CÁNCER DE TIROIDES: ENFOQUE CLÍNICO

Página creada Ismael Casajus
 
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                   CÁNCER DE TIROIDES:
                     ENFOQUE CLÍNICO

                                                                                                             Autor

                                                                               Leonard Wartofsky, MD
                          Professor of Medicine, Georgetown University School of Medicine, Washington, DC, USA
                                                           Editor-in-chief, Endocrine Reviews, Endocrine Society, USA
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                 Cáncer de tiroides: enfoque clínico

                 ÍNDICE

                 EPIDEMIOLOGÍA. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
                 CARCINOMAS DEL EPITELIO FOLICULAR . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5

                       Carcinoma folicular . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6
                       Carcinoma papilar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

                 MICROCARCINOMA PAPILAR . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11

                 UTILIDAD DE LA CAPTACIÓN DE RADIOYODO ESTIMULADA
                 CON rhTSH PARA EL TRATAMIENTO DE CÁNCER DE TIROIDES METASTÁSICO. . . . . . . 15

                 CARCINOMAS DEL EPITELIO PARAFOLICULAR . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17

                       Carcinoma Medular Hereditario. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
                       Carcinoma Medular Esporádico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23

                 TUMORES POBREMENTE DIFERENCIADOS DE TIROIDES. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24

                       Carcinoma anaplásico de tiroides. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24
                       Linfoma de tiroides . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24

                 REFERENCIAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27

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                 EPIDEMIOLOGÍA.

                 El cáncer de tiroides es la malignidad más común del sistema endocrino, con más muertes anuales
                 que todos los otros cánceres de origen endocrino combinados. Muchos centros médicos en todo el
                 mundo refieren un aumento en la frecuencia de casos de cáncer de tiroides. La impresión general
                 siempre fue que esta frecuencia creciente se debe a alguna causa ambiental, ya sea a un aumento
                 en la exposición a la radiación o a alguna otra exposición tóxica. Este concepto fue rebatido con
                 la publicación de un análisis estadístico de datos del programa Vigilancia, Epidemiología y
                 Resultados Finales (SEER por sus siglas en inglés) realizado por Davies y Welch (1) que indicaron
                 que el ostensible incremento se debe al aumento en la detección, y no a una mayor incidencia de
                 carcinoma papilar tiroideo (CPT). El CPT es la más común de todas las malignidades endocrinas y
                 es el cáncer más diferenciado del epitelio folicular tiroideo. Generalmente afecta a las mujeres más
                 que a los hombres y en 2006 se predijo que sería una de las siete causas más importantes de nuevos
                 casos de cáncer en mujeres, ya que representa el 3% de todos los cánceres femeninos, alrededor
                 del 1% de los masculinos (2), y cerca del 1,4% de todos los cánceres infantiles. En general, aproxi-
                 madamente dos tercios de los pacientes que tienen cáncer de tiroides son mujeres (proporción 2:1),
                 aunque esto es diferente en otros países fuera de EEUU. Por ejemplo, en Japón la proporción des-
                 cripta a favor del sexo femenino fue de 13:1 (3). El cáncer de tiroides en muy raro en niños menores
                 de 15 años y representa el 1,5% de todos los cánceres de la infancia, pero la presentación inicial
                 puede ser tan temprana como a los 5 años de edad. En los niños norteamericanos, las tasas de inci-
                 dencia son de 0,9 por millón en niños y 2,2 por millón en niñas (4); y esta proporción se mantiene
                 relativamente igual hasta la pubertad. En adolescentes del sexo femenino, la proporción puede lle-
                 gar a ser de 2,5- 6:1, y la mayoría de estos tumores son CPT. La extrema sensibilidad a la radiación
                 de la glándula tiroides de los niños se ejemplifica claramente por la epidemia de cáncer de tiroides
                 en niños expuestos a radiación en Bielorrusia en 1986, presuntamente porque la glándula tiroides
                 “más joven” experimenta una proliferación celular y un crecimiento más rápidos. Esto se acentúa
                 aún más en presencia de deficiencia de yodo, situación que afecta a Bielorrusia y zonas aledañas.
                 El cáncer de tiroides se puede presentar también en las últimas décadas de la vida, aunque la
                 mayoría de los pacientes tienen entre 25 y 55 años. Si la creciente incidencia se debe a la mayor
                 detección, se deduce que cuantos más años se viva en teoría mayor será la posibilidad de detectar-
                 lo. En efecto, la incidencia anual de cáncer de tiroides aumenta con la edad, y llega a su pico de
                 100-120/106 casos entre la quinta y la octava décadas de vida (5).

                 El pronóstico empeora después de los 45 años, lo que explica el cambio de estadío de los cánceres
                 de tiroides según si el diagnóstico se hace antes o después de cumplir 45 años. La Asociación

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                 Cáncer de tiroides: enfoque clínico

                 Americana de Cáncer (American Cancer Society) estimó en 56.870 nuevos casos de cáncer de tiroi-
                 des en 2017, con aproximadamente 2010 muertes entre los 350.000 pacientes estimados que tie-
                 nen la enfermedad en EEUU. La posible base para justificar que la mayor detección es el motivo
                 del aumento en la frecuencia de cáncer de tiroides está relacionada en parte con un diagnóstico
                 temprano debido al uso de ecografía tiroidea y de la biopsia por punción aspiración con aguja fina
                 (PAAF) en los nódulos tiroideos, especialmente en nódulos hallados incidentalmente al emplear
                 técnicas de diagnóstico por imágenes como la tomografía computada (TC), la resonancia magné-
                 tica (RM), la tomografía por emisión de positrones (FDG-PET), o la ecografía Doppler. Sin embargo,
                 el rol etiológico potencial del aumento de la exposición a la radiación ionizante merece un examen
                 cuidadoso. Como se dijo antes, un análisis reciente sostiene que el aumento es más aparente que
                 real y que simplemente se debe a una mejor detección. Se encuentran cánceres en 10 a 14% de los
                 pacientes que presentan nódulos tiroideos palpables. En EEUU, los carcinomas papilares represen-
                 tan alrededor del 70% de todos los cánceres de tiroides, seguidos por el folicular (20-25%) y luego
                 por los carcinomas anaplásicos y medulares cada uno representando 3-5%. Los estudios realizados
                 durante autopsias en América del Norte, encontraron cáncer de tiroides oculto en el 6% de las
                 series estudiadas. Hay consenso general en el sentido de que estos cánceres pequeños, ocultos y
                 mayormente papilares tienen poca o ninguna relevancia clínica, y que el aumento en su prevalen-
                 cia no se correlaciona con un aumento en la tasa de muerte por carcinoma tiroideo.

