LA ECONOMÍA MUNDIAL EN EL SIGLO XXI - GUSTAVO ARCE - Fundación de Cultura Universitaria

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LA ECONOMÍA MUNDIAL EN EL SIGLO XXI   1

         GUSTAVO ARCE

 LA ECONOMÍA
   MUNDIAL
EN EL SIGLO XXI

FUNDACIÓN DE CULTURA UNIVERSITARIA

© Fundación de Cultura Universitaria
2                                      GUSTAVO ARCE

1º edición, abril de 2013

© FUNDACIÓN DE CULTURA UNIVERSITARIA
    25 de Mayo 583 - Tel. 2916 11 52
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                              INTRODUCCIÓN

    En el último tercio del siglo XX, los núcleos más poderosos del capitalismo del
Norte “rico” y desarrollado como del Sur “pobre” y subdesarrollado se lanzaron a
superar los límites –económicos, sociales, técnicos y políticos– de la matriz taylor-
fordista mediante la transformación de las condiciones en las cuales se producen las
mercancías o los bienes económicos.
    El proceso de mutación fue y es posible debido a la posibilidad que algunas
grandes Empresas y Estados poseían y poseen de asociar la producción de los bienes
con la producción del Conocimiento. El desarrollo desigual y conflictivo de una eco-
nomía capitalista de la información comenzó alrededor de los años 80 y prosigue
actualmente, provocando modificaciones considerables en la división social y técni-
ca del trabajo, en la organización de la oferta y de la demanda, en las formas y
modalidades de la competencia, y en la relación del Estado con el mercado y la
sociedad civil.
    Por estas razones, entre otras, el capitalismo y la Humanidad están en una fase
de sus evoluciones históricas notoriamente diferentes a las conocidas desde el 1600.
En la primera parte de este libro se presentan y se analizan el objeto de estudio de
la Economía Mundial, sus Actores, sus flujos y las tres primeras fases de su evolu-
ción histórica. En la segunda parte se examinan las mutaciones que conocen la
Economía Mundial y las Relaciones Internacionales en los últimos cincuenta años.
    Este texto está destinado fundamentalmente a los estudiantes que cursan la
asignatura Economía Mundial y Relaciones Internacionales, de la Licenciatura en
Relaciones Internacionales de la Facultad de Derecho de la Universidad de la Repú-
blica (UdelaR), sin embargo puede ser leído por todos aquellos que por diferentes
razones estén preocupados por discernir y aprehender la estructura y organización
de la economía mundial en el siglo XXI.
    Algunos de los temas que son tratados en este trabajo fueron también presenta-
dos y discutidos en los seminarios de posgrado en la Escuela de Posgrado de la
Facultad de Derecho de la UdelaR, y en Brasil, en el Programa de Posgraduação da
Universidade de São Paulo y en el Centro Universitário de Brasilia (UNICEUB).
    Quiero expresar mi reconocimiento, por una parte a todos aquellos que discutie-
ron los temas tratados en este texto, y a quienes leyeron y corrigieron este trabajo,
asumiendo in totum las deficiencias que aún persisten en él, y por otra parte a la
Fundación de Cultura Universitaria por haber aceptado su publicación.
                                                          Montevideo, marzo de 2013

                                  Gustavo Arce

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4                GUSTAVO ARCE

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                                  PARTE I
            LOS ACTORES, LOS FLUJOS Y LAS FASES
                 DE LA ECONOMÍA MUNDIAL

    El objeto de estudio de la Economía Mundial consiste en apre-
hender y explicar las relaciones entre la economía de los pueblos y de
las Naciones -economía nacional o interna-, la economía entre las Naciones
y los Estados -economía internacional-, y la economía en y del Mundo.
    El análisis de la Economía Mundial implica y exige que el mismo se reali-
ce mediante el abordaje de los principales Actores y de los flujos. Los Acto-
res son: los Estados; los actores no estatales que intervienen en activida-
des reputadas lícitas (las empresas multinacionales globales (EMGs),
los actores que representan a la sociedad civil mundial -las Organizaciones
No Gubernamentales (ONGs)- y otras organizaciones privadas que
representan al mundo asociativos); y finalmente los actores privados que
desarrollan una amplia y poderosa gama de actividades económicas ilícitas
que conforman la llamada economía y sociedad delictiva.
    Los flujos son la producción y el comercio mundiales, la población y su
desplazamiento a través de las diversas fronteras, la inversión directa ex-
tranjera, los flujos monetarios y financieros. De la acción combinada de los
actores y de los flujos, surgen y se estructuran las relaciones internacionales
que transcurren en un espacio jerarquizado, diversificado, que atraviesa a
los pueblos, a las Naciones y a los Estados, y que es la Economía Mundial.
    Podemos definir a la Economía Mundial como el conjunto de actividades
económicas (materiales e inmateriales, lícitas e ilícitas, productivas, comer-
ciales, financieras, tecnológicas) que se desarrollan a escala planetaria, tanto
a escala local, como regional, nacional e internacional y que son unificadas y
gobernadas por la lógica de producción y reproducción capitalista. Desde los
siglos XV y XVI, las formaciones capitalistas dominantes por medio de sus
relaciones internacionales, de la acción de sus empresas y Estados, han cons-
truido espacios multinacionales donde transcurren los densos flujos de la eco-
nomía del Mundo.
    En los últimos 50 años, la economía mundial y las relaciones internacio-
nales -económicas, jurídicas y políticas- se han vuelto más densas y complejas
de lo que fueron en el período denominado período del orden europeo (1780-
1870) y del más reciente llamado período anglo-ruso/soviético-estadunidense
(1870-1917/ 1918-1989).

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    En efecto, de casi una media centena de Estados que fundaron la Organi-
zación de las Naciones Unidas (ONU) al finalizar la Segunda Guerra Mun-
dial, hoy ya son alrededor de 200 Estados que son miembros de la ONU. Las
relaciones interestatales fueron, son y seguirán siendo esenciales a la exis-
tencia de las relaciones internacionales y a la economía mundial.

