La transición justa y la gobernanza climática - Febrero de 2022
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Documento de orientación sobre el empleo, la transición justa y la gobernanza climática Febrero de 2022 International Organisation of Employers Organisation Internationale des Employeurs Organización Internacional de Empleadores
La presente publicación ha sido elaborada con el apoyo financiero de la Unión Europea. Su contenido es responsabilidad exclusiva de la Organización Internacional de Empleadores y no necesariamente refleja los puntos de vista de la Unión Europea.
Índice Introducción ............................................................................................................................... 2 Trabajo preparatorio para la COP26 .......................................................................................... 2 Resultados de la COP26.............................................................................................................. 3 Empleo, competencias y transición justa................................................................................... 5 Introducción a la transición justa ............................................................................................... 7 Cómo participar en las políticas y en los debates sobre el clima............................................... 9 El papel de la OIE ...................................................................................................................... 11 Anexo: Panorámica de la gobernanza climática mundial ........................................................ 13
Introducción Las políticas climáticas se están convirtiendo en una de las principales prioridades para las organizaciones de empleadores. En una encuesta realizada en 2020 entre los miembros de la red mundial de la OIE, se identificó el cambio climático como uno de los mayores riesgos para las empresas y una de las principales preocupaciones de las organizaciones de empleadores. Ante esto, la OIE ha ampliado su labor en materia de políticas y desplegado nuevos esfuerzos de promoción para brindar asistencia relevante a su red mundial. Este documento de orientación tiene como objetivo resumir los principales avances en los debates internacionales sobre el cambio climático que afectan a los empleadores. Este documento aborda los resultados de la reunión de la COP26 en Glasgow en diciembre de 2021, los datos más recientes sobre los efectos de la adaptación y la mitigación climáticas, haciendo especial énfasis en los datos sobre el empleo, y una panorámica sobre qué pueden hacer las organizaciones de empleadores para apoyar a sus miembros. El presente documento cierra con una guía de las instituciones que están liderando las negociaciones internacionales sobre el clima. Trabajo preparatorio para la COP26 Había mucha expectación en torno a la 26.ª Conferencia de las Partes (COP26) en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) y en el Acuerdo de París, una conferencia de dos semanas que se celebró tras dos años de preparativos y retrasos debido al COVID-19. La Conferencia tuvo lugar en Glasgow, del 31 de octubre al 13 de noviembre, bajo los auspicios de la Presidencia del Reino Unido y del Presidente de la COP de 2021, Alok Sharma. Se alcanzaron acuerdos y las partes negociantes, 197 países, consensuaron diversas disposiciones y conceptos fundamentales que han permitido pulir los detalles sobre la aplicación del Acuerdo de París. El Acuerdo de París y la acción climática en general constan de tres elementos principales: la mitigación, la adaptación y la financiación. El Acuerdo de París, adoptado en 2015, exige, en concreto, «[m]antener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2 °C con respecto a los niveles preindustriales, y proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1,5 °C con respecto a los niveles preindustriales, reconociendo que ello reduciría considerablemente los riesgos y los efectos del cambio climático». El Informe de 2018 del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) determinó que un aumento de 2 °C provocaría nuevas olas de calor y tormentas extremas, escasez de agua y sequías, mayores pérdidas económicas, un menor rendimiento de los cultivos, un mayor aumento del nivel del mar y más daños a naturaleza. Según los estudios científicos vigentes, es necesario que se reduzcan las emisiones mundiales en un 50 % de aquí a 2030 para poder limitar el calentamiento global en 1,5 °C de aquí a 2100. Esto concuerda con el objetivo del Acuerdo de París de limitar el aumento de la temperatura media mundial «muy por debajo de 2 °C» y «proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1,5 °C» con respecto a los niveles preindustriales. Para hacerse una idea general, puede acudir a la guía sobre las negociaciones y las decisiones tomadas en la COP26, elaborada por el Gobierno del Reino Unido, que lideró el proceso. Para reducir el aumento de las temperaturas mundiales, los Estados Parte del Acuerdo de París acordaron eliminar de manera progresiva sus emisiones de gases de efecto invernadero. No obstante, el Acuerdo no especifica con exactitud cómo debe lograr este objetivo cada país; solo explicita que los países más desarrollados e industrializados tienen una mayor responsabilidad debido a su implicación histórica en el cambio climático. Los detalles negociados en las sucesivas Conferencias de las Partes se 2
