Cuando la Covid entiende de riqueza: Mujeres por África
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Cuando la Covid entiende de riqueza: La perpetua desigualdad en el sistema de vacunación en África Claudia Gallego Ariño Clara García Rojas Mujeres por África Febrero 2021 Introducción La pandemia de Covid-19 vino con fuerza y sin avisar, dando un gran giro al mundo que cristalizó tras la caída del muro de Berlín, y se habría mantenido hasta 2020. Todo el ruido y el ritmo frenético que trajo la globalización de repente se paralizó, y vinieron tiempos de reflexión y de arrimar el hombro al vecino. Sin embargo, los aplausos a los sanitarios, los canales limpios de Venecia y las canciones conjuntas de apoyo son solo una cara de la moneda. Meses después, la solidaridad reina conforme a criterios económicos y territoriales. Lo que parecía una lucha conjunta a nivel global contra el coronavirus se ha visto reflejada en una desigualdad intercontinental. La carrera por el desarrollo de la vacuna ha sido liderada por BioNTech-Pfizer, Moderna, Janssen, Oxford-AstraZeneca, CureVac: una formidable combinación de vacunas financiadas por la Unión Europea (UE), el Reino Unido y Estados Unidos en un tiempo récord “para salvar al mundo” de la pandemia de coronavirus. Eso sí, priorizando siempre a la población occidental y dejando en desventaja a las regiones periféricas. No es novedoso que Europa y Estados Unidos sean los primeros en cuanto al poder de negociación. A pesar de ello, en esta ocasión se han podido observar dos problemáticas que hasta ahora no habían aparecido. Las fracturas económicas y geopolíticas entre los miembros de la Unión Europea se han puesto en evidencia en este último año. Esto lo refleja el cierre de fronteras entre los países miembros, el crecimiento de las respuestas unilaterales y la falta de fraternidad entre el norte y el sur. También, por primera vez desde la desintegración de la URSS, se ha puesto en cuestión el papel hegemónico de occidente con la aparición de nuevas potencias como China y Rusia. Dice mucho que ambos países se hayan ofrecido a poner su vacuna SinoVac y Sputnik V a disposición de los países africanos; hechos que se complementan con los distintos proyectos que ambos países implementan en el continente con el fin de aumentar sus influencias. Es significativo que incluso la exministra de sanidad ruandesa se dirigió a la UE haciendo referencia a su intencionada estrategia de vacunación: “sean francos y digan: mi pueblo es lo primero. No me mientan y digan que seremos iguales”. Lo cual respaldó el ministro de sanidad keniano alegando que “sería insensato depender de las naciones occidentales” (Nebe, 2021). Lo que podría haber sido una oportunidad de occidente para materializar sus valores, como son la cooperación, la solidaridad, los derechos humanos y el apoyo humanitario, ha 1
resultado en una estrategia que no ha hecho sino incrementar la desigualdad y destapar las grietas internas a las que Europa se enfrenta. Así, gradualmente cambia la retórica de un occidente vencedor, que pierde credibilidad a medida que China y Rusia se retratan como las nuevas rescatadoras de África. Justificación, objetivos del estudio y metodología El complejo sistema de vacunación internacional, especialmente relevante en tiempos de pandemia, hace necesario un profundo análisis de cómo se llevan a cabo estos procesos en las zonas más afectadas del planeta, como puede ser el continente africano. En este sentido, se pretende mostrar qué puntos justifican este estudio y en base a qué objetivos se desarrollará el proyecto. Aquella sociedad que habíamos conocido, donde los estados se volcaban en la cooperación internacional, se ha desdibujado en un momento crucial donde se tendría que haber mostrado la unión de la comunidad internacional. No solamente la carta fundamental de derechos humanos se ha visto menoscabada en este último año, sino también otros acuerdos como la Agenda 2030, en el que todos los estados miembros de las Naciones Unidas aprobaron los 17 objetivos que ésta propone. Entre ellos, se han visto especialmente quebrantados los puntos 3 –salud y bienestar–, 10 –reducción de las desigualdades– y 17 –alianzas para lograr los objetivos–. Es relevante señalar los problemas estructurales del continente africano, tales como el bajo crecimiento y desarrollo, ausencia de un estado de bienestar que pueda garantizar la dignidad humana, especial vulnerabilidad de la población africana a las enfermedades –VIH, tuberculosis–, malnutrición, hambruna, sequía, pobreza, esperanza de vida y mortalidad infantil. Aunque África es muy diversa en términos sociales y económicos, este continente se ve considerablemente más afectado por los factores mencionados. A ello se le suman las barreras económicas que han impedido una fructífera integración en la economía y el bienestar mundial. Respecto a la finalidad del presente trabajo, se tratará de analizar las dinámicas de la industria farmacológica en el mundo, haciendo hincapié en el caso africano estudiando cuál es la metodología de aplicación y sus efectos. Por otro lado, se realizará una comparativa intercontinental con el fin de extraer patrones, así como las ventajas y desventajas con las que cada región cuenta. Finalmente, se expondrán las conclusiones con diferentes perspectivas de mejora propuestas por las distintas organizaciones e instituciones internacionales. Con el fin de obtener información fidedigna, se llevará a cabo una investigación mayoritariamente cualitativa, que será complementada mediante el método cuantitativo. De este modo, se analizará la prensa internacional, además de documentación oficial de organismos como la Organización Mundial de la Salud, e indicadores globales que se refieran a las diferentes planificaciones de vacunación. 2
