Isabel Villar Pinturas. 1970-2017 - Comisario: Alberto Anaut - Galería Fernández-Braso
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2 Isabel Villar en su estudio de Madrid pintando Elefantes, 2017. Acrílico sobre lienzo, 81 x 100 cm. Fotografía: Pablo Linés 3
Isabel Villar en el país de las maravillas Alfredo Alcain, Antonio Zarco, Ángel Doreste, Vicente Vela y Eduardo Sanz- pasaban las tardes pintando, despotricando de los profesores de la escuela, renegando de aquella pintura rancia Alberto Anaut con la que no se identificaban y preparando la gran revolución de arte. “Lo mejor de aquella época -recuerda Isabel- era que estabas todo el día con gente que querían ser pintores, en lugar “En la dorada tarde en nuestra barca de con profesores de dibujo”. se desliza sin prisa: impulsan ambos remos unos brazos Vivía la pintura intensamente. Rodeada de colegas, la mayor inhábiles de niñas, parte hombres, Isabel Villar se fue haciendo artista. Le encantaba mientras en vano sus manitas pugnan pintar al aire libre y salía de excursión con sus compañeros de clase a pintar del natural; preparaba las exposiciones colectivas y por trazar nuestra vía.” vivía sus primeros éxitos. Obtuvo la beca de Paisaje de El Paular Lewis Carroll, Alicia en el País de las Maravillas y aquel verano de 1957 que pasó pintando en Segovia sería fundamental en la vida de Isabel. Y no solamente porque un mes de convivencia en grupo daba para mucho, sino porque entre los pensionados de Segovia estaba Eduardo Sanz, un pintor de Santander, compañero de la escuela de San Fernando, con el que Isabel empezó una gran amistad. La prehistoria Llegó 1958, acabó la escuela, volvió a Salamanca, hizo cada Isabel Villar siempre ha sabido lo que quería. Aunque ella no lo vez más exposiciones, su primera individual, los encargos, las reconozca. Lo supo en las teresianas de Salamanca y de Ávila, críticas… Isabel Villar estaba ya en el camino de ser artista. cuando era una pésima estudiante; lo supo con 14 años cuando, al acabar el colegio, iba todas las tardes a la Escuela de San Eloy Desde el primer momento, Isabel supo que quería pintar de otra a aprender dibujo; lo supo cuando, con gran alboroto familiar, manera. Pintar como mujer. Igual esto, cuando han pasado sesenta abandonó los estudios de bachillerato un año después, se olvidó años, suena extraño; pero en la España de los años 50, de los años del latín y de las matemáticas, y se pasaba el día pintando; lo 60, era toda una rebeldía. supo cuando cogió la maleta y se vino a Madrid a preparar el Significaba tocar otros ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y temas, usar otros colores, lo supo, sobre todo, cuando superó el examen, que no era nada enfocar la pintura con otra fácil, y se vio dando sus primeros pasos en el mundo del arte. perspectiva. Significaba también oponerse al Allí, venciendo su timidez, Isabel comenzó a ser pintora. mundo de los hombres Aprendió de sus profesores pero, sobre todo, de sus compañeros que dominaba el arte de promoción. Se integró en un grupo, al que llamaban de “La de la época y pelear por Cepa”, que era el nombre de una taberna que estaba en la calle encontrar un sitio para de la Aduana, a medio camino entre la Puerta del Sol y el estudio una pintura diferente, que tenía Manuel Alcorlo junto al Congreso de los Diputados. muy alejada de lo (poco) Corrían los años 50 y aquellos pintores -entre los que estaban que por entonces se 4 5
