LA ECONOMIA SOLIDARIA EN EL DESARROLLO DE ANTIOQUIA
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FUNDACIÓN UNIVERSITARIA LUIS AMIGÓ FACULTAD DE ADMINISTRACIÓN PROGRAMA ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS CON ÉNFASIS EN ECONOMÍA SOLIDARIA LA ECONOMIA SOLIDARIA EN EL DESARROLLO DE ANTIOQUIA Ponencia presentada al I Congreso de Investigación del Sector Solidario. Bogotá: Dansocial – Pontificia Universidad Javeriana. Noviembre 4 y 5 de 2004 Por: Hernando Zabala Salazar1 PRESENTACION El departamento de Antioquia durante gran parte del siglo XX fue reconocido en los más diversos ámbitos de la vida económica, social, política y académica de Colombia y América Latina como uno de los territorios de mayor pujanza. Se caracterizó por presentar, desde el punto de vista empresarial, una apreciable dinámica de crecimiento, desarrollo y expansión, la cual apenas pudo ser emulada por muy pocas regiones en el país. La economía social y solidaria no podía sustraerse de tal característica identificadora de la cultura antioqueña; así mismo, como se ha podido identificar en recientes investigaciones2, a ella se debió gran parte de dicha pujanza. Acercarse al reconocimiento del variado y multicolor paisaje de la economía social y solidaria en Antioquia en los albores del siglo XXI, implica, al menos, identificar tres aspectos esenciales y preliminares, los cuales deben permitir entender e interpretar la función de dicho arco iris empresarial. En primer lugar, se debe intentar profundizar en un conjunto de hipótesis básicas en torno a la pregunta sobre los componentes centrales del éxito empresarial de las 1 Historiador. Profesor de la Fundación Universitaria Luis Amigó e integrante del Grupo de Investigación ECOSOL. 2 - ARBOLEDA ALVAREZ, Olga Lucía. Caracterización histórica de algunas prácticas de economía solidaria en Medellín 1930 -1972. Medellín: Funlam.2000. - ZABALA SALAZAR, Hernando y ARBOLEDA ÁLVAREZ, Olga Lucía. Recuperación y análisis de la producción intelectual y organización de la memoria documental del cooperativista Francisco Luis Jiménez. Medellín: Funlam, 2004. (Inédito) 1
empresas que son la preocupación de este Congreso de Investigadores de Economía Solidaria. En segundo término, indagar acerca de los factores esenciales que han hecho de la economía social y solidaria -especialmente del cooperativismo- un nuevo paradigma en el escenario económico y social de todos los países del mundo. Finalmente, es necesario precisar el recorrido histórico de esas expresiones empresariales en la región antioqueña, en la medida que muchas de ellas se han entronizado en la cultura que comporta. A partir de dichos acercamientos, se realizará entonces una corta relación e inventario de las más importantes experiencias de empresas de economía social y solidaria que actúan en el territorio de Antioquia, expresadas alrededor de las variantes de actividad económica y localización subregional. 1. TRES HIPOTESIS SOBRE EL ÉXITO EMPRESARIAL DE LA ECONOMIA SOCIAL Y SOLIDARIA. Cualquier experiencia empresarial del mundo de hoy que se encuentre integrada al denominado sector social de la economía (como se le denomina en Europa) o sector solidario, como se ha querido expresar en América Latina, se encuentra mediatizada por unos mecanismos ideológicos y de praxis económica sustentados en el redimensionamiento de factores productivos diferentes al capital. En estas unidades económicas, son las categorías del trabajo y la cooperación (o “comunidad” en la expresión de Luis Razeto Migliaro), las que colocan las condiciones a las demás fuerzas que intervienen en los procesos productivos. De ahí que estas experiencias manifiestan unas condiciones particulares que al momento de evaluar su impacto, su importancia y su intervención en la economía, son esenciales para determinar su éxito empresarial. Estos dos factores, aunque comparten su definición con las variables tradicionales de la empresa de capital, no son los esenciales en ellas. El crecimiento económico, el volumen de operaciones, la expansión comercial, la rentabilidad del capital, la optimización de recursos y demás proporciones que son el centro de la evaluación de toda empresa capitalista, apenas aparecen como referentes para medir la eficiencia de la empresa social y solidaria, en tanto no constituyen el eje fundamental ni la base para establecer parámetros de éxito empresarial. Al respecto, deben considerarse tres hipótesis principales que configuran, precisan y delimitan las condiciones de éxito de cualquier unidad económica que se caracterice por el predominio de los factores trabajo y cooperación: 2
Primera hipótesis: El éxito empresarial de las empresas de economía social y solidaria, se mide por su capacidad de incidir de manera directa en la formación de una alta calidad de vida entre los sujetos sociales hacia los cuales dirige su acción económica y social. Se parte de considerar que la vocación económica de estas unidades empresariales, así mismo su constitución, organización y objeto social no responden a alternativas de inversión de capitales sino a la clara conciencia de organización de sectores sociales para dar respuesta a las necesidades y aspiraciones que les unen y les convocan al ejercicio de la cooperación. Ello quiere decir que su éxito no se encuentra medido por factores cuantitativos ni de rentabilidad de los capitales invertidos en ellas, inclusive ni por propósitos de optimización de los recursos. Su éxito está definido por el cumplimiento estricto del objeto social para el cual fueron creadas. Segunda hipótesis: El éxito empresarial de las empresas de economía social y solidaria se encuentra determinado por su localización. Esto es, por la capacidad de establecerse y echar raíces en un territorio concreto, constituyéndose como un nuevo componente de la cultura de sus gentes. La razón de ser de estas unidades económicas son los actores sociales que las crean, quienes fundamentalmente se asocian a ellas en carácter de consumidores, o mejor, de sujetos de la acción empresarial con el propósito de que se les permita su acceso oportuno, suficiente y racional a los satisfactores de necesidades humanas. En esta medida, se identifican los núcleos humanos con su asentamiento y sus potencialidades. Por lo tanto, el éxito empresarial no se encuentra medido por la capacidad de expansión comercial geográfica o de transacciones por fuera del circuito económico de dichas empresas. Tercera hipótesis: El éxito empresarial de las empresas de economía social y solidaria es el resultado de un proceso de encadenamientos de empresas de su mismo tipo, las cuales realizan el encuentro de semejanzas y necesidades comunes, logrando -a su vez- producir cooperación en un nivel superior. Esto es, su éxito es el producto de generar un ambiente de intercooperación. De ningún modo se encuentra medido por el tamaño y la cobertura de una empresa individual, más bien por la capacidad de constituirse en grupo empresarial homogéneo en su nivel y autónomo en su individualidad. 3
