LAS INSTITUCIONES FRANQUISTAS PROVINCIALES Y LA CONFLICTIVIDAD SOCIOLABORAL EN 1976 THE PROVINCIAL FRANCOIST INSTITUTIONS AND THE SOCIAL-LABOR ...

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Historia Actual Online, 55 (2), 2021: 7-22                                                         ISSN: 1696-2060

LAS INSTITUCIONES FRANQUISTAS PROVINCIALES Y LA
CONFLICTIVIDAD SOCIOLABORAL EN 1976

THE PROVINCIAL FRANCOIST INSTITUTIONS AND THE
SOCIAL-LABOR CONFLICTIVITY IN 1976

Enrique González de Andrés*
*
    CSIC, España. E-mail: e.gonzalez@orgc.csic.es

Recibido: 31 enero 2021 / Revisado: 1 marzo 2021 / Aceptado: 23 marzo 2021 / Publicado: 15 junio 2021

                                                             P
Resumen: 1976 fue un año esencial para la tran-                     ara la elaboración del presente artículo,
sición hacia la democracia en España. Comenzó                       se ha creído conveniente bosquejar qué
con el fallecimiento del dictador Franco, en no-                    deparó 1976 desde un enfoque global,
viembre de 1975, y culminó en enero de 1977                    deteniéndonos en una sucinta digresión de la
con el asesinato de los abogados de Atocha. Sin                conflictividad sociolaboral de dicho año, para es-
embargo, el elemento determinante fue las im-                  bozar, finalmente, el rol y la visión que tuvieron
presionantes luchas sociolaborales que jalona-                 las autoridades franquistas provinciales sobre la
ron durante todo el año. Los cargos franquistas                misma.
provinciales que se vieron más directamente in-
volucrados fueron los gobernadores civiles y los               1976 comienza tras la muerte del dictador Fran-
delegados provinciales de la Organización Sindi-               cisco Franco, el 20 de noviembre de 1975, y ter-
cal Española. En sus informes internos, registra-              mina en torno a la matanza de los abogados de la
ron el auge de la conflictividad encabezada por la             calle Atocha de Madrid los días 24 y 25 de enero
clase trabajadora.                                             de 1977. Un año que traspasó sus doce meses.
                                                               Aquel fallecimiento hizo aflorar tensiones socia-
Palabras clave: luchas, trabajadores, franquis-                les acumuladas con inusual rapidez y pujanza,
mo, democracia, laboral                                        y desequilibrios que ya se venían manifestando
                                                               públicamente desde principios de los setenta y
Abstract: 1976 was an essential year for the                   que iban carcomiendo el entramado institucional
transition to democracy in Spain. It began with                franquista. A su vez, el asesinato de los abogados
the death of the dictator Franco, in November                  laboralistas por grupos ultraderechistas, en con-
1975, and ended in January 1977 with the mur-                  nivencia con miembros del aparato estatal, y la
der of the lawyers of Atocha. However, the de-                 reacción de un sector amplio de trabajadores,
termining element were the impressive social                   así como de otras capas sociales, siguiendo las
and labor struggles that took place throughout                 directrices de los líderes del Partido Comunista
the year. The regional Francoist positions that                de España (PCE), certificó su decisiva influencia
were most directly involved were the civil gover-              social por un lado, y el cierto sosiego generado
nors and the provincial delegates of the Spanish               en las élites a la luz de una respuesta tan contro-
Trade Union Organization. In their internal re-                lada y moderada por otro. Aun aceptando esta
ports, they recorded the rise of conflict led by               arbitraria valoración, no obstante, lo determi-
the working class.                                             nante no sería la extensión del citado año sino
                                                               lo que ocurrió en aquellos más de cuatrocientos
Keywords: struggle, workers, Francoism, demo-
                                                               días en la esfera sociolaboral, con sus correspon-
cracy, labour
                                                               dientes interrelaciones económicas y políticas.

                                                               La inestabilidad del primer gobierno monárquico
                                                               encabezado por Arias Navarro y su rápida caída,

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Las instituciones franquistas provinciales                                     Enrique González de Andrés

el ascenso de Adolfo Suárez y la recomposición           los sectores más desfavorecidos socialmente, és-
de las fuerzas franquistas, así como el resultado        tos irían admitiendo que su única opción pasaba
del referéndum de la Ley para la Reforma Políti-         por aceptar la lógica del empresario, al objeto de
ca, entre otros, fueron acontecimientos crucia-          lograr mejoras laborales o, cuando menos, no
les. Asimismo, el proceso de unificación inter-          poner en peligro su supervivencia física por in-
clasista de organizaciones y personalidades que          tentar alcanzarlas.
decían luchar contra la Dictadura, y las acciones
implementadas por las mismas, se consignarían            La realidad, sin embargo, acabó echando por
también como eventos políticos relevantes. En            tierra estos planteamientos. A partir de los pri-
todo caso, este rosario de hechos resultaría im-         meros años sesenta del siglo xx, en los inicios
posible de entender sin valorar, con rigor, aque-        del conocido como “milagro económico” es-
llas movilizaciones sociolaborales.                      pañol, comenzaron a germinar brotes de una
                                                         conflictividad que, sin ser totalmente nueva, sí
Los primeros síntomas agudos de la crisis ca-            que presentaba diferencias acusadas con la an-
pitalista habían empezado a emerger entre fi-            terior, especialmente en determinados lugares,
nales de los sesenta y principios de los setenta         que tendería a ir creciendo y a ser cada vez más
del pasado siglo en los principales países desa-         visible, pese al intento de silenciarla por todos
rrollados, llegando a otras naciones en los años         los medios posibles. Así, el régimen corroborará
posteriores, como fue en el caso de España. Las          esta dinámica al contabilizar los conflictos colec-
políticas económicas de los gobiernos de Franco          tivos a partir de 1963 por parte del Ministerio
y del rey Juan Carlos tuvieron bastantes similitu-       del Trabajo (MT), sumándose la extinta Organi-
des con las adoptadas por otros ejecutivos, sin          zación Sindical Española (OSE) desde 1966. En
menoscabo de ciertas especificidades, entre las          los setenta, dichas tensiones alteraban la vida
que sobresalían, precisamente, el volumen tan            cotidiana de numerosos territorios entre los que
alto y agudo de protestas sociolaborales1.               se mezclaban aquéllos con antecedentes históri-
                                                         cos de combatividad (Barcelona, Vizcaya, Astu-
Los citados eventos políticos, entre los que des-        rias, etc.), con los que recién se incorporaban,
tacaríamos la muerte del dictador sin duda,              como Navarra, La Coruña, Pontevedra, etc. Su
suelen ocupar un espacio deslumbrante en el              paz social era cuestionada por unos “producto-
discurso dominante sobre el cambio de régi-              res” disconformes con sus condiciones de vida y
men político, confundiendo el accidente con la           de trabajo2.
necesidad. Las contradicciones atesoradas en el
tardofranquismo eran de tal calibre que, en cual-        1. LA CONFLICTIVIDAD SOCIOLABORAL EN
quier momento, habrían estallado. El inciden-            1976. UNOS BREVES TRAZOS
te propulsor habría mediatizado la forma de la
explosión pero no la implosión en sí. En efecto,         Llegamos, pues, a un año que será decisivo en
un condicionante muy influyente de 1976 era la           el devenir de la transición hacia la democracia.
pervivencia de la dictadura franquista, cuya im-         Nos centraremos en el ámbito sociolaboral por-
plantación significó, entre otros efectos, un giro       que pensamos que, sin las huelgas y protestas
brusco de la legislación laboral de la II Repúbli-       de aquel año, la evolución política y económica
ca, especialmente en lo concerniente a la eli-           no se podría comprender en toda su amplitud.
minación del derecho de huelga que pasa a ser            Las cifras de organismos públicos apuntan a que
juzgada como delito, con algunas variaciones al          los huelguistas y las horas perdidas en 1976 no
final de la Dictadura. Entendían que las huelgas         fueron superiores a las de los años siguientes,
respondían a tesis izquierdistas cuyo sustento           en especial 1979, sin embargo, el número de
teórico descansaba en la existencia de la lucha          huelgas fue ostensiblemente superior en 1976.
de clases. Si se declaraban fuera de la ley a las or-    Sin entrar en profundísimos cotejos, menciona-
ganizaciones que abanderaban tales presupues-            remos guarismos que, unido al contenido que al-
tos, se impondría la armonía social bajo el manto        bergaban, sí parecen afianzar que el año objeto
protector y superior de la nación española. Al ir        de estudio presenta apreciables singularidades.
acompañado de una furibunda represión contra
                                                         2
                                                           Véase, entre otros, González de Andrés, Enrique,
1
 Véase, por ejemplo, González de Andrés, Enrique, La     ¿Reforma o ruptura? Una aproximación crítica a las
evolución de la economía franquista. Los análisis eco-   políticas del Partido Comunista de España (1973-
nómicos del Partido Comunista de España, Madrid, La      1977). Programa, discurso y acción sociopolítica, Bar-
Catarata, 2014, pp. 103-212.                             celona, El Viejo Topo, 2017, pp. 63-110.

