Competencias Interculturales y Salud. Un reto en el Sistema Público Sanitario
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Panel [5]: Políticas sanitarias: Retos, transformaciones y actores. Coordinadores: [Ana M. Guillén - Universidad de Oviedo; Amparo Almarcha Barbado - Universidad de La Coruña; Emmanuele Pavolini - Universidad de Macerata] ______________________________________________________________________ Competencias Interculturales y Salud. Un reto en el Sistema Público Sanitario Ana Isabel Vázquez Cañete1 Universidad de Castilla-La Mancha AnaIsabel.Vazquez@uclm.es RESUMEN La comunicación aquí presentada reflexiona sobre la necesidad de revalorizar la propuesta intercultural en el ámbito de la atención en salud para garantizar el acceso a este derecho y una adecuada atención en salud a la población inmigrante. Al mismo tiempo, presenta algunos resultados de un estudio desarrollado en el ámbito sanitario en la provincia de Cuenca. La salud es uno de los ejes fundamentales en el desarrollo de las sociedades modernas. Hace referencia al equilibrio correcto del cuerpo y es un requerimiento de la sociedad que afecta a todas las áreas de la persona (vida sana, comida sana, mente sana, familia sana, etc.). La salud es un derecho y también una exigencia de la sociedad actual occidentalizada. Pero al mismo tiempo, forma parte del capital del inmigrante, ya que constituye uno de los ejes fundamentales para garantizar el éxito de todo proceso migratorio.
En su Carta Magna, la Organización Mundial de la Salud define la salud como el estado de bienestar integral físico, mental y social y no solamente la ausencia de enfermedad o discapacidad. La salud y la enfermedad implican, a un tiempo, aspectos biológicos y elementos psicológicos y socioculturales, que son adquiridos por el individuo dentro de su grupo social. En nuestro medio, ciudadanos de diversas nacionalidades, orígenes y grupos sociales, conviven hoy en los mismos espacios y el encuentro cultural forma parte de la realidad cotidiana en todos los ámbitos. Como consecuencia de esto, y en concreto en el ámbito sanitario, coexisten modos diversos de afrontar la salud y la enfermedad y también diversos modos de respuesta. Incorporar la perspectiva de la diversidad cultural en los servicios sanitarios es un modo de garantizar la adecuada accesibilidad al sistema público, entendida ésta como grado de ajuste entre las características de los recursos de la atención a la salud y los de la población, en el proceso de búsqueda y obtención de la atención. El acceso administrativo al sistema sanitario no garantiza por sí mismo el acceso a la salud. Elementos como las peculiaridades culturales y sociales, el idioma o los rasgos institucionales propios del país de origen, pueden condicionar e influir en el acceso y uso de los servicios por parte del colectivo inmigrante y han de ser tenidos en cuenta para garantizar un acceso en equidad y pleno. Sin embargo, debido al rápido aumento de la población inmigrante en nuestro contexto, esta realidad plantea retos y necesidades concretas en los servicios públicos de atención. Con el fin de conocer el papel de las diferencias culturales en la atención a la población inmigrante en el sistema sanitario, se ha realizado un estudio a través de entrevistas semidirigidas realizadas a pacientes inmigrantes y a trabajadores del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (SESCAM) de la provincia de Cuenca, donde el aumento de población inmigrante ha sido muy rápido (en la capital ha pasado del 5,19% en el año 2006, al 11,23% en el año 2009) y no existe un servicio de mediación específico en el ámbito sanitario. En esta investigación se ha puesto de manifiesto cómo la diversidad de situaciones que se generan en el contexto sanitario y la sobrecarga que se ha producido en los últimos años, unido a la carencia de competencias comunicativas y culturales por parte de los profesionales, originan diferencias en las respuestas y cierto grado de
