José Bleger: desarrollos teóricos

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REV. DE PSICOANÁLISIS, LXIII, 2, 2006, págs. 407-425

                              José Bleger: desarrollos teóricos

                                                                       *Luis Allegro (Buenos Aires)

Bleger expuso sus ideas en una serie de publicaciones que fueron apareciendo a medida
que iba progresando su investigación. Obviamente las ideas originales se fueron amplian-
do y modificando con el transcurso del tiempo, como resultado lógico del avance de una
investigación que se va enriqueciendo con el aporte de nuevos descubrimientos.
    En este trabajo me propongo una síntesis muy apretada de algunos de sus desarrollos
teóricos. El haber participado en uno de sus grupos de trabajo (1969-1972), que funcionó
hasta el momento de su desaparición, me permitió actualizar su pensamiento. En dicho
grupo, Bleger fue desarrollando sus últimas teorías aplicadas especialmente al tratamien-
to psicoanalítico y a los fenómenos que se dan en las relaciones humanas en el ámbito de
las instituciones, como los conceptos de: relación entre personas, relación transferencial,
relación de depositación, instalación, depositación de las ansiedades psicóticas y de la
parte psicótica de la personalidad en las instituciones. Un concepto importante fue el de
que en la personalidad se pueden distinguir: a) una parte diferenciada que se destaca bien,
y b) una parte indiferenciada que, comenzando desde una cierta diferenciación, se va
abriendo en un “continuum” cada vez más indiscriminado hasta llegar a una indiferencia-
ción total con la pareja, el grupo, las instituciones, la comunidad, etc. Más adelante me ex-
tenderé en estos conceptos. Para poder comprender mejor el pensamiento blegeriano con-
sidero que es importante agregar en forma muy esquemática sus aportes epistemológicos
al psicoanálisis.
    Los desarrollos teóricos de Bleger que deseo sintetizar aquí, abarcan: 1) algunos de-
sarrollos epistemológicos referidos al psicoanálisis; 2) una teoría del desarrollo del ser hu-
mano, en la que realiza un estudio longitudinal histórico-genético de la evolución del hom-
bre desde que es un ser indiferenciado hasta lograr su individuación, y 3) una teoría de la
personalidad desarrollada en un enfoque transversal de la estructura y el funcionamiento
de la misma. Bleger aplica dichos conceptos al tratamiento y al proceso terapéutico. En su

    *Presidente de la Sociedad de Ética en Medicina (Asociación Médica Argentina), miembro pleno de la
Asociación Psicoanalítica Internacional y miembro titular en función didáctica de la Asociación Psicoanalítica
Argentina. Dirección: Bulnes 2659, 15” “B”, (C1425DKU) Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.
    luisallegro@intramed.net
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totalidad constituyen el esfuerzo por comprender al ser humano integrado a su medio so-
cial. La idea básica es que hay una amplia e íntima relación entre sujeto y el medio social,
de tal modo que se da una interacción entre el individuo, el grupo y el entorno social. Este
conjunto constituye una “Gestalt” (o mejor, una “Gestaltung”) que se halla en intercambio
continuo y permanente.

                                                              Desarrollos epistemológicos

Bleger desarrolla sus teorías recurriendo al aporte de las corrientes más actuales de las
ciencias del hombre. Le interesa profundamente el ser humano en su condición de per-
sona. Por este motivo cuestiona el pensamiento mecanicista-elementalista en el que se
desarrollaron las primeras teorías psicoanalíticas. Le interesa profundamente el compor-
tamiento del ser humano y, por lo tanto, su atención se centra en la psicología y el psico-
análisis de dicho comportamiento. A todo esto responde publicando Psicología de la con-
ducta (1963), cuya actualidad se mantiene vigente.
    En “Teoría y práctica en psicoanálisis: la praxis psicoanalítica” (1969), Bleger aborda
el análisis de las contradicciones existentes en el psicoanálisis, de las cuales veremos al-
gunas a continuación.

Contradicción entre “teorías psicoanalíticas explícitas” y
“teorizar implícito” en la praxis psicoanalítica
Bleger aborda la fuerte contradicción que existe entre “las teorías psicoanalíticas explíci-
tas” –que son las que se enseñan en seminarios para explicar tanto el material clínico
como el comportamiento humano– y “el teorizar implícito” que es propio de la esencia de
la tarea del psicoanalizar y que suele estar ausente en la enseñanza académica. Una
cosa es lo que se dice en la teoría y otra cosa es lo que se hace en la práctica (praxis psi-
coanalítica). Así, por ejemplo, Bleger dice: “la teoría psicoanalítica es eminentemente
histórico-genética mientras que la teoría implicada en la práctica es situacional” (Bleger,
2003 [los destacados son míos]). Esto se ha enfatizado cada vez más en la medida en
que el psicoanalista ha venido centrándose en el análisis de la transferencia y de la con-
tratransferencia.
Contradicción entre “dinámica” y “dramática”
Bleger (2003) dice: “la dramática es una ‘comprensión del ser humano y de su comporta-
miento’ en términos de sucesos que se refieren a la vida misma de los seres humanos
considerada como tal, mientras que la dinámica trata de reducir la dramática al interjuego
de fuerzas”. La teoría psicoanalítica explica el comportamiento del paciente por la diná-
mica que surge del accionar de fuerzas pulsionales. En cambio, Bleger subraya: 1) que la
tarea del psicoanalizar se concreta en la dramática de un diálogo entre el analizando y el
analista; 2) en este dialogar, surge el comportamiento del analizando en su relación con
el analista que estructura una dramática transferencial-contratransferencial y que consti-