2. FACTORES GENERALES DE ÉXITO EN LA EXPERIENCIA MUNDIAL Las empresas de economía social y solidaria, en la medida en que se forjen alrededor de los tres componentes esenciales de éxito que se acaban de enunciar, se constituyen, al establecer un sector económico con base en cooperaciones de diferente nivel, en un paradigma socioeconómico de nuevo tipo. Si se hiciera un inventario -no superficial- de las experiencias de este tipo a lo largo del siglo XX, se encontraría que mientras que otros modelos entraron en crisis, sólo este muestra éxitos desde la perspectiva social y económica, así como de su aspiración transformadora, haciéndose preponderante, como sistema, en algunos lugares del mundo. Estas distintas manifestaciones empresariales han establecido y desarrollado un propósito y unos objetivos que están relacionados con la posibilidad de construir procesos productivos y relaciones sociales basadas en la autogestión y la democracia participativa, generando bienestar y seguridad para los grupos sociales y las comunidades. Todas estas experiencias, adelantadas en diferentes regiones de Asia, África, Europa, América y Oceanía, son mecanismos que propenden por la solución de necesidades materiales y espirituales de los grupos aglutinados a su alrededor, utilizando profundos procesos de participación comunitaria y expandiendo las más claras manifestaciones del humanismo moderno. Tales experiencias se entienden no sólo como expresiones empresariales, sino, fundamentalmente, como vehículos de ordenamiento de la sociedad mediante la organización de la economía, orientando la producción, la distribución y el consumo bajo una gestión basada en el trabajo y la cooperación. De esta manera, han contribuido a la formación de capitales individuales puestos al servicio de las colectividades y de capitales sociales puestos al servicio de los procesos de redistribución de la riqueza entre las comunidades objeto. Todas estas experiencias descubrieron tempranamente el principio del esfuerzo propio (del cual devienen la ayuda mutua y la ayuda a los demás), esto es, descubrieron su capacidad de autoregulación y autodinamismo, de potenciación de sus recursos y de generación de prácticas de control de su propia gestión. De ahí que un factor fundamental que ha determinado su éxito es el del mantenimiento de los principios de autonomía y autosuficiencia. Ahora bien, la preocupación por la generación de desarrollo y bienestar, es el componente central de la existencia de estas empresas, las cuales buscan crear mecanismos para satisfacer las necesidades, mediante la formación de múltiples satisfactores. 4
Como ya se ha sostenido, estas empresas mantienen el firme propósito de generar satisfactores o de facilitar el acceso a ellos, siendo los principales vehículos para producir calidad de vida. Finalmente, el mantenimiento de los principios de autoayuda, autonomía y democracia, y de sus propósitos de formación de mecanismos para alcanzar una alta calidad de vida en las personas y grupos sociales beneficiados por sus actuaciones, implica el enlazamiento de las diferentes unidades económicas, el establecimiento de fuertes interconexiones entre ellas, lo que las hace extremadamente resistentes a los fenómenos debilitadores provenientes del medio ambiente adverso que las rodea. 3. EL DESARROLLO DE LA ECONOMÍA SOCIAL Y SOLIDARIA EN ANTIOQUIA Se realizará a continuación un corto recorrido en torno a la formación de las experiencias de economía social y solidaria en Antioquia. 3.1. La dinámica de crecimiento en la región antioqueña durante la primera mitad del siglo XX Es indudable que la economía social y solidaria de Antioquia, especialmente referida a su expresión cooperativista, se forjó en la medida en que se constituían los sustratos económicos y sociales que le permitían su surgimiento. La economía antioqueña estuvo ordenada en torno a la actividad de los enclaves mineros y agrícolas, y la acción intermediaria que entre estos ejercían los comerciantes; estos últimos fueron los que imprimieron los principales elementos de la cultura económica de los antioqueños. La actividad intermediaria generó una cierta capacidad acumuladora que, contando con las particularidades territoriales de encerramiento geográfico, fue invertida en las primeras industrias del siglo XX. A ello contribuyó de manera especial el repunte de la comercialización del café en los mercados externos, lo que inducía al establecimiento de mecanismos de integración económica del país y de inversión en ellos. A diez años de culminar el siglo XIX se fundó la Fábrica de Tejidos de Hatoviejo y posteriormente (en 1908) la Compañía Colombiana de Tejidos (Coltejer). Ellas fueron la punta de lanza para disparar la actividad inversora y de promoción empresarial, estableciéndose en el Valle de Aburrá una gran cantidad de empresas que iniciaron el proceso de sustitución de importaciones, sobre todo de artículos de consumo personal y de hogar. En 1916, en la subregión central de Antioquia, se encontraban registrados setenta y dos establecimientos industriales, los cuales ocupaban una fuerza laboral que llegaba al 10% de la población del Valle de Aburrá. 5