                 En efecto, este último análisis atribuyó el aumento en la frecuencia de casos casi totalmente a CPT
                 y no a ninguna otra variante de cáncer tiroideo. Y la mayoría de los CPT que se identificaron eran
                 pequeños, generalmente microcarcinomas, siendo el 49% < 1 cm de diámetro y el 87% < 2 cm.
                 Como no se observó un aumento en la tasa de mortalidad durante este intervalo de tiempo
                 (0,5/100.000) los autores llegaron a la conclusión de que el aumento observado se debió a mayores
                 tasas de detección durante las últimas décadas y no a un aumento real de la cantidad de casos. El
                 CPT representa la forma más frecuente de los cánceres tiroideos y el aumento en su frecuencia en
                 relación al carcinoma folicular de tiroides (CFT) se atribuye a un mayor contenido de yodo en la
                 dieta americana. La exposición a radiación como factor de riesgo del CPT es difícil de negar frente
                 a los indicadores de que el riesgo de malignidad de un nódulo tiroideo aumenta de entre un 5-
                 10% a un 30-50% con la exposición a radiación. Las fuentes de exposición a la radiación, dados el
                 largo período de latencia y la lenta tasa de crecimiento del cáncer de tiroides, podrían incluir las
                 pruebas nucleares de las décadas de 1950 y 1960 así como también los escapes accidentales produ-
                 cidos en plantas nucleares como el de Chernobyl en 1986.

                 Alrededor de un tercio de los pacientes presenta alguna enfermedad tiroidea subyacente como
                 tiroiditis de Hashimoto o bocio multinodular o adenomatoso. En una serie de 596 pacientes con

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                 CPT (5), el 40% tenía otra enfermedad tiroidea benigna, el 33% nódulos tiroideos coexistentes, y
                 el 20% tiroiditis de Hashimoto. La coexistencia de la tiroiditis de Hashimoto puede ser un factor
                 de pronóstico favorable en términos de recurrencia y sobrevida. Algunos CPT familiares ocurren
                 asociados a la tiroiditis de Hashimoto, y conocer la historia familiar de cáncer de tiroides es impor-
                 tante para descubrirlo cuando se presenta. Una de las bases de esta relación fue el descubrimiento
                 del aumento de la expresión de la vía fosfatidilinositol 3 kinasa (PI3K/Akt), que se encuentra
                 aumentada tanto en la inflamación crónica de la tiroiditis de Hashimoto como en el cáncer de tiroi-
                 des bien diferenciado. Además, el riesgo relativo de cáncer de tiroides puede ser 10 veces más alto
                 en familiares de pacientes que lo padecen (6). También puede haber un aumento de riesgo de des-
                 arrollar cáncer de mama en pacientes con tiroiditis de Hashimoto y en mujeres blancas (no negras)
                 con cáncer de tiroides (RR = 1,42), aunque las pacientes con cáncer de mama no presentan un
                 aumento en el riesgo de desarrollar cáncer de tiroides (7,8).

                 Debido a su rico suministro vascular, en la tiroides pueden presentarse cánceres secundarios o
                 metastásicos de tumores primarios ubicados en otros sitios. Los más comunes incluyen el melano-
                 ma maligno y los carcinomas de pulmón, mama, riñón y esófago. La tiroides también puede ser el
                 lugar donde se presenta la enfermedad linfoproliferativa, concretamente linfoma de tiroides. (Ver
                 más abajo).

                 Los carcinomas tiroideos primarios pueden ser clasificados en dos variedades dependiendo de si las
                 lesiones se originan en el epitelio folicular tiroideo o en el parafolicular o de las células C. Este últi-
                 mo trastorno se denomina carcinoma medular tiroideo.

                 CARCINOMAS DEL EPITELIO FOLICULAR

                 Entre los tipos histológicos, los carcinomas papilares y foliculares, que tienden a tener un creci-
                 miento lento, representan respectivamente el 75 y 15 % de todos los cánceres de tiroides, mientras
                 que el carcinoma anaplásico es el menos común. Algunos tumores tienen características papilares
                 y foliculares. El carcinoma folicular, debido a su tendencia a dar metástasis a distancia, suele con-
                 siderarse de pronóstico menos favorable. Pero el manejo y pronóstico son similares tanto para el
                 cáncer papilar como para el folicular (carcinomas diferenciados de tiroides, CDT), siempre y cuando
                 los pacientes tengan la misma edad, sexo y estadio de la enfermedad (Tabla 1).

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                 Cáncer de tiroides: enfoque clínico

                  Tabla 1. Estadíos del CDT según el TNM

                  Etapa I                                            T1, NO, MO

                  Etapa II                                           T2-4, NO, MO

                  Etapa III                                          Cualquier T, N1, MO

                  Etapa IV                                           Cualquier T, cualquier N, M1

                    Definición de TNM según el tumor primario
                    TO= No hay evidencia del tumor primario
                    T1= Tumor de 1 cm o menos en su diámetro máximo limitado a la tiroides
                    T2= Tumor de más de 1 cm pero de no más de 4 cm en su mayor dimensión, limitado a la
                    tiroides.
                    T3= Tumor de más de 4 cm en su mayor dimensión, limitado a la tiroides.
                    T4= Tumor de cualquier tamaño que se extienda más allá de la cápsula tiroidea.

                    Ganglios linfáticos regionales (N)
                    NO= No hay metástasis en los ganglios linfáticos regionales
                    N1= Metástasis en los ganglios regionales.

                    Metástasis a distancia (M)
                    MO= Sin metástasis a distancia
                    M1= Metástasis a distancia

                 Carcinoma Folicular
                 El carcinoma folicular tiende a presentarse en individuos de mayor edad, histológicamente se pare-
                 ce al epitelio tiroideo normal, es encapsulado, y se diferencia del adenoma folicular sólo por la pre-
                 sencia de invasión capsular y/o vascular. Estos tumores pueden clasificarse como mínimamente,
                 moderadamente o ampliamente invasivos y el pronóstico varía de acuerdo a dicha clasificación. Un
                 subtipo de carcinoma folicular, el tumor de células de Hürthle, tiende a ser más invasivo, a metas-
                 tatizar más frecuentemente en hueso y a tener un curso clínico menos favorable. El carcinoma foli-
                 cular experimenta diseminación hematógena temprana, y el paciente puede presentar metástasis
                 a distancia, generalmente en pulmón, hueso o en el sistema nervioso central. Las lesiones en hueso
                 son osteolíticas. Las lesiones primarias grandes se asocian a un peor pronóstico, pero aún las lesio-
                 nes pequeñas pueden dar metástasis a distancia diseminadas. Pocas veces, la masa funcional del

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                 carcinoma folicular metastásico puede producir suficiente hormona tiroidea como para causar un
                 aumento en los niveles séricos de T4 y/o T3 y tirotoxicosis clínica.

