudablemente, estas ideas le llevan a minusvalorar el carêcter popular de la tonadilla escéni- ca, en aras de un arte normativo y universal. En otras palabras, Jovellanos tenia una especial sensibilidad para lo gue luego se de- nominarin manifestaciones foldlêricas, y, en especial, la muisica popular. Sin embargo, propugnaba dentro del teatro una estética neocdldsica muy alejada de lo popular.
JOVELLANO A ESGCENA Ramon Gareta-Avello 2A Francisco Asenjo Barbi Madrid, 1823-1894 (Ar. ICCMU)
T. PAN Y TOROS: LA TONADILLA IDEALIZADA El critico musical del siglo Xx Antonio Pefa y Gofi calificé la IT obra de Barbieri como la tonadilla idealizada y engrandecida. Barbieri, escribe Pena y Goni, “ha agrandado el cuadro de tona- dilla encajdndola de una forma incomparable en la épera cémi- ca y consiguiendo gue el canto popular, realzado por las galas de su ingenio, sirva para destacar la individualidad musical gui- zas mas desenvuelta y caracteristica de los compositores espaio- les de este siglo.” Entre las zarzuelas gue escribié Barbieri, tres de ellas, ademas de ser representativas del teatro lirico espanol en el siglo xXIX, tuvieron un hondo significado en la evolucién de la zarzuela: Jugar con fuego (1851), en donde se establece la lamada “zarzuela grande” en tres actos, Pan y toros (1864), y EI barberillo de Lavapiës (1874). Francisco Asenjo Barbieri (Madrid, 1823- 1894) fue una figura trascendental en la historia de la misica espanola. Reformador del teatro lirico espanol; fundador y director de la Sociedad de Conciertos, primera ventana abierta en Espana a la musica sinfonica del clasicismo y romanticismo europeos; cofundador de la Espana Musical, sociedad creada con el propésito de dis- poner en Madrid de un teatro propio para la mtisica espafola (sera el Teatro de la Zarzuela); historiador de la mtisica espano- la con publicaciones como el Cancionero de Palacio de los siglos XV y XVL tambiën Hamado Cancionero Barbieri, el autor de Pan y toros pertenecié a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y la Real Academia de la Lengua. Se considera a Barbieri como uno de los precursores del nacionalismo musical, con zarzue- las gue por su utilizacién de la miisica popular y de la miisica histérica preludian esta corriente musical en Espafia. Barbieri desemboca en el nacionalismo musical por los caminos de la erudici6n y el folclore. * Pefa y Gofi, Antonio: La dpera espafiola y la musica dramatica en Espafia en el siglo xm. Apuntes historicos. Madrid, ICCMU, 2004, ed. facsimilar, p. 418.
JOVELLA NOS IR * or E er Barbieri defendié gue el camino del teatro lirico en Espafia no mon era la 6pera, sino la lamada “zarzuela grande”, de la gue él fue Gareia-Avello uno de los creadores. Esta tipologia de zarzuela consta general- mente de tres actos, siendo los dos primeros de mayor duracién 26 y complejidad. Suelen organizarse en torno a unos guince niime- ros musicales, cuenta con un preludio u obertura gue anticipa el clima de la obra y, finalmente, cobra importancia la presencia del coro, tanto acompanando a los concertantes, como en el cierre de los actos. Se puede eguiparar a la zarzuela grande, al menos esas eran las intenciones de Barbieri, con la “opéra—comigue” francesa y la 6pera cémica italiana. Pan y toros puede pasar como el arguetipo de zarzuela grande, tanto en la estructura como en el fondo teatral y musical, preludio del nacionalismo musical. Estrenada en el Teatro de la Zarzuela en 1864, fue uno de los éxitos de la zarzuela espanola. Sobre el origen creativo de la obra, biégrafos como Salcedo u Olmedillas, muy amenos pero en ocasiones poco rigurosos, lo sitian a co- mienzos del otono del verano de 1864. E1 95 de octubre de 1864, se le concedié a Barbieri la Cruz de Carlos HI. Segtin Salcedo, con esta ocasién se presentê en casa de Barbieri el escritor José Picén, con un libreto escrito especialmente