La medicina social en México V Género, sexualidad, violencia y cultura - Florencia Peña Saint Martin Beatriz León Parra

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La medicina social en México V
Género, sexualidad, violencia y cultura

                   Florencia Peña Saint Martin
                   Beatriz León Parra
                   (Coordinadoras)
Consejo editorial de ALAMES-México, A.C., 2008
 Ydel Cuerpo Académico "Diversidad biosocial contemporánea", ENAH

 Elia Nora Arganis Juárez
 Anabella Barragán Solís
 José Luis Fernández Torres
 Guadalupe García de la Torre
 Beatriz León Parra
 Sergio López Alonso
 Oliva López Arellano
 Marinella Miano Borroso
 FlorenciaPeña Saint Martin
 Maritza Urteaga Castro-Pozo

                                        Escue. la Na.donal
                                        de Antropología
                                                              {i}   Instituto Nacional
                                                                    de Antropología
                                                 e Historia    O.   e Historia
        ALAMES
   Asociación Latinoamericana de
 Medicina Social, Región México, A.C.

Esta publicación contó con el apoyo de ALAMES-México A.C., la ENAH, el Programa
de Mejoramiento del Profesorado (Promep) de la Secretaría de Educación Pública, y la
Universidad Autónoma de Tamaulipas.

Imagen de la portada: Concurso: Movimientos sociales (XXVII), Escuela Nacional de
Antropología e Historia; serie: El final de la imaginación "México Rebelde"; autor: Fernando
Castillo; foto: 6; título: "Conflicto en Oaxaca 2006"; lugar y fecha: Oaxaca, Oaxaca, 2006.

ISBN: 978-607-9124-01-4

Primera edición: 2010

©      Ediciones y Gráficos Eón, S.A. de C.~
       Av. México Coyoacán Núm. 421
       Col. Xoco, Deleg. Benito Juárez
       México, D.F., C.P. 03330
       Tels.: 5604 1204, 56 88 91 12
       administracion@edicioneseon.com

Impreso y hecho en México
Printed and made in Mexico
Estados alterados de conciencia y salud
NUEVAS PROPUESTAS DE POLÍTICA DE DROGAS EN LA
           LÓGICA DE PROMOCIÓN DE LA SALUD

                                                                         Juan Machín Ramírez *

Resumen

La mayoría de los analistas coinciden en que la actual política de guerra contra las
drogas (sustentada principalmente en convenios, convenciones, declaraciones polí-
ticas y protocolos de las Naciones Unidas) ha fracasado y es necesario replantearla.
Existen elementos como la perspectiva de reducción de daños, la despenalización
del consumo, la regulación de ciertas drogas, que están en el centro de la discusión
y que pueden ser la base de nuevas propuestas de políticas de drogas basadas en una
lógica de promoción de la salud y la seguridad de las personas. Se presentan algunos
elementos de este debate y algunas de las propuestas emanadas de diversos espacios
nacionales e internacionales de discusión académica y política.

Premisas

1)      Los usos de sustancias psicoactivas son un fenómeno hipercomplejo que abarca
        múltiples dimensiones que van desde las relacionadas con la propia fisiología
        humana (con sus diferencias de edad, sexo, raza, etc.), hasta las históricas y
        culturales. La hipercomplejidad se refleja asimismo en las estrechas y múltiples
        interrelaciones entre las diversas dimensiones; por ejemplo, entre la bioquímica