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tuye la “simbiosis terapéutica”. Esto plantea una fuerte contradicción entre la dinámica y
la dramática.
    De la dinámica sólo puede surgir la explicación causal basada en la lógica formal. Por
ejemplo: surgen interpretaciones del tipo de las “construcciones”, en las que se explican
los efectos por las causas que los determinan. Dentro de esto está lo que Bleger llama el
“trabajo arqueológico” del analista, que busca en el pasado histórico del analizando las
causas o motivaciones que determinan su problemática actual. En cambio, de la dramáti-
ca surge la comprensión fenomenológica del suceso que está aconteciendo entre el pa-
ciente y el analista. Una consecuencia importante de esta captación fenomenológica es el
desarrollo de la dramática psicoanalítica en el marco de la interacción transferencial-con-
tratransferencial. Esto le permite al analista interpretar “jugando los roles” (en el sentido
de “jouer le rôl”) transferidos, que le otorgan la calidad emocional que produce efecto mu-
tativo y que F. Alexander (1956) llama “experiencia emocional correctiva”. Aquí es nece-
sario distinguir la diferencia que existe entre “jugar” un rol (por ejemplo, el rol de “padre”)
y “asumirlo”. A los fines terapéuticos, los roles transferidos deben ser “jugados” –pero no
“asumidos” por el analista– para lograr la experiencia emocional correctiva. En este punto,
Bleger aporta una contribución a la técnica psicoanalítica que llamó: la interpretación cli-
vada.

Contradicción entre “lógica formal” y “lógica dialéctica”
Bleger acentúa que la teoría psicoanalítica se ha desarrollado siguiendo las leyes de la ló-
gica formal. En cambio, la dramática de la relación interpersonal que acontece en la “si-
tuación psicoanalítica” (así denomina Bleger al conjunto formado por “el analizando, el
analista y el discurso entre ambos” durante la sesión) configura el campo psicoanalítico
–siguiendo las ideas de W. y M. Baranger–, y allí se desarrollan la transferencia y la con-
tratransferencia siguiendo la lógica dialéctica.
Contradicción entre “enfoque naturalista” y “enfoque fenomenológico”
El enfoque naturalista –denominación que proviene de las ciencias naturales– se refiere
a la actitud que adoptaría el científico que observa y estudia los fenómenos naturales que
ocurrirían, supuestamente, en forma totalmente ajena al observador y que, por lo tanto,
no es afectado por los mismos. El observador captaría lo que observa desde “el afuera”
de dicho fenómeno. Sería un “observador no participante” y, por lo tanto, no comprometi-
do. Este criterio predominó en la primera época del desarrollo del psicoanálisis: los fenó-
menos eran “cosas” observadas. El enfoque naturalista es un representante del punto de
vista dinámico.
    El enfoque fenomenológico comprende el estudio y tratamiento del fenómeno estando
los participantes –analizando y analista– incluidos y participando del fenómeno mismo.
Ambos tienen la vivencia del fenómeno compartido. El analista es un observador partici-
pante y la observación se realiza desde “el adentro” del fenómeno que está siendo ob-
servado. Ambos están “involucrados y comprometidos”. El enfoque fenomenológico es la
modalidad operativa de la dramática situacional.
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Contradicción entre “elementalismo (reduccionismo)” y “Gestalt (holismo)”
Bleger sostiene que la teoría psicoanalítica es elementalista y no gestáltica. Reconoce
que Melanie Klein hace un intento de comprensión gestáltica. En la forma de comprender
los aportes de M. Klein se adivina que las posiciones esquizoparanoide y depresiva cons-
tituyen estructuras psíquicas gestálticas que funcionan en forma alternativa, de modo tal
que, cuando una se presenta en forma explícita y consciente, la otra lo hace en forma re-
cesiva e inconsciente. Bleger interpreta que cada una de las dos posiciones se presenta
clínicamente en forma de “fases alternantes”, y agrega una tercera estructura gestáltica
que llama “posición glischro-cárica”, que cronológicamente es anterior a las otras dos y
que –como las de M. Klein– mantiene su funcionalidad durante toda la vida de la persona
integrándose al funcionamiento por fases.
    Este enfoque teórico brinda importantes ventajas. Permite estudiar el material del pa-
ciente, efectuar el diagnóstico de la posición o fase clínica predominante (glischro-cárica,
paranoide o depresiva), y como consecuencia operar interviniendo psicoanalíticamente
con la interpretación, o el señalamiento u otro tipo de intervención clínica.

La neurosis y la alienación como consecuencia de
la de-dialectización de la dramática humana
La dialéctica es la que produce el movimiento, el crecimiento, la evolución, el intercambio,
la adecuación, el enriquecimiento, etc. Según Bleger, cuando la dialéctica se altera, se
entra en procesos de de-dialectización, cuyas consecuencias son la neurosis –si el pro-
blema es más benigno– y la alienación –si es más grave y continuado–. En términos psi-
coanalíticos, la desarticulación del proceso dialéctico se presenta como una disociación y
la paralización del mismo, como una alienación que puede presentarse fenoménicamen-
te como una perversión, una caracteropatía, etc.

