CISTITIS IDIOPÁTICA E INTERSTICIAL EN GATOS

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Dennis J.Chew                                          XVIII CONGRESO ANUAL

                 CISTITIS IDIOPÁTICA E
                INTERSTICIAL EN GATOS

Dennis J. Chew
C.A. Buffington

La cistitis idiopática fue el diagnóstico más frecuente (64%) en nuestros estudios reali-
zados en gatos con síntomas de enfermedad del tracto urinario inferior, al igual que en
otros estudios efectuados en las últimas 4 décadas. La urolitiasis, de todos los tipos, re-
presentó alrededor del 15% de los casos (7% de estruvita, 6% de oxalato y 1% composi-
ción desconocida). Las siguientes causas más frecuentes fueron: los defectos anatómi-
cos (divertículo uracal, estrechamiento uretral) en un 11% de los casos y las alteraciones
del comportamiento en un 9% de los casos. El diagnóstico de neoplasia o de infección
bacteriana del tracto urinario fue muy poco frecuente. Estos datos fueron recogidos en
nuestro centro de referencia y se deben interpretar con precaución antes de predecir la
frecuencia de diagnóstico en un centro de atención primaria.

La terminología que se refiere a las alteraciones del tracto urinario inferior felino ha
sido confusa. El empleo generalizado del término FUS (síndrome urológico felino) fue
utilizado de forma indiscriminada para describir a los gatos que tenían síntomas de mic-
ción irritante sin tener en cuenta la posible causa. El término FLUTD (enfermedades del
tracto urinario inferior felino) se creó para cambiar el enfoque del problema: existen mu-
chas enfermedades del tracto urinario inferior felino que se pueden diagnosticar. El tér-
mino enfermedad idiopática del tracto urinario inferior es apropiado si no se encuentra
una causa de micción irritativa en un protocolo de diagnóstico por exclusión que incluya:
urianálisis, urocultivo, e imágenes del aparato urinario obtenidas de una combinación
de radiografías, cistografías de contraste, uretrografías de contraste y ecografía de la
vejiga. No es apropiado el uso del término FIC (cistitis intersticial felina) como un tér-
mino paraguas que abarque a todos los gatos con FLUTD idiopática. El término cistitis
intersticial felina se reserva para aquellos gatos que tienen recidivas frecuentes de los
síntomas clínicos o persistencia crónica de los mismos. La cistitis idiopática puede ser
aguda o crónica, pero la cistitis intersticial es, por definición, un proceso crónico. Ade-
más, el uso de este término se debería restringir a aquellos casos en los que se ha efec-
tuado una valoración cistoscópica de la vejiga y de la uretra después de llevar a cabo un
protocolo de diagnóstico por exclusión. Los gatos no suelen someterse a pruebas diag-
nósticas extensas tras un episodio inicial de síntomas de enfermedad del tracto urina-
rio inferior. En consecuencia, la mayoría de nuestros datos acerca de la cistitis idiopá-
tica o intersticial se han obtenido de gatos con enfermedad recurrente. Los datos son
especialmente escasos en centros de atención primaria ya que la mayoría de los estudios
epidemiológicos se han llevado a cabo en centros de referencia.

La cistitis idiopática es una enfermedad caracterizada por: aparición de síntomas de irri-
tación en la micción (disuria, polaquiuria, hematuria, micción en lugares inapropiados),
presencia de una orina bacteriológicamente estéril que si contiene células epiteliales no
muestran atipias celulares y, por último, ausencia de una causa objetiva que explique

