MONSEÑOR MATÍAS LINARES - y el Colegio Salesiano de Salta

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MONSEÑOR MATÍAS LINARES - y el Colegio Salesiano de Salta
MONSEÑOR MATÍAS LINARES
                        y el Colegio Salesiano de Salta
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                        EN EL CENTENARIO DE SU FALLECIMIENTO
                                 1914 - 20 de abril -2014
                                                    Eduardo Luis Giorda S.D.B.

     BIBLIOGRAFÍA
     -AIMONETTO, ÁNGEL:60 años de la Congregación Salesiana en Salta (Pro Manuscrito 1971).
     -BRUNO, CAYETANO:Los Salesianos y las Hijas de María Auxiliadora en la Argentina. Tomo III (Buenos Aires 1984).
     -SEAGE, ARSENIO: 70 años de la Obra de Don Bosco en Salta. 1911-1981. Colegio ‘Angel Zerda’ (Salta 1981).
     -ARCHIVOS: Colegio Salesiano de Salta, Curia Eclesiástica de Salta, familia Linares.

    Fue este ilustre Obispo de Salta quien más trajinó para que los Salesianos de Don Bosco fundaran una
Escuela de Artes y Oficios en la ciudad.
    A cien años de su muerte -20 de abril de 1914- los Salesianos de Don Bosco le rendimos un cariñoso
homenaje, le expresamos nuestra gratitud y valoramos su presencia en la historia de la ciudadanía salteña.

         MATÍAS LINARES Y SANZETENEA había nacido en la ciudad de Salta en 1841. Consagrado sacerdote el 1º
de enero de 1865, apenas cuatro años después ingresó al Cabildo Eclesiástico como secretario mayor. En 1881 fue
designado canónigo de la Catedral, luego delegado eclesiástico del obispo para sus ausencias, en 1893 vicario
general; finalmente fue instituido cuarto Obispo de la diócesis de Salta por el Breve de S.S. León XIII del 8 de
febrero de 1898. Asumió el 7 de mayo del mismo año.
         Actuó siempre con sencillez y se distinguió por el amor a las clases humildes. Le preocupaba la educación
cristiana de los niños y jóvenes. Para ellos fueron siempre sus predilecciones, tanto que para su formación y
promoción social consiguió la instalación en Salta de dos escuelas que fueron significativas desde sus inicios, la de
los Padres Lateranenses en 1899 y la de los Salesianos en 1911.

 PRIMERAS GESTIONES
         Antes de ser obispo, Matías Linares ya había compartido el anhelo y las iniciativas para lograr que los
salesianos fundaran en Salta una escuela de artes y oficios. Consagrado obispo, asumió y llevó a término con
tenacidad infatigable esas largas tratativas que se habían iniciado en el lejano 1880. En efecto, a sólo cuatro
meses de asumir como obispo de Salta, el 4 de septiembre de 1898 se hizo cargo de las tramitaciones que vería
coronadas sólo doce años después.
         Escribió primero al Rector Mayor salesiano, don Miguel Rua; solicitó luego al Inspector salesiano de
Argentina, padre José Vespignani, el patrocinio de “la adjunta solicitud”, y después lo entrevistó en Buenos Aires.
Consiguió que desde Roma apoyase la solicitud también monseñor Antonio Sabatucci, luego internuncio
apostólico en Argentina desde 1900 a 1906. Pero el 1º de diciembre recibió una respuesta poco menos que
desoladora: “Por algunos años, imposible”.
         Sin desalentarse volvió a insistir el 10 de enero de 1899: “Aquí tenemos ya todos los elementos para la
fundación…” Ni siquiera estando ese año en Roma para asistir al Concilio Plenario de los Obispos de América
Latina y visitando en Turín a los superiores salesianos, pudo lograr lo que pretendía.
         De regreso, en Buenos Aires se entrevistó con el Inspector Salesiano, que residía en el Colegio Salesiano
‘Pío IX’ de Artes y Oficios, para interesarle en la fundación que soñaba para su ciudad de Salta.

