Juan Bautista Maíno: Notas sobre el retablo de las Cuatro Pascuas

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Juan Bautista Maíno: Notas sobre el retablo de las Cuatro Pascuas
J U A N        M I G U E L            S E R R E R A

Juan Bautista Maíno:
Notas sobre el retablo de
las Cuatro Pascuas

E   l retablo de las Cuatro Pascuas
    es el conjunto más representativo
de su autor. Por estar documentado y
                                            pio en el segundo banco, y las de
                                            Santo Domingo de Guzmán y Santa
                                            Catalina de Siena, originalmente en los
aparecer firmados dos de los lienzos        laterales del ático y como todos los
que lo integran es punto de referencia      cuadros que formaron parte de este re-
obligado para el estudio de Maíno,          tablo en la actualidad en el Museo del
quien en pocos casos como en éste           Prado.
alcanza cotas de tanta calidad y be-        En cuanto al número, tanto Palomino
lleza. Partiendo de tales premisas no       como Ponz y Ceán Bermúdez sólo
parece ¡rrelevante que se hagan algu-       mencionan los cuatro grandes lienzos
nas pequeñas precisiones, tendentes a       que dan nombre al conjunto. De los
completar lo dicho ya por Ángulo y          otros, los de los dos bancos y los del
Pérez Sánchez, a quienes se debe el         ático, nada dicen, contribuyendo su si-
estudio histórico y estilístico de este     lencio a que una vez desmembrado el
conjunto. Esas precisiones, en parte in-    retablo su autoría y procedencia resul-
tuidas por esos autores, hacen referen-     taran problemáticas. En ese sentido es
cia al número, disposición e icono-         de destacar que ya en el Inventario del
grafía de los cuadros que integraron el     Museo de la Trinidad —en donde se
retablo, del que, como evidencia el In-     depositaron como consecuencia de las
ventario de la iglesia realizado el 15 de   leyes desamortizadoras— sólo se regis-
febrero de 1836 con motivo de la de-        tran como de Maíno los cuatro grandes
samortización del convento, también         lienzos y los apaisados del primer y se-
formaron parte las tablas de San Anto-      gundo banco, no sucediendo lo mismo
nio Abad y la Magdalena, en un princi-      con respecto a los del ático, que se

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Juan Bautista Maíno: Notas sobre el retablo de las Cuatro Pascuas
Reconstrucción fotográfica del retablo de las Cuatro Pascuas
Juan Bautista Maíno: Notas sobre el retablo de las Cuatro Pascuas
consideran como anónimos. Aunque            San Juan Bautista, por entonces ex-         Reyes, Resurrección y venida del Espí-
en ese Inventario no se indica la proce-    puesto como de Maíno en el Museo de         ritu santo tres varas de alto por una y
dencia de ninguno de esos cuadros,          San Sebastián.                              media de ancho. En el cuerpo bajo dos
Cruzada en su Catálogo de 1865 espe-        Ángulo y Pérez Sánchez fueron quie-         apaisados de los dos S. Juanes Bau-
cifica, basándose seguramente en el         nes restituyeron plenamente a Maíno la      tista y Evangelista de siete cuartas an-
testimonio de los historiadores antes       autoría de los dos lienzos de los «san-     cho por tres de alto. En el cuerpo alto
citados, que los lienzos de las Cuatro      tos Juanes», que correctamente situa-       otros dos apaisados de asuntos desco-
Pascuas formaron parte del retablo          ron en el banco inferior: San Juan Bau-     nocidos de 7/4 ancho por 3 de alto, un
mayor del convento toledano de San          tista en el lado del Evangelio y San        santo y una santa Dominicos en figura
Pedro Mártir. Los «santos Juanes» los       Juan Evangelista en el de la Epístola.      irregular de un natural pequeño»6.