Hipótesis básicas: simbiosis y ambigüedad
En el abordaje clínico, un punto de fundamental importancia para Bleger es el concepto
de simbiosis (lo considera básico en psicología y en psicopatología para la comprensión
y el tratamiento tanto individual, como grupal e institucional, subrayando la amplitud de
campos que abarca este concepto). Es necesario agregar que el estudio de la simbiosis
lleva forzosamente al concepto de ambigüedad, de tal modo que ambos fenómenos son
de una misma naturaleza. Esto significa que el motivo por el que se constituye la simbio-
sis –o “interdependencia simbiótica”– es de naturaleza ambigua. Esto llega a tal punto que
se puede considerar que simbiosis y ambigüedad son dos caras de un mismo fenómeno.
Hay que agregar, además, que la consideración de la ambigüedad incluye al autismo, el
narcisismo primario, la identificación, etc.
    En el prólogo de Simbiosis y ambigüedad (1967), Bleger subraya algunos supuestos

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básicos de carácter general para comprender su teoría, que son fundamentales y consti-
tuyen la esencia misma de las teorías e hipótesis que desarrolla. Son los siguientes:

1) Rechaza la afirmación de que “los primeros estadios de la vida del ser humano se ca-
    racterizan por el aislamiento, desde el cual gradualmente el sujeto se va relacionando
    con otros seres humanos”. Bleger reemplaza esta hipótesis concibiendo que el punto
    de partida del ser humano es un estado de indiferenciación primitiva. Esto significa
    –agrega Bleger– que el comienzo mismo es un tipo de relación (indiferenciado) y que
    tenemos que estudiar cómo dicho ser humano se va modificando y diferenciando para
    alcanzar un desarrollo de su identidad y del sentido de realidad.
    Agrega que este estado de indiferenciación primitiva constituye una organización par-
    ticular del yo y del mundo, y que el desarrollo evolutivo está dado por “aquello que se
    diferencia”; a su vez, lo que se diferencia puede llegar a ser una distorsión u otra or-
    ganización que requiere ser estudiada en sí misma. La indiferenciación primitiva es
    una estructura u organización que incluye al sujeto y a su medio. En la personalidad
    desarrollada queda un remanente de esta estructura que constituye núcleos de indife-
    renciación primitiva, que es la responsable de la persistencia de la simbiosis y/o de la
    constitución de nuevas simbiosis. A dicho remanente, Bleger lo ha denominado núcleo
    aglutinado, y se manifiesta tanto en el desarrollo normal (adolescencia, períodos de
    crisis o de cambios) como en la patología (epilepsia, melancolía, etc.)
2) La segunda hipótesis fundamental es el “abandono de la creencia de que el fenómeno
    psicológico comienza siendo mental; que […] tiene que ser originariamente mental y
    que […] si no aparece en forma manifiesta debe existir, o pre-existir en forma incons-
    ciente”. En cambio, postula que el fenómeno mental comienza siendo corporal. Así
    dice: “[…] las primeras estructuras indiferenciadas, sincréticas, son relaciones funda-
    mentalmente corporales”.

La simbiosis
La simbiosis está en el centro de las teorías de Bleger. Se pueden distinguir:

1) La simbiosis normal: que podemos a su vez distinguir en a) la que es propia del desa-
    rrollo evolutivo del ser humano que comienza con la indiferenciación primitiva y se
    mantiene durante todo el proceso de diferenciación e individuación (Mahler, 1958); y
    b) la que es propia de cada una de las relaciones estables y normales que el individuo
    establece a lo largo de su vida.
2) La simbiosis patológica: por a) la persistencia de la simbiosis del desarrollo infantil, y
    por b) efecto de un cambio o de una crisis vital. Su aparición es propia de la “follie à
    deux”.
3) La simbiosis terapéutica: ésta es la que se produce por efecto del tratamiento psicoa-
    nalítico. El tratamiento debe crear las condiciones para que el paciente proyecte su nú-
    cleo aglutinado en la relación transferencial. Se establece así una simbiosis terapéuti-
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      ca que cumple la función de establecer un vínculo (transferencial-contratransferencial)
      de ida y vuelta en el cual el paciente transfiere su material patológico (integrante de su
      núcleo aglutinado) y el analista lo procesa y lo “devuelve” procesado (en forma de in-
      terpretación, señalamiento, etc.) para que el paciente lo integre a su yo como un enri-
      quecimiento del mismo.

                                                                         Teoría del desarrollo

Bleger postula tres grandes hipótesis: 1) El comienzo de la vida del ser humano tiene
como punto de partida un estado de indiferenciación primitiva entre el niño y su madre, y
a través de ésta con el grupo familiar y el entorno social. Esto puede ser visto como un
conjunto biológico, psicológico y social. 2) Desde esta indiferenciación primitiva, el niño
comienza a diferenciarse a través de un largo y costoso proceso de diferenciación para
lograr la individualidad. 3) En consecuencia, abandona el concepto solipsista de que el
fenómeno psicológico se origina en un sistema cerrado que luego se va relacionando con
el medio. En cambio, propone que el origen corresponde a un sistema abierto que inclu-
ye al entorno social (sociedad, familia, madre) y desde allí comienza a diferenciarse hasta
llegar a ser “individuo”. Por lo tanto, el fenómeno mental es una modalidad de conducta
cuya aparición es posterior a las primeras relaciones indiferenciadas que son fundamen-
talmente corporales.

La indiferenciación primitiva: el sincicialismo
Plantea que el punto de partida del desarrollo humano es un estado de indiferenciación
primitiva entre el niño y su madre, y a través de ésta, con su medio social, constituyendo
una unidad indiferenciada. Rechaza –repito– la afirmación de que los primeros estadios
de la vida del ser humano se caractericen por el aislamiento, desde el cual el sujeto se va
relacionando con otros seres humanos. Por el contrario, el comienzo es una intensa rela-
ción entre el niño y su madre, que tiene características especiales de indiferenciación en
todos los niveles, pero destacando que la relación corporal entre ambos tiene particular
importancia.
    Esta teorización está sustentada en el estudio de:

1) Los primeros estadios de la vida humana estudiados por Spitz en niños hospitalizados.
    Spitz (1969) analiza los problemas que aparecen en los niños que tienen un contacto
    insuficiente con la madre, ya sea por un rechazo afectivo de ella, que la lleva a aban-
    donar al bebé en forma real o virtual, ya sea porque a raíz de una enfermedad el niño
    haya sido hospitalizado y alejado de su madre durante un tiempo más o menos pro-
    longado. En estos casos, la intensa relación entre el niño y su madre ha sido alterada,
    rompiéndose la unidad que formaban; las consecuencias son que aparecen en el niño

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    diversos tipos de perturbaciones emocionales y corporales que pueden llegar a un
    cuadro que se conoce como depresión anaclítica, y en los casos extremos al maras-
    mo, a la caquexia y a la muerte.
2) La observación de enfermos psicóticos. La experiencia clínica de Bleger en el trata-
    miento de psicóticos le permitió observar que estos enfermos contradecían el concep-
    to freudiano de “neurosis narcisísticas”, según el cual estas patologías no establecían
    transferencia con el terapeuta a diferencia de las “neurosis transferenciales” (como la
    histeria de conversión, las fobias y las neurosis obsesivas), que sí la establecían. Muy
    por el contrario Bleger observó que los psicóticos establecen una transferencia masi-
    va e intensa pero lábil.
    Los estudios realizados por H. Searles (1965) en psicóticos y M. Mahler (1958) en las
    psicosis infantiles constituyeron una fuente importante. Mahler clasifica a estas psico-
    sis en dos grupos: a) las psicosis autistas, que se caracterizan porque son niños que
    se mantienen aislados e incomunicados, y 2) las psicosis simbióticas, que, por el con-
    trario, son niños cuyas manifestaciones psicóticas aparecen cuando se separan de la
    madre.
    M. Mahler (1958) denomina “simbiosis” al “estado de indiferenciación y fusión con la
    madre, en el que el Yo no está aún diferenciado del no-Yo”. Mahler postula que la “sim-
    biosis “ o “fase simbiótica” puede tener dos posibles evoluciones: 1) una evolución nor-
    mal, cuando se produce el pasaje a la “fase de separación-individuación” en épocas
    normales, y 2) una evolución patológica, cuando se prolonga indebidamente la sim-
    biosis más allá de los límites normales transformándose en una “simbiosis patológica”.
    En su estudio agrega que “el autismo normal y la simbiosis normal son prerrequisitos
    del comienzo del proceso de separación-individuación”.
3) En el estudio antropológico realizado en pueblos de culturas primitivas, como la de los
    canacos estudiados por Leenhardt (1961). La antropología constituye la otra fuente
    que permite el conocimiento de esta indiferenciación primitiva, en el estudio de pue-
    blos de culturas antiguas. Leenhardt estudia a los canacos –expresión que designa a
    los isleños del Pacífico, melanesios y polinesios–, su lengua, sus costumbres y su es-
    tructura social. Estos estudios han demostrado que el canaco tiene en su apariencia
    corporal detalles que recuerdan al hombre de Neandertal y que son todavía más pri-
    mitivos que este hombre de la prehistoria. Sarasín ve que ellos forman un grupo dis-
    tinto del que correspondería al Homo Sapiens, y Pales los califica como si fueran fó-
    siles vivientes. Por otra parte, el aislamiento en su isla ha sido tan intenso como para
    que mantengan sus características más primitivas. Así, para el canaco, el pensamien-
    to procede de las vísceras y especialmente del corazón. Ellos indican diversos esta-
    dos emocionales con vocablos que podrían ser traducidos por “corazón desgarrado”,
    “corazón deprimido”, “corazón compartido”, etc. Más aún, se toman estos significados
    en forma literal (“entrañas angustiadas” = estar desolado). La noción del cuerpo es bi-
    dimensional, sólo conoce su superficie. No ha logrado destacar la tercera dimensión,
    por lo tanto, ignora la profundidad. El artista, al desconocer la perspectiva, se ve obli-
    gado a desarrollar la realidad en un plano. Leenhardt, al estudiar la personalidad del
    Canaco, la representa con el gráfico siguiente:
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      Este esquema representa a la personalidad del Canaco como un conjunto de relacio-
      nes o funciones entre el sujeto y su grupo de pertenencia. Cada una de estas relacio-
      nes o funciones corresponde a un trazo AB, AC, AD, etc. En el centro no hay un yo
      que integre las distintas funciones, por lo tanto su identidad es distinta de lo que po-
      demos reconocer en nuestra cultura. El melanesio nunca se encuentra solo, siempre
      está formando grupos. En el momento de formar pareja, si no puede casarse con una
      mujer, lo hará con su hermana, pues lo importante es que se cumpla la función. El ob-
      jeto es perfectamente intercambiable dentro de un grupo de gente semejante. El indi-
      viduo “no existe” fuera de su medio social.
      Tanto este aspecto estudiado en los canacos, como el hecho observado empírica-
      mente en niños en los que un sustituto materno bueno les ha disminuido los efectos
      de la carencia, llevan a pensar que la condición más importante del objeto es la fun-
      ción que cumple. De aquí que en la indiferenciación primitiva, el tipo de vínculo es fun-
      damentalmente una relación de función. El niño se relaciona con el objeto (la madre)
      por la función que cumple.