han recogido en las llamadas «normas de aplicación del Acuerdo de París». Al mismo tiempo, los países difunden de manera regular sus planes de acción nacionales mediante las contribuciones determinadas a nivel nacional (CDN), que recogen aquellas acciones y medidas concretas que se han tomado o que se van a tomar para reducir las emisiones de manera progresiva. Las CDN se actualizan cada 5 años. En la COP24 de Katowice (Polonia) se pusieron en marcha las normas de aplicación, que se concluyeron en Glasgow, en 2021. El año 2020 fue la primera fecha límite para presentar las CDN actualizadas, que más tarde se analizan en un balance mundial, un informe oficial que estima la capacidad de las CDN para alcanzar sus objetivos. Las CDN recién actualizadas y sus modalidades se recogen en el informe de síntesis de las CDN. Según ciertos estudios, más de 140 países se han comprometido a conseguir la neutralidad en sus emisiones para 2050. Estos compromisos ya abarcan el 88 % de las emisiones mundiales actuales de gases de efecto invernadero y el 90 % del PIB mundial, lo que supera las expectativas. Resultados de la COP26 Sin embargo, según ciertas voces críticas, aunque los compromisos unilaterales actuales se cumplieran y se dieran las condiciones ideales, la temperatura mundial aumentaría en unos 1,9 °C para finales de siglo. Para alcanzar de forma realista el objetivo de 1,5 °C, los países no pueden limitarse formular meras promesas; deben elaborar políticas nacionales coherentes, aplicarlas de manera sólida y con ayuda de una planificación rigurosa y, lo que es más importante, contar con suficiente apoyo por parte de particulares y empresas. La nueva decisión de la COP26 implica que, en 2022, los países tendrán que revisar y reforzarán sus objetivos de reducción de emisiones de dióxido de carbono (CO2) para 2030, mediante una actualización de sus CDN, con el fin de limitar el aumento de la temperatura mundial a 1,5 °C. En particular, el Pacto de Glasgow por el Clima recoge los siguientes compromisos: • Es el primer acuerdo climático que dispone de manera explícita reducir el uso persistente del carbón, que origina un 40 % de las emisiones totales 1. También insta a la eliminación progresiva de las «subvenciones ineficientes a los combustibles fósiles» y reconoce la necesidad de una «transición justa» en el proceso de descarbonización de las economías y las industrias. • Por fin se ha adoptado un marco para que los países puedan intercambiar créditos de carbono. Este complejo mecanismo permitirá cumplir los objetivos climáticos de manera parcial, mediante la adquisición de créditos compensatorios que representan la reducción de las emisiones en otros países. Está recogido en el Artículo 6 2 y detallado en las normas de aplicación del Acuerdo de París, tras seis años de complejos debates. Si se aplica de manera correcta, podría ofrecer mayor certidumbre y previsibilidad a la mitigación y la adaptación climáticas. Se espera que este marco revitalice los mercados de carbono y que facilite la reducción de emisiones rentables y la inversión del sector privado. No obstante, aún es pronto para saber cómo se desarrollarán los marcos nacionales y los mercados del carbono (véase el Cuadro 1). 1 El texto se cambió a última hora y pasó de exhortar la «eliminación gradual» a la «reducción gradual» del uso y la producción de carbón. 2 La CMNUCC ha publicado los proyectos de decisión sobre el Artículo 6.2 (Suiza anuncia en la COP26 seis acuerdos bilaterales siguiendo el modelo del Artículo 6.2); el Artículo 6.4 y el Artículo 6 8 (los Art. 6.2 y 6.4 permiten que los mercados internacionales del carbono funcionen de manera efectiva y el Art. 6.8 versa sobre los enfoques no relacionados con el mercado). 3
• Se llegó a un consenso para, como mínimo, duplicar la financiación para la adaptación climática de las economías en desarrollo. Una parte fundamental del acuerdo es garantizar que los países desarrollados financien más y de manera adecuada a aquellos países con menor capacidad de adaptación climática, a través del Fondo de Adaptación, tras casi cumplir el objetivo de financiación previamente acordado de 100 000 millones de dólares al año hasta 2020. También se reiteró el deber de cumplir con el compromiso de que los países desarrollados aporten 100 000 millones de dólares anuales a los países en desarrollo y se puso en marcha un proceso para definir el nuevo objetivo mundial en materia de financiación. • La transparencia es la piedra angular del Acuerdo de París. Será fundamental aplicarlo de manera eficaz para generar confianza en el régimen del Acuerdo de París. También concluyeron las negociaciones sobre el marco de transparencia reforzado para las medidas y el apoyo, que determina cuáles son las tablas y los formatos acordados para hacer seguimiento y divulgar los objetivos y las emisiones. También se han anunciado numerosos compromisos y alianzas independientes de las negociaciones oficiales, en particular, en materia de deforestación, transporte, finanzas (450 instituciones financieras depositarias de activos por valor de 130 billones de dólares se han comprometido a la neutralidad de carbono) y cooperación. También se ha registrado un récord de participación y compromisos por parte del sector privado. Aquí se recoge un listado exhaustivo, que se actualiza a diario. De cara al próximo año y a la COP27, que tendrá lugar en Egipto, es probable que los debates se centren en la adaptación, la resiliencia y la financiación de «pérdidas o daños». La adaptación y las «pérdidas y daños» 3 son las principales prioridades para los países menos adelantados: la Unión Africana, América Latina y los países insulares de baja altitud. Cuadro 1 La tarificación del carbono es un mecanismo financiero que favorece que países y empresas reduzcan sus emisiones. Esto lo consigue encareciendo el uso de los combustibles fósiles a través de aranceles e impuestos y abaratando y rentabilizando las fuentes de energía renovables y limpias. El Artículo 6 ofrecerá «orientaciones claras en materia