Política de distribución de alimentos en el gobierno de Hugo Chávez Frías
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XVII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Cartagena, Colombia, 30 oct. - 2 Nov. 2012 Política de distribución de alimentos en el gobierno de Hugo Chávez Frías Rosa Mercedes Peña Ruiz 1—INTRODUCCION Desde finales del siglo XX en Venezuela se lleva a cabo un proceso de transformación en todos los órdenes con una orientación alternativa a la neoliberal, como se expresa en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, aprobada en 1999. A partir de entonces se inicia un período de cambios estructurales e institucionales que permitan la satisfacción de las necesidades humanas y que contribuyan a erradicar las causas de la pobreza y la exclusión social que viene sobrellevando el país desde finales de la década de los setenta. Forma parte del proceso de transformación la incorporación por parte del Estado de políticas cónsonas con la eliminación de la pobreza y el logro de la seguridad alimentaria. Dentro de esta perspectiva la primera consideración es que el suministro de alimentos a la población no sólo es un programa de disponibilidad, sino también de distribución y acceso. La política se orienta a conformar un sistema agroalimentario, en el cual no sólo se especifica la función básica de generación de productos alimenticios, sino además, el aspecto agroindustrial y de comercialización, en los que se realizan las transformaciones necesarias al producto para su distribución y consumo final (Añez, 2009). En este orden, nos proponemos en esta ponencia caracterizar la política pública de distribución de alimentos formalmente establecida. Para lograr lo anterior exploramos, desde una perspectiva crítica, el marco institucional (en el cual se plasman las grandes políticas de un país) y los documentos legales que se han promulgado en dicha materia. Para caracterizar la política formal de la distribución pública de alimentos en cuanto a fines, medios y sujetos que participan, es imprescindible recordar que las políticas públicas constituyen la realización concreta de decisiones expresadas generalmente en textos jurídicos y administrativos que han sido precedidas de un proceso de elaboración que involucra a diferentes actores, con el propósito de establecer un acuerdo mínimo en torno a los medios más adecuados para resolver el problema (Álvarez, 1992). En correspondencia con el planteamiento anterior, la política de distribución de alimentos comprende al conjunto de decisiones y orientaciones emanadas del Estado nacional que se encuentran plasmadas en programas, proyectos, normas, decretos, reglamentos y otros marcos legales. Dichas orientaciones persiguen garantizar a las ciudadanas y ciudadanos que los alimentos lleguen a sus familias de manera oportuna y a precios justos y accesibles. Para su análisis tomaremos en cuenta el contexto socio político, económico y social, asimismo la lucha de clases que opera en la sociedad y en el Estado durante la formación de esas políticas públicas. Ahora bien, para el análisis de la política de distribución de alimentos en Venezuela, tomaremos en cuenta tres etapas que, a nuestro juicio, han generado quiebres en las políticas de distribución de alimentos. 1
XVII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Cartagena, Colombia, 30 oct. - 2 Nov. 2012 La primera etapa abarca desde 1999 hasta 2001, periodo en el que se inicia el gobierno bolivariano planteándose un sistema económico alternativo a los ya implementados y teniendo como eje principal la democracia participativa. De igual forma, en esta misma etapa la seguridad alimentaria adquiere rango constitucional, estableciéndose como estrategia para la distribución pública de alimentos, entre otras, el denominado Plan Bolívar 2000, que tenía entre sus fines distribuir alimentos a través de megamercados realizados en sectores populares con una alianza histórica del pueblo organizado y las instituciones del Estado con el sector militar. Por otro lado, con el fin de fortalecer al Estado, se promulgaron 49 leyes habilitantes, entre ellas la Ley de Tierras y desarrollo agrícola así como la Ley de Pesca y Acuicultura. La segunda etapa comprende de 2002 a 2007, periodo en el cual comienza la profundización de la revolución bolivariana a través de la creación de las misiones sociales, como respuesta al golpe de Estado de abril de 2002 y al paro petrolero de 20022003, ejecutados por la oposición venezolana, compuesta por los grandes sectores empresariales del país (FEDECAMARAS y Consecomercio), la aristocracia obrera (CTV) y los dueños de los medios privados de comunicación, circunstancias que llevaron, entre otras consecuencias, a un gran desabastecimiento alimentario. En este escenario, el gobierno decide participar en el proceso de distribución de alimentos (adquisición, almacenamiento, transporte, acopio y comercialización) con el relanzamiento de la Corporación de Abastecimiento y Servicios Agrícolas (LA CASA, SA) y la creación de la red de Mercados de Alimentos (MERCAL C.A.), empresa pública encargada de todo el proceso de distribución de alimentos subsidiados y de primera necesidad. La tercera etapa identificada comprende de 2008 a 2012, periodo en el cual se inicia una crisis mundial de alimentos debido al alza de sus precios, en este se escenario se crea la Productora y Distribuidora Venezolana de Alimentos, S.A (PDVAL), se promulgan la Ley de soberanía alimentaria y la Ley de Costos y Precios Justos, así como la nacionalización de algunas empresas privadas de distribución y producción de alimentos, como es el caso de Hipermercados Éxito y supermercados CADA. A partir de aquí pasaremos a analizar las políticas de distribución de alimentos formalmente establecidas, tomando en cuenta que, para que los alimentos lleguen a la población se pasa por distintos subprocesos, tales como: adquisición, almacenamiento, transporte, acopio y comercialización, cuyas políticas específicas analizamos a continuación. 11. Del modelo capitalista de la distribución de alimentos hacia un modelo de seguridad alimentaria orientado al acceso a los alimentos a bajos precios (19992001) El sistema de producción, distribución y consumo de alimentos en Venezuela ha estado desde finales de la década de los 80 bajo el impacto de las políticas neoliberales (liberalización del comercio y de los flujos financieros, desregulación, privatizaciones y austeridad presupuestal), imponiéndose cada vez más la lógica capitalista, en la forma en que se producen y se distribuyen los alimentos. Esta lógica está orientada a prácticas mercantilistas y se basa en que no se producen los bienes y servicios porque los necesita la población, sino porque son mercancías que generan beneficios para el lucro privado (Achka y otros,2008). 2
