LAS INSTITUCIONES FRANQUISTAS PROVINCIALES Y LA CONFLICTIVIDAD SOCIOLABORAL EN 1976 THE PROVINCIAL FRANCOIST INSTITUTIONS AND THE SOCIAL-LABOR ...
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Historia Actual Online, 55 (2), 2021: 7-22 ISSN: 1696-2060 LAS INSTITUCIONES FRANQUISTAS PROVINCIALES Y LA CONFLICTIVIDAD SOCIOLABORAL EN 1976 THE PROVINCIAL FRANCOIST INSTITUTIONS AND THE SOCIAL-LABOR CONFLICTIVITY IN 1976 Enrique González de Andrés* * CSIC, España. E-mail: e.gonzalez@orgc.csic.es Recibido: 31 enero 2021 / Revisado: 1 marzo 2021 / Aceptado: 23 marzo 2021 / Publicado: 15 junio 2021 P Resumen: 1976 fue un año esencial para la tran- ara la elaboración del presente artículo, sición hacia la democracia en España. Comenzó se ha creído conveniente bosquejar qué con el fallecimiento del dictador Franco, en no- deparó 1976 desde un enfoque global, viembre de 1975, y culminó en enero de 1977 deteniéndonos en una sucinta digresión de la con el asesinato de los abogados de Atocha. Sin conflictividad sociolaboral de dicho año, para es- embargo, el elemento determinante fue las im- bozar, finalmente, el rol y la visión que tuvieron presionantes luchas sociolaborales que jalona- las autoridades franquistas provinciales sobre la ron durante todo el año. Los cargos franquistas misma. provinciales que se vieron más directamente in- volucrados fueron los gobernadores civiles y los 1976 comienza tras la muerte del dictador Fran- delegados provinciales de la Organización Sindi- cisco Franco, el 20 de noviembre de 1975, y ter- cal Española. En sus informes internos, registra- mina en torno a la matanza de los abogados de la ron el auge de la conflictividad encabezada por la calle Atocha de Madrid los días 24 y 25 de enero clase trabajadora. de 1977. Un año que traspasó sus doce meses. Aquel fallecimiento hizo aflorar tensiones socia- Palabras clave: luchas, trabajadores, franquis- les acumuladas con inusual rapidez y pujanza, mo, democracia, laboral y desequilibrios que ya se venían manifestando públicamente desde principios de los setenta y Abstract: 1976 was an essential year for the que iban carcomiendo el entramado institucional transition to democracy in Spain. It began with franquista. A su vez, el asesinato de los abogados the death of the dictator Franco, in November laboralistas por grupos ultraderechistas, en con- 1975, and ended in January 1977 with the mur- nivencia con miembros del aparato estatal, y la der of the lawyers of Atocha. However, the de- reacción de un sector amplio de trabajadores, termining element were the impressive social así como de otras capas sociales, siguiendo las and labor struggles that took place throughout directrices de los líderes del Partido Comunista the year. The regional Francoist positions that de España (PCE), certificó su decisiva influencia were most directly involved were the civil gover- social por un lado, y el cierto sosiego generado nors and the provincial delegates of the Spanish en las élites a la luz de una respuesta tan contro- Trade Union Organization. In their internal re- lada y moderada por otro. Aun aceptando esta ports, they recorded the rise of conflict led by arbitraria valoración, no obstante, lo determi- the working class. nante no sería la extensión del citado año sino lo que ocurrió en aquellos más de cuatrocientos Keywords: struggle, workers, Francoism, demo- días en la esfera sociolaboral, con sus correspon- cracy, labour dientes interrelaciones económicas y políticas. La inestabilidad del primer gobierno monárquico encabezado por Arias Navarro y su rápida caída, © Historia Actual Online, 55 (2), 2021: 7-22 7
Las instituciones franquistas provinciales Enrique González de Andrés el ascenso de Adolfo Suárez y la recomposición los sectores más desfavorecidos socialmente, és- de las fuerzas franquistas, así como el resultado tos irían admitiendo que su única opción pasaba del referéndum de la Ley para la Reforma Políti- por aceptar la lógica del empresario, al objeto de ca, entre otros, fueron acontecimientos crucia- lograr mejoras laborales o, cuando menos, no les. Asimismo, el proceso de unificación inter- poner en peligro su supervivencia física por in- clasista de organizaciones y personalidades que tentar alcanzarlas. decían luchar contra la Dictadura, y las acciones implementadas por las mismas, se consignarían La realidad, sin embargo, acabó echando por también como eventos políticos relevantes. En tierra estos planteamientos. A partir de los pri- todo caso, este rosario de hechos resultaría im- meros años sesenta del siglo xx, en los inicios posible de entender sin valorar, con rigor, aque- del conocido como “milagro económico” es- llas movilizaciones sociolaborales. pañol, comenzaron a germinar brotes de una conflictividad que, sin ser totalmente nueva, sí Los primeros síntomas agudos de la crisis ca- que presentaba diferencias acusadas con la an- pitalista habían empezado a emerger entre fi- terior, especialmente en determinados lugares, nales de los sesenta y principios de los setenta que tendería a ir creciendo y a ser cada vez más del pasado siglo en los principales países desa- visible, pese al intento de silenciarla por todos rrollados, llegando a otras naciones en los años los medios posibles. Así, el régimen corroborará posteriores, como fue en el caso de España. Las esta dinámica al contabilizar los conflictos colec- políticas económicas de los gobiernos de Franco tivos a partir de 1963 por parte del Ministerio y del rey Juan Carlos tuvieron bastantes similitu- del Trabajo (MT), sumándose la extinta Organi- des con las adoptadas por otros ejecutivos, sin zación Sindical Española (OSE) desde 1966. En menoscabo de ciertas especificidades, entre las los setenta, dichas tensiones alteraban la vida que sobresalían, precisamente, el volumen tan cotidiana de numerosos territorios entre los que alto y agudo de protestas sociolaborales1. se mezclaban aquéllos con antecedentes históri- cos de combatividad (Barcelona, Vizcaya, Astu- Los citados eventos políticos, entre los que des- rias, etc.), con los que recién se incorporaban, tacaríamos la muerte del dictador sin duda, como Navarra, La Coruña, Pontevedra, etc. Su suelen ocupar un espacio deslumbrante en el paz social era cuestionada por unos “producto- discurso dominante sobre el cambio de régi- res” disconformes con sus condiciones de vida y men político, confundiendo el accidente con la de trabajo2. necesidad. Las contradicciones atesoradas en el tardofranquismo eran de tal calibre que, en cual- 1. LA CONFLICTIVIDAD SOCIOLABORAL EN quier momento, habrían