        En la mente del piadoso pastor no podía borrarse la imagen proyectada por la multitud siempre creciente
de los pobres hijos del pueblo y de otros tantos que, huérfanos o abandonados, se sumaban a los pequeños
sirvientes; y que en total formaban una notable porción de la grey que le confiara el Señor.
        La preocupación de Mons. Linares por los niños era de una sensibilidad palpable. Gozaba, como el Divino
Maestro, en exteriorizarles su cariño e interés. Con frecuencia en los días buenos del otoño e invierno salteño, en
las primeras horas de la tarde, se lo podía ver sentado bajo un sauce del parque urbano rodeado de un enjambre
de chiquillos a los cuales hablaba y obsequiaba. Para algún salteño de entonces ésta fue la más inolvidable
postura del gran diocesano. ¿Qué admirar, entonces, que soñara ver algún día a esos sus pequeños fieles a la
sombra no ya de un sauce sino bajo la protección de los Hijos de Don Bosco?
        Es de suponer que las palabras de Mons. Linares hayan impresionado hondamente al padre Vespignani,
pues desde entonces fue éste el más decidido e insistente propulsor de los anhelos del Obispo. A su vez, Mons.
Linares no desistió ni un día en su propósito. Todavía intentó enviando en 1903 a Mons. Julián Toscano, vicario
general de la diócesis, para que hablara personalmente con don Miguel Rua sobre el proyecto. Pese a sus
indiscutidas cualidades, su diplomacia no pudo adelantar mucho; la meta de tantas gestiones parecía
inalcanzable.

NUEVOS INTENTOS
        Nueva campaña abrió el obispo Linares en 1905 escribiendo al padre José Vespignani el 10 de julio: “Es la
tercera [vez] que vuelvo a intentar… Un caballero muy respetable… pone a disposición…una manzana completa a
cinco o seis cuadras de la plaza principal de esta ciudad, y un subsidio de 15 a 20 mil pesos”. Pero en el inmediato
18 de julio recibía como respuesta: “Se le contestó a Su Señoría Ilustrísima que no se puede. Diríjanse a Turín.
Quizá sirva para que se tenga la preferencia cuando Dios quiera”. El tal caballero era don Ángel Zerda, ex
gobernador de Salta, tan identificado con el Obispo que iba a correr con todo lo material, decidir la fundación y
dejarle su propio nombre.

         También la intervención del canónigo José María Hinojosa, fundador y director del Hogar-Escuela ‘León
XIII’, vecino al Parque de San Martín, dio lugar a estas gestiones. Ofrecía su colegio al padre Vespignani, a quien
escribía el 26 de agosto de 1908 invitándolo a las fiestas del Señor del Milagro de septiembre: “Tengo ganado a
un señor millonario que, como yo, simpatiza con los hijos de don Bosco, y me ha dicho que lo haga venir [a Usted]
para ver y convenir… Mi Obispo es apasionado por los Padres Salesianos; el pueblo de Salta los necesita…”.