cataloga también como de Maíno, aun-        Los cuadros que en principio estuvie-       El contenido de este apartado del In-
que en este caso sin vincularlos al reta-   ron colocados en el banco superior los      ventario, escueto pero elocuente, pone
blo mayor de los dominicos toledanos.       catalogaron también como de Maíno,          de relieve varios puntos. En primer lu-
Los restantes, es decir los del segundo     indicando que eran «del mismo tiempo        gar evidencia la exactitud del emplaza-
banco y los del ático, no los recoge en     que los cuadros del banco del retablo       miento señalado por Ángulo y Pérez
su Catálogo, aspecto éste que favore-       de las Cuatro Pascuas»3. Años más           Sánchez a los lienzos de los «santos
ció el que hasta su estudio por Ángulo      tarde Pérez Sánchez matizó aún más lo       Juanes», cuya hipotética restitución a su
y Pérez Sánchez no se volvieran a con-      dicho anteriormente, ya que al analizar     lugar de origen sería factible, dado que
siderar como de Maíno y a poner en          la tabla de la Magdalena penitente co-      no se ha modificado la estructura de
relación con el retablo de las Cuatro       mentó, apoyándose en la cláusula del        ese banco. En segundo lugar aclara la
Pascuas1.                                   contrato por la que Maíno se compro-        ubicación exacta del otro banco, si-
En ese orden de cosas hay que señalar       metía a ejecutar gratuitamente uno de       tuado en el cuerpo alto, sobre los lien-
que el contrato del retablo, publicado      los cuadros del segundo banco, que          zos del cuerpo superior. En tercer lugar
                             2
en 1935 por Enriqueta Harris , no espe-     «cabría pensar que estas dos tablas (la     demuestra la disposición que tuvieron
cifica el número, disposición y temática    de la Magdalena y la de San Antonio         las otras dos tablas, originalmente a
de los cuadros que debía pintar el ar-      Abad)   hubiesen formado      parte   del   ambos lados del Calvario escultórico
tista. Bien es verdad que este último se    mismo conjunto»4. Con respecto a las        que todavía corona el retablo. Estas úl-
comprometía a realizar gratuitamente        otras dos tablas, Ángulo y Pérez Sán-       timas han perdido su primitivo enmar-
«un tablero de los chicos del segundo       chez indicaron que «dada su forma,          camiento, que descansaría sobre el se-
banco», dato éste que permitía deducir      (debían) proceder del coronamiento de       gundo banco, cuyo núcleo compositivo
que el retablo en un principio contó        un retablo», añadiendo, al comentar la      vendría dado por las mismas tablas
con dos bancos. Teniendo en cuenta,         forma como Santo Domingo coge la            que constituyeron el soporte de las
sin embargo, que por entonces el se-        pluma, que podría pensarse se trataba       pinturas.
gundo banco, situado por encima de          de un autorretrato de Maíno, recor-         Varios puntos más se deducen de este
los cuadros de los registros superiores,    dando al respecto que al ejecutar el re-    fragmento del Inventario. No obstante,
aparecía remodelado y policromado y         tablo de las Cuatro Pascuas el pintor       para su mejor comprensión parece ló-
que las tablas que en él habían figu-       tenía poco más o menos la edad que          gico comentarlos al tiempo que se
rado se estimaban como anónimas en          aparenta el santo 5 .                       analiza la estructura arquitectónica del
los depósitos del Museo del Prado, re-      Las sospechas de Ángulo y Pérez Sán-        retablo y la iconografía de las escultu-
sulta comprensible que Enriqueta Harris     chez las confirma el Inventario reali-      ras y relieves que lo integraban, cuya
no las relacionara con el conjunto que      zado el 15 de febrero de 1836 por or-       historia corre paralela a la de los cua-
documentó. De hecho, y con indepen-         den y en presencia del Comisionado          dros de Maíno.