vendía. Su pintura era ingenua, delicada, inocente, íntima y Eran los últimos años de la dictadura y toda España estaba personal. Y con ella se estaba haciendo un hueco en el mundo asomada a la ventana de la libertad. Isabel, como siempre, en del arte de la época. primera fila aunque no quisiera dar la nota. Pasaron los años y llegó la boda. El 7 de septiembre de 1963, Aquella exposición de Sen fue una auténtica revelación. Isabel Isabel se casa con otro pintor, con su amigo, su compañero y Villar llenó las dos salas de la galería -situada en un sótano su mejor aliado, Eduardo Sanz. ”Eduardo y yo nos enamoramos del barrio de Salamanca, que durante años tuvo el aire de una a través de la pintura. Porque yo siempre había sentido que maravillosa tertulia repleta de artistas y nuevos coleccionistas- de Eduardo me valoraba y me aceptaba como pintora”. Y con la mujeres desnudas, con la mirada perdida, sentadas o tumbadas boda vino el traslado a Santander, el nacimiento de Sergio, su en idílicas praderas. Óleos que aparentaban ingenuidad y único hijo, al año siguiente y un parón que a la postre resultaría escondían toda la intención del mundo. Cuadros de formato fundamental. Isabel quiso dar un paso atrás para que Eduardo medio y pequeñas esculturas con apariencia de teatrillo. Aquello pudiera probar el éxito. fue una epifanía. Durante tres años, se retiró de la pintura para cuidar la casa, “Las mujeres que pinta Isabel Villar -escribió el periodista Josep a su hijo y mantener la maltrecha economía familiar con sus Meliá en una monografía que maravillosos trabajos de artesanía. “Yo aposté por la pintura de publicó en 1973- se mantienen de Eduardo y no me importó esperar un poco para hacer lo mío. pie, o sentadas, cuando no vuelan Además, en aquella época había nacido mi hijo y estaban las por los aires, con una infinita cosas de la casa. Y también había otra cosa: llevaba una pequeña expresión de serenidad en la racha, dos o tres años, que casi no pintaba, ni estaba metida en mirada, en los labios, en la posición el barullo de hacer mi propia obra. Titubeaba -confesó a El País, de los brazos y las piernas. No se en los años 80- no tenía claro lo que quería hacer. Eduardo sí. Y trata, en esencia, de mujeres ávidas mientras tanto me sirvió para ir pensando, para dar vueltas a lo o inquietas, que esperen al varón que quería”. con impaciencia o incluso con rencor por no ser ellas del otro sexo. En 1967 la familia Sanz Villar emprendió el éxodo desde las Nada de esto. El mundo femenino provincias y se trasladó a vivir a Madrid. Eduardo Sanz aprovechó de Isabel Villar es autárquico, se ha la oportunidad y pronto llegaron las primeras exposiciones, los cerrado sobre si mismo, porque la mujer ya no es víctima sino viajes al extranjero, las ventas y el éxito. La economía familiar persona libre”. se recompuso milagrosamente e Isabel se sintió liberada de sus responsabilidades económicas y retomó su carreta de pintora. El catálogo de la exposición de Sen -con un diseño retro muy a la Habían pasado varios años de silencio, en los que se apagó la moda- tenía cuatro fotografías en blanco y negro y cuatro láminas Isabel Villar en formación y surgió una nueva pintora. en color cuidadosamente pegadas y escondía un magnífico texto del crítico Vicente Aguilera Cerni, -uno de los más influyentes e A finales de 1970 inaugura su primera exposición individual en internacionales de su época- que fue a quien correspondió la Madrid en la Galería Sen que, bajo la batuta de Eugenia Niño, fortuna de transmitir urbi et orbi la buena nueva del nacimiento se había convertido en una casa abierta para los nuevos artistas. de una pintora. 6 7