para él. Barbieri le dice al joven Picén gue est muy ocupado, pero le gusta el titulo, Pan y toros, le promete leerlo y cuando Ilama a Picén no es para decirle gue acepta el libreto, sino gue ya ha compuesto la zarzuela. La realidad no fue exactamente asi. Emilio Casares demuestra en su exhaustivo estudio sobre Barbieri' gue Pan y toros es una zar- zuela de gestacién pausada en la gue ya trabajaba desde enero de 1864. Lo gue no hay duda es gue a Barbieri le entusiasmdé el libreto de Picén, sin duda uno de los mejores textos de zarzuela de todos los tiempos. No es casual gue en su comentario sobre 3 Salcedo, Angel S.: Francisco Asenjo Barbieri. Su vida y sus obras, Madrid, Biblio- teca de Musica Espafiola, sf; Martinez Olmedilla, Augusto: E/ maestro Barbieri y su tiempo, Madrid, ed. Espafiolas, 1941. : '* Casares, Emilio: Francisco Asenjo Barbieri. Vol. 1 EI hombre y el creador, Madrid, ICCMU, 1994, pp. 258-265.
UI. PAN YTOROS: LA TONADILLA IDEALIZADA be “1 José Picén Garcia (Madrid, 1829-Valladolid, 1873 (Ar ICCMU) Pan y toros, Peha y Goni comienze por “Hay gue hacer, ante todo, justicia al poeta. Picén sirvié de modo magistral a Barbieri eligien- do un asunto gue se amoldaba perfectamente a la idiosincrasia artistica del compositor espafiol. Manolos y manolas, vendedoras ambulantes, ciegos de ocasiën, santeros, bandurrias y guitarras, contradanzas y canciones del bajo pueblo, todo el cortejo radian- te de bullicio y de alegria de la musa popular, formando contraste con el patriotismo en una época de triste recordacién”.'3 Efectivamente, hay gue hacer justicia a José Picén. Emilio Cota- relo nos ofrece unos breves datos sobre este escritor, poeta, ar- guitecto y loco. Nacié el 11 de abril de 1829. Siguié la carrera de arguitecto, al mismo tiempo gue su hermano Felipe, padre “ Pefia y Gofii.: Ob. cit, pp. 420-421.
JOVELLANOS ESGENA del novelista Jacinto Picén, seguia la de Derecho. Terminada la carrera en 1863, fue nombrado profesor de la Escuela de Argui- tectura, actividad gue abandona para dedicarse a la literatura y al periodismo. Ya en 1859 habia estrenado la zarzuela La guerra de los sombreros, con musica de Fernandez Caballero y, un ano después, Memorias de un estudiante. “Picén —escribe Cotarelo— tenia una imaginaciën demasiado viva, exaltada, y sus trabajos y género de vida, siempre imaginando asuntos para sus obras, no eran lo me- jor para calmarle; asi es due a principios de 18738 perdié el juicio con gran dolor de cuantos le conocian y fallecié en Valladolid, en una casa de salud, el 4 de julio de ese mismo ano. Ademds de la zZarzuela compuso varios dramas y comedias como La corte de los milagros, en las gue estan pintados personajes muy conocidos”.' La Espana de Pan y toros La expresién “pan y toros”, remedo ibérico del famoso “panem et circenses”, de Juvenal, era como se conocia un famoso panfleto clandestino gue comenzé a difundirse a partir de 1793. Irénica- mente, se titulaba Oracién apologëtica en defensa del Estado floreciente de Fspana, y se atribuyé a diferentes autores, especialmente a Jo- vellanos. De hecho, una edicién impresa en Cadiz en 1819 lleva el nombre de Jovellanos. Mas arriba hemos mencionado gue el autor de este libelo fue, tal como demostré Francois Lépez, el ilustrado y poeta satirico Le6n de Arroyal (1755-1813). E1 nombre de Pan y toros procede de las frases finales: “Haya pan y haya toros, y mas gue no haya otra cosa. Gobierno ilustrado: Pan y toros pide el pueblo. Pan y toros es la comidilla de Espana. Pan y toros debes proporcionarla para hacer en lo demds Cuanto se te antoje in secula seculorum. Amén”. José Picén le entregé a Barbieri el texto de Pan y toros probable- mente a finales de 1863. Al compositor madrileno le interesê el ' Cotarelo y Mori: Historia de la zarzuela: o sea el drama lirico espaiiol desde su origen a fines del siglo XIX, Madrid, ICCMU, 2000, p. 676.