8                                                                  © Historia Actual Online, 55 (2), 2021: 7-22
Enrique González de Andrés                                                   Las instituciones franquistas provinciales

Así, nos lo indican las siguientes estadísticas ofi-                  Estudios coetáneos aseveraban que, en 1976, se
ciales tomando los últimos años:                                      “produjeron una avalancha de huelgas y otras
                                                                      acciones obreras que alcanzó cotas nunca logra-
Tabla 1. Ministerio de Trabajo. Ámbito nacional                       das anteriormente desde el año 39”. En otros, se
                                                                      enumeraba una relación cronológica y escueta
    Año        Huelgas           Huelguistas    Jornadas perdidas     de paros laborales, advirtiendo que sus fuentes
    1974                 2.290        685.100             1.748.625   procedían, fundamentalmente, de la prensa dia-
    1975                 3.156        647.100             1.815.237   ria legal, por lo que, faltarían muchas pequeñas
    1976                 3.662     2.555.900          12.592.700      huelgas y/o paros en pymes,

Fuente: Elaboración propia3.                                               “la omisión de estas luchas no es intencio-
                                                                           nada, sino impuesta por los límites de las
Tabla 2. Ministerio de la Gobernación. Huelgas                             fuentes consultadas [aparecen cientos de
laborales entre julio de 1975 y diciembre de                               protestas en localidades de treinta y dos
1976 por trimestres                                                        provincias -62%-]”4.

    Paros laborales                                                   Este aluvión repercutía gravemente en la econo-
    1975                    1976                                      mía y era divulgado por los medios de comuni-
    3er TR.     4º TR.      1er TR.    2º TR.   3er TR.     4º TR.    cación. Solo en el primer trimestre de 1976, por
     2.580         943      17.455      1.522      6.611     8.879    ejemplo, el coste de los cincuenta millones de
                                                                      horas de trabajo perdidas equivalían a unos sie-
Fuente: Elaboración propia a partir de Sartorius,                     te mil quinientos millones de pesetas, o que, a
Nicolás y Sabio, Alberto, El final de la Dictadura.                   finales de enero en Asturias, los trabajadores en
La conquista de la democracia en España. No-                          huelga alcanzaban los “22.568 y la cifra de horas
viembre de 1975-Junio de 1977, Madrid, Temas                          dejadas de trabajar [...] 988.070”, más de la mi-
de Hoy, 2007, p. 79.                                                  tad de los trabajadores y de las horas perdidas
                                                                      correspondientes a todo 19755. Es más, el que
Tabla 3. Organización Sindical Española. Ámbito                       fuera gobernador civil de Barcelona decía que
nacional
                                                                           “[c]uando Enrique Riverola, delegado de
    Año       Huelgas            Huelguistas       Horas perdidas          Sindicatos, despachó conmigo el Informe
    1974                 1.193          625.971       18.188.895           de Coyuntura Socioeconómica del primer
    1975                   855          556.371       10.355.000           semestre de 1976, el apartado de ‘Conflic-
    1976                 1.568         3.638.952     110.016.000
                                                                           tos Colectivos’ decía lo siguiente: ‘Durante
                                                                           los seis primeros meses de este año se han
Fuente: Elaboración propia a partir de Idem., y                            producido 266 conflictos, de los cuales 255
Molinero, Carme e Ysàs, Pere, Productores dis-                             corresponden a paros voluntarios y los 11
ciplinados y minorías subversivas. Clase obrera                            restantes a disminuciones de rendimien-
y conflictividad laboral en la España franquista,                          to. Los trabajadores afectados han sido
Madrid, Siglo XXI, 1998, p. 96.                                            424.722 y el total de horas-hombre perdi-
                                                                           das, 13.903.920. Ese total de horas-hombre
                                                                           perdidas equivale a multiplicar por 8,4 el
3
  Véase Biblioteca Central del Ministerio de Trabajo,                 4
                                                                        Véanse, respectivamente, EDERLE, “La huelga. Los
Migraciones y Seguridad Social (BCMTMSS), Ministe-                    conflictos laborales en 1976”, en VV. AA., Crónicas de
rio de Trabajo, Coyuntura Laboral. Boletín Informati-                 la transición democrática española, Madrid, Edicio-
vo 1974-1977, Secretaría General Técnica, 1978. Si la                 nes de la Torre, 1980, p. 5, y Calvo, Mª Luisa et al., La
horquilla va desde los años sesenta hasta la prime-                   Reforma y los trabajadores. Anuario de las Relaciones
ra década del siglo XXI, 1976 resalta por su especi-                  Laborales en España 1976, Madrid, Ediciones de la
ficidad, véase Luque, David, Las huelgas en España:                   Torre, 1977, pp. 296-315.
intensidad, formas y determinantes, tesis doctoral,                   5
                                                                        Consúltense los datos, respectivamente, en S-a:
Oviedo, Universidad de Oviedo, 2010, p. 179. En                       “gota”, Lanza, 12 de noviembre de 1976, Archivo
otros documentos oficiales, varían escasamente estas                  Histórico Provincial de Ciudad Real (AHPCR), Ciudad
cifras: Huelguistas, 2.556.763, y número de jornadas,                 Real, Fondo Administración Central Periférica, 1850-
12.593.100. La población ocupada era de 12.652.600,                   2000, Gobierno Civil, G-1.023, y La Nueva España, 27
en BCMTMSS, Ministerio de Trabajo, Coyuntura Labo-                    de enero de 1976, en Archivo Histórico Regional de
ral. Boletín Informativo 1976-1979, Secretaría Gene-                  Asturias (AHRA), Asturias, Fondo Delegación Provin-
ral Técnica, 1980.                                                    cial Organización Sindical de Oviedo, caja 31.618.