No puedo resistirme a recoger algunas de las ideas y las palabras de aquel sótano de la galería Sen, va a contarse el resto de la de Aguilera Cerni porque es la mejor manera de contar hoy lo historia. El camino que va desde finales de 1970 a principios de que sucedió entonces: 2018. Un viaje apasionante por el maravilloso mundo de Isabel Villar. Un universo personal capaz de expresarse en apenas 30 “He aquí las obras de Isabel Villar. ¿Qué son? ¿Qué significan? obras separadas por toda una vida. Contienen algo inmediatamente cautivador y comunicativo, algo accesible y directo. (…) Aquí hay algo más, mucho más que A lo largo de casi medio siglo, Isabel Villar ha ido construyendo estas muñecas, que estas figurillas grávidas, inmóviles, colocadas un mundo ideal, enriqueciendo sus personajes y sus paisajes. en una naturaleza hecha de partículas repetidas, ordenadas, Isabel Villar vive en un país de fantasía. Un ideal que no existe. proliferantes. La sencillez empieza a parecernos un engaño”. Un sueño. Poco a poco, cuadro a cuadro, Isabel ha ido llenando su mundo particular de nuevas criaturas. El león solitario que “Están las figuras hieráticas, abultadas, germinantes, absortas, aparece tumbado en su obra maravillosa de 1972, titulada Noche superpuestas en prados y jardines desiertos a fuerza de hallarse tranquila, va encontrando compañeros abarrotados, repletos de una lujuriante proliferación que sólo que salen del fantástico arca de Noé parece tener presente, sin pasado ni futuro”. que esconde la pintora. Sacados de un libro de animales salvajes, de una “Isabel Villar hace escenarios o maquetas escenográficas donde enciclopedia cuyos modelos repite el personaje se ha paralizado ante el enigma de su propio destino. sistemáticamente como si lo importante Eva, con los ojos fijos, pasiva, espera al margen del tiempo (…) El fuera el símbolo y no la forma del Edén -la flor, la hierba, el arbusto, la lírica festividad cromática, mismo, Isabel-Alicia invita a sus cuadros la carne, la mirada inocente y profunda- se ha vuelto motivo a leones, tigres, monos, jirafas, cebras, existencial”. rinocerontes… que viven en feliz armonía con los humanos. “Y sólo es el comienzo. Porque las estupendas obras de Isabel Villar, tan sabiamente ingenuas y turbadoras, por ser poesía son “Siempre he pintado así -decía la propia Isabel a principios de pluralidad y apertura”. los 70- con flores por todas partes y cosas limpias e ingenuas. Yo quiero, por medio de mi pintura, alejar a la gente de la mala Aguilera Cerni estaba deslumbrado pero no era el único. intención, del odio. Que se vuelvan un poco como niños, con ojos Moreno Galván y José Hierro se unieron al entusiasmo que había nuevos. Es en cierto modo una llamada a la bondad, pero no a la despertado la “nueva” pintora. bondad tontona y estúpida, sino inteligente, responsable. Quiero descubrir las cosas nobles que tiene el ser humano”. Instalada en su estudio de la calle Emilio Rubín -una casa con jardín, La historia que es casi una colonia de pintores, en plena Ciudad Lineal- Isabel Villar va desarrollando su catálogo de temas. Sus niñas de cabellos Aquel 9 de diciembre de 1970 nacía Isabel Villar, pintora. Antes dorados se instalan en medio de paisajes en los que la selva, los había habido otra mujer con el mismo nombre que se estaba árboles frondosos, han sustituido al césped vacío de los primeros preparando para serlo. Ahora, cuarenta y ocho años, un mes y cuadros. La desnudez ha dejado paso a los trajes de puntillas y las dos días después, en las salas de la galería Fernández-Braso, en fieras salvajes se muestran como relajados animales de compañía. el mismo barrio de Salamanca y a escasos trescientos metros Todo es paz y concordia en la obra de Isabel. 8 9