arbitrariedad por parte del sistema y actuaciones que pasan desde el trato prejuicioso a las relaciones de tutelaje o paternalismo. Toda propuesta intercultural nace del reconocimiento de la diversidad cultural, no sólo por una incorporación cuantitativa de población inmigrante, sino sobretodo por la presencia de procesos de interacción cultural. No se trata tanto de categorizar ni resaltar la diferencia, sino de saber dar respuesta a ella. Por tanto, la garantía de derechos y atención pasaría por la necesaria formación en competencias culturales y comunicativas de aquellos que atienden a la población inmigrante en el ámbito sanitario. Un mayor conocimiento de esta realidad y una adecuada gestión de la diferencia, debería favorecer una mejora de la atención, la reducción de conflictos y respuestas con un mayor grado de equidad, en definitiva una mejora de la salud y de la calidad de vida de la población. Palabras clave: Salud, diversidad cultural, competencias culturales. INTRODUCCIÓN La salud es uno de los ejes fundamentales en el desarrollo de las sociedades modernas. Hace referencia al equilibrio correcto del cuerpo y es un requerimiento de la sociedad que afecta a todas las áreas de la persona (vida sana, comida sana, mente sana, familia sana, etc.). La salud es, a un tiempo, un derecho y una exigencia de la sociedad actual occidentalizada. Pero junto con esto, forma parte también del capital de toda persona y, de forma especial, constituye uno de los ejes fundamentales para garantizar el éxito de todo proceso de migración. Los movimientos migratorios constituyen un fenómeno transnacional de importantes consecuencias para la sociedad del siglo XXI. Según la Comisión Europea, la intensidad de crecimiento de la inmigración es diferente según los países de la Unión Europea, pero ha afectado en gran medida a España e Italia. La principal causa de la migración actual es económica, por lo que una gran parte de la población inmigrante procede de contextos muy diversos culturalmente y de situaciones socioeconómicas más desfavorecidas (Fabre, 2010) con unas mínimas coberturas de servicios básicos.
En España se están desarrollando diversas políticas de atención a la población inmigrante, y en el ámbito sanitario, la legislación reconoce la atención sanitaria a la población extranjera, vinculándola a un criterio de residencia, siendo fundamental la posesión de la Tarjeta Sanitaria para el acceso al Sistema Público Sanitario. Sin embargo, el reconocimiento no garantiza el acceso al Sistema. Según un informe de Comisiones Obreras (2007), en el año 2005 el número de extranjeros empadronados en Castilla-La Mancha era de 115.223, mientras que el número de tarjetas de pacientes extranjeros era de 86.999. Aún así, el acceso administrativo al sistema sanitario no garantiza por sí mismo el acceso a la salud. Elementos como las peculiaridades culturales y sociales, el idioma o los rasgos institucionales propios del país de origen, condicionan el acceso y uso de los servicios por parte del colectivo inmigrante y han de ser tenidos en cuenta para garantizar un acceso en equidad y pleno. Estudios realizados en España indican la heterogeneidad en los comportamientos de la población de origen extranjero y diferencias en los factores relacionados con el uso de los servicios sanitarios (López y Ramos, 2009), así como la existencia de barreras surgidas en el sistema como consecuencia de su organización y funcionamiento interno, (Abad, Garrido, Fuentes y García, 2008), resultados que concuerdan con investigaciones realizadas en países del mismo entorno social y económico de nuestro país (Regidor et al, 2009). En su Carta Magna, la Organización Mundial de la Salud define la salud como el estado de bienestar integral físico, mental y social y no solamente la ausencia de enfermedad o discapacidad. La salud y la enfermedad implican, a un tiempo, aspectos biológicos y elementos psicológicos y socioculturales, que son adquiridos por el individuo dentro de su grupo social. En nuestro medio, ciudadanos de diversas nacionalidades, orígenes y grupos sociales, conviven hoy en los mismos espacios y el encuentro cultural forma parte de la realidad cotidiana en todos los ámbitos. Como consecuencia de esto, en el ámbito sanitario coexisten modos diversos de afrontar la salud y la enfermedad y también diversos modos de respuesta. Incorporar la perspectiva de la diversidad cultural en los servicios sanitarios es un modo de garantizar la adecuada accesibilidad al sistema público, entendida ésta como grado de ajuste entre las características de los recursos de la atención a la salud y los de la población, en el proceso de búsqueda y obtención de la atención (Donabedian, 1988).
