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2011
                          Jovellanos
                           Bicentenario

JOVELLANOS
 'A ESCENA
 RAMON GARCIA-AVELLO

        Ayuntamiento de
        Gijén/ Xixén
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JOVELLANOS
 A ESCENA
RAMON GARCIA-AVELLO

         Ayuntamiento   de
         GijOn/ XixOn
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.
     Esperando a Jovellanos
                  7

                II.
Jovellanos a orillas de la musica

                 15

                  MI.
Pan y toros: la tonadilla idealizada

                 OF
                 be)

                 IV.
Sinopsis argumental de Pan y toros

                 43
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FRANCISCO DE GOYA

Temeridad de Martincho en la plaza de Zaragoza
                       Serie Tauromaguia, 1816
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JOVELLANOS
A ESCENA
FAEI   ON

             Comentaba el ameno historiador Manuel Fernindez Alvarez! el
             contraste gue se da en Jovellanos entre su trascendencia en la his-
             toria y la cultura espanola, y el poco conocimiento popular, mas
             alla de su tierra natal, de su figura. Junto con Goya, el poligrafo
             gijonés fue el personaje mas importante de la segunda mitad del
             siglo xvm en Espana, sin embargo, parece como si su personali-
             dad guedase alejada del gran publico. El nombre de Jovellanos se
             encuentra en buena parte de los callejeros de las ciudades en las
             gue vivi6 o visité. Por citar algunas, Alcald de Henares, Salamanca,
             Sevilla, Madrid, Mallorca y, por supuesto, las principales ciudades
             asturianas. Pese a ello, sus peripecias vitales, incluso muchos as-
             pectos de su intimidad, guedan un tanto velados cuando no en-
             vueltos en una capa de frialdad.

             En esta imagen de un Jovellanos olvidado, hay, por supuesto, va-
             rias excepciones y una de ellas es la zarzuela Pan y toros, de Fran-
             cisco Asenjo Barbieri con libro de José Picén Garcia, estrenada en
             el madrileno Teatro de la Zarzuela el 9292 de diciembre de 1864.
             Barbieri y Picén presentan bajo un manto histérico en el gue se
             entremezclan realidad histêrica e imaginacién, una estampa pin-
             torescay castiza gue corresponde a una de las formas tipicas y en
             nada superficiales de lo espanol. Con Pan y toros se abre la puerta
             a lo gue se llamara “lo goyesco”, gue llega a su cima con Grana-
             dos, en donde      lo popular     se refina e idealiza.     Pero   ademas,    en
             la zarzuela hay un trasfondo politico gue no pasê desapercibido
             al publico de la época y en el gue la personalidad de Jovellanos
             adguiere un claro significado ético y politico. Jovellanos simboliza
             en la zarzuela la integridad y honradez personal, junto con la idea
             de esperanza y la salvacién de Espana.

             'FernAndez Alvarez, Manuel: Jovellanos, el Patriota. Madrid, Espasa Calpe, 2002.
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JOVELLANOS
Y ESCENA
 GLERRORR

                              FRANCISCO DE GOYA

             Gaspar Melchor de Jovellanos, 1798
                                Museo del Prado
L ESPERANDO A JOVELLANOS
    Jovellanos es un protagonista muy especial de la zarzuela Pan y to-
     10. Su presencia en la escena es escasa. En los tres actos de la obra,
    s6lo aparece en el uitimo. Por otra parte, aungue la obra es teatro
`

    lirico, es decir musical, Jovellanos no canta. José Picén escribië
    unos versos finales de tono patriético gue podrian acomodarse a
    una especie de romanza o de himno heroico, pero Barbieri prefi-
    ri6 dejarlos en un solemne recitado. Pues bien, pese a lo reducido
    del tempo de actuacién en escena, la figura de Jovellanos planea
    sobre toda la obra. Es como un protagonista en la sombra, al gue
    se alude, se critica, se desea, se espera y, al final, llega.

    Veamos algunas de esas referencias a Jovellanos entresacadas del
    libro de la zarzuela.2 En la escena segunda del acto primero, ha-
    blan frente a la casa de Goya, Pepita Tudé y el Corregidor sobre
    las reacciones de la camarilla de Godoy, el dugue de Alcudia, a las
    criticas politicas. Dice dona Pepita:

             ... el Monarca
             ha firmado su destierro —se refiere a Aranda—
             al castillo de La Alhambra
             Jovellanos en Asturias
             y preso Floridablanca,
             vamos a dejar la corte
             mas tranguila gue una balsa.
                                           (L, 2)

    A lo largo de esta conversacién, el corregidor se hace eco del
    optsculo Pan y toros, en nueva referencia a Jovellanos:

             Somos perdidos
             si de una vez no se acaba
             con esta fatal mania
             de pensar gue hay en Espana.

    2 Para el texto de la zarzuela, seguimos la edicién del Instituto Complutense de Cien-
    cias Musicales: Francisco A. Barbieri: Pan y toros, Madrid, ICCMU, ed. de Emilio
    Casares y Xavier de Paz, 2001.
JOVELLANOS
V ESGENA
                     Y la receta infalible
                     gue emplear nos hace falta,
                     el profundo Jovellanos (con ironia)
                     nos la da precisa y clara
                     en ese infame libelo, gue sus amigos ensalzan.
                      iPan y toros, pan Y toros!
                     a pueblo y aristocracia,
                     y en vez de universidades, escuelas de tauromaguia.
                                                                            (1, 2)

             En el siglo Xix se atribuia el texto de Pan y toros, publicado anéni-
             mamente en 1793, 1796 y a principios del siglo XIX, con el titulo
             Oraciën apologëtica en defensa del estado floreciente de Espana, a Jovella-
             nos. En 1969, el hispanista francés Francois Lépez demostré feha-
             cientemente gue el autor de Pan y toros fue el ilustrado y escritor
             satirico de la Iustracién espanola Le6n de Arroyal.

             Una interesante alusién a Jovellanos la volvemos a encontrar en
             la escena tercera del acto segundo de la zarzuela. Hablan Goya, la
              princesa de Luzan y el capitan Penaranda. FI capitdn, desespera-
              do, dlama y se pregunta desesperadamente por una persona gue
             frene el envilecimiento de Espana y salve a la patria:

                      Un gran hombre, solo uno
                      fue para intentarlo audaz sguien de seguirle es capaz?
                      Ningun espanol, ninguno.

             A lo gue responde la princesa:

                      No busgue usted Gortesanos!
                      Mas si uno ha habido, habra dos;
                      gue aun vive gracias a Dios
                      Don Gaspar de Jovellanos.

             3 Para el tema del escrito “Pan y toros” véase A. Elorza: Pan y toros y otros papeles
             sediciosos de fines del siglo xvu, Madrid, ed. Ayuso, 1971.
Li.
ESPERANDO
 V JOVELLANOS

 9

                                                                      FRANCISCO DE GOYA

                                                                      Autorretrato,   1815
                                                                      Museo del Prado

                Francisco de Goya interviene:

                       dY olvidard sus injurias,
                       su destierro a Salamanca?
                       Nadie senora le arranca
                       de su destierro de Asturias.