                 Carcinoma papilar
                 El carcinoma papilar es el tipo más común de cáncer de tiroides y tiende a tener un buen pronós-
                 tico, con 5% de mortalidad a 20 años en los pacientes sin invasión local o metástasis a distancia en
                 el momento del diagnóstico. Hay una frecuencia bimodal de presentación con picos en la segunda
                 y tercera década y nuevamente en edad más avanzada. Esta lesión es de crecimiento lento, gene-
                 ralmente no está encapsulada, y puede diseminarse a través de la cápsula tiroidea a las estructuras
                 que rodean el cuello, especialmente hacia los ganglios linfáticos regionales, donde puede perma-
                 necer indolente por muchos años. El pronóstico depende del tamaño de la lesión original, y los
                 tumores de menos de 2 cm de diámetro tienen un desenlace potencialmente excelente. La presen-
                 cia de ganglios linfáticos involucrados puede asociarse a un mayor riesgo de recurrencia, pero no
                 necesariamente a un aumento en la mortalidad. La aceleración de la enfermedad se puede produ-
                 cir en cualquier momento. Hay elementos foliculares que están generalmente presentes en la
                 lesión primaria y en sus metástasis. El carcinoma papilar es la malignidad tiroidea que más común-
                 mente puede desarrollarse por exposición a radiaciones de la región cervical en la infancia. En este
                 escenario, los tumores son generalmente multicéntricos, por lo que ameritan una tiroidectomía
                 más extensa, pero están asociados a un buen pronóstico.

                 El diagnóstico de cáncer de tiroides generalmente comienza con la palpación de un nódulo de
                 tiroides asintomático. La realización de una radiografía de partes blandas del cuello puede ayudar
                 en el diagnóstico, ya que calcificaciones puntiformes en la tiroides sugieren la presencia de cuerpos
                 de psamoma (carcinoma papilar) y las calcificaciones más densas pueden indicar la presencia de
                 carcinoma medular. La PAAF es el procedimiento inicial para evaluar a la mayoría de los pacientes
                 y proporciona un medio confiable para diferenciar entre nódulos benignos y malignos en todas las
                 lesiones excepto en las altamente celulares o foliculares; en estos casos es necesaria la evidencia
                 patológica de invasión vascular (que solo se puede ver en secciones de tejido) para diferenciar for-
                 mas benignas y malignas. Típicamente, los extendidos de carcinoma papilar muestran muchas
                 muestras celulares, con cuerpos de psamoma, y células foliculares grandes de color rosa con núcle-
                 os pálidos grandes e inclusiones nucleares (“ojos de la huerfanita Annie”) con numerosos nucléo-
                 los. También pueden ser de utilidad la ecografía y el centellograma, donde la ecografía indicará la
                 presencia de un tumor sólido y el centellograma de una lesión no funcional o fría.

                 Cuando los resultados citológicos son inciertos, se puede intentar reducir el nódulo sospechoso
                 mediante una dosis supresora de hormona tiroidea o se puede realizar una tiroidectomía. Entre

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                 Cáncer de tiroides: enfoque clínico

                 los candidatos para la cirugía se incluye a aquellos que tienen una historia de radiación en la tiroi-
                 des y uno o más nódulos claramente palpables, así como también hombres y mujeres jóvenes con
                 nódulos fríos solitarios, particularmente nódulos que son duros, no dolorosos a la palpación y que
                 cambian rápidamente de tamaño. En los restantes, se recomienda terapia de hormona tiroidea con
                 citología por aspiración repetida a los 3 o 6 meses.

                 Independientemente del procedimiento quirúrgico planeado, la cirugía del carcinoma de tiroides
                 debe ser realizada por un cirujano altamente experimentado en tiroidectomía. Las opiniones varí-
                 an acerca del procedimiento más adecuado cuando se encuentra un carcinoma. En manos exper-
                 tas, el procedimiento preferido puede ser la tiroidectomía total, especialmente en lesiones >2 cm
                 de tamaño en vista de la frecuencia de tumores multicéntricos y la evidencia de que tanto la tasa
                 de recurrencia como la subsiguiente mortalidad son menores después de este procedimiento qui-
                 rúrgico más extenso. Los ganglios linfáticos de la región deben ser explorados y removidos si hay
                 evidencia de que están involucrados, pero no se justifica la disección radical del cuello. Cuando el
                 procedimiento quirúrgico inicial no fue una tiroidectomía total y los cortes definitivos de la pieza
                 quirúrgica revelan un carcinoma (no detectado por los cortes por congelación), se deberá practicar
                 una segunda operación para realizar una tiroidectomía total. La tiroidectomía total está justificada
                 en el carcinoma folicular en vista de su tendencia a producir metástasis a distancia. Esto es así, por-
                 que sus metástasis no concentran adecuadamente 131I en presencia de tejido tiroideo residual nor-
                 mal, el cual compite por el    131I   e impide el aumento del TSH sérica necesario para estimular la
                 absorción del iodo por parte de las células tumorales.

                 El cáncer papilar tiroideo es un tumor de crecimiento lento, con diseminación predominantemente
                 linfática, generalmente hacia los ganglios paratraqueales y yugulares. La incidencia de metástasis
                 a distancia encontradas en el momento de la presentación inicial del cáncer de tiroides bien dife-
                 renciado es de aproximadamente 4% (9). La presentación clínica avanzada con metástasis a distan-
                 cia se asocia a una tasa de mortalidad más alta. Las metástasis a distancia del cáncer papilar tiroi-
                 deo se localizan predominantemente en los pulmones y en mucho menor grado en los huesos. El
                 carcinoma folicular tiene más posibilidades de dar metástasis óseas y a otros sitios distantes, y aun-
                 que menos frecuentes, las metástasis de la variante folicular del cáncer papilar tiroideo pueden
                 presentarse en los bronquios, piel, músculos, riñones y cerebro.

                 La necesidad de realizar una ablación post quirúrgica del tejido tiroideo remanente con radioyodo
                 y rastreos periódicos subsiguientes para pesquisar de enfermedad residual o recurrente varía de
                 acuerdo al tipo histológico del tumor, el tamaño de la lesión, presencia de metástasis y otros indi-
                 cios de invasividad o agresividad. El tratamiento con radioyodo de la enfermedad residual desco-

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                 nocida se asocia con una mejoría clínica y con la reducción de tasas de recurrencia, pero no está
                 claro si la tasa de mortalidad mejora con la ablación post quirúrgica profiláctica. Los cánceres papi-
                 lares que tienen
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                 Cáncer de tiroides: enfoque clínico

                 Los pacientes son reexaminados aproximadamente 6 meses después de la operación inicial y por
                 lo menos cada 6 meses durante varios años. En estos exámenes se palpa el cuello para buscar evi-
                 dencia de recurrencia, que generalmente puede ser extirpada quirúrgicamente. Se mide la tiroglo-
                 bulina sérica y cuando se observan valores elevados en pacientes que reciben terapia supresora se
                 sabe que se está ante la presencia de enfermedad metastásica. En el primer examen, a los 6 meses
                 de la operación, a aquellos pacientes a los que previamente se les había encontrado metástasis se
                 les realiza un RCT como se describe más arriba. Aquellos pacientes con lesiones relativamente
                 pequeñas (bajo riesgo), en los que no se había encontrado metástasis en los exámenes previos,
                 pueden no requerir una reexaminación a menos que haya aumentado la tiroglobulina sérica (ya
                 sea basalmente o después de la administración de rhTSH). Los pacientes en los que el RCT da posi-
                 tivo vuelven a entrar en el algoritmo terapéutico, como se describe más arriba.