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el cuadro clínico tras haber aplicado los métodos de exploración del tracto urinario in-
ferior, incluyendo la radiología, simple y de contraste, y la ecografía. El diagnóstico
de cistitis idiopática es un diagnóstico por exclusión. La cistitis idiopática se clasifica
como una enfermedad inflamatoria no infecciosa del tracto urinario inferior. En nues-
tros estudios, el síntoma clínico descrito con mayor frecuencia por los propietarios de
gatos con cistitis idiopática es el de micción inapropiada. En la mayoría de los gatos
con cistitis idiopática no obstructiva, los síntomas clínicos desaparecen de forma es-
pontánea entre 5 a 7 días, independientemente del tratamiento, aunque en un 50% de
los casos, aproximadamente, los síntomas clínicos vuelven de nuevo a aparecer. Un pe-
queño grupo de gatos afectados siguen mostrando síntomas de inflamación de forma
continua o intermitente. En algunos machos se desarrolla una obstrucción uretral se-
cundaria al proceso inflamatorio de la vejiga y de la uretra. No se ha podido determi-
nar si esta es una enfermedad autolimitante o un proceso crónico con ataques agudos.
Algunos gatos afectados presentan un marcado aumento de la intensidad de los sínto-
mas clínicos que parece asociarse a períodos de estrés, mientras que otros muestran
un aumento/disminución de los síntomas clínicos sin cambio conocido en el nivel de es-
trés. Algunos gatos con cistitis idiopática se clasifican dentro de un diagnóstico más
preciso de cistitis intersticial si se observan las hemorragias características de la sub-
mucosa ("glomerulaciones") durante la cistoscopia, tras distender la vejiga a una pre-
sión de 80 centímetros de agua, y en ausencia de otros síntomas clínicos. Estimamos
que el 40% de los gatos con un diagnóstico inicial de cistitis idiopática presentan di-
chas "glomerulaciones"; el resto de los gatos muestran otras lesiones indicativas de cis-
titis entre las que se incluyen: aumento de la vascularidad, edema y una friabilidad exa-
gerada de la mucosa.

La disuria, la estranguria, la hematuria macroscópica y la micción en sitios que no
sean la bandeja de arena (micción inapropiada) son síntomas inespecíficos que, indi-
vidualmente o en alguna combinación, inducen a los propietarios a llevar a sus gatos
al veterinario por problemas, aparentemente no obstructivos, del tracto urinario in-
ferior con independencia de la causa subyacente. En nuestros estudios, la micción ina-
propiada fue el síntoma clínico descrito con mayor frecuencia por los propietarios; se
presentaba en casi el 98% de las hembras y en el 87% de los machos. Los episodios de
micción inapropiada ocurrían más de 6 veces por semana en el 70% y de 3 a 6 veces
por semana en el 13% tanto en machos como en hembras. El aumento de la frecuen-
cia de la micción fue el siguiente síntoma observado con mayor asiduidad, presente
en cerca del 80% de las hembras y de los machos. La estranguria se detectó en el 65%
de hembras y en el 75% de machos. La hematuria macroscópica se observó con menor
frecuencia, estando presente en el 58% de las hembras y el en el 67% de los machos;
episodios frecuentes de hematuria aparecieron en alrededor del 50% de los casos (Buf-
fington, 1997 #80). Es importante reconocer que muchos gatos que tienen micción ina-
decuada, como única queja del propietario, presentan en realidad una cistitis idiopá-
tica y no un problema de comportamiento. Cuando los examinamos con un cistoscopio,
encontramos que 16/24 gatos, con una micción inapropiada como único síntoma de-
tectado por sus propietarios, tenían en realidad una cistitis idiopática y no un problema
de comportamiento.

La emisión de un diagnóstico específico que explique los síntomas de enfermedad del
tracto urinario inferior requiere integrar los hallazgos de: la historia clínica, el examen
físico, el urianálisis, las radiografías simples y de contraste, la ecografía, la uretrosco-
pia y la cistoscopia (ver: algorritmo al final de las notas). Es importante inicialmente de-

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cidir si el diagnóstico encaja en una de las 3 categorías siguientes: enfermedad vesical
orgánica/funcional, problema de comportamiento o alteración poliúrica.