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Las instituciones franquistas provinciales                                         Enrique González de Andrés

     registrado en el mismo periodo correspon-               Además, estos datos deben ser completados
     diente al año anterior [...] hemos tenido 5             con otros que realzan, aunque no se haga con
     huelgas legales y 255 huelgas ilegales. Evi-            el suficiente énfasis, la indisimulada intervención
     dentemente algo está mal: la ley o la huel-             ciudadana. En los veinte meses aproximados que
     ga”6.                                                   van desde noviembre de 1975 a las elecciones
                                                             de junio de 1977, se contabilizaron ochocientas
Si confrontamos los guarismos de España con los              veinte manifestaciones, si bien, lo significativo
países democráticos de nuestro entorno, obte-
nemos que, por motivos de huelga en 1976, se                      “no es tanto el número de manifestaciones
perdieron mil cuatrocientos treinta y ocho días                   cuanto el número de participantes en las
de trabajo por cada mil trabajadores. La media                    mismas [...] en el periodo indicado salieron
de la entonces Comunidad Económica Europea                        a la calle alrededor de tres millones y medio
llegaba a los trescientos noventa días, apenas                    de ciudadanos”,
una tercera parte, pero es que, si particulariza-
mos en el sector industrial, la distancia en las             siendo la motivación más frecuente la laboral y
cifras se ensancha aún más, puesto que, “se                  que las fuerzas de derechas salieron poco, algo
perdieron 2.085 días por cada mil trabajadores,              más de ochenta y cinco mil. Sin embargo, se
cuando en la CEE fueron 595 días, lo que supuso              debe constatar que:
el récord de huelgas en toda Europa”. El tsuna-
                                                                  “se trata de una tasa acumulada a lo largo
mi huelguístico, para más inri, abarcaba no solo
                                                                  del periodo (20 meses), por lo que cada ha-
a lugares tradicionalmente combativos, ni era
                                                                  bitante puede participar en manifestacio-
ejercitado por los obreros industriales, tradicio-
                                                                  nes varias veces”10.
nalmente más propensos al conflicto social, sino
que se ampliaba a los servicios y a la agricultura           En resumen, si los huelguistas oficiales anduvie-
y, dentro de éstos, a franjas muy diversas7.                 ron en unos tres millones, dando por correctos
                                                             datos oficiales que tendían claramente a la baja,
Se puede resumir que, durante los tres primeros
                                                             y la población asalariada ocupada superaba los
meses de 1976 particularmente, se produjo una
                                                             ocho millones ochocientos mil, el seguimiento
oleada de huelgas sin precedentes en la histo-
                                                             alcanzaría a más de un tercio de la misma11.
ria del franquismo, dándose un nivel de movili-
zación tras la muerte de Franco muy superior al              Muy significativa también es la óptica cualitativa.
de años pretéritos8. Por problemas de espacio,               Las plantillas de la gran mayoría de los núcleos
no podemos relacionar todas y cada una de las                económicos del capitalismo español se vieron di-
movilizaciones que se dieron cita en dicho año,              rectamente involucradas y con una contribución
cuestión que se aborda en un próximo trabajo                 aún mayor, lo que denotaría una virulenta lucha
de investigación, pero sí debemos resaltar, es-              social incluso para un país que disfrutara de los
pecialmente, que se produce la primera huelga
general desde el inicio de la guerra civil, el 12 de
noviembre, secundada por cerca de dos millones               rrán, El mito de la Transición. La crisis del franquis-
de trabajadores según los sindicatos ilegales y              mo y los orígenes de la democracia (1973-1977),
                                                             Barcelona, Crítica, 2008, pp. 451-454, y Moreno,
unos seiscientos mil a juicio del Gobierno9.
                                                             Juan, Comisiones Obreras en la Dictadura, Madrid,
                                                             Fundación 1º de Mayo, 2012, p. 611. Asimismo, con-
6
  Sánchez-Terán, Salvador, De Franco a la Generalitat,       súltese “JORNADA HUELGUÍSTICA NACIONAL DEL 12
Barcelona, Planeta, 1988, pp. 41-42.                         DE NOVIEMBRE”, Archivo General del Ministerio del
7
  Los datos y la cita en Sartorius, Nicolás y Sabio, Al-     Interior (AGMI), Madrid, Secretaría General Técnica,
berto, El final de la dictadura..., op. cit., pp. 43 y 63.   Subdirección General de Asociaciones, Archivos y
Para el cotejo internacional, véase González de An-          Documentación, s-p, las mayúsculas en el original. El
drés, Enrique, ¿Reforma o ruptura?..., op. cit., pp. 74-     citado trabajo de González de Andrés, Enrique, 1976.
76.                                                          El año que vivimos peligrosamente. Las instituciones
8
  Véase Sánchez-Cuenca, Ignacio, Atado y mal atado.          franquistas provinciales y la conflictividad sociolabo-
El suicidio institucional del franquismo y el surgimien-     ral, Madrid, Postmetrópolis [en prensa].
to de la democracia, Madrid, Alianza, 2014, pp. 46-47.       10
                                                                Sánchez-Cuenca, Ignacio, Atado y mal atado..., op.
Consúltese, entre otros, Domènech, Xavier, Cambio            cit., pp. 60, 62-63 y 66.
político y movimiento obrero bajo el franquismo. Lu-         11
                                                                 Datos obtenidos del Instituto de Estadística de
cha de clases, dictadura y democracia (1939-1977),           Cataluña. Disponible en: www.idescat.cat/treball/
Barcelona, Icaria, 2012.                                     epa?tc=4&id=ie1900&dt=19764&lang=es&x=15&y=9
9
  Véanse, entre otros muchos trabajos, Gallego, Fe-          [Consultado el 3 de febrero de 2020].

10                                                                     © Historia Actual Online, 55 (2), 2021: 7-22
Enrique González de Andrés                                         Las instituciones franquistas provinciales