Tener conocimiento de la diversidad ayuda a los profesionales a plantear las preguntas correctas y posibilita una comprensión mutua de la situación y circunstancias de la persona (Gómez Ciriano, Danker, Heikkilä, McLaughlin y Reubsaet (Eds), 2011). Desde ahí, la competencia intercultural es entendida como la habilidad (tanto de individuos como de organizaciones) de interactuar con personas de distintos referentes culturales en un mismo contexto. Entre otras cosas, implica que la “persona interculturalmente competente capta y comprende desde el contacto con personas de diferentes culturas sus maneras propias de pensar, entender y actuar (2011:29). LA DIVERSIDAD EN EL CONTEXTO SANITARIO Diversos estudios indican las dificultades para explicar el papel que juega la diversidad cultural en el ámbito de la atención sanitaria, sugiriendo el uso de metodologías diversas para determinarlo (Regidor et al, 2009). Con el fin de conocer esta realidad, entre los años 2010 y 2011, se ha realizado un estudio en Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (SESCAM) de Cuenca, para el que se obtuvo la aprobación del Comité Ético de Investigación Clínica de Cuenca. En esta provincia, el aumento de población inmigrante ha sido muy rápido en los últimos años (en la capital ha pasado del 5,19% en el año 2006, al 11,23% en el año 2009) y no existe un servicio de mediación específico en el ámbito sanitario. En el estudio, de tipo observacional de diseño cualitativo, se ha utilizado metodología etnográfica, que permite el acercamiento a un fenómeno social a partir de la perspectiva de los actores sociales, que junto a sus actitudes, creencias, motivaciones, experiencias y expectativas contribuyen a crear esa misma realidad (Romaní, 2002). Se realizó en centros sanitarios del ámbito urbano y rural de la provincia de Cuenca de Atención Primaria y Especializada. Para ello se seleccionaron centros situados en contextos con mayor porcentaje de población de origen extranjero, poblaciones de diferente número de habitantes y que tuvieran centro de salud propio. En este estudio han participado de forma aleatoria, pacientes de origen inmigrante y profesionales del sistema sanitario público, y se han empleado las técnicas de observación participante en los centros sanitarios y la realización de 40 entrevistas semidirigidas a informantes clave.
El análisis de los datos obtenidos se realizó desde el modelo sociocultural, propio de la etnografía, que analiza la realidad social en un marco de referencia intercultural, comparativo, conociendo cualquier fenómeno tal y como ocurre, aproximándose lo más posible al punto de vista de sus protagonistas (Romaní 2002). Al tratarse de un análisis microsocial los resultados de este estudio no son generalizables, aunque sí permite la comparación de los mismos. Los resultados del estudio han sido diversos, pero permiten estructurarlos en las categorías fundamentales que han emanado en el análisis: - Diversidad en la concepción de la salud que se pone de manifiesto en la atención a pacientes de diverso origen cultural y que tienen relación con los modos de vida propios de los lugares de origen, con las pautas culturales (ej.: casos de raquitismo en niños de corta edad de origen árabe, que se relacionan con por permanencia prolongada en el interior de los domicilios al cuidado de las madres y poca exposición solar) y como consecuencia del proceso migratorio (ej.: trastornos de conducta en niños y adolescentes que han llegado a España por un proceso de reagrupación después de un largo periodo de tiempo al cuidado de familiares distintos a los padres). Esta diversidad se pone de manifiesto también en las pautas de comportamiento a la hora de afrontar la salud y la enfermedad (alimentación, cuidados del cuerpo, conductas sexistas, etc.), y en aspectos como la vivencia del sufrimiento corporal, la inmediatez en la salud, la salud sexual y reproductiva o la ausencia de prácticas preventivas. - Conductas de los pacientes de origen extranjero, que son identificadas por los profesionales de los servicios sanitarios públicos, y percibidas como desestabilizadoras y amenazantes, que aumentan la presión que perciben estos profesionales (uso inadecuado de los servicios públicos, mala utilización de las tarjetas sanitarias, demandas injustificadas, exceso de gasto sanitario, empleo de actitudes amenazantes, etc.). En algunas de estas prácticas, si bien se identifica primero el comportamiento de la población inmigrante, este discurso se generaliza a la población autóctona, lo que plantea la duda de si se trata de un comportamiento específico de la población inmigrante o una práctica que se ha generalizado a toda la población.