TRATAMIENTO DE LA CISTITIS IDIOPÁTICA E INTERSTICIAL
Como las causas subyacentes de este proceso se desconocen, las recomendaciones acer-
ca de su tratamiento deben de ser tentativas. Generalmente, se establece una serie de re-
comendaciones que incluyen: una discusión sobre el manejo de la bandeja de arena, cómo
limpiar las zonas orinadas y qué comportamientos y actividades normales podrían be-
neficiar al gato. En el tratamiento también se considera: la introducción de cambios cam-
bios en la dieta, el aumento de la ingesta de agua, la disminución del dolor y la admi-
nistración de fármacos. Los pacientes con cistitis intersticial suelen ser susceptibles a
cambios en su ambiente, uno de los cuales puede ser un cambio brusco de dieta. El au-
mento de la ingesta de agua, para diluir la orina y aumentar la frecuencia de la mic-
ción, es una parte importante del tratamiento. Un mecanismo que podría explicar el efec-
to beneficioso del aumento de la ingestión de agua sería la dilución de los componentes
nocivos de la orina que consiguen alcanzar la pared de la vejiga debido a un aumento
de la permeabilidad vesical.

TRATAMIENTO DIETÉTICO
En los gatos con cistitis idiopática, algunas modificaciones dietéticas pueden reducir el
riesgo de recidiva de los síntomas del tracto urinario inferior. Como los cristales de es-
truvita no parecen dañar el urotelio normal, no se requieren cambios dietéticos para re-
ducir la cristaluria de estruvita en la cistitis idopática o intersticial. Los esfuerzos por
acidificar la orina no tienen ningún valor en el tratamiento de la cistitis idiopática.
Existen datos experimentales que demuestran que la orina muy ácida incrementa la trans-
misión de las fibras nerviosas sensitivas aumentando la percepción del dolor; en conse-
cuencia, los gatos con cistitis idiopática no deberían recibir, a ciegas, una dieta acidifi-
cante.

A la espera de futuras mejoras en el conocimiento de la fisiopatología/etiología, las re-
comendaciones para el tratamiento dietético de los gatos con cistitis idiopática incluyen
consideraciones acerca de la constancia, la consistencia y la composición de la dieta.

CONSTANCIA

Nuestra experiencia clínica sugiere que los cambios dietéticos pueden ocasionar la re-
cidiva de los síntomas de cistitis idiopática/intersticial en algunos pacientes. Incluso, con
la aparición en el mercado de múltiples dietas de prescripción veterinaria comercializa-
das para los gatos con síntomas del tracto urinario inferior, a veces los síntomas rea-
parecen cuando los gatos son cambiados de cualquiera de estas dietas a otra de ellas.
Estas observaciones sugieren que un cambio de dieta puede favorecer la reaparición de
los síntomas. Esta hipótesis se ve reforzada por la observación de que algunos gatos con
síntomas del tracto urinario inferior aparentan ser sensibles a una variedad de estímu-

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los ambientales (Jones, 1997). A la espera de mas estudios que pongan a prueba esta hi-
pótesis, puede ser prudente limitar la frecuencia de los cambios de dieta en este grupo
de pacientes.

CONSISTENCIA

En comparación con las encuestas acerca del consumo en los hogares estadouinidenses,
los gatos con cistitis idiopática tienen un consumo significativamente mayor de ali-
mento seco exclusivamente (Buffington, 1997). Nosotros hemos publicado reciente-
mente que los síntomas de enfermedad del tracto urinario inferior recidivaron en sólo
un 11% de los gatos con cistitis idopática que fueros alimentados durante un año con
una marca de alimento de prescripción veterinaria en botes diseñado para producir
una orina ácida (Markwell, 1999). Por el contrario, las recidibas aparecieron en el 39%
de los gatos que recibieron el mismo alimento en forma seca, lo que sugiere que tan-
to la constancia como la consistencia (aumento de ingesta de agua) pueden ser im-
portantes, aunque no se han determinado los mecanismos de este efecto. Ambas die-
tas contenían una carga potencial de solutos renales parecida y originaron un grado
semejante de acidificación urinaria. Es interesante reseñar que la densidad urinaria
de los gatos que recibieron el alimento en forma seca generalmente fue mayor de
1,040 (media de 1,050), mientras que la de los gatos que recibieron el alimento en for-
ma húmeda generalmente fue menor de 1,040 (media de 1,030). Parece ser que el ali-
mento enlatado protege, hasta un año, a cerca del 90% de los gatos contra la recidi-
vas de los síntomas del tracto urinario inferior, constancia de la protección de la dieta
alrededor del 60%, y al 10% de los gatos la dieta no les proporcionaba ninguna pro-
tección frente a las recidivas.