1. La industria farmacéutica y la opacidad de las vacunas El Artículo 25.1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos dicta que “toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure [...] la salud y el bienestar, [...] la asistencia médica y los servicios sociales necesarios” (Adhanom Ghebreyesus, 2017). Este derecho significa que todo el mundo debe tener acceso a los servicios de salud que necesita, cuando y donde los necesite, sin tener que hacer frente a dificultades financieras. No obstante, para las empresas Big Pharma una vacuna carece de esta aspiración universal y tiene como único fin generar beneficios. A pesar de que los estados miembros han pagado un precio desproporcionado –la investigación, la capacidad de producción, los riesgos derivados y el precio de venta–, las gigantes farmacéuticas, en lugar de reducir el precio final, se han beneficiado considerablemente de estas ayudas. No solamente el continente europeo ha observado una situación de desventaja frente a los intereses de las farmacéuticas, sino que esto se ha extendido a otros países como India y Sudáfrica, donde se ha propuesto suspender las patentes de las vacunas que han impedido una producción global. Sin embargo, estos intereses no son compartidos por muchas de las potencias occidentales, ya que gozan de ventajas evidentes en sus compras (Rego & Botenga, 2021). Sistema de precios y su funcionamiento La argumentativa más a destacar por parte de las farmacéuticas es que “así podemos dar mejores ofertas a países pobres”. A pesar de ello, diversas investigaciones (Belmonte, 2021) desmienten estas palabras, haciendo referencia a dos problemas principales. La falta de transparencia a la hora de realizar contratos entre laboratorios y gobiernos impide que la población tenga acceso a la información de compraventa de vacunas. Esta opacidad también permite que las farmacéuticas hagan distinción entre países en cuanto al rango de precios que se les ofrecen por sus servicios. Aunque la supuesta intención es beneficiar a los más necesitados, la realidad demuestra que la verdadera política que se está llevando a cabo es la contraria (Belmonte, 2017). A la hora de calcular el precio de una vacuna, las farmacéuticas utilizan dos vías. Un método es fijar un precio según el coste de producción, lo cual provoca una discrepancia entre los distintos laboratorios; o también se aplica la técnica de tiered-pricing o precio diferenciado, mediante la cual se establece una dinámica progresiva, significando que, a mayor renta del país, mayor será el precio de compra. Para paliar estos obstáculos inherentes al mercado de la vacunación, organismos como la OMS muestran bases de datos en las que se detallan los precios a los que los distintos gobiernos compran dichas vacunas. No obstante, los acuerdos de confidencialidad firmados con las farmacéuticas impiden que los nombres de los países sean publicados. En este sentido, Médicos sin Fronteras denuncia que la ausencia de mecanismos de comparación de precios imposibilita saber si existe una concordancia entre lo firmado y lo efectuado. 3
Modelos de compra conjunta Para evitar los factores negativos de la diferenciación de precios, algunos estados optan por sistemas de compra conjunta mediante organismos como Unicef. Esta agencia de las Naciones Unidas obtiene una ventaja comparativa en el mercado de las vacunas, ya que las suministra a menor precio a los países menos desarrollados. La Alianza Mundial para Vacunas e Inmunización, conocida por sus siglas en inglés, GAVI, se vale de Unicef como intermediario para realizar una colaboración público-privada y así financiar las vacunas de forma global. El inconveniente reside en el umbral de rentas mínimas que se estableció en 2011 (1.500 dólares) y que se actualiza teniendo en cuenta el valor de la moneda. Esto conlleva un desplazamiento de aquellos países que cuentan con ingresos medios y que no pueden hacer frente al gasto de las vacunas con precios más altos. Otra alternativa más inclusiva es el Fondo Rotatorio de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), ya que es un mecanismo de cooperación solidaria mediante el cual se compra el material de vacunación en nombre de los estados miembros bajo los principios de equidad y solidaridad. De esta forma, todos los países partícipes han tenido un igual acceso a los productos de alta calidad sin importar las condiciones económicas. Son muchos los estados de la región de Latinoamérica y el Caribe los que gozan de esta economía de escala, así como un alto nivel de transparencia. Este fondo ha ayudado a los países de esta región a hacer frente a algunas de las enfermedades más perjudiciales como la fiebre amarilla y el virus del papiloma humano (Pan American Health Organization, 2020). 2. La industria farmacéutica en África y su importancia La heterogeneidad del mercado farmacéutico africano El mercado farmacéutico en África, lejos de ser un sistema uniforme, se caracteriza por tres propiedades principales. Entre ellas destacan su complejidad, su diversidad y su faceta multidimensional. Es relevante que entre los 54 estados que conforman el continente aparezcan grandes brechas –importancia del tamaño del mercado, crecimiento económico, infraestructura jurídico-legal– entre el norte y el sur (Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, 2017). Prueba de ello, es la diferenciación existente en el interior del mercado de las importaciones: mientras países como Sudáfrica y Marruecos tienen la capacidad casi total de autoabastecerse, los estados de África Central dependen, casi al 100%, de las importaciones procedentes de Asia. Además, la industria farmacéutica en África se concentra en siete países, que son Sudáfrica, Nigeria, Argelia, Marruecos, Egipto, Ghana y Kenia (Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, 2017). Por lo que respecta a la obtención de productos farmacéuticos destacan dos vías fundamentales: el establecimiento de empresas extranjeras y la importación de productos farmacéuticos. Las compañías extranjeras que deseen establecerse en el continente africano 4
deben atender a tres particularidades. Si tienen como objetivo situarse en África, es preciso que elaboren análisis estratégicos diferenciados para la idiosincrasia de cada país; también han de tener en cuenta las barreras de entrada al mercado –información imperfecta, competencias con otros actores globales y la competitividad en precios–, así como el hecho de que la recopilación de datos y el tratamiento de estos es de baja sofisticación. Como consecuencia de estas trabas, es imprescindible que las empresas colaboren con socios locales que cooperen con la obtención de información y herramientas necesarias para superar estos impedimentos (Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, 2017). Como se ha mencionado anteriormente, la segunda vía es la de la importación directa. Sin embargo, se observan dos problemáticas alarmantes: la variación de importación entre las distintas regiones y la pobre calidad de los productos, que no suele cumplir con los estándares internacionales de organismos como la OMS. En busca de respuestas ante los medicamentos