                 Aquellos pacientes cuyos rastreos dan negativo siguen siendo reexaminados y se les mide las con-
                 centraciones de tiroglobulina sérica a intervalos regulares. Si las concentraciones de tiroglobulina
                 sérica y los rastreos muestran ausencia de tumor residual, los pacientes son reexaminados por últi-
                 ma vez después de aproximadamente 3 a 5 años, a menos que aumenten las concentraciones de
                 tiroglobulina sérica. En algunos pacientes, la tiroglobulina sérica puede estar elevada a pesar de la
                 ausencia de metástasis funcionales demostrables y en estos casos se han empleado dosis empíricas
                 de radioyodo. La reducción de la tiroglobulina sérica en estos pacientes presumiblemente repre-
                 sente un beneficio terapéutico. En los pacientes que tienen un rastreo negativo, se pueden realizar
                 estudios por imágenes alternativos como TC o RM para identificar tumores; o también FDG-PET,
                 201Talio   o 99mtecnecio MIBI, para determinar si las metástasis funcionantes son más aptas para ciru-
                 gía o para radiación externa.

                 Este esquema terapéutico de manejo de la enfermedad con tiroidectomía total, terapia supresiva
                 a largo plazo y tratamiento de metástasis funcionantes con radioyodo reduce la tasa de recurren-
                 cia y prolonga la sobrevida en pacientes con carcinoma papilar de tiroides. El carcinoma folicular
                 debe ser tratado con mayor rigor, ya que el desenlace en el caso de este tumor es menos favorable.
                 Debido a que el carcinoma folicular puede producir metástasis en pulmón y hueso, se debe realizar
                 un seguimiento con rayos X y con mediciones de tiroglobulina sérica. Los tumores diferenciados
                 mixtos, que presentan elementos tanto foliculares como papilares tienden a comportarse biológi-
                 camente como tumores papilares y deben ser manejados como tales.

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                 MICROCARCINOMA PAPILAR PAPILAR DE TIROIDES (MCPT)

                 El uso cada vez más extendido de procedimientos por imágenes, como la ecografía de cuello, per-
                 mite identificar un gran número de pequeños nódulos tiroideos o “incidentalomas”. El primer
                 punto a decidir por el clínico es si se debe realizar una PAAF ya que muchos de esos nódulos podrí-
                 an ser microcarcinomas. Las guías de la Asociación Americana de Tiroides (ATA por sus siglas en
                 inglés) son claras en este punto: se recomienda que los nódulos > 1cm sean sometidos a una PAAF;
                 y los nódulos más pequeños sólo ante hallazgos ultrasonográficos sospechosos como por ejemplo
                 calcificaciones, flujo Doppler aumentado, apariencia sólida hipoecoica, márgenes borrosos o irre-
                 gulares, vascularidad intraganglionar observada en Doppler, o una forma más alta que ancha, y
                 también si hay una historia de exposición a radiación o una historia familiar de cáncer de tiroides
                 (10). Se puede saber si un determinado nódulo es maligno por captación de FDG-PET, y se basa en
                 la presencia de un aumento en la cantidad de transportadores de glucosa (GLUT) en las células
                 tumorales. Una de las razones por las cuales aumentó la detección de estos cánceres de tiroides
                 incidentales es el uso cada vez más frecuente del rastreo por FDG-PET.

                 El tamaño de estos tumores puede variar entre 2 y 10 mm, por lo general no están encapsulados,
                 y se supone que tienen una historia natural diferente de las lesiones más grandes en el sentido de
                 que pueden permanecer biológicamente silenciosos con morbilidad mínima por décadas. En reali-
                 dad, un estudio realizado en Japón a 162 pacientes con MCPT basado en biopsia por aspiración con
                 aguja fina que no fueron operados facilitó información sobre el pronóstico del seguimiento a
                 largo plazo con un enfoque conservador sin cirugía. Sorpresivamente, se encontró que algo más
                 de un 70% de los pacientes presentaron tumores estables durante el período de seguimiento de
                 un poco menos de 4 años sin intervención (11). El significado clínico de estos pequeños tumores se
                 aclara aún más en la serie de 900 MCPT presentados por Hay y col. (12). La media del tamaño de
                 los tumores fue de 7mm, el 98% eran histológicamente tumores de grado 1 sin invasión local apa-
                 rente en el 98% de los pacientes, pero 3 pacientes (0,3%) tenían metástasis a distancia al momento
                 de presentarse la enfermedad y se observó que un tercio de los pacientes que tenían ganglios posi-
                 tivos al momento de presentarse la enfermedad tenían un mayor riesgo de reincidencia, El tamaño
                 de 7 mm fue propuesto como punto de corte por Lee y col. (13) que analizaron 275 pacientes con
                 MCPT y hallaron que aquellos con tumores < 7 mm tenían menos posibilidades de presentar carac-
                 terísticas agresivas como metástasis en ganglios linfáticos (30,6%) comparados con tumores de 7-
                 10 mm de los cuales 41% presentaban metástasis en ganglios linfáticos centrales.

                 Kim y col. (14) encontraron que el género masculino y las metástasis de ganglios cervicales laterales
                 estaban asociados con la recurrencia. A su vez, la recurrencia está asociada con desenlaces menos

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                 Cáncer de tiroides: enfoque clínico

                 favorables. Fue esta relación la que llevó a Zhang y col. (15) a identificar los factores de riesgo de
                 metástasis ganglionares en pacientes con MCPT. La identificación pre-quirúrgica de estos pacientes
                 realizada a partir de parámetros clínicos podría permitir que se maneje la enfermedad de acuerdo
                 a los riesgos, incluyendo la elección del procedimiento quirúrgico, ablación con radioyodo, supre-
                 sión de la TSH, etc. Los objetivos de este estudio son importantes ya que el cuidado clínico del
                 MCPT se ha convertido en un dilema y en un tema delicado para la salud pública ya que la inciden-
                 cia de cáncer de tiroides está aumentando continuamente en todo el mundo, con mayoría de
                 MCPTs. La mayoría de estos microcarcinomas tienen un pronóstico relativamente bueno de cura-
                 ción cuando se los trata con el método tradicional de tiroidectomía total o casi total con o sin disec-
                 ción del compartimento central del cuello (Nivel VI), seguido de ablación con yodo radioactivo y
                 levotiroxina para suprimir la TSH.