COMPOSICIÓN

Además del agua, los descensos relacionados con la dieta del magnesio urinario y/o los
aumentos del calcio urinario, potasio urinario y/o concentración urinaria de iones de hi-
drógeno pueden, todos ellos, influir sobre la actividad de las fibras nerviosas sensitivas
del urotelio (Maggi, 1993). Por desgracia, la mayoría de estos efectos se han estudiado
sólo mediante experimentos in vitro. Los efectos del contenido urinario de electrolitos
sobre los síntomas del tracto urinario inferior no han sido estudiados de forma adecuada,
pero pueden ser importantes en el tratamiento de algunos pacientes.

Los gatos que sufren de cistitis idiopática parecen beneficiarse de un solo tipo de alimento
enlatado, si dicho plan alimenticio no es demasiado estresante para el gato o el propie-
tario. Los temas como el estrés, los cambios de dieta y la enfermedad son controverti-
dos, y se hace necesaria una investigación más detallada de estas relaciones.

AMITRIPTILINA
En casos recidivantes graves, se puede considerar la administración del antidepresi-
vo tricíclico amitriptilina. Recientemente hemos publicado los resultados obtenidos en
el tratamiento con amitriptilina de15 gatos con cistitis intersticial recurrente grave

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(Chew, 1998). En este estudio, se definió el fracaso terapéutico como la recidiva de cual-
quier síntoma del tracto urinario inferior durante los siguientes 12 meses. La ami-
triptilina eliminó con éxito los síntomas de cistitis intersticial en el 73% de los gatos
durante los primeros 6 meses, y en el 60% de los gatos estudiados durante el total de
los 12 meses. A pesar de la remisión clínica, las alteraciones cistoscópicas persistie-
ron en todos los gatos en las exploraciones efectuadas a los 6 y 12 meses. En algunos
gatos se observó: ganancia de peso, somnolencia, descenso de lamido y cálculos vesi-
cales transitorios.

¿Se debe emplear la amitriptilina en algunos gatos con cistitis idiopática o inters-
ticial? En ausencia de otro tratamiento alternativo, la respuesta es sí. Considera-
mos que la amitriptilina se debe utilizar únicamente para tratar la cistitis idiopá-
tica crónica en la que otros tratamientos "estándar" han fracasado (el tratamiento
estándar en nuestro hospital consiste en educar al propietario acerca del alimento
y el manejo de la bandeja de la arena, eliminar el estrés y aumentar la ingesta de
agua). No existe un buen argumento para el uso de la amitriptilina en la cistitis
aguda ya que la resolución espontánea de los signos clínicos ocurre a menudo a los
pocos días y la resolución completa apartece entre los 5 a 10 días, y la amitriptili-
na puede tardar semanas a meses en ejercer su efecto máximo. Se necesitan estu-
dios más detallados acerca de la seguridad y la eficacia de la amitriptilina en el tra-
tamiento de las enfermedades idiopáticas del tracto urinario inferior, aunque la
amitriptilina se ha utilizado con aparente seguridad en gatos durante años por los
etólogos. En nuestro estudio, los valores del hemograma y de las pruebas bioquí-
micas permanecieron, a lo largo de un año, dentro del rango normal. Dado el éxi-
to obtenido en nuestro estudio sin control con placebo, se requieren estudios do-
ble-ciego controlados con placebo para garantizar la utilización de la amitriptilina
en los gatos con enfermedades idiopáticas del tracto urinario inferior. Aunque la
amitriptilina controla en el gato los síntomas de enfermedad del tracto urinario in-
ferior asociados a la cistitis intersticial, no es un fármaco ideal ya que las lesiones
de cistitis, observadas en la cistoscopia, no desaparecen durante el tratamiento y
se han observado en los gatos algunos efectos secundarios indeseables . Es proba-
ble que se puedan usar dosis más bajas de amitriptilina cuando se administra en
combinación con otros fármacos.