EL AÑO DECISIVO
         Monseñor Linares intentó nuevamente en junio de 1909 escribiendo al Inspector e, incluso, al Rector
Mayor don Miguel Rúa. Por su parte, el vicario general Mons. Julián Toscano, en un nuevo viaje por Italia,
conversó personalmente con don Miguel Rua, el cual le hizo entrega de una tarjeta para el padre Vespignani, que
iría abriendo los caminos de la Obra Salesiana en Salta. De hecho, el mismo Mons. Linares, recibida la respuesta
de don Rua, se la comunicaba al padre Vespignani: “Me dice que deja la respuesta a Vuestra Reverencia, para que
la dé respecto a la fundación de la casa en esta ciudad…”.
         El 16 de julio el Inspector acudió a don Felipe Rinaldi, presidente de la comisión de festejos para las bodas
de oro sacerdotales de don Miguel Rua, recordándole que el obispo de Salta desde hacía más de diez años venía
gestionando esta fundación; que dos veces había viajado su vicario general con tal comisión a Turín, y que don
Rua había dejado en ambas ocasiones buenas perspectivas; que él, como homenaje al jubileo sacerdotal de don
Rua, proponía la fundación en Salta, “ya deseada y prometida en carta del veneradísimo nuestro Superior”.
“Ahora monseñor Linares, entusiasmado a más no poder, vino tres veces a visitarme aquí en San Carlos [Buenos
Aires] para combinar cómo y cuándo hacer la fundación.”
         En continuidad, al día siguiente el padre Vespignani respondía a Monseñor Linares: “…Apoyaré... Ayer
estuvo con nosotros el Rmo. Señor Toscano… En el mes de setiembre iré allí…”.
         Al fin el padre Vespignani viajó personalmente a Salta para mejor entender en el asunto. Tuvo ocasión de
participar en las fiestas anuales del Cristo y la Virgen del Milagro quedando impresionado por el espectáculo de fe
dado por el clero, las autoridades y el pueblo. Inmediatamente después, el 19 de septiembre, el Inspector le
comunicaba a don Rua lo resuelto: quedaba descartada la propuesta del canónigo Hinojosa; el Obispo ponía a
disposición de los salesianos su antigua casa paterna, mientras en la calle Caseros se construiría el edificio donado
por don Ángel Zerda.
         Sin embargo las cosas no avanzaban como se quería. En nota del 26 de diciembre, apenado pero
dispuesto a seguir insistiendo, el padre Vespignani escribía a monseñor Linares: “…Las últimas cartas, pues, del
Vble. Capítulo Superior me insisten que nuestra querida Inspectoría Argentina no está en condiciones para hacer
ninguna nueva fundación y por tanto me encargan de renunciar por ahora a los proyectos de Salta… Por mi parte
prometo a S. Sria. Ilma., a su Rmo. Vicario, y al insigne y generoso bienhechor D. Angel Zerda que, debiendo este
[próximo] año 1910 ir al Capítulo General, en junio, tanto he de hablar y pedir a los RR. Superiores que han de
acceder a iniciar esa fundación: así me lo exige la obligación de afecto contraído con esa Ciudad en la última visita,
en la que pude constatar los frutos que promete y podrá dar esa Institución…”.

PREPARATIVOS
         El 1º de marzo de 1910 el Inspector escribía desde Viedma al Obispo: “…sólo hoy puedo contestar a la
tarjeta de S. S. Ilma referente a la casa que tuvo a bien ofrecernos. Creo que Su Señoría puede disponer de ella al
menos por un año, es decir [que] antes del año escolar 1911 ó 12 seguramente no se podrá efectuar la fundación…
El 1º de junio, con el favor de Dios, iremos al Capítulo General y allá trataremos la cosa con los RR. Superiores…”
         Frenando todavía más las expectativas, el rector mayor don Miguel Rua fallecía el 6 de abril de 1910, y el
padre Vespignani viajaba al Capítulo General que elegiría rector mayor a don Pablo Álbera.
         Transcurrieron así unos ocho meses antes de que el Obispo volviese a escribir al Inspector, como lo hizo el
6 de julio pidiéndole novedades “de la suspirada fundación salesiana en esta ciudad, para mantener vivos los
ardientes deseos del señor Ángel Zerda; el que vino, hace poco, en busca de noticias, diciéndome que se siente
viejo y teme que la muerte lo sorprenda sin echar siquiera las bases de esta gran obra”.
         El padre Vespignani había regresado de Turín con los permisos en toda regla, según comunicaba el 5 de
noviembre al Obispo: “Recibí ayer el telegrama de S. S. Ilma… Nos admira también la perseverancia y el interés
con que S. S. ha persistido en su propósito de querer allí la fundación Salesiana. El buen Dios ha dispuesto que yo
pudiera ayudar directamente en el Capítulo Superior y ante el nuevo Rector Mayor, a pesar de la resolución
tomada en el Capítulo General por todos los Padres reunidos de no abrir nuevas Casas durante diez años… El
nuevo Rector Mayor no podía negar lo que el antecesor había prometido. En esta forma estoy autorizado a
empezar la fundación lo más modestamente que se pueda… Mi idea, pues, sería empezar al principio del año 1911
el Oratorio y dos o tres Clasesitas en la Casa que S. Sría. tuvo la amabilidad de ofrecernos: durante el año podría
iniciarse la obra que el generoso Cooperador Señor Don Ángel Zerda con tanto deseo quiere fundar; y así
confiamos con el favor de Dios dar principio a la misión en pro de la juventud pobre de esa Provincia… Ruego a su
Sría. presente también mis obsequios al Rmo. Mons. Toscano y al distinguido Señor Don Ángel Zerda”.
         Monseñor Linares, rebosando el más puro gozo, le contestó a vuelta de correo: “Hoy acabo de hablar con
el señor don Ángel Zerda, a quien he leído su consoladora carta. Queda contentísimo, no viendo las horas que
cuanto antes se realice su sueño dorado.”