Bleger toma de la biología el término “sincicio” (que es una formación celular plurinuclea-
da) y denominó “sociabilidad sincicial” al conjunto de este tipo de relaciones tan primitivas
e indiferenciadas basadas en la relación de función. Esto mismo es lo que caracteriza a
la ambigüedad. Esto se ve especialmente en las personalidades ambiguas en las que el
objeto buscado es aquel que cumple con la función necesitada. Si no la cumple, es rápi-
damente abandonado.
     Bleger denomina “instalación” a la situación en que se dan en forma óptima las rela-
ciones de función, (que las funciones satisfagan permanentemente las necesidades). Este
concepto se superpone al de “soporte” y de “holding”. Una buena instalación otorga esta-
bilidad y constancia, y permite continuidad en el intercambio. Éstas son condiciones in-
dispensables para el desarrollo, la evolución y el crecimiento. Cuando fallan estas condi-
ciones, la falta se acusa por síntomas de crisis. Se la puede definir más por la carencia
que por el funcionamiento mismo. Es decir que, cuando las funciones no se cumplen, la
instalación se rompe y aparecen fenómenos, como son los estudiados por Spitz.
     Sintetizando, las características del sincicialismo son: 1) la sociabilidad sincicial; 2) la
relación de función; 3) la instalación, y 4) la ambigüedad.

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Los esbozos de la diferenciación: el sincretismo
En el sincicialismo originario comienza a formarse una estructura cuya característica es el
sincretismo. “Sincretismo” es un vocablo que se utilizó originariamente en filosofía para re-
ferirse a las doctrinas que consisten en fundir diversas opiniones diferentes sin un criterio
de selección. Una característica del sincretismo filosófico es el intentar fundir conceptos
                                                              religiosos y filosóficos conside-
                                                              rados usualmente como hete-
                                                              rogéneos (Ferrater Mora, 1999).
                                                              Wallon lo utiliza para referirse a
                                                              la percepción global e indiferen-
                                                              ciada que se identifica con el
                                                              modo de aprehensión originario
                                                              de la infancia, del cual emergen
luego los objetos percibidos con distinción y claridad.
     La organización sincrética se estructura en base a la aglutinación de partes del self,
partes del objeto, y con objetos parciales mezclados y sin discriminar, fusionados entre sí.
En esta organización hay fusión de elementos y nunca confusión de los mismos. (Para
que haya confusión es necesario que previamente haya habido discriminación entre ele-
mentos diferentes que luego –en un segundo momento– se confunden. La confusión es
el fenómeno típico de la psicosis.) Esta organización sincrética se va destacando paulati-
namente cada vez más, llegando a constituir lo que Bleger denominó núcleo aglutinado.
     El núcleo aglutinado es una estructura que incluye una parte del self que está agluti-
nada al objeto con el cual está vinculada. Bleger llegó a este concepto a través del estu-
dio sistemático de la simbiosis clínica. Al principio lo llamó “objeto aglutinado” (Bleger,
1962 y 1967). “Dentro del Núcleo Aglutinado no hay en rigor verdadera relación objetal
entre los objetos y los núcleos del Yo que en él están incluidos, sino una verdadera ‘iden-
tificación primaria’ según la denominación de Fairbairn para aquellos estados en los cua-
les no ha ocurrido una diferenciación entre el objeto y la parte del Yo con él vinculado. Por
ello me parece ahora preferible hablar de Núcleo Aglutinado [...]”.
     Sobre este tipo de relación primitiva se va configurando la “simbiosis madre-hijo”, que im-
plica una dinámica muy compleja en la cual se hallan partes buenas y malas mezcladas e in-
discriminadas entre sí. Esta indiscriminación alcanza también, en la relación madre-niño,
tanto a las partes que intervienen en el vínculo como al intercambio que se da entre ambos.
     Lo mismo que en la estructura sincicial, en la sincrética predominan los sentidos más
primitivos, especialmente las sensaciones kinestésicas y la sensibilidad profunda propio-
ceptiva. Esto está basado en lo postulado por Fenichel (1957) al referir que en la primera
 percepción del lactante los objetos no son distinguidos en forma neta y discriminada (o sea
 que un objeto no se diferencia de otro, ni del yo ni de ninguna otra parte del self). Las pri-
meras imágenes son muy amplias, abarcativas e inexactas. Se componen de unidades
conjuntas en las que luego se reconocen sus elementos constitutivos. La percepción y la
 motilidad se mantienen juntas; funcionan en forma no separada y se superponen a las per-
 cepciones correspondientes a varios órganos sensoriales. Wallon coincide con esto.
416                                                                                LUIS ALLEGRO