dencia de los lienzos de las Cuatro         encargado de la incautación del con-        Las trazas del retablo se deben al ar-
Pascuas, del grupo de cuadros pro-          vento y bienes de los dominicos tole-       quitecto Juan Bautista de Monegro, co-
cedentes del retablo de ese nombre          danos de San Pedro Mártir. Al reseñar       rriendo su ejecución a cargo del escul-
sólo consideró del fraile dominico,         las pinturas del retablo mayor, textual-    tor y ensamblador Juan Muñoz, quien
aunque con reservas y sin vincularlo        mente dice: «Altar mayor: Cuatro cua-       firma el contrato el 13 de marzo de
con el retablo toledano, el lienzo de       dros del Nacimiento, Adoración de los       16077. Con respecto a las trazas pre-

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Juan Bautista Maíno: Notas sobre el retablo de las Cuatro Pascuas
sentadas por Monegro, Marías advierte           los de San Pedro y San Pablo, situados       los dominicos autorizó en Madrid el
que el concierto rubricado por Muñoz            a ambos lados del tabernáculo, y a la        gasto de 1.000 ducados para el dorado
ofrece algunas variantes. La más rela-          segunda, los de los obispos toledanos        y pintura del retablo mayor del con-
cionada con respecto a la posterior la-         San Ildefonso y San Eugenio, ubicados        vento toledano de San Pedro Mártir.
bor de Maíno es la supresión de las             en los extremos del banco. A estos dos       Partiendo de tales presupuestos es evi-
dos figuras de virtudes, probablemente          programas se sumaba un tercero, el           dente que cuando Maíno se compro-
escultóricas, que en un principio figu-         que generaban los grandes lienzos de         mete el 14 de febrero de 1612 a pintar
raban a ambos lados del ático. Esos             Maíno y el grupo escultórico del Calva-      los tableros ya estaban terminados el
cambios hacen suponer que en una                rio del ático. A través de estas cinco es-   retablo y las esculturas y relieves, por
etapa posterior a la presentación de las        cenas se visualizaban los principales        lo que resulta lógico que al plantear su
trazas por Monegro se decidió variar, al        hechos del nacimiento, muerte y resu-        intervención tuviera en cuenta lo ya
menos parcialmente, la tipología e ico-         rrección de Jesucristo, cuya glorifica-      realizado.
nografía del retablo. Esas modificacio-         ción implicaba la de la Iglesia y la de la   El pintor concibe la composición de los
nes, introducidas posiblemente por el           Orden Dominica.                              cuadros formando parte del retablo,
maestro fray Antonio de Sotomayor —el           Si las líneas generales del programa         que valora unitariamente. En ese sen-
mismo que según el contrato firmado             iconográfico del retablo, y por lo tanto     tido es de destacar que los cuadros si-
unos años más tarde por Maíno debía             la elección de los temas de los cua-         tuados en la calle de la Epístola mar-
fijar el número y temática de los table-        dros, se debe al maestro fray Antonio        can una línea ascendente, en concor-
ros a ejecutar por el pintor—, supusie-         de Sotomayor, como así lo evidencia el       dancia con la descendente que gene-
ron una cierta transformación del sen-          que Maíno al firmar el contrato expre-       ran los ubicados en la otra calle. El San
tido general del retablo. La sustitución        samente declara que ejecutaría «los ta-      Juan Evangelista del banco del lado de
de las esculturas de las virtudes por           bleros de pinturas que se me horde-          la Epístola dirige su mirada hacia lo
pinturas acentuó el carácter clasicista         nare por el padre prior y de las ystorias    alto, originalmente hacia la escultura
del conjunto. Al mismo tiempo, el               que quisiere», la forma como están           de la Virgen del Rosario del camarín
reemplazar virtudes por santos de la            compuestas las distintas escenas y la        que venía a reemplazar la Virgen Apo-
Orden Dominica implicó una altera-              manera como se relacionan entre sí se        calíptica que completa la iconografía