Los logros de este primer proceso emprendedor, fueron ponderados por otro tipo de inversionistas, entre ellos los norteamericanos. De ahí que hacia comienzos de los años veinte se formaron nuevas industrias sobre todo en las áreas textil, cementera, cervecera, tabacalera y de los hidrocarburos. Este proceso de asenso económico sólo se detuvo como consecuencia de los coletazos de la crisis económica de 1929 y las transformaciones políticas locales que le sucedieron. Pero, una vez el panorama político estuvo despejado y los fenómenos de las metrópolis europeas y norteamericanas se controlaban, la reactivación no se hizo esperar, y se dio vía a la formación de externalidades por parte del Estado y al nuevo impulso industrial, mediante la renovación y adquisición de equipos para las factorías existentes y la formación de muchas otras empresas. Las estadísticas del período que va entre 1933 y 1945 indican la constitución de centenares de industrias de todos los tamaños, con asiento principal en los municipios de la subregión del Valle de Aburrá, aunque con importantes asentamientos -sobre todo de unidades de pequeño tamaño- en localidades fronterizas, entre las cuales se destacan Puerto Berrío, Yarumal y Sonsón. Este auge contó con un aliado en los gobiernos liberales de entonces, permitiéndose que se incrementara el empleo industrial y se dinamizara la organización de los trabajadores en diferentes modalidades. Así fue como Medellín y las poblaciones circundantes -sobre todo Bello e Itaguí- dejaron de ser simples referentes comerciales y se instituyeron en ciudades modernas, centralizadas y enmarcadas por el ulular de las sirenas, el trajinar de los obreros, el estruendo de los vagones y las oleadas de caminantes. La expansión demográfica se manifestó en que la capital de Antioquia, de contar en 1871 con 20.000 habitantes, pasó a 145.000 en 1938 y 328.000 en 1951. El impacto de la urbanización, propulsada por la industria, se hizo evidente avanzada la década de los treinta. Medellín se constituyó en una ciudad cosmopolita por excelencia y las subregiones circundantes en la despensa de sus habitantes. Muchos de los tratadistas de la historia de Antioquia y Medellín coinciden en señalar que el período comprendido por las décadas de los años treinta y cuarenta fueron los de las mayores tasas de aumento de la producción industrial en Antioquia. 3.2. Procesos de organización económica social y solidaria Al historiar los procesos que originaron el cooperativismo y demás expresiones de economía social y solidaria en Antioquia, hay que tomar en cuenta que ellos se verificaron en cuatro momentos diferentes del siglo XX, caracterizados cada uno por contextos socioeconómicos específicos. 6
3.2.1. Las primeras manifestaciones de organización económica social y solidaria Indudablemente la base de formación de la empresa social y solidaria se encuentra en la segunda parte del siglo XIX, adherida a las acciones de forjamiento de mentalidades exploradoras, emprendedoras, industriosas, pero también a las cruentas batallas partidistas de entonces. Son recurrentes para esos años las prácticas organizativas centradas en lo mutualista y caritativo, insertas en una sociedad típicamente cerrada. En un comienzo fue la gesta colonizadora de los antioqueños, quienes perfilaron un variado número de prácticas empresariales que concitan la fuerza de la cooperación en el objetivo de establecer los asentamientos hacia las estribaciones de la cordillera central. Luego fueron las prácticas urbanas, especialmente ubicadas en el Valle de Aburrá, las cuales se constituyeron alrededor de asociaciones religiosas que congregaban a los fieles en torno a propuestas de solidaridad. También surgieron como resultado de acciones políticas provenientes de las sociedades democráticas o similares, que convocaban a ideales filosóficos, reuniendo a las gentes en torno al principio de la ayuda mutua. Como consecuencia del esfuerzo organizativo de esta primera fase, aún se mantienen vigentes expresiones como las de las Sociedades Mutuales y las Sociedades Caritativas. Las primeras, constituyen hoy cerca de dos centenares, el 50% de las cuales con personalidad jurídica, pero todas ellas enraizadas en la tradición barrial y de agrupación religiosa que les caracterizó en sus primeros momentos, respondiendo a necesidades principalmente de previsión y seguridad social. Las segundas, se cuentan por centenares, hoy principalmente ordenadas alrededor de expresiones organizativas no gubernamentales de todo tipo. Estas primeras manifestaciones, además de responder directamente a la formación de satisfactores elementales relacionados con la necesidad protección, también contribuyeron a la formación de conciencia ciudadana y de asociación humana, siendo las propulsadoras de la organización sindical -durante los primeros años de pujanza industrial de Antioquia- o de la organización cooperativa durante la fase denominada de “sindicalismo heroico”. 3.2.2. La organización cooperativa como parte integrante del programa sindical El impulso y organización de cooperativas se encontró, inicialmente, haciendo parte de las clásicas luchas de la clase obrera en formación, encontrándose en las más diversas aspiraciones por mejorar sus condiciones de existencia. 7
El Congreso Obrero de 1925 dio origen a la Confederación Obrera Nacional (CON.). Entre las actividades de esta integración de los trabajadores se definió el establecimiento de una sección de cooperativas. Por entonces ya se había constituido la "Cooperativa Tipográfica" que editaba el periódico "La Humanidad" en Cali, la que sirvió como modelo para organizar en Medellín una similar que editaba el periódico “La Justicia”, órgano oficial de la seccional de Medellín del Partido Socialista Revolucionario. De modo que la forma cooperativa tuvo trascendental importancia en el trabajo intelectual de difusión de las reivindicaciones obreras y de las ideas socialistas en la época, por intermedio de las cooperativas de tipógrafos. A finales del año 1925, en respuesta a la situación de crisis económica de los trabajadores, se decidió crear cooperativas de producción y consumo; empezando por establecer una central en Cali. Se consideraba que el cooperativismo debía avanzar hacia la intervención agrícola y establecer canales de distribución; así mismo, se intervendría el frente de los pequeños y medianos manufactureros de artículos de primera necesidad. En 1927 la promoción de cooperativas mediante la acción de los líderes obreros se hizo evidente. Ya operaba la Cooperativa Obrera de Puerto Berrío, la cual recibió orientaciones directas de María Cano. Durante estos tiempos se constituyeron numerosas organizaciones obreras, desde las cuales se soportaba el trabajo del Partido Socialista Revolucionario. Entre ellas se contaban a las Cooperativas. El papel cumplido por las cooperativas durante la organización del movimiento obrero de los años veinte, indudablemente fue el de auxiliar de este proceso sirviendo como mecanismo de apoyo en los frentes intelectual y de propaganda, así como en el de comercialización y consumo. En esta fase de organización cooperativa se encuentra, pues, una íntima relación con el movimiento obrero organizado. 