de contabilidad para el comercio de los derechos de emisión entre países y un nuevo mecanismo de acreditación que permitirá acceder a este mercado a todos los países interesados en atraer inversiones verdes a través del mercado mundial de carbono». Las empresas, así como los países con una gran cubierta forestal, habían presionado para que se alcanzara en Glasgow un acuerdo sólido sobre los mercados de carbono auspiciados por los gobiernos, con la esperanza de legitimar a su vez el creciente mercado de las compensaciones voluntarias de las emisiones de carbono. Según el grupo de expertos E3G, el Artículo 6 «podría reforzar los proyectos de mitigación en el Sur Global, al incentivar una mayor financiación climática privada». Asimismo, informan de que las estimaciones iniciales sugieren que el potencial tamaño del mercado de los créditos de carbono internacionales podría oscilar entre los 100 000 y los 400 000 millones de dólares anuales hasta 2030. 3 Las «pérdidas y daños» hacen referencia a las compensaciones financieras y a las reparaciones que algunos países que, tradicionalmente, no han ocasionado grandes emisiones de gases de efecto invernadero están solicitando a los países más desarrollados responsables de la mayoría de las emisiones. Esta idea se basa en las pérdidas y en los daños que ya están sufriendo los países vulnerables debido al cambio climático. 4
Empleo, competencias y transición justa Ni el Acuerdo de París ni el Pacto de Glasgow por el Clima hacen referencia explícita a los efectos que tendrán sus disposiciones sobre el empleo o el mercado de trabajo. Se han realizado muchos análisis 4 a escala mundial y nacional sobre las repercusiones y los efectos del cambio climático en general, así como sobre posibles escenarios y avances en el futuro, que combinan tanto los efectos físicos como posibles políticas e instrumentos normativos. Diversas instituciones han analizado las consideraciones políticas y los efectos del cambio climático en el empleo, las competencias y los mercados de trabajo 5. Sin embargo, aún no se han completado los análisis sobre los efectos directos que tienen sobre el empleo las políticas y normativas que los gobiernos han puesto en marcha para descarbonizar sus economías. Queda mucho por hacer a nivel nacional en este sentido. En lo que respecta a las consecuencias físicas del cambio climático, el último informe del IPCC dispone las bases científicas y los análisis necesarios para los debates oficiales y las respuestas recomendadas. En lo que respecta a los impactos de las políticas y normativas, las CDN son los instrumentos en los que los países detallan sus estrategias de adaptación y mitigación, así como el impacto que tendrán en los sectores económico y laboral. Por otro lado, más allá de las CDN, existen diversos acuerdos bilaterales y multilaterales entre gobiernos, el sector privado y organizaciones internacionales que también pueden afectar de manera diversa a las perspectivas de empleo y las dinámicas del mercado de trabajo. Además, hay que tener en cuenta que estas complejas transiciones ocurren en paralelo a otras tendencias y transformaciones mundiales potenciales o a megatendencias como la automatización, la urbanización, el crecimiento poblacional, la globalización, la electrificación, el desarrollo económico, el avance hacia una economía circular y la mayor protección de la biodiversidad, los hábitats y los ecosistemas. Es evidente que los efectos concretos sobre el empleo variarán en gran medida en función de cada región, país o sector, así como de la rapidez del cambio y de la implantación de las políticas. A continuación, se recoge una panorámica de los datos y las previsiones sobre los posibles efectos en el empleo: • Consecuencias sobre el empleo: Los empleos de numerosos sectores (tales como la agricultura, la minería, la energía generada a partir de combustibles fósiles, el transporte o la manufactura) dependen de manera directa de los recursos naturales y las emisiones de gases de efecto invernadero. Otros empleos dependen de ellos de manera indirecta, debido a su vinculación económica. Según la OIT, un total de 1470 millones de puestos de trabajo dependen de la estabilidad climática y contribuyen a ella, es decir, más del 40 % del empleo total en el mundo. No obstante, el impacto real sobre los trabajos y el empleo dependerá de las normativas y políticas que se adopten, que pueden diferir en gran medida en función del tipo de respuesta que hayan previsto las partes interesadas relevantes. • Competencias: En un escenario en el que los gobiernos y las organizaciones adopten medidas firmes para la sostenibilidad energética y apliquen un abanico de acciones de aquí a 2030 (el denominado «escenario de la sostenibilidad energética»), un estudio de la OIT «determina que se crearán casi 25 millones de puestos de trabajo y se perderán casi 7 millones en todo el mundo. De estos últimos, 5 millones pueden recuperarse gracias a la redistribución de la fuerza de trabajo; es decir, que 5 millones de los trabajadores que perderán su trabajo debido 4 Podrá encontrar una panorámica hasta 2016 en este informe del CMNUCC. 5 Para una visión práctica, acuda, a modo de ejemplo, a las consideraciones de políticas sectoriales de Deloitte o a este análisis de McKinsey. 5