más elementales derechos políticos y libertades            pacto como los aumentos salariales14. Añadamos
democráticas, lo que estaba en las antípodas de            que ciertos cambios legales en dicho año, como
lo que sucedía en España. Así, la contribución de          el Real Decreto-Ley 18/76 (Boletín Oficial del Es-
los obreros industriales fue trascendental por-            tado -BOE- nº 244, de 11 de octubre), al acortar
que supuso la práctica paralización del país en            los plazos de deliberación en la negociación co-
determinados momentos entre otras razones,                 lectiva, trataba de evitar una mayor conflictivi-
pero es que, además, trabajadores de ámbitos               dad y, en no pocos casos, así fue.
significativos del sector servicios (transportes,
telefonía, comercio, sanidad, enseñanza, banca,            En consonancia con todo lo expuesto,
etc.) participaron tan activamente que logra-
                                                                “[e]l radicalismo, la dureza y la generaliza-
ron perturbar la vida ciudadana. Sin olvidar, por
                                                                ción de la protesta obrera hicieron pensar
cierto, la implicación de segmentos sociales del
                                                                a muchos que un clima prerrevolucionario
mundo rural tales como jornaleros, pequeños
                                                                estaba a punto de apoderarse de España
y medianos propietarios, en variadas zonas del
                                                                [...] el temor se hizo patente en los medios
territorio nacional, así como la de capas medias
                                                                empresariales”15,
urbanas. Sin infravalorar, en modo alguno, las
provincias con menor potencial conflictivo12, es           pudiéndose afirmar, por tanto, que 1976 fue un
preciso ponderar en su justa medida las que sí             año en que la clase trabajadora irrumpió masiva-
disponían de capacidad suficiente para controlar           mente en todo tipo de ámbitos, ora en los cen-
el funcionamiento de la producción y de la distri-         tros de trabajo, ora en los barrios, ora en la calle,
bución de la riqueza.                                      marcando decisivamente la agenda política, so-
                                                           cial y económica del momento16.
Otro rasgo de indudable relevancia es que la in-
tervención de un trabajador en una huelga y/o              2. LAS INSTITUCIONES PROVINCIALES. UNA
una manifestación suponía un peligro muy serio             CLASIFICACIÓN SEGÚN LA CONFLICTIVIDAD
para su integridad física, entre otra infinidad de
derivaciones negativas, lo que induciría a pensar          El trabajo de investigación que hemos realizado,
que el nivel de compromiso y de conciencia de              y del que este artículo es un brevísimo compen-
clase eran, cuanto menos, dignos de mención.               dio, ha tenido como objetivo fundamental em-
En efecto, un despedido de SEAT señalaba que,              plear la visión y percepción de las instituciones
“para entender la decidida lucha de los trabaja-           franquistas “más próximas” al mundo laboral de
dores de SEAT por la readmisión”, se necesitaba            1976, es decir, los gobiernos civiles y las delega-
constatar que “eran casi inexistentes los despi-           ciones provinciales de la OSE. Para ello, nos he-
dos que tenían su causa en la dejación de obli-            mos centrado en documentos internos oficiales,
gaciones propiamente laborales”13. De ahí, que             muchos de ellos confidenciales, tales como las
una de las reivindicaciones más frecuentes en              memorias anuales por ejemplo, más que en los
las plataformas reivindicativas, al margen del
territorio en que se laborara, era la readmisión           14
                                                              Véase, entre otros, Domènech, Xavier, “El problema
de despedidos y/o la supresión de sanciones,
                                                           de la conflictividad bajo el franquismo: saliendo del
que descansaba en una profunda solidaridad de              paradigma”, Historia Social, 42 (2002), pp. 123-143,
clase que inundaba los entornos laborales y los            esp. 139 y 142.
espacios sociales con absoluta impunidad, hasta            15
                                                              Cabrera, Mercedes y Rey, Fernando del, El poder de
el punto de orillar otras demandas de fuerte im-           los empresarios, Madrid, Taurus, 2002, p. 327. Con
                                                           este ambiente, no es de extrañar que algunos empre-
                                                           sarios apostaran por ciertos cambios políticos, véase,
12
   Véase la bibliografía sobre la conflictividad en el     por ejemplo, Aresti, Javier, Spain: the current situa-
mundo rural y en “espacios periféricos” en la nota 9       tion, Madrid, Espasa-Calpe, 1977.
de Ferrer, Cristian, “El pulso de 1976. Las movilizacio-   16
                                                               Súmese que, a finales de los setenta, había
nes de Tarragona en el contexto español”, Segle XX.        unas cinco mil asociaciones de vecinos, en Quiro-
Revista catalana d’història, 11 (2018), p. 90.             sa-Cheyrouze, Rafael y Fernández Amador, Mónica,
13
   López Provencio, Pedro, “Esos raros clientes”, La       Poder local y transición a la democracia en España,
Factoría, 14-15 (2001), pp. 155-182. El Tribunal de        Granada, CEMCI, 2010, y que “la politización de la ju-
Orden Público, en sus tres años finales (1974-1976),       ventud va tomando incremento y podemos decir que
tramitó trece mil procedimientos, lo que suponía casi      un 80% es antirrégimen”, en DGS, Ambiente político
el 60% del total de sus más de doce años de funciona-      actual, 1973, 1, en Sabio, Alberto, Peligrosos demó-
miento, en Casanova, Julián, “La agonía de una dicta-      cratas. Antifranquistas vistos por la policía política,
dura”, Historia y Vida, 572 (2015), pp. 30-39.             Madrid, Cátedra, 2011, p. 181.

© Historia Actual Online, 55 (2), 2021: 7-22                                                                   11
Las instituciones franquistas provinciales                                        Enrique González de Andrés

medios de comunicación o escritos públicos, en             sindicales un tanto diferentes, máxime cuando
donde se volcaba propaganda a raudales.                    estamos refiriéndonos a un año tan convulso y
                                                           con modificaciones tan bruscas y repentinas. No
Los contenidos de esta documentación proce-                obstante, en aquellos escasos documentos inter-
dían, en no poca medida, de los servicios de in-           nos a los que hemos podido tener acceso y que
formación franquista, cuya única meta era evitar           fueron elaborados a la vez que sucedía aquella
que la subversión naciera, creciera y/o se man-            conflictividad, las diferencias no son muy signi-
tuviera, proponiendo las pertinentes medidas               ficativas.
profilácticas y represivas. En efecto, el director
general de Seguridad, Víctor Castro, declaraba             Se ha introducido, por otra parte, una compen-
en un acto oficial, en marzo,                              diada caracterización institucional de los go-
                                                           bernadores civiles y de los delegados sindicales
     “que las reivindicaciones de los obreros son          provinciales, con el fin de calibrar con más pre-
     cosas que están perfectamente justificadas            cisión a los redactores de esta documentación,
     [...], pero querer convertir esas reivindica-         cuya utilización historiográfica no es novedosa
     ciones en actos violentos, [...] será rechaza-        en absoluto como así se muestra en la sucinta bi-
     do con todos los medios que haga falta. No            bliografía relacionada en el presente artículo, si
     consentiremos la subversión”.                         bien, emplearla para un solo año a escala estatal
                                                           y de forma exhaustiva no se ha efectuado hasta
Pensábamos que la naturaleza interna y confi-
                                                           el momento.
dencial, y, por ende, de acceso muy restringido,
nos posibilitaría una información más ajustada             En cuanto a los cargos franquistas seleccionados,
sobre los planteamientos de estos cargos y, en             el gobernador civil era la primera autoridad pro-
efecto, así ha ocurrido, eludiendo gran parte de           vincial, representaba al gobierno, priorizando su
publicidad política, “aunque ello no quiera de-            autoridad respecto a las demás, y ejercía de de-
cir que su mirada deje de ser turbia en muchas             legado permanente del poder central. En 1958,
ocasiones”17, puesto que, se trata de documen-             se establecieron sus atribuciones y deberes,
tos confeccionados por servidores del Estado               destacando las derivadas del mantenimiento del
franquista, con todo lo que conlleva semejante             orden público y del ejercicio de la jefatura de los
caracterización. Una parte notable no estaba               servicios de policía19. Su nombramiento y cese se
exenta de ciertas dotes analíticas pero, aún con           llevaba a cabo por decreto de la Jefatura del Es-
todo, debe ser escrutado con bastante cautela18,           tado, a propuesta del ministro de la Gobernación
al predominar el servilismo y la falta de obje-            y previa deliberación del Consejo de Ministros,
tividad para con el régimen del que se sentían             agregándose, además, su condición de jefe pro-
identificados, y del que solían recibir suculentos         vincial del Movimiento Nacional20.
estipendios.
                                                           De la documentación emanada de los gobier-
No fueron redactados en los instantes en que se            nos civiles, nos hemos detenido en la memoria
producían los hechos, sino posteriormente -en              anual:
los primeros meses de 1977-, por lo que, esta-
ban influidos por unas coordenadas políticas y
                                                           19
                                                              Véase López-Nieto, Francisco, “La figura del Gobier-
17
   Véanse, respectivamente, “Notas Dirección General       no Civil en la era de Franco”, en VV. AA., El Goberna-
de Seguridad”, Archivo General de la Administración        dor Civil en la política y en la administración de la Es-
(AGA), Madrid, Grupo de Fondos 03, Fondo 107.2,            paña contemporánea, Madrid, Ministerio del Interior,
42/09.134,3, 1976, y Sabio, Alberto, Peligrosos demó-      1997, pp. 335-354.
cratas..., op. cit., p. 13. Consúltese, en este sentido,   20
                                                              Esta doble condición conllevó no pocas disputas
Ponce, Julio, “Franquismo y movimiento obrero en           que se fueron engrandeciendo a lo largo del tardo-
Andalucía”, en Cruz Artacho, Salvador y Ponce, Julio,      franquismo. Consúltese, entre otros, Clara, Josep,
El mundo del trabajo en la conquista de las libertades,    “Militarismo político y gobiernos civiles durante el
Jaén, Universidad de Jaén, 2011, p. 205. Sobre la tra-     franquismo”, Anales de Historia Contemporánea, 18
yectoria política de estos cargos, véase, entre otros      (2002), pp. 451-468. Acerca de la vinculación entre
trabajos, Angosto, Pedro L., Diccionario del franquis-     gobernadores civiles y las élites económicas, véanse
mo. Protagonistas y cómplices (1936-1978), Granada,        González Temprano, Antonio et al., La Banca y el Es-
Comares, 2017.                                             tado en la España contemporánea (1939-1979), Ma-
18
   Consúltese un ejemplo con los informes sobre ETA,       drid, El Espejo, 1981; Jerez, Miguel, Élites políticas y
en Villar, Ernesto, Los Espías de Suárez, Madrid, Espa-    centros de extracción en España, 1838-1957, Madrid,
sa, 2016, p. 69.                                           Centro de Investigaciones Sociológicas, 1982.