LA FUNDACIÓN
        Acompañados por el padre José Vespignani, los cuatro salesianos fundadores llegaron en tren a Salta
algunos días después de lo programado, el 9 de marzo de 1911. En la estación, en nombre del obispo, le dieron la
bienvenida el vicario general Mons. Julián Toscano y el secretario Pbro. Idelfonso Barandiarán. El cronista añade:
“El señor Obispo nos aguardaba en su palacio episcopal. Al vernos, abrazando a cada uno, exclamó: –¡Al fin,
después de veinte años de espera, veo a mis salesianos!”
        El primer director fue el padre Luis Correa Llano, de 24 años, secundado por el padre Ambrosio Bonfanti,
de 25 años, en calidad de confesor y consejero; ambos ordenados sacerdotes el año anterior. Además, el clérigo
Abel Pecci, de 24 años, y el hermano coadjutor José Klein, de 20, como maestro-sastre. Se ubicaron
provisoriamente en calle 11 de septiembre (hoy Pellegrini) Nº 76; dada la precariedad de la casa alquilada, el
obispo les dio alojamiento y comida en su residencia hasta tanto estuviera preparada su casa paterna de calle
Florida 186, que donaba a los salesianos.
        A poco más de un mes, el 18 de abril los salesianos fundadores tomaron posesión del nuevo local y
convocaron inmediatamente para la solemne bendición el domingo 23 de abril. El gobernador Dn. Avelino
Figueroa no pudo asistir, pero ordenó la participación de la Banda de Música de la Provincia. Estuvieron
presentes: el Sr. Obispo, el Sr. Ángel Zerda, el Sr. Abel Zerda, Presidente del Consejo de Educación; el Sr.
Baldomero Quijano, Inspector Nacional de Escuelas; los Padres Lateranenses, Franciscanos, del Verbo Divino y los
Pbros. Abal Suárez e Idelfonso Barandiarán. La numerosa presencia de distinguidas damas y caballeros dio lustre a
esta función, a la que asistieron 200 niños.
        El día anterior ya habían comenzado ‘las clasesitas’ del ‘Colegio Miguel Rua’, que dictaban los cuatro
salesianos a 80 alumnos externos de 1º a 5º grados. Se avisó el horario para las Misas diarias y dominicales, y en
todo tiempo libre se organizó el Oratorio para los niños.
Los salesianos tuvieron en Monseñor no sólo un solícito pastor sino un verdadero y afectuoso padre.
Tanto en la casa de calle Florida como más tarde en el nuevo edificio de Caseros, no faltaba nunca de honrar con
su presencia los más importantes actos escolares y las más solemnes funciones religiosas.
        Con gran gozo de su corazón pudo el obispo bendecir y colocar en compañía de don Ángel, el 2 de octubre
de 1911, la piedra fundamental del nuevo edificio, y bendecir, el 12 de junio de 1913, la apertura del nuevo local.
Pero pocos días antes, el 1º de mayo, don Ángel Zerda había emprendido su viaje a la Casa del Padre; y no habría
de transcurrir ni siquiera un año antes de que llegara también para él la hora de seguirlo a la dichosa eternidad.
Monseñor Matías Linares falleció el 21 de abril de 1914 en Buenos Aires mientras atendía a su salud.
        Como un Padre muy querido, fue llorado tanto por los salesianos y sus niños como por toda Salta, ya que
había sabido conquistarse el cariño afectuoso y el amor sincero con sus desvelos y atenciones verdaderamente
paternales. Sus restos fueron inhumados en la Iglesia Catedral de Salta, y el Coro ‘Aquiles Pedrolini’ del Colegio
Salesiano cantó el responso de despedida como póstumo homenaje a quien fuera “el iniciador y verdadero
promotor de la Obra Salesiana en Salta”.