falsos El continente africano tiene el 25% de la carga de enfermedad del mundo, siendo altamente dependiente de las importaciones de sus medicamentos y produciendo solamente el 1% de las vacunas a nivel global (Pallarès, 2020). En esta línea, una de las amenazas más preocupantes es la distribución de medicamentos falsos entre la sociedad africana. La OMS ha estimado que alrededor del 10%-15% de los medicamentos que circulan a nivel global carecen de autenticidad. Este hecho empeora drásticamente en el caso de África, ya que concentra el 30% de productos falsos en su mercado; generando alrededor de 100.000 muertes al año (Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, 2017) Dentro de las raíces estructurales relacionadas con la producción de medicamentos de baja calidad, encontramos cómo la realidad económica y social hace a los países africanos especialmente frágiles en el sector farmacéutico. De este modo, la comercialización en las calles es una práctica muy extendida, impidiendo así una correcta evaluación de la calidad del producto. También es preocupante la falta de servicios sanitarios y personal capacitado para garantizar los estándares de calidad (Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, 2017). Asimismo, cabe hacer hincapié en el problema asociado a los medios de transporte y logística de productos farmacéuticos. La complejidad de las cadenas de abastecimiento, así como la multiplicidad de actores –brókeres, intermediarios industriales, exportadores, mayoristas y distribuidores– dificultan la eficiencia y el establecimiento de precios finales justos para el consumidor (Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, 2017). Esto provoca que los ganadores del proceso sean los grandes fabricantes, mientras que los pequeños y medianos productores se tienen que conformar con la elaboración de productos de cuestionable calidad que, a su vez, son los más populares entre los consumidores. A pesar de las debilidades mencionadas, en los últimos años, los cambios en el sector farmacéutico africano han permitido observar distintos cambios internos, así como perspectivas de mejora. En un contexto de relaciones globales inciertas, hay que recalcar el atractivo del crecimiento sostenido del mercado africano. En este sentido, la especialización en drogas genéricas está ganando terreno a otras alternativas más costosas como son medicamentos de venta libre y de primeras marcas; ejemplo de ello son los países Sudáfrica, Egipto, Argelia, 5
Marruecos, Nigeria y Kenia. Esto se debe a factores como el cambio cultural que se ha venido dando en las últimas décadas, impulsado a su vez por la expansión de las políticas sociales a nivel estatal que se han enfocado en garantizar la igualdad de oportunidades y, de la mano de ello, cabe resaltar el efecto de difusión en el ámbito gubernamental entre los diferentes países del continente (Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, 2017). Un acuerdo crucial que se aprobó en África a principios de este año es la entrada en vigor del Área Continental Africana de Libre Comercio, con el fin de liderar una regulación única del mercado. La fuerte presencia de enfermedades en el continente ha fomentado también la creación de la Agencia Africana de Medicamentos (AMA), que se asemeja a la EMA en Europa y la FDA en Estados Unidos, ya que está destinada a fomentar la investigación y producción de medicamentos y vacunas (Excelsior, 2019). Ésta tendría como objetivos garantizar la calidad de las medicinas e impulsar las inyecciones de capital para estabilizar la economía. En palabras de Jean-Baptiste Nikiema, consejero de Medicinas Esenciales de la Oficina Regional de la OMS en el continente africano, “es un proyecto fantástico, el sueño de una África unida para desarrollar su industria farmacéutica, [...] los países tienen que superar sus divergencias para garantizar la seguridad sanitaria y la Covid-19 ha abierto los ojos en este sentido” (Pallarès, 2020). De hecho, según estimaciones anteriores a la pandemia de la Comisión Económica de la ONU para África (UNECA), el acuerdo podría incrementar el comercio intraafricano en más de un 50 % para 2022, lo que a su vez se traduciría en un mayor crecimiento económico, más inversiones extrajeras y una necesaria industrialización (La Vanguardia, 2021). Escenario global: potencias extranjeras y desafíos En el contexto farmacológico transnacional, se distinguen cuatro agentes fundamentales en el continente africano: compañías farmacéuticas multinacionales (CFM), locales (CFL), actores externos –como la Unión Europea, India, Suiza, China, Estados Unidos y Reino Unido– y bloques comerciales africanos. En África, las CFM tienen el mayor peso de la industria farmacéutica, son destacables compañías como Abbot (Sudáfrica), Sanofi-Aventis (Marruecos), Novartis (Egipto), Pfizer (Marruecos) y GSK (Nigeria). Éstas tienen bastante recorrido en el continente y están concentradas en áreas social y económicamente desarrolladas, especializadas en vacunas, antiinfecciosos y antidiabéticos (Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, Argentina 2017). Las CFL tienen el rol de intermediarias entre las CFM y la sociedad africana, ya que son las encargadas de firmar acuerdos de licencia, investigación y desarrollo. Algunas de las más importantes son Aspen (Sudáfrica), Adcock Ingram (Sudáfrica), EPICO (Egipto), Saidal (Argelia) y Cipla Medpro (Sudáfrica). Sin embargo, éstas se encuentran con dos obstáculos. Por un lado, los altos precios de los productos farmacéuticos, que elevan el precio final, hacen imposible competir contra los genéricos de Asia; y, por otro lado, es preocupante la existencia de trabas a la hora de asegurar la calidad de los productos. Esto ha causado una lluvia de críticas por parte de diversos organismos internacionales como la OMS y otras organizaciones no gubernamentales (Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, 2017). 6