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Enrique González de Andrés                                         Las instituciones franquistas provinciales

       “El gobernador elevará al Gobierno cada             de sus memorias. Es más, a principios de ese
       año una Memoria expresiva de la gestión             año, las instrucciones del entonces ministro de
       por él mismo realizada, proponiendo las             la Gobernación, Manuel Fraga, al que fuera di-
       medidas que, a su juicio, puedan contribuir         rector general de Política Interior, José Manuel
       al fomento de los intereses de la provincia         Otero Novas, de quien dependían dichos cargos,
       y mejoramiento de los servicios que en ella         eran taxativas:
       radican”21.
                                                                “[...] en lo sucesivo y hasta nueva orden le
Su contenido también incluía información muy                    propusiera a los candidatos a gobernadores
interesante tanto sobre las actividades de la                   de una lista que daría el coronel San Mar-
oposición antifranquista, junto con sus vínculos                tín”25.
sociales, como respecto a la conflictividad en
general, y laboral en particular22. Tras su lectura,       Asimismo, la extremada rotación de dichos car-
sobre todo, así como de otros documentos que               gos en 1976 cuestionaría las precitadas tesis. En
servían para su elaboración, entre los que desta-          efecto, aparecen ochenta y ocho cambios de go-
caríamos los obtenidos de las Fuerzas de Orden             bernadores correspondientes a cuarenta y una
Público (FOP), hemos observado que una de sus              provincias, agregándose los delegados de Go-
principales preocupaciones, si no la que más, era          bierno de Ceuta y Melilla -tratados como gober-
las movilizaciones de la clase trabajadora23.              nadores civiles-, resultando que solo nueve pro-
                                                           y conflicto social. La huelga de la construcción de Cór-
En cuanto a la apreciación oficial y dominante
                                                           doba en 1976, Córdoba, La Posada-Ayuntamiento de
sobre el papel que cumplieron en aquel periodo,            Córdoba, 1999, pp. 361-362. Consúltese, entre otros,
marcaremos una de las que mejor la condensa,               Martín Villa, Rodolfo, Al servicio del Estado, Barcelo-
entre una plétora de ellas sustentadas en que              na, Planeta, 1985, pp. 131-132; Ybarra Enríquez de la
impulsaron decididamente la democratización.               Orden, Mª Concepción, “Los gobernadores civiles du-
El que fuera gobernador civil de Córdoba seña-             rante la transición”, en Tusell, Javier y Soto Carmona,
laba que                                                   Álvaro (dirs.), Historia de la transición y consolidación
                                                           democrática en España, 1975-1986 [vol. I], Madrid,
       “ya habían accedido a los gobiernos civiles         UNED, 1995, pp. 331-341; López-Nieto, Francisco,
       un grupo muy pequeño de gente más joven,            “La figura del Gobierno Civil...”, op. cit., p. 354; Clara,
       y con otro talante [...] yo tenía un talante        Josep, “La transición vista desde los Gobiernos Civi-
       distinto, [...] si yo me comportaba de esa          les. El ejemplo de la moción de censura al gobierno
       forma era por un talante personal, porque           Suárez en 1980”, Anales de Historia Contemporánea,
                                                           20 (2004), pp. 144-164; Ponce, Julio, (coord.), Guerra,
       había tenido una formación universitaria,
                                                           Franquismo y Transición, Sevilla, Fundación Centro de
       había estado en el SEU, en las juventudes,          Estudios Andaluces, 2008. Sobre los gobiernos civiles
       estaba un poco más entrenado para lo que            y los gobernadores, disponemos de una bibliografía
       se avecinaba, o que entreveíamos, porque            cada vez más abundante, remitiéndonos a la explici-
       el país tenía que evolucionar y, por lo tanto,      tada en Ponce, Julio, Poder central y poderes locales
       había que tener un talante más dialogante,          en perspectiva comparada durante la segunda mitad
       más abierto, más razonable”24.                      del siglo XX: España, Italia, Francia y Portugal, Semi-
                                                           nario de historia Fundación José Ortega y Gasset-Gre-
Este punto de vista va a ser desmentido, en no             gorio Marañón, doc. 2015/4, 29 pp., así como la de
poca medida, por los referidos mandos a través             Tébar, Javier et al. (eds.), Gobernadores. Barcelona en
                                                           la España franquista (1939-1977), Granada, Comares,
21
   Decreto de 10 de octubre de 1958 por el que se re-      2015. Sobre las FOP, véase, entre otros, Alcántara,
gulan las atribuciones y deberes de los Gobernadores       Pablo, Las fuerzas de orden público en la dictadura
civiles (BOE nº 269, 10 de noviembre).                     franquista: un aparato fundamental para la represión
22
   Véase, entre otros, Ponce, Julio, “Franquismo y mo-     (1939-1975), s-f.
vimiento...”, op. cit., p. 186.                            25
                                                              Otero Novas, José Manuel, Lo que yo viví. Memo-
23
   Se debía exponer la situación política, social y eco-   rias políticas y reflexiones, Madrid, Prensa Ibérica,
nómica de la provincia, “sacando del contenido de los      2015, p. 102. Coronel al mando del servicio especial
partes decenales que se remiten a las Direcciones Ge-      de información promovido por Carrero Blanco que,
nerales de Seguridad y Política Interior, aquellos as-     en 1972, se denominaría Servicio Central de Docu-
pectos de más relieve”, “Memoria del Gobierno Civil        mentación de la Presidencia del Gobierno (SECED).
de Granada de 1976”, AGA, Madrid, Grupo de Fondos          Un resumen del mismo disponible en Alcalde, Juan
08, Fondo 31, 11.454.                                      José, Los servicios secretos en España. La represión
24
   Entrevista a Mariano Nicolás García, cinta nº 2, re-    contra el movimiento libertario (1939-1995), Madrid,
producida en Morales Ruiz, Rafael, Transición política     s-e, 1996, esp. cap. III.