estallado. El inciden- 1976. UNOS BREVES TRAZOS te propulsor habría mediatizado la forma de la explosión pero no la implosión en sí. En efecto, Llegamos, pues, a un año que será decisivo en un condicionante muy influyente de 1976 era la el devenir de la transición hacia la democracia. pervivencia de la dictadura franquista, cuya im- Nos centraremos en el ámbito sociolaboral por- plantación significó, entre otros efectos, un giro que pensamos que, sin las huelgas y protestas brusco de la legislación laboral de la II Repúbli- de aquel año, la evolución política y económica ca, especialmente en lo concerniente a la eli- no se podría comprender en toda su amplitud. minación del derecho de huelga que pasa a ser Las cifras de organismos públicos apuntan a que juzgada como delito, con algunas variaciones al los huelguistas y las horas perdidas en 1976 no final de la Dictadura. Entendían que las huelgas fueron superiores a las de los años siguientes, respondían a tesis izquierdistas cuyo sustento en especial 1979, sin embargo, el número de teórico descansaba en la existencia de la lucha huelgas fue ostensiblemente superior en 1976. de clases. Si se declaraban fuera de la ley a las or- Sin entrar en profundísimos cotejos, menciona- ganizaciones que abanderaban tales presupues- remos guarismos que, unido al contenido que al- tos, se impondría la armonía social bajo el manto bergaban, sí parecen afianzar que el año objeto protector y superior de la nación española. Al ir de estudio presenta apreciables singularidades. acompañado de una furibunda represión contra 2 Véase, entre otros, González de Andrés, Enrique, 1 Véase, por ejemplo, González de Andrés, Enrique, La ¿Reforma o ruptura? Una aproximación crítica a las evolución de la economía franquista. Los análisis eco- políticas del Partido Comunista de España (1973- nómicos del Partido Comunista de España, Madrid, La 1977). Programa, discurso y acción sociopolítica, Bar- Catarata, 2014, pp. 103-212. celona, El Viejo Topo, 2017, pp. 63-110. 8 © Historia Actual Online, 55 (2), 2021: 7-22
Enrique González de Andrés Las instituciones franquistas provinciales Así, nos lo indican las siguientes estadísticas ofi- Estudios coetáneos aseveraban que, en 1976, se ciales tomando los últimos años: “produjeron una avalancha de huelgas y otras acciones obreras que alcanzó cotas nunca logra- Tabla 1. Ministerio de Trabajo. Ámbito nacional das anteriormente desde el año 39”. En otros, se enumeraba una relación cronológica y escueta Año Huelgas Huelguistas Jornadas perdidas de paros laborales, advirtiendo que sus fuentes 1974 2.290 685.100 1.748.625 procedían, fundamentalmente, de la prensa dia- 1975 3.156 647.100 1.815.237 ria legal, por lo que, faltarían muchas pequeñas 1976 3.662 2.555.900 12.592.700 huelgas y/o paros en pymes, Fuente: Elaboración propia3. “la omisión de estas luchas no es intencio- nada, sino impuesta por los límites de las Tabla 2. Ministerio de la Gobernación. Huelgas fuentes consultadas [aparecen cientos de laborales entre julio de 1975 y diciembre de protestas en localidades de treinta y dos 1976 por trimestres provincias -62%-]”4. Paros laborales Este aluvión repercutía gravemente en la econo- 1975 1976 mía y era divulgado por los medios de comuni- 3er TR. 4º TR. 1er TR. 2º TR. 3er TR. 4º TR. cación. Solo en el primer trimestre de 1976, por 2.580 943 17.455 1.522 6.611 8.879 ejemplo, el coste de los cincuenta millones de horas de trabajo perdidas equivalían a unos sie- Fuente: Elaboración propia a partir de Sartorius, te mil quinientos millones de pesetas, o que, a Nicolás y Sabio, Alberto, El final de la Dictadura. finales de enero en Asturias, los trabajadores en La conquista de la democracia en España. No- huelga alcanzaban los “22.568 y la cifra de horas viembre de 1975-Junio de 1977, Madrid, Temas dejadas de trabajar [...] 988.070”, más de la mi- de Hoy, 2007, p. 79. tad de los trabajadores y de las horas perdidas correspondientes a todo 19755. Es más, el que Tabla 3. Organización Sindical Española. Ámbito fuera gobernador civil de Barcelona decía que nacional “[c]uando Enrique Riverola, delegado de Año Huelgas Huelguistas Horas perdidas Sindicatos, despachó conmigo el Informe 1974 1.193 625.971 18.188.895 de Coyuntura Socioeconómica del primer 1975 855 556.371 10.355.000 semestre de 1976, el apartado de ‘Conflic- 1976 1.568 3.638.952 110.016.000 tos Colectivos’ decía lo siguiente: ‘Durante los seis primeros meses de este año se han Fuente: Elaboración propia a partir de Idem., y producido 266 conflictos, de los cuales 255 Molinero, Carme e Ysàs, Pere, Productores dis- corresponden a paros voluntarios y los 11 ciplinados y minorías subversivas. Clase obrera restantes a disminuciones de rendimien- y conflictividad laboral en la España franquista, to. Los trabajadores afectados han sido Madrid, Siglo XXI, 1998, p. 96. 424.722 y el total de horas-hombre perdi- das, 13.903.920. Ese total de horas-hombre perdidas equivale a multiplicar por 8,4 el 3 Véase Biblioteca Central del Ministerio de Trabajo, 4 Véanse, respectivamente, EDERLE, “La huelga. Los Migraciones y Seguridad Social (BCMTMSS), Ministe- conflictos laborales en 1976”, en VV. AA., Crónicas de rio de Trabajo, Coyuntura Laboral. Boletín Informati- la transición democrática española, Madrid, Edicio- vo 1974-1977, Secretaría General Técnica, 1978. Si la nes de la Torre, 1980, p. 5, y Calvo, Mª Luisa et al., La horquilla va desde los años sesenta hasta la prime- Reforma y los trabajadores. Anuario de las Relaciones ra década del siglo XXI, 1976 resalta por su especi- Laborales en España 1976, Madrid, Ediciones de la ficidad, véase Luque, David, Las huelgas en España: Torre, 1977, pp. 296-315. intensidad, formas y determinantes, tesis doctoral, 5 Consúltense los datos, respectivamente, en S-a: Oviedo, Universidad de Oviedo, 2010, p. 179. En “gota”, Lanza, 12 de noviembre de 1976, Archivo otros documentos oficiales, varían escasamente estas Histórico Provincial de Ciudad Real (AHPCR), Ciudad cifras: Huelguistas, 2.556.763, y número de jornadas, Real, Fondo Administración Central Periférica, 1850- 12.593.100. La población ocupada era de 12.652.600, 2000, Gobierno Civil, G-1.023, y La Nueva España, 27 en BCMTMSS, Ministerio de Trabajo, Coyuntura Labo- de enero de 1976, en Archivo Histórico Regional de ral. Boletín Informativo 1976-1979, Secretaría Gene- Asturias (AHRA), Asturias, Fondo Delegación Provin- ral Técnica, 1980. cial Organización Sindical de Oviedo, caja 31.618. © Historia Actual Online, 55 (2), 2021: 7-22 9