                La conversacién continta sobre Jovellanos y el capitan se com-
                promete a ir a buscarlo a Asturias. La princesa le desea gue tenga
                éxito en su misién y gue:

                       iDios haga gue Don Gaspar
                       sea el dngel tutelar
                       de Espana y de Carlos IV!
                                                   (IT, 8)

                En la escena cuarta del segundo acto, se habla de la cogida del
                torero Pepe-Hillo, al gue “le echaron un toro castellano”, en otras
                palabras, un corntipeto ya toreado gue se las debia saber todas. La
                camarilla de Pepita Tudé y Godoy culpa a Jovellanos, contrario a
                las corridas de toros, de instigar el cambio del toro para provocar
                la muerte de Pepe-Hillo. El abate Ciruela, del circulo de Goya,
                advierte a la princesa de Luzan:
JOVELLANOS
A ESCENA
,

                                                      VICENTE   LOPEZ

                                                        Pepita Tudé
                                                Colecciën particular

             La nombran
             a usted como de ese crimen
             principal instigadora,
             de acuerdo con Jovellanos
             con la idea tenebrosa
             de matar la tauromaguia...
             Y a Jovellanos
             embajador se le nombra
             en Rusia, para alejarle
             con la orden perentoria
             de embarcarse en La Coruna,
             sin plazo, excusa, ni prorroga.
                                       (TT 4)
f-
ESPERANDO
 V JOVELLANOS

                                                                     FRANCISCO DE GOYA
                                                 Pepe-Hillo haciendo un recorte al toro
                                                              Serie Tauromaguia, 1816

                De   nuevo,   en la escena guinta del segundo                acto, la princesa de
                Luzan le pide al capitin Peharanda gue deje los complots inme-
                diatos en Madrid y gue vaya a buscar a Jovellanos:

                        Los males gue a Espana afligen
                        tienen hondo el manantial:
                        :Oué hard usted matando el mal,
                        si no destruye el origen?
                        Tefirse en sangre las manos!
                        Su patriotismo le ofusca.
                        Lo primero es ir en busca
                        de Don Gaspar de Jovellanos.
                                                  (IT, 5)

                Cuando en la escena siete de este segundo acto se descubre el
                complot, la princesa intenta convencer al capitin para gue huya,
                se salve y busgue de nuevo a Jovellanos:

                        Gomo usted no guede libre
                        a la Corte no vendra
                        Don Gaspar de Jovellanos,
                        esperanza unica ya.
                        E| valor alcanza mucho
                        la prudencia mucho mis:
                        no pensemos en nosotros
                        en Espania hay gue pensar.
                                                    (IT, 7)
JOVELLANOS

                                   FRANCISCO DE GOYA

                        La muerte dei picador, 1793
             British Rail Pension Trustee Co., Londres
l.
ESPERANDO      En el acto tercero, Jovellanos aparece en la escena, acompanado
A JOVELLANOS   por Goya. El pintor le recrimina gue llega tarde, gue todo est
               perdido, a lo gue Jovellanos le responde gue atin se est4 a tiem-
               po, ya gue trae las pruebas irrefutables de la traiciéën a Espana de
               Godoy y su camarilla. Jovellanos se entrevista con la princesa de
               Luzan y luego se oculta en el tocador de la princesa. En la escena
               ultima, Goya llega con La Gaceta en la gue se lee la noticia de gue
               Carlos IV ha cambiado el Gobierno y nombrado ministros a Jove-
               lanos en Gracia y Justicia, y a Saavedra en Hacienda. Jovellanos
               cierra la obra con un solemne recitado, sin duda uno de los versos
               mas inspirados de Picén:

                      Hijos mios, de entre escombros
                      la Patria hay gue levantar;
                      todos me habéis de ayudar,
                      igue son débiles mis hombros!
                      iNo basta un ilustre nombre
                      ni el poder de la palabra
                      con la voluntad de un hombre!
                      Guando el mal de un vasto imperio
                      es tan grave y tan profundo,
                      s6lo hay remedio fecundo
                      con el dolor del cauterio.
                      iEFspana respira apenas!
                      dSabéis como se levanta?
                      Lavando ignominia tanta
                      con la sangre de sus venas...

               Y termina con estas palabras:

                      Oué ya es la distancia corta,
                      vertiendo sangre y tesoros,
                      del pueblo de pan y toros
                      a la Espana del No importa.
                                                (MI, 8)

               Esta es la imagen gue Barbieri y Picén proyectan de Jovellanos.
               Una imagen a la gue no es ajena el especial carino gue Barbieri,
               en su calidad de musicélogo, tenia a Don Gaspar. Barbieri no sola-
               mente ley6 sino trabajé sobre textos de Jovellanos, fundamentales
               para sus estudios sobre el origen de la zarzuela.
JOVELLANOS
A ESGENA

                                                            FRANCISCO DE GOVA

             Retrato de Jovellanos con el arenal de San Lorenzo al fondo, 1784
                                      Museo de Bellas Artes de Asturias, Oviedo
I.J OVELLANOS                 A ORILLAS DE LA MUSICA

      Aparentemente, el interés de Jovellanos por la muisica y las ma-
      nifestaciones del arte sonoro esta alejado de las preocupaciones
      estéticas del ilustrado. Frente a la importancia gue Jovellanos con-
s|

      cede al dibujo, a los estudios de historia del arte y la argueologia,
      la musica —salvo en los aspectos normativos del teatro musical—,
      permanece en un segundo plano. Sin embargo, se pueden espigar
      varias referencias gue corroboran el gusto, la aficién y el interéês
      del ilustrado gijonés por este arte.

     Jovellanos no elaboré un pensamiento musical sistemdtico ni ori-
     ginal, aungue la problematica y la estética musical del siglo xvm
     estan presentes en varios de sus escritos. Hijo de su tHiempo, en-
     contramos en las obras de Jovellanos reflexiones sobre la relaciën
     de la musica y la poesia: el problema de las reglas y la bisgueda de
      un arte musical normativo, la relacién con la naturaleza, la reva-
      lorizacién de la musica en funcién del sentimiento y, finalmente,
      la muisica como deleite del oido y su influencia en el 4nimo. Indu-
      dablemente, hay una coincidencia en muchos puntos con Feijoo,
      con guien comparte una comuin aficién a la guitarra.*

     Jovellanos no sélo era un buen aficionado a la musica, sino gue
     poseia conocimientos de guitarra y solfeo. El ambiente familiar
      no era ajeno a estas aficiones artisticas. Segtin Cean                 Bermudez,
       Francisco Gregorio, el padre de Jovellanos “versificaba con gracia
       y agudeza”. Esta aficién poëtica la heredaron varios de sus hijos,
     ` Josefa, Francisco de Paula, el propio Gaspar y Alonso. Este altimo,
      ademas     de matematico y navegante,             era un excelente violinista,
      “se distinguia entre los primeros violines de su tiempo”, recuer-
      da Gean.*” E1 propio Jovellanos tenia buen oido y compartié esta

      * Las ideas musicales de Feijoo y la IHustracién en Espafia estên rigurosamente estu-
      diadas por Antonio Martin Moreno: E/ padre Feijoo y las ideologias musicales del
      xvin en Espafia, Orense, Instituto de Estudios Orensanos,   1976.

      * Cean Bermudez, Juan Agustin: Memorias para la vida del Excmo. Sr. D. Gaspar
      Melchor de Jovellanos, y noticias analiticas de sus obras, Gén, ed. Javier Barén
      Thaidigsmann, Silverio Caftada, 1989.
JOVELLANOS
A ESGENA        aficiën por la musica. Poseia buen oido, buena voz y buen gesto.
Ramon           Su amigo Carlos Gonzalez de Posada cuenta gue tocaba la guita-
(areia-Avello   rra desde su mocedad con “una voz sonora, clara y entonada con
                las gue cantaba las arias y seguidillas de Maria Ladvenant, cono-
 16             cida como La Lavedana”. Esta actriz cantante gue se cita —Maria
                Ladvenant y @uirante (1741-1767)— fue primera dama de los
                teatros de Madrid en canto y declamacién. Emilio Cotarelo Mori
                recoge en su biografja sobre la cantante el comienzo de una de
                estas seguidillas gue podria haber cantado Jovellanos:

                         Es en glorias pasadas
                         el pensamiento
                         unas veces verdugo
                        y otras consuelo.”