                 Sin embargo, los tres pilares de este enfoque están asociados frecuentemente a algunos efectos
                 adversos, lo que nos lleva a considerar si los tratamientos conservadores son suficientes para tratar
                 estos tumores pequeños. La cirugía puede implicar riesgos aún en manos expertas, e incluyen hipo-
                 paratiroidismo transitorio o permanente, o daño al nervio laríngeo superior, al laríngeo recurrente
                 y al accesorio espinal. Estos riesgos aumentan fuera de los grandes centros médicos (en nuestros
                 hospitales comunitarios) donde hay cirujanos con menos experiencia y/o habilidad que realizan
                 por lo menos la mitad de todas las tiroidectomías realizadas en EEUU.

                 Luego está la posibilidad de una ablación y terapia con yodo radioactivo injustificadas. Riesgos de
                 segundas malignidades, o leucemia (16-18) y disfunción crónica de la glándula salival, sialoadenitis
                 y xerostomía representan un precio muy alto a pagar si la terapia no puede ser plenamente justi-
                 ficada con los datos existentes. Los cambios producidos en las guías de la ATA en 2009 y 2015 refle-
                 jan una aplicación más selectiva de la ablación con radioyodo si se las compara con la versión pre-
                 via de 2006.

                 Por lo tanto, conocer lo antes posible cuáles de estos tumores pequeños podrían ser recurrentes
                 permitiría encarar una terapia menos agresiva: realizar una lobectomía en lugar de tiroidectomía
                 total, evitar la disección del compartimento central y la ablación con radioyodo, y administrar un
                 reemplazo fisiológico de la levotiroxina en lugar de la supresión de la TSH. Debido a la relativa
                 baja frecuencia de malignidad en los incidentalomas y a la presunción de un excelente pronóstico
                 aun siendo malignos, las guías recientemente publicadas recomiendan un tratamiento más conser-
                 vador (10,19). Es posible que estas recomendaciones estén basadas en informes como el estudio
                 observacional de largo plazo que llegó a la conclusión de que estos tumores pequeños podrían ser
                 seguidos en forma segura sin ninguna intervención a menos que haya signos de progresión de la

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                 enfermedad (20). A pesar de esta sugerencia conservadora, el manejo actual de estos tumores
                 generalmente tiende a ser más agresivo que lo recomendado por las guías.

                 Por otro lado, el enfoque del tratamiento no puede ser demasiado complaciente debido a que un
                 porcentaje significativo de pacientes con microcarinoma cuando llega a la consulta ya presenta
                 metástasis en los ganglios linfáticos - lo que implica futuras recurrencias - , y un muy pequeño
                 grupo hasta puede tener o desarrollar en el futuro, metástasis a distancia. En realidad, es preocu-
                 pante que aunque los tumores más comunes en pacientes mayores de 45 años sean microcarcino-
                 mas, una importante cantidad sean de Estadio III o Estadio IV asociados a un peor pronóstico (21).
                 Ross y col. (22) observaron que las recurrencias eran frecuentes en pacientes con microcarcinomas,
                 especialmente aquellos que tenían metástasis en los ganglios linfáticos, independientemente de si
                 habían recibido radioyodo. En efecto, un reciente estudio retrospectivo de 299 pacientes con
                 microcarcinoma (23) confirma que no se debe suponer que estos pequeños tumores tendrán una
                 historia natural benigna. Durante el seguimiento de 292 de esos pacientes, 77 (26%) presentaron
                 enfermedad persistente, 68 metástasis locorregionales, y 10 metástasis a distancia. El tamaño del
                 tumor no fue predictivo de recidiva, y afortunadamente, ningún paciente murió por la enferme-
                 dad durante el seguimiento. Aunque el tratamiento inicial de los cánceres de menos de 1,5 cm ha
                 sido frecuentemente la tiroidectomía subtotal o casi total, pero sin ablación con radioyodo, los
                 autores y los que acompañaron el editorial (24) dan buenas razones para proponer la tiroidecto-
                 mía total seguida de ablación con radioyodo. De acuerdo a su experiencia, la ablación sería justi-
                 ficada en aquellos pacientes con más posibilidades de tener enfermedad residual o recurrente des-
                 pués de la tiroidectomía, incluso aquellos con tumores multicéntricos, metástasis positivas a gan-
                 glios linfáticos o invasión vascular o capsular. Cabe destacar que la multifocalidad ya no es un indi-
                 cador de ablación con radioyodo en las nuevas guías de la ATA.

                 Mercante y col. informaron acerca de 445 pacientes con MCPT a quienes se les hizo un seguimiento
                 durante 5,3 años; a 404 se les había hecho tiroidectomía y 389 habían recibido ablación con radio-
                 yodo. El 35% presentaba multifocalidad, el 30% extensión extratiroidea y el 41% metástasis a gan-
                 glios linfáticos. Se observó recurrencia en el cuello o metástasis a distancia en el 3,8%. Los factores
                 de riesgo independientes más significativos fueron la invasión capsular, metástasis a ganglios lin-
                 fáticos en el momento de la presentación de la enfermedad y extensión extratiroidea.

                 Por lo tanto, hay experiencia y literatura que respaldan tanto el enfoque conservador como uno
                 más agresivo para tratar estos pequeños tumores. Como el clínico tiene ante sí información con-
                 flictiva acerca de cómo tratar el microcarcinoma papilar, parecería lógico suponer que hace falta
                 una estratificación de riesgo para determinar cómo proceder. Los enfoques de tratamiento del

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                 Cáncer de tiroides: enfoque clínico

                 MCPT según el riesgo pueden ser desarrollados de la misma manera que los tradicionales CPT
                 (26,27). Es necesario considerar ciertas características o parámetros tales como el tamaño del
                 tumor, la edad, el sexo, la multifocalidad del tumor, la invasión vascular o capsular, la extensión
                 extratiroidea, las metástasis a ganglios linfáticos, las variantes histológicas del CPT, o la presencia
                 de marcadores mutacionales que puedan requerir un tratamiento más agresivo. Se deberán poner
                 todos esos datos en el contexto del algoritmo para desarrollar un enfoque adaptado al riesgo con
                 la esperanza de lograr una mínima morbilidad y al mismo tiempo anticipar desenlaces óptimos a
                 un costo menor para el paciente y para la sociedad.