    En el sincretismo rige la sociabilidad sincrética, que comprende una organización (el
núcleo aglutinado) y una expresión fenoménica (la simbiosis). Así como en el sincicialis-
mo hay un tipo determinado de relación que es la instalación –que implica una “relación
de función”–, en el “sincretismo”, el tipo de relaciones es la depositación: se deposita el
núcleo aglutinado en un depositario que es la madre o su sustituto.
    Una buena “depositación” sólo se logra en un “depositario eficaz” que permita una
buena simbiosis (condición necesaria). Para que ello sea posible es indispensable que el
depositario ofrezca “condiciones de estabilidad y permanencia en el tiempo”. Estas condi-
ciones son las que definen a una institución. J. Bleger, en “Psicoanálisis del encuadre psi-
coanalítico” (véase Simbiosis y ambigüedad, pág. 238), dice: “una relación que se prolon-
ga durante años con el mantenimiento de un conjunto de normas y actitudes no es otra
cosa que la definición misma de una institución”. Esta definición puede ser aplicada a la
madre en su función de depositario, convalidando conceptos que se infieren de los traba-
jos de Spitz (1969) en niños en los que la relación con su madre ha sido perturbada, ya sea
por trastornos emocionales de ella o por haber sido separados a causa de una internación
hospitalaria. Está clara la función de soporte (holding) ejercida por la madre y las patologías
provocadas por las alteraciones de esta función, como los cuadros psicotóxicos, la depre-
sión anaclítica, el marasmo o caquexia y la muerte. Esto da la pista de que tanto las en-
fermedades de sistemas como otras enfermedades orgánicas y las psicosis pueden ser
atribuidas a la perturbación de la función de depositación.
    Resumiendo, las características del sincretismo son: 1) la estructura sincrética; 2) la
sociabilidad sincrética; 3) el núcleo aglutinado; 4) la depositación, y 5) la simbiosis.
El proceso de diferenciación: la posición glischro-cárica y
el núcleo aglutinado
Melanie Klein estudió dos posiciones básicas: la esquizo-paranoide y la depresiva. Ambas
posiciones incluyen dos conceptos diferentes: uno es temporal y cronológico y el otro es
fásico y evolutivo. Como concepto temporal y cronológico, se refiere a que la posición es-
quizo-paranoide ocupa y se desarrolla en el primer trimestre de la vida; mientras que la
posición depresiva, en el segundo trimestre. Como concepto fásico y evolutivo, se refiere
a “fases del desarrollo” que se alternan en el desarrollo del ser humano. La posición es-
quizo-paranoide y la posición depresiva son fases que funcionan alternativamente, con la
característica de que cuando una es predominante (consciente), la otra es recesiva (in-
consciente). Este concepto fue estudiado especialmente por E. Pichon- Rivière y retoma-
do por Bleger. El concepto de “posición” se refiere básicamente a una dinámica particular
que incluye: 1) un tipo de relación objetal, 2) las ansiedades propias de dicha relación, y
3) las defensas correspondientes. Cada posición (o fase) tiene sus propias relaciones ob-
jetales, ansiedades y defensas que son características.
    Bleger postuló una tercera posisción, que denominó glischro-cárica (glischros = visco-
so; carion = núcleo) para referirse a la fase en la que está la dinámica particular de estos
estadios primitivos y que es cronológicamente previa a la posición esquizo-paranoide. La
posición glischro-cárica de Bleger participa de los dos conceptos propios de las posicio-
nes de M. Klein: a) en el “cronológico”, lo ubica temporalmente como previa a la posición

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esquizo-paranoide, y b) en el “fásico”, se refiere a que dicha posición es una fase de la
simbiosis y juega un rol importante en la instalación de la misma. Bleger llama simbiosis
a todo vínculo que sea importante, significativo y, especialmente, que se prolongue en el
tiempo.
    La posición glischro-cárica presenta las siguientes características: 1) la relación obje-
tal es con un “objeto sincrético-aglutinado”, el cual está constituido por partes del self y
partes del objeto indiscriminadas que están incluidas dentro del núcleo aglutinado, el cual
es proyectado en el “depositario”; 2) dicha proyección es acompañada por una ansiedad
catastrófica, masiva y violenta; 3) las defensas que actúan son la fragmentación de lo que
ha sido proyectado y la inmovilización del objeto. Esta inmovilización incluye tanto al “yo
proyectante” como a “lo proyectado” y al destino ubicado en el “depositario”.
    Proceso de diferenciación. El proceso de diferenciación se produce porque partes de
la estructura indiferenciada son procesadas por funciones de disociación (Spaltung) que
discriminan y separan lo que estaba indiscriminado produciendo elementos diferenciados,
discriminados, separados e identificados que van a constituir las partes evolucionadas del
psiquismo. Así se pueden llegar a distinguir dos partes diferentes: una es la “parte indife-
renciada” y la otra, la “parte diferenciada”. La parte diferenciada tiene un valor agregado:
es evolutivamente más madura.
    Este proceso de diferenciación puede tomar un camino que va hacia la normalidad o
puede ir hacia la patología. Esto depende de lo siguiente: 1) si la disociación se produce
por la intervención de lo que E. Bleuler (1911, 1960) llamó Spaltung –que es una disocia-
ción saludable que respeta los planos de clivaje de las estructuras psíquicas– en cuyo
caso el destino es la normalidad; o 2) si, en cambio, opera la Zerspaltung (Zerspaltung
psychischer Funktionen). Éste es un funcionamiento patológico que “rompe” las estructu-
ras psíquicas. Entonces el resultado será la patología, cuya gravedad será tanto mayor
cuanto mayor sea el ataque producido por dicha “Zerspaltung” (por ejemplo, en las es-
quizofrenias graves).
    En este proceso de diferenciación se van cumpliendo los siguientes pasos:

1) Hay una aglutinación de los elementos dispersos de la “estructura sincicial” pasando a
    integrarse como aglomerados –de “estructura sincrética”– que constituyen el “núcleo
    aglutinado”. Esto significa que el núcleo aglutinado se forma con elementos prove-
    nientes de la estructura sincicial.
2) Luego se produce la proyección del “núcleo aglutinado” depositándose en el “deposi-
    tario”, estableciendo así la “simbiosis del desarrollo”. Una característica del núcleo
    aglutinado es que tiene movimiento propio, haciéndolo en bloque.
3) Esta “simbiosis” permite una lenta y gradual discriminación en pequeños fragmentos de
    lo contenido en el núcleo aglutinado.
    Esto se logra por dos técnicas fundamentales: a) por diversificación de contactos con
    el mismo objeto cuando el núcleo aglutinado ha sido depositado en un solo deposita-
    rio, y b) por diversificación de vínculos con distintos objetos cuando el núcleo agluti-
    nado ha sido depositado en varios.
4) Completada la discriminación, el próximo movimiento es la “reintroyección de lo pro-
418                                                                               LUIS ALLEGRO

     yectado” a través de sucesivos pasajes por las “posiciones esquizo-paranoide y de-
     presiva”, yendo a constituir la “parte diferenciada de la personalidad”. A esta estructu-
     ra diferenciada Bleger la denominó “Parte Neurótica de la Personalidad” (PNP). Esta
     parte se forma y crece por incorporación de elementos que pasaron por el proceso de
     diferenciación. La parte diferenciada se estructura así sobre terreno ganado a la parte
     indiferenciada.
La simbiosis tiene una importancia básica para que se produzca el proceso del desarro-
llo, pues ella viene a constituir el canal por donde se vehiculizan los movimientos de pro-
yección-introyección. Aquí tiene importancia la inmovilización del depositario, que funcio-
na como una defensa. La ruptura de la simbiosis provoca ansiedades catastróficas, ma-
sivas y violentas.