Diferentes influencias extranjeras son clave para explicar las dinámicas del mercado. En este respecto, la colonización ha sido significativa a la hora de entender el papel predominante de estos estados en el continente. Así, Francia ha tenido un rol hegemónico en los países francófonos de África del norte y occidente, y, Reino Unido ha creado una notable red en los estados de habla inglesa. Esta distribución de poderes se vio afectada en 2005, tras la numerosa diáspora de India en el continente africano, que marcó el comienzo de una nueva profunda cadena comercial entre dichos actores (Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, 2017). A raíz de este nuevo paradigma, el peso relativo de agentes internacionales sobre África se ha venido modificando, marcado por la creciente influencia asiática. La importación del continente presenta los siguientes porcentajes: la Unión Europea con un 51,5%, seguido de India con un 19,3% y, en menor medida, países como Suiza (7,7%), China (5,2%), Estados Unidos (4,3%) y el Reino Unido (3,3%) (Pallarès, 2020). Es relevante destacar dentro de la nueva configuración de poderes el papel de India y China sobre África. Mientras que China se basa en la exportación de materias primas, India se ha especializado en la elaboración de productos finales como son las drogas genéricas. Es precisamente la capacidad de ofrecer productos asequibles para el consumidor – vendiéndose a un cuarto de su precio– la que ha convertido a India en un actor primordial en la industria farmacéutica africana. Este país promociona el comercio a través de acuerdos como la Cumbre Trianual India-África, el Esquema de Preferencias Arancelarias o el Pan African e-Network (PAeN), sobre todo con el sur y oeste de África. India, además de ser un actor estratégico en el continente, es un gran ejemplo de desarrollo económico y cooperación que propone un modelo basado en las inversiones, la coordinación interregional y distintas alianzas con el ámbito privado (Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, 2017). Por último, dentro del contexto de África, cabe hacer hincapié en la integración comercial entre las distintas regiones africanas. De esta forma, la relación de la actividad comercial es protagonizada por cinco bloques divididos en África del norte, occidental, central, austral y oriental. A continuación, se presenta un esquema que muestra el nivel de importación en diferentes sectores farmacológicos, la población total de cada bloque, el PIB per cápita y el gasto de salud pública per cápita. 7
FUENTE: Elaboración en base a datos del Banco Mundial y TradeMap. Para los cuadros comparativos se siguió el criterio de clasificación por subregiones del Banco Africano de Desarrollo (AfDB). 8
Tras el análisis del esquema anterior, cabe resaltar que el área de África del norte es donde se realiza una mayor demanda de productos farmacéuticos. Asimismo, son el norte y el sur del continente los que cuentan con un mayor PIB y gasto per cápita de salud. Además, hay que tener en cuenta que la mayor parte de las oportunidades no se encuentran en los estados sino en ciudades clave. Esto lo ejemplifica la concentración de un 37% de los consumidores en 30 ciudades del continente. Como bien ha indicado la OMS, el negocio farmacéutico africano se encuentra en un periodo de transición, ya que cuenta con factores como una rápida urbanización, un incremento del gasto e inversiones en el sector de la salud y una mayor incidencia de enfermedades crónicas, que ayudan a impulsar el mercado local. Esta carrera farmacológica ha sido tradicionalmente liderada por Sudáfrica, aunque en los últimos tiempos África oriental y occidental están alcanzando un mayor auge. En las siguientes líneas, se muestra una gráfica que representa los distintos grupos regionales o de integración en términos de importaciones y cuota de mercado en África y a nivel mundial. FUENTE: Elaboración propia en base a datos de TradeMap Como se puede observar, COMESA es el principal mercado de medicamentos en el continente africano. Sin embargo, presenta ciertos problemas relacionados con una falta de política común en materia farmacéutica y de aranceles, así como una incipiente competencia 9
exterior protagonizada por India. Por el contrario, UDEAC es claramente el grupo regional menos desarrollado, ya que solo cuenta con un 1% de la cuota de mercado africana. A pesar de que la República Democrática del Congo y Camerún sobresalen como los estados más atractivos de esta región, el bajo gasto promedio en materia de salud y la elevada dependencia de importación de medicamentos (99%), sumado a los problemas derivados de la comercialización de los productos farmacéuticos falsos, hacen que esta región se encuentre en una clara desventaja con respecto al resto del continente (Bali, 2013). 3. La respuesta intercontinental ante el SARS-CoV-2 Tras el desarrollo de la vacuna que hace frente al SARS-CoV-2, hubo una ola de esperanza global que se vio frenada por una escasa oferta por parte de las farmacéuticas. Ejemplo de ello es el caso de AstraZeneca, que ha otorgado licencias con el fin de obtener la producción de sus vacunas en distintas regiones como Reino Unido, India, Brasil y Japón. No obstante, esta compañía y otros gigantes farmacéuticos se han centrado demasiado en la demanda de países occidentales, dejando a un lado el resto del mundo. Public Citizen desvela que BioNTech-Pfizer han garantizado solamente un 2% de su producción mundial a las regiones menos desarrolladas, y la farmacéutica Moderna no se plantea siquiera suministrar en países fuera de Europa y Estados Unidos (Davies & Furneaux, 2021). Son diversas las organizaciones y personajes científicos los que reiteran la desigualdad en los planes de vacunación entre el norte y el sur, provocando así un apartheid vacunal. Esto queda reflejado en los números de dosis que han sido adquiridos por los países ricos; zonas como la Unión Europea y países como Estados Unidos, Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda y Chile han comprado tantas dosis que tienen la capacidad de vacunar, al menos dos veces, a su población. Hay que destacar, por un lado, el caso de Canadá ya que ha comprado vacunas suficientes para inmunizar cinco veces al total de sus habitantes; y, por otro lado, el caso israelí, donde su programa de vacunación es el más eficaz del mundo, habiendo recibido más de un 30% de su población al menos una dosis de la vacuna. Estas diferencias hacen que la mortalidad sea mucho más elevada al no distribuirse las vacunas en términos de población, sino teniendo en cuenta el poder adquisitivo de cada país. Esto significa que “nadie está a salvo mientras no lo estemos todos”, pues el virus sigue viajando por el planeta y puede seguir mutando, creando nuevas, y puede que, más peligrosas cepas (Davies & Furneaux, 2021). De hecho, para lograr la inmunidad de la manada, sería necesario que un 60% de la población mundial esté vacunada. Por ello, John Nkengasong, director de la Organización de la Salud de la Unión Africana (CDC), afirma que “sería desagradable ver que África se queda parada y no se vacuna mientras todo el mundo lo hace” y da un toque de atención a los países occidentales argumentando que “esto se está convirtiendo en una cuestión moral. Mi mensaje, para los que han conseguido más de lo que necesitan: sentémonos juntos y hablemos” (Tagesschau, 2020). Dada la negativa de las farmacéuticas occidentales a contribuir con la inmunidad global, son muchos los estados de áreas como Latino América, Asia y Oriente Próximo los que han visto en las industrias farmacológicas de China y Rusia la oportunidad de abastecer a sus países 10