                 En un seguimiento de 933 pacientes con MCPT, Lombardi y col. (28) identificaron varios factores
                 de riesgo independientes para la extensión extracapsular, incluyendo tamaño del tumor y metás-
                 tasis a los ganglios de cuello. La serie más extensa de pacientes con MCPT es la de la base de datos
                 de Vigilancia, Epidemiología y Resultados Finales (SEER) con 18.445 pacientes (29). Mientras que el
                 consenso general es que el MCPT tiene un curso indolente, 92 de estos pacientes (0,5%) murieron
                 a causa de la enfermedad. Los factores de riesgo de recurrencia incluyeron el género masculino,
                 no caucásicos, edad > 45, extensión extratiroidea, ganglios linfáticos y metástasis a distancia.
                 Encontraron que la mortalidad estaba asociada a la presencia de dos o más de estos factores de
                 riesgo, y recomendaron tomar la decisión de si realizar un procedimiento total o menor o si sumi-
                 nistrar o no yodo radioactivo sobre la base de la cantidad de factores de riesgo presentes en cada
                 paciente.

                 Según la propuesta de Sugitani y col., las estrategias de tratamiento pueden variar en base a lo
                 que ellos describieron como tres diferentes tipos de presentación del microcarcinoma papilar (30).
                 El primer grupo de pacientes con MCPT demuestra un comportamiento biológicamente benigno,
                 y un segundo grupo está compuesto por el típico CPT cuyo tratamiento puede justificar la tiroidec-
                 tomía total pero no ablación con radioyodo. La tercera categoría de MCPT mostró evidencia en el
                 momento de la presentación de un comportamiento más invasivo como por ejemplo metástasis a
                 ganglios linfáticos y extensión extratiroidea, o sea tumores de más alto riesgo que merecen un
                 manejo más agresivo. A pesar de lo establecido por las guías de la ATA, la multifocalidad del tumor
                 constituiría otro factor de riesgo para la recurrencia que podría ser reducido mediante una tiroi-
                 dectomía inicial total como recomiendan Ross y col. (22).

                 Zhang y col. (15), encontraron que la multifocalidad, el género masculino, el tamaño del tumor >
                 6 mm, y la extensión extratiroidea estaban asociados a un mayor riesgo de metástasis a los gan-
                 glios linfáticos cervicales y podrían servir de indicadores de disección de los ganglios linfáticos cen-
                 trales del cuello. Sorprendentemente, también encontraron que la edad (
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                                                                                             Separata 2018 - Vol. 26 N° 4

                 mayor riesgo que lo informado en la serie de MCPT de Lombardi y col. (28). Evidentemente, no
                 existen estrategias de manejo óptimo que tengan en cuenta todos los factores de importancia
                 (incluyendo los costos de la evaluación y de la terapia vs los beneficios de un diagnóstico temprano
                 de cáncer) y por lo tanto, se necesitan estudios aleatorios adecuadamente controlados. En el futu-
                 ro, quizás se puedan tomar decisiones con la ayuda del análisis de mutaciones moleculares en estos
                 tumores, como se está sugiriendo en la actualidad para el análisis de nódulos más grandes que pre-
                 sentan citologías indeterminadas en el examen de PAAF. La presencia de la mutación BRAF en el
                 microcarcinoma se asocia con extensión extratiroidea, metástasis de ganglios linfáticos en la parte
                 lateral del cuello, multifocalidad y con estadios III y IV del tumor. Con hallazgos similares, el grupo
                 de la Universidad de Pittsburgh propuso la estadificación del riesgo de los pacientes con MCPT
                 sobre la base del estatus de su BRAF junto con los hallazgos de multifocalidad, extensión extrati-
                 roidea y fibrosis del tumor (31). Pareciera que este enfoque, quizás con algunas modificaciones,
                 será el que se tenga en cuenta para tratar el microcarcinoma papilar de tiroides en el futuro.

                 UTILIDAD DE LA CAPTACIÓN DE RADIOYODO ESTIMULADA CON
                 rhTSH PARA EL TRATAMIENTO DE CÁNCER DE TIROIDES
                 METASTÁSICO

                 Después de una tiroidectomía total y de la disección de ganglios linfáticos, el próximo paso es la
                 terapia con radioyodo en pacientes con metástasis a distancia de cáncer de tiroides diferenciado
                 (10). Para que la administración del radioyodo sea exitosa se requieren niveles altos de TSH sérica
                 que se pueden lograr discontinuando la levotiroxina para provocar la elevación endógena de la
                 TSH o por estimulación exógena con rhTSH (Thyrogen®).

                 Si bien el uso de rhTSH para la ablación del tejido tiroideo remanente en pacientes de bajo riesgo
                 con tiroidectomía total está aprobada tanto por la Agencia Europea de Medicamentos (EMEA)
                 como por la FDA de EEUU, su uso en pacientes con enfermedad metastásica no está aprobado
                 excepto en circunstancias muy limitadas. Hasta hace poco, la única experiencia publicada del uso
                 de rhTSH para el tratamiento de la enfermedad metastásica era la del Programa de Uso Compasivo
                 de Thyrogen® (TCUP por sus siglas en inglés). Hay una base teórica para sustentar la mayor segu-
                 ridad y eficacia de la rhTSH frente a la suspensión de terapia hormonal (STH). El uso de rhTSH evita
                 inducir el hipotiroidismo que puede ser muy sintomático en pacientes mayores - que es la pobla-
                 ción más proclive a tener enfermedad metastásica; la exposición a la TSH alta (con riesgo de creci-
                 miento de los restos tumorales) es de menor duración con rhTSH que con STH, y la exposición de

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                 Cáncer de tiroides: enfoque clínico

                 todo el cuerpo a la radiación es también menor (32,33). Evidentemente, un hipotiroidismo prolon-
                 gado después de la STH daña la calidad de vida, altera los perfiles lipídicos, y puede ser peligroso
                 en pacientes mayores que tengan una enfermedad cardiovascular subyacente.