XVII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Cartagena, Colombia, 30 oct. - 2 Nov. 2012 Por lo general, dicho modelo tiene una tendencia al control oligopólico y monopólico en todo el sistema agroalimentario (producción, distribución y consumo) para la regulación del mercado y la transnacionalización corporativa, por lo que estas características son los principios en los que subyace la lógica organizativa de la distribución de alimentos. El modelo capitalista alimentario se ha desarrollado bajo el enfoque del agronegocio, constituyendo una forma impuesta de pensar, actuar y gestionar la producción, distribución y comercialización de alimentos que opera en una escala logística global y bajo el auspicio del capital transnacional. Esto ha sido posible a través de la imposición, por más de medio siglo, de patrones estandarizados de producción y consumo bajo el velo de la innovación científicotecnológica y la concepción implícita de eficiencia y modernización (Duch y Fernández, 2010). Como hemos venido mencionado, el sistema agroalimentario está controlado en cada uno de sus procesos y subprocesos por multinacionales que obtienen grandes ganancias gracias a un modelo agroindustrial liberalizado y desregularizado. Dicho sistema cuenta con el soporte de las élites políticas y de las instituciones internacionales que anteponen los beneficios de estas empresas a las necesidades alimenticias de las personas y el respeto al medio ambiente (Vivas, 2007). En el caso especifico de la distribución de alimentos, ésta se ha fundamentado en la cooperación capitalista con todos sus proveedores que esencialmente es la producción intensiva , la cual se ha caracterizado por la generalización del autoservicio, la incursión de la tecnología de la información, la logística avanzada y una marcada concentración oligopólica (Duch y Fernández, 2010). Venezuela no escapa de esto, en este escenario y hasta principios del año 2002 la Ley de Mercadeo Agrícola (LMA) de los años 70 constituía el único mecanismo regulador de la distribución de todos los bienes y servicios. Ley que según Ochoa (1995:59) “…tomó una orientación más de favorecimiento a los sectores económicos que a la población”. Lo que se reflejó en lo siguiente: a) La adquisición de los alimentos en Venezuela hasta 2002 se obtenía solo bajo el impulso dado por corporaciones transnacionales cuyas casas matrices se encuentran principalmente en Estados Unidos y países europeos. Esto se tradujo en una alta dependencia de insumos alimentarios, desconocimiento de los flujos económicos de las cadenas productivas agroalimentarias, desconocimiento de la aplicación de las normas de selección y poca conciencia ecológica por parte de los productores (Rodríguez, 2007). Lo anterior ha impulsado cambios importantes en los patrones de consumo, evidenciándose significativas transformaciones tanto desde el punto de vista tecnológico como de la organización de la producción (Ortega, 2007). b) En el caso del acopio, almacenamiento y transporte todos los alimentos se centralizaban en manos de un sinnúmero de intermediarios muchos de los cuales se concentraban en forma asociada con agentes mayoristas. Esto implicó una competencia del comercio en manos de los intermediarios que le imprimía a la actividad comercial un sello netamente mercantilista. 3
XVII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Cartagena, Colombia, 30 oct. - 2 Nov. 2012 Así mismo, los consumidores se encuentran cada vez con menos posibilidades de obtener productos directos de los productores, convirtiendo a la industria de alimentos en una fuente de grandes ganancias de las transnacionales (Duch y Fernández, 2010). c) El proceso de comercialización de los alimentos se concentraba en manos de un grupo de agentes privados integrados principalmente por supermercados e hipermercados (Morales, 2007). Los precios y márgenes obtenidos por estos agentes se determinaban con base en las condiciones de oferta y demanda imperantes en el mercado, incidiendo también en determinados rubros y el poder de agentes mayoristas para restringir la libre competencia. En consecuencia, la fijación de los precios de los alimentos estaba sometida a la potestad y conformidad de las empresas transnacionales que lo que buscan es la ganancia máxima. El resultado de este modelo es que Venezuela y el resto de los países de América Latina se encuentran en una creciente dependencia alimentaria, debido al control que tienen las empresas transnacionales sobre el mercado de alimentos, determinando qué se consume, a que precio se compra, de quién procede, cómo se elabora, con qué productos (Prato, 1996). Lanz (2011) sostiene que en el afán de la búsqueda de la máxima ganancia por parte del modelo de agronegocio, en cada uno de los subprocesos de la distribución de alimentos existen algunas corporaciones dominantes que hegemonizan y controlan la actividad en que intervienen. Esto ha conducido históricamente a un deterioro progresivo del campo, que forma parte de la herencia que dejó en Venezuela la aplicación de las políticas neoliberales. En este sentido, podríamos caracterizar la distribución de alimentos en Venezuela en cuatro elementos fundamentales que impiden contar con un sistema eficiente de comercialización: 1) existencia de un gran número de intermediarios, 2) costos muy elevados en las unidades comercializadoras, 3) problemas por lo que se podría denominar "excesivas ganancias" de las unidades comercializadoras y 4) la existencia de un marco institucional deficiente en el campo de la comercialización de alimentos. Sin embargo, a raíz de la llegada de Hugo