                                        CUADRO 1

    Como veremos posteriormente, el concepto y agregado económico que es
el PBI, utilizado también como indicador estadístico para cuantificar y medir
el Poder y la Riqueza de un Estado, exclusivamente en función del valor y
del volumen de los bienes de uso final producidos lícitamente por los residen-
tes en un territorio, este concepto será ampliado desde el último tercio del
siglo XX, pues el Poder y la Riqueza comprenden también los recursos pro-
ductivos y las cifras de ventas de las EMGs, las producciones y los valores
monetarios de los múltiples y diferenciados emprendimientos que realizan
las organizaciones civiles no gubernamentales, los voluminosos recursos que
movilizan las organizaciones con actividades ilícitas, además de las impor-
tantes producciones y actividades no remuneradas, y finalmente, los impac-
tos que las diversas actividades humanas ejercen sobre el medio ambiente, es
decir, lo que se conoce como la huella ecológica que significa y se mide –en
hectáreas globales–1 .

1   Se entiende por huella ecológica o sobregiro ecológico el proceso que sucede cuando la
    demanda de una población sobre un ecosistema excede la capacidad biológica del mismo.
    Esto implica que el ecosistema no puede regenerar los recursos que consume la población,
    ni tampoco absorber los desechos derivados del consumo humano. La huella ecológica
    representa una fracción de la biósfera productiva (una hectárea), necesaria para el mante-
    nimiento de los flujos indispensables para la producción y, por ende, a la economía del
    Hombre en el Planeta Tierra. Expresada en hectáreas globales, la huella ecológica puede
    medirse en términos equivalentes a la superficie del Planeta. Por definición, entonces, el

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    Es entonces que desde 1950 empiezan a elaborarse nuevos “indicadores
de riqueza”2. Al pionero trabajo de Bertrand de Jouvenal, en Francia, le si-
guió el de Nordhaus y Tobín3 y el índice que elaboraron llamado índice de
bienestar neto –IBN–; desde la década de los años 90, el Programa de Nacio-
nes Unidas para el Desarrollo Humano comenzó a publicar anualmente un
informe con ese título, y clasificó a los Estados y Sociedades en función de su
ya célebre y reconocido internacionalmente Índice de Desarrollo Humano
–IDH–.
                                        CUADRO 2

    En el año 2001, la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico
–OCDE– publicó un informe sobre el capital humano y el capital social reali-
zado sobre seis estados miembros de la OCDE con mayor desarrollo económi-
co en términos de PBI. Dicho informe reconocía así el trabajo de Lars Osberg4
sobre el bienestar económico en Canadá. En su trabajo Lars Osberg y Andreu
Sharp analizaron las series estadísticas del bienestar económico en Estados
Unidos y las compararon con las de Canadá. Las diferencias entre medir la
Riqueza y el Poder en términos exclusivamente de PBI, y medirlas según el

    aumento de la huella ecológica conlleva e indica el agotamiento del capital biológico que
    permite y reproduce la Vida en el Planeta.
    Véase al respecto: Raisson, Virginie: 2033. Atlas des Futurs du Monde. Ed. Robert Laffont,
    París, Francia, 2010; también: Rapport Planète Vivante 2010. Biodiversité, biocapacité et
    développement. Ver WWF: http://www.wwf.fr/
2   Gadrey, Jean y Jany-Catrice, Florence: Les nouveaux indicateurs de richesse. Ed. La
    Découverte, Collection REPÈRES, París, Francia, 2005.
3   Samuelson, Paul y Nordhaus, William: ECONOMÍA. Ed. McGraw-Hill, Madrid, España,
    Decimoquinta edición, 1996, Capítulo 23, p. 427.
4   Gadrey, Jean y Jany-Catrice, Florence: Les nouveaux indicateurs de richesse. op. cit.

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IBEE (índice de bien-être économique, o sea, índice de bienestar económico)
son evidentes, como lo prueba dicha investigación.

                                  GRÁFICA 1

La originalidad y el aporte del índice de bienestar económico de Osberg y
Sharp consisten en reunir y medir cuatro dimensiones del bienestar económi-
co, a saber:
   a) En primer lugar se toman en cuenta los flujos del consumo corriente,
       luego los flujos reales de la producción doméstica (trabajo no remune-
       rado), los “bienes” culturales y otro tipo de consumo de bienes no mer-
       cantiles.
   b) Luego se toma en consideración la acumulación neta del stock de re-
       cursos productivos (toda la gama de los recursos que constituyen el
       capital físico de una sociedad), los bienes de consumo duradero, la in-
       versión en investigación y desarrollo, los costos medioambientales y el
       endeudamiento externo.
   c) En tercer lugar el índice hace referencia a la distribución del ingreso,
       la pobreza y las desigualdades que, en general, conoce una población
       determinada.
   d) Finalmente, se considera la dimensión de la seguridad o de la insegu-
       ridad económica (el temor de perder un trabajo, las posibilidades de
       padecer una enfermedad, el rompimiento de los lazos familiares, la
       vejez, etc.).
    Como se puede apreciar, la propuesta de Osberg y Sharp conjuga la di-
mensión económica heredada de la macroeconomía keynesiana representada
en las cuentas nacionales –bienes de uso intermedio y finales, los componen-
tes de la demanda interna, el PBI, el análisis de la distribución del ingreso-,
con las percepciones que los individuos se forjan de la seguridad o de la inse-

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guridad, no solo económicas, sino también de las que surgen de actividades
no necesariamente mercantiles.
     Tal como lo señalan Jean Gadrey y Florence Jany-Catrice5 , el índice ela-
borado por Osberg y Sharp si bien tiene en cuenta los recursos y los bienes
que se transan en un mercado, el mismo se complementa porque trata de
medir la sensación de bienestar que una determinada población tiene cuando
toma en consideración elementos que no son estrictamente transables en un
mercado. Según estos autores, el índice de Osberg y Sharp tiende a tener en
cuenta los elementos que resume el Artículo 25 de la Declaración Universal de
los Derechos Humanos, de las Naciones Unidas, numeral 1, según el cual:
       “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le ase-
       gure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la
       alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servi-
       cios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso
       de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pér-
       dida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes
       de su voluntad.”6
     Recientemente ha sido publicado otro informe que intenta completar y
expandir la noción de la Riqueza y el poder de un Estado no solo en términos
de PBI. Es el informe de la Comisión sobre las Performances Económicas y
Sociales elaborado bajo la responsabilidad de Joseph Stiglitz, Amartya Sen y
Jean-Paul Fitoussi7 .
     A su vez, en lo que concierne a los actores no estatales que realizan
actividades lícitas (EMGs), en el último medio siglo, su peso y su importancia
se incrementaron considerablemente en el funcionamiento de la economía
mundial y en las relaciones internacionales.
     Según la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Comercio y el Desarro-
llo (CNUCED), en su Informe Anual World Investiment Report8 del año 2001,
el nuevo milenio se inició contando con 65.000 EMGs que provenían de 67
países y que poseían y/o controlaban 850.000 filiales presentes en 175 Esta-
dos. Las cifras de ventas de esas filiales equivalían, en ese año:
    - al 11 % del Producto Bruto Interno Mundial -PBIM-, es decir, un poco
       más de lo que representaba China en el PBIM;

5   Gadrey, Jean y Jany-Catrice, Florence: Les nouveaux indicateurs de richesse. op. cit. Espe-
    cialmente el capítulo 6.
6   http://www.un.org/es/documents/udhr/
7   Rapport de la Commission sur la mesure des performances économiques et du progrès
    social. Difundido públicamente el 14/09/2009.
    www.stiglitz-sen-fitoussi.fr
8   Citado por Andreff, Wladimir: Les Multinationales Globales. Ed. La Découverte, Collection
    REPÈRES, París. Francia. 2003.