Funciones de maternaje
Estos estudios confirman a Bleger la idea de que la madre cumple funciones fundamen-
tales para el niño, sin las cuales la vida biológica del mismo es imposible. Entre estas fun-
ciones cabe destacarse la de soporte (holding) que ha sido bastante bien estudiada por
varios autores, y que comprende desde la amamantación, los cuidados físicos, hasta el
íntimo contacto corporal entre ambos. Por otra parte, la experiencia demuestra, en los
casos de niños que han sido alejados de su madre, que estas perturbaciones no apare-
cen o se mejoran si ésta es reemplazada por alguien que la sustituya con eficacia (madre
sustituta). El monto del daño depende del tiempo y de la calidad de la carencia materna.

                                                                  Teoría de la personalidad

En toda personalidad vista como fenotipo, se pueden estudiar las estructuras descriptas
en el desarrollo. Esto significa que tanto la “estructura sincicial” como la “sincrética” se
mantienen como un remanente actual de las del desarrollo desde el comienzo de la vida.
Ellas constituyen la “parte indiferenciada de dicha personalidad” denominada parte psicó-
tica de la personalidad.
    Bleger describe en la personalidad dos partes: la Parte Psicótica de la Personalidad
(PPP) y la Parte Neurótica de la Personalidad (PNP), a la cual me referí antes. La PPP
constituye el remanente actual de la indiferenciación primitiva. En ella, a su vez, se pue-
den distinguir dos estructuras que corresponden a la “sincicial” y a la “sincrética”. La es-
tructura sincicial se manifiesta por sus expresiones propias como la “sociabilidad sincicial”,
la “relación de función” y la “ambigüedad”. La estructura sincrética está organizada cons-
tituyendo el “núcleo aglutinado” y se manifiesta por la “sociabilidad sincrética”, siendo la
“simbiosis” su expresión fenoménica.
    Hay una característica fundamental que es imprescindible destacar: la PPP es una
parte abierta al entorno social con el cual está en una amplia e íntima relación. Más aún,
el entorno social entra en la constitución de esta parte indiferenciada de la personalidad.

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Una concepción más acabada es que la parte más diferenciada de la personalidad emer-
ge del medio social como “individuo”, quedando en cambio la parte indiferenciada (PPP)
inmersa en dicho entorno social.
    De esta parte inmersa en la sociedad se destaca claramente aquella otra que se con-
figura en la relación simbiótica y que corresponde a la estructura sincicial. Dicha parte
pasa desapercibida, manteniéndose muda e inmersa en el entorno social, a través de la
sociabilidad sincicial. Sus manifestaciones clínicas se evidencian en los fenómenos de
ambigüedad, o bien cuando hay una ruptura de esa vinculación, ocasionando entonces
graves trastornos tanto psíquicos como biológicos, cuyas consecuencias pueden llegar
desde las psicosis clínicas hasta las enfermedades psicosomáticas, las de sistemas, la
caquexia y la muerte.

Instalación, estabilidad y permanencia (no-cambio)
Estos trastornos se acusan en una amplia gama de intensidades, desde los más suaves
y benignos hasta los más graves. Ello depende de cómo se presenten las condiciones de
la “instalación” de la estructura sincicial en el entorno social. El estudio de dicha instala-
ción permite inferir que ella requiere condiciones básicas de “estabilidad y permanencia”
de dicho medio social, o sea, condiciones de no-cambio. En esta situación se mantiene
“muda” fenoménicamente. Por el contrario, reacciona en situaciones de cambio. La reac-
ción dependerá tanto en su monto como en su calidad, del monto y de la calidad del cam-
bio.

El cambio: la situación de cambio
Cabe preguntarnos qué significa cambio y cómo se configura una situación de cambio. La
respuesta es que en tanto que la sociabilidad se caracteriza por la “relación de función”,
el cambio se produce cuando se modifica, se altera o se perturba la función. La función
se cumple cuando hay suministro. El grado máximo de perturbación se produce cuando
la función no se cumple. Esto configura un estado de carencia, cuyas consecuencias pue-
den llegar a ser graves si su permanencia sobrepasa el límite de tolerancia.

Cambio y diferenciación. Funcionalidad y operatividad
Por otra parte, es importante puntualizar que el cambio es indispensable para que se pro-
duzca el proceso de diferenciación. Si no hubiera cambio, tampoco habría diferenciación.
Para que el proceso de diferenciación sea óptimo, el cambio debe operarse dentro de lí-
mites funcionales y operativos, de tal modo que pueda ser tolerado y soportado. Estos lí-
mites están dados por las condiciones tanto del sujeto como del medio y de la interacción
entre ambos.
    Estos aspectos expuestos muestran que la estructura sincicial está directamente rela-
cionada con la psicología y el psicoanálisis del encuadre y de las instituciones.
420                                                                              LUIS ALLEGRO