                 Los datos publicados sobre la eficacia relativa de la rhTSH comparada con la STH son escasos, y la
                 mayoría son informes con pocas series de casos (34, 35). La información más reciente sugiere que
                 aproximadamente el 65% de los pacientes obtienen remisión parcial (36%), o estabilización de la
                 enfermedad (27%) o rara vez, remisión completa (2%) (36). Después de un promedio de un año
                 de seguimiento, Robbins y col. informaron que el tratamiento con rhTSH de 115 pacientes con
                 metástasis locoregionales y /o distantes resultó en una mejora de los síntomas relacionados con el
                 cáncer en el 24,3%, estabilización en el 54,1% y empeoramiento en el 21,6% (37). Sin embargo,
                 resultan preocupantes algunos estudios que indican una posible menor captación de radioyodo en
                 las lesiones metastásicas después del uso de rhTSH (38, 39). Una menor captación de tejido en las
                 metástasis plantea el interrogante sobre la potencial relativa eficacia de la rhTSH comparada con
                 la STH. Así, Potzi y col. (40) mostraron una captación   123I   más baja con la estimulación con rhTSH
                 que con STH, con una potencialmente beneficiosa vida media más larga en el tejido tumoral des-
                 pués de la suspensión (39,8 hs.) que de la estimulación con rhTSH. También la actividad acumulada
                 en el tejido metastásico puede ser menor luego de la rhTSH que durante la STH probablemente
                 debido a una más rápida depuración y excreción del radioyodo en el estado eutiroideo (41). Podría
                 ser mejor tratar a todos los pacientes con cáncer de tiroides metastásico con una dosimetría indi-
                 vidualizada cuando sea posible, para asegurar la administración de la máxima dosis segura de
                 radioyodo (42). Para aclarar un poco más el tema sobre la terapia con radioyodo utilizando rhTSH
                 vs. STH en el CDT metastásico, examinamos la eficacia relativa y efectos secundarios de ambos en
                 56 pacientes seguidos durante 72+/-36,2 meses (43). Los dos grupos fueron comparables respecto
                 de la extensión de las metástasis, nivel medio de la tiroglobulina basal, distribución de metástasis
                 pulmonares micro-nodulares y macro-nodulares, y presencia y extensión de metástasis en huesos,
                 cerebro, o hígado y riñón. Las respuestas al tratamiento se basaron en los criterios RECIST 1.1, y las
                 únicas diferencias estadísticamente significativas entre los dos grupos fue que los pacientes que
                 recibieron rhTSH eran de mayor edad y se les había administrado dosis acumulativas menores de
                 radioyodo. Encontramos que la preparación con rhTSH resultó más eficaz que la STH en base a la
                 tasa de respuesta completa (RC) ajustada por edad, enfermedad estable (EE), enfermedad progre-
                 siva (EP) y supervivencia libre de progresión (SLP). Mientras que la tendencia fue administrarle
                 menor actividad de radioyodo al grupo que recibió rhTSH, los efectos adversos de la terapia como
                 leucopenia, trombocitopenia, xerostomía, y enfermedad pulmonar restrictiva no fueron diferen-
                 tes. Es decir, los pacientes con CDT preparados con rhTSH obtuvieron beneficios de la terapia con
                 radioyodo similares a los obtenidos por los tratados con STH. En realidad, los pacientes que reci-

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                 bieron radioyodo con rhTSH eran de mayor edad comparados con los pacientes con STH. Sin
                 embargo, a pesar de su edad - un reconocido factor de riesgo de peor pronóstico - el desenlace
                 fue semejante al del grupo preparado con STH. Por lo tanto, los resultados de este estudio sugie-
                 ren que la eficacia y seguridad fueron similares con rhTSH y STH en el tratamiento con radioyodo
                 del cáncer de tiroides con metástasis con avidez por yodo, con tasas similares de respuestas radio-
                 lógicas (RC, EE) y bioquímicas después del radioyodo en ambos grupos de pacientes.

                 Mientras que ninguno de los estudios mencionados más arriba salvo el nuestro comparó la eficacia
                 relativa del tratamiento con yodo radiactivo complementado con rhTSH vs STH, Jarzab y col. (44)
                 hicieron una comparación retrospectiva de resultados obtenidos después de recibir tratamiento
                 con yodo radioactivo complementado con rhTSH con los resultados obtenidos luego de recibir STH
                 en los mismos pacientes. Se observó que el 52% de los pacientes tuvieron resultados idénticos
                 habiendo recibido ambas modalidades, el 27% de los pacientes obtuvo una respuesta superior a
                 la terapia con yodo radioactivo después de recibir rhTSH, y el 16% obtuvo mejor respuesta luego
                 de recibir STH. También se obtuvieron datos significativos sobre este tema a partir de un estudio
                 de la eficacia relativa del tratamiento con yodo radioactivo complementado con rhTSH vs STH del
                 Memorial Sloan Kettering (45). La ablación con yodo radioactivo complementado con STH o con
                 rhTSH tuvo eficacia similar en la eliminación de metástasis locoregionales con avidez por yodo
                 (42/60, 70% de rhTSH y 10/16, 63% de STH, p=0,65) y las metástasis pulmonares (3/4, 75% de rhTSH
                 y 1/4, 25% de STH, p=0.41). Este estudio observó tasas comparables de supervivencia a 5 años de
                 175 pacientes con metástasis a distancia de CDT, después de recibir rhTSH o STH o con una combi-
                 nación de ambos métodos. Claramente, estos resultados tienen implicancias clínicas potencialmen-
                 te significativas y proveen evidencia importante acerca de la similar eficacia y seguridad de prepa-
                 ración con rhTSH con relación al enfoque estándar con STH para el tratamiento del cáncer de tiroi-
                 des metastásico con captación de yodo. Tenemos grandes expectativas de que en el futuro se
                 hagan estudios prospectivos controlados para examinar esta cuestión.

                 CARCINOMAS DEL EPITELIO PARAFOLICULAR

                 El carcinoma medular de tiroides (CMT) se origina en las células tiroideas parafoliculares C, agru-
                 padas en los dos tercios superiores de los lóbulos tiroideos, y tradicionalmente se lo clasifica en
                 esporádico y hereditario. Tiene cuatro presentaciones: una es la forma esporádica, que representa
                 el 80% de los casos, y las otras tres son formas autosómicas dominantes hereditarias, que repre-
                 sentan el restante 20%.

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                 Cáncer de tiroides: enfoque clínico

                 El CMT representa alrededor del 5 al 10% de todos los cánceres de tiroides. Se diferencia del cáncer
                 de tiroides papilar y del folicular porque el CMT se origina en las células tiroideas parafoliculares
                 C y no en las células tiroideas foliculares. Las células tiroideas parafoliculares C son diferentes de
                 las células tiroideas foliculares C porque no sintetizan ni producen hormonas tiroideas o tiroglo-
                 bulina. Elaboran una hormona diferente llamada calcitonina.

                 La calcitonina participa en la regulación de los niveles de calcio a través de su efecto en los huesos.
                 Como el CMT produce calcitonina, ésta es usada como un excelente marcador de tumores en el
                 seguimiento de pacientes con CMT para detectar recurrencia de cáncer. El CMT tiene un pronóstico
                 intermedio entre el cáncer de tiroides bien diferenciado (papilar y folicular) y el cáncer de tiroides
                 anaplásico poco diferenciado.

                 Como fue dicho, el CMT puede presentarse en forma esporádica, aislada o en forma hereditaria.
                 En su forma hereditaria, el CMT puede ser parte de un síndrome hereditario que involucra otros
                 tumores o hallazgos clínicos. Este síndrome se denomina Neoplasia Endocrina Múltiple (NEM). El
                 NEM es el resultado de varias mutaciones genéticas. Existen dos tipos de NEM, NEM-1 y NEM-2. El
                 NEM-2 a su vez se divide en NEM-2a y NEM-2b. El CMT aparece en los dos tipos de NEM-2. La mayo-
                 ría de los pacientes con CMT presentan la forma esporádica, no hereditaria. Sin embargo, debido
                 a las implicancias para sus descendientes, y la posible coexistencia de otros tumores, todos los
                 pacientes a los que se les diagnostica un CMT deben ser evaluados para saber si es hereditario. La
                 evaluación generalmente implica un análisis genético para determinar si el paciente tiene una de
                 las múltiples mutaciones que se presentan en la forma hereditaria.