3.2.2. La formación de un cooperativismo de nuevo tipo La fase siguiente de organización social y solidaria en Antioquia se centra en la promoción de sociedades cooperativas y se forja en los años treinta y cuarenta del siglo XX. Las antiguas prácticas de organización de los trabajadores se transforman en la medida de su contacto con la socialización que genera la producción industrial. Aunque las antiguas formas mutuales y caritativas se mantenían en la mayoría de los casos; en otros se veían transformadas en agrupaciones sindicales o en cooperativas. Los fenómenos de pujanza industrial de Antioquia, instauraron entre los trabajadores - especialmente entre los obreros industriales y los empleados al servicio del creciente Estado- la adopción de la fórmula cooperativa ya experimentada en Europa. 8
Un reciente estudio sobre el pensamiento del máximo exponente del cooperativismo antioqueño y colombiano, realizado por el equipo de investigadores de la línea ECOSOL de la Fundación Universitaria Luis Amigó, ratifica que el cooperativismo como fuerza empresarial en Antioquia tuvo sus orígenes en el año 1933, mediante el esfuerzo mancomunado de grupos de trabajadores y empleados, fundamentalmente de empresas estatales, y bajo el influjo creador de Francisco Luis Jiménez. La acción inicial de organización estuvo centrada en procesos organizativos de cooperativas de consumo y vivienda, aunque fue de suma trascendencia la experiencia de comercialización agraria en la subregión del Oriente. Un informe de la Superintendencia de Cooperativas, en abril de 1934, indicaba que para esa fecha se hallaban en proceso de constitución y organización 112 nuevas cooperativas en el país, de las cuales cinco se encontraban en Antioquia. De entre las primeras cooperativas constituidas en Colombia se encuentran las de la región antioqueña. Un gran esfuerzo inicial fue el de la "La Antioqueña", que tenía por objeto el mercadeo, la provisión agrícola y la distribución de artículos de primera necesidad, siendo promovida directamente por el gobierno nacional. Pero un segundo esfuerzo organizacional fue el de la Cooperativa de Empleados de Antioquia, promovida directamente por la Unión Nacional de Empleados y al mando de Francisco Luis Jiménez. En el campo agrícola, el principal proyecto lo constituyó la Cooperativa del Oriente Antioqueño, con sede principal en Medellín pero con radio de acción en los municipios de Cocorná, San Carlos, Granada, Santuario y San Luis. Francisco Luis Jiménez fue designado como su primer Gerente y el Consejo de Administración estuvo integrado por reconocidos intelectuales de la época, entre ellos Joaquín Vallejo Arbeláez y Julio César García. La cooperativa dedicó parte de sus actividades a fomentar el cultivo de café, papa, maíz, fríjol, así como a la producción de madera y ganado de levante. La presencia de la cooperativa en la región fue bastante amplia, patrocinando ferias y exposiciones, contribuyendo con los encuentros cívicos y sociales, además del fomento de la pequeña industria. Pero, debido a la dependencia de recursos de la Caja Agraria, una vez ésta los fue limitando, la entidad se debilitó y sólo pudo subsistir hasta mediados de los años cuarenta. La matriz del cooperativismo urbano de Antioquia se encuentra en la Cooperativa de Empleados. Desde comienzos de la década de los treinta venía operando a nivel nacional, pese a las restricciones de organización sindical, la Unión Nacional de Empleados. En Medellín agrupaba cerca de setecientos afiliados, provenientes de empresas del Estado, privadas y de simples particulares. Los dirigentes de esta organización sindical en Antioquia, se encontraron visiblemente entusiasmados con la idea cooperativa y las exposiciones que de ella hacía el jurista Francisco Luis Jiménez. 9
La cooperativa fue fundada al comenzar el año 1934 y al finalizar este mismo año ya había alcanzado la suma de $200.000 de capital. En la medida en que prosperaba el programa inicial de la cooperativa, fueron ampliándose sus servicios y estableciendo operaciones de consumo y vivienda. La tercera manifestación de organización retoma la práctica de la década de los años veinte. Dentro del escenario de las jornadas de agitación obrera de 1933 y 1934, se conformaron en Medellín otras cooperativas. Entre finales de 1933 y los primeros meses de 1934 se otorgó personería a las siguientes: Cooperativa de Consumo del Barrio Enciso (posteriormente Asistencial de Antioquia), Cooperativa de Trabajadores de Bombas de Gasolina de Medellín y, claro está, la Cooperativa de Empleados de Medellín; los dirigentes de esta última fundarían, posteriormente, la Cooperativa Familiar y la Cooperativa de Habitaciones. En los años siguientes fueron fundadas en Medellín la Cooperativa de Trabajadores Ferroviarios (en 1937), la de Empleados del Ferrocarril y la del Magisterio del Departamento de Antioquia (la cual también gerenció Francisco Luis Jiménez), por iniciativa de sus respectivas Asociaciones. En 1938 se fundó la Cooperativa de Empleados Municipales de Medellín y en 1939 la Cooperativa Familiar de Medellín. Comenzando los años cuarenta se registraron la Cooperativa de la Fábrica de Licores de Antioquia y la de Tejidos El Cóndor en Medellín, además de otras que tuvieron representación en el Primer Congreso Cooperativo, como la Cooperativa Campesina de Guasabra, Agropecuaria de Antioquia y la Estudiantil de Antioquia, En 1939 se crea la primera cooperativa de vivienda