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     -  a dos veces y medio el valor de las exportaciones mundiales (en el 2001,
        el valor de las exportaciones mundiales fue de 5.984 mil de millones de
        dólares americanos)9 .
     En ese mismo año en la bolsa de New York, la capitalización bursátil de
esas mismas EMGs alcanzó casi el 10% del PBIM10 , lo que equivale a un poco
más de dos veces el valor de la parte que representa el Mercosur (4,1%) y el
Asean (4,1%), en el Producto Mundial.
     En 1984, las 200 multinacionales privadas más poderosas representaban
un cuarto del Producto Mundial y casi un tercio en 199711 . Entre 1990 y
2000, el PBIM se multiplicó por 1,2 pero las ventas de las 500 EMGs se mul-
tiplicaron por 3,212 . Con estos órdenes de magnitud que indican, parcialmen-
te, el poder que ostentan las EMGs, se comprenden rápidamente los funda-
mentos económicos y políticos que justifican la importancia decisiva que las
EMGs tuvieron, tienen y tendrán en el funcionamiento y en la estructura de
las relaciones económicas internacionales.
     En el año 2009, según la revista norteamericana Fortune13 , las prime-
ras 500 empresas globales realizan una cifra de ventas que equivale: a las 2/
5 partes del valor del PBI mundial de dicho año y a las 3/5 partes del valor del
comercio mundial, de ese mismo año. Es decir, estos guarismos son similares
a los que los EUA, junto a la UE, representan respectivamente en el PBIM y
en el Comercio Mundial.
     En virtud de los recursos que controlan, similares, y aún superiores a los
de muchos Estados-Naciones, las EMGs influyen de manera decisiva en:
    a) la organización que va asumiendo la división internacional del trabajo
        y, por ende, en las especializaciones de las regiones y en sus produccio-
        nes;
    b) la matriz y la estructura sobre la cual se asienta el sistema productivo
        mundial (¿qué, cómo, cuánto y para quién producir? ¿qué métodos uti-
        lizar en la organización de la producción?: taylorismo, fordismo, neo-
        taylorismo/ ohnismo, o toda otra combinación posible en la organiza-
        ción del trabajo etc.);
    c) la elaboración de las medidas de política económica de los Estados y de
        los Gobiernos, en los organismos internacionales surgidos de los acuer-

9  Véase O.M.C: Estadísticas del comercio internacional. Informe Anual 2002, Ginebra, Suiza.
10 Ver: Multinationales: secousses dans la mondialisation. En: Alternatives Économiques,
   Hors série, 4è trimestre 2001, Ed. SCOP-SA, París, Francia, pp. 52 y ss.
11 Clairmonte, Fréderic y Cavanagh, John: Le Monde Diplomatique. Diciembre 1985 y Abril
   1997, respectivamente. También, Beaud, Michel: L’Économie Mondiale dans les années 80.
   Ed. La Découverte. Collection Cahiers libres, París, Francia, 1989, p. 60; y Arce, Gustavo y
   Ferro, Lilia: Las Mutaciones del Capitalismo y las Relaciones Internacionales. Ed. F.C.U,
   Ficha Nº 78, Montevideo, Uruguay, 2000.
12 En World Investment Report. Transnational Corporations and Export Competitiveness.
   UNCTAD, 2002, Box IV.1, p. 90.
13 Citada por Beaud, Michel: FACE AU PIRE DES MONDES. Éditions du Seuil, París, Francia,
   2011, p. 76.

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        dos pactados en Yalta y en Bretton Woods, actualmente en pleno pro-
        ceso de reformulación, tanto en sus objetivos como en la redistribución
        del poder que los estados poseen en dichas instituciones.
    En los últimos 50 años, con el notable proceso de internacionalización del
capital y de la producción, y el aumento constante de los intercambios comer-
ciales mundiales, el decisivo peso de las EMGs también ha provocado cambios
profundos en los cimientos sobre los cuales se edificó gran parte del edificio
teórico y práctico del comercio internacional y de las relaciones económicas
internacionales. En efecto, con la multinacionalización de la producción y el
comercio que imponen las EMGs, se desarrolló y consolidó el comercio
intrafirma, es decir, aquel que circula entre las filiales y la casa matriz de las
EMGs Esos flujos intramultinacionales representan al principio del presente
siglo, según las fuentes y los cálculos14 , entre el 30 y el 60% del comercio total
mundial. Este tipo de comercio interno al espacio que crean las EMGs altera
la concepción clásica y convencional de la economía y de la contabilidad que
aprehende los intercambios entre empresas ontológicamente distintas, y resi-
dentes en Estados diferentes15.

                                          CUADRO 3

      En cuanto a los actores no estatales que intervienen de facto en las
relaciones internacionales y en la economía mundial, en actividades lícitas,
es necesario destacar especialmente todas aquellas organizaciones no guber-
namentales y del movimiento asociativo y cooperativo. Entre 1900 y 1970,

14   Véase por ejemplo, Andreff, Wladimir: Les Multinationales Globales. op. cit.; y OMC: Estadís-
     ticas del Comercio Mundial. Informe 2003, Ginebra, Suiza; en 2003 el comercio total mundial
     alcanzó el valor de 12.254 mil millones de dólares (5.984 para las X; 6270 para las M).
15   Véase por ejemplo, Chaponnière, Jean-Raphaël y Lautier, Marc: La montée des échanges
     Sud-Sud dans le commerce mondial. En: L’économie mondiale 2013. CEPII, Ed. La
     Découverte, París, Francia, 2012, pp. 91-103.