ción, al menos referida al ático, del pro-      deben al pintor, quien concibió el reta-     de San Juan Evangelista en Patmos,
grama iconográfico del retablo, que de          blo como una unidad.                         ausente en el cuadro de Maíno. La dis-
un sentido más universalista pasó a ser         De acuerdo a los datos publicados, el        posición de las figuras que integran la
más concreto, ya que esas pinturas              pintor planeó su trabajo una vez con-        escena de la Adoración de los Reyes y,
tendían a glorificar la Orden Dominica.         cluido el del ensamblador y el de los        sobre todo, la arquitectura en que se
A ello contribuían igualmente las escul-        escultores, aspecto éste que le permitió     desarrolla, cerrada en su extremo dere-
turas de santos dominicos situadas en           adecuar sus cuadros a lo ya ejecutado.       cho, límite del retablo, y abierta en el
los laterales del ático, de difícil identifi-   Juan Muñoz firmó el contrato de la ar-       superior, contribuyen a que la mirada
cación, ya que están en parte mutila-           quitectura el 13 de marzo de 1607, es-       del espectador se dirija hacia la Resu-
das8, el gran relieve del centro del se-        tando ya aparejada por Gaspar Cerezo         rrección del registro superior, cuya te-
gundo cuerpo, en el que se representa           cuando Maíno rubricó el suyo, como           mática implica de por sí un sentido as-
el martirio del dominico San Pedro, titu-       así se indica en ese documento. Fir-         cendente. Éste se ve interrumpido un
lar del convento, y la escultura de la          mada por Muñoz la carta de finiquito el      tanto por la tabla de la Magdalena, ya
Virgen del Rosario que en un principio          15 de marzo de 1612, por entonces ya         que la santa dirige la mirada hacia el
figuró en el camarín, imagen cuya ad-           estaban tallados los relieves y escultu-     Crucifijo situado a su derecha. Aunque
vocación remite sin más al mundo de-            ras, labor llevada a cabo por Giraldo de     esto implica de por sí la ruptura del eje
vocional de los dominicos 9 . Si estas          Merlo y sus ayudantes y posiblemente         direccional predominante en esta calle
pinturas y esculturas enaltecían la Or-         otro maestro, al que cabe atribuir la        del retablo, en realidad no se producía
den Dominica, los relieves del banco,           ejecución del Calvario". De hecho la         tal efecto, ya que tanto esta tabla como
identificados por Marías10, honraban a          arquitectura e imaginería debió con-         su compañera no se veían bien. La al-
la Iglesia, tanto la universal como la to-      cluirse a finales de 1611, ya que el 28 de   tura en que se encontraban, sus di-
ledana. A la primera hacían referencia          noviembre de ese año el Provincial de        mensiones y sobre todo la cornisa que
Juan Bautista Maíno: Notas sobre el retablo de las Cuatro Pascuas
las separaba del registro inferior contri-    Adoración de los pastores. Esta última      otros cuadros. Para que visualmente el
buían a que así fuera. Buena prueba de        escena se vincula compositivamente          remate tuviera unidad acentuó la volu-
ello es que al redactarse en 1835 el In-      con la del banco por medio del pastor       metría de las figuras, recortándolas so-
ventario de las pinturas del retablo          vuelto de espaldas, figura que hay que      bre un fondo neutro que contribuía a
mayor no se especificaron los temas           poner en relación con la del soldado        que desde abajo parecieran esculturas.
de los cuadros del segundo banco,             que desempeña su mismo cometido,            Este efecto se veía reforzado por el he-
que se reseñaron como de «asuntos             pero a la inversa, en la Resurrección. El   cho de que las imágenes rebasan el
desconocidos».                                primero abre la composición y el se-        fingido marco en que las emplazó, re-
Teniendo en cuenta el lugar que ocu-          gundo la cierra, habiendo empleado          curso de origen manierista que eviden-
parían Maíno les dio un tratamiento           Maíno este mismo recurso en otros ca-       cia la riqueza de matices empleados
pictórico   distinto   a los del    primer    sos. Así hizo en la Adoración     de los    por Maíno en este retablo.