Chávez a la presidencia se promulga una nueva constitución desde la cual comienzan a establecerse las bases para impulsar en nuestro país un proyecto de sociedad opuesto al modelo neoliberal que se promovió en Venezuela a finales de la década de los ochenta. El nuevo proyecto alternativo tiene como orientaciones fundamentales, emanadas de la constitución, las siguientes aspiraciones: descentralización, desconcentración, democracia participativa y protagónica, transformación productiva y la búsqueda de la equidad y la justicia social (ANC, 1999). En este orden, el Estado se plantea cambios estructurales entre los cuales se encuentra, en materia alimentaria, el de lograr satisfacer las necesidades alimenticias de la población a través de una justa distribución de los mismos, para ello la nueva CRBV (ANC, 1999) establece en su artículo 305, lo siguiente: “El Estado promoverá la agricultura sustentable como base estratégica del desarrollo rural integral a fin de garantizar la seguridad alimentaria de la población; entendida como la disponibilidad suficiente y estable de alimentos en el ámbito nacional y el acceso oportuno y permanente a éstos por parte del público consumidor. La seguridad alimentaria se alcanzará desarrollando y privilegiando la producción 4
XVII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Cartagena, Colombia, 30 oct. - 2 Nov. 2012 agropecuaria interna, entendiéndose como tal la proveniente de las actividades agrícolas, pecuaria, pesquera y acuícola…” Este artículo precisa la seguridad alimentaria como orientación de la política de distribución de alimentos y los lineamientos que se toman en cuentan para alcanzarlos, destacando dos aspectos importantes: a) la disponibilidad suficiente y estable de alimentos en el ámbito nacional y b) el acceso oportuno y permanente a éstos por parte del público consumidor. Estos aspectos aluden, entre otros elementos, a la presencia de un sistema de distribución, elaboración y comercialización que funcionen apropiadamente y que puedan trasladar los alimentos desde el lugar de producción a donde sea necesario para su posterior distribución (Defensoría del pueblo, 2011). Lo anteriormente planteado representa una directriz alternativa ya que el acceso a los alimentos estaba concretada por el modelo dominante capitalista (agronegocio) que permite que la cadena alimentaria se alargue progresivamente, alejando cada vez más la producción y consumo, lo que favorece la apropiación de las distintas etapas de la cadena por empresas agroindustriales con prácticas de los organismos multilaterales en defensa de los mercados oligopolistas (Stedile, 2010 y Vivas, 2010). Esto se expresó con la empresa Polar1 que ha aprovechado su posición de dominio para aniquilar en ventas a sus principales competidores creando así monopolios u oligopolios. No conforme con eso imponen los precios tanto de venta como de compra y pueden vetar a ciertos grupos, llevándolos a su liquidación. Esta acción es considerada contraria a los principios de la Carta Magna (Piña, 2010). Frente a este modelo dominante, donde la búsqueda del beneficio económico se antepone a las necesidades alimentarias de las personas, se inician cambios estructurales para el logro de una justa y equitativa distribución de todos los bienes alimentarios a los fines de contribuir con la seguridad agroalimentaria y por ende a la eliminación de la pobreza. El propósito es, tal como lo señala Mészáros (2001), la construcción de un nuevo orden social que pasa por un cambio estructural que involucra a todos los ámbitos de la sociedad. Ahora bien, el artículo 305 de la CRBV, contenido en el titulo que refiere el Régimen socioeconómico de la Nación y a la Función del Estado en la Economía, le otorga a éste responsabilidad fundamental. Sin embargo, este papel tal como dice Marrero (2004) no puede ser entendido como exclusivo ni excluyente, debido a que la propia constitución también establece para la iniciativa privada un rol activo, señalado en el artículo 299: “El Estado, conjuntamente con la iniciativa privada, promoverá el desarrollo armónico de la economía nacional...” (ANC, 1999). De hecho, en los tres primeros años de gobierno del presidente Hugo Chávez todo el proceso de distribución de alimentos (adquisición, almacenamiento, transporte, acopio y comercialización) estuvo sólo en manos de grandes empresas privadas (Polar, Cargill y Agroisleña, principalmente). 1 La empresa Polar tiene en sus manos todas las fases y ramos de determinada actividad económica, en este caso es la producción y distribución agroindustrial. Ellos venden a los productores todos los insumos y alimentos y a su vez, son los únicos que compran materia prima (Piña, 2010). 5
XVII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Cartagena, Colombia, 30 oct. - 2 Nov. 2012 Lo anterior manifestaba una fuerte tendencia al monopolio por parte del sector empresarial. En la comercialización al detal se profundizó un crecimiento de los hipermercados y supermercados que se inició en la época neoliberal con la cadena internacional Makro y, consecutivamente, con otros grupos internacionales y locales que experimentaron una serie de transformaciones reflejándose en la apertura de nuevos establecimientos y la adquisición de cadenas y empresas existentes. Su táctica residió en fusionarse o eliminar la competencia, dándose un alto grado de concentración empresarial (Morales, 2007). De modo que una buena pregunta sería: ¿Cuál es el propósito de la fusión de las grandes cadenas de comercialización privada? La respuesta es muy clara: la conformación de monopolios privados para la dominación del mercado de los alimentos. Sosa e Iglesia (2007) precisan que la justificación que señalan las empresas para su fusión es que con esto se logran economías de escala y un grado de eficiencia, que les permiten entregar productos y servicios de calidad a precios convenientes que permite mejores condiciones de de vida para la mayoría de los habitantes; lo que se complementaría con alimentos “nacionales” con una excelente relación precio calidad. Sin embargo siguen señalando los autores antes mencionados, que las empresas no mencionan que una de las consecuencias, es, que cuando su tamaño