                Cean Bermudez destaca también la voz de Jovellanos, al gue descri-
                be en sus anos de Sevilla como buen conversador y de trato ficil con
                las mujeres, a las gue complacia cantando y tocando la guitarra. “Su
                voz, agradable y modulada, era calida y persuasiva, e inducia irresis-
                tiblemente al trato familiar tanto ahombres como a mujeres”. Entre
                los objetos de Jovellanos en el castillo de Bellver habia dos guitarras.
                Una la tocaba su secretario y amanuense Manuel Martinez Marina,
                y la otra, presumiblemente, era del propio Jovellanos.

                En los Diarios de Jovellanos se encuentran varias referencias musi-
                cales relacionadas con la ensenanza. E1 27 y 928 de agosto de 1791,
                visita el Golegio Seminario de Vergara, uno de los grandes logros
                educativos de la Sociedad Vascongada de Amigos del Pais. En el
                Daario, Jovellanos escribe: “Asistimos al concierto —de los alum-
                nos del Seminario de Vergara— gue tiene lugar todos los dias
                festivos, de cuatro    a cinco   en el verano     y de siete a ocho     en el
                invierno. Se tocaron unas sonatas de Pleyel; hay un buen fagot;
                tocaban seis seminaristas con los maestros”.7

                $ Cotarelo y Mori: Maria Ladvenant y Ouirante. Primera dama de los teatros de
                Madrid, Madrid, 1896.

                ” Jovellanos, “Diario”, Obras completas, tomo VI, Ayuntamiento de Gijén / IFES
                XVII, 1994, p. 209.
T
JOVELLANOS
VORILLAS
DE LA
MUSICA

                                  FRANCISCO DE GOYA

             Juan Agustin Cein   Bermidez,   1792-93
                                 Colecciën particular
JOVELLANOS
      ESCENA           La mvisica acompanaba la solemnidad de las aperturas de curso y
Ramos                  entrega de premios en el Instituto de Jovellanos. Una observacién
                     . muy Curiosa de Jovellanos es la gue hace sobre Manuela Ponte,
Ad,     2   %   #%
(sareia-/divelia

                       de la gue dice gue tocaba muy bien la espineta “pero en estilo
  18                   antiguo”. Le sorprende la sonoridad del pianoforte gue poseia
                       el marguës de Montehermoso, en Vitoria. Y siempre utiliza con
                       propiedad expresiones téchicas del lenguaje musical, por lo gue
                       se deduce gue la teoria musical no era, para él, un libro sellado.

                       Musica popular: emocién y naturaleza

                      Se considera la Octava carta a Ponz, de Jovellanos, como la primera
                       monografia sobre las romerias asturianas y, al mismo tiëmpo, una
                       de las primeras reflexiones sobre las fiestas populares en Espana.
                       Las Cartas del Viaje de Asturias, como las denominaba José Maria
                       Caso Gonzalez!, se escribieron para integrarse como                   un nuevo
                         volumen —seria el XIX— en el Viaje de Espaxia de Antonio Ponz.
                     | . Fallecido este en 1792, Jovellanos las publica como Cartas a don
                      Antonio Ponz. “No hay un medio md4s seguro de conocer bien los
                       pueblos y provincias de un reino gue el de ir a los lugares mismos
                      y aplicar la observaci6n a los objetos notables gue se presentan”.
                      Y eso es lo gue hizo Jovellanos en todas las cartas y, en especial,
                      la octava, en la gue centra su perspicacia observadora sobre las
                     ` romerias en Asturias.                                             '

                       Las romerias “son unas peguenias peregrinaciones due en dias de-
                       terminados y festivos hace el pueblo a los santuarios de la comar-
                      ca, con motivo de la solemnidad del santo titular gue se celebra
                       en ella”, precisa Jovellanos. En su descripcién, comienza con la
                     . velada-de la noche anterior al dia festivo, gue se pasa “en baile
                     ' y gresca, a orillas de una gran lumbrada gue hace encender el
                        mayordomo de la fiesta, resonando por todas partes el tambor, la
                        gaita, los cantos y gritos de algazara y bullicio”. Con la luz del dia
                        comienza la fiesta, cuyas fases va detallando Jovellanos: la llegada

                       * Jovellanos, “Escritos asturianos”, Obras completas, tomo IX, Ayuntamiento de Gi-
                       jén / IFES.X VIII / KRK Ediciones, 2005.
JOVELLANOS   ala ermita, la feria o el mercado en el campo o la campa préxima
N ORILLAS    a la ermita,   la procesiën,    la comida,    la siesta y, al atardecer,    las
DE LA        danzas “gue sirven de ocupacién al resto de la tarde”.
MUSICA
 19          Todas   las danzas,   sean   de hombres      con   sus palos o de mujeres,
             se parecen en “unirse todos los danzantes en rueda, asidos de la
             mano y girar en derredor con un movimiento lento y compasa-
             do, al son del canto, sin perder e interrumpir el sitio y la forma”.
             Se danza al son de un romance de ocho silabas y a cada copla o
             cuarteto del romance responde todo el coro con una especie de
             estrambote gue consta de dos versos o media copla. Entre las dan-
             zas, Jovellanos describe —sin citar el término prima— la Danza
             Prima llamandola “danza de estavillar”, guizds por el primer verso
             “Hay un galan de esta villa”. De todas maneras, la denominacién
             de Danza Prima como danza circular caracteristica de Asturias se
             recoge en el Diccionario de Musica de Antonio Palatin, editado en
             Sevilla en 1818.*

             Sobre el origen de estas danzas, Jovellanos destaca cierto sabor
             litirgico, por lo gue sugiere con precaucién “gue pudieron ser
             traidas aca por los romeros gue en ellas venian a peregrinar al
             pais”. Musicalmente “los tonos son siempre tiernos y patéticos y
             cCompuestos sobre la tercera menor”. Probablemente a finales del
             siglo xv esto era asi y, de hecho, la danza “Hay un galan de esta
             villa” gue recoge Torner esta en tono menor; sin embargo, las
             danzas primas como la de Gijén o la de Norena estin en tono
             mayor. E] sentido antifonal lo describe de esta manera:

                     Llevan la voz de ordinario tres o cuatro mozas de la mas gallarda
                     voz y figura, colocadas a la frente del coro y las otras van repitien-
                     do ya la mitad de la copla, ya el estribillo, a cuyo compas       giran
                      todas sin interrupci6én sobre un mismo     circulo, pero con lentos,
                     uniformes y bien acordados pasos. Entretanto resuena en torno
                     una dulce armonia gue penetrando por aguellos opacos y silen-
                      ciosos bosgues, no puede oirse sin emocién ni entusiasmo.

             * Palatin, Fernando: Diccionario de Musica, Universidad de Oviedo, ed. de Angel
             Medina, 1990.
de   ot ss   Emocion y entusiasmo. Dos conceptos prerromdanticos traidos por
Ek            Jovellanos al hilo de la musica popular.

20            La musica teatral

              En 1786, el Consejo de Castilla encargé a la Real Academia de la
              Historia un informe técnico sobre las diversiones en Espana. La
              Academia traslado el encargo a Jovellanos guien escribié la Memo-
              nia para el arreglo de la policia de los espectdculos y diverstones Publicas, y
              sobre su origen en Espatia, publicada en 1812 como Memoria sobre las
              diversiones publicas. Jovellanos escribié esta obra en 1790 y volvi6
              sobre ella seis anos mds tarde, en 1796. La memoria se articula en
              dos partes, la primera histérica y la segunda normativa u orienta-
              tiva del gusto.