en Medellín. Por iniciativa del Consejo de Administración de la Cooperativa de Empleados de Medellín se designó a Francisco Luis Jiménez para iniciar un proyecto de solución de vivienda para sus socios; éste adquirió un terreno de aproximadamente 45 cuadras por un valor de $2.000.000, en el cual se construiría el conocido Barrio de Empleados, hoy Barrio Laureles. El proyecto iniciado como una sección de la Cooperativa de Empleados, debió separarse en una entidad independiente, formándose entonces la Cooperativa de Habitaciones de Medellín. Esta tuvo como primer gerente al Dr. Gabriel Hernández Salazar, quien, posteriormente, sería Alcalde de la ciudad. Fue su asesor en el diseño urbanístico el Maestro Pedro Nel Gómez. La cooperativa inició con la construcción de trece viviendas; en 1949 habían construido 292 casas y se encontraban en construcción 35 más y tres edificios cooperativos. Hacia comienzos de los años ochenta, se había constituido en la mayor empresa constructora de la ciudad, pero, afectada por los problemas de crisis financiera de mediados de esa década, unidos a disposiciones administrativas equivocadas, condujeron a su práctica desaparición. 10
Con base en esta primera experiencia, se inició en la ciudad un intenso proceso de organización de cooperativas de este tipo, siendo las constructoras de la margen occidental del Río Medellín, de barrios tradicionales como “San Javier”, “Laureles”, “San Joaquín”, “La América” y Estadio”. En resumen, importantes expresiones de organización cooperativa de los trabajadores contribuyeron de una manera enorme a forjar mejores condiciones de vida y a modernizar la agitada urbe medellinense. El mayor éxito empresarial surgido de aquellos años fue la siempre recordada "Cooperativa de Habitaciones de Empleados". 3.2.4. Organización cooperativa y mutual bajo el influjo clerical Concordante con los procesos de transformación política suscitados a mediados de los años cuarenta y como respuesta a la tendencia creciente de formación de una economía dirigida, se inició en Antioquia un proceso de nuevo tipo en materia de organización sindical y de las otras manifestaciones de organización de los trabajadores. Este nuevo proceso se dio entre los años 1946 y 1956, caracterizado por una movilización de tendencia democristiana, particularmente dirigida por la Iglesia Católica y centrada en las principales compañías del Valle de Aburrá. En la media en que desaparecía el sindicalismo de base industrial y se configuraba el sindicalismo de empresa, también las formas de organización alterna de los trabajadores se asentaban de acuerdo con criterios de localización en unidades empresariales específicas, minando poco a poco el esfuerzo de la década anterior. La etapa inaugurada en 1945, alrededor de la formación de la Unión de Trabajadores de Antioquia -UTRAN- se centró -primeramente- en cooperativas multiactivas que hacían énfasis en el establecimiento de secciones de consumo e instauradas en diferentes unidades fabriles. 3.2.5. Nuevas formas de organización cooperativa y asociativa en los años sesenta Como resultado del momento propulsor de origen clerical, a mediados de los años cincuenta -culminada la coyuntura de dictadura militar-, se empezó un vertiginoso proceso de organización de cooperativas de crédito, como extensión de la estrategia de promoción de la cooperación en las economías latinoamericanas, auspiciada por el movimiento cooperativista norteamericano. Dicho proceso fue abundante en acciones, descentralizándose hacia otras subregiones antioqueñas como las del Norte, Oriente y Nordeste; todos orientados por la recientemente conformada Unión Nacional de Cooperativas -UCONAL-. 11
Una vez establecidas las principales variables macroeconómicas del acuerdo de Frente Nacional, la dinámica promocional del Estado se orientó hacia la formación de cooperativas agropecuarias y de transportadores. En los setenta, dicha dinámica se concentró en el cooperativismo de educación, siendo acompañado por una nueva oleada de cooperativas de crédito y fondos de empleados de claro auspicio empresarial. Desde otra perspectiva, en estos años se perfiló la formación de otras formas empresariales no cooperativas que aprovechaban los resquicios que el cooperativismo había dejado en la etapa anterior, sobre todo en relación con la organización de los consumidores: entran en escena las Cajas de Compensación Familiar, las cuales se introdujeron profundamente en la cultura antioqueña. 3.2.6. La dinámica de los años finales del siglo XX Terminado el decenio de los ochenta, con el aval del mismo Gobierno Nacional y en el marco de la creación de condiciones jurídicas y organizativas para soportar el esquema privatizador del Estado, se observó una tendencia a la formación de cooperativas y precooperativas de trabajo asociado y otras formas de economía solidaria asimiladas. En la dinámica de finales del siglo XX, como consecuencia de la crisis agrícola y de empleo por la que atravesó la economía antioqueña, se presentó la mayor dinámica conocida de organización empresarial social y solidaria en torno a las profesiones liberales, los oficios informales y los pequeños productores campesinos. La multitudinaria presencia de empresas de corte social y solidario en Antioquia, variadas en cuanto a sus actividades económicas y sociales, diversas en cuanto a su tamaño y extensión, multicolor en cuanto al establecimiento bajo múltiples formas jurídicas, es, a nuestro juicio, una gran fortaleza de la formación socioeconómica antioqueña, la cual aprovechada creadoramente forjará nuevos porvenires. 4. LA ECONOMÍA SOCIAL Y SOLIDARIA EN ANTIOQUIA HOY Tal como se ha expresado, es inmensa la diversidad de formas empresariales de economía social y solidaria en el territorio antioqueño, por lo que realizar un recorrido en torno de dichas manifestaciones de organización implica, necesariamente, establecer un método de reconocimiento y, dejar de lado, en el recuento, un importante número de expresiones que hacen viable cotidianamente las hipótesis inicialmente expresadas. 4.1. Los fenómenos de crisis de finales del siglo y la respuesta del cooperativismo antioqueño En primer lugar, unos cortos comentarios, sobre los efectos del fenómeno de crisis que vivió el cooperativismo colombiano entre los años 1997 y 2000, centrado particularmente en el llamado subsistema financiero de la economía solidaria. 12