© Historia Actual Online, 55 (2), 2021: 7-22                                                                       13
Las instituciones franquistas provinciales                                      Enrique González de Andrés

vincias se mantuvieron inalterables, apenas un           otras instituciones franquistas como Cortes, di-
17% del total. En siete (Baleares, Huelva, Lugo,         putaciones, ayuntamientos, etc.29.
Madrid, Pontevedra, Segovia y Toledo), se cam-
biaron tres veces. En otras treinta y tres (Álava,       Desde el alzamiento fascista hasta finales de los
Albacete, Alicante, Almería, Badajoz, Cáceres,           cincuenta, anotemos, además de las leyes men-
Castellón, Ciudad Real, Córdoba, Cuenca, Gero-           cionadas, las relativas a las elecciones sindicales
na, Granada, Guadalajara, Guipúzcoa, La Coruña,          de 1944 y de 1950, junto a la creación de enla-
Las Palmas, León, Lérida, Logroño, Málaga, Mur-          ces sindicales y jurados de empresas entre 1943
cia, Navarra, Orense, Oviedo, Santander, Sevilla,        y 1953, convirtiéndose en el tibio inicio de una
Soria, Tarragona, Tenerife, Valencia, Vizcaya, Za-       representación en el mundo laboral, aunque las
mora y Zaragoza), se registraron dos cambios,            limitaciones impuestas eran de tal calibre que la
mientras que, en Barcelona, figura un nombra-            inhabilitan de facto. Los enlaces se asemejan a
miento para todo el periodo. En cuanto a los de-         “recaderos” de los trabajadores y de las directri-
legados de Gobierno, hay dos cargos en cada una          ces de los burócratas, mientras que, los jurados
de ellas en 197626. En consecuencia, únicamente          funcionaban solo en las grandes empresas (mil
permanecieron gobernadores nombrados antes               trabajadores en 1953 y cincuenta en 1971)30.
de 1976 en Ávila, Burgos, Cádiz, Huesca, Jaén,           Destaquemos el congreso sindical en 1961 y el
Palencia, Salamanca, Teruel y Valladolid27.              surgimiento de los denominados consejos de
                                                         empresarios y de trabajadores, tres años más
En lo tocante a las delegaciones provinciales            tarde, dotándoles de funciones de naturaleza
de la OSE, su organización interna respondía a           representativa, necesitando practicarse una re-
un modelo de estructura típicamente piramidal            levante diferenciación.
que englobaba, por orden de importancia, los
espacios estatal, provincial y local, también je-        La de la patronal se ajustaba, sustancialmente, a
rarquizados a su vez. Así, en la cúspide, figura-        lo que demandaban sus miembros, en especial
ba el delegado nacional y el secretario general,         los grandes empresarios, puesto que, su elec-
descendiendo a los jefes de las diferentes sec-          ción no solo no era obstaculizada por los jerar-
ciones y los delegados provinciales y locales que,       cas sindicales sino que aquéllos tenían infinidad
en su gran mayoría, estaban afiliados al partido         de vínculos, formales e informales, con las élites
único, Falange Española Tradicionalista y de las         franquistas, aglutinándose hasta el punto de for-
Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (FET y          mar parte de la misma clase social. En la parte
de las JONS)28. La influencia y significación de la      obrera, por el contrario, sus representantes no
OSE aumentaba porque dependía política y or-             respondían al sentir de los trabajadores por su
gánicamente, con variantes eso sí, tanto del MT          nula capacidad de participación. Provenían de la
como de la Secretaría General del Movimiento             burocracia verticalista, salvo una minoría adscri-
Nacional, teniendo representantes directos en            ta, fundamentalmente a partir de los años cin-
                                                         cuenta, a la oposición obrera antifranquista nu-
                                                         cleada en torno a Comisiones Obreras (CCOO),
                                                         con el impulso del PCE, y a sectores críticos pro-
26
   Véanse, respectivamente, los números 99, de 24 de     cedentes del apostolado obrero cristiano.
abril, y 257, del 26 de octubre de 1976, del BOE.
27
   Base de datos disponible en: grupo.us.es/estado-
ypoder/index.php?page=Base-de-datos-de-Gober-            29
                                                            Véanse, entre otros trabajos, Sánchez Recio, Glice-
nadores-Civiles [Consultada el 16 de enero de 2020].     rio, “El sindicato vertical como instrumento político y
Contrástense estos datos, por ejemplo, con los ha-       económico del régimen franquista”, Pasado y Memo-
bidos entre 1939-1958, en Ponce, Julio, “Los gober-      ria, 1 (2002), pp. 5-37; Amaya, Alex, El acelerón sindi-
nadores civiles en el primer franquismo”, Hispania,      calista: Discurso social, imagen y realidad del aparato
76/252 (2016), pp. 245-271, o de todo el periodo         de propaganda de la Organización Sindical Española,
dictatorial en el caso de Andalucía, en Ponce, Julio,    1957-1969, tesis doctoral, Barcelona, Universidad Au-
Guerra, Franquismo..., op. cit. En otras investigacio-   tónoma de Barcelona, 2010; Narváez, Ainhoa, La Or-
nes, los cambios de gobernadores relacionados son        ganización Sindical Española (1940-1977). Instrumen-
muy inferiores, véase Huneeus, Carlos, La Unión de       to de control en las Relaciones Laborales, trabajo fin
Centro Democrático y la transición a la democracia       de grado, Barcelona, Universidad de Barcelona, 2015;
en España, Madrid, Siglo XXI-CIS, 1985, pp. 162-168.     Ruiz Resa, Josefa Dolores, Los derechos de los trabaja-
28
   Véase el Fuero del Trabajo (1938) y la Ley de Bases   dores en el franquismo, Madrid, Dykinson, 2015.
de la Organización Sindical (1940) en VV.AA., Funda-     30
                                                            Consúltese Ludevid, Manuel, Cuarenta años de sin-
mentos del Nuevo Estado, Madrid, Vicesecretaría de       dicato vertical. Aproximación a la Organización Sindi-
Educación Popular, 1943, pp. 173-182 y 185-193.          cal Española, Barcelona, Laia, 1976, pp. 26-32.