llega a un grado extremo su actuación se vuelve muy difícil de controlar por el Estado. En el escenario de fusión de las cadenas de comercialización de alimentos, Makro aplicó su estrategia de expansión empresarial mediante la apertura de nuevos establecimientos comerciales con capital nacional y extranjero, dando inicio a la creación de Hipermercado Éxito (CADENALCO de Colombia), manejado por la cadena CASINO que luego adquiriría la mayoría de las acciones de CATIVEN (conformada por Casino, 50%, EXITO, 28% y Polar, 22%.) con el propósito de consolidar la creación de los hipermercados en Venezuela (Colmenares y otros, 2008 y Morales, 2007). Lo anterior está basado en la lógica del sistema capitalista que hace que las grandes empresas compren o se fusionen a otras para así abarcar mayor cuota del mercado creando así los grandes monopolios en la distribución de alimentos. A este creciente control, se agrega el hecho de que las grandes transnacionales participan a la vez en varios subprocesos de la distribución de alimentos, logrando así un mayor control y por ende acaparando un mayor volumen de negocios obteniendo más ventas e incrementando continuamente sus ganancias. Un caso representativo de este fenómeno son las transnacionales que proveen insumos a los productores, realizan el acopio de la producción y la industrialización de la misma (Rojas, 2009). Paralelo a lo anterior, el gobierno formula y ejecuta el Plan Bolívar 2000, plan cívicomilitar cuyo propósito se orientó a contribuir con soluciones a los problemas urgentes de la población a escala nacional, movilizando para ello a la Fuerza Armada Nacional (actualmente: Fuerza Armada Nacional Bolivariana) y a las comunidades. Con este plan se pretendía resolver, aunque fuera de manera contingente, las necesidades más urgentes y una de ellas era la distribución de alimentos que se implemento a través de los megamercados. Todo esto con el propósito de alcanzar y consolidar el nuevo modelo de sociedad contenido en la CRBV. En este sentido coincidimos con Bonilla y otros (2000) cuando señalan que ningún problema de orden estructural puede ser solucionado con medidas de contingencia, sin embargo era necesaria una acción a corto plazo. 6
XVII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Cartagena, Colombia, 30 oct. - 2 Nov. 2012 El Estado, consciente de los hechos mencionados en el párrafo anterior, reconfiguraría las líneas de acción central de su gobierno, que se materializaron en las Líneas generales del Plan de desarrollo económico y social de la Nación 20012007 (PDESN 20012007), el cual se orientó, a la superación de la crisis estructural, a partir del carácter humanístico, alternativo diseñado sobre bases principistas y políticas para la interacción dinámica del crecimiento sostenido, efectivas oportunidades y equidades sociales, una dinámica territorial y ambiental sustentable, la ampliación de las oportunidades ciudadanas y la diversificación multipolar de las relaciones internacionales (MPD, 2004). Entre las estrategias que se contemplaron en el PDESN 20012007 para garantizar la seguridad alimentaria se destacan: a) el uso racional y justo de la tierra agrícola; b) elevar la productividad agrícola y el sistema de comercialización y mercadeo; c) precisar las prioridades de abastecimiento interno agroalimentario; d) rescatar y ampliar la infraestructura de riego, vialidad, almacenamiento y transporte, así como la adecuación de la política comercial al desarrollo agrícola (MINPPAL, 2006). En este marco se promulgó el Plan Nacional de desarrollo agrícola y de la alimentación el cual establecía el rescate de la base productiva del país presentando políticas y medios para el sector agrícola. Sus tres grandes directrices fueron: a) El rescate, transformación y dinamización de las cadenas agroproductivas, propiciando la competitividad y el desarrollo sustentable de los rubros bandera (aquellos rubros que requieren mayor inversión) y estratégicos (aquellos que requieren de pequeñas inversiones a corto plazo, b) Promover el desarrollo del medio rural fundamentalmente en los ejes estratégicos (Occidental, OrinocoApure y Oriental) del país para la modernización del agro y c) garantizar la seguridad alimentaria de la población (producción y distribución oportuna y estable de alimentos nutricionalmente adecuados en calidad, variedad y aceptación) [Polanco, 2011 y MPC, 2000]. Con estas políticas se buscaba impulsar la producción nacional para fortalecer la economía, evitando así importaciones innecesarias. El principal sujeto que participó en estas políticas fue el gobierno nacional, a través del Ministerio de Producción y Comercio2 (MPC) cuya participación buscaba “… propiciar el desarrollo agrícola, industrial, comercial y turístico, a través del diseño de políticas coherentes y viables, mediante la concertación del sector público y privado y la sociedad civil organizada, con la finalidad de contribuir a incrementar de manera sistemática los niveles de productividad y competitividad en dichos sectores” (MPC, 2000:2). Sin embargo, una de las acciones para el logro de esos objetivos fue la participación del gobierno nacional en un Consejo de Administración anual de Venezuela Competitiva, a través del ministro y viceministro del MPC para la época y los voceros del sector privado representado por Lorenzo Mendoza de Empresas Polar e Imelda Cisneros de Arthur D. Little (ADL) de Venezuela (Polanco, 2011 y MPC, 2000). De tal forma que todo el proceso de elaboración y la propuesta final de acción es producto también de la participación del sector privado. 21 El Ministerio de Agricultura y Cría (MAC), durante los primeros 100 días del nuevo gobierno, estuvo dirigido por el ganadero Alejandro Riera, luego en septiembre de ese mismo año pasa con la reforma institucional a fusionarse con el de Industria y Comercio (MIC) y Corpoindustria, para crear el Ministerio de Producción y Comercio (MPC). El MAC pasa a ser el Viceministerio de Agricultura y Alimentación, subordinado a esa enorme y diversificada estructura administrativa que fue el MPC. 7