Sin ninguna duda debe partirse de considerar que las particularidades de formación del cooperativismo antioqueño le diferenciaron en aspectos importantes de la generalidad del subsistema en el país y le permitieron regularse durante la crisis. Sin embargo, ello no quiere decir que estuvo exento de la problemática estructural y coyuntural que afectó a todo el país. La crisis - a juicio de quien escribe estas notas- fue consecuencia de la puesta en escena de políticas y normas que sustentaban la aparición del fenómeno de la especialización y la competencia abierta (decretos de regulación financiera de mediados de los ochenta), los cuales consolidaron métodos de dirección y administración que abrían las compuertas del mercado y la competencia, completamente contrarias a la doctrina. La afectación inmediata de dicho proceso, pudo ser tangencial en el caso antioqueño3: A partir de 1990 el fenómeno más importante en el subsistema de ahorro y crédito antioqueño fue la tendencia a desarrollar y profundizar relaciones de competencia entre sí, incluyendo entidades provenientes de otras regiones del país. Hasta 1989 sólo las instituciones de segundo grado habían establecido oficinas alternas en este territorio, pero desde 1990 varias cooperativas realizaron un proceso de expansión (con más de ochenta sucursales a finales de 1995) que apenas fue frenado en las postrimerías de 1997 como consecuencia de la crisis generalizada desatada en el subsistema. Las cooperativas de mayor dinámica financiera de la región, aguijoneadas por las expectativas de supervivencia y, en algunos casos, por las malformaciones surgidas desde mediados de la década de los ochenta, se fortalecieron administrativa y tecnológicamente e hicieron competencia abierta a cooperativas con nichos sociales delimitados, generando un factor de desestabilización del subsistema y de las tradicionales relaciones de solidaridad. Esa acción condujo a la liquidación de antiguas cooperativas de ahorro y crédito y a la absorción de sus bases por parte de las entidades en expansión. Este proceso desestabilizador, afortunadamente, fue intervenido por la dirigencia agrupada en la Asociación Antioqueña de Cooperativas -ASACOOP-, aprovechando alianzas con el gobierno departamental. En efecto, el análisis del estado del cooperativismo con actividad financiera de Antioquia, durante el período inmediato al estallido de la crisis, indicó la presencia de un conjunto de riesgos que ponían en extrema precariedad la acción de estas entidades. El más evidente de los riesgos era el normativo, el cual estaba determinado por la incidencia que estaban teniendo las normas de la ley 454/98, las disposiciones complementarias y el ejercicio del control dispuesto en la Superintendencia Bancaria, 3 ZABALA SALAZAR, Hernando. La Cooperación en Colombia: anotaciones para identificar la patología de una crisis. CINCOA, Medellín, 1997. Pg. 29 y ss. 13
en la Superintendencia de Economía Solidaria y en el FOGACOOP. La aplicación estricta de estas normas y controles generaban un problema de supervivencia, en tanto más de un 70% del universo de cooperativas con actividad financiera se encontrarían sujetas a eliminar esta actividad de sus operaciones, a disminuir sus saldos o a la liquidación de su persona jurídica. Un estudio preparado para identificar este fenómeno, indicó que el cooperativismo antioqueño enfrentó los dos últimos años del siglo XX bajo una situación amenazante de gran envergadura. Sólo una respuesta coherente e inteligente a los riesgos internos y externos podía sacar adelante el movimiento. Se consideró entonces que una confrontación adecuada suponía la presencia en el sistema de cooperación de fortalezas internas suficientemente reconocidas que pudieran servir de apalancamiento en la tarea transformadora a emprender. Estas fortalezas se resumían en: “1. El comportamiento patrimonial: La persistencia de un gran número de cooperativas en nuestra región que se resistían a desaparecer a pesar de la crisis de credibilidad y a pesar de las normas, las dificultades administrativas y la arremetida de los competidores, se sustenta en un denominador común: patrimonios que han sobrepasado los indicadores más afortunados en otras regiones. Los capitales sociales y los acumulados patrimoniales de las cooperativas antioqueñas fueron el resultado del conservadurismo financiero, de la fidelidad de los nichos sociales y de la honestidad de la mayoría de administradores. “2. El nicho social específico: Por efecto de la constitución histórica de las cooperativas de ahorro y crédito de Antioquia, estas mantuvieron unos nichos sociales específicos a partir de los cuales sustentaron su sobrevivencia. Aquellas cooperativas que abandonaron tales segmentos de asociados se disolvieron o fueron las que se pudieron en mayor peligro de disolución. “3. La confianza y fidelidad de asociados y ahorradores: Los antioqueños, como consecuencia de los procesos que dieron forma a su cultura e idiosincracia, forjaron un especial apego por las instituciones que fundaron o contribuyeron a formar: presentan un carácter tribalista. Ello redundó en una inestimable confianza y fidelidad en las instituciones y sus administradores. Las cooperativas en donde los administradores han traicionado esa confianza y fidelidad, se han visto forzadas a desaparecer del escenario. “4. La honestidad: Este valor se encuentra plegado a los valores de la cooperación y a los propósitos de formación de códigos de ética de dirigentes y administradores. Pero la honestidad nace principalmente de la comprensión y la conciencia de una ética superior: el proyecto no es la cooperativa, ni el dirigente ni el administrador; el proyecto es el pueblo alcanzando su emancipación económica y social a través de la cooperación. Esa ética superior, introyectada inconscientemente en el imaginario del 14