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Enrique González de Andrés                                       Las instituciones franquistas provinciales

Ya en los setenta, el empuje de las organizacio-          año una memoria de sus actividades y otra de la
nes subversivas obligó a los prebostes sindicales         situación económico-social de la rama33.
a tomar posiciones claramente defensivas, con
una extensa e intensa conflictividad sociolaboral         En conjunto, se ha recopilado la documentación
que se erigirá en una formidable traba para el            correspondiente a cuarenta y nueve provincias,
mantenimiento de la OSE, desapareciendo a fi-             un 94% del total, quedando pendientes las de
nales de 1976, aunque su personal y patrimonio            Madrid, Lugo y Alicante. En cuanto a las prime-
pasarán a la Administración Institucional de Ser-         ras, disponemos de treinta y cinco con memorias
vicios Socioprofesionales (AISS)31.                       de ambas instituciones, un 67%, y solo una me-
                                                          moria en el caso de catorce, un 27%. Del total
También, observamos una notable inestabilidad             de ciento cuatro memorias, por tanto, contamos
en los delegados provinciales, puesto que, revi-          con ochenta y cuatro, un 81%. A lo largo del pre-
sando el BOE (Gaceta de Madrid) de 1976, apa-             sente artículo se detallan los archivos consulta-
recen, al menos, treinta provincias con sustitu-          dos, desglosándose en que sesenta y una memo-
ciones: Álava, Albacete, Alicante, Ávila, Baleares,       rias se han encontrado en el AGA, mientras que,
Barcelona, Cádiz, Castellón, Guipúzcoa, Huelva,           las veintitrés restantes corresponden a veintidós
La Coruña, Lérida, Logroño, Madrid, Málaga,               archivos provinciales y una proporcionada por
Murcia, Navarra, Orense, Oviedo, Pontevedra,              gentileza de Pau Casanellas.
Santander, Segovia, Sevilla, Soria, Toledo, Valen-
cia, Valladolid, Vizcaya, Zamora y Zaragoza (58%),        Entendemos que, a pesar de alguna carencia sig-
quedando veintidós inalterables32.                        nificativa, los expedientes compilados han sido
                                                          lo bastante numerosos como para permitirnos
Acerca de la documentación de la OSE, debemos             una investigación de suficiente amplitud para
tener en cuenta que el artículo 63 del Decreto            la elaboración y comprobación de las hipótesis
3095/1972, de 9 de noviembre, sobre régimen               expuestas, habiéndose estructurado en función
de las Organizaciones Profesionales Sindicales,           de la estadística de conflictividad laboral del MT
establecía que éstas publicarán cada año natural          en los años 1974 y 1975 (ver Tabla 4). Según la
una memoria de sus actividades y, en su caso, de          siguiente baremación, se han dividido en tres
la situación económico-social de la rama, de la           grupos:
que deberán dar cuenta al sindicato e informar
debidamente a sus miembros. Y el artículo 60 del               – Alta (más de 50 conflictos): once provin-
Decreto 599/1973, de 29 de marzo, por el que se                cias.
aprueba el Reglamento General de los Sindicatos                – Escasa (entre 1 y 50): veintiocho.
y otros Órganos de composición y coordinación,
determinaba que los sindicatos publicarán cada                 – Nula (sin conflictos registrados): trece.
                                                          3. ALGUNAS PERCEPCIONES DE LOS CARGOS
31
   Un informe policial de 1976 condensaba esta evo-       PROVINCIALES
lución en grado sumo, puesto que, “la Organización
Sindical ha dejado de ser un centro de encuadra-          Al objeto de que, en el presente artículo, se pue-
miento obrero-patronal bajo la disciplina del Estado,     dan entrever algunos de los rasgos más sobre-
para convertirse en una compleja cancha donde la          salientes del ambiente sociolaboral y su visión,
infiltración de representantes sindicales obedientes a    reproduciremos fragmentos de las precitadas
disciplinas de partido multiplicaba día a día la confu-   autoridades que ratificarían la significación es-
sión [...] Las UTT [Unión de Técnicos y Trabajadores],    pecial de 1976, incluyendo provincias con muy
particularmente, sobre todo a partir de las elecciones    diferentes niveles de conflictividad. Así, hemos
sindicales del pasado año y los éxitos de las llamadas    seleccionado a doce delegados de la OSE corres-
‘candidaturas unitarias y democráticas’, son -en par-     pondientes a dos provincias conflictivas, nueve
te, al menos- un feudo de sindicalistas con estrategia
                                                          con escasa y una con nula, junto a seis gobier-
orientada al derribo del actual sindicalismo oficial”,
en “CAMPAÑA SUBVERSIVA 1º DE MAYO”, AGMI, Ma-             nos civiles de tres conflictivas, dos escasas y otra
drid, Secretaría General Técnica, Subdirección Gene-      nula. En total, diecisiete provincias (Cáceres está
ral de Asociaciones, Archivos y Documentación, p. 34,     en ambos grupos). Comenzando por la OSE, para
las mayúsculas en el original.                            el de Ávila, “no hay quien les quite de la cabe-
32
   La consulta ha deparado 39 resultados correspon-       za a los trabajadores -ni en charlas de Escuela
dientes a los números 38, de 13 de febrero; 72, de 24
de marzo; 138, de 9 de junio; 213, de 4 de septiem-        Véanse los BOEs, respectivamente, nº 274, de 15 de
                                                          33

bre, y 304, de 20 de diciembre.                           noviembre, y nº 80, de 3 de abril.

© Historia Actual Online, 55 (2), 2021: 7-22                                                                 15
Las instituciones franquistas provinciales                                      Enrique González de Andrés

Sindical- que han sido ellos, una vez más, como                “novedoso respecto a lo que podríamos lla-
colectivo de clase, quienes han sufrido en sus                 mar historia sindical de Orense, [...] la ac-
modestas economías las consecuencias de una                    ción sindical [...] podría caracterizarse por
difícil coyuntura económica que afecta a todo el               su extraordinario dinamismo que tiene su
país”34. A su vez, el de Cáceres prevenía de que:              reflejo a nivel de calle, [...] o, si se quiere,
                                                               el sindicalismo como preocupación ciuda-
     “[h]ablar de situaciones latentes, no tra-                dana”38.
     ducidas en acción, pero conflictivas en su
     propia esencia, nos haría extendernos más            Y para el de Sevilla, no cabía ninguna duda de
     de lo necesario, aunque por otra parte ayu-          que:
     daría bastante a comprender el porqué de
     tantas y tantas inquietudes, sin embargo en               “[l]a agitación en el mundo laboral es un
     aras de una mayor brevedad prescindimos                   hecho incuestionable, producto por una
     de su exposición[, y d]el deterioro, cada vez             parte del activismo de los grupos políticos
     más grave, de las relaciones sociales que                 de mayor incidencia en el sector social y
     han originado huelgas salvajes que han in-                por otra de la existencia real de reivindica-
     cidido, en sentido negativo, en la produc-                ciones y causas naturales de insatisfacción
     ción”35.                                                  en materia salarial, que los primeros, como
                                                               bandera[,] enarbolan [...] El deterioro de
El de Badajoz reiteraba esa calificación, puesto               la situación laboral en la provincia durante
que, en la provincia,                                          este periodo [febrero] alcanza las cotas más
                                                               altas de los últimos tiempos”39.
     “[p]or primera vez, la huelga salvaje, ha
     hecho aparición de forma inusitada [...] Ba-         El de Tarragona empleaba todo el periodo fran-
     dajoz, ha sido[,] tradicionalmente, no con-          quista para resaltar que:
     flictiva, por lo que este hecho social nuevo
     ha trastocado el planteamiento estático de                “los aspectos políticos y sindicales señala-
     otros años, respecto de esta materia”36.                  dos motivaron situaciones de tensión que
                                                               alcanzaron el mayor grado conocido en los
Y el de Burgos aseveraba que:                                  últimos cuarenta años [...] [E]l número de
                                                               alteraciones laborales y consiguientemente
     “[l]a tradicional imagen laboral de Burgos                el de centro de trabajo y número de traba-
     provincia, de trabajadores sumisos y ‘bara-               jadores, ha alcanzado durante el año 1.976
     tos’, pasó a la historia. En 1976 Burgos ocupó            las cotas más altas de conflictividad habi-
     un destacado lugar en la conflictividad labo-             das durante los aproximadamente cuarenta
     ral del país [...] Situación conflictiva general,         años últimos”40.
     verdaderamente desbordada a todas luces,
     de tal forma que[,] a lo largo del año 76[,]         El de Segovia observaba que,
     la totalidad de los conflictos ha supuesto un
     número de horas perdidas, con mucho[,]                    “en los Órganos de las Organizaciones Pro-
     más elevada que la totalidad de las perdidas              fesionales Obreras, se habla, con más in-
     en los cuarenta últimos años”37.                          sistencia que otras veces, de llevar a cabo
                                                               acciones, y especialmente el concepto
El de Orense subrayaba “con toda rotundidad”
que 1976 había sido:

34
   “Memoria de la Delegación Provincial de Sindicatos     de Burgos de 1976”, Archivo Histórico Provincial de
de Ávila de 1976”, Archivo Histórico Provincial de Ávi-   Burgos (AHPBu), Burgos, Fondo Organización Sindical,
la (AHPÁ), Ávila, Fondo OS, 12.952.                       1.941.
35
   “Memoria de la Delegación Provincial de Sindicatos     38
                                                             “Memoria de la Delegación Provincial de Sindicatos
de Cáceres de 1976”, Archivo Histórico Provincial de      de Orense de 1976”, Archivo Histórico Provincial de
Cáceres (AHPC), Cáceres, Fondo AISS, caja 2.591.          Ourense (AHPO), Ourense, Fondo AISS, C-4.217.
36
   “Memoria de 1976 del Secretariado Provincial de        39
                                                             “Memoria de la Delegación Provincial de Sindicatos
la Delegación Provincial de Sindicatos de Badajoz”,       de Sevilla de 1976”, AGA, Madrid, Grupo de Fondos
Archivo Histórico Provincial de Badajoz (AHPB), Ba-       06, Fondo 072.004, M-704.
dajoz, Fondo Administración Corporativa, Delegación       40
                                                             “Memoria de la Delegación Provincial de Sindicatos
Provincial de la Organización Sindical, ES.06.015.        de Tarragona de 1976”, AGA, Madrid, Grupo de Fon-
37
   “Memoria de la Delegación Provincial de Sindicatos     dos 06, Fondo 072.004, M-684.

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Enrique González de Andrés                                       Las instituciones franquistas provinciales

       de huelga se presenta como posible solu-          en cuanto a los gobiernos civiles, el de Zaragoza
       ción”41;                                          estimaba que “[p]arece como si un Convenio que
                                                         se precie, forzosamente ha de ir acompañado
el de Castellón detectaba:                               del correspondiente paro, como medida de pre-
                                                         sión”46; el de Guipúzcoa sentenciaba que 1976:
       “[u]na mayor agresividad en las relaciones
       laborales [...] Una sensibilización mayor ha-          “ha sido transcendente en la Historia de la
       cia las deficiencias y carencias que influyen          Nación, por las convulsiones políticas, eco-
       la calidad de la vida”42,                              nómicas y sociales [...] Gravísimo daño han
                                                              causado a la economía nacional las nume-
mientras que, el de Vizcaya recalcaba que:
                                                              rosas huelgas, paros y alteraciones de otro
       “la virulencia, hasta el momento presen-               estilo, producidas durante el citado año”47,
       te desconocida, ha llamado[,] inclusive,
                                                         y el de Navarra, comparando con 1975, infería
       la atención del Gobierno [...] además de
                                                         que:
       aumentar frente a años anteriores el nú-
       mero de conflictos o huelgas en empresas               “ha supuesto globalmente un considera-
       o centros de trabajo, se han incrementado              ble aumento del número de horas trabajo
       notablemente los paros sectoriales y los pa-           perdidas [...] y fundamentalmente una no-
       ros por motivos políticos o extralaborales,            table politización en los ámbitos sindicales,
       como en las ‘jornadas de lucha’ o la huelga            en la gestación, desarrollo y solución de las
       general, de escaso éxito en años anterio-              huelgas planteadas[. A]proximadamente el
       res”43.                                                38% de los trabajadores de la Provincia ha
                                                              participado en alguna o varias veces en con-
Según el de Granada, la explicación de la protes-
                                                              flictos que han supuesto paros superiores a
ta sociolaboral era más compleja, en base a que:
                                                              una jornada”48.
       “ya se sabe la dificultad que ofrece el distin-
                                                         Para el de Jaén, ya no es:
       guir con absoluta nitidez entre un conflicto
       laboral y una huelga de motivaciones estric-           “una región idílica. Es cierto que[,] hasta
       tamente políticas, las más de las veces am-            el año 1.976, apenas existían conflictos en
       bos tipos se entrecruzan y mezclan; siendo             esta provincia, pero no es menos cierto que
       frecuente la huelga declarada por motivos              la misma no ha permanecido ajena a la hora
       laborales que acaba politizándose y al con-            de las alteraciones laborales que España ha
       trario huelgas políticas que han acabado en            sufrido a lo largo del año 1.976”49;
       peticiones de aumentos salariales”44.
                                                         para el de Cádiz, “las principales empresas ga-
El de Álava explicitaba que “todas y cada una de         ditanas han estado atravesadas de conflictos”50,
las Empresas alavesas han estado en conflicto en         mientras que, el de Cáceres exteriorizaba que,
alguna ocasión a lo largo de 1976”45. Asimismo y         tradicionalmente, su provincia:
41
    “Memoria de la Delegación Provincial de Sindica-          “había destacado por su normalidad labo-
tos de Segovia de 1976”, AGA, Madrid, Grupo de Fon-           ral, después de fluctuaciones en los últimos
dos 06, Fondo, 072.004, M-691, las mayúsculas en el           años puede decirse que ya ha adquirido su
original
42
   “Memoria de la Delegación Provincial de Sindicatos
de Castellón de 1976”, Subdelegación de Gobierno de      46
                                                            “Memoria del Gobierno Civil de Zaragoza de 1976”,
Castellón (SGC), Castellón, entregada en mano.           AGA, Madrid, Grupo de Fondos 08, Fondo 31, 11457,
43
   “Memoria de la Delegación Provincial de Sindicatos    las mayúsculas en el original.
de Vizcaya de 1976”, AGA, Madrid, Grupo de Fondos        47
                                                            Agradezco a Pau Casanellas las notas extraídas de la
06, Fondo 072.004, M-685. Aparece el mismo texto         “Memoria del Gobierno Civil de Guipúzcoa de 1976”,
en la memoria del gobernador civil de dicha provin-      las mayúsculas en el original.
cia.                                                     48
                                                            “Memoria del Gobierno Civil de Navarra de 1976”,
44
   “Memoria de la Delegación Provincial de Sindicatos    AGA, Madrid, Grupo de Fondos 08, Fondo 31, 11.457,
de Granada de 1976”, AGA, Madrid, Grupo de Fondos        las mayúsculas en el original.
06, Fondo 072.004, M-698.                                49
                                                             “Memoria del Gobierno Civil de Jaén de 1976”,
45
   “Memoria de la Delegación Provincial de Sindicatos    AGA, Madrid, Grupo de Fondos 08, Fondo 31, 11.455.
de Álava de 1976”, AGA, Madrid, Grupo de Fondos 06,      50
                                                            “Memoria del Gobierno Civil de Cádiz de 1976”,
Fondo 072.004, M-696, las mayúsculas en el original.     AGA, Madrid, Grupo de Fondos 08, Fondo 31, 11.453.

© Historia Actual Online, 55 (2), 2021: 7-22                                                                 17
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