Sexismo: una forma de obstaculizar la identidad y la formación de un ser humano
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Sexismo: una forma de obstaculizar la identidad y la formación de un ser humano Autora: Alejandra Ivonne González Arias Contacto: alejandraigonzalezarias20@gmail.com Adscripción: Universidad Pedagógica Nacional, Unidad 095 Azcapotzalco Fecha de publicación: 12 de septiembre de 2021. Publicado en: Observatorio de violencia de género de la Universidad Pedagógica Nacional Permalink: https://observatorioupn.com/2021/09/12/sexismo-una-forma-de- obstaculizar-la-identidad-y-la-formacion-de-un-ser-humano/ Cómo citar en APA 7 González Arias, A. I. (2021, septiembre 12). Sexismo: una forma de obstaculizar la identidad y la formación de un ser humano. Observatorio de violencia de género de la Universidad Pedagógica Nacional. https://observatorioupn.com/2021/09/12/sexismo-una-forma-de- obstaculizar-la-identidad-y-la-formacion-de-un-ser-humano/
“Una mujer es más que un cuerpo condenado por su biología” Marta Lamas, antropóloga y feminista mexicana El sexismo se define como: “la actitud discriminatoria por pertenencia a un sexo biológico, para el cual se atribuyen unas características concretas” (Rivas Rivero et al., 2021, p. 316). Esta creencia tiende a incluir concepciones misóginas y sesgos machistas que conducen a una subestimación de lo femenino, lo que contribuye a perpetuar un sistema donde se mantienen fuertes desigualdades de género (León & Aizpurúa, 2020, p. 277). Madolell Orellana et al. (2020) afirman que el sexismo está influenciado fuertemente por los estereotipos de género, ya que se suele aceptar o rechazar a una persona en función de la congruencia que tiene su comportamiento con las características atribuidas a su sexo biológico (p. 462). Alimentar esta falsa idealización provoca que se siga viendo a las mujeres como el “sexo débil” y a los hombres como el “sexo dominante”, privilegiando a estos últimos y legitimando la inequidad de poder. Según la “Teoría del sexismo ambivalente”, el sexismo puede construirse bidireccionalmente con dos tipos de actitudes: hostiles y benevolentes. Las primeras hacen referencia al prejuicio que se tiene hacia las mujeres al considerarlas subordinadas con respecto a los hombres. Por su parte, las actitudes benevolentes suelen idealizar los roles tradicionales como el ser madres, esposas y cuidadoras, adicionalmente de considerarlas débiles y con la necesidad de protección y provisión por parte de los hombres (Glick & Fiske, 1996, como se citó en León & Aizpurúa, 2020, pp. 277-279). Atribuir superioridad a las características consideradas como masculinas ha sido la falsa base sobre la cual, en diferentes culturas y épocas, se ha representado a las mujeres intelectual, física y psíquicamente inferiores a los hombres (Mingo, 2020, p. 5). Las actitudes sexistas sobre cómo debe pensar, actuar y comportarse una persona tradicionalmente son formadas, trasmitidas y difundidas de generación en generación por la familia, la comunidad, el grupo de iguales, los medios de comunicación y, por ende, también
por las instituciones educativas, ya que estas forman parte de la organización social, siendo también un reflejo de ellas (Estruch-García et al., 2021, p. 423). Como afirma Mingo (2020), estas actitudes aparecen de manera desapercibida y son inculcadas desde la infancia en los ritos y los imaginarios masculinos y femeninos que funcionan como algo natural y normalizado. Corresponde considerar que el contexto educativo es, supuestamente, el lugar idóneo donde se aprende, desarrolla y potencializa la capacidad crítica y el pensamiento. Sin embargo, la educación ha reproducido los estereotipos sexistas y, por lo tanto, la brecha de género (Rivas Rivero et al., 2021). Diversos estudios dan cuenta de la importante magnitud que alcanza el sexismo dentro de estos espacios, de modo que genera comportamientos intimidatorios y excluyentes en la formación de los estudiantes. Se ha encontrado que, a partir de la educación básica, el profesorado otorga una distinta cantidad de atención e interacción al alumnado. Mayormente los niños suelen considerarse como inquietos, ruidosos y traviesos, concediéndoles una mayor ocupación del espacio físico para su desplazamiento y diversión, a diferencia de las niñas que son percibidas como tiernas, delicadas y sensibles, y que necesitan quedarse quietas para no lastimarse. En cuanto al currículo explicito, también existen distinciones en lo que se enseña, pues se transmiten papeles tradicionales asignados a hombres y mujeres, por ejemplo, doctor y enfermera, licenciado y secretaria, etc. Igualmente, se emplea el masculino gramatical para designar personas de ambos sexos, incluso cuando la clase se compone en su mayoría de mujeres, protagonizando así a los hombres (Araya Umaña, 2004, pp. 6-7). Por otra parte, se ha comprobado que existen mayores expectativas de logro académico y profesional hacia el género masculino que hacia el femenino. Además, el género es un diferenciador importante y suele ser asimétrico en la elección vocacional y el acceso a la educación superior. Se encausa a las mujeres a carreras enfocadas al cuidado, la enseñanza y la administración, a diferencia de los hombres, los cuales son asignados a cursar estudios de investigación, ciencia y tecnología
valorizándolos de este modo, que son más fuertes e inteligentes que sus compañeras de escuela. Sin duda, es fundamental sensibilizar a los agentes educativos para que fomenten la igualdad de oportunidades y derechos de niñas, niños y jóvenes. Es hora de que la educación sea un representante activo para cuestionar la desigualdad de género, las actitudes sexistas y erradicar de esta manera los modelos discriminatorios. Parece necesario que desde nuestra trinchera trabajemos arduamente para combatir estas creencias y actitudes con el fin de poder transformarlas en representaciones sin etiquetas y juicios que obstaculizan la identidad y la formación de un ser humano. Lista de referencias Araya Umaña, S. (2004). Hacia una educación no sexista. Revista electrónica: Actualidades Investigativas en Educación, 4(2), 1–13. https://doi.org/10.15517/aie.v4i2.9088 Estruch-García, V., Fernández-García, O., & Gil-Llario, M. D. (2021). ¿El sexismo y la autoestima sexual guardan relación? Análisis de las diferencias de género. International Journal of Developmental and Educational Psychology INFAD: Revista de Psicología, 2(1), 451–459. https://doi.org/10.17060/ijodaep.2021.n1.v2.2095 Madolell Orellana, R., Gallardo Vigil, M. Á., & Alemany Arrebola, I. (2020). Los estereotipos de género y actitudes sexistas de los estudiantes universitarios en un contexto multicultural. Profesorado: Revista de Curriculum y Formación de Profesorado, 24(1), 284–303. https://doi.org/10.30827/profesorado.v24i1.8148 Mingo, A. (2020). “Juntas nos quitamos el miedo”. Estudiantes feministas contra la violencia sexista. Revista Iberoamericana de Educación Superior, 11(31), 3– 23. https://doi.org/10.22201/iisue.20072872e.2020.31.703 León, C. M., & Aizpurúa, E. (2020). ¿Persisten las actitudes sexistas en los estudiantes universitarios? Un análisis de su prevalencia, predictores y diferencias de género. Educación XX1, 23(1), 275–296. https://doi.org/10.5944/educxx1.23629 Rivas Rivero, E., Bonilla Algovia, E., & Pascual Gómez, I. (2021). Actitudes discriminatorias hacia las mujeres en adolescentes: relación con la edad y el
rendimiento académico. Revista Complutense de Educación, 32(3), 315–325. https://doi.org/10.5209/rced.70175
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