     * Centro Cáritas de Fonnación, A.C. .
130    •   Juan Machín Ramírez

       de las sustancias y las consecuencias que su consumo pueden tener para la salad..
       pasando por perspectivas epidemiológicas (distribuciones del consumo, per1ii
      -de los usuarios, etc.), las representaciones sociales de las sustancias, el consUD!X'!
       y los consumidores (por parte de los propios consumidores y de los no consu-
       midores), la definición, la clasificación y el status legal de las sustancias, gene-
       ralmente según criterios tautológicos, de control social e intereses económiCOi
       como menciona Escohotado (1999: 887-907) Yde todas las actividades con en.
       relacionadas (producción, distribución, consumo, combate, tratamiento, etc-\.,
       Como todos los fenómenos sociales, los usos de sustancias psicoactivas varía
       en el espacio y el tiempo (Escohotado, 1999. Courtwright, 2002) y presenta
       diferentes escalas: desde el nivel individual a la sociedad red (Castells, 1999,
       en su conjunto reflejadas, por ejemplo, como redes internacionales de crimez
       organizado (Labrousse, 1993), y/o como marcos jurídicos políticos internacio-
       nales como la "Convención única de 1961 sobre estupefacientes enmendada
       por el Protocolo de 1972 de modificación de la Convención única de 1961 sobre
       estupefacientes", el "Convenio sobre sustancias sicotrópicas", la "DeclaraciÓD
       Política. Principios rectores de la reducción de la demanda de drogas y medida5
       de fomento de la cooperación internacional en la lucha contra el problema mun-
       dial de las drogas"; (en UNIDCP, 1992: 63-75, se encuentra una relación completa
       y con una descripción sintética de los principales eventos e instrumentos de
       cooperación internacional en el campo del control de las drogas.
2)     Los usos de sustancias psicoactivas son prácticas comunes en todos las cul-
       turas humanas, son tan antiguos como la humanidad misma y son parte de la
       normalidad, incluso el cuerpo humano produce sus propias sustancias psico-
       activas. Por lo tanto, los slogans del tipo "Por un mundo libre de drogas", ca-
       recen de sentido, a menos que se piense llegar incluso a la ingeniería genética
       para modificar nuestro propio organismo o que se reconozca que sólo tienen
       fines de legitimación política (aunque no creo que se llegue a tales niveles
       de cinismo o, paradójicamente, de honestidad). Es un fenómeno que como
       tal no puede ser 'eliminado', sino que puede ser cuando mucho, en parte.
       gobernado.
3)     La política hegemónica internacional sobre sustancias psicoactivas es impulsa-
       da/impuesta por Estados Unidos como verdadera "cruzada contra las drogas" y
       está montada, sobre todo, en una estrategia represiva de legislar para prohibir y
       destruir sólo ciertas sustancias psicoactivas (por ejemplo la heroína, la cocaínal'
       la marihuana, pero no el alcohol, la nicotina o la cafeína), así como para crimi-
       nalizar y perseguir a productores, traficantes y consumidores.
4)     Entre algunas de las razones que explican el hecho de que, a pesar de las nume-
       rosas y graves implicaciones negativas que tienen estas políticas en diferentes
       niveles, desde las personas hasta regiones geográficas enteras, y los múltiples
       absurdos que implican, se haya podido consolidar se encuentran:
Nuevas propuestas de política de drogas...              •   131