a la merma de ciertas industrias concretas podrán encontrar un puesto de trabajo similar en otra industria dentro del mismo país». Al mismo tiempo, la creación de más de 100 millones de puestos de trabajo en un escenario de economía circular y sostenibilidad, incluyendo tanto la redistribución exitosa de los trabajadores como la ocupación de nuevos puestos de trabajo adicionales, dependerá por completo de que la fuerza de trabajo pueda acceder a formación y de que se dispongan otras medidas políticas conexas. 6 • Readaptación profesional: Sin embargo, el informe de la OIT Skills for a Greener Future analizó las CDN presentadas en el marco del Acuerdo de París hasta 2019 y determinó que «dos tercios de los países reconocen en sus CDN la importancia del desarrollo de capacidades y la alfabetización climática, pero menos del 40 % de las CND de todo el mundo contemplan planes de desarrollo de competencias para apoyar su implantación, y más del 20 % no contempla ninguna actividad relacionada con el capital humano». Será necesario formular políticas de competencias ambiciosas que vayan de la mano de mecanismos para incrementar las oportunidades en el empleo para anticiparse al cambio climático 7. • Riesgos de la transición: No se deben subestimar los efectos negativos que ciertas políticas climáticas mal planificadas pueden tener sobre el empleo y el mercado de trabajo a escala regional y sectorial. Los artículos y análisis actuales no suelen recoger estas consecuencias negativas, por lo que se precisan estudios basados en evidencias y una revisión de las políticas. Por ejemplo, un reciente análisis del potencial impacto en el empleo y las competencias del paquete de políticas europeo Objetivo 55, del que emanó el Pacto Verde Europeo, prevé que la transición plena a los vehículos eléctricos y el cese de la producción actual de motores de combustión interna provocaría grandes riesgos y desafíos. A grandes rasgos y según este análisis, el actual enfoque propuesto por el paquete Objetivo 55 que solo concibe la existencia de vehículos eléctricos ocasionaría la pérdida de 275 000 empleos netos (−43 % empleos) de aquí a 2040 en la UE. • Energías renovables: Existen ciertas predicciones positivas en materia de empleo, gracias al desarrollo de las fuentes de energía renovables. En la actualidad, se han creado unos 12 millones de puestos de trabajo en todo el mundo en el sector de las energías renovables, según las últimas estimaciones de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA). Además, según la Agencia Internacional de Energía (AIE), se estima que, en comparación con las energías fósiles, el sector de las energías renovables puede generar, de media, un 70 % más de puestos de trabajo por cada millón de dólares invertidos 8. De nuevo, es necesario facilitar estos efectos positivos en el empleo e identificar y atajar los efectos negativos, en particular, los relacionados con el abandono de los combustibles fósiles. • Consecuencias macroeconómicas: Según el Banco Central Europeo (BCE), las medidas para aumentar el precio del carbono pueden hacer crecer la inflación, aunque esto podría contrarrestarse con la reducción del precia de las energías renovables y como resultado de una mayor eficiencia energética. Según un estudio independiente, una transición precipitada 6 En un escenario energético verde modelado por la Alianza de Acción para una Economía Verde (PAGE) y Cambridge Econometrics, se crearán 20,5 millones de puestos de trabajo para 2030 en las economías de todo el mundo, en comparación con los 3 millones de puestos de trabajo que se crearían en un escenario sin cambios. La OIT ha elaborado pronósticos concretos para la región de América Latina y el Caribe, en colaboración con IRENA, el sector de las energías renovables. 7 Para un análisis detallado sobre las necesidades en materia de competencias y las consideraciones de sectores concreto, puede leer el reciente análisis de Adecco y, para un análisis mundial más amplio, el informe de la OIT Skills for a Greener Future. 8 McKinsey también lo confirma en un análisis similar. 6
y repentina también podría conllevar importantes cambios en los precios relativos, la rápida obsolescencia del capital social existente y una importante redistribución de la mano de obra. La combinación de una insuficiente capacidad de producción de energías renovables a corto plazo, una baja inversión en combustibles fósiles y un aumento en el precio del carbono podría conllevar un mayor periodo de transición y una factura energética en alza. La pobreza energética es una grave amenaza para la cohesión de nuestra sociedad y para el apoyo a las políticas climáticas. Parte de los costes adicionales derivados del cambio climático en el planeta y de las respuestas políticas para lograr la descarbonización repercutirán en los clientes de las empresas. Por ello, según algunos economistas, es probable que las políticas climáticas aumenten los precios al consumo en un 5 % durante el periodo, lo que supone una tasa de inflación anual un 0,5 % mayor de media. Si la fiabilidad, la asequibilidad o la seguridad del abastecimiento energético se vieran afectadas por la acción climática, es inevitable que se merme el apoyo a una mayor acción climática. A medida que crecen y avanzan los esfuerzos de descarbonización, los gobiernos deben ampliar su abanico de herramientas para gestionar la volatilidad de los precios de la energía y la inflación. Por ello, la transición energética genera riesgos al alza tangibles que pueden tener consecuencias indirectas pero significativas para el empleo y la cohesión social. Introducción a la transición justa La noción de «transición justa» como posible ámbito y marco de políticas surgió hace décadas, aunque ha ganado importancia en los últimos años. Este concepto pretende poner el foco en la dimensión social y laboral de las políticas de acción climática y, en la práctica, ha supuesto planificar y evaluar los efectos que tendrán políticas destinadas a erradicar las emisiones sobre el mercado de trabajo. Hasta la fecha, la mayoría de los análisis de transición justa se han centrado en el sector de la energía y, en particular, en la producción de