Las instituciones franquistas provinciales Enrique González de Andrés registrado en el mismo periodo correspon- Además, estos datos deben ser completados diente al año anterior [...] hemos tenido 5 con otros que realzan, aunque no se haga con huelgas legales y 255 huelgas ilegales. Evi- el suficiente énfasis, la indisimulada intervención dentemente algo está mal: la ley o la huel- ciudadana. En los veinte meses aproximados que ga”6. van desde noviembre de 1975 a las elecciones de junio de 1977, se contabilizaron ochocientas Si confrontamos los guarismos de España con los veinte manifestaciones, si bien, lo significativo países democráticos de nuestro entorno, obte- nemos que, por motivos de huelga en 1976, se “no es tanto el número de manifestaciones perdieron mil cuatrocientos treinta y ocho días cuanto el número de participantes en las de trabajo por cada mil trabajadores. La media mismas [...] en el periodo indicado salieron de la entonces Comunidad Económica Europea a la calle alrededor de tres millones y medio llegaba a los trescientos noventa días, apenas de ciudadanos”, una tercera parte, pero es que, si particulariza- mos en el sector industrial, la distancia en las siendo la motivación más frecuente la laboral y cifras se ensancha aún más, puesto que, “se que las fuerzas de derechas salieron poco, algo perdieron 2.085 días por cada mil trabajadores, más de ochenta y cinco mil. Sin embargo, se cuando en la CEE fueron 595 días, lo que supuso debe constatar que: el récord de huelgas en toda Europa”. El tsuna- “se trata de una tasa acumulada a lo largo mi huelguístico, para más inri, abarcaba no solo del periodo (20 meses), por lo que cada ha- a lugares tradicionalmente combativos, ni era bitante puede participar en manifestacio- ejercitado por los obreros industriales, tradicio- nes varias veces”10. nalmente más propensos al conflicto social, sino que se ampliaba a los servicios y a la agricultura En resumen, si los huelguistas oficiales anduvie- y, dentro de éstos, a franjas muy diversas7. ron en unos tres millones, dando por correctos datos oficiales que tendían claramente a la baja, Se puede resumir que, durante los tres primeros y la población asalariada ocupada superaba los meses de 1976 particularmente, se produjo una ocho millones ochocientos mil, el seguimiento oleada de huelgas sin precedentes en la histo- alcanzaría a más de un tercio de la misma11. ria del franquismo, dándose un nivel de movili- zación tras la muerte de Franco muy superior al Muy significativa también es la óptica cualitativa. de años pretéritos8. Por problemas de espacio, Las plantillas de la gran mayoría de los núcleos no podemos relacionar todas y cada una de las económicos del capitalismo español se vieron di- movilizaciones que se dieron cita en dicho año, rectamente involucradas y con una contribución cuestión que se aborda en un próximo trabajo aún mayor, lo que denotaría una virulenta lucha de investigación, pero sí debemos resaltar, es- social incluso para un país que disfrutara de los pecialmente, que se produce la primera huelga general desde el inicio de la guerra civil, el 12 de noviembre, secundada por cerca de dos millones rrán, El mito de la Transición. La crisis del franquis- de trabajadores según los sindicatos ilegales y mo y los orígenes de la democracia (1973-1977), Barcelona, Crítica, 2008, pp. 451-454, y Moreno, unos seiscientos mil a juicio del Gobierno9. Juan, Comisiones Obreras en la Dictadura, Madrid, Fundación 1º de Mayo, 2012, p. 611. Asimismo, con- 6 Sánchez-Terán, Salvador, De Franco a la Generalitat, súltese “JORNADA HUELGUÍSTICA NACIONAL DEL 12 Barcelona, Planeta, 1988, pp. 41-42. DE NOVIEMBRE”, Archivo General del Ministerio del 7 Los datos y la cita en Sartorius, Nicolás y Sabio, Al- Interior (AGMI), Madrid, Secretaría General Técnica, berto, El final de la dictadura..., op. cit., pp. 43 y 63. Subdirección General de Asociaciones, Archivos y Para el cotejo internacional, véase González de An- Documentación, s-p, las mayúsculas en el original. El drés, Enrique, ¿Reforma o ruptura?..., op. cit., pp. 74- citado trabajo de González de Andrés, Enrique, 1976. 76. El año que vivimos peligrosamente. Las instituciones 8 Véase Sánchez-Cuenca, Ignacio, Atado y mal atado. franquistas provinciales y la conflictividad sociolabo- El suicidio institucional del franquismo y el surgimien- ral, Madrid, Postmetrópolis [en prensa]. to de la democracia, Madrid, Alianza, 2014, pp. 46-47. 10 Sánchez-Cuenca, Ignacio, Atado y mal atado..., op. Consúltese, entre otros, Domènech, Xavier, Cambio cit., pp. 60, 62-63 y 66. político y movimiento obrero bajo el franquismo. Lu- 11 Datos obtenidos del Instituto de Estadística de cha de clases, dictadura y democracia (1939-1977), Cataluña. Disponible en: www.idescat.cat/treball/ Barcelona, Icaria, 2012. epa?tc=4&id=ie1900&dt=19764&lang=es&x=15&y=9 9 Véanse, entre otros muchos trabajos, Gallego, Fe- [Consultado el 3 de febrero de 2020]. 10 © Historia Actual Online, 55 (2), 2021: 7-22
Enrique González de Andrés Las instituciones franquistas provinciales más elementales derechos políticos y libertades pacto como los aumentos salariales14. Añadamos democráticas, lo que estaba en las antípodas de que ciertos cambios legales en dicho año, como lo que sucedía en España. Así, la contribución de el Real Decreto-Ley 18/76 (Boletín Oficial del Es- los obreros industriales fue trascendental por- tado -BOE- nº 244, de 11 de octubre), al acortar que supuso la práctica paralización del país en los plazos de deliberación en la negociación co- determinados momentos entre otras razones, lectiva, trataba de evitar una mayor conflictivi- pero es que, además, trabajadores de ámbitos dad y, en no pocos casos, así fue. significativos del sector servicios (transportes, telefonía, comercio, sanidad, enseñanza, banca, En consonancia con todo lo expuesto, etc.) participaron tan activamente que logra- “[e]l radicalismo, la dureza y la generaliza- ron perturbar la vida ciudadana. Sin olvidar, por ción de la protesta obrera hicieron pensar cierto, la implicación de segmentos sociales del a muchos que un clima prerrevolucionario mundo rural tales como jornaleros, pequeños estaba a punto de apoderarse de España y medianos propietarios, en variadas zonas del [...] el temor se hizo patente en los medios territorio nacional, así como la de capas medias empresariales”15, urbanas. Sin infravalorar, en modo alguno, las provincias con menor potencial conflictivo12, es pudiéndose afirmar, por tanto, que 1976 fue un preciso ponderar en su justa medida las que sí año en que la clase trabajadora irrumpió masiva- disponían de