XVII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Cartagena, Colombia, 30 oct. - 2 Nov. 2012 Es importante en este punto resaltar que la organización Venezuela Competitiva está conformada por organizaciones sociales surgidas en la época neoliberal encabezadas por sectores empresariales que orientaban y dirigían la participación de la sociedad civil con fines de corte neoliberal siendo su antecesor ideológico el grupo Roraima3. Venezuela Competitiva tienen como actividad principal la divulgación del pensamiento económico de corte neoliberal defendiendo a la propiedad privada (García, 2007). Tomando en cuenta lo anterior identificamos que la organización Venezuela Competitiva lo que busca es satisfacer intereses particulares y aquí coincidimos con Calzada (2012) cuando dice que esta organización pretende recuperar y robustecer lo público como esfera de intereses compartidos, lo único que manda es el mercado. El modelo de ciudadanía es el de la propiedad privada y el modelo de vecino el de las clases medias y altas. Estas orientaciones reflejan la concepción políticofilosófica dominante en los primeros años del gobierno bolivariano. Esto fue expresado de manera explícita por el presidente Chávez en varias ocasiones manifestando su simpatía por una tercera vía para el desarrollo de la sociedad, modelo que refiere a la idea de un “capitalismo humanizado”. Ahora bien, desde que Chávez asumió la presidencia, solicitó poderes especiales que habilitaran al ejecutivo, para dictar normas jurídicas especiales que demandaban una elaboración expedita. Sin embargo, estas deberían formularse luego de aprobada la nueva carta magna. Este proceso se adelantó, fundamentalmente, durante el año 2001 cuando se promulgan 49 decretosleyes 4 decretados por el gobierno con el propósito de adaptar el marco legal a los nuevos postulados constitucionales. Leyes relacionadas con hidrocarburos, turismo, ferrocarriles, soberanía alimentaria, vivienda, bancos, administración pública, fuerza armada, seguridad social y similares aparecen aprobadas en la gaceta oficial del 31 de julio del 2001. En específico hay que hacer mención de la Ley de Tierra y Desarrollo Agrícola (LTDA), que contiene disposiciones vinculantes sobre el uso de la tierra y los planes agroalimentarios del país y la Ley de Pesca y Acuicultura (LPC), que busca proteger el equilibrio ecológico en la realización de esta actividad. La LTDA, en su contenido y fines, introduce un conjunto de particularidades, entre las que destacan: a) derogación de la Ley de Reforma Agraria que regía desde 1960 con su respectiva modificación de mayo de 2005; b) eliminación del latifundio; c) promoción de una justa distribución de la riqueza en cuanto a la tenencia de tierras y desarrollo de la actividad agraria y d) garantía de la tenencia de la tierra como elemento fundamental para la seguridad y soberanía agroalimentaria. 3 “El Grupo Roraima, puede considerarse como la raíz de las organizaciones sociales liberales, estuvo conformado por empresarios, intelectuales, académicos y líderes sociales. Su objetivo fue la discusión, análisis e investigación con el fin de elaborar una nueva propuesta política y económica para el país, la cual puede enmarcarse dentro de la tradición liberal” (Garcia Guadilla y Roa, 1997:910). 4 Los decretosleyes se formulan en el marco de leyes habilitantes que son aquellas que pertenecen al género constitucional de la delegación legislativa y deben entenderse como leyes sancionadas por la Asamblea Nacional, en las condiciones señaladas por nuestra Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que faculta al Presidente de la República para dictar decretosleyes en las materias que solicite. La Constitución de 1999 regula las leyes habilitantes en su artículo 203, último aparte, con el siguiente texto: “Son leyes habilitantes las sancionadas por la Asamblea Nacional por las tres quintas partes de sus integrantes, a fin de establecer las directrices, propósitos y marco de las materias que se delegan al Presidente o Presidenta de la República con rango y valor de ley. Las leyes habilitantes deben fijar plazo para su ejercicio”. 8
XVII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Cartagena, Colombia, 30 oct. - 2 Nov. 2012 En atención a sus fines, la LTDA instaura las bases para el desarrollo rural integral y sustentable del sector agrícola con la creación o adecuación de los entes gubernamentales que se encargarían de apoyar e impulsar la revolución agraria en nuestro país. La ley en su artículo 6 precisa que “los gobiernos regionales deberán establecer en sus jurisdicciones centros de acopio, almacenamiento y mercado de productos agroalimentarios bajo un sistema participativo de libre oferta y demanda”. Este artículo, si bien no establece taxativamente la cuestión de la adquisición de alimentos, si alude a los subprocesos de acopio, almacenamiento y comercialización. En la LTDA identificamos a los sujetos o instituciones que ella ha designado para la materialización de sus cometidos: el Instituto Nacional de Tierras (INTI), la Corporación Venezolana Agraria (CVA) y el Instituto de Desarrollo Rural (INDER) para lo atinente a las políticas del desarrollo rural integral del sector agrícola en lo referente a capacitación, infraestructura y extensión. Todos estos organismos están estrechamente vinculados con la ejecución de las políticas de desarrollo sustentable para el sector agrario. Por su parte, la Ley de Pesca y Acuicultura (LPA) tienen entre sus orientaciones y fines la protección y garantía de la seguridad alimentaria al destacar la protección al medio ambiente con la prohibición de la pesca industrial entre otras, beneficiando de esta manera a los pescadores y pescadoras artesanales, sus asentamientos y comunidades. Asimismo, esta Ley le otorga al Ejecutivo Nacional atribuciones para dictar normas que regulen la pesca, la acuicultura, fijar precios de productos y subproductos de sus derivados y a establecer cuotas mínimas de productos y subproductos que deben distribuirse dentro del territorio nacional, así como por regiones o localidades. A partir de la LPA se crea el Instituto Nacional de la Pesca y Acuicultura (INAPESCA), concebido con carácter autónomo, con personalidad jurídica y adscrito al MAT. Actualmente INAPESCA pasó a denominarse: Instituto Socialista de la Pesca y Acuicultura (Insopesca) adscrito