electricidad de las centrales eléctricas de carbón. Por ejemplo, si un país decide cerrar una central eléctrica a base de carbón para reducir sus emisiones nacionales de gases de efecto invernadero, deberá hacerlo de manera planificada, coherente y en comunicación con los representantes de los empleadores y de los trabajadores pertinentes, garantizando medidas de apoyo tales como programas de readaptación de competencias para los trabajadores, políticas de diversificación económica para la región, una estrategia de salida, mecanismos para captar el valor de los activos varados y otras medidas de amortiguación para garantizar que los empleos perdidos y el cambio en las estructuras económicas e industriales no afecten a los medios de subsistencia o al crecimiento económico. No se pueden subestimar las importantes contrapartidas políticas vinculadas a las transiciones justas: como ya se ha mencionado, se pondrían en peligro millones de puestos de trabajo a muy corto plazo si se toman decisiones políticas ineficaces y poco realistas. Contar con un mercado de trabajo propicio para la movilidad de los trabajadores y con estrategias de competencias holísticas garantizará que quienes cuentan con las competencias adecuadas puedan aprovechar estas oportunidades y conseguir una transición. La transición energética solo será fluida y justa desde un punto de vista social si se basa en una adecuada comprensión de los puestos de trabajo que surgirán y que desaparecerán y en una estrategia que aproveche el conocimiento existente y fomente nuevas competencias. No se puede desplegar este esfuerzo de manera aislada y sin tener en consideración cada contexto nacional. En 2010, la COP16 incorporó por primera vez referencias a la transición justa en los Acuerdos de Cancún. El preámbulo del Acuerdo de París dispone que los Estados signatarios deben tener en cuenta «los imperativos de una reconversión justa de la fuerza laboral y de la creación de trabajo decente y de empleos de calidad, de conformidad con las prioridades de desarrollo definidas a nivel nacional». 7
En 2018, las Partes del Acuerdo de París reconocieron la importancia de lograr un equilibrio entre las prioridades sociales, económicas y ambientales en la Declaración de Silesia para la Solidaridad y la Reconversión Justa. La Declaración de Silesia establece un claro vínculo entre una transformación de la economía mundial basada en la sostenibilidad y la transición justa. No obstante, sigue siendo un concepto polifacético y cambiante que no cuenta con una definición universal acuñada y que está sujeto a los diversos discursos y prioridades de distintas partes interesadas en la materia. En 2016, la CMNUCC publicó un documento técnico sobre la transición justa, en el que presentaba una panorámica de la situación y una recopilación de puntos de vista. En 2015, la OIT adoptó las Directrices de política para una transición justa hacia economías y sociedades ambientalmente sostenibles para todos, en el seno de un marco tripartito, lo que hace de este documento la herramienta más completa y de mayor autoridad en la actualidad para la formulación de políticas de transición justa. Según las Directrices, las políticas de transición justa deben tanto cumplir con los objetivos de descarbonización como contribuir a los objetivos del trabajo decente para todos, la inclusión social y la erradicación de la pobreza. Las Directrices también profundizan en los principales aspectos y áreas de políticas que debe tener en cuenta todo proyecto de transición. En el Pacto de Glasgow por el Clima, firmado en la COP26, se vuelve a apelar a la transición justa en tres ocasiones, en el contexto de la eliminación gradual de la energía basada en el carbón y de la consolidación de la erradicación de la pobreza y el desarrollo sostenible a través del desarrollo resiliente al clima. Además, el documento que recoge las apreciaciones relativas al Artículo 6 también hace referencia explícita a la transición justa en su preámbulo. Para hacer un seguimiento de sus compromisos de transición justa, varios países y la Comisión Europea firmaron una declaración sobre la transición justa en la COP26 y se comprometieron a financiar a los países más pobres y a implantar y promover aún más políticas centradas en la dimensión social de de las transiciones económicas e industriales, en función de seis principios rectores. Sudáfrica ha firmado una Alianza para la Transición Justa con muchos otros países para garantizar la financiación de varios miles de millones durante el transcurso de esta alianza, para así poner en marcha proyectos de descarbonización y reducir su sector de producción del carbón. Aunque la OIT no ha publicado ningún otro documento oficial aparte de las Directrices de política, está participando de manera activa en esta agenda y tiene muchas líneas de trabajo centradas en proyectos e iniciativas de transición justa. La puesta en marcha de la Iniciativa de Acción Climática para el Empleo, de la que forma parte la OIE, demuestra el férreo compromiso con la aplicación y el desarrollo de una labor técnica más profunda. Dentro de las iniciativas nacionales y regionales, se han puesto en marcha algunas estrategias, fondos y mecanismos de transición justa tanto en países desarrollados (como la Unión Europea, con su Pacto Verde Europeo y su Mecanismo para una Transición Justa; España, Alemania, Francia, República Checa, Polonia, Escocia, Gales, Dinamarca, Nueva Zelandia y Corea del Sur) como en países en desarrollo (tales como Filipinas, Ghana, Uruguay, Sudáfrica, Egipto, Marruecos, México y Chile). Aquí encontrará una detallada panorámica de los marcos y políticas nacionales para la transición justa en vigor y sus implicaciones políticas. 8