de vacunas contra la Covid. A pesar del escepticismo por parte de algunas organizaciones internacionales, ya son más de 50 países los que han recurrido a la vacuna rusa Sputnik V (Davies & Furneaux, 2021). En el caso de China, Xi Jinping ya ha asegurado a los estados africanos que se beneficiarán de la vacuna china (Davies & Furneaux, 2021). En el siguiente mapa se puede apreciar el apartheid vacunal, representado por número de dosis administradas por cada 100.000 habitantes en cada país del mundo. FUENTE: El País Actualizado 23 de febrero de 2021 Casos de estudio en África Como se ha mencionado anteriormente, la región africana se está viendo afectada por una distribución poco equitativa de la vacuna contra la Covid. De acuerdo con la BBC, la Unión Africana (UA) cuenta únicamente con 670 millones de dosis (BBC News Afrique, 2021), y Oxfam advierte que, si la situación continúa así, más del 65% de la población mundial no podrá tener acceso a la vacuna hasta al menos 2022 (Reuss, 2020) (Le Monde, 2021b) (Le Figaro, 2021). Otros datos que reflejan esta situación de desventaja son el número de dosis que se han previsto para los 92 países más pobres del mundo comparado con las que cuentan los países desarrollados y emergentes. Mientras que los primeros han adquirido mil millones de vacunas, el segundo grupo cuenta con más de 5.000 millones. Además, a esta problemática se le suma la falta de sistema de refrigeración generalizada. Como se muestra en el siguiente gráfico, la mayoría de las vacunas necesitan conservarse a temperaturas muy bajas, lo que supone un reto para África (Schulten, 2020). Como apunta la experta de UNICEF Michelle Seidel, en el continente las distancias son largas y muchas de las zonas rurales carecen de una red eléctrica adecuada (Tagesschau, 2020). 11
FUENTE: Compañías, OMS (BBC) El derecho a la salud es un bien público y un derecho humano reconocido universalmente (Tagesschau, 2020). Sin embargo, la protección de patentes, así como la posición monopolística de algunas entidades empresariales impiden que este derecho sea puesto en práctica en muchos de los países africanos. Mustageem de Gama, negociador sudafricano en la Organización Mundial del Comercio (OMC), afirma que “la producción de todos estos productos esenciales debe abrirse a otros operadores ya que la emergencia sanitaria justifica el abandono de los marcos existentes, que no están adaptados a la magnitud de la crisis” (Caramel, 2021). Esto también preocupa a expertos como John Nkengasong, quien argumenta que el Corona puede derivar en una patología endémica en África (Schulten, 2020). En esta línea, la aparición de la nueva variante de Covid, denominada 501Y.V2 o “cepa sudafricana”, ha alarmado a la comunidad internacional, ya que se trata de la variación número 23 del virus original SARS-CoV-2. Es por ello por lo que la fuerza de esta nueva cepa tiene una capacidad de supervivencia y transmisión mayor que las anteriores. En algunas regiones de Sudáfrica, más del 80% de la población contagiada ha sido infectada por esta variante. A esto hay que sumarle que, se ha demostrado que la nueva cepa sudafricana es capaz de evadir los anticuerpos generados por una infección anterior (Hanekom & De Oliveira, 2021). En cuanto al plan de vacunación que se está llevando en el continente, podemos destacar aquellos países que se encuentran en una posición más avanzada (Marruecos, Argelia y Egipto); los que, a pesar de contar con infraestructuras sanitarias suficientes, se ven incapaces de hacer frente a los precios del mercado de la vacunación (Mali y Ruanda); y los que se ven incapaces de satisfacer las necesidades de la población a causa de conflictos internos (Somalia y partes de Nigeria). También hay que destacar el caso de Uganda, ya que ilustra una desigualdad en términos de compra con respecto a regiones más ricas. 12
Entre los países africanos que han podido optar a la compra de vacunas, Marruecos es el que cuenta con el plan más ventajoso, que inició el pasado 28 de enero con vacunas de farmacéuticas como AstraZeneca y Sinopharm. Los grupos prioritarios en el sistema son los sanitarios, las fuerzas de seguridad –como el Ejército–, profesores, autoridades y aquellas personas mayores de 75 años. El país ha solicitado un total de 66 millones de dosis con el objetivo de vacunar al menos al 80% de la población y a los residentes extranjeros en el país marroquí. El fin es alcanzar una inmunidad colectiva, aunque se desconoce en cuánto tiempo (Lorenzo Froufe, 2021). Por otro lado, en el caso de Egipto, se empezó la vacunación el pasado 24 de enero con vacunas como la AstraZeneca y BioNTech-Pfizer. Este estado ha dado prioridad a la inmunización, en primer lugar, a los equipos médicos, seguido por ciudadanos con insuficiencia renal, cáncer y ancianos. Se espera que antes de primavera, la Alianza GAVI llegue a inocular a alrededor de unos 20 millones de habitantes (Prensa Latina, 2021). En Argelia, Abdelaziz Djerad, Primer Ministro del país, prometió el pasado mes de enero adquirir vacunas en cantidades “suficientes” y realizar una campaña de vacunación durante “todo el año”. A pesar de las prometedoras palabras de Djerad, gran parte de la población aún desconfía de la eficacia de la vacuna (Le Monde, 2021a). Otros países como Mali y Ruanda están en una situación particular, ya que tienen el gran potencial de infraestructura y experiencia médica en campañas de vacunación. No obstante, el precio establecido para ellos por las farmacéuticas es demasiado elevado, lo cual imposibilita la compra de vacunas. En palabras del Doctor Sabin Nsanzimana, ambos países están preparando el escenario, pero por el momento solo cabe esperar a que los precios caigan (Tagesschau, 2020). Finalmente, cabe resaltar el caso de Uganda, ya que su contrato con AstraZeneca ha resultado una mentira (Davies & Furneaux, 2021). Aunque la farmacéutica se había comprometido a vender la vacuna a precio de coste para los países del sur global, el acuerdo con Uganda ha desmentido esta afirmación, dado que ha pagado tres veces el precio de compra establecido para la Unión Europea (Tagesschau, 2020). Casos de estudio en América Latina América del Sur sufre una nueva ola de contagios mientras sus gobiernos anuncian el objetivo de obtener una inmunidad grupal. Por el momento, ocho países del continente han comenzado sus planes de vacunación; entre ellos destacan Argentina, Bolivia, Costa Rica, Ecuador, México, Panamá y, en especial, Chile y Brasil. Las esperanzas están depositadas en las alianzas interregionales para la compra conjunta. En este sentido, la Iniciativa de Acceso Global a la Vacuna conta la Covid (COVAX), creada por la OMS –que más tarde desarrollaremos en profundidad– es clave para conseguir una cobertura total de vacunación. (Galindo, Arroyo, & Budasoff, 2021). Mientras tanto, China aprovecha esta falta de coordinación introduciendo su vacuna Sinovac en el mercado latinoamericano, donde ya ha conseguido acuerdos con Brasil y Chile. De hecho, Xi Jinping –Presidente de la República Popular China– se ha comprometido a ofrecer a la región latinoamericana un préstamo de US$1.000 millones para comprar sus vacunas. Como apunta el Centro de Estudios Analíticos 13
MERICS, esto se trata de una estrategia diplomática para obtener ganancias en términos geopolíticos y comerciales (BBC, 2020). FUENTE: El País Actualizado el 11 de febrero de 2021 Como se observa en el gráfico superior, Chile no solamente es uno de los países pioneros en la vacunación en el continente americano, sino que también lo es mundialmente. La base de datos Our World in Data sitúa a Chile con los mejores índices de inmunización de América Latina (5,58 por cada 100 personas), superado solo por Israel (67,8), Emiratos Árabes (45,7), Reino Unido (20,00) y Estados Unidos (13,4). Como apunta Deutsche Welle, esto se debe en gran parte a que se habilitaron estadios, plazas, centros educativos, deportivos y otras infraestructuras públicas con el fin de vacunar a 5 millones de personas antes de finales de marzo. Los mayores de 85 años fueron prioridad durante la primera semana de campaña – quienes obtuvieron la vacuna procedente de China, Sinovac–. Uno de los factores cruciales para esta exitosa campaña de vacunación es el anticipo de las negociaciones con China: el acuerdo bilateral entre estos dos países espera que dé sus frutos en un plazo de tres años con una estimación de 60 millones de dosis (Cádiz, 2021) (Toledo-Leyva, 2021). Otra ventaja con la que cuenta Chile es que la ciudadanía puede conocer con antelación cuándo y dónde será vacunada con la primera dosis (Cádiz, 2021). Además de estos factores, otro elemento esencial es la amplia red de salud con la que cuenta el país chileno. 14
Como señala Izkia Siches, presidenta del Colegio Médico de Chile, “la estrategia se basa en la red de atención primaria de salud con los consultorios y centros de salud, distribuidos a lo largo de todo el país. [...] Eso nos permite una buena distribución, sumando, además, que en materia logística la vacuna Coronavac tiene condiciones de mantención que son bastante más sencillas que otro tipo de vacunas que requieren unidades de ultrafrío” (Toledo-Leyva, 2021). Las condiciones favorables, anteriormente mencionadas, han permitido que en la primera semana de febrero más de 1.250.000 personas hayan sido vacunadas contra la Covid- 19. Asimismo, desde el 3 de febrero se empezó la etapa de inmunización masiva en el país, vacunando al personal de salud, trabajadores esenciales, mayores de 65 años y personas con comorbilidades. Ante este gran logro, el ministro de Salud de Chile señala el gran peso que ha tenido el Plan Nacional de Vacunación chileno, que data de 1978 y lo define como un sistema “muy robusto”; mediante el cual pueden hacer un seguimiento de toda la población desde su nacimiento. Sin embargo, Sebastián Piñera –primer ministro de Chile– anunció que los inmigrantes irregulares no figurarían dentro de los planes de vacunación (Cádiz, 2021). Por tanto, cabe concluir que, a pesar de las virtudes de la estrategia chilena contra la Covid, el hecho de dejar a estas personas con mayor vulnerabilidad de lado es reprobable. El escenario de vacunación de Brasil es algo más complejo. Este país ha sido uno de los que más ha sufrido el Coronavirus; ya que ha tenido unas cifras de mortalidad muy elevadas y cuenta con un Presidente errático, que ha cuestionado repetidas veces la veracidad del virus. Resulta sorprendente que tras las constantes declaraciones de Bolsonaro poniendo en duda la pandemia, ahora el país se encuentre a la cabeza de los vacunados en América Latina. La colaboración del Instituto brasileño Butantan y el laboratorio chino Sinovac ha llevado a la producción de alrededor de 6 millones de vacunas para la distribución entre los diferentes estados del país. No obstante, una nueva variante del virus, sumado a la espera de nuevas dosis extranjeras, han dificultado los procesos de vacunación, sobre todo en regiones como la de Amazonas (RTVE, 2021a). Con el fin de hacer frente a esta nueva cepa, el Presidente brasileño anunció el pasado 15 de febrero la intención de comprar un spray nasal contra la Covid-19 – desarrollado por Israel– llamado EXO-CD24. Aunque aún está pendiente de aprobación por ANVISA –el regulador sanitario brasileño– son muchas las voces de expertos las que cuestionan el uso de este tipo de productos llamados “milagrosos” (AFP, 2021). Casos de estudio en Europa El plan de vacunación europeo se ha visto marcado por retrasos y disputas entre los estados miembros, así como con el Reino Unido. En junio de 2020 se estableció que la UE podría negociar la compra de vacunas en nombre de los países miembros para reducir costos y evitar competencias. En este sentido, la Comisión Europea se comprometió a firmar acuerdos con AstraZeneca (400 millones de dosis), Sanofi-GSK (300 millones de dosis), Johnson & Johnson (400 millones de dosis), CureVac (405 millones de dosis), Moderna (160 millones de dosis); y concluyó conversaciones iniciales con otra empresa, Novavax, por otros 200 millones de dosis. A pesar de que no era obligatorio, los 27 estados decidieron unirse a esta estrategia 15