- Valoración positiva de la atención sanitaria por parte de los pacientes de origen extranjero, referida sobre todo a los recursos disponibles, el estado de los centros sanitarios, la cobertura territorial y los adelantos tecnológicos. Esta valoración está influida por los parámetros de origen que tiene esta población, como se constata en el hecho de que se valore que sin un pago extra la atención recibida sea buena (“Sin pago me tratan bien”). Sin embargo, en esta población sí existe la conciencia clara de que es una atención que pagan a través del sistema impositivo, inexistente en sus países de origen. Otro aspecto que influye en la valoración de la atención sanitaria, diferenciándolo del propio Sistema, es la relación que se logra establecer con los profesionales que atienden a estos pacientes. La percepción del trato recibido condiciona la valoración (“Hay quien trata bien, hay quien no te trata bien”, “En la seguridad social, no aman a los extranjeros”). Las interacciones efectivas implican un manejo adecuado de las competencias comunicativas e interculturales por parte de los profesionales. - Competencia idiomática y competencia comunicativa: la principal dificultad planteada, tanto por pacientes como por profesionales, es la dificultad en la comunicación y que va más allá de la mera traducción idiomática. Los recursos idiomáticos ofrecidos por la administración son limitados: programas informáticos de gestión de datos no sensibles culturalmente que generan dificultades y requieren el empleo de más tiempo que para otros pacientes; sistemas de traducción, tanto informáticos como telefónicos, que rompen la confidencialidad del paciente con el médico, por lo que limitan la atención y requieren más dedicación por parte del profesional. Como respuesta, algunos profesionales demandan que sea el paciente el que proporcione el traductor, lo que implica que el paciente acudirá sólo cuando pueda llevar consigo un traductor “amigo” (fuera de horarios establecidos, etc.) o cuando tenga dinero para pagar a uno. - Competencia intercultural. Los pacientes de origen extranjero, por su parte, demandan en el profesional que les atiende algo más que una simple traducción. Demandan una actitud y competencia en el profesional que les permita establecer una relación confidencial con él (“Cuando te recibe, abierto, con corazón (…), tú puedes contar (…). Es muy importante”). Sin embargo esta realidad no es percibida de la misma manera por todos los profesionales.
Mientras unos sólo demandan apoyo idiomático y consideran que no es necesaria la adquisición de una competencia cultural, otros plantean la necesidad de conocer peculiaridades y normas religiosas como estrategia de respuesta ante situaciones de conflicto, y otros demandan una formación en competencias culturales (comunicativa e intercultural) que favorezcan la comunicación con los pacientes y por tanto una mejora de la atención. - Prácticas profesionales etnocéntricas diversas en el SESCAM que van desde la actitud de invisibilización de la diferencia cultural y la exigencia al paciente extranjero de un comportamiento igual al del paciente de origen autóctono, a las prácticas de carácter paternalista, como la negociación interna para eliminar trabas burocráticas, búsqueda de recursos sociales, dedicación más exhaustiva, etc., justificándolo en que son pacientes que lo necesitan más. Los procesos de interacción que se están produciendo en el ámbito sociosanitario actual, contexto multicultural, demuestran que las peculiaridades de los diversos grupos culturales entran en juego y no se está ofreciendo una respuesta adaptada desde el propio sistema. Existen diferentes pautas de utilización de los servicios que responden a los parámetros de referencia de la población inmigrante y sus modos de vida y la respuesta ofrecida hasta ahora es la responsabilización de los propios pacientes. Los conceptos de salud y las pautas de atención en el cuidado de la salud determinan las demandas en los servicios sanitarios, lo que, unido a las patologías específicas relacionadas con el origen y con las costumbres culturales y creencias religiosas, suponen un reto para los profesionales, especialmente si se carece de formación y competencias interculturales para dar respuesta a ello. Las carencias formativas de los profesionales, producen respuestas arbitrarias y de carácter etnocéntrico (paternalismo, trato prejuicioso y negación de la diferencia). Las dificultades en la comunicación protagonizan las relaciones entre paciente y profesional sanitario, lo que requiere mayor tiempo de atención y peor calidad de la misma, y sin embargo los medios técnicos no responden a las necesidades reales, por lo que son infrautilizados. A MODO DE CONCLUSIÓN