Cómo participar en las políticas y en los debates sobre el clima Existen cuatro áreas principales que pueden afectar las operaciones de las empresas: • Los constantes requisitos de transparencia climática y de divulgación de las emisiones, que se volverán más estrictos y exhaustivos. • Los compromisos nacionales en materia de política climática. Están surgiendo nuevas regulaciones y requisitos jurídicos muy concretos y ambiciosos, si bien los efectos concretos dependerán de cada contexto nacional particular. • La creciente demanda por parte de los consumidores de productos sostenibles y de una economía circular y por parte de la sociedad civil de transparencia y compromisos ambientales 9. • La presión creciente para transformar las actividades y los modelos empresariales existentes para que sean más resilientes a medio y largo plazo. A fecha de 2019, la CMNUCC cuenta con 2500 observadores: 2360 organizaciones no gubernamentales (ONG), entre las que se incluye al sector privado, y 140 organizaciones intergubernamentales. Las entidades obervadoras se dividen en nueve grupos: empresa e industria (BINGO), medio ambiente (ENGO), agricultores, pueblos indígenas (IPO), gobiernos locales y autoridades municipales (LGMA), investigación y ONG independientes (RINGO), sindicatos (TUNGO), mujeres y género, y juventud (YOUNGO). La OIE lleva casi dos décadas registrada como organización observadora y se ha involucrado de manera activa en este ámbito de políticas desde el principio. La CMNUCC ha dispuesto canales oficiales para la participación de los actores no gubernamentales. Las organizaciones de empleadores pueden registrar y resumir sus compromisos y sus acciones en el portal de la Acción Climática Mundial (antes conocido como Zona de los Actores No Estatales para la Acción Climática o NAZCA), una iniciativa de la denominada Agenda de Acción Lima-París. En 2021, el sitio web cuenta con 20 453 partes interesadas registradas y 5893 de ellas son empresas. Las acciones individuales tienen que ver con la reducción de emisiones (59 %), con el precio del carbono (14 %), con la emisión de bonos (14 %), con las energías renovables (10 %), con la eficiencia energética (3 %) y con el consumo de recursos (1 %). No obstante, las acciones concretas se han centrado en su mayoría en el periodo hasta 2020 (el 74 % de todas las acciones). A continuación, presentamos una panorámica de otras plataformas en las que los actores no estatales pueden divulgar sus compromisos, forjar alianzas o evaluar su impacto: • La Alianza de Marrakech para la Acción Mundial sobre el Clima favorece la aplicación del Acuerdo de París, ya que permite la colaboración entre gobiernos, ciudades, regiones, empresas e inversores que busquen alianzas para la acción por el clima. Se está aumentando la participación en la Alianza de Marrakech con iniciativas centradas en la industria, tales como las Semanas del Clima regionales del CMNUCC, el consorcio Green Hydrogen Catapult, la 9 Un importante hallazgo de un reciente informe mundial realizado por la Unidad de Investigación de la revista The Economist a petición de WWF demuestra que ha habido un aumento del 71 % en las búsquedas en línea de productos sostenibles en los últimos cinco años en todo el mundo. En una encuesta, el 66 % de todos los encuestados y el 75 % de los encuestados de la generación milenial dijeron tener en cuenta la sostenibilidad al adquirir un producto. El 52 % de los encuestados dicen tener ahora una mayor conciencia ecológica que hace seis meses. Este dato ha aumentado un 2 % desde la encuesta Pulse de junio de 2021. 9
campaña Race to Zero, auspiciada por la Alianza para la Ambición Climática, y el mecanismo de los Climate Action Pathways. • La Climate Initiatives Platform recoge una extensa lista con las acciones climáticas en vigor elaboradas por actores no estatales. • La iniciativa Cuidar el Clima fue puesta en marcha por el Pacto Mundial de las Naciones Unidas, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Secretaría de la CMNUCC. Es la mayor iniciativa del mundo sobre liderazgo empresarial en materia de cambio climático, pues engloba a más de 400 empresas de 60 países. • El Secretario General de las Naciones Unidas puso en marcha la Iniciativa de Acción Climática para el Empleo, liderada por la OIT y con vistas a lograr la Década de Acción de las Naciones Unidas gracias a los planes de transición justa de empresas y gobiernos. Esta iniciativa colabora con proyectos nacionales concretos en determinados países piloto que han expresado su interés y su apoyo a la iniciativa. En una primera instancia, se analizan las oportunidades de empleo en dichos países. • El Carbon Disclosure Project (CDP) es una organización sin fines de lucro que dirige el mayor sistema de divulgación mundial para inversores, empresas y organismos públicos, ya que solicita información e informes detallados sobre riesgos climáticos y proyectos bajos en carbono. En 2020, más de 9600 empresas divulgaron información a través del CDP, un 14 % más que el año anterior y un 70 % más que en el momento de firma del Acuerdo de París. En 2021 se han superado las 13 000 empresas. De las 2000 mayores empresas públicas del mundo, al menos una quinta parte (el 21 %) se han comprometido a conseguir unas emisiones netas cero, lo que representa un volumen de venta anual de casi 14 billones de dólares. La mayoría de estas empresas también tienen objetivos intermedios, un plan de acción publicado y un mecanismo de presentación de informes, aunque poco más de una cuarta parte cumplen con todos los criterios de «solidez». • Más de 1000 empresas de 50 sectores participan en la Science-Based Targets Initiative (SBTi), una iniciativa de asociación del Pacto Mundial de las Naciones Unidas, el