HI. PAN Y TOROS: LA TONADILEA IDEALIZADA 29 FRANCISCO DE GOVYA Ligereza vy atrevimiento de duanito Apiftani en la plaza de Madrid Serie Zauromaguia, 1816 tema costumbrista espanol gue evocaba el mundo de la tonadilla escénica de finales del xvum, pero gue afadia ingredientes dra- maticos y alusiones histéricas muy sugerentes. En la zZarzuela se recrea una conspiracién liberal contra el gobierno de Godoy, apoyado por una camarilla de reaccionarios y afrancesados. Los conspiradores intentan poner fin a los abusos de la privanza de Godoy, para lo gue deben informar al rey Carlos IV y enderezar, de la mano de Jovellanos, el futuro politico de Espana. Sobre la escena, pululan y se mencionan personajes histêricos como Pepi- ta Tudé, la mujer de Godoy, Goya, el propio Jovellanos, la famosa actriz apodada La Tirana o los toreros Pepe-Hillo, Romero y Cos- tillares. Junto a ellos, otros personajes inventados por Picén pero gue guardan cierta proximidad con personalidades histêricas. Entre estos personajes de ficcién con anclajes en la historia real, tenemos al abate Ciruela, gue podria ser un trasunto de José Mar- chena Ruiz del Cueto, el abate Marchena, religioso afrancesado e introductor en Espaiia de Rousseau y los enciclopedistas. E1 ca- pitin Penaranda parece estar inspirado en el militar Luis Lacy y Gautier, militar espafiol gue participê en las guerras contra los franceses y gue fue fusilado tras intentar un golpe militar consti- tucional en 1817. La princesa de Luzdn guarda cierta relacién con Gabriela Palafox, la marguesa de Lazdn, protagonista de uno de los retratos mas hermosos gue pinté Goya.
JOVELLANOS A ESCENA FRANCISCO DE GOYA Gabriela Palafox, marguesa de Lazin, 1804 Coleccién particular En Pan y toros se esbozan sobre un fondo histêrico impreciso dos Espanas contrapuestas. Por una parte, la Espana reformista en la gue estan los ilustrados, Goya, la aristocracia mas sana y el pueblo Jano representado por manolos y toreros; por otra, el absolutis- mo oscurantista gue encabeza Godoy y la camarilla gue oculta la realidad al rey Carlos IV. Pese a la inspiracién en sucesos y perso- najes histéricos, la realidad histêrica no fue exactamente como la describen Picén y Barbieri. Algunos personajes, especialmen- te Godoy y Pepita Tudé, estin bastante distorsionados. Concre- tamente Godoy, lejos de perseguir a los ilustrados, los apoy6, y muy en particular a Jovellanos, a guien nombré ministro en 1798, frente al desinterés y la oposicién de la reina Maria Luisa de Bor- bén-Parma. En la Gltima escena de la zarzuela, Goya da la noticia
HI. de gue firmada la Paz de Basilea en 1795, el rey Carlos IV nombra PAN YTOROS: LA TONADILEA ministros a Saavedra y a Jovellanos. La realidad histérica es gue IDEALIZADA tras Basilea, Godoy llegé a la cima de su poder, concediëndose- le el titulo de Principe de la Paz. Dos afos después es el propio Godoy guien, en una reorganizaciën de su gobierno, nombra a ew Saavedra como ministro de Hacienda y, a Jovellanos, de Gracia y Justicia. Otro error o inexactitud es el papel politico gue se otorga en la zarzuela a Pepita Tudé, amante y luego esposa de Godoy, pero alejada, en la vida real, de las camarillas politicas."” Desde un punto de vista dramatico, la obra se estructura, como era caracteristico en la zarzuela grande de mediados de siglo, en tres actos. En el primero se presentaban los personajes y la situa- ci6n. El segundo se caracteriza por la intensificacién dramatica y musicalmente adopta la forma de concertantes. Finalmente, en el tercer acto, mas breve, se produce el desenlace. Pena y Goni consideraba gue la estructura dramatica de los dos primeros actos eran las paginas culminantes de la zarzuela espanola. La partitura Barbieri comenzé Pan y toros a principios de enero de 1864 y la termina el 14 de noviembre de ese