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las asociaciones civiles sin fines de lucro denominadas ONGs no alcanzaban
la cifra de 5.000; en los últimos treinta años se constituyeron casi 25.000,
según el informe de los investigadores de la London School Economic’s, auto-
res de la Global Civil Society16 . El fulgurante ascenso del mundo asociativo
de las ONGs internacionales, núcleo de la emergente sociedad civil mundial,
muestra que junto al accionar del Estado y del sistema político, las personas
se agrupan y se asocian, sea para desarrollar acciones junto al Estado, sea
para sustituirlo en funciones que genuinamente le corresponderían asumir y
que por múltiples razones ya no las cumple.
    En Europa Occidental, donde se localizan mayoritariamente las sedes de
las principales ONGs17 , el esfuerzo al cual se vieron sometidos los Estados y
los gobiernos al fin de la segunda guerra mundial fue el de reconstruir la
economía capitalista y la Nación. Al impulso de algunos sectores provenien-
tes del cristianismo humanista se desarrollaron las ONGs con el objetivo de
colaborar en actividades destinadas a cubrir las necesidades básicas de un
importante sector de la población sumergida en la pobreza y el desamparo.
En ese mismo movimiento gobernado por la solidaridad, el voluntariado y el
humanismo, otras organizaciones se ocuparon activamente de los problemas
del crecimiento económico, el subdesarrollo y las luchas anticolonialistas que
comenzaban entonces a gestarse o desarrollarse en África y en Asia.
    En las décadas de los 70 y 80, nuevos emprendimientos solidarios y hu-
manitarios se abocan a los grandes valores de la Humanidad: la defensa de
los Derechos Humanos, la Justicia, la Libertad, la Democracia; en los años 90
los temas referidos a la protección del medio ambiente y al desarrollo sosteni-
ble explican que la presencia de las ONGs sea visible en casi todos los conti-
nentes y opinando en casi todos los grandes temas que atañen a los ciudada-
nos del mundo. De más en más, tanto por los recursos que controlan18 como
por la competencia y solvencia de sus análisis técnicos, los temas de algunas
grandes ONGs ingresan a la agenda de la política internacional y obligan a
los Estados y a los gobiernos a tomar posición sobre los mismos (Greenpeace,
Amnesty International, Amigos de la Tierra, Attac, Oxafam, etc.).
    En el mismo sentido, la realización de grandes Foros mundiales (como el
de Porto Alegre) y el establecimiento de redes mundiales sobre los más varia-
dos temas aumentan entonces la lista de estos nuevos actores no estatales en
las relaciones internacionales.

16 Global Civil Society (Kaldor M., Anheier H., Glasius M. dir.). Ed. Oxford University Press,
   Londres, 2003; Hall. Rodney Bruce y Biersteker, Thomas J.: The Emergence of Privaty
   Authority in Global Gouvernance. Ed. Cambridge University Press, Londres, Inglaterra,
   2003.
17 De las ONGs censadas por la Global Civil Society, más de la mitad tiene su sede en París y
   en Londres; le siguen Ginebra y Bruselas; y en los EUA, Nueva York y Washington.
18 Según algunas estimaciones, las cifras son del orden de 900 millones dólares para la pode-
   rosa World Vision; de 600 millones para el grupo Care, de 500 millones para Oxafam. Véase
   Altrernatives Économiques. Nº 59 Hors Série, 1er trimestre 2004, París, Francia, p. 19.

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    Finalmente, es necesario incorporar en el análisis de los actores y de los
flujos de la economía mundial y de las relaciones internacionales los actores
no estatales que desarrollan actividades ilícitas.

La economía y la sociedad delictiva
    En 1990, el juez francés Jean de Maillard publicó Un Monde sans Loi19 .
El libro es un informe sobre las actividades de las grandes mafias internacio-
nales realizado en colaboración con otros cuatro magistrados europeos20 ; en
el cual se documenta y se analiza lo que los autores llaman el Producto Cri-
minal Bruto (PCB) cuyo valor oscilaría, para 1986, en unos 800 mil millones
de dólares americanos, es decir, un monto superior al PBI de España y equi-
valente al PBI de Canadá. En otros términos: la economía delictiva crea una
Riqueza que la ubicaría en el cuarto o quinto lugar entre los 10 Estados más
poderosos según el valor de la totalidad de los bienes finales que pueden
crearse, lícitamente, durante un año de actividad económica registrada en
una clásica Matriz de Transacciones de las Cuentas Nacionales.
    Según el informe citado, el desglose por grandes “rubros” de actividad del
PCB muestra que la mitad de la economía criminal se concentra en la droga
(producción y comercio para una demanda que oscila entre un 4% y un 6%
de la población mundial) y en el tráfico de armas. Los restantes 400 mil millo-
nes de dólares se destinan a remunerar los “servicios”, fundamentalmente
aquellos afectados a “seguridad” (guardias y ejércitos privados) encargados
de proteger los circuitos delictivos, y en “servicios profesionales” (expertos fi-
nancieros, juristas, asesores contables, etc.) especializados en legalizar el di-
nero proveniente de la economía delictiva mediante su “blanqueo” y
reintroducción en la economía legal.
    Después de detallar el modus operandi de las grandes mafias internacio-
nales, el juez de Maillard y sus colaboradores sostienen que el principal pro-
blema de la economía del crimen no es el hecho de su enriquecimiento ilícito,
sino su poder de corrupción y en la amenaza que la misma representa para la
democracia. Para poder realizar sus operaciones sin mayores dificultades, los
empresarios del crimen deben “comprar” políticos y funcionarios del Estado.
Los cuatro años del gobierno del presidente Ernesto Sampers de Colombia
ilustran irrefutablemente la capacidad de penetración que las mafias tienen
en los aparatos de los partidos políticos y en los servicios del Estado.
    En Un Monde Sans Loi se infiere el desarrollo del mismo fenómeno en
Argentina. En la ex URSS, el restablecimiento de la economía capitalista

19 Editado por Stock, París, Francia, 1999, 140 pp. Véase también Revista Noticias. Nº 1181 del
   4 de Agosto de 1989, República Argentina.
20 A saber: Bertossa, Bernard (Fiscal General de Ginebra), Dejemmeppe, Benoit (Procurador
   del Rey de Bélgica), Giananella, Antonio (Juez en Nápoles) y Van Ruymbeke, Renaud (Juez
   en Francia).