El estudio realizado nos ha permitido una inmersión en los conceptos, experiencias y expectativas tanto de la población de origen extranjero como de los profesionales del sistema público sanitario, y favorece el conocimiento de la heterogeneidad que se produce en la atención en salud. Concuerda con otros estudios realizados tanto en nuestro país (Roca y Balanzó, 2006), como en otros contextos (Cooper, 2002 y Dunn, 2000), que demuestran que en la salud influyen de forma determinante los factores sociales, económicos y la llamada “cultura en salud de procedencia” (Castejón, 2010) y que es preciso ofrecer una respuesta adaptada a esta realidad. La diversidad de situaciones que se generan en el contexto sanitario y la sobrecarga de atención que se ha producido en los últimos años, unido a la carencia de competencias culturales por parte de los profesionales, están originando diferencias en las respuestas y cierto grado de arbitrariedad por parte del sistema, produciendo actuaciones que pasan desde el trato prejuicioso a las relaciones de tutelaje o paternalismo. Sin embargo, estos resultados también plantean la pregunta de por qué aún las respuestas son arbitrarias y dependen en gran medida de la capacidad del paciente de origen extranjero para adaptarse al nuevo medio, y de la voluntad del profesional, dejando en éste la responsabilidad de una atención competente culturalmente y que favorezca la equidad. La inmigración y, como consecuencia, la diversidad cultural, no es algo que pueda considerarse nuevo y puntual en nuestros contextos, sino algo que forma parte ya de nuestra cotidianeidad. Toda propuesta intercultural nace del reconocimiento de la diversidad cultural, no sólo por una incorporación cuantitativa de población inmigrante en nuestro contexto, sino sobre todo, por la presencia de procesos de interacción cultural que requieren una atención adaptada. No se trata, por tanto, de categorizar ni resaltar la diferencia, sino de saber dar respuesta a ella. La garantía de atención en equidad, la garantía por tanto del derecho a la salud, pasa por la necesaria formación en competencias interculturales y comunicativas de aquellos que atienden a la población inmigrante en el ámbito sanitario. Un mayor conocimiento de la realidad, la adecuada gestión de la diferencia, favorece una mejora en la atención, la reducción de conflictos y respuestas con un mayor grado de equidad, en definitiva una mejora de la salud y de la calidad de vida de la población.
Notas (1) Facultad de Trabajo Social de la Universidad de Castilla-La Mancha y Miembro del Colectivo Alter-acción: Grupo de investigación en Trabajo Social y Antropología. (http://alteraccion-alteractivista.blogspot.com/). Correspondencia: AnaIsabel.Vazquez@uclm.es Bibliografía Abad, L., Garrido, M., Fuentes, R., García, I. (2008) ‘Etnografía en los centros sanitarios en la provincia de Cuenca. Análisis del continuum confianza-conflicto’, en Flores Martos, J.A. (coord..) Etnografías en Castilla-La Mancha: adhesiones y transformación. Ciudad Real: Almud Ediciones de Castilla-La Mancha. Cooper, H. (2002) ‘Investigation socio-economic explanations for gender and ethnic inequalities in health’. Social Sciencia Medicine 54: 693-706. Castejón, R. (2010) ‘La atención primaria de salud ante la inmigración’, en Comelles, J.M., Allué, X., Bernal, M. Fernández-Rufete, J., Mascarella, L. (Comps.) Migraciones y salud. Tarragona: Publicaciones URV. Comisiones Obreras de Castilla-La Mancha (2007) Tras la Primera Ola. Condiciones sociales, opiniones y actitudes de los inmigrantes en Castilla-La Mancha. Albacete: Altabán. Donabedian, A. (1988) Los espacios de la salud: Aspectos fundamentales de la organización de la atención médica. México D.F.: Fondo de Cultura Económica. Dunn, J., Dyck, I. (2000) ‘Social determinants of health in Canada’s immigrant population: results fron the National Population Health Survey’, Social Sciencie ¬ Medicine; (51):1573-1593. EU Commission.Second anual Reporto in Migration and Integration. Commission of European Communities. Brussels SEC: 2006:892. Fabre González, E. (2010) Comité de Solidaridad del SEGO. Mujer Inmigrante y Asistencia Sanitaria. Barcelona: Saatchi & Saatchi Healthcare. Gómez Ciriano, E.J., Danker, M., Heikkila, E., Mc Laughlin, H. y Reubsaet, H. (eds.) (2011) Trabajando juntos para una mejor integración. Proyecto IPS (Immigrants, Police and Social Works) Libro de Trabajo. Madrid: Proyecto IPS y Facultad de Trabajo Social de Cuenca UCLM. López, A. y Ramos, J. (2009) ‘Utilización de servicios sanitarios por parte de las poblaciones inmigrante y nativa en la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia’ Gaceta. Sanitaria 2009; 23 (Supl 1):12-18
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