mismo ano. Para un musico acostumbrado a componer una obra en poco mas de una semana, Pan y toros fue un trabajo pausado, lento, muy cuidado en cuanto ala orguestacién, las partes corales, la recreaciën del canto popu- lar, y los aspectos descriptivos de los personajes por medio de la mrisica. Su representacién, el 22 de diciembre de 1864 en el 'Tea- tro de la Zarzuela, obtuvo un éxito apotesico. Desde el principio de las representaciones, dos ntimeros se hicieron especialmente famosos: las seguidillas del N." 1 gue comienzan * Aungue soy de la Mancha/ no mancho a nadie” y, muy especialmente, el N.” 2, el “Pasacalle de la manoleria”, gue pasê ripidamente del teatro a 7 Sobre la alteracién del trasfondo histêrico en Pan y toros, es muy clarificador el ar- ticulo de Carlos Seco Serrano “E1 contraste entre el tépico y la realidad”, Pan y foros, programa de mano, Teatro de la Zarzuela, Madrid, 2001, pp. 38-43.
JOVELLANOS A ESGENA MAEDOM AS YDELE we te FRANCISCO DE GOYA Entretenimiento espaitol Serie Toros de Burdeos, 1824 los atriles de las bandas militares espafiolas. Como veremos mds adelante, este pasacalle fue el desencadenante de la prohibicién de la obra en 1867. Musicalmente Pan y toros es una zarzuela de intencionados con- trastes y claroscuros. En la partitura se entremezclan y contrapo- nen dos mundos musicales. Uno, el europeo, gue segun Emilio Gasares responde a una intencién de usar los elementos del len- guaje operistico internacional. El otro, el elemento hispano bajo tres vertientes diferentes. Una, la religiosa con piginas como la Salve, y los recitativos salmédicos a manera de pregones de cie- gos y vendedores. La segunda, el elemento musical aristocrdtico espaniol tipicamente dieciochesco, con danzas como el minué, la gavota y la contradanza, y, finalmente, el elemento popular y folclérico, como en las seguidillas, la rondalla del pasacalle, o la canciën de Perulillo. La musica se compone de guince ntimeros, muchos de ellos es- tructurados en varias secciones musicales, algunas, como se apre- cia cuando la obra se representa, recurrentes, es decir gue vuel- ven en escenas diferentes. Los contrastes entre lo europeo y lo
PAN Y TOROS: espanol, lo popular y lo aristocratico o senorial se entrecruzan LA TONADILLA en varias escenas. Los personajes principales de la zarzuela son la IDEALIZADA princesa de Luzdn, una tesitura bastante definida para mezzoso- prano lirica; Pepita Tudé, papel para soprano ligera; Pepe-Hillo, breve rol para baritono cémico; el capitin Penaranda, principal ti we protagonista masculino en la voz de baritono lirico; el abate Ci- ruela, papel para tenor cémico; Romero, papel para tenor cémi- co, y Francisco de Goya, papel para baritono.'s El preludio o la obertura sigue modelos del clasicismo europeo. Se inicia con un “andante maestoso” sobre dos melodias contrapues- tas. La primera, gue se escucha inicialmente en el oboe y la trom- peta, es una alusién muy evidente a La Marsellesa, concretamente la estrofa gue empieza “Aux armes, citoyens, / Formez vos batai- llons” (A las armas ciudadanos, formar los batallones). El cambio al tono menor de esta cita le da un cardcter menos marcial gue el himno francés. E1 segundo tema, confiado al flautin y los violines, representa animadamente el tema hispanico, sutil contrapunto al cardcter elegiaco de La Marsellesa. EI N. 1. B se caracteriza por la presencia de lo popular y lo cémico, con cierto grado de esper- pento. La copla de ciegos “Hoy fusilan a un soldado: Ilorad padres infelices”, cantada, se debe cantar, segtiin apunta Barbieri en la partitura, “con voces desentonadas”; los pregones de las vendedo- ras “jAlaju! jPan de higos! jTorraos y pasas! (Canamones tostados, miel y castafas!” son los gritos con los gue hasta no hace mucho tiempo las vendedoras anunciaban sus