al Ministerio del Poder Popular para la Agricultura y Tierras (MPPAT). Estas leyes colocan a la tierra y a la propiedad al servicio de toda la población, desmercantilizan a los alimentos y garantizan el retorno real del medio de producción a los desposeídos a través de la dotación de obras de infraestructura, insumos, créditos, servicios de capacitación y asistencia técnica (Artiles, 2006). Es así como comienzan a reducirse las oportunidades de usura y aprovechamiento desmedido de las riquezas nacionales por parte de sectores capitalistas del país y del extranjero. Tanto la LTDA como LPA se convirtieron en aceleradores del distanciamiento de los sectores empresariales respecto al gobierno nacional. Con estas leyes muchas estructuras de poder y privilegios estaban siendo desmanteladas lo que trajo como respuesta un paro general de 24 horas en diciembre de 2001 y luego un nuevo paro indefinido desde el 9 de abril de 2002 que desembocó en un golpe de Estado ese año. En síntesis, en la primera etapa del gobierno de Chávez (19992002) estuvimos en presencia de un proceso de distribución de alimentos que en todos sus subprocesos (adquisición, almacenamiento, transporte, acopio y comercialización) estuvo orientado a prácticas mercantiles de alimentos que generan lucro privado, modelo que se profundizó en Venezuela a raíz de la imposición de las políticas neoliberales a finales de la década de los 80 y que tuvo como mecanismo regulador a la LMA de los años 70, ley que favorecía más a los sectores económicos poderosos que a la población. 9
XVII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Cartagena, Colombia, 30 oct. - 2 Nov. 2012 Sin embargo, en esta etapa se incorpora como política de estado la seguridad alimentaria lo que involucra la conformación de un proceso de distribución capaz de hacer llegar los alimentos a toda la población sin distinción de sector geográfico, etnia, sexo o edad, es decir que tienen como orientación fundamental el acceso oportuno y la disponibilidad de alimento de manera justa y equitativa. A partir de allí se diseñaron leyes como la Ley de Tierra y Desarrollo Agrícola y la Ley de Pesca y Acuicultura, que se orientaron claramente a aumentar la participación directa del Estado como agente económico y su control sobre la dinámica económica. Sin embargo, la LTDA y LPA tocaban los intereses de las transnacionales y de los grandes sectores económicos radicados en nuestro país que ejercían un monopolio en materia agroindustrial y comercial de alimentos, razón por la cual a raíz de su promulgación se generó una crisis política y económica que sobrevino en desabastecimiento de los alimentos de la cesta básica, hecho que evidenció la gran vulnerabilidad del país en materia de producción y distribución de alimentos. Pese a ello el Estado utilizó sus reservas para la adquisición de productos alimenticios fuera del país y su posterior distribución. 1.2. Profundización de la Política de distribución. Inicios de la intervención del Estado en los subprocesos de distribución de alimentos (2002 2007) Con relación a los lineamientos de la seguridad alimentaria establecida en la CRBV, para principios de 2002 se promulga la Ley de Mercadeo Agrícola5 (LMA) que tiene entre su contenido y fines la planificación, la regulación y evaluación de todas las fases comerciales del mercadeo de productos e insumos para la producción agrícola6. Por otro lado le otorga al Estado la fijación del volumen de las importaciones dentro de un marco de prioridades que ampare la producción nacional y en particular a los pequeños productores, de acuerdo con lo establecido en los planes de desarrollo agrícola y alimentarios del país (AN, 2002). La LMA señala la responsabilidad del Ejecutivo Nacional para evitar fluctuaciones erráticas del mercado, tales como: indebida elevación de precios, acaparamiento, deficiencias en canales de distribución y otras contingencias; podrá fijar cupos, tarifas, períodos de almacenamiento y otras acciones de normalización del mercado de productos agrícolas y pesqueros. Eventualmente, el Ejecutivo Nacional podrá establecer políticas de contingencia cuando lo considere necesario para regularizar los mercados7. De igual manera se define la Junta Nacional como instancia para la coordinación y concertación de las cadenas agroproductivas por rubro o grupo de rubros. Estará conformada por representantes de los productores, transportistas de insumos y productos del sector, agroindustrias, distribuidores, agentes de almacenamiento, bolsas agrícolas, comerciantes y los consumidores8 . 5 Gaceta 37.389 del 210202. 6 Artículo 1 de la Ley de Mercadeo. 7 Idem. 8 Idem, articulo 5 literal e. 10
XVII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Cartagena, Colombia, 30 oct. - 2 Nov. 2012 La ley de Mercadeo abre un espacio para la creación de precios concertados en todos los rubros y precisa en su artículo 30 al Ejecutivo nacional a establecer normas y condiciones que deben regir el transporte de alimentos. A nuestro juicio, tanto la LTDA, LPA y LMA comprometen al gobierno a participar en la producción, comercialización y procesamiento de productos agrícolas y alimenticios. Como ya hemos mencionado en el punto anterior, a partir de diciembre de 2002 se ejecutó un paro empresarial que, entre otras cosas, hizo que muchas empresas decidieran detener su producción y, posteriormente en marzo de 2003, los empleados de la nómina mayor de la principal empresa del país, Petróleos de Venezuela (PDVSA), realizaron un sabotaje petrolero. Es de resaltar que las principales industrias de producción y comercialización de alimentos se sumaron al sabotaje, pretendiendo desestabilizar económicamente al país, por medio del acaparamiento, escasez y especulación con los productos alimenticios que conforman la dieta diaria de la población. Esto reveló el carácter de clase del conflicto. La burguesía agroalimentaria, que venía realizando negocios importantes con el gobierno, comprendió que comenzaban a peligrar sus intereses como clase al visualizar que los cambios sociales podían conducir a una nueva sociedad en la que su dominio dejaría de existir. Por tanto, el paro puso de manifiesto su interés de clase para sí por encima de su