CDP, el Instituto de Recursos Mundiales y WWF. En la actualidad, las empresas de cualquier sector, salvando el sector del petróleo y el gas natural, pueden alinear sus metas con los criterios de la SBTi. • El Task Force on Climate-related Financial Disclosures (TCFD) ha desarrollado un marco para la presentación de informes basado en una serie de recomendaciones de divulgación coherentes que permiten a las empresas ser transparentes a la hora de comunicar a qué riesgos climáticos están expuestos de cara a inversores, acreedores y suscriptores de riesgos. Unas 1700 organizaciones públicas y privadas en todo el mundo, así como agencias gubernamentales, apoyan al TCFD. • El Taskforce on Nature-related Financial Disclosures (TNFD) es una iniciativa mundial orientada a los mercados que pretende ofrecer a las empresas estándares sobre los riesgos y las oportunidades derivados de la naturaleza. Más allá de los esfuerzos unilaterales de divulgación por parte de las empresas, un momento importante para el sector privado durante la COP26 fue el anuncio del Consejo Internacional de Normas de Sostenibilidad, que tendrá la función de establecer un marco de referencia integral y de carácter global en materia de normas de divulgación de información relacionada con el clima. El objetivo es que este marco de referencia compartido para la presentación de datos financieros normalizados brinde información a los posibles inversiones de las empresas y para que los proyectos tengan un impacto más medible. En esta misma línea, el nuevo Net Zero Standard, de la iniciativa Science Based Targets, dispone criterios sólidos para que las empresas puedan medir sus objetivos de 10
neutralidad de carbono. Las normas y requisitos en materia de diligencia debida y de presentación de informes son cada vez más frecuentes. Los empleadores deben ser conscientes de qué se les exigiría si se volvieran obligatorios a escala nacional. El papel de la OIE La OIE está participando de forma activa en esta agenda, colabora con regularidad con sus miembros en algunas de estas cuestiones y está preparada para apoyar a sus miembros en su labor. Cabe destacar la participación de la OIE en la Junta Consultiva Internacional de la Iniciativa de Acción Climática para el Empleo, que ofrece un mecanismo claro para que los miembros de la OIE participen en proyectos concretos, tales como el proyecto Social Dimension of Ecological Transition, en África. La iniciativa fomenta actividades de intercambio de conocimientos y ayuda a evaluar impacto del cambio climático en los mercados de trabajo y los efectos de las políticas que promueven la creación de empleo y la mitigación del riesgo climático. La OIE ha defendido de manera reiterada, entre otros aspectos, que toda respuesta gubernamental a los riesgos de la acción climática sobre el empleo y el mercado de trabajo deben basarse en los siguientes motores: • El análisis continuado, coherente y anticipatorio de las necesidades en materia de competencias, en conjunción con el sector privado, a partir de estudios sobre las competencias que tengan en cuenta las necesidades previstas, los contextos nacionales y la distribución geográfica. • La creación, hoy más importante que nunca, de un entorno propicio para las empresas, en particular las pymes, para facilitar, acelerar e incentivar la creación de empresas más resilientes y sostenibles, que puedan lograr sus objetivos de descarbonización al tiempo que generan empleo de calidad y que colman sus las necesidades empresariales. • La asignación de financiación específica, inclusive a través de alianzas, y la creación de marcos e instituciones que faciliten la planificación y la aplicación de los proyectos de transición, para así aumentar la resiliencia y la sostenibilidad de empresas tanto viables como vulnerables. • El desarrollo de mercados sólidos y de condiciones normativas eficaces, claras y estables, que fomenten la innovación y el emprendimiento. Las organizaciones empresariales desempeñan un papel indispensable para que las transiciones funcionen. Son socios activos en los procesos de elaboración de políticas a escala nacional, cuentan con experiencia relevante sobre los entornos propicios para las empresas y sus necesidades a escala regional y local, y cuentan con redes que van más allá de sectores y compartimentos estancos, con los que se debe contar para conseguir una transformación coherente y sistémica de nuestras economías. Asimismo, en calidad de interlocutores sociales, colaboran con sus homólogos sindicales para generar resultados en el mercado de trabajo. Las organizaciones de empleadores pueden prestar servicios pertinentes a sus miembros, así como a otras partes interesadas independientes: • Defender ante sus gobiernos estrategias de transición justa que tomen en consideración las necesidades de las empresas. • Estas organizaciones pueden brindar asistencia indispensable, en particular a las pymes, concienciar y promover enfoques innovadores, así como ayudar a los gobiernos a desarrollar políticas realistas y eficaces. 11