banco. En estos últimos las figuras se        pastores del Museo del Ermitage12, en       Las relaciones y conexiones antes co-
funden con el paisaje, mientras que en        la que en el primer término situó un        mentadas, en las que la luz desem-
los otros se recortan sobre un fondo          pastor que repite el mismo modelo y         peña un papel decisivo, no necesi-
oscuro, recurso por medio del cual el         desempeña la misma función que el           tarían de más explicaciones trantán-
pintor las individualizó. Sabiendo que        soldado de la Resurrección del retablo      dose como se trata de una obra de
se verían a una altura aproximada de          de las Cuatro Pascuas.                      Maíno. Sin embargo, en este retablo se
unos diez metros, los paisajes los ela-       Habiendo Maíno concebido el retablo         dieron unas especiales circunstancias,
boró de forma distinta a los del primer       como una unidad, las escenas no sólo        que hicieron que su participación revis-
banco. Los configuró a base de gran-          se relacionan por calles, sino también      tiera un especial interés: mientras lo
des manchas de color resueltas por            por cuerpos, conexionándose compo-          ejecuta ingresa en la Orden y en el
medio de pinceladas amplias y sueltas.        sitivamente también con los relieves y      convento para el que lo pinta. Las in-
Los otros, por el contrario, los pintó con    esculturas que integraban el conjunto.      vestigaciones para acceder a su profe-
una técnica más minuciosa, sobre todo         Ya se comentó cómo la escena de San         sión se inician el 19 de septiembre de
el del lienzo de San Juan Bautista. Las       Juan Evangelista se vinculaba con la        1612, seis meses después de firmar el
diferencias de ejecución que se obser-        Virgen del Rosario del camarín. Hacia       contrato, concluyéndose el 17 de junio
van entre estos dos últimos paisajes no       esa imagen miraba el caballero situado      de 161314. Una vez aprobadas, profesa
son arbitrarias. Intentaban recrear los es-   en el lado izquierdo de la Adoración de     el 27 de julio de ese mismo año, reci-
cenarios naturales en que transcurrie-        los Reyes, a la que, al igual que hacía     biendo sus votos el mismo Padre con
ron los principales hechos de la vida         San José con respecto al rey Baltasar,      quien un año antes concertó las pintu-
de los dos santos. El primero reme-           señalaba la figura del Niño Jesús. Este     ras. De acuerdo a estos datos empieza
mora las umbrías riberas del río Jordán       juego de miradas y gestos tenía su co-      a pintar los tableros mientras se están
y el segundo los desérticos parajes de        rrelato en la Adoración de los pastores,    llevando a cabo las oportunas y regla-
la isla de Patmos, en ambos casos ins-        en la que también el Niño Jesús es el       mentarias averiguaciones. Aunque és-
pirados en paisajes del río Tajo.             eje de la composición. En el segundo        tas demuestran que nada impedía su
La figura de Santa Catalina de Siena          cuerpo no se aprecian tan claramente        profesión, es evidente que el novicio se
arrodillada delante del Calvario del re-      esas relaciones, si bien los lienzos de     esforzaría en su trabajo, lo que explica
mate enlaza este lado del retablo con         Maíno muestran la misma riqueza y           lo cuidado y meditado del proceso
el del Evangelio, en el que la mirada de      complejidad de planos y volúmenes           compositivo. Firmadas ya la Adoración
Santo Domingo de Guzmán marca el              que el relieve del Martirio de San Pedro    de los Reyes y la Pentecostés como
inicio de una línea ideal de carácter         Mártir". Donde mejor se detectan es en      fray Juan Bautista Maíno, estos dos
descendente. Ésta continúa a través de        el remate, en el que las tablas se          lienzos los debió pintar, o al menos
la escena de la Pentecostés, en la que        fundían compositivamente con el Cal-        concluir, con posterioridad a la fecha
los rigurosos y geométricos rayos de          vario. Al ir situadas a ambos lados de      de su ingreso a la Orden Dominica. Fir-
luz que dimanan del Espíritu Santo en-        un grupo escultórico, con el que como       mado el finiquito total del retablo en di-
cuentran su correlato en los que parten       ya se comentó Santa Catalina de Siena       ciembre de 1614, esos lienzos los debió
del grupo de ángeles que contemplan           se relacionaba temáticamente, Maíno         ejecutar a lo largo de 1613 y 1614, eta-
jubilosa y un tanto picarescamente la         les dio un tratamiento distinto al de los   pa en la que también debió relizar el

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Juan Bautista Maíno: Notas sobre el retablo de las Cuatro Pascuas
Santo Domingo de Guzmán del ático,            los aportados por Díaz del Valle y