              Algunos aspectos de la Memoria son muy peculiares. Como por
               ejemplo, la divisién del pueblo en dos clases: el pueblo gue traba-
              jay el gue no trabaja. E1 pueblo gue trabaja necesita diversiones,
               pero no espectaculos. No ha menester gue el gobierno le divierta
               pero si gue le deje divertirse. En los pocos dias, en las breves horas
               gue pueda destinar a su solaz y recreo, el buscard, el inventard sus
               entretenimientos; basta gue le de libertad y proteccién para dis-
              frutarlos”. Los pueblos de Espana son tristes porgue se recela, por
               parte de la autoridad, de las diversiones populares. Sin embargo,
               el estado de libertad es una situacién de paz y alegria. Frente a
               eso, el de sujecién, de agitacién y de disgusto. “No basta congue
               los pueblos estén guietos; es preciso gue estén contentos”. Y mas
               adelante anade “Un pueblo libre y alegre sera precisamente activo
              y laborioso y siéëndolo, ser tambiëén morigerado y obediente a la
              justicia”.

              ' $e han realizado varias ediciones criticas de esta obra. Una de las més instructivas y
              didacticas es la de la Catedra Jovellanos: Espectdculos y diversiones publicas / Infor-
              me sobre la Ley Agraria, ed. de Guillermo Carnero, Catedra, col. Letras Hispdnicas,
              1998. Tambiën se puede consultar en Jovellanos, “Escritos sobre literatura”, Obras
              completas, tomo XII, Ayuntamiento de Gijén / IFES.X VIII / KRK Ediciones, 2009.
I.
JOVELLANOS
A ORILLAS
DE LA
MUSICA
21

                                  Portada de la Memoria sobre diversiones publicas
                                                          de Madrid, Sancha, 1812

             Respecto al pueblo gue no trabaja, es decir la nobleza, Jovellanos
             dice gue sobre todo en las grandes ciudades, dificilmente puede
             pasarse sin espectaculos. Y entre los espectdculos “el teatro es el
             primero y mas recomendado de todos ellos; el gue ofrece una
             diversién mas general, mds racional, mas provechosa y por lo mis-
             mo, el mas digno de atencién de todos los gobiernos... F1 teatro
             no debe considerarse como una diversién piblica, sino como un
             espectaculo capaz de instruir o extraviar el espiritu y de perfeccio-
             nar o corromper el corazén de los ciudadanos”.

             Aungue Jovellanos no pretende hacer una historia de teatro lirico,
             traza un original y preciso esbozo histérico de la zarzuela hasta el
             reinado de Carlos IV, bien conocido por Barbieri medio siglo des-
             pués. Algunos datos los extrae de José Antonio de Armona y Murga
             en Memorias cronol6gicas sobre el teatro en Espatia, un texto manuscrito
             utilizado también por Barbieri, Mitjana y Emilio Cotarelo.
DE            F1 origen del teatro lirico lo sitia Jovellanos durante el reinado
AMOR           de Felipe IV. Contaba Madrid con dos teatros principales, el Ca-
       Wello   sén del Buen Retiro y el Teatro del Real Sitio de la Zarzuela, en
               donde se representé El jardin de Falerima de Calderén de la Bar-
22             ca, origen de la zarzuela. En este teatro se produjo lo gue luego
               se denominara una “convergencia de las artes”, gue Jovellanos
               explica asi:

                        La musica, reducida primero a la guitarra y al canto de algunas
                        jAcaras entonadas por ciegos, admitié ya el artificio de la armonia,
                        cantandose a tres y a cuatro voces, y el encanto de la modulacién
                        aplicado ala representacién de algunos dramas gue del lugar en el
                        gue mas frecuentemente se oian tomaron el nombre de zarzuelas.
                        La danza anadié con sus movimientos medidos y locuaces nuevos
                        estimulos a la ilusiën y al gusto de los ojos. La pintura multiplicé
                        los objetos de esta misma ilusién, dando formas significantes y
                        graciosas a las mdguinas y tramoyas inventadas por la mecdnica y
                        animandolo y vivificandolo todo con la magia de los colores. Y la
                        poesia, ayudada de sus hermanas, desenvolvié sus fuerzas, desple-
                        go sus alas, y vagando por todos los tiempos y regiones no hubo en
                        la historia ni en la fabula, en la naturaleza y en la politica, acciones
                        y acaecimientos, vicios o virtudes, fortunas o desgracias gue no se
                        atreviese a imitar o presentar sobre la escena."'

               Bajo el reinado de Carlos IT “la historia de ingenios enmudece”,
               salvo excepciones como Bances Céndamo. Con la entronizacién
               de los borbones, el italianismo perjudicard al teatro lirico espa-
               hol: “Fuele —a la zarzuela— muy funesta la generosidad con gue
               Fernando VI protegié y llevé a mayor pompa la escena italiana”.
               En el reinado de Carlos IN “gané mucho la musica y algo la de-
               coraci6n”. Jovellanos menciona prudentemente los intentos de
               reforma del teatro protagonizados entonces por Olavide, Aranda,
               Iriarte y é] mismo.

               “ Jovellanos: OP. cit. pp. 170-171.
El segundo aspecto de la Memoria, de cardcter normativo, se cen-
JOVELLANOS
A ORILLAS    tra en los medios para lograr la reforma del teatro “el primero y
DE LA        mds recomendable de todos los espect4dculos, el gue ofrece una
MUSICA       diversién mds general, mas racional, mas provechosa y por lo mis-
23           mo el mas digno de atencién y desvelos del gobierno”. El teatro,
             y por extensién la zarzuela o la 6pera, es un espectdculo “capaz
             de instruir o extraviar el espiritu”. Por eso es importante su refor-
             ma, gue se asentard sobre los siguientes aspectos: refundicién y
             arreglo, cuando   no prohibicién, de los dramas del Siglo de Oro;
             el teatro no puede ser ejemplo de malas costumbres, sino gue
             deberd4 “deleitar e instruir”, y fomento del buen teatro median-
             te concursos dirigidos por la Academia de Bellas Artes. En estos
             concursos se incluirdn tragedias, comedias y también entremeses,
             sainetes y musica de tonadillas.

             Para la mejora de la representacién, Jovellanos propone la crea-
             cién de escuelas de actores en las Academias Dramadticas gue
             formen a los intérpretes y fortalezcan el gusto. Respecto a la de-
             coraci6n y la escena, Don Gaspar cdama contra el mal gusto, los
             excesos “riberescos” o barrocos y un generalizado mal gusto:

                    El teatro es el domicilio propio de todas las artes. En el todo debe
                    ser bello, elegante,   noble, decoroso   y, en cierto sentido, magni-
                    fico, no sélo porgue asi lo pidan los objetos gue presenta a los
                    ojos, sino también para dar empleo y fomento a las artes del lujo
                    y comodidad, y propagar por su medio el buen gusto a toda la
                     naci6n.