• Uno de los principales servicios que prestan, que tiene especial relevancia en el contexto de la acción climática, es anticipar y analizar los efectos sobre el mercado de trabajo, en particular, los empleos destruidos y generados, cómo adaptarse a estos efectos y cuáles son los recursos y el apoyo a los que pueden acceder los miembros. • Asimismo, es indispensable analizar las necesidades en materia de competencias, ofrecer análisis pertinentes y oportunos sobre los déficits de competencias existentes y cómo mejorar los sistemas de capacitación y desarrollo de competencias, así como trasladar a gobiernos y otras partes interesadas qué sectores tienen especial necesidad en materia de competencias. • Es importante que los empleadores, por medio de redes nuevas y existentes, colaboren con las instituciones educativas y con otros organismos formadores para generar enfoques colaborativos de intercambio de conocimientos y desarrollo de competencias, para que las empresas puedan adaptarse a este nuevo escenario. • Por último, las políticas y acciones climáticas son un campo relativamente nuevo para muchas organizaciones de empleadores. La creación de unidades dedicadas a esta materia y la asignación, en la medida de lo posible, de recursos permitiría prestar nuevos servicios y la orientación necesaria a sus miembros. En caso de que sea necesario, los empleadores deberían buscar apoyo y aliarse con el sector público y con la comunidad internacional para disponer estos servicios y recursos. *** 12
Anexo: Panorámica de la gobernanza climática mundial Esta sección presenta un resumen del actual marco de gobernanza climática mundial y los canales oficiales para la participación, la negociación y la obtención de resultados. La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC o Convención Marco) sienta las bases para la acción multilateral contra cambio climático y sus efectos en la sociedad y en los ecosistemas. La CMNUCC es una de dos convenciones de Río, a las que pueden adherirse los Estados desde la Cumbre para la Tierra de Río de Janeiro, en 1992. Sus instrumentos hermanos son el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) y la Convención de Lucha contra la Desertificación (CLD). Estos tres instrumentos están vinculados de manera intrínseca. El Protocolo de Kyoto de 1997 y el Acuerdo de París de 2015 se negociaron en el seno del CMNUCC y sobre la base de la Convención Marco. Aquí encontrará un histórico con todos los procesos y negociaciones relativos al clima. Figura 1: Estructura de gobernanza de la CMNUCC 13
La Convención Marco, el Protocolo de Kyoto y el Acuerdo de París sientan las bases institucionales para el proceso intergubernamental de lucha contra el cambio climático (más información): • Un órgano rector supremo: la Conferencia de las Partes en la Convención Marco (COP), la Conferencia de las Partes en calidad de reunión de las Partes en el Protocolo de Kyoto (CP/RP) y la Conferencia de las Partes en calidad de reunión de las Partes en el Acuerdo de París (CP/RA). • Un órgano de administración del proceso: las Mesas de la COP, la CP/RP y la CP/RA. • Los órganos subsidiarios. Dos de ellos son permanentes: el Órgano Subsidiario de Asesoramiento Científico y Tecnológico (OSACT), encargado de ofrecer información y asesoría temprana, y el Órgano Subsidiario de Ejecución (OSE), encargado de ayudar a los órganos rectores a evaluar su trabajo. También existen otros órganos subsidiarios ad hoc que la COP, la CP/RP o la CP/RA pueden constituir según sus necesidades para abordar alguna cuestión concreta. • Los órganos subsidiarios técnicos, también denominados «órganos constituidos», que tienen una membresía limitada y se constituyeron en virtud de la Convención Marco, del Protocolo de Kyoto y del Acuerdo de París. • Una Secretaría. • Las entidades encargadas de las operaciones del Mecanismo Financiero de la Convención, es decir, el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) y el Fondo Verde para el Clima (FVC). Estas instituciones participan de manera conjunta en el proceso de formulación de políticas y directrices para ayudar a las Partes a aplicar la Convención, el Protocolo de Kyoto y el Acuerdo de París. Los países industrializados (Anexo I) deben informar de manera periódica sobre sus políticas y medidas en materia de cambio climático, inclusive aquellas cuestiones regidas por el Protocolo de Kyoto para los países que sí lo hayan ratificado. También deben presentar un inventario anual de sus emisiones de gases de efecto invernadero con los datos del año de base (1990) y todos los años posteriores. Los países en desarrollo (las Partes no incluidas en el Anexo I) presentan informes de carácter más general sobre sus acciones para combatir el cambio climático y para adaptarse a sus efectos. No obstante, lo hacen con menos regularidad que las Partes incluidas en el Anexo I y los informes están supeditados a la obtención de financiación para redactarlos, en particular, en el caso de los países menos adelantados. Figura 2: Estructura organizativa del IPCC 14
La entidad encargada de recoger las evidencias y los hallazgos científicos en los que se han basado todas estas decisiones y procesos es el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), un organismo independiente compuesto por científicos elegidos por los Estados Parte que ofrece información científica objetiva y exhaustiva sobre la naturaleza antropogénica del cambio climático, sus impactos y riesgos naturales, políticos y económicos y los posibles mecanismos de respuesta. Sus trabajos se dividen en el Grupo de Trabajo I, que estudia los aspectos científicos de los sistemas climáticos y del cambio climático; el Grupo de Trabajo II, que estudia la vulnerabilidad de los sistemas socioeconómicos y naturales ante el cambio climático, sus consecuencias y las posibilidades de adaptación, y el Grupo de Trabajo III, que estudia las distintas maneras de limitar las emisiones de gases de efecto invernadero y otras maneras de mitigar el cambio climático. El sexto informe del IPCC, publicado en agosto de 2021, determinó que el cambio climático es el origen de numerosos fenómenos destructivos, que van desde olas de calor sin precedentes hasta inundaciones e incendios forestales mortíferos. Figura 3: Mecanismos del Acuerdo de París para la aplicación, la acción nacional y la acción no gubernamental 15
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