con la premisa de que pudieran alcanzar acuerdos unilaterales independientemente del bloque. No obstante, la UE se ha topado con diversos obstáculos en su camino. El pasado mes de agosto, la UE firmó un acuerdo con Oxford-AstraZeneca por 400 millones de dosis, mientras que el Reino Unido encargó 100 millones de ésta en mayo. Estas diferencias temporales han causado revuelos ya que la Unión Europea no ha recibido todas las dosis prometidas. La farmacéutica defiende este hecho alegando que se debe a que Reino Unido se anticipó a firmar el acuerdo, y ello ha permitido tener suficiente margen para resolver los obstáculos de producción y distribución. Como indica el director ejecutivo de AstraZeneca, Pascal Soriot, una vez que Reino Unido tenga suficientes suministros, la empresa comenzará a repartir las dosis correspondientes al resto de Europa. Ante esta situación de desconcierto, la UE optó por establecer controles sobre la exportación de vacunas en Irlanda del Norte. Esto fue criticado por la OMS y por el Gobierno británico, ya que se ve como un “nacionalismo de las vacunas” y una manera de retrasar el plan de recuperación. Asimismo, el acuerdo de Brexit se ve parcialmente afectado por esta vigilancia que vulnera la cláusula relacionada con la exención de controles al territorio de Reino Unido. De la misma forma, la UE se justifica con el artículo 16 del Protocolo para Irlanda del Norte, que permite que partes del acuerdo sean invalidadas de manera unilateral. Afortunadamente, Boris Johnson y Úrsula von der Leyen mantuvieron una conversación constructiva donde intentaron buscar soluciones sin recurrir a decisiones tan drásticas (BBC News Mundo, 2021a). También cabe resaltar las desavenencias con otras farmacéuticas como BioNTech- Pfizer y Moderna. Haciendo referencia a la primera, ha habido una confusión en los términos del contrato firmado el pasado diciembre con la compra de 300 millones de dosis. Lo que la UE ha tachado de retraso por parte de la empresa, ha sido desmentido por el jefe de BioNTech, Uğur Şahin, quien afirma que nunca existió un compromiso de entregar todos los pedidos simultáneamente. Por otro lado, están surgiendo problemas de suministro también con la vacuna de Moderna en países como Francia e Italia, quienes aún se encuentran a la espera de recibir las dosis pactadas (BBC News Mundo, 2021a). 16
FUENTE: Euronews Actualizado el 5 de enero de 2021 Atendiendo al número de personas que han sido vacunadas en Europa, los gráficos anteriores muestran las grandes divergencias entre los distintos países de la región. Como se observa en el primer gráfico (número total de vacunaciones en Europa), Reino Unido se encuentra a la cabeza con casi un millón de vacunados, seguido de Alemania –que no alcanza los 300 mil–, Italia y España; a la cola se encuentran Luxemburgo, Letonia y, por último, 17
Francia. Por otro lado, el segundo gráfico (tasa de vacunación) muestra también a la cabeza a Reino Unido –con un 1.4%–, Dinamarca –con 0.8%–, Portugal y Eslovenia. Esta vez a la cola se sitúan Letonia, Grecia y, una vez más, Francia. En resumen, gracias al desmarque de Reino Unido de la estrategia de la Unión Europea, el país ha conseguido firmar numerosos acuerdos con distintas farmacéuticas de relevancia. Además, la prohibición de compra anticipada unilateral entre los países miembros de la UE no ha sido cumplida por ciertos estados como Alemania, quien firmó su propio acuerdo con Pfizer sin contar con el permiso de la Comisión Europea, la cual no se ha manifestado ante la desobediencia de los alemanes. Por último, cabe añadir que Bruselas ha llegado a acuerdos con diversas farmacéuticas y ha asegurado suficientes dosis para vacunar a los habitantes del bloque europeo. No obstante, no cabe olvidar las enormes discrepancias tanto en ritmo de vacunación como en dosis, que menoscaban la supuesta coordinación del organismo supranacional (Tidey & Cereceda, 2021). Este gráfico muestra la carencia de coordinación de la UE donde se encuentran situaciones muy diferentes en el proceso de vacunación. Hay que resaltar el número de dosis administradas en países como Alemania, Italia y España, que superan con creces a estados como Luxemburgo, Letonia y Francia. Entre los países más adelantados en la vacunación, destacaremos el caso de España. FUENTE: Euronews Actualizado el 5 de enero de 2021 El 27 de diciembre de 2020, España comenzó a administrar 4,5 millones de dosis de la vacuna de BioNTech-Pfizer entre las Comunidades Autónomas (Grasso, Sevillano & Zafra, 2021). En la primera etapa del plan de vacunación, el Gobierno de España señaló como grupos 18
prioritarios a personas mayores en residencias y el personal dedicado a su cuidado, personal sanitario y sociosanitario de primera línea, y grandes dependientes no institucionalizados. La segunda etapa, que empieza en febrero de 2021, incluye como grupos prioritarios a las personas mayores de 80 años, a personal sanitario y sociosanitario menor de 55, y trabajadores esenciales menores de 55. Se prevé que la tercera etapa empiece en junio de 2021 y que incluya al resto de la población. Además, para facilitar la transparencia, la coordinación y la información ciudadana, el Gobierno de España ha hecho público un sitio web donde la ciudadanía puede consultar todo lo relativo a la vacuna contra la Covid-19 (Gobierno de España, 2021). Atendiendo a los planes del Ejecutivo, el objetivo es conseguir la inmunización del 70% de la población antes de verano. Por ahora, estos planes parecen demasiado ambiciosos teniendo en cuenta que sólo el 1,77% de españoles están vacunados (RTVE, 2021b). También es preocupante que existan notables diferencias entre las Comunidades Autónomas: mientras Canarias ha administrado más de la mitad de las vacunas que tenían disponibles, el País Vasco o Baleares no alcanzan el 2% (Tidey & Cereceda, 2021). A continuación, se puede observar el plan de vacunación en lo que llevamos de año. FUENTE: El País Actualizado el 22 de febrero de 2021 Un punto a favor para la vacunación en España es el proyecto del Centro Nacional de Biotecnología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) destinado a elaborar una vacuna española contra la Covid-19. Isabel Sola, viróloga y subdirectora del CSIC, afirma que el proyecto avanza a buen ritmo y alerta de las posibles mutaciones que pueden dificultar el desarrollo y afectar a la efectividad de la vacuna (Cadena SER, 2021). Apartheid vacunal en los tres continentes Para sintetizar la situación en las tres regiones estudiadas, es necesario tener en cuenta el apartheid vacunal entre el norte y el sur del planeta. Mientras en el continente africano se vive un escenario especialmente vulnerable –medicamentos falsos, falta de infraestructura, 19