             Tambiën se ocupa de la reforma en la musica y el baile. Critica
             la mvisica como un conjunto de incoherentes imitaciones sin ori-
             ginalidad y, por otra parte, el cardcter plebeyo. “Otras naciones
             traen a danzar sobre las tablas a los dioses y a las ninfas; nosotros
             a los manolos y las verduleras. Sin      embargo, la musica y la danza
             no sélo pueden formar el mejor           ornamento de la escena, sino
             son también su principal objeto”.       Indudablemente, estas ideas le
             llevan a minusvalorar el carêcter       popular de la tonadilla escéni-
             ca, en aras de un arte normativo        y universal.   En   otras palabras,
             Jovellanos tenia una especial sensibilidad para lo gue luego se de-
             nominarin     manifestaciones foldlêricas, y, en especial, la muisica
             popular. Sin embargo, propugnaba dentro del teatro una estética
             neocdldsica muy alejada de lo popular.
JOVELLANO
A ESGCENA
Ramon
Gareta-Avello

 2A

                Francisco Asenjo Barbi
                    Madrid, 1823-1894
                        (Ar. ICCMU)
T. PAN Y TOROS:
                       LA TONADILLA IDEALIZADA

     El critico musical del siglo Xx Antonio Pefa y Gofi calificé la
IT

     obra de Barbieri como la tonadilla idealizada y engrandecida.
     Barbieri, escribe Pena y Goni, “ha agrandado el cuadro de tona-
     dilla encajdndola de una forma incomparable en la épera cémi-
     ca y consiguiendo gue el canto popular, realzado por las galas
     de su ingenio, sirva para destacar la individualidad musical gui-
     zas mas desenvuelta y caracteristica de los compositores espaio-
     les de este siglo.” Entre las zarzuelas gue escribié Barbieri, tres
     de ellas, ademas         de ser representativas del teatro lirico espanol
     en el siglo xXIX, tuvieron un hondo significado en la evolucién
     de la zarzuela: Jugar con fuego (1851), en donde se establece la
     lamada “zarzuela grande” en tres actos, Pan y toros (1864), y EI
     barberillo de Lavapiës (1874).

     Francisco Asenjo Barbieri           (Madrid,    1823- 1894) fue una figura
     trascendental en la historia de la misica espanola. Reformador
     del   teatro   lirico    espanol;   fundador     y director    de   la Sociedad
     de Conciertos,          primera ventana     abierta en Espana        a la musica
     sinfonica del clasicismo y romanticismo europeos; cofundador
     de la Espana Musical, sociedad creada con el propésito de dis-
     poner en Madrid de un teatro propio para la mtisica espafola
     (sera el Teatro de la Zarzuela); historiador de la mtisica espano-
     la con publicaciones como el Cancionero de Palacio de los siglos XV
     y XVL tambiën Hamado           Cancionero Barbieri, el autor de Pan y toros
     pertenecié a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando
     y la Real Academia de la Lengua. Se considera a Barbieri como
     uno   de los precursores        del nacionalismo        musical,    con zarzue-
     las gue por su utilizacién de la miisica popular y de la miisica
     histérica preludian esta corriente musical en Espafia. Barbieri
     desemboca en el nacionalismo musical por los caminos de la
     erudici6n y el folclore.

     * Pefa y Gofi, Antonio: La dpera espafiola y la musica dramatica en Espafia en el
     siglo xm. Apuntes historicos. Madrid, ICCMU, 2004, ed. facsimilar, p. 418.
JOVELLA    NOS           IR                              *                    or                  E
           er    Barbieri defendié gue el camino del teatro lirico en Espafia no
  mon            era la 6pera, sino la lamada “zarzuela grande”, de la gue él fue
Gareia-Avello    uno de los creadores. Esta tipologia de zarzuela consta general-
                 mente de tres actos, siendo los dos primeros de mayor duracién
 26              y complejidad. Suelen organizarse en torno a unos guince niime-
                 ros musicales, cuenta con un preludio u obertura gue anticipa el
                 clima de la obra y, finalmente, cobra importancia la presencia del
                 coro, tanto acompanando a los concertantes, como en el cierre de
                 los actos. Se puede eguiparar a la zarzuela grande, al menos esas
                 eran las intenciones de Barbieri, con la “opéra—comigue” francesa
                 y la 6pera cémica italiana.

                 Pan y toros puede pasar como el arguetipo de zarzuela                          grande,
                 tanto en la estructura como en el fondo teatral y musical,                    preludio
                 del nacionalismo musical. Estrenada en el Teatro de la                        Zarzuela
                 en 1864, fue uno de los éxitos de la zarzuela espanola.                       Sobre el
                 origen creativo de la obra, biégrafos como Salcedo u Olmedillas,
                 muy amenos pero en ocasiones poco rigurosos, lo sitian a co-
                 mienzos del otono del verano de 1864. E1 95 de octubre de 1864,
                 se le concedié a Barbieri la Cruz de Carlos HI. Segtin Salcedo, con
                 esta ocasién se presentê en casa de Barbieri el escritor José Picén,
                 con un libreto escrito especialmente para él. Barbieri le dice al
                 joven Picén gue est muy ocupado, pero le gusta el titulo, Pan y
                  toros, le promete leerlo y cuando Ilama a Picén no es para decirle
                 gue acepta el libreto, sino gue ya ha compuesto la zarzuela.

                 La realidad no fue exactamente asi. Emilio Casares demuestra en
                 su exhaustivo estudio sobre Barbieri' gue Pan y toros es una zar-
                 zuela de gestacién pausada en la gue ya trabajaba desde enero
                 de 1864. Lo gue no hay duda es gue a Barbieri le entusiasmdé el
                 libreto de Picén, sin duda uno de los mejores textos de zarzuela
                 de todos los tiempos. No es casual gue en su comentario sobre

                 3 Salcedo, Angel S.: Francisco Asenjo Barbieri. Su vida y sus obras, Madrid, Biblio-
                 teca de Musica Espafiola, sf; Martinez Olmedilla, Augusto: E/ maestro Barbieri y su
                 tiempo, Madrid, ed. Espafiolas, 1941.                                     :

                 '* Casares, Emilio: Francisco Asenjo Barbieri. Vol. 1 EI hombre y el creador, Madrid,
                 ICCMU, 1994, pp. 258-265.
UI.
PAN YTOROS:
LA TONADILLA
IDEALIZADA
be
“1

                                                    José Picén Garcia
                                             (Madrid, 1829-Valladolid, 1873
                                                        (Ar ICCMU)

                Pan y toros, Peha y Goni comienze por “Hay gue hacer, ante todo,
               justicia al poeta. Picén sirvié de modo magistral a Barbieri eligien-
                do un asunto gue se amoldaba perfectamente a la idiosincrasia
                artistica del compositor espafiol. Manolos y manolas, vendedoras
                ambulantes, ciegos de ocasiën, santeros, bandurrias y guitarras,
                contradanzas y canciones del bajo pueblo, todo el cortejo radian-
                te de bullicio y de alegria de la musa popular, formando contraste
                con el patriotismo en una época de triste recordacién”.'3

               Efectivamente, hay gue hacer justicia a José Picén. Emilio Cota-
               relo nos ofrece       unos   breves       datos   sobre        este escritor, poeta,   ar-
               guitecto y loco. Nacié el 11 de abril de 1829. Siguié la carrera
               de arguitecto, al mismo tiempo gue su hermano Felipe, padre

               “ Pefia y Gofii.: Ob. cit, pp. 420-421.
JOVELLANOS
 ESGENA      del novelista Jacinto Picén, seguia la de Derecho. Terminada la
             carrera en 1863, fue nombrado profesor de la Escuela de Argui-
             tectura, actividad gue abandona para dedicarse a la literatura y al
             periodismo. Ya en 1859 habia estrenado la zarzuela La guerra de los
             sombreros, con musica de Fernandez            Caballero y, un ano después,
             Memorias de un estudiante. “Picén —escribe Cotarelo— tenia una
             imaginaciën demasiado viva, exaltada, y sus trabajos y género de
             vida, siempre imaginando          asuntos para sus obras, no eran lo me-
             jor para calmarle; asi es due a principios de 18738 perdié el juicio
             con gran dolor de cuantos le conocian y fallecié en Valladolid, en
             una casa de salud, el 4 de julio de ese mismo ano. Ademds de la
             zZarzuela compuso varios dramas y comedias como La corte de los
             milagros, en las gue estan pintados personajes muy conocidos”.'