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implicó, entre otras medidas, la intensa privatización de las empresas estata-
les, proceso que permitió a la mafia rusa “blanquear” sus opíparas fortunas
engendradas en la economía delictiva: más del 40 % de la economía actual de
la CEI está bajo el control de la mafia, según informes de Interpol a los que
accedieron los jueces de la Unión Europea. Se comprende sin dificultad los
temores y la advertencia que en las conclusiones el juez de Maillard expresa:
       “(...) ni la salud de las democracias, ni la política de los Estados, ni
       los equilibrios financieros pueden considerarse al abrigo de las múlti-
       ples amenazas que representa la criminalidad sin fronteras (...)”21 .
    En 2010, según Jacques Attali en su trabajo: Demain qui gouvernera le
monde?22 , la economía criminal representa, de acuerdo con las distintas fuen-
tes y las formas de su cálculo, entre el 5 y el 20% de la economía mundial. En
la hipótesis de un 5% la economía criminal alcanzaría una cifra de 1.800
millardos de dólares, es decir, un valor casi equivalente al valor del PBI de
Francia en el año 2011, y en la hipótesis de un 20%, ese valor sería mayor al
valor del PBI del capitalismo estadunidense en el 2011 (ver cuadro 1).
    En los últimos 50 años, la economía mundial y las relaciones internacio-
nales no solo conocen más actores y nuevos temas, sino que además están
procesando una mutación y un cambio civilizacional con el ingreso, desigual
y conflictivo pero irreversible, a la economía de la información y a la sociedad
del conocimiento, tal como lo veremos más adelante.
    El actual proceso de transición al capitalismo de la información y a la
sociedad del conocimiento encuentra una de sus más importantes causas en
el agotamiento técnico y social de la división del trabajo taylor-fordista, que
desde el último tercio del siglo XX afectó tanto a los capitalismos dominantes
de entonces (EUA, Japón, U.E.) como a la economía y sociedad soviéticas.
    Entre 1980 y 2000, mientras la economía y la sociedad soviéticas perma-
necían en el estancamiento económico y social, proceso que culminó final-
mente en la autodisolución de la URSS (1999-2000), los capitalismos occiden-
tales iniciaron un proceso constante, complejo, desigual y conflictivo de re-
volución científico-técnica que consistió en aumentar la simbiosis entre la
Producción de Mercancías y la Producción del Conocimiento. El pasaje a una
economía de la información significó que la lógica del capital y la economía
mundial ingresaran en una cuarta fase, así como la Humanidad iniciara una
Nueva Era en su ya milenaria existencia.
    En esa cuarta fase, la producción y la economía propias del capitalismo de
la información y a la sociedad del conocimiento organizan los Recursos a tra-
vés de una nueva matriz productiva llamada Relación Social de Servicio,
la cual es una de las más simbólicas manifestaciones de la mutación económi-

21 De Maillard, Jean: Un monde sans loi. Ed. Stock, París, Francia, 1999; Véase también
   Revista Noticias. Nº 1181, op. cit.
22 Attali, Jacques: Demain qui gouvernera le monde? Ed. fayard, París, Francia, 2011.

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LA ECONOMÍA MUNDIAL EN EL SIGLO XXI                                  15

ca y giro civilizacional que se inicia en el último tercio del siglo XX. La otra,
en paralelo e imbricadamente con la anterior, es el notable proceso de
reconfiguración de los centros de poder de la economía mundial.
    Luego de cuatro siglos de liderazgo y de dominio de las Regiones, de los
Estados y del capital occidental sobre la mayor parte de los recursos constitu-
tivos del espacio económico del mundo, desde los años 1970-1980, la econo-
mía mundial y las relaciones internacionales23 están comenzando a ser orga-
nizadas de acuerdo a una bipolaridad compartida y competitiva entre los
Estados Unidos/ la Unión Europea, el polo occidental, y China/ India, el polo
oriental, que reaparece en la escena internacional de donde el Occidente lo
expulsó alrededor del 1600.

                                         CUADRO 4

    El cambio de las Regiones y de los Estados líderes, en la cúspide de la
jerarquía de la economía mundial, va acompañado también de un ascenso de
los capitalismos intermedios o “emergentes”, como es el caso de Brasil, Rusia,
India, África del Sur y México, movimiento que va dibujando el nuevo mapa
y orden geopolítico del siglo XXI.
    Entonces, en los últimos 50 años la economía mundial, las relaciones in-
ternacionales y la Humanidad asisten a una mutación y a un giro civilizacional,
que justifican que estemos frente a una nueva fase del “capitalismo históri-
co”24 diferente de las conocidas en los últimos cuatro siglos. Repasemos breve-
mente las anteriores, pues ello permite captar y aprehender más claramente
esta cuarta fase de la economía mundial en el siglo XXI.

23   Arce, Gustavo: Mutações planetárias: do bloqueio generalizado da lógica taylor-fordista à
     relação social de serviço. A nova matriz produtiva do capitalismo da informação (2000-
     2005). En: América Latina. No labirinto global. Economia, Política e Segurança. Organiza-
     dores: Renata de Melo Rosa y Carlos Federico Domínguez Ávila, Editora CRV, Curitiva,
     Brasil, 2011, pp. 193-209.
24   Wallerstein, Immanuel: Le Capitalisme Historique. Ed. La Découverte, Collection REPÈRES,
     París, Francia, 1987.

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Las fases históricas de la evolución de la Economía Mundial
    Considerando las formas de manifestación de la competencia intercapi-
talista, las fuentes de energía utilizadas, las innovaciones científicas y técni-
cas, las monedas que, circunstancialmente, impusieron su hegemonía en el
ámbito financiero y monetario, podemos presentar -grosso modo- las fases
históricas de la Economía Mundial que precedieron a la actual fase.

    Primera fase: formación del mercado mundial y del establecimiento
de las bases económicas y políticas del “orden” europeo (1600-1750/70)
    Mediante la conquista colonial, desde Holanda primero, Inglaterra y Fran-
cia después, el capitalismo mercantil comienza lenta, pero inexorablemente, a
emanciparse de las lógicas de producción no capitalistas y, a la par de iniciar
el largo y lento proceso de forjar las economías nacionales dominantes, con-
quista otros territorios, pueblos y recursos, así tejiendo las bases de la primera
división mundial del trabajo en la medida en que Asia, África, las Américas y
Europa quedan integradas por relaciones fundamentalmente comerciales (es-
pecias, oro, plata y otros metales, esclavos, valiosas obras de arte, etc.).