A partir de las fotografías de los viejos álbumes familiares, la Érase una vez pintora reproduce un mundo pasado, de aspecto barojiano, en el un lobito bueno que se mezclan señores encorbatados, señoras pudorosamente al que maltrataban vestidas, obispos y otras especies. Así van pasando los años 70, todos los corderos. que son de gran éxito para la artista. Sus retratos de familia se Y había también convierten en una obsesión de los nuevos coleccionistas, que un príncipe malo, descubren en estos cuadros que ironizan sobre el pasado la una bruja hermosa nueva España moderna, que está llegando. y un pirata honrado. En los años 80 irrumpe el mar en la obra de Isabel. Tenía que ser Todas estas cosas así. Con un pie en Santander y otro en Madrid, con Eduardo Sanz había una vez. llenando enormes lienzos de mares y murmullos, las playas acaban Cuando yo soñaba un mundo al revés. colándose en los cuadro de Isabel, que sustituyen los verdes de los prados por los dorados del sol sobre la arena. Ese es el nuevo escenario que sirve a las mujeres desnudas con las que Isabel Villar reivindica la libertad de la mujer. Ingenuas y voluptuosas, El mundo de Isabel Villar no era una isla perdida; formaba parte no esconden su cuerpo. No se trata de la liberación de la mujer, de una manera de pensar que, en los años 70 y 80, compartía el que tan claramente defiende la pintora; van mucho más allá: son escenario de un mundo ideal. La pintora se había ocupado, a su mujeres previamente liberadas. Las mujeres de Isabel Villar -ha manera, de plasmarlo en sus cuadros. dicho Fernando Savater-, “no están desnudas, son desnudas”. A mediados de los 80, las Mientras crecían sus criaturas y se poblaba su País de las exposiciones de Isabel Maravillas, Isabel se iba afianzando como artista. Francisco Calvo muestran escenas pastoriles. Serraller lo dejó dicho por escrito: “en su pintura se advierte un Campesinos y ovejas -con progresivo refinamiento, un proceso de perfeccionamiento en el algún lobo bueno por que la artista, dentro de su evidente fidelidad a si misma y una medio- reflejan un país que clara voluntad de independencia, va perfilando y enriqueciendo en aquellos tiempos de su esquema básico de representación”. Es la época de los cuadros libertad estrenada recorre de toreros y majas, en los que los máximos representantes de la la geografía española con España Cañí convierten los cuadros de Isabel en una dulce crítica pasión, en un intento de a los tópicos nacionales. descubrirnos a nosotros mismos tras tanto tiempo Con el falso debate que confunde la inteligente ingenuidad con de silencio. Isabel pinta sus lo naif, llegan los ángeles a la pintura de Isabel Villar. Son los cuadros de pastores al mismo años 90 y un vendaval de seres imaginarios ha invadido la cultura tiempo que Paco Ibáñez, española. Se crean museos de ángeles, se habla de sus beatíficas primero desde París y luego influencias, y nuestra pintora les abre la puerta de su mundo. Con desde Madrid o Barcelona, una actividad ilimitada, los ángeles de Isabel ejercen todo tipo de canta los versos de José oficios: tocan música, pasean por las playas, juegan al golf. Nada Agustín Goytisolo: se les pone por delante. 10 11
“Nunca he pretendido ser naif –le confesaba la artista a Juan Antonio Vallejo-Nájera en el catálogo de una exposición de 1974-, en realidad fue para mí una sorpresa verme catalogada así (…) Tampoco puedo hacer un manifiesto público porque me definan como naif; entre otras cosas sería inútil que yo lo dijera”. Esta exposición repasa la obra de Isabel Villar, vista desde el principio de 2018, y produce asombro. Como en un escenario gigante, a lo largo de este tiempo, la pintora ha ido creando, pieza a pieza, su mundo particular. Aquella exposición inaugurada en plenas navidades de 1970 trajo al mundo una nueva pintora, radicalmente diferente. La joven que había salido en 1958 con su diploma de la Real Academia de Bellas Artes bajo el brazo, ha construido en cincuenta años el Pinturas. 1970-2017 País de las Maravillas. -“¡Despierta, Alicia, cariño! –dijo su hermana- ¡Vaya si has llegado a dormir! - ¡Oh, si vieras qué sueño más curioso he tenido!- dijo Alicia. Y le contó a su hermana todo lo que pudo recordar de las extrañas aventuras que acabáis de leer. Madrid, noviembre de 2017 12 13