GLICOSAMINOGLICANOS
El tratamiento con glicosaminoglicanos (GAG), aplicado con cierto éxito en pa-
cientes humanos con cistitis intersticial, está siendo investigado en la actualidad
debido a las alteraciones detectadas en la excreción de GAG y en la permeabilidad
de la vejiga en los gatos afectados. La teoría que apoya el uso de este tratamiento
asume que los GAG administrados se unen al urotelio defectuoso disminuyendo, de
esta forma, la permeabilidad de la vejiga, aunque puede haber diferencias en la efi-
cacia relativa de los diversos GAG para producir este efecto (Nickel, 998). Los gli-
cosaminoglicanos también pueden ejercer efectos analgésicos y antiinflamatorios
que pueden ser de utilidad. Se ha concluido recientemente en Estados Unidos un
estudio multicéntrico a doble ciego y con placebo sobre el tratamiento de la cistitis
intersiticial en gatos con un GAG específico; estamos a la espera de los resultados
cuando se publiquen.

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MISCELÁNEA
En estudios preliminares, el interferón oral, los antibióticos, los glucocorticoides y el
DMSO intravesical no parecen reducir los síntomas clínicos en comparación con el uso
de placebos.

Es probable que el dolor juegue un papel importante en potenciar o perpetuar la infla-
mación de la vejiga en gatos con cistitis idiopática crónica. Los esfuerzos por romper el
ciclo de dolor-inflamación-dolor pueden ser útiles en el tratamiento de algunos gatos.
Uno de los efectos beneficiosos de la amitriptilina es el de disminuir la transmisión de
las fibras nerviosas sensitivas. Algunos autores han empleado el butorfanol para aliviar
el dolor vesical obteniendo un éxito aparente en un pequeño número de gatos con cis-
titis idiopática crónica. Se necesitan estudios a largo plazo acerca del efecto del alivio
del dolor crónico en el tratamiento de la cistitis idiopática.

Nuestra impresión es de que el estrés juega un papel muy importante en el desarrollo
de los episodios agudos de cistitis idiopática en el gato y también en la aparición del pri-
mer episodio de cistitis idiopática sintomática. Es poco probable que el estrés por sí
solo, en presencia de un tracto urinario inferior sano, pueda llevar al desarrollo de esta
enfermedad. Por desgracia, sigue siendo difícil cuantificar de forma objetiva el estrés
en el laboratorio. Es necesaria una historia clínica detallada en búsqueda de factores es-
tresantes en la vida del gato. El estrés se manifiesta con una variedad de respuestas neu-
roendocrinas que podrían modular el grado de la respuesta inflamatoria en la vejiga (así
como en otros tejidos). Los regímenes para disminuir el estrés pueden ser esenciales en
el manejo de los gatos con cistitis idiopática no obstructiva (ver al final de las notas: fi-
gura acerca de la inflamación neurógena).

PROBLEMA DE COMPORTAMIENTO
Los gatos con una auténtica alteración del comportamiento urinario tienen una histo-
ria clínica de micciones inapropiadas sin evidencia de micción irritativa (sin polaquiu-
ria ni hematuria evidente, sin vocalización durante la micción, disuria o estranguria).
Las localizaciones anormales de las micciones pueden estar sobre superficies horizon-
tales o verticales (Marder). El urianálisis no debe mostrar un exceso de sangre ni de
proteína y no se deben observar cálculos radioopacos en las radiografías simples. Los
resultados obtenidos en los estudios radiológicos de contraste (ej.: cistografía y ure-
trografía) y ecográficos son normales. La valoración cistoscópica de la vejiga también
debe de ser normal. Catorce de los 70 gatos con cistitis idiopática en este estudio habrí-
an sido diagnosticados de un problema de comportamiento si no se hubieran realizado
radiografías de contrate o cistoscopias. Por desgracia, cuando no es posible acceder a
un examen cistoscópico, los gatos sometidos a un protocolo diagnóstico normal, que in-
cluye radiografías de contraste, serán diagnosticados de un problema de comporta-
miento cuando, en realidad, casi la mitad de estos gatos muestran en la cistoscopia sig-
nos de inflamación vesical. Cuando se realiza un examen cistoscópico, hemos observado
que 16/24 gatos que mostraron como único síntoma una micción inapropiada tenían, en
realidad, una cistitis idiopática en lugar de un trastorno puro del comportamiento. Es
interesante reseñar que casi un 40% de gatos que estaban siendo tratados por un pro-
blema de comportamiento urinario tenían una historia previa de cistitis (Horwitz). Pa-

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rece que hay un entrecruzamiento entre los problemas de comportamiento e inflamato-
rios del tracto urinario inferior. Una conexión frecuente es la capacidad del estrés para
incitar o perpetuar cualquiera de las dos situaciones.