interés de clase en sí y, por consiguiente, se hizo visible su conciencia de clase. La situación planteada en el párrafo precedente obligó al gobierno nacional a utilizar sus reservas internacionales para adquirir en el extranjero varios rubros necesarios para la alimentación diaria de la población. Lo anterior dejó al descubierto la debilidad del Estado para garantizar la seguridad alimentaria con producción nacional, por su casi nulo control del proceso de producción y distribución de alimentos. Es importante mencionar que el gobierno colocó énfasis en el área alimentaria, una vez que se evidenció, con mayor fuerza, la alta concentración del abastecimiento nacional en manos de grandes grupos económicos y, en consecuencia, la excesiva centralización de la distribución de los alimentos básicos que constituía un elemento de inseguridad y desestabilización en el plano político y social. Por ello se hacía necesario avanzar rápida y prioritariamente en la corrección de este aspecto (Banmujer, 2004). En medio de esta crisis política y económica el Estado decide tomar medidas para orientar la política agraria y alimentaria; el propósito era ofrecer incentivos a la producción nacional, erradicar el latifundio y abrir nuevas vías para la inclusión social de los campesinos. Es así como se inicia el Plan Zamora9 dando importancia a la democratización de las tierras y consolidación del espacio colectivo, evitando así la tenencia individual de predios (Álvarez, 2009). Todo esto con el fin de mejorar la disponibilidad de alimentos que es dominada por el modelo de producción, distribución y consumo en manos del sector privado. 9 El Plan Zamora pasa en el año 2003 a formar parte de las Misiones sociales denominándose Misión Zamora. 11
XVII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Cartagena, Colombia, 30 oct. - 2 Nov. 2012 La crisis política y económica ocurrida en el 2002 y 2003 dio origen a una generalizada escasez y desabastecimiento de alimentos poniendo en riesgo la seguridad alimentaria. Las condiciones económicas y sociales eran críticas. La tasa de desempleo fue de 15,4% en 1999, 12,3% en 2000, 12,8% en 2001, 16,2% en 2002 y 18,8% en 2003. El índice de salarios reales (considerando como base a 1995 = 100) fue de 96,8 en 1999, 98,3 en 2000, 100,6 en 2001, 90,5 en 2002 y 75,4 en 2003 (BCV, 2004). Por estas razones, la regulación y control del sistema alimentario se convierte en prioritario, es por ello que el Estado decide participar en toda la cadena alimentaria (producción, adquisición, almacenamiento, transporte, acopio y comercialización) con el propósito de ir disminuyendo la gran dependencia de las grandes empresas y revertir en cierta medida la característica oligopólica del sector. Ahora bien, una vez superado el sabotaje petrolero, el gobierno adoptó una serie de medidas que generaron cambios en la política económica: a) el control de cambios y de precios, b) la decisión de participar en la importación directa de alimentos, c) el incremento del salario mínimo y d) la aplicación de nuevos impuestos al valor agregado, al débito bancario y a los activos empresariales. Todo este conjunto de medidas fueron destinadas a materializar el acceso oportuno y satisfactorio de los sectores sociales más precarios a una alimentación adecuada. Paralelo a lo anterior, se comienza en 2003 con la reestructuración de las instituciones con el objeto de dar cumplimiento a las disposiciones de la nueva constitución. Para ello se establece un conjunto de políticas, planteadas bajo una noción participativa, que pretenden dar respuestas efectivas a necesidades prioritarias en las áreas de educación, salud, alimentación, vivienda y empleo. Estas políticas públicas son denominadas Misiones10. A juicio de Bonilla y otros (2004) con las Misiones la revolución registra un punto de quiebre en su dinámica constructiva. Adoptando el marco legal necesario para las grandes transformaciones impulsadas por el proceso bolivariano, era necesario trascender al terreno de lo concreto e iniciar políticas francas que propiciaran soluciones a los problemas estructurales de la sociedad. El origen de esta nueva institucionalidad se sustenta en dos factores: a) la necesidad, por parte del Gobierno Nacional, de dar respuestas efectivas en el marco de una coyuntura de conflictos ocurridos entre los años 2002 y 2003 y b) para dar respuestas rápidas frente a la ineficiencia de algunas instituciones públicas, con una estructura burocrática adquirida de las anteriores administraciones, las cuales resultan insuficientes a la hora de impulsar nuevas políticas públicas que buscan llegar a los más pobres con resultados a corto plazo (Lander, 2004). En este sentido, se desarrollan cambios en cuanto a la organización y funcionamiento de la administración pública, en contraposición con el carácter reformador de los gobiernos neoliberales. Estas medidas se enmarcan en lo que el gobierno definió a partir del 2003 como el modelo de desarrollo endógeno que comienza a orientar las políticas públicas. 10 Las Misiones son el punto de partida para la conformación de una nueva generación de acciones sociales que se ha denominado como la Nueva Institucionalidad (Lander, 2004). Todas estas políticas persiguen la atención masiva y acelerada de la deuda social acumulada sustentada sobre criterios de universalidad de derechos, igualdad de oportunidades, promoción de la calidad de la vida y promoción de la ciudadanía. 12