               “Su vida fue un espejo, su muerte un ejemplo.
               Tras una larga siembra se reclinó su sien
               y tocaron a vuelo las campanas del templo
               y los sauces del lago lo lloraron también…”
                        (Del poema de doña Clara Saravia Linares de Arias, sobrina nieta de Mons. Matías Linares)

HOMENAJES
        Los Salesianos de Don Bosco jamás olvidarán la exquisita caridad paternal de este gran pastor de la Iglesia
de Salta, cuya solicitud afectuosa los acompañó constantemente en las arduas horas de la fundación.

        En 1913, en el nuevo local del ‘Colegio Ángel Zerda’ los salesianos dieron comienzo a la escuela-taller de
Artes Gráficas, para la que Monseñor Linares había donado generosamente las primeras máquinas.
        Afianzándose rápidamente la Obra, pocos años después nacían nuevas exigencias principalmente para la
sección de Artes y Oficios, pues se iba constatando que los galpones, construidos hacía cinco años en el primitivo
local de calle La Florida 186 y trasladados al nuevo local, habían cumplido sobradamente su destino, y que urgía
una conveniente ubicación de los talleres de imprenta y carpintería. Fue así que el padre director Luis Correa
Llano, el 17 de marzo de 1917 lanzó la idea de una colecta pública para la construcción de un nuevo edificio sobre
el sector que daba al tagarete, la actual calle Alvear; y estaría dedicado a Monseñor Matías Linares. El 9 de
diciembre de ese mismo año se comenzó la excavación de los cimientos; y el 24 de mayo de 1918, después de
celebrada la solemne fiesta de María Auxiliadora, el Sr. Obispo Monseñor José G. Romero procedió a la bendición
de los nuevos talleres instalados en el “PABELLÓN MONSEÑOR LINARES”.

       Hace pocos años, el 9 de marzo de 2011 se conmemoró el CENTENARIO DE LA LLEGADA DE LOS
SALESIANOS DE DON BOSCO A SALTA. Al día siguiente se realizó el acto de apertura de los festejos centenarios.
Alumnos del Colegio Salesiano, delegados y abanderados de otras Escuelas, Banda del Batallón 5º del Ejército, el
Arzobispo Mons. Mario Cargnello, el P. Inspector Salesiano Manuel Cayo, la Sra. Ministro de Educación Dra.
Adriana Liz López Figueroa, el Sr. Intendente Miguel Angel Isa; la Familia Salesiana y amigos de la Obra;
descendientes de quienes colaboraron para la fundación salesiana, entre ellos los de las familias Linares.

        Poco después, el 24 de junio, con la presencia del provincial salesiano padre Manuel Cayo, tuvo lugar en la
Catedral la MISA DE ACCIÓN DE GRACIAS POR EL CENTENARIO SALESIANO Y DE GRATITUD A LA IGLESIA
PARTICULAR DE SALTA. Presidió Monseñor Mario Cargnello, concelebraron salesianos, diocesanos y religiosos; y
una multitud de fieles colmó la Catedral representando a la Familia Salesiana. En la homilía el arzobispo destacó
los frutos de los cien años de presencia salesiana en Salta. A continuación de la Eucaristía, la Congregación
Salesiana realizó un homenaje de gratitud a la Iglesia en Salta, llevando palmas a las tumbas de Mons. Matías
Linares y de los arzobispos salesianos Mons. Tavella y Mons. Pérez; y entregó una placa a Mons. Cargnello con el
texto: “Los Salesianos de Don Bosco y la Familia Salesiana al Sr. Arzobispo Mons. Mario Antonio Cargnello como
homenaje de gratitud a la Iglesia de Salta que nos llamó y nos acompañó durante cien años. 24 de junio de 2011”.
Entonando los himnos al Cristo y a la Virgen del Milagro, y con un prolongado aplauso, concluyó este debido
homenaje a Monseñor Matías Linares,“el verdadero fundador de la Obra Salesiana en Salta”.
CINCO FOTOGRAFÍAS DEL ARCHIVO SALESIANO DE SALTA:

Mons. Matías Linares y SanzeteneaBajo los sauces del lago en el Parque de la ciudad

                      22/11/1911 Don Ángel Zerda, Mons. Matías Linares, don Baldomero Quijano y alumnos. Calle La Florida 186.
1912. Mons. Linares con el padre director Luis Correa Llano, salesianos y alumnos. Calle La Florida 186.
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