a)    La consolidación del sistema-mundo capitalista (Wallerstein, 1993), que
     junto a sus procesos reductivos de urbanización, burocratización, indus-
      trialización y proletarización, da forma y legitimación a procesos de mar-
      ginación, exclusión y persecución de grupos sociales enteros (por diversos
      motivos: étnicos, económicos, de género, generacionales, orientaciones
      sexuales, estilos de vida, etc.). Agudizado de manera muy significativa en
      la etapa del llamado neoliberalismo.
b)    El cientificismo que entroniza el valor de la razón y de la ciencia como los
      únicos criterios y procedimientos válidos para acceder al conocimiento
      verdadero de las cosas. La ciencia, como salvadora del hombre, según el
      metadiscurso de las Luces (Lyotard, 1993: 9,67-81) y del positivismo, se
      convierte en calzador de la razón, en el que casi siempre se pierde la com-
      prensión vital del ser humano en su cotidianidad (Heller, 1987: 317-358).
      Cientificismo como racionalidad que busca mayor control social (Marcu-
      se, 1984: 161 y ss; Foucault, 1992: 31-44, y 1990: 300-314; Feyerabend,
      1993: 289-304). Asociado a esto, se desarrollan los modelos hegemónicos
      médico (Menéndez, 1990) y jurídico para "vigilar y castigar" (Foucault,
      1990) que detenta el poder, incluso para que el Estado se arrogue el dere-
      cho de tutelar el "juicio y el estado de ánimo" de la ciudadanía.
c)    El empleo de todos los medios y el poderoso aparato propagandístico,
      para construir un nuevo enemigo mundial, tras la caída de la URSS. Ya
      que, como han señalado diversos autores, la 'guerra contra las drogas' es
      una forma de legitimación ideológica de la defensa que Estados Unidos
     hace de sus intereses hegemónicos tradicionales (Ambos, 1998: 115-133;
     Hopenhayn, 1999: 170). De esta manera, por ejemplo, el hecho de que las
     farmacodependencias sean consideradas como uno de los problemas más
     graves de nuestra época es producto de la construcción de una represen-
     tación social y de elaboración política. Fácilmente podríamos enumerar
     problemas mucho más graves, tanto en número como en consecuencias
     para el planeta, que, sin embargo, no tienen la misma atención en los
     medios, ni son considerados tan preocupantes por las personas o los polí-
     ticos. Incluso el tabaquismo o el alcoholismo plantean en países como el
     nuestro problemas más graves que el consumo de marihuana o cocaína,
     de acuerdo a los propios datos oficiales.
d)   Al mismo tiempo, ha resultado un negocio redondo, si consideramos las
     operaciones secretas de financiamiento de contras, afganos, guerrillas del
     Triángulo dorado, etc. analizadas por Escohotado (1999). La justificación
     perfecta para desestabilizar y derribar gobiernos (como el caso de Noriega
     en Panamá), para aplicar extraterritorialmente leyes, militarizar policías,
     inmiscuirse en los asuntos domésticos de los estados (por ejemplo, el caso
     de los extraditables, el cuestionado procedimiento de certificación, el plan
     Colombia y la iniciativa Mérida), etc.
132      •   Juan Machín Ramírez

5)      La política hegemónica prohibicionista ha tenido como resultados principales:
        a)   La formación y mantenimiento de múltiples formas de crimen organizado.
             narcoestados, una narcocultura, promoviendo la corrupción a todos los
             niveles, etc.
        b) La consolidación de una representación de impotencia de la comunidad
             civil ante esta "tragedia".                                     '
                                                                                               8)
        c)   Múltiples violaciones a los derechos humanos y un uso político del
             combate al narcotráfico (paradigmático es el caso del Plan Colombia).
             Por ejemplo, Joy Olson, directora ejecutiva de la oficina de Washing-
             ton para asuntos latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés).
             declaró:

     Después de 25 años y 25 mil millones de dólares designados al combate contra las drogas
     en América Latina, no nos encontramos más cerca de ganar la guerra... no tenemos nada
     que mostrar más que puros daños colaterales ... Los esfuerzos de control de drogas de
     Estados Unidos han impuesto una guerra contra los pobres y violentado las instituciones
     democráticas (Cason y Brooks, 2004).