    La estructura sincrética, o sea el “núcleo aglutinado”, es la responsable de toda rela-
ción simbiótica. Toda simbiosis se produce entre el sujeto y el depositario por la aglome-
ración o aglutinación de sus respectivos “núcleos aglutinados”, formando así una única
estructura sincrética. Esta estructuración sincrética niño-madre es el escenario en el que
se juegan las proyecciones e introyecciones, depositaciones y devoluciones que configu-
ran el proceso de diferenciación. Éste es el campo de juego de la identificación proyecti-
va de la escuela kleiniana.
    La simbiosis es una relación en la que se pueden distinguir dos integrantes que fun-
cionan entre sí como depositante uno y depositario el otro (sujeto y objeto), siendo estos
roles intercambiables en forma alternativa. En cada uno de ellos se pueden destacar par-
tes diferenciadas entre ambos y otras que son totalmente indiferenciadas entre sí. En este
segundo término ubicamos a la PPP de ambos, de tal modo que los “núcleos aglutinados”
de cada integrante de la simbiosis se fusionan formando una organización común que es
un solo “núcleo aglutinado común”.
    De este modo, el proceso de diferenciación incluye los aspectos indiferenciados tanto
del niño como de la madre, a través del cual cada uno va logrando su propia diferencia-
ción por el juego de depositación y alternancia de las funciones de depositante y deposi-
tario.

Relaciones en la situación psicoanalítica
En la situación psicoanalítica se pueden distinguir las siguientes relaciones según un cri-
terio de mayor o menor diferenciación:

1) Una relación entre personas: es la más diferenciada y comprende a la relación que se
    da entre una persona que viene a analizarse y otra que es el analista. Significa la re-
    lación que se da con la parte más adulta o más madura de las personalidades intervi-
    nientes, e incluye lo que los analistas americanos llaman “alianza terapéutica”. Aquí se
   dan las estipulaciones del contrato analítico.
2) Una relación transferencial: dada por el desplazamiento y la proyección en el analista
    de objetos internos totales o parciales, que la escuela kleiniana estudia como “identi-
    ficación proyectiva”. En esta relación interviene la Parte Neurótica de la Personalidad
    (PNP), y su dinámica se da en las fases denominadas “posiciones esquizo-paranoide
    y depresiva”.
3) Una relación de depositación: del “núcleo aglutinado” en el analista que configura la
    simbiosis terapéutica y que es una estructuración sincrética con características análo-
    gas a las que se dan en la simbiosis del proceso de desarrollo. Aquí está comprome-
    tido del “núcleo aglutinado” del propio analista. Su dinámica corresponde a la “posición
    glischro-cárica”.
4) Una instalación: en la situación analítica de la “parte de la personalidad del paciente”
    que corresponde a la “estructura sincicial de la PPP”, que mantiene las características
    de la indiferenciación primitiva. Lo mismo que en la anterior, aquí está comprometida

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    también la parte más indiferenciada del analista. Esta instalación está fuertemente re-
    lacionada con el encuadre psicoanalítico. Puede decirse que cuando el encuadre logra
    una “buena instalación”, permite que se establezca una “buena depositación” y por lo
    tanto una “buena simbiosis terapéutica”.

El proceso psicoanalítico se va desarrollando en forma análoga al “proceso del desarro-
llo”. En última instancia se puede considerar el “proceso psicoanalítico” como una moda-
lidad del “proceso de desarrollo”.
     Instalada la “simbiosis terapéutica” (situación psicoanalítica), el proceso terapéutico se
va dando por: a) movilización de la estructura sincicial de la PPP; b) proyección de la es-
tructura sincrética (núcleo aglutinado); c) fragmentación y discriminación de lo proyecta-
do; d) reproyección de lo discriminado con el enriquecimiento de la PNP, que correspon-
de a la parte más madura de la personalidad del paciente.
     Como se comprende, toda la teorización de Bleger es fuertemente clínica y, en mi ex-
periencia, permite lograr un alto grado de eficacia terapéutica. Además posibilita realizar
abordajes tanto de neurosis, psicosis y/o narcisísticos, caracteropatías, enfermedades de
la vertiente psicosomática, enfermedades de sistema, de pareja, de grupo familiar, de gru-
pos múltiples y de instituciones.

                                                                                               Resumen

El autor desarrolla los conceptos de J. Bleger referidos a sus teorías epistemológicas del psicoanáli-
sis, del desarrollo, de las estructuras y del funcionamiento de la personalidad, y de su aplicación al
tratamiento psicoanalítico. Se refiere en forma sintética a las fuentes principales de las que se nutren
dichas teorías.
DESCRIPTORES: CONTRADICCIÓN / SIMBIOSIS / INDIFERENCIACIÓN / DIFERENCIACIÓN / SINCRETISMO / NÚCLEO AGLUTI-
NADO / POSICIÓN GLISCHROCÁRICA / DEPOSITACIÓN / CAMBIO / PARTE PSICÓTICA DE LA PERSONALIDAD / SITUACIÓN
ANALÍTICA

                                                                                               Summary
                                                               JOSÉ BLEGER: THEORETICAL DEVELOPMENTS

The author discusses the ideas of J. Bleger referring to his epistemological theories of psychoa-
nalysis, development, structures and the functioning of the personality and its application to psy-
choanalytic treatment. He briefly refers to the major sources from which these theories have grown.

KEYWORDS: CONTRADICTION / SYMBIOSIS / LACK OF DIFFERENTIATION / DIFFERENTIATION / SYNCRETISM / AGGLUTI-
NATED NUCLEUS / GLYSCHROCARIC POSITION / DEPOSITING / CHANGE / PSYCHOTIC PART OF THE PERSONALITY / ANA-
LYTIC SITUATION

                                                                                             Bibliografía
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    (Este trabajo fue presentado al Comité Editor el 10 de octubre de 2006; su primera revisión tuvo lugar el
20 de noviembre de 2006, y ha sido seleccionado para su publicación el 12 de diciembre de 2006.)

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