                                  ESQUEMA 1

    En esta fase, la Riqueza se materializa no sólo en la apropiación directa y
violenta de productos elaborados por lógicas de producción tributaria, sino,
principalmente, por las ganancias que genera el comercio. La relación privi-
legiada de los Estados reales con las grandes compañías de comercio (quienes

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LA ECONOMÍA MUNDIAL EN EL SIGLO XXI                                 17

poseen el monopolio del comercio exterior), hacen de ellos los principales acto-
res de la emergente economía mundial. La economía política es la que fun-
dan y teorizan los mercantilistas. Las regiones y las economías dominantes
son Holanda, Francia e Inglaterra; España y Portugal serán de más en más
economías intermedias, en declive relativo pero irreversible. Las relaciones
económicas y políticas son las de dominación-explotación que los Imperios
ejercen sobre sus colonias.

    Segunda fase: el orden Europeo (1750/70-1870)
    Este segundo período es el que se caracteriza por ser el de la consolida-
ción del mercado mundial y el del ingreso de la lógica capitalista a la manu-
factura y, con la Primera Revolución Industrial (simbolizada en la máquina
de vapor de Watts), a la Era Industrial. Es la fase de la “occidentalización”
del mundo, del “orden europeo” y de la “pax británica”.
    La región epicentro de la economía mundial es Europa Occidental; en su
interior Inglaterra y Francia prosiguen el esfuerzo de sus clases -las burgue-
sías financieras e industriales, los noveles proletarios y otros sectores explota-
dos-, tanto por afianzar su “economía nacional” como por controlar y modelar
la economía mundial.
    En ella, la actividad comercial sigue liderando el crecimiento y el desarro-
llo del capitalismo: entre 1730 y 1830 el valor del comercio mundial se multi-
plicó por tres, pero lo hizo por veinte entre 1830 y 1913. El comercio, que
representaba el 3% del Producto Mundial a fines de 1700, pasa al 33% en
191325 . En 1850, Europa Occidental es la región hegemónica -productiva,
comercial, militar, tecnológica y financiera- de la economía mundial: controla
el 70% de los intercambios comerciales mundiales y lidera la producción mun-
dial total como la industrial. Inglaterra, Francia y Alemania son las econo-
mías nacionales capitalistas que ordenan y estructuran las reglas de juego de
la economía-mundo.

                                        CUADRO 5

25   Mucchielli, Jean-Louis: Les Relations Économiques Internationales. Ed. Hachette, París,
     Francia, 2ª edición, 1994, p. 11.

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                                      CUADRO 6

    En esta fase, y hasta el presente, la energía fundamental será el petróleo.
Los adelantos en la química y la física definirán el desarrollo económico-polí-
tico que hará de la industria y la industrialización el paradigma del Progreso
y del Desarrollo durante todo ese siglo y gran parte del siglo XX.
    En el ámbito de las ideas, al racionalismo y al positivismo se sumará el
liberalismo económico y político que desplazará progresivamente al
mercantilismo, que consolidará, disciplinariamente, a la Economía Política
con un objeto y un método de estudio propios, y que la emancipará, parcial-
mente, de la Ética, del Derecho y de la Religión. La visión clásica fundada por
los fisiócratas se profundiza con los trabajos de A. Smith, D. Ricardo, T.
Malthus y de J.B. Say.
    En el “orden europeo”, dos principios de autoridad se enfrentan: el de los
“príncipes” y de las dinastías basadas en el orden y el derecho natural y divi-
no26 , estos, seducidos por la filosofía de las Luces y el despotismo ilustrado,
tratan de congeniar el orden providencial con la “modernidad económica”, y,
de lograr la transformación de las sociedades donde el capitalismo es, toda-
vía, de escaso desarrollo. Pero, con la Revolución de las Trece Colonias ameri-
canas (4 de julio de 1776), y, con la Revolución Francesa, en la que se procla-
man los Derechos del Hombre y del Ciudadano (26 de agosto de 1789), se
afirma el Principio de la Autodeterminación de los pueblos, es decir el segun-
do principio de autoridad. Así los fundamentos liberales, republicanos y de-
mocráticos ganan terreno en Europa. Frente al avance del liberalismo, el
“concierto europeo”27 del canciller austríaco, Metternich, y de la Santa Alian-
za28 (Austria, Prusia y Rusia) no podrán impedir, ni el desarrollo de las nue-
vas ideas, ni la presencia de nuevos actores en la escena internacional.
    En América Latina, en la primera mitad del siglo XIX, las colonias españo-
las y portuguesas se sublevan y el proceso de independencia engendra nue-

26 En Prusia, Federico II (1740-1786); María Teresa (1740-1780) y José II (1780-1790) en
   Austria; Catalina II (1762-1796) en Rusia.
27 Creado en el Congreso de Viena (1815).
28 Fundada el 26.9.1816.

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LA ECONOMÍA MUNDIAL EN EL SIGLO XXI                       19

vos Estados y economías que ingresan al sistema internacional. Simultánea-
mente en Europa, las aspiraciones de algunos pueblos (polacos, checos, eslavos,
etc.) a vivir en “su nación” atisban los movimientos revolucionarios; en Ale-
mania y en Italia, los procesos de unificación transformarán esos pueblos-
naciones en Estados-Naciones, y estos últimos junto a Inglaterra, a Francia, y
a los imperios austro-húngaro, ruso y otomano, hacen que al finalizar este
período, el “orden europeo” se vea en plena transformación (política, económi-
ca, tecnológica) que desembocará en una nueva y traumática fase en la evo-
lución y en la estructura de la economía mundial y del sistema internacional.

    Tercera fase: el orden anglo-ruso-soviético-estadunidense (1870-
1980/99)
    En este tercer período transcurre una serie de acontecimientos conflic-
tivos que modificará, profundamente, la estructura y el funcionamiento de la
economía mundial. Este siglo es el de la gran fractura de las relaciones inter-
nacionales; en él se procesan convulsiones políticas, ideológicas, económicas y
geopolíticas, entre las que conviene -grosso modo- recordar:

A. Cambio en las regiones y en los Estados-Naciones líderes
   y dominantes
   En efecto, es desde Europa Occidental, particularmente desde Inglaterra,
y hacia América del Norte, especialmente a los Estados Unidos, que se trasla-
dará el epicentro de la lógica capitalista que gobierna y reproduce la econo-
mía mundial.
   El declive de la hegemonía inglesa se inicia claramente a partir de 1913.
Gran Bretaña cede permanentemente posiciones en la producción industrial
mundial, en el comercio mundial y en la inversión directa extranjera.