             La Espana de Pan y toros

             La expresién “pan y toros”, remedo ibérico del famoso “panem et
             circenses”, de Juvenal, era como se conocia un famoso panfleto
             clandestino gue comenzé a difundirse a partir de 1793. Irénica-
             mente, se titulaba Oracién apologëtica en defensa del Estado floreciente
             de Fspana, y se atribuyé a diferentes autores, especialmente a Jo-
             vellanos. De hecho,       una edicién impresa en Cadiz en              1819 lleva
             el nombre de Jovellanos. Mas arriba hemos mencionado gue el
             autor de este libelo fue, tal como            demostré       Francois Lépez,     el
             ilustrado y poeta satirico Le6n de Arroyal (1755-1813). E1 nombre
             de Pan y toros procede de las frases finales:

             “Haya pan y haya toros, y mas gue no haya otra cosa. Gobierno
             ilustrado: Pan y toros pide el pueblo. Pan y toros es la comidilla de
             Espana. Pan y toros debes proporcionarla para hacer en lo demds
             Cuanto se te antoje in secula seculorum. Amén”.

             José Picén le entregé a Barbieri el texto de Pan y toros probable-
             mente a finales de 1863. Al compositor madrileno le interesê el

             ' Cotarelo y Mori: Historia de la zarzuela: o sea el drama lirico espaiiol desde su
             origen a fines del siglo XIX, Madrid, ICCMU, 2000, p. 676.
HI.
PAN Y TOROS:
LA TONADILEA
IDEALIZADA

29

                                                                      FRANCISCO DE GOVYA
                                                             Ligereza vy atrevimiento de
                                                 duanito Apiftani en la plaza de Madrid
                                                                Serie Zauromaguia, 1816

               tema costumbrista espanol gue evocaba el mundo de la tonadilla
               escénica de finales del xvum, pero gue afadia ingredientes dra-
               maticos y alusiones histéricas muy sugerentes. En la zZarzuela se
               recrea una conspiracién liberal contra el gobierno de Godoy,
               apoyado por una camarilla de reaccionarios y afrancesados. Los
               conspiradores intentan poner fin a los abusos de la privanza de
               Godoy, para lo gue deben informar al rey Carlos IV y enderezar,
               de la mano de Jovellanos, el futuro politico de Espana. Sobre la
               escena, pululan y se mencionan personajes histêricos como Pepi-
               ta Tudé, la mujer de Godoy, Goya, el propio Jovellanos, la famosa
               actriz apodada La Tirana o los toreros Pepe-Hillo, Romero y Cos-
               tillares. Junto a ellos, otros personajes inventados por Picén pero
               gue guardan cierta proximidad con personalidades histêricas.

               Entre estos personajes de ficcién con anclajes en la historia real,
               tenemos al abate Ciruela, gue podria ser un trasunto de José Mar-
               chena Ruiz del Cueto,   el abate Marchena,         religioso afrancesado
               e introductor en Espaiia de Rousseau y los enciclopedistas. E1 ca-
               pitin Penaranda parece estar inspirado en el militar Luis Lacy y
               Gautier, militar espafiol gue participê en las guerras contra los
               franceses y gue fue fusilado tras intentar un golpe militar consti-
               tucional en 1817. La princesa de Luzdn guarda cierta relacién con
               Gabriela Palafox, la marguesa de Lazdn, protagonista de uno de
               los retratos mas hermosos gue pinté Goya.
JOVELLANOS
A ESCENA

                                                                 FRANCISCO DE GOYA
                                       Gabriela   Palafox, marguesa de Lazin,   1804
                                                                Coleccién particular

             En Pan y toros se esbozan sobre un fondo histêrico impreciso dos
             Espanas contrapuestas. Por una parte, la Espana reformista en la
             gue estan los ilustrados, Goya, la aristocracia mas sana y el pueblo
             Jano representado por manolos y toreros; por otra, el absolutis-
             mo oscurantista gue encabeza Godoy y la camarilla gue oculta la
             realidad al rey Carlos IV. Pese a la inspiracién en sucesos y perso-
             najes histéricos,   la realidad      histêrica no fue exactamente         como
             la describen Picén y Barbieri. Algunos personajes, especialmen-
             te Godoy y Pepita Tudé, estin bastante distorsionados. Concre-
             tamente Godoy, lejos de perseguir a los ilustrados, los apoy6, y
             muy en particular a Jovellanos, a guien nombré ministro en 1798,
             frente al desinterés y la oposicién de la reina Maria Luisa de Bor-
             bén-Parma.   En la Gltima escena de la zarzuela, Goya da la noticia
HI.
               de gue firmada la Paz de Basilea en 1795, el rey Carlos IV nombra
PAN YTOROS:
LA TONADILEA   ministros a Saavedra y a Jovellanos. La realidad histérica es gue
IDEALIZADA     tras Basilea, Godoy llegé a la cima de su poder, concediëndose-
               le el titulo de Principe de la Paz. Dos afos después es el propio
               Godoy guien, en una reorganizaciën de su gobierno, nombra a
ew

               Saavedra como        ministro de Hacienda y, a Jovellanos, de Gracia y
               Justicia. Otro error o inexactitud es el papel politico gue se otorga
                en la zarzuela a Pepita Tudé, amante y luego esposa de Godoy,
               pero alejada, en la vida real, de las camarillas politicas."”

               Desde    un punto      de vista dramatico,        la obra se estructura,        como
               era caracteristico en la zarzuela grande de mediados de siglo, en
               tres actos. En el primero se presentaban los personajes y la situa-
               ci6n. El segundo se caracteriza por la intensificacién dramatica y
               musicalmente adopta la forma de concertantes. Finalmente, en
               el tercer acto, mas breve, se produce el desenlace. Pena y Goni
               consideraba gue la estructura dramatica de los dos primeros actos
               eran las paginas culminantes de la zarzuela espanola.

               La partitura

               Barbieri comenzé Pan y toros a principios de enero de 1864 y la
               termina el 14 de noviembre de ese mismo ano. Para un musico
               acostumbrado a componer una obra en poco mas de una semana,
               Pan y toros fue un trabajo pausado, lento, muy cuidado en cuanto
               ala orguestacién, las partes corales, la recreaciën del canto popu-
               lar, y los aspectos descriptivos de los personajes por medio de la
               mrisica. Su representacién, el 22 de diciembre de 1864 en el 'Tea-
               tro de la Zarzuela, obtuvo un éxito apotesico. Desde el principio
               de las representaciones, dos ntimeros se hicieron especialmente
               famosos: las seguidillas del N." 1 gue comienzan * Aungue soy de
               la Mancha/ no mancho a nadie” y, muy especialmente, el N.” 2,
               el “Pasacalle de la manoleria”, gue pasê ripidamente del teatro a

               7 Sobre la alteracién del trasfondo histêrico en Pan y toros, es muy clarificador el ar-
               ticulo de Carlos Seco Serrano “E1 contraste entre el tépico y la realidad”, Pan y foros,
               programa de mano, Teatro de la Zarzuela, Madrid, 2001, pp. 38-43.
JOVELLANOS
A ESGENA
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         YDELE
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                                                                                     FRANCISCO DE GOYA

                                                                               Entretenimiento espaitol
                                                                           Serie Toros de Burdeos,   1824

                 los atriles de las bandas militares espafiolas. Como veremos mds
                 adelante, este pasacalle fue el desencadenante de la prohibicién
                 de la obra en 1867.