LECTURAS RECOMENDADAS
BARTGES JW. Lower urinary tract disease in geriatric cats. Proceedings of the Fifteenth Annual Veterinary Medical
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BUFFINGTON CAT, CHEW DJ, KENDALL MS, SCRIVANI P, THOMPSON S, BLAISDELL JL, WOODSWORTH BE : Cli-
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                                                                              propiadas pueden ser la úni -
                                                                              ca queja del propietario del
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                                                                              roidismo, diabetes mellitus),
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                                                                              fección bacteriana), o con
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                                                                              marcaje en contraste con
                                                                              aquellas que cursan con
                                                                              micciones normales fuera
                                                                              de la bandeja de arena. El
                                                                              estrés puede activar episo -
                                                                              dios de marcaje al igual que
                                                                              la cistitis idiopática.

Figura 2-A. Es importante descartar la pre -
sencia de una orina diluida por un aumento
de la producción urinaria entre las causas de
micciones inapropiadas. Los gatos que con -
sumen alimento seco suelen tener una densi -
dad de la orina por encima de 1,030 mien -
tras que los gatos que ingieren un alimento
en lata pueden tenerla cerca de 1,025. Aun -
que la hematuria y proteinuria están, a me -
nudo, presentes durante las fases activas de
las enfermedades inflamatorias del tracto
urinario inferior de los gatos, la intensidad
de la hematuria y proteinuria puede aumen -
tar y disminuir (hallazgo falso negativo).
Pueden aparecer falsos positivos a hematuria
y proteinuria cuando las muestras se obtie -
nen mediante cistocentesis o sondaje uretral.
Una cristaluria intensa es un hallazgo poco
frecuente en la orina de los gatos de EEUU a
partir de 1990. Es importante asegurarse de no sobreestimar la cristaluria ya que los cristales por sí so -
los no causan la enfermedad. La cristaluria puede ser un artefacto de la orina que se almacena en refrige -
ración durante tiempo prolongado. El hallazgo de "bacterias" debe considerarse con cautela ya que hay
muchos artefactos en la orina felina que se asemejan a las bacterias. Las bacterias en presencia de hematu -
ria y de piuria suelen indicar infección bacteriana, aunque esta es extremadamente rara en gatos jóvenes
con síntomas de enfermedad del tracto urinario inferior. La orina alcalina por sí sola no es una enferme -
dad y no es un hallazgo frecuente entre los gatos que se alimentan con dietas acidificantes.

                                                   198
Dennis J.Chew                                                       XVIII CONGRESO ANUAL

                                                                           Figura 2-B. Es preciso remitir la
                                                                           orina para su cultivo si existe evi -
                                                                           dencia de piuria, si la orina está
                                                                           diluida (< de 1,030), si el gato ha
                                                                           sido sometido a un sondaje ure -
                                                                           tral, o si el gato presenta una ure -
                                                                           trostomía perineal. Las radiografí -
                                                                           as simples ofrecen buenas
                                                                           posibilidades de mostrar cálculos
                                                                           radioopacos causados por estruvi -
                                                                           ta u oxalato cálcico, pero es nece -
                                                                           saria una buena técnica y el em -
                                                                           pleo de enemas de lavado para
                                                                           visualizar cálculos pequeños.