precios abusivos de las vacunas–, y en América Latina se hallan preocupantes cifras de infectados y respuestas insuficientes –falta de vacunas y mandatarios erráticos–; la Unión Europea, a pesar de sus problemas internos, se encuentra en una posición de ventaja con respecto a estas otras zonas del mundo. Podemos concluir, que tanto África como Latinoamérica han perdido la confianza en el rescate de occidente y depositan sus esperanzas en las vacunas asiáticas, así como en mecanismos de solidaridad de compra conjunta. Por otra parte, la UE continúa con la idea de recurrir a las grandes farmacéuticas –como AstraZeneca, BioNTech-Pfizer, Moderna– y confía en que los planes de vacunación avancen exponencialmente hasta verano. 4. Alternativas para la mejora en la desigualdad del sistema de vacunación en el continente africano Iniciativas de organizaciones y empresas internacionales Ante la falta de equidad en la distribución de las vacunas a nivel global, diversas organizaciones internacionales han alzado la voz, proponiendo soluciones inclusivas que requieren de la empatía y solidaridad de los estados más aventajados. En este sentido, MSF critica los grandes beneficios que obtienen las empresas farmacéuticas a costa de la desigualdad en los planes de vacunación en los distintos continentes. A pesar de contar con financiación pública, las farmacéuticas están estableciendo unos precios inalcanzables para gran parte de la población mundial. Por ello mismo, durante los meses de febrero y marzo, los gobiernos se reunirán en la Organización Mundial del Comercio para incluir la propuesta de MSF de eliminar las patentes de las herramientas médicas para tratar la Covid hasta lograr la inmunidad mundial. Aunque muy difícilmente se lleve a cabo, esto conllevaría la eliminación de las barreras de entrada para más fabricantes, el aumento de la producción y una sustancial reducción de precios. A esta propuesta se han sumado diversos países del sur global como Sudáfrica e India que ya habían sido respaldados por la OMS. De la misma forma, Oxfam, que critica los largos tiempos de espera de los países del sur, reclama la distribución de manera gratuita y justa de la vacuna contra la Covid-19 (Reuss, 2020). Otras propuestas menos avaladas internacionalmente están relacionadas con el desarrollo y producción de vacunas propias del continente africano. Como señala Yap Boum, experto en salud, Uganda y otros países africanos ya están llevando a cabo sus propios ensayos, y esto puede resultar en una solución factible (Schulten, 2020). COVAX: la propuesta de la OMS Dado que el suministro inadecuado es la causa de los retrasos y la falta de equidad, a los dos meses de que se declarara la pandemia, la OMS creó un mecanismo para compartir la propiedad intelectual y los datos con adhesión voluntaria. Esta herramienta, que aún no ha sido utilizada por ninguna empresa farmacéutica, se llama COVAX (BBC News Mundo, 2021b). 20
Esta iniciativa nació de la cooperación entre la OMS y los grupos de la fundación Gavi y la Coalición para las Innovaciones en la Preparación ante Epidemias (CEPI) con el fin de desarrollar, comprar y entregar vacunas contra la Covid-19 a más de 180 países. Entre los objetivos principales se encuentra la intención de paliar los efectos negativos del virus entre los países pobres y de ingresos medios; de esta manera, se espera que se entreguen 1.300 millones de dosis a los 92 países más vulnerables, lo que cubriría alrededor del 20% de su población. Antes de la llegada de Biden a la Casa Blanca, COVAX contaba solamente con US$2.400 millones debido a las escasas o nulas aportaciones por parte de países como Estados Unidos y Rusia. Sin embargo, con esta nueva presidencia, Estados Unidos tiene pensado invertir más 4 billones de dólares (Deutsche Welle, 2021). De hecho, el pasado 19 de febrero, el G7 convocó una reunión, donde diversos estados como Francia y Estados Unidos alentaron a los demás estados miembros, así como al G20 y otras organizaciones internacionales, a incrementar sus esfuerzos financieros para un suministro mundial de las vacunas (European Council, Feb 19, 2021). No obstante, solo ha conseguido firmar acuerdos con Oxford/AstraZeneca (150 millones de dosis) y BioNTech-Pfizer (40 millones de dosis). A día de hoy, las estimaciones del Instituto de Salud Global de la Universidad de Duke no sugieren que nos estemos acercando a esta meta, pues solamente el 16% de la población mundial cuenta con el 60% del suministro de las vacunas. Si le sumamos la lentitud con la que COVAX funciona, los prospectos de mejora para los países más vulnerables resultan aún menos creíbles. Asimismo, incluso si COVAX lograra sus propósitos, el mundo aún no contaría con una inmunidad total, necesaria para poner fin a la pandemia. Como indican los expertos en salud, la solución no se encuentra solamente en las vacunas, sino en una distribución equitativa de los recursos médicos. Por tanto, es necesario hacer un llamamiento a los países occidentales para que se replanteen la cooperación con iniciativas como COVAX. Resulta contradictorio cómo están actuando los países desarrollados –acumulando vacunas a costa de la escasez de dosis en el resto del mundo– teniendo en cuenta que la normalidad no volverá hasta que todos estemos a salvo. El mundo sabe que hasta que no se consiga la inmunidad de toda la población, la pandemia seguirá siendo una amenaza para todos. Conclusiones El escenario geopolítico está experimentando un periodo de cambios. Ante la incapacidad de occidente de hacer frente a todos los retos asociados con la globalización, y debido a las fracturas internas de la Unión Europea, países como China y Rusia se introducen en la carrera por la vacunación, ganando terreno e influencia en los territorios africanos y latinoamericanos, a la vez que occidente parece quedarse atrás. De esta misma forma, los gigantes farmacéuticos se aprovechan del contexto de desesperación, que sobre todo se vive en el sur global, para vender sus productos a precios abusivos, inalcanzables para muchas naciones. Esta situación ha provocado una especie de apartheid vacunal, que pone en cuestión la idea de comunidad internacional y con ello retos globales como la Agenda 2030 y, más notablemente, el artículo 25.1 de la Declaración Universal de Derechos Humanos. En este 21
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