        d)    Una mayor marginación y exclusión de las personas farmacodependientes
              y un incremento en las formas de marginación social (particularmente
              acentuadas con la aparición del SIDA).
        e)    Un mejoramiento en las técnicas de cultivo y en los procesos de produc-
              ción, un incremento de la cantidad de droga disponible en el mercado y
              una disminución del precio de la droga.
              Que son precisamente los resultados contrarios que se declaraban como
              esperados.
6)      La persistencia de estos modelos, que se han denominado el mal permanente)'
        el permanente progreso: "la doctrina de esta institución presenta un aterrador
        panorama para cada presente y una inquebrantable adhesión a los métodos del
        ayer como únicas soluciones" (Escohotado, 1999: 1045), se explica en gran
        medida porque, como hemos mencionado antes, la 'cruzada contra las drogas·
        es una legitimación ideológica que Estados Unidos hace de la defensa de sus
        intereses y porque ante el fracaso de esta estrategia (Boyer, 2001), paradójica-
        mente se receta aplicar más de lo mismo, en la lógica lineal de que "más es me-
        jor" y de que "aún no es suficiente" (sin preguntarse jamás cuánto es suficiente
                                                                                                    te
        y, como no existe una medida que nos lo indique, podemos estar seguros que                  d(
        nunca será suficiente). Es la lógica de las soluciones clarifinantes (Watzlawick.           oc
        1994), como dice el chiste: "la operación ha sido un éxito. Ah, sí, bueno... el             pl
                                                                                                    f,
        paciente ha muerto".                                                                        aJ
7)      Es claro que cuando criticamos esta estrategia, no estamos afirmando que deben              (1
        desaparecer por completo los mecanismos de control social o que el abuso de                 q
                                                                                                    ri
Nuevas propuestas de política de drogas...                            •    133

        ciertas sustancias no pueda tener efectos negativos,! etc. serían otras de tan-
        tas simplificaciones. Lo que proponemos es que avancemos hacia "una mayor
        comprensión de los fenómenos involucrados y promover una aproximación más
        humana, orientada socialmente y, sobre todo, más eficiente, donde el primer
        interés es el proteger la salud de los usuarios y mejorar la realidad psicosocial"
        (Observatorio Vasco de Drogodependencias, 2000).
8)      Podemos plantear, entonces, la conveniencia de impulsar un amplio debate
        basado en las evidencias sociales y científicas acerca de la actual política de
        drogas. Desde el principio, este debate se debe plantear a partir de la heteroge-
        neidad y diversidad de los contextos sociales. Nos encontramos, además, en un
        momento clave para que se lleve a cabo este debate, porque en el año 2009 se
        tendrá en Viena una Reunión de Alto Nivel de las Naciones Unidas para discutir
        las políticas ~e drogas para los próximos años, a partir de la revisión de las po-
        líticas definidas por las Naciones Unidas en la Declaración Política de 1998.
            Por eso, en diversas partes del mundo se están realizando trabajos prepara-
        torios para esta reunión. Anexo las declaraciones finales de un Coloquio sobre
        Política de Drogas, realizado en la ciudad de México a finales de 2007, y un
        Seminario de Expertos en Ayagualo, El Salvador, en octubre de 2008.
            Una iniciativa muy importante, por la denominada Beyond 2008 convocada
        por el NGO Committee on Narcotic Drugs en el marco de un proceso de consul-
        tas nacionales, regionales e internacionales previas a la reunión de Viena 2009.
        Del documento final quiero subrayar algunos puntos que me parecen muy rele-
        vantes para la discusión:

     Se llama a los estados miembros ... a reiterar su compromiso de abordar los problemas
     de seguridad pública resultante del consumo de drogas ilícitas-nocivas por medio de
     respuestas basadas en pruebas científicas que estén en consonancia con las normas de
     derechos humanos como parte de un criterio equilibrado (NCND, 2008: 5).
     Establecer, al elaborar directrices de políticas, estrategias y prácticas, mecanismos trans-
     parentes y sistemáticos para la participación y consulta a nivel nacional y prestarles apo-
     yo, incluidas las organizaciones no gubernamentales y los más afectados por el consumo
     de drogas ilícitas-nocivas y la política en materia de drogas (NCND, 2008: 9).