                 Musicalmente Pan y toros es una zarzuela de intencionados con-
                 trastes y claroscuros. En la partitura se entremezclan y contrapo-
                 nen   dos mundos    musicales.   Uno,    el europeo,      gue segun         Emilio
                 Gasares responde a una intencién           de usar los elementos del len-
                 guaje operistico internacional. El       otro, el elemento hispano bajo
                 tres vertientes diferentes. Una, la       religiosa con piginas como la
                 Salve, y los recitativos salmédicos       a manera de pregones de cie-
                 gos y vendedores. La segunda, el         elemento musical aristocrdtico
                 espaniol   tipicamente   dieciochesco,     con   danzas      como      el minué,
                 la gavota y la contradanza, y, finalmente, el elemento popular y
                 folclérico, como en las seguidillas, la rondalla del pasacalle, o la
                 canciën de Perulillo.

                 La musica se compone       de guince     ntimeros,   muchos          de ellos es-
                 tructurados en varias secciones musicales, algunas, como se apre-
                 cia cuando la obra se representa, recurrentes, es decir gue vuel-
                 ven en escenas diferentes. Los contrastes entre lo europeo y lo
PAN Y TOROS:   espanol, lo popular y lo aristocratico o senorial se entrecruzan
LA TONADILLA   en varias escenas. Los personajes principales de la zarzuela son la
IDEALIZADA     princesa de Luzdn, una tesitura bastante definida para mezzoso-
               prano lirica; Pepita Tudé, papel para soprano ligera; Pepe-Hillo,
               breve rol para baritono cémico; el capitin Penaranda, principal
ti
we

               protagonista masculino en la voz de baritono lirico; el abate Ci-
               ruela, papel para tenor cémico; Romero, papel para tenor cémi-
               co, y Francisco de Goya, papel para baritono.'s

               El preludio o la obertura sigue modelos del clasicismo europeo. Se
               inicia con un “andante maestoso” sobre dos melodias contrapues-
               tas. La primera, gue se escucha inicialmente en el oboe y la trom-
               peta, es una alusién muy evidente a La Marsellesa, concretamente
               la estrofa gue empieza “Aux armes, citoyens, / Formez vos batai-
               llons” (A las armas ciudadanos, formar los batallones). El cambio
               al tono menor de esta cita le da un cardcter menos marcial gue el
               himno francés. E1 segundo tema, confiado al flautin y los violines,
               representa animadamente el tema hispanico, sutil contrapunto al
               cardcter elegiaco de La Marsellesa. EI N. 1. B se caracteriza por
               la presencia de lo popular y lo cémico, con cierto grado de esper-
               pento. La copla de ciegos “Hoy fusilan a un soldado: Ilorad padres
               infelices”,   cantada,    se debe     cantar,   segtiin apunta      Barbieri    en la
               partitura, “con voces desentonadas”; los pregones de las vendedo-
               ras “jAlaju! jPan de higos! jTorraos y pasas! (Canamones tostados,
               miel y castafas!” son los gritos con los gue hasta no hace mucho
               tiempo las vendedoras anunciaban sus mercancias. Para el papel
               del santero, Barbieri pide gue recite su monétono pregén “Vez al
               pobre peregrino / gue viene de Palestina...” con voz “gangosa e€
               hipêcerita”. Todo ello constituye una escena de animado color po-
               pular gue desemboca en las famosas seguidillas zapateadas:

               '$ La zarzuela Pan y toros solo se grabé una vez, por el sello discogréfico Columbia.
               En 1981 se trasladé esta grabacién a CD por ZACOSA- BMG. En la grabacién hay
               algunos cortes contraproducentes para la obra. Sin embargo, el elenco vocal, con una
               espléndida Ana Maria Iriarte en el papel de la princesa de Luzén, es de una buena ca-
               lidad. La grabacién estd dirigida por el maestro Indalecio Cisneros. Los protagonistas
               son Conchita Dominguez (Doiia Pepita), Ana Maria Iriarte (la princesa de LuzAn),
               Manuel Ausensi (el capitin Pefiaranda), Rafael Campos (Goya), Carlos Munguia (el
               abate Ciruela), Enrigue Malvido (el corregidor Ouifiones), Joaguin Portillo (Pedro
               Romero), Carlos Lugue (el general) y Gregorio Gil (el santero).
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PAN YTOROS:
LA TONADILEA
IDEALIZADA

                                                     FRANZ XAVIER WINTERHALTER
                                                      Isabel H de Espada, 1852

               Esa alusién a la libertad y al trabuco, unido a gue Carlos IV, el
               abuelo de Isabel II, no salia muy bien parado, atrajo las suspica-
               cias de la censura isabelina. Primeramente, se censuré la interpre-
               tacion del pasacalley, en 1867, cuando seguia Pan y toros en cartel,
               se prohibié toda la zarzuela.

               Cuando   por esta prohibicién   Pan y toros se dejé de representar,
               José Picén, el autor del libro, solicité audiencia a la reina Isabel
               MH. Barbieri se gueda al margen, entre otras cosas porgue la reina
               ya habia intervenido a su favor en la concesiën de la Gran Cruz
               de Carlos II. E1 muisico le aconseja a Picén gue no actie, porgue
               “tan solo de la soberana conseguirds nada m4s gue buenas pala-
               bras, es muy bromista, la Sefora”.

               Efectivamente, Picén se entrevisté con Isabel II y S6lo consigui6
               lo gue le decia Barbieri: “buenas palabras”. Para reclamar lo gue
               consideraba gue le correspondia, a finales de 1867 decidié escri-
               bir a Isabel II una larga carta en verso:
JOVELLA NOS
A ESCENA
EER                                Senora:
        SÊ

                          No hace todavja un mes
 8            E       gue tranguilo en mi conciencia
                          justicia, sino clemencia,
                        fui a implorar a vuestros pies.
                             Justicia, y no para mi,
                      gue soy hombre y gue soy fuerte,
                           y la mds contraria suerte
                              con mi trabajo venci.

                         A guien hoy se le condena
                          a cumplir la injusta pena
                        de un pecado gue no existe,
                              Vuestra majestad,
                  .al ver gue mi alma estaba en un hilo,
                  |     me respondié “Ve tranguilo
                      gue yo sé lo gue hay gue hacer”.
                            Y me despidié de alli
                          diciëndome en profecia:
                         “Si le hago falta algin dia,
                             sin dudarlo ve a mi”.

                      Pues bien, mis penas son tantas,
                         tanto viene a estrecharme,
                       gue no os enojéis de hallarme
                         otra vez a vuestras palmas.
                      Agui, donde aguel gue empieza
                             las letras a cultivar,
                            antes debe comenzar
                          a hacer votos de pobreza
                         en donde el teatro hispano
                          vive con Hanto en los ojos
                            de los miseros despojos
                             del coliseo italiano,
HI.
                  donde no acude mas gente
PAN YTOROS:
LA 'TONADILEA        a ver castellana obra
IDEALIZADA         gue la gente gue le sobra
                   al regio salên de Oriente.

                 Porgue en él brillan los soles
                    de la nobleza y el trono
                    y se juzga de mal modo
                     los teatros espanoles;
                 aungue agui y en todas partes
                     barémetro intelectual
                      de la cultura social
                   son las Letras y las Artes.
                   Agui en Espana, Senora
                en donde no hay mas privilegios
                     gue para el teatro Regio
                   gue a sus hermanos devora,
                         donde mas abruma
                      el desdén del poderoso
                     gue llega a ser milagroso
                      lograr vivir de la pluma.

                 Donde conguisté un andrajo
                    de una sociedad ingrata,
                     a un padre le arrebata
                     el fruto de su trabajo.
                     En el estan los tesoros
                     gue cuento para vivir
                   y es condenarme a morir
                    prohibirme Pan y Toros.

                     A vos Senora, y al Rey
                   probé gue estd protegida
                   mi zarzuela y garantizada
                    por la censura y la Ley.
JOVELLANOS                      ë
A ESCENA          Y gue apoyo mas sereno
hi              haya en la historia elocuente
Gareia-Avello    de Don Modesto Lafuente
                  y del conde de Toreno.