capacidad suficiente para controlar mente en todo tipo de ámbitos, ora en los cen- el funcionamiento de la producción y de la distri- tros de trabajo, ora en los barrios, ora en la calle, bución de la riqueza. marcando decisivamente la agenda política, so- cial y económica del momento16. Otro rasgo de indudable relevancia es que la in- tervención de un trabajador en una huelga y/o 2. LAS INSTITUCIONES PROVINCIALES. UNA una manifestación suponía un peligro muy serio CLASIFICACIÓN SEGÚN LA CONFLICTIVIDAD para su integridad física, entre otra infinidad de derivaciones negativas, lo que induciría a pensar El trabajo de investigación que hemos realizado, que el nivel de compromiso y de conciencia de y del que este artículo es un brevísimo compen- clase eran, cuanto menos, dignos de mención. dio, ha tenido como objetivo fundamental em- En efecto, un despedido de SEAT señalaba que, plear la visión y percepción de las instituciones “para entender la decidida lucha de los trabaja- franquistas “más próximas” al mundo laboral de dores de SEAT por la readmisión”, se necesitaba 1976, es decir, los gobiernos civiles y las delega- constatar que “eran casi inexistentes los despi- ciones provinciales de la OSE. Para ello, nos he- dos que tenían su causa en la dejación de obli- mos centrado en documentos internos oficiales, gaciones propiamente laborales”13. De ahí, que muchos de ellos confidenciales, tales como las una de las reivindicaciones más frecuentes en memorias anuales por ejemplo, más que en los las plataformas reivindicativas, al margen del territorio en que se laborara, era la readmisión 14 Véase, entre otros, Domènech, Xavier, “El problema de despedidos y/o la supresión de sanciones, de la conflictividad bajo el franquismo: saliendo del que descansaba en una profunda solidaridad de paradigma”, Historia Social, 42 (2002), pp. 123-143, clase que inundaba los entornos laborales y los esp. 139 y 142. espacios sociales con absoluta impunidad, hasta 15 Cabrera, Mercedes y Rey, Fernando del, El poder de el punto de orillar otras demandas de fuerte im- los empresarios, Madrid, Taurus, 2002, p. 327. Con este ambiente, no es de extrañar que algunos empre- sarios apostaran por ciertos cambios políticos, véase, 12 Véase la bibliografía sobre la conflictividad en el por ejemplo, Aresti, Javier, Spain: the current situa- mundo rural y en “espacios periféricos” en la nota 9 tion, Madrid, Espasa-Calpe, 1977. de Ferrer, Cristian, “El pulso de 1976. Las movilizacio- 16 Súmese que, a finales de los setenta, había nes de Tarragona en el contexto español”, Segle XX. unas cinco mil asociaciones de vecinos, en Quiro- Revista catalana d’història, 11 (2018), p. 90. sa-Cheyrouze, Rafael y Fernández Amador, Mónica, 13 López Provencio, Pedro, “Esos raros clientes”, La Poder local y transición a la democracia en España, Factoría, 14-15 (2001), pp. 155-182. El Tribunal de Granada, CEMCI, 2010, y que “la politización de la ju- Orden Público, en sus tres años finales (1974-1976), ventud va tomando incremento y podemos decir que tramitó trece mil procedimientos, lo que suponía casi un 80% es antirrégimen”, en DGS, Ambiente político el 60% del total de sus más de doce años de funciona- actual, 1973, 1, en Sabio, Alberto, Peligrosos demó- miento, en Casanova, Julián, “La agonía de una dicta- cratas. Antifranquistas vistos por la policía política, dura”, Historia y Vida, 572 (2015), pp. 30-39. Madrid, Cátedra, 2011, p. 181. © Historia Actual Online, 55 (2), 2021: 7-22 11
Las instituciones franquistas provinciales Enrique González de Andrés medios de comunicación o escritos públicos, en sindicales un tanto diferentes, máxime cuando donde se volcaba propaganda a raudales. estamos refiriéndonos a un año tan convulso y con modificaciones tan bruscas y repentinas. No Los contenidos de esta documentación proce- obstante, en aquellos escasos documentos inter- dían, en no poca medida, de los servicios de in- nos a los que hemos podido tener acceso y que formación franquista, cuya única meta era evitar fueron elaborados a la vez que sucedía aquella que la subversión naciera, creciera y/o se man- conflictividad, las diferencias no son muy signi- tuviera, proponiendo las pertinentes medidas ficativas. profilácticas y represivas. En efecto, el director general de Seguridad, Víctor Castro, declaraba Se ha introducido, por otra parte, una compen- en un acto oficial, en marzo, diada caracterización institucional de los go- bernadores civiles y de los delegados sindicales “que las reivindicaciones de los obreros son provinciales, con el fin de calibrar con más pre- cosas que están perfectamente justificadas cisión a los redactores de esta documentación, [...], pero querer convertir esas reivindica- cuya utilización historiográfica no es novedosa ciones en actos violentos, [...] será rechaza- en absoluto como así se muestra en la sucinta bi- do con todos los medios que haga falta. No bliografía relacionada en el presente artículo, si consentiremos la subversión”. bien, emplearla para un solo año a escala estatal y de forma exhaustiva no se ha efectuado hasta Pensábamos que la naturaleza interna y confi- el momento. dencial, y, por ende, de acceso muy restringido, nos posibilitaría una información más ajustada En cuanto a los cargos franquistas seleccionados, sobre los planteamientos de estos cargos y, en el gobernador civil era la primera autoridad pro- efecto, así ha ocurrido, eludiendo gran parte de vincial, representaba al gobierno, priorizando su publicidad política, “aunque ello no quiera de- autoridad respecto a las demás, y ejercía de de- cir que su mirada deje de ser turbia en muchas legado permanente del poder central. En 1958, ocasiones”17, puesto que, se trata de documen- se establecieron sus atribuciones y deberes, tos confeccionados por servidores del Estado destacando las derivadas del mantenimiento del franquista, con todo lo que conlleva semejante orden público y del ejercicio de la jefatura de los caracterización. Una parte notable no estaba servicios de policía19. Su nombramiento y cese se exenta de ciertas dotes analíticas pero, aún con llevaba a cabo por decreto de la Jefatura del Es- todo, debe ser escrutado con bastante cautela18, tado, a propuesta del ministro de la Gobernación al predominar el servilismo y la falta de obje- y previa deliberación del Consejo de Ministros, tividad para con el régimen del que se sentían agregándose, además, su condición de jefe pro- identificados, y del que solían recibir suculentos vincial del Movimiento Nacional20. estipendios. De la documentación emanada de los gobier- No