El día en que Maradona ignoró la altura (1-6 con Bolivia) - Jorge Vasconcelos Año 35 - Edición Nº 749 - 30 de septiembre de 2013
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Año 35 - Edición Nº 749 – 30 de septiembre de 2013 El día en que Maradona ignoró la altura (1-6 con Bolivia) Jorge Vasconcelos jvasconcelos@ieral.org
Resumen El día en que Maradona ignoró la altura (1-6 con Bolivia)1 Con Maradona al frente de la selección de fútbol, en abril de 2009, la Argentina perdió 6 a 1 con Bolivia en La Paz. En las horas previas, el técnico argumentaba que la altura era sólo un problema mental y que, por lo tanto, había que salir a jugar de igual a igual. La analogía puede ser útil en función de la transición económica de nuestro país de aquí a fin de 2015, ya que muestra que muchas veces los resultados dependen del respeto que sepamos tenerle a las condiciones desfavorables en que nos toca actuar. Si las ignoramos, o consideramos que son sólo “percepciones”, correremos el riesgo de sufrir una nueva goleada. Bosquejando las opciones que pueden darse después de las legislativas de fin de octubre, se tiene un escenario de “supervivencia”, en el que el Ejecutivo nacional sale a intentar mantener el “cero a cero”, aceptando que el campo de juego es adverso y, oxigenando el equipo con el banco de suplentes, comienza a corregir en el margen los flancos más débiles de la política (dólar turista, recomposición parcial de tarifas y tipo de cambio). Pero también puede sentirse obligado a “jugar a ganar”, en cuyo caso habrá que ver si el gobierno designa un equipo entrenado para actuar bajo condiciones desfavorables, o si recurre a jugadores voluntariosos, convencidos que la mayoría de los problemas son sólo percepciones. 1 Nota publicada en el diario La Voz del Interior, el día 29 de septiembre de 2013 Revista Novedades Económicas – 30 de septiembre de 2013
El día en que Maradona ignoró la altura (1-6 con Bolivia) La economía ha entrado en una etapa en la que las principales variables nominales (precios, tipo de cambio, salarios) han comenzado a indexarse a un ritmo anual del 25 por ciento. Este cuadro es inestable, ya que las malas noticias o los picos de desconfianza podrían acelerar la inflación y la pérdida de reservas. A su vez, para generar confianza y llevar la economía a un escenario menos corto- placista, serían necesarios cambios profundos en la política fiscal, monetaria y cambiaria. Esto porque habría que reducir subsidios, darle mayor autonomía al Banco Central y unificar el mercado de cambios, dados los malos incentivos y filtraciones que derivan del esquema actual. Este tipo de abordaje de los problemas requiere mucha convicción y bastante consenso político, no sólo en el seno del parlamento, sino también a nivel de las representaciones sectoriales. Para que este plan salga bien no puede hacerse a medias: sin convicción ni instrumentos, la experiencia puede ser frustrante. En el otro extremo, pueden existir fracciones del oficialismo que consideren que la economía no responde porque la medicina es insuficiente, diagnostico que podría desembocar en más y no menos controles al cambio y al comercio exterior. Si este fuera el caso, la brecha cambiaria se ampliaría en forma muy significativa, y el nivel de actividad podría resentirse más. Estos escenarios reconocen parentesco con la experiencia de 2009 en Bolivia. La opción de buscar la supervivencia, que podría parecer más realista, no está exenta de riesgos. Por empezar, aplicar “más de lo mismo” después de octubre podría resultar insuficiente. Habría que esperar correcciones en el margen para el turismo, los incentivos al campo y los subsidios a la energía y al transporte. Con precios y tarifas algo más realistas, quizá alguna moderación del consumo pueda lograrse, dando también una señal a las empresas atraídas por el potencial de Vaca Muerta. Justamente, en el plano energético no puede esperarse ningún alivio para la balanza de comercio exterior en el próximo quinquenio. Por el contrario, el déficit se ampliará, por lo que el único aporte de dólares que el sector puede hacer es por el lado de la inversión externa. Sin embargo, la falta de un marco legal apropiado y la brecha Revista Novedades Económicas – 30 de septiembre de 2013 3
cambiaria hacen que asistamos, más bien, a operaciones en las que algunas firmas internacionales se animan a “señar” un derecho a explotar parcelas del yacimiento, esperando a condiciones más favorables para multiplicar el monto de la apuesta. Según el consenso de los especialistas del sector, harían falta inversiones superiores a los 10 mil millones de dólares/año en Vaca Muerta para recuperar el autoabastecimiento energético recién hacia el 2030. En el mientras tanto, cabe esperar que las exportaciones de petróleo, que hoy todavía aportan 5,5 mil millones de dólares/año, caigan a cero hacia 2016/17, mientras que la tendencia ascendente de las importaciones de gas licuado recién podría quebrarse hacia fin de esta década (siempre considerando el mejor escenario). Las proyecciones del sector externo asociadas al factor energético forman parte del arsenal de argumentos por lo cuales, aún cuando el gobierno se proponga llegar a 2015 en base a una táctica de supervivencia, difícilmente pueda hacerlo con “más de lo mismo”. Y es en ese escenario en el que aparecen las conjeturas de cambios en el margen. Más allá de la posibilidad de un “dólar turista” para intentar revertir un déficit externo del sector que se proyecta este año a los 6,5 mil millones de dólares, cabe preguntarse si el gobierno no necesitará adelantar en el tiempo los ajustes homeopáticos que viene haciendo en el tipo de cambio oficial. Ya se analizó aquí el efecto negativo que tiene el gradualismo sobre las expectativas de inflación y la brecha cambiaria. Pese a este costo, tampoco está produciendo cambios visibles en la decisión de siembra de los chacareros de cara a la campaña 2013/14, algo lógico debido a lo apretado de los márgenes agrícolas, aún en la zona núcleo. Dada la escasez de dólares en la Argentina, el estancamiento del campo es un lujo excesivo, ya que por cada millón de toneladas adicionales de producción, las exportaciones podrían aumentar en unos 400 millones de dólares (considerando el mix de granos). Un indicador lanzado por Ieral años atrás (ahora también utilizado por otras instituciones) muestra que, con los datos acumulados a agosto, de cada 100 dólares aportados por el complejo agroindustrial, 47,1 dólares se derivaron a pagar la factura de importaciones energéticas. La única forma de evitar que esta relación se siga deteriorando es volver a apostar por la agroindustria, dado los tiempos del sector de hidrocarburos. Si bien en esta campaña el trigo ya está jugado, habría tiempo hasta mediados de diciembre para cambiar la decisión de siembra de soja de los chacareros. Hará el Revista Novedades Económicas – 30 de septiembre de 2013 4
gobierno algún movimiento en esta dirección? Después de las legislativas podremos saberlo. ¡Para jugar en la altura, nada mejor que un buen tubo de oxígeno! Revista Novedades Económicas – 30 de septiembre de 2013 5
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