cooperativista antioqueño, es la que produce confianza y fidelidad y es la que categoriza al dirigente”4. El haber conciencia de las afectaciones de la coyuntura, así como del reconocimiento exacto de las fortalezas, produjo una política coherente -desde una posición integracionista- que llevó al cooperativismo antioqueño a traspasar la barrera del milenio sin las angustias de los años anteriores. 4.2. El estado del cooperativismo y de la economía solidaria de Antioquia al comenzar el siglo XXI Aunque no exento de dificultades, al comenzar el siglo, el cooperativismo y las demás empresas de economía social y solidaria de Antioquia, manifestaban una franca tendencia a la recuperación. La estadística preparada por la Superintendencia de Economía Solidaria, que recogía información de cierre del año 2000, presentó las características que indica el siguiente cuadro. TIPO ENTIDAD No. ASOCIADOS EMPLEOS Financieras 7 184000 826 Cooperativas de Ahorro y Crédito 36 79433 362 Multiactivas e Integrales con Sección de Ahorro y Crédito 35 79657 2812 Subtotal 78 343090 4000 Otros tipos de Cooperativas 293 88324 3065 Totales 371 431414 7065 Como se puede apreciar, el cooperativismo con actividad financiera, en número de unidades económicas, representó el 21% del universo; sin embargo, en cuanto a asociados significa el 79.5% de la totalidad y en empleados el 56.6%. Las cooperativas financieras representaban el 42.7% del total de asociados; las especializadas de ahorro y crédito el 18.4% y las multiactivas e integrales el 18.5%. En cuanto al empleo, las cooperativas financieras participaron con el 11.7% del total; las de ahorro y crédito con el 5.1%; finalmente, las multiactivas e integrales presentaban una participación del 39.8%. 4 ZABALA SALAZAR, Hernando. Investigación asociativa, estadística y jurídica de los organismos cooperativos con actividad financiera en el Departamento de Antioquia, Medellín, Confecoop Antioquia, 2002. Pg. 24 15
De la información presentada por las superintendencias (Bancaria y de Economía Solidaria), el 40.3% de los activos del sistema cooperativa nacional con actividad financiera, al cierre del año 2000, lo contenía el conjunto de entidades presentes en el Departamento de Antioquia. 4.3. Una mirada general de la economía social y solidaria de hoy en Antioquia Desde dos dimensiones, se ha emprendido la tarea de indagar sobre la existencia del mundo social y solidario en Antioquia. En primer lugar, la relacionada con su presencia en el ámbito económico, según grandes áreas de actividad; en segundo término, la relacionada con su presencia geográfica, según grandes subregiones del Departamento. Las empresas de economía social y solidaria antioqueñas, han incursionado, a lo largo de su historia, principalmente en los sectores relacionados con la producción y la comercialización agropecuaria, e igualmente en la distribución de artículos de consumo a los hogares y en la prestación de servicios diversos a la comunidad. De manera muy tangencial han estado vinculadas a los procesos de producción industrial, especialmente el manufacturero. En el ámbito de la producción y comercialización agropecuaria y agroindustrial, han intervenido, especialmente las cooperativas (aunque en los últimos años han incursionado diversas asociaciones de productores), alrededor de productos tales como el café, la leche, el plátano, la panela y frutos exóticos. En los dos primeros, se encuentran éxitos empresariales de grandes dimensiones como lo son las diferentes Cooperativas de Caficultores y la Cooperativa Lechera de Antioquia; en regiones diversas, de igual manera, se forman cooperativas de productores lecheros. En los demás productos se destacan algunas cooperativas ubicadas en el suroeste, nordeste y oriente. Las condiciones de vida, con porcentajes superiores a los del promedio departamental, que se aprecian en la Meseta del Norte (San Pedro, Entrerrios, Belmira, Donmatías, Santa Rosa y Yarumal) son el producto del esfuerzo empresarial de los productores lecheros reunidos en torno a COLANTA, y así mismo el resultado de la persistencia financiera de sus diversas cooperativas de ahorro y crédito. El desarrollo de la infraestructura vial y de las propias localidades en el Suroeste, es el resultado de la acción emprendedora de los cafeteros, organizados en sus cooperativas desde los años sesenta; en Andes, Ciudad Bolivar, Jericó, Jardín, Hispania, Pueblo Rico, Salgar, Fredonia y Támesis, el imaginario colectivo del cooperativismo caficultor forja los nuevos senderos. Ahora bien, en este campo una importante dinámica se viene presentando en el Occidente y Urabá. Múltiples organizaciones cooperativas y asociaciones se han formado desde comienzos de los noventa para producir en común, permitir un mejor acceso a la comercialización de los productos y hacer economías de escala para la 16
adquisición de insumos agropecuarios. Las fincas cooperativizadas de Frontino, Turbo, Apartadó y Chigorodó, están introduciendo nuevos mecanismos de sobrevivencia y formación de tejidos sociales. En el ámbito de la distribución de artículos de consumo, hoy por hoy, merecen especial mención las acciones de la Cooperativa de Consumo, las cuales han sido un mecanismo de regulación de precios y de acceso facilitador a satisfactores para los sectores populares. Ha sido una experiencia también exitosa la Cooperativa de Impresores y Papeleros de Antioquia, la cual ha contribuido al mantenimiento de la dinámica de este gremio empresarial en la región. En el escenario de la producción manufacturera se destacan las diferentes empresas dedicadas a la producción textil, las cuales, en los últimos años, han estado directamente relacionadas con mecanismos de flexibilización del trabajo y de desmembración de tradicionales empresas de capital. Se destaca la importante presencia de estas empresas en el Oriente Antioqueño (en Marinilla, Santuario, Rionegro, la Ceja y el Peñol). Pero, la más extendida práctica empresarial ha estado vinculada al mundo de la prestación de servicios al público en general y a las propias empresas. El transporte, las finanzas, la salud, la educación, la recreación y la previsión exequial, han resultado ser las actividades más dinámicas de las empresas de carácter social y solidario. Las cooperativas de transporte se establecieron aprovechando ciertas situaciones coyunturales en los años sesenta. Algunas de ellas se han constituido en