En la piscina, 1972. Madera y acrílico. 35 x 44 x 43 cm En el jardín, 1972. Madera y acrílico. 38 x 43 x 33 cm 20 21
Cinco mujeres en el río, 2008. Acrílico sobre lienzo. 100 x 81 cm 23
Seis muchachas en el río, 2017. Acrílico sobre lienzo. 116 x 162 cm 24 25
Familia del obispo, 1974. Acrílico sobre tabla. 120 x 181 cm 26 27
Juntos en el jardín, 2016. Acrílico sobre lienzo. 116 x 162 cm 28 29
Retrato de bodas, 1976. Acrílico sobre lienzo. 81 x 100 cm 31
Los novios, 1981. Acrílico sobre lienzo. 100 x 81 cm 33
Niña volando con rinoceronte, 2008. Acrílico sobre lienzo. 100 x 81 cm 35
Una niña mariposa, 2013. Acrílico sobre lienzo. 46 x 33 cm Dos niñas mariposa, 2016. Acrílico sobre lienzo. 65 x 5o cm 36 37
Tres niñas mariposa, 2017. Acrílico sobre lienzo. 65 x 50 cm Cuatro niñas mariposa, 2017. Acrílico sobre lienzo. 65 x 50 cm 38 39
Cinco niñas mariposa, 2017. Acrílico sobre lienzo. 81 x 65 cm Seis niñas mariposa, 2014. Acrílico sobre lienzo. 100 x 81 cm 40 41
El lobo, 1983. Acrílico sobre lienzo. 100 x 81 cm 43
Concierto en do mayor para rebaño, 1983. Acrílico sobre lienzo. 100 x 100 cm 45
Primavera, 2017. Acrílico sobre lienzo. 100 x 81 cm Verano, 2017. Acrílico sobre lienzo. 100 x 81 cm 46 47
Otoño, 2016. Acrílico sobre lienzo. 100 x 81 cm Invierno, 2017. Acrílico sobre lienzo. 100 x 81 cm 48 49
Tres niños y seis focas, 1994. Acrílico sobre lienzo. 100 x 81 cm 51
Playa plateresca, 2002. Acrílico sobre lienzo. 116 x 162 cm 52 53
Boda del torero, 2010. Acrílico sobre lienzo. 100 x 81 cm 55
Finish, 1990. Acrílico sobre lienzo. 81 x 100 cm 56
Isabel Villar (Salamanca, 1934) 1977 Galería Marco Polo, Madrid. Banco de Granada, Granada. EXPOSICIONES INDIVIDUALES 1978 Galería Rayuela, Madrid. 1979 Galería Rayuela, Madrid. 1958 Sala Miranda, Salamanca. Galería Fúcares, Almagro, Ciudad Real. Casino Obrero, Béjar, Salamanca. Colegio de Arquitectos, Santa Cruz de Tenerife. Galería Balos, Las Palmas de Gran Canaria. 1959 Caja de Ahorros, Valladolid. Galería Ares, Castellón. 1980 Caja de Ahorros, Zamora. Ateneo, Santander. 1981 Sala Luzán, Zaragoza. 1960 Salas del Club Universitario, Valencia. Retratos, Galería Artis, Salamanca. 1982 Galería Kreisler-Dos, Madrid. Galería Parke 15, Pamplona. 1961 Ateneo, Salamanca. Galería Artis, Salamanca. 1963 Galería Sur, Santander. 1983 Sala Pelaire, Palma de Mallorca. Museo de Bellas Artes, Santander. 1964 Galería Illescas, Bilbao. Festivales de España, Casa de España, Mieres, Asturias. 1984 Galería del Palau, Valencia. ARCO, Galería Sen, Madrid. 1965 Caja de Ahorros de Salamanca, Valladolid. 1985 Galería Mainel, Burgos. 1970 Galería Sen, Madrid. 1986 Isabel Villar, 1970-1985, Casa Lis, Salamanca. 1971 Galería Tassili, Oviedo. Galería Luisa López, Tarragona. Casa del Siglo XV, Segovia. España Cañí, Galería Sen, Madrid. Galería Rayuela, Madrid. 1987 Galería Evelio Gayubo, Valladolid. 1972 Galería Juana de Aizpuro, Sevilla. 1988 Galería Ederti, Bilbao. 1974 Sala Luzán, Zaragoza. Galería Punto, Valencia. 1990 Galería Fandos i Leonarte, Valencia. Galería Sen, Madrid. 1975 Galería Sarrió, Barcelona. Galería Kreisler-Dos, Madrid. 1991 Isabel Villar y Alcain, Galería Tiempos Modernos, Madrid. Galería José María Burgos, Valladolid. 1992 Galería Pedrona Torrens, Alcudia, Mallorca. 1976 Galería Juana de Aizpuru, Sevilla. 58 59