                                  CUADRO 7

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                                      CUADRO 8

                                      CUADRO 9

    El relevo británico a favor de los Estados Unidos en la cúspide de las
economías nacionales dominantes y la configuración de una nueva carta
geopolítica mundial, ya a mediados de este período, fueron posibles a través
de la “Guerra de los 30 años”29 que se desarrolló en dos momentos: 1914-1918
y 1939-1945.
    El aumento de las tensiones internacionales al interior del sistema euro-
peo diseñado por Bismark (entre 1871-1890) y la bipolaridad entre la Triple
Alianza (Alemania, Imperio Austro-Húngaro, e Italia) y la Triple Entente
(Inglaterra, Francia y Rusia) desencadenarán una crisis del equilibrio de
poderes interestatales que desembocará justamente en la “Guerra de los 30
años”, la cual, a su vez, reconfigurará el espacio (y el poder) económico mun-
dial, pues hacia la década 1940-1950 se bosquejan y se consolidan dos gran-
des tendencias en la economía mundial: a) el desmembramiento de los Impe-

29 La expresión de “Guerra de los 30 años” es de François Fourquet, en: Une Histoire de la
   Mondialisation. Ed. Université de Paris 8, Saint-Denis, París, Francia, 2000, p. 83.

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rios30 ; b) la constitución del estatismo como lógica de producción y de organi-
zación sociopolítica alternativa, y en competencia con la capitalista: primero
en la URSS (1917), después en China (1949) y en Cuba (1960-61).
    Los acuerdos entre los soviéticos, los estadunidenses y los ingleses31 insti-
tuyeron un orden mundial gobernado por la bipolaridad y la guerra fría en-
tre la URSS y los EUA. Así, lo que comenzó con y en la “Guerra de los 30
años” terminó en una gran fractura del sistema productivo mundial, de los
flujos internacionales (económicos, financieros, poblacionales) y del sistema
internacional.
    La segunda descolonización acaecida, fundamentalmente en África y en
el Sudeste asiático, y la formación del “Tercer Mundo” (grupo de países y de
Estados reunidos en la ciudad de Bandung en 1955, representando a más de
la mitad de la población del mundo, que proclaman y aspiran a la autodeter-
minación de sus pueblos, al crecimiento económico y al desarrollo social) cons-
tituyen un colosal desafío frente a un orden internacional bipolar, pues los
noveles Estados-Naciones deberán tomar sus grandes decisiones en materia
de desarrollo económico y de relacionamiento internacional, siempre obliga-
dos a elegir entre capitalismo o estatismo, entre Democracia o Totalitarismo,
entre el Mercado o la Planificación, entre el Occidente o el Oriente, entre el
Oeste o el Este…

30   Solo para recordar: el Gran Imperio Británico (Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Unión
     Sudafricana, India) conoce los primeros embates nacionalistas e independentistas desde
     1920. En India, la larga lucha anticolonialista simbolizada en la figura de Gandhi desemboca
     en la Independencia de la India y la creación de Pakistán en 1947; pero ya el 11/12/1931 los
     británicos habían establecido el Commonwealth; el 20/08/1932, habían creado el sistema de
     Preferencia Imperial (Acuerdo de Otawa); cuestión de dotar de mayor autonomía a sus
     súbditos y evitar así la propagación de las ideas independentistas. El Imperio Otomano, que
     ya había perdido Belgrado, Albania, Dalmacia y Herzegovina (Tratado de Passarowitz, 1778)
     y cedido a Prusia su dominio sobre el Mar Negro (1774), reconoció en 1828 la independencia
     de Grecia, la de Rumania en 1856, la de Serbia y Bulgaria en 1878 por el Tratado de Berlín,
     el cual dispuso el estatuto de Turquía bajo garantía de los “grandes” (Alemania, Francia,
     Inglaterra). En 1808, el Imperio Otomano perdió Tripolitania en la Guerra contra Italia
     (1911-1912) y las guerras Balcánicas 1912-1913, lo privaron de la mayor parte de sus terri-
     torios. Por su parte el Imperio Francés se mantuvo unido durante la Gran Guerra, pero ya
     finalizada la Segunda Guerra Mundial, perdió la Guerra de Indochina (1946-1954) y des-
     pués la de Argelia (1954-1961). La descolonización se puso en marcha.
31   Primero fue la firma de la “Carta del Atlántico” (Churchill-Roosevelt, del 9 al 12/08/1941),
     después el Pacto Británico-Soviético (26/05/1942), luego la Conferencia de Casablanca (enero
     de 1943) y, en Teherán (28/11 al 1º/12/1943) los tres grandes confirman el desembarco en
     Normandía y bosquejan las futuras Naciones Unidas, y, en Malta (del 4 al 11/02/1945) pactan
     construir un orden mundial inspirado en los ideales de la paz y gobernado por los principios del
     derecho internacional. Aceptan el principio del derecho de los pueblos a elegir la forma de
     gobierno que desean adoptar y confirman la creación de las Naciones Unidas y, reparten y
     transforman los territorios, los pueblos, las Naciones que quedaron bajo la influencia de la
     URSS y de los EUA. Último encuentro: la Conferencia de Potsdam (del 17/07 al 2/08/1945), allí
     se decide el desarme y la “desnazificación” de Alemania. El 5/03/1946, Sir Winston Churchill,
     frente a la presencia irreversible de la URSS en Checoslovaquia, declaró: “(...) Una cortina de
     hierro se instaló en Europa (...)”; fue el comienzo de la “Guerra Fría”, en: Histoire du XXe
     siécle. 1900-1945. Tome 1, Ed. Haitier, París, Francia, 1996, pp. 465- 469.

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B. Crecimiento económico basado en la matriz industrial taylor-fordista
    En el terreno económico, es en esta fase donde se inicia y se generaliza la
Segunda Revolución Industrial: la electricidad, el motor a explosión, la quí-
mica, la electrometalúrgica sientan las bases para una transformación de las
formas de producción de la mercancía capitalista.
    Los cambios se operan fundamentalmente por el lado de la oferta. La
electricidad permitirá el desarrollo, progresivo e ininterrumpido, de los prin-
cipios organizacionales del proceso de trabajo propuesto por Taylor y Fayol.
Con la “organización científica” del trabajo, el capital invertido en la produc-
ción podrá generar nuevos y considerables aumentos en la productividad de
los recursos utilizados. En consecuencia, desde ese fin de siglo, y en plena
crisis y recesión, es que comienzan a engendrarse las estructuras del capita-
lismo monopólico y de la competencia imperfecta, con producciones goberna-
das por las economías de escala en serie y masificadas. El progresivo e ince-
sante aumento de la oferta capitalista, sin la consecuente redistribución de
los ingresos sobre todo los salariales, y por ende, la reducida demanda efecti-
va explican los fundamentos económicos, tecnológicos y sociales de la gran
crisis de sobreproducción de 1930.