mercancias. Para el papel del santero, Barbieri pide gue recite su monétono pregén “Vez al pobre peregrino / gue viene de Palestina...” con voz “gangosa e€ hipêcerita”. Todo ello constituye una escena de animado color po- pular gue desemboca en las famosas seguidillas zapateadas: '$ La zarzuela Pan y toros solo se grabé una vez, por el sello discogréfico Columbia. En 1981 se trasladé esta grabacién a CD por ZACOSA- BMG. En la grabacién hay algunos cortes contraproducentes para la obra. Sin embargo, el elenco vocal, con una espléndida Ana Maria Iriarte en el papel de la princesa de Luzén, es de una buena ca- lidad. La grabacién estd dirigida por el maestro Indalecio Cisneros. Los protagonistas son Conchita Dominguez (Doiia Pepita), Ana Maria Iriarte (la princesa de LuzAn), Manuel Ausensi (el capitin Pefiaranda), Rafael Campos (Goya), Carlos Munguia (el abate Ciruela), Enrigue Malvido (el corregidor Ouifiones), Joaguin Portillo (Pedro Romero), Carlos Lugue (el general) y Gregorio Gil (el santero).
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UI. PAN YTOROS: LA TONADILEA IDEALIZADA FRANZ XAVIER WINTERHALTER Isabel H de Espada, 1852 Esa alusién a la libertad y al trabuco, unido a gue Carlos IV, el abuelo de Isabel II, no salia muy bien parado, atrajo las suspica- cias de la censura isabelina. Primeramente, se censuré la interpre- tacion del pasacalley, en 1867, cuando seguia Pan y toros en cartel, se prohibié toda la zarzuela. Cuando por esta prohibicién Pan y toros se dejé de representar, José Picén, el autor del libro, solicité audiencia a la reina Isabel MH. Barbieri se gueda al margen, entre otras cosas porgue la reina ya habia intervenido a su favor en la concesiën de la Gran Cruz de Carlos II. E1 muisico le aconseja a Picén gue no actie, porgue “tan solo de la soberana conseguirds nada m4s gue buenas pala- bras, es muy bromista, la Sefora”. Efectivamente, Picén se entrevisté con Isabel II y S6lo consigui6 lo gue le decia Barbieri: “buenas palabras”. Para reclamar lo gue consideraba gue le correspondia, a finales de 1867 decidié escri- bir a Isabel II una larga carta en verso:
JOVELLA NOS A ESCENA EER Senora: SÊ No hace todavja un mes 8 E gue tranguilo en mi conciencia justicia, sino clemencia, fui a implorar a vuestros pies. Justicia, y no para mi, gue soy hombre y gue soy fuerte, y la mds contraria suerte con mi trabajo venci. A guien hoy se le condena a cumplir la injusta pena de un pecado gue no existe, Vuestra majestad, .al ver gue mi alma estaba en un hilo, | me respondié “Ve tranguilo gue yo sé lo gue hay gue hacer”. Y me despidié de alli diciëndome en profecia: “Si le hago falta algin dia, sin dudarlo ve a mi”. Pues bien, mis penas son tantas, tanto viene a estrecharme, gue no os enojéis de hallarme otra vez a vuestras palmas. Agui, donde aguel gue empieza las letras a cultivar, antes debe comenzar a hacer votos de pobreza en donde el teatro hispano vive con Hanto en los ojos de los miseros despojos del coliseo italiano,
HI. donde no acude mas gente PAN YTOROS: LA 'TONADILEA a ver castellana obra IDEALIZADA gue la gente gue le sobra al regio salên de Oriente. Porgue en él brillan los soles de la nobleza y el trono y se juzga de mal modo los teatros espanoles; aungue agui y en todas partes barémetro intelectual de la cultura social son las Letras y las Artes. Agui en Espana, Senora en donde no hay mas privilegios gue para el teatro Regio gue a sus hermanos devora, donde mas abruma el desdén del poderoso gue llega a ser milagroso lograr vivir de la pluma. Donde conguisté un andrajo de una sociedad ingrata, a un padre le arrebata el fruto de su trabajo. En el estan los tesoros gue cuento para vivir y es condenarme a morir prohibirme Pan y Toros. A vos Senora, y al Rey probé gue estd protegida mi zarzuela y garantizada por la censura y la Ley.