fueron redactados en los instantes en que se nos civiles, nos hemos detenido en la memoria producían los hechos, sino posteriormente -en anual: los primeros meses de 1977-, por lo que, esta- ban influidos por unas coordenadas políticas y 19 Véase López-Nieto, Francisco, “La figura del Gobier- 17 Véanse, respectivamente, “Notas Dirección General no Civil en la era de Franco”, en VV. AA., El Goberna- de Seguridad”, Archivo General de la Administración dor Civil en la política y en la administración de la Es- (AGA), Madrid, Grupo de Fondos 03, Fondo 107.2, paña contemporánea, Madrid, Ministerio del Interior, 42/09.134,3, 1976, y Sabio, Alberto, Peligrosos demó- 1997, pp. 335-354. cratas..., op. cit., p. 13. Consúltese, en este sentido, 20 Esta doble condición conllevó no pocas disputas Ponce, Julio, “Franquismo y movimiento obrero en que se fueron engrandeciendo a lo largo del tardo- Andalucía”, en Cruz Artacho, Salvador y Ponce, Julio, franquismo. Consúltese, entre otros, Clara, Josep, El mundo del trabajo en la conquista de las libertades, “Militarismo político y gobiernos civiles durante el Jaén, Universidad de Jaén, 2011, p. 205. Sobre la tra- franquismo”, Anales de Historia Contemporánea, 18 yectoria política de estos cargos, véase, entre otros (2002), pp. 451-468. Acerca de la vinculación entre trabajos, Angosto, Pedro L., Diccionario del franquis- gobernadores civiles y las élites económicas, véanse mo. Protagonistas y cómplices (1936-1978), Granada, González Temprano, Antonio et al., La Banca y el Es- Comares, 2017. tado en la España contemporánea (1939-1979), Ma- 18 Consúltese un ejemplo con los informes sobre ETA, drid, El Espejo, 1981; Jerez, Miguel, Élites políticas y en Villar, Ernesto, Los Espías de Suárez, Madrid, Espa- centros de extracción en España, 1838-1957, Madrid, sa, 2016, p. 69. Centro de Investigaciones Sociológicas, 1982. 12 © Historia Actual Online, 55 (2), 2021: 7-22
Enrique González de Andrés Las instituciones franquistas provinciales “El gobernador elevará al Gobierno cada de sus memorias. Es más, a principios de ese año una Memoria expresiva de la gestión año, las instrucciones del entonces ministro de por él mismo realizada, proponiendo las la Gobernación, Manuel Fraga, al que fuera di- medidas que, a su juicio, puedan contribuir rector general de Política Interior, José Manuel al fomento de los intereses de la provincia Otero Novas, de quien dependían dichos cargos, y mejoramiento de los servicios que en ella eran taxativas: radican”21. “[...] en lo sucesivo y hasta nueva orden le Su contenido también incluía información muy propusiera a los candidatos a gobernadores interesante tanto sobre las actividades de la de una lista que daría el coronel San Mar- oposición antifranquista, junto con sus vínculos tín”25. sociales, como respecto a la conflictividad en general, y laboral en particular22. Tras su lectura, Asimismo, la extremada rotación de dichos car- sobre todo, así como de otros documentos que gos en 1976 cuestionaría las precitadas tesis. En servían para su elaboración, entre los que desta- efecto, aparecen ochenta y ocho cambios de go- caríamos los obtenidos de las Fuerzas de Orden bernadores correspondientes a cuarenta y una Público (FOP), hemos observado que una de sus provincias, agregándose los delegados de Go- principales preocupaciones, si no la que más, era bierno de Ceuta y Melilla -tratados como gober- las movilizaciones de la clase trabajadora23. nadores civiles-, resultando que solo nueve pro- y conflicto social. La huelga de la construcción de Cór- En cuanto a la apreciación oficial y dominante doba en 1976, Córdoba, La Posada-Ayuntamiento de sobre el papel que cumplieron en aquel periodo, Córdoba, 1999, pp. 361-362. Consúltese, entre otros, marcaremos una de las que mejor la condensa, Martín Villa, Rodolfo, Al servicio del Estado, Barcelo- entre una plétora de ellas sustentadas en que na, Planeta, 1985, pp. 131-132; Ybarra Enríquez de la impulsaron decididamente la democratización. Orden, Mª Concepción, “Los gobernadores civiles du- El que fuera gobernador civil de Córdoba seña- rante la transición”, en Tusell, Javier y Soto Carmona, laba que Álvaro (dirs.), Historia de la transición y consolidación democrática en España, 1975-1986 [vol. I], Madrid, “ya habían accedido a los gobiernos civiles UNED, 1995, pp. 331-341; López-Nieto, Francisco, un grupo muy pequeño de gente más joven, “La figura del Gobierno Civil...”, op. cit., p. 354; Clara, y con otro talante [...] yo tenía un talante Josep, “La transición vista desde los Gobiernos Civi- distinto, [...] si yo me comportaba de esa les. El ejemplo de la moción de censura al gobierno forma era por un talante personal, porque Suárez en 1980”, Anales de Historia Contemporánea, 20 (2004), pp. 144-164; Ponce, Julio, (coord.), Guerra, había tenido una formación universitaria, Franquismo y Transición, Sevilla, Fundación Centro de había estado en el SEU, en las juventudes, Estudios Andaluces, 2008. Sobre los gobiernos civiles estaba un poco más entrenado para lo que y los gobernadores, disponemos de una bibliografía se avecinaba, o que entreveíamos, porque cada vez más abundante, remitiéndonos a la explici- el país tenía que evolucionar y, por lo tanto, tada en Ponce, Julio, Poder central y poderes locales había que tener un talante más dialogante, en perspectiva comparada durante la segunda mitad más abierto, más razonable”24. del siglo XX: España, Italia, Francia y Portugal, Semi- nario de historia Fundación José Ortega y Gasset-Gre- Este punto de vista va a ser desmentido, en no gorio Marañón, doc. 2015/4, 29 pp., así como la de poca medida, por los referidos mandos a través Tébar, Javier et al. (eds.), Gobernadores. Barcelona en la España franquista (1939-1977), Granada, Comares, 21 Decreto de 10 de octubre de 1958 por el que se re- 2015. Sobre las FOP, véase, entre otros, Alcántara, gulan las atribuciones y deberes de los Gobernadores Pablo, Las fuerzas de orden público en la dictadura civiles (BOE nº 269, 10 de noviembre). franquista: un aparato fundamental para la represión 22 Véase, entre otros, Ponce, Julio, “Franquismo y mo- (1939-1975), s-f. vimiento...”, op. cit., p. 186. 25 Otero Novas, José Manuel, Lo que yo viví. Memo- 23 Se debía exponer la situación política, social y eco- rias políticas y reflexiones, Madrid, Prensa Ibérica, nómica de la provincia, “sacando del contenido de los 2015, p. 102. Coronel al mando del servicio especial partes decenales que se remiten a las Direcciones Ge- de información promovido por Carrero Blanco que, nerales de Seguridad y Política Interior, aquellos as- en 1972, se denominaría Servicio Central de Docu- pectos de más relieve”, “Memoria del Gobierno Civil mentación de la Presidencia del Gobierno (SECED). de Granada de 1976”, AGA, Madrid, Grupo de Fondos Un resumen del mismo disponible en Alcalde, Juan 08, Fondo 31, 11.454. José, Los servicios secretos en España. La represión 24 Entrevista a Mariano Nicolás García, cinta nº 2, re- contra el movimiento libertario (1939-1995), Madrid, producida en Morales Ruiz, Rafael, Transición política s-e, 1996, esp. cap. III. © Historia Actual Online, 55 (2), 2021: 7-22 13