    1 Los daños derivados de las varias formas de farmacodependencia pueden ser resumidos en cuatro ca-
tegorías: a) La primera concierne a los daños físicos, sociales y psicológicos respecto al sujeto que hace uso
de sustancias psicotrópicas. b) La segunda concierne a los daños que la condición de farmacodependencia
ocasiona, por sí misma y por las normas jurídicas vigentes (situación de ilegalidad), respecto al contexto
próximo en el cual ésta se manifiesta (del proselitismo a la micro-criminalidad recurrente, al malestar de las
familias con un farmacodependiente y a las respectivas redes sociales, entre otros). c) La tercera concierne
al problema del daño que dicha condición produce en relación al contexto ampliado en el cual se manifiesta
(pérdida total de la capacidad del control social, alarma social). d) La cuarta (la menos evidente, pero la
que más preocupa) concierne a la pérdida de capacidad y aptitudes de una cultura en desarrollar sistemas
rituales simbólicos de control social basados en la tolerancia y en la complejidad.
134      •   Juan Machín Ramírez

     Establecer los Principios rectores del tratamiento eficaz, en consulta con las autorida-
     des competentes, entre ellas, la OMS, la ONUDD, el ONUSIDA y las organizaciones re-
     gionales competentes, así como el personal proveedor de servicios y los más afectados
     por el consumo de drogas y las políticas en materia de drogas (NCND, 2008: 14).

Es muy importante remarcar que hay una mención clara de los daños de la droga y de
las políticas antidroga asociados en la misma frase.

Una propuesta de realismo ecológico2

A partir de las premisa~" y consideraciones anteriores, planteo que otra política de
drogas es posible: una propuesta pensada ecológicamente (en el sentido de Bateson,
1976) en términos de promoción de la salud y la seguridad. Es evidente pues que
sólo un cambio radical de la política y de los modelos de atención que conforman en
gran medida la constitución social del fenómeno, puede permitir una mejoría de la
situación de daño y sufrimiento que ocasionan.
   Algunos de los elementos básicos que pensamos deben incluirse en los razona-
mientos de una política alternativa son los siguientes:

1)      Se debe detener la lógica de "guerra contra las drogas" y enfocar las políticas
        públicas más a las necesidades de gestionar y reducir los riesgos y daños del uso
        de sustancias psicoactivas (desde los niveles personales a los sociales), inclu-
        yendo elementos de prevención y el tratamiento, traducido, también, en térmi-
        nos financieros. Es decir, se debe desplazar de una política de "cruzada contra
        las drogas" hacia una "política humana de drogas" a nivel global (Machín et al.,
        2002: 108). Así, creemos, deben implementarse estrategias para:
        (a) la prevención, la reducción de riesgos y daños, el tratamiento, la rehabili-
              tación y la reinserción.
        (b) el cambio en la construcción social y cultural del fenómeno y, a veces, lo
              sostienen y lo amplían; se debe redimensionar, por ejemplo, la discusión
              pública sobre el tema, superar estigmas y prejuicios, incluir el tema de las
              dependencias a las drogas legales, como el alcohol y el tabaco, etc.
        (c) búsqueda de alternativas de política legislativa orientadas a un marco ju-
              rídico coherente con las estrategias anteriores, es decir, que se avance
              en la descriminalización plena del consumidor y propuestas de legaliza-
              ción controlada (comenzando con la regulación de la marihuana en todos

    2 Aquí nos concentramos en el aspecto político, pero las respuestas del tercer sector, de esta manera,
se pueden agrupar en tres grandes categorías: a) las intervenciones concretas y localizadas que realizan
las organizaciones, b) su articulación en Red para dar respuestas no fragmentadas, y c) para actuar como
minoría activa en la modificación de la política pública.
Nuevas propuestas de política de drogas...              •   135