JOVELLANOS ë A ESCENA Y gue apoyo mas sereno hi haya en la historia elocuente Gareia-Avello de Don Modesto Lafuente y del conde de Toreno. De vuestros labios, senora, supe toda la verdad, gue era Vuestra Majestad de la prohibiciën autora. Y yo venero a los Reyes pero en la presente Espana, del palacio a la cabafa, el tribunal son las Leyes. Tal despêtico atributo solo con mengua lo veremos en un reinado absoluto. Hoy si vuestra jerarguia fuera comun y vulgar, no me podriais privar de mi zarzuela ni un dia. Vuestro rango solo pudo de lo gue es mio privarme, a vOS Os toca repararme y a vuestras plantas acudo. Justicia, Sefora, os pido. Levantad la prohibicién y dadme la indemnizacién de los danos gue he sufrido. Madre sois. Tened en cuenta gue al pobre nada le sobra y gue perdi con mi obra un capital y una renta.
HI. PAN Y'TOROS: LA TONADILLA IDEALIZADA De importunos el enjambre aumentard aungue os aflija. Porgue a mi esposa y a mi hija so% condend4is a morir de hambre. Pensad gue de vos, demente, no dudo ni por asomo y gue riego el pan gue como con el sudor de mi frente. Senora crece mi mal, pero tengo todavia la solemne garantia de vuestra palabra real. Y juzgo mi razén tanta y tan fuerte mi derecho gue no me cabe en el pecho ni la voz ni la garganta. Si vuestros augustos labios me tachan de descortéês, agui éstoy y a vuestros pies, para reparar agravios. Oue al noble y gran corazé6n de la Reina y la Senora hizo siempre, y hace ahora, justicia. José Picon.
JOVELLANOS A ESCENA Ramon Gareia-Avello 42 Cartel original de la zarzuela Pan y toros Archivo del Instituto Complutense de Ciencias Musicales (Ar 1CCMU) Lo mds curioso del asunto es gue la carta tuvo efecto, y la peticién de justicia gue proponia José Picén se resolvié en un peritaje serio sobre lo gue los autores habian dejado de ganar por la prohibi- cién de la zarzuela. Por parte de los autores, intervino en el perita- je Luis de Eguilaz, historiador, novelista y autor de zarzuelas como El molmero de Subiza. Por parte de Isabel II, Luis Mariano de Larra, hijo de Mariano José de Larra y uno de los grandes escritores de teatro lirico. Tras los estudios de contabilidad del Teatro de la Zarzuela, se estimaron los dafios en 60.000 reales, cantidad gue se hizo efectiva en la primavera de 1868. Pocos meses después, Isabel IT, “la reina de los tristes destinos” era destronada por la Ilamada Revoluci6ën de la Gloriosa. Al menos, a Picén y a Barbieri les pagê lo gue se les debija. Al iniciar su exilio, dejaba un pais de “pan y toros” per secula seculorwm.