Las instituciones franquistas provinciales Enrique González de Andrés vincias se mantuvieron inalterables, apenas un otras instituciones franquistas como Cortes, di- 17% del total. En siete (Baleares, Huelva, Lugo, putaciones, ayuntamientos, etc.29. Madrid, Pontevedra, Segovia y Toledo), se cam- biaron tres veces. En otras treinta y tres (Álava, Desde el alzamiento fascista hasta finales de los Albacete, Alicante, Almería, Badajoz, Cáceres, cincuenta, anotemos, además de las leyes men- Castellón, Ciudad Real, Córdoba, Cuenca, Gero- cionadas, las relativas a las elecciones sindicales na, Granada, Guadalajara, Guipúzcoa, La Coruña, de 1944 y de 1950, junto a la creación de enla- Las Palmas, León, Lérida, Logroño, Málaga, Mur- ces sindicales y jurados de empresas entre 1943 cia, Navarra, Orense, Oviedo, Santander, Sevilla, y 1953, convirtiéndose en el tibio inicio de una Soria, Tarragona, Tenerife, Valencia, Vizcaya, Za- representación en el mundo laboral, aunque las mora y Zaragoza), se registraron dos cambios, limitaciones impuestas eran de tal calibre que la mientras que, en Barcelona, figura un nombra- inhabilitan de facto. Los enlaces se asemejan a miento para todo el periodo. En cuanto a los de- “recaderos” de los trabajadores y de las directri- legados de Gobierno, hay dos cargos en cada una ces de los burócratas, mientras que, los jurados de ellas en 197626. En consecuencia, únicamente funcionaban solo en las grandes empresas (mil permanecieron gobernadores nombrados antes trabajadores en 1953 y cincuenta en 1971)30. de 1976 en Ávila, Burgos, Cádiz, Huesca, Jaén, Destaquemos el congreso sindical en 1961 y el Palencia, Salamanca, Teruel y Valladolid27. surgimiento de los denominados consejos de empresarios y de trabajadores, tres años más En lo tocante a las delegaciones provinciales tarde, dotándoles de funciones de naturaleza de la OSE, su organización interna respondía a representativa, necesitando practicarse una re- un modelo de estructura típicamente piramidal levante diferenciación. que englobaba, por orden de importancia, los espacios estatal, provincial y local, también je- La de la patronal se ajustaba, sustancialmente, a rarquizados a su vez. Así, en la cúspide, figura- lo que demandaban sus miembros, en especial ba el delegado nacional y el secretario general, los grandes empresarios, puesto que, su elec- descendiendo a los jefes de las diferentes sec- ción no solo no era obstaculizada por los jerar- ciones y los delegados provinciales y locales que, cas sindicales sino que aquéllos tenían infinidad en su gran mayoría, estaban afiliados al partido de vínculos, formales e informales, con las élites único, Falange Española Tradicionalista y de las franquistas, aglutinándose hasta el punto de for- Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (FET y mar parte de la misma clase social. En la parte de las JONS)28. La influencia y significación de la obrera, por el contrario, sus representantes no OSE aumentaba porque dependía política y or- respondían al sentir de los trabajadores por su gánicamente, con variantes eso sí, tanto del MT nula capacidad de participación. Provenían de la como de la Secretaría General del Movimiento burocracia verticalista, salvo una minoría adscri- Nacional, teniendo representantes directos en ta, fundamentalmente a partir de los años cin- cuenta, a la oposición obrera antifranquista nu- cleada en torno a Comisiones Obreras (CCOO), con el impulso del PCE, y a sectores críticos pro- 26 Véanse, respectivamente, los números 99, de 24 de cedentes del apostolado obrero cristiano. abril, y 257, del 26 de octubre de 1976, del BOE. 27 Base de datos disponible en: grupo.us.es/estado- ypoder/index.php?page=Base-de-datos-de-Gober- 29 Véanse, entre otros trabajos, Sánchez Recio, Glice- nadores-Civiles [Consultada el 16 de enero de 2020]. rio, “El sindicato vertical como instrumento político y Contrástense estos datos, por ejemplo, con los ha- económico del régimen franquista”, Pasado y Memo- bidos entre 1939-1958, en Ponce, Julio, “Los gober- ria, 1 (2002), pp. 5-37; Amaya, Alex, El acelerón sindi- nadores civiles en el primer franquismo”, Hispania, calista: Discurso social, imagen y realidad del aparato 76/252 (2016), pp. 245-271, o de todo el periodo de propaganda de la Organización Sindical Española, dictatorial en el caso de Andalucía, en Ponce, Julio, 1957-1969, tesis doctoral, Barcelona, Universidad Au- Guerra, Franquismo..., op. cit. En otras investigacio- tónoma de Barcelona, 2010; Narváez, Ainhoa, La Or- nes, los cambios de gobernadores relacionados son ganización Sindical Española (1940-1977). Instrumen- muy inferiores, véase Huneeus, Carlos, La Unión de to de control en las Relaciones Laborales, trabajo fin Centro Democrático y la transición a la democracia de grado, Barcelona, Universidad de Barcelona, 2015; en España, Madrid, Siglo XXI-CIS, 1985, pp. 162-168. Ruiz Resa, Josefa Dolores, Los derechos de los trabaja- 28 Véase el Fuero del Trabajo (1938) y la Ley de Bases dores en el franquismo, Madrid, Dykinson, 2015. de la Organización Sindical (1940) en VV.AA., Funda- 30 Consúltese Ludevid, Manuel, Cuarenta años de sin- mentos del Nuevo Estado, Madrid, Vicesecretaría de dicato vertical. Aproximación a la Organización Sindi- Educación Popular, 1943, pp. 173-182 y 185-193. cal Española, Barcelona, Laia, 1976, pp. 26-32. 14 © Historia Actual Online, 55 (2), 2021: 7-22