                                  CUADRO 10

    La organización de los procesos económicos, principalmente los industria-
les, sobre la base de la matriz “tayloriana” de división del trabajo se
“internacionalizará” de manera desigual por todas las estructuras de la eco-

         © Fundación de Cultura Universitaria
LA ECONOMÍA MUNDIAL EN EL SIGLO XXI                                            23

nomía mundial, la cual conocerá desde entonces una segunda matriz produc-
tiva, esta última funcionará simultánea y paradójicamente entre 1920 y 1990,
en espacios territoriales y sistemas político-ideológicos rivales y en pugna, en
el ámbito de las relaciones internacionales y del sistema internacional.
     En efecto, en los EUA, desde 1900 en los frigoríficos de Chicago y luego
en los años 20, y sobre todo con el “New Deal” de la administración del Presi-
dente Franklin D. Roosevelt, el capitalismo estadunidense recuperará vigor
y crecimiento institucionalizando el método Taylor, que tuvo un enorme éxito
en la industria del acero, fundamentalmente la automovilística, donde el
empresario Henry Ford aplica dicho método e implanta la “semana de los
cinco dólares”32 . Así nacerá lo que se denomina el método “taylor-fordista” o
círculo virtuoso del crecimiento (del producto y del consumo) y distribución
(del ingreso), o más precisamente, un crecimiento económico basado en la
expansión simultánea y paralela de los sectores productores de los bienes de
producción y aquellos que producen los bienes de consumo.
     Una de las más importantes razones del desarrollo de la economía del
capitalismo estadunidense y de su ascenso en la jerarquía de la economía
mundial fue, desde 1920, la implantación y extensión del modelo taylor-
fordista en prácticamente todos los sectores de su sistema productivo.
     En Europa Occidental, Inglaterra, Francia, pero sobre todo, en la venci-
da Alemania (tras la guerra de 1914-18), es que el taylorismo en comunión
con el totalitarismo hitleriano y nazista podrá sostener e impulsar el notable
crecimiento y el armamentismo de la economía del Tercer Reich33 .
     En Rusia, en los albores de la Revolución bolchevique, en 1913, luego de
asistir a un seminario en un instituto de ingenieros en la ciudad de San
Petersburgo, Lenín denuncia en el diario Pravda al taylorismo como “(...) un
sistema científico destinado a someter al obrero a las peores condiciones de
trabajo (...)”34 ; pero ya en el poder, en 1918, frente a la contrarrevolución
prozarista, al hostigamiento de los imperialismos occidentales y a las necesi-
dades de implementar la economía socialista, su juicio sobre el taylorismo cam-
bia; y en su trabajo: “Las tareas inmediatas del poder”, Lenín sostiene que
“(...) la tarea que incumbe a la república socialista soviética se puede resumir
así: debemos introducir en Rusia, el sistema Taylor, a la americana, de la
productividad del trabajo, acompañándolo de la reducción de la jornada de
trabajo (...)”35 .

32   Con ella se aplicaba un viejo principio teorizado ya desde Malthus, retomado por Keynes en
     esos años: las crisis de realización sólo pueden superarse si, al mismo tiempo en que se
     incrementa la oferta, se crea un poder de compra que permita un consumo relativamente
     proporcional al del producto realizado.
33   Léase Bettelheim, Charles: L’Économie allemande sous le nazisme. Tomo I y II, Petite
     collection nº 72 y nº 73, Ed. François Maspero, París, Francia, 1971.
34   Citado por Beaud, Michel: Le Socialisme à L’Épreuve de L’Histoire. 1800-1981. 1è édition,
     Éditions du Seuil, París, Francia, 1982, pp. 106-107.
35   Linhart, Robert: Lénine, les paysans, et Taylor. Éditions du Seuil, 1976; en Beaud, Michel: Le
     socialisme à L’Épreuve de L’Histoire. 1800-1981. Éditions du Seuil, 1982, París, Francia, pp. 107-108.

             © Fundación de Cultura Universitaria
24                              GUSTAVO ARCE

    Desde 1930, frente a los magros resultados de la Nueva Política Económi-
ca (NEP) y de la alianza entre el Partido Bolchevique con los pequeños pro-
pietarios agrícolas, la URSS de Stalin se lanza en la gran industrialización,
base del notable crecimiento económico de la economía soviética en esta fase.
    En América Latina, la crisis de los años 30 fue enfrentada por los gobier-
nos y las élites de entonces mediante la industrialización sustitutiva de im-
portaciones. La creación de una oferta interna (industrial y agrícola) fue po-
sible gracias al proteccionismo arancelario, al intervencionismo estatal y al
desarrollo del taylorismo en la producción de la incipiente industrialización.
    Como consecuencia de la “gran fractura”, el sistema productivo mundial
se dislocó y, los circuitos comerciales y financieros tejidos en las fases anterio-
res se desarticularon: entre 1913 y 1945, el producto mundial solo creció el
1,8% y el comercio internacional un 1% (contra 2,2% y 4,2% entre 1870 y
1913, respectivamente).
    Desde 1945, bajo las condiciones y el equilibrio geopolítico pactados entre
la URSS y los EUA, se inicia un excepcional período de expansión económica
que beneficia, fundamentalmente, a las economías capitalistas, en menor
medidas a las estatales y al emergente “Tercer Mundo”.

                                   CUADRO 11

     La prosperidad (el crecimiento de posguerra) fue la más fuerte que se
haya registrado históricamente en el espacio económico del mundo: el pro-
ducto mundial creció a una tasa de 5% y el comercio de casi 10% entre 1945
y 1975. El crecimiento se basó fundamentalmente en el aumento de la pro-
ductividad del trabajo vivo y, en menor medida, en la de los bienes del capital
fijo a disposición de cada trabajador. En los EUA, Europa Occidental y Japón
-ambos en plena reconstrucción-, en la URSS y sus aliados del Este europeo,
y en la vasta gama de países del “Tercer Mundo”, el taylor-fordismo o

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