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MUSEOS Y COLECCIONES SELECCIÓN DE AUTORES QUE HAN ESCRITO SOBRE ISABEL VILLAR Asociación Canaria de Amigos del Arte Contemporáneo Vicente Aguilera Cerni. “Isabel Villar”. Catálogo galería SEN, 1970. Ayuntamiento de Salamanca Sol Alameda. “Isabel Villar, pintora”. El País, 1981. Biblioteca Nacional, Madrid Alberto Anaut. “La Familia del arte”. El País Semanal, 1990. Caja de Ahorros de la Inmaculada, Zaragoza Carlos Areán. “El ingenuismo sabio de Isabel Villar”. Bellas Artes 74. 1974. Caja Duero Marcos-Ricardo Barnatán. “El retorno de los ángeles”. Revista Guadalimar. 1991. Centro de Arte Faro Cabo Mayor, Santander María Teresa Blanch. “Isabel Villar”. Diario Avui, 1979. Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, Sevilla Francisco Calvo Serraller. “Isabel Villar: en el jardín de la madre”. El País, 1979. Colección A.C.S Francisco Casanova. “Pintura de Isabel Villar, crítica de arte”. La Gaceta Regional. 1961. Colección de Arte Gráfico del Mº. de Trabajo y Seguridad Social, Madrid José Ramón Danvila. “Pintar con fantasia”. El Punto de las Artes. 1986. Colección Vallejo-Nájera Miguel Fernández-Braso. “Isabel Villar y su nuevo mundo”. ABC. 1971 Colección Testimonio, Fundación La Caixa, Barcelona Miguel Fernández-Cid. “Artistas en Madrid”. 1992. Confederación Nacional de Cajas de Ahorros, Madrid Fernando Francés. “Isabel Villar muestra un espacio robado a cualquier paraíso”. 1990. Fundación Camilo José Cela, Padrón, A Coruña Aurora García. “Los sutiles contrastes en la pintura de Isabel Villar”. 1979. Graphische Sammlung-Albertina, Viena, Austria Daniel Giralt-Miracle. “La realidad y la fantasía en la obra de Isabel Villar”. 1975. Junta de Castilla y León, Valladolid José Hierro. “Isabel Villar y su paraíso terrenal”. Nuevo diario, 1975. Museo Art Nouveau y Art Déco Casa Lis, Salamanca Fernando Huici. “Irónico Edén”. El País, 1994. Museo de Arte Contemporáneo A.C.A, Santa Cruz de Tenerife Miguel Logroño. “Isabel Villar y la polémica de lo naïf”. Blanco y negro, 1975. Museo de Arte Contemporáneo, Elche, Alicante Juan Ignacio Macua. “Análisis de una obra de Isabel Villar”. 1977. Museo de Arte Contemporáneo, Toledo Carmen Martín Gaite. “Álbum familiar”. 1977. Museo de Arte Contemporáneo, Villafamés, Castellón José Marín Medina. “Serie retratos en la galería Rayuela”. YA. 1974 Museo Gustavo de Maeztu, Estella-Lizarra, Navarra Josep Meliá. “Isabel Villar”. Artistas contemporáneos españoles. Monografía, 1973. Museo Luis González Robles, Alcalá de Henares, Madrid José María Moreno Galván. “Arte: Galería SEN”. 1970. Museo de Bellas Artes, Santander Carmen Pallarés. “Isabel Villar”. ABC, 1994. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid Rosa María Pereda. Sobre la monografía de Fernando Savater. El País, 1979. Museo Olímpico, Lausanne, Suiza Nativel Preciado. “La mujer misteriosa de Isabel Villar”. 1970. Museo Postal y Telegráfico, Madrid Javier Rubio. “Isabel Villar: viaje al diván del psicoanálisis”. Blanco y negro, 1979. Museo Redondo, Santander Rafael Santos Torroella. “Galería Rayuela”. El noticiero Universal. 1979. Museo San Eloy, Salamanca Fernando Savater. “Isabel Villar en el jardín de la madre”. Ediciones Rayuela, 1978. Museo Vaticano, Roma, Italia Eugenia de Suñer. “La sorpresa”. Catálogo SEN. 1994. Universidad Carlos III, Madrid Juan Antonio Vallejo-Nájera. Catálogo exposición Galería Luzán, Zaragoza. 1974. Universidad Internacional Menéndez Pelayo, Santander Eduardo Westerdahl.“Isabel Villar y Eduardo Sanz: la realidad y el hermetismo”.El País,1979. 62 63
Exposición Galería Fernández-Braso, Madrid Comisario Alberto Anaut Catálogo Texto: Alberto Anaut Edición y diseño: Galería Fernández-Braso Impresión: Papiroplus Créditos fotográficos © Pablo Linés Agradecimientos Ricardo García Calle Villanueva, 30 - 28001 Madrid 91 575 04 27 - 91 575 98 17 www.galeriafernandez-braso.com
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