Enrique González de Andrés Las instituciones franquistas provinciales Ya en los setenta, el empuje de las organizacio- año una memoria de sus actividades y otra de la nes subversivas obligó a los prebostes sindicales situación económico-social de la rama33. a tomar posiciones claramente defensivas, con una extensa e intensa conflictividad sociolaboral En conjunto, se ha recopilado la documentación que se erigirá en una formidable traba para el correspondiente a cuarenta y nueve provincias, mantenimiento de la OSE, desapareciendo a fi- un 94% del total, quedando pendientes las de nales de 1976, aunque su personal y patrimonio Madrid, Lugo y Alicante. En cuanto a las prime- pasarán a la Administración Institucional de Ser- ras, disponemos de treinta y cinco con memorias vicios Socioprofesionales (AISS)31. de ambas instituciones, un 67%, y solo una me- moria en el caso de catorce, un 27%. Del total También, observamos una notable inestabilidad de ciento cuatro memorias, por tanto, contamos en los delegados provinciales, puesto que, revi- con ochenta y cuatro, un 81%. A lo largo del pre- sando el BOE (Gaceta de Madrid) de 1976, apa- sente artículo se detallan los archivos consulta- recen, al menos, treinta provincias con sustitu- dos, desglosándose en que sesenta y una memo- ciones: Álava, Albacete, Alicante, Ávila, Baleares, rias se han encontrado en el AGA, mientras que, Barcelona, Cádiz, Castellón, Guipúzcoa, Huelva, las veintitrés restantes corresponden a veintidós La Coruña, Lérida, Logroño, Madrid, Málaga, archivos provinciales y una proporcionada por Murcia, Navarra, Orense, Oviedo, Pontevedra, gentileza de Pau Casanellas. Santander, Segovia, Sevilla, Soria, Toledo, Valen- cia, Valladolid, Vizcaya, Zamora y Zaragoza (58%), Entendemos que, a pesar de alguna carencia sig- quedando veintidós inalterables32. nificativa, los expedientes compilados han sido lo bastante numerosos como para permitirnos Acerca de la documentación de la OSE, debemos una investigación de suficiente amplitud para tener en cuenta que el artículo 63 del Decreto la elaboración y comprobación de las hipótesis 3095/1972, de 9 de noviembre, sobre régimen expuestas, habiéndose estructurado en función de las Organizaciones Profesionales Sindicales, de la estadística de conflictividad laboral del MT establecía que éstas publicarán cada año natural en los años 1974 y 1975 (ver Tabla 4). Según la una memoria de sus actividades y, en su caso, de siguiente baremación, se han dividido en tres la situación económico-social de la rama, de la grupos: que deberán dar cuenta al sindicato e informar debidamente a sus miembros. Y el artículo 60 del – Alta (más de 50 conflictos): once provin- Decreto 599/1973, de 29 de marzo, por el que se cias. aprueba el Reglamento General de los Sindicatos – Escasa (entre 1 y 50): veintiocho. y otros Órganos de composición y coordinación, determinaba que los sindicatos publicarán cada – Nula (sin conflictos registrados): trece. 3. ALGUNAS PERCEPCIONES DE LOS CARGOS 31 Un informe policial de 1976 condensaba esta evo- PROVINCIALES lución en grado sumo, puesto que, “la Organización Sindical ha dejado de ser un centro de encuadra- Al objeto de que, en el presente artículo, se pue- miento obrero-patronal bajo la disciplina del Estado, dan entrever algunos de los rasgos más sobre- para convertirse en una compleja cancha donde la salientes del ambiente sociolaboral y su visión, infiltración de representantes sindicales obedientes a reproduciremos fragmentos de las precitadas disciplinas de partido multiplicaba día a día la confu- autoridades que ratificarían la significación es- sión [...] Las UTT [Unión de Técnicos y Trabajadores], pecial de 1976, incluyendo provincias con muy particularmente, sobre todo a partir de las elecciones diferentes niveles de conflictividad. Así, hemos sindicales del pasado año y los éxitos de las llamadas seleccionado a doce delegados de la OSE corres- ‘candidaturas unitarias y democráticas’, son -en par- pondientes a dos provincias conflictivas, nueve te, al menos- un feudo de sindicalistas con estrategia con escasa y una con nula, junto a seis gobier- orientada al derribo del actual sindicalismo oficial”, en “CAMPAÑA SUBVERSIVA 1º DE MAYO”, AGMI, Ma- nos civiles de tres conflictivas, dos escasas y otra drid, Secretaría General Técnica, Subdirección Gene- nula. En total, diecisiete provincias (Cáceres está ral de Asociaciones, Archivos y Documentación, p. 34, en ambos grupos). Comenzando por la OSE, para las mayúsculas en el original. el de Ávila, “no hay quien les quite de la cabe- 32 La consulta ha deparado 39 resultados correspon- za a los trabajadores -ni en charlas de Escuela dientes a los números 38, de 13 de febrero; 72, de 24 de marzo; 138, de 9 de junio; 213, de 4 de septiem- Véanse los BOEs, respectivamente, nº 274, de 15 de 33 bre, y 304, de 20 de diciembre. noviembre, y nº 80, de 3 de abril. © Historia Actual Online, 55 (2), 2021: 7-22 15
Las instituciones franquistas provinciales Enrique González de Andrés Sindical- que han sido ellos, una vez más, como “novedoso respecto a lo que podríamos lla- colectivo de clase, quienes han sufrido en sus mar historia sindical de Orense, [...] la ac- modestas economías las consecuencias de una ción sindical [...] podría caracterizarse por difícil coyuntura económica que afecta a todo el su extraordinario dinamismo que tiene su país”34. A su vez, el de Cáceres prevenía de que: reflejo a nivel de calle, [...] o, si se quiere, el sindicalismo como preocupación ciuda- “[h]ablar de situaciones latentes, no tra- dana”38. ducidas en acción, pero conflictivas en su propia esencia, nos haría extendernos más Y para el de Sevilla, no cabía ninguna duda de de lo necesario, aunque por otra parte ayu- que: daría bastante a comprender el porqué de tantas y tantas inquietudes, sin embargo en “[l]a agitación en el mundo laboral es un aras de una mayor brevedad prescindimos hecho incuestionable, producto por una de su exposición[, y d]el deterioro, cada vez parte del activismo de los grupos políticos más grave, de las relaciones sociales que de mayor incidencia en el sector social y han originado huelgas salvajes que han in- por otra de la existencia real de reivindica- cidido, en sentido negativo, en la produc- ciones y causas naturales de insatisfacción ción”35. en materia salarial, que los primeros, como bandera[,] enarbolan [...] El deterioro de El de Badajoz reiteraba esa calificación, puesto la situación laboral en la provincia durante que, en la provincia, este periodo [febrero] alcanza las cotas más altas de los últimos tiempos”39. “[p]or primera vez, la huelga salvaje, ha hecho aparición de forma inusitada [...] Ba- El de Tarragona empleaba todo el periodo fran- dajoz, ha sido[,] tradicionalmente, no con- quista para resaltar que: flictiva, por lo que este hecho social nuevo ha trastocado el planteamiento estático de “los aspectos políticos y sindicales señala- otros años, respecto de esta materia”36. dos motivaron situaciones de tensión que alcanzaron el mayor grado conocido en los Y el de Burgos aseveraba que: últimos cuarenta años [...] [E]l número de alteraciones laborales y consiguientemente “[l]a