                 los niveles: cultivo con fines industriales, terapéuticos, recreativos, etc.)
                  acompañadas por esfuerzos serios de prevención. Uprimy (2002: 184-188
                 y 194) ha desarrollado una interesante tipología de modelos de manejo
                 jurídico de las sustancias psicoactivas que superan claramente una po-
                  sición maniquea de todo ("guerra a las drogas") o nada ("liberalización
                 absoluta"), mediando a través de propuestas de prohibición flexible o re-
                 ducción de daños hacia una despenalización flexible o reducción de daños
                 "generalizada", como modelo de salud pública y legalización regulada a
                  semejanza del tabaco o el alcohol, donde el objetivo es proteger la salud
                 pública en el marco del respeto a los derechos humanos, tolerando el con-
                  sumo pero des-estimulándolo y reduciendo los daños en todas y cada una
                 de las fases del sistema-droga (Pietrostefani, 1998). Remito al lector inte-
                 resado para profundizar sobre las posibilidades de un manejo jurídico más
                 flexible a los excelentes textos de Ambos (1998: 154-165), Escohotado
                  (1999: 1136-1169) y Savater (1991: 13-31). En especial, se debe retomar
                 el ejemplo histórico de la abolición de la Ley Volstead (más conocida
                 como la "Ley Seca") en Estados Unidos. Ley que no logró erradicar el
                 alcoholismo ni "cerrar las puertas del infierno" como había prometido el
                  senador A. Volstead (Escohotado, 1999: 648), pero que produjo el crimen
                 organizado.
      2)   El lugar de la intervención (prevención-reducción de daños-tratamiento-rein-
           serción social) es sobre la trama simbólica de las relaciones, ya que allí se da
           el pasaje de las representaciones sociales a la construcción social de la exclu-
           sión. Es decir, la conducta "desviada" como fenómeno colectivo es, principal-
           mente, una construcción social, como han mostrado la criminología crítica, el
           interaccionismo simbólico y la sociología de la desviación. El cambio de las
           representaciones de la conducta desviada que hacen los grupos sociales tiene
           principalmente una función simbólica. El lugar en el que se da la mutación, la
           persistencia y los diversos niveles del eventual cambio es la comunidad local
,(1
           de pertenencia, con sus redes sociales conformando un sistema autopoyético
           hipercomplejo y, por lo tanto, irreducible. Los cambios suceden sólo con la
           condición de que se perciban como ventajosos para su persistencia y capacidad
           auto-reproductora.
      3)   La cuestión "droga" es hoy, antes que nada, un problema de promoción y gestión
           de la seguridad y de la salud de todas las personas (sean farmacodependientes o
           no). Hay que reconocer que en gran medida las y los farmacodependientes se han
           vuelto chivos expiatorios (Machín, 2003: 123-125) para justificar todo tipo de
I          medidas represivas y de control social: "operación mochila", políticas de "cero
I          tolerancia", leyes del tipo llamadas "mano dura" y "súper mano dura". Todas
k          estas respuestas constituyen sobre-simplificaciones del sistema que generan una
           ilusión de "seguridad", a través de la exclusión y el control social, pero que en
           realidad producen mayor sufrimiento social y, a la larga, más inseguridad.
136    •   Juan Machín Ramírez

4)    Si en verdad las políticas públicas de drogas buscan el bien-estar y bien-ser de
      las personas (y no sólo la legitimación pública) se deben evaluar en términos del
      logro de sus objetivos explícitos, de los daños colaterales que producen, de la
      eficacia y eficiencia en su implementación y replantearse de acorde a las eviden-
      cias científicas y una postura ética de base, de respeto a los derechos humanos
      y en una lógica de promoción real de la salud y la seguridad.

   Por todo lo anterior, podemos concluir que no sólo es posible sino necesaria y
urgente una nueva política en relación a las sustancias psicoactivas, basada en un
paradigma completamente diferente al de "guerra a las drogas".