                 De vuestros labios, senora,
                    supe toda la verdad,
                  gue era Vuestra Majestad
                  de la prohibiciën autora.
                   Y yo venero a los Reyes
                pero en la presente Espana,
                    del palacio a la cabafa,
                   el tribunal son las Leyes.
                     Tal despêtico atributo
                solo con mengua lo veremos
                  en un reinado absoluto.

                   Hoy si vuestra jerarguia
                    fuera comun y vulgar,
                    no me podriais privar
                  de mi zarzuela ni un dia.
                  Vuestro rango solo pudo
                 de lo gue es mio privarme,
                   a vOS Os toca repararme
                 y a vuestras plantas acudo.

                  Justicia, Sefora, os pido.
                   Levantad la prohibicién
                 y dadme la indemnizacién
                de los danos gue he sufrido.
                Madre sois. Tened en cuenta
                 gue al pobre nada le sobra
                   y gue perdi con mi obra
                    un capital y una renta.
HI.
PAN Y'TOROS:
LA TONADILLA
IDEALIZADA      De importunos el enjambre
                aumentard aungue os aflija.
               Porgue a mi esposa y a mi hija
so%

               condend4is a morir de hambre.
               Pensad gue de vos, demente,
                   no dudo ni por asomo
               y gue riego el pan gue como
                 con el sudor de mi frente.

                   Senora crece mi mal,
                    pero tengo todavia
                    la solemne garantia
                  de vuestra palabra real.
                   Y juzgo mi razén tanta
                  y tan fuerte mi derecho
               gue no me cabe en el pecho
                  ni la voz ni la garganta.

                Si vuestros augustos labios
                 me tachan de descortéês,
                agui éstoy y a vuestros pies,
                  para reparar agravios.
               Oue al noble y gran corazé6n
                  de la Reina y la Senora
               hizo siempre, y hace ahora,
                          justicia.

                        José Picon.
JOVELLANOS
A ESCENA
Ramon
Gareia-Avello

 42

                                                      Cartel original de la zarzuela Pan y toros
                                         Archivo del Instituto Complutense de Ciencias Musicales
                                                                                      (Ar 1CCMU)

                 Lo mds curioso del asunto es gue la carta tuvo efecto, y la peticién
                 de justicia gue proponia José Picén se resolvié en un peritaje serio
                 sobre lo gue los autores habian dejado de ganar por la prohibi-
                 cién de la zarzuela. Por parte de los autores, intervino en el perita-
                je Luis de Eguilaz, historiador, novelista y autor de zarzuelas como
                El molmero de Subiza. Por parte de Isabel II, Luis Mariano de Larra,
                hijo de Mariano José de Larra y uno de los grandes escritores de
                teatro lirico. Tras los estudios de contabilidad del Teatro de la
                Zarzuela, se estimaron los dafios en 60.000 reales, cantidad gue se
                hizo efectiva en la primavera de 1868. Pocos meses después, Isabel
                IT, “la reina de los tristes destinos” era destronada por la Ilamada
                Revoluci6ën de la Gloriosa. Al menos, a Picén y a Barbieri les pagê
                lo gue se les debija. Al iniciar su exilio, dejaba un pais de “pan y
                toros” per secula seculorwm.
EN
id

                     IV. SINOPSIS ARGUMENTAL
                          DE “PANY TOROS”

      Resumir   el argumento de una épera o una zarzuela no es una
      tarea sencilla. Por una parte la accién teatral suele estar muy con-
      densada y, por otra, la musica no sélo crea una atmoésfera emo-
      cional sino tambiën descriptiva, por lo gue en muchas ocasiones,
      explica y aclara el propio texto del libro. En este sentido, Pan
      toros no es una excepci6én respecto a cierto enrevesamiento en el
      gue suelen caer los libretos de épera y libros de zarzuela. Pese a
      ello, el libro es uno de los mejores del teatro lirico espanol, espe-
      cialmente los dos primeros actos.

      Antes de iniciar la sinopsis argumental, conviene recordar los per-
      sonajes de la obra, algunos basados, como escribié José Picén en
      sus versos a Isabel IT, “en la historia elocuente de Don    Modesto
      de la Fuente y del conde de Toreno”. Pese al prurito histérico, la
      realidad, tal como   hemos escrito mas arriba, no fue exactamente
      tal como la cuentan Picén y Barbieri.

      Los personajes femeninos mencionados por el orden en gue fi-
      guran en la partitura, son los siguientes: dofa Pepita Tudé; la
      princesa de Luzan; La Tirana, apodo gue recibié Maria del Rosa-
      rio Fernandez Ramos, célebre actriz nacida en Sevilla en 1755 y
      fallecida en Madrid en 1808 y como muchos de los protagonistas
      de Pan y toros, magnificamente retratada por Goya; una dugue-
      sa de la camarilla de Godoy y una mujer ciega. Respecto a los
      masculinos, nos encontramos con el capitin Penaranda; Goya;
      el abate Ciruela; el corregidor Ouinones; Jovellanos; los toreros
      Pepe -Hillo; Pedro Romero y Costillares; un general; un Ciego o
&
JOVELLANOS
   ESGENA
             mejor dicho “falso ciego”, espia al servicio del corregidor, y su hijo;
di
FRIREEAd     un santero; un manolo; un “Hermano del Pecado Mortal”, es decir
             un cofrade con habito de penitente; un mozo de cuerda, y como
             pueblo Ilano, vendedores, manolos, manolas, alguaciles, guardias
             valonas, cofrades y bailarines. El protagonismo invisible de Godoy
             lo asume en la zarzuela su amante y luego esposa, Pepita Tudé.

             Los autores precisan la accién en Madrid, en “Mil setecientos no-
             venta y tantos”. Se fijan en el tercer acto dos hechos concretos gue
             se citan de una manera ligeramente anacrénica, como si sucedie-
             sen al mismo tiempo cuando en realidad hay tres anos de diferen-
             cia entre uno y otro. Estos hechos son la Paz de Basilea (1795) y los
             nombramientos de Jovellanos y Saavedra (1798) como ministros.

                                            Acto I

             El primer acto se desarrolla en la amada      pradera del corregidor,
             a orillas del Manzanares. A la derecha de la pradera est4 el meren-
             dero del Currutaco, y a la izguierda la casa de Goya. La primera
             escena describe lo gue podria ser similar a un dia de mercado.
             Un ciego —en realidad un falso ciego gue trabaja como espia a
             las 6rdenes del corregidor Ouiiones— pregona, a la manera de
             aguella “literatura de cordel”, las ultimas noticias, entre ellas gue
             van a ajusticiar a un soldado, detenido con cartas comprometidas
             sobre una conspiracién. Los vendedores anuncian sus productos,
             el santero ofrece religuias de Tierra Santa, el pueblo baila la se-
             guidilla. En la plaza aparece el corregidor uinones, representan-
             te de la Corona en Madrid. El falso ciego le comenta el trajin gue
             ocurre en la casa de Goya.

             En la siguiente escena, sale dona Pepita de la casa de Goya vestida
             de maja para uno de los cuadros del pintor. Pepita y el corregidor
             comentan las noticias de la corte, el ascenso de Godoy y el destie-
             rro y confinamiento de Jovellanos. Pero el corregidor comunica a
             dona Pepita un estado de inguietud “mientras no se acabe con esa
             fatal mania de pensar gue hay en Espana”. Un general aparece en
             escena, y anuncia la derrota de las tropas espanolas, frente a los
             franceses, en el Rosellên. La noticia puede dar pie a revueltas, por
             lo gue el corregidor anuncia “espectdculos gue distraigan la aten-
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