EN id IV. SINOPSIS ARGUMENTAL DE “PANY TOROS” Resumir el argumento de una épera o una zarzuela no es una tarea sencilla. Por una parte la accién teatral suele estar muy con- densada y, por otra, la musica no sélo crea una atmoésfera emo- cional sino tambiën descriptiva, por lo gue en muchas ocasiones, explica y aclara el propio texto del libro. En este sentido, Pan toros no es una excepci6én respecto a cierto enrevesamiento en el gue suelen caer los libretos de épera y libros de zarzuela. Pese a ello, el libro es uno de los mejores del teatro lirico espanol, espe- cialmente los dos primeros actos. Antes de iniciar la sinopsis argumental, conviene recordar los per- sonajes de la obra, algunos basados, como escribié José Picén en sus versos a Isabel IT, “en la historia elocuente de Don Modesto de la Fuente y del conde de Toreno”. Pese al prurito histérico, la realidad, tal como hemos escrito mas arriba, no fue exactamente tal como la cuentan Picén y Barbieri. Los personajes femeninos mencionados por el orden en gue fi- guran en la partitura, son los siguientes: dofa Pepita Tudé; la princesa de Luzan; La Tirana, apodo gue recibié Maria del Rosa- rio Fernandez Ramos, célebre actriz nacida en Sevilla en 1755 y fallecida en Madrid en 1808 y como muchos de los protagonistas de Pan y toros, magnificamente retratada por Goya; una dugue- sa de la camarilla de Godoy y una mujer ciega. Respecto a los masculinos, nos encontramos con el capitin Penaranda; Goya; el abate Ciruela; el corregidor Ouinones; Jovellanos; los toreros Pepe -Hillo; Pedro Romero y Costillares; un general; un Ciego o
& JOVELLANOS ESGENA mejor dicho “falso ciego”, espia al servicio del corregidor, y su hijo; di FRIREEAd un santero; un manolo; un “Hermano del Pecado Mortal”, es decir un cofrade con habito de penitente; un mozo de cuerda, y como pueblo Ilano, vendedores, manolos, manolas, alguaciles, guardias valonas, cofrades y bailarines. El protagonismo invisible de Godoy lo asume en la zarzuela su amante y luego esposa, Pepita Tudé. Los autores precisan la accién en Madrid, en “Mil setecientos no- venta y tantos”. Se fijan en el tercer acto dos hechos concretos gue se citan de una manera ligeramente anacrénica, como si sucedie- sen al mismo tiempo cuando en realidad hay tres anos de diferen- cia entre uno y otro. Estos hechos son la Paz de Basilea (1795) y los nombramientos de Jovellanos y Saavedra (1798) como ministros. Acto I El primer acto se desarrolla en la amada pradera del corregidor, a orillas del Manzanares. A la derecha de la pradera est4 el meren- dero del Currutaco, y a la izguierda la casa de Goya. La primera escena describe lo gue podria ser similar a un dia de mercado. Un ciego —en realidad un falso ciego gue trabaja como espia a las 6rdenes del corregidor Ouiiones— pregona, a la manera de aguella “literatura de cordel”, las ultimas noticias, entre ellas gue van a ajusticiar a un soldado, detenido con cartas comprometidas sobre una conspiracién. Los vendedores anuncian sus productos, el santero ofrece religuias de Tierra Santa, el pueblo baila la se- guidilla. En la plaza aparece el corregidor uinones, representan- te de la Corona en Madrid. El falso ciego le comenta el trajin gue ocurre en la casa de Goya. En la siguiente escena, sale dona Pepita de la casa de Goya vestida de maja para uno de los cuadros del pintor. Pepita y el corregidor comentan las noticias de la corte, el ascenso de Godoy y el destie- rro y confinamiento de Jovellanos. Pero el corregidor comunica a dona Pepita un estado de inguietud “mientras no se acabe con esa fatal mania de pensar gue hay en Espana”. Un general aparece en escena, y anuncia la derrota de las tropas espanolas, frente a los franceses, en el Rosellên. La noticia puede dar pie a revueltas, por lo gue el corregidor anuncia “espectdculos gue distraigan la aten-
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