éxitos empresariales de algunas dimensiones (tales los casos de Conatra, Copetransa, Coopebombas y Coonorte). En otro sentido, una dinámica interesante se ha presentado en los últimos cinco años, mediante la organización del transporte informal en el Valle de Aburrá y del transporte veredal en otros municipios (especialmente en el Oriente, el Norte y Urabá), a través de cooperativas y precooperativas. Las cooperativas con actividad financiera hoy existentes -como se pudo apreciar en la primera parte de esta ponencia- son el resultado de diversas oleadas promocionales de este subsector de la economía. Se encuentran especialmente asentadas en pequeñas poblaciones, en barrios residenciales y entre grupos de trabajadores y empresas fabriles o estatales. A pesar de la crisis de los años 97 y siguientes, la gran mayoría de ellas aún superviven y presentan excelentes procesos de intervención económica y social entre sus asociados y comunidades. De entre ellas se destacan el conjunto de cooperativas financieras domiciliadas en el Valle de Aburrá –las únicas cooperativas con categoría de instituciones de crédito en Colombia- y las diversas cooperativas especializadas o multiactivas ubicadas en la Meseta del Norte, en el Oriente Antioqueño y en el Nordeste. 17
A lo largo de la historia de estas empresas la preocupación por producir satisfactores de protección ha estado inmersa en sus objetos sociales. Por ello, independientemente de la actividad principal que las sustenta, han incursionado en servicios de salud especialmente. En su momento, todas las cooperativas de ahorro y crédito, constituyeron áreas de atención en este campo; desde otro ángulo, algunas de las mutuales sustentan consultorios en sus respectivos barrios, las cajas de compensación (aunque hoy por hoy han evolucionado hacia la constitución de EPS e IPS) forjaron su presencia en torno a la atención de sus afiliados y beneficiarios. Sin embargo, los cambios producidos por la Ley 100 hicieron que en 1994 eclosionara la organización cooperativa de los profesionales de la salud, formando multitud de instituciones prestadoras de salud y contratadoras de servicios con las EPS. La previsión exequial también ha sido una de las preocupaciones complementarias de las cooperativas con actividad financiera. La centenaria presencia de las mutuales ha generado un proyecto cultural alrededor del rito de la muerte, arraigado entre los sectores populares. Desde el mundo cooperativo se han forjado áreas de actividad que recogen la experiencia mutual y la adaptan a sus propias características. Se destaca en este campo la labor de la Previsora Social "Vivir", como expresión integradora de esta preocupación de la cooperación antioqueña. La educación ha sido otra de las actividades dinamizadas por el sector social y solidario. En principio fueron las cooperativas forjadas por iniciativa de la política gubernamental en los años setenta. Posteriormente fueron los propios profesionales de la educación los que se constituyeron en diferentes tipos empresariales para dar salida a las necesidades en el campo de la formación básica y no formal. Se destaca la experiencia de los colegios cooperativos en los municipios del Norte del Valle de Aburrá y el éxito empresarial que ha sido el Colegio Militar "José María Córdoba". No se puede dejar de hacer mención al esfuerzo formativo realizado en diversas instituciones educativas del departamento, introduciendo prácticas empresariales entre sus alumnos mediante la constitución de cooperativas escolares: son reconocidas las experiencias de San Roque, Santo Domingo, Santa Rosa de Osos, Yolombó y San Pedro de los Milagros. De otro lado, al tenor de los cambios producidos por la megatendencia de la descentralización, muchas nuevas opciones se le han presentado a la economía social y solidaria. Aunque todavía como prácticas empresariales bastante marginales, se viene incursionando ampliamente en la prestación de servicios básicos domiciliarios y comunitarios. Las cooperativas, precooperativas, asociaciones y grupos autogestionarios de diverso tipo enfrentan el reto empresarial alrededor de los servicios de aseo municipal, reciclaje, construcción y mantenimiento de obras públicas, mantenimiento de vías, administración de acueductos veredales, etc. Ellas son la expresión del nuevo mundo de lo local. Se destacan la Cooperativa de Recolectores de subproductos, RECUPERAR y PRECOODES como empresas pioneras de este tipo en el Valle de Aburrá. 18
Finalmente, no se puede dejar de lado la experiencia de integración cooperativa y mutual en Antioquia, la cual alcanzó niveles sorprendentes hacia mediados de la década de los noventa, con la presencia de más de diez entidades de segundo grado: unas de carácter económico y otras de representación y educación. Al comenzar el siglo XXI la dinámica de integración la mantienen la Asociación Antioqueña de Cooperativas –CONFECOOP ANTIOQUIA- y la Federación de Mutuales de Antioquia. Nuevas integraciones se han establecido en los dos últimos años, sobre todo para alcanzar mejores niveles de eficiencia en el manejo de productos financieros y el logro de mayores coberturas a la población, sobre todo a la más desprotegida. *** Este breve recorrido, en el cual se han olvidado muchas otras expresiones locales de diverso tamaño, presenta un múltiple escenario que da vida al paradigma empresarial del siglo XXI: la economía social y solidaria. Medellín, Octubre de 2004 19
BIBLIOGRAFÍA ARBOLEDA ALVAREZ, Olga Lucía. Caracterización histórica de algunas prácticas de economía solidaria en Medellín 1930 -1972. Medellín: Funlam.2000. ZABALA SALAZAR, Hernando y ARBOLEDA ÁLVAREZ, Olga Lucía. Recuperación y análisis de la producción intelectual y organización de la memoria documental del cooperativista Francisco Luis Jiménez. Medellín: Funlam, 2004. (Inédito) ZABALA SALAZAR, Hernando. La Cooperación en Colombia: anotaciones para identificar la patología de una crisis. CINCOA, Medellín, 1997. ZABALA SALAZAR, Hernando. Investigación asociativa, estadística y jurídica de los organismos cooperativos con actividad financiera en el Departamento de Antioquia, Medellín, Confecoop Antioquia, 2002. 20
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