                 El CMT hereditario representa alrededor del 25% de todos los casos de CMT. Se describen tres enti-
                 dades de CMT hereditario (Tabla 2).

                          CMT familiar (CMTF)                    NEM-2a                           NEM-2b

                                 CMT                                 CMT                            CMT
                                                            Feocromocitoma                   Feocromocitoma
                                                          Hiperparatiroidismo               Hábito marfanoide
                                                                                            Neuromas mucosos

                 Tabla 2. Formas hereditarias de CMT
                 En las últimas guías de la ATA sobre manejo de CMT de 2015, se propone incluir a la variante fami-
                 liar del CMT como una forma del NEM-2a.

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                 El modo de herencia del CMT hereditario es autosómico dominante con penetrancia variable.
                 Hablando en forma práctica, esto significa que los hijos de un paciente con CMT hereditario tienen
                 un riesgo aumentado de desarrollarlo y se les debe ofrecer la posibilidad de hacerse un análisis
                 genético. Se deben enfatizar varios aspectos clínicos importantes del NEM-2. El CMT tiende a ocu-
                 rrir a una edad más temprana en pacientes con NEM que en pacientes con CMT esporádico; esto
                 es especialmente así en el caso de pacientes con NEM-2b en los que el CMT puede ser detectado
                 en la temprana infancia. El CMT en pacientes con NEM-2b tiende a ser más agresivo y tiene un pro-
                 nóstico peor que el CMT esporádico y otros hereditarios. El feocromocitoma, un tumor de las glán-
                 dulas suprarrenales y del sistema nervioso parasimpático que puede liberar grandes cantidades de
                 epinefrina y norepinefrina y causar hipertensión, ocurre frecuentemente, pero no siempre, en
                 NEM-2a y NEM-2b y debe ser excluido y de constatarse, tratado antes que se realice la cirugía del
                 CMT.

                 El hiperparatiroidismo debido a la sobreproducción de la hormona paratiroidea (PTH), se observa
                 en algunos pacientes con NEM-2a. El hiperparatiroidismo produce elevación de los niveles de calcio
                 sérico. El NEM-2a y el NEM-2b son el resultado de mutaciones en el gen llamado oncogen RET.
                 Como se mencionó en la sección anterior, a los pacientes diagnosticados con CMT se les debe rea-
                 lizar análisis genéticos para determinar si tienen la mutación oncogen RET. A los familiares de los
                 pacientes con la mutación oncogen RET también se les debe ofrecer hacerse un análisis genético
                 para determinar si tienen o no la mutación. Estos familiares que tienen la mutación genética RET
                 tienen un alto riesgo de desarrollar CMT y dependiendo del tipo de mutación, podrían desarrollar
                 CMT a edad muy temprana. Los familiares con NEM-2b deben ser sometidos a una tiroidectomía
                 lo antes posible después de nacer, antes de que desarrollen CMT.

                 Presentación clínica

                 El 80% de los pacientes con CMT presentan el tipo esporádico. Estos pacientes generalmente lle-
                 gan a la consulta para realizarse un examen físico de rutina y al palpar el cuello se encuentra un
                 nódulo tiroideo. A veces el nódulo tiroideo es hallado incidentalmente al realizar estudios del cue-
                 llo por imágenes como ecografía, RMN y TC. A los pacientes que presentan nódulos de tiroides se
                 los evalúa además con una PAAF. Si al hacer este estudio se sospecha la presencia de CMT, el
                 paciente debe hacerse un análisis genético para saber si tiene la mutación RET antes de realizarle
                 una cirugía de tiroides.

                 Muchos pacientes con CMT, en particular con NEM-2b, tienen metástasis en ganglios linfáticos y
                 muchas veces, metástasis a distancia al momento de la cirugía. Los pacientes que tienen NEM-2b

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                 Cáncer de tiroides: enfoque clínico

                 presentan las formas más agresivas de CMT, los que tienen CMT familiar (CMTF) presentan las for-
                 mas menos agresivas. La calcitonina debe ser medida en todos los pacientes con CMT antes de la
                 cirugía. El antígeno carcinoembrionario (CEA), otro marcador tumoral producido por algunos CMT
                 también debe ser medido antes de la cirugía. Los niveles de calcitonina y de CEA deben ser medi-
                 dos periódicamente después de la cirugía. Los niveles indetectables generalmente indican ausencia
                 de recurrencia del tumor mientras que la persistencia de niveles altos o niveles que aumentan pro-
                 gresivamente después de la cirugía indican la persistencia o recurrencia del tumor. Los estudios por
                 imágenes como ecografía de la glándula tiroides, TC y RMN de cuello, tórax, y abdomen y el ras-
                 treo óseo también se hacen antes de la cirugía. Se los indica para evaluar el alcance del cáncer.
                 Pueden ayudar a identificar la presencia de metástasis a distancia y pueden ser de utilidad para el
                 cirujano al preparar la intervención.

                 Tratamiento

                 La cirugía es el principal tratamiento del CMT. A diferencia de otros tipos de cáncer de tiroides,
                 como el papilar y el folicular, el CMT no es sensible al yodo radioactivo y por lo tanto no es una
                 opción terapéutica. La cirugía inicial de CMT consiste en una tiroidectomía total ya que el tumor
                 puede estar presente en múltiples áreas de la glándula tiroides. La tiroidectomía debe ser realizada
                 por un cirujano con experiencia en cirugía de tiroides con el fin de mejorar las oportunidades de
                 resección total del tumor y reducir el riesgo de complicaciones quirúrgicas.

                 Como el CMT tiene tendencia a metastatizar tempranamente durante su paso hacia los ganglios
                 linfáticos ubicados en el cuello (ganglios linfáticos cervicales), se debe prestar especial atención a
                 estos ganglios en el momento de la cirugía. A los pacientes a los que se les practica cirugía de CMT
                 se les debe realizar la disección del compartimiento central del cuello (identificación y remoción
                 de los ganglios linfáticos ubicados en la parte anterior del cuello). Aquellos pacientes en los que el
                 CMT se ha expandido hacia la zona lateral del cuello, como los músculos esternocleidomastoideos
                 o los ganglios linfáticos cervicales laterales, usualmente requieren una cirugía más extensa.
                 Algunos expertos recomiendan la disección central y lateral del cuello para todos los pacientes con
                 CMT. Este enfoque puede reducir el riesgo de recurrencia del tumor, aunque esto da lugar a con-
                 troversias.

                 Curso y pronóstico

                 Como se mencionó más arriba, el CMT puede metastatizar tempranamente a los ganglios linfáticos
                 en el cuello y el mediastino. También puede expandirse a través de la sangre (diseminación hema-

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