XVII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Cartagena, Colombia, 30 oct. - 2 Nov. 2012 Tomando en cuenta lo anterior, el Estado promovió el proceso de elaboración del proyecto “Todas las Manos a la Siembra” para contribuir con la seguridad alimentaria, a través del impulso de la pequeña y mediana producción campesina, promoción del conuco, los fundos zamoranos universitarios, los huertos familiares y escolares con el fin de fortalecer el tejido productivo y de distribución de conuqueros, pequeños empresarios, mercados populares y bodegas comunitarias a lo largo y ancho del país (Lanz, 2004). Todo esto bajo la responsabilidad del Ministerio del poder popular para la Educación y el Ministerio del poder popular para la Educación Universitaria. Asimismo, en medio de ese contexto político, el Estado formula el segundo Plan Excepcional de Desarrollo Económico y Social mediante el abastecimiento de alimentos y otros productos que complementan la cesta básica11 (PEDESACB), como respuesta a una evaluación que arrojó resultados de insuficiencia de productos y estados nutricionales críticos, especialmente entre la población de escasos recursos, profundizados por los altos niveles especulativos y por el paro del 20022003, razón por la cual el Estado consideró necesario crear y manejar un sistema de comercialización y distribución para evitar futuros desabastecimientos y la dependencia de terceros (MINAL, 2004), ya que la distribución de alimentos presenta entre otros problemas, un excesivo grado de intermediación, lo que a su vez origina excesivas ganancias para quienes realizan esa función, en perjuicio de los productores y consumidores. El PEDESACB tiene como propósito formalmente establecido el garantizar el abastecimiento estable, continuo, creciente y permanente de determinados productos de la cesta básica y materias primas fundamentales, a fin de satisfacer la demanda de la población a través de la adquisición en el mercado nacional e internacional (MINAL, 2004). En este sentido, el Estado relanza la Corporación de Abastecimiento y Servicios Agrícola S.A. (CASA12) responsable de adquirir los alimentos a nivel nacional e internacional. CASA es una empresa pública que el Estado relanza a partir de la paralización del sector agro productivo durante el año 2002, cuando se evidenció a través de un diagnostico realizado por el Estado que de 42 silos sólo estaban en funcionamiento 3 (MINPAL, 2004), lo cual muestra la vulnerabilidad en la que se encontraban las cadenas que abastecían alimentos a la población venezolana, por tal razón el Estado decide reactivarlas. 11 La Cesta Básica Alimentaria representa un consumo mínimo aceptable de alimentos para una familia u hogar de referencia, integrado por un conjunto de alimentos básicos, expresados en cantidades apropiadas y suficientes para satisfacer las necesidades energéticas y proteínicas del hogar de referencia. Se segmenta en 11 grandes grupos: cereales, carnes, pescados, leche y sus derivados, grasa y aceites, frutas y hortalizas, raíces y tubérculos, semillas oleaginosas, azúcar y similares, productos alimenticios y bebidas no alcohólicas. 12 Es impórtate hacer mención que CASA S.A. es una institución encargada de la prestación de servicios agrícolas, comercialización y distribución de productos alimenticios en el país, creada en 1989 en el segundo gobierno de Caldera en el marco de la “Agenda Venezuela”. 13
XVII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Cartagena, Colombia, 30 oct. - 2 Nov. 2012 CASA tiene como propósito formal, la comercialización y distribución de productos agroalimentarios y de otros que complementen la cesta básica, materia prima agroindustrial e insumos para la producción agropecuaria, maquinarias, equipos agropecuarios, sean éstos de origen nacional o internacional; asimismo, podrá comprar, vender, revender, importar, exportar, permutar, intermediar, cumplir los procesos de recepción, acondicionamiento, almacenamiento, empaque, despacho, transporte y clasificación de productos agropecuarios y agroalimentarios; así como la realización de cualquier otra actividad o negocio de lícito comercio, conforme lo decida la asamblea de accionistas para garantizar la seguridad alimentaria de la población (MINPAL, 2004). Paralelo al relanzamiento de CASA el Estado instaura una red de comercialización y distribución de alimentos para evitar futuros desabastecimientos y la dependencia de grandes grupos económicos que lograron el monopolio de la venta de alimentos importados. De esta manera, se crea en al año 2003 la red MERCAL (Mercado de Alimentos, C.A.) 13 aumentándose así la participación del Estado en la distribución de alimentos. MERCAL está orientado al mantenimiento del abastecimiento de la población venezolana y está llamado a atender principalmente a los grupos de escasos recursos económicos, incorporando a familias, pequeñas empresas y cooperativas organizadas, mediante puntos fijos y móviles de comercio. Así contribuye a desarrollar una imagen corporativa en todos sus procesos y con apego a las normas que rigen la materia, para garantizar la seguridad alimentaria. En su carácter formal, MERCAL es concebido como una estrategia innovadora que garantiza el abastecimiento de alimentos de primera necesidad en cualquier contingencia. Los sujetos que participan en esta política se identifican como la CVA, el MTA (actualmente MPPAT) y la Comisión Presidencial para el Desarrollo del Abastecimiento Alimentario. A nuestro juicio, MERCAL en su política formal representa una ruptura con el modelo dominante del agronegocio que ha venido convirtiendo al alimento en mercancía. La Misión se materializa en una red de abastecimiento que ofrece alimentos de la cesta básica a precios bajos y sin intermediarios, con el fin de ir contrarrestando la cultura alimenticia que ha impuesto la llamada gran distribución (supermercados e hipermercados) a través del control de los productos destinados a la alimentación principalmente y el control que tienen sobre los precios al detentar un enorme poder de mercado, operando desde una posición oligopólica frente a la población que depende de ellos para satisfacer sus necesidades (Rojas, 2009). Por otra parte, para regular todo lo relacionado con el almacenamiento de productos agrícolas y otras actividades conexas así como la promoción de la producción agropecuaria interna y la seguridad alimentaria)14,se formula ley la ley de Silos, Almacenes y Depósitos Agrícolas (LSADA) creándose la Superintendencia Nacional de Silos (SADA) 15 como un órgano desconcentrado que se encarga de ejecutar todas las actividades en materia de inspección, vigilancia y fiscalización, sobre las acciones de almacenamiento agrícola y sus operaciones conexas. 13 MERCAL se crea el 23 de abril del año 2003 en asamblea de accionistas. 14 Artículo 1 de la Ley de Silos, Almacenes y Depósitos Agrícolas (LSADA). 15 SADA inicia sus operaciones en el año 2008. 14
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