imagen que a tenor de lo expuesto hay         Jusepe Martínez, quienes respectiva-
que ver como un autorretrato de Maíno,        mente señalaron que Maíno «se ade-
hipótesis ya apuntada por Ángulo y            lantó mucho en hacer figuras media-
Pérez Sánchez.                                nas de lindo gusto y perfección» y que
Partiendo del hecho de que esta tabla         fue «singular para las láminas, en lo
figuró en el lado del Evangelio del reta-     cual, como en lo demás, fue famoso
blo mayor del convento toledano de            artífice»16. En 1935 Enriqueta Harris dio
San Pedro Mártir, esa hipótesis se pre-       a conocer la primera de esas obras, un
senta ya como algo más que una mera           San Juanita firmado por Maíno y pin-
suposición. La mirada que desde lo            tado sobre un cobre cuyas medidas,
alto del conjunto dirige la figura hacia      0,225 x 0,175 m, hacen de él una mi-
el espectador, al que sigue en sus des-       niatura17. A esa primera obra, que pa-
plazamientos, no es la propia de un           rece responder a la descripción de
santo, sino la de alguien en concreto:        Díaz del Valle, cabe sumar otra, cuyas
                                                                                          J. B. Maíno. Conversión de San Pablo.
más que posiblemente el pintor, que de        medidas y estilo se adecúan más a lo
                                                                                          Madrid. Colección particular
inmediato reclamaba la atención de            reseñado por Jusepe Martínez.
quien entraba en la iglesia hacia el al-      Se trata de una Conversión de San Pa-
tar mayor. La forma como coge la              blo pintada sobre un lienzo de 0,415 x
pluma parece más bien la de un pintor         0,332 m, existente en una colección
con un pincel, pudiendo simbolizar esa        particular madrileña. Aunque sin firmar     de las Cuatro Pascuas, con los que
trasposición que Maíno ponía su arte al       y en un estado de conservación que no       este pequeño cuadro guarda estrecha
servicio de la Iglesia, representada en       se puede calificar de bueno, ya que la      relación. El esquema general de la
la maqueta que sostiene con la mano           capa pictórica está muy barrida, pre-       composición no lo toma Maíno del
izquierda, a la que no por azar orienta       sentando faltas, en especial en el borde    cuadro de Caravaggio de la romana
la pluma. Un dato más a tener en              derecho, y algunos repintes, el que         iglesia de Santa María del Popólo, que
cuenta es la edad con que Maíno efigió        hasta ahora sólo se conociera una obra      posiblemente vería en Roma, sino del
a Santo Domingo, inapropiada para re-         de pequeño formato de Maíno acon-           tapiz de esa misma temática de Rafael,
presentar al fundador de los dominicos        seja darla a conocer. A ello contribuye     obra que al no grabarse hasta la pri-
y acorde con la que el pintor tenía al        también el que a través de su estudio       mera mitad del siglo xvm estudiaría du-
profesar. Habiendo nacido Maíno en            se confirme, una vez más, la formación      rante su estancia en Roma. Como en el
1581, no en 157815, por entonces tenía        italiana de Maíno, quien en este caso       tapiz, el santo aparece en un primer
treinta y dos años, edad que sí con-          conjuga influencias clasicistas y cara-     término y a un lado del camino, repre-
cuerda con la del personaje que de re-        vaggescas difícilmente comprensibles        sentándose también como un joven
construirse el retablo, aunque fuera          sin el viaje a Roma que señala Jusepe       soldado. Varía en cuanto a la forma en
provisionalmente, se entendería mejor         Martínez.                                   que cae al suelo, que Maíno resuelve
que es su autor.                              El tema de este pequeño cuadro visua-       de manera más clásica, quizás para in-
Mientras está pintando el retablo de las      liza los versículos 3 a 5 del capítulo 9    tensificar el carácter devocional del
Cuatro Pascuas es posible que ejecu-          de los Hechos de los apóstoles que di-      lienzo. De Rafael parte también, aun-
tara otras obras, en especial de pe-          cen que «estando ya cerca de Da-            que invirtiendo su posición, el grupo
queño tamaño. Dada su doble condi-            masco, de repente se vio rodeado de         que forman el caballo y los criados que
ción de fraile y pintor las llevaría a cabo   una luz del cielo; y cayendo a tierra,      huyen por la derecha, por medio del
tanto para satisfacer necesidades de          oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo,     cual el pintor acentúa el dinamismo de
tipo devocional, de ahí su temática reli-     ¿por qué me persigues?». Pese a lo re-      la escena, a la que de esta manera
giosa, como para resolver o plantear          ducido del formato, Maíno plantea una       confiere sensación de profundidad.