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2008 Más allá de 2008, NCND http://www.vngoc.org/images/uploads/file/Declaratio
     n%20and%20Resolutions%20Spanish.pdf, 22 de abril de 2009.
138 •     Juan Machín Ramírez

Anexos

Propuesta de Política Pública de Adicciones

Reunidos en la ciudad de México, los días 12 y 13 de noviembre de 2007, investi-
gadores, representantes de organizaciones de la sociedad civil y de instituciones gu-
bernamentales hemos analizado, reflexionado y discutido sobre la política de drogas
en nuestro país y los abajo firmantes hemos acordado emitir la siguiente declaración
de consenso:

     Se debe reconocer que las farmacodependencias son un fenómeno complejo y
     que su atención no es posible desde una sola perspectiva como la de "guerra
     contra las drogas".
     Es necesario realizar una evaluación profunda de los resultados y consecuencias
     de la actual política de drogas.
     La política de drogas debe orientarse a mejorar la calidad de vida de las perso-
     nas y fundarse en el respeto de los derechos humanos.
     La política de drogas debe basarse en las evidencias científicas y construirse
     con los diferentes actores sociales: universidades, organizaciones de la sociedad
     civil e instituciones públicas.
     La política de drogas debe ser más integral e incluir no sólo el tema de la reduc-
     ción de la oferta de drogas, sino, igualmente, la reducción de la demanda y de
     las consecuencias negativas de su uso.
     La política de drogas no debe promover la creación de imágenes negativas de
     los consumidores y su exclusión social
     Se deben invertir más recursos para la prevención, la reducción de las conse-
     cuencias negativas, el tratamiento, la reinserción social, la investigación y la
     formación de recursos humanos.

Declaración de Ayagualo

Los y las representantes de 21 organizaciones y 8 redes -nacionales, regionales y
latinoamericana- de los países de Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, El
Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá y Alemania, reunidos
en el V Encuentro de Expertos y Expertas en el Tema de Drogas y Situaciones Críticas
Asociadas: "Drogas: Juventud, Violencia y Pandillas. ¡Una mirada alternativa!", en
Ayagualo (El Salvador), los días 7, 8, 9 Y 10 de octubre del 2008, hemos confirmado
-durante los últimos diez años de nuestro trabajo sostenido con poblaciones que vi-
ven en grave exclusión asociada a consumo y tráfico de drogas, VIH, pobreza extrema,
vida en situación de calle, trabajo sexual, violencia y otras formas de sufrimiento
Nuevas propuestas de política de drogas...             •   '39

soclal- que los Estados aún no han logrado garantizar los derechos y la dignidad ce
todas las personas.
   Por ello, y partiendo del protagonismo de las comunidades locales, instamos a
las Naciones Unidas -que se aproximan a la definición de nuevas políticas y metas
para el abordaje de la situación mundial de drogas-, a los Presidentes reunidos en la
XVII Cumbre de Mandatarios de Iberoamérica, a los Organismos Internacionales, a
los Estados y a la Sociedad Civil, a integrar, para la próxima década, las siguientes
prioridades en sus políticas y acciones:

1.     La garantía de los Derechos Humanos de las personas que consumen drogas y
       principalmente de quienes se encuentran en condiciones de exclusión social.
2.     La implementación de alternativas de atención que integren la prevención, la
       reducción de daños, el tratamiento y la reinserción social, dejando de lado las
       acciones punitivas, coercitivas y estigmatizantes que sostienen la exclusión y
       aumentan el sufrimiento social.
3.     El cumplimiento de las obligaciones de los Estados en la implementación de
       políticas orientadas a la transformación de las condiciones de vida, la mediación
       de conflictos y la construcción de seguridad, garantizando el protagonismo de
       las Comunidades Locales.
4.     La sostenibilidad de los procesos de intervención, a través de la definición de
       planes y presupuestos coherentes, de la formación del recurso humano, de la
       investigación científica sostenida, de los sistemas educativos incluyentes, del
       seguimiento y evaluación de los procesos y del fortalecimiento de las redes
       sociales.

     Firmado el día 9 de octubre de 2008, en Ayagualo, La Libertad, El Salvador.
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