Figura 2-C. Las radio -
grafías de contraste es -
tán indicadas en gatos
con signos clínicos per -
sistentes o recurrentes
en los que no se observa -
ron alteraciones en las
radiografías simples. Se
pueden evidenciar así
cálculos pequeños, ano -
malías anatómicas (este -
nosis uretral en machos,
divertículo uracal) y le -
siones como masas, aun -
que las neoplasias de la
vejiga felina son extre -
madamente raras. La
ecografía puede mostrar
la presencia de cálculos
vesicales radiolúcidos y
es útil para evaluar el
grosor de la pared de la
vejiga si ésta se encuen -
tra, al menos, moderadamente distendida por la orina. Sin embargo, la ecografía no es útil para valorar
la uretra. La uretrocistoscopia es útil para descartar la presencia de cálculos urinarios pequeños y para
detectar alteraciones anatómicas de la uretra y la vejiga. Además, la cistoscopia proporciona mayor infor -
mación acerca de los detalles de la mucosa; es más probable detectar alteraciones de la mucosa con este
método que con cualquiera de las otras técnicas de diagnóstico por imagen. En el momento actual, es ne -
cesario observar la presencia de "glomerulaciones", tras distender la vejiga a una presión de 80 cm de
agua, para hacer un diagnóstico de cistitis intersticial. La cistitis intersticial es una subcategoría de la
cistitis idiopática. El signo de interrogación entre cistitis idiopática y cistitis intersticial indica que no se
sabe cuántos gatos que tienen un diagnóstico de cistitis idiopática tendrían un diagnóstico de cistitis in -
tersticial tras realizar una cistoscopia.

                                                     199
XVIII CONGRESO ANUAL                                                                     Dennis J.Chew

 Figura 3.. ¿Qué hacemos NOSOTROS? Aproximación, paso a paso, al tratamiento de gatos con síntomas
idiopáticos del tracto urinario inferior. Se deben hacer más pruebas diagnósticas cuando en los gatos no
desaparecen de forma espontánea los síntomas de tracto urinario inferior y cuando los síntomas reapare -
cen, para asegurarse de que el diagnóstico es realmente el de enfermedad idiopática del tracto urinario
inferior. Los ensayos clínicos bien controlados pueden aportar mejoras al tratamiento en el futuro, pero
mientras tanto, esto es lo que hacemos.

                                                 200
Dennis J.Chew                                                     XVIII CONGRESO ANUAL

Figura 4. Inflamación neurógena y sus efectos sobre la vejiga de la orina
Las fibras sensitivas (C-fiber) parecen desempeñar un papel central en la transmisión de los potenciales
de acción via los ganglios de las raices dorsales (DRG). Estas señales se perciben en el cerebro como dolo -
rosas. Las fibras sensitivas también pueden propagar un reflejo axonal local sin la transmisión de un
potencial axonal. El reflejo axonal da lugar a la liberación de péptidos neurotransmisores como la sus -
tancia P (SP) en las terminaciones nerviosas. La interacción de la SP con receptores de las paredes vascu -
lares provoca un aumento de la permeabilidad vascular que puede agravarse por la liberación de la hista -
mina de los mastocitos inducida por la SP. Estas acciones pueden dar lugar a las hemorragias
petequiales de la submucosa que se observan en la cistoscopia. Los receptores de SP también están pre -
sentes en el músculo liso, y cuando se activan estimulan la contracción muscular. También se muestra
en el gráfico el urotelio (epitelio) y la capa que tiene encima de glicosaminoglicanos (GAG) que está adya -
cente a la luz de la vejiga. El daño o la alteración funcional de una o de ambas de estas capas puede per -
mitir que los componentes de la orina, como protones, iones de potasio o líquido hiperosmolar (>2.000
mOsm/l) puedan activar las fibras sensitivas. Los efectos del estrés sobre las fibras sensitivas pueden es -
tar relacionados con señales descendentes simpáticas que estimulen la DRG e induzcan la liberación peri -
férica de neuropéptidos. La liberación local de neurotransmisores por las fibras simpáticas de la vejiga
también podría estimular las fibras sensitivas. Otro factor que probablemente esté involucrado en la in -
flamación crónica de la vejiga, pero que no se muestra, es la liberación local y sistémica de los factores
de crecimiento de los nervios, que pueden promover la multiplicación de las terminaciones de las fibras
sensitivas para aumentar así el tamaño de los campos receptores de las fibras sensitivas.

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