problemas     propiamente       pictóricos.   composición rica en planos y ejes di-       El grupo que centra la figura de Jesu-
Hasta 1935 los únicos testimonios que         reccionales, acordes con los que re-        cristo está tomado también de Rafael,
se tenían de ese tipo de cuadros eran         suelve los grandes lienzos del retablo      si bien en su caso Maíno conjuga otras
Juan Bautista Maíno: Notas sobre el retablo de las Cuatro Pascuas
influencias, en concreto de Domeni-              NOTAS                                               13 Para un estudio del citado relieve, cfr. Agustín
                                                                                                        Bustamante García, «Juan Muñoz, escultor»,
chino y de Caravaggio. El tipo de los                                                                   Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Ar-
angelitos y la manera como se apoyan          1 Para todo lo concerniente a la historia de este         queología, Valladolid, 1973, t. XXXIV, págs. 274-
                                                 retablo, véase Diego Ángulo íñiguez y Alfonso          275.
sobre   las nubes     recuerda   algunas        E. Pérez Sánchez, Pintura madrileña. Primer          14 Fernando Marías, «Juan Bautista Maíno y su fa-
obras del joven Domenichino, en espe-           tercio del siglo xvn, Madrid, 1969, núms. 2-7,          milia», Archivo Español de Arte, 1976, págs.
                                                24, 26-27 y 39, pégs. 308, 309, 313-314 y 317.          468-470.
cial el pequeño Martirio de San Este-         2 Enriqueta Harris, «Aportaciones para el estudio      15 F. Cortijo Ayuso, «El pintor Juan Bautista Maíno
ban pintado sobre cobre que se fecha            de Juan Bautista Maíno», Revista Española de            y su familia», Wad-Alajara, 1978, núm. 5, págs.
                                                Arte, 1935, núm. 8, págs. 333-339.                      285-290. El pintor se bautizó en Pastrana el 15
entre 1605 y 1607'8. Por su parte los án-     3 Ángulo-Pérez Sánchez, ob. cit., pág. 313.               de octubre de 1581. Como demuestra Cortijo
geles mancebos, similares en cuanto           4 Alfonso E. Pérez Sánchez, Caravaggio y el na-           Ayuso, quien reproduce los dos documentos,
                                                turalismo español, Sevilla, 1977, núm. 73.              la partida de bautismo publicada por fray Anto-
tipología y disposición a los que apare-      5 Angulo-Pérez Sánchez, op. cit, pág. 314.                nio García Figal corresponde a su hermano
cen en la Adoración de los pastores           6 Julio Porres Martín-Cleto, La desamortización           Juan, bautizado el 9 de febrero de 1578.