tradicional imagen laboral de Burgos el de centro de trabajo y número de traba- provincia, de trabajadores sumisos y ‘bara- jadores, ha alcanzado durante el año 1.976 tos’, pasó a la historia. En 1976 Burgos ocupó las cotas más altas de conflictividad habi- un destacado lugar en la conflictividad labo- das durante los aproximadamente cuarenta ral del país [...] Situación conflictiva general, años últimos”40. verdaderamente desbordada a todas luces, de tal forma que[,] a lo largo del año 76[,] El de Segovia observaba que, la totalidad de los conflictos ha supuesto un número de horas perdidas, con mucho[,] “en los Órganos de las Organizaciones Pro- más elevada que la totalidad de las perdidas fesionales Obreras, se habla, con más in- en los cuarenta últimos años”37. sistencia que otras veces, de llevar a cabo acciones, y especialmente el concepto El de Orense subrayaba “con toda rotundidad” que 1976 había sido: 34 “Memoria de la Delegación Provincial de Sindicatos de Burgos de 1976”, Archivo Histórico Provincial de de Ávila de 1976”, Archivo Histórico Provincial de Ávi- Burgos (AHPBu), Burgos, Fondo Organización Sindical, la (AHPÁ), Ávila, Fondo OS, 12.952. 1.941. 35 “Memoria de la Delegación Provincial de Sindicatos 38 “Memoria de la Delegación Provincial de Sindicatos de Cáceres de 1976”, Archivo Histórico Provincial de de Orense de 1976”, Archivo Histórico Provincial de Cáceres (AHPC), Cáceres, Fondo AISS, caja 2.591. Ourense (AHPO), Ourense, Fondo AISS, C-4.217. 36 “Memoria de 1976 del Secretariado Provincial de 39 “Memoria de la Delegación Provincial de Sindicatos la Delegación Provincial de Sindicatos de Badajoz”, de Sevilla de 1976”, AGA, Madrid, Grupo de Fondos Archivo Histórico Provincial de Badajoz (AHPB), Ba- 06, Fondo 072.004, M-704. dajoz, Fondo Administración Corporativa, Delegación 40 “Memoria de la Delegación Provincial de Sindicatos Provincial de la Organización Sindical, ES.06.015. de Tarragona de 1976”, AGA, Madrid, Grupo de Fon- 37 “Memoria de la Delegación Provincial de Sindicatos dos 06, Fondo 072.004, M-684. 16 © Historia Actual Online, 55 (2), 2021: 7-22
Enrique González de Andrés Las instituciones franquistas provinciales de huelga se presenta como posible solu- en cuanto a los gobiernos civiles, el de Zaragoza ción”41; estimaba que “[p]arece como si un Convenio que se precie, forzosamente ha de ir acompañado el de Castellón detectaba: del correspondiente paro, como medida de pre- sión”46; el de Guipúzcoa sentenciaba que 1976: “[u]na mayor agresividad en las relaciones laborales [...] Una sensibilización mayor ha- “ha sido transcendente en la Historia de la cia las deficiencias y carencias que influyen Nación, por las convulsiones políticas, eco- la calidad de la vida”42, nómicas y sociales [...] Gravísimo daño han causado a la economía nacional las nume- mientras que, el de Vizcaya recalcaba que: rosas huelgas, paros y alteraciones de otro “la virulencia, hasta el momento presen- estilo, producidas durante el citado año”47, te desconocida, ha llamado[,] inclusive, y el de Navarra, comparando con 1975, infería la atención del Gobierno [...] además de que: aumentar frente a años anteriores el nú- mero de conflictos o huelgas en empresas “ha supuesto globalmente un considera- o centros de trabajo, se han incrementado ble aumento del número de horas trabajo notablemente los paros sectoriales y los pa- perdidas [...] y fundamentalmente una no- ros por motivos políticos o extralaborales, table politización en los ámbitos sindicales, como en las ‘jornadas de lucha’ o la huelga en la gestación, desarrollo y solución de las general, de escaso éxito en años anterio- huelgas planteadas[. A]proximadamente el res”43. 38% de los trabajadores de la Provincia ha participado en alguna o varias veces en con- Según el de Granada, la explicación de la protes- flictos que han supuesto paros superiores a ta sociolaboral era más compleja, en base a que: una jornada”48. “ya se sabe la dificultad que ofrece el distin- Para el de Jaén, ya no es: guir con absoluta nitidez entre un conflicto laboral y una huelga de motivaciones estric- “una región idílica. Es cierto que[,] hasta tamente políticas, las más de las veces am- el año 1.976, apenas existían conflictos en bos tipos se entrecruzan y mezclan; siendo esta provincia, pero no es menos cierto que frecuente la huelga declarada por motivos la misma no ha permanecido ajena a la hora laborales que acaba politizándose y al con- de las alteraciones laborales que España ha trario huelgas políticas que han acabado en sufrido a lo largo del año 1.976”49; peticiones de aumentos salariales”44. para el de Cádiz, “las principales empresas ga- El de Álava explicitaba que “todas y cada una de ditanas han estado atravesadas de conflictos”50, las Empresas alavesas han estado en conflicto en mientras que, el de Cáceres exteriorizaba que, alguna ocasión a lo largo de 1976”45. Asimismo y tradicionalmente, su provincia: 41 “Memoria de la Delegación Provincial de Sindica- “había destacado por su normalidad labo- tos de Segovia de 1976”, AGA, Madrid, Grupo de Fon- ral, después de fluctuaciones en los últimos dos 06, Fondo, 072.004, M-691, las mayúsculas en el años puede decirse que ya ha adquirido su original 42 “Memoria de la Delegación Provincial de Sindicatos de Castellón de 1976”, Subdelegación de Gobierno de 46 “Memoria del Gobierno Civil de Zaragoza de 1976”, Castellón (SGC), Castellón, entregada en mano. AGA, Madrid, Grupo de Fondos 08, Fondo 31, 11457, 43 “Memoria de la Delegación Provincial de Sindicatos las mayúsculas en el original. de Vizcaya de 1976”, AGA, Madrid, Grupo de Fondos 47 Agradezco a Pau Casanellas las notas extraídas de la 06, Fondo 072.004, M-685. Aparece el mismo texto “Memoria del Gobierno Civil de Guipúzcoa de 1976”, en la memoria del gobernador civil de dicha provin- las mayúsculas en el original. cia. 48 “Memoria del Gobierno Civil de Navarra de 1976”, 44 “Memoria de la Delegación Provincial de Sindicatos AGA, Madrid, Grupo de Fondos 08, Fondo 31, 11.457, de Granada de 1976”, AGA, Madrid, Grupo de Fondos las mayúsculas en el original. 06, Fondo 072.004, M-698. 49 “Memoria del Gobierno Civil de Jaén de 1976”, 45 “Memoria de la Delegación Provincial de Sindicatos AGA, Madrid, Grupo de Fondos 08, Fondo 31, 11.455. de Álava de 1976”, AGA, Madrid, Grupo de Fondos 06, 50 “Memoria del Gobierno Civil de Cádiz de 1976”, Fondo 072.004, M-696, las mayúsculas en el original. AGA, Madrid, Grupo de Fondos 08, Fondo 31, 11.453. © Historia Actual Online, 55 (2), 2021: 7-22 17
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