                                                del siglo x/x en Toledo, Toledo, 1965, t. 2, págs.   16 Lázaro Díaz del Valle, «Epílogo y nomenclatura
del retablo de las Cuatro Pascuas, no           439-440. El Comisionado se personó en el                de algunos artífices, 1656-59», en Francisco Ja-
se entienden, como señala Pérez Sán-            convento el 28 de enero de 1836, ordenando a            vier Sánchez Cantón, Fuentes literarias para la
                                                ios dominicos que lo desalojaran en cuatro ho-          historia del Arte Español, Madrid, 1933, vol. II,
chez con respecto a estos últimos, sin          ras. El Inventario está fechado el 15 de febrero,       pág. 349. Jusepe Martínez, Discursos practica-
el conocimiento de los de Caravag-              es decir estando ya fuera los dominicos, lo que         bles de! nobilísimo arte de la pintura, ed. 1866,
                                                contribuiría a que el redactor del Inventario no        pág. 121.
gio19. De este último se aparta en              Identificase los temas del segundo banco. El         17 Enriqueta Harris, Aportaciones, ob. cit., págs.
cuanto al tratamiento de la luz y del co-       convento lo ocuparon los Milicianos Naciona-            336-337, fig. X.
                                                les. Porres atribuye la extracción de los cua-       18 Richard E. Spear, Doment'chino, Yale University
lor, resuelto a base de una gama fría y         dros de Maíno del retablo mayor al Pintor de            Press, New Haven-Londres, 1982, núm. 24,
clara, que al igual que el tipo de paisaje      Cámara Juan Gálvez. Ctr. Porres, op. cit., págs.        págs. 144-145, figs. 40-41.
                                                82 y 88-89. En el citado Inventario no se regis-     19 Alfonso E. Pérez Sánchez, «Caravaggio y los
concuerda más con el mundo de los               tra el San Pedro llorando de Maíno que Palo-            caravaggistas en la pintura española», en
clasicistas boloñeses y romanos que             mino, Ponz y Ceán Bermúdez reseñan a mano               Caravaggio e / caravaggeschi, Roma, 1974,
                                                derecha del altar mayor. Sobre este último cua-         pág. 67.
Ángulo y Pérez Sánchez ponen en rela-           dro, ctr. Angulo-Pérez Sánchez, ob. cit, núm.
ción con los paisajes del primer banco          40, pág. 318.
                                              7 Fernando Marías, «Giraldo de Merlo, precisio-
del retablo de las Cuatro Pascuas.              nes documentales», Archivo Español de Arte,
                                                1981, pág. 166. Sobre la figura de Monegro
                                                como retablista, cfr, Fernando Marías, La ar-
                                                quitectura del Renacimiento en Toledo (1541-
                                                1631), Madrid, 1985, t. 2, págs. 144-146.
                                              8 Marías, «Giraldo de Merlo», ob. cit, pág. 167.
                                                Marías, tras señalar que le faltan algunos de
                                                sus atributos, identifica el santo del remate de
                                                la calle de la Epístola como Santo Tomás de
                                                Aquino y el ubicado en el otro extremo como
                                                Santo Domingo de Guzmán. El primero debe
                                                ser el señalado por Marías. El Inventario regis-
                                                tra un bajorrelieve de plata con la imagen de
                                                Santo Tomás de Aquino en la portezuela del ta-
                                                bernáculo mayor, señalando la existencia de
                                                una urna con huesos de ese mismo santo en el
                                                altar colateral del lado del Evangelio. El otro
                                                santo no parece que sea Santo Domingo de
                                                Guzmán, ya que no es frecuente que en los re-
                                                tablos aparezcan juntas dos representaciones
                                                de un mismo santo.
                                              9 En el Inventario redactado el 15 de febrero de
                                                1836 al reseñarse las esculturas del retablo
                                                mayor sólo se registran el Calvario y los dos
                                                santos —que se especifican únicamente como
                                                dominicos— del ático, el relieve del Martirio de
                                                San Pedro Mártir y el relieve de plata del taber-
                                                náculo. Nada se dice del camarín, que debería
                                                estar vacío, ignorándose la suerte de la escul-
                                                tura de la Virgen del Rosario. Se cita, por el
                                                contrario, una imagen de vestir de la Virgen del
                                                Rosario al centro del altar colateral del lado de
                                                la Epístola. Cfr. Porres, ob. cit, pág. 440.
                                             10 Marías, ob. cit, pág. 167.
                                             11 ídem, pág. 166.
                                             12 Angulo-Pérez Sánchez, ob. cit, núm. 18, pág.
                                                311, lám. 258.

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